Sie sind auf Seite 1von 22

CD

FUNDACIÓN

BIBLIOTECA BÁSICA DE DOCUMENTACIÓN

Historia y documentación
del Madrid medieval

Manuel Joaquín Salamanca López


Juan Carlos Galende Díaz
Nicolás Ávila Seoane
(directores)
La edición de este libro ha sido financiada con la ayuda 2008-
4120974 concedida por el Programa de creación y
consolidación de Grupos de Investigación de la Universidad
Complutense de Madrid y el Banco Santander Central
Hispano.

Ilustración de la portada: Archivo de Villa, Secretaría,


documentos 2-387-27, 3-218-1 y 3-219-7.

© De cada capítulo su autor, y para esta edición la Fundación


Ciencias de la Documentación.

FUNDACIÓN CIENCIAS DE LA DOCUMENTACIÓN


Apartado 545. 10600 Plasencia. Cáceres (España)
www.documentalistas.org

ISBN: 978-84-938738-1-3

Todos los derechos reservados. Este libro no podrá ser


reproducido por ningún medio, ni total ni parcialmente, sin el previo
permiso escrito de los autores y del editor.
ÍNDICE

Presentación.
Susana Cabezas Fontanilla.................................................6

De las “inserciones” en la documentación


judicial: un pleito entre Madrid y El Real de
Manzanares (1437).
Manuel Joaquín Salamanca López......................................8

Un modelo de documentación real en el


manuscrito 10.679 de la Biblioteca Nacional
de Madrid: las cartas abiertas.
Juan Carlos Galende Díaz...............................................153

Estudio diplomático, cronológico y paleográfico


de tres privilegios de Alfonso VII tocantes a la
Comunidad madrileña.
Nicolás Ávila Seoane.......................................................181

Archivos y documentos en la sociedad digital.


Estrategias de difusión cultural.
Julió Cerdá Díaz.............................................................215

Historia, documentos y Archivo Municipal de


El Escorial.
Ana Luzón García...........................................................232

El archivo municipal: fuente primaria de la


Historia local.
Isabel Seco Campos........................................................259
PRESENTACIÓN

En el año 2009 el Grupo de Investigación de la Universidad


Complutense dedicado al estudio de la organización
administrativa y territorial del concejo de Madrid durante la
Baja Edad Media, abordó el análisis del manuscrito 10.679
conservado en la Biblioteca Nacional. Este texto, un traslado
notarial de un pleito de 1437 entre los concejos de Madrid y
Segovia causado por el aprovechamiento forestal del Real de
Manzanares, fechado el 5 de diciembre de 1471, resulta ser
una de las principales fuentes para el conocimiento del
contexto socio-económico de este territorio.
Fruto de este primer acercamiento al manuscrito fue la
publicación de una monografía que recogía diversos trabajos
realizados por los miembros del equipo investigador desde
una perspectiva multidisciplinar: histórica, diplomática y
paleográfica. Esta obra, titulada Un pleito entre Madrid y El
Real de Manzanares: el manustrito 10.679 de la Biblioteca
Nacional, fue coordinada por la profesora Esther María
González Crespo, por aquel entonces Directora del Grupo de
Investigación. En octubre de 2009, tras su jubilación, asumí
la dirección del mismo.
Prosiguiendo con las líneas de trabajo planteadas por la
antigua Directora, sale ahora a la luz un segundo volumen en
el que, junto a nuevas aportaciones sobre el citado
manuscrito, se cuenta también con la participación de varios
directores de archivos municipales madrileños.
En el primer trabajo, el profesor Manuel Salamanca López
lleva a cabo un acercamiento a la documentación judicial
inserta en dicho pleito.
A continuación, sigue una puesta al día por el doctor
Galende Díaz de su investigación sobre las cartas abiertas
desde una perspectiva diplomática.
El doctor Ávila Seoane, partiendo de un privilegio de
Alfonso VII inserto en el manuscrito, plantea la cuestión de la
autenticidad de este documento y de otros del mismo
monarca relativos también al territorio madrileño.
PRESENTACIÓN 7

Por último, los archiveros municipales de Arganda del Rey,


El Escorial y Getafe exponen los fondos custodiados en sus
instituciones, fuentes esenciales para el conocimiento del
pasado de nuestra comunidad.
Me gustaría terminar estas palabras agradeciendo la
colaboración de todos los integrantes del Grupo y, muy en
particular, el excelente trabajo realizado por la anterior
Directora, la profesora González Crespo; amén de hacer lo
propio con la Fundación Ciencias de la Documentación por el
apoyo e interés mostrados en la edición de la presente obra y
en particular a su Presidente el doctor don José Raúl Vaquero
Pulido quien, desde un primer momento, intercedió en favor
de su publicación.

Madrid, enero de 2011


Susana Cabezas Fontanilla
Directora del Grupo de Investigación
DE LAS “INSERCIONES” EN LA DOCUMENTACIÓN
JUDICIAL: UN PLEITO ENTRE MADRID Y
EL REAL DE MANZANARES (1437)

Manuel Joaquín Salamanca López


Profesor de Paleografía y Diplomática
Universidad Complutense de Madrid

1. EL PROCEDIMIENTO.

Aunque ya ha sido abordado con anterioridad1, resulta


necesario indicar que nos encontramos ante la copia
autorizada de un pleito del año 1437, donde Madrid, como
denunciante, el concejo del Real, como demandado, e Íñigo
López de Mendoza, futuro Marqués de Santillana, en calidad
de señor de El Real, se enfrentaron por el aprovechamiento
forestal de Manzanares.
El litigio comenzó el 18 de enero de 1437 bajo la lectura de
una real provisión de Juan II (Madrid, 10 de julio de 1435), en
la que nombraba al bachiller Pedro Álvarez de Córdoba como
juez en el referido contencioso, por espacio de cuatro meses.
Dicho esto, el 24 de febrero, Diego Ortiz, en virtud de una
carta de emplazamiento otorgada por el juez cuatro días
antes, requirió a El Real de Manzanares que presentara su
procurador; quien no apareció hasta el primero de marzo, en
tercera convocatoria.
En esa línea, Aparicio González y Garci González,
procuradores de El Real, y Fernando López de Buendía, en
nombre de Íñigo López de Mendoza, dirigieron todos sus
esfuerzos a demorar el proceso, alargando los plazos, en un
intento por vilipendiar y revocar el nombramiento de Pedro
Álvarez. No en vano, el monarca se vio obligado, el 3 de marzo
de 1437, a instancia del concejo de Madrid y en virtud de una
DE LAS “INSERCIONES” EN LA DOCUMENTACIÓN JUDICIAL 9

real provisión, a renovar el mandato del letrado. En razón de


lo cual, Diego Ortiz, presentó el viernes 8 una relación de
preguntas sobre las que debían ser interrogados los testigos.
Después de todo tipo de dilaciones, con motivo del alto
número de requerimientos, protestas y alegaciones elevadas,
según se verá, sin haberse prestado declaración ni presentado
pruebas algunas, el sábado 20 de abril, se volvía a celebrar
audiencia, aprovechando Diego Ortiz, procurador de Madrid,
para mostrar una real provisión de Juan II (Roa. 12 de abril
de 1437), que ratificaba el nombramiento del juez, y para
manifestar que el día 15, momento en que vencía el plazo de
exhibición de pruebas, no se encontraba presente el juez. Este
hecho motivó que se otorgase una prórroga de nueve días, que
debía comunicar el escribano Nuño González de Hontiveros.
Dicho aplazamiento, tampoco, resultaría suficiente, toda
vez que el 20 de mayo, Diego Ortiz mostró ante el concejo
madrileño una real provisión de 12 de abril, en la que se
prorrogaba el nombramiento de Pedro Álvarez de Córdoba por
espacio de cuarenta días.
De igual manera, Diego Ortiz, el 18 de junio, entregó al
escribano Nuño González un conjunto de catorce diplomas,
donde se daba cuenta de sendas avenencias entre Madrid y El
Real (aa. 1358 y 1402) en razón a “que los ganados de los
veçinos de la dicha villa de Madrit e de su término e paçiesen
en todo el dicho Real. Otrosy, los vesinos de la dicha villa e de
su término que podiesen cortar e caçar e cortar madera para
las dichas sus casas e faser carvón en todo el dicho Real para
sienpre iamás e vos los del dicho Real que pudiésedes paçer
con vuestros ganados en el término de la dicha villa de Madrit
en quanto fuese voluntad del conçeio de la dicha villa”2.
A continuación, el 26 de junio, Aparicio González,
procurador de El Real de Manzanares, presentó dos
testimonios notariales. El primero, otorgado el 2 de abril de
1437, hacía referencia a un pleito sobre el amojonamiento de
los términos de Madrid y El Real.
El segundo, expedido el 25 de junio, incorporaba una carta
plomada de Juan II (Valladolid, 22 de agosto de 1412) que
confirmaba una provisión de Enrique II (Madrid, 23 de abril
de 1366), donde se ratificaban todos los privilegios concedidos
a El Real por los monarcas anteriores.
10 MANUEL JOAQUÍN SALAMANCA LÓPEZ

El cruce de acusaciones entre Aparicio González y Diego


Ortiz, donde el primero ponía en tela de juicio la validez y
autenticidad de la documentación3 entregada, sobre todo las
avenencias de 13584 y 14025, más un poder especial (1358)
concedido a favor de Gutierre González de Zayas 6, una carta
misiva (1358) en la que El Real notificaba a Madrid el envío de
Gutierre de Zayas, alguacil, y Benito Pérez, vecino de
Guadarrama, para cerrar un acuerdo sobre el disfrute de sus
términos7, y una licencia (1402) de Diego Hurtado de Mendoza
a fin de que Manzanares pudiera efectuar composiciones con
Madrid8, obligó al segundo a demostrar la autenticidad de la
composición de 14029, defendiendo la profesionalidad de los
escribanos10 que intervinieron en su formalización.
Finalmente, el 5 de agosto, era dictada sentencia a favor de
los intereses de Madrid, que provocó el consecuente recurso
de las partes agraviadas, alargando el término del proceso. No
en vano, el 9 de agosto 11, con motivo de una apelación
presentada ese mismo día12, Diego Ortiz mostraba en la sede
del concejo madrileño de una real provisión de Juan II
(Medina del Campo, 3 de agosto de 1437) que prorrogaba por
espacio de sesenta días el plazo concedido al juez para
determinar el litigio.

2. LOS DOCUMENTOS.

En el apartado de la traditio documental, existe una


categoría intermedia entre el original y la copia, que
denominamos “renovación” o “neo-original”. Se compone, a su
vez, de una serie de tipos, caso de las “ampliaciones o
reexpediciones”, las “restauratio scripturae”, las “inserciones y
las “confirmaciones”. En conjunto, los neo-originales pueden
ser definidos como los documentos que se redactan con objeto
de sustituir al original, bien porque se ha perdido o porque se
quiere tener otro ejemplar13. De todos los modelos de
renovaciones que existen, vamos a centrarnos en las
“inserciones”; consistentes en la reproducción e inclusión,
íntegra o parcial, de otro diploma. El motivo de tal elección
queda clara si nos atenemos a la información contenida en el
manual de la UNED, donde se da cuenta del/os ámbito/s de
uso y aplicación, v.gr.: “documentos alegados para justificar
ESTUDIO DIPLOMÁTICO, CRONOLÓGICO
Y PALEOGRÁFICO DE TRES PRIVILEGIOS
DE ALFONSO VII TOCANTES
A LA COMUNIDAD MADRILEÑA133

Nicolás Ávila Seoane


Profesor de Paleografía y Diplomática
Universidad Complutense de Madrid

El manuscrito 10.679 de la Biblioteca Nacional es un


traslado fechado el 5 de diciembre de 1471 de un pleito que
había enfrentado en 1437 al concejo de Madrid contra el del
Real de Manzanares y su señor el marqués de Santillana Íñigo
López de Mendoza. Madrid, que alegaba derechos sobre el
Real, denunció que le estaban siendo atropellados; Juan II
ordenó al bachiller palentino Pedro Álvarez de Córdoba
resolver el litigio mediante juicio sumario. La parte del Real se
sentía agraviada porque mientras ellos en virtud de antiguos
acuerdos y sentencias estaban obligados a pagar por utilizar
los recursos forestales del término vecino, Madrid
aprovechaba los suyos gratuitamente; de modo que,
ignorando los viejos pactos, empezaron a tomar prendas a los
madrileños que entraban en su término a pastorear, cazar,
cortar leña o hacer carbón. El 5 de agosto de 1437 el juez
comisionado dictó sentencia a favor de Madrid134.
Pues bien, entre los documentos aportados como prueba
en este pleito figura un privilegio de Alfonso VII
problemáticamente datado en 1152 donando a Madrid
“montibus et serris que sunt inter Madrid, villam nostram, et
Segouia, [...] a portu del Berroco que diuidit terminum Abule et
Segobie usquam ad portum de Loçoya135 cum omnibus
intermediis montibus et serris et valibus”, límites que
incuestionablemente abarcan el Real136.
182 NICOLÁS ÁVILA SEOANE

La cuestión suscitada por la fecha me hizo detenerme en el


diploma comparándolo con otros dos del mismo rey y
referidos también al territorio de la actual Comunidad
Autónoma de Madrid: la donación de Fregacedos al obispo de
Segovia Pedro de Agen en 1144 y el privilegio de población de
Pozuelo de Belmonte concedido en 1149137, ejemplar este
último curioso por más de un motivo, como el de llevar atado
en excelente estado de conservación uno de los primeros
sellos reales de Castilla o el de carecer del acostumbrado
crismón, y con la circunstancia añadida de hallarse
custodiado paradójicamente en el Archivo Histórico Municipal
de Barcelona.
Tratando de aclarar la dudosa datación he utilizado
también otros cuatro privilegios de Alfonso VII, en especial la
merced que hizo a los obispos de Segovia de Aguilafuente y
Bobadilla a cambio de Illescas, que adolece de similar
problema cronológico138.

1. EL PRIVILEGIO MADRILEÑO DE LA TIERRA DEL REAL 139.

A primera vista la fecha dice “facta carta Toleti die


kalendarum maii Era ICLX”, que corresponde al 1 de mayo de
1122, pero es que por entonces Alfonso VII todavía no era
emperador ni había conquistado Almería y resulta que en el
regnante pone “imperatore in Toleto et Legione, in Galletia et
Castella, in Naiara et Saragotia, in Baentia et Almaria, comes
Barchinonie et Santius rex Nauarre tunc temporis uasalli
imperatoris”, y tampoco habían nacido aún sus hijos Sancho
[III] y Fernando [II] junto a quienes otorga el diploma: “ego
Adefonsus Hispanie imperator una cum filiis meis Santio et
Fernando”.
Dos copias del texto contenidas en el manuscrito 10.679 de
la Biblioteca Nacional reproducen la misma data con ligeras
variantes: utilizan la abreviatura kls en lugar de kldr, añaden
una d en el mes140 y eliminan la I del número romano de la
Era: “facta carta Toleti die kalendas madii Era CLX”. La
ESTUDIO DE TRES PRIVILEGIOS DE ALFONSO VII 183

primera versión está tomada directamente del pergamino


custodiado en el Archivo de Villa, luego veremos que ese
supuesto original podría ser una copia figurada 141, mientras
que la segunda se sacó de otro traslado inserto en un prolijo
amojonamiento de los términos de Madrid y el Real hecho en
octubre de 1346142.

Todos los demás datos cronológicos que aparecen, tanto en


la intitulación como en el regnante, las listas de confirmantes
o el refrendo del escribano, obligan a fechar el diploma en el
escaso lustro que va desde la conquista de Almería en octubre
de 1147 hasta la muerte del arzobispo de Toledo Raimundo el
19 de agosto de 1152. La fecha a primera vista leída de 1122
queda contradicha por las siguientes razones:
—Alfonso VII recibe invariablemente el título de emperador
que no asumió hasta el 26 de mayo de 1135.
—La intitulación nombra ya a los hijos del emperador
Sancho [III] y Fernando [II] nacidos en 1134 y 1137 y ambos
encabezan además las listas de confirmantes. La única
diferencia literal entre el documento del Archivo de Villa y el
manuscrito de la Biblioteca Nacional es que en el primer caso
dice filiis meis y en el segundo filiis nostris.
—El emperador no recuperó Nájera para la Corona de
Castilla ni ocupó Zaragoza hasta 1134 tras la muerte de su
padrastro Alfonso I el Batallador.
—Baeza y Almería serían conquistadas en 1147. La forma
Baentia del regnante hay que identificarla indudablemente
con Baeza y son a todas luces erróneas las lecturas Balentia y
Balencia del manuscrito 10.679: en los demás privilegios que
veremos de Alfonso VII figura Baeza cuatro veces más: en dos
ocasiones se escribe Baetia y en otras dos Baentia143.
—En el regnante se dice “comes Barchinonie et Santius rex
Nauarre tunc temporis uasalli imperatoris” en alusión a Ramón
Berenguer IV que rindió pleitesía al emperador durante la
184 NICOLÁS ÁVILA SEOANE

ceremonia de coronación en León, y a Sancho VI el Sabio de


Navarra a quien Alfonso VII habría de armar caballero en
junio de 1153144.
—El confirmante “comes Pontius, maiordomus imperatoris”
es Ponce de Cabrera, uno de los personajes más influyentes
de la segunda mitad del reinado de Alfonso VII, que aparecerá
con el título de mayordomo a partir de 1145145.
—“Erm[e]negaudus, comes Urgelli” ha de identificarse con
Armengol VI pues aunque desde 992 hasta 1209 todos los
condes de Urgel se llamaron Armengol, éste era el de Castilla
por haberse criado en Valladolid con su abuelo Pedro
Ansúrez, y en 1147 acompañó a Alfonso VII en la campaña de
Almería.
—“Nunus Petriz, alferiz imperatoris” es Nuño Pérez, alférez
entre 1145 y 1155146.
—“Raimundus, Toletanus archiepiscopus et Hyspanie
primas” murió en la sede el 19 de agosto de 1152 147. Las
copias del manuscrito de la Biblioteca Nacional no dan su
nombre, probablemente por no haber sabido resolver la
abreviatura R.
—“Johannes, Segobiensis episcopus” es una de las últimas
alusiones a este prelado antes de ser trasladado a Toledo para
sustituir a Raimundo148.
—“Johannes, Oxomensis episcopus”, titular de Osma de
1148 a 1173149.
—“Comes Almanrricus, tenens Baentia” es Manrique de
Lara, tenente de Baeza al menos desde 1150 y hasta 1157.
Aquí sí interpretan bien el topónimo las copias de la Biblioteca
Nacional: Baecia.
—El “comes Rudericus Petriz” es Rodrigo Pérez de Traba el
Velloso, hijo del conde Pedro Fróilaz de Traba. Fue el primer
alférez de Alfonso VII y recibió el título condal en 1127; en los
años treinta se pasó al bando de Alfonso I de Portugal y fue
apartado de la Corte pero pronto recuperó su influencia.
Murió hacia 1166150.
—El escribano refrendario “Johannes Fer[n]andiz,
canonicus ecclesie beati Iacobi et notarius imperatoris, scripsit”
es el mismo Juan Fernández, “canonicus ecclesie beati Iacobi
et scriptor imperatoris” de 1150151, y que desde 1154 será
canciller y añadirá a la canonjía de Santiago la de Toledo:
ESTUDIO DE TRES PRIVILEGIOS DE ALFONSO VII 185

“Johannes Ferrandiz, ecclesie Toletane et ecclesie beati Jacobi


canonicus et imperatoris cancellarius”. Estuvo al frente de la
cancillería imperial hasta 1156152.
Existió otra copia hoy perdida de este documento en la
colección Salazar y Castro de la Real Academia de la Historia,
en cuyo índice aparece con el número 66.079 un “privilegio
del emperador Alfonso VII que concede a Madrid el goce de los
pastos, montes que están en tierra entre Segovia y esta villa”,
datado en “1122 (Era 1160)” y con la signatura “O-8, falta”.
Jerónimo de Quintana en su Historia de Madrid de 1629
transcribe el privilegio sin percatarse de la dificultad
cronológica: “fecha esta carta en Toledo a primero de mayo Era
de mil y ciento y sesenta años”153. En 1788 Loperráez Corvalán
al biografiar al obispo Juan de Osma dice que “confirmó en el
privilegio que el emperador don Alonso dio estando en Toledo a
la villa de Madrid haciéndole merced del Real de Manzanares,
su fecha en primero de mayo de mil ciento cincuenta y dos”, y
añade en nota: “pone la Era 1160 que no pudo ser porque no
era aún emperador”154.
Timoteo Domingo Palacio que lo transcribe del Archivo de
Villa corrige “Era millesima centessima nonagesima” sin dar
ninguna explicación155. Peter Rassow lo data el 1 de mayo de
1152 y tampoco aclara nada más156. Es Elías Tormo quien sí
dedica siete páginas a esta cuestión: “la cifra en el manuscrito
original vese desde luego en cifras romanas MCLX. ¿Por qué en
ningún impreso se dejan de dilatar esas cifras poniéndolas en
prosa diciendo Domingo Palacio «Era millesima centessima
nonagesima»? [...] El documento no cabe la menor duda en que
es auténtico. La fecha, legible; pero por tantos datos que
diremos intrínsecos había de ser imposible la Era sexagésima
(que sería año 1122): no habían nacido siquiera los dos reyes
hijos del emperador y autorizantes del privilegio, y con tal título
de reyes... La contradictoria discrepancia precisaría salvarla
por errata del escrito si no tuviera una otra explicación el «error»
sin rozar tal dificultad de errata y de fecha del otorgamiento en
documento tan solemne. Y la explicación es la siguiente: que a
la letra numeral equis «X» se le había de poner al alto y lado
derecha (sic) del escribiente y al palo oblicuo correspondiente
aquel convencional garabatito o corchete como colgado de lo
alto del trazo que es sabido que a la «equis» del «diez» la
186 NICOLÁS ÁVILA SEOANE

convierte en «equis» del «cuarenta». Que es cosa bien sabida y


elemental. ¿Se olvidó el tal garabatillo al «scriptor»? Ello puede
ser. O ¿no será mejor o más probable que se haya borrado?...
[...] Escritos tenía yo estos cinco párrafos anteriores en mi casa
y a bien poco de llegado a ella cuando recibo un billete del
timbre del «Archivo general» del «Ayuntamiento de Madrid» del
docto director don Agustín Gómez Iglesias, que voy a
transcribir aquí: «Esta mañana, después que usted marchó, me
di cuenta de que la X correspondiente a la fecha del documento
de don Alfonso VII tiene, en efecto (como yo lo vi y lo callé...), un
trazo casi imperceptible que parte del trazo derecho (del que
mira): trátase, por consiguiente, de la X aspada». [...] Celebro
mucho haber reservado ante el archivero mayor lo que vi y
pensé, que resulta ser lo que él vio y pensó al despedirme yo.
Queda pues nítidamente resuelto el problema de la fecha: la
Era MCLXXXX: año 1152”157.
A simple vista la equis de la Era parece idéntica a las
demás del documento: todas llevan el mismo pequeño trazo
más grueso en el extremo superior derecho y desde luego en el
resto de los casos no pueden leerse más que como simples
equis158.

Desde el punto de vista paleográfico se trata de una


escritura carolina documental ya muy evolucionada, influida
de elementos góticos y típica de la Península Ibérica a
mediados del siglo XII: la llamada minúscula diplomática 159.
Saltan a la vista bastantes de las características que señala
Agustín Millares Carlo para este tipo de letra: los caídos y
sobre todo los alzados se alargan bastante, las ligaduras son
escasas, la g cierra el caído o lo prolonga hacia la izquierda
paralelo a la línea del renglón, el último trazo de la m y de la n
es perpendicular a la línea de escritura, es recto el caído de la
EL ARCHIVO MUNICIPAL: FUENTE PRIMARIA DE LA HISTORIA LOCAL 263

aportación de elementos de análisis de los asuntos de la vida


cotidiana.

4. DIFUSIÓN DE LAS FUENTES DOCUMENTALES DEL ARCHIVO.

Una de las tareas encomendadas al archivo y por lo tanto


al archivero es la del servicio. Empezando lógicamente por las
de recepción de la documentación, procedente de las
instituciones productoras, en nuestro caso del Ayuntamiento,
y continuando con las tareas de organización, custodia y
conservación, hemos de convenir que la razón de ser del
archivo es su servicio. Es decir, su utilidad. Por ello surgen
los archivos y para ello forman parte de nuestro trabajo.
Ahora bien, todos los archiveros conocemos los diferentes
valores de la documentación que nos ha sido encomendada.
Además del valor primario, el valor de documento como
portador de una serie de probanzas de hechos que es para lo
que surge el documento de archivo, una vez transcurrido el
tiempo ese valor decae, o sencillamente prescribe, para
adquirir otro no menos importante, el valor de testimonio del
suceder histórico de esa institución.
Como se ha relatado en alguna que otra ocasión, el valor
de los documentos de archivo no sólo se refiere al que por su
origen tienen los documentos que lo forman. Con mucha
frecuencia, y desde luego en los archivos municipales, su
interés radica en la repercusión que la difusión de su
contenido tenga en la sociedad. Durante mucho tiempo, y
salvo honrosos casos, se ha relegado la función de los
archivos a la de depositarios de oscuros tesoros locales, la
mayoría indescifrables, y la de testigos pasivos del devenir
cultural de las ciudades.
Actualmente la tendencia es a participar cuando no a
incentivar el desarrollo cultural de la comunidad, para la que
se hace necesaria la difusión de su contenido documental,
con la apertura de sus fondos a todos los agentes que
contribuyen a la formación de la historia local: investigadores,
eruditos, vecinos, o simples curiosos.
La idea mantenida durante siglo y medio de que los fondos
de los archivos sólo interesaban a los eruditos ha variado para
ampliarse. Los archivos tienen más de un público, y sin
264 ISABEL SECO CAMPOS

desatender otra de las tareas propias del archivero, como es la


de la conservación de fondos, él mismo tiene que procurar el
acercamiento de los fondos del archivo a todo tipo de usuarios
a cada uno con la intensidad que sus facultades le permitan.
Pero si el archivero debe contar con la formación necesaria
para desempeñar su función en cualquier clase de archivo, y
si es el caso alcanzar la especialización con la profundización
en el centro concreto de trabajo, también debe conocer el
entorno que le rodea para adecuar la función divulgativa de
sus fondos. Dependerá del origen de los documentos, de la
institución para la que se trabaje, de la edad de los propios
documentos y desde luego del tipo de usuarios efectivos pero
también de los potenciales, que los objetivos de divulgación
del fondo tengan más o menos éxito.
En primer lugar hay que tener presente cuáles son las
tareas fundamentales del archivero: recibir, conservar,
describir y servir la documentación. Dentro de las funciones
propias de su puesto se encuentra pues la descripción de la
documentación. No olvidemos que si no se conoce el fondo de
archivo difícilmente puede utilizarse en la investigación, y
mucho menos difundirse ni divulgarse.
El ejercicio de las competencias y de las funciones del
puesto de archivero hará de éste el redactor de los
instrumentos de descripción que necesariamente deben ser
los primeros antes de proponerse ninguna tarea divulgativa.
Esos instrumentos se materializarán en forma de guías,
inventarios, catálogos y ediciones de fuentes.
No olvidemos que los avances tecnológicos nos permiten en
la actualidad poner a disposición de la comunidad científica
todos estos instrumentos de descripción, y reproducir hasta el
infinito un documento o serie de ellos con una calidad
excelente sin menoscabo de las condiciones de conservación
del original. Con lo que, en compactos, en digitales, o
simplemente en red, pueden difundirse los fondos que hasta
tiempos recientes estaban completamente vedados,
precisamente por el problema de conservación que su
reproducción planteaba.
Por lo tanto y para resumir, dentro de las operaciones
técnicas propias del archivero, se contemplan tanto la
descripción más somera del fondo recogida en la guía, como la
EL ARCHIVO MUNICIPAL: FUENTE PRIMARIA DE LA HISTORIA LOCAL 265

más completa en la que se recogen todos los comentarios y


notas críticas que el archivero quiera introducir en la edición
de fuentes. Todas y cada una de estas operaciones pueden y
deben encontrar su reflejo en publicaciones que ayuden a su
difusión.
Y como se decía al principio cada una de las publicaciones
tiene su público, pero no hay que extrañarse de que gran
parte del mismo las reciba todas y las aprecie aumentando
con ello el aprecio por la institución y desde luego por el
archivo. Como muestra, la descripción del fondo de archivo su
contextualización histórica, proponiendo los temas de
investigación y el complemento necesario con otros archivos.

ARCHIVO MUNICIPAL DE GETAFE


1. ÁREA DE IDENTIFICACIÓN.

Código de Referencia: ES. A. M. G.


Título: Archivo Municipal de Getafe.
Fechas extremas: 1543-2000.
Nivel de descripción: Fondo.
Extensión y soporte: 2240'8 ml.

2. ÁREA DE CONTEXTO.

Nombre del productor: Ayuntamiento de Getafe.


Historia de la Entidad local desde el siglo XIII perteneciente a la
institución: tierra de Madrid, uno de los tres sexmos en los
que ésta se dividía junto con Vallecas y Villaverde.
La primera referencia documental de Getafe se
sitúa en 1259, aunque esos documentos no se
conservan en el A. M. G. Es a partir del siglo XVI
cuando tenemos muchos documentos que nos
dan idea de la existencia de un lugar de realengo,
perteneciente al alfoz de Madrid y por lo tanto
sujeto a la jurisdicción que sobre la villa y su
tierra ejercía el corregidor de Madrid. En lo
jurídico dependía de la Chancillería de Valladolid;
en lo religioso, al obispado de Toledo y al
arziprestazgo de Madrid. Durante el siglo XVII y
XVIII, el Concejo sigue dependiendo de Madrid,
aunque continúa funcionando con cierta
“autonomía” como recogen determinadas
disposiciones de estos siglos. En esta época, al
266 ISABEL SECO CAMPOS

frente del concejo estaban dos alcaldes, uno por el


estado de los hijosdalgo y otro por el estado llano,
4 regidores y un procurador síndico, quienes
velaban por el interés de los vecinos. En el último
cuarto del siglo XVIII es cuando se anexiona un
agregado de población llamado Perales del Río.
En el siglo XIX el Ayuntamiento adquiere rango de
constitucional y es a partir de entonces cuando
cuenta con escudo propio. Es el momento de
creación de las Juntas Municipales de Instrucción
Primaria, de Sanidad... ; se reglamenta el
transporte de viajeros, el servicio del Matadero...
Getafe se convierte en cabeza de partido judicial.
La corporación estaba formada por un alcalde
constitucional, un regidor síndico y 9 concejales.
En el siglo XX se distinguen claramente dos
períodos: desde principios hasta los años 50 y
desde entonces hasta nuestros días. En la primera
mitad del siglo, la agricultura, actividad
dominante hasta entonces, se va abandonando
poco a poco, incrementándose la superficie de
montes y pastos. La industria empieza a
desarrollarse en esta mitad, pero será en la 2ª
cuando el enorme crecimiento industrial
provocará el cambio en la estructura demográfica
y profesional, así como en el urbanismo.
Con la ley de Bases de Régimen Local de 1985, los
órganos de gobierno son: el Alcalde, el
Ayuntamiento Pleno, formado por 27 concejales,
la Comisión de Gobierno y las Comisiones
Informativas.
Historia del archivo: Desde el siglo XVI el Archivo Municipal ha estado
ubicado dentro de las casas consistoriales. A
partir 1775 se tiene noticia de la preocupación del
concejo por su organización, por la existencia de
archivero y por su custodia para lo que “se
pondrán tres llaves en el archivo, teniendo una el
Alcalde Presidente, otra el Archivero y la otra el
Escribano”. Durante los siglos XIX y XX se
constata su presencia dentro de las dependencias
municipales, salvo un período en la Guerra Civil y
en los últimos años debido a las obras de la nueva
Consistorial. En la actualidad el archivo se
encuentra situado en la planta baja del nuevo
edificio del Ayuntamiento. Las nuevas
instalaciones reúnen las condiciones necesarias
que exigen la custodia, conservación y servicio de
los documentos.
Forma de ingreso: Los fondos del Archivo Municipal los constituyen
los documentos producidos y recibidos por el
EL ARCHIVO MUNICIPAL: FUENTE PRIMARIA DE LA HISTORIA LOCAL 267

Ayuntamiento desde 1543 hasta nuestros días.


Actualmente el Archivo cuenta con más de catorce
mil unidades de instalación, si bien está en
constante crecimiento ya que se recibe las
transferencias periódicas de documentos de los
diferentes servicios municipales.
Desde 1906 se conservan los inventarios del
Archivo de forma ininterrumpida.

3. ÁREA DE CONTENIDO.

Alcance y contenido: Las series imprescindibles para el estudio de la


institución son: Actas del Ayuntamiento; Decretos
y Resoluciones; Decretos y órdenes; Padrones de
habitantes. Además de las secciones y
subsecciones de Hacienda y Urbanismo.
Valoración, selección No ha sido creada la Comisión de Valoración y
y eliminación: Expurgo.
Nuevos ingresos: Anualmente ingresan mediante transferencia
ordinaria y periódica unos 125 ml.
Organización: Los fondos documentales del A. M. G. se
estructuran en un cuadro de clasificación cuyas
secciones y subsecciones con más amplitud
cronológica son las siguientes:
1. GOBIERNO
1. 1. Concejo/Ayuntamiento (1567-1936)
1. 2. Alcalde (1784-1998)
1. 3. Ayuntamiento Pleno (1815-1999)
1. 4. Comisión Municipal Permanente (1924-1985)
1. 5. Comisiones informativas (1873-1999)
1. 6. Comisión de Gobierno (1985-1997)
1. 7. Comisión Gestora (1939 -1949)
2. ADMINISTRACIÓN
2. 1. Secretaría General (1713-2001)
2. 2. Registro General (1927-1995)
2. 3. Patrimonio (1632-1993)
2. 4. Personal (1890-1998)
2. 5. Servicios Jurídicos (1543-1992)
2. 6. Contratación (1887-1997)
2. 7. Archivo (1906-2001)

3. SERVICIOS
3. 1. Obras y Urbanismo (1844-1998)
3. 2. Agricultura e Industria (1841-1996)
3. 4. Abastos y Consumo (1567-2000)
3. 5. Transporte (1887-1994)
3. 6. Seguridad Ciudadana (1855-2000)
268 ISABEL SECO CAMPOS

3. 7. Sanidad (1670-1998)
3. 8. Beneficencia y Asisten. Social. (1873-1999)
3. 9. Educación (1878-1999)
3. 10. Cultura (1845-1995)
3. 11. Deportes (1972-1996)
3. 12. Población (1713-1998)
3. 13. Quintas (1671-1989)
3. 14. Elecciones (1665-1995)
4. HACIENDA
4. 1. Intervención (1887-1998)
4. 2. Financiación y Tributación (1557-2000)
4. 3. Tesorería (1895-1998)
5. PARTIDO JUDICIAL (1890-1952)
BOLETINES OFICIALES (1968-2002)

4. ÁREA DE ACCESO.

Condiciones de Es un archivo público de consulta libre, regulada


acceso: por el art. 57 de la Ley 16/1985 de Patrimonio
Histórico Español y el art. 37 de la ley 30/1992
del Régimen Jurídico de las Administraciones
Públicas y del Procedimiento Administrativo
Común para la documentación histórica y
administrativa respectivamente. Así como el
Reglamento del A. M. G. publicado en el B. O. C.
M. de 22 de enero de 1998.
La reproducción está sujeta al abono de la tasa
estipulada para ello por el Ayto. de Getafe,
quedando excluida la reproducción de los
documentos históricos por razones de
conservación de los mismos.
Idioma: Español.
Características físicas: Papel. Estado de conservación: bueno.
Instrumentos de Guía. Inventarios desde 1906. Catálogos. Ficheros
Descripción: y Bases de datos automatizadas.
Unidades de Para completar la historia de la Institución habría
descripción que consultar la documentación del Archivo de
relacionadas: Villa de Madrid, el Archivo Histórico Nacional, el
Archivo General de Simancas, el Archivo General
de la Administración, el Archivo de la Real
Chancillería de Valladolid, el Archivo de Protocolos
Notariales de Madrid, el Archivo Regional de
Madrid, los archivos diocesanos de Toledo, Madrid
y Getafe, el Archivo Histórico del Ejercito del Aire.

5. ÁREA DE NOTAS.

Das könnte Ihnen auch gefallen