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CAPITULO I|
El término "Tercer Reich" que debía ser recuperado por Hitler, fue
precisamente forjado por Van den Bruck, y es también el título de su
libro aparecido en 1923 (el título de otra de sus obras, publicado poco
antes de su muerte, es K
, es decir, el reich
eterno, y es posible que ciertos delirios "milenaristas" de Hitler no
estuvieran sin relación con la lectura de este libro). En estos grupo se
hablada también de una "Alemania Secreta" (
|
K
K) que se mantenía a través de las contingencias
históricas y que se tra taba de evocar. El primer Reich había sido el
Sacro Imperio Romano, el Segundo Imperio Alemán fue fundado por
Bismarck en 1871 y continuó con Guillermo II, hasta la primera guerra
mundial; el Tercer Reich habría debido nacer de la superación de todo
lo que había tenido de inauténtico la época de Guillermo. La República
de Weimar era considerada como un simple interregno y el terreno era
virgen para una nueva creación política. Se trataría aquí de exigencias
propias, sobre todo, de los medios intelectuales. Pero deben ser
consideradas también como formando parte de los antecedentes del
Tercer Reich. |
Sin embargo, sobre un plano ya más político, otras fuerzas tuv ieron
mucha más importancia, los antiguos combatientes de la Derecha
nacional, reunidos en el
(el "caso de Acero") de Seldte y
Düsterberg y el partido político de los "nacional alemanes" (DNVP) de
Hugemberg. Con ellos se solidarizó naturalmente la fuerza principal
tradicional y conservadora de la época, la
, el ejército;
ciertamente, formalmente era fiel al gobierno legal de la República de
Weimar, pero, sobre un plano interno, no aceptaba al nuevo régimen,
mantenía las ideas, los ideales y el ETHOS de la tradición precedente,
que había formado el cuerpo de los oficiales. Fiel al espíritu del
prusianismo, la
no se consideraba pues como una
simple fuerza militar a disposición de un régimen parlamentario
burgués, sino, por el contrario, como la representación de una cierta
visión de la vida y de una cierta idea política. Gracias a esta actitud,
marcada por un sentido riguroso del honor y de la disciplina, la
debía mantener, en amplia medida estas características
incluso a través de las sucesivas visicitudes del III Reich. |