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Introducción
1. Modelo ASSURE, que incluye las fases de análisis de los estudiantes, establecimiento
de objetivos, selección de métodos instruccionales, medios y materiales, utilización de
medios y materiales, establecimiento de la participación de los estudiante, evaluación
y revisión (Smaldino, Russell, Heinich y Molenda, 2005).
3. El modelo de Morrison, Ross y Kemp. Este modelo incluye los siguientes elementos:
a) identificar problemas de diseño instructivo y especificar los objetivos pertinentes,
b) examinar las características del alumno, c) identificar los contenido y analizar los
componentes de las tareas que se relacionan con objetivos educacionales, d) declarar
los objetivos educacionales para los estudiantes, e) secuencializar los contenido
dentro de cada unidad, f) diseñar estrategias educacionales, g) Planificar mecanismos
de implementación, h) desarrollo de instrumentos de evaluación , y i) seleccionar
recursos para apoyar la instrucción y actividades de aprendizaje (Akbulut, 2006).
Los cuatro modelos referenciados tienen en común los componentes que incorpora el
modelo ADDIE: a) análisis, b) diseño, c) desarrollo, d) implementación, y e) evaluación
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(Bogardus, 2007). Cada uno de los componentes integran a su vez subcomponentes o tareas
específicas que contribuyen a la planificación de la capacitación, teniendo en cuenta las
características de los alumnos, sus necesidades, contexto, propósitos o metas formativas,
estrategias didácticas, acceso a recursos formativos, herramientas o medios de entrega y
procesos de evaluación.
Todo proceso formativo tanto sea presencial, virtual o mixto, requiere tener en cuenta
las fases y actividades necesarias que demarcan un buen diseño de instrucción. Los modelos
ya mencionados proporcionan las pautas para analizar e incorporar los elementos o
componentes necesarios para cumplir con los propósitos de una capacitación de calidad.
Evaluación de la Capacitación
implica emitir un juicio o tomar una decisión en función de unos criterios o referencias
previamente establecidos. El significado de la evaluación entendida como juicio para la toma
de decisiones implica según Mokate (2003:8) “ponderar diversos criterios y a contemplar
diferentes estándares e interpretaciones”. Pérez Juste (2006:82) definió criterio como “la
norma que nos damos para juzgar algo” y por referencia “aquello con lo que ponemos en
relación la realidad evaluada”. En este sentido y en referencia a la evaluación de programas,
Alvira Martin (1997: 11), señaló que evaluar es: “a) emitir un juicio sobre un valor; b)
fundamentado en información recogida sistemática y científicamente; y c) con el objeto
último de analizar dicho juicio e información para actuar sobre el programa, manteniéndolo,
modificándolo o terminándolo”. Este concepto introduce el propósito de la evaluación para la
toma de decisiones, en este caso sobre programas, que pueden afectar la estructura de la
organización, recursos económicos y humanos. Aparece así la evaluación como necesidad o
condición indispensable en el diseño y gerencia de los programas, “en la medida que se
utilice para educar los procesos gerenciales y decisorios” (Mokate, 2003: 35).
3. Modelo de seis etapas de Brinkerhoff. Incluye a los niveles de Kirkpatrick dos etapas
previas, una responden al análisis de necesidades y clarificación de objetivos y la otra
que se focaliza en el diseño del programa. El modelo utiliza el método de casos de
éxito (Success Case Model), SCS, por sus siglas en inglés, para completar la
evaluación. Este modelo consta de los siguientes pasos: a) clarificar los objetivos de
negocio y el proceso de formación y costos, perfil de análisis de impacto; b) diseñar y
administrar una breve encuesta a una muestra de participantes; c) analizar los datos de
la encuesta, evaluar el alcance del impacto e identificar casos de éxito y de no éxito;
d) realizar entrevistas con los casos de éxito, e) analizar los datos que apoyen impacto
y rendimiento; y f) articular las conclusiones y recomendaciones y presentar un
resumen a los clientes (Brinkerhoff y Dressler, 2003).
4. Modelo de entrada, proceso y salida (IPO). Es un modelo que combina los cuatro
niveles de Kirkpatrick y el modelo de Brinkerhoff y fue desarrollado por la empresa
IBM. El primer elemento, entrada o inpunts, son los factores que pueden incidir en la
efectividad de la capacitación, tales como cualificación de los participantes y
facilitadores, diseño del programa, materiales, facilidades y equipamiento. El segundo
elemento es el proceso, donde se realizan los mecanismos de planificación, diseño,
desarrollo y entrega de la formación y se alimenta de las entradas y salidas. El tercer
factor se realiza después de la implementación de la capacitación y se divide en
beneficios a corto tiempo (outputs), tales como reacción, aprendizaje y mejora en el
desempeño y beneficios a largo plazo (outcomes), relacionados con el cliente y
productividad. Todos los elementos se autoalimentan entre sí en un proceso cíclico.
El acuerdo general, con independencia del modelo que se utilice, viene referenciado a
través de las Normas del The Joint Committee on Standards for Educational Evaluation
(2007) en torno a las condiciones que debe cumplir toda evaluación: a) ser útil, es decir que
permita la identificación de fortalezas, debilidades y soluciones del programa a evaluar; b) ser
factible o de fácil aplicación e implicación de los interesados; c) ser ética y que garantice la
cooperación, confidencialidad y respeto; y d) ser exacta y que garantice independencia en sus
resultados y conclusiones.
Una pregunta adicional sobre la evaluación surge cuando nos planteamos si los
modelos de evaluación descritos, como el de Kirkpatrick sirven para evaluar la formación
online o mixta. Sobre este terreno hay discrepancias entre unos y otros autores. Mientras unos
autores centran sus esfuerzos en definir un modelo integral e integrador de evaluación para el
e-learning, otros como Horton (2001) sostienen que el marco utilizado para evaluar el
elearning o el aprendizaje mixto puede ser el mismo que se utiliza para evaluar otras formas
de aprendizaje, lo único que podría variar serían las técnicas y el empleo de algunas
tecnologías que nos permitieran agilizar el proceso de recogida y análisis de la información.
Este punto de vista no es compartido por otros profesionales y autores en el campo (e.g.,
Ehrmann y Milam, 2003; Thomson y Irele, 2003) ya que según ellos la formación online
comporta unas características específicas diferenciales de la educación tradicional, que deben
ser tenidas en cuenta en la evaluación y proponen nuevos modelos que combinen diferentes
temas y áreas como el uso de la tecnología, los modelos de enseñanza y aprendizaje,
interactividad, temas organizativos, accesibilidad y diversidad, entre otros.
Conclusión
Para que un programa de capacitación tenga éxito debe seguir las orientaciones y
pasos definidos por los modelos de diseño instruccional presentados. El modelo ADDIE es
utilizado con mucha frecuencia por su sencillez y resume de la siguiente manera cómo debe
darse el proceso de planificación de un programa de capacitación:
La evaluación aporta las bases para identificar las fortalezas y debilidades del proceso
de capacitación y apoya en la toma de decisiones que afectan tanto a la capacitación en sí
misma, participantes, actores del proceso formativo e institución. El propósito último de la
evaluación es aprender identificando buenas prácticas y dificultades pero también, tomar las
decisiones pertinentes para mejorar sucesivos programas de capacitación y lograr el
compromiso de las instituciones con la formación de sus recursos humanos y en todos sus
niveles.
amplía las oportunidades tanto de los formadores como de los participantes de mejorar los
procesos de enseñanza y aprendizaje.
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Reseña biográfica
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