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COMISION DE INNOVACION CURRICULAR

EL ENFOQUE TEORICO EN GEOGRAFIA


Margarita Riffo Rosas

I INTRODUCCION
Análisis bajo el concepto de Paradigma

Según Thomas Kuhn (1962), en el desarrollo de las ciencias en general no se


observa una evolución de tipo lineal, en la que el progreso científico se apoye en
la acumulación del conocimiento, sino que éste se ha expresado a través de
rupturas y discontinuidades entre los postulados de las diferentes escuelas de
pensamientos o Paradigmas de análisis que se han sucedido en el tiempo dentro
de cada disciplina, los cuales a su vez se vinculan a distintos paradigmas
filosóficos que les sirven de referente.

Kuhn define el concepto de Paradigma como “realizaciones científicas


universalmente reconocidas, que durante cierto tiempo proporcionan modelos de
problemas y soluciones a una comunidad científica” (Las Revoluciones Científicas
1962). Los modelos científicos propuestos en cada paradigma consideran
determinados cuerpos teóricos, metodológicos y técnicos para el análisis de los
problemas que se consideran relevantes en cada disciplina, lo cual debe aplicarse
con el suficiente rigor epistemológico que impone cada paradigma. Mientras
permanece la vigencia temporal de un determinado paradigma en cada ciencia, la
producción científica es considerada como “ciencia normal”, hasta que surgen
movimientos de cambio con la irrupción de un nuevo paradigma que se enfrenta al
que se encuentra vigente; la confrontación de dos paradigmas distintos origina las
“crisis científicas”, las que se resuelven con el triunfo de uno de ellos,
generalmente del emergente para hablar de progreso en las ciencias. El cambio
de paradigma constituye a su vez Un proceso de “revolución científica”, más que
de “evolución científica”, por cuanto la transición de un paradigma en crisis a otro
nuevo del que pueda derivar una nueva tradición de “ciencia normal” de acuerdo a
su periodo de vigencia, está lejos de ser un proceso de acumulación al que se
llegue por medio de una ampliación del antiguo paradigma, sino que es más bien
una reconstrucción del campo de análisis a partir de nuevos fundamentos
científicos y filosóficos, reconstrucción que modifica gran parte de las
generalizaciones más elementales, en términos teóricos y metodológicos, de
manera que la sucesión de paradigmas en el quehacer de cada ciencia da origen
a cambios cíclicos vinculados a revoluciones científicas que dan cuenta del
progreso científico alcanzado a partir de una redefinición de la ciencia
correspondiente.

II PARADIGMAS EN GEOGRAFIA

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En la historia de la disciplina se distinguen los siguientes modelos científicos de
hacer geografía según orden cronológico de aparición, los que a su vez se
vinculan a diferentes paradigmas filosóficos (Capel, 1981).

Paradigma Geográfico Paradigma Filosófico


1. Geografía Determinista o Ambientalista – Positivismo
1. Geografía Regional o Corológica – Historicismo
1. Geografía Teórica / Espacialista o – Neopositivis
Cuantitativa (x) mo
1. Geografía Humanista – Fenomenolo
gía
1. Geografía Radical – Marxismo
(x) Dentro de este Paradigma se inserta la vertiente de la Geografía de la Percepción

1. El Paradigma de la Geografía Determinista Ambientalista.

Su referente filosófico es el Positivismo, cuyo principal exponente es A. Comte


(1798-1857).

Las ideas fundamentales del positivismo filosófico son las siguientes:

– El hombre como ser económico y racional;


– La sociedad y la naturaleza como totalidades armónicas;
– La concepción monista del mundo
– La unidad de las Ciencias a través del Método;
– La explicación causal de los fenómenos mediante Leyes
– La observación y la experiencia como base del conocimiento científico;
– El rechazo a las explicaciones religiosas y metafísicas;
– Lo científico como lo empíricamente demostrable.
– La concepción monista del mundo, significa reconocer la existencia de una
sola realidad conformada por dos partes: naturaleza y sociedad. Ello
implica que las ciencias naturales y sociales deben aplicar un solo método
de análisis de los fenómenos (el empírico - inductivo) con lo cual se logra la
unidad entre ambas ciencias.

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Las ciencias tienen como función explicar y predecir los fenómenos y ello se logra
a través de las leyes y teorías, las cuales son de carácter universal (válidas en
todo tiempo y lugar).

En Geografía, los principales exponentes del Determinismo Geográfico son


E.Semple y Huntigton, ambos norteamericanos y discípulos de F.Ratzel (alemán),
precursor de esta corriente de pensamiento a partir del ambientalismo geográfico,
a su vez fuertemente imbuido por el Darwinismo o Evolucionismo científico
imperante en el Siglo XIX.

Su vigencia como paradigma se circunscribe aproximadamente entre 1870 y 1915


y se desarrolló principalmente en Alemania, USA y Francia.

A partir de las ideas del naturalismo darwiniano (el hombre como parte de la
naturaleza, el principio de adaptación pasiva al Medio, la competencia por los
recursos, la lucha por la existencia y la sobrevivencia de los más fuertes), Ratzel
las aplicó en la Geopolítica como asesor del Imperio Alemán, para sustentar la
expansión colonial en ultramar, elaborando conceptos como Espacio Vital y
Fronteras Vivas y vincular las ideas entre Sociedad – Territorio y Estado, donde la
fortaleza de los Estados se expresa en la expansión de sus territorios para
asegurar el desarrollo de su sociedad, por cuanto “la lucha por la vida basada en
la competencia entre los pueblos, se gana con la expansión de territorios como
motor del progreso histórico”. (Ratzel, 1899).

En el determinismo geográfico, la problemática clave estaba referida a la relación


Hombre-Medio, donde el Medio impone sus condiciones y los hombres deben
adaptarse a ellas, de manera que las características geográfico-físicas del
territorio determinan las condiciones de desarrollo de los pueblos, se afirma que
“la Historia es la Geografía en movimiento” (Semple, 1911) y se vincula
“Civilización y Clima” (Huntington, 1915), y se plantea que “cada periodo en la
vida de un pueblo corresponde a un cambio en su Medio Ambiente “(Reclus,
1905).

El Método aplicado es el Empírico – Inductivo, que parte del análisis de casos


particulares para llegar a generalizaciones con la formulación de leyes
deterministas, lo cual fue desarrollado inicialmente por Humboldt en sus
“Cuadros de la Naturaleza” (1874).

Con el desarrollo cultural de los pueblos, las premisas del determinismo


Geográfico son relativizadas con la mediatización de la técnica en la relación
Hombre-Medio, siendo aplicables en la actualidad solo en casos excepcionales de
retraso cultural.

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1. El paradigma de la Geografía Regional o Corológica

Su referente filosófico es el Historicismo, a partir de las ideas de Kant (1802),


donde se rechaza el Positivismo filosófico y el naturalismo científico. Se afirma el
dualismo entre Naturaleza – Sociedad, y por tanto la necesidad de métodos
diferentes para las ciencias naturales y sociales; la historicidad como creación
humana y categoría explicativa de la realidad social; el carácter singular de los
fenómenos humanos a partir del reconocimiento del libre albedrío de los individuos
y la intencionalidad de las acciones humanas.

Kant afirma que la Historia y la Geografía son ciencias excepcionales y


descriptivas, con la diferencia que la primera es una descripción según el tiempo y
la segunda una descripción según el espacio. (xx)

Se reactivan además las ideas de Descartes (1637) respecto al denominado


“dualismo cartesiano” (entre mente y cuerpo, espíritu y materia), además del
racionalismo científico, en el sentido de que la base del conocimiento es la razón y
no la experiencia como sostenían los positivistas.

En Geografía, los principales exponentes de la Geografía Regional historicista,


son P.Vidal de la Blache (Francia), A. Hettner (Alemania), R. Hartshorne (USA) y
P.James (USA) entre otros, siendo reconocida la influencia de la Escuela
Francesa al respecto, donde predomina la problemática de la diferenciación areal
con el estudio de la región y el paisaje.

Vidal de la Blache (1913), es el autor más conocido; niega la relación causa-


efecto entre Hombre y Medio, considerando que la naturaleza solo ofrece
posibilidades que los hombres realizan o no dependiendo de sus necesidades y en
este sentido, el hombre es un actor geográfico de primer orden ya que la
naturaleza no determina las acciones humanas ni el desarrollo de los pueblos, y
por tanto, la diversidad de paisajes observados derivan de los diferentes sistemas
socio-económicos y culturales que actúan sobre los territorios y no de las
condiciones geográfico-físicas del medio, dando origen a la concepción
posibilista en geografía.

No obstante la importancia del hombre en la conformación de regiones y paisajes,


la geografía es la “ciencia de los lugares” (corológica) y no de los hombres
(geografía de la Población).

La región es un espacio homogéneo según la interacción entre elementos físicos


y humanos del territorio y esa combinación siguiendo un hilo conductor hace que

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cada región sea única y por tanto, los resultados del análisis regional no pueden
expresarse en términos de leyes (que son generalizaciones), siendo por ello una
ciencia ideográfica, que describe los fenómenos pero no los explica ni predice,
pero no por ello deja de ser científica, como sostiene Hartshorne (1939), quien
afirma que la función de las ciencias es describir los fenómenos y con el método
regional ello se puede lograr eficazmente. Hettner (1927), sostiene que la
superficie terrestre puede ser estudiada integralmente solo a través de la
Geografía Regional que prioriza el espacio por sobre los fenómenos, y no por la
Geografía sistemática que prioriza los fenómenos por sobre el espacio, por ello, la
esencia de la geografía es fundamentalmente corológica (estudio de los lugares).
Una variable de los estudios regionales es la geografía del Paisaje que tuvo su
mayor expresión en Alemania, con autores como O.Schlutter (1905), S. Passarge
(1912), L. Weibel (1936) y O.Schmieder (1963). En USA su principal exponente
fue C.Sauer (1925), quien señala la distinción entre paisajes naturales y
humanizados.

La Geografía Regional es un paradigma que tuvo su máxima expresión entre 1915


y 1950 aproximadamente, y fue importante para regionalizar paisajes y emprender
estudios monográficos y diagnósticos regionales utilizados para fines de
planificación territorial, en tanto los estudios sobre el paisaje han derivado en
corrientes más actuales como Ecología y Arquitectura del Paisaje y su utilidad
para el análisis del Turismo en Geografía.

2. El Paradigma Espacialista, Teórico o Cuantitativo

Tiene como referente filosófico al neo-positivismo o positivismo lógico, el que a


pesar de la vigencia del historicismo no había desaparecido, recuperándose a
partir de 1920 a través de dos grandes núcleos de pensamiento: el círculo de
Viena y el Grupo de Berlín, los cuales plantean un rechazo al idealismo historicista
y marcan la importancia de la filosofía analítica (con el aporte de la física y las
matemáticas) y la necesidad de la unificación de las ciencias naturales y sociales
a través del método, cuyo principal representante fue K.Popper (1934).

El denominado Positivismo lógico recoge gran parte de los planteamientos del


Positivismo comtiano del siglo XIX, diferenciándose en el método (Hipotético –
Deductivo en lugar del Empírico – Inductivo) y en las leyes de tipo probabilístico en
lugar de las leyes deterministas.

Se replantea que la base del conocimiento es la experiencia (y no la razón o la


intuición) y que el papel de las ciencias es explicar y predecir los fenómenos (y no
solo describirlos o localizarlos) a partir de generalizaciones contenidas en leyes y

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teorías de carácter universal, donde el lenguaje matemático y la lógica son
determinantes para la formulación de los enunciados.

Se afirma también la neutralidad y la objetividad de las ciencias, dejando de lado


consideraciones axiológicas (juicios de valor), lo cual no deja de ser importante
para las Ciencias Sociales, las que fueron muy solicitadas después de la
postguerra con fines de planificación, estimulando el desarrollo de la Econometría,
la Sociometría y la Psicología social entre otras. A su vez, los avances
tecnológicos de la época facilitaron el desarrollo de las técnicas cuantificativas,
así como el aporte de la Teoría General de Sistemas en el tratamiento
metodológico, donde se enfatiza también la construcción de modelos para el
análisis científico.

La crisis del historicismo filosófico fue más evidente en el periodo entre guerras,
cuando se hizo patente la necesidad social de un análisis económico y de la
intervención del Estado para enfrentar la crisis del capitalismo, en lugar del
enfoque de corte más histórico cultural del paradigma historicista. (Capel, 1981)

Los aportes del neopositivismo en la Geografía son determinantes. Surge la


llamada “nueva geografía” (Christofollety, 1980), de carácter eminentemente
cuantitativo con la introducción de técnicas matemáticas y estadísticas que
garanticen el rigor metodológico de los resultados obtenidos en investigación.
Más que el estudio de las diferenciaciones areales expresadas en regiones y
paisajes, interesan las problemáticas de tipo espacialista, considerando que son
las relaciones que los fenómenos o elementos establecen en el espacio los
problemas relevantes de analizar en Geografía, a partir del presupuesto básico
que existen ciertos principios o factores que explican el comportamiento espacial
de los fenómenos, los cuales se explicitan en la teorías de localización,
interacción y organización espacial, desarrollándose conceptos como espacio
geométrico, topológico, relacional y relativo (en lugar del espacio absoluto
desarrollado en la Geografía regional).

La geografía cuantitativa (que ha sido la denominación más recurrente), se


desarrolló principalmente en Estados Unidos (con F.Schaefer, W.Bunge,
L.Garrison, J.Burton, etc.), Inglaterra (D.Harvey, B.Berry, J.Chorley, P.Haggett,
etc.) y Suecia (T.Hägerstrand), destacando entre ellos principalmente F.Schaefer
quien en 1953 escribe acerca del excepcionalismo en geografía (formulado
inicialmente por Kant y refrendado por la Geografía Regional) donde critica
fuertemente estos postulados, así como D.Harvey que desarrolló todo el cuerpo
teórico-metodológico de la “nueva geografía” en su obra “Explicación en
Geografía” (1969).

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El paradigma teórico-espacialista- cuantitativo o neopositivista (según el aspecto al
que se hace referencia), se extendió en forma absoluta hasta aproximadamente la
década del 60 (cuando emergen las llamadas geografías críticas) y ha sido la
corriente de pensamiento que subsiste aún hasta el día de hoy, con investigadores
de todo el mundo y la que ha dejado mayor impronta en cuanto a productividad
científica y aplicación de sus postulados a nivel empírico, en especial durante la
década del 60 cuando imperaron las políticas de Planificación Regional, a partir de
la intervención del Estado en las decisiones políticas para optimizar las
inversiones en el espacio en función de la reconstrucción de la Europa destruida
por la guerra (Plan Marshall, 1920).

Una variante de este paradigma es la denominada Geografía de la Percepción o


Behaviorista, que surge como respuesta a las críticas de las geografías
emergentes, especialmente de la Geografía Humanista en los años 60, que aludía
a la pérdida de importancia de los individuos como sujeto de análisis geográfico.
Aunque la problemática y los medios de obtención de datos pudieran variar en
relación a la línea neopositivista dominante, el tratamiento y la presentación de los
datos y conclusiones no se diferenciaban mucho de aquellos de la línea referida
(Bueno, 1990).

Por lo tanto y en estricto rigor no constituye otro paradigma, por cuanto participa
de los mismos postulados teóricos de la Geografía cuantitativa, con la diferencia
que los resultados no se expresan en grandes generalizaciones, sino que éstas
corresponden a segmentos de tipo etario, género, profesional, social, etc. en que
puede dividirse el universo de estudio en cuestión.

La geografía de la Percepción utiliza ideas y técnicas de la psicología y sociología


por cuanto se trata de explicitar las imágenes mentales construidas a partir de la
percepción de los individuos, donde participa tanto la vivencia empírica, como la
información, la memoria, la imaginación y la fantasía, lo cual hace que ellas sean
diferentes, por lo que se habla de geografías personales, pero como no es
científico hacer geografías de corte individual, es preciso arribar a algún grado de
generalización simple, como son los segmentos poblacionales.

Conceptos utilizados en esta variante son Espacio Percibido, Espacio egocéntrico


y Espacios de Acción (referido a la vida cotidiana de los individuos y su expresión
espacial), entre otros, y los temas más relevantes analizados son Pobreza y
calidad de vida, Identidad y Pertenencia territorial, Migraciones y Riesgos
Ambientales, estando muy vinculados a la Geografía Cultural al respecto.

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Las técnicas utilizadas son las Encuestas y Entrevistas en profundidad y los
Mapas mentales que permiten visualizar las percepciones de los individuos,
respecto al espacio y sus elementos constituyentes.

Entre los autores más conocidos están D.Lowenthal, (Geografía Experiencia e


Imaginación, 1961), D.Lynch (La imagen de la ciudad), J.Bosque (Percepción y
Comportamiento Espacial, 1970), J.Wright (Tierra Incógnita: el lugar de la
imaginación en Geografía, 1947), etc. todos los cuales rescatan la dimensión
subjetiva de la Geografía.

3. El Paradigma de la Geografía Humanista

Surge en la década de los 60 en Estados Unidos y junto con la Geografía Radical


conforman las llamadas Geografías Criticas, por cuanto refutan específicamente,
desde distintos puntos de vista, los postulados de la geografía cuantitativa.

Su referente filosófico es la Fenomenología (“estudio del fenómeno”), cuyos


principales exponentes son E.Husserl, M.Heidegger y H.Merleau-Ponty, entre
otros.

El objetivo de esta filosofía, de tipo existencial y hermenéutica, es comprender


(más que explicar) el sentido o significado de las acciones humanas, lo que
constituye la esencia de los fenómenos oculta tras la apariencia con que se
presentan. A diferencia del Positivismo y el Neopositivismo que consideraban al
individuo como un ser económico y racional cuyo comportamiento se explica
fundamentalmente por motivaciones económicas, el concepto de ser humano en la
fenomenología es de un ser no solo económico, sino también social y cultural, de
modo que las acciones humanas pueden derivar de una diversidad de
motivaciones, cuya interpretación debe buscarse según los códigos de quienes las
realizan, mediante el método fenomenológico que rechaza ideas pre-concebidas,
como juicios o prejuicios, así como la aplicación de teorías y leyes generalizantes,
por cuanto cada realidad estudiada corresponde a casos específicos no
extrapolables. Se trata entonces de una super ciencia de las esencias, de un
“positivismo superior” considerando los hechos en sí mismos y no a través de
interpretaciones ajenas y generales, de un modo filosófico de reflexión respecto de
la experiencia humana y de una tentativa de comprender aquello en términos de
significado y significancia (García Román, 1980).

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El método para lograrlo enfatiza la observación participativa, y luego a partir de la
reflexión comprender la experiencia vivida de los fenómenos.

Se trata de una relación directa entre sujeto-objeto, sin mediaciones de teorías,


leyes o modelos, para dejar que los “hechos hablen por sí mismos”, y describir el
mundo desde el punto de vista del que vive la experiencia, esto es, los fenómenos
captados en su esencia, más que la forma en que se aparecen en la realidad.

La Geografía Humanista deriva su denominación de este enfoque centrado en los


seres humanos, en sus valores y motivaciones que permitan comprender (y no
explicar) el sentido de las acciones humanas en el espacio y la estructura y
funcionamiento de los elementos en ese espacio vivido, por cuanto se parte de la
premisa de que los individuos no se mueven en un espacio abstracto sino en un
espacio concreto de relaciones personales, que es el espacio vivido lleno de
significados el que se constituye en “lugar”, donde se establecen relaciones de
“topofilia” (amor al lugar) o también “topofobía” (rechazo al lugar).

El individuo crea signos (elementos) en el espacio, los cuales deben ser


interpretados (rol de la hermeneútica) a la luz de los códigos de quienes los
crearon, siendo por tanto una lectura espacial específica para cada lugar y en este
sentido, los signos espaciales corren el riesgo de ser mal interpretados cuando se
les aplica un código general (tipo teorías).

Los temas pertinentes a esta corriente son los de Identidad y Pertenencia, Región
y Regionalismos, Economía y Modos de Vida, Historia y Geografía Histórica,
Espacio-Lugar y Territorio, entre otros y los principales exponentes son Yi-Fu-
Tuan (Topofilia 1974) y Espacio y Lugar 1977) y Ann Buttimer (Aprendiendo el
dinamismo del mundo vivido, 1976).

Yi-Fu-Tuan es quien elabora el concepto de topofilia y hace la deferencia entre


espacio (despersonalizado) y lugar (espacio vivido), siendo este último de tipo
tridimensional, con un largo, ancho y alto, esto último dado por la “espesura” de
las relaciones personales que allí se establecen.

Buttimer por su parte, toma de Heidegger el concepto de Habitar, definido como


“el vivir en diálogo con la naturaleza y el medio Ambiente”, siguiendo los ritmos
espacio-temporales que se han conformado en cada lugar como rutinas cotidianas
de tipo colectivo dentro de ciertas coordenadas de espacio-tiempo; elabora
además el concepto de Intersubjetividad, como interacción social entre
individuos que comparten el mundo vivido, lo que le otorga identidad a cada lugar
en función de los modos de vida allí imperantes, y no necesariamente por sus
características ecológicas o económicas, situándose por tanto en las antípodas de
la Geografía Cuantitativa.

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4. El Paradigma Radical

Surge en Estados Unidos en la década del 60 como respuesta crítica por una
parte a la Geografía Cuantitativa y por otra, a las condiciones políticas de la
década, comandadas por la Guerra de Vietnam y los procesos de independencia
de las colonias europeas, entre otros.

Su referente filosófico es el Marxismo, de donde se consideran categorías de


análisis como Modo de Producción, Capital, Trabajo y los conceptos filosóficos de
Hombre como ser social y político, de Sociedad dividida en Clases y de Naturaleza
como momento de la praxis humana mediatizada por la técnica y la Ideología, en
tanto la relación Hombre-Medio es determinada por el Modo de Producción.

El objetivo del análisis marxista es descubrir y denunciar las contradicciones y


conflictos socio-espaciales derivados del funcionamiento del Modo de Producción
capitalista, mediante el Método de la dialéctica. Aunque Marx no teorizó sobre el
espacio sino más bien sobre el tiempo y el progreso histórico, quien sí hace
referencia al Espacio es otro filósofo marxista, H.Lefebvre, quien en su obra “La
Producción del Espacio” (1974), señala que el capitalismo ha sobrevivido a sus
propias crisis porque ha sido capaz de producir su propio espacio con apoyo del
Estado, el que se caracteriza por ser un espacio fragmentado, jerarquizado,
homogenizado por el modo de Producción, pero no homogéneo (espacios
desiguales) y en este sentido, las desigualdades serían estructurales al sistema
porque favorecen la acumulación de capital.

Elabora el concepto de “fetichismo del espacio”, en el sentido de que al priorizar el


análisis espacial (en la Geografía Cuantitativa), se ocultan las contradicciones
sociales, generalizando situaciones que no se presentan a nivel regional.

Otra filósofa marxista, Anna Arendt, rescata la importancia de la Ideología en el


análisis de los hechos, al considerar que el individuo es un ser político y por tanto
portador de una determinada cuota de poder político, consciente o no de ello, el
que se puede enfrentar al poder político del Estado a través de las organizaciones
sociales que se generan.

En Geografía Radical destacan como principales exponentes D.Harvey (quien lo


había sido antes para la Geografía Cuantitativa), E.Soja, A.Liptietz, J.Lacoste,
P.Claval, R.Peet, A. Markussen y M.Santos (Brasil), entre otros.

El espacio es considerado como producto social y político que refleja las


diferencias observadas en la estructura social y donde se establecen campos de
fuerzas derivadas de las relaciones asimétricas de poder.

Las desigualdades espaciales se explicarían por la existencia combinada de áreas


de producción de riqueza (ej. de recursos naturales) y áreas de acumulación,

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cuando se produce una transferencia geográfica de valor desde una a otra, una
transferencia social (del trabajo al capital) y una transferencia sectorial (desde el
sector primario al secundario y terciario). A diferencia de la geografía económica
cuantitativa que sostenía que las desigualdades espaciales son coyunturales y
derivadas de la existencia de barreras a la libre circulación de los factores
productivos desde áreas exedentarias a deficitarias, los geógrafos marxistas
sostienen que las desigualdades espaciales son estructurales y funcionales al
sistema, porque favorecen la acumulación que acrecienta el capital, y que por
tanto, la igualdad espacial es un mito que atenta contra la reproducción del capital
y por ello no se resuelve dentro del propio sistema.

Harvey en su texto La justicia social y la Ciudad (1973), señala precisamente que


gran parte de los grandes centros urbanos son parasitarios porque crecen a
expensas del drenaje de la riqueza generada en su hinterland. A Liptietz por su
parte en “El Capital y su espacio” (1977), sostiene que pueden coexistir diferentes
modos de producción pero es el capitalista el que los articula y hegemoniza
permitiendo o no su sobrevivencia. R.Peet a su vez en Desigualdad y Pobreza:
una teoría Geográfico-marxista (xx), afirma que los medios ambientes pobres,
tienden a reproducir las condiciones de pobreza de padres a hijos, considerando
como tales a las áreas carentes de recursos naturales, económicos,
educacionales, de salud y de contactos y que la forma de escapar a ese destino
son dos: que los hijos emigren a otras áreas más favorecidas o que el Estado
intervenga inyectando recursos y mejorando las condiciones objetivas de las áreas
carentes.

Milton Santos (Brasil), constituye el mayor exponente de esta corriente en


América Latina, destacando sus obras Espacio y Sociedad, El Espacio dividido,
Pensando el Espacio del Hombre, la Metamorfosis del Espacio, entre otros.
Acuñó los conceptos de Estructura, Totalidad, Forma y Función para referirse a la
organización del sistema capitalista y como las formas espaciales se adecuan a
ello, adaptándose a los cambios o destruyéndose.

Finalmente, dentro de la corriente radical se distingue una variante radical no


marxista, que si bien utiliza las mismas categorías de análisis, el razonamiento
posterior sigue otro conducto respecto a la resolución de los conflictos
socioespaciales mediante un rol más activo del Estado dentro del mismo sistema
capitalista, corriente que tal vez pueda tener mayores perspectivas de desarrollo,
considerando la disolución del sistema socialista de la URSS que servía de
referente político ideológico a nivel mundial.

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III SINTESIS Y PERSPECTIVAS DE LA GEOGRAFIA

De lo señalado anteriormente, se deduce la existencia de una evidente


incompatibilidad o contradicción epistemológica entre los paradigmas que han
marcado la trayectoria de la Geografía como ciencia, confirmando por tanto lo
planteado por Thomas Khun al respecto (1962).

En efecto, considerando los diversos paradigmas de acuerdo a su vigencia


temporal o cronológica, se detecta que cada uno de ellos refuta los postulados de
la corriente anterior, de manera que el conocimiento geográfico no ha progresado
en forma evolutiva sino rupturista y cíclica.

En términos generales, pueden señalarse dos grandes posturas o enfoques


epistemológicos que aglutinan a los diversos paradigmas: la posición positivista
y la posición antipositivista. En la primera se ubican la Geografía Determinista
de raíz ambientalista y la Geografía Teórica, Espacialista o Cuantitativa
(incluyendo en ella a la Geografía de la percepción) en tanto que en el segundo
grupo se ubican los restantes, esto es, la Geografía Regional o corológica y las
denominadas geografías críticas, que comprenden la Geografía Humanista y la
Geografía Radical (incluyendo las vertientes marxista y no marxista).

La corriente positivista se caracteriza por expresarse en una geografía de


carácter nomotético, que formula sus resultados a través de leyes y teorías de
carácter universal, con los cuales se intenta explicar y predecir los fenómenos a
partir de la aplicación del denominado método científico único para todo tipo de
ciencia, sean físicas o sociales, por cuanto se parte de una visión monista del
mundo donde naturaleza y sociedad forman parte de una sola realidad, y donde la
base del conocimiento científico es la experiencia, esto es, la observación y
verificación de los fenómenos analizados a partir del reducionismo científico
señalado del que participan ambas corrientes.

La diferencia entre Geografía determinista y Geografía cuantitativa estriba


solamente en el tipo de método científico único aplicado, que en la primera es el
Empírico-Inductivo y en la segunda el Hipotético-deductivo, a partir del aporte
de Popper al respecto (1934).

A su vez, las leyes aplicadas son también de distinta naturaleza, siendo de tipo
determinista la primera y de tipo probabilístico en la segunda, lo que significa
que no siempre sus enunciados se cumplen sino que tienen un alto grado de
probabilidad de que ello ocurra.

La aplicación del “método científico” de las ciencias físicas en ciencias sociales,


como de leyes y teorías para explicar los fenómenos se fundamenta en que ello le

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otorga el carácter científico a la geografía, lo cual a su vez es lo que genera mayor
controversia en las posturas antipositivistas, por cuanto se refuta que los
fenómenos humanos o sociales puedan ser analizados tal como los fenómenos
físicos o naturales, así como que el comportamiento humano pueda ser explicado
a través de leyes y teorías de carácter universal, sin reconocer el libre albedrío y la
intencionalidad en las acciones humanas, lo que impide su generalización.

Por su parte, las corrientes antipositivistas refutan los planteamientos de los


positivistas, partiendo por reconocer la existencia de una realidad dual
representada por la naturaleza y la sociedad, y por tanto, no es posible el
reduccionismo metodológico con la aplicación de un método único para las
ciencias físicas y sociales, porque se trata de fenómenos de distinta naturaleza y
donde los resultados son válidos para cada caso y no susceptibles de generalizar,
y por ello, los resultados no pueden expresarse en términos de leyes y teorías, de
lo que resulta una geografía de carácter eminentemente ideográfico y no
nomotético.

En el caso de la Geografía regional o corológica, el método recomendado es el


descriptivo regional para dar cuenta de cada región y paisaje identificados, los que
constituyen espacios únicos porque resultan de la diferente combinación de
elementos constituyentes, los cuales a su vez, difieren de un lugar a otro. En la
Geografía humanista, es el método fenomenológico basado en la observación
participativa sin intermediación de leyes o teorías para arribar a detectar la
esencia, sentido o significado de las acciones humanas en cada realidad
observada.

Finalmente, en el caso de la Geografía radical, el método utilizado es la


dialéctica, basado en la relación entre contrarios y para llegar a identificar, analizar
y denunciar las contradicciones y conflictos de carácter socio-espacial en las áreas
analizadas.

En otro orden, los temas claves difieren entre uno y otro paradigma. En el caso
del determinismo geográfico, es la relación hombre-medio, asumiendo que es el
medio – considerado en su acepción de naturaleza física – el que determina las
acciones humanas, lo cual es refutado en la geografía regional que considera al
hombre como actor geográfico de primer orden. En la geografía cuantitativa por
su parte, se privilegian las relaciones espaciales resultantes de la relación
hombre-medio, así como el estudio de las localizaciones espaciales
determinantes, para lo cual se utiliza el cuerpo teórico pertinente.

En la Geografía de la percepción, el énfasis está en el análisis de las imágenes


mentales de los individuos considerados en el estudio para comprender su
incidencia en el comportamiento espacial de las personas en determinadas áreas.

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En la Geografía humanista es el estudio de los lugares donde se establecen
relaciones personalizadas que marcan la identidad territorial de cada cual, en
tanto, en la Geografía radical el análisis apunta a los conflictos espaciales
derivados de las relaciones asimétricas de poder entre actores sociales.

Finalmente, los diversos paradigmas en cuestión, han acuñado y definido


diferentes conceptos para el análisis geográfico, a partir del concepto clave de
Espacio. Así surgen el espacio físico, ecológico, económico, geométrico,
topológico, percibido, egocéntrico, vivido, social y político, y otros conceptos
vinculados como los de región, paisaje, lugar y territorio, los cuales han sido
utilizados preferentemente por cada paradigma.

En conclusión, de acuerdo a lo que señalan diversos autores que han seguido la


evolución de la ciencia geográfica, son estos los paradigmas o corrientes de
pensamientos que han dominado durante cierto período en la Geografía, siendo
los últimos reconocidos como tales los surgidos entre 1960 y 1970 con el nombre
de Geografía Crítica, reconociendo como tales a la geo Humanista y la geo
Radical.

La interrogante que surge entonces, es acerca de las nuevas tendencias que


esten en la frontera del conocimiento geográfico desde entonces y dentro del
contexto de lo que se ha denominado Post Modernismo en las ciencias,
caracterizado por un mayor grado de relativismo respecto a seguir determinadas
directrices epistemológicas y donde por tanto, el concepto de paradigma según la
acepción planteada por Khun (1962) no tendría validez en la actualidad, salvo que
se optara por una visión multiparadigmática o se sustituya el concepto de Khun
por el “Programa de Investigación” propuesto por Lakatos, definido como una
estructura compleja que sirve de guía a una comunidad científica, como líneas
generales de conducta metodológica y donde es posible la coexistencia de
programas de investigación diferentes en el dominio de un campo determinado del
conocimiento científico, lo que representa un discurso más amplio y flexible que el
del paradigma (Bueno, 1990).

En efecto, la diversidad, la pluralidad y la incertidumbre existente actualmente han


dado pie a que algunos geógrafos lleguen a cuestionar la propia validez del
método y de la teoría, por su parte, los creadores y defensores de la nueva noción
del “Caos” (como Gleick, 1987), sostienen que las nuevas investigaciones
científicas estarían demostrando que aparentemente sistemas simples o

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fenómenos singulares pueden dar origen a situaciones y comportamientos
complejos, donde las discontinuidades, los efectos no lineares, o los
comportamientos no regulares pasan a ser centrales en las nuevas líneas de
trabajo, bajo el supuesto de que la naturaleza, la sociedad y el ser humano en
especial son mucho más complejos que lo que inicialmente se pensaba. En este
sentido, la idea del caos que está influyendo no solo en las ciencias sociales sino
también en las ciencias naturales, sería parte de la esencia del pensamiento de
una geografía postmoderna que se visualiza dentro de las nuevas tendencias de la
disciplina, que no se inscribe dentro de la concepción paradigmática planteada por
Khum, sino que se trataría de una “nueva sensibilidad” (Monteiro, 1988, citado por
Bueno, 1990).

IV LOS PARADIGMAS EN LA GEOGRAFIA CHILENA

El paradigma regional o corológico de clara influencia francesa, dominó la


Geografía chilena hasta aproximadamente 1980, siendo más evidente en la
Universidad Católica de Santiago, además de la Universidad de Chile, Gran parte
de los académicos que se doctoraron en el extranjero lo hicieron en Universidades
Francesas, con las cuales se establecieron convenios y se realizaron estadías de
profesores franceses en Chile (como Pascoff, Tricart en la Universidad de Chile),
cuando el Departamento de Geografía se adscribía a la Facultad de Ciencias
Sociales, con sede en Macul.

Dentro de esta corriente, destacan a nivel académico trabajos de Monografías de


localidades y entidades pobladas y a nivel profesional diagnósticos regionales o
comunales.

Cabe señalar que la división político-administrativa del país que se implementó


desde 1974, se realizó con el aporte de académicos de geografía de las
universidades chilenas dentro del esquema de diferenciación regional de Jacques
Boudeville, un notable científico francés.

La característica principal de este enfoque geográfico es el análisis integrado de


variables físicas y humanas con lo que se pretende romper la dicotomía entre
geografía física y geografía humana, sirviendo la región resultante como puente
entre ambas ramas, considerándose por tanto a la Geografía regional o corológica
como una ciencia excepcional por su enfoque integrador bajo el referente
filosófico del historicismo.

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A partir de los 80, emerge en Chile el paradigma de la Geografía denominada
indistintamente como Geografía Teórica, Teorética, Espacialista, Cuantitativa o
Neopositivista, según se destaque la importancia de teorías, leyes y modelos para
el análisis geográfico de fenómenos, el estudio de las relaciones espaciales y la
importancia de las técnicas cuantitativas para garantizar el rigor científico o el
referente filosófico neopositivista para subrayar la necesidad del método
hipotético-deductivo en las ciencias sociales y la generalización de los resultados
en términos de leyes de tipo probabilístico, a diferencia de las leyes deterministas
de la corriente homónima.

A diferencia del paradigma regional que consideraba el análisis integrado de todas


las variables del espacio, la corriente cuantitativa como más se le conoce plantea
considerar solo aquellas variables que son inherentes al estudio de una
problemática formulada a priori y cuya explicación se formula en partir de una
hipótesis vinculada a un cuerpo teórico pertinente validado a escala universal.

En este enfoque, las universidades anglosajonas (Inglaterra y USA) sustituyen a


las francesas como destino de los académicos que se doctoran en el extranjero, y
donde las habilidades matemáticas y estadísticas son fuertemente requeridas, lo
cual se manifiesta en la estructura de la malla curricular de la Carrera de
Geografía y del Magister en la Universidad de Chile con cursos específicos de
Métodos Cuantitativos.

La Geografía cuantitativa critica fuertemente el carácter ideográfico de la


Geografía regional por su incapacidad para lograr generalizar y explicar los
fenómenos mediante leyes y teorías destacando en cambio los estudios de
carácter particular, lo cual le otorga un carácter de pseudociencia y con ello una
posición disminuida frente a las ciencias físicas o naturales.

Bajo este enfoque se desarrolla la mayor parte de las investigaciones y


publicaciones realizadas desde la década de los 80, (destacándose los textos de
la Colección geográfica de Chile del IGM) y su incidencia continúa hasta la
actualidad, en especial en la Universidad de Chile, incorporando desde los 90 la
vertiente de la denominada Geografía de la Percepción, que se inscribe dentro del
mismo paradigma cuantitativo, pero destacando el aporte de los individuos como
objeto y sujeto de análisis, dando cuenta con ello de la crítica formulada a este
paradigma por los precursores de las corrientes críticas emergentes desde los 70
en USA. Por su parte, la difusión de estas últimas corrientes no ha tenido la
misma cobertura de las anteriores en Chile, si bien en Brasil se constituyó un
grupo importante de geógrafos adscritos a la Geografía Radical, especialmente en
la Universidad Nacional de Sao Paulo y lo mismo ocurrió en la Universidad
Autónoma de México, en tanto, las expresiones de la Geografía Humanista fueron
más bien individuales, como en la Universidad de Rio Claro, Brasil.

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En Chile, el contexto político imperante desde los 70 limitó el desarrollo de la
Geografía Radical mientras que la Geografía Humanista no encontró eco entre los
geógrafos chilenos, posiblemente por razones de limitaciones filosóficas (respecto
a la fenomenología) o bien presupuestario, dado el requerimiento metodológico de
la observación participativa que requiere de mayor permanencia en terreno.

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REFERENCIAL BIBLIOGRAFICO

1. Bueno, Osvaldo (1990)


Las más recientes reflexiones sobre la evolución del pensamiento
geográfico.
Universidad Federal de Minas Gerais, Brasil

2. Capel, Horacio (1981)


Filosofía y Ciencia en la Geografía Contemporánea: una introducción a la
Geografía.
Ed. Barcanova. Barcelona, España.

3. Christofoletty, Antonio (1985)


Perspectivas da Geografía
Ed. Difel. Sao Paulo, Brasil

4. García Ramón, María Dolores (1980)


Nuevos horizontes geográficos de la década del 70: Notas sobre el enfoque
humanístico y fenomenológico del hombre y de su entorno.
II Coloquio Ibérico de Geografía. Lisboa, Portugal.

5. Khun, Thomas (1962)


La Estructura de las Revoluciones Científicas.
Traducción Fondo de Cultura Económica. México 1971.

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