Sie sind auf Seite 1von 14

c

Universidad Central de Venezuela.

Facultad de Humanidades y Educación.

Escuela de Comunicación Social.

Cátedra: Pensamiento Filosófico Contemporáneo.

Ensayos filosóficos:
Y YYY  
  Y  Y 

Prof.: David de los Reyes. Estudiantes:

Barreto Ramón

D¶Ambruoso Bárbara

Le Maitre Teresa

Caracas, 29 de noviembre de 2010


^ 

En la filosofía, la ética ha sido el móvil de estudio de grandes personajes, que


dedicando largos períodos de tiempo tratando de definir su objeto y los elementos que
comprende; han originado innumerables discusiones acerca del significado de los
mismos.

Para entender el sentido ético, como principio fundamental de las relaciones


internas en el individuo y el resto de conexiones humanas, Bertrand Russell busca el
despojo conceptual de todo marco ético preestablecido, que ya sea por conductismo,
adecuación o simple educación, han sido impuestos a lo largo de la historia.

Russell considera las preguntas típicas que se hace el hombre en relación a las
acciones que debe o no realizar, ya que están íntimamente relacionadas a la conducta, lo
que él define como una persona ³virtuosa´ o ³viciosa´, a la hora de poner en práctica
esas estrategias.

Es por ello que el presente trabajo, tiene como finalidad el análisis, estudio y
aplicación de las ideas contenidas en este texto, escrito en 1910 por uno de los
principales exponentes del nuevo sentido ético de nuestro tiempo.
La ética bajo la mirada de Bertrand Russel l

Al iniciar al texto somos participes de esa invitación a la renovación de ideales


entorno a la ética, cuando nos indica que más allá del antiguo orden que establece que
³bueno´ es epítome de ética y lo verdadero sólo compete a lo científico. Por el
contrario, en sus verdaderos elementos, la ética es la fundamentación de la ciencia, de
la ambición a conocer lo verdadero y de esa forma alcanzar el establecimiento de
modelos virtuosos o por el contrario defectuosos.

Tenemos que entender el postulado que afirma que el hombre debe que estar en
la capacidad de escoger la conducta más apropiada, incluso en el momento en que se le
imponen realizar diversos asuntos. Éste, debe exigir razones por las cuales llevarlas a
cabo, puesto que es un ser en la capacidad de tomar decisiones e inclinarse por la
acciones de su preferencia, además, se deben analizar las consecuencias que traen
consigo tales determinaciones.

Entra en esa fase la interrogante: ³¿por qué?´. Esta pregunta, como sabemos, es
realizada por el simple hecho de no estar convencidos totalmente en relación a algo. Al
momento en que no se puede responder a esta pregunta, se considera que estamos ante
una creencia o una hipótesis irracional.

Bajo el análisis de diversas teorías, entre las que destacan, la positivista,


negativita, utilitarista y determinista, entre otras, se plantean un conjunto de premisas,
que en sentido gradual amplían nuestra concepción ética, invitando a la reflexión y al
estableciendo del debate lúdico en el que ³bien y mal´; ³verdadero, falso´ y ³justo e
injusto´, son estudiados como bloques separados, indudablemente relacionados, pero en
un sentido más profundo y complejo, que el resultado de la simple igualación de éstas
premisas.

El autor, plantea que todo surge a partir del momento en que algo se da por
supuesto, ya que a pesar de no ser probado, por ser muy ³obvio´, se convierte en la base
de nuestras pruebas. Igualmente ocurre con la ética; debemos preguntarnos cuáles y por
qué son las acciones que debemos realizar, continuar investigando hasta llegar a la
respuesta tan sencilla u obvia que no puede ir más allá de la deducción misma. Por esto,
cuando se recomienda realizar alguna acción es porque, principalmente, se espera
conseguir las mejores consecuencias (³buenas´) en circunstancias dadas.
Pero ³¿qué conductas son buenas y qué conductas son malas?´ Antes de
determinar cuáles son las conductas apropiadas, debemos hacer un detenimiento en el
estudio del bien y el mal.

En esta búsqueda científica de ³bueno´, ³malo´, ³verdadero´, ³moral´« el


individuo está en la necesidad de plantearse razones, que en su sentido más profundo, es
decir, después de haber escudriñado, argumentado y cuestionado hasta llegar a la
última razón, el resultado de dicha búsqueda se encuentre en un nivel tan puro, tan
primigenio, que no pueda ser refutado. De ahí que, como afirma Russell, ³las cosas
probadas no son más ciertas que las cosas aceptadas simplemente´, lo único que
diferencia las primeras de las segundas, es el establecimiento de convenciones producto
de las vivencias, que hacen que el hombre reconozca algunas cosas como propias y
otras como inciertas. Y aunque esto pudiera parecer un dogmatismo, un pacto
establecido sin argumentos, el simple hecho de que el hombre conozca esa cualidad de
³comprender y no definir« conocer aunque no probar´; hace que el dogmatismo exista,
pero en menor grado, porque el hombre se sabe consciente de uso.

Al parecer, todo el mundo tiene conocimiento de lo que es el bien o el mal, sin


embargo, cuando se pide una dar una definición, más que conceptualizar se hace una
descripción de lo que podría ser.

Se produce esta complicación por el hecho de que ³bien´ y ³mal´ son ideas
tratadas y caracterizadas como algo obvio. Es difícil conceptualizarlos de una manera en
especial por las distintas percepciones que se tienen dependiendo de cada
individualidad. Además, existe otro caso en el que la colectividad se niega a entender
qué es el ³bien´ por el hecho de no tener un concepto, sin entender que las ideas se
definen a partir de otras, a partir de un sentido específico.

Una idea puede entenderse aunque su concepto sea prácticamente imposible de


dar. Ahora bien, para no dejar esta interrogante en al aire, vamos a partir de lo
planteado por Russell:
³Bueno´ es la cualidad de las cosas que debemos producir, sin embargo, lo
bueno va más allá de nuestras experiencias y las posibilidades que imaginadas, es decir,
lo que nosotros categorizamos como bueno, resulta que se limita únicamente a lo que
hemos experimentado con el tiempo.

Existen muchos bienes de los cuales nosotros no tenemos ni la más mínima idea
de su existencia y que pudieran ser iguales o incluso más ³buenos´, por lo tanto, se
plasma en esta sección que el hombre limita lo bueno a lo deseado.

Pero también existe algo conocido como ³malos deseos´. Yo, como individuo,
puedo desear algo que es malo para otros, pero provechoso para ³mí´. Como se dijo
anteriormente, existen diversas percepciones en relación al bien y al mal. Entonces,
uniendo todo lo expuesto en este punto, para conceptualizar el bien o el mal no
necesitamos tanto un significado ³de diccionario´, pues se sobreentiende y se cataloga
como proposiciones significativas que difieren unas con las otras y que dependen en
gran medida de los ³gustos´ de cada uno. Quizás algo puede ser ³bueno´ para mí pero
³malo´ para otra persona y esto no se puede cuestionar porque existen inclinaciones
éticas.

Entra el concepto de la verdad

Pueden existir diversas opiniones respecto a algo, esto señala que alguna de ellas
es equívoca, lo que nos dice que la verdad existe aunque sea muy difícil descifrarla.
Cuando decimos que algo es ³bueno´ es porque establecemos relación con ello y es de
nuestro agrado; pero existen ocasiones en las que según nuestros gustos no los
consideramos. Por ejemplo, como individualidad, puedo sentirme atraído por films
basados en libros, pero sé que sería mejor preferir los libros en vez del film; esto es un
gran ejemplo para expresar que no siempre lo que se quiere es o lo que ocurre o lo ³más
correcto´, de ahí que lo que realmente sucede no guarda relación con lo que debe ocurrir
y viceversa. Por lo tanto, lo bueno y lo malo se muestran independientes a las opiniones
del hombre.
Lo bueno y lo malo

Generalmente se asocia el ³bien´ con placer, deseo y cuando se cree que el


objeto ³debe´ existir. Por el contrario, se habla de lo ³malo´ cuando nos referimos a
aquello que ³no debe existir´. En realidad la existencia de algo no condiciona su
naturaleza.

La idea de bien y la idea de mal, se entienden como palabras con un sentido y


una significación mas compleja de la que pueda ser definida por establecimientos
arbitrarios, como bien se indica con el ejemplo del ³color rojo´, lo bueno no es medible
o al menos no es perceptible de la misma manera por todos, por el contrario el color
rojo, es reconocido de la misma manera por una población. En el mismo orden de ideas,
no todo lo que sea motivo del deseo, está directa e irrefutablemente asociado a la
definición de ³bueno´.

Lo ³bueno´ no puede ser en ningún momento el objeto de ³deseo´ de alguien, y


la falta del mismo en otros. Lo verdaderamente bueno tendría que ser deseado por todos,
por esto, lo ³bueno´ no es acomodaticio, es universal. No se trata de un capricho
personal y humano.

De esta manera, Russell explica como esa visión de mezclar lo ³bueno´ y lo


³deseado´ responde a la necesidad humana por llenar vacíos y carencias. Es así, como
tomando por ejemplo a los cristianos, éstos pudieran llegar a admitir que el culto a un
³Dios bueno´ responde al deseo muy personal de admirar a una figura que no transmite
el mismo significado que demonios u otras entidades. Por esto es necesario ver que
³bueno y malo son cualidades que pertenecen a objetos independientemente de nuestras
opiniones y realidades´, es decir, para que algo pueda ser concebido como enteramente
positivo o negativo, la realidad objetiva deberá velar para que esta definición se sustente
y no el enunciado subjetivo de cada individualidad.

Es así como la única solución ante el dilema planteado en la comprobación de


³lo bueno y lo malo´, recaerá en la suspensión de los veredictos y en una apertura
racional a los diferentes elementos. En resumen, para entender completamente el
significado de ³bueno´ o ³malo´ debemos tener conocimiento de la generalidad de
cosas que existen y esto es algo literalmente imposible por lo que no podemos llegar a
una proposición semejante.
A partir del momento en el que entra el concepto de lo ³justo y lo injusto´, se
entiende que el hombre aplica dos métodos para separar ambos conceptos. La primera
definición asociada tiende a juzgar los elementos a partir de la bondad o maldad que se
observa en las consecuencias traídas por sus acciones; y la segunda a través de la
aprobación o desaprobación de lo dictado por nuestra consciencia independientemente
de las consecuencias que pueda traer.

Es necesario combinar estas dos premisas para comprender el significado de lo


³justo e injusto´. Al existir diversas aprobaciones en relación a algo, no podemos negar
una de las posibilidades porque interviene el factor ³emoción´, pero para aprobar un
acto debemos admitir que es justo y que podemos equivocarnos. Entonces hablamos de
lo ³objetivo´, que tiene que ver cuando al tomar decisiones, no intervienen nuestras
opiniones y emociones.
Cuando alguien determina que una acción es justa siempre toma en cuenta las
consecuencias que pueda traer y de dónde se obtienen los mejores resultados
desacartándose los imposibles. Cuando se juzga un acto con la verdad, probablemente
las consecuencias serán las mejores posibles.
En fin, para lograr nuestros objetivos y juzgar de manera correcta, debemos
pensar en la generalidad, a partir de todos los datos recordados. Por lo tanto, una
conducta y un acto son moralmente correctos, después de una amplia reflexión,
juzgando y determinando si los resultados son buenos y los mejores posibles.
La balanza de lo justo y lo injusto

Buscando ideales que permitan esclarecer enunciados acerca de lo injusto y lo


justo, es importante señalar que el autor busca la diferenciación de lo ³bueno´ y lo
³justo´. Ya que lo último responde a una ³emoción de aprobación´, esto quiere decir
que la colectividad reconoce como justo, aquello que aprueba e identifica como
adecuado, pero esta concepción puede ser errónea.

Se nos presenta entonces, una visión de justo como aquello que es correcto para
el entorno y otra, más ligada a la conciencia y al juicio propio que se haga cada hombre
acerca de los acontecimientos. Ninguno de estos conceptos es totalmente cierto o está
completamente equivocado, tendremos que encontrar una relación entre ellos para
entender lo ³justo´. Cabe destacar que para deliberar entre las acciones que son ³justas´,
necesitamos saber cuáles producirán mejores resultados; por tanto cuáles son buenas. En
esto entran dos nociones: los actos morales e inmorales.

Russell destaca: ³hay, creo, un sentido en el que el hombre que se comporta


justamente cuando hace lo que probablemente produzca las mejores consecuencias; y
otro en el que se comporta justamente cuando sigue los dictados de su conciencia,
independientemente de cuáles puedan ser las consecuencias probables´. En este sentido,
el juicio se basa en cierta emoción de aprobación con respecto a un acto. Hacemos lo
que creemos que es justo, en supuesta manera ³objetiva´. Un acto se considera
³objetivamente justo´ cuando tendrá las mejores consecuencias entre todos los actos
posibles estudiados.

Por ello es que definir la justicia en simples patrones de rectitud (³rightness´) o


falta de la misma (³wrongness´) se trata de la visión moralista, que establece
básicamente que algo es enteramente bueno o enteramente malo. Para comprender la
idea de la aceptación de esos convenios, basta con estudiar la tendencia que tienen las
leyes o códigos sociales, de ir modificándose así mismos, a medida que nuevos patrones
o ideas son incorporados a la sociedad.

A partir de ese cambio periódico, la categorización de actos ³subjetivamente


justos´ se dará cuando el que juzga es ³objetivamente justo´ y viceversa, en otras
palabras, lo justo parece resultar de la visión objetiva, ya que esta permite la
identificación de la realidad subjetiva de cada pensamiento. Por el contrario, cuando
alguien cree que esta siendo ³objetivamente justo´ a partir de su realidad propia, en
realidad está siendo subjetivo.

De esta manera, ni lo que se cree objetivo o subjetivo desde una primera visión
lo es realmente; sólo los actos ³irreflexivos´ es decir no razonados, como los estímulos
y los impulsos, carecen de juicio justo o injusto.

La moral

Está relacionada con la sinceridad, ya que al considerarse algo como ³moral´ se


está estableciendo que ese elemento es realmente justo, tras una profunda comprensión
de la verdad.

Los actos denominados inmorales se podrían definir como la desaprobación por


parte de la conciencia humana sobre un acto, pero únicamente cuando se considera
³imprudente´. Los actos morales, por su parte, son el resultado de la reflexión apropiada
y llenas del debido cuidado.

Sin embargo, Russell introduce un ejemplo que tiempo después Fernando


Savater (también filósofo, dedicado a la comprensión y diferenciación de conceptos de
ética), incluye en su libro Ética para Amador (1991). En el caso de Savater se presenta a
través de la anécdota Aristotélica del naufragio que tiene un importante cargamento y la
decisión que debe tomar el líder de la nave; mientras Russell lo presenta como naufragio
o incendio. En ambos casos se trata de interpelar a la decisión ³moralmente´ correcta
que deberá tomar el capitán o el afectado. Será entonces correcto, aligerar el peso
lanzando el cargamento, salvando así a su tripulación; deberá el hombre informar a sus
vecinos del peligro del fuego que ya quema su casa, o preocuparse sólo de sus intereses
propios.

Por otra parte, se hace un estudio de cómo influye el determinismo en la moral


misma. Nuevamente se hace mención que para decidir si una acción es justa o no,
necesitamos de un previo estudio reflexivo de cuáles son las consecuencias y si sus
efectos son los mejores posibles. El concepto elemental de la ética se fundamenta en la
bondad o maldad intrínseca y además también se basa en los conceptos de causalidad
porque se toman en cuenta los posibles efectos (los mejores posibles), además que se
describen las cosas del mundo existente.

Si el determinismo existe, hay un sentido en el que se dice que ninguna acción es


posible a excepción de la ³ya realizada´, ésta es objetivamente justa pues es la única
acción posible y no hay ninguna que pueda tener mejores resultados.

Para que un acto sea posible, éste también debe serlo físicamente y tiene que ser
posible también para poder ser pensado, es decir, debe existir. Cuando existe
físicamente es porque puede producirse si lo queremos, por lo que existe un largo trecho
entre la posibilidad y el hecho como tal. Se hace una modificación al concepto que se
tenía de la acción objetivamente justa puesto que ahora es la acción probablemente más
beneficiosa entre las que se le ocurren al agente (la persona) en el momento de elección.

  
  


  
 
  





  Lo que se afirma con el determinismo es que nuestra voluntad para elegir
cualquier alternativa se ve ligada a los antecedentes y quizás sea causa de otros efectos.
En el texto de Russell se toma como ejemplo el caso de un demente quien comete
crímenes porque no se le presentan alternativas de pensamiento, por lo que la sociedad
no lo condena. Pero en el momento en que una persona cuerda cometa el crimen estaría
expuesto a ser condenado, porque él sí se encuentra en la capacidad de decidir entre las
alternativas que se pre presentan y escoger la que traiga mejores consecuencias.

En referencia a lo dicho anteriormente, podemos observar, y según el testimonio


de Russell, que el determinismo no influye en la moral.
El Egoísmo

Otro tema de opinión sobre los elementos de la ética ha sido el egoísmo, la


objeción sobre la idea de que una acción se basa en generar las mejores consecuencias
para todos.

El egoísmo, plantea según Russell ³La tesis de que la primera obligación de un


hombre es una obligación para consigo mismo y que es más imperioso garantizar su
propio bien que el bien de los demás´. El dominio el de la familia sobre los conocidos,
del bien de la nación propia sobre las otras naciones, es decir, el bien propio, ³mi bien´
que puede significar básicamente lo que yo desee, o, por el contrario, diferente a lo que
desee que no tiene relación con los demás, por ejemplo mi virtud, placer, saber,
reputación, etc.

Existe otra concepción o forma de egoísmo, bien visto por la sociedad pero poco
practicado, basado en que todo hombre servirá mejor a partir del bien general
procurando su propio bien. Es decir, que las acciones del sujeto estarán orientadas al
bien de otro, lo que implicaría auto-sacrificio. Como muy bien lo presenta el autor ³Así,
en todos los casos de auto-sacrificio, quienes defiendan la teoría egoísta tendrán que
mantener que el fin externo conseguido mediante el auto-sacrificio no se desea´ es
decir, que cuando buscamos el bien del los demás, a veces no encontramos el nuestro
particular. Russell destaca que esta forma de egoísmo serviría si la sociedad estuviera
organizada y dice que ningún tipo de egoísmo es válido, que sólo son formas de
justificar actos injustificables.

Es obligación del hombre conseguir su propio bien, el egoísmo, por lo tanto


justifica los fines de cada hombre que difieren entre sí por el hecho de que alcanzan
diferentes objetivos.

Este entendimiento deriva en varios significados:

`c Psicológicamente todo hombre busca exclusivamente su propio bien.


`c Se alcanzará en conjunto el mejor resultado persiguiendo su propio bien.
`c El bien propio es el único que un hombre debe considerar como bueno.
`c No existe un bien general para todos sino sólo individuales en la que
cada hombre se ocupa nada más por lo que es bueno para él.
Según todo lo anteriormente expuesto en cada uno de los elementos, podemos
decir que nunca sabremos lo que es ³bueno´ o ³malo´ en su totalidad, ya que existe una
diferencia de gustos y apreciaciones entre las personas y lo que le puede parecer bueno
a unos, no lo es para otros. Russell utiliza un ejemplo muy específico que se relaciona
con esta teoría, ³Así, la compasión es un bien del que forma parte la desgracia de
alguien; la envidia es un mal que tiene un bien como parte esencial´.

Después de considerar todo este conjunto de estrategias, conceptos e ideales


desde una visión realmente interpretativa y critica; Bertrand Russell, termina por
afirmar que para establecer un sentido ético, realmente comprendido en su totalidad, es
necesario considerar todos los juicios posibles, incluso erróneos, ya que sólo de esta
manera, sin la inconveniente consolidación de un juicio apresurado, los conceptos
establecidos por la colectividad no serán tan distantes unos de otros y la visión de
aspectos ³buenos´ y ³malos´ no diferirán en gran medida.

La ética para nuestro autor se entiende o ³va´ en la medida que el hombre esté
dispuesto a abrir su entendimiento y dejando a un lado la preconcepción absolutista ante
todos los hechos que le ocurren. Resulta que el hombre debe y tiene que estar en la
capacidad para armándose de valor, recorrer lo que inexplorado y buscar un significado
más profundo que el de la tangible realidad.
„ 


Podemos concluir haciendo referencia a los seis elementos presentes en la ética


según Russell:

`c Lo más fundamental de la ética está representado por el estudio del bien y el


mal como conceptos intrínsecos, que se muestran independientes frente a otras
nociones. He aquí que la ³bondad´ o ³maldad´ no se puede determinar a partir
de la existencia o inexistencia, puesto que nunca tendremos el conocimiento de
todas las cosas que existen en este mundo y consecuentemente, nunca sabremos
qué es particularmente bueno y qué es particularmente malo.

`c Lo siguiente tratado por Russell son las ideas de la justicia e injusticia objetivas.
Como definimos anteriormente, una acción objetivamente justa es aquella que
entre todos los actos posibles se producirá el mejor de los resultados.

Es el acto que el hombre realizará cuando no se equivoca. Entonces, cuando


determinemos cuál acción es justa necesitamos saber qué resultado es conocido
como ³bueno´. Cuando una persona se equivoca en el concepto objetivamente
justo, puede actuar en forma subjetivamente justa.

`c Con respecto a los actos morales e inmorales, deducimos que el que actúa
moralmente es porque realizó un previo análisis reflexivo dependiendo de la
importancia de la decisión; un acto moral es considerado virtuoso. A partir de
esto, se da cabida al determinismo que limita a los actos que son ³posibles´
según una circunstancia particular y en cuanto sea físicamente posible de
realizar, claro está.

`c Existen también varios tipos de egoísmo, pero en general la respuesta directa al


bien personal, repercutirá directamente en el bien común.

`c Se consideran los posibles errores a cometer al momento en que se toma una


decisión inmediata en relación a lo bueno y lo malo de un objeto. Los impulsos
son las únicas expresiones humanas sin juicio ³bueno´ o ³malo´



`c Russell, B. (2003) @



.Madrid, España. El Libro de Bolsillo ±

Alianza Editorial de Madrid.

`c Savater, F. (1991) D
   Barcelona, España. Editorial Ariel S.A.

Das könnte Ihnen auch gefallen