Sie sind auf Seite 1von 7

ARQUITECTURA

Back to Metrópolis
Esplendor, decandencia y renacimiento del rascacielos americano
Notas críticas

legar a Estados Unidos y, en particular, a Nueva York, es poner entre paréntesis tantas de las ideas que sobre

L los rascacielos se tienen. Allí, como si el paso del océano fuera el tránsito al otro lado del espejo, vemos crecer
a las m o n t a ñ a s mágicas en formación
típicamente europeas —la imposibilidad
continua de una cordillera siempre en erupción. Allí, ideas de crisis
real de construir rascacielos o el considerar a éstos como un simple
contra la urbe— deben dejarse atrás como un lastre que impedirá el feliz desembarco en la gran ciudad.
atentado

Pues pisar Manhattan —o Chicago— es sentir el rascacielos como una expresión marcadamente humana de
nuestro paisaje artificial; pasear por las avenidas neoyorquinas es comprobar que las inmensas moles edificadas están,
al menos, tan cerca de nosotros como las ciudades del pasado; es percibir que en una avenida, cada viandante es centro
de un espacio que a él se refiere; y de un espacio que queda mucho más cerca de las sensaciones antropocénlricas del
clasicismo que de la caricatura de inhumanidad que, con las ciudades del futuro, han intentado siempre los cómics y
las películas de ciencia-ficción.
Pero, avanzando por la mágica cordillera, no podremos menos que apreciar que aquellos rascacielos que más
nos gustan son, infelizmente, los menos contemporáneos. La incómoda sensación de pisar también una ciudad
histórica nos invade poco a poco a medida que descubrimos la decadencia arquitectónica y estética del rascacielos
individual, y que comprobamos cómo la espectacularidad del conjunto es la que logra esconder la relativa frecuencia
de vulgaridades. Las montañas, pues, ya no siempre son mágicas.
La cordillera, sin embargo, continúa en erupción: nuevos montes aparecen cada día, y si bien aquellos exentos
de aura nos invitan a examinar cuáles fueron las razones que condujeron al fracaso, aparecen algunos de distinto
carácter que pretenden superarlo. El rascacielos americano prosigue su aventura, y la ambición por emprender con él
una nueva senda se convierte, en gran parte, en desandar un camino con el que recuperar el tiempo perdido.

Rascacielos 57
ARQUITECTURA
ARQUITECTURA

mica (1931, arq. Shreve, Lamb y Hor-


món) y el Rockefeller Center (1931-1949,
Associated Architects). La sofisticada
belleza del Chrysler, la poderosa silueta
del Empire y el logrado control de la
masa y el conjunto del Rockefeller usan
lenguajes que, si bien pueden recono-
cerse como derivados y eclécticos, son
también modernos y están empleados
de un modo y con unos elementos abso-
lutamente originales, constituyendo un
importante logro de la arquitectura con-
temporánea. Acompañados, si se quie-
re, de algún otro ejemplo menos impre-
sionante, como el McGraw-Hill Buil-
ding (1931, arqs. Hood, Godley y Fouil-
houx), forman un momento culminan-
te basado en reconocer al rascacielos
como un problema de forma y de silue-
ta. Esto es, de ver que, en el rascacielos,
el tema arquitectónico principal sólo
puede ser el del dominio de la forma,
ya que ésta, debido al tamaño, plantea
un problema de tal magnitud que oscu-
rece a cualesquiera que sean los demás,
exigiendo a las distintas técnicas que le
Monadnock Building, Chicago, 1893, de los Fíat Iron o Fuller Building, Nueva York, den servicio sin pedirle servidumbre ni
Guaranty Building, 1894-95, de Adler y 1902, D. H. Burnham y Co. ofrecerse, en absoluto, como conducto-
Sullivan. Una de sus obras más arquitectos Bumham y Root.
representativas de la Escuela de Chicago. ras del lenguaje o de la composición.
Naturalmente que cuando hablo de téc-
otra cosa que señalar una alternativa nica no hablo de construcción, enten-
l edificio comercial en altura em- no al descubrir que la limitación de

E pezó a construirse y a dominar-


se arquitectónicamente en Chi-
cago, como es bien conocido, cuando
las estructuras de acero lo hicieron po-
lenguaje puede ser más expresiva que
su profusión. Y llegar así, sólo en apa-
riencia, a las posiciones modernas.
De estos mismos arquitectos es un
crucial: insistir, por un lado, en la im-
portancia de la silueta y de la forma
singular, enriqueciéndola o moderni-
zándola, e insinuar una nueva coheren-
Proyecto de Eliel Saarinen para el Chicago
Tribune. Chicago, 1922.
diendo la palabra forma en su sentido
arquitectónico más completo.
Estas ideas eran sin duda parte del
pensamiento de los arquitectos neoyor-
sible. Las fachadas, definidas algunas caso absolutamente contrario y bien cia, más intelectual que formal, por quinos de antes de la guerra y sería
de sus partes en posiciones y tamaños ilustrativo, el Flat-Iron o Fuller Buil- donde se deslizará la aventura del rasca- después y, en cierto modo a consecuen-
por la retícula estructural que coincidía ding (1902), en el cruce de Broadway cielos moderno. Pero el verdadero avan- cia de ella, cuando fueron abandonadas.
con el cerramiento, necesitaban una con la Quinta Avenida: su abigarrado y ce en el atractivo formal del rascacielos El rascacielos comienza a decaer así in-
idea de composición que les dotara de académico lenguaje sirve además, en es- se producirá mediante la idea antigua, mediatamente después de alcanzar su
te caso, para el aprovechamiento expre- cuando el historicismo ecléctico se sus- culmen, a manos de una nueva implan-
aspecto. Pueden considerarse paradig-
sivo de la esquina aguda, extrayendo tituya por el expresionismo y el Art-Dé- tación europea que, aunque tiene más
máticas las realizaciones de William Le
así su fuerza de las condiciones de su co, figuraciones con las que se diría variantes, se emblematiza perfectamente
Barón Jeney, en las que la red estructu-
solar y su situación urbana. Este recur- que el rascacielos neoyorquino alcanza en el edificio cúbico de cristal. Hijo de
ral del perímetro se revestiá de una cons- so explica también la construcción de
trucción de entablamentos clásicos. su cénit. Los dibujos de Eliel Saarinem conceptos, producto de una consciente
ciudades como Chicago o Manhattan, y las realizaciones en ladrillo de una mitificación de la técnica, abstracto y
Adaptando el perfil del palacio florenti- si bien es más propio de las irregulares
no a una gran escala, el lenguaje clási- estética de transición a lo Berlage con- despreocupado de la escala, el rascacie-
ciudades europeas. En la ciudad ameri- dujeron el rascacielos a una forma pro- los miesiano —incluso el propio Sea-
co daba respuesta inmediata a la estruc- cana, casi siempre con un plano en for-
tura controlando formalmente el enor- pia en la que, no menos eclécticamente gram (1956)— paga duramente el cam-
ma de retícula, los rascacielos suelen que antes, se mezclan con fortuna ha- bio al ocultar su posible finura tras la
me volumen y exhibiendo además su pertenecer arquitectónicamente al tipo llazgos del secesionismo, de la Escuela distancia y ofrecer como volumen uno
condición colosal mediante la misma de edificio exento aun cuando formen de Amsterdam y del expresionismo ale- de los menos pregnantes: el paralelepí-
repetición y tamaño de órdenes y en- parte de una manzana o, incluso, cuan- mán. Manhattan está lleno de magnífi- pedo. Apesadumbrado por la admira-
tablamentos. do aparecen total o parcialmente entre cos rascacielos de lenguaje europeo de ción al maestro, uno busca en Manhat-
Aunque con otros muchos lenguajes, medianeras. En Manhattan no existe tan al Seagram, al que cree reconocer a
a veces más sofisticados o diversos, las este tipo, como el Century Apartments
apenas la continuidad formal, urbana o cada paso y que, inevitablemente, sólo
ideas generales fueron muy parecidas a (1931, arq. Jacques Delamarre) o el Pan-
volumétrica, propia de tantas capitales podrá confirmar casi con el tacto.
éstas en la construcción de Chicago y hellenic Hotel (hoy Beckman Tower,
europeas, y que Burnham intentaría im-
de Nueva York en las últimas décadas plantar en Chicago. Pero si tanto la 1928, arq. John Mead) este último ins-
del siglo pasado y en las primeras de búsqueda europea de una ciudad armó- pirado en el Chicago Tribune de Eliel # # #
éste: procurar una imagen general de nica y continua como la collage cuy Saarinem.
perfil identificable o pregnante, nor- americana, convierten todo en bello de-
Además de con ejemplos como éstos, Mies van der Rohe había dibujado
malmente apoyada en alguna forma his- bido a la fuerza expresiva de su impre-
la ciudad parece alcanzar su imagen para Berlín el\ rascacielos moderno en
tórica, y realizarla mediante unas reglas sionante conjunto, en la collage city la
necesidad de la calidad individual es propia y dar la más alta cota de su 1928, y lo hizo como torre de cristal,
académicas de composición que consi-
mucho más fuerte. valor arquitectónico con el Art-Déco y pero su enunciación fue entonces más
guen controlar la magnitud de la forma
con lenguajes y recursos vanguardistas, rica y ambigua. En aquellos ejemplos
y, al tiempo, evidenciar esa armónica
pero sin abandonar nunca el viejo mé- se veía cómo la facilidad de la técnica
inmensidad. # * * todo descrito. Esto es, cuando se cons- moderna dejaba en libertad a la forma,
T a n sólo el Monadnok Building truyen el Chrysler Building (1930, arq. a la arquitectura, si se quiere: el volu-
(1889-91), de Bumham y Root, al pres- William Van Alen), el gigantesco Em- men se independiza de su servidumbre
No me parece que el famoso concur- Chrysler Building. Nueva York, 1930.
cindir de todo ornamento —pero de nin- pire State, erigido en plena crisis econó- William van Alien. respecto de la estructura, volviéndose
gún elemento clave— ensancha el cami- so para el Chicago Tribune (1922) haga

Rascacielos 59
58 Rascacielos
ARQUITECTURA
ARQUITECTURA

Así pues, la libertad concedida a la


forma no se aprovechó, ya que se tomó
como objetivo la expresión de la técni-
ca, obligación que era la que, paradóji-
camente, Mies descubre en Berlín que
había desaparecido. Las técnicas moder-
nas concedían al rascacielos la libertad
que Le Corbusier descubrió para la
planta libre: la estructura podía ser in-
terna y tenía unas exigencias mínimas,
expresas en su escaso espesor. Buscar la
coherencia entre forma y estructura hu-
biera debido de considerarse inútil para
el arduo problema de diseñar un gi-
gante.
Los arquitectos e ingenieros euro-
peos, sin embargo, acabaron estando
unidos en la creencia de que la descom-
posición neoplástica del espacio coinci-
día con un análisis estructural certero,
al tiempo que seguían venerando, natu-
ralmente, el principio de coherencia en-
tre forma y estructura heredado del ra-
cionalismo académico del siglo XIX. Se
empeñaron así en uncir de nuevo a
expresión y construcción en el rascacie-
Arriba: Lahe Shore Drive Apartments. los, de modo que la forma de éste pasó
Chicago, 1948-51. Mies van der Rohe. a derivar de consideraciones analógicas
A la izquierda: vista y detalle del cerramiento Trade World Center. Nueva York, 1962-77. John Hancock Tower. Boston, 1968-77. Pei
del Seagram Building. Nueva York, 1919. acerca de la estructura. Las más primi- Minora Minoru Yamasaki. and Partners.
Mies van der Rohe y Philip Johnson. tivas fueron figurativo-conceptualistas,
pero derivado el estilo internacional ha- existía un sentimiento apocalíptico de
aventura atractiva, sino que significó,
cia el organicismo, aparecieron las ana- percibir que su muerte coincidía con la
en Manhattan y en otras ciudades, la
logías biologistas y plasticistas. El pro- de la modernidad y pensar con ello, o
decadencia artística del rascacielos, ya
pio Wright conduciría algunas versio- sentir, que jamás se construirían ya. Pe-
que los lenguajes y recursos de los gran-
nes de este camino, si bien su aventura ro, al menos en Estado Unidos, no ha
des maestros —y, sobre todo, el exquisi-
fue la de un intelectual más unido a las sido así: allí se siguen construyendo, y
arbitrario, y pudiendo dar lugar a una to puritanismo lingüístico miesiano—
corrientes europeas que a los profesio- aún cuando en la mayor parte de los
nueva expresividad. Expresividad que no soportaban la más mínima banaliza-
nales americanos, y sus torres orgánicas casos lo que se suele hacer son edificios
ya en aquel momento se entendía encar- ción, resistiéndose su calidad al insertar-
no tienen en Estados Unidos influencia vulgares de cristal con más o menos
nada en el vidrio, material casi mágico se en la realidad americana.
alguna. El método orgánico alcanzó espectacularidad, las ideas a las que obe-
que seduce a la sensibilidad de los mo- expresiones nuevas muy considerables, Un paseo por la ciudad ahorra cual-
dernos desde entonces hasta más de cin- quier duda, comprobando cómo ni la decen los rascacielos actuales más ac-
pero fue un método tan abstracto frente tractivos ya no son exactamente las
cuenta años después. a la ciudad y a su escala como el estric- espectacularidad del tamaño ni el efecto
del conjunto llegan a disimular las vul- modernas.
Pero Mies mismo se encargará más tamente moderno. Interesados en pro-
tarde de cerrar toda posible aventura blemas de expresión de la estructura y garidades individuales del estilo inter- Podemos definir el cambio al verlos
expresionista para proponer como for- en obtener desde ella la forma final, nacional y sus secuelas. También puede como una colección de ejercicios en los
ma única aquella que entendió como quedaron en olvido los problemas rea- verse sin equívocos cómo el notable in- que la silueta y la forma final son preo-
canónica: el paralelepípedo. Mies no les de esa estructura, cuyo comporta- terés general de los rascacielos histori- cupaciones primordiales, incluso en los
llevará así el rascacielos hacia su lado miento mecánico, económico y cons- cistas es superado con creces por la edad que aparentemente se manifiestan como
más moderno, en realidad, sino que, tructivo eran cuestiones parcialmente de oro, la expresionista y Déco, que es más continuistas. Una tal cuestión lle-
con lenguaje estilísticamente muy mo- hipotecadas —como la forma en cuanto sustituida con mucha rapidez por el es- vará lógicamente a algunos a inspirarse
derno, hace volver al edificio a gran que tema urbano— por esa abstracta y tilo europeo, inmediato a las obras en una mirada hacia atrás.
escala al nrodo académico, representan- metafórica voluntad de expresión. No maestras, y en un período que duró Hay que reconocer que ya los Trade
do el esqueleto de Chicago. Y bien uti- cabe duda que la torre Price (1955) o la treinta años. El idealismo del estilo in- Wordl Center, de Yamashaki (1975) ha-
liza un modo escenográfico, conro en el Johnson (1950), de Wright (o incluso ternacional, cuya hegemonía llegó a ser bían iniciado hace años este camino, y
Seagram (en el que los perfiles de facha- Torres Blancas, por ejemplo) son expre- completa y dilatada, encontró su prue- que tal vez fuera su situación en el bor-
da son como barrocos estípites, pues la siones muy bellas de una torre, las más ba más dura en las torres del nuevo de de la costa aquella que hiciera ver
estructura está dentro) o bien lo hace de bellas incluso, si se quiere. Son, sin mundo y fracasó artísticamente frente inequívocamente al proyectista cuando
un modo directamente académico, con embargo, poco razonables en cuanto al profesionalismo anterior de las prag- se planteaba sobre todo un problema de
los soportes en fachada, como en los operación constructiva, y su plástica es máticas metrópolis, a pesar de haberlo imagen y de escala. Obsérvese cómo se
apartamentos de Chicago, precisamen- completamente indiferente al lugar y, dominado y transformado por comple- cuida con dos recursos muy hábiles: por
te. Los pilares añorados por las estiliza- en general, a todo lo que no sean ellas to. un lado, el hacer una pareja, forma efi-
das estípites de los muros-cortina, vuel- mismas. Tiendo a pensar que, más acá de cual- caz de reforzar el impacto y, por otro, el
ven, por razones prácticas, al exterior, quier otra interpretación, fue un fraca- proyectar cada individuo utilizando la
mezclándose de nuevo cerramiento y es- La aventura moderna americana no so cultural, profesional y artístico; ar- planta cuadrada y una estudiada silue-
tructura, que ya tantos años antes, y en transcurrió, como hemos dicho, por esos quitectónico en suma. ta, esbelta y académica (tiene los cuer-
Berlín, habían deshecho su yugo. El derroteros, sino que siguió las concre- pos fundamentales de la composición)
Proyectos de rascacielos de L. Mies van der lenguaje académico resultante, delicado ciones estilísticas de Gropius y de Mies, # # # huyendo drásticamente del viejo parale-
Rohe. Arriba: maqueta de rascacielos de y puritano como corresponde a un ad- fundamentalmente de este último, por pípedo. El control formal y la intensi-
vidrio, Berlín, 1919. Al centro: plantas. mirador de Schinkel, sólo es moderno lo que fue un desarrollo de influencia La situación arquitectónica del rasca- dad del impacto fueron muy conse-
Abajo: dibujo para el palacio de oficinas en en el cristal, el acero y la simplificación. estricta europea. Y no constituyó una cielos debía, pues, cambiar. Incluso guidos.
la Friedrichstrasse. Berlín, 1919.

Rascacielos 61
60 Rascacielos
ARQUITECTURA

Hablando ya de los algo más contem- modela como expresión de la situación


poráneos, los más próximos a los edifi- urbana que ocupan, tema que, aunque
cios modernos son los que hacen obje- abundante en la urbe americana, era
tos de cristal. Se diferencian de aquéllos, más propio como vimos de otras ciuda-
sin embargo, en el marcado deseo de des y de los edificios que no constituyen
•valorar en sí mismos las superficies y una torre en sentido estricto.
los volúmenes, huyendo por medio de Dando un paso más en el camino de
ellos tanto de la forma paralelepipédica la figuratividad, nos tropezaríamos en-
como de la antigua relación con la es- seguida con la actitud ecléctica neoyor-
tructura. Buscan una forma expresiva, quina que ha sido asumida con gran
bien por el uso de ángulos, proporcio- pulso por el estudio de Phiiiph John-
nes o volúmenes irregulares, o bien al son y John Burgee. Manejan un reper-
contrario, por medio de figuras regula- torio muy amplio de rascacielos, casi
res muy pregnantes. todos del nuevo estilo, diríamos, pero
Puede citarse el edificio de Pei and muy diversificados. Su posición forma
partners en Boston (1968-77) que fue un capítulo completo.
polémicamente construido en un entor- El estudio de Johnson y Burgee ha
no de gran calidad, donde está la iglesia realizado algunos edificios tardo-moder-
que, inspirada en la catedral de Zamo- nos, en los que no entraremos. Son tri-
ra, construyó H. Richardson. No cabe butos de la edad, y de toda una historia
duda de que es sutil, y por lo tanto que incluye, nada menos, que al Sea-
imposible para un profano, distinguir- gram.
lo de un edificio moderno, propiamen- También han realizado rascacielos de
te dicho, siendo de entre los nuevos una "
vidrio que, con lenguaje moderno, se
versión muy comercial, y, en el fondo, salen sin embargo de la estricta mo-
muy moderada, a ú n a pesar de su drás- dernidad.
tica y acaso despreocupada inserción. En los edificios de la Penzoil Place
Extremando el camino de la moderni- (1977), en Houston, por ejemplo, siguen
dad, la forma se ha convertido ya en un camino similar al de Roche al cons-
abstracta por completo, en una escultu- truir dos prismas truncados de cristal,
ra simple; pero la imagen, lejos de ser jugando con el ya citado tema de la
un resultado de lo interno al margen de pareja de objetos de forma abstracta y
la escala, es un producto premeditado pregnante. La pareja se erige, pues, co-
en su efecto urbano incisivo. mo uno de los recursos básicos: el hecho
Participando también de la valora- de la duplicidad produce pregnancia
ción plástica y la abstracción de super- por sí solo y deja todavía un notable
ficies y volúmenes, el U.N. Plaza Tower grado de libertad en cuanto a colocación
en N. Y. (1976-84), de Kevin Roche y y forma relativas entre ambas piezas.
John Dinkeloo Associated, expresa per- Pero ya vimos que no era un tema nue-
fectamente la postura nueva en un mo- vo; mucho antes del Trade World Cen-
do diferente. Emplea el seguro recurso ter, antes de la guerra, se había usado
de las dos torres y da a los volúmenes en Manhattan con fortuna, si bien la
una autonomía de forma tal que no expresividad se basaba entonces, casi
cabe duda de la preocupación que hay siempre, en la igualdad absoluta, o la
por las imágenes y por su valoración simetría, de las piezas, independiente-
como objeto en el medio urbano. mente de la utilización de muy otros
Otros ejemplos, aun utilizando volú- lenguajes.
menes de cristal y cerramientos moder- Pero ahora el lenguaje moderno, des-
nos, orientan la forma de un modo me- ligado de toda coherencia original, se
nos abstracto al ligarla por completo utiliza al servicio de unos volúmenes
con la posición que ocupan en la ciu- objetuales, completamente abstractos, y
dad. Así, el trabajo para Chicago de que han perdido de este modo la refe-
Kohn, Pedersen Fox, Ass (1981-84), re- rencia de escala que el academicismo
Aspecto y plantas de la U.N. Plaza Tower. Nueva York, 1976 y 1984. Arquitectos: Kevin Roche, miesiano conservaba, aún cuando su
cientemente terminado, cuya planta y
John Dinkeloo and Ass.
cuya inserción volumétrica son deriva- impronta formal en el lugar haya sido
das del enclave, formando además el más estudiada, o más considerada como
diseño exterior del lobby una figurativi- objetivo, que en el estilo internacional.
dad urbana muy precisa. Ya hace unos Se dirían esculturas urbanas que han
años se había construido en la misma alcanzado así uno de los ideales moder-
Chicago el Xerox Center (1981), de C. nos, en cuanto consiguen fundir la ar-
F. Murphy Associated, desarrollando su quitectura con el arte abstracto. Al ser-
moderno volumen en una neta expre- vir este ideal anterior para conseguir,
sión de su posición de esquina, aspecto paradójicamente, la pregnancia formal
que conduce la composición general a que al rascacielos le faltaba, podemos
pesar de liberarse la torre por causa de llamarles ejercicios neo-modernos, bien
la altura, y haber podido tener así, co- distintos tanto de su modelo original,
mo en tantos otros casos, una condición al que imitan exclusivamente en el len-
exenta, o, si se quiere, anisótropa. En guaje, como también de aquellos otros
ambos ejemplos los edificios se presen- que emplean el cristal para obtener efec-
tan como hito, pero tal condición se tos mucho más figurativos y que, al

62 Rascacielos
ARQUITECTURA
ARQUITECTURA

. , , «

lililí ¡J»l! »t
Ifi f •

I s iijiiSP
11 ! ¡••uii|!S!|H

Siiigü Sobre estas líneas y abajo en el centro: vista


y plantas del Penzoil Place. Houston, 1977.
Philip Johnson y John Bitrgee.

: Í!ÍSÍ! L
" áSSS! A la izquierda, arriba y abajo: vista y plantas
del Xerox Center. Chicago, 1981, de los arqs.
un •••iiiiiini!»!!' Murphy y Jahn.
'IIIHIII
eiiiiiiaiiiiiiiuiiÜ,
iiii

En la página siguiente: vista general y


plantas del P.P.G. Place. Pittsburgh,
1981-84. Johnson y Burgee.

c a m b i a r de escala formal, c a m b i a n com- recuperar, de u n a vez, la i m p o r t a n c i a En u n a figuración m u c h o m á s conte-


p l e t a m e n t e el sentido de la pieza. de la silueta, la definición formal y u n a n i d a , y con aires de edificio m o d e r n o de
Pues en éstos se p r o d u c e ya la adhe- escala m e n o s abstracta. escala u r b a n a , se proyecta el rascacielos
sión al eclecticismo n e o y o r q u i n o del P l a n t e a m i e n t o s i n g u l a r m e n t e eclécti- p a r a 101 California Street (1983) en San
p r i m e r tercio del siglo q u e años antes el co, de él surgirá el edificio neogóíico de Francisco. Pero la obra maestra de los
F™ET^ p r o p i o Johnson contribuyera tan deci- vidrio (el PPG, en P i t t s b u r g h , 1981-84), edificios de cristal es, a m i parecer, la
u n j u e g o con el P a r l a m e n t o británico y Transco Tower ^1983-84) en H o u s t o n ,
lliliil
farol
sivamente a derribar. Parecería q u e el
c o a u t o r del Seagram y responsable i m -
p o r t a n t e del éxito de las cajas de cristal
el Art Déco, de m u y h e r m o s a silueta
p r i n c i p a l , p e r o m á s discutible de cerca
en d o n d e Johnson y Burgee d a n p r u e b a
de sensibilidad perspicaz al n o t a r c o m o ,
en realidad, la silueta m á s poderosa de
tu ffi volviera de n u e v o la m i r a d a a Mies,
p e r o esta vez sobre los rascacielos de
y en los detalles de las partes bajas. Los
interiores son decepcionantes, ya q u e el M a n h a t t a n es el Empire State Building,
Berlín, leyendo a h o r a en exclusiva el crista] en cubiertas y paredes p r o d u c e q u e señaló en u n m o m e n t o d a d o la m á s
mensaje de libertad formal. Se procede efectos banales, m u y lejanos de los lujo- alta cota de la ciudad con u n a calidad
así a utilizar el vidrio, curiosamente sos interiores del eclecticismo Déco al formal m u y difícil de superar. Lúcida-
a s i g n a d o a esta libertad, c o m o forma de q u e se alude. m e n t e se c o m p r e n d e c u á n t o su lección

Rascacielos 65
64 Rascacielos
IITECTURA

es trasladable a una mayor simplicidad bierta a cuatro aguas, pero la intención


y a un menor tamaño sin perder elegan- arquitectónica exigía que en estos casos
cia, y cómo tampoco es necesario imitar hubiera necesitado voladizo, lo que era
todos sus recursos. La flecha final, esto menos lógico por la lisura del volumen.
es, el rasgo que en apariencia se podría Se imponía de este modo la claridad de
tener por más característico del Empire, un frontón, que no podía ser de forma
se suprime valientemente al comprender simple pues hubiera dado a la torre una
que resulta menos atractiva con un ta- figura rara, desproporcionada y tenden-
maño más pequeño. La suave punta de te a la caricatura: la silueta dibujaría
diamanté, el duro remate y, en general, una especie de flecha, grafismo bastante
la simplicidad del edificio logran una banal.
silueta convincente a pesar de los esca- El frontón, precisamente por lo liso y
sos medios formales puestos en juego, paralelepipédico de todo el volumen,
al tiempo que hacen pensar en cuánto era un esperado remate que no podía
el diseño del edificio se parece también quedarse en dos simples aguas. Creo
al de un detalle a gran escala. Podría que partirlo fue un buen hallazgo, pues
decirse que, frente al Empire se han da al cénit la fuerte tensión que necesi-
empleado el mínimo de recursos posi- ta lo tan moderado de la forma. Es pro-
bles, compensando la falta de tamaño bable que se pudieran encontrar rema-
con la enorme verticalidad que logra el tes menos escenográficos y con el mis-
fuste, no sólo debido a la textura, sino mo valor, pero, en todo caso, éste per-
a haber exagerado la volumetría en que mitió cobrar también, del mismo dispa-
se inspira: prometiendo abajo ir adelga- ro, el escándalo y la notoriedad que los
zándose, no lo hará hasta muy arriba, autores pretendieron. Horrorizarse de
en un apretado escalonamiento que acu- este sencillo edificio y no hacerlo de
sa la esbeltez en favor de la silueta. tanta escenografía barata de lenguaje
Este es un tipo de rascacielos que, moderno es una posición impresentable
aunque no se ha hecho demasiado, se- que el propio rascacielos ayuda a des-
ría lógico que se hiciera aún más veces. velar.
Sus recursos volumétricos constituyen Por otro lado, la realización del edifi-
una especie de arquetipo formal mucho cio ha sabido aprovechar su simplicidad
más viejo de lo que a primera vista para sacar partido estético de un exce-
parece. lente revestimiento pétreo, por ejemplo,
Pero el estudio de Johnson y Burgee, y de algunas otras cosas. La realización
como es bien sabido, ha dado un paso lo mejora y lo explica, convirtiendo a
más al construir también edificios de Manhattan en arquitectónicamente más
cerramiento macizo y pétreo. El más rico.
conocido es el A T ir T Building, en N. El otro ejemplo de rascacielos de
Y. (1977-84), ya finalizado, y cuyo pro- cerramiento opaco, el Republic Bank
yecto fue muy divulgado precisamente Center, en Houston (1983), es tal vez
por romper de frente los cánones del más atrevido, avanzando aún sobre la
edificio moderno. Su planteamiento, sin permisividad goticista del de la PPG
embargo, es muy directo, y tanto los Place en Pittsburg. Aunque no sigue,
que se escandalizan de él como los que en realidad, un camino gotizante (como
le aplauden entusiastas dan prueba de dice, dejándose llevar por lo más inme-
ser muy sensibles a las imágenes más diato, la prensa profesional americana),
inmediatas y superficiales. Es casi un sino que camina con habilidad por las
ejercicio escolar, poco profundo, pero sugerencias abiertas en el expresionismo
brillante: obsérvese que el volumen es alemán. El pabellón más bajo, un hall
paralelepipédico (moderno), lo que evi- bancario, está concebido con una ambi-
tará complicaciones y permitirá adaptar ciosa espacialidad mediante la estructu-
la planta funcional tipo de instalacio- ra, aspecto que, sobre todo en el concep-
nes en núcleo central con la estructura to, puede tenerse por filo-gótico en el
apoyada en él y en la fachada. El trata- mismo sentido que lo fue la arquitectu-
miento de las superficies es académico y ra moderna. Pero la coherencia que bus-
estructuralista, y así, no lejanoa tantos ca así este pabellón, no alcanza al rasca-
modernos, como ya vimos. Sólo el ha- cielos, que se configura usando con in-
ber concebido el frente largo como prin- dependencia tan sólo la imagen.
cipal, y la gran puerta y el remate que
vienen a demostrarlo, han hecho cam- Hay más rascacielos del estudio de
biar la imagen por completo; pero in- Johnson-Burgee, de larga y diversa pro-
cluso algunos recursos, como el basa- ducción, si bien los citados son a mi
mento y el portal son muy elementales juicio los más claros para comprender
De izquierda a derecha, arriba: maqueta del 101 California street, cuánto esta firma parece haber arrebata-
San Francisco, 1983. Maqueta del ATirT building. Nueva York, y esquemáticos, teniendo un valor pura-
mente caligráfico en la forma. Y precí- do el liderazgo que en los últimos años
1977-84. Transco Tower. Houston, 1983-84. Arquitectos, Johnson y ostentaban Skidmore, Owings y Merril.
same: »te el remate, aunque también ca-
Burgee. Este último estudio ya había modifica-
ligráfico, es bastante menos caprichoso
A la izquierda abajo: vista del Republic Bank Building. Ho, ton, do en gran parte su modo de hacer,
y superf J-uo, que como se ha querido
1983. Johnson y Burgee. buscando imágenes más expresivas que
ver. Este remate podría haber sido de
En el grupo de dibujos, arriba, plantas del 101 California Street y techo o- cornisa plana, incluso con cu- las del estilo internacional, pero mante-
del AT&T. Abajo, plantas de la Transco Tower y Republic Bank niéndose siempre en el interior de los
Center.
ARQUITECTURA ARQUITECTURA

mente. Tanto el Byscaine Bay (1982) • •

como el Atlantis (1983), ambos en Mia-


mi, son edificios de apartamentos de
vacaciones concebidos como unidades
de habitación, y estableciendo así una
mayor relación con la cultura europea
moderna. Mucho de esta cultura parece
filtrada, sin embargo, por los ambientes
académicos neoyorquinos: concreta-
mente, el cierto elementarismo metafísi-
co, a caballo entre la influencia de las
ideas del grupo Superestudio y la Ten-
dencia, que tanto se han practicado en

ÉÉ
los ejercicios de arquitectura dibujada,
y que está presente en el Byscaine Bay.
El edificio Atlantis se plantea muy di-
rectamente como unidad de habitación
en su aspecto más estricto y, asimismo,
en la fidelidad a un lenguaje heredado
del estilo internacional que parece dar
un giro muy completo, aunque casi sin ieüsauf ;
tocarla, a la obra de Le Corbusier: se
establece una analogía que la homena- ¡IH i
jea encendida y metafóricamente. Para
comprender, sin embargo, la distancia,
véase la intensa radicalidad con que se
perfora el bloque a través de un inmen-
so hueco cuadrado, derivado de las terra-
zas-túnel de los inmuebles-villas: aquí
es un gesto compositivo y paisajístico,
rotundamente formal y abstracto, teñi-
do de conceptualismo y metafísica, y no
un recurso en favor de la espacialidad
de los apartamentos, como sería en Le
Corbusier, y que la postmodernidad no
recoge.
En la página de la izquierda: The Palace.
Será interesante, con toda probabili- Biskayne Bay, 1982, del grupo
dad, el momento en que este grupo Arquitectónica. Arriba: vista del edificio
construya un ejercicio estricto de torre Atlantis. Miami, 1983. Arquitectónica. Bajo
urbana, midiendo así sus ideas más cla- estas líneas: Portland Building, 1980.
Michael Graves.
ramente con las demás obras que hemos
visto.
Se estaría tentado de acabar aquí, pe-
chos otros) es absolutamente superficial, bre el rascacielos americano felicitándo-
ro ya que hemos incluido los trabajos
dicho esto tanto en el peor sentido co- nos por la vitalidad de la arquitectura
de Arquitectónica, que son en realidad mo en el más estricto. Poner un cubo
edificios altos y no rascacielos, parece al explorar nuevos caminos aun después
sobre un estilóbato y situar en su cara de las crisis más intensas. En la supera-
que no podría excluirse una referencia, superior otro escalonamiento no parece
siquiera sea elemental, al tan publicado ción de ésta queda, a mi juicio, una
suficiente para una buena composición, lección: en un problema de tal tamaño
Portland Building (1980), de Michael menos aún si a la cara principal del y de definición tan precisa como es la
Graves, también un edificio enorme, cubo se le superpone la imagen de un torre, la estructura y la técnica no pue-
aunque no llegue a ser una torre. pórtico pseudo-clásico post-modern y den ser exclusivos guías y protagonistas
Se diría que todos los recursos de un sobre él la especie de clave gigante de la formales. Nacerá un monstruo; un edi-
cierto nuevo estilo están presentes en el que Graves tanto abusa. Cuidar la ima- ficio enorme, visible desde muy distin-
Portland Building y que por ello, preci- gen, la forma y la silueta, buscar cons- tos sitios y a muy diferentes distancias;
samente, ha sido tan divulgado. En efec- cientemente la escala urbana adecuada elevarlo es un problema casi burocráti-
límites del lenguaje moderno, conro y olvidar la inútil coherencia moderna
J^-J jgg]g~p3|5ig|jpsi>wSi ocurre en la Sears Tower de Chicago
(1974). La imagen más radical del estu-
to, el edificio tiene zócalo y prepara
una escala baja para la calle, incluyen-
do una puerta notoria, emblemática;
no puede ser, o no basta, superponien-
do un grafismo escenográfico, como de
co para la técnica, que dispone de mu-
chos procedimientos, pues lo difícil es
lograr que tal monstruo no lo sea esté-
irwnTrrp rrf dio S.O.M. es la del proyecto para el
Banco Nacional Comercial, de Arabia también tiene coronación y cuerpo prin-
cipal, quedando sometido éste a la nece-
tela y tablas. Graves se mantiene en los
mismos términos que la Strada novíssi-
ticamente y no resulte superficial. Con-
seguir que, como las torres de las cate-
Saudí (1977). ma de aquella bienal, y si bien cumple,
sidad de una gran escala, la urbana, y drales, sea atractivo, que juegue bien en
Todavía, y para agotar las líneas más casi burocráticamente, las aspiraciones
proponiendo una imagen clara, preme- su escala y silueta con la ciudad y el
generales del rascacielos americano, se- del nuevo rascacielos, lo hace singular- paisaje que lo rodean, mejorándolo y
ría conveniente recordar al grupo Ar- ditada como tal y consciente de su fuer-
mente, y, a mi parecer, mal. Creo que constituyéndose en un valioso hito for-
quitectónica (L. Spear, B. Fort-Brescia za en el paisaje de la ciudad. Sin embar-
la obra lo sigue confirmando, y que, mal. Que la torre sea bella, en definiti-
y H. Rommey), firma de Miami que no go, a mi parecer, es un completo fraca-
•® contrariamente al AT & T, la construc- va: he ahí el reto, y, sin más, el proble-
construye rascacielos metropolitanos y so desde el punto de vista arquitectóni-
ción agrava lo que está presente en el ma arquitectónico más importante de
terciarios, pero sí edificios de aparta- co y, consecuentemente, desde el puro dibujo.
visual. La posición de Graves en este un rascacielos.
mentos en altura capaces de completar
esta antología, aunque sea algo lateral- trabajo (caricatura, por cierto, de mu- Acabemos ya estas consideraciones so- A. C.

68 Rascacielos Rascacielos 69

Das könnte Ihnen auch gefallen