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PRIMEROS AUXILIOS
Vigilantes de Seguridad
PRIMEROS AUXILIOS:
CONCEPTO, DEFINICIÓN Y OBJETIVOS
¿Qué son los primeros auxilios?
Conjunto de actuaciones y técnicas que permiten la atención inmediata, temporal y
necesaria de una persona que ha sufrido un accidente, enfermedad o agudización de una
enfermedad hasta que llega la asistencia médica profesional, con el objetivo de que las
lesiones que ha sufrido dicho accidentado no empeoren.
La persona sin titulación sanitaria que realiza los primeros auxilios se denomina “socorrista”.
Hay una serie de normas básicas a seguir ante una situación de accidente, que nos sirven
para evitar cometer errores y de este modo no contribuir a agravar las lesiones de las
víctimas:
‐ Mantener la calma para poder obrar de forma eficaz y rápida
‐ Manejar la situación y evitar aglomeraciones de gente alrededor del accidentado
‐ Mantener la autoprotección y la protección de la/s víctima/s
‐ No mover a la víctima salvo con ciertas excepciones, en cuyo caso haremos un traslado
adecuado
‐ Examinar al herido mediante una evaluación primaria
‐ Tranquilizar a la víctima y quedarnos con ella hasta que sea debidamente atendida
‐ Mantener al herido caliente
‐ Alertar al personal sanitario, marcando el número de emergencias (112)
‐ No medicar, ni dar comida o bebida a la víctima
‐ Aceptar nuestros límites y conocimientos
MARCO LEGAL: ASPECTOS ÉTICOS Y JURÍDICOS
En muchos momentos podemos llegar a preguntarnos qué ocurriría si negáramos nuestra
ayuda y atención a una persona que necesita asistencia urgente, o qué pasaría si
ayudáramos a dicha persona y ésta muriera mientras la asistimos, o si sufriera una lesión
más grave de la que presenta en un principio.
Actualmente, el sistema judicial marca unas consecuencias jurídicas tanto para las
actuaciones en los primeros auxilios como para las omisiones de socorro.
Básicamente podemos distinguir los siguientes aspectos:
MARCO LEGAL: ASPECTOS ÉTICOS Y JURÍDICOS
1º) La obligación ética de actuar: realmente consiste en un acto de moralidad y solidaridad
hacia los demás, aunque esta obligación ética también se deriva de una obligación legal de
asistencia a aquellas personas que lo necesiten. La ley castiga a aquellas personas que
omiten el socorro a personas que están en peligro, pero la ley no nos pide que nos
comportemos como héroes, por ello, si actuamos simplemente llamando a los servicios de
emergencia sanitaria, ya estamos socorriendo a la víctima.
2º) El consentimiento de la víctima: cuando vamos a atender a un accidentado que está
consciente, legalmente deberemos pedir permiso para poder actuar. En ciertas ocasiones,
muchas de nuestras acciones de primeros auxilios pueden llegar a empeorar la situación de
la víctima, y por ello ésta puede negarse a que la atendamos, a la espera de que llegue ayuda
profesional y titulada. Para que la negativa de la víctima a recibir nuestro auxilio tenga
validez legal, deberá hacer esta declaración delante de nosotros y de algún otro testigo. Si
estamos ante una víctima menor de edad, inconsciente o con algún tipo de trastorno del
razonamiento, deberemos actuar y proceder con los primeros auxilios.
MARCO LEGAL: ASPECTOS ÉTICOS Y JURÍDICOS
3º) La responsabilidad del socorrista: el socorrista tiene la obligación ética y legal de
atender a quien lo requiera, con los conocimientos y medios de los que se disponga.
En algunos casos, podremos llegar a tener responsabilidades legales si aplicamos mal las
normas básicas de las que hemos hablado anteriormente, como por ejemplo tomar
decisiones equivocadas de acuerdo con nuestras capacidades y conocimientos:
desplazamientos de la víctima indebidos, extracción de cuerpos extraños, poner de forma
innecesaria un torniquete, etc.
En resumen, la ley nos exige que hagamos lo que verdaderamente sepamos hacer para
ayudar al accidentado.
ACTUACIÓN DEL PRIMER INTERVINIENTE:
El primer interviniente es la primera persona que decide participar en la atención del
accidentado, que bien puede ser un profesional de la salud o no.
Este primer interviniente tiene ciertas obligaciones implícitas, que son:
‐ Pedir ayuda tanto a personas que estén a su alrededor como avisando a los servicios
sanitarios (112)
‐ Realizar la evaluación o valoración primaria de la víctima
‐ Actuar con rapidez
‐ En los casos necesarios, permeabilizar la vía aérea e iniciar la RCP
‐ Una vez lleguen los servicios sanitarios, facilitarles los datos tanto del padecimiento de la
víctima como de los primeros auxilios prestados
VALORACIÓN PRIMARIA Y SECUNDARIA DEL ACCIDENTADO
Ante cualquier situación de accidente deberemos activar el sistema de evaluación de
emergencia, y para ello aplicaremos la conducta “P.A.S.”, que son las iniciales de los tres
pasos fundamentales para empezar a atender a cualquier víctima:
P: proteger (tanto para la víctima como para nosotros mismos, evitando así que las
consecuencias del accidente se agraven).
A: avisar o alertar. Estableceremos los contactos adecuados avisando a los Servicios de
Emergencia (112), indicando algunos datos: dirección en la que nos encontramos, tipo de
accidente, cuántos heridos hay, situación general, etc. En ningún caso abandonaremos al
herido mientras nos comunicamos con el 112.
S: socorrer. Comenzaremos los primeros auxilios de forma rápida, pero tranquila y eficaz
al mismo tiempo. A partir de este momento, comenzaremos con la valoración o evaluación
primaria.
VALORACIÓN PRIMARIA Y SECUNDARIA DEL ACCIDENTADO
PASOS PREVIOS (EVALUACIÓN INMEDIATA DEL ESTADO DE CONSCIENCIA):
A: la víctima responde, habla de forma fluida y está alerta.
V: la víctima presenta respuesta verbal, pero no está alerta. Podemos darnos cuenta de
esto cuando sus respuestas no tienen coherencia.
D: la víctima únicamente responde a estímulos dolorosos (pellizcos, pequeños pinchazos,
golpes suaves en zonas sensibles).
I: la víctima no responde ni a estímulos dolorosos, por lo que está inconsciente.
VALORACIÓN PRIMARIA Y SECUNDARIA DEL ACCIDENTADO
VALORACIÓN PRIMARIA:
Sirve para identificar las situaciones que supongan una amenaza inmediata para la vida de
una persona accidentada (evaluación de emergencia). Valoraremos, mediante una serie de
pasos que seguiremos en orden riguroso, aspectos como la función respiratoria, la
circulatoria y el estado de consciencia. Estos pasos se denominan el ABC:
A: Airway. Permeabilizar la vía aérea
B: Breath. Ventilación o respiración
C: Circulation. Circulación de la sangre
VALORACIÓN PRIMARIA Y SECUNDARIA DEL ACCIDENTADO
A) Valoración de la permeabilidad de la vía aérea: Es necesario que la vía aérea (desde las
fosas nasales a los pulmones) esté abierta y no tenga riesgo de obstrucción. En las
personas inconscientes suele obstruirse la vía aérea por caída de la lengua hacia atrás.
Para evitar esto, realizaremos la “maniobra frente‐mentón”, para hiperextender la
cabeza. Esta maniobra nunca la realizaremos si sospechamos que la víctima tiene
lesiones cervicales.
B) Valoración de la ventilación o respiración: Una vez que la vía aérea es permeable,
comprobamos si la víctima respira, o no, de forma espontánea. Para ello debemos ver,
oír y sentir que la persona respira. Visualmente tenemos que cerciorarnos de que el
tórax de la víctima se mueve (sube y baja). También tenemos que escuchar que la
víctima produce sonidos respiratorios, y, por último, tendremos que aproximar nuestra
mejilla a la cara del accidentado, para sentir si exhala aire por la nariz o la boca. Si la
víctima no respira, comenzaremos a practicar la reanimación cardiopulmonar (RCP).
C) Valoración de la circulación sanguínea: Comprobaremos si existe latido cardíaco, si hay
presencia de pulso carotídeo, y si existen, o no, hemorragias.
VALORACIÓN PRIMARIA Y SECUNDARIA DEL ACCIDENTADO
VALORACIÓN SECUNDARIA:
Consiste en la identificación y valoración de las lesiones que por sí solas no ponen en peligro
inminente la supervivencia de la víctima (evaluación de urgencia). Esta evaluación se
realizará de cabeza a pies:
CABEZA: Buscaremos signos de fractura de cráneo (hemorragias exteriorizadas por el oído,
nariz o alrededor de los ojos. También valoraremos heridas presentes en el cuero cabelludo y
en la cara, lesiones oculares, fracturas nasales, contusiones, luxaciones mandibulares, etc.
Hay que tener mucho cuidado en esta exploración, puesto que no debemos mover la cabeza
si no es absolutamente necesario.
• Arterial: Color rojo claro, sale en chorros en forma rítmica (pulso)
• Venosa: Color rojo oscuro, sale en forma continua y lenta
• Capilar: Sale en forma de gotitas.
HEMORRAGIAS
•Hemorragias según el punto donde se vierta la sangre:
oHemorragia externa: la sangre se vierte al exterior del cuerpo a través de una herida.
Este tipo de hemorragia es el que tiene consecuencias menos graves, ya que al ser
llamativa y alarmante, se detecta en poco tiempo y se puede intervenir para cortarla.
oHemorragia interna: pérdida de sangre en el interior del organismo, que se acumula
entre los tejidos y los órganos. Es muy peligrosa puesto que no es visible.
oHemorragia exteriorizada: la sangre se vierte al interior del organismo, pero sale al
exterior por un orificio natural del cuerpo (boca, nariz, oído, ano, vagina).
•Hemorragias según la duración de la hemorragia:
oHemorragia aguda: se sufre durante minutos u horas.
oHemorragia crónica: puede persistir durante días o semanas.
HEMORRAGIAS
•Hemorragias según la cantidad de sangre que se pierde:
1) Localizar y destapar el punto de sangrado
2) Compresión directa: colocar un paño, apósito o gasa estéril sobre el punto de sangrado,
y hacer presión contra el hueso que haya debajo durante unos 10 minutos. Si la gasa se
empapa de sangre no se retirará, sino que se pondrán las gasas que sean necesarias
sobre la primera, para evitar retirar el coágulo que se esté formando sobre el punto
sangrante. Si la herida contiene un cuerpo extraño incrustado, no deberemos extraerlo
porque podríamos causar más daño en los tejidos y agravaríamos la hemorragia. En
este caso la compresión se hará sobre los labios de la herida.
HEMORRAGIAS
3) Compresión arterial: si el paso anterior no corta la hemorragia, pasaremos a reducir el
flujo de sangre hacia la zona afectada. Para ello elevaremos la extremidad por encima
del nivel del corazón. Si la hemorragia no es en una extremidad, ayudaremos a la
víctima a tumbarse. Una vez hecho esto, intentaremos frenar el flujo de sangre,
presionando contra un hueso la arteria principal que riegue la zona, en un punto
intermedio entre el corazón y la herida. Localizaremos la arteria principal del brazo
(arteria humeral) o la arteria principal de la pierna (arteria femoral) para presionar
sobre la misma, reduciendo de forma importante el riego. La arteria humeral puede
localizarse en su trayecto por el brazo a la altura del húmero, por debajo del músculo
bíceps. La arteria femoral se comprime contra el fémur a la altura de la ingle, en la cara
interna del muslo.
HEMORRAGIAS
4) Torniquete: únicamente se realizará cuando hayan fallado todas las medidas anteriores,
cuando haya una amputación traumática y cuando corra peligro la vida de la víctima. El
objetivo del torniquete es cortar de forma transitoria el riego arterial del miembro
herido, para detener así la hemorragia. La forma correcta de hacer un torniquete es la
siguiente:
a. Coger un trapo grande y doblarlo hasta formar una banda de unos 7 cm de ancho.
b. Colocar la banda unos centímetros por encima de la herida, dar dos vueltas
alrededor del miembro y hacer un seminudo.
c. En las puntas libres de la banda, atar un listón y hacer un segundo nudo por encima
del primero.
d. Hacer girar el listón apretando la extremidad hasta que se corte el flujo arterial y la
hemorragia. No debemos notar pulso alguno por debajo del punto de colocación del
torniquete.
e. Mantener fijo el listón en esa posición, y anudarlo con un segundo trapo.
f. No tapar el torniquete y anotar en una zona bien visible del trapo la hora a la que se
colocó, para que los sanitarios puedan verlo a su llegada.
g. El torniquete nunca deberá retirarse una vez que haya sido colocado.
h. Trasladar al herido a un centro hospitalario.
HEMORRAGIAS
HEMORRAGIAS
PUNTOS ARTERIALES DE PRESIÓN
HEMORRAGIAS
ACTUACIÓN EN CASO DE HEMORRAGIA INTERNA:
Sospecharemos de la presencia de una hemorragia interna cuando la víctima haya recibido
un golpe muy fuerte, por ejemplo en una caída de cierta altura o en un accidente de tráfico.
Los signos de hemorragia grave y shock también nos avisarán de la posible presencia de
este tipo de hemorragia.
Ante una hemorragia interna, lo primero que tendremos que hacer es colocar a la víctima
tumbada boca arriba, si sus lesiones lo permiten, con los pies algo más elevados que la
cabeza (posición Trendelemburg). Aflojaremos la ropa que lo comprima y lo arroparemos
para evitar que pierda calor. Avisaremos rápidamente a los servicios de emergencia para
que la víctima sea trasladada a un hospital.
HEMORRAGIAS
ACTUACIÓN EN CASO DE HEMORRAGIA EXTERIORIZADA:
Según el orificio por donde se exterioricen, las denominaremos y trataremos de diferente
manera:
•Hemorragia por el oído (Otorragia): se debe a traumatismos en la cabeza y en muchas
ocasiones a la fractura de la base del cráneo. En este caso nunca intentaremos detener la
hemorragia, ya que es un mecanismo de defensa que tiene el organismo para aliviar la
presión intracraneal. Facilitaremos la salida de sangre colocando a la víctima en posición
lateral de seguridad, con el oído sangrante hacia abajo, y manteniendo siempre el eje
cabeza‐cuello‐columna en bloque.
•Hemorragia nasal (Epistaxis): debida a un golpe directo sobre la nariz o a un desgaste de
la mucosa nasal. Comprimiremos la fosa sangrante contra el tabique nasal, inclinando la
cabeza ligeramente hacia delante para evitar aspiración de coágulos. Mantendremos la
presión durante 5 minutos y comprobaremos si persiste la hemorragia. Si sigue habiendo
sangrado, taponaremos la fosa nasal con una gasa mojada en agua oxigenada,
manteniendo la presión contra el tabique.
HEMORRAGIAS
•Hemorragia por la boca: se presenta en forma de tos (hemoptisis), si el origen es
respiratorio, o en forma de vómito con sangre oscura (hematemesis), si el origen es
digestivo, y se deben a traumatismos torácicos o abdominales, respectivamente. En caso
de hemoptisis, colocaremos al accidentado semisentado, controlaremos sus constantes
vitales y avisaremos a los servicios sanitarios. En caso de hematemesis, tumbaremos al
paciente en decúbito lateral, controlaremos sus constantes y avisaremos a los servicios
sanitarios.
•Hemorragia por el ano: de origen digestivo. Colocaremos a la víctima en posición
Trendelemburg y avisaremos a los servicios sanitarios.
•Hemorragia por la vagina (Metrorragia): sangrado excesivo y sin causa aparente que no
coincide con la menstruación. Colocar a la víctima en posición Trendelemburg con las
piernas entrecruzadas, y colocar compresas o paños sobre la entrada de la vagina (nunca
dentro). Avisar a los servicios sanitarios y trasladar con urgencia a un centro hospitalario.
HERIDAS
CLASIFICACIÓN DE LAS HERIDAS:
‐ Abrasión, erosión o rozadura: herida de extensión amplia pero de muy poca
profundidad, ya que no suele atravesar la piel. Se suele producir por el roce del cuerpo
contra una superficie rugosa. Es frecuente que en las abrasiones queden retenidos en la
piel “cuerpos extraños”, como arena o gravilla.
‐ Herida punzante: producida por agentes alargados y punzantes (clavos, agujas) que se
clavan contra la superficie del cuerpo, causando heridas donde predomina la profundidad
sobre la extensión, por lo que sangran poco. El gran problema que tiene este tipo de
heridas es que hay riesgo de que perforen órganos internos y de infección.
‐ Laceración o desgarro: causada por un mecanismo de tracción sobre los tejidos o por
arrancamiento (accidentes con maquinaria, accidentes de tráfico, atropellos), que se
caracteriza por la separación de los bordes orgánicos.
‐ Herida perforada: causadas por el impacto violento y a gran velocidad de un objeto romo
(bala, perdigones, metralla) contra nuestro cuerpo. El proyectil causa lesiones en todos los
tejidos que atraviese en su trayecto, afectando de forma importante a órganos internos en
gran parte de las ocasiones.
‐ Mordedura: ya sea de persona o animal, combina las características de las heridas incisas,
contusas y desgarros. Con este tipo de herida se corre un algo riesgo de infección.
HERIDAS
HERIDAS POR ARMA BLANCA
HERIDAS POR ARMA DE FUEGO
HERIDAS
COMPLICACIONES DE LAS HERIDAS:
1) LOCALES:
a. Lesiones de vasos: ante una salida abundante de sangre, podemos deducir que la
herida ha seccionado un vaso de calibre medio o grande.
b. Lesiones de nervios: lo reconoceremos cuando la víctima no tenga sensibilidad al
contacto con nuestras manos o con objetos, o no pueda mover una parte de la
extremidad donde tenga la herida.
c. Lesiones en tendones: la víctima tendrá dificultad o imposibilidad para ejecutar un
movimiento.
d. Infección local: por la entrada de microorganismos a través de la herida.
e. Retraso en la cicatrización: dependerá de factores intrínsecos de la víctima y
también de la actuación o tratamiento que se le de a la herida cuando ésta ya se ha
producido.
HERIDAS
2) GENERALES:
a. Hemorragias: salida muy abundante de sangre a través de la herida que puede
traer complicaciones importantes.
b. Infección generalizada (septicemia): suele ser poco frecuente. Los
microorganismos pueden entrar a través de la herida en nuestro sistema
circulatorio, provocando una infección general. El tétanos es un ejemplo de este
tipo de infecciones.
HERIDAS
TRATAMIENTO DE LAS HERIDAS LEVES:
1º) Contener la hemorragia
2º) Evitar o disminuir el riesgo de infección. Actuaremos del siguiente modo:
‐Pasos previos: nos lavaremos las manos y utilizaremos material estéril o lo más limpio
posible durante todo el proceso. Usar guantes desechables.
‐Limpiar la herida correctamente: bajo un chorro de agua limpia o con suero fisiológico,
lavaremos y retiraremos por arrastre los pequeños cuerpos extraños que hayan podido
quedar retenidos en la herida. Es mejor emplear agua fría, para conseguir que los vasos
sanguíneos se contraigan (vasoconstricción) y nos ayuden a reducir la hemorragia.
‐Desinfectar la herida: usaremos antiséptico, o agua y jabón neutro en su defecto,
aplicándolo suavemente con una gasa estéril húmeda sobre la herida. Lo haremos con
movimientos circulares, siempre del interior hacia el exterior. No usar alcohol, puesto que
es irritante.
‐Tapar la herida: usaremos un apósito estéril fijado con esparadrapo hipoalergénico sobre
la zona no herida. No usar algodón, ya que sus fibras pueden quedarse adheridas a la lesión
dificultando la cicatrización.
‐Acudir al médico para administrar la vacuna del tétanos.
DESOBSTRUCCIÓN DE LAS VÍAS AÉREAS:
Cuando una víctima no responde durante la evaluación de
emergencia, lo primero que haremos será abrirle la boca para
averiguar si tiene algún cuerpo extraño en la cavidad bucal o en la
faringe, que dificulte el paso del aire al sistema respiratorio. En
muchos casos se puede tratar de alimentos u objetos, pero
también la obstrucción puede deberse a broncoaspiración de
sangre o vómito, enfermedades crónicas, anafilaxia o procesos
inflamatorios. También, en víctimas inconscientes, la caída hacia
atrás de la lengua es una importante y grave causa de obstrucción.
Todas estas situaciones pueden cerrar de manera completa o
incompleta la vía aérea, pudiendo causar un paro respiratorio.
El paro respiratorio es la interrupción repentina de la respiración,
la cual puede producir en pocos minutos un paro cardíaco, debido
a la estrecha relación que hay entre ambos sistemas. Debido a
esto, una persona que no reciba oxígeno en su cerebro antes de
unos 6 minutos, sufrirá algún tipo de daño cerebral.
La obstrucción de la vía aérea superior (faringe, laringe y tráquea)
por objetos sólidos como alimentos o cuerpos extraños, puede
resolverse mediante la maniobra de Heimlich. Sin embargo, en el
caso de obstrucciones por broncoaspiración, anafilaxia y otras
complicaciones, requerirán atención médica especializada.
DESOBSTRUCCIÓN DE LAS VÍAS AÉREAS:
Para saber si una persona se está asfixiando por obstrucción,
observaremos si tiene disnea intensa (le resulta muy difícil
respirar), está inquiera y muestra signos de ahogo. Cualquier
persona que sufra una situación así, suele llevarse las manos
a la garganta y suele presentar una coloración azulada
(cianótica) en sus labios.
Una obstrucción parcial o incompleta de la vía aérea, es
aquella situación en la que aún pasa algo de aire desde el
exterior a los pulmones, por lo que la víctima puede emitir
algunos sonidos respiratorios e incluso hablar con dificultad.
En este caso, animaremos a la víctima a que tosa varias veces
y con fuerza. Si de este modo no se resuelve, le pediremos a
la víctima que abra la boca y extraeremos cualquier objeto
que nos sea visible y que pueda ser el causante de la
obstrucción. Si no vemos nada en su boca, le pediremos a la
víctima que se incline ligeramente hacia delante y,
sujetándole el pecho, daremos hasta 5 golpes fuertes en el
centro de la espalda para que salga lo que obstruye la vía
aérea. Si de esta manera tampoco logramos que la
obstrucción desaparezca, procederemos como si la vía aérea
estuviera obstruida completamente.
DESOBSTRUCCIÓN DE LAS VÍAS AÉREAS:
Una obstrucción total o completa de la vía aérea, es aquella situación en la que no hay
permeabilidad alguna de la vía, por lo que ni entra ni sale aire, y la víctima no puede emitir
ningún sonido, y suele llevarse las manos al cuello. En este caso, ante la gravedad de la
situación y el riesgo de peligro inminente, tendremos que aplicar la maniobra de
desobstrucción de la vía aérea o maniobra de Heimlich.
APLICACIÓN DE LA MANIOBRA DE HEIMLICH:
Procederemos a realizar esta maniobra cuando la obstrucción sea completa y cuando
dicha obstrucción ocurra en la vía aérea superior.
Pasos a seguir en una persona adulta:
a) Intentaremos tranquilizar a la víctima para que pueda colaborar.
b) Nos situaremos de pie detrás de ella, pidiéndole que se incline hacia delante.
c) Cerraremos nuestro puño, colocando el pulgar flexionado por encima del índice.
Apoyaremos dicho puño, por el lado del pulgar, sobre la boca del estómago
(epigastrio) de la víctima, justo por debajo del extremo inferior del esternón (xifoides).
Con nuestra otra mano, sujetaremos el puño por la parte del meñique.
d) Con las manos colocadas de este modo, presionaremos bruscamente la boca del
estómago hacia atrás y hacia arriba, comprimiendo así los pulmones para que haya
una expulsión violenta de aire a través de la tráquea, logrando que el diafragma se
eleve. Realizaremos así hasta 5 compresiones.
e) Si la obstrucción no se resuelve, combinaremos nuevamente los 5 golpes en la espalda
alternando con 5 compresiones sobre la boca del estómago.
APLICACIÓN DE LA MANIOBRA DE HEIMLICH:
APLICACIÓN DE LA MANIOBRA DE HEIMLICH:
Pasos a seguir en una persona inconsciente:
a) Abriremos la vía aérea y comprobaremos que no respira.
b) Situaremos el cuello de la víctima en hiperextensión y
realizaremos la ventilación artificial, con 2 insuflaciones.
c) Si el tórax de la víctima no se ensancha con nuestras
insuflaciones, la colocaremos boca arriba y con la cabeza
de lado. Nos sentaremos de rodillas sobre la víctima y le
aplicaremos unas 5 compresiones sobre el tercio inferior
del esternón con el talón de la mano, hacia arriba y hacia
dentro del tórax.
d) Nos levantaremos y nos dirigiremos hasta el rostro de la
víctima, para comprobar si ya respira. Abriremos su boca
y buscaremos algún objeto visible que pueda estar
produciendo la obstrucción. Si lo encontramos, lo
retiraremos cuidadosamente para no internarlo más y
agravar la situación.
e) Tras retirar el objeto, realizaremos dos insuflaciones
sobre la boca del accidentado, para comprobar que la
vía aérea ya es permeable.
APLICACIÓN DE LA MANIOBRA DE HEIMLICH:
Pasos a seguir en bebés:
a) Cogeremos al bebé encima de nuestro antebrazo dominante,
boca abajo y con la cabeza más baja que los pies, sujetándolo
por el pecho y la barbilla.
b) Con nuestra otra mano le daremos golpes rápidos entre los
hombros.
c) Si esta maniobra no funciona, apoyaremos al bebé de espaldas
contra el mismo antebrazo, y con los dedos índice y corazón
aplicaremos golpes rápidos y con fuerza por debajo del
xifoides.
d) Abriremos la boca del bebé para buscar y retirar el objeto que
producía la obstrucción.
Pasos a seguir en niños:
La secuencia es similar a la que se aplica a los bebés, pero
poniendo al niño en el regazo: primero propinaremos golpes
en la espalda, luego lo giraremos, y con dos dedos
presionaremos varias veces sobre el epigastrio. Por último,
examinaremos la boca del niño para extraer el objeto que
causaba la obstrucción.
APLICACIÓN DE LA MANIOBRA DE HEIMLICH:
Pasos a seguir en embarazadas y personas obesas:
La fuerza con la que daremos las compresiones de la maniobra de Heimlich, dependerá del
tamaño de la persona a auxiliar. Si se trata de una mujer embarazada, la compresión se
hará a nivel torácico, dos dedos por encima del xifoides. Actuaremos del mismo modo en el
caso de una persona obesa.
TÉCNICA DE APERTURA DE LAS VÍAS AÉREAS:
La apertura de la vía aérea muchas veces es suficiente
para que la víctima vuelva a respirar de forma
espontánea, aunque si esto no ocurre, con la vía aérea
abierta ya podremos iniciar la ventilación artificial.
Para la apertura de la vía aérea deberemos seguir los
siguientes pasos:
a) Tumbaremos a la víctima boca arriba (decúbito
supino) sobre una superficie plana y dura.
b) Realizaremos la apertura de la vía mediante la
maniobra frente‐mentón: Pondremos una mano
sobre la frente de la víctima y, cuidadosamente,
inclinaremos su cabeza hacia atrás manteniendo
nuestro pulgar e índice libres para cerrar su nariz, si
fuera necesaria una respiración de rescate. Con las
yemas de los dedos bajo el reborde del mentón de la
víctima, elevar éste para abrir la vía aérea. Mediante
esta hiperextensión, logramos tirar de la mandíbula
hacia abajo, lo cual provoca que la lengua se eleve,
liberando el paso faríngeo.
TÉCNICA DE APERTURA DE LAS VÍAS AÉREAS:
c) En pacientes con traumatismos cervicales nunca
practicaremos la maniobra frente‐mentón.
Serán los servicios sanitarios los que se
encarguen de realizar la maniobra de tracción
mandibular, sin movilizar el cuello de la víctima.
Manteniendo la apertura de la vía aérea en esta
posición, debemos comprobar si la víctima
respira. Para ello debemos ver, oír y sentir que
es así.
Esta evaluación se realizará durante no más de 10
segundos, para saber si la víctima respira
normalmente. Si tenemos dudas sobre si es
normal o no, actuaremos siempre como si no lo
fuera.
Si la víctima respira con normalidad, la
colocaremos en posición lateral de seguridad,
vigilando siempre sus constantes.
Si la víctima no respira con normalidad,
comenzaremos la reanimación cardiopulmonar
(RCP).
REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR (RCP):
La parada cardiorrespiratoria es la interrupción repentina y simultánea de la respiración y
el funcionamiento del corazón.
Puede darse un paro respiratorio y que el corazón siga funcionando, pero en pocos
minutos sobrevendrá en paro cardíaco. Si el corazón no bombea con normalidad, la
sangre no circula, por lo que disminuye el suministro de oxígeno a todas las células del
cuerpo, provocando daños graves en los tejidos según van pasando los minutos.
Si encontramos a una persona inconsciente y al realizar la valoración primaria (ABC)
comprobamos que no respira (ver, oír y sentir durante 10 segundos) y que no tiene pulso
(verificar el pulso carotídeo), pero que la vía respiratoria es permeable, realizaremos la
técnica de RCP, que consiste en una combinación de respiraciones artificiales y
compresiones torácicas que dan un masaje cardíaco externo.
REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR (RCP):
COMPRESIONES TORÁCICAS:
‐Colocaremos el talón de la mano en el centro del pecho la
víctima (tercio inferior del esternón), y el talón de la otra
mano sobre la primera mano.
Para reducir estos riesgos seguiremos las siguientes normas:
‐Aplicaremos la presión sobre el tórax de manera vertical, y nunca de forma oblicua.
‐Comprimiremos el esternón y no las costillas.
‐Seguiremos un ritmo estable y no realizaremos compresiones repentinas.
‐Nunca comprimiremos simultáneamente el tórax y el abdomen.
REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR (RCP):
VENTILACIÓN ARTIFICIAL:
El método que permite una mejor ventilación es el “boca a boca”, aunque también alguna
de sus variantes. Para poner en práctica este método, seguiremos los siguientes pasos:
‐Nos arrodillaremos al lado de la víctima, la cual debe estar en decúbito supino y con el
cuello en hiperextensión. Nos aproximaremos a su cabeza y taparemos su nariz con dos
dedos. Para mantener la vía abierta, con el resto de la mano aplicaremos cierta presión en
la frente.
‐Haremos una inspiración profunda, pondremos nuestra boca sobre la de la víctima, e
insuflaremos unos 600 ml de aire, que es una cantidad algo superior a la que exhala una
persona adulta en una espiración normal. La insuflación debe ser lenta (un segundo de
duración). Mientras estemos insuflando, comprobaremos que el tórax de la víctima se
eleva.
‐Apartaremos nuestra boca y dejaremos que el tórax de la víctima se vacíe pasivamente
(espiración).
‐Repetiremos estos pasos cada 3 segundos, sin perder el ritmo. Cuando haya pasado un
minuto, comprobaremos si la víctima ya respira por sí sola. Continuaremos con la
ventilación artificial hasta que la victima recupere la respiración espontánea o hasta que
lleguen los servicios sanitarios especializados.
REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR (RCP):
REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR (RCP):
Las insuflaciones “boca a nariz” es una variante que se
usa cuando no se puede abrir la boca de la víctima, a
causa de una fractura, por ejemplo. Para realizar esta
maniobra, impulsaremos la mandíbula hacia arriba con
una mano, dejándole la boca cerrada mientras
insuflamos el aire por la nariz. El restos lo realizaremos
como en el boca a boca.
VENTILACIÓN ARTIFICIAL EN NIÑOS:
Como son más pequeños en tamaño, con nuestra boca
cubriremos a la vez la nariz y la boca de la víctima.
Al tener una frecuencia respiratoria más elevada que la
de los adultos, deberemos ventilar una vez cada dos
segundos a los bebés, y una vez cada tres segundos a los
niños menores de ocho años.
La capacidad pulmonar también aquí es más pequeña
que en los adultos, por lo que deberemos insuflarles
volúmenes de aire más reducidos para no dañar sus
pulmones.
REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR (RCP):
RIESGOS DE LA VENTILACIÓN ARTIFICIAL:
La ventilación artificial puede causar problemas tanto a la víctima como al propio
socorrista:
‐Si hay algo que aún obstruye las vías de la víctima y nosotros insuflamos con fuerza, el
aire terminará en el estómago y lo dilatará, pudiendo provocar regurgitaciones.
‐Si ventilamos con volúmenes demasiado grandes de aire y la frecuencia es demasiado
alta, nos cansaremos rápidamente e incluso podemos llegar a marearnos.
‐La víctima a la que estemos asistiendo puede estar infectada con VIH, hepatitis B/C o por
otro tipo de gérmenes contagiosos. En riesgo de infección mientras socorremos es muy
bajo, pero podemos tomar precauciones: evitando el contacto con la sangre de la víctima,
y cuando practiquemos la ventilación artificial, podremos poner un pañuelo o un plástico
fino con agujeros entre su boca y la nuestra.
REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR (RCP):
COMBINACIÓN DE COMPRESIONES Y VENTILACIONES:
Cuando estamos ante una parada tanto de respiración como de circulación, combinaremos
los procesos de compresión torácica y ventilación artificial.
El proceso será el siguiente:
1. Comprobaremos el paro cardiorrespiratorio.
2. Colocaremos a la víctima en decúbito supino.
3. Nos situaremos arrodillados a su lado, colocaremos tanto nuestras manos como
nuestra posición para hacer las compresiones torácicas, y realizaremos 30
compresiones a un ritmo de 100 compresiones/minuto.
4. Mediante la maniobra frente‐mentón, abriremos nuevamente la vía aérea, taparemos
la nariz de la víctima con nuestro índice y pulgar, apoyando el resto de nuestra mano en
su frente.
5. Abriremos cuidadosamente la boca de la persona accidentada.
6. Inspiraremos profundamente y sellaremos con fuerza los labios de la víctima con los
nuestros. Insuflaremos el aire durante un segundo aproximadamente, para que el boca
a boca sea afectivo.
REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR (RCP):
7. Tras 2 insuflaciones, retiraremos nuestra
boca de la de la víctima y observaremos si el
tórax tiene movimiento de descenso.
8. Volveremos a ponernos en vertical,
colocando correctamente nuestras manos de
forma correcta sobre el esternón, y
aplicaremos 30 compresiones torácicas más.
9. Continuaremos con ciclos de
compresión/ventilación boca a boca en una
relación siempre de 30:2
10. Únicamente nos detendremos si la víctima
empieza respirar normalmente. En caso
contrario, no interrumpiremos la
reanimación.
Una vez recuperado el pulso, la respiración y esté
liberada la vía aérea, la víctima será colocada
en posición lateral de seguridad.
REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR (RCP):
Zarandear y hablarle en voz alta
RESPONDE NO
Valoración de urgencia Abrir la vía aérea
¿Respira?
(ver, oír y sentir)
RESPIRA NO
Posición lateral de seguridad Desobstrucción
de las vías aéreas
Buscar los movimientos de respiración
NO
RESPIRA
Aplicar 2 ventilaciones eficaces
Buscar el pulso Continuar
NO un
mínimo
LATE 30 compresiones : 2 ventilaciones de 20
(ritmo de 100 compresiones/min) minutos
o hasta
Posición lateral de seguridad recibir
Valoración de urgencia RESPIRA Y LATE NO
Buscar respiración y pulso ayuda
Comprobación de la ventilación y la circulación médica
TÉCNICAS DE INMOVILIZACIÓN Y TRANSPORTE
EVALUACIÓN DE LA NECESIDAD DE TRASLADO:
Si tras practicar los primeros auxilios la víctima no se termina de recuperar en el lugar de
los hechos, será preciso evacuarla a un centro sanitario. Cuando te comuniques con los
servicios sanitarios, se decidirá si la víctima debe esperar en el lugar de los hechos hasta su
llegada, o si nosotros deberemos trasladarla a un lugar más adecuado en función de las
condiciones de acceso, del clima, del tiempo de respuesta, etc.
La mejor opción en cualquier caso es la de esperar a que llegue la ambulancia, UVI móvil, e
incluso el helicóptero de rescate.
Es conveniente estar siempre pendiente de las características que hay en el entorno en
momento del accidente (amenazas inmediatas de incendio, explosiones, derrumbe
inminente de estructuras, enterramiento, peligro de caídas al vacío, etc.) En caso de que
sospechemos de este tipo de peligros, evacuaremos adecuadamente a la víctima a una
zona más segura, tanto para ella como para nosotros.
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE INMOVILIZACIÓN
Y TRANSPORTE CON MEDIOS CONVENCIONALES:
Como hemos dicho anteriormente, lo mejor es siempre esperar a que lleguen los servicios
de emergencias médicas, ya que una recogida y un transporte incorrecto pueden agravar las
lesiones, especialmente las fracturas.
No debemos obligar a sentarse a personas que han sufrido accidentes graves, y mucho
menos las trasladaremos en el asiento de un vehículo particular, ya que es mejor buscar un
medio de transporte donde la víctima pueda ir tumbada.
En resumen, lo que debemos hacer será:
1) Acciones de proteger y alertar
2) Evaluación de emergencia para estabilizar las funciones vitales de la víctima
3) Evaluación de urgencia con los medios de los que dispongamos
4) Colocar a la víctima en posición de reposo o trasladarla con seguridad sobre medios
resistentes y adecuados
Hay varias posibilidades con respecto al traslado de la persona accidentada: traslado manual
y traslado sobre camilla.
POSICIÓN LATERAL DE SEGURIDAD:
Si tenemos que esperar junto a la víctima a que lleguen los equipos sanitarios, lo mejor es
que la situemos en una posición de reposo que sea cómoda y que, sobre todo, evite
complicaciones en su estado de salud. No hay una posición estándar para todas las víctimas,
puesto que dependerá en función de las lesiones que éstas presenten, la situación de sus
funciones vitales y el estado de consciencia.
La posición lateral de seguridad se conoce también como “posición de recuperación” o
“decúbito lateral estable”. Situaremos a la víctima tumbada sobre un lado, con las
extremidades superiores e inferiores dispuestas de tal forma que impidan que el cuerpo
gire.
La posición lateral de seguridad permite mantener permeable la vía respiratoria de la
persona accidentada y, si vomita o sangra por la boca o la garganta, evita que el líquido sea
aspirado hacia las vías respiratorias. También es la posición que se elige para víctimas
embarazadas o para personas inconscientes, si no hay problemas cardíacos o respiratorios.
POSICIÓN LATERAL DE SEGURIDAD:
POSICIÓN LATERAL DE SEGURIDAD:
Forma de colocar a la persona accidentada en la
posición lateral de seguridad:
‐Decúbito supino en flexión: tumbaremos a la víctima
boca arriba, pero con el cuello ladeado y con las
extremidades inferiores ligeramente flexionadas. En
esta posición conseguimos dejar la musculatura
abdominal relajada, por lo que está indicada cuando
el accidentado ha sufrido un traumatismo abdominal.
POSICIONES DE ESPERA Y TRASLADO:
1) Traslado manual: se realiza sin camilla. Lo primero que tenemos que hacer es ayudar a
que la víctima se logre poner de pie, para poder cargar más fácilmente con su peso.
Para que podamos ejecutar esta tarea con seguridad:
a. Colocaremos a la persona accidentada sentada en el suelo, con las piernas juntas
y las rodillas flexionadas.
b. Nos colocaremos de pie delante de ella, colocando nuestros pies delante de los
suyos, pisándoselos un poco.
c. Agarraremos a la víctima por las muñecas y tiraremos suavemente hacia arriba.
Hay varios tipos de traslado manual:
POSICIONES DE ESPERA Y TRASLADO:
Traslado manual por un solo socorrista:
Apoyada sobre nuestro hombro: en casos donde la víctima esté consciente y pueda
caminar. Apoyaremos el brazo de la víctima sobre nuestro hombro y cogeremos su
muñeca. Con nuestra otra mano, la sujetaremos por la cintura.
Arrastrándola: mediante la “maniobra de Rautek”, cuando la víctima no puede
caminar. Para realizar esta maniobra, la víctima debe estar en decúbito supino. Nosotros
nos situaremos de rodillas detrás de ella, pasaremos nuestros brazos bajo las axilas de la
víctima, cogiendo uno de sus antebrazos y se lo doblaremos por delante del pecho.
Agarrando ese antebrazo con nuestras dos manos, levantaremos a la víctima
poniéndonos de pie poco a poco. Sosteniendo así a la víctima, la arrastraremos
lentamente caminando hacia atrás con pasos cortos.
El sentido de la marcha siempre será con la cabeza de la víctima hacia delante. Los
socorristas siempre irán mirando en el sentido de la marcha, sincronizando el paso para
evitar movimientos excesivos y bruscos. Siempre se levantará al unísono siguiendo las
órdenes del socorrista de atrás, levantando la camilla en posición de cuclillas y haciendo
fuerza con las piernas.
Para subir y bajar escaleras, siempre tendremos que intentar mantener la posición
horizontal. La cabeza siempre irá en alto según el sentido de la marcha. En muchos
casos utilizaremos sillas para transportar a la víctima por las escaleras, sujetándola
siempre mediante correas para que no se caiga.
POSICIONES DE ESPERA Y TRASLADO:
CONFECCIÓN DE CAMILLAS CON MEDIOS
CONVENCIONALES O INESPECÍFICOS:
Hay diferentes tipos de lesiones derivadas de este traumatismo:
‐Conmoción: afectación neurológica poco grave y transitoria, que cursa a veces con pérdida
de conocimiento y amnesia parcial de los hechos ocurridos.
‐Contusión: afectación neurológica más grave que en ocasiones causa daños cerebrales y
hemiplejia, debida a microhemorragias y edemas cerebrales.
‐Hematomas cerebrales: afectación neurológica más grave, producida por hemorragias
cerebrales. Pupilas no reactivas y midriáticas, llegando a veces a estado de coma.
‐Fractura de cráneo, acompañada de lesiones intracraneales y hemorragias que se
exteriorizan por el oído y/o la nariz, acompañándose de salida de líquido cefalorraquídeo y
hematomas alrededor de los ojos (“ojos de mapache”).
TRAUMATISMO CRANEOENCEFÁLICO
Ante la sospecha de este tipo de traumatismo, valoraremos las constantes vitales,
controlaremos las hemorragias externas, vigilaremos las exteriorizadas y las pupilas, y
vigilaremos deformidades y hemorragias en la cabeza.
TRAUMATISMO TORÁCICO
Es todo aquel traumatismo que se produce sobre la caja torácica, pulmones, diafragma,
corazón y grandes vasos intratorácicos. Es causa de muerte en el 25% de los traumatismos,
y supone la segunda causa de muerte traumática en la infancia tras los traumatismos
craneoencefálicos.
La causa principal son los accidentes de tráfico, seguidos de las caídas de altura. A diferencia
de la del adulto, la caja torácica de los niños es más elástica, por lo que es posible encontrar
lesiones intratorácicas en ausencia de signos externos de traumatismo evidente.
La contusión pulmonar es la lesión más frecuente, seguida de las fracturas costales, el
hemotórax y el neumotórax.
En la contusión pulmonar tenemos ocupación del espacio alveolar por sangre y restos
celulares, debido al traumatismo y a la rotura de vasos y tejidos.
TRAUMATISMO TORÁCICO
Al tener fractura de costillas o esternón, la función respiratoria se ve comprometida,
además de tener riesgo de afectación del árbol traqueo‐bronquial, de los grandes vasos, del
diafragma y de algunas vísceras abdominales.
El hemotórax es la presencia de sangre en la cavidad pleural, muy frecuente en
traumatismos abiertos.
El neumotórax es la presencia de aire en la cavidad pleural, que puede provenir del exterior
(neumotórax abierto) o del interior, y que cuando es masiva puede producir un colapso del
pulmón.
TRAUMATISMO DE COLUMNA VERTEBRAL
Traumatismos que afectan a la columna y/o a la médula espinal.
Son muy graves ya que pueden producir parálisis y pérdida de
sensibilidad del cuerpo por debajo del lugar que sufre el
traumatismo, pudiendo provocar paraplejia, tetraplejia y muerte
por afectación grave de los centros nerviosos.
Las causas más frecuentes son los accidentes de tráfico y los
accidentes laborales.
Siempre consideraremos que todo paciente politraumatizado
presenta una lesión de columna cervical, asociada posiblemente a
una lesión medular de mayor o menor gravedad, y por este motivo
nunca moveremos a este tipo de víctimas, ya que podríamos
agravar su situación.
TRAUMATISMO DE COLUMNA VERTEBRAL
FRACTURAS
Una fractura es la rotura o pérdida de continuidad de un hueso.
Las causas de las fracturas pueden ser múltiples:
‐Impactos de fuerzas externas sobre un hueso
‐Movimientos poderosos y bruscos de la musculatura que pueda arrancar un fragmento óseo
‐Múltiples traumatismos repetidos que puedan causar fractura por fatiga
‐Disminución de la resistencia y desmineralización del hueso, como en el caso de personas
que sufren osteoporosis
Tipos de fracturas:
a)Fracturas abiertas: cuando los fragmentos del hueso han roto la piel y han causado una
herida. Este tipo de fractura puede producirse de dos maneras: que el objeto que produce la
fractura sea también el que produce la herida, o que primero se fracture el hueso, y al
desplazarse los fragmentos óseos generados, rompan la piel desde dentro hacia fuera. Las
fracturas abiertas son más complicadas de tratar debido a que suelen acompañarse de
infección.
Actuación en caso de fractura:
1)Realizar la evaluación de emergencia, puesto que la vida de la víctima puede correr
peligro si hubiera hemorragia o shock.
2)Si la fractura es abierta, trataremos primero la herida antes de inmovilizar la fractura.
3)Si sospechamos que la ambulancia va a tardar más de 20 minutos, inmovilizaremos el foco
de fractura entablillándola, pero sin reducir la fractura. Dicha inmovilización se consigue con
tablillas o férulas que sobrepasen e inmovilicen las dos articulaciones cercanas al hueso
fracturado.
4)Trasladar a la víctima a un centro sanitario.
LUXACIONES
Una luxación es la pérdida de contacto permanente y completa entre dos superficies
articulares, donde normalmente hay desgarro de uno o más ligamentos de la articulación.
Hablamos de subluxación cuando la pérdida de contacto de las superficies articulares no es
completa.
Signos y síntomas de las luxaciones:
Inflamación o edema
Rubor, calor y dolor
Impotencia funcional
Deformidad articular, debida al desplazamiento de los huesos de su posición original
Actuación a seguir ante una luxación:
Aplicar frío local
Inmovilizar la articulación afectada en la misma posición en la que se encuentre, para no
dañar vasos y nervios próximos al intentar reducir la dislocación
Trasladar a la víctima a un centro sanitario
LUXACIONES
ESGUINCES
Las articulaciones son las uniones entre huesos, que
permiten que haya movimiento de uno con
respecto de otro. Los dos extremos óseos
enfrentados (superficies articulares) están
recubiertos de cartílago que facilita el movimiento.
La articulación está recubierta por unas cintas
fibrosas llamadas ligamentos, que limitan la
amplitud del movimiento de los huesos, y que
además se encargan de mantenerlos en contacto.
‐Inflamación o edema
‐Rubor o enrojecimiento debido a la vasodilatación
‐Calor debido a la vasodilatación
‐Dolor
‐Inestabilidad articular
Actuación a seguir ante un esguince:
‐Aplicar frío local para disminuir en edema
‐Inmovilizar la articulación afectada con una venda
elástica
‐Elevar la articulación y mantener el reposo
‐Trasladar a la víctima a un centro sanitario