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Como profesor de directivos de distintos países a lo largo de 17 años he testeado con mis
alumnos cuáles fueron las características de sus negociaciones más difíciles y duras,…y sin
rodeos la mayoría de los hombres concluyó que fueron con sus esposas y cuyo cierre fue esa
famosa frase “… si querida…”.
Con la intención de profundizar sobre el tema anterior, desarrollamos a fines de los 90, con la
Doctora Alicia Kaufmann, prestigiosa experta en comportamiento organizacional con 16 libros
escritos, un estudio de campo a lo largo de 24 meses donde participaron 2200 estudiantes de
programas de post grado de diferentes países.
Nota: los resultados del estudio están en los proceedings de la Conferencia ECRM de la
Universidad de Reeding, UK-2004, disponible en Internet.
Estos resultados, así como las conclusiones de foros de discusión y estudios antropológicos
permiten concluir que las mujeres negocian diferente de los hombres gracias a unas
habilidades y características naturales propias de su género. Dichas representaciones de
género están presentes en toda sociedad y generan estereotipos de lo que deben ser los
hombres y las mujeres, dirigiendo sus prácticas, sus roles y actividades sociales. En base a
ellas se crean concepciones basadas en sistemas de oposición, (hombre = fuerza; mujer =
debilidad) que generan y organizan el discurso social, las tomas de posición y las creencias
sobre los comportamientos de cada uno de los sexos.
Está comprobado que las mujeres responden mejor a los cambios y actúan de forma natural a
los ciclos debido a que biológicamente se enfrentan a ellos mensualmente y en los períodos de
gravidez. También las mujeres suelen ser más flexibles y capaces de integrar el mundo laboral
y familiar ofreciendo una actitud más conciliadora a la hora de negociar, lo cual se suma a su
natural capacidad de escuchar y comunicar.