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Naturaleza jurídica: La protección, el estimulo y fomento a la creatividad


intelectual.

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1. Literarios: Poesía, novela y literatura en general, además de las obras


científicas, traducciones, refundiciones y discursos.

2. Artísticos: dibujos, cuadros, estatuas, proyectos de arquitectos e ingenieros,


etc.

3. Dramáticos: obras teatrales y musicales, etc.

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Doctrinariamente:

Derecho moral

a) Derecho de divulgación

b) Derecho al anonimato o al seudónimo

c) Derecho de inédito

d) Derecho de integridad

e) Derecho de retracto

f) Derecho de colección

g) Derecho de retirada

h) Derecho de continuidad

i) Derecho a elegir los interpretes de la obra

j) Derecho de divulgación de la obra póstuma.

Derecho pecuniario.

Legalmente: Los derechos sobre una obra creada intelectualmente, se pueden


otorgar solamente a las personas naturales, sin embargo, El Estado, las
entidades de Derecho publico y las personas jurídicas pueden ser titulares de
los derechos previstos en la ley para los autores.

El derecho de autor comprende los derechos morales y patrimoniales, que


protegen la paternidad, la integridad y el aprovechamiento de la obra. El
derecho moral del autor es inalienable, imprescriptible e irrenunciable.

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Es la creatividad intelectual con aplicación en el campo de la industria y en el


comercio.

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Propiedad intelectual es el fruto de la íntima concepción del ser inteligente


quien, al combinar los elementos facilitados por el fondo común de las ideas,
concibe y produce una obra original, pudiendo disponer de ella sin más
limitaciones que las impuestas por las leyes.

Al derecho que trata sobre la propiedad intelectual, cualquiera que sea el


género, la forma de expresión o el modo de exteriorización de la obra, se le
conoce como derecho de autor, el que, a su vez comprende dos derechos
perfectamente diferenciados: el derecho moral o personal, y el derecho
pecuniario o patrimonial.

El derecho de autor, por sus características, es un derecho específico


inclasificable tanto dentro de los derechos reales, pese a que entra en la esfera
de los derechos patrimoniales, como dentro de los derechos inmateriales, pues
no es de naturaleza personal exclusivamente. Constituye, por tanto, una
disciplina jurídica "sui géneris".

DERECHO MORAL:

Este derecho, que nace simultáneamente con el acto creativo de la obra


concebida, está perpetuamente ligado al nombre del autor. Es inalienable,
intransmisible, inembargable e imprescriptible.

La naturaleza de este derecho de rango eminentemente espiritual, impide que


el mismo pueda ser susceptible de cesión o de venta, pues resulta evidente
que el mismo jamás podrá ser considerado como algo impersonal y
transmisible mediante actos ínter-vivos.

"Independientemente de los derechos patrimoniales del autor, y aun después


de la cesión de dichos derechos, el autor conserva durante toda su vida el
derecho de reivindicar la paternidad de su obra y de oponerse a toda
deformación, mutilación u otra modificación de esta obra, o de cualquier otro
atentado a la misma obra, perjudiciales a su honor o a su reputación"
(Convenio de Berna de 1948).

El legislador del Texto salvadoreño sobre la materia comprendió perfectamente


este derecho al atribuir las siguientes facultades al autor:

² La de publicar su obra en la forma, medida y manera que crea conveniente;

² La de ocultar su nombre o usar seudónimo en sus publicaciones;

² La de destruir, rehacer, retener o mantener inédita la obra;

² La de retractarse, o sea la de recuperar la obra, modificarla o corregirla


después de que haya sido divulgada;

² La de conservar y reivindicar la paternidad de la obra;

² La de oponerse al plagio de la obra;

² La de exigir que su nombre o su seudónimo se publique en cada ejemplar


de la obra, o se mencione en cada acto de comunicación pública de la misma;

² La de oponerse a que su nombre o su seudónimo aparezca sobre la obra de


un tercero o sobre la obra suya que haya sido desfigurada;

² La de salvaguardar la integridad de la obra oponiéndose a cualquier


deformación, mutilación, modificación o abreviación de ella o de su título; y

² La de oponerse a cualquier utilización de la obra en menoscabo de su


reputación como autor o de su honor; estableciendo asimismo en sus artículos
6o. y 7o., la inembargabilidad e imprescriptibilidad del derecho moral así como
la facultad del autor a exigir, en caso de violación, reparación del daño e
indemnización por perjuicios causados.

Además de las anteriormente citadas el derecho moral de autor comprende


facultades no contempladas en la legislación centroamericana, tales como el
derecho a elegir intérpretes de la obra, el derecho ²ejercitable por los
herederos o sucesores del autor² a la divulgación de la obra póstuma, y el
derecho de colección. Este último, aludido por la Ley de Propiedad Intelectual
de Costa Rica en su artículo 17, pero el carácter restrictivo de su texto hace
que el derecho de colección no sea considerado por el mismo como algo
personal e inalienable.
DERECHO DE DIVULGACIÓN

Expresión máxima del carácter inalienable del derecho personal lo constituye el


que todo autor tiene a la divulgación de su obra, como el de oponerse a la
publicación de la misma, al ser éstos los privilegios que sólo a él corresponden
y de los que sólo él disfruta en exclusiva.

La Ley francesa de 1957, reflejo de los principios universalmente aceptados en


materia de derecho autoral, reconoce de manera clara y terminante al autor de
una obra, como el único que tendrá derecho a la divulgación de la misma
pudiendo determinar, en algunos casos que la propia Ley contempla, los
procedimientos de su divulgación y la fijación de las condiciones de ésta. No
podrá no obstante según dicho texto legal, oponerse, una vez que la obra haya
sido divulgada:

² a las representaciones privadas y gratuitas efectuadas exclusivamente en


un círculo familiar;

² a las reproducciones estrictamente reservadas al uso privado del copista y


no destinadas a una utilización colectiva, a excepción de las copias de obras
de arte destinadas a ser utilizadas para fines idénticos a aquellos para los
cuales hubiera sido Creada la obra original;

² a los análisis y a las días cortas justificados por el carácter crítico, polémico,
pedagógico, científico o informativo de la obra a la cual estén incorporados;

² a las reseñas de prensa;

² a la difusión, incluso integra, por medio de la prensa o la radiodifusión, a


título de información de actualidad, de los discursos destinados al público y
pronunciados en asambleas políticas, administrativas, judiciales o académicas,
así como en reuniones públicas de orden político y en ceremonias oficiales,
siempre y cuando, como en. los dos apartados anteriores, se indique
claramente el nombre del autor así como el origen o fuente; y

² a la parodia, a la imitación y a la caricatura, teniendo siempre en cuenta las


normas del género.

Del mismo rigor es la Ley austriaca sobre derecho de autor, que señala al
creador intelectual de una obra como al único que tiene derecho exclusivo de
difundirla, de emitirla, de ejecutarla y de representarla: "El autor tendrá el
derecho exclusivo de difundir sus obras, y en su virtud no podrá ponerse, sin
su consentimiento, ninguna obra en venta o en circulación."
"En tanto la obra no haya sido publicada, el derecho de difusión comprende
también el derecho exclusivo de darla a la publicidad mediante carteles,
exposiciones, anuncios públicos u otros medios análogos."

"El derecho de difusión no se aplicará a los ejemplares de obras que hayan


sido puestos en circulación con el consentimiento del derechohabiente a virtud
de transferencia de la propiedad de los mismos; pero si el consentimiento se
hubiere dado solamente para un determinado territorio, queda a salvo el
derecho de difundir la obra fuera del expresado territorio."

"El derecho de difusión sobre la obra de arte no se extenderá a aquellas obras


que forman parte de un inmueble." (art. 16).

"El autor tendrá derecho exclusivo de difundir la obra por emisión radiofónica u
otro medio similar."

"Se asimilará a la radioemisión la comunicación al público de la ejecución


pública de una obra mediante la radiación por alambres instalados dentro o
fuera del país. La reemisión de transmisiones radiofónicas por medio de
transmisiones de relevo no se considerará como nueva radiodifusión." (art. 17).

"El autor tendrá el derecho exclusivo de pronunciar, ejecutar o representar


públicamente una obra cuyo modo de expresión sea la palabra hablada lo
mismo que de una obra literaria o de una obra musical o cinematográfica, o de
representar públicamente una obra de arte plástico por medio de aparatos
ópticos."

"Esta disposición podrá aplicarse indistintamente tanto en casos en que la


ejecución, presentación o representación se haga directamente como a
aquellos en que se haga mediante diapositivas o discos sonoros."

"Se asimilará a las ejecuciones, presentaciones o representaciones la


comunicación al público de una radiodifusión por medio de altavoces u otros
aparatos semejantes, así como la comunicación al público por medio de tales
aparatos de ejecuciones, presentaciones o representaciones de una obra fuera
de los locales (como teatros, salas, plazas, jardines, etc.)

donde se hayan realizado." (art. 18).

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DERECHO AL ANONIMATO O AL SEUDÓNIMO
Todo autor tiene derecho al anonimato, esto es, a mantener ignorado del
público su verdadero nombre ocultándolo bajo otro literaria o artísticamente
adoptado, o sea el seudónimo, que en lo referente a sus derechos autorales,
tiene la misma validez jurídica que el nombre civil propio.

Reconoce la Ley guatemalteca sobre derecho de autor, aunque con cierta


ambigüedad, el mismo derecho al seudónimo que al nombre propio al
considerar autor de una obra "salvo prueba en contrario, a aquel cuyo nombre
o seudónimo conocido esté indicado en ella o en sus reproducciones".

En cambio el Cuerpo legal salvadoreño reconoce admirablemente la naturaleza


personal del derecho al nombre literario o artístico al establecer en su artículo
24: "El seudónimo literario o artístico es un derecho exclusivo y personalísimo
de la persona natural del autor; su uso se protege por la Ley, sin necesidad de
previo registro."

No podrá decirse lo mismo de la Ley de Propiedad Intelectual de Costa Rica


cuya referencia a las obras seudónimas se limita a un reconocimiento de los
derechos del editor de obras anónimas, seudónimas o póstumas y de la
recuperación de éstas del dominio de aquél cuando el autor pruebe legalmente
su condición de tal.

Es, en este derecho, el Código portugués de 1966 uno de los que con mayor
amplitud y comprensión contempla el derecho al nombre literario o artístico,
reglamentando su uso en los artículos 20 al 24, que considero de gran interés
transcribir: "Salvo prueba en contrario se considerará autor de una obra
intelectual- y podrá ejercitar todos los derechos inherentes a esa cualidad, la
persona singular o colectiva cuyo nombre fuere indicado como tal en la obra,
conforme al uso universal o que fuere anunciado como tal autor en la
recitación, representación, ejecución o cualquier otra forma de utilización de la
obra."

"El autor podrá utilizar para la indicación de su calidad, su nombre civil


completo o abreviado o las iniciales de éste, un seudónimo o cualquier signo
convencional; estas formas de designación del autor se equipararán al nombre
civil desde que sean notoriamente conocidas como designación de
determinado autor."

"El nombre o el seudónimo que el autor adoptare para este fin y que se llama
nombre literario o artístico, así como cualquier otra designación de autor,
deberán ser completamente distintos de los anteriormente usados por
cualquier otro autor con relación a obras del mismo género, estén o no
registrados como tales."
"Si el nombre civil, el seudónimo o cualquier otra designación del autor fueran
idénticos a los de otro autor que ya los hubiera usado anteriormente en obras
suyas, podrá éste impedir que aquel continúe usándolo, imponiéndole su
modificación o sustitución de modo que tienda a evitar la confusión en el
público."

"Si el autor fuere pariente de otro ya anteriormente conocido por nombre


idéntico, podrá distinguirse de éste añadiendo al nombre civil un aditamento
indicativo del parentesco existente."

"No será permitida la utilización por cualquier autor de nombres o seudónimos


célebres en la historia de las letras, de las artes o de las ciencias."

"El uso de un nombre literario o artístico o de cualquier otra forma de


designación del autor contra los preceptos contenidos en los artículos
precedentes, dará derecho a los interesados a pedir, además de la cesación de
tal uso, indemnización de daños y perjuicios, sin perjuicio de la acción penal si
a ella hubiere lugar."

"El autor, sin embargo, no podrá ser impedido para usar su nombre civil en
todo lo que no haga relación a la obra ‡ intelectual."

"Si el autor presentare la obra bajo seudónimo o con cualquier otra forma de
designación que no revele su identidad o la publicare en forma anónima, el
editor, indicado como tal en la obra, tendrá el deber de defender frente a
terceros los derechos del autor, considerándose su representante, salvo
prueba en contrario."

"El autor puede, en cualquier momento, revelar su identidad e indicar la


paternidad de la obra con su nombre civil. El mismo derecho será reconocido a
los herederos o representantes. Si el autor o sus herederos o representantes
ejercitaren esa facultad, el editor sólo podrá hacer valer los derechos que se
deriven del contrato de edición."

DERECHO DE INÉDITO

Es de generalizado criterio en el conjunto de ordenamientos sobre propiedad


intelectual, el reconocimiento del derecho que todo autor tiene sobre su obra
no publicada ²pues no debe ser exigible la publicación de una obra para que
ésta goce de protección², así como a su derecho a mantenerla inédita.

"Las obras no publicadas de los nacionales de cada Estado contratante


gozarán, en cada uno de los demás Estados contratantes, de toda la
protección que cada uno de estos Estados conceda a las obras no publicadas
de sus nacionales." (Art. II, 2, Convención Universal de Ginebra).
"En cada Estado contratante deben arbitrarse los medios legales para proteger,
sin formalidades, las obras no publicadas de los nacionales de los otros
Estados contratantes." (Art. III, 4, Convención Universal de Ginebra).

"La obra se reputará creada, independientemente de toda divulgación pública,


por el solo hecho de la realización, incluso incompleta de la concepción del
autor." (Art. 7 Ley francesa de 1957 sobre derecho de autor).

Tan injusto sería que el autor de una obra no divulgada no gozara de los
derechos inherentes a toda propiedad intelectual por el solo hecho de no haber
sido difundida entre el público y conocida por éste, como pretender exigir del
creativo intelectual el fruto de su ingenio como obligatoria aportación a la
colectividad a que pertenece.

DERECHO DE INTEGRIDAD

"El adquirente o editor de una obra no podrá introducir en ella alteraciones de


ningún género sin licencia, de su autor, y a falta de éste, de sus herederos o
legatarios, siempre que no haya disposición testamentaria en contrario".

La prohibición a que se refiere el párrafo anterior, contemplada por la Ley


costarricense en su artículo 19, es extensiva a cualesquiera usuarios de las
obras literarias, científicas o artísticas y no únicamente a los adquirentes o
editores de la obra. El derecho de integridad o "droit au respect", obedece,
como su propia expresión francesa define, a la necesidad de respetar la obra
tal y como fuera concebida por su autor. Será necesario por tanto, contar con
el consentimiento de éste para poder introducir variaciones o modificaciones de
cualquier clase a la obra, del mismo modo que será preceptiva la autorización
del autor para poder proceder a sucesivas versiones, adaptaciones,
musicalizaciones o dramatizaciones de la obra original.

La reiterada doctrina de la disciplina jurídica autoral, no deja lugar para las


dudas al respecto del universal reconocimiento del derecho de integridad.

Establece la Ley austriaca que "cuando se utilice una obra dándola a .la
publicidad o se reproduzca con miras a su difusión, quienes tengan derecho a
realizar tal utilización o reproducción no podrán aportar ninguna abreviatura,
adición ni otra modificación a la obra misma, ni a su título, ni indicación que
identifique al autor, a menos que éste lo permita o que la ley lo consienta", y
que "el otorgamiento de una autorización para introducir alteraciones que no se
hayan definido expresamente no impedirá que el autor se oponga a

toda deformación, mutilación u otra modificación de la obra que pueda


perjudicarle gravemente en sus intereses intelectuales", llegando el legislador
portugués a prohibir a los sucesores del autor la reproducción de versiones
anteriores a su última revisión por él efectuada.

Con lo cual, con base en tales principios y en uso de las atribuciones que
también el derecho de retracto le confiere, puede el autor, y sólo él, exigir la
más absoluta fidelidad a la obra, así como impedir que las ideas contenidas en
la misma queden permanentemente sujetas a ella sin consideración al posible
cambio en sus reflexiones como autor o a la evolución de su pensamiento.

El derecho moral de autor protege al creador de la obra contra toda forma de


publicación de la misma que no hubiera obtenido su consentimiento, aun
cuando tal publicación no dañara su reputación ya que dadas sus ilimitadas
facultades sobre su obra, las mismas no deben concretarse a la protección de
la obra únicamente cuando ésta fuera publicada en forma distinta a la
concebida por el autor o cuando la misma fuera modificada, abreviada o
mutilada ya que la propiedad intelectual es una extensión de la propia
personalidad y como tal oponible a todos.

El legislador italiano (art. 20 Ley de 1941), consigna el derecho que tiene el


autor a oponerse únicamente a aquellas deformaciones que perjudiquen su
honra o reputación, criterio que entiendo inapropiado por cuanto sólo el autor
tiene la capacidad de variar, en atención a su personal criterio sobre la
concepción estética, el contenido de las ideas resultantes de su pensamiento.

"Independientemente de los derechos exclusivos de explotación económica de


la obra previstos en las disposiciones contenidas en la sección anterior y aun
después de la cesión de los mismos, el autor conservará el derecho de
reivindicar la paternidad de la obra y de oponerse a cualquier deformación,
mutilación u otra modificación de la misma que pueda redundar en perjuicio de
su honor o de su reputación." (Art, 20 Ley de Italia).

DERECHO DE RETRACTO

Es un derecho eminentemente personal puesto que aún después de haber


cedido el autor el derecho para la edición de su obra e incluso después de la
publicación de la misma, o sea, en todo momento, goza del derecho de
rectificación, o de retracto, de aquella. Resulta evidente que, como muy
claramente establece la Ley francesa al respecto, en el caso de hacer uso el
autor de las atribuciones inherentes al derecho de retracto, deberá indemnizar
previamente al cesionario con quien hubiera celebrado contrato de edición, por
el perjuicio que la rectificación o el retracto pudieran causarle, obligando
asimismo al autor, si éste decidiera publicar nuevamente su obra, al
reconocimiento de su antigua obligación contractual para con el cesionario, en
el sentido de otorgarle el privilegio o la opción para la edición de la obra que
fuera objeto de la rectificación o del retracto.
Quiere evitar con ello la Ley, que la malicia de algunos autores permita que sus
obras puedan cambiar de cesionario bajo el pretexto de la recuperación de las
mismas, burlando entonces las obligaciones del contrato de edición.

El ejercicio de este derecho permite al autor exigir la recuperación de su obra


para modificarla, corregirla o ampliarla según su criterio, luego de la divulgación
de la misma, para sucesivas ediciones.

DERECHO PECUNIARIO

Es la facultad del autor de una obra de utilizarla o autorizar el uso de ella con
fines de lucro. Tal utilización puede ser hecha:

a) bajo forma corpórea, como la reproducción, la exposición o la exhibición; o

b) bajo forma incorpórea, como la recitación, la ejecución o la representación.

El derecho pecuniario de autor es susceptible de cesión total o en parte, y


puede ser transmitido mediante actos "inter-vivos" o por causa de muerte. El
autor de una obra literaria, científica o artística, tiene, con base en éste, el
derecho de explotarla y disponer de ella a su voluntad.

Dentro del derecho pecuniario de autor están comprendidos el derecho de


representación y el derecho de reproducción, de los que dimanan a su vez los
de recitación pública, representación dramática, presentación pública,
ejecución, difusión, proyección, retransmisión o radiodifusión y edición.

Remitiéndonos a la Ley de Derecho de Autor de la República de El Salvador,


veremos que en su art. 8 otorga al derecho pecuniario facultades tales como:

² la de reproducir la obra por cualquier procedimiento;

² la de ejecutarla y representarla en espectáculos públicos;

² la de difundirla por cualquier medio.

PROTECCIÓN TEMPORAL

El derecho pecuniario de autor tiene un plazo de protección muy variable


según el país de aplicación de la ley respectiva y que oscila en los países de
nuestra Región entre los 80 años (Panamá) y los 25 años (Honduras y
Nicaragua), transcurridos los cuales después de la muerte del autor, se
produce la caída de la obra en el dominio público. Dicho plazo, para las obras
en colaboración, cuenta a partir de la fecha de la muerte del último
superviviente.
Con todo, la entrada de una obra en el dominio público, no faculta a la
colectividad beneficiaría a variar el contenido de la misma, debiendo estarse,
de la manera más estricta, al reconocimiento de las atribuciones del derecho
moral imprescriptible, ya comentadas.

Aunque numerosas legislaciones han venido reconociendo la perpetuidad del


derecho pecuniario de autor, como fuera el caso de Guatemala que mediante
el Decreto de 29 de Octubre de 1879 estableciera la imprescriptibilidad del
mismo en obras literarias, o el artículo 735 del Código Civil de 1904 de
Nicaragua, tiende la legislación actual ²muy a disgusto de los defensores del
rango² a una reducción de tal plazo de protección legal, habiéndose llegado
mediante la Convención de Ginebra de 1952, a fijar dicho término en 25 años,
"post-morten auctoris", aunque en su articulado se deja a facultad de los
Estados contratantes el mantenimiento de plazos más extensos de acuerdo
con su legislación interna, sin que en ningún caso pueda ser inferior a la vida
del autor y 25 años más.

Contrasta esa tendencia a la reducción del plazo de protección, con el criterio


del jurista Díaz Ferreira, quien sostiene que "la propiedad literaria debería tener
la misma duración y ser transmisible de generación en generación como la
propiedad material", principio que sustenta la ley de propiedad intelectual de
Costa Rica de 1896, reformada en 1948, que establece en su primer artículo
que "la propiedad intelectual tiene el mismo carácter y obedece a las mismas
reglas que la propiedad mueble".

El término de 80 años después de la muerte del autor, a que se refiere el


artículo 6 de la Ley española sobre propiedad intelectual, y del que parte el
legislador costarricense, motivó que "La Association Littéraire mtemationale"
elaborara y presentara en 1900 durante su Congreso anual, en París, un
proyecto de ley-tipo sobre propiedad intelectual, idea que no prosperó. Es en la
actualidad, la Ley de Túnez de 1967, la que viene considerándose como la ley-
tipo reguladora de los derechos en favor de los autores.

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RENUNCIA AL DERECHO PECUNIARIO

El autor puede renunciar a la explotación económica de su obra en favor de la


sociedad, aunque tal renuncia, que deberá ser expresa, no le impedirá el
ejercicio del derecho a la integridad de la obra, derecho moral que le asiste a
perpetuidad.
El acreditado periodista e historiador guatemalteco Clemente Marroquín Rojas,
ha constituido un conocido y representativo caso de renuncia a su derecho
pecuniario sobre su obra "Historia de Guatemala", renuncia que, de manera
expresa reflejó en las páginas del libro, pero tal no debe interpretarse como el
derecho de cualquier persona a la utilización de la obra a su antojo sin respeto
a la integridad.

Aunque es explicable su infrecuencia, ya que entre los 'autores, no son muchos


los afortunados porque son escasas las obras que consiguen universal
aplauso, los casos de renuncia al derecho pecuniario de autor han venido
sucediéndose y es por. ello lógico que esté sujeta a un mínimo de formalidades
como es la expuesta.

Así pues, "el autor puede por declaración expresa, abandonar su obra al
dominio público" (Art. 1902, Código Administrativo de Panamá).

OBRAS DE CONCEPCIÓN INTELECTUAL

Son obras de concepción intelectual aquellas que, con la característica de la


originalidad, sean literarias científicas o artísticas y puedan darse a conocer por
algún medio.

Siguiendo el orden referido por la Ley de Derecho de Autor vigente en San


Salvador, relación que tiene carácter enunciativo y no limitativo, vamos a
comentar las particularidades jurídicas de las obras de concepción intelectual y
entre las que están comprendidas, según el citado Cuerpo legal "todas las
producciones literarias, científicas y artísticas, tales como libros, folletos y
escritos de toda naturaleza y extensión; obras musicales con o sin palabras;
obras oratorias, plásticas, de arte aplicado; versiones escritas o habladas de
las conferencias, discursos, lecciones, sermones y obras de la misma clase;
obras dramáticas o dramático-musicales y coreográficas; las puestas en
escena de obras dramáticas u operísticas; obras de arquitectura o ingeniería;
esferas, cartas, atlas y mapas relativos a geografía, geología, topografía,
astronomía o cualquier otra ciencia; fotografías, litografías y grabados; obras
de cinematografía muda, hablada o musicalizada; obras de radiodifusión o
televisión; modelos o creaciones que tengan valor artístico en materia de
vestuario, mobiliario, decorado, ornamentación, tocado, galas u objetos
preciosos; planos u otras reproducciones gráficas y traducciones siempre que
sean autorizadas o no contravengan ninguna disposición legal".

Si bien obras de concepción intelectual son también los descubrimientos


científicos, leyes físicas, fórmulas químicas, invenciones para su aplicación a la
industria, sistemas de representación, reproducción y comunicación, etc., los
derechos de sus autores, están extensamente contemplados dentro de la
propiedad industrial, verdadera propiedad reivindicable según el derecho civil y
objeto de sanción en la legislación centroamericana.

La propiedad industrial que no puede reconocer derechos morales en favor del


causante, es íntegramente transmisible a título oneroso o gratuito y al estar
sujeta a la formalidad registral, no existe legalmente hasta tanto su autor no
obtenga el certificado de patente que le garantizará la atribución de los
derechos privativos por tal concesión.

Implica, la concesión de patente, mera presunción jurídica de novedad,


realidad y merecimiento de la calidad de invento, a las que estará sujeta para
la obtención del privilegio a concederse a su inventor.

Las disposiciones, únicas, que sobre propiedad intelectual contiene la Ley de


Patentes de Invención de Honduras, viene dando lugar a interpretaciones
erróneas, en lo tocante a los

derechos de autor en dicha República, al agrupar en un solo texto todos los


derechos relativos a la propiedad incorpórea.

No le es posible, por tanto, a un autor literario o artístico hacer valer sus


derechos de naturaleza exclusivamente moral con base en un ordenamiento
jurídico concebido para su

aplicación a la industria y al comercio.

Si bien, el precepto 160 de la Constitución Política de Honduras menciona que


"todo autor, inventor, productor o comerciante gozará temporalmente de la
propiedad exclusiva

de su obra, invención, marca o nombre comercial con arreglo a la Ley", causa


cierto desaliento el hecho de que, a falta de una ley especifica reguladora de
los derechos de autor, no se haya adherido Honduras a la Convención
Universal de Ginebra como hicieron todos los demás países del área, hecho
demostrativo de una cierta y reciente despreocupación hacia las obras del
ingenio, y que contrasta con el interés que reflejaba

el Código Civil hondureño de 1880 que en su artículo 663 determinaba que las
producciones del talento y del espíritu "son propiedad de sus autores,
propiedad que estará regida por leyes especiales", pero que, a la fecha, aún no
han sido promulgadas.

EXCEPCIONES A LA PROTECCIÓN LEGAL


Coinciden la mayoría de las legislaciones en limita: protección legal, y en
algunos casos en exceptuarla, cuando la obra publicada persiga objetivos
exclusivamente didácticos.

Como se ha comentado con anterioridad, quedan excluidas de la tutela del


derecho de autor y por razones obvias interés público, las noticias del día
publicadas en la prensa y cualesquiera acontecimientos o sucesos
periodísticos.

La publicación de fragmentos de obras literarias, científicas o artísticas


realizadas con fines didácticos es generalmente reconocida como lícita pero en
ningún caso podrá omitirse la fuente.

La Ley salvadoreña sobre Derecho de Autor que reconoce la licitud de la


limitación de los derechos autorales sobre obran literarias, didácticas y
artísticas en algunos casos muy especiales y siempre con sujeción a la
declaración de obra de utilidad pública que dependerá del Ministerio de
Educación, pero es terminante en cuanto a que toda limitación conlleva
indemnización, el monto de la cual, establece, deberá ser fijado por el Juez
Civil competente, con arreglo, en cuanto a procedimiento, a la Ley de
Expropiación Forzosa.

Exceptúa de su protección la Ley costarricense, con propiedad, a las obras


ilícitas y en general, todas las legislaciones hacen extensiva tal excepción a la
tutela de las obras que aun siendo lícitas sean atentatorias contra la moral o la
dignidad humanas.

Sostienen algunos autores que deberían también excluirse de protección a las


obras sin mérito y de mal gusto y, ciertamente, causa aflicción tener, a veces,
que equipararlas a obras insignes, pero es de reconocer que tan radical criterio
no tendría, en derecho, aplicación justa.

Difícil es en materia de gustos y preferencias, adivinar la reacción del público


para con las obras divulgadas, y, por otra parte, de carecer éstas de todo
mérito o atractivo artístico correrán la suerte de las obras insustanciales, pues
su efímera difusión será el fugaz resultado característico en las obras
indiferentes o groseras.

OBRAS EXENTAS DE AUTORIZACIÓN Y DE PAGO DE DERECHOS DE


EJECUCIÓN

La ejecución pública de obras musicales podrá gozar de la exención de pago


de derechos de autor e incluso de la autorización para tales actos, cuando se
trate de actos militares, solemnidades civiles o funciones de culto religioso, a
las que el público puede asistir gratuitamente.
La ejecución de cantos patrióticos o himnos oficialmente adoptados, no
requerirán tampoco autorización previa de sus autores, quienes no tendrán
derecho a retribución por tal motivo.

Cualquier persona puede, para su uso personal, utilizar obras ajenas con fin
lícito, y lo será siempre y cuando la ejecución tenga lugar dentro del círculo
familiar.

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