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Harold Garfinkel
1Harold Garfinkel: Conditions of Successful Degradation Ceremonies, en: J.G. Manis y B.N.
Meltzer: Symbolic Interaction, a reader in social psychology, Allyn and Bacon, Boston, 1975.
Pág. 201-208.
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condiciones suficientes para poder provocar vergüenza. Aquí se formula el axioma de que
no existe una sociedad cuya estructura social no produzca rutinariamente la degradación de la
identidad. Así como las condiciones estructurales de fragilidad les son comunes a todas las
sociedades, así también les son comunes las condiciones estructurales para la degradación de
estatus. En este marco, la cuestión decisiva no es si se presenta y si se puede presentar la
degradación de status dentro de una sociedad determinada. La cuestión es: ¿Cuál es el
programa de técnicas comunicacionales que produce la degradación de estatus, a partir del
estado de organización social respectivo?
Antes de todo deben responderse al menos tentativamente dos preguntas: ¿A que cualidades
de comportamiento nos referimos, cuando observamos el producto de una actividad
degradatoria en una identidad total modificada? ¿A qué nos referimos cuando decimos que
el esfuerzo para lograr la degradación ha finalizado exitosamente o se ha impuesto en la
medida correspondiente a sus condiciones de éxito?
Los afectos sociales cumplen funciones diferentes tanto para la persona como
también para la comunidad. Para el individuo, la función penetrante del pudor consiste en
protegerse de posibles ataques mediante el repliegue total de los contactos exteriores. Para la
comunidad, el pudor significa “individualización”. El pudor se experimenta en la privacidad.
II
2. Ambos, suceso y autor, deben ser trasladados a un esquema de valor que posee
las siguientes características:
de duda que el no elegir sólo puede significar una decisión del lado de la parte
contraria.
3. El acusador debe presentarse delante del testigo de tal manera que éste lo
observe a lo largo de la acusación no como persona privada sino que
reconocidamente pública. Él no debe presentarse como alguien que actúa de
acuerdo a su experiencia única y personal. Él debe ser visto más bien como
alguien que actúa en calidad de hombre político que participa de experiencias
comunitarias conservadas y vigiladas. Él debe actuar como miembro fiable de
aquellas relaciones de parentesco que los testigos reconocen. Lo que él diga debe
ser verdadero no sólo para su persona, aún en el sentido de lo que el acusador y
los testigos reconocen como comportamientos de causa, respecto de los cuales son
de la misma opinión. De ninguna manera, salvo irónicamente, se podrá apelar a
una convención como “posible de reconocer por toda persona razonable”. Lo que
el acusador diga, debe ser reconocido por los testigos como la verdad sobre la base
de una metafísica social aplicada, en la que testimonios y acusador se sientan
como esencialmente análogos. (7)
5. El acusador debe proceder de tal manera que pueda ser investido del derecho de
presentarse en el nombre de dichos valores últimos. El éxito de la acusación
fracasará si el acusador recurre a su interés personal para fundamentar su
autoridad, adquirida como consecuencia de desagrados acaecidos a él o a otros. Él
deberá, más bien, utilizar estos desagrados sufridos como miembro de la
parentela, para procurarse de la autoridad y para poder hablar en nombre de esos
valores últimos.
7. El acusador debe permanecer fiel no sólo a su distancia respecto del acusado, sino
que también procurar que el público sienta distancia hacia él.
Estas son las condiciones que deben cumplirse para lograr una inculpación exitosa.
Si dichas condiciones faltan, la acusación abortará. Si el acusador desea obtener éxito,
independientemente de la situación de la que parte su acusación, primeramente es
indispensable para él crear las propiedades de dicha situación. (8)
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REFERENCIAS
(1) Por sus críticas y estímulos editoriales, agradezco a Erving Goffman, Nacional
Institute of Mental Health, Betheda, Maryland y a Sheldon Messinger, Social Science
Research Council, University of California.
(4) Mientras que las construcciones como “en esencia profunda” o “en lo más profundo
e interno” han sido expulsadas de la discusión científica, estas construcciones poseen un
lugar de relevancia y privilegio en las teorías acerca de motivos, personas y comportamientos
así como éstas son utilizadas en el trato de los acontecimientos cotidianos. Existen
fundamentos que justifican la hipótesis de que el vocabulario de motivos de un grupo es
liberado de dichas construcciones cuando la relevancia de teorías reconocidas socialmente ha
sido anulada en la práctica. Esto sucede cuando las relaciones interhumanas son triviales
(como durante el juego) o, más interesante aún, en una fuerte desmoralización de los sistemas
de acción. En tal estado organizacional, la frecuencia de las degradaciones de estatus es baja.
(5) Como este texto es breve, se corre necesariamente el peligro de que el objeto que
tratamos, como resultado de reflexiones excluidas, aparezca como exagerado. Sería
entonces deseable considerar la cantidad de barreras de contención que se encuentran
en las acusaciones falsas: acusar el derecho; la repartición desigual de dichos
derechos así como el camino en el cual una demanda determinada se convierte en
interés y cómo dicho interés se confunde en la lucha por las ventajas políticas y
económicas. Además existen preguntas que se refieren al lugar apropiado para una
acusación. El consejo familiar, en nuestra sociedad, se ha convertido en algo
secundario.
(6) Estos son los objetivos que deben ser orientados a las técnicas de comunicación del
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acusador. Dicho de otra manera, en la medida en que las tácticas del acusador logran
un ordenamiento nuevo en la definición de la situación para los testigos del proceso de
acusación, el acusador tendrá éxito en la transformación de la identidad pública de su
víctima. La lista de las condiciones para ese efecto de degradación son las
determinantes de dicho efecto. En el esquema de una intención racionalmente
efectuada, son ellos los medios adecuados. Según su efectividad, alguien debe
escoger su táctica para realizar esos propósitos.
(7) Para el miembro de buena fe, ésta no es ninguna base para lograr acuerdo sino una
sobre la cual, esencialmente equivalente, desde un principio se estuvo de acuerdo.
Bibliografía
Bateson, G/Ruesch, J.: Communication: The Social Matrix of Psychiatry. New York, 1951
Parsons, T. y Shild, E.: Values, Motives and Systems of Actions en T. Parsons y E. Shild
(Ed.) : Toward a general Theory of Social Action, Cambridge, 1951.
Schütz, A.: Common Sense and Scientific Interpretation of Human Action en:
Philosophy and Phenomenological Research, Bd. 14, Nº 1, Sept., 1953.