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Ensayos filosóficos:
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Barreto Ramón
D¶Ambruoso Bárbara
Le Maitre Teresa
Russell considera las preguntas típicas que se hace el hombre en relación a las
acciones que debe o no realizar, ya que están íntimamente relacionadas a la conducta, lo
que él define como una persona ³virtuosa´ o ³viciosa´, a la hora de poner en práctica
esas estrategias.
Es por ello que el presente trabajo, tiene como finalidad el análisis, estudio y
aplicación de las ideas contenidas en este texto, escrito en 1910 por uno de los
principales exponentes del nuevo sentido ético de nuestro tiempo.
La ética bajo la mirada de Bertrand Russel l
Tenemos que entender el postulado que afirma que el hombre debe que estar en
la capacidad de escoger la conducta más apropiada, incluso en el momento en que se le
imponen realizar diversos asuntos. Éste, debe exigir razones por las cuales llevarlas a
cabo, puesto que es un ser en la capacidad de tomar decisiones e inclinarse por la
acciones de su preferencia, además, se deben analizar las consecuencias que traen
consigo tales determinaciones.
Entra en esa fase la interrogante: ³¿por qué?´. Esta pregunta, como sabemos, es
realizada por el simple hecho de no estar convencidos totalmente en relación a algo. Al
momento en que no se puede responder a esta pregunta, se considera que estamos ante
una creencia o una hipótesis irracional.
El autor, plantea que todo surge a partir del momento en que algo se da por
supuesto, ya que a pesar de no ser probado, por ser muy ³obvio´, se convierte en la base
de nuestras pruebas. Igualmente ocurre con la ética; debemos preguntarnos cuáles y por
qué son las acciones que debemos realizar, continuar investigando hasta llegar a la
respuesta tan sencilla u obvia que no puede ir más allá de la deducción misma. Por esto,
cuando se recomienda realizar alguna acción es porque, principalmente, se espera
conseguir las mejores consecuencias (³buenas´) en circunstancias dadas.
Pero ³¿qué conductas son buenas y qué conductas son malas?´ Antes de
determinar cuáles son las conductas apropiadas, debemos hacer un detenimiento en el
estudio del bien y el mal.
Se produce esta complicación por el hecho de que ³bien´ y ³mal´ son ideas
tratadas y caracterizadas como algo obvio. Es difícil conceptualizarlos de una manera en
especial por las distintas percepciones que se tienen dependiendo de cada
individualidad. Además, existe otro caso en el que la colectividad se niega a entender
qué es el ³bien´ por el hecho de no tener un concepto, sin entender que las ideas se
definen a partir de otras, a partir de un sentido específico.
Existen muchos bienes de los cuales nosotros no tenemos ni la más mínima idea
de su existencia y que pudieran ser iguales o incluso más ³buenos´, por lo tanto, se
plasma en esta sección que el hombre limita lo bueno a lo deseado.
Pero también existe algo conocido como ³malos deseos´. Yo, como individuo,
puedo desear algo que es malo para otros, pero provechoso para ³mí´. Como se dijo
anteriormente, existen diversas percepciones en relación al bien y al mal. Entonces,
uniendo todo lo expuesto en este punto, para conceptualizar el bien o el mal no
necesitamos tanto un significado ³de diccionario´, pues se sobreentiende y se cataloga
como proposiciones significativas que difieren unas con las otras y que dependen en
gran medida de los ³gustos´ de cada uno. Quizás algo puede ser ³bueno´ para mí pero
³malo´ para otra persona y esto no se puede cuestionar porque existen inclinaciones
éticas.
Pueden existir diversas opiniones respecto a algo, esto señala que alguna de ellas
es equívoca, lo que nos dice que la verdad existe aunque sea muy difícil descifrarla.
Cuando decimos que algo es ³bueno´ es porque establecemos relación con ello y es de
nuestro agrado; pero existen ocasiones en las que según nuestros gustos no los
consideramos. Por ejemplo, como individualidad, puedo sentirme atraído por films
basados en libros, pero sé que sería mejor preferir los libros en vez del film; esto es un
gran ejemplo para expresar que no siempre lo que se quiere es o lo que ocurre o lo ³más
correcto´, de ahí que lo que realmente sucede no guarda relación con lo que debe ocurrir
y viceversa. Por lo tanto, lo bueno y lo malo se muestran independientes a las opiniones
del hombre.
Lo bueno y lo malo
Se nos presenta entonces, una visión de justo como aquello que es correcto para
el entorno y otra, más ligada a la conciencia y al juicio propio que se haga cada hombre
acerca de los acontecimientos. Ninguno de estos conceptos es totalmente cierto o está
completamente equivocado, tendremos que encontrar una relación entre ellos para
entender lo ³justo´. Cabe destacar que para deliberar entre las acciones que son ³justas´,
necesitamos saber cuáles producirán mejores resultados; por tanto cuáles son buenas. En
esto entran dos nociones: los actos morales e inmorales.
De esta manera, ni lo que se cree objetivo o subjetivo desde una primera visión
lo es realmente; sólo los actos ³irreflexivos´ es decir no razonados, como los estímulos
y los impulsos, carecen de juicio justo o injusto.
La moral
Para que un acto sea posible, éste también debe serlo físicamente y tiene que ser
posible también para poder ser pensado, es decir, debe existir. Cuando existe
físicamente es porque puede producirse si lo queremos, por lo que existe un largo trecho
entre la posibilidad y el hecho como tal. Se hace una modificación al concepto que se
tenía de la acción objetivamente justa puesto que ahora es la acción probablemente más
beneficiosa entre las que se le ocurren al agente (la persona) en el momento de elección.
Lo que se afirma con el determinismo es que nuestra voluntad para elegir
cualquier alternativa se ve ligada a los antecedentes y quizás sea causa de otros efectos.
En el texto de Russell se toma como ejemplo el caso de un demente quien comete
crímenes porque no se le presentan alternativas de pensamiento, por lo que la sociedad
no lo condena. Pero en el momento en que una persona cuerda cometa el crimen estaría
expuesto a ser condenado, porque él sí se encuentra en la capacidad de decidir entre las
alternativas que se pre presentan y escoger la que traiga mejores consecuencias.
Existe otra concepción o forma de egoísmo, bien visto por la sociedad pero poco
practicado, basado en que todo hombre servirá mejor a partir del bien general
procurando su propio bien. Es decir, que las acciones del sujeto estarán orientadas al
bien de otro, lo que implicaría auto-sacrificio. Como muy bien lo presenta el autor ³Así,
en todos los casos de auto-sacrificio, quienes defiendan la teoría egoísta tendrán que
mantener que el fin externo conseguido mediante el auto-sacrificio no se desea´ es
decir, que cuando buscamos el bien del los demás, a veces no encontramos el nuestro
particular. Russell destaca que esta forma de egoísmo serviría si la sociedad estuviera
organizada y dice que ningún tipo de egoísmo es válido, que sólo son formas de
justificar actos injustificables.
La ética para nuestro autor se entiende o ³va´ en la medida que el hombre esté
dispuesto a abrir su entendimiento y dejando a un lado la preconcepción absolutista ante
todos los hechos que le ocurren. Resulta que el hombre debe y tiene que estar en la
capacidad para armándose de valor, recorrer lo que inexplorado y buscar un significado
más profundo que el de la tangible realidad.
`c Lo siguiente tratado por Russell son las ideas de la justicia e injusticia objetivas.
Como definimos anteriormente, una acción objetivamente justa es aquella que
entre todos los actos posibles se producirá el mejor de los resultados.
`c Con respecto a los actos morales e inmorales, deducimos que el que actúa
moralmente es porque realizó un previo análisis reflexivo dependiendo de la
importancia de la decisión; un acto moral es considerado virtuoso. A partir de
esto, se da cabida al determinismo que limita a los actos que son ³posibles´
según una circunstancia particular y en cuanto sea físicamente posible de
realizar, claro está.
`c Savater, F. (1991) D
Barcelona, España. Editorial Ariel S.A.