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El discurso de Ricos vs. Pobres.

Las palabras tienen peso, y son las balas en esta batalla de ideas. Si no apuntamos bien o si
no usamos la munición correcta, no seremos efectivos ni eficientes en la creación del
Socialismo del S.XXI. El discurso de «ser rico es malo», tiene los visos de una táctica mal
diseñada. Procedo a explicarme.

Cada palabra emitida transmite información en dos dimensiones: lo que denota (su definición
de diccionario, dada en un contexto) y lo que connota (lo que sentimos o percibimos quienes
recibimos el mensaje). En este sentido, la dialéctica del discurso Socialismo vs. capitalismo
tiene muchos pares de opuestos que explorar, con mayor o menor facilidad y beneficio. A
saber:

- Valores vs. antivalores; Alegría vs. odio; Solidaridad vs. egoísmo; Ahorro vs. derroche;
Honradez vs. corrupción; Tolerancia vs. intolerancia; Responsabilidad vs. irresponsabilidad;
Organización vs. desorganización; Inclusión vs. exclusión: Estos pares de opuestos son
fáciles de defender, dado que el primer término (asociado al Socialismo) tiene connotaciones
positivas, y el segundo (asociado al capitalismo), negativas. No hay que explicar mucho, y la
mayoría de la población maneja los conceptos.

- Planificación vs. «la mano invisible del mercado»; Diversidad vs. pensamiento único;
Justicia vs. explotación; Lucha vs. resignación; Independencia vs. imperialismo; Agroecología
vs. desarrollismo; Participación vs. apatía: Estos pares de opuestos requieren mayor
dedicación, principalmente debido a que se refieren a conceptos complejos que no son
manejados diariamente por la población en general. El Comandante ha dedicado mucho
tiempo a acercarlos al pueblo, y éste ya comprende cuáles son los positivos y deseables
(asociados al Socialismo), y cuáles son los negativos (asociados al capitalismo).

- Pobre vs. rico: Aquí la semántica y la política se hacen complejas y complicadas. ¿Cómo
podemos defender la pobreza, si nos hemos planteado como meta acabarla? ¿Cómo le
decimos al camarada que no tiene casa, que ser rico es malo? Más allá de lo que dijo Cristo
sobre el cielo y los ricos, y más allá de las bienaventuranzas, no podemos seguir usando esa
terminología. ¿De qué sirve ser como Martí, y echar nuestra suerte con los pobres, si no
hacemos como dice Marx, y cambiamos esa realidad?

Comprendo, como seguramente much@s revolucionari@s comprenden, el tema de fondo, y


lo que el Comandante desea transmitir cuando no denigra a la pobreza. No hay pecado en
ser pobre, pero, más allá de la promesa espiritual, no hay mérito tampoco. El reto es
plantear esta relación dialéctica desde otra perspectiva, y para ello se hace necesaria otra
forma de expresarla.

La palabra «pobre» tiene connotaciones negativas. Para quien lo es, implica limitación,
exclusión, tal vez resignación. Para quien lo estudia, implica explotación, alienación, ser
víctima. La palabra «rico», incluso en contextos diferentes al económico y social, tiene
connotaciones positivas ligadas a la abundancia, principalmente. Sólo una minoría
comprende que el rico llega a serlo únicamente compitiendo, explotando a su prójimo, al
ambiente o a ambos. Y esa minoría también comprende que una vida de limitaciones no es
lo que merece el grueso de la población mundial.
¿Cuando los pobres de Venezuela sufren una calamidad, pero cuentan con el respaldo de su
Gobierno Revolucionario, de PDVSA, de su Fuerza Armada, etc., siguen siendo «pobres» en
el sentido clásico? Yo diría de son «colectivamente ricos» o «ricos-socialistas», para denotar
el hecho de que la pobreza se supera colectivamente, haciendo la Revolución Socialista.

Ángel Ramírez Isea.

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