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LOS RIESGOS DE LAS VACUNAS

(son demasiado serios para ignorarlos)

Por Dawn Richardson *


Especial para el Star-Telegram
Traducción de Eduardo Angel Yahbes

Es tiempo de detener el ocultamiento del debate sobre la seguridad de las


vacunas, convocando a los padres preocupados por las reacciones
vacunales y por los derechos de oponerse a las vacunas.
En la columna editorial del lunes de Russell Tolman y Mark Shelton se
simplifica y tergiversa una seria cuestión.

Los padres aman a sus hijos y quieren protegerlos, pero las vacunas,
como las enfermedades para las que estas han sido diseñadas, llevan un
impredecible riesgo de lesión o muerte.

Los padres quieren que la Legislatura de Texas proponga una legislación


que les otorgue la misma libertad que ya tienen los padres en Arizona,
California, Colorado, Idaho, Lousiana, Maine, Michigan, Minnesota,
New México, North Dakota, Ohio, Oklahoma, Pennsylvania, Rhode
Island, Utah, Vermont y Washington para decidir sobre su propia
información y decisión voluntaria de vacunación, sin ser sometidos a
sanciones gubernamentales.

Todas las enfermedades y vacunas no son iguales, y tampoco lo son


todos los niños.

A pesar de que hay leyes de vacunación obligatoria contra viruela como


varicela y hepatitis B como polio, estas no contienen cláusula de
excepción para los derechos de los padres. Más de 200 nuevas vacunas
se están desarrollando para todo, desde la adicción a la cocaína hasta las
enfermedades de transmisión sexual como el SIDA, que serán candidatas
a futura obligatoriedad.

Algunos niños son de mayor riesgo biológico que otros para reaccionar a
las vacunas. En Texas la política vacunatoria es masiva y no tiene en
cuenta estas diferencias, y falla en minimizar el riesgo de daño y muerte
inducida por vacunas en demasiados chicos.

Anualmente, 12.000 a 14.000 reportes de hospitalización, lesión y


muerte siguiendo a las vacunaciones son efectuadas al VAERS (Sistema
de Registro de Eventos Adversos a la Vacunación), y aún alrededor del
90 por ciento de los médicos fallan en reportar estas reacciones.

Un estudio publicado en febrero en el "Pediatrics" reveló que el 40 por


ciento de los médicos admitió ni siquiera haber mencionado el riesgo de
las vacunas a sus pacientes.

El Programa Nacional de Compensación de Lesiones Vacunales ha


pagado más de 1.200 millones de dólares en daños, dejando a 3 de cada 4
víctimas vacunales a su propio arbitrio. Mientras tanto debido a una
compleja red de leyes federales y estaduales, médicos y laboratorios
productores continúan beneficiándose, no asumiendo ninguna
responsabilidad económica por los daños y las muertes vacunales.

Algunos padres están tratando de salvar a sus hijos de médicos que no


quieren reconocer pasadas reacciones a las vacunas, quienes están
decididos literalmente vacunar a sus hijos hasta la muerte. Una cláusula
legal de excepción de conciencia, como la considerada por la legislatura
de Texas es la única esperanza que estos padres tienen.

La salud pública involucra más que la fijación miópica de Tolman y


Shelton en altos niveles de vacunación y bajos índices de enfermedades
infecciosas.

El índice de enfermedades crónicas e incapacidades en niños es al


momento elevado. Los niños reciben en Texas 39 dosis de 12 diferentes
vacunas para su ingreso escolar, mientras el cerebro y el sistema inmune
se están desarrollando al máximo. Hay crecientes evidencias y
basamento de científicos, médicos y padres, quienes consideran que las
exageradas políticas de vacunación han contribuido al dramático
incremento de asma, alergias, trastornos de aprendizaje, autismo,
desórdenes en la atención, diabetes y otras enfermedades crónicas
neuroinmunes.

Recientes audiencias en el Congreso han concientizado sobre


inadecuadas licencias a vacunas y a sus estándares de seguridad;
conflictos de interés involucrando a compañías farmacéuticas y quienes
desarrollan las políticas vacunatorias; y enormes brechas de
conocimiento acerca de cómo las vacunas afectan al organismo.

Referencias epidémicas de médicos y agentes oficiales de salud pública


confunden a los padres, por la exageración de los riesgos de la
enfermedad y los beneficios de la vacunación, mientras minimizan y
frecuentemente niegan los riesgos de las vacunas. Se está explicando por
qué está creciendo el número de padres informados que presionan
durante las sesiones legislativas reclamando los derechos sobre qué
vacunas deben recibir sus hijos y cuándo ellos deben recibirlas.

La vacunación es un procedimiento médico que acarrea un riesgo


inherente de lesión o muerte, y es tiempo de que nuestros legisladores
conozcan que cada padre en Texas merece recibir información veraz e
imparcial sobre enfermedades y vacunas que le permita tomar una
informada y voluntaria decisión sobre la vacunación de sus hijos.

* Dawn Richardson es presidente y co-fundador de PROVE (Padres


Requieren Educación Vacunal Abierta). El sitio WEB es
www.vaccineinfo.net

Comentario: Los argentinos creemos que nuestros derechos son una


gracia otorgada por los poderes públicos. Como podemos descubrir en
esta nota son los ciudadanos quienes se movilizan para que aquellos se
garanticen por ley, presionando a los legisladores. La actitud asumida por
los ciudadanos de Texas debería ser imitada. En principio exigir a las
autoridades que se cree un registro de eventos adversos vinculados a las
vacunaciones. Es inaceptable que en nuestro país se pretenda vacunar en
forma obligatoria, desconociendo cuál es el perjuicio que pueden
provocar, y que haya una total desinformación sobre los efectos adversos
y contraindicaciones de las vacunas. Es nuestro derecho el ser
informados por las autoridades sanitarias y médicos, y es nuestro deber
buscar información imparcial.

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