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En este blog se pretende suministrar información jurídico legal y material de derecho en general.
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TEORIA DE LA ACCIÓN
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RESUMEN
matias@matiasbailone.com.ar
Apuntes creado por Víctor Manuel Sancho Martínez Patatabrava.com: www.patatabrava.com, el portal
de los universitarios. . Extraido de: http://www.patatabrava.com/apunts/documents/dpiii.doc
14 Abril 2006
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Patrimonio: conjunto de cosas, bienes o derechos que tengan un valor económico y respecto
de los cuales se da una determinada relación jurídica que comporta unos determinados
derechos y obligaciones jurídicas reconocidas por el ordenamiento jurídico.
- Es preciso que la cosa tenga un dueño, conocido o no, incluido el propio Estado
b) sin enriquecimiento
× hurto
× robo × violencia/intimidación
× usurpación
× consistentes en defraudación
- Sin enriquecimiento
HURTO Y ROBO:
El profe cree que el robo con fuerza en las cosas debería ser un tipo agravado y no un tipo
independiente
Bien jurídico protegido: propiedad o, en su caso (236), posesión legítima de cosas que tienen
un determinado valor económico.
Sujeto activo: cualquiera, incluido -sólo en el caso del 236- el propio dueño de la cosa.
Consumación del delito: Basta con tocar la cosa, sacándola del ámbito de dominio del dueño;
en general, la cosa dee quedar incorporada al patrimonio del sujeto activo.
El objeto material:
- la cosa debe ser ajena, es decir, que pertenezca a alguien, aun cuando sea indeterminado o
desconocido. No son susceptibles de hurto las res nulius (cosas sin dueño, abandonadas). Las
cosas perdidas son susceptibles de delitos de apropiación indebida.
- Tiene que hacerse sin el consentimiento del dueño. Si hay consentimiento, no hay tipicidad,
por tanto, no hay delito.
- Se requiere un elemento subjetivo: “con ánimo de lucro”. Es necesario el dolo (que sepa
que la cosa es ajena y que no tiene el consentimiento) y además, dolo con ánimo de
enriquecer su patrimonio con esa cosa.
Cuando el ánimo es de usar la cosa, no hay delito de hurto o robo, salvo cuando se trata de
vehículos a motor.
Tampoco hay robo/hurto si el ánimo es de cobrar una deuda del sujeto pasivo hacia el sujeto
activo. Esto sería otro delito distinto (delito de realización arbitraria del propio derecho
contra la admón justicia).
Determinación del //iter criminis// (consumación):
Tres teorías:
//a) Contrectatio//: basta con cojer la cosa para entender que el delito se ha consumado
El sujeto activo debe tener la “disponibilidad, si quiera potencial, de la cosa”, es decir, que
puede hacer uso de la cosa, que la puede ocultar.
En la ablatio no se ha perdido de vista por parte del propietario (tentativa); cuando la cosa se
pierde de vista y puede ser escondida, entonces se habla de illatio.
En delitos de robo con fuerza es más fácil de distinguir la tentativa acabada / inacabada,
porque se inicia la ejecución del delito al ejercer la fuerza para coger la cosa del lugar en
donde se encuentra depositada.
- Si el valor es inferior a las 50.000 pts, se considera una falta, con pena de arresto de dos a 6
fines de semana o multa de uno a dos meses (art. 623.1)
Al tipo de hurto en casa habitada se le aplicaría pena del 235 (1 a 3 años) más aplicación de
atenuante (66.2), con lo que quedaría una pena de 1 a 2 años.
Las llamadas “circunstancias” del 235 no son tales, sino subtipo agravados del delito de hurto.
Existe Ley de Patrimonio histórico y artístico que establece normas para catalogar si algo
tiene esta clase de valor. Los tribunales penales pueden considerar cosas que no están
catalogadas en esta ley. La ley define cuáles son los criterios para decidir si una cosa tiene o
no este valor.
Art. 235.3// “Cuando revista especial gravedad, atendiendo al valor de los efectos sustraídos,
o se produjeren perjuicios de especial consideración”.//
Por regla general, se aplica esta agravante cuando el valor excede del millón de pesetas.
Se exige un elemento negativo del tipo: el dolo de actuar sabiendo que deja a la víctima en
una situación de precariedad económica. Todo dependerá también de la situación económica
de la víctima, pero el hurtador debe conocer de ella.
Sujeto activo: el propietario -o alguien con el consentimiento del propietario- que está en
situación que no le da derecho a poseer la cosa. Delito especial propio.
En caso de que sea un tercero el que comete el hurto con el consentimiento del propietario,
el que lo hace comete delito de hurto, pero falta ver qué responsabilidad tiene el
propietario.
La pena es inferior.
Comparte con el hurto todos los elementos jurídicos (bien jurídico, elementos subjetivos,
sujeto, etc).
1- Escalamiento
3- Fractura o forzamiento
El TS ha entendido que hay escalamiento siempre que el que comete el robo accede por un
lugar que no está destinado para ello, aunque entre por una ventana a ras de suelo (siempre
que deba para ello vencer obstáculos puestos por el dueño de la cosa para impedir su acceso).
[Sin embargo, si abre una puerta de un coche ya abierto y sustrae el radiocasset, el TS castiga
por hurto!!]
Importante!: Es necesario que el sujeto acceda al lugar //(“Para acceder al lugar donde ésta
se encuentra”)//. Si no accede, si roba con una caña de pescar desde el exterior de una casa,
o con cualquier instrumento que surja al efecto, se califica de hurto, y no de robo.
Según el profe, debería hablarse de “fractura inmobiliaria”, mejor que de “fractura externa”.
Objetivo: acceder al lugar donde la cosa se encuentra (el romper una cadena para robar una
moto, no es robo con fuerza en las cosas, porque no se accede al lugar, sino que accede
directamente a la cosa, y esto no es el caso contemplado. (Ej. Romper cajetín de cabina
telefónica para sustraer las monedas de su interior; romper la puerta de una casa para coger
un jarrón que se encuentra encima de una mesa. Pero si el jarrón estuviera a su vez dentro
de un armario, debería romper el armario para acusarse de robo con fuerza del jarrón)
Da igual que se trate de un inmueble o de un automóvil. No hay que romper la puerta entera;
basta con forzar la cerradura, siempre que se produzca un daño en los elementos forzados.
- Los daños producidos por el rompimiento al acceder se subsumen en el delito de robo c.f.c.
Si no hay fractura, no habrá robo c.f.c., excepto en casos de descubrimiento de claves (cajas
fuertes con combinación). (Ej. alguien abre sobre utilizando truco de pavor, que hace que el
adhesivo pierda poder de fijación, con lo cual, no rompe ni fuerza el sobre físicamente. Esto
sería hurto, pero no robo c.f.c.)
2º Las llaves legítimas perdidas por el propietario obtenidas por un medio que constituya
infracción penal
3º Cualesquiera otras que no sean las destinadas por el propietario para abrir la cerradura
violentada por el reo
La utilización de tarjetas de crédito ajenas para sacar dinero habiendo descubierto el número
secreto, es un robo c.f.c, por utilización de llave falsa (se accede al sitio donde está
guardado el dinero -cajero-)
Si una persona rompe la pieza magnética sujeta a un objeto para llevárselo de unos grandes
almacenes, no comete robo c.f.c., porque no está accediendo al lugar donde se deposita el
objeto (vendría a ser igual que el ejemplo de la moto).
Dos subtipos agravados (art. 241.1): prisión de 2 a 5 años, cuando concurran alguna de las
causas previstas en el 235, o cuando el robo se de en
1) casa habitada
1) Casa habitada: El TS entiende también como casas habitadas aquellas que son ocupadas
eventualmente por sus dueños (ej. apartamento de fin de semana, etc).
(Definición de casa habitada: 242.2 “todo albergue que constituya morada de una o más
personas, aunque accidentalmente se encuentren ausentes cuando el robo tenga lugar”)
2) edificio o local abierto al público: Hay una contradicción, por que no se debe utilizar
fuerza para acceder a un local “abierto” al público, porque ya está abierto precisamente.
Si se entra cuando está cerrado, ya no hay peligro para nadie, así que no puede aplicarse.
Casos de aplicación: Ej. Una persona que fuerza una cabina telefónica dentro de un local
abierto al público)
Cuando el robo se comete en casa habitada, además del robo hay un delito de allanamiento
de morada, pero éste se absorbe en concurso de leyes por el delito de robo en casa habitada.
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Delitos económicos
(Trabajo publicado en parte en Revista Jurídica de Buenos Aires, edit. Abeledo-Perrot, 1990-II-
pp.115/123)
Al hablar en general de los delitos de tipo patrimonial los autores clásicos los incluían como
especies de los delitos contra las personas. También es clásica la distinción de las especies de es-
tos delitos entre los de violencia y los de fraude. En la antigüedad, por su lado, se distinguía el
caso de las sustracciones de bienes sacros y regios, confundidos con el sacrilegio y castigados con
particular rigor: "Si alguien roba lo de Dios o de la Corte, sea muerto, y también quien recibiera la
santa cosa" consigna el artículo sexto del Código de Hammurabi [1]. En el otro extremo, entre los
galos, el robo servía como deporte para adiestrar a la juventud [2].
En la actualidad, la distinción que interesa es otra. No se trata de lo patrimonial sino de lo
"económico". Pero la cuestión reconoce rangos de consideración semejantes: va desde la aplica-
ción de los más severos castigos a la aceptación como travesura simpática de ciertos hechos
calificados de delitos económicos.
Bajo Fernández, en su "Derecho Penal Económico aplicado a la actividad empresarial" (Madrid,
Civitas, 1978, pag. 37 y sigtes.) deslinda el sentido estricto y el amplio tanto del Derecho Penal
Económico como del delito económico. El primero es el que atiende a la intervención del estado en
la economía, el segundo a la regulación jurídica de la producción, distribución y consumo de
bienes y servicios. La contraposición, según él, es entre el intervencionismo estatal por un lado y
la economía de mercado por el otro.
De acuerdo con esa distinción, los delitos económicos en sentido estricto serían, únicamente, los
que atentan contra la determinación o formación de los precios, los delitos monetarios, el
contabando y las infracciones fiscales. En sentido amplio, los que afectan bienes jurídicos
patrimoniales individuales y que afectan además la regulación de la producción, distribución y
consumo de bienes y servicios entre los que se incluyen los de insolvencia, competencia ilícita,
abuso de crédito, estafa, fraudes alimenticios, delitos laborales, relacionados con sociedades
mercantiles, receptación, malversación de caudales públicos, cohecho, apropiación indebida,
falsedad de documentos, etc.
Martos Núñez, en su "Derecho Penal Económico" (Madrid, Montecorvo, 1987) incorpora a la noción
"el sistema económico constitucional" y pretende sintetizar las concepciones amplia y estricta de
Derecho Penal Económico asi como el criterio criminológico y jurídico de delito económico al que
define como "acción realizada por personas respetables de elevada posición socio-económica, en
el desempeño de su profesión y con abuso de poder, que lesiona o pone en peligro manifiesto y
grave el orden público económico" (pags. 130/1 y 161)
Quintano Ripollés, en su "Tratado de la parte especial del Derecho Penal" (T.III, Madrid, Edersa,
1978) deslinda la categoría de las infracciones patrimoniales sobre el propio patrimonio que
comprende las de insolvencia (alzamiento, quiebras y concursos), las negociaciones ilícitas que
abarcan las especulaciones de precios, libertad en las subastas, los abastecimientos, primas en el
arrendamiento de viviendas, monopolios y defensa de la competencia, usura, receptación y juegos
ilícitos. También deslinda las infracciones patrimoniales especiales que comprenden las de dere-
chos de autor y propiedad industrial, por un lado, designadas "de índole ideal" y las referidas a
patrimonios especiales, designadas "de índole material" referidas a montes y minas, caza, pesca y
aguas. Por otro lado, finalmente, están las infracciones patrimoniales de derechos especiales entre
las que figuran las tributarias, de contrabando y monetarias o cambiarias.
Al ocuparse de la tutela penal de las especulaciones económicas destaca la ideología liberal que
inspira las que considera clásicas: las que atentan contra la pureza de las subastas y de los
precios naturales (pág. 199, T.III)
La existencia de ciertos deberes cuyo reconocimiento supone, implícita y tal vez inadvertidamente,
un sentido solidario abarcativo del conjunto de la sociedad es lo que, en definitiva, permite
caracterizar el objeto de tutela invocado por los bienes jurídicos supraindividuales y se advierte
claramente en el caso de los delitos económicos. Ateniéndonos a la legislación argentina vigente,
que no es, sustancialmente, muy distinta de la que rige en otros países del mundo occidental, se
pueden establecer algunas distinciones útiles a la clasificación de de esos delitos.
Están en primer lugar los que castigan ciertas situaciones de insolvencia que, más allá del interés
individual de los acreedores perjudicados, suponen que cada patrimonio o conjunto de bienes en
poder de los individuos no deba ser destruido o dilapidado al punto de afectar la cadena
productiva de la comunidad. Es bastante característico, al menos lo es en la legislación argentina,
que estos delitos se encuentren castigados, sin embargo, en orden a la protección del derecho de
propiedad individual de los acreedores perjudicados. La afectación a la economía comunitaria que,
en la mayoría de los casos, se deriva de ellos, torna necesario incluirlos en la categoría de los
delitos económicos. En el plano dogmático se impondrá, en consecuencia, postular el carácter
pluriofensivo de estos delitos por la afectación, a un mismo tiempo, de la propiedad privada y el
interés económico general.
Están luego los hechos de fraude que afectan patrimonios colectivos: la recaudación tributaria y la
de fondos de previsión o de ayuda mutual. La legislación especial dictada en la materia facilita el
deslinde de los hechos de esta clase cuya inclusión en la categoría de los delitos económicos no
ofrece tampoco dificultad.
La libertad de comerciar, la consiguiente posibilidad de competir y la preservación de los
"mercados" son objeto de tutela con la legislación actualmente llamada –en la Argentina y en
varios países europeos- de "Defensa de la competencia". Antes lo era con la "Ley de Monopolios".
En uno u otro caso está claro que los delitos castigados con estas leyes atienden al resguardo de
cierta forma de organización económica antes que al interés particular de los competidores.
La clásica regla expresada en el adagio latino "caveat emptor" excluye toda consecuencia legal por
los pequeños engaños y deslealtades que son característicos de ciertas prácticas comerciales. Pero
en la medida en que la producción, distribución o comercialización tienen lugar en mercados
masivos en los que no hay transacciones cara a cara ni posibilidad de precaverse, la intervención
legal y el castigo de las prácticas desleales adquieren un matiz distinto. Es la organización
económica la que no tolera el abuso y la que justifica el castigo de esta especie de transgresiones
a las cuales, por ende, hay que incluir también en la categoría de los delitos económicos.
Así como la libertad de comerciar es objeto de tutela, también lo son ciertas restricciones al
comercio. Algunas de ellas tienen una larga tradición como las que atañen al comercio in-
ternacional y se castigan a título de "contrabando". Otras, también ya proverbiales y bien
conocidas, se originan en una época más reciente, como las del control de cambios o las relativas
a los abastecimientos y precios máximos. Los delitos a que corresponden todas ellas tienen un
claro sentido de protección de la economía de la sociedad, no sólo al margen del interés individual
sino también, a veces, en contra de este último.
En resumen, tendríamos entonces:
I. Los delitos contra patrimonios individuales que afectan bienes jurídicos colectivos
II. Los delitos que afectan la integridad de patrimonios colectivos
III. Los delitos contra el libre comercio
IV. Los delitos contra las restricciones al comercio
[1]Conf. A. Quintano Ripollés Tratado de la parte especial del Derecho Penal, Madrid, 1978,
Edersa, T.II, pag. 36.
[2]Según consigna César en Las Galias, citado por Quintano Ripollés, op. cit. en nota anterior,
T.II, pag. 41.
[3] Juan Bustos Ramírez "Los bienes jurídicos colectivos" en Revista de Derecho. Universidad
Complutense. Monográfico ll. 1986, pag. 147/164.
[4] Es la distinción que propone Manuel de Rivacoba y Rivacoba en "Los llamados delitos socio-
económicos en los Códigos Penales y en los proyectos iberoamericanos y en la propuesta de
anteproyecto español de nuevo Código Penal" (trabajo incluido en el volumen "La Reforma Penal.
Delitos Socio-Económicos" ed. de Barbero Santos, Universidad de Madrid, Facultad de Derecho,
1985, pags. 71/98).
[5] Es el punto de vista de Klaus Tiedeman: "Poder económico y delito" (trad. A.Mantilla Villegas),
Barcelona,1985,ed. Ariel.
[6] Es la nomenclatura que utiliza Jorge de la Rúa, aunque su punto de vista resulta bastante
escéptico acerca de la posibilidad de encontrar una noción de delito económico a partir de la
determinación de los bienes jurídicos tutelados ("Los delitos económicos" en "Doctrina Penal",
Bs.As., año III,1980, Nro.9,pag.11/ 44.
[7] Winfried Hassemer "Lineamientos de una teoría personal del bien jurídico" (traducción
castellana de Patricia Ziffer) en "Doctrina Penal", nro.46/47, pag. 275/285 (Bs.As., ed. Depalma,
1989).
[8]Cesare Pedrazzi "El bien jurídico en los delitos económicos" (incluido en "La reforma penal-
Delitos socio-económicos", ed. de Marino Barbero Santos, Universidad de Madrid, Facultad de
Derecho, 1985, pag.279/298). La negación de esa característica está implícita en la afirmación de
Pedrazzi de que el Derecho Penal Económico se contrapone a los capítulos centrales de los códigos
en los que si se tutelan esa clase de valores.
[11]Jorge de la Rúa "Los delitos económicos" en "Doctrina Penal" Bs. As., año III, 1980, Nº9, pag.
11/14.
[13] Lo expresa asi Cesare Pedrazzi en el trabajo ya citado "El bien jurídico...".
[14] Cesare Beccaría "Dei delitti e delle pene" traducción de M. Doppelheim, Barcelona, ed.
Sopena, pag.133
[15] Por ejemplo en el ensayo "Socialización del hombre" (incluido en el volumen "El espectador
VII-VIII", Madrid, ed.Rev.de Occidente, colección El Arquero, 1961, pag.183/284).
[16] Conf. el ensayo "La familia" incluido en el volumen "Polémica sobre el origen y la
universalidad de la familia" ed. Anagrama, Barcelona, 1974, pags.47/49.
[17] Es el caso de la investigación llevada a cabo por Martine Segalen con el título "La revolución
industrial: del proletario al burgués" que integra la obra "Historia de la familia" dirigida, junto con
otros autores, por la misma Segalen (versión en castellano de ed. Alianza, Madrid, 1988, vol.II,
pag.387/424).
[18] Así lo explica un autor de la materia como A. Quintano Ripolles en su "Tratado de la parte
especial del Derecho Penal" (2da.edición actualizada por E.Gimbernat Ordeig, TºII, pag.141).
[19] Asi lo explica un autor de la materia como A. Quintano Ripolles en su "Tratado de la parte
especial del Derecho Penal" (2da.edición actualizada por E.Gimbernat Ordeig, TºII, pag.141).
[20] Fransz Boas "Cuestiones fundamentales de Antropología Cultural", Buenos Aires, 1964 (ed.
Solar-Hachette), pag. 209.