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GENERACION DEL 27

A) DEFINICION
Una generación literaria es un grupo de escritores que, nacidos en fechas
cercanas y movidos por un acontecimiento de su época, se enfrentan a los
mismos problemas y reaccionan de modo semejante ante ellos.
La llamada generación del 27 se dio a conocer en el panorama cultural español
alrededor del año 1927, con el homenaje que se dio al poeta Luis de Góngora en
el Ateneo de Sevilla, en el que participó la mayoría de los que habitualmente se
consideran sus miembros. Actualmente todos los integrantes de la generación del
27 han fallecido, el último, Francisco Ayala, el 3 de noviembre de 2009.

Generación
Generación del 27
literaria
- Los principales representantes del grupo son
Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego,
- Un grupo de
Federico García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso
escritores.
Alonso, Vicente Aleixandre, Miguel Hernández
y Luis Cernuda.
- Entre el más joven, que es Cernuda, y el
- Nacidos en
mayor, Salinas, sólo hay nueve años de
fechas cercanas.
diferencia.
- El acontecimiento que los unió y les dio el
nombre fue el homenaje que el grupo hizo a
- Movidos por un Luis de Góngora en el año 1927 en Sevilla, al
acontecimiento. conmemorarse el tercer centenario de su
muerte. Hay que destacar la influencia ejercida
por Juan Ramón Jiménez.
- Todos sienten la necesidad de encontrar un
- Reacción
lenguaje poético que exprese mejor los temas
semejante.
que tratan.

Características del la Generación del 27


• Tradición y vanguardismo.
Aunque desean encontrar nuevas fórmulas poéticas, no rompen con nuestras
tradiciones y sienten admiración por el lenguaje poético de Góngora, por
nuestros autores clásicos y por las formas populares del Romancero.
A la par que lo tradicional, las corrientes de vanguardia, sobre todo el
surrealismo, ejercen gran influencia en el grupo del 27. Los escritores surrealistas
exploran el mundo de lo inconsciente y pretenden alcanzar la belleza absoluta,
que está por encima de la realidad.
• Intención estética
Intentan encontrar la belleza a través de la imagen. Pretenden eliminar del
poema lo que no es belleza y, así, alcanzar la poesía pura.
Quieren representar la realidad sin describirla; eliminando todo aquello que no es
poesía.
Versos de León Felipe
Deshaced este verso.
Quitadles los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma.
Aventad las palabras,
y si después queda algo todavía,
eso
será poesía.
• Temática
Sienten especial interés por los grandes asuntos del Hombre, como el amor, la
muerte, el destino... y los temas cargados de raíces populares.
Canción del jinete (Federico García Lorca)
En la luna negra Caballito negro.
de los bandoleros, ¿Dónde llevas tu jinete muerto?
cantan las espuelas. La noche espolea
Caballito negro. sus negros ijares
¿Dónde llevas tu jinete muerto? clavándose estrellas.
...Las duras espuelas Caballito frío.
del bandido inmóvil ¡Qué perfume de flor de cuchillo!
que perdió las riendas. En la luna negra,
Caballito frío. ¡un grito! y el cuerno
¡Qué perfume de flor de cuchillo! largo de la hoguera.
En la luna negra, Caballito negro.
sangraba el costado ¿Dónde llevas tu jinete muerto?
de Sierra Morena.

• Estilo
Se preocupan fundamentalmente de la expresión lingüística y buscan un lenguaje
cargado de lirismo.
• Versificación
Utilizan estrofas tradicionales (romance, copla...) y clásicas (soneto, terceto...).
También utilizan el verso libre y buscan el ritmo en la repetición de palabras,
esquemas sintácticos o paralelismo de ideas.
La paloma (Rafael Alberti)
Se equivocó la paloma Que las estrellas rocío;
se equivocaba. que la calor, la nevada.
Por ir al norte, fue al sur; Se equivocaba.
creyó que el trigo era agua. Que tu falda era su blusa;
Se equivocaba. que tu corazón su casa.
Creyó que el mar era el cielo; Se equivocaba.
que la noche la mañana. (Ella se durmió en la orilla.
Se equivocaba. Tú, en la cumbre de una rama.)

Los componentes del grupo


Monumento a Gerardo Diego, en la calle Pío Baroja, delante de la Casa de
Cantabria, Madrid.
La nómina habitual del grupo poético del 27 se limita a diez autores: Jorge Guillén,
Pedro Salinas, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Gerardo
Diego, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados,
pero hubo también muchos otros escritores, novelistas, ensayistas y dramaturgos,
que pertenecen a la Generación del 27, generalmente encabezada por Max Aub a
quien le siguen algunos más viejos, como Fernando Villalón, José Moreno Villa o
León Felipe, y otros más jóvenes, como Miguel Hernández. Por otra parte algunos
otros han sido olvidados por la crítica, como Concha Méndez-Cuesta, poetisa y
escritora de teatro, Juan Larrea, Mauricio Bacarisse, Juan José Domenchina, José
María Hinojosa, José Bergamín o Juan Gil-Albert. O la conocida como Otra
generación del 27, según la denominación que le dio uno de sus integrantes, José
López Rubio, la formada por los humoristas discípulos de Ramón Gómez de la
Serna, es decir, Enrique Jardiel Poncela, Edgar Neville, Miguel Mihura y Antonio
de Lara, «Tono», los escritores que en la posguerra integraron la redacción de La
Codorniz... y son solo unos pocos.
Por otra parte no toda la producción literaria del 27 está escrita en castellano;
algunos de ellos son autores de textos literariamente estimables en otros idiomas,
como Salvador Dalí u Óscar Domínguez, que escribieron en francés, o en inglés,
como Felipe Alfau, y algunos escritores y artistas extranjeros tuvieron también
mucho que ver en esta estética, como Pablo Neruda, Vicente Huidobro, Jorge Luis
Borges o Francis Picabia.
Poesía de la Generación del 27
Destacamos entre los autores:
Pedro Salinas
Nació en Madrid, fue profesor de literatura en varias universidades. Influido por la
obra de Juan Ramón Jiménez, cultiva la poesía pura. Al igual que Juan Ramón
intenta entrar en la esencia oculta de las cosas, con una poesía intelectualizada,
aparentemente sencilla. Su obra se diferencia en tres etapas:
• 1ª etapa: mezcla la poesía pura y temas futuristas (bombilla, automóvil,…).
Destacan: Presagios,Seguro azar y Fábula y signo.
• 2ª etapa: es la más importante. Presta atención al mundo íntimo y al amor
como experiencia gozosa. Predomina el diálogo y un lenguaje conceptual.
Es característico el verso corto heptasílabo y silvas sin rima. Destacan:
○ La voz a ti debida, extrae el título de la Égloga III de Garcilaso. El
amor aparece esencializado en los pronombres yo y tú para referirse
a la pareja tu-yo, cuyo centro es la mujer.
○ Razón de amor, continuación del libro anterior, donde prosigue la
racionalización del proceso amoroso.
○ Largo lamento, poemario sobre el desamor y la muerte del amor, que
vive con resignación y agradecimiento de lo vivido.
• 3ª etapa: escrita ya en América. El contemplado'’ alude al mar que es su
interlocutor. Todo más claro, angustia que le provoca la civilización
tecnológica contemporánea y los horrores de la Guerra Civil y la 2ª Guerra
Mundial, y Confianza, que cierra su obra poética.
Jorge Guillén
Nació en Valladolid. Se exilió a los Estados Unidos y fue, como su amigo Pedro
Salinas, con quien sostuvo un prolongado epistolario, profesor de literatura
española. Regresó tras la muerte de Franco y obtuvo el premio Cervantes. Su
singularidad reside en haberse mantenido fiel al ideal de poesía pura, y ofreció
una visión optimista y serena del mundo, con lo que se constituye en la antítesis
del pesimismo cosmológico de Vicente Aleixandre.
Toda su obra se agrupa bajo el título general de Aire Nuestro, que integra cinco
libros: Cántico, Clamor, Homenaje, ...Y otros poemas y Final. Su lenguaje es muy
elaborado, en busca de la máxima y concisión; prefiere el verso corto y el
endecasílabo. Su obra es fruto de un riguroso proceso de selección (de palabra),
en el que se suprime lo accesorio para comunicar la idea o sentimiento esencial.
Sus temas son la afirmación jubilosa del ser; la plenitud, el tiempo que pasa e
invita a gozar de la vida; el azar y el caos, que producen inseguridad o sufrimiento.
Gerardo Diego
Nació en Santander y desempeño la cátedra de Literatura en un Instituto de
Enseñanzas Medias de Soria. Recibió el premio Nacional de Literatura, junto con
Rafael Alberti, y el de Cervantes. Su poesía se desarrolla paralelamente en dos
vertientes: la tradicional y la vanguardista (casi siempre creacionista). A su
vertiente creacionista se adscriben: Imagen y Manual de Espumas. De su estética
tradicional destacamos: Versos Humanos, Soria y Alondra de Verdad, colección
de sonetos. Los temas de esta segunda vertiente son: el amor, Dios, la música, la
naturaleza, los toros, la forma, la iconografía, la belleza…
Dámaso Alonso
Nació en Madrid, dirigió la RAE. En él se fundieron tres vocaciones: la de poeta,
lingüista y crítico literario de la estilística. Entre sus libros sobre literatura destaca
La lengua poética de Góngora y una serie de estudios admirables sobre líricos
modernos (desde Bécquer hasta los escritores de su época) que constituyen
Poetas españoles contemporáneos. Editó las obras de Góngora y se consideró a
sí mismo dentro del 27 solamente como crítico, y como poeta más bien dentro de
la Primera generación poética de posguerra, en lo que él mismo llamó Poesía
desarraigada.
La guerra de 1936 le hizo aborrecer la pureza propugnada por Juan Ramón. Sus
obras más importantes se sitúan en la posguerra con: Hijos de la ira (1944), muy
influida por el Existencialismo y por la poesía bíblica de los Salmos penitenciales,
que hace surgir en España la corriente poética de la poesía desarraigada.
Vicente Aleixandre
Sevillano, cuya amistad con Dámaso Alonso despertó su vocación poética. En
1935, su libro La destrucción o el amor obtiene el Premio Nacional de Literatura.
Es elegido miembro de la RAE. y en 1977 obtiene el premio Nobel.
La mayor parte de su producción sigue los pasos del Surrealismo y se constituye
en el gran poeta de esta estética; utiliza el versículo y la imagen visionaria en
Espadas como labios y La destrucción o el amor. Evoluciona hacia una «poesía de
comunicación», en consonancia con la tendencia social vigente en la lírica de los
años 50. Sombra del paraíso (1944), inaugura junto con Hijos de la ira de Dámaso
Alonso, la corriente desarraigada de la posguerra. Con Historia del corazón inició
una poesía solidaria. Y con la gran trilogía de senectute Poemas de la
consumación, Diálogos del conocimiento y En gran noche volvió a un peculiar
surrealismo, con profundas implicaciones filosóficas y dejes conceptistas.
Federico García Lorca
Nació en Granada, en 1898. Sus estudios de Letras y Derecho no le interesaron
tanto como la música; fue amigo entrañable de Manuel de Falla, de quien luego se
distanció. Se instaló en la Residencia de Estudiantes, donde convivió con
numerosos artistas (Salvador Dalí y Luis Buñuel en especial). Tras vivir una
temporada en Nueva York, regresa a España y en 1932 funda La Barraca, grupo
teatral universitario con el que recorre nuestro país representando obras clásicas.
Participa en ciertas actividades públicas de signo izquierdista y muere asesinado
por los nacionalistas en Viznar (Granada). Su asesinato produjo gran conmoción
mundial.
En la obra de Lorca se aúnan lo culto y lo popular, lo tradicional y lo vanguardista.
Conocía los cancioneros tradicionales y la poesía oral del pueblo andaluz. Su
tema era la frustración en dos vertientes, la ontológica y la social; desarrolla este
tema en un rico estilo poético, con uno de los sistemas simbólicos más complejos
de la literatura española, formado por elementos extraídos sobre todo de tres
fuentes: la superstición popular, Shakespeare y la Biblia. Le obsesionan temas
como la soledad o el destino trágico, y la lucha de los seres marginados (el
homosexual, la mujer, el niño, el deforme, el viejo impotente, la solterona, la
estéril, el gitano, el negro...) contra una sociedad opresiva basada en los
convencionalismos. Su obra se separa en dos etapas, una neopopularista y otra
en que se acerca al Surrealismo.
De la primera etapa destacan:
• Poema del cante jondo, que se inscribe dentro de la línea neopopularista de
la G. 27 y utiliza varios poemas cortos que pueden leerse como poemas
independientes o como fragmentos de uno largo encadenados. Se utiliza el
pie quebrado.
• Romancero gitano, en la misma línea neopopularista, está compuesto por
18 romances. El protagonista es el gitano que simboliza el hombre puro e
inocente, enemistado con las leyes y normas sociales, representadas por la
Guardia Civil (su antagonista).
De la segunda destacan:
• Poeta en Nueva York, el poeta se ahoga en aquel mundo que convierte al
hombre en una pieza de un gran engranaje. Con procedimientos
claramente surrealistas, Lorca alza el grito en pleno Crack del 29 y su
protesta contra aquella colmena inhumana; los negros, en especial,
merecen su piedad.
• Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, planto compuesto a la muerte de un
torero amigo suyo.
• Sonetos de amor oscuro, publicados póstumos, son la expresión de un
erotismo homosexual dramático.
Rafael Alberti
Del Puerto de Santa María (Cádiz). Con su familia se traslada a Madrid. Abandona
el Bachillerato y se dedica a la pintura. Se afilio al partido comunista y tuvo una
activa participación política en la guerra. Al acabar esta se exilió a Argentina.
Restablecida la democracia vuelve, y le será concedido el Premio Cervantes.
Se funden lo popular y lo culto, lo escueto y lo barroco, lo tradicional y lo
frenéticamente nuevo. Su libro más temprano, Marinero en tierra, se inscribe en
una línea del neopopularismo. Son canciones que evocan un paraíso perdido, que
el poeta identifica con el Cádiz de su infancia, y el mar, las salinas, los momentos
más jubilosos de la misma. Le siguen El alba de alhelí y Cal y canto, del más difícil
neogongorismo o culteranismo. En 1929 publica su obra maestra, Sobre los
ángeles, inducida por una profunda crisis de perdida de fe; es un libro en tres
partes; las dos primeras son de inspiración becqueriana; la última utiliza ya un
pleno surrealismo en que desata el versículo. Utiliza símbolos como los ángeles,
los fantasmas y los duendes. Libros de su segunda época, destaca El poeta en la
calle, de literatura comprometida. Otras obras, ya en el exilio publicará Baladas y
canciones del Paraná.
Luis Cernuda
Fue alumno de Pedro Salinas y profesor de varias universidades europeas y
americanas. Reunió su obra poética bajo el título general de La realidad y el
deseo, colección de libros a la que pertenecen: Perfil del aire, Égloga, elegía, oda,
Los placeres prohibidos, Donde habite el olvido, Un río, un amor, y Las nubes, ya
en el exilio, Desolación de la quimera. Es también importante su labor como crítico
literario y ensayista, con los dos volúmenes de Poesía y literatura, etcétera.
Su poesía rehuye el énfasis formal y busca lo indefinible, lo aéreo. Por eso
repugna de estrofismo y de rima, y cuando utiliza alguna es la asonante, que es la
que ofrece más libertad. Se centra en la experiencia humana, pero rehuye lo más
específico y propio para que el lector pueda identificarse con el poeta. Canta el
choque entre el deseo y la realidad, que deja al poeta sólo el consuelo elegíaco
del recuerdo o unos pocos instantes, que él llama acordes, de gozo intemporal.

Autores
• Gerardo Diego
Nació en Santander en 1896 y murió en Madrid en 1987. Fue catedrático y
miembro de la Real Academia de la Lengua. Fue galardonado con el Premio
Nacional de Literatura en 1925.
Una gran parte de su extensa producción poética gira en torno a la temática
tradicional. Cultivó los más variados temas: el amor, lo religioso, la música... en
forma de romances y sonetos.
Son obras suyas: El romancero de la novia, Imagen, Manual de espumas,
Versos humanos, Versos divinos, Paisaje con figuras, Odas morales, Poesía
de creación.
El romance del Duero (Gerardo Diego)
Río Duero, río Duero pasas llevando en tus ondas
nadie a acompañarte baja, palabras de amor, palabras.
nadie se detiene a oír Quién pudiera como tú,
tu eterna estrofa de agua. a la vez quieto y en marcha,
Indiferente o cobarde, cantar siempre el mismo verso
la ciudad vuelve la espalda. pero con distinta agua.
No quiere ver en tu espejo Río Duero, río Duero,
su muralla desdentada. nadie a estar contigo baja,
Tú, viejo Duero, sonríes ya nadie quiere atender
entre tus barbas de plata, tu eterna estrofa olvidada.
moliendo con tus romances Sino los enamorados
las cosechas mal logradas. que preguntan por sus almas
y siembran en tus espumas
Y entre los santos de piedra palabras de amor, palabras.
y los álamos de magia

• Pedro Salinas
Nació en Madrid en 1892. Fue catedrático de Literatura española en la
Universidad de Sevilla y en la de Murcia. También enseñó durante un año en
Cambridge y trabajó como Secretario General de la Universidad de Verano de
Santander. Durante la guerra civil se exilió y enseñó en varias universidades
norteamericanas. Entre 1943 y 1946 fue profesor en San Juan de Puerto Rico.
Murió en Boston en 1951; pero sus restos descansan en el cementerio de
hombres ilustres de Puerto Rico, por deseo personal del autor.
El tema central de su obra es el amor. Su obra más importante, La voz a ti
debida, es un extenso poema de amor en el que el poeta busca a la amada más
allá del mundo real, más allá de la amada misma. El mundo y la amada reales son
negados por el poeta para crear la imagen ideal de mujer. La amada se convierte
así en un concepto puro. Escribió también otros libros de poemas como El
contemplado, Razón de amor, Confianza...
Detrás, más allá (Pedro Salinas)
Puedes leer un fragmento de "La voz a ti debida". El poeta
busca a la amada por detrás de las gentes, por detrás de
ella misma e incluso por detrás del poeta, pues no busca a
una persona concreta, sino un ideal, un concepto.
Sí, por detrás de las gentes No eres
te busco. lo que me está palpitando
No en tu nombre si lo dicen, con sangre mía en las venas,
no en tu imagen, si la pintan. sin ser yo.
Detrás, detrás, más allá. Detrás, más allá te busco.
Por detrás de ti te busco. Por encontrarme, dejar
No en tu espejo, no en tu letra, de vivir en ti, y en mí,
ni en tu alma. y en los otros.
Detrás, más allá. Vivir ya detrás de todo,
También detrás, más atrás al otro lado de todo
de mí te busco. No eres -por encontrarme-
lo que yo siento de ti. como si fuese morir.

• Rafael Alberti
Nació en Puerto de Santa María, Cádiz en 1902 y murió en 1999. A los quince
años se trasladó con su familia a Madrid. Se afilió al partido comunista y participó
activamente en la política durante la guerra civil. Al acabar dicha guerra se exilió,
viviendo en Argentina y en Italia. Con el cambio político de España después de la
muerte de Franco, regresó a España, llegando a ser diputado del Congreso por
Cádiz. En 1983 recibió el Premio Cervantes por el conjunto de su obra literaria.
En 1925 publica Marinero en tierra en el que refleja la nostalgia de su tierra natal,
que recuerda desde Madrid. En esta línea escribió también: El alba del alhelí, La
amante.
En 1928 aparece su obra Sobre los ángeles, donde rompe con el lenguaje
poético tradicional y utiliza técnicas surrealistas.
Poemas (Rafael Alberti)
Mi corza, buen amigo,
-¿Qué piensas tú junto al río,
mi corza blanca.
junto al mar que entra en tu río?
Los lobos la mataron
-Aquellas torres tan altas, al pie del agua.
no sé si torres de iglesias Lo lobos, buen amigo,
son, o torres de navío. que huyeron por el río.
-Torres altas de navío. Los lobos la mataron
dentro del agua.
• Federico García Lorca
Nació en Fuentevaqueros (Granada) en 1898. Estudió Letras y Derecho en la
Universidad de Granada y también Música. En 1929 marchó a Nueva York con la
intención de aprender inglés, pero el conocimiento de aquella civilización fue para
él como caer en el infierno. Al año siguiente regresó a España. En 1932 fundó La
Barraca, grupo de teatro formado por estudiantes universitarios, que recorrió el
país dando funciones clásicas por los pueblos. También viajó a Buenos Aires, ya
que sus obras dramáticas estaban teniendo mucho éxito por aquellas tierras. En
agosto de 1936 fue asesinado en Viznar, cerca de Granada.
Fue un hombre de una personalidad arrolladora y de una capacidad creativa fuera
de lo normal. A pesar de su enorme simpatía y gracia, a pesar de su capacidad
para vivir intensamente en todo momento, predomina en su obra el tono trágico y
la presencia de la muerte ronda su poesía como un presentimiento. Crea
metáforas e imágenes de una gran originalidad y fuerza expresiva; aunque a
veces difíciles de explicar. En sus temas aparecen constantemente elementos del
folklore andaluz reelaborados por el poeta, que casi siempre prefiere los rasgos
más tristes o trágicos.
Sus obras líricas más importantes son Canciones, Poemas del cante jondo y
Romancero gitano. En este último libro, Lorca manifiesta una especial simpatía
por los seres marginados y perseguidos, gitanos y bandoleros.
Su producción teatral toca dos temas: lo popular, con obras como Mariana
Pineda, y las pasiones amorosas femeninas, como Bodas de sangre, La casa de
Bernarda Alba y Doña Rosita la soltera.
La reyerta (Federico García Lorca)
En la mitad del barranco y una granada en las sienes.
las navajas de Albacete, Ahora monta cruz de fuego,
bellas de sangre contraria, carretera de la muerte.
relucen como los peces. El juez, con guardia civil,
Una dura luz de naipe por los olivares viene.
recorta en el agrio verde, Sangre resbalada gime
caballos enfurecidos muda canción de serpiente.
y perfiles de jinetes. Señores guardias civiles:
En la copa de un olivo aquí pasó lo de siempre.
lloran dos viejas mujeres. Han muerto cuatro romanos
El toro de la reyerta y cinco cartagineses.
se sube por las paredes. La tarde loca de higueras
Ángeles negros traían y de rumores calientes
pañuelos de agua y de nieve. cae desmayada en los muslos
Ángeles con grandes alas heridos de los jinetes.
de navajas de Albacete. Y ángeles negros volaban
Juan Antonio el de Montilla por el aire del poniente.
rueda muerto la pendiente, Ángeles de largas trenzas
su cuerpo lleno de lirios y corazones de aceite.
• Vicente Aleixandre
Nació en Sevilla el 26 de abril de 1898. A los dos años se fue con su familia a
Málaga. El mar Mediterráneo estará presente siempre en su obra. Su afición por la
lectura fue enorme y muy temprana, aumentando con la edad. Estudió Derecho y
Comercio, pero se dedicó por entero a la poesía. Después de muchas lecturas
llegó a sus manos una antología de Rubén Darío que despertó en él el gusto por
la poesía e hizo brotar su vena artística. Fue miembro de la Real Academia y
obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1977. A partir de 1925 una grave
enfermedad va a marcar su vida para siempre: períodos de actividad se ven
interrumpidos por otros de reposo para recuperar su salud. Así vivió, retirado en su
casa de Madrid hasta su muerte, ocurrida en 14 de diciembre de 1984.
Toda su obra gira en torno al hombre, al que concibe como un ser pesimista y
angustiado. Esta visión del hombre hace que en su poesía se traten temas como
el amor, la vida, las pasiones, los sentimientos y la muerte. Sus libros de poemas
más famosos son: La destrucción o el amor, Sombra del Paraíso, Historia del
corazón.
Es el más pequeño (Vicente Aleixandre)
Es el más pequeño de todos, el último.
Pero no le digáis nada; dejadle que juegue.
Es más chico que los demás, y es un niño callado.
Al balón apenas si puede darle con su bota pequeña.
Juega un rato y luego pronto le olvidan.
Todos pasan gritando, sofocados, enormes,
y casi nunca le ven. Él golpea una vez,
y después de mucho rato otra vez,
y los otros se afanan, brincan, lucen, vocean.
La masa inmensa de los muchachos, agolpada, rojiza.
Y pálidamente el niño chico los mira
y mete diminuto su pie pequeño,
y al balón no lo toca.
Y se retira. Y los ve. Son jadeantes,
son desprendidos quizá de arriba, de una montaña,
son quizá un montón de roquedos que llegó ruidosísimo
de allá, de la cumbre.

Y desde el quieto valle, desde el margen del río,


el niño chico no los contempla.
Ve la montaña lejana. Los picachos, el cántico de los
vientos.
Y cierra los ojos, y oye
el enorme resonar de sus propios pasos gigantes por las
rocas bravías.
• Miguel Hernández
Nació en Orihuela en 1910. Pertenecía a una familia humilde, y de niño se ocupó
de los trabajos propios del campo. Más tarde trabajó en una tienda y en una
notaría. Recibió las primeras enseñanzas en la escuela de su pueblo, pero casi
toda su cultura la recibió a través de la lectura y sus ansias de saber. En 1934 se
fue a Madrid donde trabajó como secretario y conoció a grandes poetas como
Aleixandre y Neruda. Tomó parte en la guerra civil del lado republicano. Al
terminar el conflicto fue condenado a muerte, aunque se le rebajó la pena a treinta
años. A causa de una tuberculosis, murió en la cárcel de Alicante en 1942.
La poesía de Miguel Hernández es apasionada, llena de ardor y vehemencia que
contagian al lector.
Dentro de sus obras podemos destacar:
• El rayo que no cesa, donde se concibe el amor como una tortura y
un sentimiento trágico.
• Viento del pueblo. Libro de poemas de tipo político.
• Elegía a Ramón Sijé que le dedicó después de su muerte.
• Cancionero y romancero de ausencias. Colección de poemas
escritos en la cárcel, con un lenguaje nuevo inicio de un cambio de
estilo que truncó su muerte prematura.
Tristes... (Miguel Hernández)
Tristes guerras
si no es amor la empresa.
Tristes, tristes.
Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes, tristes.
Tristes, hombres
si no mueren de amores.
Tristes, tristes.

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En una
Los poetas de lectura de sus
la Generación poemas
del 27 organizada
reunidos en el por el torero
Ateneo de Ignacio
Sevilla, Sánchez
Mejías.
Pedro Contexto
Histórico
Panorama
Salinas Cultural.
Residencia de
Jorge Estudiantes
(Historia)
Concepto de
Guillén Generación.
Nombres del
Gerardo grupo
Los poetas del
27 en la
Diego. Federico García Lorca, Pedro Residencia de
Salinas y Rafael Alberti Estudiantes.

Dámaso Tricentenario
de la muerte de
Góngora.
Alonso Maestros e
influencias.
Afinidades o
Federico Poética del 27
Etapas de la
García Generación
Bibliografía.
Lorca Links

Luis Jorge Guillén, Amado Alonso,


Pedro Salinas y Dámaso
Alonso
Cernuda

Vicente

Aleixandre.
Rafael

Alberti.

Emilio

Prados.

Manuel

Altolaguirr
Sentados de Izquierda a
Derecha, Gerardo Diego, Jorge
Federico García Lorca, Luis
Guillén, Vicente Aleixandre,
Cernuda y Vicente Aleixandre
Melchor Fernández Almagro y
Dámaso Alonso.

LA GENERACIÓN DEL 27
1.- La Generación del 27 en su contexto histórico
En la década de los 20 se instaura en España la dictadura del General Primo
de Rivera (1923-1930).
Surge en esta época una de las generaciones poéticas más brillantes de toda
la historia de nuestra poesía. Es la formada por Federico García Lorca, Jorge
Guillén, Pedro Salinas, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre,
Rafael Alberti, Luis Cernuda, Emilio Prados, y Manuel Altolaguirre. Todos
ellos nacen entre 1892 y 1906, logrando su plena madurez y prestigio en los años
de la Segunda República Española (1931-1936). La Generación fue llamada de
1927 por haber celebrado este año, con fervoroso entusiasmo, el tercer centenario
de la muerte de Góngora, afrentándose públicamente por primera vez con la
crítica social y académica, que habían ignorado, cuando no atacado, al Góngora
de los grandes poemas barrocos. Pero esa protesta antiacadémica no fue
puramente negativa. aquellos jóvenes poetas sabían lo que querían al exaltar al
Góngora autor de Las Soledades, al que consideraban ejemplo perfecto del
poeta puro, del poeta enamorado de la belleza. y al celebrar su centenario,
dejaron constancia de su homenaje en bellas ediciones gongorinas. Dámaso
Alonso editó Las Soledades, Gerardo Diego una Antología poética en honor de
Góngora, García Lorca su conferencia sobre la imagen poética de Góngora, y
Rafael Alberti publicó una Continuación de Las Soledades. La celebración del
centenario se coronó con un número Homenaje a Góngora que publicó la revista
Litoral, dirigida en Málaga por dos miembros de la generación: los poetas Emilio
Prados y Manuel Altolaguirre, el número, en el que colaboraron Picasso y Falla,
junto a los poetas de la generación, llevaba una portada del pintor Juan Gris.
Ese mismo año -1927- que da nombre a la generación, tiene lugar otra
aparición pública de sus miembros. el Ateneo de Sevilla, a iniciativa de Ignacio
Sánchez Mejías, el gran torero andaluz amigo de los poetas, invitó a éstos a que
diesen una lectura de poemas en su tribuna. A esta cita sevillana acudieron:
Dámaso Alonso, García Lorca, Rafael Alberti, Gerardo Diego, Jorge Guillén y Luis
Cernuda, que vivía entonces en Sevilla. Era la primera vez que los poetas del 27
leían públicamente sus versos, y unto a ellos tomaron parte en la lectura otros
poetas y escritores que acudieron de Madrid: Juan Chabás, Mauricio Bacarisse y
José Bergamín.
Los inicios poéticos.
Los comienzos de la generación coinciden con los primeros años veinte. En
1920 aparece el primer libro de Gerardo Diego, Romancero de la novia; en 1921,
el de Dámaso Alonso, Poemas puros. Poemillas de la ciudad; en 1923, el de
Pedro Salinas, Presagios; en 1925, el de Rafael Alberti, Marinero en Tierra, y el
de Emilio Prados, Tiempo; en 1926, el de Manuel Altolaguirre, Las islas
invitadas; en 1927, el de Luis Cernuda, Perfil del aire; y en 1928, el de Jorge
Guillén, Cántico, y el de Vicente Aleixandre, Ámbito; año en que también se
publica el Romancero Gitano, que hace famoso a su autor, Federico García
Lorca. Aunque muy minoritaria en sus comienzos -el público y la crítica los
ignoraban o los tachaban de vanguardistas-, la generación se impuso pronto por
la calidad de su poesía y por la personalidad fulgurante de algunos de sus
miembros, especialmente García Lorca y Alberti. En 1925 dos de ellos, Alberti y
Gerardo Diego, obtuvieron el Premio Nacional de Literatura, el primero con
Marinero en Tierra, y el segundo con Versos humanos, que obtuvo un accésit.
Fue el primer éxito oficial de la generación, y el que le abrió las páginas de las
revistas literarias del momento, como la prestigiosa Revista Occidente, que
dirigía José Ortega y Gasset, y en cuyas páginas publicaron poemas, a partir de
1924, todos los poetas del 27. Ortega no sólo los acogió en su revista, sino que
publicó en las ediciones de la Revista Occidente, que también dirigía, algunos
libros de la generación, como el Romancero Gitano de García Lorca, Cántico de
Jorge Guillén, Seguro Azar de Salinas y Cal y Canto de Alberti. Mostraba así su
apoyo a un movimiento poético que se caracterizaba por la calidad y pureza de su
trabajo, y por el afán de alcanzar la esencialidad de la poesía.
Pero más decisivo fue aún el estímulo que los poetas de esta generación
recibieron de Juan Ramón Jiménez, al que admiraban como al más puro y hondo
poeta de su tiempo. Juan Ramón, entonces en la plenitud de su obra y de su
prestigio, era para ellos, en aquellos primeros años de la generación, el maestro
indiscutido, cuya palabra era oráculo. Fue Juan Ramón quien editó el primer libro
de Pedro Salinas, Presagios, en su bella Biblioteca "Índice"; quien publicó en su
revista y cuadernos de poesía -Sí, índice, Ley- poemas de casi todos los poetas
de la generación; quien finalmente, digo el espaldarazo a Rafael Aberti, en la
preciosa carta que va al frente de la primera edición de Marinero en Tierra, y sirvió
de enlace a la generación con la tradición lírica anterior, con Bécquer sobre todo,
y más atrás con la poesía popular de los cancioneros, que Alberti y Lorca supieron
renovar con arte insuperable. De Juan Ramón van a heredar los poetas del 27 el
ansia de pureza y perfección en poesía, la nueva sensibilidad al expresar los más
delicados matices de las cosas y de las sensaciones, y la exigencia y rigor en el
lenguaje. en la primera fase de la generación, domina en ella esa concepción
purista de la poesía que en Francia había defendido, entre otros Paul Valéry -lo
recuerda Jorge Guillén en la antología de la generación que hizo Gerardo Diego-:
"poesía pura es todo lo que permanece en el poema después de haber eliminado
todo lo que no es poesía. Pura es igual a simple, químicamente hablando".
Es decir, "purismo" poético significaba para Juan Ramón y para los poetas
del 27 el afán de captar la esencia pura de las cosas, y desdén por la anécdota,
por el argumento del poema, por lo sentimental y falso, lo retórico y lo fácil. Lo
importante para los poetas puros era la belleza del poema, el goce estético, más
que la emoción que puede comunicar un sentimiento o una experiencia humana.
Este distanciamiento entre vida y poesía, entre realidad y pureza, que Ortega
definiría en un famoso ensayo como "la deshumanización del arte", no dejó de
provocar críticas a la poesía de la generación, que fue juzgada por algunos
-Antonio Machado entre ellos- demasiado intelectual y esteticista, y como
consecuencia, un tanto fría. Hay que reconocer que aquel clima estetizante e
intelectualista tenía sus peligros, que los mismos poetas del 27 no tardaron en
advertir. ya en 1926 Jorge Guillén, a quien se consideraba el más fiel cultivador de
la Poesía Pura, escribía en la "Carta a Fernando Vela" que figuraba en la
Antología de los poetas de la generación hecha por Gerardo diego, que la poesía
pura resultaba a veces "demasiado aburrida, demasiado inhumana y demasiado
irrespirable". Y Dámaso Alonso ha reconocido que aquella primera fase purista de
la generación heló de tal modo su pluma, que dejó de escribir, y necesitó del
desgarrón de la guerra civil de 1936 para volver a la poesía.
Al terminar la década de los veinte y comenzar la de los treinta podía notarse
ya un cambio de clima, una temperatura más cálida, en la poesía de la
generación. Se inicia entonces una segunda fase en la poesía del 27, que
Dámaso Alonso llamó fase neorromántica, y que es visible en libros ardientes y
estremecidos como Pasión de la Tierra y Espadas como labios de Aleixandre;
Sobre los Ángeles, de Rafael Alberti; y Donde habita el olvido de Cernuda. Es
sobre todo a partir de la Segunda República Española, en 1931, y paralelamente a
la rápida politización de las masas, cuando se produce la crisis del esteticismo y el
alejamiento definitivo de los poetas del 27, del purismo poético que había
encarnado Juan Ramón Jiménez. "La llamada poesía pura escribía J. de Izaro,
(pseudónimo de Rafael Sánchez Mazas) en El Sol- está perdiendo actualidad y
vida a galope, como todo lo sublimístico, evaporado y enrarecido." Y recordaba
que los grandes poetas, como el Dante, Virgilio, Píndaro y tantos otros, no habían
desdeñado inspirarse en las fuentes cotidianas de la vida, en los temas de la
patria, de la pasión amorosa y el ideal de la política y de las experiencias sociales.
Cierto que los seguidores de Juan Ramón y de la poesía pura no se rendían
fácilmente. El poeta Juan José Domenchina, juanramoniano fervoroso, atacaba
desde las páginas de El Sol a los tránsfugas del purismo lírico, a los partidarios de
una poesía que no quería ya ser minoritaria ni esteticista, sino que aspiraba a ser
entendida por todos. "Una poesía para todos -replicaba Domenchina- sería algo
como una ramera enajenada." Pero resulta que esa ramera no estaba dispuesta a
detenerse, y la poesía social revolucionaria había conquistado, desde 1930 por lo
menos a dos poetas de la generación del 27, Rafael Alberti y Emilio Prados. De
1929 es el primer poema social de Alberti, su Elegía Cívica; en 1933 el mismo
Alberti funda la revista Octubre, de clara tendencia comunista, y publica dos libros
de poesía revolucionaria: Consignas y Un fantasma recorre Europa.
En vísperas de la revolución de los mineros asturianos, en septiembre de 1934,
Alberti pone al frente de la primera edición de sus Poesías Completas, editadas
por José Bergamín, estas palabras terminantes: "Publico aquí la mayor parte de
mis obra poética comprendida entre 1924 y 1930, por considerarla un ciclo
cerrado, contribución mía, irremediable, a la poesía burguesa. Pero a partir de
1931, mi obra y mi vida están al servicio de la revolución española".
El compromiso social.

Cartel de Ramón gaya


para la revista Hora
de España, en la que
colaboraron, junto a
León Felipe, Antonio
Machado y José
Bergamín, Rafael
Alberti y Dámaso
Alonso.

En cuanto a Emilio Prados, quedan testigos, en la Málaga de los años treinta, de


su conversión desde la poesía pura a la poesía social y revolucionaria. Tras sus
primeros libros de poesía pura y neopopular, Prados escribe entre 1929 y 1932 su
libro No podréis. A este libro siguió otro de Prados cuyo título, Calendario
incompleto del pan y del pescado expresa su nueva posición de poeta
comprometido con el pueblo.
La revolución de los trabajadores asturianos en octubre de 1934 politizó aún
más la situación intelectual española y a los poetas del 27. Emilio Prados escribe,
ya vencida la revolución, su libro Llanto en la sangre, con este subtítulo: "Durante
la represión y bajo la censura posterior al levantamiento de 1934". Las posiciones
puristas, que aún defendían algunos poetas fieles a Juan Ramón Jiménez,
quedaron barridas. A ellos contribuyó, además la llegada a España de Pablo
Neruda, el gran poeta chileno, que publicó en Madrid la segunda edición de su
admirable libro Residencia en la Tierra. En octubre de 1935, Neruda lanzó en
Madrid el primer número de su revista Caballo verde para la poesía -título que
simbolizaba sin duda el jinete de la esperanza, una esperanza poética y política-
en estrecha colaboración con los poetas de la generación del 27, que pronto se
hicieron -sobre todo Lorca, Alberti, Aleixandre y Altolaguirre- grandes amigos
suyos. Cabría afirmar que si el órgano más importante de la Generación del 27, en
su primera fase, fue la revista malagueña Litoral, dirigida por Emilio Prados y
Manuel Altolaguirre de 1926 a 1929, en la segunda fase rehumanizadora fue sin
duda Caballo verde la revista más representativa del grupo. el primer número se
abría con un manifiesto que llevaba este título: "Sobre una poesía sin pureza",
redactado por el propio Neruda.
La
Revista
Litoral,
Portada
fundada en
de Juan
1926 por
Gris
Emilio
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Prados y
número
Manuel
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uno de los
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.
s de la
Generación
del 27
Las torres de marfil quedaron hechas añicos ante la violenta arremetida de
Caballo Verde, que provocó, como era de esperar, la indignación de Juan Ramón
Jiménez, quien interpretó aquellos ataques a la poesía pura como ataques a
personales a él mismo. de entonces data la ruptura entre Juan Ramón y los
poetas del 27, a los que acusó de cómplices de la campaña antipurista del poeta
chileno. Ese distanciamiento se agravó aún más cuando la Generación en pleno,
acompañada de lo mejor de los poetas jóvenes -Miguel Hernández a la cabeza-
publicó un texto de homenaje a Neruda, añadiendo la edición de unos poemas,
los "Tres cantos materiales" de Residencia en la Tierra.
Es evidente que ya en 1935 quedaba muy poco del clima estetizante y purista
de los primeros años de la generación, que había sido sustituido por un clima de
hervor y fiebre poética, por una temperatura de pasión y de vida que había ido
creciendo paralelamente al aumento de la temperatura política del país, que
culminó en julio de 1936, con el estallido de la Guerra Civil. Un mes antes de que
este se produjera, en Junio de 1936, García Lorca contestaba a una pregunta de
un periodista sobre como juzgaba la famosa teoría del arte por el arte, la moda de
la poesía pura: "Ese concepto del arte por el arte- fueron sus palabras- es una
cosa que sería cruel si no fuera afortunadamente cursi. Ningún hombre verdadero
cree ya en esa zarandaja del arte puro, dela arte por el arte mismo. en este
momento dramático del mundo el artista debe llorar y reír con su pueblo. Hay que
dejar el ramo de azucenas y meterse en el fango hasta la cintura para ayudar a
los que buscan las azucenas."
No hay que olvidar que la Generación del 27 era una generación republicana y
liberal, y no puede extrañarnos que la casi totalidad de sus miembros, al iniciarse
en 1936 la sublevación militar, tomase partido al lado de la República. La mayoría
de ellos -Alberti, Aleixandre, Cernuda, Prados, Altolaguirre- colaboraron en las
revistas literarias patrocinadas por las autoridades republicanas durante la Guerra
Civil; como Hora de España, y El mono azul, ambas reeditadas años más tarde
por una editorial alemana. Al llegar el huracán de la guerra, lo épico sustituyó a lo
lírico, y los poetas escribieron romances. En noviembre de 1936 apareció en
Madrid editado por el Ministerio de Instrucción Pública, el primer Romancero
de la Guerra Civil, que incluía romances de guerra de Alberti, Bergamín,
Aleixandre, Prados, Altolaguirre, Garfias y Miguel Hernández. Y al año siguiente,
1937, se publicaba, con un prólogo de Antonio Rodríguez Moñino, el gran
bibliógrafo -quien fue amigo de todos los poetas del 27- el Romancero General
de la Guerra de España, dedicado a Federico García Lorca, en homenaje a su
memoria y como protesta contra su muerte.
El tiempo de postguerra.
Las consecuencias del final de la guerra civil, con la derrota de la República,
para la mayoría de los poetas de la Generación del 27, son bien conocidas: el
exilio, la nostalgia, el dolor por la patria perdida. En tierra americana, aquellos
poetas continuaron su obra, desde entonces marcada en gran parte por la herida
de la guerra, por la añoranza española. Su poesía, en efecto va a experimentar
desde el final de la guerra civil profundos cambios. Se hace más grave y
preocupada, más dolorida por las heridas recientes de la guerra civil; de la guerra
cainita, como la llamaba Unamuno, y por el dolor de la patria lejana y sin libertad;
tiende cada vez más a reflejar los problemas humanos y sociales del tiempo
histórico que a cada poeta le ha tocado vivir, y deja de ser estetizante y minoritaria
para volver a las fuentes de la vida y de la historia. Algunos de los más grandes
poetas del 27 empiezan a escribir una poesía temporalista, de acuerdo con la
definición de Antonio Machado: "La poesía es la palabra del tiempo", Jorge Guillén
subtitulará "Tiempo de historia" el segundo ciclo de su poesía, el de Clamor, y
escoge, para uno de los libros de ese ciclo, un título machadiano, A la altura de
las circunstancias, y para otro un título dentro también del temporalismo
machadiano a lo Jorge Manrique: Que van a dar a la mar... El protagonista del
ciclo de Clamor es el hombre contemporáneo, el español contemporáneo que ha
sufrido la guerra, la persecución, el exilio, la prisión.
La poesía de Cernuda experimentará también un cambio radical, a partir de la
guerra civil. Él mismo nos confiesa que aquellos sucesos trágicos enturbiaron su
vida diaria, y la muerte horrible de Federico, su gran amigo, no se apartaba de su
mente. Ya en Inglaterra, primera fase de su exilio, lejos de aquel loco país -como
llama a España- tuvo durante años una pesadilla constante que llenaba su sueño:
se veía, una y otra vez, buscado y perseguido. Trabajando como profesor en una
universidad inglesa, Cernuda sentía -nos lo dice él mismo- una nostalgia aguda de
su tierra, de su ambiente y de sus amigos españoles. Y escribió entonces una
serie de poemas fruto de esa preocupación y de esa nostalgia. El resultado fueron
esos libros admirables que se llaman Las nubes, Ocnos, Como quien espera el
alba.
Los años americanos enriquecieron, al hacerla más honda y más grave, más
sumida en el tiempo y en la muerte, la obra de los poetas del 27 que se vieron
obligados a alejarse de España. No sólo la de Guillén y la de Cernuda: también la
de Salinas, la de Alberti, la de Prados, la de Altolaguirre.
Aquella evolución hacia una poesía temporalista enraizada en la vida temporal,
afectó también a los poetas del 27 que permanecieron en España. En 1944
publicó Dámaso Alonso ese angustiado diario íntimo, esa protesta contra la
injusticia y la crueldad de la Guerra y del odio que se llama Hijos de la Ira, tan
lejos ya en el tiempo y ene l tono, de aquellos primeros Poemas Puros publicados
por él veintitrés años antes. Y escribe entonces estas palabras reveladoras: "Nada
aborrezco más que el estéril esteticismo en que se ha debatido hace más de
medio siglo el arte contemporáneo. Hoy es sólo el corazón del hombre lo que me
interesa, expresar con mi dolor o con mi esperanza el anhelo y la angustia del
eterno corazón del hombre". Y en Hijos de la ira leemos este verso, que abre el
libro: "Madrid es una ciudad de un millón de cadáveres".
El caso de Vicente Aleixandre -premio Nobel- es también significativo. Como
consecuencia de su postura durante la Guerra Civil, favorable a la República, sus
libros fueron prohibidos al terminar la guerra, y su nombre vetado por la censura.
Sólo a partir de la publicación de su gran libro Sombra del paraíso en 1944,
comienzan a difundirse sus obras, y su nombre vuelve a tener circulación literaria.
Su influencia sobre la juventud poética que surgió en los primeros años de la
postguerra creció rápidamente, y en 1947 su definición de la "poesía como
comunicación" encontró un amplio eco en los jóvenes. A partir de entonces la
poesía de Aleixandre se inserta en una corriente de lírica temporalista que abarca
el gran tema del vivir humano desde la conciencia de la temporalidad y de la
solidaridad, que hallamos en dos de sus mejores libros: Historia del corazón,
publicado en 1954, y En un vasto dominio, en 1962, en los que no falta el canto
de la realidad social, del hombre situado aquí y ahora. El pueblo y la historia
entran finalmente en la obra de los poetas del 27, como testimonio de un tiempo
mísero y también esperanzado. Cerrando así el ciclo -o abriendo uno nuevo- que
va desde la poesía pura, intimista o surrealista, a la poesía de situación temporal e
histórica. Ellos, los poetas del 27, pueden decir lo que decía Goethe cuando
alguien le reprochaba que escribiese poesía de circunstancias: "Mis poemas son
todos poemas de circunstancias porque todos se inspiran en la realidad".
Desde nuestra perspectiva podemos ver en la actualidad que aquel grupo de
poetas acusados, cuando eran jóvenes, de esteticistas, puristas y
deshumanizados, no sólo han enriquecido con libros inmortales nuestra poesía,
sino que además han contribuido con un vivo ejemplo moral frente a una sociedad
que en un primer momento los rechazó y hoy admite que han legado a nuestra
cultura un tesoro poético cuya importancia ha sido comparada, y con razón, por
Dámaso Alonso, a la de nuestros grandes poetas del Siglo de Oro.

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2.- Panorama cultural de los años 20.
En la década de los 20, soplaron con fuerza los vientos regeneradores del
vanguardismo estético en Europa. A este movimiento pertenecieron
personalidades españolas de excepción como Pablo Picasso, Salvador Dalí y Luis
Buñuel. La obra del primero estuvo íntimamente ligada a sus raíces españolas y a
un temperamento barroco y lleno de excesos y contrastes, que era lo que parecía
caracterizar al arte español. Fue Picasso quien, con el estilo cubista, escribió la
primera página de la pintura del siglo XX. Los admiradores de este pintor
malagueño pueden apreciar en el Museo de Arte Reina Sofía de Madrid su
Guernica, el retrato del horror del bombardeo nazi sobre un refugio vasco durante
la Guerra Civil. En Barcelona, los amantes del arte pueden visitar la calle Aviñon,
la simbólica cuna del cubismo representada por Las Señoritas de Avignon. Existe
también un estupendo Museo Picasso en el centro del Barrio Gótico que recoge
algunas de sus obras de juventud y muchos grabados y series de pinturas
inspiradas en Las Meninas de Velázquez.
Madrid fue el lugar de nacimiento del cubista Juan Gris que supo reducir los
objetos que pintaba a su masa cromática y propiedades geométricas esenciales.
Y Cataluña puede presumir de la paternidad de Juan Miró, el maestro del
surrealismo, un hombre profundamente poético y original y con un estilo infantil
que traiciona su sabia visión. Una gran parte de su obra se exhibe en la
Fundación Miró de Barcelona, alojada en un espléndido edificio diseñado por el
arquitecto Josep Luis Sert.
También asociado con el surrealismo está Salvador Dalí, artista excepcional
que gustaba de provocar la sensibilidad burguesa con gestos escandalosos y
calculados. Dalí había vivido con Luis Buñuel y Federico García Lorca en la
Residencia de Estudiantes de Madrid en los años 20. Esta institución, enormemente
importante por su ambiente intelectual y su gran fertilidad artística, es todavía un
centro cultural floreciente y la sede del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas. Fue allí donde nació el grupo de poetas conocido como la Generación
del 27.
Por primera vez desde principios del siglo XVII coincidieron en España un
grupo de talentos líricos eminentes: Jorge Guillén, Pedro Salinas, Federico García
Lorca, Rafael Alberti, el ganador del Premio Nobel Vicente Aleixandre, Luis
Cernuda, Dámaso Alonso, Gerardo Diego,... Desde un punto de vista cultural, la
Generación del 27 representó una ocasión única en la que las impresiones que
imperaban eran una actitud descuidada de la vanguardia, la ilusión del arte
modernista y el optimismo del Viejo Continente de entre guerras. En España, esta
atmósfera floreció efímeramente en el ambiente impetuoso que se creó con la
proclamación de la Segunda República. Los artistas jóvenes se sentían
extasiados con el mundo del cine, las "Luces de la ciudad", la ruptura con la
burguesía, el arte del realismo y la ilusión de una revolución política y estética.
Años más tarde, todos ellos sufrirían las tremendas heridas de la Guerra Civil.
Federico García Lorca fue asesinado por los nacionalistas y su dramática muerte
simbolizó la de toda una generación creadora. Rafael Alberti, Luis Cernuda, Pedro
Salinas, Jorge Guillen, Rosa Chacel y María Zambrano se vieron forzados al
exilio. Su poesía, que había traído a la lírica española el ideal de perfección de la
"poesía pura", se volvió más temporal, más reflexiva.
Aplicación del concepto de Generación.
Si algún grupo de autores merece el nombre de Generación, sin duda es éste.
Pese a las precauciones que hay que tener, podemos considerarlos como grupo
compacto, si bien con variedades muy notorias dentro de ellos (lo cual es lógico).
El grupo lo forman Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso
Alonso, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Luis Cernuda y Rafael
Alberti. Algunos críticos incluyen también a los malagueños Emilio Prados y
Manuel Altolaguirre. Estos diez son los que se citan con mayor frecuencia, sin
faltar quien considera también miembro del grupo a Juan José Domenchina
(nacido en 1988), aunque se siguen dejando fuera de lugar a muchos otros
(Hinojosa, Garfias, Chabás...) que, por distintas razones, han quedado relegados
a un segundo término. Estrictamente estamos ante un grupo generacional (el
nombre "grupo del 27" ha sido muy usado por la crítica (G. de Torre, D. Alonso,
Rozas); también se les ha dado otros menos afortunados: del 25 (Cernuda,
J.L.Cano), de la Dictadura (Max Aub), Vanguardista (Rozas), de la República, de
Guillén-Lorca...).
Todos nacen en un período menor a 15 años: desde 1891 (Salinas) a 1905
(Altolaguirre).
Su formación intelectual es semejante: la mayoría son universitarios, algunos
llegan a ser profesores (Salinas, Guillén, Alonso...). Casi todos pasaron por la
Residencia de Estudiantes.
El acontecimiento generacional que les une (aunque muchos ya estaban
unidos) fue la celebración del tricentenario de la muerte de Góngora, con unos
actos de reivindicación del poeta cordobés (cuya obra "difícil" aún no había sido
redescubierta).
Se oponen a los que no reconocían el talento de Góngora (actos contra la
Academia). Celebran un homenaje en el ateneo sevillano, invitados por Ignacio
Sánchez Mejías. Colaboran en las mismas revistas (Revista de Occidente, Litoral).
De 1920 a 1936 sus vidas están muy unidas.
No hubo caudillo (algunos hablan de Juan Ramón, pero no parece claro, pese a
su gran influencia).
No se alzan contra nada (son muy respetuosos con la tradición literaria
española; de hecho, este dato impide que cuaje el nombre de "Generación
vanguardista", ya que son tan vanguardistas como tradicionales (J.M.Rozas).
No existe un único estilo; eso sí, en todos se ve el deseo de renovar el lenguaje
poético y a veces coinciden en su trayectoria, aunque cada uno mantiene un estilo
muy personal (afortunadamente). Para todos la poesía es algo muy serio, que hay
que trabajar bien, buscando siempre la perfección formal y conceptual. Por eso
Góngora es el modelo común. Debicki señala que todos hacen de lo poético una
idea vital. Además, rastrea una serie de contactos entre ellos:
- Interés por el empleo más adecuado de la forma y de la lengua.
- Desdén por el sentimentalismo y la retórica.
- Rechazo de cualquier léxico particular como válido en sí.
- Igualdad en el concepto de poesía como misterio.
Dámaso Alonso destaca otros puntos de conexión: "coetaneidad,
compañerismo, reacción similar ante excitantes externos". Es firme defensor de la
existencia de la generación. En todo caso, sería partidario de reformar la idea de
Petersen antes que renunciar al nombre de Generación del 27. En cuanto a las
características de la generación, habla de dos fases:
Hasta 1927: Triple influencia:
- del ultraísmo: ligar elementos distantes; ennoblecimiento del humor.
- del Cubismo: asimilan la técnica, el odio a la anécdota y a lo
sentimental.
- de Paul Valéry: asepsia, deshumanización.
A partir de 1927:
- "aumento de la temperatura humana",
- progresiva "humanización".
Afinidades estéticas.
En los autores del 27 es muy significativa la tendencia al equilibrio, a la síntesis
entre polos opuestos (Lázaro), incluso dentro de un mismo autor:
Entre lo intelectual y lo sentimental. La emoción tiende a ser refrenada por el
intelecto. Prefieren inteligencia, sentimiento y sensibilidad a intelectualismo,
sentimentalismo y sensiblería (Bergamín). Se observa muy bien en Salinas.
Entre una concepción romántica del arte (arrebato, inspiración) y una
concepción clásica (esfuerzo riguroso, disciplina, perfección). Lorca decía que si
era poeta "por la gracia de Dios (o del demonio)" no lo era menos "por la gracia de
la técnica y del esfuerzo".
Entre la pureza estética y la autenticidad humana, entre la poesía pura (arte por
el arte; deseo de belleza) y la poesía auténtica, humana, preocupada por los
problemas del hombre (más habitual tras la guerra: Guillén, Aleixandre...).
Entre el arte para minorías y mayorías. Alternan el hermetismo y la claridad, lo
culto y lo popular (Lorca, Alberti, Diego). Se advierte un paso del "yo" al
"nosotros". "El poeta canta por todos", diría Aleixandre.
Entre lo universal y lo español, entre los influjos de la poesía europea del
momento (surrealismo) y de la mejor poesía española de siempre. Sienten gran
atracción por la poesía popular española: cancioneros, romanceros...
Entre tradición y renovación. Se sienten próximos a las Vanguardias (Lorca,
Alberti, Aleixandre y Cernuda poseen libros surrealistas; G.Diego, creacionistas);
próximos a la generación anterior (admiran a Juan Ramón, Unamuno, los
Machado, Rubén Darío...); admiran del XIX a Bécquer (Alberti, ("Homenaje a
Bécquer") Cernuda "Donde habite el olvido"...); sienten auténtico fervor por los
clásicos: Manrique, Garcilaso, San Juan, Fray Luis, Quevedo, Lope de Vega y,
sobre todos, Góngora.
Etapas en la evolución.
La clasificación más aceptada es la de Lázaro:
· Hasta 1927.
Influjo de Bécquer y del Modernismo. Pronto aparecen las primeras
Vanguardias. A la vez y, por influjo de Juan Ramón, se orientan hacia la "poesía
pura": "Poesía pura es todo lo que permanece en el poema después de haber
eliminado de él todo lo que no es poesía"(Guillén). Se depura el poema de todo lo
anecdótico, de toda emoción que no sea puramente artística. Para ello usan
mucho la metáfora. Esta poesía es bastante hermética y fría.
También lo "humano" les influye, sobre todo a través de la lírica popular
(Alberti). La sed de perfección formal los lleva al clasicismo, sobre todo de 1925 al
27. Incluso podemos hablar de una fase "gongorina".
De 1927 a la Guerra Civil.
Comienza a notarse cierto cansancio del puro formalismo. Se inicia un proceso
de rehumanización (más notorio en algunos autores, pero presente en todos). Se
dan las primeras obras surrealistas (radicalmente opuesto a la poesía pura).
Pasan a primer término nuevos temas, más humanos: el amor, el deseo de
plenitud, las frustraciones, las inquietudes sociales o existenciales... Nace la
revista Caballo verde para la poesía, de Palo Neruda (1935), donde aparece el
"Manifiesto por una poesía sin pureza".
Algunos poetas, debido a sus inquietudes sociales, se interesan en política (en el
favor de la República, fundamentalmente).
Después de la guerra.
Lorca muere en 1936. El grupo se dispersa:
a) En el exilio Guillén escribe Clamor, obra en la que se aleja de la poesía
pura. Aparece el tema de la patria perdida.
b)En España quedan sólo D. Alonso y V. Aleixandre, que hacen poesía
angustiada, existencial (Hijos de la ira, 1944).
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3.- La Residencia: Etapa Histórica.


La Residencia de Estudiantes, desde su fundación en 1910 por la Junta para
Ampliación de Estudios hasta 1936, fue el primer centro cultural de España y una
de las experiencias más vivas y fructíferas de creación e intercambio científico y
artístico de la Europa de entreguerras. En 1915 se traslada a su sede definitiva en
la madrileña Colina de los Chopos. Durante toda esta primera etapa su director
fue Alberto Jiménez Fraud, que hizo de ella una casa abierta a la creación, el
pensamiento y el diálogo interdisciplinar. Tanto la Junta como la Residencia eran
producto de las ideas renovadoras de la Institución Libre de Enseñanza,
fundada en 1876 por Francisco Giner de los Ríos.
La Residencia se proponía complementar la enseñanza universitaria mediante
la creación de un ambiente intelectual y de convivencia adecuado para los
estudiantes. Características distintivas de la Residencia fueron propiciar un
diálogo permanente entre ciencias y artes y actuar como centro de recepción de
las vanguardias internacionales. Ello hizo de la Residencia un foco de difusión de
la modernidad en España, y de entre los residentes surgieron muchas de las
figuras más destacadas de la cultura española del siglo XX, como el poeta
Federico García Lorca, el pintor Salvador Dalí, el cineasta Luis Buñuel y el
científico Severo Ochoa. A ella acudían como visitantes asiduos o como
residentes durante sus estancias en Madrid Miguel de Unamuno, Alfonso
Reyes, Manuel de Falla, Juan Ramón Jiménez, José Ortega y Gasset, Pedro
Salinas, Blas Cabrera, Eugenio d'Ors o Rafael Alberti, entre muchos otros.
La Residencia fue, además, foro de debate y difusión de la vida intelectual de la
Europa de entreguerras, presentada directamente por sus protagonistas. Entre las
personalidades que acudieron a sus salones figuran Albert Einstein, Paul Valéry,
Marie Curie, Igor Stravinsky, John M. Keynes, Alexander Calder, Walter
Gropius, Henri Bergson y Le Corbusier, entre muchos otros. A menudo, estas
personalidades fueron invitadas por dos asociaciones privadas que colaboraron
activamente con la Residencia y unieron su labor a un amplio sector de la
sociedad civil: la Sociedad de Cursos y Conferencias y el Comité Hispano-
Inglés.
La Residencia hoy
Hoy la Residencia es, de nuevo, uno de los centros más originales del
panorama cultural español.
• Organiza numerosos actos públicos, en los que intervienen muchos de
los actuales protagonistas de las artes y las ciencias como Mario Vargas
Llosa, Pierre Boulez, Martinus Veltman, Ramón Margalef, Jacques Derrida,
Blanca Varela o Massimo Cacciari, entre muchos otros. Conferencias,
mesas redondas, conciertos, lecturas de poemas, encuentros o
exposiciones convierten a la Residencia en un espacio abierto al debate, la
reflexión crítica y la creación en torno a las tendencias de nuestra época.
• En ella conviven cada año, en estancias generalmente inferiores a una
semana, cerca de 3.000 investigadores, artistas y otros profesionales, de
los campos más diversos, procedentes de todo el mundo.
• En el Centro de Documentación puede consultarse un conjunto único
de fondos bibliográficos y documentales, especializado en la historia
intelectual y de la ciencia contemporáneas, principalmente del primer tercio
de siglo. Destacan los archivos particulares de Federico García Lorca, Luis
Cernuda, Jesús Bal y Gay, Fernando de los Ríos, o León Sánchez Cuesta,
y los de instituciones como la Junta para Ampliación de Estudios o el
Museo Pedagógico Nacional. Las descripciones de los fondos
documentales y bibliográficos y un conjunto de imágenes de los propios
documentos digitalizados están disponibles en la Red de centros y archivo
virtual de la Edad de Planta de la cultura española contemporánea (1868-1936),
proyecto que lidera la Residencia de Estudiantes y que cuenta con la
financiación de la Fundación Marcelino Botín.
• Desarrolla distintos proyectos de investigación siguiendo dos líneas
principales: el estudio y la difusión de su legado histórico y el análisis de las
actuales tendencias de pensamiento con el objetivo de explorar el porvenir
de la cultura.
• En 1990 recuperó su viejo sello editorial, con el que publica los
resultados de su labor investigadora y algunos de sus cursos, lecturas de
poemas o ciclos de conferencias. Prepara, además, ediciones críticas de
sus textos históricos y rescata excepcionales testimonios como el Archivo
de la Palabra o la revista Residencia.
• El 28 de marzo de 2001 se ha inaugurado la rehabilitación integral de la
Residencia de Estudiantes con los trabajos de rehabilitación de los
pabellones Central y Gemelos, el mobiliario del conjunto de edificios y la
urbanización y ajardinamiento del entorno de la Colina de los Chopos.

Los poetas de la
Generación del 27,
reunidos en el
Ateneo de Sevilla,
en una lectura de
sus poemas
organizada por el
torero Ignacio
Sánchez Mejías.

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4.- Generación del 27. Concepto
Una generación literaria es un grupo de escritores que, nacidos en fechas
cercanas y movidos por un acontecimiento de su época, se enfrentan a los
mismos problemas y reaccionan de modo semejante ante ellos.

Generación
Generación del 27
literaria
- Los principales representantes
del grupo son Pedro Salinas,
Jorge Guillén, Gerardo Diego,
- Un grupo de Federico García Lorca, Rafael
escritores. Alberti, Dámaso Alonso, Vicente
Aleixandre, y Luis Cernuda,
Emilio Prado y Manuel
Altolaguirre.

- Entre el más joven, que es


- Nacidos en Altolaguirre (1905), y el mayor,
fechas cercanas. Salinas (1891), sólo hay quince
años de diferencia.

- El acontecimiento que los unió


y les dio el nombre fue el
homenaje que el grupo hizo a Luis
- Movidos por un de Góngora en el año 1927 en
acontecimiento. Sevilla, al conmemorarse el
tercer centenario de su muerte.
Hay que destacar la influencia
ejercida por Juan Ramón Jiménez.

- Todos sienten la necesidad de


- Reacción encontrar un lenguaje poético que
semejante. exprese mejor los temas que
tratan.

Vicente Gaos, en su introducción a Antología del Grupo Poético del 27,


Cátedra, 1982, considera que 14 años que separan el nacimiento de Salinas del
de Altolaguirre son demasiados para poder considerar a este grupo como
generación, afirmando, además, que no hay entre ellos un poeta que pueda ser
considerado jefe espiritual de todos. su mentor es Juan Ramón Jiménez, nacido
en 1881 y que pertenece a la que d'Ors llamó "Generación novecentista".
Según Gaos, fuera de la poesía, los inspiradores de este grupo son otro
novecentista, Ortega y Gasset (nacido en 1883) y Ramón Gómez de la Serna
(nacido en 1888), así que por edad, Salinas estos autores. Hay que tener en
cuenta que en la época en que escriben estos poetas la evolución literaria es muy
rápida, por lo que pueden bastar unos años para que se produzca un cambio de
clima. Es lo que de hecho ocurrió, y no es así extraño que Cernuda estime que
"Salinas, lo mismo que Guillén, es más bien poeta de transición". En realidad
podría decirse que todos los poetas de este grupo son de "transición" con
respecto a sí mismos: tanto ha cambiado el modo de entender y hacer poesía en
el curso de las ultimas cuatro décadas. en efecto, comparando el primero y el
postrer libro de cualquiera de ellos, podría dudarse que fueran obra de un mismo
autor. no digamos si la comparación se hiciese con Gerardo Diego o Alberti, que
son los que más se han dejado ganar, a lo largo del tiempo, por las distintas
solicitaciones artísticas de cada momento.
Hay ciertos poetas a los que usualmente se considera "transicionales". Algunos
son un poco anteriores por el nacimiento a Salinas: León Felipe (1884), Moreno
Villa (1887), Bastera (1888). Pero otros son posteriores: Espina (1894), Bacarisse
(1895). Sus primeros libros datan, respectivamente de 1920, 1913, 1918 y 1917.
Así pues, salvo Moreno Villa, no empiezan a publicar antes que Domenchina. Y si
tomásemos como punto de referencia no libros iniciales, sino libros maduros, el
carácter "transicional" atribuido a estos autores, sería muy discutible. Sin duda, tal
atribución está motivada en parte por el hecho deque ninguno de los cinco poetas
citados es de primer orden: o murieron pronto, como Bacarisse (1895-1931) y
Basterra (1888-1930); o abandonaron la poesía, como Espina: su último libro de
versos en Signario (1923); o no llegaron a desarrollar plena personalidad poética.
Con todo, de decidir en términos de calidad y de adscripción a las maneras
estéticas de una época, no se ve bien por qué habría que prescindir de León
Felipe y Moreno Villa, incluyendo en cambio dentro de este grupo a poetas
menores como Prados y Altolaguirre. La nómina del grupo la formó Gerardo Diego
en su Antología de 1932, y para tan temprana fecha la selección, además de
justa ha resultado profética.
Los poetas de esta generación -y sus antecesores, de Unamuno a Juan
Ramón Jiménez- constituyen un plantel de tal fuste que la crítica ha hablado de un
"nuevo siglo de oro" de la poesía española. No es, desde luego, frecuente la
aparición coetánea de tantas figuras importantes, todas con voz propia. Porque la
afinidad generacional y, dentro de ella, la curiosa bipolaridad muchas veces
señalada (Salinas-Guillén, Lorca-Alberti, Aleixandre-Cernuda, Prados-Altolaguirre)
es secundaria. Lo destacable es la personalidad de cada uno de estos poetas.
Características de la Generación del 27
• Tradición y vanguardismo.
Aunque desean encontrar nuevas fórmulas poéticas, no rompen con
nuestras tradiciones y sienten admiración por el lenguaje poético
de Góngora, por nuestros autores clásicos y por las formas
populares del Romancero.
A la par que lo tradicional, las corrientes de vanguardia, sobre todo
el surrealismo, ejercen gran influencia en el grupo del 27. Los
escritores surrealistas exploran el mundo de lo inconsciente y
pretenden alcanzar la belleza absoluta, que está por encima de la
realidad.
• Intención estética
Intentan encontrar la belleza a través de la imagen. Pretenden
eliminar del poema lo que no es belleza y, así, alcanzar la poesía
pura.
Quieren representar la realidad sin describirla; eliminando todo
aquello que no es poesía.

Versos de León Felipe

Deshaced este verso.


Quitadles los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma.
Aventad las palabras,
y si después queda algo todavía,
eso
será poesía.

• Temática
Sienten especial interés por los grandes asuntos del Hombre, como
el amor, la muerte, el destino... y los temas cargados de raíces
populares.

Canción del jinete (Federico García Lorca)

En la luna negra Caballito negro.


de los bandoleros, ¿Dónde llevas tu jinete
cantan las espuelas. muerto?
Caballito negro. La noche espolea
¿Dónde llevas tu jinete sus negros ijares
muerto? clavándose estrellas.
...Las duras espuelas Caballito frío.
del bandido inmóvil ¡Qué perfume de flor de
que perdió las riendas. cuchillo!
Caballito frío. En la luna negra,
¡Qué perfume de flor de ¡un grito! y el cuerno
cuchillo! largo de la hoguera.
En la luna negra, Caballito negro.
sangraba el costado ¿Dónde llevas tu jinete
de Sierra Morena. muerto?
• Estilo
Se preocupan fundamentalmente de la expresión lingüística y
buscan un lenguaje cargado de lirismo.
• Versificación
Utilizan estrofas tradicionales (romance, copla...) y clásicas
(soneto, terceto...). También utilizan el verso libre y buscan el ritmo
en la repetición de palabras, esquemas sintácticos o paralelismo de
ideas.

La paloma (Rafael Alberti)

Se equivocó la paloma Que las estrellas rocío;


se equivocaba. que la calor, la nevada.
Por ir al norte, fue al Se equivocaba.
sur; Que tu falda era su
creyó que el trigo era blusa;
agua. que tu corazón su casa.
Se equivocaba. Se equivocaba.
Creyó que el mar era el (Ella se durmió en la
cielo; orilla.
que la noche la Tú, en la cumbre de una
mañana. rama.)
Se equivocaba.

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5.- Nombres del grupo
El conjunto de poetas que se escalonan desde Salinas (nacido en 1891) hasta
Altolaguirre (nacido en 1905) ha recibido varios nombres. El más desafortunado
de ellos es el de “Generación de la Dictadura”, con la que estos poetas no
tuvieron nada que ver y de la que discreparon ideológicamente. La denominación
“Generación de la Revista de Occidente” estaría más justificada, tanto porque
en dicha revista se dieron a conocer algunos de estos poetas como por la
influencia que el director de la misma, Ortega y Gasset, ejerció sobre ellos
“Nietos del 98” es otro posible calificativo aceptable hasta cierto punto, aunque
todos se sintieron poco ligados a Unamuno y Antonio Machado, máximos
representantes de tal generación, cuyos afanes sociales les fueron ajenos, por lo
menos en su primera etapa.
Cernuda llama a este grupo “generación de 1925”, por representar ese año un
término medio de la fecha de aparición de los primeros libros de los autores:
desde el Libro de poemas de García Lorca (1921) hasta el Cántico de Jorge
Guillén (1928). Quedan excluidos Domenchina, que, aunque seis años más joven
que Salinas, se anticipa con Del poema Eterno (1917), y Gerardo diego:
Romancero de la novia (1920). Rozas cree que es una fecha prematura, pues
algunos miembros del grupo aún no habían publicado. Por eso, el nombre con el
que han pasado a la historia de la literatura es el de “grupo del 27”, año de
celebración del tercer centenario de la muerte de Góngora.

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6.- Los poetas del 27 en la Residencia de
estudiantes.
La Residencia de Estudiantes, de Madrid, es un privilegiado lugar de encuentro.
Algunos de ellos viven allí y a ella acuden todos, atraídos por sus actividades
culturales. Otro lugar de convivencia es el Centro de Estudios Históricos, donde
varios de ellos trabajan con regularidad, y donde comparten, de la mano de
Menéndez Pidal, de Américo Castro, de otros, el fervor por los autores medievales
o clásicos.
Entre los actos comunes, destacan –como es sabido- los organizados para
celebrar el centenario de Góngora en 1927 (fecha que les dará nombre). Mientras
Dámaso Alonso editaba con rigor e iluminaba con nueva sensibilidad Las
Soledades –el gran poema gongorino, reputado hasta entonces como ejemplo de
mal gusto por la crítica académica-, y Gerardo Diego publicaba una preciosa
Antología en honor de Góngora y José María de Cosio editaba los romances
gongorinos, García Lorca dedicaba una bella conferencia a comentar la imagen
poética en Góngora y Rafael Alberti escribía una continuación de Las Soledades.
La celebración gongorina se coronó con el espléndido número que, en homenaje
a Góngora, publicó “Litoral”. En ese número colaboraron todos los poetas y
prosistas de la generación del 27.
Sus nombres se encuentran en las mismas revistas. Ante todo, en las dos
grandes revistas del momento: La “Revista de Occidente” y “La Gaceta
literaria”. A ellas habría que añadir la ya citada “Litoral”, de Málaga, fundada en
1826 por Altolaguirre y Prados; “Verso y Prosa” (Murcia, 1927), “Mediodía”
(Sevilla), “Meseta” (Valladolid), “Carmen”, creada en Santander (1927) por
Gerardo Diego, con un suplemento festivo, “Lola”... Años más tarde surgirán
“Cruz y raya”, de Bergamín (1933) y “Caballo verde para la poesía” (1935),
dirigida en Madrid por Pablo Neruda.

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7.- Tricentenario de la muerte de Gongora.
En 1927 tuvo lugar el tercer centenario de la muerte de Góngora, el poeta que
en la época del Barroco representó la más atrevida innovación de estilo y forma,
por lo que no pudo ser bien valorado hasta nuestro propio siglo. Oportunamente,
esa celebración fue utilizada por un movimiento literario español,
predominantemente de poetas, para manifestarse como grupo, por más que la
mayoría de sus miembros ya habían empezado a publicar un poco antes. En
efecto, en el año 1920 ya habían hecho su aparición dos de sus miembros:
Federico García Lorca, con el estreno de su primera pieza dramática, El
maleficio de la mariposa, y Gerardo Diego, que publica su primer libro
Romancero de la novia. Al año siguiente, 1921, el mismo García Lorca se
presenta como poeta con su Libro de poemas, y su compañero de generación
Dámaso Alonso se da a conocer con Poemas puros. Poemillas de la ciudad.
En los años siguientes van apareciendo los primeros libros de los restantes poetas
de la generación: en 1923 se publica Presagios, de Pedro Salinas; en 1924,
Marinero en tierra, de Rafael Alberti; en 1925, Tiempo, de Emilio Prados; en
1926, Las islas invitadas, de Manuel Altolaguirre; en 1927, Perfil del aire, de
Luis Cernuda, y en 1928, Cántico, de Jorge Guillén, y Ámbito, de Vicente
Aleixandre.
En ellos, lo que inicialmente había sido un vanguardismo con pretensiones de
experimento creativo y puro, se transforma en la búsqueda de nuevos horizontes
imaginativos y lingüísticos. Se observa en la mayoría de ellos un cambio de
situación anímica alrededor de 1930, abandonando el tono lúdico (deportivo, en
términos de Ortega en La deshumanización del arte), para asumir mayores
responsabilidades morales, a veces incluso a través de la militancia política. No
tan mayoritariamente, también se observa entre ellos cierta tendencia a
intelectualizar la poesía, con un uso de la imagen que (en terminología
machadiana) es más “cobertura de conceptos” que impresión fugaz.

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8.- Maestros e Influencias
Juan Ramón Jiménez era el maestro indiscutido, el ídolo de aquellos
jóvenes poetas que por los años veintitantos comenzaban a estrenar sus primeros
versos en las revistas de poesía. En los orígenes de la generación, la influencia y
el ejemplo de Juan Ramón fueron decisivos. Para estos poetas, como para su
maestro, la Belleza está por encima de todo. Fue Juan Ramón quien editó el
primer libro de Pedro Salinas, Presagios, en su biblioteca “Índice”; quien publicó
en sus revistas y cuadernos de poesía “Sí”, “Índice”, “Ley”... -poemas de casi
todos los miembros de la generación; quien dio el espaldarazo a Rafael Alberti en
la carta introductoria de la primera edición de Marinero en Tierra, en 1924. Por
último fue Juan Ramón quien sirvió de enlace a la generación del 27 con la
tradición lírica anterior, con Bécquer, y más atrás, con la poesía popular de los
Cancioneros, que Alberti y Lorca supieron renovar con arte insuperable.
En los primeros años de la generación, es decir, los primeros años veinte,
Machado no estaba de moda entre estos poetas. Reconocían la autenticidad y
hondura de su obra, pero no la seguían. Pero luego, a partir de los años treinta, el
valor de Machado fue subiendo para aquellos poetas y fue el más querido de
todos ellos.
Paul Valery fue en la primera fase de la generación (1920-1928) un ídolo
para muchos de ellos, un alto ejemplo de la poesía pura a la que aspiraban.
Ramón Gómez de la Serna, con sus deslumbradores hallazgos de
imágenes novísimas les marca profundamente, sobre todo en sus comienzos.
Ortega y Gasset influye en la primera etapa de la generación con su libro La
deshumanización del arte. Esta obra es un análisis del arte de vanguardia. En
ella comienza Ortega señalando el carácter minoritario y antipopular del arte
nuevo, que “divide al público en estas dos clases de hombres: los que lo
entienden y los que no lo entienden”. Y tras ello estudia sus principales rasgos:
• Es un arte puro. Si la tradición decimonónica invitaba a valorar el arte
por lo que tuviera de “humano”, de “real”, ahora se nos invita a valorar las
puras calidades formales.
• De ahí que se tienda a la deshumanización. La voluntad de estilo o
“estilización”, supone un alejamiento de la realidad y una eliminación de
las emociones humanas, en pro de la pura emoción artística.
• Es por ello un arte intelectual, ya que no se funda en el contagio
emocional, “El placer estético tiene que ser un placer inteligente”.
• El fin del arte se convierte en juego, lejos de todo patetismo.
Influencia del vanguardismo
Con el término de “vanguardias” se han designado en nuestro siglo a aquellos
movimientos que se oponen a la estética anterior y que proponen, con sendos
manifiestos, concepciones profundamente nuevas del arte y de las letras.
Los “ismos” vanguardistas se suceden a un ritmo muy rápido: Fauvismo,
Futurismo, Expresionismo, Imaginismo, Cubismo, Dadaísmo, Surrealismo, etc.
Aquí nos limitaremos a enumerar sucintamente aquellos movimientos que hicieron
aportaciones sustanciales a los miembros del grupo del 27:
El Futurismo, que exalta la civilización mecánica y las conquistas de la técnica,
aparece esporádicamente en los poetas del 27: Pedro Salinas escribe poemas a
la bombilla eléctrica y a la máquina de escribir; Alberti compone un madrigal al
billete del tranvía y canta a los actores de cine.
El Creacionismo defiende que el poema es un objeto autónomo, una
“creación” absoluta: “hacer un poema como la naturaleza hace un árbol” es la
divisa de Huidobro (el iniciador del movimiento). Así, el poeta cultivará el “juego
de azar de las palabras” y una imagen que no se basa en la comparación entre
dos realidades: éstas se aproximan de modo gratuito o en virtud de una relación
arbitraria que el poeta crea entre ellas. Su máximo representante es Gerardo
Diego.
La difusión del Surrealismo en España debe mucho al poeta Juan Larrea. Sus
poemas, “artefactos animados, máquinas de fabricar emoción”, responden al
Surrealismo más puro. Según Cernuda, a Larrea debe atribuirse la orientación
surrealista de varios de los poetas del 27. Lo cierto es que casi todos los
componentes del grupo (en cierto momento de su evolución) quedaron
fuertemente marcados por este movimiento. A su influjo se deben varios libros
fundamentales: Sobre los ángeles, de Alberti, Poeta en Nueva York, de Lorca...
y buena parte de la obra de Vicente Aleixandre.
Sin embargo, los poetas del 27 tienden a frenar las estridencias, a poner una
discreta criba ante la innovaciones. No son iconoclastas, como era el caso de
ciertos movimientos de vanguardia. Conjugan tradición y revolución,
desarrollándose a su modo, aunque el impulso inicial, venga, en parte, de fuera.
El grupo del 27 y la Literatura de Vanguardia.
El grupo de 1927 aparece doble situación histórico-litera, la española y la
Europea, hacia 1920. En esa fecha, el Modernismo, que nunca tuvo en España la
importancia que suele dársele, está definitivamente superado. Sólo siguen
cultivándolo algunos poetas —los «posmodernistas»— que no están a la altura
de los tiempos. En su mismo momento de sazón, el Modernismo no había atraído
profundamente a ningún gran poeta, excepto Manuel Machado: ni a su hermano
Antonio, ni a Unamuno, ni Juan Ramón Jiménez. Este ultimo, sobre todo, se
siente pronto impulsado por un afán innovador que lo convierte en el inmediato
maestro de la generación del 27.
Junto a este magisterio está el de Ramón Gómez de la Serna. Si el famoso
autor de Platero y yo bebió en fuentes extranjeras, que a través de él influyeron
en sus seguidores, el inventor de las “greguerías” fue uno de los primeros autores
que en Europa, no sólo en España, practicaron el arte de vanguardia.
De otro lado, lo mismo Juan Ramón que Gómez de la Serna deben mucho a
la tradición literaria española, con lo cual la nueva poesía que trae consigo la
generación de 1927, aunque en conexión y con dependencia respecto a Europa,
toma rumbos propios. España se comporta en esta coyuntura como en tantas
otras de su historia: sin extremar la posición novedosa, conjugando tradición y
revolución, desarrollándose a su modo, aunque el impulso inicial venga, en parte,
de fuera.
En Europa, en Francia sobre todo, soplan aires nuevos. La expresión arte de
“vanguardia” expresa bien la actitud combativa de su corifeos. El movimiento se
escinde en numerosos “ismos”: tras el futurismo italiano vienen cubismo,
dadaísmo, surrealismo, en Francia; adanismo o acmeísmo, en Rusia;
imaginismo, en Inglaterra (y en los Estados Unidos); ultraísmo y creacionismo,
en España (y en Hispanoamérica).
El común denominador que subyace en el fondo de todas estas tendencias no
excluye buena dosis de contradicción y de confusión. La literatura se entrega a un
continuo ejercicio de experimentos creadores que coexisten en pugna o se
suceden rápidamente. Hoy, pasado ese frenesí, cuando la vanguardia de antaño
es ya retaguardia, resulta evidente que si tales ismos produjeron muchos
manifiestos y teorías, crearon pocas obras perdurables. Pero resulta no menos
evidente que la esforzada experimentación vanguardista fue fértil y alumbró
enseñanzas que aún siguen en vigor.
Históricamente, la literatura de vanguardia es la que corresponde a la
posguerra que siguió a 1918, aunque algún movimiento, corno el futurismo o el
cubismo sea inmediatamente anterior. Durante unos diez años, el viejo continente
disfruta, como suele ocurrir tras los grandes conflictos bélicos, una visible
prosperidad y reina el optimismo. Se siente el deseo de olvidar los horrores
pasarlos y se practica una literatura de «evasión». Estamos en el momento de lo
que Ortega llamó la deshumanización del arte. El clima es semejante en
España, que había permanecido neutral en la contienda europea.
Esta situación dura, aproximadamente, hasta 1930: la depresión económica de
Occidente coincide con una honda crisis espiritual en la que naufragan el
optimismo y los ideales que habían nutrido a la década anterior. La crisis afecta
también a España, país cuya secular descomposición política no favorecía
precisamente alegres evasiones. No es que haya división tajante; pero, a partir de
la citada fecha, la poesía, manteniendo algunas adquisiciones de los «años
veinte», perderá extremosidad y, a la vez, tomará otra trayectoria.
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9.- Afinidades poéticas.


Los autores de esta generación así lo reconocía y proclamaba Gerardo Diego
en el prólogo a su Antología de los jóvenes poetas se caracterizan por la
diversidad y heterogeneidad. Sin embargo, eI propio Gerardo Diego reconoce en
ellos “un programa mínimo, negativo, y una idealidad común que une en cierta
manera a todos los poetas”. En esta misma línea están las palabra Antonio Blanch
al señalar que pese a la diversidad, lo cierto es que entre 1920 y 1930 “varios
escritores jóvenes publicaron poemas con un grandioso anhelo de plenitud y
perfección, movidos por un deseo común: la pureza y la renovación”,este
programa mínimo presenta las siguientes características estéticas esenciales
tomadas en gran medida de la obra La deshumanización del arte de Ortega y
Gasset. Recordemos a este respecto el reconocimiento que hemos expuesto del
magisterio de Ortega, que conducirá a estos autores a una cierto alejamiento, al
menos en las primeras etapas, de la realidad. Así mismo influyó el estilo
orteguiano, en especial el gusto por la metáfora.
La deshumanización del arte de Ortega
Ortega, siguiendo a Guyau, partió, APRA caracterizar el nuevo arte, del punto
de vista social: la actitud que ante este arte adoptaron sus destinatarios. Y esta
actitud fue la irritación. El lector o el espectador medio no gustaba del arte
vanguardista, no lo entendía. Según Ortega, lo que sucedía esta vez no era lo que
suele acontecer con todo arte nuevo: que no se populariza hasta que pierde
novedad, que el público tarda en asimilarlo. Esta vez se trataba de un fenómeno
más hondo: “Si todo lo nuevo es impopular, hay, en cambio, cosas que lo siguen
siendo aun llegadas a la vejez. Hay músicas, hay versos, cuadros, ideas
científicas, actitudes morales condenadas a conservar ante las muchedumbres
una irremediable virginidad.”
Esta excepcional situación se explicaría por lo siguiente: ningún movimiento
pretendió llevar tan lejos como el vanguardista su ruptura con lo anterior. Porque
la vanguardia no representaba sólo una reacción contra lo que inmediatamente le
precedió, sino que se proponía hacer tabla rasa de todo el pasado, al menos de
todo el pasado histórico, para situarse, más acá o más allá de las viejas culturas,
en los orígenes de lo humano y en los albores de un futuro incomprendido. Y no
sólo rompía con la historia; también con la realidad inmediata, con la
circunstancia.
Hasta entonces todo era arte, aun el menos realista, el arte romántico mismo,
se apoyaban en lo real de algún modo. Los vanguardistas repudiaban por igual
realismo y romanticismo. Todo ello, por supuesto, en teoría. Doctrinalmente nunca
arte alguno fue tan radical.
En la práctica no se logró cumplir el programa. Ya Ortega señaló la
imposibilidad de prescindir por completo de referencias a lo real. Sin embargo, en
términos relativos, el arte de vanguardia estaba apartado de la realidad como
jamás lo estuvo en el pasado. Y el público, habituado a la fórmula “realista”,
echaba de menos el supuesto en el que, más o menos claramente, se basó
siempre el arte: su correlación con la realidad, con lo humano. Esta
deshumanización o huida de lo real fue el motivo de que los géneros literarios que
más necesitaban sustentarse en la experiencia de la vida y en el consenso social
–la novela, el drama- fueran poco, o desafortunadamente, cultivados, perdiendo
su predicamento a favor de la poesía, que permite otras libertades.
La deshumanización del arte era un libro de filosofía de la cultura, no un
manifiesto. Su propósito no era propiamente el de propugnar una estética, sino el
de filiar los rasgos constitutivos de un arte ya existente. Pero es cierto que el autor
no ocultaba su simpatía por el arte estudiado. Y esto, y la autoridad intelectual de
que gozaba Ortega, determinó que los entonces jóvenes poetas tomaran su libro
por un programa y se propusieran llevarlo a cabo con toda la fidelidad posible.
Ortega ejerció así tanto influjo en estos poetas como el propio Juan Ramón
Jiménez.
Características del arte nuevo
A continuación resumiremos las características del arte nuevo señaladas por
Ortega resumiéndolas e ilustrándolas con citas sacadas de los teóricos y
cultivadores de dicho arte y relacionándolas con los poetas de la Generación del
27, en la medida en que influyeron en sus obras de forma general en una primera
etapa de su andadura poética.
a) Afán de originalidad. Este afán no era nada nuevo, data del
Romanticismo. Lo nuevo era lo radical del empeño. El poeta vanguardista es tan
iconoclasta, que echa por tierra todo precedente histórico, en busca de un más
allá inexplorado («futurismo», «ultraísmo») o de un más acá anterior a toda
cultura: la humanidad primitiva («adanismo»), el mundo del niño («dadaísmo»).
La innovación alcanza a todo: lenguaje, métrica, temas... Se da entrada a muchas
palabras inusitadas en el idioma poético; se prescinde del metro y la rima y se
hace verso libre; se abandonan los eternos temas de la poesía —vida, amor,
naturaleza, muerte, Dios...— o se abordan despojados de su grave trascendencia,
con alardes de ingenio y aun en tono humorístico. Marinetti declara su "odio a la
luna" proscribiéndola como asunto poético, por romántico y sentimental. Pues la
exhibición del sentimiento se considera como muestra de mal gusto. La poesía se
pone a cantar el mundo de los adelantos mecánicos, del progreso material, y
técnico, de las modas contemporáneas: el ascensor, el teléfono, la máquina de
escribir, el rascacielos, el avión, la radio, el deporte, el cinematógrafo.
Así Gómez de la Serna dice de la "Greguería": "No deben parecerse a nada
de lo ya dicho" y "ni debe haber en ella sentimentalismo". Alberti escribe poemas
sobre Platko (portero de fútbol) y, en el libro humorístico Yo era un tonto y lo que
he visto me ha hecho dos tontos, sobre artistas de cine. El cielo es visto por
García Lorca como "una vitrina de espuelas", y por Gerardo diego, como el
teclado de una máquina de escribir: "Son sensibles al tacto las estrellas / No sé
escribir a máquina sin ellas" Por una parte, Salinas equipara las teclas de una
Underwood con treinta muchachas, o le parecen "como nubes" "como las olas del
mar", en un poema que termina en "palabras sin sentido /es, zeda, jota, i...".
La deliberada falta de sentido, al menos de sentido lógico, se exterioriza en la
costumbre de abolir signos de puntuación, distinción entre mayúsculas y
minúsculas, etc, dando a los textos una disposición tipográfica cabalística que
quiere remedar, como escribió Marinetti, "los signos matemáticos y musicales".
En todas estas originalidades, la poesía de vanguardia no hace, realmente,
más que llevar a sus últimas consecuencias lo que estaba postulado por el
simbolismo (Baudelaire, Lautrémont, Rimbaud, Mallarmé) y antes de él por poetas
como Góngora y los norteamericanos Poe y Walt Whitman.
En la generación del 27 se da esta búsqueda de la originalidad con respecto
a la poesía anterior, pero sin olvidar su importancia. De aquí se deduce que
estando presentes los influjos de otros autores, la generación del 27 reelabora
estos influjos incorporándoles su visión personal, de manera que esos materiales
salen revitalizados. Recordemos a modo de ejemplo, la convivencia en los
poemas de Lorca de elementos de la más pura tradición literaria con lo más
vanguardista.
b b) Hermetismo, Aunque T. S. Eliot escribió con mucha razón que "ningún
verso es libre para quien quiere hacer un buen trabajo", tal tipo de composición
fue un primer obstáculo a la popularidad del vanguardismo. Más graves lo fueron
la "asepsia sentimental" predicada por estos poetas y sus novedades temáticas, o
el modo intelectual de tratar los temas tradicionales. Pero la impopularidad no
arredraba a los vanguardistas. Su aspiración era la misma de Góngora -"Deseo
hacer algo; no para los muchos”- o de Juan Ramón, cuya obra llevaba al frente
esta dedicatoria: “A la minoría, siempre.”
Para ser gustado de pocos, el poeta vanguardista se volvía hermético, oscuro,
en un gesto de desprecio por la masa de ingenuos lectores, por el buen burgués.
Aunque se sintieran tan antirrománticos, y lo fueran en varios aspectos
importantes, los vanguardistas copian del Romanticismo este afán desafiador:
épater le bourgeois. La poesía se convertirá, pues, en coto cerrado para el lector
entendido y minoritario. Por lo que se refiere a España, este aristocratismo,
pudieron aprenderlo los poetas en el denunciador de La Rebelión de las masas:
“Cuanto vale algo sobre la tierra ha sido hecho por unos pocos hombres selectos,
a pesar del gran público, en brava lucha contra la estulticia y el rencor de las
muchedumbres”. Para Ortega, el arte romántico había sido “expresión del lugar
común sentimental, halago al pácifico comernciante, al empleado del Municipio, al
virtuoso profesor y a todas las señoritas de compoir”. Semejante desdén por el
vulgo se respira en declaraciones como las siguientes: “Ilunimación... Que no es
lo mismo que claridad, esa claridad que desean tantos honrados lectores de
poesía” (Salinas). “Una cosa es la lógica del arroyo y otra la coherencia lírica que
jamás entenderá el estúpido” (Moreno Villa) “¡Lejos de ser (la greguería)
perogrullada y lugar común!” (Gómez de la Serna).
El poeta renuncia a su antigua y romántica condición de vate, de guía espiritual
de pueblos, de miembro social investido de atributos trascendentes y casi
sagrados, para convertirse en un profesional, un técnico, un virtuoso cuyo oficio –
cuando no su gusto o su capricho- es “hacer” poemas. Generalmente, los poemas
están muy bien hechos, como obra que son de expertos conocedores de la
literatura. Es, sin embargo, exagerado y falso calificar, como se ha hecho, a
algunos de nuestros poetas (Salinas, Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso) de
“poetas catedráticos”, pues los que nunca ejercieron esta profesión no tuvieron
por eso menos cultura, sabiduría y consciencia creadora que los otros. Así, el
“popular” García Lorca confesaba: “Si, soy poeta... lo soy por la gracia de la
técnica y del esfuerzo, y de darme cuenta en absoluto de lo que es un poema".
c) Autosuficiencia del arte.- Rotos los vínculos con lo real, el arte aspira
a convertirse en entidad dotada de vida independiente y autónoma. Se vuelve a
alimentar la ilusión que sintió Góngora por forjar un “lenguaje poético” ajeno a la
lengua hablada. No se trata exclusiva o primordialmente del consabido “arte por
el arte”, pues algunos grupos vanguardistas –el surrealismo, por ejemplo- se
sitúan “al margen de toda preocupación estética” (André Bretón: Manifiesto del
surrealismo). Cifre o no la meta del arte en la belleza, la poesía se torna
inmanente, se convierte en “poesía pura” o poesía poética.
La expresión “poesía pura” se ha interpretado de diversos modos. En uno de
ellos, “pura” equivale a “simple” en sentido químico, esto es, a químicamente pura
o depurada de elementos no poéticos. Para ello se practica una selección, una
destilación de todo lo impuro, que es tanto como decir de todo lo humano:
sentimientos, emociones, anécdota, descripción, etc.
No todos los ismos postulan la práctica de esta norma. Algunos se inclinan, al
contrario, por dar entrada en la poesía a la totalidad del universo, sin previa
selección. A juicio de León Felipe, “todo lo que hay en el mundo... es valedero
para entrar en un poema, para alimentar una fogata; todo, hasta lo literario, como
arda y se queme”. De semejante forma, la greguería “nació aquel día de
escepticismo y cansancio en que cogí –escribe su creador- todos los ingredientes
de mi laboratorio, todos, frasco por frasco, y los mezclé...”. Pero si no hay
selección al principio, la hay al final, aunque se finja que la combustión (“como
arda y se queme”) o la destilación se operan mecánicamente. El pasaje de Gómez
de la Serna continúa: «... surgiendo de su precipitación, de su depuración, de su
disolución radical, la greguería». Jorge Guillén, máximo representante de la
«poesía pura» en España, se decide por una «poesía compuesta, compleja, por el
poema con poesía y otras cosas humanas. En suma, una “poesía bastante pura”,
ma non trop po».
En otro sentido, «pureza» significa «autenticidad». Se habla mucho de ser
«auténtico», «sincero», «leal», por reacción contra la falsedad romántica. De ahí
el proclamado menosprecio por la «literatura», que es lo falso o ficticio por
definición. Resulta curioso que en un momento de tanto desvelo por la técnica y
cuando, por un lado, se intenta llegar a una síntesis de todas las artes y el escritor
se beneficia de procedimientos propios de la pintura o de la música, por otro lado
ponga empeño en deslindar «literatura» y «poesía», considere lo literario
demasiado impuro para ser poético. Gerardo Diego, tras referirse al «demonio de
la literatura», define a la poesía de «aritmética pura» y a la literatura de
«aritmética aplicada, aritmética mercantil, contabilidad». García Lorca se lamenta:
«No puedo hablar de él [del fuego poético] sin literatura.» Juan Larrea afirma:
«Nuestra literatura no es ni literatura.» León Felipe. como hemos visto, concede
que «hasta lo literario» puede «entrar en un poema». Gómez de la Serna, por
último, reconoce; como excusándose, que «las greguerías son cosa mas de
literato que de poeta», pero se justifica enseguida, añadiendo: «La greguería no
es enteramente literaria.»
d) Antirrealismo y antirromanticismo, lo que no implica ausencia de la
realidad ni del amor, sino que estos son tratados de una manera distinta. En
efecto, como señala Guillén “La realidad está representada pero no descrita
según un parecido común”. Por un claro influjo del creacionismo, los autores del
27, especialmente en su primera etapa, conciben el arte como algo aparte de la
realidad: la poesía inventa una realidad, un mundo propio. Pero, al mismo tiempo,
especialmente por influjo del surrealismo, estos poetas buscan indagar más allá
del mundo real presente ante nuestros ojos. Algo similar cabe apuntar respecto al
romanticismo: hay presencia del sentimiento, pero no hay concesiones a un
sentimiento desbordado.
Toda poesía, no sólo la «realista» en sentido estricto, dijo siempre algo, apuntó
al mundo de lo real, tuvo un significado. Ahora el poeta quiere evadirse de esta
servidumbre, eliminar toda referencia a lo humano, carecer de sentido. Se trata de
llegar, en frase de André Gide, a la «insignificancia absoluta». Para lograrlo, el
poeta se afana en una doble tarea de deformación y abstracción: se rompen los
vínculos lógicos, se va a una estilización geométrica de la realidad, hasta convertir
el poema en un sistema de signos expresado en un riguroso formalismo clásico.
El anhelo de perfección formal, de medida, es común al «poeta puro» —Guillén—,
al «creacionista» —Gerardo Diego— y a un artista tan espontáneo como Lorca:
«Un deseo de formas y límites nos gana.» (Hasta la entrada en vigor del
surrealismo no remitiráeste anhelo.) El poema no dice, es. El norteamericano Mac
Leish escribía en su Ars poetica: «A poem should not mean / But be»: «Un
poema no debe significar, sino ser.» Y el creacionista chileno Vicente Huidobro:
«¿Por qué cantáis la rosa, ¡oh!, poetas? / ¡Hacedla florecer en el poema!»
Entre las referencias a lo humano contenidas en cualquier poesía lírica,
especialmente si era romántica, la primera era la referencia al propio autor. Lo que
decía el poeta solía decirlo referido a sí mismo. El poeta vanguardista combate el
subjetivismo romántico, elude la confesión personal, desaparece tras el poema,
que es lo que de veras importa: «Brémond habla de la poesía en el poeta, de un
estado poético, y eso ya es mala señal. No, no. No hay hay más poesía que la
realizada en el poema» (Guillén). «La poesía es el sí y el no: el sí en ella el no en
nosotros» (Gerardo Diego). Esta objetividad, esta literal abnegación ha tenido
consecuencias importantes para el ulterior desarrollo de la poesía. Al desplazarse
el centro de atención desde el poeta hasta el poema, se dio un primer paso en el
camino de la «poesía social», por paradójico que resulte el que este paso lo
dieran precisamente unos poetas «deshumanizados.»
e) Presencia del surrealismo. Como señala García-Posada, “La llegada del
surrealismo quebró la relativa cohesión del grupo”. Así, podemos señalar que
hubo tantas prácticas surrealistas como autores, lo que supone, una vez más,
volver a ese carácter de originalidad del grupo que hace que no se limiten a repetir
miméticamente los influjos. A modo de ejemplo, podemos señalar como Pasión
de la tierra, de Aleixandre, presenta un claro influjo freudiano, reconocido por el
propio poeta. Así mismo en Sobre los ángeles, Alberti combina el influjo
becqueriano con tonos surrealistas que le conducirá a Sermones y moradas.
Lorca, finalmente, tomó del surrealismo los elementos oníricos y la rebelión contra
la moral tradicional, como se refleja en Poeta en Nueva York, lo que no le
impidió, no obstante, escribir, en pleno auge del surrealismo, su Oda al Santísimo
Sacramento. En todo caso, el propio García-Posada reconoce la existencia de
algunos rasgos comunes: la rebeldía, que lleva a la postulación de morales
heterodoxas, como en Los placeres prohibidos, de Cernuda, o en la Oda a Walt
Whitman, de Lorca, o de proclamaciones revolucionarias, como en Poeta en
Nueva York, o en la Elegía cívica, de Alberti; la violación de los límites, la
quiebra del principio de identidad, la exaltación de la naturaleza, etc.
f) Sobrerrealismo.- Del naufragio de la historia y la realidad se salvaron
muy pocas cosas. Una fue el mundo de la civilización material contemporánea,
anticipo de un futuro lleno de aventura y promesa. Marinetti había declarado que
«un automóvil de carrera es más hermoso que la Victoria de Samotracia», frase
de aire deportivo, juvenil, belicoso, muy en el tono de la época. También el mundo
del niño sobrenadó al naufragio general, y por comprensibles motivos. El reino de
lo infantil es, además de otra promesa de futuro, el reino de la incoherencia, de la
falta de lógica. El niño es inconsciente de sus actos, vive fuera de lo real, su
lenguaje es imaginativo, su mente, virgen de cultura, funciona de modo primitivo y
elemental, nos transporta a los misteriosos orígenes de la humanidad, a lo
radicalmente nuevo, que es la meta perseguida por los vanguardistas: «El mayor
encanto de ambas [pintura y poesía] está, para mí, en que permiten expresar
mucho de lo selvático que sigue habiendo en nuestra personalidad» (Moreno
Villa). Un movimiento —el dadaísmo, de dadá: «papá» — pretende remedar la
«insignificancia absoluta» del lenguaje infantil, erigiendo en credo lo artístico la
«abolición de la lógica».
Todavía hay otro mundo no regido por la lógica, sino por el absurdo: el mundo
de los sueños y el subconsciente, popularizado hacia esas fechas por Freud. Su
influencia, sobre todo en el surrealismo —la más importante de las nuevas
tendencias, la que produjo obras más valiosas—, es decisiva. Este ismo se
proponía, como lo indica su nombre, sustituir lo real por una mágica
sobrerrealidad, que hubiera sido más justo llamar «subrealidad»: «Lo que gritan
confusamente los seres desde su inconsciencia.»
Dos notas distinguen al surrealismo: la magia y la rebeldía. «El surrealismo —
escribe Cernuda— envolvía una protesta total contra la sociedad y contra las
bases en que ésta se hallaba sustentada: contra su religión, contra su moral,
contra su política.» El optimismo y la seguridad de los primeros «años veinte»
empieza a ceder. Crece la protesta contra «esta grotesca civilización que
envanece a los hombres» (Cernuda). Según Freud, la Humanidad había sufrido a
lo largo de la historia «dos grandes ultrajes a su ingenuo amor propio»: el de la
física renacentista, que le enseñó que la tierra no era el centro del universo, sino
una insignificante partícula de él; y el del darwinismo, que le reveló el origen
animal de la naturaleza humana. Ahora, el psicoanálisis le asestaba un tercer
golpe, descubriendo al hombre que no es siquiera dueño de sí mismo, puesto que
en su psique hay fuerzas, inconscientes y subconscientes, que escapan a su
dominio. Freud (y no olvidemos a Einstein) da al hombre contemporáneo una
lección de relativismo, induce su desconfianza. Los siguientes pasajes de Gómez
de la Serna, adalid del surrealismo, expresan muy bien la situación espiritual del
momento. La greguería nació un día de «escepticismo y cansancio». Leamos
ahora:
«El hombre no quiere convencerse de que vive al margen de la creación. Se ha dado tanta
importancia, que quiere conservarse y hacer cosas ¡supremas! Así resulta cogido al final y
martirizado por esa idea viciosa de la importancia. Vivimos al margen. Sólo lo que sirve
para que la gravitación universal exista, puede considerarse con deberes. Lo demás vive
al margen, de cualquier modo vive al margen. El pensamiento sobre todo.»
«La metáfora es después de todo la expresión de la relatividad. El hombre moderno es
más oscilante que el de ningún otro siglo, y por eso más metafórico. Debe poner una cosa
bajo la luz de otra. Lo ve todo reunido, yuxtapuesto, asociado. Contrapesa la importancia
de lo magnífico o de lo pobre con otra cosa más grande y más desastrosa.»
«Reaccionar contra lo fragmentario es absurdo, porque la constitución del mundo es
fragmentaria, su fondo es atómico, su verdad es disolvencia.»
g) Intrascendencia.- Uno de los dogmas del vanguardismo aseguraba que
el arte es una actividad inmanente, que debe carecer de toda finalidad
extraestética, de toda trascendencia moral, social, filosófica. La poesía es, así,
pura «insignificancia», mero juego, ingenioso deporte con palabras y conceptos,
voluntaria trivialidad. El poeta no aspira a reformar el mundo, a enseñarle
verdades, sino a vivir despreocupada, irreflexivamente, sin deberes, en el
presente efímero que le ha deparado el azar. Esta actitud incomprometida, alegre,
evasiva, se halla tan arraigada, que pervive al «escepticismo y cansancio» de la
crisis de 1930, y sigue alentando junto a la rebeldía surrealista. Gómez de la
Serna, pese al pesimismo patente en los pasajes antes copiados, sostendrá aún
estos puntos de vista:
«Las cosas apelmazadas y trascendentes deben desaparecer, comprendida
entre ellas la Máxima, dura como una piedra, dura como los antiguos
rencores contra la vida.»
«Hay que dar una breve periodicidad a la vida, hay que darla su
instantaneidad, su simple autenticidad, y esa fórmula espiritual, que
tranquiliza, que atempera, que deja tan frescos, que cumple una necesidad
respiratoria y gozosa del espíritu es la Greguería.»
«La greguería es el atrevimiento a capturar lo pasajero.»
«Afirmar lo que de trivial hay en el hombre es inducirle a no ser riguroso,
ni desleal, ni malo, ni fanático, ni inconmovible para nada ni ante nada.
Aceptar la trivialidad es hacerse transigente, comprensible, contentadizo.
Nada más solucionador que la trivialidad hallada, cultivada, comprendida,
asimilada, temeraria.»
«Hay que desconfiar de las reflexiones, que son como esas bolas de nieve
que fabrican los malos niños metiendo una piedra dentro de la nieve.»
«La nueva literatura es evasión, alegrías puras entre las palabras y los
conceptos más diversos: estar aquí y allá al mismo tiempo, desvariar con
gracia.»
«Dediquémonos a la diversión pura y diáfana, que defiende la vida y la
aúpa»
En la misma dirección, Salinas escribe: «Hay que dejar que corra la aventura, con
toda esa belleza de riesgo, de probabilidad, de jugada.»
Sin embargo, esta postura no podía mantenerse indefinidamente, y no tiene
nada de raro que el poeta que empezó situándose, al margen de toda
preocupación social, en el mundo «deshumanizado» del arte puro, acabase
metido en política. El caso más notorio, en España, es el de Rafael Alberti.
h) Predominio de la metáfora. Partiendo del influjo francés, especialmente
de Valéry, y del concepto de poesía pura como identificación entre realidad
poética y objetiva, tendencia al poema breve, la eliminación del sentimentalismo y
el retorno a las estrofas clásicas, el culto a la metáfora se convierte en uno de los
rasgos determinantes de la poesía del 27, especialmente en sus dos primeras
etapas etapas. Ahora bien, como señala Gacía-Posada, lo más destacable es que
con estos autores “nace la metáfora moderna en nuestra poesía” ya que es con
los autores del 27 con los que la relación entre el elemento real y el imaginario se
hace más subjetiva, y de ahí que el modelo a seguir sea Góngora. De la
importancia de la metáfora dan buena cuenta estas palabras de Lorca,
pertenecientes a su conferencia sobre Góngora: “Sólo la metáfora puede dar una
suerte de eternidad al estilo.”
Era natural que en una poesía que aspiraba a deformar la realidad, a eludirla, la
metáfora dejara de ser un componente, entre otros, del poema, para convertirse
en su espina dorsal, en su misma razón de ser. Conocida es la definición de
Ortega: «La poesía es el álgebra superior de las metáforas.» Los vanguardistas
las prodigaron hasta la saciedad, innovando muchas veces con ingenio y fortuna.
Ninguno tan ingenioso y afortunado como Gómez de la Serna, cuya greguería no
es otra cosa que una metáfora. Desde Góngora, nadie le igualó en inventiva.
Estos son los dos maestros de la generación de 1297. Ya mucho antes de esta
fecha, sostenía Marinetti que «la poesía ha de ser una sucesión ininterrumpida de
imágenes». En esto estuvieron de acuerdo todas las tendencias, y una de ellas
tomó el nombre de «imaginismo». Para los ultraístas, la imagen y la metáfora
eran los «más puros e imperecederos elementos» del poema. Para Gómez de la
Serna, también: «lo único que quedará, lo único que en realidad ha quedado de
unos tiempos y de otros, ha sido la gracia de las metáforas salvadas.»
i) Predominio de lo onírico y lo psíquico. Está en relación con las
aportaciones de los vanguardismos especialmente del surrealismo, de manera
que el poeta incorpora su mundo interior a la expresión poética para tamizar
cualquier tema.
Respecto al proceso creador, los vanguardistas difieren entre sí. Unos, de
acuerdo con su concepción clásica del arte, rechazan de plano la teoría romántica
de la «inspiración» y hacen hincapié en la consciencia del poeta. Recuérdese
cómo García Lorca, aparentemente tan poco intelectual, precisaba: «Si soy poeta,
lo soy por la gracia de la técnica y del esfuerzo, y de darme cuenta en absoluto de
lo que es un poema.» De igual modo, Domenchina afirma: «Poesía es aptitud —
inspiración o numen— y trabajo.» Sin embargo, ya Marinetti había aconsejado:
«Es preciso destruir la sintaxis, disponiendo los sustantivos al azar de su
nacimiento.» Por último, el surrealismo propugna la escritura onírica, el
«automatismo psíquico puro, en función del cual uno se propone expresar el
funcionamiento real del pensamiento. Dictado del pensar con ausencia de todo
control ejercido por la razón». Escribir al dictado de la subconsciencia,
taquigrafiarla sin intervención de la razón consciente, era un principio congruente
con el mundo absurdo y caótico que se trataba de expresar. Pero se trataba de
una aspiración imposible de llevar a cabo. Bien dijo Dámaso Alonso: «El
automatismo no ha sido practicado ni aun por sus mismos definidores.» Prueba de
ello la tenemos en la creación de la palabra misma «surrealista» o
«suprarrealista», a la que Apollinaire llegó tras rechazar «supranaturalista» y
«dándose cuenta de la impropiedad de su primera proposición». Vicente Huidobro
recomendaba: «Hacer un poema como la naturaleza hace un árbol», como si esta
originalidad espontánea le fuera posible al hombre. La «enumeración caótica»,
estudiada por Spitzer, es, bajo su apariencia azarosa, un procedimiento literario y
consciente, «el resultado —voluntario y necesario— de un sincero ilogismo», en
palabras de Guillermo de Torre.
j) Atomización.- Antes señalábamos que para el poeta vanguardista la
creación —«fabricación», dice Guillén— era un «hacer». Sin embargo, los
surrealistas, al quebrantar los nexos lógicos, al propender a «una sucesión
superpuesta de anotaciones y reflejos sin enlace causal» (Guillermo de Torre), al
practicar la incoherencia y entregarse al azar, transforman el «hacer» en un
«deshacer», que quiere ser reflejo del carácter «fragmentario», relativo del mundo
y de las visiones oníricas que lo expresan.
A la disolución literaria contribuía también el abuso de la metáfora que, al valer
por sí misma, desligada de la totalidad del poema, convertía a éste en la
«sucesión ininterrumpida de imágenes» de que hablaba Marinetti. De las
greguerías decía su creador: «Cumple este género el deseo de disolver que hay
en lo profundo de la composición literaria... Yo me he permitido el desorden, la
descomposición... La literatura se vuelve atómica.» Ortega diría gráficamente: «El
espejo de la belleza se ha roto en mil pedazos.» En efecto, las estructuras
tradicionales —por ejemplo, los géneros literarios y sus respectivos límites— se
resquebrajan, la poesía aspira a no ser siquiera literatura, se abandona el poema
largo, asistimos por todos lados a un movimiento centrífugo de dispersión, de
desintegración. La literatura toca el extremo límite de sus posibilidades y llega el
momento de hacer alto en el camino y de dar marcha atrás para salvarse de la
inminente aniquilación a que la ha expuesto su audacia.
Hemos señalado lo que la poesía europea quiso hacer entre 1920 y 1940,
fecha en que vuelve a percibirse un nuevo cambio de rumbo. Pero entre la teoría y
la práctica medió buen trecho. España, según dijimos, fue particularmente
moderada. Nuestro vanguardismo es resultado de la fusión de las nuevas
tendencias de Europa con la tradición nacional. Por último, salvo García Lorca,
todos los poetas de la generación de 1927 han seguido escribiendo después de
1940 y han evolucionado más o menos, alejándose de los supuestos vigentes
cuando dicha generación inició su camino.
k) En cuanto a los temas, destacan, según Rozas, el tema amoroso, la
ciudad, el compromiso. No obstante, como señala Guillén, todos los grandes
temas del hombre (amor, universo, destino, muerte...) están presentes en el
grupo, incluso el religioso.
• El tema amoroso aparece cargado de intensidad, de sentimiento,
pero desnudo, desprovisto de todo sentimentalismo, como aparece, por
ejemplo, en los Sonetos del amor le Lorca. Además, como en general
todos los demás temas, aparece enmarcado en una naturaleza que, sin
desdeñar los paisajes rurales, (recordemos el paisaje en Lorca o en Alberti,
o el no en Gerardo Diego), progresivamente se va convirtiendo en urbano
al tiempo que los elementos cotidianos se incorporan a la poesía.
• La ciudad es otro de los grandes temas del 27 a través de la cual da
cabida a los elementos de la vida moderna, teniendo como máxima
presentación a Nueva York. Inicialmente hay una visión positiva de la
urbe, pero paulatinamente esta visión se va cargando de negativos para
exponer una búsqueda de una ciudad buena para los hombres, distinta a la
real, como aparece en Poeta en Nueva York, de Lorca, o en el poema
Givitas dei, de El contemplado, de Salinas. En cualquier caso , esta
presencia de la ciudad se relaciona con el carácter cosmopolita del 27.
• Respecto al compromiso, hemos de entender el término en relación
con la poesía, con el arte y, en general, con el hombre, tal y como aparece
en La realidad y el deseo, de Cernuda. Sin embargo, a partir de 1930, el
compromiso ha de entenderse desde una va social y política. Como señala
Cano Ballesta, 1930 supuso el final de una época y el inicio de otra. En
efecto, los acontecimientos en torno a la República hacen que los poetas
del 27, unos en mayor medida que otros, den cabida a la realidad externa
en sus poemas. El Manifiesto de Neruda Por una poesía sin pureza,
publicado en 1935 en Caballo Verde para la Poesía, da buena idea de la
necesidad de comprometerse con la realidad y acabar con la poesía pura.
En él leemos cosas como “quien huye del mal gusto cae en el hielo”. Sin
duda fue Alberti el poeta de esta generación que más comprometió su
poesía con el momento que se estaba viviendo. A él se deben los
siguientes versos del poema “Perro rabioso”, aparecido en enero de 1936
en la revista Caballo Verde para la Poesía: “Época es de morder a
dentelladas, / de hincar hundiendo enteras las encías”.

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Introducción. Los movimientos de vanguardia.


• Vanguardias.
Son movimientos culturales que rompen con las tendencias anteriores, rechazan las formas tradicionales y
buscan nuevas formas de expresión. Se manifiestan en todas las artes y también reciben el nombre de ismos:
cubismo, futurismo, surrealismo...

La Generación del 27.


• El 27.
Reciben este nombre un conjunto de autores que escribe en torno al año 1927 y que se conocen en la
conmemoración del tercer centenario de la muerte de Góngora, celebrado en dicho año.
• Características.
· Utilizan prioritariamente la poesía.
· Admiran a Góngora y otros escritores del Siglo de Oro.
· Rescatan la poesía y la música tradicionales y populares.
· Utilizan recursos de las vanguardias: verso libre, métrica y rima irregulares.
· Saben combinar lo anterior con lo tradicional: romances y canciones populares. Combinan lo tradicional y lo
vanguardista.
Federico García Lorca.
• Vida.
Nació en fuente Vaqueros (Granada) en 1898. Estudió Derecho y Filosofía. Vivió en Nueva York. Dirigió una
compañía de teatro ambulante llamada "La Barraca" que representaba sus obras por los pueblos. Fue fusilado
en Granada al comienzo de la Guerra Civil en el año 1936.
• Vida.
Escribió poesía y teatro. Sus obras poéticas más importantes son: Libro de poemas, Poema del Cante
Jondo, Romancero gitano, Poeta en Nueva York. Entre sus obras de teatro destacan: Mariana Pineda, La
casa de Bernarda Alba, Bodas de sangre.
ARBOLÉ ARBOLÉ
Arbolé arbolé y espadas de plata antigua.
seco y verdé. "Vente a Sevilla, muchacha."
La niña no los escucha.
La niña del bello rostro Cuando la tarde se puso
está cogiendo aceituna. morada, con luz difusa,
El viento, galán de torres, pasó un joven que llevaba
la prende por la cintura. rosas y mirtos de luna.
Pasaron cuatro jinetes, "Vente a Granada muchacha."
sobre jacas andaluzas, Y la niña no los escucha.
con trajes de azul y verde, La niña del bello rostro
con largas capas oscuras. sigue cogiendo aceituna,
"Vente a Córdoba, muchacha." con el brazo gris del viento
La niña no los escucha. ceñido por la cintura.
Pasaron tres torerillos
delgaditos de cintura, Arbolé arbolé
Con trajes color naranja seco y verdé.

Rafael Alberti.
• Vida.
Nació en Puerto de Santa María (Cádiz) en el año 1902 y murió en 1999. Vivió en Madrid y tras la Guerra
Civil se exilió en Buenos Aires y Roma hasta que en 1977 regresó a España.
• Obra.
Destaca por su obra poética en la que sabe reflejar desde el estilo más sencillo y popular, hasta el más
vanguardista. Destacan sus obras Marinero en tierra y Sobre los ángeles.
"Si mi voz muriera en tierra..."
Si mi voz muriera en tierra,
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.

Llevadla al nivel del mar


y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.

¡Oh mi voz condecorada


con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento la vela!
Vicente Aleixandre.
• Vida.
Nació en Sevilla en 1898. A los dos años se va a vivir a Málaga. El mar Mediterráneo y su afición a la lectura
desde muy niño hacen que se decida a escribir. A tomar esa decisión le ayudó definitivamente la lectura de
una antología de Rubén Darío que cayó en sus manos cuando tenía diecinueve años. Recibió el premio Nobel
de Literatura en el año 1977. Una grave enfermedad marcó su vida a partir de 1925. Pasó los últimos años de
su vida en Madrid y murió en 1984.
• Obra.
Tiene un estilo surrealista que se reparte en dos grandes temas: el entusiasmo por la naturaleza y por el
hombre formando parte de ella; y el esfuerzo difícil del hombre y de él mismo por vivir. Espadas como
labios y Sombras del Paraíso son sus obras más destacadas.
Es el más pequeño
Es el más pequeño de todos, el último. Y se retira. Y los ve. Son jadeantes,
Pero no le digáis nada; dejadle que juegue. son desprendidos quizá de arriba, de una montaña,
Es más chico que los demás, y es un niño callado. son quizá un montón de roquedos que llegó ruidosísimo
Al balón apenas si puede darle con su bota pequeña. de allá, de la cumbre.
Juega un rato y luego pronto le olvidan.
Todos pasan gritando, sofocados, enormes, Y desde el quieto valle, desde el margen del río,
y casi nunca le ven. Él golpea una vez, el niño chico no los contempla.
y después de mucho rato otra vez, Ve la montaña lejana. Los picachos, el cántico de los
y los otros se afanan, brincan, lucen, vocean. vientos.
La masa inmensa de los muchachos, agolpada, rojiza. Y cierra los ojos, y oye
Y pálidamente el niño chico los mira el enorme resonar de sus propios pasos gigantes por las
y mete diminuto su pie pequeño, rocas bravías.
y al balón no lo toca.

Miguel Hernández
• Vida.
Nació en Orihuela en 1910. Pertenecía a una familia de campesinos y de pequeño se ocupó de los trabajos
propios del campo. Con veinticuatro años se fue a Madrid donde conoció a otros grandes poetas de su tiempo.
Participó en la Guerra Civil del lado republicano y al terminar fue condenado a muerte. Le rebajaron la pena a
treinta años de cárcel; pero cogió la tuberculosis en el penal de Alicante y murió en 1941.
• Obra.
Sus primeros poemas son apasionados y llenos de ardor; pero las experiencias de la guerra hacen que su
poesía evolucione y sea profunda y sentida. Obras importantes son: El rayo que no cesa y Vientos del
pueblo.
Guerra
La vejez de los pueblos.
El corazón sin dueño.
El amor sin objeto.
La hierba, el polvo, el cuervo.
¿Y la juventud?

En el ataúd.

El árbol solo y seco.


La mujer como un leño
de viudez sobre el lecho.
El odio sin remedio.
¿Y la juventud?
En el ataúd.

Generación del 27
La generación del 27 fue un grupo de escritores nacidos alrededor
del año 1927 que sintieron la necesidad de encontrar un
lenguaje poético que exprese mejor su sentir.
El nombre de esta generación se toma de un hecho literario muy
importante: la conmemoración del tercer centenario de la muerte de
Luis de Góngora (1627).
La generación del 27 forman parte de un grupo poético que
acostumbraba a reunirse periódicamente en la Residencia de
Estudiantes de la Institución Libre de Enseñanza en Madrid (España),
celebrando exposiciones, encuentros y tertulias.
En los integrantes de esta generación se mezcla lo popular y lo culto,
todo bajo la idea de tradición y renovación y profundamente
influenciados por la Guerra Civil Española (1936-1939).

Contexto cultural:
En el contexto de experimentación y búsqueda de valores exclusivamente artísticos que se
desarrolla en España a principios del siglo XX, comienzan a escribir los jóvenes poetas de
la Generación del 27. Las posibilidades de elección que tuvieron estos escritores en los
años 20 fueron mucho más variadas que las que habían tenido los modernistas de principios
de siglo. Podían seguir los pasos del Valle expresionista de los esperpentos o imitar a Juan
Ramón Jiménez, quien, por entonces, perfilaba su poética de la poesía desnuda. O, si lo
deseaban, podían dejarse llevar por la influencia de la poesía pura de Paul Valéry o por
los movimientos de Vanguardia. Todas estas corrientes fueron bien conocidas en España
gracias a la Revista de Occidente, editada por Ortega. Además, muchos de los escritores
del 27 tuvieron la oportunidad de convivir y compartir sus lecturas en la Residencia de
Estudiantes; así, se produce un intercambio de experiencias entre ellos que provoca su
interés por Bécquer, por la lírica tradicional o por la poesía de Góngora. Todos
descubren a la vez el Surrealismo francés y, más tarde, juntos conocen y admiran a Pablo
Neruda, que llega a Madrid en 1934.

 Autores:
Se suele incluir dentro del Grupo o Generación de 1927 a Pedro Salinas, Dámaso Alonso,
Gerardo Diego, Jorge Guillén, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Vicente
Aleixandre, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre, Juan José Domenchina, Emilio
Prados y José Mª Hinojosa. El poeta Miguel Hernández no pertenece a la Generación del
27, pero comienza a escribir bajo su influencia, en los años 20, y muere prematuramente en
1942, por lo cual lo estudiaremos con los poetas del 27.

 Una generación literaria:
Algunos críticos han cuestionado la idea de que los autores anteriores pertenezcan a una
generación literaria homogénea y bien definida. Lo cierto es que, de entre los requisitos
exigidos por el método generacional, los escritores del 27 sólo cumplen los siguientes:
a) Sus nacimientos se sitúan en una misma "zona de fechas" que va de 1891 (Pedro Salinas)
a 1905 (Manuel Altolaguirre).
b) Presentan un talante abierto, liberal y progresista que se refleja:
- En la amplitud de conocimientos: En general, poseen una formación intelectual bastante
semejante; la mayoría cursó estudios universitarios, y todos ellos mantuvieron contactos
con el ambiente intelectual de las Vanguardias y de la Institución Libre de Enseñanza.
- En sus opciones políticas: su decidida defensa de la República (sólo Gerardo Diego se
alineó en el bando de los sublevados) les costó la vida (Lorca) o el exilio interior (Dámaso
y Aleixandre) o exterior (todos los demás)
c) Mantuvieron relaciones de amistad. Algunos de ellos vivieron en la Residencia de
Estudiantes, en Madrid. Todos acuden al Centro de Estudios Históricos, donde trabajan
algunos de ellos, asesorados por los estudiosos novecentistas Menéndez Pidal y Américo
Castro, sobre autores medievales y clásicos. También colaboran en las mismas
publicaciones, como la Revista de Occidente y la revista Litoral de Málaga, fundada por
Altolaguirre y Prados. De hecho, existe una conciencia de grupo. Su nómina ha sido
establecida por ellos mismos en diversos ensayos.
d) Hay un acontecimiento generacional que sirve para dar cohesión al grupo: en 1927, el
Ateneo de Sevilla organiza un acto para conmemorar el tercer centenario de la muerte de
Luis de Góngora. Casi todos los poetas citados participaron en dicho acto. Para ellos,
Góngora representa la voluntad de estilo y el preciosismo de la metáfora, rasgos que
también podemos encontrar en el arte nuevo.
Sin embargo, el grupo incumple otras condiciones, como las siguientes:
a) No existe un líder generacional, aunque todos se muestran bastante influidos por J.R.
Jiménez.
b) No se da una ruptura con las generaciones literarias precedentes.
c) No existe una estética común.
A pesar de todo lo anterior, es evidente que nos encontramos ante un grupo compacto,
animado por la misma ansia de renovar el lenguaje poético. Todos ellos se inscriben en el
espíritu de renovación que afectó en los años 20 y 30 a la literatura europea y americana.
En realidad, representan la culminación de la Vanguardia, la adopción, de un modo
sincrético, de todos los descubrimientos realizados por los Ismos.

 Trayectoria literaria:
Aunque cada autor sigue caminos personales, podríamos trazar un itinerario común:

a) POESÍA DESHUMANIZADA: hasta 1928-29. Sus preferencias poéticas se inclinan


por el abandono de lo humano y por la concepción del poema como un “artefacto”
elaborado con cuidado y precisión, destinado a desencadenar emociones desnudas e
intelectuales.
- La poesía pura: en ella la metáfora y la imagen desempeñan un papel esencial en la
construcción del poema. Hermetismo y dificultad son las consecuencias de este concepto de
la poesía que encuentra en Juan Ramón Jiménez y en Góngora su referencia próxima y
lejana respectivamente. (Guillén, Cántico; Salinas, La voz a ti debida; Alberti, Cal y
canto))
- Vanguardias: Futurismo, ultraísmo... (Gerardo Diego, Imagen, P. Salinas, Seguro azar)
- Neopopularismo: consiste en la asimilación culta de la lírica popular. Las formas
tradicionales (romances, coplas, ...) se unen a las imágenes visionarias para conseguir una
poesía estilizada de temas humanos (amor, muerte, etc.) (Alberti, Marinero en tierra;
Lorca, Romancero Gitano).
- Neotradicionalismo: se imitan las formas clásicas (G. Diego, Versos humanos)
b) REHUMANIZACIÓN:
- Surrealismo: se libera el mundo onírico e inconsciente, y las pulsiones de los deseos
escondidos se traduce en un lenguaje sorprendente (aunque siempre bien calculado y
controlado) en el que predomina la metáfora irracional. La poesía recupera los conflictos
humanos y la crítica del mundo exterior. (Cernuda, Donde habite el olvido ; Aleixandre,
Espadas como labios; Lorca, Poeta en Nueva York; Alberti, Sobre los ángeles).
- Neorromanticismo: La influencia de Bécquer trae a la lírica una carga de emotividad
mayor que la que se percibía en la poesía pura, al tiempo que justifica la presencia creciente
de “preocupaciones personales”. (L. Cernuda, Donde habite el olvido; Aleixandre, La
destrucción o el amor)
- Socio-política: Poesía comprometida (Alberti, Un fantasma recorre Europa; M.
Hernández, Viento del pueblo)
c) LA GUERRA Y EL EXILIO: La trayectoria de estos autores está marcada por la
Guerra Civil, que provoca el exilio de la mayor parte de ellos y la muerte de Lorca y de
Miguel Hernández. Terminada la Guerra, cada poeta adopta un rumbo poético propio: unos,
como Alberti, cultivarán momentáneamente la poesía social y la nostalgia del exiliado
(Retornos de lo vivo lejano); otros, como Cernuda, se volcarán en la lírica intimista y
subjetiva que refleja el alejamiento físico y moral de su país (Desolación de la quimera);
Guillén, el poeta “puro” por excelencia, siente la necesidad de expresar el dolor humano
(Clamor); Dámaso Alonso, desde su exilio interior, inaugurará una corriente existencial
(Hijos de la ira); otros aún, como Vicente Aleixandre, practicarán un Surrealismo tardío,
menos hermético y cargado de preocupaciones sociales (Sombra del paraíso).
Con la disgregación física, la poesía de la Generación de 1927 se diversifica en múltiples
tendencias, todas ellas de gran brillantez.

 Métrica y estilo:
La métrica de 1os poetas de la Generación del 27 supone una reducción con respecto a la
variedad de metros y estrofas utilizada por los modernistas. Muchos de los poetas del 27
(sobre toda al principio) sienten preferencia por los versos de arte menor, en especial por
los heptasílabos y los octosílabos, que frecuentemente manejan con total libertad, sin
atenerse a una estrofa fija. Algunos, sin embargo, adoptan estrofas castellanas tomadas de
la lírica tradicional (el villancico, el romance, la copla...). Estas estrofas ya habían sido
utilizadas anteriormente por poetas cultos, en los Cancioneros del siglo XV o en los Siglos
de Oro. Por otra parte, algunos poetas se sirven de formas métricas consideradas clásicas (el
soneto, la octava real, la décima...), mostrando así su conocimiento de la tradición literaria
española. En ocasiones, se producen combinaciones sorprendentes, como en los romances y
décimas de Guillén, donde la poesía pura se compagina con una métrica clasicista.
Al lado de las formas métricas citadas, que se basan en el isosilabismo, en la distribución de
las pausas y los acentos, y en la rima como medios para crear el ritmo poético, los poetas
del 27 utilizan con profusión el verso libre. Éste último responde a otra concepción del
ritmo; la configuración rítmica del poema ya no se obtiene mediante la repetición de
elementos fónicos —pausas, rimas y acentos— y tampoco se apoya en regularidades
preestablecidas. El ritmo, en el verso libre, brota de la organización gramatical y semántica
del poema: surge gracias a la repetición de los temas y a los paralelismos léxicos y
sintácticos.

Estilísticamente, puede decirse que los poetas del 27 configuraron el lenguaje de la poesía
contemporánea. En el terreno de la imagen, destacaremos los siguientes procedimientos:

- El símbolo. Es una metáfora ambigua, mediante la cual el poeta desarrolla


simultáneamente una imagen y una idea, sin establecer una separación nítida entre ellas. En
las metáforas tradicionales, el plano de la imagen (oro) y el de la idea (cabello) están
perfectamente separados. Al lector sólo le resta establecer una asociación entre ambos,
basada, por lo general, en una semejanza física. En los símbolos, por el contrario, se
desarrollan imágenes físicas que evocan, de forma incierta, significaciones abstractas, sin
que el lector pueda decir exactamente en qué ha basado su interpretación. Así, en el poema
de Guillén que leeremos después, el canto del pájaro y el mediodía remiten, de forma
incierta, a la plenitud de la vida.
- La imagen visionaria. Es una metáfora en la que la relación que se da entre la imagen
y la idea no es racional ni está basada en una semejanza de orden físico (oro = rubio), sino
que se funda en una intuición totalmente personal e irracional que el lector debe desvelar.
Así ocurre, por ejemplo, en la metáfora lorquiana verónica de alhelí.
- La sinestesia es un entrecruzamiento de impresiones sensoriales pertenecientes a
campos distintos (tacto agrio, visión dulce, etc.).
ANTOLOGÍA POÉTICA DE LA GENERACIÓN DE 1927
2. Pedro Salinas (1892-1951)
La poesía de Pedro Salinas tiene un tono bastante intelectual, aunque es más cálida y expresiva que la de
su coetáneo Jorge Guillén. Salinas concibe la poesía como un modo de acceso a las honduras de la realidad, a
la esencia de las cosas y experiencias vitales, a través de un proceso de interiorización. Ese planteamiento da
lugar a una poesía pura, con temas de raíz futurista en sus primeros libros (Seguro azar –1929-, Fábula y
signo –1931-) y amorosa en los siguientes —La voz a ti debida (1933), Razón de amor (1936), sus dos obras
maestras— en la que el poeta intenta indagar en las razones últimas de lo afectivo, más allá de las emociones
eróticas superficiales. Todo ello a través de un lenguaje que resulta sincero y emotivo, precisamente por su
ausencia de efectos brillantes, y donde el ingenio se manifiesta en paradojas, observaciones insólitas, juegos
de ideas, condensación de conceptos, etc.
Después de la Guerra Civil, Salinas se exilia en los EEUU, donde escribe su libro El contemplado
(1946), que abre una nueva fase de su obra: el poeta mantiene una lucha entre su fe en la vida y la angustia
que le causa la situación política y social que ve a su alrededor. Dentro de esta segunda época, destaca el
poema Cero, suscitado por el horror de la bomba atómica.

¡Si me llamaras, sí;


si me llamaras!
“Si me llamaras, sí”
Lo dejaría todo,
(Poesía pura)
todo lo tiraría;
los precios, los catálogos,
el azul del océano en los mapas, Pedro Salinas realiza una
los días y sus noches, interiorización del sentimiento amoroso:
expresa aquí el anhelo de que sean más
los telegramas viejos profundas unas relaciones que ya existen
y un amor. (en los últimos versos, comprendemos que
Tú, que no eres mi amor, esa mujer a la que se dirige es una mujer
¡si me llamaras! "cercana" y, sin embargo, aún no es "su
amor"). Así expresa su deseo de ir "más
allá" de la experiencia inmediata, en su
Y aún espero tu voz: búsqueda perenne de plenitud, de
telescopios abajo, absoluto. EI lenguaje de Salinas es
desde la estrella, preciso, denso, sin apenas imágenes. El
poeta utiliza el verso libre, que le permite
por espejos, por túneles, seguir los meandros de su pensamiento.
por los años bisiestos En los vv. 5-9 utiliza un recurso propio de
puede venir. No sé por dónde. la poesía contemporánea: hace una
"enumeración caótica", donde se mezclan
Desde el prodigio, siempre. todos aquellos elementos de la vida
Porque si tú me llamas cotidiana que pierden sentido ante la
–si me llamaras, sí; si me llamaras!– llamada del amor excepcional.
será desde un milagro, Observa el gusto de Salinas por las
incógnito, sin verlo. paradojas. Señálalas y explica los efectos
que producen en el lector.
Nunca desde los labios que te beso, Explica el valor poético de la
enumeraciones caóticas (vv. 5-9; 13-17).
nunca
desde la voz que dice: "No te vayas". Analiza el concepto de “amor” que se
deduce de este poema.

La voz a ti debida (1933)

UNDERWOOD GIRLS (1)


Quietas, dormidas están,
las treinta redondas blancas.
“Underwood girls”
Entre todas
sostienen el mundo. (Futurismo—Creacionismo)
Míralas aquí en su sueño,
como nubes,
redondas, blancas y dentro
destinos de trueno y rayo,
destinos de lluvia lenta,
de nieve, de viento, signos.
El Futurismo italiano fue
Despiértalas, conocido pronto en España: Ramón
con contactos saltarines Gómez de la Serna publicó en 1910 su
de dedos rápidos, leves, manifiesto en la revista Prometeo;
domo a músicas antiguas. pero no creó escuela. Sin embargo,
esporádicamente, encontramos huellas
Ellas suenan otra música: de su temática ?el maquinismo, el
fantasías de metal elogio de la velocidad y de la vida
valses duros, al dictado. moderna...? en la poesía de la
Que se alcen desde siglos Generación del 27.
todas iguales, distintas Los cuatro primeros versos son la
introducción que organizan todo el
como las olas del mar poema: fíjate en el desarrollo posterior
y una gran alma secreta. de la palabra “dormidas” (“en sus
Que se crean que es la carta, sueños”, “en las nubes”,
la fórmula como siempre. “despiértalas”, “música”...) y la
explicación final del “mundo vacío”,
Tú alócate papel en blanco (“blanco en blanco”).
bien los dedos, y las Este canto al poder de lo moderno (la
raptas y las lanzas, máquina de escribir de entonces,
a las treinta, eternas ninfas similar a nuestro ordenador actual) es
característico del creacionismo. El
contra el gran mundo vacío, ritmo viene marcado por la utilización
blanco en blanco. métrica de un tipo de verso y las
Por fin a la hazaña pura, repeticiones (analízalo y coméntalo).
sin palabras sin sentido,
ese, zeda, jota, i...
Fábula y signo (1931)
(1) En inglés, “Las muchachas Underwood”, esto es, las teclas de la máquina de escribir.

ANTOLOGÍA POÉTICA DE LA GENERACIÓN DE 1927


5. Rafael Alberti (1902-1999)
Rafael Alberti es el poeta de esta generación de mayor variedad en cuanto a temas,
tonos y estilos. Su primer libro, Marinero en tierra (1925), recoge temas populares y
formas tomadas de la tradición literaria culta de la Edad Media y el Renacimiento
(Marqués de Santillana, Gil Vicente). Escribe al modo surrealista en Sobre los ángeles
(1929) y en la guerra civil, como Miguel Hernández, se sirve de la poesía como un arma
más de combate (Poeta en la calle, 1936). Finalizada la contienda, sigue publicando
profusamente; toda su obra revela a un virtuoso de la forma, que puede abordar casi
cualquier empresa.

Si mi voz muriera en tierra, "Si mi voz muriera en tierra..."


llevadla al nivel del mar (neopo-pularismo)
y dejadla en la ribera. El poema arranca como una soleá
(copla andaluza de raíz popular utilizada
Llevadla al nivel del mar también por los poetas cultos). Luego, a
y nombradla capitana partir del verso 7, los versos van
de un blanco bajel de guerra. entrelazándose, por medio de una
concatenación que acumula elementos
dispares -aunque pertenecientes al campo
¡Oh mi voz condecorada semántico del mar- en un orden irracional.
con la insignia marinera: Tras una hipótesis inicial (fíjate en que lo que
sobre el corazón un ancla muere no es el poeta, sino la voz. Coméntalo) se
y sobre el ancla una estrella expresa una especie de testamento. Analiza y comenta
las formas verbales. Tras la muerte, el poeta no parece
y sobre la estrella el viento desear el entierro, sino más bien otra cosa. Coméntalo
y sobre el viento la vela! y explica el valor simbólico y romántico de ese
“capitana de un blanco bajel de guerra”. Explica el
Marinero en tierra (1925) efecto que producen la suma de concatenación,
anáfora y polisíndeton en los vv. 9-12.

LOS DOS ÁNGELES “Los dos ángeles”


Ángel de luz, (surrealism
ardiendo, o)
¡oh, ven!, y con tu espada En 1927 Alberti sufre una honda crisis que le hace perder
incendia los abismos la fe. Sus ideas, creencias y sentires se tambalean y, en esas
donde yace circunstancias, compone Sobre los ángeles. La técnica
mi subterráneo ángel de surrealista le sirve de vehículo para expresar la honda
las nieblas. zozobra interior que le embarga. El poeta se ve sin luz,
expulsado de un “Paraíso perdido”, errando por un mundo
¡Oh espadazo en las caótico y sin sentido, con el alma vacía y el cuerpo
sombras! “deshabitado”, con la esperanza muerta.
Chispas múltiples,
Temáticamente el poema gira sobre el enfrentamiento
Clavándose en mi
entre las dos personalidades o ángeles enfrentados, el de la
cuerpo,
luz y el de las sombras. El poeta (Rafael, como el arcángel)
en mis alas sin plumas, pide ayuda a su ángel bueno para destruir todo lo que en él
en lo que nadie ve, hay de maldad. Analiza los elementos negativos que
vida. aparecen y que desea eliminar.

Me estás quemando Al tratarse de un poema surrealista, las imágenes brotan en


vivo. libertad, faltas de lógica (indica alguna de ellas).
Vuela ya de mí, oscuro Por otra parte, el ritmo del poema viene marcado por
Luzbel de las canteras sin varios elementos: la cuidada medida de los versos
auroras, (señálalo), las repeticiones constantes (subraya algunas).
de los pozos sin agua,
de las simas sin sueño
ya carbón del espíritu,
sol, luna.
Me duelen los
cabellos
Y las ansias. ¡Oh,
quémame!
¡Más, más, sí, sí, más!
¡Quémame!

¡Quémalo, ángel de la
luz, custodio mío,
tú que andabas llorando
por las nubes,
tú, sin mí, tú, por mí,
ángel frío de polvo, ya
sin gloria,
volcado en las tinieblas!
¡Quémalo, ángel de luz,
quémame y huye!

Sobre los ángeles

CANCIÓN 5

Hoy las nubes me trajeron, “Canción 5”


volando, el mapa de España.
¡Qué pequeño sobre el río, (exilio)
y qué grande sobre el pasto
la sombra que proyectaba! El exilio le provoca el recuerdo doloroso
de la patria perdida y la guerra fratricida.
Se le llenó de caballos Junto a su anhelo por volver, su voz clama
la sombra que proyectaba. por la reconciliación.
Yo, a caballo, por su sombra En Baladas y canciones del Paraná sus
busqué mi pueblo y mi casa.
versos vuelven a traernos la fragancia de la
Entré en el patio que un día
lírica tradicional, con la que expresa la pura
fuera una fuente con agua. nostalgia. El poema se basa en la
Aunque no estaba la fuente, delicadísima confusión entre elementos
la fuente siempre sonaba. reales e imaginarios. Explícala. Comenta el
Y el agua que no corría valor de la “fuente del patio”.
volvió para darme agua.

Baladas y canciones del Paraná (1953)

ANTOLOGÍA POÉTICA DE LA GENERACIÓN DE 1927


4. Federico García Lorca (1898-1936)
Federico García Lorca (1898-1936) es el poeta más famoso de la Generación del 27.
En Granada inicia estudios de Música, Derecho y Letras, que proseguirá en Madrid. Allí, en
la famosa Residencia de Estudiantes, entabla relación con los poetas y artistas del
momento. En 1929-1930 está como becario en Nueva York y hace un viaje a Cuba. En
1932 funda el grupo La Barraca, que lleva teatro clásico y moderno por los pueblos de
España. Sus ideas políticas, cada vez más cercanas a posiciones revolucionarias, y su
declarada homosexualidad le atrajeron odios que condujeron a su asesinato al principio de
la Guerra civil.
Su poesía está llena de calor y pasión. Tras sus primeros libros juveniles de tanteos e
imitaciones (Libro de poemas, Canciones), su obra gira en torno a dos mundos poéticos: el
popular andaluz del Romancero Gitano y el Poema del Cante Jondo, estilizado
artísticamente en un lenguaje deslumbrante; y el surrealista y urbano de Poeta en Nueva
York, libro rico en visiones casi intraducibles, sugeridas por las crudas impresiones que
causó en el autor la contemplación de la vida norteamericana.

CANCIÓN DEL JINETE


Córdoba.
Lejana y sola. “Canción del jinete”
(neopopularismo)
Jaca negra, luna grande,
y aceitunas en mi alforja.
En los poemas juveniles de los miembros de la
Aunque sepa los caminos Generación del 27 queda patente su admiración por la
yo nunca llegaré a Córdoba. lírica española de tipo popular. Durante un tiempo,
algunos de ellos leyeron e imitaron los poemas de la lírica
tradicional española recogidos en los cancioneros y en los
Por el llano, por el viento, romanceros de los ss. XV-XVII. Además, muchos de los
jaca negra, luna roja. poetas del 27 se interesaron por el folklore (las coplas
La muerte me está mirando andaluzas, el cante jondo...).
desde las torres de Córdoba. En este poema se advierte la sensibilidad lorquiana para
los temas trágicos: la presencia de ese jinete, ese “hombre
¡Ay qué camino tan largo! maldito”, destinado a morir. Se trata de un sombrío cuadro
de muerte en medio de una naturaleza que parece hacerse
¡Ay mi jaca valerosa! eco de la tragedia.
¡Ay que la muerte me espera, Observa originalidad de las imágenes y los símbolos: los
antes de llegar a Córdoba! colores, la ciudad de Córdoba.
Las fuentes tradicionales se dejan ver en la métrica (tipo
Córdoba. de versos, estribillo).
Lejana y sola. Analiza el valor de la aliteración y las exclamaciones de la
tercera estrofa

Canciones (1921-24)

SURREALISMO.-
A partir de 1927, los poetas del 27 empiezan a cansarse del esteticismo formalista.
Se inicia así el proceso de rehumanización de la poesía. Ello coincide con la irrupción
del Surrealismo, que también se oponía radicalmente a la poesía pura. Surgieron así
libros de poesía fundamentales, como Sobre los ángeles (1927-1928), de Rafael
Alberti; Poeta en Nueva York (1929-1930), de Federico García Lorca; o Pasión de
la tierra de Vicente Aleixandre.
Hay que señalar, sin embargo, que el Surrealismo español no es ortodoxo. Los
poetas del 27 no practicaron la escritura automática; en sus poemas puede advertirse
un hilo conductor. Lo que sí hubo fue una la liberación de la imagen que dio lugar a
los procedimientos antes expuestos con el nombre de visiones e imágenes visionarias.

“La aurora”

LA AURORA Este poema, perteneciente al libro


Poeta en Nueva York , es uno de los
La aurora de Nueva York tiene más representativos del Surrealismo
cuatro columnas de cieno español. El texto expresa, mediante
y un huracán de negras palomas visiones aparentemente incoherentes,
que chapotean las aguas podridas. toda la desesperación que Lorca
percibe en la ciudad de Nueva York.
Las visiones giran en torno a las
La aurora de Nueva York gime ideas de suciedad (cieno, negras,
por las inmensas escaleras podridas...), de violencia (huracán,
enjambres furiosos, taladran y
buscando entre las aristas
devoran, cadenas y ruidos...) y dolor
nardos de angustia dibujada. (no hay mañana ni esperanza, gime,
angustia, sudores, naufragio de
La aurora llega y nadie la recibe en su boca sangre...). De este modo, la falta de
cohesión gramatical es compensada
porque allí no hay mañana ni esperanza posible. con una coherencia semántica que
A veces las monedas en enjambres furiosos sólo se percibe en un nivel
taladran y devoran abandonados niños. interpretativo profundo, renunciando
a la comprensión literal del mensaje.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos Explica cómo la “aurora” se ve
que no habrá paraíso ni amores deshojados; frustrada, asesinada, en un mundo
que le es hostil (vv. 1-8) y cómo esa
saben que van al cieno de números y leyes, frustración se traslada a los seres
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto. humanos (v. 9-20). Comenta las
imágenes con que lo expresa, pero
no intentes “traducirlas” a términos
La luz es sepultada por cadenas y ruidos demasiado concretos. Su potente
en impúdico reto de ciencia sin raíces. sentido simbólico (de estirpe
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes surrealista) requerirá muchas veces
como recién salidas de un naufragio de sangre. una interpretación más amplia o
general.
Poeta en Nueva York (1929-30)
Fíjate en que todas las palabras de
significado positivo se ven
inmediatamente frustradas por
elementos negativos.
MUERTE DE ANTOÑITO EL CAMBORIO

“Muerte de Antoñito
el Camborio”
En este poema la
influencia de la
poesía popular
Lo que en otros no envidiaban, andaluza se combina
Voces de muerte sonaron con el influjo del
ya lo envidiaban en mí.
cerca del Guadalquivir. Surrealismo, visible
Zapatos color corinto,
Voces antiguas que cercan en las asociaciones
medallones de marfil,
voz de clavel varonil. irracionales que el
y este cutis amasado poeta establece entre
Les clavó sobre las botas
con aceituna y jazmín. elementos dispares
mordiscos de jabalí.
—¡Ay, Antoñito el Camborio, (voz de clavel,
En la lucha daba saltos
digno de una Emperatriz! verónicas de alhelí,
jabonados de delfín.
Acuérdate de la Virgen verde luna...).
Bañó con sangre enemiga
porque te vas a morir. Observa la presencia
su corbata carmesí,
—¡Ay, Federico García, de elementos
pero eran cuatro puñales
llama a la Guardia Civil! populares (el tipo de
y tuvo que sucumbir.
Ya mi talle se ha quebrado verso, la rima) y
Cuando las estrellas clavan surrealistas
como caña de maíz.
rejones al agua gris, (imágenes
cuando los erales sueñan visionarias). Lorca ha
* * *
verónicas de alhelí, conseguido
voces de muerte sonaron personalizar los
Tres golpes de sangre tuvo
cerca del Guadalquivir. elementos prestados
y se murió de perfil.
Viva moneda que nunca por la tradición
* * * infundiéndoles un
se volverá a repetir.
aire totalmente nuevo
Un ángel marchoso pone
—Antonio Torres Heredia, a través de una serie
su cabeza en un cojín. de recursos
Camborio de dura crin,
Otros de rubor cansado estilísticos que
moreno de verde luna,
encendieron un candil. deberás comentar
voz de clavel varonil:
Y cuando los cuatro primos (procedimientos
¿Quién te ha quitado la vida
llegan a Benamejí, metafóricos).
cerca del Guadalquivir?
voces de muerte cesaron
—Mis cuatro primos Señala el contenido
cerca del Guadalquivir.
Heredias, netamente narrativo
hijos de Benamejí. del poema, en el que
Romancero gitano (1928). se introducen,
incluso, pasajes
dialogados. Distingue
las distintas voces del
poema.
3. Gerardo Diego (1896-1987)
Gerardo Diego se caracteriza por la inusitada variedad de temas, tonos y estilos.
En síntesis, su obra presenta dos direcciones que cultivó simultáneamente, aunque con un
progresivo dominio de la segunda: la poesía de vanguardia (concretamente en el
Ultraísmo), que se plantea la creación poética desde la base de una total libertad formal, y
la poesía clásica o tradicional.
Manual de espumas (1922) es buen representante de sus tendencias vanguardistas. A
partir de Versos humanos (1925), accede a una poesía más reposada en la que se recuperan
las formas poéticas clásicas (canciones, glosas, sonetos...); recordemos la perfección en el
manejo del soneto en Alondra de verdad (1941).

EL CIPRÉS DE SILOS
Enhiesto surtidor de sombra y sueño,
que acongojas al cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza,
devanado a sí mismo en loco empeño.

Mástil de soledad, prodigio isleño,


flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llego a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi, señero, dulce, firme,


qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,

como tú, negra torre de arduos filos,


ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.
Versos humanos(1925)
“El ciprés de Silos”
(Neotradicionalismo)

Una de las influencias que reciben los


poetas del 27 proviene de la lírica renacentista
española. El mejor cultivador de este tipo de
poesía es Gerardo Diego, quien, en su libro
Versos humanos (1918-1924) la utiliza como
cauce de sus inquietudes estéticas y religiosas. El
célebre soneto en el que describe el ciprés del
monasterio de Silos destaca por el equilibrio de
su estructura y la brillantez de sus imágenes. Una
parte del texto se halla constituida por una
sucesión de metáforas, al estilo de la poesía del
siglo XVI. La idea metaforizada es el ciprés,
clave de las imágenes: surtidor, lanza que
acongoja al cielo, chorro, mástil, ,flecha, saeta y
negra torre de arduos filos. Estos términos
contribuyen a afianzar la idea de verticalidad,
que, a su vez, remite simbólicamente a la piedad
religiosa y a la elevación espiritual.
Fíjate en que sólo al final reconocemos el
término real (esto es, el ciprés de Silos) de las
imágenes que ocupan el inicio del poema.
Comenta las notas comunes de todas esas
imágenes (verticalidad, ascenso, dinamismo)
Explica cómo el poeta expresa su propia
intimidad al ver reflejados sus propios deseos en
la presencia del ciprés. Analiza, asimismo, el
estado anímico del poeta cuando llega a Silos y el
contraste con el ciprés.
El intento de ascensión que anhela el poeta
parece ponerse en entredicho en un par de versos.

ÁNGELUS
Sentado en el columpio
el ángelus dormita
enmudecen los astros y los
frutos
y los hombres heridos
pasean sus surtidores
como delfines líricos
Otros más agobiados
con los ríos al hombro
peregrinan sin llamar en las
posadas

La vid a es un único verso


interminable

Nadie llegó a su fin


Nadie sabe que el cielo es un
jardín
El ángelus ha fallecido
Olvido
Con la guadaña ensangrentada
un segador cantando se alejaba
Imagen (1922)

“Ángelus”
(Vanguardismo– creacionismo)

Al tratarse de un poema creacionista habrá que fijarse por un parte


en las imágenes y metáforas faltas de lógica y por otra en la disposición
tipográfica de los versos.
No hay que olvidar el largo verso central que sugiere la idea sobre la
que se compone el poema.

1. Jorge Guillén (1893-1984)


Jorge Guillén es tal vez el poeta cuya obra tiene mayor coherencia estética. No hay en
ella diferentes búsquedas y tentativas. De 1928 a 1950, trabaja en un solo libro, Cántico, y
las obras posteriores no pierden los propósitos poéticos iniciales. La suya es una poesía
difícil, con una carga intelectual evidente. Guillén trata de volver a las realidades cotidianas
que forman la vida del hombre, pero de tal manera que el vivir se nos aparece como un
descubrimiento, como una revelación permanente, dentro de la cual la experiencia cotidiana
adquiere una nueva luz. Su lenguaje poético "puro", desnudo de imágenes deslumbrantes,
nos evoca una realidad en la que las cosas son vistas en su esencia última.
A partir de la Guerra Civil, su obra da un vuelco. Exiliado, Guillén se establece en los
EEUU, donde continúa con su labor de profesor universitario. La obra de esta época refleja
la angustia y el caos que afectaban en la postguerra al mundo occidental. Los libros de esta
etapa se agrupan en la serie Clamor (1950-1963).

LAS DOCE EN EL RELOJ “Las doce en el reloj”


(poesía pura)
Dije: ¡Todo ya pleno!
Un álamo vibró. Decía Jorge Guillén, recordando palabras de Paul
Las hojas plateadas Valéry, que "poesía pura es todo lo que permanece en el
Sonaron con amor. poema después de haber eliminado de él todo lo que no es
Los verdes eran grises, poesía". Esta definición revela el anhelo de extirpar del
poema los elementos anecdóticos, convirtiéndolo en una
El amor era sol. forma estética esencial. El maestro de la poesía pura en
Entonces, mediodía, España es Juan Ramón Jiménez. Algunos poetas del 27
Un pájaro sumió siguen sus huellas y escriben una poesía conceptual, exenta
Su cantar en el viento de referencias a situaciones personales o sociales concretas,
donde las emociones se expresan de forma condensada.
Con tal adoración
En el poema Las doce en el reloj, Jorge Guillén
Que se sintió cantada expresa la sensación de plenitud que le produce la
Bajo el viento la flor existencia, relacionándola con el mediodía, imagen que
Crecida entre las mieses, remite metafóricamente a la idea de culmen o cenit. Todo ?
Más altas. Era yo, la luz, el canto del pájaro, los árboles? transmite al poeta
una impresión de perfección estética y él canaliza esas
Centro en aquel instante impresiones hacia la creación ?como un dios?-,
De tanto alrededor, transmutándolas en poesía.
Quien lo veía todo –¿Qué simboliza esa imagen, “las doce en el reloj?
Completo para un dios. –A partir de las formas verbales y de su ausencia se puede
Dije: Todo, completo, organizar el contenido del poema.
¡Las doce en el reloj! –Fíjate en que el poema empieza prácticamente igual que
termina (incluye el título como parte del poema).
–Guillén lleva a cabo una abstracción simplificadora
Cántico propia de la poesía pura, donde nada es superfluo:
selección, concentración, elipsis...
Opina un civilizado. “Opina un civilizado”
¿Cómo? Con sus aviones. (exilio: poesía comprometida)
¿O es la influencia del Hado?
Y otros poemas acentúa el prosaísmo que prima en su
Opina un color: el blanco. poesía después de Cántico. Este libro desarrolla su vena
¿Cómo? Con algunas balas. humorística (especialmente irónica) y la sátira política
¿El negro ha de ser el blanco? (contra los regímenes absolutistas, los dictadores y las
guerras). Aunque en algunos poemas del libro vuelve a dar
testimonio de la armonía del universo y de su fe en la vida,
Opina un desconocido. en la mayoría se impone el desorden, el azar, la amenaza
¿Cómo? Con una pistola. contra el ser. Observa cómo frente a la perfección formal del
¿Cae un hombre malherido? poema anterior éste aparenta estar menos elaborado, más
cercano a la prosa, más imperfecto formalmente. Siguen
presentes el dolor y la muerte.
Opina un gobierno fuerte.
Si te fijas en el poema seleccionado, podrás comprobar
¿Cómo? Con tanque en la calle. algunos de los rasgos que acabamos de enunciar. Asimismo
Muerte, muerte, muerte, muerte. observarás su sencillez formal, basada en constantes
repeticiones (paralelismos, anáforas, aliteraciones,
reiteraciones, interrogaciones que sugieren el diálogo) que
Y otros poemas (1966-72) en gradación ascendente conducen al trágico final.

6. Vicente Aleixandre (1898-1984)


Vicente Aleixandre, Premio Nobel en 1978, representa para los poetas de los años 40 y 50 la voz que
mejor sabe expresar los impulsos elementales del amor y de la vida. En La destrucción o el amor (1932-
1933), el sentimiento amoroso es visto como una fuerza destructiva, anuncio de una muerte que permite la
definitiva integración del hombre en el Universo. Con Sombra del paraíso (1939-1943), obra influida
tardíamente por el Surrealismo, aparece una poesía de tono más relajado, en la que se configura un mundo
perfecto, no contaminado por el hombre. A partir de Historia del corazón (1954) y En un vasto dominio
(1962) ese nivel cósmico de la poesía de Aleixandre se completa con una mayor atención a los problemas
sociales y personales.

UNIDAD EN ELLA
Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,
Unidad en ella
rostro amado donde contemplo el mundo,
donde graciosos pájaros se copian fugitivos, (neorromanticismo)
volando a la región donde nada se olvida.
Por la misma época en la que
comienza a sentirse la influencia
Tu forma externa, diamante o rubí duro,
surrealista -desde 1927-, los poetas
brillo de un sol que entre mis manos deslumbra, se muestran muy influidos también
cráter que me convoca con su música íntima, por la poesía de Bécquer, que trae
con esa indescifrable llamada de tus dientes. a la lírica una carga de emotividad
mayor que la que se percibía en la
poesía pura, al tiempo que justifica
Muero porque me arrojo, porque quiero morir, la presencia creciente de las
porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera preocupaciones personales.
no es mío, sino el caliente aliento Comienza, así, una segunda vía de
rehumanización de la poesía, que
que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.
alcanzará su máxima expresión en
la lírica intimista de Luis Cernuda
Deja, deja que mire, teñido del amor, y de Vicente Aleixandre.
enrojecido el rostro por tu purpúrea vida, La destrucción o el amor contiene
deja que mire el hondo clamor de tus entrañas algunos de los poemas amorosos
donde muero y renuncio a vivir para siempre.
más intensos escritos en
castellano. En ellos la pasión
amorosa se confunda con la pasión
Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo, por una muerte liberadora. En esta
quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente primera etapa Aleixandre ofrece
una visión del hombre
que regando encerrada bellos miembros extremos
radicalmente pesimista.
siente así los hermosos límites de la vida.
“Unidad en ella” identifica amor y
muerte. La amada se identifica con
Este beso en tus labios como una lenta espina, el Universo (explica las imágenes
como un mar que voló hecho un espejo, -algunas de carácter irracional-
como el brillo de un ala,
que se van encadenando y que
describen al ser amado, “cuerpo
es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo, feliz”, con rasgos telúricos) de
un crepitar de la luz vengadora, modo que amar es como morir
luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza, disolviéndose en la naturaleza.
pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo. Observa la mezcla de versículos y
alejandrinos.

La destrucción o el amor (1932-33)


MANO ENTREGADA
Pero otro día toco tu mano. Mano tibia.
Tu delicada mano silente. A veces cierro
mis ojos y toco leve tu mano, leve toque “Mano entregada”
que comprueba su forma, que tienta (Compromiso social)
su estructura, sintiendo bajo la piel alada el duro hueso
insobornable, el triste hueso adonde no llega nunca
el amor. Oh carne dulce, que sí se empapa del amor hermoso.
Ahora el hombre es mirado
positivamente. Sigue siendo
Es por la piel secreta, secretamente abierta, invisiblemente
entreabierta, una criatura desvalida, que
por donde el calor tibio propaga su voz, su afán dulce; sufre, pero ahora el poeta se
por donde mi voz penetra hasta tus venas tibias, solidariza con él y admira su
para rodar por ellas en tu escondida sangre, “quehacer valiente y
como otra sangre que sonara oscura, que dulcemente oscura te doloroso”. Expresa el gozo
besara de amar y sus límites
por dentro, recorriendo despacio como sonido puro (oposición simbólica
ese cuerpo, que ahora resuena mío, mío poblado de mis voces
profundas,
carne/hueso).
oh resonando cuerpo de mi amor, oh poseído cuerpo, oh cuerpo Observa cómo se demora el
sólo sonido de mi voz poseyéndole, poema para expresar el
demorado contacto amoroso
Por eso cuando acaricio tu mano, sé que sólo el hueso rehúsa (tres estrofas paralelas,
mi amor –el nunca incandescente hueso del hombre-.
versículos plagados de
Y que una zona triste de tu ser se rehúsa,
mientras tu carne entera llega un instante lúcido reiteraciones...)
en que total flamea, por virtud de ese lento contacto de tu mano,
de tu porosa mano suavísima que gime,
tu delicada mano silente, por donde entro
despacio, despacísimo, secretamente en tu vida,
hasta tus venas hondas totales donde bogo,
donde te pueblo y canto completo entre tu carne.

Historia del corazón (1954)

7. Luis Cernuda (1902-1963)


Luis Cernuda, tras unos comienzos experimentales, se decanta, a partir de 1930, hacia una lírica basada
en la experiencia personal, más honda y auténtica, en la que la imagen pierde también su carácter decorativo y
colorista para hacerse más sobria, más intensa y más conceptual y afectiva, al servicio de la expresión de
alegrías profundas y desgarros íntimos. A partir de 1938, trabaja en varias universidades británicas,
estadounidenses y mexicanas. Su producción poética esencial está compilada en La realidad y el deseo (1936-
1962) que, como se puede apreciar, fue escrita después de la Guerra. Destaca también su libro de prosa
poética Ocnos (1942).

DONDE HABITE EL OLVIDO "Donde habite el olvido"


(neorromanticismo).
Donde habite el olvido,
en los vastos jardines sin aurora;
donde yo sólo sea Cernuda hace una poesía dolorida que
pone de manifiesto, una y otra vez, su
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
rebeldía y su incapacidad para adaptarse a
las normas establecidas, desde su condición
de homosexual. En este poema el autor
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios. comienza aludiendo al desconocimiento y el
deseo, por medio del subjuntivo (habite).
Donde mi nombre deje Este verso, que encabeza el poema, ha sido
tomado de una composición de Bécquer. A
al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
continuación, va enumerando los rasgos de
donde el deseo no exista. un mundo imaginario donde quedarían
abolidas todas las cosas negativas de su
En esa gran región donde al amor, ángel terrible, vida; un reino donde el poeta no existirá más
no esconda como acero que como memoria impasible, fría e
en mi pecho su ala, indiferente. En las imágenes del olvido
sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento. utilizadas por Cernuda -misteriosas e
Allá donde termine este afán que exige un dueño a imagen irracionales- se advierte la influencia del
suya, Surrealismo. El símbolo del amor, por el
sometiendo a otra vida su vida, contrario, recuerda a Bécquer: El amor es un
sin más horizonte que otros ojos frente a frente. ángel terrible que sonríe desde sus alturas
aéreas mientras el hombre sufre
Donde penas y dichas no sean más que nombres, terriblemente.
cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo; El poeta hace una especie de valoración
donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo, de sus pasadas experiencias amorosas y las
disuelto en niebla, ausencia, examina de manera retrospectiva.
ausencia leve como carne de niño. Relee la Rima LXVI de Bécquer de la
que toma el primer verso de este poema.
Allá, allá lejos; Fíjate que Cernuda elabora su poema como
donde habite el olvido. una sucesión de oraciones subordinadas en
las que falta la oración principal. ¿Cuál
Donde habite el olvido (1932-33) imaginas que podría ser? ¿La misma que en
la rima de Bécquer? ¿Qué sentimientos
sobre el amor expresa en los vv. 9 y
siguientes? ¿Qué anhelos hay en el poeta?

SI EL HOMBRE PUDIERA DECIR “Si el hombre pudiera


Si el hombre pudiera decir lo que ama, decir”
si el hombre pudiera levantar su voz por el cielo (Surrealismo)
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su El amor y sus límites
amor,
la verdad de sí mismo,
encuentran, en estos versículos
que no se llama gloria, fortuna o ambición, perfectamente modulados, un
sino amor o deseo, acento de contenido patetismo. La
yo sería aquel que imaginaba; dificultad de encontrar el
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos significado estriba los largos
proclama ante los hombres la verdad ignorada, periodos oracionales y en lo lejos
la verdad de su amor verdadero. que queda la oración principal.
Interpreta las comparaciones y
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en
alguien también la paradoja final. Analiza
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío; la raigambre romántica de la
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina, concepción del amor cernudiano
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera, (anhelo romántico de amor pleno
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor, y libre que choca con las barreras
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.
que le pone la realidad).

Tú justificas mi existencia:
Si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

Los placeres prohibidos (1931)

ANTOLOGÍA POÉTICA DE LA GENERACIÓN DE 1927


8. Miguel Hernández (1910-1942)
Cerca de la poesía del 27 está la de Miguel Hernández que, por edad, pertenece a la
Generación del 36. Este autor representa un caso excepcional de inspiración poética: en su
adolescencia, alterna su trabajo de pastor de cabras con la lectura de la poesía de los Siglos
de Oro. En El rayo que no cesa (1936), libro escrito sobre todo en sonetos, combina su
experiencia de la naturaleza y el pastoreo con la métrica clásica, produciendo una poesía
apasionada y deslumbrante. Cuando estalla la guerra, cultiva una poesía militante en apoyo
de la causa republicana (Vientos del pueblo, 1937). Más tarde, vuelve a encontrar sus raíces
poéticas en la poesía que escribe en la cárcel, donde muere de tuberculosis (Cancionero y
romancero de ausencias, 1938-1941).

COMO EL TORO HE NACIDO PARA


EL LUTO El rayo que no cesa
Como el toro he nacido para el luto (neotradiconalismo)
y el dolor, como el toro estoy marcado El poeta que alcanzó las mayores cotas estéticas gracias a la
por un hierro infernal en el costado influencia gongorina fue Miguel Hernández. En Perito en
y por varón en la ingle con un fruto. lunas (1934), poema compuesto por 42 octavas reales
(estrofa muy utilizada por Góngora), Miguel Hernández
Como el toro lo encuentra diminuto exhibe un laborioso proceso de transmutación metafórica: los
todo mi corazón desmesurado, objetos más humildes y usuales proporcionan las imágenes
y del rostro del beso enamorado más herméticas y deslumbrantes. En El rayo que no cesa
como el toro a tu amor se lo disputo. (1936), compuesto fundamentalmente por sonetos, el arte de
la metáfora se une a una temática más humana y emotiva; los
temas del libro son la vida, el amor y la muerte. El amor se
Como el toro me crezco en el castigo estrella contra las barreras que le salen al paso, de ahí esos
la lengua en corazón tengo bañada oscuros presagios de muerte. La rigurosidad formal del
Y llevo al cuello un vendaval sonoro. soneto favorece una síntesis perfecta entre el desbordamiento
emocional y la concentración expresiva.
Como el toro te sigo y te persigo,
El toro, junto con el cuchillo, representan los dos símbolos
y dejas mi deseo en una espada,
más empleados por M. Hernández para representar el destino
como el toro burlado, como el toro.
trágico del amor y, en general, de su existencia. ¿En qué se
basa la comparación con el toro? ¿Cómo expresa su destino
El rayo que no cesa (1936 trágico? La mayoría de las imágenes son lógicamente
taurinas, pero justamente en el centro de la composición,
inmediatamente antes del desenlace, aparecen dos versos de
estirpe surrealista: intenta explicarlos (en ellos reside la
mayor fuerza expresiva del sentimiento amoroso). Deberíais
leer también la “Elegía a Ramón Sijé”

CANCIONERO Y ROMANCERO DE AUSENCIAS (1938-41)

MENOS TU VIENTRE
Menos tu vientre, LLEGÓ CON TRES HERIDAS
todo es confuso.

Menos tu vientre, Llegó con tres heridas:


todo es futuro la del amor,
fugaz, pasado la de la muerte,
baldío, turbio. la de la vida.

Menos tu vientre, Con tres heridas viene:


todo es oculto. la de la vida,
la del amor,
Menos tu vientre, la de la muerte.
todo inseguro,
Todo postrero, Con tres heridas yo:
Polvo sin mundo. la de la vida,
la de la muerte,
Menos tu vientre, la del amor.
todo es oscuro.
Menos tu vientre,
Claro y profundo.

Cancionero y romancero de ausencias


(Compromiso)
En este libro alcanza una nueva cima poética. Escrito en la cárcel, nos habla del amor a la esposa
y al hijo, la muerte de éste, la cárcel, la guerra. El resultado es un tipo de poema breve, desnudo de
artificios retóricos y profundamente reflexivo.
“Menos tu vientre” tiene como referente el embarazo de su esposa. En él entiende a la mujer
como la seguridad, como quien pone orden en medio de un mundo caótico, como quien da al hombre
una dimensión de infinitud (coméntalo).
“Llegó con tres heridas” resume el contenido de todo el libro: vida, muerte y amor, no son sino las
tres parcelas de una única y profunda realidad: el dolor y la desesperación que guió su obra y su vida.
La eficacia del poema reside en su propia desnudez formal: analiza la repetición cambiante de las tres
heridas y el ritmo de aldabonazo que genera.
No dejes de leer, también de este libro, su conmovedor poema “Nanas de la cebolla”.
Direcciones de internet

http://roble.pntic.mec.es/~msanto1/lengua/2g27.htm
http://www.residencia.csic.es/pres/presenta.htm
http://comunidad-escolar.pntic.mec.es/documentos/introduc/lectura.html
http://www.mundolatino.org/cultura/alberti6.htm
http://www.vicentellop.com/TEXTOS/lorca/garcialorca.htm

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