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meramente físicos o químicos. Por ello, supone una forma de dualismo en los
seres vivos.
Pero, más allá de la consideración del alma como principio vital, desde
mediados del siglo XIX, algunos filósofos y biólogos han considerado la
necesidad de un principio vital (no necesariamente identificada con el alma)
capaz de explicar las características irreductibles de los seres vivos, ya que
niegan la reductibilidad de los fenómenos vitales a causas meramente físico-
químicas o fisiológicas y, en algunas versiones, afirma la existencia de algún
principio o fuerza vital para explicar la diferencia esencial entre fenómenos
vitales y meras estructuras orgánicas.
FRIEDRICH W. NIETZSCHE
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también influiría decisivamente en la formación de sus ideas, y con la música
de Wagner, a quien más tarde conoció personalmente, y del que fue un
apasionado admirador.
El primero, que abarca desde sus estudios en Leipzig hasta 1877, está
representado básicamente por su obra El nacimiento de la tragedia desde el
espíritu de la música, publicada en 1871. En ella Nietzsche establece la
distinción entre el espíritu apolíneo, que expresa el mundo como
representación (artes plásticas) y el espíritu dionisíaco, que lo expresa como
voluntad (música). Nietzsche exalta lo dionisíaco, que interpreta como
encarnación de la voluntad de vivir, frente a lo apolíneo, que representa la
huida ante la vida. El ideal estético del espíritu dionisíaco es el drama
wagneriano, que pone en escena la fuerza incontenible de la vida.
Precisamente la ruptura de Nietzsche con Wagner es el hito que marca el
tránsito del primer período al segundo, que va desde 1878 hasta 1882.
Nietzsche reprocha a Wagner el haber cedido, en su obra Parsifal, ante los
ideales del cristianismo, intrínsecamente contrarios a las fuerzas de la vida.
En este segundo período, Nietzsche se aparta de los ideales y maestros que
había admirado hasta entonces, se muestra crítico hacia el arte y la metafísica
y se vuelve hacia el positivismo naturalista de la Ilustración, aunque sin caer
en el culto al progreso. La obra central de este período es Humano,
demasiado humano. Un libro para espíritus libres (1878-1880), dedicado a
Voltaire.
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El tercer período del pensamiento de Nietzsche arranca el año 1882 con la
publicación de su obra Así habló Zaratustra. Las doctrinas de este período
parten de la concepción de la vida como dolor, lucha e irracionalidad que
había aprendido en Schopenhauer, pero rechazando la actitud de resignación
ante ello. Nietzsche tenía la intención de presentar estas ideas en una obra
sistemática que debía titularse La voluntad de poder, pero no pudo terminarla.
Fue publicada después de su muerte con las anotaciones que se encontraron
entre sus papeles póstumos.
Uno de los argumentos fundamentales de Nietzsche era que los valores
tradicionales (representados en esencia por el cristianismo) habían perdido su
poder en las vidas de las personas, lo que llamaba nihilismo pasivo. Lo
expresó en su tajante proclamación “Dios ha muerto”. Estaba convencido de
que los valores tradicionales representaban una “moralidad esclava”, una
moralidad creada por personas débiles y resentidas que fomentaban
comportamientos como la sumisión y el conformismo porque los valores
implícitos en tales conductas servían a sus intereses. Afirmó el imperativo
ético de crear valores nuevos que debían reemplazar los tradicionales, y su
discusión sobre esta posibilidad evolucionó hasta configurar su retrato del
hombre por venir, el “superhombre”.
Según sus teorías, las masas (a las que denominaba “rebaño”, “manada” o
“muchedumbre”) se adaptan a la tradición, mientras su superhombre utópico
es seguro, independiente y muy individualista. El superhombre siente con
intensidad, pero sus pasiones están frenadas y reprimidas por la razón.
Centrándose en el mundo real, más que en las recompensas del mundo futuro
prometidas por las religiones en general, el superhombre afirma la vida,
incluso el sufrimiento y el dolor que conlleva la existencia humana. Su
superhombre es un creador de valores, un ejemplo activo de “eticidad
maestra” que refleja la fuerza e independencia de alguien que está
emancipado de las ataduras de lo humano “envilecido” por la docilidad
cristiana, excepto de aquellas que él juzga vitales.
Nietzsche sostenía que todo acto o proyecto humano está motivado por la
“voluntad de poder”. Ésta no es tan sólo el poder sobre otros, sino el poder
sobre uno mismo, algo que es necesario para la creatividad. Tal capacidad se
manifiesta en la autonomía del superhombre, en su creatividad y su coraje.
Aunque Nietzsche afirmó en multitud de oportunidades que todavía no había
existido ningún superhombre, citó a algunos personajes históricos que podrían
servir como modelos: Sócrates, Jesucristo, Leonardo da Vinci, Miguel Ángel,
William Shakespeare, Johann Wolfgang von Goethe, Julio César y Napoleón I
Bonaparte.
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— Aurora (1881).
— La gaya ciencia (1882).
— Más allá del bien y del mal (1886).
— Genealogía de la moral (1887).
— Crepúsculo de los ídolos (1888).
HENRI BERGSON
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semejante a como el impulso vital se esfuerza por conseguir la libre acción
creadora.
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En la Evolución creadora Bergson extiende la noción de duración que ha
elaborado en sus dos grandes obras anteriores. Ahora la duración no
constituye solamente el ser de la conciencia; la realidad exterior también es
duración, siempre cambiante. Esta extensión y generalización de la duración,
surgida del análisis de la propia conciencia, la efectúa Bergson sobre las bases
del evolucionismo de Spencer, elaborando un evolucionismo cosmológico. Al
igual que la conciencia, que es una creación continua de sí misma (tesis en la
que Bergson recibe el influjo del empirismo británico), también la existencia
en general consiste en un proceso de autocreación indefinida.
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las ideas filosóficas europeas, especialmente las alemanas. Antes había
participado en la creación de la revista España y del diario El Sol.
Sus deseos de colaborar en la modernización de España le llevan a participar
de forma activa en la política. Así, funda la “Agrupación para el servicio de la
República” y es elegido diputado en Cortes, pero poco tiempo después la
marcha de los acontecimientos le desilusiona y se aleja de la política activa.
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Esta posición sustenta que ningún saber concierne directamente a las
cosas mismas, sino a nuestra actitud hacia ellas y, por tanto, Ortega rechaza
la creencia en un ser en sí de las cosas independientemente de nosotros. De
esta manera afirma que el ser de las cosas debe entenderse a partir de su
relación con nosotros. Por ello concibe el saber como un «saber a qué
atenerse». Esta reivindicación de la vida no debe entenderse a la manera
irracionalista que aboga por unos oscuros instintos o impulsos, sino que la
vida debe entenderse como realidad radical, y el raciovitalismo como una
teoría de la realidad. Pero, y ahí es donde enraíza el perspectivismo
orteguiano, esta unidad que engloba en sí la naturaleza y el intelecto se nos
aparece siempre en perspectiva. El ser del mundo no está dado, sino que es
siempre perspectiva.
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en el poder, de 45 a 60, y vejez). La vida social es una actividad comunitaria,
que debería estar regida por el liderazgo intelectual de los mejores, en una
concepción aristocrático-intelectual que da un papel relevante a las minorías
intelectuales selectas, no a las masas, cuya rebelión sin dirección comporta la
quiebra de la sociedad y la caída en la inautenticidad. El gran peligro para la
historia es que las élites intelectuales no sepan ejercer su liderazgo, y que las
masas no tengan el ejemplo adecuado a seguir. Esta concepción, no obstante,
no debe entenderse de manera trivial. Para Ortega la minoría selecta no se
confunde con las clases burguesas dominantes, ni la masa equivale a la clase
trabajadora. Hay hombres masa en todos los estratos sociales, y puede haber
minoría capaz de liderazgo también en todos ellos. Se trata más bien de una
minoría de liderazgo moral e intelectual capaz de poner en entredicho las
creencias para sustituirlas por ideas.
EXISTENCIALISMO.
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china, las dictaduras en Italia y Alemania, la crisis económica de los años 30 y
la energía atómica con fines bélicos) determinaron un proceso de
despersonalización según el cual el individuo pierde identidad diluido en una
masa social fácilmente manipulable.
El método fenomenológico.
• El existencialismo pretende ser un humanismo (filosofía del hombre)
como persona individual, y ser social en consonancia con sus circunstancias
históricas. El método utilizado será el propuesto por Husserl; filósofo más bien
esencialista
• Su método quería con exactitud los fenómenos tal como aparecen en
la conciencia.
• El método se adaptaba bien a los objetivos de la temática
existencialista, pero se limitan al uso de él, no adoptando el pensamiento
global de su autor.
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extremo de su limitación se encuentra la muerte. El hombre auténtico no
escapa de la angustia de la nada, de la experiencia consciente de ser para la
muerte. La existencia auténtica, que vive la angustia, permite despertarse de
falsas ilusiones o seguridades, y reconocerse "desnudo".
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• Aplicó el término existencial A su filosofía porque consideraba a
ésta como la expresión de la vida individual examinada con
intensidad
• Resaltó la ambigüedad y la paradójica naturaleza de la situación
de los hombres.
• Afirmaba que los problemas fundamentales de la existencia
desafían una explicación racional y objetiva; la mayor verdad es
subjetiva.
Martin Heidegger.
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• “La angustia o experiencia de lo negativo le hace al hombre
percibir su finitud, su nada como existencia, pero también como
libertad”, afirma Heidegger.
M. HEIDEG
se
¿QUÉ ES EL
Heidegger trata de colocarse en el plano del ser, elevándose por encima del
plano de los entes. No se debe confundir ser y entes. Éstos son las cosas, los
existentes, lo objetos. En cambio, el ser es lo que le da inteligibilidad y sentido
a las cosas. El ser es el que fundamenta los entes.
EXISTENCIA H
Quiere tratar primero el tema del hombre. El hombre es el lugar en donde el
ser se esclarece y se manifiesta. Por esto, Heidegger llama Dasein a la
realidad humana. Este término significa literalmente “ser ahí”, quiere señalar
la vinculación del hombre con el ser.
insertad
• Temporalidad: consiste en que el hombre no esta en el tiempo, sino
que es un proceso de temporalización, cuyos éxtasis o salidas de sí mismo
origina los tres momentos del tiempo entendido corrientemente.
Karl Jaspers:
Empleó el término das Umgreifende (lo abarcable) para referirse a los límites
últimos del ser, el horizonte indefinido en el cual puede desarrollarse cualquier
experiencia objetiva o subjetiva y que no puede comprenderse por vías
racionales.
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posibilidad que constituye la verdadera esencia del ser para quienes son
conscientes de lo abarcable al enfrentarse a situaciones límite como el azar, el
sufrimiento, el conflicto, la culpabilidad y la muerte.
Jaspers también escribió con frecuencia sobre la amenaza que la ciencia y las
instituciones políticas y económicas modernas suponen para la consecución
de la libertad humana.
JEAN-PAUL SARTRE
• Nacido en París el 21 de junio de 1905, estudió en la Escuela Normal
Superior de su ciudad natal, en la Universidad de Friburgo (Suiza) y en
el Instituto Francés de Berlín (Alemania).
• Fue profesor de Filosofía en varios liceos hasta el comienzo de la II
Guerra Mundial, momento en que se incorporó al Ejército.
• Desde 1940 hasta 1941 fue prisionero de los alemanes; después de su
puesta en libertad, dio clases.
•
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Su pensamiento gira alrededor de dos conceptos fundamentales
• El en sí es el ser de las cosas, es el objeto, carece de conciencia, de
movimiento, de relaciones.
• El para sí es consciente es sujeto, es típicamente humano, no se le
puede aplicar el principio de identidad. Es lo que no es y no es lo que es.
La oposición entre ambas categorías sartreanas es tajante:
El para-si es una fisura o hendidura del en sí. Es como un gusano que roe una
manzana.
RELACIONES INTERPERSONALES
La base de las relaciones humanas es el conflicto, la lucha, no es posible el
contacto interpersonal, la comunicación sujeto a sujeto.
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Si me comporto como objeto:
• Amor: hacerme fascinante al otro.
• Lenguaje: trato de atraerlo con expresiones que lo lleven a la
captación de lo que yo quiero.
• Masoquismo: hacerme juguete o instrumento del otro.
Si me comporto como sujeto:
• Indiferencia: hacer caso omiso del otro.
• Deseo sexual: reducir al otro a condición de cuerpo.
• Odio: proyectar un mundo donde el otro no existe.
EL ANTÍ TEISMO
SU POSTURA NO ES SOLAMENTE ATEA SINO ANTÍ TEISTA. Lucha contra la
creencia en la existencia de Dios.
El hombre que todavía no llega al nivel del ser, sino que todavía trata a los
demás en la categoría del tener, como objetos, instrumentos o propiedades,
revela con esto, que todavía no ha llegado a la auténtica existencia humana.
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No sólo expresó estas ideas en sus libros, sino también en sus obras de teatro,
que presentaban situaciones complejas donde las personas se veían
atrapadas y conducidas hacia la soledad y la desesperación, o bien
establecían una relación satisfactoria con las demás personas y con Dios.
Filosofía analítica.
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lingüística de la realidad, la del atomismo lógico, según el cual mundo y
lenguaje muestran una misma estructura común o «figura lógica» (ver
gráfico); por ser el lenguaje el espejo del mundo, en él se refleja su
naturaleza. De ahí surge la idea fundamental de que la realidad sólo se
comprende a través del lenguaje, porque éste es el reflejo de la realidad
(teoría especular del lenguaje, que sustituye a la teoría especular de la idea
del s. XVII) y que el conocimiento no consiste más que en el análisis del
lenguaje.
A esta fase inicial de la filosofía del análisis, sigue una segunda fase de
decisivo influjo del Tractatus sobre el Círculo de Viena, de donde surge el
neopositivismo. Éste añade al movimiento analítico una clara postura
antimetafísica, al establecer la verificabilidad como criterio de significado,
considerando que todo enunciado metafísico carece de sentido, una vez
sometido al análisis lógico (tal como sostiene Carnap en La superación de la
metafísica mediante el análisis lógico del lenguaje, 1931). W.V.O. Quine ha
atribuido a esta fase el procedimiento, que él denomina «ascenso semántico»,
mediante el cual en vez de hablar de cosas y objetos, hablamos del lenguaje
con que hablamos de las cosas para evitar las engorrosas cuestiones que se
refieren a la existencia de las cosas. Es también el período más significativo
de la filosofía analítica.
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general, esto es, el carácter representacional del lenguaje mismo, como si
éste fuera en sustancia un esquema de lo que es el mundo, y que determina
que la principal cuestión filosófico-lingüística sea la relación del lenguaje con
el mundo: el significado. Así desaparecen, según este autor, por la fuerza de
los acontecimientos, las ambigüedades y los problemas lingüísticos
filosóficamente no resueltos, irresolubles incluso por mal planteados, y se
afirma el sentido de una filosofía que, en general, ya no se atribuye la misión
de fundamentar el conocimiento, sino simplemente la de describir, para un
ámbito determinado de personas, determinados problemas y escribir acerca
de ellos sin un perfil excesivamente definido, y con una misión no más
esencial que la de las demás especialidades humanísticas (historia, crítica
literaria, poesía, periodismo, etc.): participar, como una más, en lo que
denomina la «conversación de Occidente» o «conversación de la humanidad».
Tras su matrimonio en 1894 con Alys Pearsall Smith, primera de sus cuatro
mujeres, ingresa como investigador en el Trinity College, pero reside en Berlín
para estudiar economía y política. De esta época datan sus primeras
investigaciones: Ensayo sobre los fundamentos de la geometría (1897), de
inspiración kantiana, y algunos estudios sobre Hegel, por influjo del idealismo
neohegeliano entonces dominante en Inglaterra.
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En contra de ellas, desarrolla una teoría sobre las relaciones, que denomina
de las «relaciones externas», que le permite fundamentar la afirmación del
pluralismo de las cosas y la de que todo lo complejo está formado por cosas
simples relacionadas. De ahí surgiría la primera fase de la filosofía de Russell,
llamada «atomismo lógico». En julio de este mismo año, asiste al Congreso
Internacional de Filosofía de París y conoce el sistema de lógica matemática
creado por G. Peano y, viendo en él el instrumento de análisis lógico que
deseaba, perfecciona la notación, aplica el método a las relaciones y lo utiliza
para el análisis de nociones fundamentales de la matemática, lo que le
permite redactar con facilidad Los principios de las matemáticas (que no se
publica hasta 1903), donde expone la tesis de la identidad entre lógica y
matemática, en definitiva, de la fundamentación lógica de la matemática.
Russell describe este tiempo como una «luna de miel intelectual», rota sin
embargo por el desengaño de tener que considerar la empresa como
imposible y de llegar a la conclusión de que, si la lógica tenía que ser el
fundamento de las matemáticas, debía reformarse: descubrió que los
conceptos de clase o conjunto eran contradictorios, y el intento de
solucionarlo le llevó al descubrimiento y formulación de la paradoja de las
clases, llamada paradoja de Russell, aunque la solución definitiva no la halló
hasta la formulación de la teoría de tipos. Para desarrollar a fondo la tesis de
que la matemática se funda en la lógica construye, con la colaboración de
Whitehead, profesor suyo en Cambridge, un sistema más completo de lógica,
que publica en los Principia Mathematica (1910-1913), y que le supone a
Russell, que lleva el peso principal de la obra, ocho meses de trabajo al año
con doce horas de trabajo diarias. La obra no tuvo en principio una buena
acogida, en el ámbito de la filosofía y la matemática, dividida entonces entre
formalismo e intuicionismo.
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(1916) y Caminos hacia la libertad: socialismo, anarquismo y sindicalismo
(1918). Toma entonces contacto con las ideas de Wittgenstein, alumno suyo
en 1912-1913, a quien luego compararía con Pascal y Tolstoi; Wittgenstein le
entrega el manuscrito del Tractatus Logico-philosophicus y se citan en La
Haya para comentar la obra.
Inicia una época intensa de viajes y no poca actividad literaria: viaja a la Unión
Soviética donde se entrevista con Trotzki y Lenin y critica su sistema político
en Teoría y práctica del bolchevismo (1920); imparte clases en la universidad
de Pekín durante el curso de 1921, y enferma de neumonía hasta el punto de
que circula la noticia de su muerte, que él mismo lee en los periódicos;
comienza, por dificultades económicas, la primera de las cuatro giras de
conferencias por EE.UU. (1924), durante la que conoce a John Dewey y a T.S.
Elliot; seguirán las giras de 1929 y de 1931. Pero es también un período de
intensa actividad literaria: Análisis de la mente (1921), Análisis de la materia
(1921), Un esbozo de filosofía (1927), traducido como Fundamentos de
filosofía, El ABC de la relatividad (1925), Lo que creo (1925), Por qué no soy
cristiano (1927), Ensayos escépticos (1928), Matrimonio y moral (1929), La
conquista de la felicidad (1930); libros que, aparte de servir casi como única
fuente de ingresos para su familia, le dieron fama de personaje moralmente
peligroso, sobre todo por sus teorías sobre la libertad sexual.
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alcance y limitaciones (1948). La obra, muy centrada en el estudio de la
inducción, tuvo poca resonancia por la moda imperante de la filosofía
analítica.
Surgen pronto las antipatías con Wittgenstein, que había abandonado las
posiciones filosóficas del Tractatus e iniciaba la filosofía de las Investigaciones
filosóficas. Durante los años siguientes despliega una intensa actividad
personal: es colaborador habitual de la BBC durante nueve años (1945-1954),
es llamado como conferenciante y profesor invitado en muchas partes del
mundo (Berlín, Oslo, EE.UU., Australia) y, en 1950, recibe el Premio Nobel de
literatura. En 1952 se casa, con Edith Finch, treinta años más joven, el último
de sus cuatro matrimonios, que le reporta paz y felicidad en sus últimos
dieciocho años.
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Pueden distinguirse dos períodos muy diferenciados en su producción
intelectual.
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inferencias, son construcciones lógicas y sustituye los sense data por los
sensibilia, entendiendo por tales los mismos datos sensoriales en cuanto
potenciales y permanentes. En Análisis de la mente (1921), las inferencias
toman el lugar de las construcciones lógicas, porque deja de recurrir a los
datos sensibles y los sensibilia y los sustituye simplemente por la sensación o
la percepción, abandonando la teoría del conocimiento como relación (en la
que un sujeto conoce o es consciente de los datos sensoriales). En la misma
obra se adhiere a la teoría del monismo neutral, defendida por William James,
según la cual lo mental y lo físico pertenecen a una misma materia primordial,
para suponer que los procesos mentales y los hechos físicos no son
fundamentalmente distintos, no siendo la mente y el objeto físico, de nuevo,
más que maneras de organizar lo percibido o lo que llamamos experiencia,
que no es propiamente ni mental ni físico, sino algo más primitivo que ambas
cosas: mundo mental, si se organiza y relaciona mediante la memoria y los
sentimientos, y mundo físico si se organiza y relaciona recurriendo a un
principio causal; desaparece así toda dualidad entre sujeto y objeto,
abocándose a una suerte de fenomenismo, y Russell intenta explicar el
conocimiento como un aprendizaje, apoyándose en teorías conductistas. En
Investigación sobre el significado y la verdad (1946) sustituye «conocimiento
directo» y «conocer» por «notar», identificando el notar con la variación de
conducta con que un organismo vivo, a diferencia de la materia no viva,
reacciona ante un estímulo.
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Charlottenburg y posteriormente en la universidad de Manchester, hasta
1911. Sus intereses se desplazaron de la aviación a la matemática y, de ésta,
a sus fundamentos; la lectura de Los principios de matemática, de Russell le
lleva a la filosofía. Visita en 1911 a Frege y estudia con Russell, en el Trinity
College de Cambridge, durante el curso de 1912 a 1913 -conocido es el
enorme impacto que la brillantez de su inteligencia causó en Russell-, forma
parte del famoso grupo de «The Apostles», y conoce y trata también a G.E.
Moore y a J.M. Keynes.
Poco después conoce a Moritz Schlick, iniciador del Círculo de Viena y a Rudolf
Carnap y a otros miembros del Círculo, y reinicia su actividad filosófica,
presentando su Tractatus como trabajo para el doctorado, que obtiene en
Cambridge.
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conocimiento. Su obra De la certeza corresponde a apuntes de estos últimos
tiempos.
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las proposiciones, y no los nombres, son significativas y muestran la forma
lógica de la realidad; por ser «como flechas orientadas a las cosas» las
proposiciones tienen sentido, aun en el caso de que sean falsas, porque
siempre describen lo que acaece en el mundo. Y sólo describiendo lo que
acaece puede una proposición tener sentido.
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En definitiva, es el contexto lo que da sentido a las palabras. La mayoría de
errores filosóficos provienen de confundir los contextos o de juzgar un
contexto por las reglas de otro (como en los juegos, las reglas se respetan;
cambiarlas es cambiar de juego). Todo el lenguaje consiste en multitud de
juegos de lenguaje, y el lenguaje correcto es aquel que observa el recto uso
de las reglas. Pero toda palabra tiene sentido, si es empleada en su contexto.
El sentido lo dan las reglas de uso, tal como, en el ajedrez, el sentido de cada
una de las piezas lo dan las reglas que describen sus movimientos.
FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA.
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de la Escuela de Frankfurt y, en especial, por Jürgen Habermas. En tercer
lugar, las filosofías postestructuralistas, que recogen la herencia del
estructuralismo y realizan una crítica a la llamada sociedad posmoderna, y
que cuentan entre sus representantes más relevantes, a los filósofos
franceses Michel Foucault, Gilles Deleuze y Jacques Derrida, entre otros.
Más allá del criterio de objetividad ofrecido por las ciencias de la naturaleza,
sometida a las condiciones de una abstracción metódica, la hermenéutica
-que supera los límites de dicha abstracción que no puede monopolizar la
garantía de la experiencia de la verdad- parte del estudio de las estructuras
previas de toda comprensión. Ello permite fundamentar las diversas formas
de experiencia humanas: no sólo la experiencia científica, sino también la
experiencia religiosa, ética, histórica o estética. (De hecho, el análisis de la
experiencia estética juega un papel central en su obra fundamental: Verdad y
método, ya que la experiencia de la verdad que se da en el arte aparece como
modelo para toda experiencia histórica).
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prejuicio es, a su vez, un prejuicio, pero en el sentido de un falso prejuicio.
Este afán por desembarazarse de todo prejuicio (que ya se halla en Descartes,
que quería evitar toda precipitación y prevención, y que se desarrolla durante
la Ilustración) pretendía una comprensión libre de presupuestos. Pero tal
pretensión no es posible, y revela una concepción psicologista que pretende la
posibilidad de una comprensión basada en una coexistencia atemporal entre
el intérprete y lo interpretado. Ante este psicologismo, Gadamer defiende una
concepción ontológica basada en la temporalidad del ser de ambos polos:
autor e intérprete. Por ello postula la necesidad de una distancia temporal en
el proceso de la comprensión. Dicha distancia temporal es productora de
sentido y es la que permite desembarazarse de los falsos prejuicios para
permitir destacar aquellos otros pre-juicios que ofrecen el camino de la
comprensión. Así, huyendo de una concepción atemporalista, Gadamer, que
parte de la temporalidad y de la finitud constitutiva del hombre, considera que
la historia no nos pertenece, sino que somos nosotros los que pertenecemos a
la historia. La precomprensión, o los prejuicios, se incardinan en esta
estructura de la finitud histórica del ser humano. En este sentido, Gadamer no
sólo rehabilita la noción de prejuicio, sino también las nociones de autoridad y
tradición, ya que la estructura de la precomprensión o de los prejuicios se
remite a la tradición que es la que les confiere sentido.
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la línea de las investigaciones iniciadas por Heidegger, Gadamer concluye la
identificación de ser y lenguaje, dando lugar a su giro ontológico de la
hermenéutica: «el ser que puede llegar a ser comprendido es el lenguaje».
Habermas, Jürgen.
Toda ciencia supone una relación con el interés, puesto que los intereses
forman parte constitutiva del conocimiento y de la razón. Se distinguen tres
formas de interés y, por lo mismo, tres clases de ciencias:
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situación real, sin embargo, el diálogo real en la sociedad, no manifiesta tal
situación ideal; pero la comprensión de esta «situación ideal de diálogo» es el
a priori del que hay que partir y algo que «todavía no» existe, pero que se
percibe como lo único que posibilita la «vida buena» y que los sujetos
humanos plenamente libres sean capaces de comprensión: de
intersubjetividad. A la ciencia de esta intersubjetividad llama Habermas
«pragmática universal».
Postestructuralismo
Rama contemporánea de la teoría de la crítica, especialmente desarrollada en
Francia, que afecta a áreas tan diversas como el psicoanálisis, la historia, la
filosofía y la teoría literaria. Su relación con el estructuralismo ha sido objeto
de un intenso debate y podría definirse como derivado del estructuralismo o
como su antítesis. Algunos críticos incluyen a estos teóricos en dos campos
diferenciados, el estructuralista y el postestructuralista. El historiador francés
Michel Foucault, por ejemplo, afirmó que no era estructuralista a pesar de
haber escrito lo que muchos consideran modelo del análisis estructuralista, y
otro tanto puede decirse del psicoanalista Jacques Lacan.El
postestructuralismo trata de superar la tendencia, aparentemente endémica
en el pensamiento humano, de contemplar la realidad como la unión de dos
opuestos, pero ambas corrientes comparten otras coincidencias: ambas
rechazan la primacía del sujeto humano, como pone de manifiesto el
humanismo filosófico, y aceptan las consecuencias del "desdoblamiento" del
sujeto efectuado por Karl Marx, Fiedrich Nietzsche y Sigmund Freud, entre
otros. Al sujeto se le considera como un producto, un punto focal de fuerzas,
más que un agente creativo. La obra literaria es un tejido de otros textos cuyo
significado viene determinado por sus lectores más que por la intención del
autor. Las implicaciones de semejante punto de vista en el psicoanálisis y la
historiografía son inmensas. Para Lacan, el dominio ineludible del lenguaje de
los otros es el núcleo de la alienación psicológica. La historia
postestructuralista analiza las estructuras institucionales, sociales y políticas
en términos de la relación entre significado y poder, y su teoría pone en
cuestión la verdadera naturaleza de las relaciones entre la realidad, el
lenguaje, la historia y el sujeto.
Michel Foucault (1926-1984), filósofo francés que intentó mostrar que las
ideas básicas que la gente considera verdades permanentes sobre la
naturaleza humana y la sociedad cambian a lo largo de la historia. Sus
estudios pusieron en tela de juicio la influencia del filósofo político alemán Karl
Marx y del psicoanalista austriaco Sigmund Freud. Foucault aportó nuevos
conceptos que desafiaron las convicciones de la gente sobre la cárcel, la
policía, la seguridad, el cuidado de los enfermos mentales, los derechos de los
homosexuales y el bienestar.
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en Francia, en el Collège de France, con el título de profesor de Historia de los
Sistemas de Pensamiento.
En todos los libros de este último periodo, Foucault intenta mostrar que la
sociedad occidental ha desarrollado un nuevo tipo de poder, al que llamó bio-
poder, es decir, un nuevo sistema de control que los conceptos tradicionales
de autoridad son incapaces de entender y criticar. En vez de ser represivo,
este nuevo poder realza la vida. Foucault anima a la gente a resistir ante el
Estado del bienestar desarrollando una ética individual en la que cada uno
lleve su vida de tal forma que los demás puedan respetarla y admirarla.
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