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pregon 2005 (domingo

s a n c h e z va l l e j o )

Iltmo. Sr. Alcalde Presidente del


Excmo. Ayuntamiento de Baza.
Sr. Presidente, Consiliario y
miembros de la Junta de Gobierno de
la Federación de Cofradías y
Hermandades de la Semana Santa de
Baza.
Sra. Concejala de Cultura.
Sres. Hermanos Mayores y
miembros de las Juntas Directivas de
las Cofradías y Hermandades
bastetanas.
Sr. Presidente y compañeros de
la Junta Directiva de la Muy Ilustre
Archicofradía del Stmo. Cristo de la
Sangre, Paso Encarnado, de Lorca.
Sr. Presidente de la Cruz Roja
de Lorca.
Cofrades, Camareras,
costaleras, costaleros y horquilleros.
Amigas y amigos de Baza y de
Lorca.

Desde el corazón lo afirmo, que no es


pregonero quien mejores palabras dice,
sino quien mayores amores siente; y
tan es así que hasta el ritual de los
agradecimientos sin el testimonio de
amor no sería otra cosa que un hueco
sonido de campana.

Por eso no sería autentica mi gratitud


ante mi Señor si con ella no renovara
mi disposición convencida y militante, al
servicio de la tierra que me vio nacer.

Y no sería fiel mi reconocimiento a la


Federación de Cofradías y
Hermandades de Semana Santa de
Baza, si con este pregón no sellara mi
compromiso cofrade con las
devociones y amores que proclamo.

No seria bien nacido si con algo


diferente, que no fuera el amor fraterno,
viniera a pagar la generosidad y la

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delicadeza que ha demostrado en su
presentación, mi primo Antonio Vallejo
Caparrós, hijo de mi entrañables tíos
Antonio y Pepita, del que entre los
muchos recuerdos gratos que hoy
tengo, me vienen a mi mente sus
estaciones de penitencia como
hermano ejemplar de la Cofradía de la
Soledad y, por que no decirlo, de
aquellas “rayas” domingueras que,
junto a mis padres y la tía Pidilla, se
“marcaban” en el desaparecido “111”.

O si no tuviera un recuerdo para todos


los que me ayudaron con su alegría y
sus oraciones. A la confianza de la
Federación de Cofradías y
Hermandades, a la amistad de los
bastetanos y su entusiasmo.

Por último, de quienes depositaron en


mi alma el germen de la confianza en
Dios. A la Fe de mis padres, al apoyo
de mi esposa, a la comprensión de mis
familiares y amigos.

Del navegar por los días de mi vida,


traigo a esta Muy Noble y Leal Ciudad
de Baza mis alforjas repletas de
ilusiones y, arrodillado a los pies de su
Majestad dulcísima la Santísima Virgen
de la Piedad, proclamo, en el dintel de
esta primavera, mi profunda emoción y
orgullo por tener la alegría mas grande
que se puede tener en este momento,
la de ser sencillamente bastetano.

Un sueño.-

La ciudad aún dormía. Por tejados


florecidos de amarillos jaramagos del
cercano convento, se reflejaban los
primeros rayos de un tímido sol que
pausadamente iba rompiendo el gris
azulado del amanecer.

Era un Domingo de Ramos cuando,


casi al alba, despertaba tras un
profundo sueño un niño de Baza. Un
niño de un barrio; del barrio de la
Cascada, donde permanentemente se
escuchaba la cantarina sinfonía de los
caños de su popular fuente y, en las
primeras horas del día, los tres toques

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de las campañas que anunciaban la
celebración de la Santa Misa en las
Dominicas.

Aquel niño de unos ocho años, que


jugaba con pasitos realizados sobre
cajas de zapatos y penitentes de
cartón, recibió el más de los
maravillosos regalos que se le podía
hacer. Su madre, Paquita, le había
confeccionado una túnica de penitente,
que al despertar, descubrió colgada de
la percha de su dormitorio.

Que coincidencia. El niño había soñado


con lo que diariamente gustaba de
soñar despierto: ser algún día, como su
padre, hermano de la Cofradía del
Stmo. Cristo de la Misericordia y María
Stma. de la Soledad. Y así se vio
retratado en su sueño, figurando en
una imaginaria cofradía como diminuto
penitente delante de su pequeño paso.

Cuando llegaba la Cuaresma de cada


año, las enclaustradas MM. Dominicas,
desde su huerto, llamaban al niño del
sueño que, desde la atalaya de su
ventana, las contemplaba en su ir y
venir, realizando las tareas diarias de
cualquier hortelano.

¿Quieres ponernos esta noche la radio


para escuchar el sermón del Padre
Pedro? Le gritaba una monjita revestida
en su inmaculado hábito blanco.

Por aquellos años, Radio Juventud de


Baza, solía retransmitir algunos de los
sermones que se decían en el
transcurso de las novenas en honor de
los respectivos titulares de cofradías y
hermandades.

El niño, obediente y con la complicidad


de Paquita, su madre, acercaba el
aparato de radio al pollo de la ventana,
un Invicta que aún funciona como el
primer día y, a la hora prevista,
conectaba con el sermón. Las monjitas,
sentadas en corro, bajo una bombilla
de tenue luz, escuchaban con devota
atención los pasajes de la Pasión de
Cristo y al finalizar, rezaban el santo

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Rosario para terminar cantando una
Salve a la Madre de Dios.

Por Navidad, el niño recibía del


convento un suculento regalo,
seguramente como premio de sus
vecinas, unos dulces: huesos de
melocotón que ellas primorosamente
hacían con chocolate relleno de coco.

En esos primeros años de su infancia el


niño, en tiempos de la preparación de
los desfiles procesionales de la
Semana Santa, acompañaba a su tío
Rogelio al convento de la Merced y
veía y veía....como se vestía a la
Virgen, como se preparaban las
baterías para los tronos, como después
de la hora del trabajo los hermanos
cofrades aparecían para ayudar y
poner a punto su procesión del
Miércoles Santo.

Y en 1950 hizo su primera procesión.


Se cumplió su sueño. Iba de estreno.
Repeinao, más ancho que un pavo real,
con su capirote al hombro, cruzó la
plaza Mayor siguiendo los presurosos
pasos de su padre, Diego el de las
Contribuciones, camino de la Merced.
De vez en cuando, introducía su mano
derecha en el bolsillo y recontaba los
caramelos con sus menudos dedos,
como si estuviera pasando las cuentas
de un rosario. Uno: para mamá; dos:
para el Mimi ; tres para Paquito y así
hasta llegar a la adjudicación de la
peseta de caramelos que había
comprado por la tarde, en el quiosco de
la “tía Rubia”.

En sus previsiones de reparto,


trasladaba al bolsillo contrario un
caramelo. Lo reservaba para su abuela
Concha. Desde que tenía uso de razón
la conoció inválida, sentada en un
sillón, lorquina de nacimiento, del Barrio
de San Cristóbal, blanca de nacimiento,
rabalera por convicción le inculcó el
amor por su tierra natal. De sus labios
empezó a conocer lo de blancos y
azules o azules y blancos y, sobre todo
la historia de los “coloraos”.

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Sería interminable. Los recuerdos….
las anécdotas.

Y aquel niño nunca más jugó con


pasitos y penitentes de cartón. A pesar
de su temprana edad, el mundo y las
cosas cambiaron para él y, con ellas el
concepto que había tenido hasta
entonces de lo que realmente
significaba la Semana Santa y la propia
vida.

Y al igual que tantos y tantos


bastetanos aquel joven convirtió a su
Cristo en espejo y bandera de su vida.

Mirándose en Él, llevándolo consigo


noche y día, llegó a escudriñar cada
palmo de su anatomía, la expresión de
su rostro y cada síntoma de su
escalofriante agonía. Fue así como
llegó a familiarizarse íntimamente con
la muerte de Cristo, hasta el punto de
perder el miedo y encontrarla hermosa.
Porque llegó a la conclusión de que la
muerte de su Cristo no se consumaría
nunca en su totalidad, que existiría una
especial transición que el se negaba a
aceptar como muerte, porque
aseguraba que Baza nunca dejaría de
aportar esa brizna de aire que
parecería faltarle para continuar con su
vida eternamente.

Pregón intimo a Baza.-

Quisiera vuestra benevolencia para


levantarme el antifaz por unos instantes
e identificarme como ese niño de
nuestra historia, y poder así proseguir a
sabiendas de que este Pregón será la
narración de las vivencias de un simple
cofrade bastetano, igual que todos y
cada uno de vosotros, con la sola
excepción de que Baza un día, sin
mérito alguno que lo justifique, decidió
señalarlo con el dedo y convertirlo en
Pregonero.

Así pues, este Pregonero vuelve a


echarse el antifaz, toma su cirio y
ocupa su tramo en esa general
Cofradía que viene a formar Baza
desde la primera Cruz de Guía del

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Lunes Santo al último penitente del
Domingo de Resurrección.

Que más quisiera este Pregonero que


llegar al oído de cada uno de vosotros
aquí presentes o en vuestros hogares,
y poder comunicaros ese Pregón que
esperáis, el vuestro, el de tu Cristo y tu
Virgen que en definitiva es lo que de
verdad llega al alma.

Que más quisiera este Pregonero que


contar con la satisfacción de que sus
palabras hubieran llegado hasta ti,
antiguo vecino del Barrio de Santiago,
que naciste y viviste más de media vida
en esa casa ya desaparecida, desde
donde saliste tantos Viernes Santos
camino de la parroquia para acompañar
a tu Virgen de los Dolores y ahora vives
en la continua nostalgia de esa calle
Ancha, en un barrio lejano en el que
aún te sigues encontrando extraño.
Que más quisiera yo, que mis palabras
calaran en lo más hondo de tu alma
bastetana.

Quisiera que entendierais que este


Pregonero no pretende otra cosa que,
en nombre de Baza, anunciaros la
anual llegada de Dios a la ciudad y
transmitiros un mensaje de paz y
esperanza.

Baza, escenario de la Pasión, Muerte


y Resurrección del Señor.-

Ése que nació en Belén en un Pesebre


porque no había Posada. Ése que a los
sordos hace oír, a los ciegos ver y a los
mudos hablar, que sana a los enfermos
y vuelve a los muertos a la vida. Será
Juzgado injustamente, condenado a
Morir, pero al tercer día Resucitará. El
templo viejo de nuestro corazón será
demolido, y vuelto a edificar por Él. En
los Santos Lugares de Baza se volverá
a vivir la Pasión, Muerte y Resurrección
de Nuestro Señor Jesucristo. Y el
Pueblo de la vieja Basti será una vez
más pañuelo de la Virgen.

Y con Ntro. Padre Jesús del Rescate,


en la noche del Lunes Santo, desde la

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iglesia de Santiago, parroquia de los
campos de mi Baza, se inicia la
tragedia del Hijo de Dios. La expresión
de su Divino Rostro, ultrajado,
maniatado, abrumado por la pena:

Cuadrillas de costaleras,
de Santiago son ellas,
jóvenes que se afanan
por mitigar sus penas.

Por la calle Ancha avanzan los ciriales,


de sus balcones los geranios cuelgan
como lágrimas de sangre caídas del
cielo. Justas las voces en el capataz.
Suena el golpe seco del llamador y el
paso se detiene. Gesto de sufrimiento
por nosotros de Jesús del Rescate.
Como nos duelen las espinas de su
Corona. Cofradía ejemplar y modélica.

Allá por el año 1952 un grupo de


entusiastas jóvenes convinieron en
fundar la Hermandad de la Santa Cruz.

…Sí, por la señal de la Santa Cruz, que


es lo primero que aprende nuestra fe
de niños, abierta a Cristo. Por la señal
de cristianos, está en las calles
nuestras, esa Cofradía de la Cruz, en la
noche del Martes Santo.

¡ Cofradía de “la Cruz”!. Cuando a la


ciudad, en su noche, le nacen cruces
en los vuelos de la mente y en los
entresijos del alma. Nuestra vida es
Cruz, porque la Cruz es Pasión, porque
la Cruz es Muerte de Jesús, y ha de ser
faro, guía, sendero para todos….

Somos Cruz. Y seremos cruces de


Penitencia, cuando buscamos su
amparo en esta Cofradía con solera
donde las haya, que procesiona con
una sencilla Cruz de nogal. Sobre ella,
una corona de espinas y un sudario. A
sus pies, una exquisita talla de la
Madre del Redentor cubierta por un
extraordinario manto salido de las
manos primorosas de su Camarera
Mayor María del Carmen Gómez
Lamadrid.

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En tu regazo de Madre
vengo a dejar mi plegaria,
que es una flor pasionaria
deshojada ante la Cruz.
Te rezo por el que llora,
por el que sufre tristeza,
te rezo por quien no reza
por quien no busca tu luz.

Mi Soledad. Vuestra y mía. De Baza


entera.

La Cofradía de mis amores, de


mis raíces, de mi corazón.

Al caer la tarde del Miércoles


Santo, la Merced abre sus puertas al
Cristo de la Misericordia y a su
desconsolada Madre en su Soledad.

La vetusta y estrecha calle de los


balcones de palo, recoge el rachear de
las alpargatas de sus costaleros, que
con magistral y milagrosa destreza
sortean, uno tras otro, los muchos
obstáculos que en su pausado caminar
encuentran, a las ordenes de Esteban,
su Capataz.

Aunque anónima su talla, el maestro


plasmó la Misericordia de Cristo por los
que sufren, en toda su anatomía. En
sus ojos, semicerrados y a punto de
perder la luz en su agonía. En su
cabeza, inclinada por el peso del
mundo. En sus pies y manos, bañados
por su Sangre Redentora.

¿Quién encargó al escultor?


¿Quién le diría que lo hiciese?
¿De qué bosque sacarían
la madera para hacerte?
¿Y que pájaros cantaban
en aquel árbol –aún verde-
que ni siquiera sabía
que servirías a las gentes
para mirar al Señor
y al Misterio de Su Muerte?

Y detrás…. Su Madre de la Soledad.

Mirando al cielo, sí.


¡Al cielo con ella!.
Con la más guapa.

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¡Con mi reina!
¡Con vuestra Reina!.

Dos cosas hay en el mundo


que no se pueden contar
las lágrimas de la Soledad
y las arenas del mar.

Y Federico García Lorca le


cantaba….

Virgen con miriñaque,


Virgen de la Soledad,
abierta como un inmenso
tulipán.
En tu barco de luces
vas
por la alta marea
de la ciudad,
entre saetas turbias
y estrellas de cristal.
Virgen con miriñaque,
tú vas
por el río de la calle,
¡ hasta el mar!

Allá por el año 1945, Juan Vallejo el de


“luz” y los “apagones” (quien por
aquellos entonces no le conocía) fundó,
junto con amigos y compañeros del
“Chorro”, la Cofradía de Ntro. Padre
Jesús Nazareno. La familia Alcantúd
también tendría mucho que decir en
esta historia.

El Nazareno, el Cirineo y un sayón


forman un paso de misterio de logradas
proporciones.

De su Casa de Hermandad, realidad


debida al entusiasmo e ímprobo trabajo
de sus cofrades, hace su salida
penitencial en la tarde del Jueves
Santo.

Sus mujeres y hombres, por cuadrillas


se relevan para portar el pesado trono.

A su paso por la Cava Alta, el


Cascamorras, desde su atalaya,
contempla a Jesús con la Cruz a
cuestas, con inusitado estupor, con
asombro pero sin indiferencia. Parado,
no solo por su petrificación sino por la

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estampa que ve.

¡Es el Nazareno el que pasa!, se dice el


Cascamorras.

Lleva la Cruz con nombres y apellidos


que son el clamor de nuestro tiempo:
Parados, inmigrantes, drogadictos,
niños explotados, transeúntes, víctimas
del terrorismo, ancianos, enfermos,
mujeres marginadas y maltratadas,
forman el rostro de esta pesada Cruz.

En sus Canciones del alma en la íntima


comunicación de amor de Dios, el
místico San Juan de la Cruz, así decía:

¡ Cuán manso y amoroso


recuerdas en mi seno,
donde secretamente solo moras:
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno
cuán delicadamente me enamoras!

Como todas y cada una de


nuestras Cofradías, la Real e Ilustre
Cofradía del Stmo. Cristo del Amor,
Ntra. Sra. de la Esperanza y San Juan
Evangelista, en los últimos tiempos, ha
sufrido una gran transformación. La
Esperanza, como popularmente se le
conoce, reflejo del estilo sevillano, fue,
para mí, el revulsivo de la Semana
Santa de Baza, a partir de los años 80.
Sus inusitados esfuerzos le han llevado
a reunir un equilibrado y artístico
conjunto.

En la tarde noche del Jueves Santo,


desde San Juan nos llega la Esperanza
y el Amor. La Madre, el Hijo y el
discípulo.

Señora de la Esperanza: resulta


obligado en estos momentos, en los
que pregonamos a Baza la Muerte y
Resurrección de Cristo, y por tanto, la
gran Esperanza de la humanidad,
recordar la muerte de esos Cristos
vivos de nuestro tiempo, victimas del
terrorismo. Incomprendida barbarie
llevada a cabo por unos fanáticos que

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matan en nombre de Dios y de la
libertad…. No sabemos a qué Dios y a
qué libertad se refieren, porque Dios
es, ante todo, Amor, y la libertad
es...Amor y más Amor.

Dulce Señora de la Esperanza, haz que


un día no muy lejano podamos
dirigirnos, unos a otros, como a diario lo
hacemos los hombres de buena
voluntad. Como lo vienen haciendo
esas palomas blancas que anidan y
revolotean alrededor de tu casa.
Utilizando, como mensaje, tan solo tu
nombre, y como símbolo, el blanco
pañuelo y el rosario que portan tus
manos. Esperanza, Señora,
Esperanza… Que tu Esperanza esté
con todos nosotros.

Si este pueblo te llama: ¡Madre mía!


Si con todo su amor en ti confía,
Si pidiendo con fe todo se alcanza
Cubrirlo con amor bajo el encanto
Del verde terciopelo de tu manto,
Sublime majestad de la Esperanza.

Las plazas y calles de Baza reciben el


paso del Stmo. Cristo de los Méndez,
en la noche del Jueves Santo.

¡Venimos por el madero!


¡Traemos el madero! (dice la
leyenda).

Y sobre un calvario de claveles


rojos, bajo el amparo de la esbelta torre
de la Mayor, aparece el Cristo
milagroso de Martínez Olalla.

Cuantas veces desde lejanos tiempos,


en esperanzada rogativa, los
bastetanos le hemos pedido agua para
nuestros secos campos.

Solemnidad, humildad y elegancia son


premisas fundamentales en esta
Cofradía que cierra la noche del Jueves
Santo.

De Federico le podríamos dedicar esta:

Saeta

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Cristo moreno
pasa
de lirio de Judea
a clavel de España.

¡Miradlo por donde viene!


De España.

Cielo limpio y oscuro,


tierra tostada,
y cauces donde corre
muy lenta el agua.

Cristo moreno,
con las guedejas quemadas,
los pómulos salientes
y las pupilas blancas.

¡Miradlo por donde va!.

Desde el momento en que expiró el


Salvador, deseó su Madre bajarle de la
cruz y darle sepultura, a cuyo fin, dice
San Bernardo, extendía sus brazos
hacia el llagado cadáver y al no poder
alcanzarle, se postraba oprimida por el
dolor sobre la tierra, regándola con sus
lágrimas. Tres horas estuvo María
solicitando este consuelo y al fin se
cumplieron sus deseos, y cuando
Pilatos concede la licencia, enseguida
se efectúa el Descendimiento.

Dos piadosos varones, José de


Arimalatea y Nicodemus, con el mayor
respeto y veneración colocan en brazos
de María a su difunto Hijo.

Las lenguas de los hombres deben


enmudecer para venerar en silencio el
amargo dolor de María en ese terrible
trance.

Y a Santiago volvemos en la mañana


del Viernes Santo, en esta mañana del
Parasceve sublime en que murió
Nuestro Señor Jesucristo, mañana del
Parasceve o preparación para la
Pascua según el rito judaico, de donde
hace su salida procesional la Venerable
Cofradía de Ntra. Sra. de los Dolores y
Stmo. Cristo del Descendimiento.

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¡Viernes Santo de Pasión, de
Muerte, de Dolor…!. Todo está
consumado, habremos de decir. Y
habrá que ver y admirar esas
magníficas tallas de la Dolorosa Virgen
y de Cristo en el descendimiento de la
Cruz, en su cadencioso pasar por
nuestras calles y plazas, como en su
Vía de la Amargura. Habrá que ver esa
simbología pasionista que la Señora
porta: Su Corazón atravesado por siete
puñales y el primoroso pañuelo que
ofrece a nosotros los pecadores.

Quién será la mujer,


que a tantos inspiró,
poemas del Dios de Amor.
Le rinden honor, la música y la luz,
la cera, la palabra y el color.

Quién será la mujer,


que el rey, el labrador,
invocan en su dolor,
el sabio, el ignorante,
el pobre y el señor,
el santo al igual que el pecador.

El pueblo de Baza, en la tarde


del Viernes Santo, tiene una cita
obligada: acompañar a María en el
último pasaje del sufrimiento de su
Divino Hijo.

La Archicofradía del Santo Entierro es


la de todos y cada uno de los
bastetanos. Es la síntesis, el
compendio de la religiosidad pasionaria
popular de nuestro pueblo fiel.

No hay más grandeza que la humildad,


ni más triunfo que el de la Cruz. Suya
es, en verdad, la victoria, del que ahora
yace en la urna, del primero que gustó
el cáliz de la Pasión..

Muriendo el Salvador, perdonó a sus


enemigos y pidió por los que le
crucificaban: fue condenado por Pilatos
y entregado a un pueblo que le
aborrecía y calumniaba. Faltan las
palabras para admirar la sabiduría
divina y lo que tiene preparado a los
que le aman. La memoria de los
grandes y poderosos se borra apenas

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cesa la pompa y el ruido del funeral, y
la de Jesús resucita, se perpetúa y
celebra en el mismo Sagrado Sepulcro.

En el sagrado cuerpo de Jesús y en el


corazón de María se habrían de
consumar dos grandes sacrificios.
¡Como le duele a la tarde
tu paso! ¡Como le duele…!
En las andas del Entierro,
pasa Jesús en su Muerte…
¡Sus cinco llagas con brotes,
sus cinco llagas son fuente.

¡ Sus cinco llagas ya son


todo lo que Cristo tiene…!

Blanco sudario de lino,


blanco sudario de nieve,
va pidiendo a nuestras almas
un beso para su frente.

La tarde del Viernes Santo,


se nos clava lentamente
al ver pasar una urna
donde va Cristo, que duerme
tras los dolores y afrentas
que coronaron su Muerte.

¡Como le duele a la tarde


Su paso! ¡Como le duele!

Y al mencionar la urna donde va el


Cristo Yacente me llega, en este
momento, el recuerdo de un cofrade y
artista bastetano, al que debemos un
reconocimiento por sus valiosas
aportaciones a nuestra Semana Santa.

Se trata de D. Esteban Jiménez


Montoya.

Tuve la suerte de ser su alumno en el


Instituto Laboral “José de Mora” y de
conservar la amistad que, desde la
infancia, me une a sus hijos Esteban y
Joaquín.

D. Esteban, hombre prudente,


caballeroso, artista y maestro…
Gracias por vuestra obra.

Y el Silencio se hace… y se cierra el


tremendo drama de la Pasión del Señor

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con el paso de la Cofradía del Silencio
de Ntra. Sra. de los Dolores.

La ciudad espera la noche, en la que


un silencio espeso, denso, pegajoso,
como niebla de enero que duerme en la
Alameda, se apodera de ella. Por la
puerta de la Parroquia del Sagrario,
aparece, el Silencio de Ntra. Sra. de los
Dolores.

Respeto por la Madre que ha perdido a


su Hijo. Dolor por la Madre Eterna.
Contemplamos tu paso, Madre nuestra,
avergonzados, pesarosos y
arrepentidos de nuestras flaquezas.

Tus Dolores…. Silencio


de nuestro atardecer sombrío y triste
¡Tus Dolores…., Silencio!
Silencio en los latidos de la pena
que brotan de tu adentro,
y esa actitud serena
que aguarda la venida del encuentro
con esperanza plena.

Y una vez más se llena mi corazón de


recuerdos… con el Resucitado.

Participé, a los 11 años, en el primer


desfile del Stmo. Cristo Resucitado.

En 1953, la Cofradía de la Soledad tuvo


la feliz idea de incorporar, a la Semana
Santa de Baza, esta multicolor
procesión

De Santiago, de San Juan, de la Mayor,


de la Merced… Todas las cofradías
están representadas, en el día de la
Alegría, por el futuro, por quienes
naturalmente han de sucedernos, por
los más jóvenes, por nuestros hijos.

El Resucitado aglutina a todo un


semillero de niños y niñas que, poco a
poco, paso a paso, van aprendiendo a
ser cofrades, a vivir la Semana Santa, a
entender el significado de la liturgia
llevada a la calle.

Es otro mundo. Os propongo que, el


año que viene, asistáis a la constitución
del trono del Resucitado. Un hervidero

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de niñas y niños acuden a la Merced.
Ricardo y Juan Luís, realizan el
alistamiento: Nombre, domicilio, altura,
talla de sudadera….Ensayo, el bollo…
Que tiempos estos…

He visto las calles llenas de sol el


Domingo de Resurrección. Tienen algo
especial.

Resurrección es futuro, es fuerza y es


audacia. En las ciudades históricas se
piensa demasiado en pasado y nos
acomodamos fácilmente al silencio, que
es bueno en determinados momentos y
días, pero no todo el año.

En la Plaza Mayor tiene lugar otro


encuentro de fiesta, de bullicio, de
alegría. El pueblo se encuentra con
Cristo Resucitado en un misterioso
espectáculo de campanas, cohetes y
palomas, y lo negro se torna blanco, al
grito de Aleluya.

En nuestra Plaza Mayor cabe todo: el


diálogo humano y divino, el
compromiso cerrado con la única
garantía de la palabra dada, el cotilleo
de la vida diaria, el amoroso coloquio
de jóvenes y mayores, que cruzan su
mirada; cabe el dolor y la alegría en la
misma semana; pero sobre todo es
lugar de encuentro, símbolo de unión,
de entendimiento y trabajo en común
ante un futuro esperanzador que ya nos
alcanza.

Os convoco a la única alegría


que en Semana Santa es posible: a la
que nace y acaba en la dignidad del
hombre.

El pregón ha de terminar, mis


amigos. Y ha de terminar con un
abrazo de gratitud a todos por vuestra
paciencia, por vuestra cortesía, a la que
no puedo corresponder más que con mi
poema final, verso de aire arcaico
donde los haya, verso difícil, en
cuaderna vía que no me extraña que no
se prodigue, porque su preceptiva no

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es fácil. Verso en la fuente misma de
nuestra habla castellana y española.
Me he ido, para españolizarlo más, al
ayer como quien dice: A Gonzalo de
Berceo, a quien me he atrevido a pedir
permiso para cogerle estos versos.
Gonzalo de Berceo ha consentido.
¿Qué otro remedio le quedaba?.

En el nombre del Padre que fizo toda


cosa
Y de don Jesucristo, fijo de la Gloriosa,
he querido cantaros cuanto mi alma
rebosa
en esta mañana nuestra, tan dulce y
amorosa.

He querido traeros la Verdad de mi


vida,
y he querido deciros mi pasión
contenida.
La Verdad y Pasión en que mi amor
anida,
La Pasión y la Verdad que a meditar
convida.

Desde aquí, en nombre de la


Federación de Cofradías y
Hermandades, os convoco a participar
con fervor, en los actos de la Semana
Santa que ya se avecina.

Muchas otras cosas podrían


contarse…. Pero para ello el Pregón se
renueva cada año y una voz distinta
prestará su pulso a este atril, del que yo
ya me separo, dejando reposar en él, al
despertar, mi más maravilloso sueño.

Solo me resta, pues, decirte, ciudad


mía, lo único que quisiste oír de mis
labios para empezar la Semana Santa.

Ahí va: ¡BASTETANOS!

¿Estáis preparados?

¿Estáis puestos?

¿Puedo llamar cuando quiera?

Ni un minuto más de espera….. BAZA

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¡A ésta es!

He dicho.

| Diseños y Creaciones Tosan copyright

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