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INTRODUCCION
Aunque su grosor es solo de unos pocos milímetros, constituye el mayor órgano del cuerpo y
alberga gran variedad de células, altamente especializadas, organizadas e intrincadas
estructuras y subsistemas.
La piel humana por este tipo de células especializadas posee una compleja multiplicidad de
funciones. Recientemente se ha descubierto una de las funciones más notables de la piel, como
parte integrante y muy activa del sistema inmunológico.
Kondo en 1922, fue quien primero describió linfocitos intraepidérmicos y Fichtelin, Groth y Linden
describieron a la piel como un órgano linfoideo primario y Streilein utilizó el término por primera
vez de Tejido Linfoideo Asociado a la Piel (TLAP o SALT) identificando muchas de las células
que tienen función inmune en la piel. La piel constituye nuestro punto de contacto con el medio
ambiente externo y resulta especialmente vulnerable en el caso del hombre, ya que su cubierta
de pelos es escasa. Es razonable suponer, por tanto que la humanidad no habría sobrevivido a
las infecciones ocasionadas por las múltiples heridas si la cubierta externa del cuerpo no fuera
capaz de movilizar una potente y compleja respuesta inmune.
Por lo anteriormente expuesto, la piel tiene dos importantes funciones; como barrera natural y
como un órgano del sistema inmune completo y bien desarrollado.
I. BARRERA NATURAL
La piel representa una barrera mecánica de gran eficacia contra los agentes patógenos. Muy
pocos gérmenes tienen capacidad innata de penetrar la piel y se requiere de una herida, un
trauma, una intervención quirúrgica o un vector tipo artrópodo para que los agentes patógenos
del medio ambiente puedan ingresar al organismo a través de la piel.
La importancia de la piel como barrera natural contra las infecciones se demuestra por las serias
infecciones que sufren las personas que sobreviven a un accidente por quemaduras. En efecto,
muchos mueren días o semanas más tarde como consecuencia de procesos infecciosos en los
sitios desprovistos de piel. Dichos procesos infecciosos son ocasionados por gérmenes no muy
patógenos, presentes en el medio ambiente, que normalmente son detenidos por la piel sana.
Son varios los factores responsables de esta capacidad de protección que tiene la piel. El pH es
generalmente de 5 a 6, es decir ácido y muchos microorganismos son destruidos por sólo este
factor. Esta acidez resulta de la degradación de ácidos grasos. El proceso normal de
descamación del epitelio de la piel constituye otro factor mecánico de defensa.
La piel es una excelente barrera mecánica gracias a estructuras llamadas desmosomas que
unen entre si a las células epiteliales a diferentes niveles. Al microscopio electrónico se aprecia
que los desmosomas están formados por un conjunto de fibrillas de diferente calibre, que une
placas en forma de botones, ubicados en el citoplasma de células adyacentes. Las fibrillas
perforan las placas y atraviesan la membrana celular de una célula epitelial para penetrar la
membrana celular de la célula adyacente, traspasan la placa o botón y anudase atrás de la
misma. Estas uniones son muy resistentes y evitan la separación de células epiteliales por
procesos mecánicos de tracción o presión. Algunos gérmenes como el Staphylococcus aureus,
producen factores especiales de patogenicidad, que pueden alterar la estructura de estos
desmosomas y les permiten penetrar los tejidos.
La epidermis está compuesta por tres tipos de células principales: queratinocitos, melanocitos y
células de Langerhans. Cada una cumple tareas protectoras especiales. Las primeras derivan
del ectodermo y se diferencian progresivamente a medida que se multiplican, formando capas
superpuestas, la última de las cuales es la de las células anucleadas llenas de queratina; esta
capa constituye la parte más externa de la epidermis o estratum córneo y es una importante
barrera mecánica.
Las células derivadas del neurodermo son los melanocitos, representan el 3% de las células de
la epidermis, sintetizan melanina, pigmento que pasa a los queratinocitos donde absorbe la luz
ultravioleta, para proteger el DNA de los núcleos de las células dérmicas más profundas. Las
células de Langerhans serán descritas en el sistema inmune de la piel.
Linfocitos T: Los linfocitos T se encuentran en la piel normal alrededor de los plexos venosos
superficiales, raramente intradérmicos, pero si en los nódulos linfáticos subdérmicos poblando las
áreas paracorticales. Los linfocitos T de la piel tienen un (epi) dermotrofismo y son en un 80%
linfocitos T ayudadores o efectores (CD4 positivo). Estos linfocitos nacen en la médula ósea y
llegan a la piel donde son madurados por los queratinocitos que producen un factor madurador
de timocitos epidérmicos, también producen timocina y timopoyetina o sea substancias muy
parecidas o iguales a las que producen las células epiteliales tímicas y al parecer maduran a los
linfocitos T de la piel. Los queratinocitos y las células epiteliales tímicas tienen un origen común
en el embrión. Estos linfocitos tienen una molécula de superficie en su membrana celular que se
le denomina "homing" (casa) que les permite pasar a la circulación sanguínea y regresar a poblar
las áreas de la piel de donde salieron o sus ganglios y nódulos linfáticos adyacentes. Los
linfocitos T solo en condiciones patológicas como linfomas cutáneos y en enfermedades
inflamatorias benignas como Psoriasis y Eczema se encuentran aumentados y distribuidos en las
capas de la piel.
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Mastocitos
Tienen un papel potencial importante para regular la vascularización y posiblemente el
tráfico de linfocitos T en la piel. Los mastocitos se dividen en dos tipos: tipo I en las mucosas y
tipo II en el tejido conectivo de la epidermis, estos últimos son más grandes y producen heparina
que los diferencia de los tipo I. Se encuentran en un promedio de 7,200 por mm 3 de dermis. Por
su elevado número se considera que la piel juega un papel importante en las reacciones de
hipersensibilidad tipo I, ejemplo de reacciones de urticaria.
Macrófagos Tisulares
En las papilas de la dermis, hay cantidades considerables monocitos/macrófagos, su papel en
condiciones fisiológicas son eliminadores de desechos y restos celulares. Además de
presentadores de antígenos y productores de citoquinas (IL-1, FNT, etc).
Polimorfonucleares Neutrófilos
En la piel normal no se encuentran en los espacios extravasculares. Su número dentro de las
vénulas postcapilares en la piel es alto, debido a que el flujo es lento. Participan en la
eliminación de complejos inmunes en condiciones normales.
Mecanismo de Sensibilización
Al penetrar un microorganismo la capa cornea de la piel por una pérdida de continuidad
provocada por una herida, trauma o picadura de un insecto, los antígenos de este
microorganismo entran en contacto con las células de Langerhans que se encuentran en la
epidermis, las cuales se activan, empiezan a liberar interleuquina I y fijan antígeno en la
superficie celular, se pone en contacto con las células indeterminadas, velosas e interdigitales y
presentan al antígeno a los linfocitos T (todas estas células dendríticas pueden presentar
antígeno a los linfocitos T ayudadores).
Cuando se exponen las células de Langerhans a una irradiación de rayos ultravioleta prolongada
y hay penetración de antígenos, entonces son las células de Granstein las que lo captan, lo fijan
a su membrana celular y lo presentan al grupo de linfocitos T supresores CD4 (TH2)
produciéndose activación, liberación de linfoquinas y la formación de clonas de linfocitos
supresores dando como resultado una inmunosupresión para estos antígenos.
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Tejido Linfoideo Asociado a la Piel (TALP o SALT)
Los linfocitos se originan de una célula madre precursora de todos los linfocitos en la médula
ósea y llegan a través de la circulación, a la piel, nódulos linfáticos subdérmicos y tejidos vecinos.
Estos linfocitos son inmaduros y empiezan a ponerse en contacto con substancias producidas
por los queratinocitos, entre las cuales hay hormonas parecidas a las tímicas como el factor de
maduración de los timocitos, que produce cambios en los linfocitos. La enzima transferasa del
deoxinucleotidilo que se observa en los linfocitos T inmaduros deja de expresarse y desaparece.
También aparecen nuevas moléculas en la superficie de su membrana celular como la molécula
"homing" (casa) que es una glicoproteína que tiene receptores en las células endoteliales de las
vénulas postcapilares altas y en las células de los linfáticos aferentes. Por medio de esta
molécula los linfocitos T de la piel van a la circulación general y luego regresan a poblar
nuevamente los sitios de donde salieron. Los linfocitos T que se localizan en las áreas
paracorticales de los nódulos linfáticos subdérmicos pasan a linfáticos aferentes mayores luego
llegan a través de estos linfáticos a desembocar a la vena subclavia, pasan luego por el corazón
derecho, pulmones, corazón izquierdo y circulación arterial, capilar arterial luego capilar venoso y
en las células endoteliales altas pasan al tejido intercelular hasta los nódulos linfáticos
subdérmicos de donde salieron.
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