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Concepto del trabajo en la ideología económica

Héctor Toledo Nickels


Maître en Relations Industrielles. Univ. Laval Canada
Administrateur d’Entreprise College Limoilu Canada
Bachiller Mayor en Filosofía.Univ de Concepción Chile
Licenciado © en Ciencias del
Desarrollo ILADES- Université Louvain.

“Salario mínimo y desempleo” es un editorial que El Mercurio publica


sistemáticamente, en sus varias ediciones a lo largo de los meses, y los años, y lo
repite en su cadena de catorce diarios regionales. Estos editoriales también
aparecen levemente adaptados, en El Diario financiero, el diario Estrategia y en
revistas de adoctrinamiento ideológico, como Qué pasa, Ercilla, Gestión, Capital,
etc.

Estos artículos no buscan informar, sino algo más profundo: dar forma a una
mentalidad. Como son publicados una centena de veces al año, y todos los años,
constituyen un argumento público de primera importancia en el afianzamiento de
lo que se quiere que sea aceptado como ciencia y entronizado en el inconciente
como la ética-económica “normal”. El texto es una síntesis pedagógica muy bien
hecha, por eso se hace indispensable su análisis detallado.

Normal: la perspectiva inconciente que da la norma al seleccionar la “forma correcta”


según la cual deben entenderse los elementos de un problema, en coherencia con una
cultura determinada. En este caso, la cultura de los grandes exportadores chilenos.

Aquí su trascripción completa, del Dgo 21 de abril del 2002:

“El desempleo juvenil en Chile es en términos relativos, uno de los altos del mundo, según
cifras recientes dada a conocer por el economista Harald Beyer, del CEP. Esta anomalía social
afecta a los hogares medios y bajos, se explica en su mayor parte por la política vigente del salario
mínimo, que los sitúa por sobre el que se daría en un mercado libre que garantice el pleno empleo,
es decir que todo el que desee trabajar pueda hacerlo.
Fijar un salario mínimo equivale a prohibir a trabajar por una remuneración mensual menor
a 105 mil pesos. Las personas que no puedan aportar al producto de una empresa más de dicha
cifra se quedarán sin trabajar, ya que nadie va a contratar a quién aporte menos que su costo o
salario.
La discusión política habitual se realiza entre personas de ingresos medios y altos y con
empleo, a los cuales un salario como el mínimo les parece exiguo. Sin embargo entre los sectores
pobres, una cifra como la señalada o inferior nos es despreciable para su grupo familiar, en
especial cuando el afectado por el desempleo puede hacer un aporte de bajo valor a la producción.
Puede ser el caso de dueñas de casa, inválidos parciales, drogadictos, enfermos, ancianos,
personas de baja capacidad de trabajo o concentración, analfabetos y como ya se señaló, jóvenes
de baja productividad por falta de educación experiencia. Para muchos de ellos, el entrar a trabajar
puede constituir una suerte de capacitación, cuyo valor debería agregarse al recibido como salario
en dinero.
El caso anterior no es de interés de los trabajadores que ya tienen empleo, ni menos de
sus dirigentes. Estos estarán siempre a favor del salario mínimo legal y de su aumento, porque les

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resulta conveniente. Un alza del mismo empuja las remuneraciones formales hacia arriba, lo que
es positivo para el asalariado con trabajo. Sin embargo, al aumentarse artificialmente el costo de
las remuneraciones, se tiende a emplear tecnología ahorradoras de mano de obra. Se observa así
en los países europeos, hasta que la legislación laboral comenzó a flexibilizarse, y es lo que ocurre
en Chile, desde los aumentos desproporcionados, como reajuste del salario mínimo de 30 por
ciento real en un período recesivo, como el vivido desde 1998.
Para los profesionales de la economía se trata de algo obvio. Un alza de precios, como el
reajuste del salario mínimo legal, reduce la cantidad demandada, en este caso de trabajo. Es claro
que ninguna persona racional pagaría más por un servicio de lo que estima es su valor: no
contratará a un trabajador por 105 mil pesos mensuales o más si considera que su aporte es
menor. Este es precisamente el caso de las personas sin calificación y de los jóvenes sin
experiencia.”

Observaciones lógicas preliminares:

Este “profesional de la economía” como se define el autor, sienta una premisa


obvia: nadie contratará a alguien más caro de lo que aporta. (la afirmación
aparece repetida dos veces en el texto. Es su punto de partida y su punto de
llegada: está en la última frase del 2° párrafo y constituye toda la conclusión. (Un
verdadero círculo vicioso)

Círculo vicioso, o petición de principio: es una aberración lógica que impone al lector
como verdad aceptada al comienzo de la investigación, lo que dice que probará en la
conclusión de esa misma investigación, que para desarrollarse, necesita que la hipótesis
sea axioma. Entonces la investigación se convierte en un simple juego de palabras, sin
valor lógico, ni real.

¿Cuál es aquí el problema? Se trata de la premisa fundamental del texto, y sobre


ella se desplegará todo el razonamiento posterior. Pero el razonamiento del texto
es solamente formal. Es decir, es una pura concatenación de opiniones.

Pero la economía no puede ser una ciencia formal, sólo de formas y relaciones
racionales, como las matemáticas y la lógica, cuyo objeto, lenguaje y método,
sucede en el ámbito interno de la mente, sin salir de ella.

Sin embargo, una verdadera ciencia económica (que aún no existe: lo que existe
es una disciplina fundada sólo en opiniones de frágil coherencia que el autor más
culto del Neoliberalismo, Von Hayek llama Katalaxia ) debe tratar de
comportamientos humanos reales, en función de producir, intercambiar y consumir
bienes y servicios. Y esos hechos suceden con la mente, pero fuera de la mente.
Por tanto, el razonamiento puramente lógico, nunca dará una explicación
verdadera a la realidad económica. Y menos si está fundado en la aberración
petición de principio, o círculo vicioso.

Además, en el caso de las matemáticas y de la lógica, tampoco es toda la mente


su campo de estudio, la matemática no trata de las emociones, de la imaginación,
de la ética, de la angustia, de la esperanza, de la felicidad, del miedo, de la
voluntad etc. dimensiones importantísimas de la mente. (Que son fundamentales
en la conducta económica de las sociedades y en la gestión de las empresas)

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Razonamiento vacío.
La matemática trata solamente de la relación coherente de los entes racionales
que ella misma produce, sin ninguna necesidad extrínseca de verificación en los
hechos, físicos e históricos. Los razonamientos matemáticos, se verifican en su
propia coherencia. El Salario Mínimo es un hecho real, que no puede quedar
explicado por un círculo cerrado de tautologías lógicas, derivadas de afirmaciones
imaginarias. Menos, si esas afirmaciones imaginarias son anti éticas.

Es condición necesaria de la ciencia la validez, pero no es suficiente para la


verdad. Todo razonamiento científico debe ser racionalmente coherente, con sus
premisas y sus reglas de inferencia. Pero cuando se trata de ciencias que hablan
de realidades extra mentales (En la economía, esa realidad son los hechos
sociales referentes a la riqueza) Debe el razonamiento teórico ser contrastado con
esos hechos reales, y sólo si tienen coincidencia el razonamiento con los hechos,
se dice verdad. Si no hay esa coincidencia con los hechos, por muy lógico que sea
el razonamiento, este es irremediablemente falso, aunque sea impecablemente
válido.

La afirmación.
“El desempleo juvenil en Chile es en términos relativos uno de los más altos
del mundo”

Los hechos están en el espacio (Chile) y el tiempo (ahora) ¿Significa que en Chile
hay más desempleo que en los cuarenta y dos países africanos y los diez y siete
países del Asia central? ¿Más que en los 27 países latinoamericanos? ¿Más
cesantes que las decenas de repúblicas ex-soviéticas, hoy en el caos? ¿Es eso
creíble? Por toda prueba El Mercurio agrega:

“según cifras recientes dadas a conocer por el economista Harald Beyer”.

También es ejemplo de razón razonante, la afirmación abstracta “nadie


pagará más a alguien que aporta menos” en si misma es válida ¿Pero es
verdadera en el Chile de ahora?
Primero, hoy las empresas tienen gran parte de su capacidad ociosa, y no
contratan gente, porque no tienen a quién venderle la producción adicional,
puesto que no hay
poder de compra dado que la gente gana poco, o no tiene empleo. Por
tanto, la demanda interna no se potenciará reduciendo aún más los
salarios, sino mejorándolos sustancialmente.

Segundo, la escolaridad chilena es alta, y la población es joven y sana, por


tanto la inmensa mayoría de los cesantes son gente de alta productividad,
de manera que el Salario Mínimo actual en verdad, los remunera muy por
debajo de su aporte y capacidad.

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Pero además el editorialista utiliza tres términos que delatan su ideologismo.

Ideologismo: tendencia a razonar lógicamente, pero desconociendo la realidad, como en


la razón-razonante. Pero además, el ideologismo esquiva la realidad para servir de
justificación a intereses creados.

En lo que se ha dado en llamar impropiamente “Ciencia” Económica, aparecen


ciertos dogmas: principios; lenguaje específicos: jerga; y maneras perversas de
razonar: ideologismo. Que aquí trataremos de manera sucinta, en lo que es
pertinente a este texto de El Mercurio.

Todo el cálculo del aporte marginal al producto por cada empleado, debe ser igual
al salario. Se presenta esa afirmación con una validez mecánica y apodíctica
inconturnable, como si naciera de las matemáticas y la realidad al mismo tiempo.
Pero si se observa en el análisis de este texto, esta “verdad” matemáticamente
irredargüible del salario, en última instancia, no son más que simples pareceres
caprichosos, como el mismo autor lo señala “de lo que estima es su valor” y una
línea mas abajo “si considera que su aporte es menor”.

Pero el “científico de la economía” ni siquiera se da cuenta del doble razonamiento


contradictorio:

a.- Por un lado, dice que él estima y considera, según sus intereses, que debe
pagar “X” salario.
b.- Pero cree el mismo, y quiere hacernos creer, que esta estimación y
consideración subjetiva , es un imperativo matemático, que el afectado no podría
desconocer, so pena de ir contra la realidad.
c.- Realidad que no tiene más alcance que el interés individual de quién tiene el
poder de determinar el salario.

Está claro que a nivel intelectual esta afirmación axiomática es una simple
creencia y no un concepto verificable en la empiria.

Empiria: hechos de la experiencia accesibles por los sentidos y las vivencias.

¿Tanto cálculo atrabiliario con matemáticas del siglo XVII, para terminar
concluyendo con “estimaciones” y “consideraciones” de Sentido Común?.

Sin embargo, aunque el economista ni siquiera se da cuenta, el Sentido Común se


impone, cuando necesita acercarse, aunque sea tangencialmente a la realidad, ya
que el Sentido Común sintetiza un saber existencial más denso que el

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razonamiento matemático que no explica vida sino relaciones lógicas de entes
racionales en su máxima simplicidad ideal, no real.

(Esto no desmerece a las matemáticas en sí, sino a quienes la usan como


“caligrafía de médico” para ocultar la verdad económica, que no es ideal, sino
social).

Si finalmente, es el Sentido Común la escala de verdad, entonces atengámonos a


él. Y él nos indica que fijar el salario mínimo “libre”para todos, pero con el techo
que merecerían los

“inválidos parciales, drogadictos, enfermos, ancianos, de baja capacidad o concentración (débiles


mentales) analfabetos, jóvenes”...

Es básicamente, una posición ética que reduce al ser humano a un simple vector
del egoísmo dentro de un esquema mecánico (el mercado).

Vector de egoísmo: el ser humano es reducido a nada más que una fuerza natural: el egoísmo,
cuya misión en la sociedad es comprar y vender en función de una ganancia: mercado. Y esta
compraventa lleva inevitablemente, hacia un promedio conveniente para todos: precio de
equilibrio (mecánica elemental)

Estos “profesionales de la economía”, encerrados en esquemas lógicos pero


falsos, proponen verdaderas agresiones sociales en nombre de lo que creen
“ciencia”. Felizmente, todos no son tan obvios.

Se vinculan estos artículos a “ganchos cronológicos”, que le dan visos de


actualidad. En este caso, una encuesta CEP que, parte dando por demostrado lo
que quiere concluir. La encuesta dice: “El desempleo juvenil en Chile es...uno
de los más altos del mundo” Agrega: “esta anomalía social que afecta a
hogares de ingresos medios y bajos, se explica en su mayor parte por la
política vigente de salario mínimo, que lo sitúa por sobre el que se daría en
un mercado libre que garantice el pleno empleo, es decir que todo el que
desee trabajar pueda hacerlo” Analicemos este primer párrafo:

Primero “afecta a hogares medios y bajos”. En Chile, esas son personas con
educación primaria, incluso secundaria completa, lo que se da en muy pocos
lugares del mundo. Por tanto, tienen un alto potencial de productividad y
aprendizaje que, al contrario de los dogmas del editorialista, aún con el salario
mínimo actual, ya son remunerados por debajo de sus capacidades. No es un
problema de esa gente, sino de toda la sociedad, de las Universidades y de la
capacidad empresarial en general, que no hemos sido capaces de organizar la
economía y las empresas, para generar el máximo de productividad de todos los
factores, especialmente del excelente RR HH chileno.

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Segundo Se explica: la cesantía “en su mayor parte” es por el salario mínimo.
En realidad, nadie puede saber qué proporción ocupa el factor salario mínimo en
la cesantía en Chile, si es que ocupa alguno, ya que hay países hoy, con salario
mínimo muy elevado y sin cesantía, Holanda, por ejemplo. Por tanto, el salario
mínimo por si mismo, no es causa universal de la cesantía. Resulta entonces que
esta afirmación no es un concepto científico, sino un sofisma dirigido intencional y
simbólicamente, a culpar al salario mínimo legal, del desempleo.

Sofisma: argumentación falsa pero bien presentada para engañar. En este caso La curva de
Phillips: “A mayor empleo mayor inflación. Y a mayor cesantía, menor inflación”. El argumento se
presenta en lenguaje de la geometría analítica. Pero es falsa Ya que en la realidad, durante más
de medio siglo los diez países de la Europa nórdica vivieron sin cesantía y sin inflación. Y
actualmente sigue siendo el caso de Holanda. Lo que demuestra que no es una relación de sólo
dos factores sino de cómo está organizada y con cuales valores, toda la realidad. Y que esta
relación dual –cesantía : inflación-, tampoco es ineluctable, sino sólo una posibilidad. En el fondo,
todo depende de cómo la inteligencia de sindicatos, empresarios y gobierno, organicen esos
múltiples factores.

Tercero ese salario “lo sitúa por sobre el que se daría en un mercado libre
que garantice el pleno empleo” . ¿Cómo sabe el “técnico” del Mercurio, cuál es
el salario del libre mercado? Si el mismo dice que ahora no existe ese “libre
mercado” Puesto que es “el que se daría” y no el que se da en los hechos. Y que
por ser hipotético, obviamente, no tiene ningún salario “libre” real observable, que
pueda comparar con el salario legal ¿Cómo puede saber que el salario legal es
más o es menos, si es imposible ninguna comparación concreta? ¿Es decir,
comparación científica?

El clásico el ejemplo de razón-razonante, se daba en los torneos lógicos de las


Universidades medioevales. Por ejemplo: ¿Cuántos ángeles cabrían en la cabeza de un
alfiler? Verdaderas piezas de oratoria de una estrictez lógica admirable, pero sin ningún
asidero real. Con la diferencia que los académicos medioevales estaban concientes que
esos temas no eran reales, sino simplemente una ilustración pedagógica, para exponer,
debatir y estudiar estructuras lógicas en sí. Pero el economista actual, no sólo cree que
está describiendo la realidad. Sino que además exige que la realidad sea mutilada, hasta
calzar con su presentación sofística. Ya que este editorial, y miles de artículos del mismo
tenor, están abogando por la eliminación del Salario Mínimo Legal.

Cuarto: Pero la confusión continúa, ese mercado “libre” que se invoca, no es libre
ya que tiene dos exigencias categóricas, lo dice el mismo analista: debe
garantizar el pleno empleo. Cuando alguien tiene un deber y además, entregar
una garantía, entonces ya no tiene libertad, puesto que está sometido por la
garantía que debe dar: el pleno empleo. Pero como ningún economista liberal es
científico, no se percata de la contradicción fundamental de sus conceptos. En
verdad, él no pone en evidencia relaciones fácticas causales, como debe ser si
fuera un estudio científico, él sólo emite justificaciones ideológicas para una
decisión ya tomada de ante mano: disminuir los salarios, en general, para
favorecer a los exportadores.

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Fáctico: que existe de hecho. En este caso, quq el Salario Mínimo es causa real del desempleo

Quinto: En el lenguaje natural, todos entendemos que el cesante está


involuntariamente desempleado. Sin embargo, para el economista liberal, el
desempleo involuntario no existe. Para él la cesantía es voluntaria. En efecto, la
definición de cesante, es la persona que quiere trabajar y busca activamente
empleo sin encontrarlo. El economista liberal afirma que siempre habría empleos,
sólo que a salarios más bajos. Según esta ideología, lo que de verdad haría el
cesante, sería rechazar empleos de menor remuneración a la que él estima el
precio de su trabajo. Por tanto, no trabajaría, no porque no encuentre empleos, los
encuentra siempre, pero con remuneraciones que no les satisfacen.

En resumen, para el economista liberal, toda persona encontraría empleo en todo


tiempo, pero los rechazaría, por el salario adscrito. Lo que sería un acto totalmente
voluntario.

La Teoría liberal acepta que el cesante busca empleo, pero no reconoce que no lo
encuentre. Los encontraría en abundancia. Así, para el economista liberal, todo
desempleado es voluntariamente cesante. Por tanto, el drama real del padre de
familia cesante, no existe. Suponen al cesante como un comerciante más que no
encuentra un precio satisfactorio para su mercadería específica: su trabajo. Y por
eso, retiene su venta, en espera de un mejor momento en el mercado. De esta
manera la cesantía (al ser voluntaria) no plantea un problema de justicia, sino un
simple juego de negociación de igual a igual entre hombres plenamente libres y de
poder semejante. Para “el profesional de la economía” el cesante es un
negociador igual o más poderoso, que sus eventuales empleadores.

Sexto: La concepción liberal dice que el cesante calcula la diferencia entre el


desagrado (des-utilidad) de trabajar con el agrado (utilidad) de la remuneración, y
cuando el desagrado no se equilibra con el salario, simplemente, no trabaja. Y
esta situación sería un simple cálculo mecánico y libre, que no implica drama
ninguno.

Esta contradicción se expresa en dos proporciones directas:

a.- más salario más agrado;


b.- más trabajo más desagrado.
Y dos pares de igualdades o sinónimos :

c.- trabajo = desagrado;


d.- no-trabajo = agrado.

Pero como efectivamente la persona trabaja, entonces el resultado negativo de los


términos (agrado/desagrado) en la primera expresión, debe ser compensado con
algo agradable en la segunda expresión de la ecuación, esto es el salario.

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Agrado < desagrado = salario

Desagrado –salario = 0,0

Se pueden simbolizar los términos con letras griegas, asignarles cantidades, y


conforme a las reglas de inferencia, la ecuación se hace calculable. Pero ese
cálculo dice nada verdadero acerca de la realidad económica del trabajo.

Insistamos: que un razonamiento sea presentado como ecuación, no es prueba


suficiente de su verdad. La coherencia matemática es validez y verdad al mismo
tiempo, cuando trata sólo de entes matemáticos. Pero cuando trata de realidades
físicas (astros) o sociales (comportamiento económico) Entonces la exactitud de
la ecuación es sólo válida. y podría ser verdadera, siempre que aquello de lo cual
predica la ecuación, EN LOS HECHOS se cumpla. En este caso, en el
comportamiento económico de las personas. Pero, especialmente estos
“profesionales de la economía”, jamás van más allá del círculo imaginario de la
validez, y siempre fracasan al verificar en los hechos, sus cálculos que, si bien
son lógicos, sólo quedan dentro de la esfera de la fábula racional, pero nunca dan
cuenta de la realidad. Es decir, no son verdad.

Otro elemento de falsedad es afirmar, como “axioma científico”, que el trabajo es


fuente de desagrado. Al contrario, el trabajo es la fuente de realización mas
potente de la inmensa mayoría de la humanidad. En el trabajo se hacen
amistades, se expresa la creatividad, se asumen desafíos, se progresa
técnicamente, se sitúa la persona en una comunidad que lo define, obtiene
recursos para su familia, se siente útil en la vida, etc

Por tanto, lo que erradamente llaman “ciencia” económica es básicamente, una


configuración lógica a partir de axiomas imaginarios, relacionados en inferencias
mecánicas, que no tienen correspondencia verdadera con la realidad económica.
Y en segundo lugar, por ser estos axiomas una reducción mutilante de la realidad
social, resultan una postura inmoral, porque destruyen la noción de “prójimo” sobre
la que Occidente desde hace 3.600 años y Oriente desde hace 5.000, ha
entendido el Bien Común.

El liberalismo en verdad niega virulentamente la noción de Bien Común, como un


espacio propio de la acción inteligente del conjunto de la sociedad a través de una
institucionalidad democrática. Sólo reconoce el lucro privado. El Bien Común “a la
liberal”, sería una simple sumatoria de riqueza de los particulares. Pero de ninguna
manera una dimensión moral bajo responsabilidad de todos.

Séptimo: El cesante sería un mercader que vende trabajo, en el libre mercado, él


también sería totalmente “libre” de no trabajar y buscar mejor remuneración, con

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todo el tiempo del mundo para negociar como si fuera él mismo, una abstracción
matemática que no tiene urgencias familiares, ni alimenticias ni sociales.

Supone además esta teoría, que todos los trabajadores son homogéneos, de igual
capacidad, y que los empleos también homogéneos, simples y repetitivos que no
presentan singularidades de calidad, técnica ni habilidades, para que sea más fácil
calcular al trabajador como una mercadería homogénea, y perfectamente
intercambiable en el mercado, de manera que su precio (salario) sólo sea
determinada por la cantidad, demandada y ofertada en el momento infinitesimal de
la compraventa.

Obviamente, toda esta armazón teórica es razón-razonante (ideología) sin ningún


valor de verdad, ya que jamás se ha verificado en la realidad. En verdad, la
realidad siempre se ha presentado en contradicción con las premisas y las
conclusiones de este razonamiento, puramente imaginario.

Octavo: La Teoría económica afirma que el Pleno empleo genera inflación


galopante (curva de Phillips) entonces automáticamente la economía comienza
por si misma un “ciclo recesivo” (ajuste automático natural, lo llaman) La teoría
agrega que los primeros que pierden su empleo son los de menor productividad,
de entre el total de los trabajadores. De lo que se deriva que las primeras olas de
cesantía son una verdadera bendición para la sociedad, porque los trabajadores
ineficientes estaban ganando unos ingresos que no merecían, dada su baja
productividad. Pero tenían capacidad para comprar el vestuario y el alimento de
sus hijos, generando presión sobre una oferta estancada (por la baja productividad
de ese mismo trabajador) con lo que generaba un alza en el precio de la comida y
del vestuario)

Otra vez un sofisma : es lógico pero no es verdad, ya que, en los hechos, los primeros
cesantes son los trabajadores con menor antigüedad, que no necesariamente son los
menos eficientes. Por eso la odiosidad de estos teóricos contra los derechos laborales, ya
que estos protegen la antigüedad de los trabajadores. (Lo que es de la más mínima
justicia, ya que los más antiguos son los padres de familia con más responsabilidades y los
que más han aportado a la existencia de la empresa en los años.

Pero sigamos la lógica artificial de la Teoría económica. En la medida que los


menos eficientes son eliminados de los empleos, van quedando en las empresas
sólo los trabajadores más eficientes. Y como a éstos últimos, por efecto general de
la cesantía, también se les ha bajado los sueldos. (Lo que no es siempre posible
gracias a la vigencia de un Contrato Colectivo y de la presencia de un sindicato:
Nueva razón de odio social, contra las “rigideces laborales”)

Entonces, según la fábula teórica los empleados que irían quedando serían los
más eficientes, produciendo mucha más ganancia que el costo de su salario. Y así
vuelven las ganancias para el capital. Incentivado por esas ganancias, el dueño
re-contrataría nuevos trabajadores, lo mismo harían todos los competidores, hasta
terminar el reclutamiento de los trabajadores más productivos. Pero como las
ganancias continuarían una cierta inercia, en el nuevo ciclo de reactivación.

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Y como la Teoría se representa a todos los seres humanos, incluidos a los
dueños, como gente sin memoria ni imaginación, (los vectores mecánicos no
tienen memoria, desajustarían toda la mecánica del mercado libre) Los supone
entonces, sólo empujados por un ciego apetito inmediato de lucro, lo que muy
pronto los lleva a re contratar a los menos eficientes. Repitiendo el ciclo maldito –
para el liberal- de Pleno empleo e hiperinflación.

Porque, según estos “profesionales de la economía”, cuando se alcanza la


situación de pleno empleo, los sindicatos presionarían por el aumento de las
remuneraciones. Y así, los trabajadores deficientes, ahora empleados, ganarían
más de lo que aportan, haciendo que el promedio salarial sea mayor que el
promedio de la productividad, por tanto reducirían las ganancias, provocarían
inflación ya que hay más capacidad de compra de lo que se ha producido y,
obviamente, se generarían quiebras.

Y de nuevo recomienza el ciclo, de quiebra de empresas generando cesantía para


los menos productivos, hasta dejar trabajando sólo a los mas eficientes, que otra
vez producirían más de lo que se les remunera, incentivando ciegamente, al
capitalista a recontratar hasta el pleno empleo, los sindicatos elevarían los sueldos
sobre la productividad etc. etc.

Dentro de la imaginería mecánica del economista, el Ajuste automático es como


un acordeón que se estira y se encoge, en un ir y venir interminable. Esta
imaginería irreal expresada en álgebra, es lo que el “profesional de la economía”
llama “ciclos naturales”.

Por eso, este tipo de economista, habla de “ajuste automático”, de “salario


natural”, de “precio de equilibrio”, de “precio de tendencia” de “inflación
subyacente” etc. Que son nombres distintos para decir siempre el mismo
concepto: un promedio mecánico, donde fuerzas opuestas (oferta y demanda) se
paralizan en un equi-librio:

equis: igual; libro: parte (igual valor de las partes anuladas en valor cero: 0,0)

Todo esto tiene lógica sólo si nos representamos la realidad laboral como un
resorte que se estira y se encoge por si mismo, en un ir y venir mecánico,
independiente de la voluntad, de las instituciones y de la inteligencia humana,
tanto de empresarios, como de sindicatos y del gobierno. Como el economista
cree que esto es un ritmo natural inevitable, afirman que el Salario Mínimo o
cualquier medida legal, justa e inteligente, sería como un palo incrustado entre las
espirales que impediría al resorte comprimirse hasta su máximo, (generando
máxima cesantía) Y al no comprimirse el resorte hasta provocar el máximo de
cesantía, se impide obtener la triple ganancia recesiva, producto de tres factores:

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1.- El salario bajo de los que quedan empleados.
2- De los pocos empleados.
3.- De la alta productividad.

De lo que resulta:

Bajos salarios * pocos empleos = costos bajos.


Alta productividad * empleado = elevados ingresos.
Diferencia de ingresos - costos = fuertes ganancias.

En este esquema de pensamiento, si la cesantía no llega a su máximo por culpa


del Salario Mínimo Legal, el incentivo de los dueños es menos “interesante” para
re-contratar, lo que debilita la potencia con la que el resorte, no totalmente
comprimido, pueda expandirse en el “ciclo” siguiente, lo que se entiende como
potencia (siempre mecánica) de la recuperación comercial.

Esa imagen mecánica es perfectamente expresable en lenguaje algebraico, con lo


cual se engañan a si mismos y a la sociedad. Porque toda esta mecánica
imaginaria no expresa ninguna realidad laboral en ningún lugar ni tiempo. Es una
pura abstracción lógica, pero sin verdad.

Como ya lo dijimos la Teoría económica supone también que tanto empresarios,


sindicatos, académicos y políticos carecen de memoria, de imaginación y de
voluntad. Ya que actuarían en cada “ciclo” empujados por un instinto irresistible de
ganancia inmediata repitiendo siempre la misma conducta avarienta en el
momento de alza del “ciclo”: Los sindicatos exigiendo salarios por encima de la
productividad. Los empresarios, por el afán de competir, contratando gente de
baja productividad, empujando todos ciegamente una sobrecarga inflacionaria
encima del resorte del “ciclo” para comprimirlo otra vez, de vuelta a la máxima
cesantía y quiebras, pero con ello eliminando la inflación y recuperando la
rentabilidad de los factores, especialmente el laboral. Y por tanto ¡Vuelta al ciclo
de expansión del resorte!

Como en el mito de Sísifo, condenado eternamente, a remontar una roca que al


llegar a la cúspide, rueda cuesta abajo. Y vuelta a remontar eternamente.

Pero en la Mitología, Sísifo, al menos, sabe que no es libre de zafarse de la


condena. Pero la Teoría económica nos “explica” que los sindicatos, por avaricia
salarial. Los empresarios, por avaricia lucrativa y el gobierno, por desidia estúpida,
empujan sin cesar, esta secuencia de pleno empleo-inflación; para caer a
cesantía- ganancias. Y recomenzar, una y otra vez eternamente, ya que este ciclo
es “natural” según los economistas. Por tanto, se repetirá ciegamente, mientras
exista la naturaleza, sin que la inteligencia y la ética humana puedan hacer nada.

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Pero el colmo de la esquizofrenia se alcanza cuando afirman que esto es
precisamente, la economía libre.

Estupidez como estupefacto: vienen de la raíz stoper que significa golpe que frena. Y
hace alusión al estado catatónico de quién recibe un golpe. (Dictionnaire alphabetique et
analogique . P Robert)
En este caso, hace alusión a la total insensibilidad e incapacidad de la Teoría para
comprender la realidad económica. La estupidez no significa imbecilidad. Como dice de
sus colegas el economista chileno más insigne,Manfred Max Neef: “hay que ser muy
inteligente para inventar estupideces que lo engañan a uno mismo”. En esta cuestión
coionciden plenamente con Max Neef los Premios Nobel Joseph Stigle y Paul Krügman.

El Estado debe hacer NADA porque así lo dice el dogma mecánico básico de la
teoría del libre mercado. Los académicos no deben proponer nada realmente
creativo, sólo “demostrar” que este ciclo no debe tener traba alguna (trabas como
salario mínimo, derechos laborales, medio ambiente etc) ya que se trata de un
hecho “natural”, como la lluvia o la secuencia de las estaciones climáticas.

En realidad la Teoría económica, a pesar del abuso que hace del álgebra del siglo
XVII, es una abdicación de la inteligencia y de la libertad ética del ser humano, ya
que se opone dogmáticamente, a que empresarios, sindicatos y gobierno
acuerden compromisos convenientes para todos: Porque eso sería alterar la
“naturalidad” del Ciclo mecánico del mercado que estos “profesionales de la
economía”, obviamente, saben que no se debe hacer. So pena de sacrilegio
“científico”.

Noveno: Se trata de hacer trabajar por la fuerza del hambre generalizada a toda
la población. Lo propone este editorial cuando agrega: “que garantice el pleno
empleo” Porque eso significa que en los hechos se va llegar al extremo de
prohibir estar cesante, ni siquiera en el cruel concepto liberal, de no emplearse
hasta negociar “libremente” mejor remuneración. Porque simplemente en el
conjunto de la economía no habrá mejor remuneración para esos trabajos.
Exactamente como fue en la Alemania nazi y en la Rusia comunista. (Paradoja de
la atracción y metamorfosis de los extremos)

Pero la propuesta del Mercurio es aún peor. “El profesional de la economía” tipifica
más adelante quienes serán los que dictarán el nivel del Salario Mínimo que le
parece “natural”, cuando desaparezca el “artificial” Salario Mínimo legal:

“dueñas de casa, inválidos parciales, drogadictos, enfermos, ancianos,


personas de baja capacidad de trabajo o concentración, analfabetos,
jóvenes de baja productividad por falta de educación y experiencia”

Décimo: El Mercurio al proponer la contratación forzada de enfermos, está


implícitamente derogando el derecho a la salud pública, por eso quiere una
normativa que no deje opción y que los enfermos deban trabajar. En Chile casi no
hay analfabetos, así que esta categoría es un conjunto vacío. A mayor

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abundamiento, resulta tétrico seguir considerando las otras categorías rectoras
que estos economistas seleccionan como techo del salario mínimo: drogadictos,
ancianos, débiles mentales etc.

Un décimo: Si se le concediera a El Mercurio la derogación del salario mínimo


legal, para que domine “el salario mínimo libre-natural”, todas estas personas que
el “profesional de la economía” menciona, seguirán cesantes. Lo que
verdaderamente quieren los grupos fácticos que financian estas “investigaciones”
es rebajar el salario de todos a niveles de exigüidad, para que las empresas de
exportación, que no necesitan venderles a los chilenos y no requieren
demanda interna, aumenten sus utilidades por esa vía.

Si tuvieran que venderles a los chilenos necesitarían de su capacidad de compra,


y en ese caso, sería necesario que los chilenos accedan a mejores salarios, pero
como ellos venden al extranjero, los salarios chilenos sólo son costo en la
producción, y no retorno en la compra de la mercadería que producen. De manera
que rebajar el nivel general de salarios del país, es negocio redondo para los
grandes exportadores. Sobre este corolario el “profesional de la economía” no dice
una palabra.

Inversamente, la mantención de salarios mezquinos para la mayoría de los


laborantes, es la más grave limitación estructural para la sobre vivencia de las
PYMEs, porque impide su desarrollo tecnológico y comercial.

Las PYMEs son las que dan empleo a los chilenos (80%) Si las PYMEs tuvieran
mercado interno (Buen nivel salarial de los trabajadores) se potenciarían
tecnológicamente dando empleo a profesionales, aumentando así su
productividad.

Ese desarrollo las llevaría a contratar más chilenos, lo que nos acercaría al Pleno
empleo, sin inflación. Ya que la mayor capacidad de compra de la población, no
sería dinero inorgánico, ni tampoco por endeudamiento como ahora, sino una
correspondencia exacta a la mayor productividad de los nuevos empleados. Pero
obligaría también, a los exportadores a pagar mejores salarios, y muy
probablemente, desaparecería la categoría de “temporeras” sobre las que se
ejercen las más abominables humillaciones, que se traducen en suculentas
ganancias para el exportador.

Un caso de salario en libre mercado

Aunque es evidente el efecto social beneficioso para el conjunto de los humanos,


la mecánica teórica del economista sólo ve la satánica “inflexibilidad laboral” que
sería causa de ineficiencia competitiva de las empresas y de la economía en
general.

En El Mercurio del 24 de Marzo 2004, cuerpo B, da cuenta de una encuesta de la Univ.


Bernardo O’Higgins (UBO) que indica que el comercio ilegal reporta a sus practicantes

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217.000 pesos mensuales, y el Salario Mínimo en esta fecha está en 115.000 pesos. El Sr
James Raby, vice pdte. de la Cámara Nacional de Comercio y el Sr Fco. Aracena, pdte. del
Comité Antidelincuencia y Defensa del Comercio Formal, abogan por represión policial,
aplicando la legalidad, contra estos comerciantes libres. El Sr decano de economía de la
UBO Dn Tomás Flores (apóstol ciego contra el Salario Mínimo Legal) explica que ahora
“hay más mujeres en esta actividad, porque los hombres han encontrado empleo formal”.

Derivadas:

- El comercio callejero es verdaderamente de libre mercado ¿Por qué


debe ser reprimido y obligar a esos laborantes a someterse al Salario
Mínimo Legal, ahora?
- ¿Quizá lo legal, en general, tiene más valor en la vida colectiva, de lo
que “los profesionales de la economía” son capaces de comprender?
- Si los hombres han abandonado un ingreso “libre” de $ 217.000 por un
empleo formal ¿Será por menos salario?
- Si se les va a pagar más del doble del salario mínimo legal actual, ¿Cuál
es entonces la productividad, medida por el mercado libre, de esos
trabajadores? ¿Es semejante al tope –medido por la productividad de
enfermos y drogadictos- que señala “el profesional de la economía”?
- En el editorial se afirmaba “científicamente” que el Salario Mínimo
situaba la cesantía “por sobre el que se daría en un Mercado Libre”.
Resulta que EN LOS HECHOS el Mercado “libre” remunera un mínimo
que es el DOBLE que el legal. Sin embargo, la persistencia en la
ideología y en la afirmación de sus intereses, lleva al Pdte. del Comité
citado a decir: “el comercio ambulante no es consecuencia del
desempleo, sino por la alta rentabilidad y baja sanción tanto social como
legal”.
- Ese vendedor “libre” si no tenía empleo formal, a despecho del Sr pdte.
del Comité estaba cesante, lo que según la Teoría económica se debía
a que su productividad era inferior al salario mínimo. Y sin embargo
ganaba el doble en el Mercado “libre” de leyes, impuestos,
encuadramiento empresarial.
- Si fuera verdad que no es por cesantía que el comerciante ambulante se
gana la vida en el Mercado libre ¿Entonces por qué regresó al trabajo
formal. Y según el estudio “científico” está siendo reemplazado por su
mujer?
- ¿Cuándo esa gente gana el Salario Mínimo (115.000 pesos : 2004) Lo
legal es malo y debe dejarse al “libre mercado” fijar el salario para
bajarlo? Pero cuándo esa mismas personas, ejerciendo una actividad
de “libre mercado”, ganan el doble o más, entonces se rechaza el dato
empírico del mercado efectivamente libre. Y se exige reprimirlas para
enmarcarlas en el Mercado regulado NO LIBRE. Métodos
contradictorios , pero un solo objetivo: empobrecer el salario. ¿Dónde
está la objetividad científica de estos “profesionales de la
economía”?

Dúo décimo: La definición que da el Mercurio de su concepto de Pleno empleo,

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Premisa mayor:
“que todo el que desee trabajar pueda hacerlo” , emociona, no porque lo dice
explícitamente, sino por la segunda premisa implícita que habría que formular así:

Premisa transitiva:
Y que aún trabajando tenga hambre ;

Conclusión:
con lo que se garantiza el trabajo, en las condiciones impuestas.

Y como los puestos de trabajo a sueldo quasi nulo, existirán siempre, la economía
alcanzará el estado de pleno empleo.

Décimo tercero:
“al aumentarse artificialmente el costo de las remuneraciones, se tiende a
emplear tecnología ahorradora de mano de obra”

Hagamos primero una observación de forma, acerca del cinismo implícito que el
adjetivo artificial, tiene en la cultura de estos “científicos”.

Cinismo: escuela griega creada en el siglo IV antes de Cristo por Antístenes, en el


Gimnasio llamado Kinosargés (Sepulcro del perro) Por eso se los llamó cínicos (canes)
aludiendo a su conducta moral de “perros”, famosos por pervertir los argumentos, para
hacer aparecer a los culpables como inocentes y al revés. Los cínicos niegan la sociedad,
niegan el Estado, niegan la familia. No reconocen el valor ético general de ningún principio.
Sólo reconocen como verdadero y moral el interés particular del individuo y este interés
cambia según la circunstancia concreta.

El Salario Mínimo Legal nacido del debate libre, democrático e inteligente de la


sociedad resulta, para este tipo de economista, artificial. Y su propuesta de
imponer condiciones para que el Salario Mínimo sea determinado por inválidos,
drogadictos, enfermos, ancianos y minusválidos mentales, le parece de lo mas
natural.

Pero vamos a los argumentos que estos economistas llaman “técnicos”. Incluso,
“científicos”.

Si la realidad fuera tan simple como la fantasía mecánica del economista, todos
coincidiríamos con su lógica, la solución es reemplazar mano de obra cara por
máquinas más productivas, por tanto en el largo plazo, más barata.

El economista liberal cree que esto sucede en una relación lineal y unívoca de
causa – efecto.

Lineal: que estando presente esa causa debe producirse una línea de
efectos. En este caso, la causa “buenos salarios” producirá inevitablemente
el efecto alta inflación; la alta inflación tendrá el efecto de dificultar la

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inversión; la caída de las inversiones, debilitarían los negocios, la debilidad
de los negocios provocaría pérdidas de empleos etc , etc. Por tanto, si el
empresario provoca cesantía de inmediato, reemplazando empleados por
máquinas, no estaría generando ningún mal voluntario, porque no habría,
ningún otro camino, Puesto que la sociedad habría cometido la estupidez
de mejorar los sueldos. Simplemente el empresario se estaría adelantando
a la línea causal mecánica, que predice la “ciencia” económica.

En cambio la causa “salarios paupérrimos” debe producir una línea de


efectos virtuosos: no generan inflación, incentivan la inversión, se potencian
los negocios y producen pleno empleo. También según la Teoría
económica, eso sucedería de manera lineal. Y por eso los empresarios
mantendrían los empleos que les permite competir, aunque la tecnología
sea obsoleta.

(Por eso, cuando se mejoran los salarios en alguna empresa, cae el valor
de sus acciones en la Bolsa. Pero cuando se anuncia que una empresa
envía a la cesantía miles de trabajadores, o les ha rebajado sus salarios,
sus acciones se valorizan en Bolsa. Contra el sentido común, los hechos
demuestran que cuanto mayor es el despido, mayores son las ganancias en
Bolsa). Es algo que cualquiera puede verificar todos los días, en la prensa
de negocios. Este efecto, no es necesariamente así en economías con
capacidad de cooperación de sindicatos-empresarios-gobierno (Suecia,
Holanda, Irlanda, Japón etc)
Unívoca: que sólo ese efecto es el que puede producirse y no otro. Y
además no hay posibilidad de alterar esa secuencia de causa-efecto, con
inteligencia, buena voluntad entre las partes y mejor organización. Nada de
eso sería suficiente. O peor aún, la “ciencia” vaticina que la cooperación
generará “distorsiones en el mercado” generando “efectos perversos”

Podemos conceder que el razonamiento es lógico, dentro de sus premisas


irreales, pero de ninguna manera, es verdadero. ni éticamente sano.

Lógico: coherencia del pensamiento con sus premisas abstractas. La validez del
pensamiento en si mismo.

Verdadero: que la realidad se comporte conforme a lo que el juicio lógico predica de esa
área de realidad. En este caso, la relación salario-transformación tecnológica. Lo verdadero
requiere ser lógico, pero lo lógico no es suficiente para ser verdadero

Este tipo de economistas balancean en sus análisis una promesa y una


amenaza simultánea.

La promesa: Si los salarios siguen miserables, los chilenos mantendrán sus


empleos. Si los salarios se hacen más miserables, los chilenos gozarán del Pleno
Empleo.

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La amenaza: Si se mejoran los salarios habrá mucha cesantía, porque además de
despedir a los empleados actuales, nunca serán recontratados, porque las
funciones que puedan realizar, serán reemplazadas por máquinas.

Esto tiene lógica sobre el supuesto fantasioso de que la automatización es un


asunto arbitrario que sólo depende de la libre voluntad del patrón, quién decidiría
exclusivamente por la diferencia de precio entre salario y máquina. Y cuya
decisión es lo único que determina el cambio tecnológico de la empresa.

¿Es esto verdad? ¿Es esto así en la realidad?

Si fuera verdad entonces aún habrían en todas las oficinas secretarias baratas
que escriban a máquina, y sólo existirían algunas escasas secretarias mas caras,
que manejan computadores. Este ejemplo puede multiplicarse para miles de tipo
de empleos, en estos últimos treinta años.

La verdad, es que sin relación al salario relativo de las secretarias, el computador


implica un nuevo marco tecnológico, y si la empresa prescindiera de él, quedaría
incoherente con el ambiente del que depende, cayendo en un verdadero
ostracismo comunicacional. De manera que la introducción del computador en las
operaciones de la empresa, casi nada tienen que ver con la baratura o carestía del
sueldo de la empleada.

En la realidad, las empresas no se automatizan por decisión libre del patrón


arbitrando sólo costos salariales, sino por el nivel de operación tecnológica del
entorno en que existen, lo que determina el tipo de competencia que enfrenta. Por
ejemplo, un frutero de Zaire que exporta a sus vecinos de África, no necesita
sistemas de refrigeración, transporte etc, que sí debe tenerlo imperativamente el
exportador chileno que llega con sus frutas a la mesa de europeos, japoneses,
canadienses y estadounidenses. Una Clínica quirúrgica que no tenga el sistema
laparascópica, difícilmente atraerá pacientes que se atiendan en ella. Y la
competencia no es un asunto que sólo pueda conjurar el patrón rebajando los
sueldos de los empleados, como insinúa el “profesional de la economía”.

En verdad, en la evolución de la economía real, hay quiebres tecnológicos que


borran áreas enteras de industrias y donde el valor de los salarios sólo tiene una
importancia relativa, y a veces nula. Por tanto, el significado casi absoluto, que
señala El Mercurio, es falso.

Por ejemplo, un reloj a cuerda, plenamente vigente hace sólo 20 años, ya no está
en el mercado, sólo en los museos, aunque los técnicos y obreros que los hacían
eran más baratos que los que fabrican los relojes electrónicos de hoy. Y que
conste, la precisión cronológica de los relojes a cuerda en muchos casos, es aún
hoy, de mejor calidad que los electrónicos. Tampoco nadie encontrará hoy un
automóvil nuevo con carburación por presión atmosférica, ni un computador ni
radio-receptor con tubos al vacío etc, etc.

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Vista la verdadera dinámica de la reconversión tecnológica, la promesa de estos
economistas, no tienen ningún sentido, ya que las relaciones de causa (nivel de
salarios) y de control (arbitrio libre del patrón), que ellos suponen, no se producen
en la realidad. Por tanto, si una sociedad aceptara la promesa de estos
“profesionales de la economía” :

salarios miserables = pleno empleo

Daría como resultado empobrecerse de inmediato y quedar tecnológicamente


obsoleto, en el corto plazo.

Los únicos que rentan con esa ecuación son los grandes exportadores. En
cambio: La economía del país: empresas que producen para los chilenos, dando
trabajo a los chilenos, se hundirá aceleradamente. Sólo se sostendrán en una
dinámica de empobrecimiento creciente, aquellas empresas sub-contratistas de
las exportadoras, hasta que estas agoten los minerales, los peces y los bosques,
en un horizonte estimado de no más de treinta años.

Décimo cuarto:

“Es claro que ninguna persona racional pagaría más por un servicio de lo
que estima es su valor: no contratará a un trabajador por 105 mil pesos
mensuales o más si considera que su aporte es menor”.

Ya hemos mostrado que lo “racional”, escondido en cálculos de geometría


analítica, no es más que “estimación “ y “consideración” puramente subjetiva de
quién es más poderoso en la relación laboral.

El adjetivo “racional” tiene para “el profesional de la economía”, un sentido


totalmente contrario al que tienen los científicos, los filósofos y el común de la
humanidad.

Para la Teoría económica, Dios creó al hombre con una razón limitada sólo a su
inmediato interés. Esta “racionalidad” lo incapacita absolutamente para
comprender el Bien Común de la humanidad.

“La idea del ser divino, cuya sabiduría y benevolencia han arbitrado y
conducido desde toda la eternidad la inmensa máquina del universo para
producir en todos los tiempos la mayor cantidad posible de felicidad, es
ciertamente el mas sublime de todos los objetos de contemplación
humana...la preocupación por la felicidad universal de todos los seres
racionales y sensibles, es asunto de Dios y no del hombre. “ Adam Smith,
Teoría de los Sentimientos morales. FCE , p 75. (el subrayado y negrita son
míos)

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En primer lugar, el Dios de la Teoría económica. Nada tiene que ver con el Dios de
la Biblia y menos con el Dios de Jesús y tampoco con el Dios musulmán. El Dios
de Smith es un maquinista. Si bien ese Dios dirige la “inmensa máquina del
universo”, ningún maquinista puede dirigir la máquina y sus elementos libremente,
sino conforme a los códigos mecánicos ineluctables del plan estructural de la
máquina. No se trata de la representación judeo-cristiana de un Dios con una
inteligencia creativa, aún hoy actuante; un Dios moralmente apasionado por el
Bien; un Dios en constante diálogo de amor personal con su criatura libre: centros
de albedrío.

El Dios de Smith es inteligente, pero no a la manera de un ser libre, sino como un


ingeniero que quedara atrapado como vértice cibernético, en su propia máquina.
Ahora, EL mismo funciona dentro de los códigos de la máquina que diseñó “desde
toda la eternidad” y no puede salirse de esos códigos.

Es importante señalar esto, porque a pesar que Smith utiliza un lenguaje religioso,
y en algunos pasajes, hasta se confunde con el lenguaje cristiano. Nada tiene
que ver con el contenido de la teología ni con la antropología cristiana: sea esta
católica o evangélica. Tiene si más parentesco con el calvinismo, que es la versión
más lejana al espíritu de la Iglesia primitiva.

Smith continua la cita:

“Al hombre se le ha asignado una esfera mucho más humilde, pero mucho
más adecuada a la debilidades de sus potencialidades y a la estrechez de
su comprensión, el cuidado de su propia felicidad, la de su familia, de sus
amigos, de su país” locus citate

Hay aquí una cuestión de geometría: la pieza mecánica hombre, constituyente de


esta “inmensa máquina del universo”, tiene una esfera de acción y comprensión
definidos en esta cita: Muy humilde, débil y estrecha.

En resumen, el hombre no es responsable de su historia, ni de su sociedad (No


hay que confundirse con el alcance de la palabra país: En tiempos de Smith, esta
no significa más de lo que hoy llamamos terruño.)

El hombre, para ser responsable de su historia tendría que tener una inteligencia
capaz de comprender ”la felicidad universal de los seres racionales y sensibles”
Y consecuentemente, también tener una capacidad de acción eficaz para generar
esa felicidad universal. Dos condiciones necesarias para ser libre y ético. Y vemos
que Smith y la Teoría económica se los niegan, enfática y totalmente.

El liberalismo, como se ve, le niega al hombre esa capacidad, no lo hace


responsable de la ecología (seres sensibles: animales), ni de la justicia
internacional Si el hombre carece de inteligencia y acción eficaz, sobre la
felicidad global, tampoco es responsable de sus consecuencias. Pero alguien que

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no es responsable de las consecuencias de su accionar NO es un ser libre. Nadie
haría responsable a un gato por comerse a un ratón: no tiene el gato inteligencia
para crearse opciones diferentes, sólo sigue sus instintos. Es exactamente lo que
la Teoría económica dice de la conducta total del hombre:

“La auto conservación y propagación de las especies constituyen los grandes fines que la
naturaleza se ha propuesto en la formación de todos los animales...Pero...aunque estamos
dotados de un fuerte deseo de tales fines, no se ha confiado a las inciertas y lentas
determinaciones de nuestra razón el hallazgo de los medios adecuados para
realizarlo. La naturaleza (que conduce el maquinista divino) nos ha guiado a la mayor
parte de ellos mediante instintos originales e inmediatos. Hambre, sed, la pasión que une
ambos sexos; el amor por el placer y el temor al dolor nos impulsan a aplicar estos
medios por si mismos y sin tener en cuenta esos fines beneficiosos, que el Gran
Director de la naturaleza (el maquinista) pretendió cumplir con ellos”
Adam Smith, Idem. (los paréntesis y las negrillas son nuestras)

¿En qué, el liberalismo económico diferencia la libertad del hombre con la libertad
del gato?

La Teoría económica reduce la “razón” a una simple ingeniería de egoísmo


conciente, el gato, como cualquier animal, no es egoísta, es sólo conducta
funcional a su entorno. En el hombre, habría un borroso grado de apertura
psíquica, pero dentro los muy humildes, débiles y estrechos límites que el Dios,
inventado por Smith, le permitió. Así lo único seguro para el hombre sería
abandonarse a la guía del egoísmo, porque esa es la única fuerza potente que le
ha programado el Gran Director de la Naturaleza, para llevarlo ciega pero seguro,
a esos “fines beneficiosos” Que “el hombre en su incierta y lenta razón” jamás
sería capaz de alcanzar.

Pero es tan borroso esta muy humilde, débil y estrecha capacidad humana de
pensar y actuar que, en conclusión, el liberalismo, a pesar de su “apellido”, niega
absolutamente la libertad al hombre, para trasladarla a las cosas: Al “libre
mercado”¿Cómo puede ser libre una cosa, que por ser “cosa”, carece de
inteligencia y de voluntad? Sólo para la Teoría económica puede darse el “milagro
liberal”, de un ente, que sin voluntad ni inteligencia, sea libre.

Smith y su Dios deísta, que le sirve de axioma de la naturaleza humana, hacen


totalmente estéril el Segundo Mandamiento: “Ama a tu prójimo como a ti
mismo” El amor sólo es posible para un ser libre, capaz de pensar en el bien de
la comunidad, y capaz de actuar eficazmente en su servicio. Sobre todo, si
estamos hablando de economía. Ya que la economía es una esfera de actividad
que involucra a toda la comunidad. Nadie podría comprar o vender algo, si el
principio de propiedad no estuviera en la cabeza, de toda la sociedad, ningún juez
podría emitir juicio alguno, o hacer pagar una deuda, si no existieran Códigos,
implícitos o explícitos, que todas las personas consideren justos.

De manera que el prójimo, no es sólo él que está inmediatamente al lado. El


prójimo tiene una dimensión política que implica la organización de la toda la

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sociedad, en función de la justicia. Pero ya vimos que el liberalismo le niega al
hombre capacidad de pensar “la felicidad universal” (Que no es otra cosa que la
conducción de Estado) Y cuando le reconoce capacidades al hombre, estas son
muy humildes, débiles y estrechas. De manera que si intentara organizar el Bien
Común fracasará inevitablemente. El hombre, para el liberalismo, debe
simplemente dejarse llevar por:

“el amor por el placer y el temor al dolor (que) nos impulsan a aplicar estos medios por
si mismos y sin tener en cuenta esos fines beneficiosos, que el Gran Director de la
naturaleza (el maquinista) pretendió cumplir con ellos”
Adam Smith, Idem. (los paréntesis y las negrillas son nuestras)

Esta es la persona racional (centro cibernético del sistema) a la que alude el


“profesional de la economía” de hoy. Como se ve, muy poco tiene que ver con lo
que los universitarios y las personas normales, entendemos por persona racional.
Y lo más dramático, es que el economista de hoy, ignorante absoluto de la historia
y filosofía que origina su “ciencia”, fundado en este concepto, no importa lo que
analice, no importan las circunstancias ¡Siempre concluye lo mismo! Cargar los
costos a los pobres y acrecentar la riqueza de los ricos, a cualquier precio.

En efecto, el segundo gran teórico de la economía fue el sacerdote puritano


Thomas Robert Malthus (misma religión formal y pública de Adam Smith) con el
“Ensayo sobre los principios de la población”, dice en la segunda edición de 1803:

“Un hombre que nace bajo un régimen de propiedad determinado, si no puede obtener
medios de subsistencia de sus padres sobre quienes posee derecho a justa demanda, y si
la sociedad no desea su fuerza de trabajo, no puede reclamar ni tiene derecho a la menor
porción de comida y, de hecho, no merece estar donde se encuentra. En la poderosa fiesta
de la naturaleza, no hay lugar vacante para él. Ella le dice que se marche”.

Este es el derivado lógico inevitable de este axioma de “persona racional” pero de


razón muy humilde, débil y estrecha enmarcado en un “libre” mercado mecánico
que el hombre, según el liberalismo, es incapaz de conducir hacia el Bien Común,
ya que no tiene potencia racional para definir esa felicidad universal. Es decir,
capacidad política de estructurar la amistad cívica.

Estas afirmaciones de Malthus, no quedaron en el pasado, jalonan profusamente


estos dos siglos de “ciencia” económica, Friedrich Von Hayeck , Pemio Nobel de
Economía (1976) Master de los economistas chilenos, dice respecto a la ayuda al
desarrollo del Tercer Mundo:
"se puede hacer un alcance a la Comisión Norte-Sur, que piensa que puede curar la
desnutrición de la extrema pobreza mediante la redistribución . Yo no creo que pueda hacerlo,
pero sé que trata de mantener vivos a esos niños de Somalía".
Y agregó:
"si desde el exterior usted subvenciona la expansión de la población, de una población que es
incapaz de alimentarse a sí misma, usted contrae la responsabilidad permanente de mantener
vivas a millones de personas en el mundo, que no podemos mantener vivas. Por lo tanto, me
temo que debemos confiar en el control tradicional del aumento demográfico" LA CRITICA
NEOLIBERAL A LA PLANIFICACION. Jorge Iván Vergara (publicado en: Revista de Ciencias

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Sociales N°10-2000, Universidad Arturo Prat, Iquique, págs. 109-134) Nota: Las inserciones en
cursivas son mías HTN.
Hayek rechaza que los países ricos ayuden al Tercer Mundo y sostiene que esta
ayuda sólo aumentará el problema que se quiere solucionar:
"¿Cuánto podemos ayudar? ¿Lo suficiente para mantener con vida a esta población que
gracias a esto se duplica en 20 años?. Ello conduce a problemas extremadamente graves
que presionan al gobierno a solucionar la extrema pobreza mediante lo que se llama
transferencia masiva. Mi respuesta al respecto es que no se solucionará la extrema
pobreza, sólo se aumentará el número de personas y, por ende, se aumentará la pobreza"
(locus citate)
El párrafo trascrito de Malthus más arriba, provocó tal escándalo que tuvo que ser
retirado de las ediciones siguientes. Esto sucedió en la Inglaterra victoriana, que
ha pasado a la historia como modelo de hipocresía. En estos días (marzo del
2004) está en Chile, el más connotado epígono de Hayeck, pregonando estas
propuestas. Lo mismo puede decirse de Milton Friedman y de Gary Becker. Todos
premios Nobel de Chicago, muy aplaudidos por “profesionales de la economía”,
como el editorialista que analizamos.

Conclusión:
La condición necesaria para el Pleno empleo, según la Teoría liberal implica
inexorablemente miseria salarial. Si esta agresión moral, no fuera presentada
como un imperativo “científico”. (Curva de Phillips y Curva de eficiencia de Pareto)
No sería cuestión directa del quehacer universitario. Pero es el caso. y por eso
debe ser objeto de nuestro análisis.

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