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Radiaciones no
ionizantes
9 Higiene Industrial
Índice de Contenidos
Radiaciones no ionizantes
Q=h*f
siendo
Q: la energía del fotón (J).
h: la Constante de Planck = 6,63·10-34 (J·s).
f: la frecuencia de la radiación (Hz).
Para ionizar un átomo se precisa una energía superior a 2·10-18 J. Para que
un fotón tenga esta energía, su frecuencia debe ser superior a 3·1015 Hz (3
PHz).
Las tres primeras bandas (UV, Vis e IR) también se agrupan bajo el nombre
de radiaciones ópticas, debido a que se comportan de acuerdo con las leyes
físicas de la óptica geométrica.
Es el flujo radiante emitido por una fuente puntual de radiación por unidad
de ángulo sólido (medido en estereorradián, sr) en una dirección
determinada. Se identifica con el símbolo I, y su unidad es el W/sr. Para su
medida hay que conocer el ángulo sólido subtendido por la fuente sobre el
detector. Se usa para cuantificar la distribución espacial del flujo radiante
emitido por una fuente, y si I es constante, se dice que la fuente es
isotrópica. Su equivalente fotométrico se llama intensidad luminosa, cuya
unidad es la candela (cd) que equivale a un flujo de un lumen en un ángulo
sólido de un estereorradián (lm/sr). La candela es la unidad fundamental del
sistema fotométrico, es decir, se define como un patrón primario y las
demás unidades se derivan de esta definición.
2.4 Irradiancia
Es el flujo radiante que emite una fuente por unidad de superficie; es común
identificarla con el símbolo M y su unidad es el W/m2. Sólo se aplica a las
radiaciones ópticas. La diferencia con la irradiancia es que se trata de una
radiación emitida, no recibida. En el sistema fotométrico recibe el mismo
nombre y su unidad es el lm/m2.
2.6 Radiancia
siendo
S: la densidad de potencia (W/m2).
E: la intensidad del campo eléctrico (V/m).
H: la intensidad del campo magnético (A/m).
120 π: es la impedancia espacial del aire (ohm).
Hay que prestar atención al uso del símbolo E, que se utiliza para indicar la
irradiancia de las radiaciones ópticas y también la intensidad del campo
eléctrico.
4 Radiación ultravioleta
De entre todas las radiaciones no ionizantes, las de más energía son las
radiaciones ultravioleta, que abarcan el rango de longitudes de onda
comprendido entre 180 y 400 nm y no son visibles ni detectables por ningún
sentido humano, lo que significa que no existe ningún procedimiento de
autodefensa que alerte en caso de darse la exposición.
Puesto que para la comparación con el valor límite deben considerarse todas
las longitudes de onda presentes en la radiación, se calculará la exposición
radiante efectiva a partir de la irradiancia efectiva, calculada por sumatorio
de la irradiancia en cada longitud de onda ponderada espectralmente, según
las siguientes expresiones (siempre que el flujo radiante de la fuente
luminosa sea constante):
siendo
Eeff: la irradiancia efectiva ponderada espectralmente por S(λ(W/m2).
Eλ: la irradiancia espectral (W/m2·nm).
S(λ: la ponderación espectral (adimensional).
∆l: el ancho de banda (nm).
Heff: la exposición radiante efectiva (J/m2).
∆t: el tiempo de exposición (s).
De similar forma, se calcula la exposición radiante en el rango 315-400 nm a
partir de la irradiancia en el mismo rango, teniendo en cuenta que ambos
límites (Heff y HUVA) deben cumplirse.
siendo
EUVA: la irradiancia efectiva ponderada espectralmente por S(λ) (W/m2).
Eλ: la irradiancia espectral (W/m2·nm).
S(λ): el ancho de banda (nm).
HUVA: la exposición radiante efectiva (J/m2).
∆t: el tiempo de exposición (s).
El valor que fija la directiva como límite de exposición para 8 horas es de
Heff = 30 J/m2 y de HUVA = 104 J/m2.
Para la mayor parte de de las fuentes de luz, y todos los arcos sin
protección, la ponderación de la irradiancia espectral entre 180 y 315 nm es
suficiente para determinar la irradiancia efectiva. Sólo algunas fuentes
especialmente diseñadas para emitir únicamente radiación UVA requerirán
calcular la ponderación espectral en la banda de 315 a 400 nm.
siendo
Eeff: la irradiancia efectiva (W/m2).
Tmax: el tiempo máximo diario de exposición (s).
Para la evaluación del riesgo por exposición a luz azul, causante
de fotorretinitis, se calculará:
siendo
LB: (W/m2).
Lλ: (W/m2).
Eeff: la irradiancia efectiva (W/m2).
Eeff: la irradiancia efectiva ((W/m2).
S(λ): la ponderación espectral (adimensional).
∆λ: el ancho de banda (nm).
Como guía se puede indicar que un papel blanco iluminado con 1.000 lux
tiene una luminancia de 0,025 cd/cm2. Un tubo fluorescente tiene una
luminancia de 0,5 a 1 cd/cm2. Una bombilla de incandescencia mate varía
entre 1 y 10 cd/cm2 y entre 100 y 500 cd/cm2 si es clara. Teniendo en
cuenta estos valores es fácil concluir que el riesgo debido a la radiación
visible sólo se puede presentar cuando exista una visión directa de fuentes
de luz.
siendo
LR: la radiancia espectral integrada ponderada con la función
R(l) en W/(m2 * sr).
Lλ: la radiancia espectral de la fuente en W/(m2 * sr * nm).
R(λ): el factor de ponderación.
∆λ: el ancho de la banda (nm).
α: el ángulo que subtiende la fuente (rad).
t: la duración de la visión (s).
siendo
EB: la radiancia espectral integrada ponderada con la función
B(λ) en W/(m2 * sr).
El: la radiancia espectral de la fuente en W/(m2·* sr·* nm).
B(λ): el factor de ponderación del riesgo de la luz azul.
∆λ: el ancho de la banda (nm).
Para los trabajadores operados de cataratas (es decir, aquéllos a los que se
les ha extirpado el cristalino) la función B(λ) puede no dar una indicación
correcta del riesgo para la retina producido por la exposición a la luz azul. En
cualquier caso, se tratará de trabajadores especialmente sensibles a la
exposición a radiaciones ópticas.
7 Radiación láser
En esencia, los efectos son los mismos que los de la radiación ordinaria de la
misma longitud de onda, si bien en el caso de la radiación láser, por tratarse
de una radiación no dispersa, la energía del haz disminuye muy poco con la
distancia, lo que en la práctica se traduce en que su peligrosidad es mayor a
igualdad de potencia de la fuente generadora, ya que puede concentrar la
energía en una superficie muy pequeña.
Con el fin de determinar las medidas de control a adoptar, hay que tener en
cuenta la capacidad del láser para producir daño (clasificación). Es básico el
control de los factores ambientales por medio de actuaciones técnicas (por
ejemplo: establecimiento de un sistema de control de llave o un atenuador
del haz) y/u organizativas (por ejemplo: designación de un Responsable de
Seguridad Láser, establecimiento y señalización de zonas de riesgo,
Los EPI de protección ocular frente a la radiación láser deben cumplir los
requisitos mínimos especificados en la norma UNE-EN 207 y su código es la
letra L. Los EPI para los trabajos de ajuste láser deben cumplir los requisitos
de la norma UNEEN 208 y su código es la letra R. Es importante distinguir
entre ellos, ya que las gafas para ajuste láser protegen menos y se emplean
con limitación de potencia y tiempo.
8 Microondas y radiofrecuencias
siendo
S: la densidad de potencia (mW/cm2).
E: la intensidad del campo eléctrico (V/m).
H: la intensidad del campo magnético (A/m).
Sin duda el origen mayoritario de exposición a estos campos son las líneas
eléctricas de transporte de energía y las instalaciones asociadas (estaciones
transformadoras, centrales de producción y distribución, etc.). Alrededor de
un cable por el que circula una corriente eléctrica alterna de 50 Hz se crea
un campo eléctrico y otro magnético de esa frecuencia y cualquier persona
situada en sus proximidades estará expuesta a él. La extensión del uso de la
energía eléctrica permite afirmar que no hay nadie que no esté expuesto a
un campo electromagnético de 50 HzL; una vez más el problema no es la
exposición, sino la determinación de la exposición tolerable o de los valores
límite.
siendo
B: la densidad de flujo magnético (T).
µ0: la permeabilidad del medio (= 400 · π · 10-9 T/(A/m) para el aire o el
cuerpo humano).
En los últimos años se han dedicado muchos esfuerzos para identificar los
efectos biológicos de las exposiciones a campos electromagnéticos que se
relacionan con la capacidad de estos campos de inducir corrientes eléctricas
y con las consecuencias que se pueden derivar de ello en el cuerpo humano.
Los efectos fisiológicos mejor descritos son los fotofosfenos, que consisten
en la sensación de fogonazos o destellos luminosos en el interior del ojo.
También se han descrito experimentos de laboratorio mostrando
alteraciones en los intercambios de iones en los fluidos biológicos y
modificaciones en los niveles hormonales.