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1037593273
Antropología Aplicada.
Departamento de Antropología.
Facultad de Ciencias Sociales y humanas.
Universidad de Antioquia.
Este escrito surge como resultado de algunas discusiones que han emergido en mi
pensamiento últimamente y que se acoplan al contexto ideológico y reivindicativo en el
que nos encontramos esta semana; el día internacional por los derechos de la mujer.
Los síntomas que adquiere nuestra sociedad en este tiempo, exactamente el 8 de marzo,
son evidentes y nos podemos encontrar entonces con un boom de los medios de
comunicación imperantes en los cuales se muestra y se resalta el papel que ha llevado a
cabo la mujer en cuanto aspectos políticos y culturales en algunos Estados-Nación, así
como en el glamuroso mundo del entretenimiento. Emerge también un boom en las
instituciones educativas como escuelas y colegios, quienes plantean una interacción con
sus integrantes en donde prevalece la mujer como una persona verdaderamente
importante. Esto se hace ya sea con fines educativos y de adoctrinamiento y/o
simplemente con miras a mantener una conservación de las costumbres. A su vez, y no
menos llamativo, se adapta un comportamiento subjetivo (aunque la influencia de los
medios y algunas instituciones lo podrían convertir en algo más objetivo que subjetivo) en
la mayoría de los hombres quienes hacen el esfuerzo en mostrar especial ímpetu hacia
sus mujeres más allegadas.
Se sabe que todo este "ritual" contemporáneo tiene un contexto histórico: El fallecimiento,
en 1908, de una gran cantidad de mujeres trabajadoras en una fabrica - se dice que por
un incendio provocado - cuando se declararon en huelga para pedir mejores condiciones
laborales. Este hecho es enormemente desconocido hoy en día tanto por las mismas
mujeres como por los demás integrantes que ven en este día "algo" importante.
Ahora bien, para darle vida a este ensayo se deben de llegar a plantear discusiones que
apunten a los temas vistos en el curso, los cuales se abarcaran teniendo en cuenta no
hacer uso (al menos en la totalidad del escrito) de aquella jerga y terminología que
caracteriza a muchos antropólogos e intelectuales de las ciencias sociales, ya que como
se ha visto existen antropólogos que al publicar un tema este queda entendible solo para
sus colegas y el material surgido entra en un circulo sin salida y no habilita la posibilidad
para que otros académicos de disciplinas diferentes o simplemente el remitente popular,
lo comprendan de una manera apropiada.
Esta terminología compleja se adopta muchas veces creyendo que es lo mejor para
expresarse e impresionar al que lo lee (sobre todo cuando se es estudiante) ya que así se
aparenta un manejo y una comprensión de los temas propios de las ciencias sociales y
humanas, aunque lo que a veces pasa es que el uso de estos términos no los entiende ni
el que los usa y la estructura de sus trabajos aparece en algunas partes como si se
envolatara y no se encontrara relación alguna entre lo que se manifiesta.
Para empezar con este tema, primero se debe interrogarse y hacerse las siguientes
preguntas:¿qué es ser mujer? y ¿que las hace a ellas ser mujeres?.
Esto resulta interesante en el análisis que se hace porque se pueden tener diferentes
percepciones sobre lo que significa ser mujer ya que existen variables dentro de esta
percepción. Esto se puede contrastar cuando se hace uso del método comparativo en las
culturas así como cuando se analiza particularmente una cultura y se logra ver el carácter
subjetivo e individual sobre lo que es y significa ser una mujer, para una mujer, en su
comunidad. Podría decirse que la definición de quien o que es una mujer es simple y fácil
si se hace alusión al sexo y al aspecto netamente biológico. Lo anterior no se puede
definir así de simple porque hay que tener en cuenta que el término mujer abarca otro
conjunto: el de género. Entonces el concepto de mujer resultaría ambiguo en su
significado y podría llevar a una confusión y a una discusión epistemológica tal como se
vio en el curso cuando se hacia la pregunta sobre ¿qué es ser colombiano?. Así una
mujer seria mujer al nacer y ver que biológicamente tiene órganos reproductores
femeninos y no hay duda de que a lo largo de su vida seguirá siendo una mujer
biológicamente hablando. El punto aquí es que la sociedad y la cultura es quien decide y
controla este camino y entonces las educa, las va haciendo primero niñas y tiempo
después, mujeres. Vemos esto cuando quienes nacieron con pene los visten de azul y les
regalan carritos o pelotas y a quienes nacen con vagina los visten de rosa y les regalan
cocinitas y muñecas.
Con lo anterior se llega a la conclusión de que se le llama género a todas esas diferencias
que no son biológicas ni naturales en el ser humano y que a diferencia de esto son
creadas por percepciones socio-culturales, siendo así que el termino mujer recaería
dentro del género y no exactamente dentro del sexo que nos es masculino. La
antropóloga Margared Mead planteó que el concepto de género es cultural y no biológico
y que puede cambiar en entornos distintos.
De igual manera existen ocasiones en que esta distinción biológica y social de lo que es
ser una mujer no es suficiente puesto que aparecen otros sujetos de estudio en los que
las percepciones de ser hombre y mujer sufren una transformación radical, por decirlo así,
y se entraría a hablar de grupos tales como gays, lesbianas, transexuales, entre otros
quienes conforman lo que hoy se conoce como comunidad LGBT. En este ensayo no se a
entrar en un detalle profundo con estos grupos ya que el punto de este ensayo es
propiamente la mujer, aunque no se puede pasar por alto esto pues es importante para la
antropología ya que con estos nuevos agentes entran en práctica los conocidos estudios
de género en las ciencias sociales, y en nuestra disciplina, la antropología de género la
cual se ocupa de analizar e interpretar la diversidad de géneros. Se dirá entonces que la
antropología de género al abarcar la mujer, se ocupó de recoger nuevos datos, revisar los
ya existentes e interpretar esto de forma crítica para introducir una visión femenina en la
antropología. Para agrupar lo anterior se mostrara aquí las palabras de una mujer que me
encontré divagando e indagando en la red sobre el tema, para así demostrar lo complejo
que es hablar hoy en día de hombre y mujer, masculino y femenino y donde se sustentara
la idea de que la mujer no es un grupo homogéneo. "Desde pequeña me marcaron
como tenía que ser para ser una mujer. A veces fuerte, con retos: ´no seas torpe´.
Otras veces con dulzura: ´así peinada estas más linda´; o regalándome pulseras
para arreglarme mientras a mis hermanos les regalaban pelotas. No me gustaban
los juegos de niñas, no me divertían. No quería ser un varón, pero tampoco queria
ser niña. Hoy estoy convencida de que quiero ser una mujer, pero una mujer
diferente"
Entrar a debatir esta práctica tradicional tan polémica hoy en día abarcaría un escrito
aparte de este, pues se tendrían que analizar todos los aspectos que la conforman, lo que
distanciaría el tema al que se le a hecho alusión en todo el contenido. La intención que se
tiene con poner la ablación en este ensayo es tratar de hacer un paralelo, o mejor dicho,
de relacionar y diferenciar en parte, todo lo que se ha llevado a cabo últimamente para
contrarrestar esta práctica (por parte de grupos feministas y ONG) con el proceso y los
planteamientos de la IAP (investigación acción participativa) que se vieron en el curso,
teniendo singular cuidado en no hacer uso de una escala valorativa sobre esta práctica ya
que no es la intención y tampoco lo correcto al ser un acontecimiento que sucede fuera de
nuestro contexto cultural.
Primero que todo para entrar a debatir sobre este tema, hay que centrarse en un
contenido que no sea ni resulte extenso pero que permita, al menos, conocer de que se
trata esta práctica cultural.
La ablación se practica hace aproximadamente unos 4.000 años en Egipto,
extendiéndose después por varias zonas africanas. En el presente se ha podido detectar
su práctica en países asiáticos y en algunos de América. Tampoco tiene relación alguna
con las grandes religiones monoteístas ya que se sitúan en un contexto histórico desigual.
El argumento cultural de quienes lo practican no es homogéneo y esto se suele relacionar
entonces con estética, mitos, aspectos reproductivos y fundamentos sociales (ritos de
paso entre otros).
Lo que no cuadra dentro de esta relación es que la IAP lo que quiere lograr es conseguir
solucionar problemáticas que afectan la comunidad y la práctica de la ablación nunca
produjo ni fue una problemática para las sociedades que la practican. Estas prácticas
nunca tubo reproches por parte de quienes la sufrían. La mutilación genital femenina se
empieza a ver rechazada cuando entran en actividad grupos feministas y organizaciones
no gubernamentales quienes llevan y manejan un discurso de protección de los derechos
humanos, de los niños y de las mujeres para justificar su posición frente a esta práctica.
Este concepto de derechos humanos surge convenientemente y en su mayoría por la
opinión de la cultura occidental y occidentalizada y se declaran como universales aun
sabiendo que no se han tenido en cuenta muchas de las diferentes percepciones
culturales que existen sobre lo que es podría ser "un derecho humano" y dentro de esta
problemática entrarían aquellos derechos que los pueblos étnicos claman como
"autodeterminación". Como vemos es algo complejo tratar este tema. Cabe recordar, y
sirve como ejemplo sobre lo que se quiere exponer en este ensayo, que en Colombia
hace unos dos años, hubo un gran revuelo por un hecho que salió a la luz pública en
donde se supo que se produjo la ablación a unas niñas Embera Chamí. Esto se rechazó
arduamente por autoridades encargadas de la defensa de los derechos humanos y por
parte de las autoridades indígenas (exactamente la ONIC) se pidió por el derecho a la
autodeterminación de los pueblos ancestrales. Finalmente hubo una intervención
gubernamental con el pretexto de "la constitución prevalece" y las mujeres Chamí se
comprometieron a erradicar dicha práctica.
A manera de concluir este ensayo, hay que resaltar que el papel de la mujer en la
sociedad ha estado lleno de piedras en sus zapatos. Desde las teorías evolucionistas e
históricas a la mujer se le ha dado poca importancia si la comparamos con el hombre.
claro que hay que tener en cuenta que hace unos 100 años era impensable ver a la mujer
desempeñando los roles que vemos hoy en día, pues estas estaban mucho mas sujetas a
las tradicionales instituciones dominadas por los hombres. En el presente la mujer es
participe de muchos aspectos en su cotidianidad y toman partido en referentes tanto
políticos como económicos, sociales y culturales. Con lo anterior no quiero decir que la
mujer ya esta librada de aquellas aplicaciones patriarcales y opresoras a las que han
estado sometidas históricamente, es más, falta mucho camino por andar con esas piedras
en el zapato, aun se ven desigualdades que no se justifican y lo digo hablando única y
absolutamente desde lo que sucede en mi contexto cultural, ya que no puedo meter en
este saco lo que sucede en otras culturas pues la misión mía como antropólogo en
formación es interpretar y analizar esos sucesos y no tratar de transformarlos, al menos si
sé que no existe una iniciativa por parte de los mismos. Citando a Bronislaw Malinowski -
"La antropología es el estudio del hombre que abraza a una mujer" -.
Bibliografía:
Antropología del género. El cómo y el por qué de las mujeres .Verena Stolcke.
Biblioteca virtual de ciencias sociales.