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textos escolares?
Entre denuncias y “la casa siempre gana”
El libre mercado –oferta y demanda- está haciendo furor tanto en el discurso político,
como en la vida diaria nacional. El caso de la denuncias sobre los precios de los textos
escolares y el “tráfico” de “comisiones” entre la oferta, no de precios entre editoriales por
la calidad del producto, sino de soles contantes y sonantes que van a enriquecer las
ganancias de quien tiene la potestad de hacer “el negocio”.
Es indudable que a nivel empresarial se deben tomar todas las medidas para que en la
inversión que se realice no se atente contra la seguridad económica de la empresa, pero
también es necesario que se tenga en cuenta la función social del servicio de la
producción de los textos escolares. No es un producto cualquiera. Requiere un trato
especial pues está dirigido a quienes obligatoriamente deben hacer la inversión: los
padres de familia.
Poco a poco la industria editorial del libro de texto escolar fue apareciendo en el horizonte
educativo, cuando las enciclopedias escolares dieron paso a otros textos especializados.
Conforme se incrementaba la matrícula aumentaba la demanda de textos y se empezó a
apreciar que un “filón” de la economía de las industrias gráficas estaría en la inversión en
edición de los textos escolares. Aparecieron las compañías con soporte empresarial que
imprimían los textos escolares. El siguiente paso, habiendo estudiado el mercado, estas
empresas formaron equipos de trabajo especializados –por lo general de educadores
destacados- para que elaborasen los textos escolares, de acuerdo a las pautas del
currículo y las determinadas normas del Ministerio de Educación.
Una antigua publicación del INIDE (Instituto Nacional de Investigación Educativa) del año
1975 titulada Manual de Procedimientos. Aprobación de Textos, Manuales, Guías
Metodológicas y Cuadernos de Trabajo, nos indica que hubo preocupación del Ministerio
de Educación sobre el tema de la elaboración de textos. El propósito de esta Resolución
Directoral Superior era racionalizar los procedimientos en el Ministerio de Educación. El
Manual consta de dos capítulos, en el primero se describe el título del procedimiento, el
objetivo, base legal, requisitos, órgano responsable y el trámite del procedimiento. En el
segundo está referido a la conformación de las Comisiones Ad hoc, los requisitos mínimos
para la evaluación de textos y la guía y tabla de evaluación de textos. (MINISTERIO DE
EDUCACIÓN. INIDE. MANUAL DE, PROCEDIMIENTO Aprobación de Textos, Manuales, Guías Metodológicas y
Si bien no existe una referencia al costo del texto, el Ministerio
Cuadernos de Trabajo. Lima, 1975),
tuvo la preocupación de establecer Indicadores para la evaluación por áreas del
contenido. Sería conveniente hacer el seguimiento de los procedimientos de entonces.
¿Existen hoy documentos parecidos? Lo ignoramos. Pero a decir del Ministro “… se
implementará un sistema de acreditación para medir la calidad de los textos escolares…
Se va a trabajar un modelo de acreditación de la calidad de los textos escolares, que no
significa el veto a ningún texto sino verificación de que los libros que están a la venta, que
son para el uso de las escuelas privadas- más allá de los beneficios económicos que
signifiquen, cumplen con su rol educativo que el diseño curricular exige.” (LA REPÚBLICA.
09.03.11). Consideramos que esto no basta, pues no se aborda el tema del costo de
producción del texto escolar que en este caso es el centro del problema. ¿Por qué se
encarece tanto el libro para las instituciones particulares?
El vice ministro de Gestión Pedagógica en contraposición declaró a una radio “Cada libro
(elaborado por el Ministerio de Educación) cuesta entre 6 y 8 soles” yo diría que son
mejores (que los libros de los colegios particulares)” (RPP.09.03.11). Si esto es así no se
justifica que los textos elaborados por las editoriales cuesten tanto.
Parece que el ministro no conoce sobre el tema y sobre el problema. Una cosa es dirigir
una universidad particular y otra la educación nacional.
Decir que cuatro editoriales (San Marcos, Corefo, Santillana y Hilder) entregaban el 30%
de comisión a las autoridades de los centros educativos por cada libro vendido, según el
informe periodístico, no es descubrir la pólvora. Si se sabe ¿qué se hace? También que la
negociación se iniciaba cuando las editoriales brindaban al colegio cierta cantidad de
textos con un precio determinado, para luego ser ofertados a los estudiantes a un costo
mucho mayor, y sorprenderse. ¿No se sabía de esto?
Las firmas enunciadas no son desconocidas. Basta ir al portal de internet para poder
contar con la información que se requiera y la forma como promocionan la formación en
valores. ¿Qué valores? ¿Del consumismo? ¿De la explotación? Hacer cálculos y
malabares explicativos y rasgarse las vestiduras por este mayúsculo escándalo y llamarlo
“indignante negocio” de algunas editoriales, al menos suena hoy como un sarcasmo
contra la protección del derecho a la educación que todos tenemos. Y más cuando se
calculan las multas “por violar la Ley de Protección a la Economía Familiar y el Código de
Protección y Defensa del Consumidor que prohíben direccionar (sic) la compra de libros y
demás artículos escolares hacia un determinado proveedor o editorial.(La República 08.03.11)
¿No se sabe acaso que desde que termina el año anterior las instituciones educativas
envían cartas-comunicados a los padres de familia sobre los costos del años venidero
tanto en pensiones como en textos, uniformes regulares y deportivos y otros materiales?
¿Para qué están las UGEL? ¿Qué supervisan?
Además el vice ministro de Gestión institucional, expresó que “Los directores de colegios
privados deben explicar qué han hecho con el dinero. ¿Han invertido en mejorar la
infraestructura de sus centros educativos? (La República 08.03.11). El ex presidente de la
Asociación Peruana de consumidores (ASPEC) y candidato al congreso, presentó una
denuncia ante INDECOPI en contra de las cuestionadas empresas. “El objetivo es que
estas editoriales devuelvan el dinero” también expresó que es lamentable que estas
editoriales lucren con los textos escolares, aún cuando el Estado les concede
exoneraciones de impuestos (La República 08.03.11). Una congresista pedirá a las comisiones
de Fiscalización y Educación del Congreso una investigación referente a los altos costos
en los precios de libros escolares que realizan las empresas editoras en complicidad con
los directores de algunos centros educativos. ((La República 08.03.11).
La falta de idoneidad con que es gestionado el Ministerio de Educación una vez más salta
a relucir. No se trata de ser un empresario exitoso en el rubro de la educación superior
privada (el ministro es el propietario de la Universidad Particular San Martín de Porres),
para ser garantía en la conducción de la educación nacional. Puede estar rodeado de los
mejores funcionarios del sector, pero es él que responde políticamente por lo que se
haga, deje de hacer o las desidias que se cometan atentando contra la economía familiar.
De un lado hay que decir al señor Presidente que no se trata de un problema que sólo
atañe a la Dirección de Educación Privada –esta no existe- por lo tanto es un problema de
política educativa que no debe hacer distingos entre público – privado. La equidad en
educación es importante para que todos los niños y jóvenes peruanos reciban la
educación de calidad que tanto se pregona. De otro lado, no se trata de “control” de
precios de los libros solamente, sino de todo lo que concierne al material didáctico que
adquieren los padres de familia por demanda de las instituciones educativas. La fijación
de un precio justo debe darse desde el establecimiento de los costos de producción, más
si existe una desgravación del IGV. ¿Qué diferencia los libros para la educación oficial y
de la educación privada? ¿En dónde se incrementa el precio? El celo que se quiere poner
ahora debe ser para todos sin distingos de ninguna naturaleza.
El sistema económico en el que nos encontramos que se rige por la oferta y la demanda,
no debe ser motivo para atropellar derechos y menos para aprovecharse de un segmento
de la sociedad que tienen por obligación de proporcionarle instrumentos de aprendizaje a
sus hijos. Pero este celo debe ir más allá pues el modelo económico se presta para otras
maneras de explotar a quienes necesitan del recurso educación para superarse. Como lo
expresa un diario: “Ello no debe limitarse a los abusos y negociado con libros, sino
también a los cursos, pasantías y hasta viajes para algunos docentes o directivos,
financiados por algunas editoriales, como compensación por elegir sus textos para los
alumnos” (EL COMERCIO, 09.03.11).
El día 10 de marzo, los diarios quieren amainar la preocupación y el rechazo por este
“asalto” a la economía de las familias con el pretexto de la adquisición de textos
escolares. Así tenemos los titulares “Solo comprarán a editoriales que firmen el Pacto
Ético” El próximo año el Estado comprará textos por 130 millones de soles. Descartan
exigencia de compra de libros en colegios públicos. (EL PERUANO. 10.03.11); Indecopi. Toma
medida contra editoriales investigadas. Presenta lista de precios. Entidad atendió más de
600 llamadas de padres de familia (EL PERUANO. 10.03.11); contra precios onerosos. A
implementar el código. (EL PERUANO. 10.03.11); Proponen Observatorio de Precios para textos
escolares (LA REPÚBLICA,10.03.11) Editoriales devolverán dinero excedente por compra de
libros (diario16. 10.03.11); Textos escolares: publican lista de precios (PERU 21,10.03.11); Apafa
cree que negociado continuará (diario16.10.03.11). ¿No sabrán acaso que todo esto es “letra
muerta”. Muchas editoriales han anunciado que firmarán el pacto ético, sin duda es una
buena intención, sin embargo sería bueno conocer el pacto que firmarán, para que no se
les olvide ciertos principios que deben normar las relaciones interpersonales e
interinstitucionales de un Estado que es democrático y que tiene por sobre todo la
defensa de los derechos que nos asisten a todos los peruanos.
En medio de la batahola de denuncias y de propósito de enmienda, no existe una sola
mención de parte de las empresas editoriales ni de las instituciones educativas de
aceptación de la falta cometida de manera explícita. Por ello llama la atención que sólo la
APAFA exprese su preocupación expresando que las cosas continuarán: “El presidente
de la Confederación de Apafas del Perú, Miguel Chipanba Sotomayor, manifestó ayer que
el “negociado de las editoriales nunca va a parar debido a que ministros, viceministros y
hasta funcionarios del Ministerio de Educación, así como todas las autoridades y
maestros de las UGELs y colegios, están comprometidos con las editoriales. “Estas
empresas siempre auspician todos sus eventos y hasta les pagan no solo por dictar
conferencias en Lima y provincias, sino también por imprimir los textos escolares del
gobierno”, alertó. (diario16.10.03.11). Sin duda una advertencia a tener en cuenta.
De otro lado no es bueno dejar de lado las preocupaciones de los padres de familia que
expresan sus comentarios a las noticias, pues estas opiniones expresan cómo perciben y
cómo sienten este engaño y la poca confianza que tienen en las decisiones del Estado y
las palabras de los funcionarios. Ojalá que las investigaciones vayan a y al fondo de los
problemas evidenciados y que de una vez por todas no “soplen la pluma” a otros que si
bien tienen que ver con el tema, no tienen la responsabilidad y decisión política que se
requiere. No basta proclamar cotidianamente desde el Presidente a sus funcionarios de
confianza la calidad de la educación que no se reduce sólo a lo que se viene haciendo
con la Carrera Pública Magisterial, pero ignorando los términos del Acuerdo Nacional, del
Proyecto Educativo Nacional. La frivolidad y la egolatría no deben impregnar la política
educativa como hoy. Es necesario que en estos pocos meses que quedan de gobierno, si
no se puede remontar las desidias, sepan reconocer con una autocrítica lo que se dejó de
hacer por falta de una voluntad política coherente, ajena a la palabrería hueca, que
“encantará culebras” pero que no aporta nada a la construcción de país y menos a una
educación que merece una calidad sin eufemismos.
Existen muchas cosas que revisar en el sector educación que no sólo de textos se trata.
También de licitaciones, el retraso de la entrega de obras, licitaciones que se hacen al
amparo de normas específicas y otras tantas formas de “sacarle la vuelta” al Estado para
el enriquecimiento de unos pocos y el perjuicio de muchos. El libre mercado no puede ser
el pretexto para renunciar deberes y derechos del ciudadano peruano. No puede ser
disculpa que las conclusiones de las investigaciones sea “que la casa siempre gana”
porque esas son las reglas del libre mercado. (12.03.11)