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LA INTERCULTURALIDAD Y EL DERECHO A LA NO DISCRIMINACIÓN

Por: Lic. D. Hilda Fernández Valdez

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en


dignidad y derechos, el reconocimiento de nuestros
derechos es importante y merece un trato más
profundo, es decir existen dos formas de distinguir
su reconocimiento, una formal que se plasma en
las normas o leyes que da el Estado para proteger
a la persona, y la otra forma es la real que se hace
visible en las prácticas diarias de nuestras
conductas al desenvolvernos en la sociedad.

Se discrimina a la persona, cuando se da un trato preferencial, diferente, distinto, exclusivo y


restricto basado en alguna característica en particular o al pertenecer a algún grupo social,
económico, cultural y político. Estas actitudes discriminadoras conscientes e inconscientes hace
que se vulnere los derechos humanos de las personas, para ello es necesario conocer y
reconocer que ante el Estado los Derechos Humanos son facultades de todos los seres
humanos, incluido el derecho a la identidad cultural.

Los derechos humanos deben ser exigibles;


es decir que se pueden reclamar y hacerlo
valer a través de los medios sociales (presión
social), jurídicos (poder judicial o tribunal
constitucional) y comunicativos (radio,
televisión, prensa, etc). Estos derechos
ofrecen garantías para la protección de la
dignidad humana y el Estado está en la
obligación de proteger, respetar y hacer
cumplir los derechos humanos sin distinción alguna.
Una respuesta a la discriminación es desarrollar y cultivar nuevas relaciones y conductas
interculturales, que implique; toda persona debe tener como principios básico el respeto hacia
sus semejantes, practicar un diálogo horizontal que permita la transformación, la igualdad, la
libertad y la identidad del ser humano dentro
del proceso de socialización. Serán nuestras
actitudes las que nos permitan encontrar y
desarrollar nuevos lazos con nuestros
compatriotas para desenvolvernos dentro de
un espacio geográfico con nuestras
costumbres, tradiciones, folclore, música,
danzas, comidas, con nuestra forma de pensar,
sentir y actuar; es allí donde nos sentiremos
identificados unos con otros, y donde no exista
o haya razón para distinguir, diferenciar o discriminar. Aprendamos a mentalizar y aprender a
desarrollar actitudes de igualdad y equidad, porque nos guste o no, somos seres humanos con
dignidad, el hecho que nos diferencie el sexo, la tendencia sexual, el color piel, la religión, la
forma de vestirnos, de hablar, la condición social y económica o cualquier otra razón; no nos
hace ser “más” o ser “menos”, todo lo contrario somos iguales.

Este proceso intercultural debe darse con mayor énfasis en las escuelas porque son entes
formadores de valores, se sabe que el Perú tiene un mestizaje cultural producto de las
consecuencias directas de las políticas asimilacionistas nacidas en las diferentes épocas de
nuestra historia. Y dentro de este proceso la Educación también sufrió cambios, el propósito de
este trabajo es eliminar o erradicar la discriminación y fomentar el ejercicio y practica de los
derechos humanos con libertad, para lograrlo es necesario implementar políticas interculturales
basadas en los intereses y necesidades para el desarrollo sostenible de los pueblos. La
estrategia para poder hacer realidad este objetivo es a través de una relación respetuosa,
equitativa y dialógica entre los miembros de comunidad, región o país. Entendiéndose por
dialógica a la práctica comunicativa que brinda apertura para aprender, colaborar, compartir y
participar de otras culturas, llevando a cabo un proceso de asimilación cultural.

La pedagogía que debemos practicar los docentes de hoy, es desarrollar capacidades y niveles
comunicativos en nuestros estudiantes para opinar, argumentar, cuestionar, criticar, proponer,
evaluar, proyectar, etc. los problemas que presenta la sociedad peruana, desarrollados y
articulados a través de las diferentes áreas curriculares por medio de los temas transversales
donde los agentes educativos, tanto estudiantes, docentes y padres de familia nos
identifiquemos con nuestra sociedad, buscando espacios para interactuar plasmando
actividades interculturales.

Si hoy, los maestros no tenemos en cuenta esta política educativa “dialógica” con nuestros
estudiantes, entonces la discriminación seguirá arraigada en nuestras aulas, en nuestra
comunidad, en la región y en el país. El propósito de esto es proteger y defender los derechos
humanos de los peruanos y peruanas más jóvenes.

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