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José de Anchieta

POEMA
A LA VIRGEN MARIA

DE BEATA VIRGINE DEI


MATRE MARIA
De la bienaventurada Virgen María, Madre de Dios

INTRODUCCION HISTORICO-LITERARIA Y PRIMERA


TRADUCCION CASTELLANA POR JOSE MARIA FORNELL
PROLOGO
En 1887, el Seminario de La Laguna enviaba a Su Santi-
dad León XIII, editado por primera vez como libro inde-
pendiente, el texto latino del POEMA MARIANUM, pu-
blicado ya dos veces, en el siglo XVII, por el Padre Vascon-
celos, como apéndice a sus obras: "Crónica de la Compañía
de Jesús en el Estado del Brasil", y "Vida del Venerable Pa-
dre José de Anchieta".

En la Dedicatoria, los profesores y alumnos de nuestro


Seminario pedían al Sumo Pontífice la beatificación y cano-
nización del Apóstol del Brasil y Taumaturgo del Nuevo
Mundo.
A cien años de distancia, y en el horizonte del 5° cente-
nario del Descubrimiento de ese Nuevo Mundo, la diócesis
nivariense ofrece a las diócesis hermanas de España y Amé-
rica, la primera traducción castellana de este POEMA,
compuesto por un joven misionero en la soledad de un cau-
tiverio voluntario, que tenía como objeto la concordia y la
paz entre nativos y portugueses. Queremos, finalmente, con esta publicación, agradecer a
Su Santidad Juan Pablo II la beatificación del Padre José de
El POEMA es una inspirada biografia de la Virgen MARIA, Anchieta, junto al también tinerfeño Hermano Pedro de Be-
indisolublemente asociada a la misión redentora de JESUS. tancur, pidiéndole la pronta canonización de ambos, para
Al fundamento sólido de la Biblia y de la Tradición de gloria de Dios y edificación de nuestra diócesis y de toda la
Iglesia.
la Iglesia, une el Beato José de Anchieta la intuición sobre-
natural de nuestros grandes místicos del siglo XVI y la ele-
PRUDENCIO REDONDO CAMARERO
gancia del verso latino. PRESIDENTE DE LA DELEGACION DIOCESANA
PARA EL V CENTENARIO
Los predicadores de la Palabra encontrarán en el POE-
MA A LA VIRGEN MARIA profundos conceptos teológi-
cos bellamente expresados. Las almas consagradas a Dios,
caminos variadísimos, siempre antiguos y siempre nuevos,
de ascensión espiritual. Los creyentes todos, una agradable
lectura del Evangelio.
BIBLIOGRAFIA

1. POEMA MARIANUM, Auctore V.P. Iosepho de Anchieta, Tenerife 1887.


2. ANCHIETANA, São Paulo, 1965.
3. CARDOSO, S.J., P. Armando.
1- Anchieta e o Poema da Virgem, Rio de Janeiro 1933.
2- O Poema da Virgem, São Paulo 1943.
3- O Poema da Virgem, 3ª e 4 a edição, São Paulo 1954, 1960.
4- Poema da bem-aventurada Virgem Maria, Mãe de Deus, Edición en latín y portu-
gués, São Paulo, 1980. Definitiva.
4. CONFERÊNCIAS ANCHIETANAS, III Centenario da morte de Anchieta, 1897. Ai-
llaud 1900. IV Centenario do nascimento de Anchieta, 1934. Livraria do Globo,
1935.
5. ESCRIBANO, S.J., Julián, Vida de Anchieta, Tenerife 1983.
6. FAGUNDES V., Anchieta ou o Evangelho nas Selvas, Rio 1875.
7. FORNELL, J.M., Al pie de un volcán, Tenerife 1984; Autobiografia rimada, Tenerife
1985; Aproximación a la Obra Literaria de José de Anchieta, Tenerife 1986.
8. FUENTES y V., El Beato Anchieta, poeta latino, Salamanca 1982.
9. LEITE, S., Monumenta Brasiliae, Roma 1960.
10. LOPEZ HERRERA, S., Biografia de Anchieta (tesis doctoral): Univ. de La Laguna
1948; y numerosos artículos en revistas y periódicos.
11. MACHADO DE ASSIS, J.M., Poesías Completas, Occidentais 1902.
12. MORALES, Durval de, Poema de Anchieta, Rio 1924.
13. OVIDIO, Oxford 1961.
14. RUMEU DE ARMAS, A. Una ca rta inédita del Apóstol del Brasil, Beato José
de Anchieta, al Rey Felipe II.
La expedición de Diego Flores de Valdés al Magallanes. HISPANIA, Revista españo-
la de Historia, XLV (1985), p. 5-32.
15. Vasconcelos, S. de, Chronica da Companhía de Jesús no Estado do Brasil; Vida do Ve-
nerável P. José de Anchieta, Lisboa 1663, 1672.
16. VIOTTI, H.A., Anchieta (6° volume das Obras Completas), S.P. 1984.
17. VIRGILIO, Oxford 1969.
INTRODUCCIÓN HISTÓRICO-LITERARIA
1. José de Anchieta, humanista
Tanto en la "Biblioteca de los Autores Canarios" de José Viera y
Clavijo, como en la "Biobiblografía de Escritores Canarios" de Agustín
Millares Carlo, la Obra Literaria de José de Anchieta se nos presenta
con un destello singular'.
Pero quien ha sintetizado mejor la personalidad del Apóstol del Bra-
sil es, sin duda, el Director del Instituto de España, Académico y Cate-
drático de Historia, Dr. D. Antonio Rumeu de Armas. En un estudio
reciente2, escribe el ilustre Profesor:
"La figura del beato José de Anchieta tiene tal relieve en la historia
del Brail que puede asegurarse que ninguna otra le hace sombra en la
etapa fundacional, es decir, a todo lo largo del siglo XVI.
Como evangelizador y misionero no tiene rival, pese a convivir con
otras excepcionales figuras de la talla y nombradía de los padres jesuitas
Manuel da Nóbrega, Luis de Gra, Ignacio de Azevedo, Manuel de Pai-
va, etc.
Como literato ha legado a la posteridad una extensa producción de
primer orden, caracterizada por una expresión poética inspirada e inge-
nua, producto de una extraña facundia para versificar. Además del cas-
tellano, su lengua vernácula, dominó el portugués a la perfección, ad-
quiriendo de paso un conocimiento profundo del latín, tanto hablado
como escrito. Si a ello se suma la lectura asidua de los autores clásicos y
el auxilio de una privilegiada memoria, no es aventurado calificarlo de En efecto, el Padre Francisco moría con el año 1552 cuando inten-
auténtico humanista, primer escritor del Brasil histórico y uno de los taba volver a Europa, atravesando la China, para reclutar misioneros; y
más fecundos autores de su tiempo. en los comienzos del año 1553 el Hermano José, con la ilusión de sus
Vienen en este momento a la memoria los grandes poemas latinos 18 años, embarcaba en Lisboa hacia la joven América.
salidos de. su pluma: DE BEATA VIRGINE DEI MATRE MARIA y Tampoco como literato ha sido José de Anchieta justamente conoci-
DE GESTIS MENDI DE SAA, a los que hay que sumar centenares de do y valorado. Entre Fray Luis de León y Lope de Vega, debería ocupar
poesías en latín, castellano y portugués. un sitio de honor en la Historia de nuestra Literatura. Ese sitio está aún
El dominio de las lenguas indígenas, en particular el tupí, arrastró al "vacío". No debe extrañarnos. Cuatro siglos ha tardado la Iglesia en
beato Anchieta a escribir, para los indígenas, gramáticas, catecismos, beatificarlo.
obras teatrales y poesías... El académico brasileño J. Morais Filho se felicita, en 1954, de que
La correspondencia del beato Anchieta hay que calificarla de auten- el POEMA MARIANUM haya sido publicado, por segunda vez, en
tico género literario, pese a no estar escrita con el premeditado propósi- portugués. Porque "oferece uma base mais accesível para novas tradu-
to de legarla a la posteridad. Destacan en sus relatos la viveza en las ções em outras linguas modernas"... y así "esperamos ver em breve o
descripciones y la agudeza en los retratos, producto de sus excepciona- POEMA DA VIRGEM dar a volta ao mundo..."3.
lesd cualidades de fino observador y psicólogo". La 3 a edición paulista (1984) de la Obra Literaria de Anchieta está
Estas palabras parecen el resumen de un extenso y profundo ensayo. ahí. Ya no puede ignorarse. Quizás el hecho excepcional de haberse re-
Intentaré glosarlas brevemente. dactado en latín, portugués, castellano y tupí-guaraní, haya desconcer-
La figura del beato José de Anchieta es una de las más relevantes del tado a los críticos, y aun al mismo Menéndez Pelayo, que la menciona'',
siglo XVI. Del siglo de San Ignacio y de Santa Teresa, de San Juan de la pero no pudo estudiarla por su muerte inesperada a los 55 años, en ple-
Cruz y de Fray Luis de Granada. na madurez intelectual 5.
Como evangelizador y misionero, el Apóstol del Brasil y Taumatur- Extensa y de primer orden es, según Rumeu de Armas, la produc-
go del Nuevo Mundo no tiene rival en Occidente. Solo se le puede ción de Anchieta. Por lo que se atreve a calificarlo de auténtico HU-
comparar, en las Indias Orientales, "El Divino Impaciente" San Fran- MANISTA, y uno de los más fecundos autores de su tiempo: entre el
cisco Javier. Renacimiento europeo y el Barroco español.
Esa "impaciencia" que impulsó al jesuita navarro a sembrar el "Primeiro HUMANISTA da América e primeiro AMERICANIS-
Evangelio, en solo 10 años, por las costas de la India, las Molucas y el TA da humanidade" lo llamó en 1940 el Director del Archivo Nacio-
Japón, tuvo el mismo origen que la "paciencia" que llevo al jesuita ti- nal del Brasil, Dr. E. Vilhena de Moraes, y mantiene su afirmación en
nerfeño a recluirse, durante 44 años, entre el litoral y el "sertão" de 19806.
Pincorama, más tarde "Terra de Santa Cruz" y, finalmente, Brasil: los Creo que es justo ese juicio. Una sola CARTA, la n° 11 en la edición
Ejercicios Espirituales del Padre común, Ignacio de Loyola. de Viotti 7, lo consagra como produndo conocedor de la Historia Natu-
Si el nombre de Javier ha sido mucho más conocido en España que ral y Humana de las Indias. En cuanto "humanista", cualquiera de los
el de Anchieta, es posible que se deba al inmenso impacto que causaron dos poemas latinos que menciona Rumeu de Armas supera en clasicis-
en la Europa culta las Cartas de Javier desde la India y el Japón. Una mo a la obra de Erasmo o de Luis Vives.
legión de jóvenes idealistas se movilizó en el Viejo Mundo, rumbo a las Apasionado quizás, pero no arbitrario, dice José de Oliveira Dias:
Misiones. Anchieta fue uno de ellos, y recibió la antorcha de Javier "Com a publicação do DE GESTIS MENDI DE SAA o patrimonio li-
para llevarla desde los océanos Indico y Pacífico hasta las costas atlánti- terario do Brasil foi en riquecido por um legado precioso. Aurifulgente
cas del Brasil. pérola do mais fino quilate foi engastada no régio diadema do Brassil
culto e letrado. Se a Grecia possue a sua Ilíada, Roma a sua Eneida, El volumen 3° lo dedica Armando Cardoso al TEATRO DE AN-
Portugal os seus Lusíadas, também o Brasil possuia... a epopeia admirá- CHIETA. Teatro singular, cuya primera obra, "Na Festa do Natal", es
vel das suas glórias, exaltação de façanhas, cujo alcance supraterreno trilingüe (portugués, tupí y castellano), y por eso fue titulada también
supera o de outros poemas que o mundo celebra". "Pregação Universal". Hay otras bilingües (portugués-tupí, portugués
Dejando aparte la ENEIDA, no conozco ningún poema épico latino castellano), y, finalmente, en solo tupí, castellano o portugués.
que llegue a la perfección del GESTIS MENDI DE SAA. De la última que escribió, toda en su lengua materna, se conserva el
EL HUMANISMO del Beato Anchieta brilla aún más en el poema manuscrito autógrafo. Es impresionante leer esta quintilla, escrita en su
lírico (y dos veces más extenso) DE BEATA VIRGINE DEI MATRE lecho de muerte, con pulso temloroso:
MARIA, objeto principal de este volumen, en el que, a mi juicio —y
¿por qué voy a ocultarlo?— supera a Ovidio, cuya forma externa imita. Pártome, sin me partir
Sus seis poemas eucarísticos, y otros más, edicados a María o a los de vos, mi madre y señora,
santos, completan la producción latina de Anchieta, que asciende a casi confiado que, en la hora
12.000 versos, increible en un misionero, muy lejos ya de su Universi- en que tengo de morir,
dad de Coimbra, y con una múltiple actividad: catequista, profesor, mé- sereis mi VISITADORA".
dico, arquitecto, ingeniero, maestro de los indios en las más diversas ar-
tes y oficios, sacerdote más tarde, Superior y Provincial de todo el Bra- Los versos anchietanos son, en su mayoría, de arte menor. Sus desti-
sil. natarios eran, por lo común, rudos colonos o indios ignorantes. En al-
Por brevedad cito una sola estrofa sáfica de las cuatro que dedica al gunas ocasiones usa con maestría el endecasílabo. Entre las estrofas,
Nacimiento de Jesús en una de sus composiciones latinas menores: emplea alguna vez la LIRA, que debió de aprender directamente de
Garcilaso, pues no es fácil que conociera la Noche Oscura o el Cántico
Pastor accurrens videt involutum Espiritual de San Juan de la Cruz, quien nació seis años después, y mu-
Parvulum pannis, paleis iacentem, rió seis años antes que él.
Quem sedet iuxta, niveoque lactat Un solo SONETO se conse rva de Anchieta. Pudo haber compuesto
Ubere Mater. 9 más. Porque, entregado principalmente a sus queridos indios, no rom-
pió su amistad con personas cultas, como el Gobernador Men de Sá o el
Es difícil, en una estrofa sáfica latina, decir más cosas, y más bella- destinatario de este soneto, el italiano Juan Bautista Maglio, a quien lla-
mente, con menos palabras. No siempre lo consiguió Horacio. ma "flamengo" y "britano", por estar al servicio del holandés
Como tampoco consiguió Marcial, en un solo dístico, caracterizar SCHETZ, en el "ingenio de los Erasmos" de San Vicente.
así a una persona: Este breve poema, irónico y festivo, es del más refinado gusto rena-
centista. Está escrito en cuatro lenguas: portugués y castellano, los cuar-
A SANTA CATALINA DE SENA tetos; italiano y latín, los tercetos.
Hacía más de un año que no llegaban navíos de la metrópoli. Ma-
Spina caput, clavi feriunt palmasque pedesque, glio estaba desolado. Para el día de San Francisco (4 de Octubre de
Hasta latus: Sponso sic similare tuo 10. 1574) se le terminaba su provisión de vino.
—"No me queda sino resignarme a morir", le comentó la víspera (3
No haremos sino mencionar los tomos I "Lírica po rtuguesa e tupí", de Octubre), medio en broma, medio en serio, al Padre Anchieta.
y II "Lírica espanhola", del volumen 5° de la 3 a edición de sus Obras —"No se angustie, le contestó el misionero en el mismo tono, que
Completas. aún no ha pasado el día de San Francisco".
Al día siguiente llegaba un barco de Po rtugal con un buen carga-
mento de vino para Juan Bautista Maglio. Anchieta, siempre humo ri s-
ta, lo considera como un milagro de su Patrono San José, semejante el
de las Bodas de Caná. Y repentiza al estilo de Quevedo:

"A San José quando acrescentou o vinho ao flamengo


que sentía muito esta falta"
"Em quatro linguas"

TEXTO

Soberano José, dai nova vida


a quem quase da vida desespera!
Porque a glo ri a, quem vida mais venera,
sem o sumo da vide, a vê perdida. 2. El Armisticio de Imperuí

Prometed que la aurora bien venida Dos años lleva en el Brasil, "A Terra de Santa Cruz", nuestro joven
el vino aumentará del que quisiera estudiante jesuita, cuando a fines de 1555, Nicolau Durand de Ville-
antes mengua en sus años, y tuviera gaignon funda en la Bahía de Guanabara la "Francia Antártica".
la mengua de su vino más crescida. Levanta el Fuerte de Coligny, pide a Ginebra predicadores que di-
fundan el calvinismo, y pacta con los Tamoyos, la tribu más belicosa
Piange il Britano che gli manca il vino; del litoral brasileño.
Santo Gioseffo, habigli compassione! El Embajador de España ante la corte francesa avisa de todo a la
Ritrove in te il gaudio che dimanda! Reina Catalina, hermana de Carlos V y esposa de Don Juan III de Por-
tugal.
Si augeas vinum, opere divino, "Todos saben —le escribe— que Villegaignon se ha apoderado de
renovas vitam, cum dilectione, un puerto en la ruta de las Indias, y lo ha fortificado. Ha escrito al Rey
tua admiranti opera admiranda! 12. de Francia que, si le envían tres o cuatro mil soldados, ocupará todo ese
territorio y controlará la navegación del Atlántico Sur. Los franceses es-
Los juegos de palabras, las aliteraciones, las metáforas, hacen de este tán armando en Normandía y en Bretaña numerosos navíos, que pudie-
soneto, entre renacentista y barroco, una pieza única y excepcional. Si ran tener otro destino, pero creo necesario avisar a Vuestra Alteza, pues
llevara la firma de Lope de Vega o de Góngora, lo encontraríamos, re- esa Armada podría cortar nuestras comunicaciones con las Indias..." 1.
producido y comentado, en todos nuestros manuales de Historia de la Al año siguiente es Felipe II quien encomienda a su Embajador en
Literatura. Lisboa que avise del peligro al Monarca portugués: "si no se expulsa a
los Franceses, puede sobrevenir un grave daño a las dos coronas penin-
sulares".
Felipe II escribe, además, al Gobernador del Paraguay, Martínez de
Irala (que había fallecido ya por esas fechas) mandándole impedir a los
Franceses el asentamiento en Santa Catalina, "que debe ser poblada Pero queda intacta la "Confederación de los Tamoyos", aliada de
los Franceses. Los tamoyos extienden sus dominios hacia el interior
cuanto antes" 2.
Al sucesor de Irala, Jaime de Rasquín, a quien envía como Gober- hasta el valle de Paraiba, y, junto a la costa, desde la isla de San Sebas-
nador del Atlántico Sur, Río de la Plata y Paraguay, le ordena por Real tián hasta Cabo Frío, en el Norte. Parece que cuentan con más de
Cédula de 15 de Septiembre de 1558, que "de camino fuese con su Ar- 50.000 belicosos indios.
mada por la costa del Brasil, y expulsase a los Franceses de donde se A partir de la derrota francesa, multiplican sus incursiones por los
hubieran asentado, tomando las fortalezas que hayan construido, y lle- rincones más inesperados, a modo de guerrillas, con el objeto de cazar
vando consigo a los que encuentre, hacia las Provincias de San Francis- prisioneros entre los portugueses o indios amigos para sus banquetes ca-
co y Espíritu Santo, ocupándolos allí en lo que estime conveniente, de nibalescos, sembrando por todas partes los incendios, el saqueo y la
muerte.
forma que no puedan volver a Francia"3.
Nóbrega, después de una madura reflexión, propone a Men de Sá un
La corte de Lisboa, interesada especialmente por las Indias Orienta- plan realmente temerario. Adelantándose en más de cuatro siglos a
les, más cultas y más ricas entonces, no ve motivo para tanta alarma. Contadora, quiere pactar con los Tamoyos, y llevar la paz a la zona.
Así pues, hasta 1560 permanecen los Franceses en Río de Janeiro, sin Con sinceridad evangelica, pide a los portugueses que reconozcan
ser molestados. sus errores, o mejor, sus injusticias pasadas con aquel pueblo bárbaro,
Don Juan III había fallecido ya (11 de Junio de 1557) sin ordenar pero noble y valiente, y que hagan oración y penitencia por el éxito de
acción alguna contra los invasores. Es la Reina Regente, durante la mi- la empresa.
noridad del Príncipe Don Sebastián, 1557-1562, quien toma la iniciati- El, personalmente, se presentaría a los jefes de la tribu enemiga,
va en la defensa del Brasil. para proponerles la paz, sin escolta ninguna. Pero, enfermo de tubercu-
Envía una Armada, no muy poderosa por cierto, a las órdenes de losis, con las piernas llagadas, tartamudo, desconocedor de la lengua in-
Bartolomé Vasconcelos da Cunha, que llega a Bahía el 30 de Noviem- dígena, necesitaba otro jesuita que lo acompañase... El único que podía
bre de 1559. Catalina manda al tercer Gobernador General del Brasil, hacerlo adecuadamente era el estudiante José de Anchieta.
Mende Sá, que, con los nuevos refuerzos, expulse definitivamente a los "Señor de la palabra" lo llamaban ya. Dotado de un talento privile-
giado y de ca ri smas sobrenaturales, acompañaría a Nóbrega, como Aa-
intrusos.
Sale la Escuadra completa de Bahía, el 16 de Enero de 1560, y llega rón a Moisés. con la diferencia de que no era el "hermano mayor", sino
a Río el 21 de Febrero. Las dos naves, apoyadas por ocho embarcacio- el "hijo menor"6.
nes menores, con insuficientes. Alineadas junto a la barra, aguardan re- Renovados sus votos religiosos el 19 de Abril de 1563, apenas cum-
fuerzos del Sur, de la Capitanía de San Vicente. Con ellos viene de Ca- plidos los 29 años, y sin ser todavía sacerdote, sale con Nóbrega para
pellán el Padre Nóbrega, a pesar de estar muy enfermo. Los refuerzos Bertioga, donde se detienen cinco días, que emplean en la predicación y
consisten en un "hermoso bergantín" artillado, con algunas canoas de la catequesis.
guerra, y soldados expertos en esa clase de combates, mamelucos e in- El 25 parten de Bertioga en el navío de José Adorno, un italiano res-
dios amigos 4. petado por las partes en litigio, y llegan a Iperuí el 5 de Mayo. Era la
El Fuerte de Coligny es, por fin, sitiado el 15 de Marzo. En la noche frontera de donde salían los tamoyos para sus incursiones contra la Ca-
del 16 al 17, los Franceses abandonan inexplicablemente la fortaleza, pitanía de San Vicente'.
huyendo en canoas rápidas hacia las selvas de los Tamoyos; y las tropas El 7 de Mayo hay un intercambio de rehenes. Desembarcan los je-
portuguesas la ocupan sin baja alguna. Esta victoria será objeto de uno suitas, reconocidos por una antigua esclava tamoya de San Vicente, y
de los cantos más inspirados de la epopeya anchietana "De Gestis Men- embarcan en otro navío, que acompañó al de Adorno, doce jóvenes ta-
di de Saa"5 moyos en dirección a Santos.
Una primera conversación con el rencoroso jefe Aimbiré, podía ha-
"Bendito sea el Señor —termina Anchieta— que amansó aquellos fieros
ber terminado en fracaso definitivo, a no ser por la diplomacia de Ador- leones 9".
no.
Aimbiré, alto, seco, resentido y cruel, se encontraba en la tienda de Las peripecias de ambos jesuitas en la larga y penosa negociación
Pindobuçu, donde se hospedaban los jesuitas, armado con una gran es- del armisticio, son de película. Paseando por la playa el 9 de Junio, vís-
pada, y sentado en medio de sus indios, que "nos cercaban —escribe pera del Corpus, vieron una piragua que parecía venir volando desde
Anchieta— con arcos y flechas, o con hachas y puñales, dispuestos a sa- Río de Janeiro. Adivinando las intenciones de los veloces remeros, de-
crificarnos a la primera señal de su jefe"8. cidieron correr hacia la cabaña de Pindobuçu, que siempre los había
protegido.
"Pero antes de tratar con nosotros, conversó con un francés calvinis-
ta, que lo acompañaba, para informarse de quién era el Capitán Ador- Tuvieron que vadear un río, con agua hasta la cintura, para acortar
no". El francés le dijo que hablaba bien la lengua francesa por haberse camino. Al otro lado del río debían escalar una colina, para bajar en lí-
criado en Francia, pero que no era pariente suyo, y que había venido nea recta hasta la cabaña. Anchieta quiso cargar sobre sus espaldas al
con nosotros para concertar la paz con él y con todos los franceses de Provincial enfermo, pero su lordosis no se lo permitía. Escoltado por el
Río. joven estudiante, y medio arrastrado por un indio amigo, llegó Nóbrega
Aimbiré, al saber que no era francés, se alegró, pensando que podía a la choza de Pindobuçu. El buen jefe estaba ausente.
desahogar su ira contra él, y preguntó: "¿Entonces es portugués?". Entretanto, a la vista de los dos religiosos, que rezaban de rodillas
"Yo —sigue Anchieta—, como José Adorno no conocía la lengua las vísperas del Corpus, preparándose a morir, amainó la cólera de los
brasílica, le avisé de lo que hablaban, y él pidió al francés que dijese perseguidores.
toda la verdad: "que no era portugués, sino genovés, y gran amigo y
hermano de los franceses", con lo que se aplacó un poco aquella bestia "Yo venía dispuesto a todo —confesó después PARANAPUÇU—.
brava, y comenzaron a tratar con nosotros sobre las paces. Estaba decidido a eliminar a los embajadores de la paz; pero, al verlos,
Insistió Aimbiré en que debíamos entregarle dos de nuestros indios y hablar con ellos, se me cayó el alma a los pies, y cambié totalmente
principales para matarlos y comerlos, como habían hecho en otro tiem- de intención. Y si yo no los maté, viniendo tan furioso, ya nadie los po-
po los tupíes con los tamoyos. drá matar, aunque vengan con ese propósito y deseo" 10.
Diciéndole nosotros que no era posible, que Dios no quería eso, res- El 21 de Junio vuelve Nóbrega a San Vicente para redactar los tér-
pondió él: "los enemigos no son Dios. Vosotros sois los que tratais las minos de aquella casi imposible reconciliación. Anchieta queda solo en
cosas de Dios. Nos los teneis que entregar". Imperuí hasta su definitiva liberación, precisamente el día de la Exalta-
Después de un rato de discusión, concluyó: "Si no los entregais, no ción de la Cruz, 14 de Septiembre de 1563, mientras su madre y herma-
tendremos paces". Y poco faltó para quebrarlas, quebrándonos también nas, que nada saben de él, celebran la fiesta del Santísimo Cristo de La
la cabeza. Notemos, de paso, el sentido del humor de Anchieta, el rela- Laguna.
tar momentos tan difíciles.
Aquellos 55 días de soledad espiritual absoluta, entre la aldea y la
El Capitán Adorno, viéndole tan feroz como lobo carnicero, que no
playa, son indescriptibles. El peligro de muerte en cada instante del día
pretendía sino hartarse de sangre, sin avenirse a razones, le dijo, para o de la noche, era para él lo de menos.
evitar el altercado, que volvería a San Vicente, y trataría el asunto con
Sólo, sin la compañía recia de su Padre Provincial, sin Misa ni Sa-
el Capitán Pedro Barreto, que lo había enviado, ya que él, Adorno, no
cramentos, es posible que jamás en la Historia de las Misiones, se haya
tenía licencia para poder prometerlo. visto más acosada la castidad de un joven religioso.
En esto, intervino Pindobuçu, que hasta entonces había guardado si-
Años después, pidiéndole absoluta reserva, contó al P. Gonzalo de
lencio, y dijo que aquello le parecía bien, y que bastaba con lo dicho. Oliveira, la anécdota siguiente:
"De rodillas en mi choza, delante del Crucifijo, me puse a hacer al tiempo que las Armas alcanzaban una victoria decisiva, las Letras no
oración. Estaba la noche bastante avanzada. En esto, se acerca una in- digo hispanas, sino europeas, y las del Nuevo Mundo, se enriquecían
dia, y me llama: ¡José!, una, dos, tres veces... Al no reponderle, me pre- con la joya más brillante del Renacimiento Clásico Latino: el poema
gunta finalmente: está vivo ou morto? Esta vez obtuvo respuesta: ES- mariano "DE BEATA VIRGINE DEI MATRE MARIA".
TOU MORTO... Aterro rizada con aquella inesperada contestación, sa-
lió la india como alma que lleva el diablo, despertando a toda la aldea
con sus voces: el dios de este hechicero me persigue y me quiere
matar... 11.
Realmente Anchieta estaba muerto: crucificado con Cristo, como
dice San Pablo; pero en la forma de contar el hecho, se aprecia otra vez
su humor isleño; y se deduce con evidencia que la castidad de Anchieta
no era efecto de una represión sexual triste y estéril, sino fruto de una
sublimación alegre y fecunda.

No es necesario subrayar, sin embargo, que en todos los instantes de


aquellos 55 días, la vida de Anchieta estuvo pendiente de un hilo.
Así lo entendió su Provincial, Nóbrega, que, postrado en su lecho de
enfermo, en San Vicente, sollozaba con frecuencia: "Ah! meu irmão,
que vos deixei só entre inimigos, en não fui eu merecedor de morrer
convosco por amor de Cristo!".
Mas, por si acaso, le escribe a Iperuí: "Irmão, se ainda estais vi-
vo...12".
Lo estaba. Más aún: se había ganado finalmente el respeto y el afec-
to de los jefes de ambas aldeas: la del monte, donde dominaba PINDO
BUÇU y CAOQUIRA, y la de la playa, presidida por el fiel CUN-
HAMBEBE.
Y fue, sin duda, el artífice principal de la paz. Los tamoyos fronte ri-
zos mantuvieron sus compromisos, renunciando a la guerra contra los
portugueses. De San Vicente a Río de Janeiro, quedó la costa totalmen-
te libre de enemigos, haciendo posible que, más adelante, en 1565, Es-
tacio de Sá, sobrino del Gobernador, expulsara definitivamente a los
franceses del Brasil".
Sin entrar en análisis profundos, creo que hemos trazado algunas
pinceladas sobre el papel decisivo de Anchieta, diplomático, en el Ar-
misticio de Iperuí.
Gracias a él, las Fuerzas Armadas pudieron cumplir su misión, con-
siguiendo su perenne "desideratum": el menor número de bajas posible
para los dos ejércitos en conflicto. Pero queda una segunda conquista:
3. El Poema DE BEATA VIRGINE DEI MATRE MARIA
El Poema Mariano, en su conjunto, es el cumplimiento de una pro-
mesa. Lo afirma expresamente el Autor:

En tibi quae vovi, Mater sanctissima, quondam


Carmina, cum saevo cingerer hoste latus,
Dum mea Tamuyas praesentia mitigat hostes,
Tractoque tranquillum pacis inermis opuse.

Las circunstancias del cautiverio voluntario de Anchieta han sido ya


descritas. La inspiración poética y el arrebato místico del joven misio-
nero, solo un Juan de la Cruz, en circunstancias análogas: la cárcel de
Toledo, podría comentarlos.
Yo intentaré balbucir lo que pueda. La primera vez que leí el DB, lo
hice con el placer de un latinista ante un texto clásico. La segunda vez
fuí subrayando los distintos casos del pronombre personal EGO, del po-
sesivo MEUS, y la PRIMERA persona de los múltiples verbos usados
por el poeta. Resultó un elemental análisis y comentario LIRICO, que
pudiera convertirse en materia de un libro aparte.
En la tercera lectura, aunque me parecía una profanación, tuve la
osadía de traducirlo. Después volví a leerlo por cuarta vez para cotejar
el texto crítico de Cardoso, 1980, con el del Seminario de La Laguna,
1887, primera edición del Poema como libro independiente. Este volu- Realmente estamos ante una obra CLASICA, aunque desconocida o
men, que los profesores y alumnos del Seminario Nivariense ofrecieron ignorada. Solo una obra clásica, sobre todo si tiene casi 6.000 versos,
a S.S. León XIII en sus bodas de oro sacerdotales, honra al naciente se- puede leerse cinco o más veces. En el Departamento de Latín de la Uni-
minario y a la tipografía Bonnet de Santa Cruz de Tenerife. versidad de La Laguna y de las demás Universidades europeas y ameri
El libro no tiene introducción ni notas. Solo un ofrecimiento en la- con Estudios Clásicos, deberían estudiarse el DE BEATA VIRGI--cans
tín: "BEATISSIME PATER", felicitándolo por sus 50 años de sacerdo- NE DEI MATRE MARIA y el DE GESTIS MENDI DE SAA junto a
cio, y ofreciéndole, ya que él gustaba de escribir versos latinos, el POE- los dísticos de Ovidio y los hexámetros de Virgilio.
MA MARIANUM. Al mismo tiempo le pedían que elevara al honor de En su valiosa edición de 1980, en dos tomos que suman 730 pági-
los altares al V.P. José de Anchieta2. nas, el P. Armando Cardoso divide la traducción portuguesa en 5 li-
Lo que sí tiene la edición tinerfeña de 1887 es lo que podríamos lla- bros, a imitación de los TRISTIA de Ovidio. El l a, 2° y 4° contienen
mar un comentario TIPOGRAFICO. En efecto, prescindiendo de la dos cantos; el 3° y 5°, tres. Estos doce CANTOS se desglosan en cuaren-
Portada, de las orlas y viñetas, y de las miniaturas que embellecen la ta subtítulos 5.
primera letra de cada Canto, se pueden observar en el texto del Poema El esquema de Cardoso, aunque no responde a la división del ma-
seis tipos de letras distintos. Por ejemplo, el nombre de JESUS aparece nuscrito de Algosta, que es la que sigue en el texto latino, facilita la lec-
siempre en mayúscula cursiva; las paráfrasis del "Magnificat" y otros tura y compresión del Poema. Con permiso del Padre Cardoso, segui-
himnos, que el Autor pone en labios de María, van en "negrita", etc. mos su esquema en nuestra traducción, y transribimos aquí, para el lec-
Es muy agradable leer este libro, aunque se hayan deslizado no po- tor estudioso, los títulos latinos:
cas erratas, y más de un verso esté cambiado de sitio. En el ejemplar
que guarda la Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife están las I. (Exordium: sin título en el ms.) vv. 1-24
pruebas de imprenta (portada y tres hojas) del volumen que se envió al II. De Conceptione Virginis Mariae vv. 25-248
Papa. La portada es una combinación de cuatro colores: dorado, rojo, III. De Ortu Beatae Virginis Mariae vv. 249-554
azul y violeta. La orla del texto es dorada y azul; las letras capitales, IV. De Praesentatione Virginis Mariae vv. 555-616
rojo y oro. En la portada se puede leer, escrito a mano: "Hoja inútil V. Deploratio amissae virginitatis, in conspectu Virginis vv.
(prueba de imprenta) de la edición de lujo hecha para regalo a S.S. 617-760
León XIII en sus Bodas de Oro. El Editor, Vicente Bonnet". Rubrica- VI. Ingressus Virginis in Templo vv. 761-814
do'. VII. Vita Virginis in Templo vv. 815-988
En el Instituto de Estudios Canarios de La Laguna se conserva otro VIII. De Annuntiatione Virginis Mariae vv. 989-1204
ejemplar del Poema 1887, junto a la "Vida de Anchieta" por Vasconce- IX. De ingressu Angeli ad Mariam vv. 1205-1398
los, publicada en Lisboa, 1672. En la primera página, en blanco, puede X. De nomine lesu obiter, et de Circumcisione vv. 1399-1548
leerse un extenso manuscri to firmado por Manuel de Ossuna y Benítez XI. Responsio Virginis ad Angelum: quomodo fiet istud?
de Lugo, uno de cuyos párrafos dice: "De esta obra tan rara, fue copia- vv. 1549-1670
do el Poema Marianum, y enviado por el Seminario de Tenerife, con XII. In Helvidium et Calvinum, quorum ille perpetuam Mariae
magnífica encuadernación en plata, a S.S. el Papa León XIII, con moti- virginitatis, hic votum virginitatis negat vv. 1671-1870
vo de sus bodas de oro en 1887"4. XIII. Spiritus Sanctus superveniet in Te vv. 1871-2066
Ante este descubrimiento me sentí obligado a comparar, verso a ver- XIV. De Visitatione Virginis Mariae vv. 2067-2444
so, las ediciones latinas 1980 y 1887 con la de Lisboa 1672, apéndice a XV. De Partu Virginis Mariae vv. 2445-3042
la "Vida do Venerável Padre José de Anchieta", escrita por el P. Simão XVI. De Magorum adventu e et adoratione vv. 3043-3170
de Vasconcelos, S.J. XVII. De Purificatione Virginis Mariae vv. 3171-3288
XVIII. De Fuga in Aegiptum vv. 3289-3830 playa y por el campo; su "espíritu estaba místicamente unido a la Ma-
XIX. De Reditu in terram Israel vv. 3831-4160 dre de Dios... y su "mente" volaba por los espacios olímpicos de la poe-
XX. Remansit Puer in Templo vv. 4161-4366 sía.
XXI. De compassione et planctu Virginis in morte Filii vv. Por eso, el Poema Mariano no huele a "aceite" como los discursos
4367-4714 de Demóstenes o de Cicerón, o los versos de Horacio y Virgilio. Lo más
XXII. De gaudio Matris resurgente Domino vv. 4715-4914 que podía hacer Anchieta en Iperuí era escribir con su bordón, en la
XXIII. De desiderio et gaudio Matris in Ascensione Filii vv. arena, algún que otro verso "que no salía solo", para "medirlo", y pro-
4915-5040 cesarlo enseguida en el admirable ordenador de su cerebro.
XXIV. De Spiritu Sancto vv. 5041-5118 Posteriormente, la agotadora actividad de profesor y catequista, y,
XXV. De Transitu Beatae Mariae vv. 5119-5306 más tarde, su labor apostólica y de gobierno, solo le pudo permitir algu-
XXVI. De exaltatione gloriosae Virginis Mariae super omnes choros nos ratos libres para redactar catecismos, obras de teatro "didácticas",
Angelorum vv. 5307-5582 poesías y cantos "piadosos" en tupí, portugués y castellano. Una sola
XXVII. Ultimum colloquium ad Virginem gloriosam vv. 5583-574 poesía popular nos ha llegado en "latín macarrónico", probablemente
XXVIII. Petitiones piae ad Virginem Mariam per ordinem alphabeti acompañada de una sencilla melodía, para que sus indios de Reritiba,
vv. 5735-5775 donde moriría poco después, pudieran cantarla a su Patrona, Nuestra
(XXIX). Dedicatio operis vv. 6776-5786 Señora de la Asunción, EN LATIN, y entendiéndola.
(XXX. Aliud ad eundem vv.5787-5788) Transcribo las dos primeras y la última de las 84 estrofas de ese
himno, para que se vea cómo riman entre sí los versos 2° y 3°, mientras
En contraste con el poema épico DE GESTIS MENDI DE SAA, la el 4° rima con el 1° de la siguiente estrofa, quedando libres únicamente
composición lírica DE BEATA VIRGINE DEI MATRE MARIA que- el primero y último verso del Poema:
dó inconclusa, como la ENEIDA de Virgilio. El poeta mantuano, des-
pués de 10 años de trabajo de orfebrería, no la creyó digna de su genio, Super caelos elevaris,
y, en su testamento, mandó quemarla. Augusto la salvó del fuego, le- Virgo virginum praeclara,
gando a la posteridad una de las grandes fuentes de inspiración artística Virgo clemens, Deo cara,
de Occidente.
Christi Mater.
La simple lectura de los títulos latinos del Poema Mariano nos su- Illi cui Deus est Pater,
giere que son "provisionales ", unos más amplios, otros más precisos. Si Mater es, et dignitatis
nos adentramos en su contenido, quedamos impresionados por la subli- Talis, ut sis Trinitatis
midad de sus conceptos teológicos, por la dulce y cálida intimidad de
sus afectos, por la transparencia de su expresión siempre nítida y bella. Vivum templum...
En su forma externa, es también increible la perfección tanto del he- Deo Patri laus aeterna,
xámetro como del pentámetro. Debió barajar en su memoria excepcio- Nato, Flamini reddatur,
nal miles de versos no solo de los clásicos, Ovidio y Virgilio p rincipal- Meritusque persolvatur
mente, sino también de los poetas cristianos Prudencio y Sedulio. Es Honor tibi! 6
decir, en aquellos 55 días de Iperuí, "rodeado de enemigos feroces,
cuando SU presencia amansaba a los fuertes tamoyos, y negociaba,
inerme, las paces", su "cuerpo" caminaba, atento y en guardia, por la
Esta composición pertenece, como es obvio, a la métrica castellano ARA Dei vivens, divini foederis Arca,
rtuguesa (y tupí, inventada por él), porque de latín solo tiene los vo--po Conde tuo miserum me, benedicta, sinu.
cablos. Vocablos, por otra parte, que traducen popularmente los con-
ceptos vertidos en los versos 5307-5582 del Poema Marianum. ZONA pudicitiae, castigue ligamen amoris,
Perpetuo renes cinge pudore meos7.
Sabiendo todo esto, nos gusta más el DE BEATA VIRGINE DEI
MATRE MARIA tal como está: sin retocar, sin pulir, más cerca de Es curioso que el segundo alfabeto, el de Coimbra, no recoja la letra
Lope que de Góngora. Sin narcisismo, en definitiva; con el destello vir- Z, y sí, en cambio, el primero, el de Iperuí; aunque en vez de "ZONA
gen de un inmenso diamente en bruto, arrancado de la inagotable mina pudicitiae" al comienzo del hexámetro, diga, al final, "ZONA pudo
de su corazón de poeta y de santo. -ris":
Remitiendo al lector al documentado y casi exhaustivo comentario
de Cardoso en la edición de Sao Paulol, 1980, voy a limitarme a señalar O Domina, o Virgo, formosi ZONA pudoris,
algunos pasajes curiosos y tal vez extraños para nuestro gusto de hoy, Si bene quos vincis, solvere nemo potest,
que encajan, no obstante, en las grandes creaciones poéticas de todos Stringe meos casto, benedicta, ligamine lumbos,
los tiempos. Vincula circunda renibus arcta meis8.
En primer lugar los "alfabetos". En nuestro Siglo de Oro, el "acrós-
tico" era tan popular como hoy los "crucigramas ". El acróstico era una Comparando el dístico de La Laguna con los dos de Iperuí, se palpa
composición poética en la que las iniciales de cada verso estaban orde- la diferencia entre el alumno aventajado y el consumado maestro.
nadas alfabéticamente, o, leidas juntas, formaban una palabra o frase. En el DE BEATA VIRGINE DEI MATRE MARIA aparecen otros
pasajes extraños o curiosos, que merecerían, cada uno, un estudio mo-
En realidad, solo el tercer "alfabeto" de Anchieta puede considerar- nográfico: la "digresión" sobre el nombre de JESUS (vv. 1399-1548),
se "acróstico", si leemos cada dístico como un solo verso continuado. por su perfección técnica y su profundidad mística; la "oración de la
Pero en los dos primeros sigue una técnica muy parecida. Madre al Hijo recien nacido" (vv. 2573-2708) y el "resumen de alaban
El primer "alfabeto" está intercalado en el primer CANTO, y dedi- (del poeta) antes de retirarse de la presencia (mística) de la Madre de-zas
cado al Nacimiento de María. El segundo se ensambla en el tercer Dios" (vv. 2849-3042), que enmarcan precisamente el segundo "alfabe-
CANTO, y celebra la Natividad de Jesús. El tercero y último "alfabe- to", el de Coimbra; el "duelo de, la Madre" (vv. 4505-4662) después del
to", que algunos manuscritos omiten, va "suelto", antes de la Dedica- "himno (del poeta) al Corazón traspasado de Jesús" (vv. 4471-4504),
ción Final. "duelo" que termina con un patético apóstrofe a la muerte, del que en-
La lectura comparada de los tres "alfabetos" suscita inmediatamente tresacamos un hexámetro:
un problema de cronología. Son, con toda claridad del mismo autor;.
pero, con la misma claridad, pertenecen a distintas épocas de su pro- Saeva necans natum, parcens, mage saeva parenti9.
ducción literaria. Omitiendo una disertación que sería prolija y fuera de
lugar, adelanto la hipótesis de que el primer alfabeto lo compuso de Debo detenerme un poco en dos fragmentos, los más difíciles, a mi
memoria en Iperuí, el segundo en Coimbra, y el tercero, con toda pro- juicio, de interpretar, aunque apenas haya espacio suficiente para el co-
babilidad, en el Colegio de los Dominicos de La Laguna, junto a su mentario.
Casa Natal: en el mismo edificio donde se preparó, en 1887, la edición El primero se titula "Deploratio amissae virginitatis in conspectu
tinerfeña del Poema Marianum. Voy a transcribir, en su original latino, Virginis": "Elegía a la pérdida de la virginidad, en la presencia de la
el primero y último dístico: Virgen" (vv. 617-760)10.
El segundo lleva un epígrafe aún más extenso: "In Helvidium et lenguaje de ellos, les respondiese con la ironía que siempre acompañó a
Calvinum, quorum ille perpetuam Mariae virginitatem, hic votum vir- su estilo; y, a veces, con el sarcasmo que murió con su madurez. Buena
ginitatis negat": "Diatriba contra Helvidio y Calvino, que niegan, res prueba, aquellos versos que dedica más tarde a Ignacio de Azevedo,
la virginidad y el voto de virginidad de María" (vv.-pectivamn, martirizado en Canarias por el calvinista Jacques Soria:
1671-1870)11.
Una "elegía" y una "diatriba ". Las dos sobre un tema, hoy tabú en Quiso Dios que diese vida
Occidente: la CASTIDAD. Y las dos redactadas, sin duda alguna, en el al enemigo francés
Colegio Universitario de Coimbra. la muerte del portugués.
¿Deplora Anchieta en sus versos la pérdida de su propia virginidad?
Por poco que se haya profundizado en la vida y obra del jesuita tinerfe- Cada uno de estos tres versos será el último de otras tantas décimas
ño, hay que responder que no. Es un simple ejercicio académico, imi- que desarrollan el tema12.
tando a San Anselmo en su "Deploratio male amissae virginitatis", tí- Por otra parte, es triste y desconcertante que sutilicemos exigiendo
tulo del que cambia Anchieta el adverbio "male" por la circunstancia, el más escrupuloso respeto para con los culpables (que sin duda los me-
más emotiva, "in conspectu Virginis". Pero no es una mera ficción esta recen por ser hombres), y, respecto a las víctimas, nos contentemos con
"elegía". Anchieta, como todos los auténticos santos, se siente solidario meras lamentaciones.
con el pecador, y llora como propios los extravíos de su tiempo. De todas formas, la "diatriba" de Anchieta contra Calvino refleja la
Mucho más compleja es la interpretación de la "diatriba". En este nobleza de un joven caballero andante, enamorado de la más pura de
aspecto del mismo tema, nuestra moderna "sensibilidad" ha llegado las mujeres, y hay que interpretarla como un ejercicio de agudeza men-
aún más lejos. El que María, niña, hubiese hecho voto de virginidad o tal y precisión léxica, rebosante siempre de belleza y armonía clásica.
no, es posible que no le preocupara al poeta de Iperuí, próximo ya a los Esta exposición del Poema Mariano, que por minuciosa ha tenido
treinta años. Pero le preocupó al adolescente poeta de Coimbra. Y An- que ser fragmentaria, se verá completada en el próximo capítulo con
chieta rememora aquellos versos, cuando los verdaderos responsables una visión global y poética de Sebastián Padrón Acosta, otro tinerfeño
de su difícil cautiverio eran los herejes hugonotes enviados al Brasil por profundo y polifacético como José de Anchieta.
el propio Calvino, y que, años después, sacrificarían frente a la bahía de Resumiéndolo, finalmente, en una sola frase, podríamos decir que el
Tazacorte (isla de La Palma) a su entrañable amigo Ignacio de Azevedo Poema Mariano es una biografia de Jesús desde el Corazón de María, y
con treinta y nueve compañeros; y, en pleno Atlántico, a otros doce je- una biografía de María desde el corazón de un gran poeta místico, el
suitas, destinados igualmente al Brasil. Beato Padre José de Anchieta.
Prescindiendo, pues, de Helvidio, a quien solo conocemos por la
"réplica" de San Jerónimo, vamos a detenernos un momento en Calvi-
no. Su relevancia histórica es indiscutible. A pesar del tremendo error rf

de condenar a la hoguera al sabido médico aragonés Miguel Servet, hay


que reconocerle su actividad incansable, con la palabra y con la pluma,
para dar coherencia y solidez a una Reforma religiosa, que, aunque nos
parezca equivocada, debemos reconocer que fue sincera en muchos as-
pectos.
Pero esto lo vemos hoy, a cuatro siglos de distancia. En Coimbra,
donde insidiosos maestros del Norte sembraban el desconcierto y la dis-
cordia, era lógico que el impulsivo estudiante canario, usando el mismo
4. Historia del "Poema Marianum"
rt

Por la Dedicatoria Final del Poema, cuyos primeros versos hemos


ya comentado, se deduce, sin lugar a dudas, que Anchieta lo compuso,
de memoria, en Iperuí. Al menos en su mayor parte, si admitimos la hi-
pótesis de que aprovechó composiciones anteriores de Coimbra, y, qui-
zás también, de La Laguna.
Vuelto a San Vicente, lo escribió como quien cumple una promesa.
Así consta por una confidencia que hizo más adelante a su antiguo dis-
cípulo, el Padre Pedro Leitão:
—Diciéndome los indios que me matarían tal día y a tal hora, les
respondí que no podían matarme.
—1,Y en qué basaba Vuestra Reverencia esa seguridad?
—En una promesa de la Madre de Dios de que no dejará este mun-
do sin haber ESCRITO antes su Vida en verso.
Esta circunstancia la confirmó con juramento el Padre Leitão, en
1619, durante el Proceso que se siguió en Bahía, capital entonces del
Brasil, sobre la Vida y Milagros del Siervo de Dios, José de Anchieta. El
proceso fue redactado en latín, y termina con estas palabras: "...nisi
descripta illius vita, quam alias in mente, per littus deambulans, in me-
moria tantum ac carmine composuerat".1.
Es muy probable que, además de esta redacción, a los 30 años de su
edad, más adelante, hacia los 60, por el tiempo de su confidencia al P.
escribir
Leitão, y la referi da antes al P. Gonzalo de Olivera, volviese a Fadrique algunas reliquias y escritos del V. P. José de Anchieta, entre
Anchieta otro ejemplar del Poema. Y que ambos los entregara, como
ellos el manuscrito mariano. De vuelta a la Península, regaló D. Fadri-`
solía hacerlo con sus escri tos más impo rtantes, a los Superiores de la
que el Poema de la Virgen al P. Gaspar, quien lo conservó hasta su
ritos
Orden. Esto explicaría ciertas diferencias entre los distintos manusc muerte en la Casa Profesa de Sevilla4.
de
de que tenemos noticia. Y también el hecho de que un año después Terminada la transcripción del manuscrito por un excelente calígra-
difundiera ampliamente por la Misión.
la muerte del santo, en 1598, se fo, y verificadas las referencias bíblicas del poema, preparaba Luis de
Ese mismo año el Padre Quiricio Caxa escribió la primera "Breve Anchieta el índice general de la obra, cuando, durante una misión en
relação sobre a vida do P. José de Anchieta", donde puede leerse: "Bien Las Palmas, murió el 10 de Febrero de 1683, sin ver realizados sus pro-
por la
se ve el profundo conocimiento que tenía de la Sagrada Esc ritura pósitos.
Vida que hizo de Nuestra Señora, en versos elegíacos". La transcripción caligráfica la encontró casualmente el historiador
Biogra-
Era, pues, sobradamente conocido, entre los destinatarios de la brasileño P. Hélio Abranches Viotti, S.J., en el Colegio de los jesuitas
fía, el Poema Mariano2. de Santiago de Chile. Hoy es el único manuscrito que se conserva, y se
si-
Los manusc ritos fueron multiplicándose a comienzos del siglo le conoce con la sigla MST. Del original no se sabe nada. Es posible
muy
guiente por la metrópoli y por la Península. Uno de ellos nos toca que esté en Tenerife tan olvidado como su Autor.
de cerca, pues fue copiado del autógrafo (o de "uno" de los autógrafos),
que trajo a Tenerife el P. Luis de Anchieta, en 1678. Las noticias que Por SOMMERVOGEL (Bibliothèque n° 2) tenemos noticia de otro
manuscrito curioso del siglo XVII. Llevaba por título: "Vita beatisimae
de él tenemos son muy interesantes.
El Padre Luis de Anchieta, sobrino nieto del Beato José, había naci- Virginis Mariae a Iosepho Anchieta LUSITANO (sic) Societatis Iesu ex
voto composita".
do en La Orotava, en cuya parroquia de la Concepción fue bautizado el
de San La fama de Anchieta como escritor y como santo se había extendido.
2 de Enero de 16523 . Hizo sus primeros estudios en el Colegio
por los jesuitas. Ingresó en el Novi- por toda Europa. Además de Apóstol del Brasil y Taumaturgo del Nue-
Hermenegildo de Sevilla, regentado
andaluza el 8 de Octubre de vo Mundo, se le llamaba "segundo Adán", pues parecía que las fieras
ciado de San Luis de la misma capital
de Andalucía con de aquellas selvas vírgenes se le sometían mansamente. El fue el prime-
1676. Ejerció su apostolado en diversas ciudades
ro en darlas a conocer al Viejo Mundo s , y es admirable que ninguna le
fama de excelente orador. Destinado a su isla natal, y sabiendo que en
Poema a la hiciese daño en sus 44 años de misionero.
la Casa Profesa de Sevilla se conservaba un manuscri to del
transcri
Virgen, se lo pidió al P. Pablo de Federico, su Superi or, para No tiene nada de extraño que los portugueses lo "hicieran nacer" en
de Vasconcelos
y publicarlo en libro apa rte, pues las ediciones -birlo Lisboa, "desde donde" fue a Coimbra para estudiar en su famosa Uni-
apéndice, primero a la "CHRONICA da Companhía de Jesús no versidad. Frente al Javier navarro, tenían ellos un José lisboeta, más ce-
como
Estado do Brasil" (Lisboa, 1663), y después a la "VIDA do Venerável lebrado aún, durante el siglo XVII, que el mismo Apóstol de la India y
P. José de Anchieta", le parecían insuficientes para el mérito de la el Japón.
obra. Pero la familia de Anchieta en Tenerife no estaba dispuesta a que se
puso a
La historia de ese manuscrito la resumimos del Prólogo que le llevaran "el Teide de nuestra Historia". Y, bajo el nombre de "Don
su copia el Padre Luis. Baltasar de Anchieta, Cabrera y Sanmartín su sobrino", publicó en Xe-
D. Fadrique de Toledo, de la Casa de Alba, comandante supremo, rez de la Frontera, 1677, un "Compendio de la vida de el Apóstol de el
fue enviado
en 1624, de las Armadas conjuntas de España y Po rtugal, Brasil, nuevo taumaturgo, y grande obrador de maravillas. V. P. Joseph
por Felipe III a Bahía para expulsar de allí a los holandeses. Llevó de Anchieta, de la Compañía de Jesús, natural de la ciudad de La La-
Escobar. Reconquista-
como Capellán al jesuita sevillano P. Gaspar de gulna, en la isla de Tenerife, una de las de Canaria. Pónese a el fin de él
a D.
da Bahía, y restituidos los jesuitas a su Colegio, ofrecieron éstos una delineación de los Ascendientes y descendientes de su linaje en di-
cha Isla, que prueba su antigua patria, contra una nueva y LUSITANI- Se le olvidó a Viera y Clavijo decir que Tenerife pagó a la Compa-
CA conjetura"6. ñía "por adelantado", pues cuando vinieron los jesuitas a Canarias'en
Tengo indicios para sospechar que el verdadero autor de esta biogra- 1566, ya llevaba Anchieta trece años de misionero en el Brasil.
fía fue también Luís de Anchieta. Pero el examen de tales indicios cae De los cuatro Anchieta escri tores que cita Viera, uno es Baltasar, a
fuera de esta Introducción. quien ya conocemos. No me resigno a omitir este párrafo: "Hízose
En cuanto a las ediciones del Poema Mariano, ya hemos menciona- acreedor el autor 10 al reconocimiento de los canarios, por haber re-
do las dos del P. Vasconcelos, como apéndice a sus magnas obras sobre ducido a un epítome en lengua vulgar la historia de este digno compa-
la Compañía de Jesús en el Brasil, y el Venerable Anchieta, respectiva- triota, esparcida en tantos libros y diversos idiomas como son los si-
mente, su más glorioso miembro. Las dos del siglo XVII. El siglo XVII guientes de que tengo noticia. Sebastián Beretario escribió en latín y en
fue el siglo de Anchieta. En él se inició su Proceso de Beatificación y se cinco libros la vida del padre Anchieta. Esteban Paternina y Juan Euse-
extendió su fama por toda Europa, como ya hemos recordado. Pero a bio Nieremberg, en español. Pedro de Outreman y Pedro Morer, en
mediados del siglo siguiente, el despotismo ilustrado, cuyo pionero fue francés. Simón de Vasconcelos, en portugués, por los documentos para
el marqués de Pombal, expulsaba a los jesuitas de Portugal (1751), la beatificación. Scipión Sgambato, un elogio en italiano. Conrado Vet-
Francia (1764) y España (1767), con lo que, entre otros desastres cultu- ter, en alemán. Igualmente lo celebraron Jorge Cardoso, en su AGIO
rales, quedó destruido el Estado social-cristiano del Paraguay, creado el día 9 de Junio; Martín Carrillo en sus ANA--LOGIUSTAN,
allí con el nombre de REDUCCIONES por los Padres que, siendo Su- LES DE ESPAÑA, libro VI, año de 1556; Fray Elías de Santa Teresa,
perior Provincial del Brasil, habíá enviado desde São Paulo el P. José en LEGATIONE ECCLESIAE TRIUMPHANTIS, libro XI, capítulo
31.11.
de Anchieta7.
Nueve años después (1773) el Papa franciscano Clemente XIV, pre- En el siglo XIX, restaurada la Compañía de Jesús por Pío VII en
sionado por los gobiernos europeos, suprimía la Compañía de Jesús, 1814, no volvió a resplandecer la fama del Apóstol del Brasil con el es-
quedando interrumpido el Proceso de Beatificación de muchos jesuitas, plendor del siglo XVII. No obstante, volvió a reimpri mirse el Poema
entre ellos Anchieta, cuyas vidas admirables tantos frutos de santidad Mariano en una segunda edición (Lisboa, 1865) de la Crónica del P.
habían dado a la Iglesia. Vasconcelos. Y, finalmente, en libro apart e por primera vez, aparece el
A pesar de lo expuesto, no fue del todo ignorado en el siglo XVIII el "Poema Marianum" en la edición, ya comentada, de Santa Cruz de Te-
Poema Marianum. Nuestro insigne historiador Joseph de Viera y Clavi- nerife, 1887.
jo, no obstante su vinculación al despotismo ilustrado, y consiguiente Diez años después, con motivo del tercer centenario de la muerte en
aversión a la Compañía de Jesús, hizo una excepción con su paisano RERITIBA (hoy Ciudad Anchieta) del Venerable misionero, empieza a
Anchieta. Aunque prefería el francés al latín, leyó con gusto y provecho estudiarse científicamente en el Brasil la Vida y Obra del Padre José de
el DE BEATA VIRGINE DEI MATRE MARIA, y lo cita así, tradu- Anchieta.
ciendo a Vasconcelos: "Poema de la vida de la Virgen en 2.080 dísticos, Feliz culminación de estos estudios, que ni siquiera podemos enu-
con unas horas de la Concepción desde Vísperas hasta Completas" 8 . Y merar, es la edición crítica de los escritos anchietanos, todavía en curso
contando la venida de los primeros jesuitas a Canarias, escribe Viera: de publicación en São Paulo, la megápolis fundada por el jesuita tiner-
"El cardenal Cienfuegos refiere largamente la fructuosa predicación de feño.
estos operarios, especialmente en Tenerife, añadiendo que pagó aquella La primera seri e, POESIA, ha sido publicada en su totalidad: 1. De
noble isla con mano generosa este cultivo de la Compañía en solo un Gestis Mendi de Saa, 1970 y 1984; 2. Poemas eucarísticos e outros,
hijo suyo, el portentoso padre José de Anchieta, taumaturgo de la Amé- 1975; 3. Teatro de Anchieta, 1977; 4. Poema da bem-aventurada Vir-
rica, cuya fama espera cada día ver sus virtudes colocadas sobre la ado- gem Ma ri a, Mãe de Deus, 1980; 5. Lí rica portuguesa e tupí (t, I) y Lí ri
ración y sobre el ara"9. -caespnhol(t.I),1984
De la segunda seri e, PROSA, solo se han publicado sus CARTAS: El título del poema es "Poema Marianum". Está esc rito en dísticos
6. Cart as de Achieta – Correspondência ativa e passiva, 1984. Están en latinos y dividido en 28 Cantos. El argumento del Poema es la vida de
preparación los Sermones (vol. 7), Fragmentos histó ricos (vol. 8), Doc- la Virgen. Lo escribió probablemente en San Vicente a los veintinueve
trina cristiana (vol. 9, en tupí con traducción portuguesa), Catecismo años. No conozco ningún estudio sobre el poema de Anchieta, y hasta
(vol. 10, en tupí con traducción portuguesa) y Gramática e vocabulario 3, dudo que haya sido escrito. Si yo tratara de buscar posibles influencias
tupí (vol. 11). que actuaron sobre el poema, acaso me atrevería a recordar a Pruden-
De esa polifacética producción literaria de primer orden, hay que cio, del que ha dicho un moderno crítico alemán, Vossler, que es el pri-
destacar el DE BEATA VIRGINE DEI MATRE MARIA editada en mer poeta latino del Cristianismo. En el poema de nuestro vate existe,
dos volúmenes en 1980 por el P. Armando Cardoso. Este ilustre huma- como en el "Peristephanom" de Prudencio, elemento lí rico-épico,
nista brasileño, después de 50 años de profundo, cálido y sistemático es- como puede comprobarse con una lectura paralela de las dos obras.
tudio, ha regalado al Brasil y al mundo la transcripción perfecta de una Anchieta arremete contra los herejes, como Prudencio en los versos la-
de las grandes joyas literarias del nuestro Siglo de Oro12. tinos de su "Apotheosis". Prudencio escribe himnos, que han pasado a
Los dos tomos de CARDOSO, publicados en convenio con el Insti- la liturgia católica. En la edición del poema del vate lagunero, hecha en
tuto Nacional del Libro y el Ministerio de Educación y Ciencia de la la mitad del siglo XIX —única que poseo— aparece un apéndice: un
República Feferativa del Brasil, se encuentran en todas las Bibliotecas breve oficio de la Virgen, escrito en verso sáficos y adónicos.
Públicas de aquel inmenso país. Tampoco deberían faltar en las biblio-
tecas portuguesas y españolas, especialmente en nuestra isla de Teneri- I Así como Tomás de Aquino vertió en estrofas la teología eucarísti-
fe, tan querida siempre del "canario de Coimbra". ca, con un primor y tecnicismo insuperables, así también plasmó An-
chieta en los dísticos de su poema las verdades dogmáticas acerca de la
Aunque incomprensiblemente ignorado a nivel oficial (la "Cátedra Virgen, verdades que van diluidas en la biografía, que con pincel magis-
Anchieta" de nuestra Universidad, creada en 1955, está "hibernada" tral el poeta tinerfeño perfila.
desde su nacimiento), el Apóstol del Brasil ha sido apreciado siempre No quiero traer aquí, traducidos, fragmentos del poema de Anchie-
por nuestros mejores talentos desde Joseph de Viera y Clavijo hasta Se- ta, porque las traducciones suelen ser como los cedazos. Con aquellas se
bastián Padrón Acosta. Con su inspirado comentario al POEMA MA- obtiene todo lo contrario de lo que se consigue con éstos. Y es que lo
RIANUM, del que solo conocía la edición de 1887, terminamos ete ca- fino, lo verdaderamente estético e intraducible de la obra se queda den-
pítulos'. tro del cedazo. El dominio que Anchieta poseía del contenido concep-
"La cultura humanística de Anchieta produjo una flor espléndida: el tual de que es objeto el poema, y de la forma en que iba a darle plastici-
poema de María. Anchieta hizo voto de escribir la vida de la Virgen en dad, produjo este místico lirio del siglo XVI, que aún espera, como en
versos latinos, para que ésta lo defendiese de las "mil visiones" de que la rima de Bécquer, "la mano de nieve que sepa despertarlo ".
Rubén Darío habla en sus maravillosos serventesios de "La Cartuja ". Y El poema es la floración de los estudios latinos que hizo "el Canario
sobre las playas de Iperuí, sin papel, ni tinta, ni pluma comenzó An- de Coimbra". Revela Anchieta en él un profundo conocimiento de la
chieta a componer los versos hasta retenerlos en la memoria. lengua latina con una elegante sencillez que atrae y subyuga. Su musa
El poeta, en los dísticos que integran la dedicatoria que se halla al fi- viste ahora galas de novicia. El místico trovador comienza su obra vaci-
nal del poema, afirma que ésta es la causa de haberlo escrito. No debe lante, confesando su osadía y su pequeñez. La inspiración de Anchieta
sonreir el espíritu moderno ante el voto de un místico del siglo XVI. es aquí netamente religiosa, inspiración que se enciende en llamaradas,
También el fundador de la dirección racionalista de la filosofia moder- inspiración sostenida, que no decae ni en un solo dístico, inspiración
na, Descartes, hizo voto a la Virgen de una peregrinación a Loreto, "si que rompe en el canto doce en una explosión de cólera, al evocar las
le ayudaba a resolver sus dudas". sombras de Helvidio y Calvino.

Frente a los dos heterodoxos su musa llénase de ira inusitada con los momento en que me he olvidado que leía a Anchieta y creí estar leyen-
rayos de los antiguos profetas. La musa de Anchieta se convierte en do las enamoradas palabras del pastor a la Sulamita. Tal es el encendi-
agresividad, en burla, en ironía. La sátira restalla como un látigo. do amor con que Anchieta platica con su Musa. Es indeleble el paso de
El ingenio de Anchieta juega, como un niño travieso, con las letras la Sulamita salomonónica por el poema anchietano. Muchos versos de
que integran los nombres de Helvidio y Calvino, plasmando irónicas éste tienen luminosidad y colorido propios, independientemente de la
aliteraciones. Diríase que el místico poeta quiere vengarse de los que significación de las palabras. Es la Biblia el águila gigantesca que ex-
han insultado a su Dama. Y por entre el encaje de las estrofas asoma su tiende sobre el poema el abanico augusto de sus alas caudales, y proyec-
faz colérica, agresiva, como la espada de un caballero medieval. ta su sombra sobre aquellos versos. El libro de la Sabiduría quedó pren-
dido entre los encajes del canto segundo. A ratos se esconden en las es-
En el poema de Anchieta está patente la huella de "El Cantar de los
trofas, apagadas reminiscencias de versos de Tomás de Aquino, como
cantares", atribuido a Salomón. Y es que nadie puede escribir sobre el
en el canto tercero. La musical luminosidad del numen anchietano lle-
amor sin conocer el inefable y escultural epitalamio bíblico que en el
ga a la cima y se corona en estos esculturales versos del canto tercero:
siglo XVI amasó la sustancia conceptual y emotiva de que están hechas
las liras de San Juan de la Cruz, y que nimbó la frente de Fray Luis de
Sternite aromaticis cunabula Virginis herbis,
León cuando éste, en sonoras octavas reales y en prosa de elegancia
Pingite purpureis molle cubile rosis.
griega, dio plasticidad castellana al epitalamio salomónico, inmenso pe-
Balsameis teneros perfundite odoribus artus,
betero, encendido en el alcázar de oro de la Belleza.
Regales gemmis et decorate comas. (vv. 505-508)
Las metáforas bíblicas, las figuras del Antiguo Testamento fulguran
en la púrpura latina de las estrofas como piedras preciosas, como tem- ¿Quién no recuerda en estos versos el "fulcite me malis, quia amore
blores de luz. El poeta da rienda suelta a los encabritados corceles de su langueo", de la Sulamita salomónica?
fantasía, que es fecunda y luminosa. Hay allí una verdadera orgía de El poema irradia belleza y luminosidad, y es que cuando el amor
metáforas. El estro del poeta resuena con todos los acentos de la inspi- entra en los dominios del arte, se hace inmortal.
ración bíblica, desde el tono elegíco de Jeremías, "el misterioso profesor ¿Cuál es el móvil que . orientó y multiplicó las fuerzas de este recio
del llanto", como lo ' llamó Rubén Darío, hasta la nota epitalámica de lagunero, metido en las selvas de América, y que dejó acaso en las zar-
Salomón. Hay cantos que son sutiles madrigales, constelados de figuras, zas que herían sus carnes, los blasones carmesíes de su ilustre abolengo?
de colorido. De ellos fluye, como río de miel, un derroche de ternura. ¿Qué musa inspiró las acciones heroicas de este caballero andante del
Rara vez la musa de Anchieta se atavía con atributos mitológicos. Y si siglo XVI?
lo hace es con sobriedad, de una manera incidental y rápida. De estos Su musa fue la misma que durante siglo y medio iluminó las almas y
atributos no era fácil que pudiera despojarse un poeta latino, y menos las plumas de nuestros escritores místicos del Siglo de Oro. Fue la mis-
en el siglo XVI. • ma que impulsó el buril de Miguel Angel para que dejase en el mármol
Todas las escenas de la vida de la Virgen desfilan por los versos del el vestigio vigoroso de donde iba a nacer la figura de Moisés. Fue la
poema, que a ratos es lírico, a ratos épico. Bordan la urdimbre de las es- misma que depositó un beso de luz sobre la frente inmortal de Pasteur,
trofas, raudales de inagotable delicadeza y ternura, como en las palabras ante el asombro de la Academia de Medicina de París. Fue la misma
que en el canto quince dirige María al Niño recien nacido. Los versos que otro buen día se hizo genio y eternidad en la mente española de
pasan como un desfile marcial. Y tiene el poema estrofas que son un re- don Marcelino Menéndez y Pelayo".
galo para el oido y para los ojos, principalmente cuando el elemento lí- Esta última cita me anima a decir que Menéndez Pelayo conoció la
rico predomina sobre el épico. El amor surge allí con todas sus inmensi- obra literaria de Anchieta. Lo cita n el tomo III de "La Ciencia Espa-
dades y con sus divinos requiebros. Leyendo algunos cantos ha llegado ñola" (pág. 166). Pensaba estudiarlo al tratar de la poesía brasileña,
como colofón a su "Historia de la Poesía Hispanoamericana". Pero
murió a los 55 años sin realizar sus deseos. Quizás sea ésta la causa
principal de que el escritor tinerfeño más brillante de todos los tiempos
no figure en las Historias de nuestra Literatura.

5. Actualidad del DE BEATA VIRGINE DEI


MATRE MARIA

El DE BEATA VIRGINE DEI MATRE MARIA es tan actual


como la ENEIDA, el PARAISO PERDIDO o la DIVINA COMEDIA.
O el DE GESTIS MENDI DE SAA... —porque es una obra clásica. Y
como toda obra clásica, al ser eterna, es actual.
Pero toda obra clásica supera también la comprensión del hombre
medio. Para que llegue al pueblo, debe ser estudiada desde diversos án-
gulos de visión, y por distintos especialistas.
Los críticos literarios llevan siglos estudiando a Homero o a Virgilio.
Y en nuestro ya también viejo idioma castellano, a Cervantes, Lope de
Vega o Benito Pérez Galdós. Incluso la obra, o algún libro concreto, de
más de uno de nuestros literatos contemporáneos, ha sido objeto de te-
sis doctorales. Solo así, puede llegar a ser conocida y gustada amplia-
mente una novela o un poema clásico.
La Obra Literaria de Anchieta y, más en concreto, su producción
cubre aunque inconclusa, el DB, es ya suficientemente conocida en
Brasil. La edición bilingüe de 1980 se encuentra, como hemos subraya-
do, en todas las bibliotecas de aquel inmenso país.
De la primera versión portuguesa (1940), afirmaba el eminente polí-
grafo grancanario Agustín Millares Carlo: "La labor realizada por el
Padre Cardoso es de todo punto admirable. Su traducción rítmica del En tibi quae vovi, Mater sanctissima, quondam
texto reproduce con fidelidad el espíritu del original; y su comentario, Carmina, cum saevo cingerer hoste latus,
en el que se anotan multitud de reminiscencias clásicas, de las Sagradas Dum mea Tamuyas praesentia mitigat hostes,
Letras, de los Padres de la Iglesia, etc., es inteligente, sólido y erudito. Tractoque tranquillum pacis INERMIS opuso.
La mentada versión portuguesa se publicó en un volumen especial que
ha alcanzado ya la tercera edición'". La sola presencia del misionero cristiano "amansa" (es la traducción
Esa tercera edición está fechada en São Paulo el 4 de Junio de 1959. más aproximada) a los enemigos. Cuando está negociando la PAZ,
Cuánto hubiera gozado con ella y con el estudio de Cardoso, nuestro INERME, sin armas. No hace falta comentario. Todos nos imaginamos
Sebastián Padrón Acosta cuando en 1934, en el 4° centenario del naci- el mismo. Claro que en el caso de Anchieta, un hombre joven que aún
miento de Anchieta, comentaba el Poema Mariano sin conocer "nin- no ha cumplido los 30 años, es María, la Reina de la PAZ, quien "con
gún estudio sobre el Poema", y hasta dudando "de que haya sido escri- su amor materno lo alienta, y protege su cuerpo y su mente"5.
to"; con solo el texto, bastante deficiente, de 1887, "único que poseo"2. El mensaje de paz del DB aletea en otros muchos pasajes de sus
6.000 versos. Voy a citar uno más, con cierto matiz ecologista. Termi-
Y con qué alborozo tanto Padrón Acosta como Millares Carlo hu- nado el destierro de Egipto —Jesús fue también un exiliado— se ven
bieran recibido, desde sus respectivas islas hermanas, el texto bilingüe, obligados a volver a Nazaret. Jugando el poeta con el significado hebreo
casi definitivo, de São Paulo 1980. En él ensaya el infatigable Cardoso de este término, dice: "LA dónde va a venir sino a Nazaret, esta bellísi-
una nueva traducción, en verso alejandrino, y amplía su valioso comen- ma flor silvestre, nacida en el campo virgen de su madre?"6 . Sigue ju-
tario con cien densas páginas, indispensables para cualquier estudio ul- gando Anchieta con la flor y con el fruto —el amargo del paraíso y el
terior del Poema. dulce de la cruz...— para regalar nuestros oidos y nuestra fantasía con
Si tenemos en cuenta que, desde 1965, la fecha de la muerte de An- este dístico:
chieta (9 de Junio) se celebra en todos los Estados de aquella República
Federal, como DIA NACIONAL DE ANCHIETA, sobre todo en los
centros docentes, podemos deducir que su figura es allí tan conocida Bella puer renuit, pulchrae quia prima iuventae
como aquí la de Cervantes, cuya muerte recordamos asimismo el 23 de Tempora tranquillae tempora PACIS erunt7.
Abril de cada año, como DIA DEL LIBRO.
Pero también es válido para los españoles el mensaje de la Vida y "El niño rechaza la guerra, porque los primeros años de la juventud
Obra de José de Anchieta. Por eso espero que esta primera, o primeriza, tienen que ser tiempos de PAZ y serenidad".
versión castellana del POEMA MARIANUM sea, de algún modo, "la Pero la paz es una meta, no un punto de part ida. La paz es fruto de
mano de nieve"3 que lo despierte del sueño de cuatro siglos; y nuevos la justicia. Por eso el mensaje del DB es también un mensaje de igual-
poetas y nuevos críticos consigan en España, como en Brasil, enrique- dad. Cuando media humanidad habla —he dicho "habla "— de dere-
cer, con el estudio progresivo de Anchieta, nuestro patrimonio cultural. chos humanos, y la otra mitad ni siquiera quiere mencionarlos, debe-
El mensaje del DE BEATA VIRGINE DEI MATRE MARIA, mos volver a los orígenes, a las fuentes jurídicas de nuestra sociedad.
como toda la obra evangelizadora y socializante del Apóstol del Brasil, Es obvio que el Derecho Romano, majestuosa construcción para el
y su taumaturgia increible, que la crítica histórica moderna no ha po- pueblo dominante, ofrece a las naciones sometidas, en el IUS GEN-
dido desmentir, es realmente inagotable. TIUM, una pobre cabaña. Lentamente, quizás muy lentamente, e ins-
Este mensaje es, ante todo, un mensaje de PAZ. Simbólico, quizás, pirados más por la caridad que por la justicia, los filósofos cristianos
como el de Juan Pablo II en Asís. Pero luminoso, incontrovertible. Re- van elaborando un DERECHO que quiere ser universal.
cordemos de nuevo los primeros dísticos de la Dedicatoria: Hasta que en 1492, cuando el mundo dobla su tamaño, nace Fran-
cisco de Vitoria. Titular de la "cátedra de prima" de Salamanca, y si- C Entre los pueblos que cita el Salmo 71 están "Tarsis y las islas", re-
guiendo como libro de texto la "SUMA" de Santo Tomás, el sabio y firéndose a Occidente sin más precisión. En el dístico correspondiente
virtuoso dominico español crea el Derecho Internacional. Da rigor habla Anchieta solo de la "isla", en singular: ¿pensaría en Tenerife? ¿o
científico a la tesis de su hermano en religión Bartolomé de las Casas, simple exigencia de la métrica?
que ha cruzado catorce veces el Atlántico, y demuestra, con convincen-
tes y brillantes argumentos, que las relaciones entre los pueblos, como Insula, marmoreis quae circumcingitur undis,
entre los individuos, se fundamentan en el DERECHO NATURAL. Munera pacatum per mare larga feretll.
Este es el ambiente intelectual socio-político que encuentra en la
Universidad de Coimbra el adolescente Anchieta. Con esa filosofía —y
"La isla, rodeada de blancas olas, le llevará sus tesoros a través de
con su santidad— surca el Océano, a los 19 años, por primera y única
un mar tranquilo".
vez. Cuando defienda a los indios se defenderá a sí mismo.
Toda la obra anchietana respira la exigencia radical de justicia como Y finalmente, porque estamos en una mera introducción, el DE
BEATA VIRGINE nos trae un mensaje de amor. Si recordamos la divi-
clima habitual. Sería un feliz hallazgo encontrar la correspondencia de
sión magistral de Santo Tomás de Aquino cuando distingue el "amor
Anchieta, Provincial del Brasil (1577-1588), con el entonces Rey de
de concupiscencia" del "AMOR de benevolencia ": el amor del hombre
Portugal, nuestro Felipe II. La única carta descubierta hasta ahora, y
inmaduro del AMOR de los santos, no hace falta decir que el mensaje
publicada por el profesor Rumeu de Armas, es elocuente al respecto.
de este amor a Dios y al hombre creado y redimido por Dios, al hombre
Contiene un firme alegato en favor de la libertad de los indios y del
como individuo y como pueblo, ya se llame España, Portugal o Brasil,
bien común de la tierra. Y termina poniendo por testigo de los trabajos
este amor auténtico late en cada uno de los dísticos latinos del Poema
de la Compañía en este sentido, al Capitán General Diego Flores de
Mariano.
Valdés, que informará verbalmente al Rey8. Quizás por ese motivo escogió Anchieta el verso elegíaco. Era la es-
Limitándonos al DB, podríamos decir que es la justicia su fondo ar-
trofa empleada por Ovidio para cantar el amor, llamémosle así, carnal.
gumental. Una justicia que se identifica con la santidad, y cuya raiz on-
El poeta tinerfeño, con un liri smo más profundo y con mayor diafani-
tológica es una persona: Jesús, el hijo de María.
dad, supo vaciar, en los mismos moldes, el amor espi ritual.
Cuando vienen los Magos, símbolo de la universalidad del Evange-
lio, desde tierras lejanas, para saludar y adorar al nuevo rey de Israel, se Como no vamos a repetir todo el poema, recordaremos el primer
dístico del Himno al Corazón de Jesús, ya muerto, traspasado por la
dirigen, como es lógico, a Jerusalén. Y el poeta misionero les apostrofa:
lanza del soldado romano:
Quid IUSTUM, o reges, in iniqua quaeritis urbe?9
O sacrum valnus, quod non tam ferrea cuspis,
"Reyes, ¿por qué buscais al JUSTO en la ciudad injusta?" Quam nimius nostri fecit AMORIS AMOR12.
Justo, calificativo de Jesús, es en el hexámetro un sustantivo, la per-
sonificación de la JUSTICIA. El fragmento, que consta de sesenta y "Herida santa, que la hizo no tanto la punta del hierro como el ex-
cuatro dísticos, es bellísimo. Como en otras grandes ocasiones, inserta cesivo AMOR con que nos amó ".
en él-un Himno, que es en este caso una paráfrasis del Salmo 71 con re- Notemos, como dato interesante, que si la Biblia es la fuente pri nci-
miniscencias del 84. Del mismo modo que ahora los Magos, vendrán pal de inspiración en el DB, "el águila gigantesca, como decía Padrón
un día a Jesús todas las naciones, cuando florezca la justicia y se instau- Acosta, que extiende sobre el poema el abanico augusto de sus alas cau-
re la paz definitiva, cuando la honradez brote de la tierna y baje del cie- dales" 13 , el Cantar de los Cantares está incluido, en su totalidad, en los
lo la santidad, cuando la justicia y la paz se besen mutamentelo. dísticos anchietanos.
Hecho singular, si tenemos en cuenta que el DB fue escrito en 1563, Notas a 1. José de Anchieta, humanista
quince años antes que el "Cántico Espiritual" de San Juan de la Cruz.
(1) Fomell, José M°: Aproximación a la Obra Literaria de José de Anchieta,
Es probable que en toda la literatura cristiana no se haya compuesto Tenerife,
1986, págs. 8 y ss.
una paráfrasis más inspirada del CANTICUM CANTICORUM que el (2) RUMEU de A., A., Una ca rta inédita del Apóstol del Brasil, Beato José de Anchieta,
comentario de este poeta teólogo de 29 años (35 tenía Juan de la Cruz al Rey Felipe II, págs.. 5 y 6.
cuando escribió el Cántico en la cárcel de Toledo), a las palabras del (3) CARDOSO, A., Poema da Virgem, pág.7.
(4) MENENDEZ PELAYO, M., La Ciencia Española, III, pág. 166.
ángel y la respuesta de María "Ece ancilla Domini: fiat mihi secundum
(5) FORNELL, o.c., pág. 13 y 14.
verbum tuum"14. (6) CARDOSO, o.c. I. pág. 6.
No precisamente con este poema culto que muy pocos podían en- (7) VIOTTI, Cartas, pág. 121; Fornell, o.ç. p. 32.
tender en el Brasil y no muchos en Europa, pero sí con su adaptación (8) id., Anchieta, o Apóstolo do Brasil, pág. 329.
en otros versos sencillos, acompañados de música y danza, consiguió el (9) CARDOSO, Poemas eucarísticos e outros, pág. 102.: Acudiendo los
pastores, ven al
Niño envuelto en pañales y reclinado en las pajas. Su Madre, sentada junto a él, lo
Beato José de Anchieta que tupíes y guaraníes, cuyos ideales supremos
amamanta con níveo pecho.
eran la embriaguez, la lascivia y la antropofagia, fueran aceptando, con (10) id., pág. 140: Las espinas hieren tu cabeza; los clavos, tus manos y pies;
gratitud y júbilo, el mensaje que les enseñaba, más aún con su vida que la lanza, tu
costado: así te asemejas a tu Esposo.
con su palabra, el alegre y limpio misionero tinerfeño. (11) CARDOSO, Teatro de Anchieta, pág. 360.
Lástima que un siglo después, la codicia, siempre "raiz de todos los (12) CARDOSO, Poesía port uguesa e•tupí, pág. 144.

males"15 , arrasara aquellas cristiandades, expulsando a los jesuitas de ¡Soberano José, dad nueva vida
LA MISION, y destruyendo dos siglos de cultura y socialización cristia-
a quien casi su vida desespera!
na. Pues la gloria que en vida más venera,
Ojalá que en el horizonte del 5° centenario del Descubrimiento, "la de la vid sin el zumo ve perdida.
América ingenua, que tiene sangre indígena, que aún cree en Jesucristo
y aún habla en español", o en portugués, nos devuelva la visita, y nos Prometed que la aurora bien venida
el vino aumentará de quien quisiera
ofrezca libros como el "Poema da bem-aventurada Virgem María, Mãe antes mengua en sus años, y tuviera
de Deus". la mengua de su vino más crecida.
Fruto de ese inapreciable trabajo del Padre Cardoso, es esta traduc-
ción que ofrecemos a todos los hispanohablantes, para iniciarlos en la Llora el Britano que le falta el vino:
lectura del DE BEATA VIRGINE DEI MATRE MARIA, cuyo mensa- ¡Oh, San José, tenedle compasión!
Encuentre en vos el gozo que suspira.
je es hoy de palpitante actualidad.
Si el vino le aumentais a lo divino,
nueva vida le dais, de corazón,
a quien vuestra admirable fuerza admira.

NOTAS a 2. El Armisticio de Iperuí

(1) VIOTTI, Anchieta, pág. 91.


(2) VIANA, H. Estudos de Histo ri a colonial, São Paulo, 1948, pág. 170.
(3) Boletín del Instituto de Investigaciones, Buenos Aires, n° 61.
(4) FRANCO, A., Imagen de Coimbra, II, 174. NOTAS a 4. Historia del "Poema Marianum"
(5) ANCHIETA, De gestis Mendi de Saa, vv. 2810 y ss.
(6) VIOTTI, o.c., pág. 94. (1) "... sin escribir su vida, que había compuesto en otro tiempo, en
verso y de memoria,
(7) Cartas jesuíticas, III, 198. pasando por la playa", cf. CARDOSO, Poema da..., I, p. 41.
(8) VIOTTI, o.c., pág. 95. (2) o.c., ibidem.
(9) ANCHIETA, Cart as, n° 17, pág. 233. (3) MILLARES, Biobibliografía..., pág. 253.
(10) VIOTTI, o.c., pág. 97. (4) CARDOSO, o.c., pág. 67.
(11) Archivo Secreto Vaticano, Congregación de Ritos, Proceso del V.P. José de Anchie- (5) VIOTTI, Cartas, n° 11, pág. 121.
ta, n 306, pág. 296. (6) MILLARES, o.c., pág. 261.
(12) Cartas jesuíticas, III, 477. (7) VIOTTI, Anchieta, O Apóstolo do Brasil, pág. 195.
(13) VIOTTI, o.c., pág. 101. (8) VIERA y CLAVIJO, Noticias de la Histori a General de
las Islas Canarias, Tenerife,
1971, II, pág. 865.
(9) id., o.c., pág. 806.
NOTAS a 3. El Poema DE BEATA VIRGINE DEI MATRE MARIA (10) Opino que no fue él, sino Luis de Anchieta.
(11) VIERA, o.c., pág. 866.
(1) CARDOSO, DB, vv. 5772-5780. (12) CARDOSO, Poema da..., en 2 tomos, Sao Paulo, 1980.
(13) PADRON ACOSTA, S., Poetas canarios. Anchieta, Tenerife, s.a.
Aquí tienes, Madre Santísima los versos que te prometí
en otro tiempo, rodeado de enemigos feroces. NOTAS al capítulo 5
Cuando mi presencia amansaba a los fuertes tamoyos,
y negociaba, inerme, las paces. (1) MILLARES, Biobibliografía..., pág. 247.
(2) supra, cap. 4°.
(2) ANCHIETA, J., Poema Marianum, Tenerife, 1887, pág. 3. (3) ibid.
(3) o.c., p.1. (4) supra, cap. 3°.
(4) VASCONCELOS, S. de, Vita do Venerável..., pág. sin numerar. (5) vv. 5787-2.
(5) CARDOSO, Poema da Bem-aventurada..., pág. 54. (6) vv. 4105-6.
(6) id., Poemas eucarísticos e outros, pág. 110. (7) vv. 4135-6.
(7) id., Poema da bem-aventurada..., pág. 250. (8) RUMEU DE ARMAS, Ca rta..., 15.
(9) v. 3053.
ALTAR viviente de Dios, Arca de la divina alianza, (10) vv. 3043-3170; Salmo 71 y 84, passim.
escóndeme, bendita, a mí, necesitado, en tu seno. (11) vv. 3137-8.
ZONA de pudor, atadura de amor casto, (12) vv. 4471-2.
ciñe mis entrañas con pureza perpetua. (13) supra, cap. 4°.
(14) vv. 1917-1944.
(8) o.c., pág. 128. (15) 1 Tim., 6, 10.

Tú eres, Virgen y Señora, ZONA y cíngulo de hermosa castidad.


Si a los que ciñes bien nadie puede desatarlos,
estrecha, bendita, mis lomos con casta ligadura,
y rodea mis riñones con apretado lazo.

(9) o.c., pág. 128. Cruel matando al Hijo; más cruel, perdonando a la Madre.
(10) o.c., pág. 134.
(11) o.c., pág. 202.
(12) CARDOSO, Líri ca espanhola, pág. 95.
TEXTO DEL POEMA A LA VIRGEN MARÍA

De la Bienaventurada Virgen María
Madre de Dios

EXORDIO
1 Santa Madre de Jesús, ¿hablo o guardo silencio? me quedo callado
o canto sus glo ri as?
Mi mente, despierta por los estímulos de un piadoso amor, me
manda cantar a la Señora estos sencillos versos.
5 Mas temo publicar sus grandezas con una lengua impura, man-
chada tantas veces con torpes culpas.
¿Se atreverá esta lengua profana a decir las alabanzas de la que
encerró en su vientre al Todopoderoso?
lo Huye mi mente atónita a no ser que tu amor, Virgen perfecta,
fuerce al miedo a retirarse de mi corazón temeroso.
¿Lo intento? ¿y por qué temer? ¿es que han de helárseme las en-
trañas? ¿por qué mi lengua ha de guardar silencio, sin alientos, al
hablar de Tí?
Tú me impulsas a cantar, Tú, con tu presencia, inspiras mis pala-
bras y das nueva fuerza a mi brazo.
15 Tú me animas con ca ri ño mate rn al y levantas mi espíritu caido,
colmándome de gracias celestiales.
Si no me siento inspirado por el amor de esta Madre sublime, si
mis labios no cantan su glo ri a virginal, es que mi corazón vence
en dureza a la piedra, al hierro, al bronce y al indómito diamante.
20 ¿Quién me diera, dulce Madre, encerrar en mi pecho tu rostro de
Virgen para amarte ardientemente?
Sé Tú con tu Hijo querido mi único gozo, sé Tú de mi corazón el
único deseo, el único amor!
LIBRO I
INFANCIA DE MARÍA
Canto 1°: En casa de sus padres
CONCEPCION DE LA VIRGEN MARIA

En la mente de Dios
25 Dios, antes de crear con su palabra los cuerpos celestes, antes de
construir este ancho mundo, te concibio a Tí en su mente eterna
como la que había de ser su Madre pura y virginal.
Qué bella eras a los ojos de tu Padre Dios cuando aún no habían
sido creados los ejércitos celestiales!
30 Todavía no se habían levantado las olas del extenso mar, ni se ha-
bían deslizado los ríos juguetones con sus serpeantes aguas.
35 Todavía no habían manado las fuentes con su fecundo caudal, ni
se habían consolidado los inaccesibles montes con su pesada
mole; y ya Tú habías sido concebida en la mente del Padre celes-
tial para encerrar en tu vientre al mismo Dios y purificar a toda la
Humanidad de sus vergonzosas culpas, siendo también la verda-
dera medicina de mis enfermedades.
40 Qué grande eres, Virgen! cuán amada del Supremo Hacedor! Qué
belleza y qué gracia la tuya!

En el proto -evangelio
Tú eres la salvación que había de venir, prometida a los primeros
padres, Tú la que en tus castas entrañas habías de alumbrar la
vida: Para que, concebida sin mancha, pudieras dar el antídoto a
los que Eva contagió con mortal veneno.
45 A tu nombre de mujer se estremece la astuta serpiente que cogió lo un nuevo gozo, porque ven que eres concebida sin mancha.
con sus engaños a la mujer primera. Tú precisamente, concebida Bórrese por tu medio el pecado de los primeros padres, con el que
en el vientre de tu madre, eres la única que no tiene la mancha queda tarado el género humano. Limpie por tu medio las culpas
que a todos nos contamina. contraidas la mayor parte de los hombres, que ha de unirse a los
50 Con tus plantas trituras la cabeza del sinuoso dragón y tienes bajo coros angélicos.
tu pie su cuello humillado. 85 Alégrese la mansión celestial! Sin culpa alguna se va formando la
Toda hermosa resplandeces con refulgente belleza y te ves libre futura casa de Dios: Alégrese la mansión celestial!
de culpa, dulce amiga de Dios. Ninguna mancha de pecado deja
su huella en tu pecho, ni la más pequeña falta empaña tu hermo- Derrota del infierno
sura. Llore el infierno voraz: la Virgen que acaba de ser concebida no
55 Vestida con la luz de tus virtudes eres hermosa sin igual, superan- tiene mancha alguna: Llore el infierno voraz!
do con mucho a los coros angélicos. Virgen inmaculada, imprime 90 Agacha, feísima culebra, tu sanguinolenta cresta, y que tu cola he-
tu gracia en nuestro pecho y que esa belleza atraiga siempre mis rida se agite en sinuosas contorsiones. Esconde, soberbia, tu frente
miradas. en el cuerpo retorcido; protege tu cerviz; esconde, soberbia, tu ca-
beza. He aquí que viene una mujer más fuerte que el varón.
95 ¿De qué te ríes, desgraciado? ¿de que en otro tiempo la primera
En los profetas
60 Belleza que deslumbraba a los grandes profetas cuando te canta- mujer metió en tus redes los pies incautos? Malvado, ¿por qué te
ban en sus vaticinios. Ellos te anunciaban con múltiples metáfo- alegras? ¿porque la primera mujer impulsó a su esposo a contagiar
ras pidiendo que tu Hijo los socorriese. con el pecado a toda su descendencia?
65 Cómo hubiese deseado, Virgen hermosa, ver tus ojos resplande- 100 Pues de la carne de ese primer padre se está formando una Vir-
cientes de luz celestial! Cómo hubiesen querido beber directamen- gen, ella sola, que no conoció la culpa.
te tus palabras divinas y la dulce melodía que irradiaban tus la- He aquí que viene limpia de toda mancha y libre de la atadura de
bios! Adán, la única que no sufrirá tus heridas.
Ella, invencible, tendrá siempre enemistad y dura guerra contra tí
En sus padres y los tuyos.
Felices, pues, los padres que te engendraron, a quienes el cielo 105 Tú, malvado, acecharás su níveo talón arrastrándote por la tierra

anunció tu nacimiento! y barriéndola con tu sucio abdomen. Con tu mordedura sangrien-


70 Feliz Joaquín, de cuyo semen fue engendrada la Virgen que había ta intentas hacer heridas mortales vomitando por tu diente vene-
de engendrar al Hijo de Dios! noso terribles drogas.
Feliz tu madre Ana, en cuyo seno se encerró la Virgen que había Ella, pasando sobre tí, sanguinario, ni será rozada por tu pestilen-
de formar a Dios en su vientre! Te hiciste dulcísima carga de su te aliento ni herida por tu diente.
preñez: querida descendencia del padre, suave peso de la madre! 110 Y oprimirá tu soberbia cerviz con su planta victoriosa; y romperá
75 Encerrada todavía en el útero, ya empiezas a abrir las puertas del
y triturará tu cabeza.
cielo selladas para todos tus antepasados. Tiemble el oscuro tártaro: una Virgen tiró por tierra el caballo in-
fernal y a su jinete: tiemble el oscuro tártaro.
Alegría de los ángeles Alegría del mundo
80 Con razón los ángeles te preparan, santa niña, una merecida ac- 115 Alégrese con la concepción de una Virgen tan grande toda la tie-
ción de gracias. Con razón celebran jubilosos en el templo del cie- rra que por tanto tiempo gimió bajo un cielo triste!

Esperanza del pecador


Ya vuelve el resplandor y la faz serena del firmamento, al que nu-
160 Siendo así que tu concepción alegra al mundo entero ¿voy a ser
bló la culpa del primer hombre. la tormenta; y la bóveda yo el único que no experimente alegría? ¿o es que torpes culpas
Ya sonríe la mansión celestial, pasada afean mi pecho, y, manchado, se duele de sus impurezas persona-
celeste, complacida, presenta un rostro jubiloso.
Porque tu concepción, Virgen feliz, nos devuelve, por gracia de les? ¿El lodo odia la limpieza, y la tiniebla la luz? ¿La virtud
120 siempre es amarga al espíritu depravado? ¿Los ojos lascivos abo-
Dios, la nobleza de la primera santidad. Para honrar al cielo bri-
llas con luz celestial, y para limpiar al mundo, vienes limpia de rrecen un rostro puro? ¿La gloria de la virginidad atormenta a los
impuros?
toda culpa. 165 Confieso que estos pensamientos podían sumergir mi espíritu co-
Con tu venida, el dolor y el pecado, motivo de continua triste-
125 rrompido, con su grave peso, en los más profundos abismos. A no
za, huirán rápidamente.
Con razón se goza el cielo: Tú, su digna princesa, eres concebida ser que tu clemencia restableciese mi pecho herido y mi alma,
para dar a luz, más tarde a su Señor. huérfana, se sintiese protegida en tu seno mate rnal.
Con razón se alegra la tierra: nacida de su fecundidad, serás gloria 170 Porque tu luz arroja las tinieblas, tu limpieza purifica el cieno y
tu virtud ahuyenta toda clase de pecados.
y luz resplandecient e del cielo estrellado.
Yo, impuro, te seguiré a Tí, pura; y mi corazón se unirá al tuyo
Alegría del Creador con sus cria - para ser liberado de sus vicios. Pues ¿quién limpiará al que fue
Con la tierra se alegra el mar; con el mar, el cielo; y concebido de impuro semen? ¿quién lavará sus feas culpas en el
130
turas el mismo Creador. torrente de la gracia? ¿No lo hará tu virtud, Virgen limpísima, que
El supremo Creador se goza con un amor inmenso cuando con-
fuiste la única en ser concebida sin el pecado original?
templa la admirable obra de sus manos. inmenso mar y los 175 Yo me siento vil al participar de la caida paterna, y contraje el
135 Cuando mira lo seres que juegan en sustolas. primer pecado desde el vientre de mi madre. Estoy completamen-
V
variados y maravillosos te sumergido en el abismo del inmundo cenagal, y mi vida está
Cuando ve la tierra inamovible, a pesar de su enorme peso; y los
contaminada con sus propios pecados.
alimentos que abriga en su seno maternal. 180 Tú, limpia fuente de pureza y ahuyentadora de vicios, Tú me
Cuando organiza con ordenada belleza los cielos estrellados, espa-
purificarás el corazón con tus aguas vivas.
cio donde florecen innumerables espíritus.
Si aquel excelso Hacedor de las cosas se alegra del orbe perfecto
140
que creó con su palabra, Tú, niñita bella, serás, en todos los as- Tesoro del justo
pectos, el mayor motivo de placer para el Padre supremo. de que Felices aquellos cuyas piadosas entrañas arden con el único deseo
Se complace El, abrigando este gozo en su eterno corazón, d de tu amor!
145
sus manos te hicieron sin mancha. Esta obra única de su poder la Feliz el que en el dulce silencio dela noche callada medita amán-
hizo más perfecta que las demás, anteponiéndola a todas. dote y te ama meditando en Tí!
Ni la tierra ni el cielo pueden ya compararse contigo: el cielo y la 185 Feliz el que vigila los umbrales de tu puerta virginal y monta la
150
tierra se rinden ante tu belleza. guardia asiduamente ante tus moradas! El que medita con corazón
Los coros angélicos admiran este inédito fulgor por el que brillas amoroso los profundos misterios de tu concepción, que es la puer-
155
en el vientre materno como la mujer nueva: si la naturaleza te ta dorada de la vida.
hizo menor, una mayor gracia divina mora en Tí. Obra singular, 190 Experimentará la amable inquietud de tu amor y será casto en su
hechura noble de la mano de Dios, edificio más amplio que el cuerpo con una mente limpia.
,,a,P ,.n iverso!
moribundo, no dejes de reanimarme con el calor de tu corazón
Encontrará la verdadera salvación en la generosidad del Señor y
para que el ardor de mi carne se atempere con tu fuego.
por tu medio hallará la plenitud de la vida. 230 Y que te devuelva sin mancha la pureza que te ofrecí, guardando
Oh amor y bondad inmensa del Padre supremo que te plasmó con
195 para siempre la fidelidad que te juré.
obra maravillosa de sus manos!
Alábele el cielo, que ha de verse adornado con una gloria tan
Coloquio de amor
grande y cante nuevos himnos con voz agradecida! ¿Oyes, o me engaño, los vagos murmullos de mi tímida voz? ¿o
Alábele la tierra, feliz ya con un regalo tan singular, al engendrar
200 todavía duermes, abrigada en el vientre de tu madre?
este bien que lleva consigo todos los bienes! 235 Quizás sea mi alma llena de ruindades y preñada con sus pecados
Padre altísimo, también mi mente te venera postrada y con amor
la que obstruyó tus oidor.
te alaba en la concepción de la Virgen. Mas temo sin razón: huid, miedos infundados! La dulce imagen
Oh gloria y bellísimo esplendor de nuestro linaje, esplendor de la
de mi piadosa Madre no me falla.
pureza y gloria de la virginidad! 240 Jamás te sentí distante, piadosísima. Siempre te conocí amable
por naturaleza.
Antes dejará de derramar la húmeda noche su suave rocío y las
Coloquio de contrición
Ay de mí! ¿por qué te desprecié a Tí, la más hermosa de las cria- nubes cargadas de agua su lluvia fecunda, antes negará la fuente
205 viva sus dulces veneros y el arroyo cristalino su clara corriente.
turas, ciego por el torpe deseo de mi impureza? ¿por qué no vie-
ron mis ojos tan gran luz? ¿por qué un aroma tan intenso no atra- Antes que tu piadoso manantial se agote ni se detengan las dilata-
das avenidas de tu dulzura.
jo mi corazón? de mi 245 Ojalá el deseo de tu tierno amor abrase sin fin con su fuego vivo
Desgraciado de mí! Fuí perdiendo la pureza de mi cuerpo y
210 mis entrañas!
alma, tesoros que me había confiado el Padre supremo. Y huyen-
do a lejanas tierras, abandoné a mi padre y a mi madre, ofendien-
do con mis pecados a Tí y a Dios. para que, por NACIMIENTO DE LA VIRGEN MARIA
Por fin vuelvo, buscando a mi padre y a mi madre, p
tus méritos, te encuentre a Tí y a Dios. Alborada de redención
Permíteme a mí, desgraciado, postrarme ante tu morada y no cie- 250
215 ¿Qué nuevo lucero brilla en el cielo estrellado? ¿Qué nuevo fulgor
rres, con dureza, tus puertas a mi clamor. resplandece en la alborada? ¿Qué nuevo fuego fulgura en el cenit?
ermíteme llorar ahí du -
Permíteme pasar ahí las noches enteras, permíteme ¿Qué nueva llama luce con desusado brillo? ¿Qué nueva luz na-
rante todo el día. ciente me hiere en los ojos?
Sea tu pura concepción el placer, las delicias, el descanso, el 255 Una luminosidad mayor aparece, el lucero de la mañana sale más
220
gusto y el amor de mis entrañas! rutilante, el sol irrumpe con más claridad por los altos montes,
Quede yo limpio al contemplarla recordándola y meditándola en veo que la rosada Aurora resplandece con colores más vivos y se
mi mente y huyan lejos las torpes imágenes! ruboriza con nítidos rayos de luz. Avanza más bella, vestida con
Su casto amor aleje los amores impuros, su aroma expulse el he- su velo azafrán, bulliciosa con sus llameantes ruedas.
dor de mi pecho. 260 Pero ¿qué hago, necio de mí? Una luz excesiva deslumbró mis
Virgen buena, tú que amas a los que aman la blanca pureza que ojos con su nuevo esplendor. Porque ahora por primera vez nace
225
aprendieron de tu ejemplo, a mí que por la corrupción de mi esta lámpara clarísima, donde no había luz ninguna.
mente llegué tarde a Tí cuando tus piadosas manos me levantaron
265 La horda infernal desde el principio más remoto del mundo lo ha- 300
La hija que va a traer al mundo alegría perenne, te trae a tí el fin
bía cubierto todo con horrible caos. de tu tristeza.
La ciega noche había sembrado el terror por todas partes con su
Entre los padres prolíficos eres tú con mucho el más fértil y el
nebuloso miedo, sepultándolo todo en negras tinieblas. más dichoso con una descendencia tan singular.
270 Ninguna aurora había removido del cielo las densas sombras, nin- 305 Entre las mujeres fértiles, eres tú, Ana, la primera, madre feliz de
guna había ahuyentado del éter a los caballos de la noche. una prenda tan estimable.
La tierra sepultada en tinieblas ve por vez primera la luz que no
Padres inmensamente dichosos con una suerte tan grata, a quie-
conocía, al pie del plácido Olimpo.
nes el Dios Altísimo enalteció con honor tan grande!
Esta estrella que brilla con nuevos rayos pone fin a las tinieblas
Feliz paciencia que tanto tiempo esperó y que tal fruto, como
de la noche y nos trae la luz del día. buena tierra produjo!
275 Anuncia con su belleza el inmenso resplandor del sol y, como 310 Feliz vida, tan dulce y a quien la mano omnipotente otorgó tan
limpia mañana, precede al día perpetuo. grandes premios!
Esta es la estrella que nace de la noble estirpe de Jacob, cuya luz
Feliz devoción amable en el templo y con los pobres, engrandeci-
no volverá a dejar paso a las tinieblas.
da con tal regalo! Dichosas lágrimas que consiguieron tan dulce
consuelo! Feliz dolor que alcanzó gozos tan profundos!
La niña que nace 315 Alégrate, Joaquín; pronto tu hija, hecha Madre de Dios, te hará
280 i,Es que aún, alma mía, eres lanzada a las densas sombras? i,toda-
también abuelo glorioso!
vía la negra noche envuelve tus ojos? Mira a la niña que nace tan
Gózate, Ana, pronto tu hija te dará como nieto al mismo Dios, a
prodigiosamente, cuya luz ahuyenta del orbe al oscuro caos. Ape-
quien ella parirá conservando su virginidad intacta!
nas toque tus ojos con su llama refulgente, guarda su visión para
siempre.
285 Si te deleitas con su exquisito amor, su amor exquisito te reani- Y yo ¿qué hago?
mará. Su gloria te dará la verdadera gloria. Ella personalmente 320
Y yo, insensato, i,por qué impulsos me dejo llevar? i,en qué torbe-
borrará tu baldón. llinos me veo arrastrado? U. dónde se precipitan mis pies tan alo-
290 Esta es, por si no lo sabes, la nueva gloria del ancho mundo, gran cadamente?
gloria del cielo, gran gloria del suelo. Esta es la que ennoblece a 325
Ojos míos i,por qué os disipais, sin ver el rostro de la Virgen, ros-
los padres humillados y les devuelve las riquezas que perdieron tro más sonrosado que las mismas tímidas rosas? i,por qué no
con su culpa. os hechizan las limpias miradas de esta niña recien nacida, mira-
Esta es la que borra la maldición de los primeros padres y toda la das más radiantes que la misma luz del sol?
infamia de su descendencia. 330
i,Me engaño? ¿o es que resonó para mí el dulce nombre de María
y cielo, tierra y mar lo repitieron?
Los padres junto a la cuna Los astros veneran sumisos este nombre virginal. La tierra la ado-
295 En su nacimiento cesaron las viejas lamentaciones: tu dolor, Joa- ra también sumisa. Ante este nombre augusto, el infierno tiembla,
quín, y tu llanto, Ana, y la enfurecida serpiente se sumerge en sus lóbregas aguas.
Desde ahora, santo anciano, no padecerás ninguna repulsa cuan- 335
Oh nombre lleno para mí de meliflua dulzura! Oh dulcísimo
do lleves tus ofrendas al templo del Señor; ya no irás llorando al nombre de María! Si me lo permites, Virgen mía, preso de tu
redil para pedir indulgencia, ni te entristecerás cuando conduzcas amor, cantaré como aguinaldo ante tu cuna, unas humildes estro-
tus rebaños. fas:
375
Canto de belleza, fuerza y gloria Así lo hacen, con variadas modulaciones, aquellos a quienes tu
Salve, María, adornada de belleza tan divina que tu esplendor amor purifica con fervor perseverante.
vence al de los coros angélicos.
340 Salve, María, tan excelsa en tu aspecto humano que tu hermosura B
trasciende todos los humanos moldes.
Tú, fuerte, consolidarás el Olimpo vacilante, renovando en los Eres BÁCULO que sostienes con tu vigor las frágiles fuerzas de
cielos su primera integridad.. los que quieren seguir el sendero de tus virtudes y dirigir sus pasos
345 Confiando en la fuerza invicta de tu Hijo, cubrirás con seres hu- imitando tus ejemplos: no permitirás que sus pies vacilantes cai-
manos las deserciones angélicas. gan en ninguna trampa.
Parirás virginalmente al Hijo de Dios y El será la salvación so- 380 Los que se apoyan en tí y a tí se adhieren no temen caer: te enco-

breabundante de todo lo creado. miendan su persona y todo cuanto poseen.


350 Salve, mujer fuerte, que, después de tantos siglos, fuiste finalmen- Mira como he perdido mis fuerzas y se doblan mis rodillas débi-
te reconocida como tal. les: caeré del todo si tu mano no sostiene mi flaqueza.
355 Ciudad construida laboriosamente con el trabajo divino, casa que
ha de albergar a su Arquitecto. -C-
Generación nueva, regalo noble de la mano de Dios, que merecie-
385
ron Joaquin y Ana. Tú eres la COLINA, donde el bosque destila esencias aromáticas,
360 Naces de la sangre ilustre de grandes reyes, pero superas en noble- y el incienso fluye de la corteza de los árboles. Su olor recrea a los
za a tu raza. No eres feliz por proceder de grandes reyes ni tu glo- que viven y vuelve a la vida a los que arrebató la muerte inexo-
ria, Virgen, proviene de tus padres: ellos más bien son gloriosos rable. Salvó mi alma podrida del hedor infernal y mi rostro sucio
por haber engendrado hija tan excelsa, y de tu gloria procede la de de torpe cieno.
ellos.
D
Alfabeto de alabanzas
390
—A— Tú eres acueDUCTO de agua viva que corre abundante, por don-
de nos vienen los torrentes de la fuente divina: por ti fluyen los
ARBOL de la vida eres, si bien te contemplo, santa niñita, carga- ríos de la gracia en borbotones inagotables para fecundar los cam-
do de divinos frutos. Escondes tus raices en la tierra humilde y tu pos estériles.
395
alta copa llega a tocar los cielos inaccesibles. Te ruego que me llegue por tu medio el agua de la vida para que
. mi corazón no se abrase con el fuego del pecado.
365 Extiendes tus ramas de oriente hasta occidente, llegando a uno y a
otro polo. Bajo tus hojas se alberga toda clase de seres vivos: tu
sombra protege a los hombres y a las fieras. Bondadosa y amable —E -
acoges a los buenos con tu sombra; y a los malos, si se acercan, ja-
400
más los rechazas. Tú eres imagen y EFIGIE verdadera de la gloria divina, cuyo es-
370 Mi espíritu se abrasa continuamente con malos pensamientos: ár- plendor brilla en tu rostro. En Tí, como en un espejo, se reflejan
bol delicioso, extiende tus ramas para protegerme. Y que pueda, la perfección, las virtudes y la naturaleza del Altisimo.
como canario celestial, cantar alegre en tus ramas, divinas melo- Imprime, Madre bendita, en nuestros corazones la hermosa figura
días. de tu vida virginal.
—F Iluminas al que se ve envuelto en negras tinieblas, y en la noche
ciega brillas como la luz del día.
Tú eres FUEGO divino que fundes con rápidas llamas los peca- Quien guíe sus pasos por esa luz tuya se sentirá feliz con el sol
dos y quemas en el Averno a los jefes infernales. que nunca se oculta.
405 Tu nombre, Virgen María, confunde, desbarata y aniquila las fa-
langes de Satanás. - M -
Tu nombre, Virgen María, cuando empiece mi lucha, me servirá
de dardo victorioso y fulminante. 435 Tú eres MAR profundo, mayor que los grandes abismos: innume-
rables multitudes escondes en tu seno.
—G- Donde alternan enormes cetáceos con pequeños peces: todos es-
Tú eres GEMA que ganas en esplendor al oro encendido y fulgu- tán seguros bajo la protección de su madre común.
410 A tus moradas se acogen los buenos y no rechazas con dureza a
ras en la dorada mansión del Altisimo. los pobres pecadores cuando se acercan a tu casa.
Preciosa margarita que brillas intensamente adornando tierra y
cielo. —N-
A los corazones que a Tí se consagran los embelleces con variados
colores y, embellecidos, los haces dignos del favor divino. 440 Tú eres la NAVE, a la que el mar no sacude con su oleaje ni la
violenta tempestad envuelve en su torbellino.
—H-
El navegante hace en tu interior un viaje tranquilo hasta llegar a
415 Tú eres HIDRIA que viertes el aceite en abundancia, llenando to- puerto seguro.
das las vasijas de fructífero licor. Así el pobre adeudado, después
de pagar a sus acreedores, tuvo para vivir en adelante sin apuros. - O-
420 Ungiendo mis heridas con tu piadoso óleo, fortificas mis miem-
445 Para que los toros salvajes no devasten los altares sagrados eres el
bros para la lucha.
OBSTÁCULO perpetuo que defiendes la entrada del templo.
—J— No podrán contra tí ni las puertas infernales ni los nuevos heresi-
arcas con sus falsos prodigios.
Tú eres JABALINA que, dulce y amorosa, traspasas nuestro co- Te pido que selles las entrañas de mi corazón con fuertes cerrojos
razón hiriendo para sanar. para que se abran solamente a Dios.
Con blando golpe penetras en lo más intimo de nuestras entrañas 1

y con solo un rayo de tu luz hieres profundamente.


—P-

425 Por eso aquél a quien miras dulcemente con tus pequeños ojos
450
piadosos, gime gravemente herido por tu espada. i Tú eres PUERTO apacible, remanso seguro para las embarcacio-
nes agitadas por la fuerza violenta del mar enfurecido.
—L- Mira mi barquichuela que, azotada por horrible tempestad, acude
a Tí, aunque tarde, con su remero ya agotado.
430 Tú eres LUNA de brillante rostro que nunca varías: un resplan- El fiero mar lucha con los vientos furiosos: dame, Virgen benigna,
dor perenne irradia de tu disco siempre lleno. tu mano para no perecer.
- Q- 480 Con tu fuste fuerte ahuyentas al tirano infernal expulsándolo de la
casa que tomó con engaño.
455 Tú eres QUADRIGA de Dios, que justamente airada, pulverizas A tus amigos . los castigas con golpes suaves y, castigados, los
impetuosa las tropas enemigas. alientas dulcemente con tu amor.
Revístete de fortaleza, enciéndete en justa ira y destruye los ejérci- 485 Hiere muchas veces mis costillas con tu vara piadosa: será dulce
tos que luchan cruelmente contra mí. recibir de tu mano los golpes. Hiere, no perdones: las culpas me-
—R - recen su castigo.
Lo sufriré con gusto. Si a quien amas lo golpeas con entrañas pia-
Tú eres ROSA entre espinas, que no te punzan, y resplandeces dosas de amor, sea yo golpeado para serte querido.
460
490 Hiere, no temo morir con los golpes de esa vara: tus manos no sa-
con la gala perpetua de la eterna primavera.
Ni el triste invierno ni los rígidos fríos te hieren. Tampoco el rigu- ben hacer daño.
roso verano te marchita con su fuego estival. Porque hieres para sanar y sanas las heridas golpeando y aun los
Con tu eterna flor adornarás a nuestros últimos descendientes muertos vuelven a la vida con tus golpes.
495 Oh vara, que tocarás los cielos con tu vértice intacto, sin encon-
como con tu eterna flor adornaste a nuestros antepasados.
trar apenas límite a tu crecimiento!
- 5-
Fiesta de los ángeles
465 Tú eres SELLO de justicia, SIGNO de fe, SOL de luz, SAETA de Exultad, cielos: alegraos, colinas eternas. Aplaudid, reinos flori-
amor y SALVACION de nuestra raza. dos de rojas estrellas. Daos prisa, coros angélicos; corred, mensa-
470 Márcanos con la justicia, conduce a los ejércitos que luchan con jeros: id y volveos rápidamente.
el signo de la fe, reparte las riquezas de la luz eterna, traspasa mi 500 Celebrad danzas festivas en honor de esta niña recien nacida, en-
frio corazón con el amor divino, ábrenos los caminos de salvación tonad vuestras canciones ante la cuna de la Virgen. Ella viene a
hacia el templo celestial. reparar vuestras antiguas deserciones, y, nacida, glorifica vuestros
tronos.
—T 505 Derramad hierbas arômáticas sobre la cuna de la Virgen, pintad

con rosas purpúreas su blanco lecho. Perfumad sus tiernos miem-


Tú eres TECHO que nos defiende del excesivo calor del verano y bros con olores balsámicos y adornad con joyas su regia cabeza.
del rígido frío de la nieve invernal. 510 Tapizad con hermosas flores el regazo de Ana y el seno que le
En Tí el padre Adán encubrió su vergüenza y la primera madre ofreció, cargado de dulce peso.
Eva el pudor de su culpa.
475 Contigo se cubrirá mi alma y mis miembros desnudos para ser en
adelante gratos a su Creador. Dulce oficio de madre
—V— Qué peso tan agradable el que reposa en tu seno sin cansarte, no-
ble Ana! Ni fue esta carga pesada en tu vientre grávido ni en el
Tú eres VARA de Jesé siempre floreciendo, vara sin nudos, vara parto tuviste angustia o dolor.
515 ¿Iba a ser justo que la que vino a quitar los dolores del mundo
sin corteza.
No llevas el nudo de la culpa del pecado original ni la corteza del causara dolor o pena? Una concepción dulce precedió al dulce
pecado te hace áspera o rígida. nacimiento: aquella sin mancha, éste sin dolor.
Con qué dulzura envolvías en pañales sus tiernos miembros y es Entretanto, pequeñita, ve tomando la dulce leche en los distendi-
dos pechos y los alimentos bien premasticados.
estrechabas su cuerpecito en tu piadoso regazo. 550 Así crecerás para ser llevada al templo sagrado del Señor como
520
Con qué dulzura besabas sus rosadas mejillas y calentabas sus la-
gloria grande, alto honor y ejemplo singular!
bios con los tuyos.
Con qué dulzura llevabas a su boca tus pechos henchidos para Y a mí también, para que en mi pecho casto prenda la llama de tu
puro amor, aliméntame con tu cariñoso sustento.
aplacar su hambre, para aplacar su sed.
525
Con qué dulzura dormías a tu niña cantándole sencillas estrofas,
mientras las gotas de néctar humedecían sus secos labios.
Todo es dulce para tí con tan dulce hija: ella más que tú es la due-
ña de tu corazón.
CANTO 2°
VIDA EN EL TEMPLO
Convite universal PRESENTACION DE LA VIRGEN MARIA
530 Corred aquí todos los oprimidos por el peso del pecado, a quienes
el infierno atormenta. Sacrificio nuevo
Esta niña recien nacida parirá al Redentor que, quitándonos el 555
Una nueva varita brota exhalando oloroso prfume, y su aroma
pecado, nos librará de su enorme peso. llega a las altas estrellas.
Venid, niños; corred, jóvenes esforzados. Hombres maduros y los Portero, abre ya las grandes puertas del templo divino y, haciendo
que habeis llegado a la vejez, traedle regalos. girar sus goznes, deja patente la entrada.
535
Daos prisa los que por caminos escarpados quereis subir limpia- 560 Descorre, sumo sacerdote, los velos del santuario para que Joa-
mente a las altas cumbres de la blanca pureza. Ella, conduciéndo- quín y Ana puedan ofrecer su incienso. Y adoren junto al altar sa-
os por suave pendiente hasta la nevada cima, os mostrará la senda grado, con este nuevo perfume, a la suprema divinidad.
virginal a través de un camino trillado. No mancharán los atrios con sangre de toros ni quemarán los pe-
dazos de carne en los braseros encendidos.
—Z 565 No intentarán aplacar al Padre eterno con sangre de machos ca-

bríos ni sacrificarán una corderita ante las puertas de bronce.


Tú eres, Virgen y Señora, ZONA y cíngulo de la hermosa casti- Pues El fue quien creó los animales que andan errantes por los
dad. montes y los gruesos bueyes que van por los anchos campos y las
540
Si a los que ciñes bien nadie puede desatarlos, estrecha, bendita, fieras que esconde la selva en sus densos matorrales y las aves del
mis lomos con casta ligadura y rodea mis riñones con apretado cielo y los rebaños de ovejas.
lazo. 570 También creó la hierba del campo y los prados de hermosas flo-
res, gobernándolo todo con su poderosa mano. Ninguna de estas
Ofrecimiento del cántico
Recibe, Virgen hermosísima, lo que he cantado ante tu cuna, yo, víctimas aplacará la ira del cielo ni éstos son los obsequios que
prepara el santo anciano.
torpe, bastardo, mendigo, indigente. 575 Antes bien, sacará de su corazón justas alabanzas y cumplirá sus
545
Mi cariño te había preparado en tu nacimiento más lirios, más
promesas a Dios Altísimo.
guirnaldas alegres de rojas flores.
Ahora las guardo como regalos para cuando vayas a dar a luz: Promesas que hizo cuando tristemente avanzaba en edad sin dul-
cuando Dios en persona se aloje en tu seno. ce descendencia y teniendo que sufrir muchas humillaciones.
Sacrificio precioso 615
Con desiguales pasos intentas seguir las huellas de tu padre, aga-
580 Llega por fin feliz con un feliz regalo, y, rico con una rica ofren- rrada, pequeña Virgen, de la mano de tu madre.
da, se acerca al altar.
Personalmente entregará a María al Señor, de quien la había reci-
bido, y la gloria del Templo aumentará con obsequio tan grande.
Su aroma superará a las tiernas yemas del nardo que empieza a
florecer, al gálbano, al incienso, a la mirra, al bálsamo.
LAMENTACION DE LA VIRGINIDAD PERDIDA,
585 Ella nos dará al Cordero inocente para que borre nuestros peca-
EN PRESENCIA DE LA VIRGEN
dos: única víctima, que morirá por todos los pecadores.
Tan pronto como caiga él, mansamente, bajo la cruel espada, ce- El dulce encuentro
sarán los sacrificios de los gruesos bueyes. Tan pronto como asomas tu divino rostro al salir de casa de tus
Con su sangre limpiará las antiguas culpas, su sangre correrá más padres, se esparce por toda Jerusalén un aroma celestial, y yo lo
pura que el más puro arroyo. percibí, o creí percibirlo, y eché a correr, por el camino que se me
590 Cordero que será inmolado una sola vez en el sagrado altar para ofrecía, hacia donde me sentía arrebatado.
ser víctima eterna del universo entero. 620 Y dije: "¿Qué haces, espíritu mío? Ea, corre, a ver si puedes con-

templar el semblante de esa Virgen sagrada".


Sacrificio bello Y enseguida, al saltar con rápidas carreras, vi ante las gradas del
Ven, pues, Virgen todo ternura, como feliz obsequio! Que el tem- Templo su rostro virginal.
plo sagrado te reciba en su santuario! 625 Qué visión! Cómo me sentí morir traspasado por el dardo del

595 Avanza majestuosa y deja la casa paterna: se te reserva la bella amor! Virgen mía, cómo prendiste mis ojos con tu mirada! Cómo
mansión del Padre verdadero. Deja de estar colgada del cuello de arrebató mi corazón con inusitados ardores el deseo de la hermosa
tu dulce padre: serás, ya sin mancha, la Madre de tu Señor. virginidad! Estaba seguro de rodear su custodia con el blanco pu-
600 Divina infantita, deja los hábitos pueriles: los pensamientos de tu dor y reafirmar su cerradura con llaves perpetuas.
mente serán ya maduros. 630 Y avanzar con paso feliz siguiendo tus pisadas, lleno de gozo al

Porque el Rey supremo del cielo desea tu amor: Dios en persona imitar tus virtudes, Virgen inmaculada.
se ha enamorado de tu belleza.
El ha suplido tu falta de edad con una inteligencia perfecta; y Sobre las ruinas de la virginidad
quiere que tú seas el cofre de sus misterios. Ay de mí, huiste de mi vista con pie veloz, cuando una tardanza
605 Rompe toda tardanza: ya acompañaste a tus padres queridos.
antojadiza retrasó mis pasos.
Ahora, Virgen de tres años, empieza tu obra divina. 635 Mi cruel enemigo atacándome con voluptuosos dardos derriba

He aquí que vienes rutilante: ángeles del cielo, apresuraos. Sem- toda mi energía. Y destrozando llaves y cerraduras mal defendi-
brad de variadas flores el camino de la Virgen. das, arrasa toda mi riqueza espiritual y corporal.
He aquí que vienes la única elegida entre millares. Como el sol Entonces yo, reconsiderando ya tarde mi triste derrota, dije: "Ay,
que en su carro de fuego avanza entre bellos astros. se perdió la gloria de mi virginidad".
640
610 He aquí que vienes con tu rostro resplandeciente de admirable Y golpeando repetidas veces mi afligido pecho, lloré con dolor mi
luz, como cuando luce la luna llena. aciago destino diciendo: Ay de mí, ¿quién destruyó el santuario,
Eres llevada al Templo, esposa nueva del gran Dios: y tus tiernos imposible ya de reparar? ¿qué inicua violencia forzó sus puertas
pies van pisando nuevos caminos. cerradas?
645 Viña mía, ¿qué bestia tan feroz rompió tu cercado? Lqué jabalí ¿Por qué no lloras, desgraciado, el haber ofendido a un Padre tan
cualquier la- benigno, que debió ser para tí el único amor?
destrozó tu valla? Ahora, sin defensa, serás presa de 685 ¿Por qué no lamentas, malvada, haber
las fieras.
drón. Ahora, estás abierta fácilmente para todas d espreciado a un Señor po-
deroso, a quien debías haber tenido el máximo respeto?
Queja amorosa al Padre ¿Por qué no te dueles, perjura, haber violado la alianza de un Es-
luz? ¿por
qué, Padre supremo, me sacaste a las orillas de la
poso tan dulce y haber manchado el l
¿Por 690
echo nupcial con adulterios?
qué, nacido del vientre de mi madre, llegué a la tierra? Con fea basura de burdel ensuciaste tu morada: se va el buen Es-
para que poso y viene el verdugo áspero.
Ojalá mi vida hubiera terminado en su mismo comienzo
¿Qué delirio, infeliz, qué pasión tan s iniestra, insensata, te sacó
tus ojos no me hubiesen visto en pecado!
última hora de mi vida antes de ver la fuera de tí? ¿qué llamas te arrebataron?
650 Ojalá hubiera llegado la
caida de mi blanca pureza!
Ay dolor, un fiero torbellino de sucias aguas sumergió tu cabeza
655 Más leve era desaparecer
con la muerte y sufrir todas las penas en profundos estanques de basura.
con actos 695
del infierno antes que ofender tu divinidad, Padre santo, He aquí que yaces odiosa al rey de los cielos, he aquí que te ves
nefandos contra tí, y cometer el pecado ante
tus ojos, Padre santo, privada del amor celestial de tu esposo.
poder supremo y belleza digna de amor Enredada torpemente en el pecado, te p osee en su seno asqueroso
que eres bondad inmensa,
aquel corruptor, a quien torpemente amaste.
ete rn o.
Pérdida irreparable
Esposa infiel 700 Pérdida grave, que no puede ser rep
infeliz, deforme, adúltera, fétida, torpe y encerrada arada con ningún trabajo!
660 Oh alma mía, Bien infinito, perdido ya para siempre! Hermosa pureza, que ya
tu torpeza, golpea
permanentemente en un cuerpo torpe! Sacude nunca volverá! Honra y gloria que nunca podrá ser recuperada!
horror de tu crimen.
tu pecho corrompido. Medita, sucia, en el Santa virginidad, tan querida del buen Esposo, ¿qué desgracia,
arrebató la belleza de tu rostro? ¿Quién man-
665 ¿Quién, ay dolor!, te qué tempestad tan horrible me apartó de tí?
chó tus mejillas con lodo tan sucio? ¿Eres tú aquella a quien lavó 705
Solo me queda de tí tu recuerdo dulce, todavía cercano, pero una
más limpio
el agua transparente del bautismo dejando tu pecho vez perdida desgraciadamente, te has re tirado por completo.
que el c ri stal? ¿A quien el Espíritu Santo
purificó con su fuego ce-
con sus llamas? Ojos míos, llorad en mi rostro triste tan gran ruina, y que las lá-
lestial para que fueses toda de oro, ac ri solado
consigo mediante una
grimas derramadas manchen mis mejillas lascivas.
670 ¿Fue a tí a quien el divino esposo
unió
aguas fecun- Solo me quedan lágrimas, gemidos, llanto, miedo, pavor; solo me
alianza ete rn a cuando lavó tu pecado original con queda dolor, palidez, terror y horror.
que le juraste entonces?
das? ¿Dónde está la fidelidad y la alianza 710
Abrumad mi mente con el loco torbellino de los remordimientos,
¿Dónde el amor prometido para siempre? sumergid mi triste cabeza en los más pro
675 Pérfida, profanaste la
pureza consagrada: se ent ri stece el amor fundos abismos.
O escóndeme tú, Padre supremo, aunque sea en el infierno para
despreciado y se duele la fidelidad quebrantada. que mis pecados no ofendan tu mirada.
torpe adúltero: la morada
Te desagradó el Esposo y te agradó el 715
0 tritura mi carne atrevida con un corazón contrito para que mi
del Señor la posee un ladrón criminal. vida sea ya de nuevo grata a su Padre".
680 Despreciaste al Rey, abrazando
a un tirano del infierno: amo infa-
Lucha y esperanza
me éste, Padre noble aquél.
recibes a un 720
Dejas a un amante leal, echas a un sincero amigo: Gimiendo yo de esta manera y llorando mi alma, enferma de tris-
traidor, un enemigo fiero te posee. teza y de dolor, con la decisión de volver al Esposo, el torpe adúl-
tero intentaba persuadirme con delicias vergonzosas y, dando para imitar tus ejemplos; y, en cuanto podía, empecé, aunque de
rienda libre a mis instintos, decía: "Ningún placer vas a encontrar lejos, a seguirte.
después de tu muerte. Ahora que puedes, déjate arrastrar por la
corriente de tus deseos".
725
Me había parecido recobrar la fe, pero la pasión me arrastraba ENTRADA DE LA VIRGEN EN EL TEMPLO
vencido para entregar mis manos a las habituales cadenas. Inmer-
sa en el tenebroso caos del vicio, casi se alegraba mi mente de sus La pequeña reina
propios pecados. Sube sola, Virgen pequeñita, las quince gradas del Templo sin la
Sintiendo cercana la muerte, no teniendo esperanza alguna de sal-
ayuda de tu padre. Tus pies consolidados vencen ya en firmeza a
vación y queriendo dejarse ir en su lecho impuro, un suave rumor
las marmóreas columnas, pues en ellos se asentará la obra grande
desconocido de una apacible brisa susurró en mi oido interior: del Santuario.
i,Por cuánto tiempo vas a seguir revolcándote en ese cieno putre- 765 Princesa, qué gloria tan sublime realza tus pasos! qué diferentes
730
facto? Levántate, acércate a los pies sagrados de la Virgen! Si ella fueron los de Eva!.
te recibe, con su rostro sereno, aunque seas pecador, no temas:
Esta, divagando con sus ojos por el Paraiso, metió altiva sus pies
ella lavará tu suciedad". por un camino fatal. Y cogió del árbol prohibido el fruto mortífe-
ro: a toda la raza humana alcanzó la muerte terrible.
A los pies de la Virgen 770 Tú, alimentando tus modestos ojos con la luz divina, por una sen-
Me levanto con la mente agobiada por el peso de tantas miserias y
735 da feliz, te diriges humildemente al Templo sagrado. Así engen-
conservando en mi cuerpo entumecido la antigua torpeza; con la
drarás, como árbol ubérrimo, el fruto vivificante, de donde vendrá
cabeza caida y el rostro cubierto de verguenza, apenas llegué ante al mundo la salvación y la vida verdadera.
tus ojos, Virgen benigna, ni podia ver ni podia llorar: mis párpa-
dos oprimidos escondían mis tristes ojos. Su corte
740 No encontrab
a palabras con qué hablarte, Virgen pura: un miedo 775 Salid, hijas de Isaac que, nacidas de noble estirpe, os criais en los
frio pegaba mi lengua al paladar. Temblaba mi espíritu conscien- regios alcázares de la excelsa Sión.
te de su torpe lujuria: estaba anonadado por completo con tanto
Dejad las escondidas moradas del santo Templo y corred a los
crimen. primeros umbrales del dorado portal.
Solo con el oido captaba tus divinas palabras cuando de tu boca 780 Mirad con ojos atentos a vuestra reina: un rubor celestial ilumina
745
fluía algún dulce mensaje para mí. su semblante resplandeciente.
He aquí que de tus labios, si la ilusión no engañaba a mi indigni-
750 En su belleza divina se miran el sol con su esfera brillante y la
dad, salió esta voz ya conocida de mí: "Levántate, ven conmigo al
clara luna con sus rayos. El lucero de la mañana la proclama feliz
templo sagrado del Señor! Tú serás para siempre mi siervo.
y la creación entera del Altísimo se alegra con ella.
755 La escuch
é y, recobrando al mismo tiempo la vida y la palabra 785 Ella será maestra de la perpétua virginidad, que guardais ahora en
dije: "Te sigo, Virgen bendita, adonde vayas! Mis pecados mere-
estos años para el Señor.
cen la muerte, el odio, la aversión de tu santo rostro y el castigo
Atended, fijad los ojos en ella sola: que ella dirija vuestras manos,
eterno. Pero si me devuelves, aunque sea indigno, la vida y tu dul-
que ella dirija vuestros pies.
ce amor, ésa será la mayor alabanza de tu piedad!".
790 Porque ella es la mujer fuerte cuyo precio viene de lejos, de los úl-
Esto dije yo. Y me pareció que sonreías con dulce aprobación. Y
760
una esperanza inesperada entró en mi pecho. Y creció mi audacia timos confines de la tierra. Después de muchos años Dios Omni-
en sangre y despo-
ha encontrado y la ha unido consigo Tejes con múltiples nudos las sutiles redes o coses de varias ma-
p
potente la neras los trabajos de lino fino.
sorio. con su pureza
la esposa bellísima del eterno Padre y, 825 Realzas con doble tinte de escarlata la blanca muselina o tiñes de
Porque será azul celeste los paños rosáceos.
za santapodrá
rápida fuga a slos campamentos enemi- Coses a las sagradas mitras la cintas colgantes, los rutilantes car-
pondr en
ueza invicta,,
fuerza búnculos y las ardientes sardónicas.
otro tiempo,
cuando venza victoriosa al rn victorioso
Averno, 830 Todo para cubrir el tabernáculo sagrado y el altar y las vestimen-
795 Y o, esferas. tas del sacerdote en el sacrificio.
despojos
levantará, altísima, sus pecho, toda su vida avanzará
Ningún contagio del mal herirá su p Tus manos engrandecen así el culto del Templo santo sin que
800 con tanto trabajo se cansen demasiado tus dedos.
luminosa, irradiando el bien.
Ofreces con dulzura al necesitado tus piadosas palmas y tu diestra
siempre está abierta para los pobres.
Su cantor una partecita de tantas cosas 835 No concedes blando descanso a tus virginales miembros ni te
cuentes
Virgen, te ruego que me preocupas nunca del alimento terreno.

como haces en el Templo. p palabras, todas tus
virtudes o Porque el creador de los cielos te envía de arriba la comida y te
alguien quisiese decir con podría
805 Porque si mente, se volvería loco: antes alimentas con manjar de ángeles.
al menos meditarlas en su ría
campo o las go- 840 Ellos te prestan con gusto este amable servicio y siempre hay al-
contar las o
arenas aá o las hojas de la guno que va y viene por los caminos celestes.
las estrellas del cielo inme o l
tas de la lluvia tus buenas acciones.
Y como barruntando que vas a ser madre del Altísimo se queda
selva virgen, antes que hermoso que el otro, p
pues un aroma de pie, respetuoso, ante el rostro de su Señora.
templo feliz, más
810 Tú eres Tu lámpara no se apagará en la ciega noche porque la misma no-
pecho. menos
continuo exhala de tu de tu santa vida, concédeme al che es para tí más clara que el claro día.
Sí puedo cantar la infancia 845 Tan pronto como un ligero sueño alivia tus ojos, te levantas de tu
amor interno. bell imagen y
irla meditando con ndo lecho sencillo en la callada noche: y buscas diligente en la dulce
representa
Ese amor me irá mento lejos de m v st morada de tu corazón al que ama con cariño tu alma piadosà.
no dejará que estés en 850 Lo buscas y cuando lo encuentras te unes a él con fuerte abrazo,
reclinándote gozosa en el pecho de tu Amado.
EL TEMPLO
VIDA DE LA VIRGEN EN Ahí recibes los rayos más esplendorosos de la luz divina, ahí be-
bes a torrentes las delicias de la fuente de la vida.
La sierva del santuario tus Ahí, mientras recrea tus entrañas con sus delicias, te va revelando
sumisa sierva del Señor de los cielos, adaptas
humilde y los grandes misterios del universo.
815 Tú, piadosa. 855 El se alimenta entre los fragantes lirios de tu pecho y descansa en
virginales manos a toda obra dedos o vas sacando
el tierno
Hilas la blanca lana con tus dulces tus aromáticas rosas.
lino de la rueca llena. o bordas los mantos Tú lo quieres y él te quiere mucho más: con su amor supera fuer-
los hilos de seda con un fino ppeine temente al tuyo.
820 Cardas
860 Tú procuras con gran valor fortalecer tus brazos y lo tienes bien
con una delgada aguja. dando la última mano a los velos, corti-
Entretejiendo el oro, vas cogido para no dejar que se vaya lejos.
n^^ y mirnúreos mantos.
No esperas que llame a las puertas cerradas de tu alma: al contra- Quedo anonadado ante un cuadro tan singular: cuando veo, Vir-
rio , le tienes abierto de par en par tu espíritu noche y día. gen santa, que vas a ser madre de tu Padre.
Tu corazón vela perpetuamente sin sueño pesado, aunque estés 900 De ahí procede tu gloria con aumentos tan rápidos que, vencido,

acostada y se te cierren dulcemente los ojos. tengo que dejar de cantar tus hechos. Me contento con estar a tus
Tu lámpara de aceite que nunca se agota brilla esplendorosa con pies perpetuamente, atado con las cadenas de tu amor.
865 905 Y ya que, esperándome, me llevaste con tu dulce mirada al tem-
luz inextinguible.
plo santo de Dios y me uniste a la Compañía de Jesús para vivir
con el Señor y no me despediste de esa santa casa; que tu bondad
La luz de la tierra
Virgen vigilante, gloria del sexo femenino! Perenne resplandor, me proteja y me guarde de todo fracaso, bien atadas mis manos
más bello que la luz del sol! Mientras te inunda el gozo radiante con tu triple ligadura.
de tu Amado, vuelve a nosotros tus dulces ojos.
Sacude con tus rayos nuestros ojos somnolientos y úngelos con tu
870
divino bálsamo. Atracción del bien
Para que pueda verte gozar de tu amado en la noche callada, y 910 Pero me siento fuertemente atraido a contemplar la luz inmensa
con esa visión se enardezca mi amor. de tus virtudes, Cómo dejas los divinos besos y abrazos cuando la
Para que no vuelva al interior de mi casa ni el lecho mullido reci- aurora trae un nuevo día! Y extiendes de nuevo tu brazo diligente
ba mis miembros. al trabajo, cogiendo el huso con tus manos.
Para que no dé a mis ojos el plácido descanso del sueño ni reposo 915 Te rodean tus compañeras hilando, y cada una realiza el trabajo
875
alguno a mi mente fatigada. A no ser que antes encuentre para mi que se le ha encomendado.
Señor habitación y lecho y reciba en hospedaje a mi Cristo. Pero fijando sus ojos en tí, se admiran; y se alegran dé ser supera-
Virgen santa, qué queridas son para Dios tus moradas! Cómo le das por la habilidad de tus manos.
880
agradan tu vida y tu belleza! Tú sin embargo a todas las tratas respetuosamente y con rostro
humilde, Virgen obediente, escoges el último puesto.
Deslumbramient o del poeta 920 Tu primera preocupación y tu principal honra es servir con hu-
Yo tenía intención de extenderme lo más posible en la narración mildad a todas tus compañeras.
de tu vida a fin de que esa vida tuya fuese el modelo de la mía. Les limpias los vestidos, les arreglas la habitación, les preparas la
Pero superas mi entendimiento con el número y calidad de tus comida como servidora incansable.
885
virtudes. Y mi mente, ávida, desfallece ante tal multitud de méri- 925 Barres con alegría la casa, friegas los platos y haces todos los ofi-

tos. cios humildes de la comunidad.


Aunque muchas mujeres reunieron en sí mil cualidades y grande Si alguna se pone enferma, la cuidas, la consuelas y le ayudas dul-
y riquezas espirituales, tú sin embargo sobresales entre to- cemente con toda clase de atenciones.
das y ni juntas igualan tus tesoros. 930 Virgen santa ¿qué haces? ¿por qué te reservas los oficios más ba-
Enriqueces tu corazón con toda clase de dones, sacando de él, sin jos? ¿Por qué realizas el trabajo de las esclavas? ¿Es que no sabes
890
agotarte, innumerables bienes. que serás la reina de los cielos y que todo el universo ha de pos-
Con la fuerza de tu virginidad ciñes tus castas entrañas y tus ojos trarse a tus pies?
se abren a las leyes divinas. Deja el servicio para las esclavas: lo que tú mereces es la púrpura,
Como conviene al futuro templo y altar del Dios eterno, a quien el lino, la autoridad, el trono, el cetro, la corona.
895
no abarcan ni el mar ni la tierra ni los cielos.
La gloria de la humildad La gloria sin velo
935 Pero, necio de mí, i,en qué estoy pensando? Tú desprecias las Mas brilla clarísima a los ojos del Padre supremo, llenando de luz
grandezas y, amando la sencillez, la guardas en tu humilde cora- esplendente toda la mansión celestial.
zón. 970 Cuanto más te humillas, tanto más sublime
eres para él, que te ha
Te alegras de ser tenida en poco y a todos te sometes, creyendo escogido como futuro tálamo suyo.
que, fuera de eso, nada es grande. 975 Te mirará colocada en el último asiento
y hablará a tus oidos con
Porque sabes que el Dios Altísimo arroja de sus tronos a los so- esa dulce voz: "Sube arriba, Virgen humilde, la más digna del pri-
berbios y enaltece a los humildes. mer puesto; ocupa ya, querida amiga, el primer lugar!".
940 A pesar de que nada ignoras, permites que te lo enseñen todo: es Vendrá la hora feliz para tí y prometedora para nosotros que nos
dulce para tí obedecer, humillarte, aprender. traiga este mensaje.
Ocultas en el fondo de tu pecho los sublimes secretos de Dios, que 980 Virgen humilde, te dirán "Ave" cuando
menos lo pienses, para
llena en abundancia tu mente. que seas la gran madre del Señor.
Vive, te ruego, pues ya se acerca ese día feliz! Y a mí, tu esclavito
945 Pero disimulas mal; el fuego no se puede esconder: la llama sale indigno, vísteme con la virtud de la humildad, sin la cual ni a
hacia afuera con su resplandor. Dios ni a tí puedo ser agradable.
El esplendor divino reluce en tu rostro y, a pesar de tu silencio, 985 Esta humildad arreglará la morada de mi
corazón y preparará
tus obras enseñan a tus compañeras. dulce albergue y morada al Señor que ha de venir y a tí.
Por eso el coro sagrado de tus hermanas te proclama santa y feliz Ojalá sea yo digno de que me miren los plácidos ojitos de mi Se-
más que todas. ñora y ser el último de sus siervos!
950 Fijan su corazón y sus ojos en los tuyos porque te consideran
como espejo de toda bondad.
Gustan de hablarte, se alegran de ver tu rostro, piensan que tú
eres su Señora, que tú eres su gloria.

955 Tú en cambio te crees indigna de honor tan grande y te haces a


tus ojos vil en demasía.
Pero adornas cada día más con las verdaderas virt udes tu alma,
que es el verdadero templo y la verdadera arca de Dios.
Tu cuerpo es modelo de limpieza y de níveo pudor: de él tomará
Dios para sí un cuerpo perfecto.
960 Te inunda un torrente de vi rtudes y tú crees
que no tienes nada
en tu pecho vacío.
Y siendo justamente la primera de las criaturas, piensas que por
derecho se te debe el último lugar.
965 Tan grande es la gracia que posee, Virgen
santa, tu alma, tan
grande es la virtud que se oculta escondida en tu corazón! Escon-
dida está para nuestros sentidos, que la negra soberbia volvió cie-
gos ante luz tan esplendorosa!
LIBRO II
ENCARNACIÓN DEL VERBO EN MARÍA
CANTO 3°
ANUNCIACION DE MARIA
PLENITUD DE LOS TIEMPOS

En un rincón de la casa de María

Quisiera visitar, Virgen pura, tu santa morada, gloria sin par de la


casa de Sión.
990 Y llamar, despacio a tus piadosas puertas por si tienes la bondad
de abrirme, para poder sentarme en el último rinconcito de tu hu-
milde habitación.
995 Será un placer para mí quedarme mirando tu rostro celestial y, si
me lo permites, fijar mis ojos en los tuyos.
Te ruego, dulcísima hermana, que abras la puerta con rostro ale-
gre, sin avergonzarte de tu familia.
1000 Si mi alma está sucia, se limpiará con tus puras corrientes. Tu
blancura es mayor que mis manchas.
Alma mía, ya que se te abre la puerta de esta morada virginal,
siéntate ahí con humilde devoción.
Ahí se te descubrirán los sagrados misterios, ocultos durante tan-
tos siglos, y el designio de la mano de Dios.
1005 Observa todos los movimientos de esta Virgen sapientísima y ve
anotando todas las palabras que salgan de sus santos labios.
Ansias de redención Venga ya tu Justo, el que has de enviar desde el cielo; venga como
Dime, Virgen prudente, ¿cuáles son tus aficiones? ¿qué solicitud y lluvia fecunda.
qué ocupación estimula tu ánimo? 1045 Sal con Cristo Rey para Salvación del pueblo, y golpea duramente
1010 Con tu mente celestial vuelas sobre las alturas y con tu noble co- al cabecilla del mal.
razón buscas las gracias divinas. Entrega, buen Dios, tu cetro al gran Rey, y el perenne poder judi-
Todas las noches meditas en las promesas del Señor y todos los cial a tu Hijo.
días te alimentas con los mandamientos de Dios. 1050 Para que arroje al tirano de la tierra injustamente poseida y go-
Con humilde corazón lees los volúmenes de la Biblia, intentando bierne con justicia a los pobres.
penetrar el sentido profundo de las palabras de los Padres anti- Envía al Cordero que nos salva para que reine en todos los confi-
guos. nes de la tierra y destruya las armas con su imperio pacífico.
1015 Deseas romper los sellos de oro del libro cerrado para que se. des- Rodea con paz eterna las murallas de Sión, y, pacificado el orbe,
cubran los secretos celestiales. rompa las cadenas del pecado.
Cuando recuerdas que los primeros padres no obedecieron y no 1055 Venga el fiel pastor que llame a las ovejas perdidas y consolide al
mantuvieron el pacto con su Dios y Señor, y que sus descendien- rebaño enfermo: que reuna a las dispersas por las distintas partes
tes, manchados con la culpa paterna, se vieron miserablemente del mundo y las restituya a su tierra.
oprimidos por la esclavitud del pecado, y que se les prometió un 1060 Que en verdes prados y junto a las corrientes de las aguas apa-
rey que había de limpiar el mundo con su sangre y romper las es- ciente a tus ovejas con los mejores pastos y les dé a beber agua
trechas cadenas de los cautivos. viva.
1020 Lloras y, herido tu corazón con justo dolor, y humedecido con lá- Que brille el Salvador del mundo como lámpara de fuego y avan-
grimas tu seno virginal, levantas tus manos al cielo y, arrodillán- ce triunfante como haz de luz. Para que todos los pueblos vean
dote, oras ante la Presencia divina con estas piadosas palabras: los siglos felices que traerá tu Ungido a la tierra.
1025 "Padre santo, ¿hasta cuándo te olvidarás de nosotros y arderá tu
celo como llama? Oración al Hijo
¿Por ,qué un cruel tirano ocupa tu reino desde antiguo y nos opri- 1065 Oh rey Enmanuel, esperanza del ancho mundo, que riges toda la
me con injusta esclavitud? historia con justas leyes, levántate, ven ya con fuerte brazo, revís-
1030 ¿Por qué somos entregados como presa a un terrible león para que tete de energía, augusto Hijo de Dios!
nos despedace? Rompe, Redentor santo, las nubes del cielo inmenso y ven a la
¿Por qué una bestia feroz devoró a las pobres ovejas? humilde tierra!
¿Por qué el Tártaro horrible dilata su vientre? 1070 Ante tu mirada se fundirán los altos montes y temblará la tierra,
¿Por qué la muerte envidiosa se traga rabiosamente al rebaño? conmovida en sus cimientos.
1035 ¿Por qué tu viña, la que plantaste con tu propia mano, se ve aban- • Los escuadrones enemigos moderán el polvo y la turba soberbia
donada y todas las bestias la destrozan? beberá el fango cenagoso.
¿Por qué el hombre, hecho a tu imagen y semejanza, yace deshon- 1075 Templos celestiales, derramad las divinas aguas!
rado y afeado con toda clase de desgracias? Cielos poderosos, destilad el rocío fecundo!
Padre bondadoso, perdónanos y aplaca tu justa ira. Mira con pia- Nubes, lloved al Justo que llena vuestras entrañas; que de su santa
dosos ojos nuestras culpas. boca fluyan los ríos de agua viva!
1040 Envía por fin tu diestra desde el alto cielo. Envia, te suplico, el Que la lluvia lo fertilice todo con sus aguas inagotables; que el rie-
verdadero resplandor de tu luz. go celestial alivie los campos resecos!
1080 Que la tierra benigna beba la lluvia, caida del cielo grávido, y Si una madre pudiera olvidarse del hijo que gestó y amamantó,
germine su fruto! ¿podrías tú, Padre clemente, olvidarte de nosotros, a quienes creó,
Oh sol, que no morirás más por el occidente, ¿cuándo vendrás a con tu Palabra, tu sabiduría?
sacar al mundo de sus tinieblas? 1120 Esa madre sería cruel, pero tú eres la misma dulzura; esa madre

1085 ¿Cuándo limpiarás con la luz de tu desposorio el lecho manchado no sería piadosa, pero tú eres la suma piedad.
de la hija de Sión? Así pues, Padre nuestro, repara con tu poder la obra, destrozada,
¿Cuándo traerás la concordia, dulcísimo Príncipe de la Paz? que formó tu mano con el barro de la tierra.
¿Cuándo sentirá tu alivio el mundo enfermo? ¿Cuándo vendrás 1125 Ya soltó sus riendas la severidad, ya la justicia dejó que corriera
como Mediador a dirimir el pleito amargo que tiene con tu Padre la sangre humana, ya se ensayó la espada de doble filo para casti-
nuestra raza? gar los pecados.
1090 ¿Cuándo vendrás a consolar los triste muros de Sión, alegrando Ahora es la justa clemencia la que con suaves palabras reclama su
sus vías dolorosas? sitio en el corazón del Padre.
¿Cuándo, Palabra omnnipotente, te abreviarás en nuestra humil- 1130 Que lo consiga por fin! Y que tú, fuente de bondad, te apiades de
de tierra para enseñarnos la ley, el nombre y los designios de tu tantos males como nos afligen!
Padre? Salga del corazón del Padre la apacible piedad, ciña su frente el
olivo de la paz.
Justicia y clemencia del Padre 1135 Aplaque, llena de dulzura, a su hermana la justicia, y con piadoso

1095 Padre Santísimo, acuérdate de los antiguos patriarcas que te ofre- discurso, la mitigue del todo.
cieron sus votos con fe sincera. Con ellos juraste una alianza que Mirando con ojos maternales al desgraciado mundo, alegre con su
debía durar para siempre. rostro tantos siglos de tristeza!
1100 Por tu divinidad y la de tu hijo, que el Espíritu santo une con 1140 Corre, torrente puro! fluye, óleo medicinal: para que a tu contacto
amor eterno, les juraste que de su descendencia había de venir el reviva la tierra muerta!".
rey Cristo para dar a los pueblos la ley eterna. Venga la Virgen de Isaías
Su bendición enriquece para siempre a todas las naciones y libra Estos son, Virgen, tus pensamientos, éstos son los misterios que
de su oscura cárcel a los antepasados. meditas, éste el alimento de tu espíritu.
1105 Creador apacible, míranos con plácido rostro! Padre bueno, míra- Sobre todo cuando oyes al profeta, cuyos labios purificó un car-
nos con dulce piedad! bón encendido, decir con voz poderosa:
Aunque somos indignos del nombre de hijos, pues nuestra vida 1145 "Una Virgen intacta concebirá sin semen viril, y su vientre que-
está manchada con muchos pecados, tú sin embargo eres el único dará preñado con un dulce peso.
digno del honor de Padre, pues tu mano bondadosa derrama in- Virgen al parir, permanecerá ileso para siempre su pudor, y ali-
numerables bienes. mentará con pecho virginal su dulce fruto.
1110 Aunque tu justicia nos azote con merecidos castigos, tú sin em- Enmanuel será su glorioso nombre: por él lo conocerán en la tie-
bargo no puedes dejar de ser nuestro Padre: ayúdanos, acordándo- rra yen el cielo".
te siempre de ese nombre! 1150 Cuando estos oráculos llegaron, Virgen , a tu mente y te pusiste a
meditar calladamente en tu corazón un misterio tan grande, tu es-
Venga la clemencia píritu se inflama en amor, deseando ardientemente conocer a esa
'1115 Tú eres dulzura clemente y clemencia dulce, piedad amorosa y Doncella tan extraordinaria y, suspirando, dices con profunda hu-
amor piadoso. mildad:
"Qué siglo tendrá la dicha de verte, Virgen esplendorosa, gloria A tí, mujer dignísima, a tí te espera honor tan grande.
1155
1190 Unicamente tú, serás la madre intacta de tu propio Padre!
de la casa de Jacob?
Qué padres venturosos te engendrarán, bellísima, y serán dignos Extiende ya tu tálamo, hija bellísima de Sión; extiende los finos
velos de tu tabernáculo.
de una hija tan singular?.
Qué madre tan dichosa te llevará en su vientre y acariciará tus la- Siento que giran los quicios de la puerta celestial y que resuenan
las alegres canciones de los coros angélicos.
bios con el néctar de su pecho?
1195 Tus gemidos, castísima tórtola, llegaron ya a los oídos divinos de
1160 Pero en definitiva, ínclita Doncella, qué virtud, qué belleza, qué
tu eterno Padre.
honor, qué gloria te aguardan!
Encerrarás a tu Señor en tu vientre sellado, darás a luz a tu Hijo Consuélate, Sión; vístete tu bella túnica; renueva, regia Virgen, tu
vigor.
sin que se abran tus entrañas, alimentarás al Verbo de la vida con
tu pecho virginal, acariciarás con dulces manos unos miembros Para que puedas encerrar en tus entrañas la fuerza del cielo, cuan-
do el Espíritu de Dios sople en tu vientre.
que son tuyos. 1200 El Esposo divino desciende de su morada celestial para henchir el
1165 Ojalá el Padre supremo me alargue la vida para ver los tiempos
inmenso corazón de su Esposa.
felices de tu nacimiento!
Portento inaudito! Alma mía, que el lánguido sueño no cierre tus
1170 Qué feliz me sentiría si pudiese ser la esclava de una Madre tan
extraordinaria, la sierva de una Virgen tan singular!". ojos para que veas realizarse este inmenso milagro.

Tú eres esa Virgen


Frecuentes suspiros te impiden seguir hablando y un amor virgi- ENTRA EL ANGEL EN CASA DE MARIA
nal se clava en tu casto pecho.
Redoblando tus gemidos, te inundas en un mar de lágrimas y lle- Victoria de la clemencia
nas el alto templo con piadosas quejas. 1205 Ya vencieron la misericordia y la piedad en la mente divina, ya
1175 Un río de cálidas aguas mana por tus mejillas en tanto que la justa suavizó la dulce paz su justa ira.
ira castiga todavía al género humano. Ya la concordia superó fácilmente las antiguas discrepancias, y el
¿Por qué, Virgen piadosa, te afliges con tan cruel dolor? ¿Por qué amor pacífico echó fuera las lógicas desavenencias.
atormentas gimiendo tu dulce pecho? 1210 Ya se olvida el buen Dios de su primera maldición y mira al gé-
Deja de orpimir, te ruego, tu tierno corazón con tan grandes preo- nero humano con piadosos ojos.
cupaciones, deja de entristecer tus puras mejillas. Reconoce que el hombre ha nacido de pobre simiente y lleva un
1180 No permitas que queden descoloridas con tu llanto, no sea que tu cuerpo formado de barro estéril.
rostro pierda su esplendor con el correr de las lágrimas! Ve que con el estímulo de la pasión, sus sentidos inclinados al
Ya viene tu rey vestido de paz y masedumbre para restaurar la mal, resbalan como el agua que corre.
1215 Y como las entrañas de un padre suelen compadecerse de sus hi-
obra destruída de Jerusalén.
Una nube destila de un cielo sereno para henchir el santuario de jos, no castigándolos por mucho tiempo ni con acritud cuando se
tu vientre. desvían, así su dulcísima piedad conmueve al Padre eterno suavi-
zando siempre su justa ira.
1185 ¿Es que no sabes, Virgen pura, la gloria que se te tiene reservada?
1220 Apartó lejos de nosotros el montón de nuestros pecados y el casti-
¿es que ignoras la inmensa alabanza que se te va a tributar?
¿Por qué lloras como ausente a la niña que, inviolada, vestirá al go que merecían esas culpas. Como se aparta la tierra del alto cie-
Dios infinito con miembros de carne? lo y como dista el oriente del occidente.
Ya las verdes esmeraldas adornan el solio celestial, y el alto pala-
1260¿Por qué se va a esconder la órbita admirable del sol purpúreo?
cio brilla con el color del jaspe.
1225 El arco iris tiñe de vivos colores el trono divino y circunda de luz ¿Por qué la blanca luna va a negar su resplandor?
las moradas celestes. ¿Por qué va a huir de nuestros ojos la clara lámpara que, encendi-
El mundo tiene la esperanza de que se acerca con seguridad la sal- da con llama brillante, se coloca en el centro de la casa?
1265 Aunque quieras, no puedes esconderte, ciudad alta, sol radiante,
vación: viene del brazo de la dulce paz. El cielo se junta con la
tieraylbjzcontur. luna espléndida, llama reluciente!
1230 Esta nueva alianza durará para siempre. Porque Dios enviará des- Aunque oculta en la tierra, eres muy conocida en el cielo: los as-
de el cielo a su Unigénito para que se haga hombre verdadero na- tros te proclamarán, Dios mismo te revelará.
ciendo de una Virgen sagrada.
Anunciación del ángel
Mirada sobre Nazaret 1270 En efecto, enviando desde el cielo un alado mensajero que te re-
Fijando sus ojos amablemente sobre las tierras de Galilea, escoge vele los grandes misterios, le dice:
Nazaret y la ennoblece con esta misión. "Ve a saludar a María, a quien encontré después de tantos siglos,
1235 Hay allí una casa pequeña, que igualará a los cielos con este insig- para que sea el arca de mis secretos.
ne honor. Ella sin perder la gloria de su virginidad, será la Madre de mi Hijo
Vive allí feliz una Niña en su estrecha habitación, que muy pron- y fuente de eterna salvación".
to será mayor que el cielo altísimo. 1275 Así dijo Dios, y el ángel se lanzó al vacío con vuelo rutilante,
Allí se esconde una Virgen humilde sin nombre en la tierra, pero como el lucero de la tarde aparece luminoso por el occidente.
el cielo no ve otra más noble que ella. Un joven bellísimo de nobles facciones entra en el limpio recinto
1240 Guarda sellada su intacta pureza para llevar a Dios en el estrecho de tu tálamo. Extasiado ante el divino fulgor de tu rostro, te dice
cofre de su vientre. doblando la rodilla:
Con sus puertas cerradas, guarda un profundo silencio y cuando 1280 "Oh mujer singular, grata como ninguna al Padre inmenso, amor
hable, una sola palabra transformará al mundo. primero de tu eterno Creador, salve! La gracia divina rebosó en tu
1245 ¿Quién eres, mujer, a quien el cielo reserva tales prodigios? humilde alma. El amor divino inunda tu puro corazón.
¿Quién es tu esposo? ¿Cómo te llamas? 1285 El Señor onnipotente, dueño supremo de cielo, tierra y mar, está
Tu esposo es José, cuyo título de nobleza viene del gran rey Da- contigo. El fue siempre señor de tu corazón, el único que rige to-
vid. dos tus sentimientos.
Esposo tuyo realmente, unido contigo, su verdadera esposa; pero Ni el pecado original ni los pecados personales te dominaron
que no comparte contigo tu lecho virginal. nunca: solo el Señor Omnipotente.
1250 Un voto inviolable se arraiga en su firme corazón: vivir contigo 1290 Ni la muerte ni el que la trajo a la tierra te venció nunca: sólo el
en perpetua virginidad. Señor Omnipotente.
Pero los derechos del matrimonio lo harán partícipe de tu here- El sólo posee todo tu amor, él sólo es el dueño de todos tus afec-
dad. tos.
1255 Por eso de quien tú seas madre, será él considerado padre, rigien- 1295 Por eso dominarás gloriosa la ancha tierra, y el alto cielo cumpli-
do con su voluntad a aquel que rige al universo. rá tus órdenes.
¿Tan grande eres y te escondes? ¿y tu nombre tan ilustre va a que- Tú eres una mujer única: la más digna entre todas las madres, la
dar en silencio y sin gloria? ¿Es que una ciudad alta; construída en más bendita entre todas las esposas.
lo alto de un monte, puede ocultar sus edificios? 1300 Gloria última de la maternidad, gloria primera de la virginidad".
Turbación de la Virgen Aquí no te engañará la serpiente con palabras melosas. Ni te
¿Cuál sería entonces tu sentimiento interior, cuál, Virgen modes- enredará, por liviana, como a la primera mujer.
ta, tu semblante externo, cuando el nuncio celestial, arrodillado 1340 Es el Señor quien se fijó en tí. Porque el Dios Altisimo se recrea
en tu presencia, te dijese al oído estos misterios? en las cosas más pequeñas.
1305 Fijos en el suelo tus castos ojos, te quedas inmóvil, y un rubor vir- Cuanto más indigna te crees, más sobresales, y, agachando tu ca-
ginal cubre tu semblante. Turbada, admiras prudentemente la no- beza, te levantas.
ticia de la salvación, y tímidamente piensas en tu interior: La sencillez humilde y la humildad sencilla te hacen agradable al
"¿Qué nuevo mensaje llegó a mis oidos temerosos? ¿A qué viene Espiritu de Dios.
este extraño saludo? 1345 ¿Por qué te admiras de ser la más grande, por qué te admiras de
1310 ¿Vendrá de los altos cielos una reverencia tan profunda? ¿Tanto ser la primera, si has escogido en la tierra el último lugar?
honor y tanta gloria a mí, tan pobre y tan humilde? Lo raro sería que Dios se fijase en tí, si hubieras tenido el corazón
¿Es posible que el cielo venere a la que es indigna en la tierra? hinchado de soberbia.
¿Yo, tan pequeña, voy a ser engrandecida con tan excesivas ala-
banzas? Respuesta del ángel
1315 Apenas soy conocida en el pueblo como esposa de un sencillo ar- Escucha, pues, con tranquilidad el mensaje del cielo. Cuanto más
tesano, ¿y voy a ser famosa en la ciudad de Dios? Mujer pobrísi- digna eres de él, menos debes temerlo.
ma, ¿voy a ser colmada de tan grandes obsequios? ¿Tantas rique- 1350 Has oido solamente el exordio. Queda todavía lo más importante.
zas, tanto poder me van a dar? El ángel ha dicho cosas muy grandes, pero enseguida las va a de-
¿Se dignará el cielo concederme el alto honor de Reina, a mí, que cir mayores:
apenas soy apta para el oficio de esclava? 1355 "No temas, María. No hay nada que temer aquí. Deja, Virgen
1320 ¿Podrá el Señor supremo habitar en mi mente pequeña y ser el María, ese miedo.
huésped perpetuo de mi pobre corazón? No vengo como legado del mundo, a ofrecerte vanos honores: la
Es justo que recele de este inesperado privilegio, consciente como tierra vil no es digna de una Virgen tan grande.
soy de mi pequeñez y vileza". 1360 Vengo a ofrecerte los honores que la suma sabiduría del Padre te
El secreto de la humildad reservó desde antes de la creación del mundo.
¿Por qué te sonrojas al ser alabada por la voz de un ministro ce-
1325 Virgen humilde, sencilla y prudente, ¿Por qué tienes tanto miedo? lestial, y no te crees digna de hablar conmigo? Si ante tí se arrodi-
Como humilde todo lo temes; y con razón. Porque el humilde, llarán todos los moradores del cielo para obsequiarte y servirte!
1365 Encontraste por fin el amor del Padre supremo. Gozas de una
que se tiene en nada, debe temerlo todo.
Como sencilla, todo lo temes; porque el ánimo sencillo de las ni- gran gracia a los ojos del gran Dios.
ñas puede muchas veces verse sorprendido con cualquier engaño. Gracia que perdió el primer padre con su pecado mortal.
1330 Como prudente, también lo temes todo, reflexionando con pro-
Gracia que no encontraron los padres antiguos.
funda consideración. Gracia por la que suspira ardientemente el cielo hace ya mucho
No sea que mueva tu espíritu cualquier aire que sople. tiempo.
No sea que prestando oídos fáciles, como Eva a la serpiente, que- 1370 Gracia que va buscando con lágrimas la tierra, triste desde sus co-
des enredada, por crédula, en complicadas mallas. mienzos.
1335 Pero aquí no hay fraude alguno: el cielo no sabe engañar. No hay
Escondida en el secreto corazón del Padre infinito, a tí por fin se
sitio para el fraude en la ciudad celestial. revela esa gracia amorosa.
1375 La sabiduría del Señor no asumió nuestra naturaleza angélica, Que salió de las profundidades de la Palabra eterna y resplandeció
que de suyo es superior a la tuya. Sino a tí a quien hizo con su antes que la luz del sol.
gracia, mayor que a nosotros, para realizar esta obra suprema. 1410 JESUS, dulce amor de mi corazón, fuente de toda dulzura, que
con su sabor, destruye toda acritud.
El gran mensaje JESUS, verdadero manjar del espíritu, pan de vida, libra del ham-
Tus entrañas se dilatarán con el fruto de tu vientre, y a su tiempo bre mortal mi cuerpo debilitado.
exacto darás a luz a tu hijo. JESUS, fuente continua y río perenne, templa con tu corriente
1380 Lo llamarás con el nombre santo e inaudito de Jesús: con ese nue- inexhausta la sed de mi alma.
vo título se ennoblecerá. 1415 Y con tu néctar melifluo arrebata mis sentidos para que no se ol-
Será rey de excelsa majestad y su inmensa gloria sobrepasará toda viden jamás de tu nombre.
medida. El que será tu hijo es también el Unigénito del Padre, JESUS, resplandor divino de la luz eterna, expulsa las negras ti-
igual a él en la divinidad. nieblas de mi corazón arrepentido.
1385 Dios omnipotente le dará el trono real de su padre David y el cen- 1420 JESUS, belleza siempre brillante, fulgor inmortal, sin tí todo care-
tro sempiterno del mundo. ce de dignidad. Sin tí nada hay hermoso, pues toda nobleza está
Regirá glorioso la dilatada familia de Isaac imponiendo para contigo, y tu vista devuelve el honor perdido.
siempre la justicia y el derecho. JESUS, ungüento aromático, suave medicina, que con su acción
1390 Su poder se extenderá por la ancha tierra hasta donde limita con saludable cura las heridas mas envenenadas.
el océano infinito. 1425 JESUS, virtud omnipotente, fuerza invencible, que permite a sus
Por donde la aurora abre el día, por donde lo cierra el lucero siervos vencer a los enemigos más poderosos.
de la tarde, por donde ambos polos envuelven el globo celeste. JESUS, sabiduría infinita de Dios Padre, que muestra la senda de
El amplio poder de su brazo llegará a los extremos —sin límites la justicia por el camino más recto.
fijos— del universo. 1430 JESUS, óleo que fluye abundante, unge con suavidad lo más pro-
1395 Como príncipe supremo llevará para siempre su cetro, gobernan- fundo de mi corazón.
do sin fin por todos los siglos". JESUS, fuego que devora corazones, fuego consumidor, quema
con ardiente amor mis heladas entrañas.
JESUS, honra de la tierra, esplendor del cielo, viste de gloria al
DIGRESION SOBRE EL NOMBRE DE JESUS Y LA suelo, viste de gloria a las alturas.
CIRCUNCISION 1435 JESUS, lluvia incesante de inagotable devoción, ablanda nuestros
corazones de piedra con tus fecundas aguas. Apaga los dardos en-
El nombre de Jesús, fuente de todo bien cendidos de la justicia divina que pueden destruir la tierra culpa-
Esto dijo el enviado del cielo. ble.
1400 Ahora, mientras tú callada, meditas la respuesta en el fondo de tu 1440 JESUS, pozo de alegría, abismo de bondad, último término del
corazón, no te ofendas ni te ruborices si yo, tu siervo, me atrevo a mal, primer principio del bien.
hablar un poco contigo, mi Señora. JESUS, amor delicioso, medicamento de amantes, que enciende
Mueve mi alma con una tierna y maravillosa dulzura, el nombre en nuestra venas la llama de amor viva.
amable del Hijo que vas a parir. 1445 JESUS, única salvación, única libertad del mundo, sin tí no hay
1405 Nombre nunca oído, nombre admirable de JESUS, nombre que verdadera libertad ni verdadera salvación. Desarmarás al tirano
nombra Dios con sus propios labios! fuertemente armado y soltarás a los oprimidos sus grillos y sus ca-
denas. Nos librarás del funesto contagio del veneno infernal y de Esforzándote en vano por mitigar su fuerte dolor, aumentarás tú
la culpa mortal de nuestros pri meros padres. misma el tuyo en tu tierno corazón.
1450 JESUS, vida de los que perecen vencidos por la muerte, vida que, 1485 Hasta que, a su tiempo, cicatrice la herida que atormentaba el
con tu muerte, darás a la muerte "muerte" definitiva. miembro del niño y tu alma.
JESUS, nombre adorable, nombre venerado, ante quien dobla su Porque juntos nos traereis la salvación: la madre con el hijo y el
rodilla la corte celestial. hijo con la madre.
JESUS, nombre terrible que teme el infierno, ante quien tiembla
con alaridos la turba de Satanás. Salvador, significado del nombre
1455 JESUS, nombre dulce, suave, saludable, que la tierra reverencia 1490 Así pues, llamarás a tu hijo JESUS, cuando compre él ese nombre
arrodillada. nuevo con mucha sangre.
El tiempo me faltaría si quisiera seguir alabando con mis pobres ¿Quién, sabiduría divina, podrá entender los milagros de tu omni-
labios este nombre de JESUS. potencia?
1460 Y fracasaría como el que quisiera encerrar en un pequeño vaso el Se circuncida al niño y se le llama JESUS: el nombre del salvador
océano infinito. se ajusta a la obra redentora.
1495 Recibe en su cuerpo herido la marca de la culpa, y queda glorifi-
La Circuncisión, sacrificio del nombre cado con el nombre de Salvador.
Este es el Hijo que se va a encerrar en tus entrañas, éste es el Hijo Nada hay insuperable para el amor divino: todo lo puede la bon-
que ha de ser el fruto bendito de tu vientre, éste es el Hijo a quien dad, todo lo vence el amor.
tú, Virgen, pondrás por nombre propio, JESUS, porque traerá al Aquel Dios, fuente primera y eterna del bien, fue vencido por el
mundo la salvación. excesivo amor con que nos amó.
1465 Este será su nombre. Pero ¿cuándo lo llamarás JESUS? Díme: 1500 A tí, Virgen dichosa, te dará su propio Hijo, que por tí será nues-
¿cuándo será la hora exacta de ese nombre? tro hermano y redentor.
¡Ay!, cuando tierna todavía su carne, sea circuncidado con una Semejante en todo a nosotros menos en la culpa, llevará, aunque
piedra afilada y lleve en su cuerpo inocente una herida grave. inocente, el sello del pecado.
1470 Destilará un rosado rocío de purpúrea sangre, de donde nos ven- 1505 Para destruir como verdadero JESUS el poder de la culpa, hijo
de
drá la medicina, la vida, la salvación eterna. Dios, hijo también tuyo.
Llorará y buscará los suaves pechos de su dulce madre y su mulli-
do regazo. Más alabanzas al nombre de Jesús
Y de tus ojos, Virgen pura, brotará un río de lágrimas, al romper JESUS, nombre glorioso, nombre querido, amor de la Madre, glo-
esa llaga tu piadoso corazón. ria del Padre, protección de los hermanos.
1475 Y mientras, pálida y turbada, vendas esa herida, vendrá a tu men- JESUS, más brillante que el sol, más alto que el éter, cálido como
te el recuerdo de una hora más triste todavía. el fuego, refrescante como la nieve.
Cuando una espada de dolor atravesará tu pecho al estrechar en- 1510 Más recto que una espada, más suave que el aceite, duro como
los
tre tus brazos el cuerpo de tu querido hijo, muerto en una cruz. escollos, blando como las aguas.
1480 Ahora entretanto, caerán sus lágrimas sobre tu blando seno mien- Más manso que el manso cordero, a todos te sometes. Más fuerte
tras cubres de besos con tus bellos labios los suyos aún más bellos. que el fiero león, a todos infundes respeto.
Le darás tus pechos rebosantes de leche virginal, que, al rehusarla, 1515 Con ningún dinero se te compra, porque eres de más precio
que el
se derramará sobre sus labios doloridos. oro. Das, sin recibir; amas sin ser correspondido.
Para los corrompidos por el vicio eres más desagradable que el
vino agrio.
Para los limpios de corazón, más gustoso que el vino dulce. A los
malos les das a beber hiel, a pesar de que eres la misma dulce-
dumbre. A los buenos los alimentos con miel dulcísima, a pesar
de que tú un día tendrás que beber la hiel.
1520 Oh nombre de JESUS, una y mil veces bendito, bueno de mil mo-
dos, suave de mil maneras!
Quién pudiera verte, precioso niñito, mamando con tus bellos la-
bios los pechos henchidos de tu madre!
1525 Quién pudiera venerarte como los coros angélicos, con respeto y
sin miedo!
1530 Quién pudiera adorar postrado tu nombre, honor del cielo; tu
nombre, gloria de la tierra! Quién pudiera unirme a tí, quién pu-
diera unirte a mí amorosamente, nombre que no eres sino dulzu-
ra, nombre que no eres sino amor!

Abre mi corazón
Tú, bendita, lo darás a quién él se diere: como es todo de su Pa-
dre, también es todo de su madre.
Una piedra afilada lo herirá para apagar en nuestra alma el incen-
dio voraz de la primera culpa.
1535 Extiende ya tus manos benignas a este menesteroso: si me das a
JESUS, me sobra todo lo demás.
Que la dura herida del niño y esa mano tuya extinga el fuego im-
puro de mis entrañas.
1540 Abre mi corazón con esa piedra, y graba en la herida el nombre
de JESUS con letras indelebles de sangre.
Nombres dulcísimos, quedad fijos para siempre en mi corazón:
amable Jesús, amable María!
Que el fuerte amor del dulce Jesús me arrebate, que me arrebate
el suave amor de la dulce María!
1545 Mucho te he entretenido con tan largo discurso, absorto en el in-
sólito amor de nombre tan nuevo.
El nuncio celestial espera con ansia tu respuesta: muéstranos ya
los sublimes sentimientos de tu espíritu!
CANTO 4°
ENCARNACION VIRGINAL
RESPUESTA DE LA VIRGEN AL ANGEL:
"¿CÓMO SE HARA ESTO?"
La fe humilde
1550 Virgen prudente, ¿qué decisión tomas, después de pensado despa-
cio, en un momento tan decisivo y trascendental?
A las primeras alabanzas empezabas a temer en tu humilde cora-
zón, creyendo modestamente que no tenías mérito alguno.
1555 ¿Qué vas a pensar ahora al verte enaltecida sobre los hombres y
los ángeles todos? ¿Al oir que vas a ser madre de Dios Altísimo,
obra, cuya gloria es inconmesurable?
Pues cuanto más te ensalza el ángel sobre el alto cielo, más te ba-
jas tú misma hasta la humilde tierra.
1560 Tu pecho sin embargo no se turba con ninguna duda ni tu fe fla-
quea lo más mínimo.
Crees que eso puese ser, y ves que así va a ser ciertamente, como
lo anunciaron piadosos profetas.
Tu virtud siempre creciente va cobrando mayores fuerzas: y te
vuelves más modesta y te vuelves más humilde.
1565 Al pensar prudentemente en misión tan grande, ves que sobrepasa
las fuerzas del hombre.
Porque el vestir de carne humana al Dios supremo, supera con.
mucho los mayores méritos.
Así pues, atribuyéndolo todo a Dios. Virgen humilde, nada usur-
pas para tí.
1570 Llena tu alma de fe, y, poseida del Espíritu Santo, aceptas coope-
rar a misión tan sublime.
Tu animosa confianza supera con mucho la de tus antepasados.
1575 Crees, y abres tu oido a la voz divina. Sin demora y alegremente
obedece tu alma a Dios.

El problema de la virginidad consagrada


Aunque aún no sabes si se cuestiona tu pureza virginal, que es tu
gran amor, tu mayor empeño.
1580 Decidida a cumplir la voluntad de Dios, dudas un poco y temes
por tu virginidad.
Preguntando cómo puede realizarse milagro tan portentoso, dices 1620 Ninguna mujer te precedió jamás por esos pasos, mostrándote la
ruborizada: senda por donde podrías avanzar.
"Angel santo, ¿de qué manera se cumplirá lo que anuncias? Unica sin precedente, asciendes a las sublimes alturas, despre-
¿Cómo se realizará este prodigio? ¿se dilatará mi vientre con el ciando los polvorientos campos de la tierra.
fruto concebido? ¿alimentará mi pecho al hijo? Cubierta por el inmenso diluvio de los pecados, no te ofrece sitio
1585 Yo siempre he renunciado a todo contacto carnal, he permaneci- para posarte, bellísima paloma.
do virgen, sin relación sexual con mi esposo. 1625 No encontrando en la ruta de los antepasados camino digno que
Sigue viva mi pureza inmaculada en nuestra intacta virginidad, recorrer, dejas la tierra y trasciendes el éter con ala veloz, para
separados nuestros lechos. que te ofrezca el cielo lo que el suelo te niega.
1590 Es más, un amor vehemente a la integridad perpetua creció con- 1630 Después de beber la pureza del cielo radiante, tampoco quedas sa-
migo desde mis primeros años. ciada con sus aguas angélicas.
Mi propósito de cumplir el voto de castidad sin manchar jamás Subes aún más alto para beber en la fuente perenne, que es Dios,
mi pureza, permanece firme en mi espíritu de quien mana todo bien.
1595 Sin embargo, si Dios lo ordena, acepto incondicionalmente su vo- El, cogiéndote con su mano bondadosa, te introduce en su mora-
luntad. da, ofreciéndote inmensos tesoros.
Me alegro de recibir tan gran honor y me someto a su mandato. 1635 Aquí apreciaste el insigne valor de la blanca pureza y ésta es la
1600 Pero me dolería que para ser madre, tuviera que despojarme de la fuente de tu virginidad.
hermosa flor de mi querida virginidad". Aquí sacias tu sed en la copa llena de vino puro, del vino que en-
gendra vírgenes.
Comentario humano y divino 1640 El que te predestinó desde la eternidad para que fueses vida, sal-
Y así ¿con tan admirables palabras, de tan maravilloso modo, vación, guía y compañera en el camino de la pureza, quiso que
abres tu humilde boca después del silencio tan prolongado? fueras también madre de su hijo, pero no de forma ordinaria, sino
Te proponen el inmenso honor de concebir a Dios y tú, sin pri- sobrenatural y divina por su destino y belleza.
sas, ¿sigues aún preguntando?
1605 Te llama el todopoderoso a que amamantes al Verbo ¿y te preo-
cupas del pudor prometido? Pionera de la virginidad consagrada
¿Tanto cuidas tu pureza? ¿tanto estimas la integridad? ¿tan pre- El te senseñó los primeros principios de la santa pureza. Bajo su
ciosa es la virginidad para tí? ¿por qué estas preocupaciones tur- magisterio permanece limpio tu espíritu, tu mente y tu cuerpo.
ban tu purísimo corazón? ¿por qué preguntas cómo se realizará el 1645 Para que tu virginidad fecunda fertilice la tierra, para que tu fe-
misterio? cundidad virgen glorifique al cielo.
1610 ¿Qué te importará como madre el modo, si tu hijo va a ser el mis- Avanzas la primera por la secreta escala como guía insigne, subes
mísimo Creador del universo? a los cielos la primera por caminos nuevos.
Pero me engaño neciamente: la sabiduría de la carne, inmersa en Irrumpiendo la primera por ásperos senderos espinosos, abres un
sus profundas contradicciones, nada sabe de tus propósitos. ancho camino, y sigues avanzando por cardos y abrojos.
1615 Tu gracia sobrepasa a las costumbres humanas, como la luz ra- 1650 La primera en acercarse por el atajo difícil, la primera en pisar
diante del sol a las demás estrellas. con pie de nieve las piedras rocosas.
No fue el ejemplo de los primeros padres el que te enseñó a correr La primera que llegas por recodos inaccesibles a la. ardua cima del
intrépidamente por esos caminos nuevos. monte intacto.
1655 Y colocas en la cumbre la bandera de la pureza virginal, más bri- por el odio del dragón abominable. Pudriéndose su corazón con
llante que el sol, más blanca que la nieve. tan pestilente veneno, arroja sus dardos empozoñados con hiel de
La senda que fue dura hasta ahora, se volverá blandísima. La que víbora.
fue áspera será, con tu ejemplo, suave.
Los coros de vírgenes, que siguen tu bandera radiante, pisarán tus Invectiva contra la nueva serpiente
limpias huellas. ¿Por qué te hinchas, miserable, con la envidia de la antigua ser-
1660 Muchos hombres y mujeres, ciñendo su piadoso corazón con el piente? ¿por qué te empeñas en roer con tus rabiosas fauces la
voto de pureza, seguirán tu ejemplo. honra de la Virgen?
Linaje primero y maestra de la guarda del pudor, madre de la ho- ¿Intentas entregar a las llamas ardientes del deseo carnal a la zar-
nestinad, camino de la virginidad. za que no se consume en medio del fuego?
1665 Prometida de Dios, honor de la tierra, gloria ilustre del cielo, mo- 1695 ¿Intentas, cerdo fangoso, llevar tus aguas cenagosas al límpio ma-
delo. de virtud, belleza suprema. nantial de esta fuente sellada?
El cielo te debe que la tierra frágil pueda poseer en un cuerpo de ¿Intentas, hidra pestilente, tocar con tu lengua maldita el lecho
barro, pureza celestial. intacto del Dios eterno?
1670 La tierra te debe que, al impregnarla tú de virtudes divinas, sea 1700 ¿Intentas romper y manchar con tus inmundas aguas el limpio ve-
exaltada a las cumbres celestiales. llocino empapado de rocío celestial?
¿Intentas forzar la cerradura de la puerta oriental para abrir la
casa sellada?
CONTRA HELVIDIO Y CALVINO, DETRACTORES ¿Te esfuerzas en envolver con tu sinuosa cola los pies cautelosos
DE LA VIRGINIDAD DE MARIA de la Virgen y herirlos con tu diente venenoso?
1705 ¿Podrás superar la ponzoña de la primera serpiente? ¿será mayor
tu malicia y falsedad?
Ceguera de Helvidio Aquella fue la primera en acechar a la santa niña para herir con
trífida lengua sus níveos pies.
1675 Pero la soberbia mundana se hincha con un sentimiento vano y la Tú te empeñas en manchar su santo pudor con tus dientes de cu-
furiosa locura ciega sus turbios ojos. lebra y profanarlo con abominable suciedad.
1680 No te reconoce, cubierta con el manto de un sol esplendoroso, ra- 1710 Pero ella aplastó con su invicta planta la cabeza de la antigua ser-
diante de eterna virginidad, ni ve que nada puede aparte de tu piente y quebrantará también la tuya.
propósito, a tí, que huellas la masa cambiante de la luna; no ve Tú te hundirás para siempre en la laguna infernal y ella conserva-
que en el nacimiento del sol radiante, eres puerta cerrada con fir- rá para siempre la gloria de su virginidad.
me llave; ni ve que de la fuente precintada con sellos divinos,
nada brota sino agua viva; no ve que tú, huerto cerrado con altos La blasfemia inmunda
muros, a nadie te abriste para ser hollada. 1715 Increible blasfemia! ¿Podrá recibir alguna vez semen humano la
1685 Y no pudiendo mirar los rayos de la luz divina que emanan tu que es cuna y arca del Dios eterno?
carne y tu espíritu, intenta robarte la gloria de tu perpetua virgini- ¿Sujeta a pasiones aquella a quien Dios se sometió?
dad, y niega que tú renunciaste voluntariamente a toda unión se- ¿Honrando a Venus la que es respetada por el coro celestial?
xual. 1720 ¿Deseando a un hombre aquella cuya brillante gloria desea el rey
1690 El envidioso Helvidio, el renegado Helvidio se enfurece, instigado y señor del universo?
Aquel templo de honestidad, pórtico de pudor, tálamo de pureza Calvino, cambiaste a Cristo por el loco Baco. Con razón es Baco
y morada de santidad, aquel rostro más luminoso que el cielo se- el dios y el amor de tu boca.
reno ¿podía ser oscurecido por la más leve culpa? 1760 Calvino, cambiaste a María por la impura Venus. Con razón es
1725 Calla, perro; refrena tu lengua malvada! mi oido es sordo a tus pa- Venus la guía, la diosa y la ley de tu vida.
labras. Estas son las divinidades que abrazas de todo corazón: divinidades
No eres digno de vivir entre hombres, sino entre los sucios puer- dignas de tu nombre y de tu talento. Divinidades que siempre te
cos, siendo tú más inmundo que el más sucio de ellos. asisten: Baco es tu lengua; Venus, tu vida.
Debieras lanzar tus abominables silbidos en el fuego infernal, en-
tre las Furias y dragones estigios. Sucio de nombre y de conducta
1730 Virgenb intacta, graba tú sola en mí tu belleza, derrama tú sola 1765 Tu nombre manifiesta claramente tus costumbres, tu género de
en mí tu palabra! vida, tus credenciales.
Siempre que "Calvino" suena en mis oidor, me suena a "vino"
con "calor" de Venus.
Calvino, monstruo del infierno Es decir, siempre estás "caliente de vino", y arde tu lujuria, fo-
Más he aquí que un nuevo dragón barre la tierra con su vientre de mentada con el fuego del excesivo licor.
escamas, arqueando su abdomen con enormes convulsiones. 1770 Por eso, encendido tu pecho con esa doble llama, vomitas torpe-
1735 Se puede dudar si tales monstruos salen de las cavernas de la tie- zas por tu boca vinolenta.
rra o los vomitan los negros estanques y las lagunas del infierno. Y por la mañana y por la tarde, de noche y de día, yaces torpe-
A mí me parece que esta peste ha irrumpido del torbellino estigio mente en sucio lodazal, como el más puerco de los puercos.
y de las sucias aguas del Aqueronte. 1775 Además, para que otros se revuelquen igualmente contigo en el
Abre, rechinando, sus fauces sanguinarias: huye, rebaño!, no sea mismo estiércol, deseando que se parezcan a tí lo más posible, in-
que te mate la bestia con su diente sangriento. tentas pisotear con tus sucios pies la preciosa margarita, preten-
1740 El mortífero Calvino sale del negro Averno trayendo de Flegeton- diendo destruir la excelsa integridad de la Virgen.
te alimentos contaminados. Para que nadie, a ejemplo suyo, entregue su corazón a castas cos-
A quien alimenta, muere: huid, pues, lejos los que deseais vida tumbres, rechazando las tuyas.
eterna. 1780 Deliras como un borracho, Calvino: estás empapado en vino! No
A quien alimenta, muere. me admiro que brames así furioso. El vino mueve tu lengua ca-
1745 Apartaos, que el furioso dragón viene, sediento, del fuego infernal lenturienta. No bebas más si quieres hablar mejor.
y con su boca infestada produce enorme estragos.
No perdona ni a la tierra ni al alto Olimpo. Monstruo de varias formas
Ni a tí, Dios supremo, ni a tí, Virgen sagrada. 1785 Calvino, cuando me viene a la mente tu nombre y tu soberbia
Si admite tu pureza corporal, te quita sin embargo toda la gloria y conducta y la torpe imagen de tu impureza, tu figura se me repre-
el valor de tu pureza espiritual, negando que hayas consagrado a senta con aspectos tan diversos como el número de vicios que lle-
Dios tu cuerpo y tu alma con el voto de perpetua virginidad. vas en tu corrompido corazón.
1750 Es lógico: las palabras del escritor concuerdan con su vida. Lo que 1790 A veces se me ocurre que tu nombre viene de la blanca "cal" y
dice no desmerece de su conducta. del "vino": ambos términos reflejan tu modo de ser.
1755 Calvino, ¿cómo puede sonar tu lengua a limpio, estando inmersa Te blanqueas con la cal, brillando con falsa piedad, y la gente
tu vida en un sucio lodazal? cree que eres piadoso y cándido: pero el furor de la bebida, en que
entero te sumerges, pone al descubierto lo que late en tu inmunda El fuego de la avaricia y la soberbia de la vida y la sucia pasión de
mente. tu carne te arrebatan.
1795 A veces pienso que llevas ese nombre porque estás "calvo": falto 1830 Con continuos ladridos desatas tu triple garganta enfureciéndote y
de razón y de fe; y quieres que todos estén calvos también. rabiando terriblemente.
1800 A veces te veo como lobo oculto bajo piel de oveja, abriendo tu Con dientes de Cerbero despedazas los sagrados altares y abres las
boca sanguinolenta; ya arrasando con mil muertes al infeliz reba- fauces feroces contra los santos templos.
ño, no das señal de haber saciado ni tu hambre ni tu sed. 1835 Intentas morder rabiosamente a los santos del cielo y roer sus
Ya no me pareces una puerca inmunda de horrible pelaje, que te huesos, desenterrándolos de sus sagradas sepulturas.
recreas revolcándote en el lodo. Y para que no te quede esperanza alguna de salvación eterna y
Que todo lo contaminas con tu hediondo contacto y manchas con sea más segura tu condenación a la laguna estigia, pretendes des-
tu sucia boca los más limpios alimentos. truir con tu boca rabiosa el honor de la Virgen intacta, negando
1805 A ratos reptas como enorme serpiente hinchando tu abdomen de los votos religiosos de su piadoso corazón.
escamas con venenosa bilis. 1840 De ella podría venirte la medicina de tus enfermedades, si procu-
Un fuego de azufre salta de tus ojos centelleantes quemando tierra rases venerarla.
y mar. Con ese pecado colmaste la medida de tus crímenes, añadiéndole
Vomitas de tu boca blasfema mortal veneno, y tu lengua llamean- ahora el mayor de todos.
te chirría con horrible sonido.
1810 A unos ahogas con los fuertes espirales de tu retorcida cola, a Ultima ojeada
otros asesinas con tus dientes venenosos. 1845 Viéndote cambiar tan torpemente de aspecto, olvido del todo tu
El fétido aliento de tu boca mata a muchos, contaminando el aire verdadero rostro. Me pareces odioso, truculento, deforme, mons-
puro. truoso, abominable y de mil maneras repulsivo.
1815 Ahora me recuerdas la imagen de la zorra por tu piel, tu cara y tu 1850 Finalmente, Calvino, o ardes con el calor del vino y Venus te en-
gesto, hábiles en simular engaños. furece ciegamente en el fuego báquico, o te escondes blanqueando
Con tu complicada técnica cazas a los ingenuos y enseñas a otros con la "cal", y el "vino" te delata, deseando que todos estén cal-
a engañar con igual astucia. vos como tú, o eres lobo o puerco cenagoso dragón sanguinario o
astuta zorra o perro rabioso.
1855 0 bien, cualquier otro monstruo de mil maneras deforme. En de-
Cerebro infernal
finitiva, sea lo que fueres, no serás más que peste.
1820 Después te presentas despojado de la piel de zorra para tomar la
Se dice, sin embargo, que tienes una fe grande. Lo reconozco: es
forma de un perro rabioso. grande tu fe en el vino y en la crápula.
Forma que te dio aquel Cerbero que dormita ante las negras puer-
Tu espíritu se goza en una esperanza cierta. Lo reconozco: espe-
tas del Tártaro.
ras con seguridad arder en el infierno.
Con su triple fauce aterra a las almas en pecado y les impide la sa- 1860 Ante los galos es grande tu sabiduría. Lo reconozco: eres un galo
lida de aquel pozo de azufre.
de Cibeles que se enfurece bebiendo en el río de la locura.
1825 Tú conmueves el mar y la tierra con tu ladrido triple, y la turba
Y no teniendo nada ni en el corazón ni en la boca, aunque seas
desgraciada tiembla ante tus voces.
un sabio para los galos, para mí serás un gallo.
A los hombres privados de Ley divina y de conciencia no los dejas 1865 ¿A dónde voy a llegar? ¿a dónde me llevó el ímpetu de una justa
salir de ese negro caos de muerte. ira?
Alma mía, deja ya al perro! alma mía, deja ya al cerdo! 1900 Nada ignora la sabiduría divina, nada es imposible para el poder
Es tedioso seguir hablando de un inmundo que solo entiende de de Dios".
torpezas.
Vuelve las velas a tu Señora. Virginidad y maternidad
1870 Aplacando el turbulento mar con la limpia brisa, termina el viaje ¿Hasoidprfn,Vgelmsajdivnoqutehrl
comenzado en honor de la Virgen! ángel? Virgen, gloria suprema de nuestra raza; Virgen, salud, vida
y descanso de mi espíritu!
1905 Lo has oido, y tu corazón da saltos de dulce gozo, y exulta tu
alma de amor divino.
"EL ESPIRITU SANTO VENDRA SOBRE TI" Ninguna quiebra acechará el umbral de tu pureza, y de tu carne
será engendrado el redentor.
Explicación del ángel 1910 Tu vientre grávido será abultado con la presencia divina, pero tu
Ya me están reclamando, Virgen, tus limpios ojos, la dulzura de matriz no sentirá el peso recibido.
tu voz piadosa y tu rostro venerando. Deseabas los dos regalos, los dos regalos se te dan: la honra de ser
Pero un frío estupor retiene fuertemente mi corazón, y mis ojos madre, la belleza de ser virgen.
no ven nada con tanta luz. No busques, niña, razones para dudar: ya no quedan motivos de
1875 Oigo al enviado celestial decirte claramente que vas a encerrar a demora.
Dios en tus entrañas. 1915 Todo lo ves asegurado: tus puertas quedarán sin moverse su qui-
Te oigo a tí responder humildemente que están cerradas con la cio, y estará firmemente cerrado tu seno.
llave del pudor.
1880 Me siento abismado en la profundidad de tan altos misterios y mi El cielo a la espera del "Fiat"
voz se apaga ante el rumor de tan inmenso mar. Descubre pronto los profundos pensamientos de tu mente, y abre
Tú, sometiendo tu piadoso corazón al mandato divino, esperas sa- con alegres palabras tus dulces labios.
ber cómo quiere Dios realizar el prodigio. 1920 Que tu voluntad diga pronto que sí al Padre inmortal: él acaba de
Escucha, pues, atentamente las palabras del ángel que a tu pre- pedir tu asentimiento.
gunta sobre ese "cómo", responde: ¿No lo oyes? Qué voz te dirige desde la altura, qué dulcemente
1885 "No será, Virgen María, según la ley común de la naturaleza: no llama a tu oido Dios Padre:
tendrás contacto alguno de varón. 1925 "Hija mía la más querida, la única que vas a dar carne a mi Ver-
El Espíritu, bajando del cielo, fecundará tus entrañas, y la sombra bo, dame, dame pronto siquiera una palabra! Haz que yo oiga el
omnipotente cubrirá tu seno. dulce sonido de tu voz!".
Cuando encierres en tu intimidad la llama divina, tu pureza no ¿No oyes también cómo el Hijo Dios, velando ante tus puertas, te
sufrirá quebranto alguno. da voces diciendo:
1890 Hijo grande del gran Dios será aquél, a quien parirás sin ningún "Habla, dulce hermana, y pronuncia tus bellísimas palabras, abre
dolor. la puerta de tu consentimiento!
En su nacimiento, tampoco se romperá tu pureza: él será garantía 1930 A mi entrada no sufrirás el fuego del sol, ni habrá violencia algu-
de tu virginidad. na a mi salida.
1895 Fíjate que tu pariente Isabel, estéril y avanzada en edad, ha con- Mis sienes están húmedas con el relente de la noche, y yo, que soy
cebido un hijo y ya está grávida de seis meses. el rocío, traigo la frente llena de escarcha!".
1935 ¿No oyes cómo el divino Espíritu, soplando con leves auras, te Aunque sea breve tu demora en responder, resulta larga porque
dice con amor eterno: retarda gozo tan grande.
"Tú, la que te deleitas en el huerto de manzanas, la que adornas 1975 Mucho agradó tu silencio al Padre de los cielos: ahora tus pala-
con tímidas rosas tu casta frente, ea, habla, que tu voz suene en bras le agradarán más todavía.
mis oidos, que fluya de tu lengua leche y dulce miel!". La muerte avanza cruel, ¿vas tú a esconder en tus labios la vida?
A tu voz sucumbirá, ¿vas tú a guardar silencio taciturno?
La tierra a la espera del "Fiat" Habla, no tardes: da la palabra, recibe la Palabra!
1940 ¿Todavía, Virgen, única esperanza nuestra, te retrae tu modestia 1980 Da tu palabra para recibir la divina.
pudorosa? Habla, ¿qué esperas? Te lo suplica todo el orbe, que le-
vanta hacia tu retiro sus manos encadenadas.
1945 El alto Olimpo se inclina ante tus umbrales, postrándose a tus El "Fiat" y la encarnación virginal
pies con todas sus luminarias. Alma mía, ¿por qué turbas con tu clamor a la casta doncella?
La multitud del senado celestial se arrodilla ante tu rostro repi- 'Lengua mía importuna, ¿por qué la inquietas con molestas voces?
tiendo múltiples preces. Ella, meditando en lo profundo de su espíritu esta obra ingente,
Para que las murallas de su ciudad, destruidas por la sacudida de responderá a su tiempo con admirable prudencia.
la antigua serpiente, al dar tú a luz se levanten de nuevo. 1985 Tú, limítate a escuchar; solo pronunciará dulzuras: su boca supe-
1950 Los manes piadosos, a quienes cubre con oscura cárcel la pesada ra los ricos panales.
tierra, te dirigen frecuentes suspiros. Ya abre sus labios que destilan dulce miel, y enviando una lluvia
El primer hombre abre, sollozando, su garganta, enferma con el de sabroso néctar, dice:
sabor ingrato de la odiosa fruta. 1990 "Aquí estoy yo, la última esclava del Señor de los cielos, aquí es-
1955 La primera mujer te cuenta sus antiguos dolores, las molestias y toy yo, la más pequeña sierva de las esclavas de Dios!
las muchas angustias de su maternidad. Recibo en mis entrañas el mandato del Señor, y atiendo con res-
Mira los ojos llorosos de los padres, que gimen, atadas sus manos peto a tu voz.
durante tantos siglos. Santo mensajero, hágase en mí según tu palabra!
Escucha los lamentos que lanza la pesada tierra, abrumada de cul- Pronta está mi fe, pronto está mi amor!".
pas, infestada de heridas. 1995 Después de este discurso, guarda silencio la Virgen, y la dulce lla-
1960 Enferma, pide perdón para sus pecados, bálsamo para sus llagas ma de un calor nunca sentido recorre todos sus miembros.
purulentas, y término final para desdichas tan grandes. Un leve rocío besa su corazón virginal, y una brisa suave penetra
Mil desgracias padecen los pueblos de norte a sur, gimiendo de su seno cerrado.
oriente hasta occidente. 2000 Al momento, el Verbo inefable llena las sagradas entrañas, y la
1965 Pálidos los semblantes por las continuas lágrimas, lloran y suspi- Virgen Madre concibe a su Creador.
ran ante tus puertas. La sustancia divina se viste de forma humana, y una mujer encie-
Se te ofrece el precio inmenso de nuestra salvación: si lo aceptas, rra en su vientre a un hombre perfecto.
estamos ya salvados. Tanto pudo la fuerza del amor divino, tanto mereció la fe profun-
Con su palabra nos creó la divina sabiduría: con tu palabra nos da de una humilde Virgen!
recreará más pronto aún. 2005 ¿Qué sintieron, Virgen María, las fibras de tu corazón, cómo vi-
1970 Ea pues, responde, Virgen, al paraninfo que te habla: no volverá braba tu santo pecho, cuando el niño, recien concebido milagro-
a los cielos sin tu palabra. samente, distendió con sus movimientos tu útero grávido? cuando
ves dilatarse tus entrañas con tan poderosa prenda sin que sufran En tí, quitado el velo, ve la mente glorificada del Salvador el ros-
tus puertas cerradas? tro divino.
2045 De tí viene al mundo la primera y la última salvación. De tí fluye
2010 La naturaleza se espanta de admiración y se queda muda, inda-
gando estupefacta el modo de tan sublime concepción. la libertad, la gracia, la vida.
El amor venció a la ley común de la naturaleza: Dios es concebi- Salve de nuevo, Madre feliz con la prenda sagrada, bella por la
do, callando la ley de la carne. virginidad, poderosa por la fecundidad!
(El amor vence a la naturaleza: vencido por el amor, Dios es en-
gendrado sin que actúe la naturaleza) MST. Alabanzas sin fin
2015 La majestad inmensa, que la gran máquina del universo no puede
Mi mano intenta cerrar ya estas alabanzas, pero ninguna puerta
abarcar, se encierra en tu seno. puede cerrar tus glorias.
2050 Y van saliendo uno detrás de otro los torrentes de tus loores: no sé
qué campo podrá recoger tantas aguas.
Epitalamio divino Para tu gloria no hay medida ni modo.
Alégrate, Virgen, casa dorada del rey supremo, y canta con voz Mi obra de arte es rebasada por el tema.
potente dulces melodías! Alaba a Dios, morada santa de Sión! 2055 Cuando mi mano iba a cesar del trabajo comenzado, tú misma
2020 Dentro de tí descansa ya el Altísimo, y ha defendido tus umbrales llamas de nuevo a la mano que iba a cesar.
con una barrera infranqueable, cerrando para siempre tu puerta 2060 Bueno, llámala, seamos llamados sin fin por tu amor, hasta que
virginal. nos llames finalmente al alto reino de tu hijo.
Te sacia con la abundancia del trigo vivificante que produce tu 2065 Madre intacta, virgen fecunda, que llevas sin mancha en tu vien-
campo sin haber sido sembrado. tre feliz al redentor: por el amor de la perpetua virginidad y por el
2025 En tu prenda bendice para sí el amor del Padre celestial a todos gozo inmenso de tu concepción, te pido que limpies del pecado de
sus hijos adoptivos. la lujuria al mundo inmundo, y que el aroma de tu modestia
Y su palabra, con la que creó el tiempo y el espacio, la deja caer atraiga nuestros corazones, y que mi amor aprenda a creer, y mi
en el campo no cultivado de tu vientre. fe aprenda a amar los grandes misterios de tu vientre virginal!
2030 Salve, llena de Dios, Virgen, Virgen riquísima, Virgen que no
sabe de amor carnal, llena de Dios!
Salve, tálamo real, paraiso ameno, casa deliciosa del pacífico Je-
sús!
Salve, limpio templo del divino Salomón, donde entra Dios sin
estrépito ninguno!
2035 Salve, descanso gratísimo del Verbo divino, palacio del placer, tá-
lamo del gozo!
Salve, vientre exento de mancha; salve, entrañas dichosas; salve,
seno virginal de la madre!
2040 Perpetuamente quisiera decirte: salve, vientre! perpetuamente
quisiera decirte: vientre, salve!
Tú, vientre, gloria primera de la naturaleza humana, rico y famo-
so por la mirada de Dios!
LIBRO III
MANIFESTACIÓN DE CRISTO POR MARÍA
CANTO 5°
VISITACION DE MARIA A ISABEL
VISITACION DE LA VIRGEN MARIA

Preguntas humanas
2070 Cuando el Hijo Divino, concebido en tu seno, llenó el amplio
aposento de tu vientre, y la imagen paterna iluminó tu alma bri-
llando con nuevos resplandores, rebosando ya tu corazón de Espí-
ritu Santo, se te dio todavía una gracia mayor, un mayor amor.
Te levantas y subes diligente a los altos montes donde resplandece
la noble construcción de la ciudad de Jerusalén.
2075 Virgen, ¿por qué te levantas? ¿qué fervor te mueve a salir? ¿por
qué dejas la dulce intimidad de tu hogar?
Tú, que siempre te has gozado en tu plácido retiro, ¿por qué vue-
las, como la tórtola, a las altas regiones montañosas?
El inmenso creador de los cielos ya se te ha entregado, y ha pues-
to todo su reino a tus pies.
2080 ¿Te levantas reina para complacer a la sierva? ¿Te entregas, como
joven esclava, al servicio de Dios y de los humildes?
Debiéndote servir todo el orbe, por ser cuna y altar de su Señor,
tú, olvidando los importantes títulos de un honor tan grande, ¿te
apresuras a servir a tu sierva?
2085 Detente, Virgen; vuélvete, Reina del cielo: la tierra y el firma-
mento se arrodillan ante tí.
2090 Mírate a tí misma: es Dios el que llevas en tu seno, el único que
merece todo honor y toda gloria.
Razones divinas yugo de mis hombros con peligro, Virgen humilde y bella, de que
Pero... ¿qué estoy diciendo, necio de mí? Ignoro tus santos pensa- se borre de mis ojos la dulce imagen de tu virtud.
mientos y la generosidad de tu espíritu.
2095 Como la luz radiante deslumbra nuestra retina cuando mira fija-
Visitadora del mundo
mente al sol, así me pasa a mí al querer contemplar todo el res- 2135 Sigue, pues, y atraviesa los montes con alegre paso para repartir
plandor de tu mente, estrella más brillante que el sol. las aguas de la divina misericordia.
Tu virtud fulgurante me ofusca por todas partes, y tanta luz ciega El Padre supremo, desde su mansión celestial, te lo ha dado todo
por completo mis ojos. con su Hijo altísimo.
2100 Siendo virgen tan enaltecida, huyes todo elogio, y cuanto más
Fija él piadoso su apacible mirada en todos los seres, y ayuda,
buscas la humildad, más ensalzada eres. compasivo, a los que sufren.
El que, brotando del corazón eterno del Padre Altísimo, entra en 2140 Envió su Unigénito a tus entrañas para visitar a los que el pecado
el estrecho albergue de tu vientre para visitar al mundo postrado hirió gravemente.
por la debilidad de la culpa, y redimir de la muerte al hombre en- Te encomendó también el cuidado de todo el orbe para que auxi-
fermo, ése colma de dones divinos tus piadosas entrañas, y mues- liaras misericordiosa a los desgraciados.
tra el camino nuevo por donde debes avanzar. 2145 Honrándote en la gloria maternal, te concedió el dulce oficio de
Guía y alienta tu gran piedad y, al anonadarse, te enseña a ser hu- Madre piadosa.
milde. A todos nos contemplas, buena Madre, con mirada cariñosa, y
¿Qué harás tú, Virgen, si el alto poder y la suma majestad del gran nadie invoca en vano tu poder.
Dios se te somete? 2150 Visitas a los que sufren en sus miembros heridas ulcerosas, que ci-
2110 Bajó a tu vientre desde las alturas celestiales para servir personal-
catrizan al instante con su presencia.
mente a sus siervos, siendo el Señor. Miras a los atormentados de crueles dolores, y, con tu mirada,
Tú, mientras obedeces, obedeces al que también obedece y hace huye el feroz suplicio.
la labor de siervo, que tú también estás realizando. Visitas a los que el mar, agitado por violentas tempestades, ame-
2115 Y lo que hará cuando llegue a la madurez, trabajando con manos
naza con una muerte horrible en sus fatídicas aguas; y serenas el
divinas en los oficios más insignificantes, ya lo realizas tú, Madre fiero océano con suaves brisas, soplando viento favorable sobre el
humildísima, entregándote a tí y a tu hijo a un servicio vulgar. mar tranquilizado.
2120 Admirable bondad de Dios, que se encierra en el vientre de una
2155 Visitas la fortaleza asediada por escuadras hostiles, y huyen los
humilde niña, y será después esclavo de los hombres! enemigos, invadidos por el miedo.
Admirable sabiduría de la Madre de Dios, que hace a Dios nues- Visitas los ejércitos bien preparados para el duro combate, y, con
tro siervo perpetuo! mano invicta, dispersas al adversario.
¿Y yo no serviré? 2160 Visitas a los culpables, encerrados en oscura cárcel, y alivias con
2125 Si sirve el Señor ¿voy yo a rehusar la obediencia? ¿voy a rechazar buena esperanza el largo hastío del desterrado.
con soberbia los trabajos humildes y buscar los selectos? ¿va a ser- Visitas los cuerpos enfermos, atados con duras cadenas, y los cue-
vir la digna Madre del Verbo eterno, creyéndose apenas apta para llos escuálidos por enemigo yugo.
el humilde oficio de esclava, y yo, barro y vil montón de ceniza, 2165 Rotas las cadenas, desatas los pálidos cuerpos, y libras del duro
el último de todos, voy a sentirme superior a los demás? bronce los pies entumecidos.
2130 Preferiría morir dolorosamente y ser vilmente enterrado, antes Visitas a los que, llegados al último momento de su vida, implora-
que rechazar con dura cerviz el mandato del Señor y sacudir su ron el auxilio de tu diestra.
Y, apartando lejos de los moribundos el infierno inminente, les Desgraciado de mí! cuántas veces era aguijoneado con honestas
abres, ya difuntos, un camino expedito hacia el cielo. preocupaciones, solicitando tú mi corazón con tus estímulos!
2170 Visitas a los que, teniendo el corazón inmerso en culpas obscenas, Pero yo no me daba cuenta ni de la virtud, ni de la fuerza del
empezaron a arrepentirse de su vida. amor estimulante, ni de la piedad de la Madre que me llamaba.
Los amparas con cariño maternal, y, reconciliándolos con Dios, 2210 Mas tu voz finalmente penetró en mis oidos sordos, y la noche de
vuelves hermosos los corazones manchados anteriormente. mi corazón fue vencida por tu luz.
2175 Visitas también a los que con graves crímenes provocan la ira de Levantaste al que yacía bajo la mole enorme del pecado, y por tí
la eterna deidad, sin temer sus castigos: a éstos la clemencia del se me devolvió la vida y la salud.
Señor, movida por tu oración, los vuelve agradecidos y los atrae 2215 Luego todo es tuyo: el haber oido, el ver la luz del cielo, el haber
con el fuego de su amor. vuelto a la vida que ahora vivo.
2180 Visitas también a aquellos cuya piadosa vida, libre de culpa, lim- Y la vida que por tí se me dio, por tí también permanecerá ínte-
pia de toda mancha, agrada al Padre eterno: se entregaron al ser- gra y se verá libre de la muerte eterna.
vicio perenne del Señor, sometiendo cuerpo y alma a la ley santa: 2220 Esto es lo que me manda esperar la pronta clemencia de tu Hijo y
a éstos tu piedad los llena de delicias celestiales adornando sus tu dulce y amorosa piedad.
limpios corazones con santas virtudes; a éstos los estrecha tu pie- Además, es inmenso tu poder bondadoso, a quien Dios omnipo-
dad en sus brazos maternos, y viven en tu seno sin temor alguno. tente concedió que todo lo pudiese.

Visitadora de mi alma VIAJE DE MARIA


2185 Me gustaría contarlo todo. Pero me falta lengua, labios y vigor
mental. Yo, compañero suyo
Desbarraría más que si intentara abarcar cuantos litorales sinuo- 2225 Visitas, pues, diligente a la madre preñada de prole feliz, y el lar-
sos golpea el mar. go camino no te retrae, la áspera montaña no atemoriza tu mente
2190 Porque los peligros que ofrece la tierra o el océano, y los que vo- piadosa, ni el sendero pedregoso tus pies virginales.
mita el furioso infierno desde la laguna estigia, todos los superas Ternura vehemente, vehemencia del dulce amor, fuerza llamean-
con tu piedad; y tu mano nunca rechazó a los desgraciados, cuan- te, llama viva del piadoso corazón!
2230 Marcha, te ruego; si es posible y me lo permites, acompañaré,
do imploraban tu ayuda.
2195 Silenciando, Madre de Dios, otras claras señales y demostraciones como criado, a mi señora, que camina por los altos montes.
de tu benigna piedad, a mí también, a quien había sumergido por Pero si me juzgas indigno de ser tu humilde compañero en el viaje
completo la profunda vorágine de mis vicios, lanzándome a la que has comenzado, permíteme al menos, seguir las huellas sagra-
laguna estigia, a mí también miserable, me visitaste, cuando para das de tus pies, observándote desde lejos.
nada me preocupaba del castigo futuro o de la verdadera salva- 2235 Iré pisando tus pasos, besaré la tierra por donde tus plantas vayan

ción. señalando el camino polvoriento.


2200 A mí también me visitaste, cuando no me impresionaban ni los Me arrodillaré en el suelo, diré suspirando profundamente:
dones celestiales ni amor alguno del Señor. "Alma mía, fija tus ojos en este lugar: ves las huellas de tu madre
A mí también me visitaste, sin que yo, miserable, te llamara, ni impresas en este polvo: aquí está la fuerza de la piedad humilde.
2240 Si quieres llegar a los muros dorados de la sagrada Sión, sigue el
creyera necesario tu auxilio.
2205 A mí también me visitaste, tú misma me llamaste primero: pero camino por donde va delante tu madre.
callé, durante mucho tiempo, estúpido, cobarde y sordo. Por aquí avanza el fruto bendito de su seno virginal.
Si sabes gustarlo, ve clavando por esta senda tus rápidos pasos. 2280 Ya mismo harás nuestro corazón agradable al Dios supremo, pu-
2245 Ella es la única que te llevará a la santa ciudad, por donde llevó rificándolo de la abundante suciedad que lo afeaba.
antes a su hijo". No sé qué admirar más, si la mano benigna del Padre que te em-
He sido, Virgen, para tí ocasión de excesiva demora, mientras voy bellece con gloria tan grande, o tu corazón, firme con tal fortaleza
pisando, lento y tardío, el camino escarpado. que puedes ser la madre de tu Creador.
2285 Admiro ambos milagros; pero al contemplar tu pecho, templo de
pudor y mansión de la santidad, veo que todo te viene de la Bon-
Angeles, acompañadla!
2250
dad infinita, a quien estuvo siempre, Virgen, sometida tu mente.
Vosotros, pues, alados escuadrones, habitantes del cielo, que co-
2290 De él es lo que tienes, ínclita Madre, y no te avergüenza referir a
rreis más veloces que el leve viento del mediodía, lanzaos, rápi-
tu Creador todo lo que has recibido.
dos, desde lo más alto del firmamento, y escoltad a la Virgen en
A tí, engendrada sin la culpa del primer padre, te concedió él ver-
apretadas filas.
te libre de toda mancha de cuerpo y alma; él escogió para sí la
Ella es trono y sede altísima de vuestro Señor, sobrepasando, su-
paz de tu vientre, para santificar el orbe, librándolo de viejas cul-
blime, las mansiones celestes.
2255 En esta cima resplandece con más gloria el Olimpo para vosotros.
pas.
2295 Ahora, encerrado, limpiarás al niñito también encerrado en un
El que lleva ella en su seno es más alto que el cielo.
útero, al oír su madre la piadosa voz de tu Madre.
Conducid por los elevados montes a esta virgen preñada, sem-
brando su camino con el aroma de las más variadas flores.
2260 Si cuando el pecador llora amargamente, gimiendo en su corazón,
EN CASA DE ISABEL
manchado de culpas, vosotros os alegrais contentos, y cantais con
gozo al Padre supremo, esta mujer ofrecerá una nueva satisfacción
Encuentro con su prima
a vuestras filas, pues ha de dar a luz al Dios que lavará los corazo-
¿Por qué no voy pisando, aunque sea con paso lento, detrás de tus
nes.
huellas, el camino sinuoso de estos altos montes?
¿Por qué me retraso?
Portadora de purificación 2300 Ya estás pasando las alturas más difíciles de esa montaña, que es
2265 Ella se apresura a borrar de un niño aún no nacido, la mancha la meta última de tu largo viaje.
con que el primer hombre contagió a toda su raza. Ya entras en los muros sagrados de la regia Sión, ya te recibe en
Allí dará los primeros signos de la salvación que ha de venir, rati- sus casas la excelsa Jerusalén.
ficando las promesas del amor divino. La ciudad recibe a la Ciudad, la ciudadela mira de cerca a la divi-
2270 El niño se alegrará, encerrado todavía en el seno de su madre, con na Ciudadela, y la puerta se abre ampliamente a la Puerta.
la plácida voz de ella. 2305 Penetras rápidamente en la casa de Zacarías, y tu voz saluda con
Y, adorando la divinidad de su Creador allí presente, se librará dulzura a la grávida anciana.
del peso del pecado original. Te siente el niño, y al momento se llena su pequeñito corazón de
2275 Así, cuando una muerte humillante destruya su cuerpo formado gozo, mientras emite tu lengua dulces sonidos.
de un cuerpo virginal, borrará todos los crímenes del mundo pe- 2310 Te siente Juan, y saltando con súbito júbilo en el vientre de su
cador, diluyendo la vieja culpa en el río de su sangre. madre, mueve sus pequeños miembros, adora la presencia del
Así pues, Virgen piadosa, ya mismo se te da el encargo de nuestra Dios que viene, doblando sus rodillas, y se ve libre del pecado ori-
salud, curando nuestras llagas profundas. ginal.
El "Magnificat", canto de humilde gratitud
2315 Exulta Isabel, admirando el rostro y la voz de su bondadosa hué- 2350 Pero tú, Virgen buena, sin olvidar tu destino, intentas sacudir de
sped, y salta de alegría. tus hombros el peso de tan inmensa alabanza.
No comprende del todo tan extraños movimientos dentro de su No te falta ni la virtud de tu humildad, ni la modestia de tu rostro
grávido seno, que el Dios infinito llenó de fuego sagrado. ruborizado, ni el pudor ingenuo o el brillo de tus labios.
Agitada por dentro de llamas celestiales, salta y se arroja, Virgen Y, refiriéndolo todo a la gloria del Padre infinito, entonas este
bendita, en tus brazos. canto con dulce voz:
2320 La madre estéril estrecha a la Madre Virgen, uniendo seno con
2355 "De mi humilde corazón saca mi mente las divinas alabanzas, y
seno, entrañas con entrañas. engrandece a su Señor.
Mi espíritu se goza en su amado Dios, única vida saludable de mi
vida.
El soplo de la llama divina
2360 Porque, vencido por su excesivo amor, ha mirado desde el cielo
2325 No pudiendo sufrir tanto ardor, llena la casa de exclamaciones, y,
con plácidos ojos a su sierva.
con voz potente, te dice: "Esplendor y gloria radiante de nuestro
Por eso, todos los pueblos me llamarán para siempre feliz y bie-
sexo, a quien el Dios inmenso llenó de todo bien, tú ganas a todas
naventurada.
las madres en toda clase de virtudes, tú superas en dignidad a to-
Pues mi pecho vacío lo ha colmado de magníficos bienes el in-
das las doncellas. menso poder de la diestra de Dios.
El fruto de tu vientre está colmado de inmensos méritos: a él la
mayor gloria, a él la honra infinita. 2365 Su nombre es santo, omnipotente y venerable: su gloria brilla con
2330 A él servirá la grandiosa construcción del orbe universo, a él le eterno resplandor.
concederá su Padre gobernarlo todo. Su piedad alimenta a nuestros hijos y nietos, que con amor puro
¿Por qué acción he merecido yo el don de un honor tan grande? veneran el nombre del Señor.
¿De dónde me viene a mí, indigna, gracia tan singular? El, fuerte, mostró el vigor de su brazo y reveló el poder de su
Tú, Señora y Madre dignísima, del Señor, ¿vienes servicial a tu mano invicta.
sierva? 2370 Desbarató a los soberbios, hinchados en su mente trastornada, a
2335 ¿Te recibiré yo, humilde y pobre, en mi casa, a Tí, preñada con el quienes sacude la vana furia de su engreido corazón.
hijo del Padre supremo? Derribó a los poderosos, arrancados de su alto trono, haciendo
He aquí que al llegar a mis oídos la voz de tu saludo, tan pronto que los humildes ocuparan ese sitio sublime.
como pude escuchar palabras tan piadosas, se agitó mi niño, sal-
2375 A los que maltrata el hambre violenta o la dura pobreza, los col-
tando con inusitados movimientos, y mis entrañas se estremecie-
ma de bienes verdaderos y eternos.
ron con inusitado impulso.
Despachó vacíos a los llenos de riqueza, y aniquiló por completo
2340 Feliz tú inmensamente, dichosa de modo admirable Tú, en cuyo
toda su opulencia mal acumulada.
corazón pudo caber una fe tan grande!
2380 Recordando dulcemente su piedad en lo más profundo de su cora-
Porque lo que te prometió el Señor soberano está ya ratificado, y
zón, tomó como suyo al hijo de Isaac.
se cumplirá a su tiempo!".
Cumpliendo lo que antaño prometió a nuestros padres, y las anti-
2345 Todo esto sacó la anciana de su pecho inflamado, vaticinando,
guas alianzas pactadas con firme fidelidad.
Virgen, tus gloriosos privilegios.
Lo que juró al gran Abrahán y a su descendencia para siempre el
Y se queda mirando fíjamente a tu rostro, intentando captar todo
el esplendor de tu semblante. Dios inmutable".
2385 Así hablas y, fijando tus castos ojos en la tierra, ocultas los gran- 2420 Reina, que abrazas con humilde espíritu trabajos tan piadosos,
des dones en tu humilde corazón. ¿podrías acceder a mis deseos? ¿Quién me encomendará a mí,
mendigo, a tu clemencia? ¿cómo podrá conseguir tu amor este
La sierva de los bendecidos por Dios desdichado?
Preparas enseguida para el servicio tus manos virginales, y no te 2425 Cuando voy examinando cuanto contiene el luminoso cielo o la
avergüenza ser sierva de tu sierva. tierra y el mar en sus abismo, tú antes que nadie sales al encuen-
Ella no puede soportar que le sirva la Madre del supremo Señor, tro de mi alma enferma para darme prendas seguras de tu protec-
pero no sabe cómo prohibírselo. ción.
2390 Piensa que si permite servir a la Señora, a quien sirve el alto Nadie ha igualado en compasión y amor hacia nosotros el cariño
Olimpo, falta a la justicia y a la piedad. maternal que llena tus entrañas.
Si prohibe servir a la Señora a quien todos obedecen, teme no 2430 Confieso que tu Jesús gana en dulzura a todos, pues sin él nada
obedecer ella a su mandato. hay alegre, nada hay sabroso.
2395 ¿Qué hará? prohibir es grave; permitir, duro: ambos sufrimientos Pero, aunque su piedad divina nos invite, su majestad aleja con
son pesados, pero lo es menos el permitir. justo temor a las almas pecadoras.
Y obedece con gusto ella, la sierva, a la Señora que quiere servir, Tú, con tus tiernas plegarias, amansas su justa ira, y el reo conde-
y acepta tus servicios. nado no teme tu presencia.
2400 La madre anciana, con el anciano mudo, medita llena de Dios, 2435 Así pues, Madre suavísima, dobladas las rodilas, mi mente se po-
tan grandes misterios en su corazón silencioso. stra ante tu rostro.
Feliz la madre con su hijo, más feliz con una huésped tan excelsa, Desnudo, pobre, enfermo, llagado por todas partes con graves he-
que se entrega a sí misma y a Dios, al hijo y a la madre! ridas, me quemo y me angustio con tantas desgracias.
Feliz anciano mudo: Dios, entrando en lo profundo de tu espíritu, 2440 Tú sabes con qué ungüentos se curan estas heridas; al enfermo le
pronto te devolverá el habla por su mediación! basta llorar a tus pies.
2405 Feliz niño santo, cuyo nacimiento será aún más feliz con los su- En tu vientre se encierra el remedio de nuestro dolor, y tu amor
blimes auspicios del tacto de la Virgen! nos ofrece perpetua medicina.
Ella te acariciará en su dulce seno, y con las cariñosas manos con Madre, si vuelves a mí tus dulces ojos, basta: en tu rostro tengo se-
las que han de ser también abrigados los miembros de tu Señor. gura confianza.

Coloquio del siervo esperanzado CANTO 6°


2410 Si yo pudiera, Virgen santa, estar presente como espectador, y
NACIMIENTO DE JESUS
contemplar tus manos serviciales! Si yo pudiera servir juntamente
contigo mientras realizas tan piadosamente tu trabajo, mientras la PARTO DE LA VIRGEN MARIA
luna, completando por tres veces sus distintas fases, te sorprende
practicando con sencillo corazón oficios tan humildes! Noche luminosa
2415 Y puesto que no me es posible decirlo todo, y a tí más que las pa- 2445 Por fin, Madre santa, después de tantos siglos, llegó la hora feliz
labras te agrada una vida pura, concédeme que tu profunda hu- de tu parto.
mildad esté siempre en mi corazón y que siga yo siempre tus Hora deseada por tí en la absoluta intimidad de tu espíritu.
ejemplos con paso firme. Noche sagrada, única noche más clara que la plenitud del día!
2450 Oh noche, noche única, más bella que cualquier día! Oh noche, Tan pronto como se recostó, creció tu gracia; y tu luz, encerrando
radiante con el esplendor de un nuevo nacimiento! la luz del sol, iba siendo mayor.
Oh noche, en la que irradian brillantes luceros de verdadera luz, 2490 Ahora, cuando Dios, fuente de la luz, difundió, al nacer, los rayos
más esplendorosos que el sol! de la gloria divina, brilla tu luz, nitidísima, en todo el mundo, y
2455 Oh noche, en la que se expulsa la negra oscuridad, y por el orbe posees, Madre, el resplandor de la gloria virginal.
universo se le devuelve a las cosas su color; en la que, revestido de
carne de niño, aparece Dios, a quien escondió nueve meses el arca Vamos a ver el pesebre
virginal! Pero me gusta entretanto, pensar en los preparativos de un parto
2460 ¿Qué gozo, Virgen dichosa, qué gozo sacudió las entrañas de tu tan singular, y en el albergue del Dios que nace.
corazón, en el silencio de la noche, cuando apareció ante tus ojos 2495 ¿Qué palacio recibió a Cristo Señor? ¿qué blando lecho dio cuna
el niño pequeñito que, antes de la primera luz, brotó de la boca al niño? ¿qué santas compañeras o ayudantes tuvo la madre?
del Padre, y salió de tu vientre, vestido de nuestra carne, sin pade- ¿Qué cantos, qué melodías sonaron para el recién nacido?
cer daño alguno tu integridad? Nace en Belén, bajo el tejado de una vieja casa: el desnudo suelo
Esto fue lo que el nuncio celestial te prometió en otro tiempo a tí, recibe al que nace desnudo.
tímida, cuando te dirigio el alegre saludo. 2500 El pesebre se convierte en cuna; a un lado el buey; al otro, el len-
2465 Este fue el oráculo que aceptaste humildemente, sin que resultara to jumentillo; en medio, un anciano contempla en silencio el ros-
vana tu confianza y tu fe. tro del niño.
Porque inmediatamente entró en tus entrañas el Dios supremo sin Se goza su madre bendita, solloza el bebé con sus tiernos labios,
que marchitara la flor de tu virginidad. resuena el aire con nuevas melodías.
2470 El mismo que sale ahora del seno materno sin romper la puerta 2505 ¿Por qué te adormeces, alma mía? ¿por qué no visitas el regio por-
santa de tu tálamo. tal? ¿por qué no mueves tus pies hacia la santa casa?
Los últimos misterios responden a los primeros, y, silenciosamen- Ea, marcha; no te echará de su dintel ningún duro portero ni te
te, gozas sus verdaderas alegrías. cerrará la puerta, obstruyéndola.
Eras muy hermosa cuando la belleza misma se encerró callada- 2510 Esa casa no tiene puertas, es más bien una estancia de animales,
mente en tu casa acogedora. portal abierto, accesible al frío.
2475 Más hermosa eres ahora, cuando sin ruido ni violencia atraviesa Entrarás bajo el techo en ruinas de un pobre tugurio, te recibirá
el estrecho portal de tu pureza. una casa hecha de pajas.
Cuando veas a la Madre rebosando de gracia divina, fíjate en lo
La gran aurora que hace al tiempo de su dulce parto.
Esta noche feliz, esta noche hermosísima llegó para tí; esta noche
bañó tu rostro con el brillante lucero de la mañana. 2515 Permíteme, Virgen, meditar los misterios de esta noche sagrada, y
2480 Aunque la aurora resplandece con tonos rojizos, y embellece los las santas alegrías de tu alma.
campos con rayos inéditos, brilla no obstante con más hermosura Permíteme contemplar a esta luz tus actos, y escuchar con ávidos
cuando por el oriente rompe el sol el horizonte del mar. oidos tus palabras.
Cuando naciste, destinada a dar a luz el Verbo del Padre, brilló la
aurora, y la noche concluyó. Expectación y oración de la Madre
2485 Pero no estando él todavía recostado en tu seno virginal, faltaba 2520 Se acerca la hora del parto; la noche, ya avanzada, queda en silen-
un gran resplandor a tu luz. cio y corta en dos partes la bóveda celeste.
El sueño domina el mundo, relajándolo en plácido descanso.
Pero tus ojos, limpios, destellan como una lámpara.
Y revolviendo en tu mente profundos misterios, deseas ver el lin-
do rostro de tu niño.
2525 Preparas ya tus cariñosos brazos para estrechar su santo cuerpo, y
tu regazo para calentar sus ateridos miembros.
Deseas ardientemente que te besen sus rosados labios, y poner los
tuyos rojos en sus blancas mejillas.
2530 Comprimes ya con los dedos tus pechos henchidos de néctar para
que tu niño pequeñito los libe con su tierna boquita.
Ya invocas con voz humilde al Padre inmenso, ya dulcemente lla-
mas con tierna voz a tu Hijo:
"He aquí que se acerca rápidamente la hora feliz del parto, mi
Dios, mi gloria, mi descanso, mi amor!
2535 Ya va a salir tu Hijo a la luz, y, vestido de carne, va a tocar la tie-
rra desnuda.
Nada que no fuese verdad me trajo del alto cielo tu ángel, ni me
dio solo palabras.
2540 Incliné mi oido, y concebí en mi seno al Verbo, y permanecí se-
gura, conservando mi virginidad intacta.
Padre supremo, cuida ahora la integridad de la que va a parir: que
mi parto sea sin violencia, que sea sin mancha.
Niño querido, ¿te calentaré yo, ferviente, con mi tierno abrazo, a
tí, lindo Hijo, en mi seno?
2545 ¿Serás tú amamantado a mis pechos, precioso Niño, y recibirás
mis besos junto con mi blanca leche?
Nace, supremo Dios, que has de ser mi suprema delicia: dame el
dulce beso de tus labios".

Nacimiento virginal
2550 Mientras meditas estas palabras, encendida en ansias de amor di-
vino, mientras esperas a tu sagrado Hijo, nace el Verbo, vestido
de cuerpo humano, y permanece intacta tu virginidad.
2555 Como el tierno tallo se abre en limpia flor, sin dañarse con su
brote, como el sol, penetrando con su rayo sutil en la vidriera, va
y viene radiante sin romper el cristal, así sale el gran príncipe por
la puerta oriental sin que sufra nada la puerta sellada.
2560 Avanza desde su limpio tálamo el inmaculado esposo, vencido
por el amor eterno de su nueva esposa.
¿Qué alegrías invaden ahora tu santo corazón, qué gozo, Madre
piadosa, posee tu mente?
Al contemplar el nacimiento del Dios poderoso, qué nueva luz,
qué resplandor iluminó tus ojos!
2565 ¿Qué haces con el Niño que yace en la dura tierra, a quien el ás-
pero invierno maltrata con intenso frío?
Te levantas, y, con el rostro radiante de fulgor celestial, te arrodi-
llas ante la presencia de Dios.
2570 Arrodillada, adoras con todo tu ser su venerable divinidad, antes
de abrazarlo maternalmente.
Y aspirando el amor melífluo de tu divino Niño, le dices estas pa-
labras desde lo profundo de tu corazón:

ORACION DE LA MADRE
AL NIÑO RECIÉN NACIDO

2575 "Dios omnipotente, a quien la estructura del ancho mundo llama


su creador y señor, cuya luz inaccesible penetra una gloria inmen-
sa, para quien el resplandor es su vestido natural, a quien el orbe
no pudo abarcar con su espacio inconmesurable, a tí te encerró el
pequeño cofre de mi cuerpo, y saliendo, tierno, de la morada de
mis entrañas, te recuestas, Hijo mío, mi luz, en la humilde tierra.
2580 ¿No fue tu poderosa mano la que creó el gran universo? ¿no te sir-
ven, como a Señor, los cielos? ¿por qué eliges para nacer una hu-
milde casa? ¿por qué no acogió un palacio real tu nacimiento?
2585 Tú, al cielo lo vistes de estrellas, a los animales de variadas pieles,
y pintas los campos de verde césped: pero después lloras desnudo
en el suelo, y, en tu temblor, un frío glacial arranca lágrimas de
tus tiernos ojos.
2590 Niño mío, honra del cielo, Hijo igual al Padre celeste, nacido,
descendencia gloriosa, de mis entrañas!
Qué dolor tan grande para tu madre, Hijo mío, mi amor, es este
desamparo tuyo que angustia mis doloridas entrañas!
Hijo, ¿de qué modo te levantaré de la dura tierra? ¿con qué manos
abrazaré tus divinos miembros?
2595 Tu majestad, unigénito de Dios, me atemoriza y me retrae de to- vida, mamar el parco alimento de mis pechos con tu divina bo-
car tu cuerpo! quita.
2600 Pero si dejo que sufras, desnudo, el frío y que queden en el duro Yo te sostengo a tí, hombre y Dios, gloria auténtica del alto cielo,
suelo tus dulces miembros, mi corazón sería más áspero que el en mis tiernos brazos!
crudo invierno y mis entrañas más inhóspitas que un peñasco. Yo, madre, a tí, Hijo; yo, hija, a tí, Padre; yo, esclavita, a tí, Se-
ñor, te llevo en mi blando seno.
Entrega maternal 2635 Niño hermoso, Dios íntimo de mi corazón, amor, vida feliz de mi
Así pues, dulcísimo Hijo, tocaré tu carne, que yo sola te dí de mi vida!
carne virgen. 2640 Soy de verdad feliz con tu nacimiento, elegida una entre mil, para
Avivaré mis entrañas para celentar tu cuerpo y gozaré del amor ser colmada de don tan grande.
en que arde mi corazón. Un inmenso cúmulo de gozo se me añade ahora, y apenas se le
2605 Cumpliré como madre los deberes del cariño materno en cuanto fija meta alguna a mi gloria, cuando te dí a luz a tí, sumo Dios, y
pueda, obsequiosa, junto a tu cuna. el níveo brillo del pudor permaneció en mí juntamente con el ho-
2610 Ven pues, niño lindo, (al decir esto, lo levantas, lo envuelves en nor de madre.
pañales, le humedeces su boca con tu leche) ven pues, niño lindo,
mi luz, mi gloria, mi hijo! No niegues un abrazo cariñoso a tu ma- Madre de un pobrecito
dre! 2645 Sin embargo, al contemplar a mi Señor en un vil cobertizo, su-
Con estos pañales, Señor y Creador de las cosas, con estos pañales friendo miseria y frío tan intenso, solo y pobre, desnudo, después
cubriré tu tierno cuerpecito, para que tu tremenda pobreza nos de haber encontrado con dificultad este sitio tan estrecho, apenas
enriquezca a nosotros, necesitados, llenando nuestros corazones mis ojos, niño querido, (un río corre ahora por mis mejillas) pue-
vacíos con los bienes divinos. den contener las lágrimas.
2615 Por tí vive el hombre y se alimentan las bestias y las aves, e inclu- 2650 ¿En qué lecho va a descansar tu regia majestad?
so a los gusanos les da tu diestra su comida. /Dónde te prepararé, mi Señor, una blanda cuna?
De tus migajas se sacian los ciudadanos del cielo: de tu mano les No brillan aquí los hermosos cobertores bañados en púrpura, ni la
viene a todos igualmente su sustento. rígida seda tejida con oro.
A tí ahora te atormentan hambre áspera y sed ardiente, y mis No tengo una blanda almohada de mullida lana, donde tu pobre
ubres te ofrecen exiguo alimento. madre, hijo, te coloque.
2620 Ea pues, niño lindísimo, toma mis pechos henchidos: bebe, hijo
santo, la leche de tu madre! 2655 A las aves no les faltan sus nidos, ni a las zorras sus seguras
La leche, hijo, con que tu Padre llenó mis ubres, para colmar la cuevas, donde se calienten ellas y sus cachorros.
sed de tus labios. Pero a tí, Señor de los cielos y padre de todos los seres, te falta un
2625 No pidas más: conténtate con este regalo, ya que quieres que yo sitio, donde reclinar tu sagrada cabeza.
sea tu madre, y tú mi hijo. 2660 Ojalá puedas recostarte suavemente en mis brazos maternales, y
reposar blandamente en mi regazo!
Pero tú deseas sufrir todo lo que es duro y áspero: lo blando se
Madre de un pobrecito queda para los regios palacios.
2630 Me abraso en tu dulce amor, derretidas mis entrañas, y un calor Quieres que tu cuna sea un estrecho pesebre y que la hierba seca
melifluo se desliza en mis huesos, cuanto te veo a tí, autor de la te ofrezca duro lecho.
2665 Así pues, recuéstate en la paja junto a los animales: el descanso ¿Y por qué lo iba a prohibir, si él te lo ha dado todo y a sí mismo,
aquí en la hierba seca te será dulce. siendo para tí la fuente y el origen de todo bien?
Aquí, mientras el sueño acaricia tus tiernos ojitos, mis dos senos Mas ¿qué mente podrá conocer o qué boca podrá cantar tus rique-
se irán hinchando para tí. zas de cuerpo y alma?
Aquí, en mi pecho virginal, se te guardará la bebida; aquí, lindo 2705 En tu corazón brilla una gracia celestial tan grande que todos los
niño, no te faltará qué comer. seres creados quedan atónitos ante tu hermosura.
2670 Duerme, supremo Dios, mi dulce amado y amante! Rostro deli- Los ángeles se admiran de que hayas podido encerrar en tus puras
cioso para mis ojos". entrañas al sumo Dios.

Gloria en el cielo y paz en la tierra


Con estas palabras, Madre dulcísima, regalas a tu piadoso niño y ALFABETO DE ALABANZAS A MARIA
apenas puedes contener en tu pecho gozos tan grandes. —A-
2675 Tu niñito, tu gloria, está recostado en la paja: tú te sientas a su
lado, llena de luz celestial. 2710 Tú eres el ARCA sagrada, donde se encerró el oro divino: tú de-
El escuadrón angélico canta con voces divinas, y solemniza el na- vuelves al mundo sus grandes riquezas.
cimiento de su Señor. Por eso el hombre, encadenado bajo el poder del tirano infernal y
Redoblan sus alabanzas y una voz clara resuena en el espacio: miserablemente vendido, ya se está redimiendo.
2680 "Gloria en las alturas, gloria y alabanza a Dios. Con este tesoro pagaré yo mis pecados, y, cautivo en otro tiempo,
Exulte también la tierra con el don de la dulce paz, que viene des- me veré libre con tan gran regalo.
de el cielo para las almas piadosas". 2715 No se va a cerrar para mí solo tu benévola mano que siempre es-
Huyen las tinieblas, refulge el aire esplendoroso, y nace el día al tuvo abierta para los necesitados.
nacer el verdadero Sol. Tu hijo, Madre, no te enseña a ser avara: él se entregó a tí para
2685 Corren los pastores y adoran al recien nacido, a quien la voz ce- que me lo dieses a mí.
lestial había proclamado Dios. 2720 Que nadie en adelante se jacte de grandes riquezas; que nadie,
Todas estas palabras te llenan de alegría, te glorifican, y tú las avariento, esconda para sí extensos tesoros.
guardas en tu corazón. Quien no reciba de tí, en su oración, oro puro, será para siempre
2690 Si me lo permites, yo también, tendido en tierra, me postraré en pobre, vil, necesitado.
cuerpo y alma junto al pesebre del rey que nace, para cantar, con
pobre verso, sagradas alabanzas al tierno infante y a tí, su madre —B—
virginal.
Me atreveré, me acercaré, porque no me rechazarás con dureza, 2725 Tú eres BORDADO de lino finísimo, más blanco que la nieve, de
ni los ojos del niño serán severos conmigo. donde Dios tomó para sí digno vestido, que no corromperá ni la
2695 Pero, ¿quién podrá cantar al que procede del corazón del Padre vejez, que todo lo consume, ni la muerte sangrienta con su mano
eterno antes de que se crearan las cosas y el tiempo? temible.
Más seguro es callar sus glorias: callando, también se le rinde una Con este vestido, conseguirá el mundo su verdadera gloria, y cu-
gran alabanza al Dios inmenso. brirá la huella y la mancha de su oprobio.
2700 De todas formas, Madre, yo, pobre siervo, te ofreceré mi pequeño 2730 Cúbreme, Madre, con esta túnica; porque el calor me molesta, el
regalo, no prohibiéndolo tu Hijo. frío me lastima, y la mano enemiga me hiere con sus dardos.
—C— En tí fijaron sus ojos los ejércitos de los santos, y a tus costumbres
amoldaron las suyas.
Tú eres la CELDA repleta de Dios, que guarda suavísimos manja- Y como la órbita radiante del sol atrae hacia sí los ojos, tu luz y tu
res, de donde se saca la comida saludable. vida atraen los espíritus.
De esta libación viven los santos, espíritus felices: con ella ali- 2765 De tí aprende el niño a valorar en poco los vanos placeres de la
menta el género humano su pobre corazón. carne, y perseguir los gozos celestiales.
2735 Oh pan, vivo de verdad, que viene del cielo! Por tí se abrió un camino a los unidos por la alianza matrimonial
Alimento, que tu celda recibe y da; que si no se hubiese achicado y a los que prefieren el don de la virginidad.
así en el seno materno, ningún sitio habría en el orbe que lo hu- 2770 Tu belleza finalmente entusiasma a todos los buenos, e incluso,
biese podido abarcar. poderosa, atrae a los malos.
2740 Tomó ya de tí, hermosísima, una forma pequeña, para poder estar Porque cuando unos ojos lascivos miran tu rostro, se vuelven lim-
entero en mi mente. pios con la luz de tu vista.
Entrañas mías, absorbed esta divina comida, para que no os con Oh luz radiante, arroja las tinieblas de mi noche, para ver el res-
la seca sed o el hambre extenuante! -suma plandor que me arrebate!
2775 La hermosura modesta y la modestia hermosa de tu rostro sea,
—D— para mí, camino, ejemplo y norma exacta.
Cuantas veces se vuelva mi alma a amarte, concédeme que huya
Tú eres el DRAGO rodeado por todas pa rtes de llamas rutilantes el amor de la carne, y entre el tuyo!
sin que seas dañada en absoluto por el ardiente fuego.
2745 El fuego divino que encerró tu purísimo vientre, quedando seguro
en medio del calor, ya lo has parido sin la violencia de la llama, —F -
lo estrechas en tus brazos, y ofreces a sus rosados labios tus ubres
rebosantes. 2780 Tú eres la FUENTE, que, adornada ya con la fronda de la verde
2750 Mira que mi pecho enferma con el frío mortal, y el calor divino selva, un brote divino de eterno pudor la distingue.
no alivia mis huesos: quema, Virgen, con tus llamas mis gélidas De la que fluye el torrente vivo de la eterna dulzura, onda del pla-
entrañas, y mi corazón, que quedó rígido con el hielo inerte. cer, licor de la alegría.
Que yo me inflame con el amor perpetuó de tu Niño, y tu amor De donde mana continuamente, regando la ciudad celestial, un
me abrase ete rnamente. río impetuoso de aguas inagotables.
2785 Con su influjo, el árbol plantado en los huertos divinos, produce a
sus tiempos sus frutos.
—E - Desgraciado de mí, que me abraso todo en esta llama nociva, y
una ardiente sed oprime mis labios.
2755 Tú eres, Madre purísima, EJEMPLO de vida honesta, que brillas Y no busco en tí, fuente pura, la divina bebida, y apenas arrastro
con más luz que el disco radiante del sol. mi alma, consumido por un fuego tan grande.
Tú sola, con paso intrépido, por desiertos inaccesibles, vas abrien- 2790 Dulce Madre, fuente piadosa de amor sincero, haz que tu manan-
do caminos ignotos y difíciles. tial riegue mis labios moribundos!
2760 De tí aprendieron las falanges virgíneas la senda del níveo pudor Que tu Jesús brote de las fuentes vivas como abundante lluvia,
para atravesarla por estrecha vereda. para que de mi vientre manen vivos raudales!
—G - - I-

2795 Tú eres GLEBA fecundísima en medio de la tierra estéril, a la que 2825 Tú eres el IRIS que encierra en su seno el inmenso sol, que con el
no dañan los extremos del verano o del invierno. Padre brilla sin ocaso desde antes de la luz.
Que no eres hendida por la reja del curvo arado, ni recibes en tu Envuelve con claridad eterna las mansiones de la celestial Jerusa-
seno semilla alguna. lén y las ilumina con perenne resplandor.
2800 De tí nace el noble grano del trigo vivificante, que ahuyenta el Te concede la más brillante gloria, cuando revela desde tu tálamo
hambre que amenaza a todo el orbe. su rostro radiante.
Lo molerá con azotes y golpes el enemigo feroz para que se con- 2830 Una nueva luz resplandeció para los que estaban sentados en las
vierta en pan y alimento de las almas piadosas. tinieblas y en la sombra de la muerte, disipando la noche y el pe-
Lo cocerá el Padre santo con las llamas de su amor eterno en la cado.
hoguera de la áspera cruz, que él mismo llevará. Bellísimo lucero del mundo, arroja lejos mis tinieblas; estrella res-
plandeciente, aleja la noche de mi alma!
2805 Haz piadosa, que yo sea molido, como el grano, con duros traba-
jos, y que mi corazón se cueza en el amor divino. —L-
Para que, como pan digno, sea llevado a la mesa de Dios, y me
convierta en comida exquisita para mi Señor. 2835 Tú eres LECHO florido, donde descansó profundamente el Rey
pacífico durante nueve meses.
Donde tomó como esposa para siempre (milagro!) a nuestra hu-
—H - mana naturaleza.
2840 Aquí Dios, Dios altísimo, se unió al hombre, y el mismo sale ya
2810 Tú eres el HUERTO hermoso, cercado por todas partes de altos de tu vientre como hombre pequeñito.
muros, delicioso por tus fecundas aguas. Ate él con fuerte nudo mi corazón al suyo, para que nunca que-
Sonríe aquí el árbol con flores de variada belleza, y los frutos cur- brante la justa fidelidad a su esposo!
van las ramas con su peso.
Esparcen aquí su aroma la suave canela, el fragante cinamomo, el —M—
bálsamo y los pálidos hilos del rojizo azafrán.
Tú eres piadosa, dulce y clementísima MADRE: este nombre te
2815 Los cándidos lirios difunden un olor agradable, y la ardiente rosa lo mereces digna y justamente.
brilla con perpetuo esplendor. 2845 Madre de la amistad, por tí se hace ya amigo de Dios el hombre, a
Porque tu virginidad florece, insigne, en tu gloriosa maternidad, y quien la culpa había hecho enemigo.
brilla, madurando en frutos eternos. Madre de la honradez, Madre del amor hermoso, cumplidora
2820 Nace aquí, sin semilla, el verdadero fruto de la vida, rompiendo exacta de toda justicia.
las duras leyes de la muerte inhumana. 2850 Eres Madre y Virgen, dulcísima Madre de la vida: ¿por qué me
En este huerto buscaré yo mis delicias y alegrías: ésta será mi úni- detengo? Eres Madre fecunda del inmenso Dios.
ca casa de placer. Diste a luz al Unigénito del Padre supremo, al que creemos tu
Concédeme, Madre, que mi corazón se dilate con este fruto, que Hijo primogénito y único; es decir, nacido él solo de tu vientre,
me sirva de vida y salud eterna. dejó ileso el camino de tu virginidad intacta.
Concédeme ser manso, y sufrir las humillaciones con plácido
2855 Arrebatado al mismo tiempo por las llamas del amor divino, él,
semblante, e incluso la terrible muerte con corazón pacífico.
con su bondad, nos hace hermanos suyos. 2890 Para que lave él mis manchas con su preciosa sangre, él, que en-
Y a los que hace hermanos, te los entrega a tí, piadosísima, por
tregará sus dulces miembros a la amarga cruz.
hijos, acumulando queridos dones para tí.
2860 No se excluye de aquí a los pobres, ni a los enfermos, ni siquiera
—P
al torpe pecador.
Como eres Madre para los justos, eres también Madre para los in-
Tú eres la PUERTA . sellada con firme y perpetua cerradura en el
justos, única madre para todos, única salvación de todos.
rosado amanecer del sol radiante.
Ea pues, abre a tus hijitos tus piadosas entrañas de madre: que mi
Por tí se abre camino únicamente al rey eterno: solo él entra y
alma sienta que tú eres su Madre. sale por esa senda.
2865 Que por tí, piadosísima, escuche nuestras oraciones aquel que,
2895 No dejando huella alguna de su paso, entra y sale el príncipe por
nacido por nosotros quiso ser tuyo.
las puertas cerradas.
Haz que mi corazón se abra solo a Jesús, para que él sea el único
—N— habitante de mi mente.

Tú eres el NIDO bien construido por la diestra del Señor, donde —Q-
el gorrión pueden poner, piadosos, sus huevos.
2870 Donde el gorrión y la tórtola puedan incubar innumerables polli- 2900 Tú eres la QUIETUD tranquila, en la que Dios reposó, olvidado
tos, es decir, Dios vestido de carne humana. de su enojo, trayéndonos las verdaderas alegrías.
Nuestra alma escogió para sí esta querida mansión, bajo esta for- Cuando pariste a Dios, descansó todo el Olimpo: con tu parto, se
taleza permanecerá segura la carne débil. le dió a la tierra su verdadera quietud.
Por tí enviamos al niño piadosos votos y súplicas, y él nos da sus Borrando mis pecados, sé tú el descanso de mi corazón, tú, Virgen
dones por tus manos. pacífica, tú y tu Hijo contigo!
2875 Tú serás mi nido, por tí aceptará el cielo mis ofrendas, que nada
valdrían sin tus méritos. —R-

—O— 2905 Tú eres la ROBUSTEZ para el pueblo que lucha, y la ruina para
el enemigo: con tu ayuda vencemos firmes, y él cae.
Tú eres la OVEJA sencilla, humilde, llena de mansedumbre, sin La fuerza invicta de tu Hijo nos levanta si somos derribados, y
la culpa con que las demás están manchadas. arroja de este mundo a los jefes infernales.
2910 En adelante, con tu auxilio, el cruel enemigo será impotente con-
2880 Que das a luz al Cordero, que lavará las humanas inmundicias, al
derramar el caudaloso río de su sangre. tra mí, y yo estaré seguro bajo la protección de mi Madre.
El, cuando lleve el duro peso del nudoso leño, para ser víctima sa-
grada en doloroso suplicio, callará inocente, al ser azotado, y su- —S
frirá, en silencio, graves heridas.
2885 Pero, vencida la muerte, arrancará, cordero inmaculado, a las
Tú eres el SETO, en el que quedó cercada la naturaleza divina y
ovejas culpables de las fauces del león infernal. con el que se defiende la gran viña del Señor.
La Iglesia, rodeada por tí, rechaza con firmeza los ataques del ja- Feliz plantación del Señor, viña feliz, virgen brillante, madre más
balí, y con rostro valiente atemoriza al lobo. brillante aún!
2915 Hasta los confines del mar extiende sus ramos, y sus pámpanos
atraviesan las aguas del Eúfrates. COMPLEMENTOS Y RESONANCIAS
Te suplico que, mientras viva, permanezca yo dentro de este seto,
no sea que una bestia feroz me devore si me encuentra afuera. Nueva Eva
2950 Que nadie compare a tu belleza la de Ester, que nadie te cante las
2920 Que sea yo sarmiento que lleve fruto, unido siempre a la vid, per-
maneciendo eternamente en el Señor. hazañas de Judit.
Porque cuanto aventaja la realidad a su imagen, aventaja tú a to-
—T das en gracia.
Ya terminaron los tristes presagios de la madre Eva: pariste sin
Tú eres TORRE, palacio real de David, desde donde el sumo dolor y sin esfuerzo.
Dios emprende duros combates. 2955 Eva fue engañada por la malicia del dragón venenoso; tú trituras
Aquí tomó débil carne, de una estirpe limpia, para luchar mano a con tus pies la hinchada cerviz de la serpiente.
mano con el enemigo infernal. Eva destruyó el mundo reciente en el árbol prohibido: tú, con tu
2925 Y entregarlo, quebrantada su cerviz, a prisión eterna, abriendo, fruto, renuevas todos los tiempos.
victorioso, el camino a los gozos celestiales. 2960 Eva, con su seducción, arrojó al primer Adán desde su dignidad al
Quien con veloz carrera se refugia en esta torre, puede luchar y duro yugo del pecado: tú al segundo Adán lo traes desde el cielo,
vencer a los ejércitos del Averno. y a nosotros y a nuestros padres nos libras de la esclavitud de la
2930 A tí acudo, anhelante, segurísima torre, sé, te lo ruego, fortaleza y culpa.
protección de mi alma. Eva inventó el mal, Eva atrajo el dolor: tú das al mundo la alegría
y el bien.
—V— 2965 Eva cerró el cielo: tú abres el firmamento; Eva abre las puertas del
infierno: tú, personalmente, las cierras.
Tú eres la fecundísima VIÑA del Padre supremo, que él plantó y Eva nos dio la muerte: tú, santísima, nos das la vida; ella nos qui-
cercó con su propia mano. tó la vida: tú, bendita, la muerte.
2935 Cuya inmensa dulzura supera al néctar, y ala miel que se expri- 2970 Eva manchó nuestro honor con pecados y culpas: por tí se nos de-
me de los panales hibleos. vuelve ese honor, acrecentado.
Cuyo jugo inagotable alivia las gargantas sedientas, y las riega con Eva afeó con su caida nuestro linaje: tú lavas las feas manechas de
un perenne caudal de vida. nuestro rostro herido.
2940 Cuya fragancia vence a los perfumes aromáticos, y vuelve a la
vida a quienes arrebató la fiera muerte. Loores inacabables
Cuyo licor ahuyenta del corazón humano todas las nubes, acumu- Madre santa, espejo de divina belleza, que llevas, imagen gloriosa,
lando gozos y alegrías. en tu rostro la figura de Dios.
Cuyo gusto inédito arrebata las entrañas y los sentidos con su dul- 2975 Ni mi mente se sacia, por más que te alabe, ni bastan mis labios
ce amor. para ensalzarte.
2945 Cuyo ardiente amor consume el pecho querido, y lo embriaga con Virgen al concebir, Virgen purísima al dar a luz, Virgen permane-
el calor del vino gustado. ces para siempre después del parto!
2980 Quién me concediera amarte con vehemencia, al verte abrazar 3015 Tú, piadoso y accesible, abres tu diestra benigna para derramar,
con tus virginales brazos los lindos miembros de tu Hijo! regalo del Padre, bienes abundantes.
Quién me permitiera encerrar en medio de mi corazón tu corazón 3020 Y después de dar al hombre cuanto el mar encierra en sus entra-
materno, que encierra al Señor Jesús! ñas, cuanto la tierra generosa alimenta en su fértil seno, te nos das
Dulce colmena, llena de licor divino, de donde sale el panal que a tí mismo, Creador de todas las cosas: éste era el colmo supremo
supera toda dulzura! del amor eterno.
2985 Feliz alma, feliz corazón, cuyo limpio paladar solo este alimento Y para que el diminuto recinto de nuestro corazón pueda recibir-
deleita! te a tí, inmenso, a quien el fi rmamento no puede abarcar, te haces
El alimenta tu mente con exquisita dulzura: él se alimenta dulce- niño pequeñito encerrado en el seno matern o: solo ese palacio te
mente de tus pechos. ofreció digno lecho.
2990 Duerme entre tus senos, que ganan en aroma a la ambrosía, y sa- 3025 Belleza sin par, único niño más bello que nadie, mira el rostro
ben mejor que el vino añejo. querido de tu Madre!
Lo contemplas cogiendo el sueño en tu tierno pecho, y un amor 3030 Mira los brazos maternos donde reposas dulcemente, y el seno
inflamado te abrasa en silencio. virginal que calienta tus miembros.
Ya reclinas sus sienes divinas en tu mano izquierda, y tu derecha Mira los pechos que bebes, fluyendo néctar, y los labios, que, cas-
lo calienta con piadoso abrazo. tamente, posa ella en los tuyos.
2995 Tan pronto como el blando sueño abandona sus divinos ojos, rie- Déjame que te abrace! sé tú mi solo amor! Déjame que siempre te
gas tú, piadosa, su boca con dulce leche. ame con todo mi corazón!
Estampas tus rojos labios en sus rosadas mejillas, y cubres su bo- Y con tu Madre, por quien bajas a nuestro suelo, sé tú el descan-
quita encarnada con tiernos besos. so, la vida y la herencia de mi espíritu!
3000 ¿Qué más? Me doy por vencido: tu gloria es mayor que cualquier 3035 Y tú, bellísima Madre del sexo femenino! única que has dado a
alabanza, y no encuentro manera de terminar mi discurso. luz al Dios de la vida, abre a los miserables las entrañas de tu
Y si superara en palabras a las arenas que revuelve el océano, tú, amor materno, entrañas que pudieron concebir al Dios inmenso!
con tus numerosos méritos, me ganarías a mí y al mar. 3040 Y ya que te has convertido en la mano generosa de tu que rido
Que los coros angélicos te canten dignas alabanzas, aunque ni Hijo, por quien él lo da todo y a sí mismo, sé siempre para mí (es
ellos pueden hacerlo dignamente. lo propio de tus entrañas) Madre, dándome eternamente al Niño,
3005 Solo te dará la medida exacta de tus méritos, el que quiso a tí, y el Niño a mí!
sierva, tenerte como Madre.

Expansiones de amor CANTO 7°


Salve, Virgen Madre, fuente fecunda de salvación, en cuyo blando LLEGADA Y ADORACION DE LOS MAGOS
seno reposa un dulce peso!
3010 Niño hermoso! de tus labios fluye la gracia, y de tu bella boca la Los Magos en Jerusalén
suma gloria. 3045 Cuando Jesús, sol de justicia y esplendor del Padre, nació niño en
De tu rostro irradia la luz esplendorosa del Padre, y con tu piado- ún pobre port al, y, recostado, Madre divina, entre tus gozosos pe-
sa mirada sonríe, alegre, la tierra. chos, vio transcurrir unos cuantos días, he aquí que una estrella
En tí, su Hacedor, fijó sus ojos el orbe, para que seas la comida brillante conduce desde el Oriente a unos Magos, acompañados
que mitigue su vieja hambre. de numerosa comitiva, para que puedan adorar la venerable divi-
nidad del Rey eterno, y ofrecerle al Dios recién nacido sus dones
y sus vidas.
3050 Entran ya en los altos muros de la soberbia Jerusalén, y preguntan
dónde ha nacido el Rey y Señor.
Reyes, ¿por qué buscais al Justo en la ciudad injusta?
Este pueblo no honra a su Bienhechor.
3055 En ese palacio reina el violento Idumeo, y los que no pusieron lí-
mite a sus pecados.
Aquel, a quien buscais, odia la avaricia y la iniquidad.
Amante de la pobreza, renunció a los reinos poderosos.
Eligió para nacer una ciudad y un domicilio humilde.
3060 Y nació, pobre necesitado, en una casita pequeña.
El violento monarca se turba al oir el nombre de rey, y la corte
soberbia sigue a su jefe.
Como lobo malvado prepara asechanzas al tierno cordero, y,
como bestia sedienta, abre ya sus ávidas fauces.
3065 Necio, ¿por qué te enfureces?
No hay astucia contra la poderosa providencia de la mano divina.
Malvado tirano, un hijo tuyo, inmensamente cruel, reinará un
día, heredando tu maldad: él se burlará del Señor, envolviéndolo
en una túnica blanca.
3070 Pero no lo matará, que es lo que tú quieres.

Camino de Belén
Marchan los Reyes, y, abandonando la ciudad infiel, buscan las
pequeñas murallas del pueblo betlemita.
Aquí había anunciado el profeta, con fiel vaticinio, que una Vir-
gen consagrada nos daría al Rey eterno.
3075 Apenas salidos de la ciudad, la estrella brillante, que hasta hace
poço se había ocultado-precediéndolos, les muestra con claridad
el camino.
Infeliz Jerusalén, que, aceptando las leyes humillantes del Idu-
meo, desprecias al Rey y Señor de los cielos.
3080 Los extranjeros buscan, y recorren un largo camino por las aspe-
rezas del vasto desierto, para adorarle.
Vosotros, hijos, despreciais al Señor, nacido de vuestro linaje, y
quereis matar a Dios.
A ellos los trajo la estrella brillante desde el Oriente, sin que nin-
guna voz les presente al Rey que nace.
3085 A vosotros os anunciaron a Cristo tantos profetas, en cuyas bocas
estuvo la verdadera palabra de Dios.
Qué desgracia!
Un pueblo extranjero recogerá vuestros frutos, y el hambre, aliada
de la muerte cruel, os perderá.
3090 Vosotros, felices Reyes, a quienes el Rey supremo os llama como
primicias y prendas de todas las naciones, caminad: la estrella os
conducirá por sendero seguro, y os llevará a la humilde morada
del Niño.

Los Reyes junto a la cuna


Acercándose ya a la choza, se detiene la estrella brillante sobre la
cabeza del Niño.
3095 Los Reyes reconocen la señal, y se acercan a la entrada, pero casi
no hay puerta que cierre esta casa.
Dentro está sentada una madre pobre con su hijo pobre, que reci-
be con rostro alegre a los Magos que entran.
3100 Se postran en tierra doblando la cabeza y las rodillas, y el pobre
suelo recibe sus regios cuerpos.
Adoran al Dios hallado en carne mortal, a quien la Virgen bella
sostiene en su blando seno.
Fe admirable! ¿qué gracia, qué amor hacia el Niño penetró en la
intimidad de vuestro corazón?
3105 No adornan dorados palacios las sedas de Frigia, que tejió el ne-
gro Indio con fina aguja.
No brilla la púrpura con diademas de piedras preciosas.
No hay aquí multitud de criados.
3110 Pobremente vestido, en brazos de una madre pobre, en una casa
pobre, más pobre todavía su cuna; que se alimenta con un poqui-
to de leche del pecho de su madre, a este Niño lo confesais Rey y
Señor.
Dichosos! porque os está reservada una gloria indeleble, un pre-
mio seguro de vida eterna!
3115 Vuestra fe supera a la de vuestra generación, y las generaciones
venideras no superarán vuestra fe.
Místicas ofrendas Ellos, santa asamblea, regresan a su patria con el corazón lleno de
Enseguida saca alegremente cada uno grandes regalos de sus co- la luz de la fe.
fres llenos, y colocan a los pies del niño oro precioso, mirra y sa- Pero un espíritu celestial les avisa con callada voz, que no vuel-
grado incienso de penetrante aroma. van a los pérfidos palacios del rey sanguinario.
3120 ¿Qué haces entretanto, Virgen hermosísima? ¿qué proyectos aca- 3155 Ah! que vengan los Magos de región tan distante, para ofrecer,
ricias en tu profundo corazón y en tu limpia mente? piadosos, a tu Hijo dones tan grandes y a sí mismos, y que mi co-
Fracasaré, si intento referir los maravillosos transportes de tu co- razón se encoja con un frío tan rígido que nada dé esta mano ava-
razón, los grandes sentimientos de tu mente. ra a su Señor!
3125 Te alegras internamente, y felicitas al Señor Jesús, porque le ha 3160 Pero ¿qué te puede ofrecer ahora con su boca impura este reo, que
llegado del extranjero su merecida gloria. dilapidó todos los bienes de su Padre?
Porque los gentiles reconocen ya la divinidad de tu Hijo: creen en Madre, borra con la piedad de tu Hijo, mis pecados, que dejaron
él, y lo aman con reverencia. mancha tan grande.
3130 Ellos proclamarán con clara voz sus alabanzas: al sublime nom- 3165 Y los votos que en otro tiempo prometí gustoso, uniendo a Dios
bre de Jesús se arrodillarán los árabes. con triple lazo mi espíritu y mis miembros, te suplico, Madre, que
Estas son aquellas melodías, que un rey cantó para tu hijito, al los reciba con plácido semblante tu Hijo, en lugar del oro incienso
son alegre de su afinada lira. y mirra.
3170 Tú también, Virgen, que cuidaste la salud de este pecador, cuan-
do mi mente se manchaba con diversas culpas, átame, Madre pia-
Himno a Cristo Rey
"El, solo, dominará en el océano infinito, y desde el oriente hasta dosa, con tu dulce amor, para que mi vida sea un holocausto a mi
Señor.
el ocaso.
3135 Los etíopes, dobladas las rodillas, estarán pendientes de su rostro,
y sus enemigos morderán el polvo. PURIFICACION DE LA VIRGEN MARIA
La ISLA, rodeada de blancas olas, le traerá, por el mar tranquilo,
inmensos regalos. Sumisión a la ley
3140 Los que poseen el reino feliz de Arabia, y el cetro de Sabá, traerán Después de los sucesos del bendito parto, llega, Madre, un día ya
sus dones al Rey supremo. esperado, de alegría y de tristeza.
Todos los príncipes le rendirán sus cetros y diademas: todas las Cuando tu Santísimo Hijo, como gloriosa ofrenda, sea consagrado
tribus le servirán en todo el orbe. a su Padre en el alto Templo.
Viva eternamente en los cielos su ilustre nombre, y la excelsa glo- 3175 El sol, que ha dado ya cuarenta vueltas a la tierra, te invita a dejar
ria de Dios, que viene a la tierra!". el abrigo de tu humilde hospedaje.
Pero ¿por qué, Madre purísima, te retiene encerrada durante tan-
La lección de los Magos tos días esta casa tan pobre?
3145 Al ver que se cumplen todos estos vaticinios, que cantaron en 3180 Para que según el tenor de la ley, te vayas purificando, y llegues,
otro tiempo los profetas sobre tu Hijo, una copiosa gracia desbor- ya limpia, a la casa de Dios.
da tu dilatado pecho, y exultan también tus entrañas y tus huesos. ¿Pero es que se te pegó alguna mancha del primer padre?
3150 Con rostro amable presentas el Niño a los Reyes, para que cubran ¿Acaso tu Hijo fue concebido según la ley común?
de besos sus sagrados pies. ¿O es que rompió las puertas cerradas de tu seno?
3185 Esta ley obliga a las madres que engendran de semen humano, no Estoy delirando como un necio: jamás tentó tu corazón la preocu-
a tí, cuyo Hijo es Dios en persona. pación o el ansia de oro y joyas.
Te sometes a la ley común como cualquier mujer,. y no te preocu- Esa mano tuya repartió inmediatamente, piadosa y solícita, a los
pa para nada tu fama. necesitados las riquezas de Oriente.
3190 Expones tu gloria virginal y el honor de tu Hijo, para que nadie 3225 Abrazando la pobreza, Madre pobrísima con tu Hijo pobre, te di-
piense que hay en vosotros algo más grande. riges al templo llevando dos tórtolas.
Solo te mueve la reverencia a la ley divina, y, con cualquier pre- Cumbre de la bondad, amadora de la pobreza: a la hasta ahora
texto, buscas el último lugar. despreciada, la elevas sobre los astros.
Tienes en cuenta, fuente de piedad, la salvación humana, y eres Concédeme despreciar la riqueza y el vano nombre del honor, y
también medicina para muchos males. déjame seguirte a tí y a tu Hijo hasta el Templo.
3195 Tú, Madre purísima, no necesitabas purificación para estar tantos 3230 Quizás no te avergüences de tu humilde esclavo, que quiere ser
días retenida en el establo. perpetuamente tuyo.
Habiendo purificado tu parto las manchas del mundo impuro, y Que cumpla siempre tu voluntad: tal vez será así algún día, por tu
habiendo lavado el Cordero a las ovejas manchadas. medio, digno de tu Hijo.
3200 Pero así se limpiaba la sucia intimidad de mi corazón, que mi
vida manchó con tantos pecados. Encuentro con Simeón
3235 Entras ya por los espaciosos atrios del sagrado templo, y tocas las
Ofrenda de pobres puertas doradas, umbral santificado.
Vienes así al templo sagrado del gran Dios, para ofrecerte a tí y a Un anciano feliz, venerable por su edad avanzada, lleno hasta los
tu Niño al Padre. huesos del Espíritu de Dios, que deseaba, piadoso, la salud de su
Lo llevas, leve peso, en tus tiernos brazos con alegría, y él te torna 3240 pueblo, y del mundo, anhelando ver el hermoso rostro de tu Hijo,
más suave el duro camino. vivía en la fe y en la esperanza sus últimos días, animado de tiem-
3205 Te acompaña, y conduce a su esposa el esposo José, diligente él po atrás por esta voz de los cielos:
en empresa tan grande. "Antes que la última hora cierre tus ojos, verás al Cristo de Dios,
Pero ¿con qué ofrendas adornarás los divinos altares, para no en- que renovará el universo".
trar vacía en el templo de Dios? 3245 Cuando presintió, por inspiración divina, que ya habían llegado
3210 ¿Se hará con dos tórtolas el sacrificio de tu Niño, y será él conoci- los alegres tiempos deseados, olvidándose de sí, olvidándose de su
do por ese don tan pequeño? blanca ancianidad, corre camino del templo, umbral sagrado.
Tú hubieras querido ofrecer en los sagrados altares un manso cor- 3250 Tan pronto como vio al Niño, y reconoció los ojos divinos, de
dero, no diferente él de tu Hijo. donde reciben su luz los astros del firmamento, se deshace en lá-
3215 Quien ahora se entrega, siervo sin mancha, al Padre, para resca- grimas y desfallece de dulce amor, curvando sus débiles miembros
tarlo a continuación tú, su Madre, por un poco de dinero, ha de ante el Dios eterno.
ser clavado después, como Cordero, en el ara tremenda de la Toma de tus brazos en los suyos al Señor Jesús, y, como el cisne
Cruz, para redimir con su sangre los pecados del mundo. en su último canto, dice así:
Y para que no te faltase dinero con que rescatarlo, te dieron hace 3255 "Señor, éste es el día plácido, que puede despedirme en paz: se ha
poco los Magos cuantiosos regalos. cumplido la promesa firme y segura de tu palabra.
3220 Dime: ¿dónde está la gran cantidad de oro oriental, que te envió Porque mis ojos vieron ya tu salvación: la que viene de tí, única,
la dorada tierra de Arabia? para todas las gentes.
3260 El será luz admirable para las naciones ciegas, y gloria insigne de
tu pueblo Israel".
Cuando el anciano, cumplidas las ceremonias, entonó estas pala-
bras, verdadero gozo para tí, humedeciendo con lágrimas su ros-
tro y su blanca barba, añadió tristemente:
3265 "Llegará un día doloroso, cuando te rodeen las lamentaciones, las
lágrimas profundas y el sangriento dolor.
Un afilado puñal traspasará tu corazón.
Estas heridas serán como de muerte inminente.
3270 Porque tu Hijo sufrirá un atroz suplicio: por él, muchos se levan-
tarán, muchos caerán".
Virgen, ¿qué sientes ahora en tu corazón?
Con qué dolor clavada, gimes, herida por la palabra terrible del
anciano!
Con amor materno, temes, solícita, por el Niño, y un grave temor LIBRO IV
hace que estés preocupada.
INFANCIA DE JESUS CON MARÍA
3275 Desfilan ante tus ojos los crueles suplicios de tu Hijo querido, y el
tiempo amargo de su cruento martirio; y la muerte que sufrirá un
día como manso cordero, ya la sufres tú en tu piadoso corazón,
como mansa cordera.
3280 Virgen, Madre de la vida, la más pura de todos los seres, mira:
arroja de mi espíritu las sucias aguas estancadas, y lléname el co-
razón de las limpias corrientes, que te vienen, torrenciales, del Lí-
bano.
Y reparte conmigo algo de tanto dolor, para que pueda ser pronto
tu pequeño esclavo.

3285 Y que, uniéndome a tí, llore yo la muerte dolorosa del Señor, y


las heridas que vas a sufrir con él.
Que la imagen de martirio tan .cruento, y el penoso dolor de tu
corazón no se aparten jamás de mi mente.
CANTO 8°:
LA HUIDA A EGIPTO
EL CAMINO

Levántate, José
3290 Era pues, Madre, designio divino que la región de Tanis contem-
plara tu rostro, y que, huyendo el tierno niño con su madre de los
edictos del rey sanguinario, viera los campos del Nilo.
Era de noche, el sueño había vencido al niñito tierno con su ma-
dre, y los cansados ojos del fiel anciano.
3295 He aquí que por orden de Dios, un alado mensajero, bajado del
cielo, hablando con José dormido, le dice:
"Levántate pronto, huye, buen custodio, las rabiosas mordeduras!
El lobo hambriento abre sus fauces fojas.
El tirano Idumeo amenaza con su garganta seca, el rey feroz ma-
quina espantosas matanzas.
3300 Preparando una muerte inicua, viene a buscar al niño, a quien
teme heredero de su reino.
Ea pues, saca al niño y a su madre del inminente peligro, y dirige-
te rápidamente a los campos de Egipto!".
3305 Se levanta José sobresaltado ante las voces del ángel celestial, y
refiere a la madre el mandato divino.

Corazón de madre
Madre dulcísima, con qué sobresalto pensaré que te hirió el cora-
zón este anuncio tan imprevisto!
3310 Ciertamente la fe, grabada profundamente en las fibras de tu espí-
ritu, te inmuniza contra todo temor; y sabes que el autor de la Jornada de angustia
vida, que' creó todas las cosas, no sufrirá la muerte sino cuando él Mas ¿quién podrá referirme las incomodidades, que a tí y a tu
quiera. Hijo os acompañaron por tan largos caminos?
Pero la ternura atemoriza a la amorosa madre: el amor mate rno 3350 Habiendo de padecer trabajos en un mundo hostil, el que viene
teme cualquier daño. del alto palacio de su Padre eterno, sembró de penas sus tiernos
3315 Y, solícito, ve los peligros más graves de lo que son; peligros que años para que ninguna parte de su vida quede libre de tribulacio-
asaltan tu corazón de mil maneras. nes.
El amor te acosa como a madre, los mandatos divinos te urgen Para que hiera ya tu corazón la cruel espada que, con palabra
como a sierva, para que no permitas tardanzas que se opongan. exacta, predijo el venerable anciano.
Y, estrechando contra tu corazón a tu dulce Hijo, aceleras la ca- 3355 Cómo quisiera recordar el camino del Niño y de la Madre, que
llada huida en el silencio de la noche. sufren ásperamente por las orillas inhóspitas del Nilo.
3320 El que hasta ahora era para tí un dulce racimo de uvas, se te ha Se me caerá la mano de cansancio al ir escribiendo cada detalle:
convertido en un hacecillo de mirra entre tus pechos maternales. toda capacidad de pensamiento o de expresión resultará insufi-
ciente.
3360 Rogaré a los ministros celestiales del Niño y de su Madre, escua-
El exilio de la tierra drón solícito que os rodea, que me cuenten muchas cosas; pregun-
¿Puede alguien prometerse en el exilio solaz verdadero, alegria taré más: superan toda medida tus preocupaciones.
firme? Que me narren las incomodidades y trabajos que tú y tu Hijo ha-
3325 Pues tu Hijo, que con un solo gesto hace girar los astros, y, sin beis padecido en tierra extraña.
moverse, mueve todo lo creado, padece ya, oprimido por el peso 3365 Aunque las penas que de diversas maneras atormentaron tu cora-
de la carne terrena, los distintos vaivenes de la condición humana. zón, tú sola las sabes, tú y tu Niño.
Callo, pues, voluntariamente lo que nunca podré expresar, con tal
3330 Tú también con tu Hijo, a quien permaneces unida, sufres, sacu-
que quede fijo en mis entrañas.
dida por males inesperados.
El cielo es la única morada segura de ete rno descanso sin vaivenes 3370 Y, siguiéndote, sufriré gustoso, con mansedumbre de corazón, los
inestables. males presentes con el Hijo y con la Madre.
La tierra, preñada de males, produce variados trabajos, de donde Importa poco saber si has sufrido esto o lo otro: lo que importa
sin embargo les nace a los santos una paz firme. mucho es haberlo sufrido todo con un corazón pacífico.
3335 Abrazando estos trabajos tu Hijo, expulsado a reinos extraños, Sin embargo, Madre, no es justo pasar por alto del todo los pro-
abandona los campos de la cruel Palestina. fundos misterios de esta admirable huida.
3375 Apresuras la huida de noche, dejando los reinos incrédulos, que
3340 Ardiendo en amor a nosotros, no le basta haber abandonado las
no verán la divina luz de la fe.
delicias de su patria: deja también ahora, como niño prófugo, su
dulce cuna, su suelo natal, y su casa conocida.
3345 Y como el viejo Adán fue arrojado del huerto de las delicias, pa- La carrera del sol
deciendo los innumerables daños del exilio: así este niño, nuevo A quien la propia nación, ciega por el pecado, arrojó de su alma,
Adán, para devolver a los desterrados la alegria perdida del parai- lo recibirá en la suya un país extranjero.
so celestial , exiliado con su madre, es arrojado a lejanas regiones, Mas ¿por qué llevas tu sol al negro cielo de Egipto?
y va a ver, para criarse, una tierra extranjera. 3380 ¿Qué tienes tú que ver, luz radiante, con las negras tinieblas?
Porque al entrar el sol, se retirará la noche de Egipto: apartándose 3415 No permanecerá en pie las soberbias reliquias del templo Inaquio,
el sol, se esconderá el día de Judá. y, afligida, caerá Isis de sus altares de Bubasta.
Aquél, mientras el sol avanza durante tres días, ocultando su giro, Cuando todo el orbe, dobladas las rodillas, incline sus humillados
y tres veces la noche tenebrosa es llevada en sus ruedas, quedó sin rostros al nombre de Jesús.
vida, cubierto por densa oscuridad, y expió, con la negra noche, el 3420 También exaltará el ancho mundo con honores insignes el nom-
castigo de su perfidia. bre de la Madre de Jesús.
3385 Tú ahora, en las tinieblas de la noche, llevas segura, brillante es- Y toda la posteridad, por todas partes, con voz sonora, la procla-
trella, a las tinieblas el verdadero sol. mará Madre intacta y feliz.
3390 Para que quien te recibe con tu Hijo en hospedaje, y ofrece, obse-
quios, sus lares a los desterrados, te encierre después a tí y a tu
Tinieblas de la herejía
Hijo en las profundidades de su alma, cuando la fe saque sus ros-
Ea pues, tú, que destruyes los ídolos de Egipto, detén ahora los
tros de las tinieblas. amenazadores torrentes de la nefanda herejía.
Cuando tu Hijo, con el Padre y el Espíritu Santo, sea reconocido 3425 Porque tu fe, que, con firme corazón, prestó su asentimiento a la
en todo el orbe como una misma divinidad. palabra del divino mensajero, extinguió en todo el orbe las llamas
3395 Alma mía, si la culpa te cubrió con ciega tiniebla, y te implicó en
de la peste que avanzaba, y lavó las culpas con aguas celestiales.
oscuros pecados, corre a esta Madre, en cuyos brazos, bajo el velo 3430 Ves cómo la vasta Germania, precipitándose por las mentiras del
de la carne, se asienta el origen divino de la luz. infierno, sufre una enorme ruina.
3400 De ahí te nacerá la fe, de ahí la bellísima esperanza, y el amor que
Ves cómo Inglaterra, incendiados los santos altares, da culto a
jamás te faltará. perniciosos monstruos con ritos satánicos.
La luz es llevada así a las tinieblas, y el Dios omnipotente a las Miras cómo la Galia, inmersa en las tinieblas de una larga noche,
vanas imágenes de los dioses. se arruina con la práctica de estúpidas novedades.
Para que las tinieblas cedan a la luz, y, con la entrada de la verda- 3435 Se levantan en otras regiones altares nefandos, cada nación se fa-
dera divinidad, caigan, rotos, los dioses falsos. brica dioses deformes.
Destruye, Madre, con mano fuerte, los sucios altares, cierra la
boca proterva de los perros soberbios.
ENTRADA EN EGIPTO 3440 Y a los reinos, brillantes durante mucho tiempo por el esplendor
de la fe, que carecen ahora de gloria, sumergidos en las -ciegas ti-
Caida de los ídolos nieblas, infúndeles la verdadera luz del sol divino, que llevas, es-
3405 Deje ya de celebrarse el llanto del infausto Osiris: llórese la pre-
pléndida estrella, en tus brazos.
ciosa muerte de tu Hijo. Que solo brille en tu bello rostro la fe romana, hollando con pie
Menfis no tributará ya honores divinos a Serapis, cuando sea con- invicto los mortíferos venenos.
culcado Serapis por la planta del Señor. 3445 Mírame también a mí, con ojos piadosos, santa Madre de la luz; a
3410 Y cuando celebre el nombre de Jesús Salvador, rechazará el feo
mí, sepultado en la densa noche de las tinieblas.
rostro del buey del Nilo.
La garganta esculpida del ladrador Anubis quedará inmóvil, y
caerá el viejo altar del can obsceno, cuando Dios eterno atemorice Alma sin luz
los oscuros dominios con el ladrido de sus perros, y eche fuera a Desde mis primeros años creció conmigo la verdadera fe, que me
los lobos estigios. regaló el Niño y su dulce Madre.
3450 Pero cuando mi vida salió de la infancia, murió enseguida, y fue Cuantos placeres ensayaba, tantos altares, tantos dioses se fabrica-
sepultada por mis pecados. ba la ciega pasión.
Tan pronto como murió, arrebatada en absurdo funeral, la salvaje 3485 ¿Por qué vas a Egipto, que, carente de la luz de la fe, rechazó el
concupiscencia desplegó sus fuerzas. culto fecundo del Dios verdadero?
Ella, desgraciado de mí!, gobernó entonces como tirana, y oprimió Yo, para quien brilló la verdadera fe, desde mi mismo nacimien-
mi débil cuello con injusto yugo. to, pisoteo, ciego de un deseo impuro, los mandamientos de Dios.
3455 Ella, dominando con triste despotismo mi torpe corazón, me es- 3490 Ella, desconocedora del Dios verdadero, único merecedor de glo-
clavizaba a sus caprichos por diferentes caminos. ria, ofrece incienso y oraciones a los falsos dioses.
Ella había cegado mis tristes ojos con tinieblas infernales, faltán- Yo, conociendo la verdad, adoro, desgraciado, a los dioses falsos,
dome la luz de tu amor. cuando antes que al Dios verdadero, prefiero las falsas alegrías.
Si Menfis celebra la solemnidad de la vaca fugitiva, yo imito tor-
3460 Yo, infeliz, nada veía menos, nade me horrorizaba menos que mis pemente las acciones de un cerdo inmundo.
propias desgracias. 3495 Ay de mí! qué desnudo estaba de la luz divina, cuando me vestí,
Yo, infeliz, nada temía más que vivir en gracia, nada deseaba más sórdido, de las facciones de un perro repugnante!
que mi eterna perdición.
La gracia fecunda había abandonado mis sórdidas entrañas, el Monstruosidad de los vicios
amor santo se había marchado de mi sucio corazón. Detente, Madre; ya no te acecha el Idumeo, ni sigue, sanguinario,
tu camino.
Tiranía idolátrica 3500 Te va siguiendo este desgraciado con su gran suciedad y miseria, a
3465 Pero la feroz concupiscencia, que, dominando despóticamente, quien un grave pecado hizo lentos sus pasos.
oprimía mi corazón con dura esclavitud; a mí, su cautivo, me No te sigo para matar al Niño, sino para que, ungido por él, yo,
obligaba, inflexible en sus órdenes, a cometer este y aquel crimen, pecador, vuelva a una vida nueva.
olvidado todo pudor. No te sigo para despojar a la Madre de tan alegre prenda, sino
3470 Obedecía fácilmente, desempeñando con frecuencia los más viles para que la Madre despoje de vicios mi corazón.
servicios de esclavo, contento yo mismo de mis propios pecados. 3505 Detente, Madre dulcísima; mira al que llora! Vuelve, te suplico, a
Qué lejos quedaba aquel corazón, que había lavado la sangre de mis desgracias tus ojos piadosos!
tu Hijo, la que brotó de su Corazón sagrado! No hay peligro para tí, divina, en mirar hacia atrás; aunque ar-
Ay de mí! mi rostro manchado, sin su primera belleza, no podía diendo en llamas de azufre, te seguiré a cualquier sitio.
reflejar rasgo alguno de su Padre. 3510 Porque se dice que un torrente inagotable extinguirá, desde tu
3475 Aquella imagen y huella luminosa del Dios vivo no estaba ya ni seno, todos los incendios del pecado.
en mi semblante ni en mis actos. Hay en mí tinieblas, que arrojarás de mi sombrío pecho, infun-
El interior de mi corazón se endurecía con mortíferos pensamien- diéndole la luminosa claridad de tu sol.
tos, que, con torpe fuego, gestaba un amor insensato. Se ocultan en mí feos monstruos de diversa ferocidad, que un día
Mi presencia exterior se iba afeando con estos sucios sentimien- fueron para mí sagradas divinidades.
tos. 3515 Aunque la verdadera fe, por la gracia de Dios, ha brillado siempre
3480 Así mi vida llegó a ser sórdida bajo todos los aspectos. esplendorosamente en mí, estuvo sin embargo durante mucho
Tantas imágenes se forjaba mi torpe deseo, cuantas maneras en- tiempo como muerta, sin obras buenas, y casi sepultada por mis
contraba de emplear sus miembros en la maldad. pecados.
3520 Si cesan ya las horribles monstruosidades de mis culpas, y mi
mente y mi mano se abstienen de sus pecados, si odio todo esto,
si te abrazo con amor, tú lo ves, que conoces los secretos de mi
corazón.
Yo ciertamente escojo morir con muerte sangrienta antes que co-
meter un solo pecado.
3525 Si la gracia divina llena mi pecho, realidad que ignoro, por tu ora-
ción al Hijo, escrúpulos angustiosos atormentan mi afligido cora-
zón sobre el modo con que terminará mi vida.
Porque los vicios que practiqué atacan con fuerza, como enemi-
gos poderosos, mis baluartes.
3530 Se agitan como mar furioso, hinchadas sus peligrosas olas,
dirigiéndose contra mi débil barquilla.

PERMANENCIA EN EGIPTO

La vara de Moisés
3535 Huyendo yo de Egipto, envuelto en terribles tinieblas, y dirigién-
dome al espléndido reino de Jerusalén, me persigue la soberbia
furiosa del rey cruel, y asedia mi . campamento en un desfiladero.
¿Adónde, desgraciado, escaparé?
Por una parte me acecha en las gargantas el rey fiero; por otra, el
mar Rojo me cierra el paso.
3540 En peligros tan grandes, asísteme tú, piadosa, tú, protectora; y
ayúdame, como mujer fuerte, en mi aflicción.
Porque, si no me engaño, Virgen, a tí te simboliza aquella podero-
sa Vara de Egipto, a la que los fieros reinos temen.
Con su mano te afianza aquél, cuya diestra todo lo sostiene, a
quien tu seno proporcionó manos humanas.
3545 Con el Dios victorioso, a quien ciñes de armas corporales, derro-
tas las fuerzas del Faraón derribado.
Si mandas al mar Rojo que se detenga en vertical, pasaré con pie
seguro su caudal seco.
3550 Si mandas que de nuevo lo cubran las olas, el fiero enemigo se
verá envuelto en medio de sus aguas.
Pues a tí, vencedora de fuertes escuadrones, te proclamó Dios des-
de el alto cielo con estas palabras:
"Eres, amiga mía, como mis jinetes cuando sumergieron en el
mar a los fieros carros del Faraón".
3555 Que, como entonces por virtud de la Vara pasó el pueblo por los
vados secos del profundo mar, y el cruel ejército con su Faraón,
sumergido en las hinchadas olas, pagó su culpa: así ahora, a tus
golpes, perecen las falanges infernales, y tu siervo escapa a todos
los peligros.

La cesta de junco
3560 No en vano te manda el supremo Dios que vayas a las orillas del
Nilo con tu dulce prenda.
El río en otro tiempo, por inicuo edicto real, mataba en sus crue-
les aguas a los recien nacidos.
3565 Pero el hermoso niño, que fue escondido en la cestilla, se libró a
sí y a los suyos de males tan funestos.
Tú eres aquella cestilla, tejida con junco palustre, y untada con
pez para que no penetrase el agua del río.
Quién va a querer, neciamente, buscar un nudo en el junco?
3570 ¿Quién va a decir que tú tienes ni la más pequeña mancha?
Ni el junco tiene nudo ni la Madre pura tiene mancha alguna: así
el junco es imagen de tu vida.
Que no hayas sido accesible a ninguna ola carnal, solo lo niega la
furiosa rabia de Helvidio.
3575 La limpia gloria de tu intacta virginidad untó con pez eterna tu
mente y cuerpo.
La pez negra te cubre, cuando tú te tienes por vil: tú misma por
todas partes te cubres con tu propio desprecio.
En las entrañas cerradas de la Madre solo hay entrada para aquel
a quien siempre le desagrada la soberbia infernal.
3580 El se encierra nueve meses en el sagrado seno, sin abrirse la mora-
da de tu pureza.
El, escondido en tu regazo, suave cestilla, se dirige ahora, prófugo
desterrado, a las aguas del Nilo.
3585 Y cuando, con fiero torbellino, os azotan múltiples oleajes, secos
estais por dentro tú y tu Hijo.
Por que vuestra paciencia no fue vencida por ningún sufrimiento,
y siempre levantó, alta, su cabeza, sobre las olas.
Nuevo Moisés 3625 El erario público, conservado en tu cofre virginal, arrancará por
3590 Este bebé, este niño es mucho más hermoso que Moisés, a quien completo del mundo el mal de la miseria.
alimentará la poderosa hija del Faraón. Si deseas poseer, doblada la rodilla, pide a la Madre: Ella guarda
3595 Madre dulcísima, el niño que tú alimentas, desconocido ahora las riquezas inagotables del Rey.
para que pase seguro sus primeros años, después, cuando la edad 3630 Si el hambre temible te consume, oprimido de deudas, y no hay
madura aumente sus fuerzas y demuestre el vigor de su robusto quien alivie tu desgracia, ven aquí: se te dará, al mismo tiempo,
brazo, derribará de un golpe y cubrirá de arena al enemigo que hi- dinero y comida, para que pagues tus deudas y alivies tu hambre.
ri ó con mano dura el rostro del hebreo.
3600 El sacará, vencedor, de las mortíferas aguas, a los que murieron El granero de José
por la culpa del primer padre; y bañará al género humano en Lleva a Egipto la Madre a su divino José, a quien desea matar la
aguas saludables, cuando las derrame, abundantes, de su Corazón turba envidiosa de sus hermanos.
herido. 3635 El hijo que crece, anda errante en campos ajenos, mientras, bon-
El, vencedor, envolverá en hinchado oleaje a los feroces carros, y dadoso, empieza a buscar las ovejas perdidas.
mostrará a los suyos, reinos venturosos.- ¿Hacia dónde corres, Madre? ¿a dónde se dirige tu lindo hijo, luz
Reinos, de los que, expulsados, pagaban al Faraón infernal las pe- y gloria del Padre eterno?
nas merecidas por los pecados que cometieron. 3640 Si huye para esconderse, se esconderá en casa de su padre: si él no
3605 Entonces tú, que, desconocida, te ocultas ahora con tu hijo ocul- quiere, ninguna bestia podrá devorarlo.
to, tendrás para siempre un nombre glorioso. Vete, sin embargo! Desea irse quien, vendido después, ha de redi-
Y será venerada la tierra santa de la Madre divina, para que hom- mir al mundo con la lluvia fecunda de su sangre.
bres y mujeres puedan ocultarse en tus juncos. No son los Madianitas, eres tú, dulcísima, quien lo llevas, aunque
la envidia de sus hermanos lo obligue a huir.
Cesta y cofre 3645 Con gusto se dirige él a los campos de Menfis, para librar a todo
3610 Pequeña cestilla, casa amplia del gran Dios, que todo lo encierras, el orbe de la terrible hambre.
enciérrame a mí también en tu seno. El que llevas contigo, estrechándolo con dulces brazos, es el mis-
Esconde al reo bajo el techo seguro de tu piedad, hasta que la ira mo Dios, trigo, pan y alimento.
del Juez guarde su espada. Esta gran abundancia de pan, que tú, sagrado cofre, llevas, no du-
Esconde, dulce cestilla, al agitado por las fu ri osas olas, para que el dará solo siete años.
que confió en tí, no perezca en medio de las aguas. 3650 Sino todo el tiempo que dure la historia humana, y mientras haya
3615 Ya te llame cestilla o prefiera decirte cofre, lo que seas, serás para vida feliz en el cielo.
nosotros arca de salvación. El sagrado interior de tu casto vientre lo llevó; en tu seno, regia
Si cestilla, defiendes de las aguas del río al Dios que ha de lavar morada, lo escondes.
en amplio torrente nuestros pecados. 3655 El es el trigo, tú el granero que guardas los bienes vitales que nun-
3620 Como cofre, guardas también el oro del rey, de donde la gracia sa- ca faltarán.
cará para el necesitado las verdaderas riquezas. El se regoge, mies eterna, en tus hórreos: él es semilla y prudente
Ya puede el pobre prometerse abundante fo rtuna, y preparar sus sembrador de sí mismo.
vasijas para llenarlas de oro. 3660 Generoso donante de sí mismo para todo el mundo, dará, sin di-
Corra ya el indigente detrás de tus huellas, y pise con pie asiduo nero, generosos dones.
tus ri cas moradas. Tú, sagrada mansión, en ningún momento descuidada, cuyas se-
guras puertas sella un eterno pudor, atraerás las naciones extran- 3695 Para que vistieras de carne al Hijo del Padre supremo, el Espíritu
jeras a tus amplios vestíbulos, vestíbulos que abrirá tu amor ma- Santo cubre con su sombra tan nueva realidad.
terno. Para que la naturaleza humana se desposara con el Altísimo, cu-
3665 Y la casa que cerró el pudor, la abrirá la misericordia, y estará bres a Dios, Virgen y Madre, con una nube de carne.
siempre virginalmente abierta para los caminantes. 3700 Si la carne que prestas es leve, y la nube, lúcida, tú también serás
Aquí buscarán el trigo los habitantes de Canaán, y la descenden- luminosa, con el nombre de la leve nube.
cia, desterrada y pobre, de Jacob; y reconocerá después de largo El niño sube sobre ella, se recuesta suavemente en el blando rega-
tiempo a su hermano, a quien ahora, cruelmente, arroja a Egipto. zo, y es llevado por los dilatados campos.
3670 Aquí, empujados por el hambre, vendrán rápidamente de todas Pero si llevas al que gana en peso al universo, ¿quién podrá decir-
partes para buscar el ansiado sustento. te que eres leve?
Tú les ofrecerás con rostro benigno los divinos manjares, y cuan- 3705 Es porque él te ha creado sin el peso de la primera culpa, y, lleva-
tos alimentos guarda tu corazón. do, él también te lleva a tí.
3675 Porque quien te hizo amplio granero donde aposentarse a gusto, Si ningún peso de culpa terrena te oprime, y más bien elevas a tu
él mismo te hace su propia mano. Hijo hasta las alturas, él lleva con gusto en sus hombros el gran
Oh despensa, oh íntegra custodia del verdadero pan! Oh mano ge-
peso de los pecados, porque ha de lavar con su sangre las culpas
nerosa, siempre abierta para los pobres! humanas.
3680 La triste miseria me oprime a mí, mendigo, con su grave peso; el 3710 Y por eso vas a Egipto, mansión preñada de perversas tinieblas,
hambre aguda me punza con su aguijón. donde hierve un inmenso fuego de crímenes.
¿Por qué me retraigo? Me llamas para enriquecerme tú, rica, a mí,
Para que ahuyentes las tinieblas con tu resplandor, y te opongas
pobre. al calor con la sombra, trayéndonos el doble amparo de tu nube.
Y para alejar, bondadosa, mi hambre con tu pan divino. 3715 Para sacudir el duro yugo de la cerviz de Jacob y su familia, aban-
Corro ya a tu despensa, pobre y vacío: pues tu pan a nadie se le donando el reino opresor.
vende por dinero.

Columna de fuego y nube de rocío


SALIDA DE EGIPTO La columna de fuego esparcía de noche una nueva luz, y de día
los amparaba con una nube de rocío.
La nube leve del desierto 3720 Para que el reo vuelva a la patria, y escape del tirano feroz, es lle-
3685 No temo las tinieblas ni la profunda noche de Egipto: Tú, con la vada en tus brazos, la columna rutilante, de la que toman su luz
luz de tu Hijo, serás mi faro. las estrellas y el sol,
Para que no me pierda, desconocedor del terreno, por las sendas Tú eres una nube para el Niño, el Niño es para tí el fuego lumi-
desiertas, la arena pisada por tus pies, me señala el camino. noso de cuyo rostro te viene tu resplandor.
3690 Aunque la ardiente canícula queme las arenas con fuego nocivo, 3725 El es la belleza, la luz y la gloria brillante del Padre, que lo reveló
tu sombra me protegerá con su rocío acogedor. antes de hacer el sol; pero oculta con una nube de carne su es-
Tu gloria no fue desconocida del profeta cuando cantó el brillante plendorosa gloria, para derribar con doble vigor las fuerzas hosti-
camino de tu Hijo. les.
Señala él a la Madre con el nombre de una leve nube, sobre la que 3730 Porque ni el hombre podría vencer la muerte sin la eterna divini-
viene Dios a los campos de Menfis. dad, ni Dios, ir a la cruz sin carne humana.
Así, por el Mar Rojo de su sangre, librará a todo el mundo de la Presagios de tiniebla y de luz
negra cárcel de Egipto. Ahora, mientras se le fajan al Niño sus débiles miembros, es lle-
Y, con tu sombra defenderá a los tuyos del fuego del sol devora- vado en la nube ligera del regazo materno.
dor, y les abrirá el camino a los gozos celestiales. 3770 Después, dispersada la niebla, irradiará, brillante columna, la luz

3735 Oh nube, más leve y más brillante que los coros angélicos, tú pro-
de su fulgor.
teges a los desgraciados con tu dulce sombra! Y la nube que él tomó de tu vientre sin mancha, la devolverá al
3740 Porque, para que los hombres, de barro por su naturaleza, pudie-
mundo, maravillosamente luminosa.
sen elevarse a tu hermosura, la gracia divina te hizo nube ligera: 3775 Pero cuando, para librar al orbe de la eterna sombra, rompa al
así desde sus tiendas levantan a tí sus ojos. profundo mar con sangrienta muerte, la tenebrosa nube cubrirá la
columna brillante, y el sol esconderá, en la negra noche, su frente
Sombra y fecundidad luminosa.
Eres densa también, y nos proteges con la cobertura de una abun- Entonces, bellísima nube, tristes nublados envolverán, al caer la
dante sombra, para que a los débiles no les arda con fuego fe- noche, la noble hermosura de tu semblante.
3780 Y tú, que, huyendo, la única entre tantas madres, libras a tu Hijo
bril la cabeza.
Nos defiendes de los rayos de la ira divina, para que su llama no de la muerte en el silencio de la madrugada, envuelta después en
aniquile a los reos manchados con la culpa. tinieblas, la única de todas las madres, llorarás la muerte inhuma-
3745 Si te llamo grávida, lo eres para regar con abundante lluvia la ínti- na de tu piadoso Hijo, como madre desgraciada de un ladrón ajus-
ma aridez de nuestro corazón. ticiado, siendo la Madre del Dios Altísimo.
Con cualquier imagen con que alguien te designe, eres en verdad 3785 A la media noche, sin embargo, el pueblo liberado atravesará por
nube leve de noche y de día. medio de las olas, y el enemigo morirá en mitad del mar.
3750 Porque si uno te llama, aunque sea con débil gemido, enseguida Cuando la tercera aurora ahuyente las densas sombras, y el bri-
acudes a él, como aura sutil. llante lucero levante desde el mar su rostro, irradiará la limpia
Que pida auxilio quien vea peligrar su vida: enseguida, Madre llama de la alta columna, y un nuevo resplandor cubrirá la faz de
piadosa, le ofreces tu protección. la nube.
Que te llame el oprimido por algún sufrimiento espiritual o cor- 3790 Ella, con luz resplandeciente, conducirá a nuevos pueblos por el
poral: acude a la voz del que llora, más veloz que el viento. vasto desierto hasta las moradas de la ciudad eterna.
3755 Para no enumerar todas las razones por las que puedes ser llama- Tú esparcirás sobre los caminantes rocío y suave sombra, dándo-
da accesible, yo me presento por todos, como único testigo. les dulcemente tu auxilio por los duros campos.
Porque oprimido por un enorme aluvión de desdichas, apenas 3795 Y para que Jesús, tu luz y tu gloria, nos prepare en el cielo una
pedí, calladamente, auxilio, acudió a mí, indigno, más veloz que digna mansión, él, llevado en su nube, marchará a la casa del
el rápido Levante, la Madre diligente que también ahora me asiste Padre, con la carne que le dio su fecunda Madre virginal.
en mi infortunio. 3800 Tuya es, pues, la nube, con la que vive, con la que morirá más
3760 Si leve y veloz defiendes al que es del todo indigno, ¿quién puede trde, y con la que, resucitando, subirá a los cielos.
negar neciamente que eres nube leve?
Que niegue tu blando corazón de Madre, el que se haya visto de-
samparado de tu diestra, si hay alguno. Gloria del destierro
3765 Nube leve y grave, accesible y densísima, cubres nuestros pecados Adelante, Madre: que no te aterre el enorme trabajo que has de
con tu manto maternal. padecer con tu dulce Hijo.
Ese trabajo tuyo vencerá los antiguos trabajos del mundo, y subi- Ya puedes regresar: el Creador del alto cielo te manda volver a tu
rán al cielo tus oraciones por nuestras almas. querida casa de Nazaret.
3805 Que no te sea grave el largo exilio de siete años por los ciegos 3835 El que degolló con cruel espada a los tiernos niños para que no
campos del áspero Faro. escapara tu Hijo de las armas sangrientas, él, personalmente, más
Así el reo fugitivo, por orden de Dios, volverá algún día para cruel consigo que cualquier adversario, se mató inhumanamente
siempre a los dulces reinos de su patria. con su propia mano.
Termina, Madre, este duro camino: quédate con tu Hijo desterra- Cayó el lobo, herido de amarga muerte, y paga sus culpas en el
do, cuanto él quiera, en los confines de Menfis. abismo infernal.
3810 Dios, hecho hombre, sale por la noche, desterrado de la ciudad: y 3840 La turba que con el cruel tirano preparó el asesinato del Niño, su-
tú, Madre, con tu piadoso Hijo, vas también al destierro. cumbió bajo una lluvia de dardos mortíferos.
Para que, en pleno día, sacado de los muros de Jerusalén, viéndo- Sumergida en la oscuridad del profundo infierno, paga su crimen,
lo su Madre, entregue su vida al atardecer. y llora, hundida en las aguas estigias.
3815 Sigue, pues, y cuida a tu Niño, golpeado por múltiples infortu- 3845 Ya puedes volver segura con tu dulce Hijo, ya creció bastante el
nios, para que nuestra muerte muera, vencida por la muerte de tu Niño en tierra extraña.
Hijo. Lo que le queda de vida lo debe a la casa de Judá, de donde ven-
drá para todos los pueblos la verdadera salvación.
Oración del desterrado a los desterrados
Y a mí, mendigo, desterrado lejos de la patria, dame un poco de Canto de regreso
pan mientras espero la vuelta. 3850 Así cantó el arpa sagrada de David, que pregona los grandes he-
3820 Que los contagios de Egipto no manchen mi corazón, y mi men- chos de tu Hijo.
te peregrina desee con ansia su tierra natal. Pueda yo repetir con el santo profeta, que pulsa la sagrada cítara
Que, como el ciervo corre anhelante a las frescas aguas, cuando el con este canto:
dardo mortal penetró en sus venas, así yo, golpeado por la flecha "Sale de Egipto un retoño de la sangre de Israel, un hijo de Isaac
del amor divino, acuda, herido, a los caudales de la fuente viva. abandona la región extranjera.
3825 Y, ausente, busque el rostro del Hijo y de la Madre, también au- 3855 Para mostrar santamente nuevos prodigios en la tierra de Judá, las
sentes, hasta que por fin pueda verlos con mis propios ojos. maravillosas señales del Dios oculto
Esta vida está ahora asediada por muchos peligros, pero la otra es Con la gracia divina engendrará una nueva familia, y se manifes-
regalo laborioso de tus manos. tará él más santo entre sus santos.
3830 Virgen clementísima, haz que la vida que me das, la viva siempre, 3860 Dominará gloriosamente en todo el orbe, la fe comenzará desde la
pero solo para Dios. fortaleza de Jerusalén.

CANTO 9° Señor del mar


MEDITACIONES BIBLICAS El mar lo verá allí hacer nuevos prodigios, y calmará su oleaje al
VUELTA A ISRAEL imperio de su voz.
Dará de pronto (gran milagro!) a su mando, en la mañana, abun-
Muerte de los perseguidores dante pesca.
Madre, el Niño arrancado de las garras del leopardo, ya estuvo 3865 Y el lago, hinchado, reconocerá los pies de su Señor, a los que
bastante tiempo escondido en el tenebroso Egipto. ofrecerá camino seguro la ola apaciguada.
Una violenta tempestad, agitando las ondas el rabioso Aquilón, Los tiernos corderos saltarán con sus madres recién paridas, a
cubrirá su frente divina. quienes conducirá el piadoso pastor por alegres pastos.
3870 Y, lanzándolo con triste suerte a las profundas aguas, una bestia Dí, mar: ,por qué huyes? Jordán ¿por qué vuelves atrás tus co-
lo recibirá en sus fauces. rrientes, y detienes tu curso?
Hasta que el fiero mar domine su ira, y vuelva el mármol movedi- 3905 Montes ¿por qué saltásteis, sacudiendo vuestras cimas, como salta
zo a su nivel normal. el carnero en medio de las ovejas que pacen?
Y devuelva entonces la fiera a Jonás al seco litoral, para no volver Colinas ¿por qué os conmovió tan de repente un nuevo gozo,
ya nunca más a gustar el agua de la muerte. como cuando el cordero retoza en los alegres campos?
3875 A su llegada, las alegres corrientes del Jordán volverán, estupefac- 3910 Del Señor Altísimo procede este milagro: El es la causa y la fuen-
tas, sobre su curso. te de esta nueva alegría.
El es el Hijo de Dios, a quien la hija del poderoso Jacob dará car-
Cordero de Dios ne humana de su vientre inmaculado.
A la voz de su Precursor, fue presentado de pronto el Cordero que Cuando él se presente a los pueblos con semblante pacífico, exul-
no era conocido de nadie: tará la tierra en sus entrañas.
3880 "Aquí está Dios, aquí está el santísimo Cordero de Dios, que 3915 El ordenará que los corazones de piedra del pueblo de Jacob se
arrancará por completo todo el pecado del mundo!". ablanden con límpidas aguas.
Inocente, será bautizado en el río limpio, y santificará las aguas al El hará que fluya un torrente de la dura roca, como fuentes que
contacto de su carne. brotan de limpio manantial.
Ocultándose, como hombre reo de culpa, prodigios celestiales lo
revelarán Dios verdadero. 3920 Cuando su santísima sangre ablande en todo el orbe los pechos
3885 Este es mi Hijo, unido a mí en amor eterno!, dirá la voz clara del que vencen en dureza a los rígidos peñascos, que nadie se atribuya
Padre Altísimo. la gloria de este prodigio: no es consecuencia del esfuerzo huma-
El Espíritu Santo vendrá desde el cielo sobre su cabeza lavada, en no.
forma de fecunda paloma. Esto lo hará, Señor, tu diestra con su invicto poder: todo será, oh
El, bondadoso, repartirá a los ingratos los dones de su diestra be- Dios, para honra de tu nombre.
nigna, y las amplias riquezas de su dulce palabra. 3925 Porque cuando el fuerte Jesús penetre en los reinados bárbaros, la
3890 Defendiendo ante el juez inicuo la causa de los hombres, sufrirá tierra entera, dobladas las rodillas, caerá subyugada.
en silencio muerte inhumana. Repartirás con mano generosa dones tan grandes, no por mérito
de los hombres, pues ninguno está libre de culpa.
Pastor de los redimidos
Después, cuando, vencida la muerte, resucite glorioso, el Jordán 3930 Sino que, bueno por tu propia virtud, abriendo tu dulcísimo pe-
retrocederá con rápida huida. cho, el amor divino nos dará tu corazón.
3895 Quien, como reo, bajó la cabeza ante el juez, juzgará a todos los
Para regalar a todos el don de la salvación eterna, y para que las
siglos con la vara de su rectitud. palabras de tu boca sean verdaderas y ratificadas.
Entonces los altos montes empezarán a erguir sus cumbres, que el No sea que alguna vez las naciones, envueltas en tinieblas, se que-
mar cubrió con impetuosas aguas. jen de no haber recibido el auxilio de tu brazo.
3935 No sea que alguna vez el orbe ciego, brame con locos gritos, y nie-
3900 Porque aparecerá aquel escuadrón de hombres poderosos, que él
quiso pastores de su rebaño. gue que tú eres el verdadero Dios.
Luz de las gentes Señor con humilde obsequio, protegido bajo sus alas, expulsado
Pero nuestro Dios reina en lo más alto del cielo, y domina plena- todo temor, vivirá seguro con el favor de su brazo divino.
mente a todos los dioses. 3975 El, acordándose de nosotros, descenderá de su ciudadela celestial,
3940 Omnipotente, hizo con su palabra el universo, para que todos los y concederá, bondadoso, grandes dones a los indignos.
seres lo reconozcan como su Creador. Redimirá a los que engendró Israel o el santo Aarón, y a los pue-
Vestido su Verbo de carne humana, restaurará la obra que fabri- blos que no conocían al verdadero Dios.
có, mutilada después. 3980 Su mano fue generosa con los grandes y con los pequeños, que ve-
Y cuando la fe del Señor Jesús penetre en el mundo, surgirá la neran con amor limpio el nombre del Señor.
salvación para todos los pueblos. Mayores dones nos dará, y a los hijos que han de venir, cuando
3945 Mas los ídolos que, faltas de luz, adoran las gentes, con falsa reli- revele la figura resplandeciente de su rostro.
gión, como dioses suyos, son simples imágenes laradas en oro o El Creador del alto cielo, cuya diestra formó también la tierra in-
plata, obra del trabajo humano. mensa, os colme de su gracia!
3950 Aunque tengan boca, no pueden emitir voces: ninguna luz perci- 3985 El mismo Señor creó para sí la ciudadela celestial, pero al hombre
ben sus ojos. le dio, para que lo habitara, el reino de este mundo.
El Señor, en cambio, con su palabra dulce penetra las entrañas, y Hasta que les abriera, gozoso, las puertas del cielo a los que su-
con su mirada profunda todo lo ve sin velos. frieron la muerte inhumana, bajo el peso de la tierra.
Ninguna palabra entrará en sus oidos sordos, ningún olor llegará a No darán al Señor Jesús honor y alabanza aquellos a quienes de-
su nariz. vora una muerte terrible, castigo de sus culpas.
3955 El Señor, en cambio, escuchará con oido atento sus gemidos: la 3990 Ni aquellos a los que la horrible Estigia y el Flegetonte sepultan
piedad le llegará como suave aroma. en la obscena laguna para ser atormentados con llamas eternas.
Nada podrán tocar ellos con sus rígidas manos: ni su planta inerte Sino los que el Espíritu divino anima con su soplo vital, y la ma-
avanzará un solo paso. dre gracia alimenta en vida.
3995 Estos tributarán una gloria sincera al Señor de arriba, ahora y
3960 Pero el Señor lo hizo, lo restaura y lo dirige todo con su diestra:
para siempre en las altas esferas".
sin mover un pie, pasea por toda la creación.
Esto es, Madre piadosa, lo que cantó para tu Hijo, a la vuelta de
Sus rostros se paralizan con estúpida mueca: ningún sonido emiti-
Menfis, el rey David.
rán sus mudas gargantas.
Mas Dios atemorizará a los malvados con hórrido trueno, y atrae-
Siete años de exilio
rá con dulces palabras a los justos elegidos.
4000 A mí, indigno, se me ha concedido repetirlo, por tu gracia, mien-
3965 Sean semejantes a ellos los que modelan tales imágenes, y los mi-
tras canto, apasionado, tus glorias.
serables que pusieron en ellas su esperanza.
Ojalá pueda también preguntar algo a la benigna Señora, mientras
mi mente revuelve tema tan importante.
Dios Omnipotente ¿Cómo pasa para tí este período de siete años en Egipto, mientras
Pero la casa de Isaac se dio solo al Señor: él los protege, benigno, tu Hijo huye la ira de Herodes?
con su gracia deseada. 4005 Tu hijo estructuró los fundamentos del mundo, y en seis días lo
3970 La descendencia de Aarón se dio solo al Señor: él los protege con terminó.
su mano invicta. Lo dijo, y sin fatiga alguna fue creado todo.
El pueblo que con piadosa veneración se da a Jesús, y honra al El séptimo día, concluido el universo, vino el descanso.
4010 Ahora, para redimir al hombre, caido bajo el peso enorme de la dumbre la cruel caterva, olvidando por completo el nombre del
culpa, y restituirlo a una vida nueva, no mide el bien de la huma- amor divino y de hermanos.
nidad con el número de unos pocos días: su amor excede toda me- Con qué mueca lo mirará la turba entregada a la gula bestial,
dida. cuando condene los torpes placeres del vientre.
Por eso, los siete días es el tiempo completo que avanza, y la 4050 La fiera podrida por la envidia, afilará sus dientes para devorar
hora va y viene en perpetuo giro. con boca rabiosa al piadoso Pastor.
4015 Hasta que el Dios Omnipotente recoja las riendas sueltas, y encie- 4055 Finalmente, la gente que cuida con diligencia sus asuntos, y con
rre en su meta el devenir. negligencia el servicio de su Señor, cuando se le exhorte repetidas
Así tu Hijo está desterrado de su patria durante siete años, y no le veces a honrar a Dios y no quebrantar sus mandamientos, protes-
concede al Niño el año séptimo jubilar. tará, y su impío furor resistirá con las armas de siempre, y devol-
Sino que su destino durará todo el tiempo de su vida, aunque verá a su Maestro una amarga recompensa.
vuelva ahora a los campos de su patria.
4020 Hasta que, al volver a su palacio real del cielo, clausure con la Siete dones del Espíritu Santo
muerte el tiempo de su exilio. 4060 El, muerto en la cruz, pero vencedor de la amarga muerte, que-
Esta vuelta no será, pues, para el Hijo ni para la Madre, el final brará con su planta las siete cabezas del dragón, y dará fuerza y
del sufrimiento. vigor a sus siervos, para que puedan vencer también a la serpiente
4025 Aquí está el esfuerzo, aquí el trabajo y las molestias que habeis de y a los siete monstruos.
padecer durante los días que quedan de vuestra dilatada vida. Infundirá a los suyos aquellos siete dones del Espíritu que des-
truyen al enemigo.
Siete vicios capitales Y tú, Madre dulcísima, serás para los siervos de tu Hijo, defensa,
Aquí la Judea feroz, rodeada de siete muros, prepara siete jefes muro, puerta, torre.
para una guerra inhumana. 4065 Porque la imagen brillante de tu virtuosa vida atraerá nuestro co-
4030 Un centinela brutal, bien armado, defiende la entrada y los mu- razón hacia sus ejemplos.
ros, envejecidos en continuos pecados. Y el que guste de aprender los hechos de tu Hijo, te seguirá, sedu-
Aquí un rojo dragón exhala hedor de sus siete fauces, y sus siete cido por su dulce amor.
cabezas vomitan mortales venenos. 4070 Tú, Madre, trituras las siete cabezas del dragón, y nos llamas, vic-
Porque el mundo infiel, para fomentar en su corazón los siete vi- toriosa, a tus banderas, para que la piedad generosa de tu mano
cios capitales, se opone a Dios que lucha. maternal proteja a los que iluminas con el ejemplo de tu honesta
4035 Madre dulcísima, cuántas infamias tiene que sufrir tu Hijo para vida.
arrojar estos vicios de nuestras almas! Feliz yo, si me defiendo bajo el manto de tan buena Madre, si me
Argüirá con humilde voz a los soberbios hinchados, y los corazo- guío por el resplandor de tan gran luz!
nes soberbios despreciarán al Dios humilde.
4040 Los avaros sacerdotes lo perseguirán con injurias, cuando intente
ser mano generosa para los pobres. VUELTA DEL EXILIO
Invitará con el don divino de la blanca pureza: la turba lujuriosa
lo llevará a mal. Fecundando caminos
4045 Si quiere arrojar la ira de los corazones duros y fundamentar el 4075 Ea pues, vuelve felizmente pasados los siete años: que la tierra pa-
dulce cimiento de la caridad fraterna, bramará contra su manse- tria pueda ver al Niño de siete años.
Inicie un largo camino, montado en manso jumento, el que, in-
mutable, conduce la masa del orbe inmenso.
4080 Que fije, de vez en cuando, sus huellas en la arena, fecundando
con sus pasos los áridos campos.
Para que la tierra que ahora, preñada de desgracias, se cubre de
espinas, pueda después dilatarse en abundante fruto.
Cuando una alegre multitud de Padres del desierto consagre sus
vidas al Hijo y a la Madre.
4085 Entonces la fe, fecunda, producirá frutos copiosos, y el amor, au-
téntico, hacia vosotros, realizará maravillas.
Anda, Niño, vuelve, bondadoso, con tu dulce Madre: regresa, Ma-
dre, bondadosa, con tu dulce Niño!
4090 Pero ten cuidado: que el Niño no vuelva a la pérfida ciudad de Je-
rusalén; que evite, benigno, sus sangrientos muros.
Al santo José, cuya fidelidad te protege a tí y al Niño, le da un
oráculo celeste este aviso:
"Aún reina el heredero de la crueldad de su padre, y contra la jus-
ticia y la piedad retiene el palacio de David".

Nazaret, flor de la montaña


4095 Pero ¿a dónde os mandan ir? A los santos muros de Nazaret can-
tada por los profetas.
Y ¿por qué, hermosa Madre?
Para que las, divinas palabras de los profetas, mensajes verídicos,
no pierdan su credibilidad.
4100 Pues cantaron en sus vaticinios que había de llamarse Nazareno,
cuando se vistiese de carne mortal.
Siendo en todas partes Dios santo, no recibirá de su ciudad natal
el poder de su nombre.
4105 Pero para fundamentar en todo el orbe su propio poder y para
iluminar todos los tiempos con su nombre, ¿a dónde sino a Naza-
ret, va a venir esta bellísima flor del campo, nacida en el huerto
de su Madre virginal?
Aquí exhalará, por vez primera, el aroma de su pubertad, someti-
do voluntariamente a la obediencia de su Madre.
4110 El fruto maduro penderá, después, del árbol de la cruz, para echar
fuera el amargo castigo de la primera comida.
Y el árbol que antiguamente se secó por la culpa del primer pa-
dre, florecerá y dará un fruto nuevo.
Cuando Jesús Nazareno, Rey de los judíos, purifique en el árbol
el primer pecado del árbol.
4115 Y sufra, como manso cordero, muerte inhumana, para darnos con
su inmolación, el don de la vida.

Presentimientos
4120 Esto meditarás, Madre, en tu corazón, mientras el dolor penetra
poco a poco en tus huesos, hasta que la espada que ha de amena-
zar a tu inocente Hijo, traspase también por completo tus entra-
ñas.
Pase de largo ahora las regias murallas de Jerusalén, murallas que
llevan falsamente nombre de paz.
Porque ha hecho un pacto con la muerte y el infierno para devo-
rar, sanguinaria, a tu Hijo.
4125 No habrá paz allí ni descanso en los trabajos para el Señor, sino
furiosa tempestad y crueles guerras.
El Niño rechaza la guerra, porque los primeros tiempos de la divi-
na juventud, han de ser tiempo de serenidad y de paz.
4130 Cuando vengan los horribles tiempos de la dura guerra, hará vi-
brar con mano fuerte los ardientes dardos, y herirá con el poder
de su palabra a los soberbios, y a los que la ciega pasión enreda en
sus lazos.
Se levantará Jerusalén contra su Señor, más feroz que el enemigo,
y, demente, amontonará armas contra su piadoso jefe.
4135 Un pacto de paz unirá a dos locos: el cruel Herodes y el goberna-
dor romano.
Para que todo el peso de la guerra aplaste al luchador Jesús, y cai-
ga de muerte sin que nadie le ayude.
4140 Urías sufrió muerte violenta, cuando sus compañeros no quisie-
ron ayudarle en la batalla.
Así padecerá tu Jesús sangriento sacrificio, abandonado en manos
de sus enemigos.
4145 Para cubrir los incestos y demás crímenes que cometió el adúlte-
ro, y todo lo que de obsceno aparece en el mundo.
Es decir, el velo inmenso del amor divino oculta en sus pliegues
toda mala acción.
Coloquio de Nazaret 4180 El es quien se esconde adrede, para que empiece a revelarse la
4150 La santa Nazaret posee, pues, ahora la flor de su bella adolescen- verdadera gloria y honor de su Padre Altísimo.
cia: ella será florida sede de paz. Se esconde, para que se manifieste también la ínclita gloria de su
Madre bellísima, concédeme pasar aquí en silencio mi vida con tu querida Madre, cuando lo busques, dolorida, día y noche.
Hijo en plácida paz.
Que mi corazón produzca aquí flores de virtud, con las que el flo-
rido Niño pueda hacerse guirnaldas. Noche oscura y amarga
4185 Porque ¿quién puede comprender con qué trabajo, infatigable;
4155 Haz que mi mente, bien cultivada, dé frutos buenos, con cuyo
suave sabor se deleiten sus dulces labios. con qué dolor, afligida Madre, lo buscas?
4160 Después, cuando venga a la ciudad de Jerusalén para morir, sien-
Apenas habías medido el espacio del primer día, cuando el sol es-
do clavada su cabeza con las espinas y sus miembros con la cruz, condía su rostro, sumergida su esfera; y no aparecía tu luz, con
vencido por la oración de su amante Madre, me concederá que 4190 cuyo resplandor brilla el éter y enciende sus llamas la aurora, con
pueda vivir con él, que pueda morir con él. cuyo rutilante fulgor se ilumina el cielo, y luce el día apacible en
todo el orbe.
¿Que harás, Madre, sin la luz del verdadero sol?
Qué tenebrosa fue esa noche para tus ojos!
EL NIÑO SE QUEDA EN EL TEMPLO 4195 ¿Qué quejas pensaré que lanzaste al cielo, por tu boca suplicante,
desde tu triste corazón?
Por qué se oculta Jesús a los 12 años
¿Qué ríos de lágrimas corrió por tus limpias mejillas, desde tus
Nuevas preocupaciones se añaden a las pasadas inquietudes. Un
dulces ojos hasta tu tierno regazo?
nuevo dolor, Virgen piadosa, se apodera de .tí, cuando tu Niño, al
4200 Al procurar con espíritu fuerte ocultar tu dolor, un amor más
cumplir sus doce años, se quedó en el Templo, saliendo tú.
fuerte vence a tu fuerte corazón.
4165 ¿Quién podrá sondear las entrañas angustiadas de Madre tan tier-
Y lloras al ausente, y el dolor que angustia tus entrañas, arranca
na, al ausentarse la parte mayor de su corazón materno?
de tus ojos un río de lágrimas.
Subes con tu dulce Hijo al santo Templo: una antigua costumbre
Cuántas veces llenaste el alto cielo de tus gemidos!
ordena ese piadoso deber.
Cuántas veces escuchó tus voces el espacio!
4170 Te postras suplicante, con la mente y con el cuerpo ante el sagra-
do altar, y presentas, piadosa, tus ofrendas y tus oraciones al su-
premo Dios. Noche de suplicios y temores
Cumplido el solemne ritual en los días prescritos, vuelves al dulce 4205 Cuántas veces se postró tu alma ante el rostro de Dios omnipotente!
refugio de tu hogar. Y, dolorida, dijo estas palabras:
Pero ¿adónde vas, Madre? "Devuelve, Padre bueno, tu Hijo a su madre, y no permitas que
Tu gloria no está contigo. sufra por más tiempo mi corazón.
El Niño se queda oculto en la ciudad de Jerusalén. 4210 Que sea suficiente lo que le queda a mi espíritu por padecer,
4175 Si crees que tu querido Hijo va con el fiel José, con más razón cuando llegue la hora final de su dolorosa muerte.
cree él que va con su piadosa Madre. Tú me habías dado ahora estos años de paz serena, mientras mi
Si un camino distinto os conduce a vosotros, sus padres; o-si via- Hijo va creciendo para la lucha que se avecina".
jais juntos por una misma senda, no fue culpa o descuido tuyo ni Madre santa, en qué mar de preocupaciones fluctúa tu corazón,
del padre, que el Niño se ocultase, sin saberlo vosotros. temiendo todos los peligros para tu Hijo!
4215 No ignoras su inmenso poder, que tiene en su mano el derecho de Tú, anchurosa casa de Dios, a quien acoges en tu mente y entra-
vida y muerte. ñas, a quien él reclama para sí, como su único Creador.
Pero ¿qué desgracias no va a temer el amor de una madre, que le Si eres casa del Hijo, conviene que tu Hijo te barra, para buscar a
induce a temerlo todo?. los pecadores perdidos, que perecieron.
4220 La imagen presente de tu ausente Jesús se clava, más limpia que 4255 El enturbia los purísimos gozos de tu corazón, y te ofrece el cáliz
el sol, en tus ojos. amargo de la tristeza.
Te reprochas su ausencia sin podr contemplar su dulce mirada y Convierte tu dulce sonrisa en acerbas lágrimas, y muda tus alegres
te golpeas el pecho, entristecida. juegos en doloroso tedio.
Pues aunque no eres consciente de culpa alguna, temes sin embar- 4260 Una áspera bruma acabó con las delicias de la blanda primavera,
go que haya sido tuya toda la culpa. una noche tenebrosa eclipsó el claro día.
4225 ¿Por qué temes, Madre, circundada de perfecta belleza? Ninguna Turbias guerras destruyeron la paz serena: así, perdido el Niño,
falta puede manchar tu alma. cayó la casa segura.

Yo, oveja y dracma perdida Jesús perdido en la muerte


Yo soy la causa de tu súbito dolor: esta culpa se añade ahora a 4265 El que ahora, vivo, oculta su rostro por tres días, conservando la
mis pecados. primitiva belleza de su semblante, cerrará sus divinos ojos, cuan-
4230 La ausencia de tu querido Hijo, que aleja de la piadosa Madre su do reciba los dardos sangrientos de la muerte.
dulce mirada, a mí, miserable, se debe. Un sepulcro de piedra cubrirá su cadáver escondido, y no habrá
Yo me perdí, yo abandoné a mi Señor y a mi Dios, cuando ocul- quien te consuele en tu llanto.
tamente amaba, necio, los vicios. 4270 Hasta que encuentre al hombre a quien perdió la ignorancia y por
Yo que, alejándome de la vista de mi dulce Madre, busqué por di- cuyo amor pereces, sacándolo de los infiernos.
versos caminos, vanos placeres. Así, la muerte del Hijo y los dolores de la Madre me encuentran a
4235 No movía mi corazón ni el gozo divino del Hijo ni el delicioso mí, que perecí, y fueron la causa de mi vida.
amor de la Madre. Que no te sea duro llorar un poco al ausente, mientras se esconde
Prófugo de la mirada del Pastor, vagaba desgraciado, de acá para la gloria y la luz de tu corazón.
allá, como una oveja perdida. 4275 Haz que mis incesantes sollozos suban al cielo, y no se calle la
4240 Por eso se oculta, apartándose el dulcísimo Niño del rostro de su llorosa voz de mi corazón.
madre que rida, y teniéndose por desaparecido, para que yo, mise- Que me atormente la nostalgia del Señor que se oculta sobre los
rable, sea encontrado; yo, a quien el enemigo hizo en verdad pere- astros, mientras camino, exiliado, lejos de la patria.
cer, y que estuviese lejos de mi Señor.
Si él no hubiese perecido por mi amor, yo, perdido, no hubiera Diligencias al amor
sido jamás encontrado. 4280 Mas ¿qué haces, Madre? ¿tu inmenso dolor te absorbe por com-
4245 Buscando él por los desiertos a la oveja perdida, la encúentra fi- pleto, y no te permite acordarte de tu deber?
nalmente, y la vuelve al redil. Todo lo contrario: el amor del ausente, causa de tan cruel dolor,
Barriendo él la casa, busca la dracma, encendiendo la luz, y, al estimula tu espíritu con singular diligencia.
encontrarla, se goza grandemente. Y buscando al Niño entre parientes y conocidos, vuelves a un
4250 Y para no ser, Madre piadosa, excluida de honor tan grande, per- lado y otro con amor tus ansiosas miradas.
mite a tu espíritu esta angustia y dolor. 4285 Preguntas a éste y a aquél si ha visto en alguna parte a tu Hijo.
Y no te parece suficiente dirigirte a un mismo sitio una sola vez. El pequeño doctor
Examinas de nuevo lo que has buscado tres o cuatro veces, y Se sienta allí en medio, rodeado de doctores, y difundiendo los
cuanto más preguntas, más quieres preguntar: primeros raudales de su elocuencia.
4290 "Habeis visto —dices-- a mi dulce Hijo, mi corazón, que es mi Pregunta mucho sobre los sagrados oráculos de la ley divina, que
vida, mi único amor?". cantaron en otro tiempo los profetas.
4325 Escucha también con gusto a los ancianos que le examinan, co-
Belleza sin igual mentando admirablemente sus preguntas.
4295 "Mujer, la más bella de todas, ¿cómo es ese Hijo tuyo, tu único Revela el sentido profundo de los grandes misterios, y enseña a
amor? ¿es aquél, cuya cabeza brilla más preciosa que el oro puro? los que no lo sabían, lo que estuvo oculto durante largo tiempo.
¿a cuya voluntad obedecen la tierra y los astros? ¿cuya suave gar- 4330 La multitud de doctores admira con sorpresa al orador, sin llegar
ganta baña nuestros oidos con nuevas palabras, como con dulce a comprender las sublimes palabras del joven maestro.
néctar? ¿cuya figura es bellísima como la del Líbano, de donde Tan grande es la sabiduría que brota del profundo corazón del
viene para los elegidos el esplendor celestial? ¿es aquel melifluo y Niño, tan dulce la melodía que destilan sus divinos labios.
todo deseable para el que ama, que con el deseo de sí, atrae a to- Alegría del encuentro
dos los corazones?". ¿Cúal fue, divina, tus sentimientos, cuando después de tantos sus-
4300 Este es a quien buscas ansiosa, con incesantes sollozos, Hijo al piros, ves los deliciosos ojos de tu Hijo?
mismo tiempo de la Madre y de Dios. 4335 ¿Qué nuevo resplandor brilló, cuando una luz superior a la de los
astros, iluminó su rostro ante tus ojos?
Dónde encontrar a Jesús ¿Con qué torrente de alegría se desbordan tus entrañas, cuando
¿Quién no va a buscar a un tal amigo y Señor, con diligencia y los gozos fluyen de tu propio manantial?
con todo el amor de su corazón? 4340 ¿Qué fuego ardiente encendió tu amoroso pecho, cuando el amor,
4305 Si me lo permites, afligidísima Madre, iré contigo: quizás, cuando encontrado, llenó tu corazón?
lo encuentre, me mostrará su rostro. Tú, piadosa, sabes; tú conoces, experimentada la angustia, cuánto
Mas no hallarás su rastro entre los parientes, pues será como un gozo produce el dolor de una madre.
forastero entre sus hermanos. Tú, piadosa lo sientes: pero ni puedes expresarlo, ni lo debo yo,
4310 No encuentran al Hijo aquellos a quienes atrae la gloria humana, indigno, escuchar.
sino aquellos a quienes mueve el amor, el nombre y la gloria del 4345 Pero puedes infundirme lágrimas por haber perdido a Jesús, cuan-
Padre. do buscaba, desgraciado y culpable, el placer.
En Jerusalén se oculta, ve a los altos muros de la sagrada Sión: allí
Pero puedes, con tus méritos, devolverme al Señor perdido, halla-
se sienta, con todo derecho, el Rey pacífico para dar la paz desea- do, Virgen benigna, con tus lágrimas.
da, superada toda guerra, a los que han de ver los limpios ojos de 4350 Y concederme un poquito del gozo, con que el Niño, encontrado,
Dios. llenó tu corazón.
4315 Pero no fue al palacio del rey o del presidente, que es mansión Si me lo concedes, librarás de un amargo dolor a mi corazón, con-
amplia de blandas delicias. sagrado a tí para siempre.
El que tiene en su corazónb la gloria del Padre y el duro trabajo,
va al Templo de Dios, que es su lugar apropiado. "Les obedecía"
4320 Allí lo encontrarás, libre en su corazón de humanas preocupacio- Que acompañe entretanto a su dulce Madre y a su Padre, volvien-
nes, y sin tener en cuenta ni a sus propios padres. do a su florida casa de Nazaret.
4355 Donde, afable, velando su divinidad, obedezca a vuestras órdenes,
oculto durante largo tiempo, hasta que, a los treinta años, en las
murallas de Jerusalén, predique abiertamente los sublimes man-
damientos de su Padre.
Oh Niño, verdadero Hijo de tu Padre infinito!
4360 Oh gloria, luz y esplendor de tu Madre bondadosa!
Sé, Dios, el único placer sin mancha de mi corazón, mi gloria y
mi herencia feliz para siempre!
Hermosa Madre de Dios, reanima con tus miradas el pobre cora-
zón de tu pobre siervo!
4365 Tenga yo un solo amor: el Niño con su Madre, la Madre con su
Niño!

LIBRO V
PASIÓN Y GLORIA DE JESÚS Y MARÍA
CANTO 10°
PASION Y "COMPASION" (4367-5118)
LA PASION

Cuadros de dolor
Alma mía, ¿por qué te deprimes, postrada en abulia tan gran-
de? ¿Por qué te entregas, apática, a un sueño tan pesado?
4370 ¿No te conmueve la solicitud de la Madre dolorosa, que llora
la horrible muerte de su Hijo?
Sus entrañas doloridas se secan con tan duro martirio, al ver
de cerca las heridas que él sufrió.
Adonde quieras que mires, todas las partes de Jesús se ofrecen a
tus ojos, cuajadas de sangre.
4375 Contempla cómo, postrada ante la presencia de su Padre eterno,
un sudor de sangre sale de todo su cuerpo.
Contempla cómo la caterva feroz lo pisotea, al capturarlo como a
un ladrón, y ata con cadenas su cuello y manos.
4380 Contempla cómo, ante Anás, un esbirro inhumano golpea dura-
mente con mano recia su rostro.
Ves cómo, ante la presencia del soberbio Caifás, soportó, humil-
de, mil injurias, bofetones y feos salivazos.
Y no apartó su mejilla cuando era golpeado; y ofreció su barba 4420¿Sufres quizás a la sombra del aromático árbol donde pende tu Je-
y su cabello al enemigo para que se lo arrancase. sús, tu amor?
4385 Mira con qué duro azote el cruel verdugo despedaza los dulces Aquí te sientas, llorosa, y, clavada con hondo dolor, expías el
miembros de tu Señor. gozo culpable de la madre primera.
Mira qué punzantes espinas desgarran sus sagradas sienes, y la Ella se corrompió bajo el árbol prohibido, cuando, necia y locuaz,
sangre pura resbala por su bello rostro. cogió la fruta con mano temeraria.
4390 ¿Notas cómo, cruelmente mutilado en todas las articulaciones, 4425 Este fruto precioso del árbol de tu vientre da vida a su piadosa
apenas aguanta en sus hombros el peso de la cruz? Madre para siempre.
Ves cómo la diestra inicua del verdugo clava las manos inocentes Y a los que murieron por el jugo pernicioso del primer veneno,
en el madero con una punta afilada. los resucita, y te los entrega como prendas queridas.
Ves cómo la diestra cruel del verdugo, con una punta afilada, 4430 Pero murió tu vida, delicias de tu amantísimo corazón, y tu fuer-
clava en la cruz sus inocentes pies. za se desvaneció.
4395 Contemplas cómo pende, herido, del duro árbol, y lava con san- El que, dulce peso, colgaba de tus pechos, murió, cruelmente
gre divina tus pecados. arrebatado por el inhumano enemigo.
Contempla qué tremenda herida se abre en su pecho traspasado,
de donde brota agua mezclada con sangre!
Toda la Pasión en el corazón
Dolor y consuelo de la Madre Sucumbió tu Jesús, traspasado por mortales heridas: él, honor,
Si no lo sabes, la Madre reclama para sí todas las dolorosas heri- gloria y luz de tu alma.
4400
4435 Cuantas llagas le atormentaron a él, otras tantas te hirieron a tí:
das, que veo sufrir al Hijo.
Porque cuantas penas padeció él en su cuerpo inocente, tantas su- porque una misma era la vida para los dos.
4440 Pues, guardándolo en medio de tu corazón, y no habiendo él
fre la Madre, digna de compasión, en su piadoso pecho.
4405 Los dos te dejaron huellas claras y abundantes: tu camino está tra-
abandonado nunca la hospitalidad de tu pecho, para sufrir él uña
zado con seguridad y firmeza. muerte cruel, asi despedazado, fue necesario que la rígida espada
El, arrastrado, rubricó el camino con abundante sangre. atravesara también tu corazón.
Ella, entristecida, regó la tierra con sus piadosas lágrimas. Los terribles látigos rompieron lastimosamente tu piadoso cora-
zón.
4410 Busca a la Madre piadosa; quizás la consueles en su llanto, si está
en algún sitio, entristecida, entregado a su santo dolor. Las terribles espinas ensangrentaron tu piadoso corazón.
Y si un sufrimiento tan grande no admite ningún consuelo, por- Todas las amarguras que sufrió tu Hijo en la cruz, se aliaron con-
que la muerte triste se llevó la vida de su vida, llorarás al menos, tra tí con sus clavos sangrientos.
doliéndote de tus pecados, pecados que fueron la causa de tan 4445 Pero ¿cómo vives todavía, muriendo tu vida y tu Dios? ¿cómo no
triste muerte. has sido arrebatada tú también con una muerte igual?
¿Cómo, al entregar él su alma, no se llevó tu corazón, si un mis-
Bajo el árbol de la vida mo espíritu os tiene unidos?
4415 Pero ¿adonde te arrastró, Madre, esa dolorosa tormenta? ¿qué tie- 4450 Confieso que tu vida no hubiera podido soportar tan grandes do-
rra te acoge para llorar esa muerte? ¿recibirá tus gemidos y lamen- lores, ni tu excesivo amor sufrirlos, si tu Hijo no te hubiese soste-
taciones esa colina donde la tierra blanquea con secos huesos hu- nido con su fuerza divina para que tu corazón pudiera padecer
manos? mayores tormentos.
Corazón materno desgarrado 4490 En tí encuentra alegría el deprimido por la tristeza, arrojando de
Vives todavía, Madre, para sufrir más trabajos. su afligido corazón la pesada carga.
En el mar furioso te envuelve ya la última ola. Por tí el pecador, desechando su temor con segura esperanza, en-
4455 Pero esconde tu rostro de Madre, cierra tus piadosos ojos: la lanza tra en la feliz morada del cielo.
cruel hiere el aire leve, y abre el costado santo de tu Hijo ya Sede de la paz! vena perenne de agua viva que salta hasta la vida
muerto, quedándose clavada en medio de su corazón. eterna!
4460 Este resumen de dolores tan grandes faltaba por añadir a tus sufri- 4495 Esta herida, Madre, solo a tí te ha lastimado, sola tú la padeces, tú
mientos; te faltaba este suplicio, quedaba esta dolorosa herida, te sola puedes comunicarla a los demás.
estaba reservada esta pena y este grave dolor. Concédeme entrar en el pecho abierto por la lanza, para poder vi-
Querías que con tu dulce Hijo fueran crucificados tus pies y tus vir en el Corazón de mi Señor.
manos virginales. 4500 Por aquí penetraré en las piadosas entrañas del amor divino, aquí
4465 El escogió para sí los rígidos clavos con el madero: la lanza cruel estará mi descanso, aquí mi mansión segura.
se guardaba para tu corazón. Aquí borraré mis pecados con su sangre, aquí el agua limpia lava-
Madre, ya puedes descansar, cumplido tu deso: todos los dolores rá las manchas de mi alma.
llegaron a los más profundo de tus entrañas. Bajo este techo, en esta morada, será dulce para mí vivir toda mi
Tú sola sufriste en tu pecho esta áspera herida, que encontró a su vida, aquí para mí será dulce morir!
cuerpo liberado ya por la fria muerte.

Himno a la llaga del Corazón de Cristo LLANTO DE LA VIRGEN


4470 Herida santa, que más que la punta de la lanza, la hizo el gran
amor con que nos amaste! El regazo de María, sede de dolores
Torrente, que fluye de la fuente central del Paraiso, con cuyas 4505 Mas ¿por qué lastimo tus oidos con palabras necias, si el dolor te
abundantes aguas se fertiliza la tierra! deja inconsciente?
4475 Camino real, puerta del cielo adornada de diamantes, torre que Abrumada por la tristeza, traspasada por cruenta espada, te que-
nos defiende, lugar de refugio! das sentada en la tierra, apesadumbrada y llorosa.
Rosa, que exhala el aroma de la virtud divina! Piedra preciosa, 4510 En tu piadoso regazo sostienes, Virgen digna de compasión, el ca-
con que el pobre puede adquirir un trono en el cielo! dáver destrozado por las heridas y la muerte violenta.
4480 Nido, donde las limpias palomas ponen sus polluelos, donde la Redoblas tu profundo llanto y, gimiendo, riegas con piadosas lá-
casta tórtola alimenta con ternura a sus hijitos! grimas los miembros ensangrentados.
Llaga, que brilla con la gloria de un infinito fulgor, que hieres de Rompes en sentidas quejas, salidas de tus entrañas, y, con labios
amor divino los corazones piadosos! doloridos, pronuncias estas palabras:
Herida, que vas abriendo con dulces golpes las entrañas, por don-
de queda patente un ancho camino hacia el piadoso Corazón de Lamentaciones de la Madre
Cristo! 4515 "Hijo, herida dolorosa de tu muy desgraciada madre, destrozado,
4485 Testigo del amor inaudito con el que nos unió consigo! ay de mí, tan despiadadamente!
Puerto, adonde se acoge la barca destrozada por la tempestad! Oh claridad!
En tí se refugian los amenazados por el enemigo injusto; tú eres Oh resplandor oculto por la negra noche!
eficaz medicina para las más graves enfermedades. Oh luz!
Oh vida, rota por la inhumana muerte!
¿Qué mano se atrevió a herirte con tan inmerecidos tormentos?
4520 ¿Por qué están rígidas esas sienes con tan duras espinas?
¿Quién atravesó tus blancas manos con el duro clavo?
¿Por qué se abre tu sagrado pecho con ancha herida?
¿Quién arrancó de tu cuello rostro el rosado color?
¿Por qué desapareció la limpia hermosura de tu semblante?
4525 ¿Esta es la cabeza, a cuyo menor gesto tiemblan los firmes cimien-
tos de la tierra, y los astros con su inmensa mole?
¿A estos ojos cedían las estrellas del cielo sereno, y el sol cuando
corta con su eje el medio día?
¿De estos labios brotaban la miel y los divinos bálsamos?
4530 ¿De esta boca fluía la fuente de aguas vivas?
¿Son éstas aquellas manos, a cuyo tacto se levantaban los cuerpos
lánguidos por la enfermedad o arrebatados por la muerte?
Ay, cómo te veo!
Hijo, no tienes aquella primera gloria, ni hay en tu bello rostro
aquel primitivo fulgor.
4535 Terribles azotes ensangrentaron tu hermoso cuerpo; todos tus
huesos se salieron de su sitio.
Una triste palidez se ha introducido en tú rostro lívido: tu barba
sanguinolenta, arrancados los cabellos, se ha quedado rígida.
Tus brazos, atravesadas las manos, están paralizados por el frío.
4540 El hielo, endurecido, invadió tus rodillas y tus pies.

¿Por qué muere el Hijo y la Madre?


¿Por qué se hincharon los mares con súbitos vientos? ¿qué terrible
borrasca sepultó tu cabeza?
Hijo, luz del cielo ¿qué desgracia te apartó de mí? ¿que fiera ola te
arrancó de mi regazo?
4545 ¿A dónde se fue Jesús, esplendor radiante del Padre supremo?
¿Dónde está el que fuera antes para su madre el Hijo pequeño?
Tú, dulcemente, consolabas a los padres desgraciados, restituyen-
do a sus cariñosas madres los hijos perdidos.
Pero ¿quién me devolverá a mí el Hijo arrebatado por amarga
muerte?
4550 ¿Quién enjugará las lágrimas del rostro de tu madre?
¿Qué haré sin tí, Hijo dulcísimo? ¿qué refugio, qué puerto habrá
para mí, tu madre enferma?
Tú eras mi Hijo, lleno de toda dulzura; tú eras mi padre y mi es-
poso, y mi hermano.
4555 Ahora tu madre ya no es tu madre, muerto tú, Hijo; ahora lloro,
huérfana de hermano, padre y esposo.
En adelante, manso cordero, no te recibiré en mi casa, cuando
vengas fatigado por el ardor del sol.
4560 Tu dulce nombre, sin tí, no seguirá ofreciendo a tu madre subli-
mes melodías.
Has sido entregado, Hijo mío, mis entrañas, a perros sanguinarios:
has sido arrojado, como presa para ser despedazada, a lobos fie-
ros.
Ay de mí! no tengo medicina para este sordo dolor: gimo sola, sa-
turada de mis lágrimas.
4565 Un solo día arrebató la alegría a mi espíritu de madre: un solo día
me trajo tormento y luto.
Hijo, descanso antes, espada, hijo, de dolor ahora: antes, salud;
ahora, herida dolorosa de mi alma.

¿Sería culpa del Hijo?


4570 ¿Qué crimen cometiste, bajando del cielo? ¿qué delito hubo en tu
vida inocente?
¿Qué mereció tu augusta cabeza? ¿por qué crimen atormentó el
verdugo tus sagradas sienes con un nuevo suplicio?
¿En qué pecó tu piadosa lengua con tu limpio paladar, para que
tuviese que beber una copa de hiel?
4575 ¿Por qué culpa se te taladra con el hierro de un duro clavo? ¿qué
merecieron tus inocentes manos? ¿por qué delito crueles heridas
abren tus plantas? ¿qué merecieron tus santos pies?
4580 ¿Por qué maldad la lanza abre tu pecho divino? ¿qué merecieron
las entrañas de tu piadoso Corazón?
Tú no has merecido nada: lo merecieron los enormes pecados del
mundo, que ocasionaron muerte tan inenarrable.
Tanto costó la salvación de los hombres y la redención de nuestra
vida!
Tan grande amor late en su eterno Corazón!
¿Sería culpa de la Madre? ¿Por qué muere el Hijo y no el reo?
4585 ¿Te callas, Hijo? ¿no te conmueven las lamentaciones de tu ma- Padre santo, ¿en qué te hirió tu Hijo? ¿en qué te ofendió mi pia-
dre, ni mis entrañas rotas de tanto dolor? doso cordero Jesús?
¿Quién impuso tan triste silencio a la Palabra del Padre? ¿por qué ¿Pagará él las injusticias del mundo perverso? ¿sufrirá él las penas
no llega hasta mi llanto alguna voz tuya? que merecieron los pecadores?
4590 ¿Por qué tu lengua, que soltaba sus prisiones a las lenguas mudas, 4625 ¿Para que no mueran los culpables, se entrega a la muerte al ino-
calla, muda, para mí sola? cente? ¿muere el Hijo querido por el crimen del siervo?
¿Por qué culpa merecí ser angustiada con tantos tormentos? ¿Con tan duro suplicio va a comprar la vida de los hombres? ¿La
4595 ¿Estos son, Hijo, los gozos que devuelves a tu madre? ¿Es porque salvación tiene que ser adquirida con una muerte tan dolorosa?
te recreé dulcemente en mis tiernos brazos, y, pequeñito, eras dul- 4630 No fue necesaio tanto, pero la clemencia te desbordó: el amor que
ce peso en mi seno, por lo que ahora te tengo, digna de lástima, todo lo puede, te pudo también a tí!
despedazado en todos tus miembros, y estás, triste peso, mutilado Llora, Sión, el amargo destino de tu dulce Padre, que padeció la
en mi regazo? muerte por tí, para que tú no murieras.
¿O porque estampé tiernos besos en tus pequeños labios de púr-
¿Por qué muere el Hijo y no la madre?
pura, tu sangre me devuelve ahora enrojecida tu boca?
¿Así mueres, mi luz? ¿así, dulcísimo Jesús, así, para que yo viva,
4600 ¿O fue un crimen que durante largo tiempo colgara de tus labios te arrebató la terrible muerte?
mis pechos, distendidos de dulce néctar? 4635 ¿Que tú, Dios, hayas podido sucumbir con tan horrible suplicio, y
¿Por qué quisiste que tu madre querida apurase tan amargo ajen- que, pereciendo tú, viva todavía tu madre?
jo? ¿por qué se entumece mi corazón, bebida la hiel? Yo ciertamente era feliz viviendo, cuando tú vivías; ahora que es-
¿Qué culpa fue que en mi pecho ardiente no hubiese para tu amor tás muerto, sería feliz muriendo.
ningún final, ningún límite? 4640 Feliz el sepulcro de piedra, donde estás guardado, que, en lugar de
4605 El tierno amor se me ha convertido en acerbo verdugo, que inflige tu madre, recibe tus miembros.
en mis huesos profundas heridas. Nacido, te recostaste dulcemente en mi seno: muerto, será ahora
Hijo, ¿qué últimos regalos, al morir; qué legítima herencia dejas a tu lecho una roca.
tu pobre madre? Mas ¿quién te arrancará con violencia de los brazos de tu madre?
4610 Las manos y pies traspasados, las sienes y el pecho roto cruelmen- ¿por qué se alejará de mis ojos tu triste imagen?
te, me serán rígida herencia. 4645 No puedes ser apartado de mí, seamos encerrados en un solo tú-
Me tocarán en suerte los látigos y los clavos, el nudoso roble y la mulo: que el arca de piedra nos reciba a los dos.
lanza, y las espinas ensangrentadas de tu cabeza. Ahí yo, calentando con mi brazo tu cuerpo frío, sería enterrada
Por mi propio derecho, cogeré yo estos despojos que me pertene- contigo, si me lo permitieras.
cen, y seré la pobre heredera de tus bienes. 4650 Mas como no puedo destruir esta penosa vida, y el estar separada

Caminaré orgullosa con estas joyas, seré rica con esta dote, guar- de tu vista es un inmenso dolor, tú, Hijo, guardarás en el sepulcro
4615
el corazón de tu madre, y tu madre amorosa te guardará en su pe-
daré estos regalos en mi corazón. cho.
La muerte me quitará la vida con su rígida espada, antes que
arrancarme estos tesoros de en medio de mi pecho de madre. ¿Por qué, muerte, no matas a la madre?
4620 Mi luz ha quedado sumergida en densas tinieblas, mi vida ha cai- Oh muerte, por qué abres mis entrañas con un puñal afilado? ¿por
do devorada por horrible muerte. qué arrebatas cruelmente al Hijo, sobreviviendo la madre?
4655 ¿Por qué, inhumana, me dejas a mí, llevándote a mi Hijo? ¿por 4690 En verdad, cuando miro las acciones de mis manos, ninguna espe-
qué tu furor no arroja sus armas contra la madre? ranza concibo de aplacarlo.
Serías compasiva, matando a los dos con un mismo dardo: una Pero cuando pienso en la muerte dolorosa de tu Hijo, con esa
misma cruz mataría a los dos, clavados. muerte se me ofrece una gran esperanza.
Cruel, matando al Hijo, más cruel, perdonando a la madre. Contemplando su sangre, no me mirará con ira: esa sangre piado-
4660 Compasiva serías, si los dos muriéramos juntos. Retuerce ya el ul- sa no permite ser inmisericorde.
timo dardo contra la afligida madre: obliga a morir a la que haces 4695 Me recogeré en las profundas heridas del corazón de la Madre: ese
vivir sin su Hijo". refugio encierra al Dios crucificado.
Todo esto y mucho más, gimes, Madre piadosa, arrancado de tí tu Tus piadosas entrañas, que fulguran, con todas sus puertas abier-
Hijo: y no hay medicina ninguna para tus dolores. tas, no pueden cerrarse para mí.
4700 Si reservas una parte, no puedes cerrarlas todas: se te han dado
Mis preguntas y respuestas muchas más de las que puedes reservar.
4665 ¿Quién turbó tu pecho con fúnebre luto? ¿de dónde le vino a tu El mismo dolor de la muerte, que mueve a la ira, la calmará: esa
corazón esta amarga tristeza? sangre tiene fuerza de un amor bondadoso.
¿Por qué palidece tu rostro con las lágrimas derramadas? ¿por qué Enjuga un poco el llanto de tus piadosos ojos, al mirar el rostro
fluye de tus ojos ese caudaloso río? ensangrentado de tu Hijo.
¿De dónde a tí tantos gemidos y tantos dolores? ¿quién tornó tris- 4705 Cálmate con la triste visión de la sangre derramada: siendo tú afa-
tes las entrañas de tan piadosa madre? ble, él no será duro conmigo.
4670 ¿Quién hiere tu pecho con esa espada tan fiera? ¿quién clavó en Pero no me perdones ahora: ya me perdonará tu Hijo.
tus venas flechas tan agudas? Lanza contra mi corazón las armas mortales.
Estas llagas, si no lo sabes, la hicieron mis pecados: mis manos le Para que tu pecho, atravesado por múltiples heridas, en ningún
causaron esas heridas mortales. momento pueda ser arrancado del mío.
4675 Yo atormenté su cuerpo con los azotes, y sus sienes con las espi- 4710 Por estas llagas, piadosísima, te pido; por estas llagas que yo,
nas, yo mismo clavé sus manos y sus pies inocentes. cruel, hice a tu Hijo, y que a tí te hizo su amor, por estas llagas te
Yo también rompí con el hierro su costado y su divino Corazón: pido que, lleno de heridas y derramada toda mi sangre, sufra yo
yo fuí la causa de la muerte de tu Hijo. muerte dolorosa por el Señor y con el Señor!
4680 Es decir, mis culpas merecieron esas heridas: ésta era, ésta, la
pena debida a mis pecados. CANTO 11 °
Yo violé la ley, él me redime con su sangre inocente: yo ofendí la GLORIA DE JESUS
divinidad del Padre, él lo paga.
Yo acepté el pecado, él sufrió terribles dolores: yo soy reo de justa ALEGRIA DE LA MADRE EN LA RESURRECCION
muerte, él muere. DEL HIJO
4685 Así, yo, inhumano, maté al Hijo y a la Madre: él era la dulce vida
de tu corazón. Tu vida revive
4715 He aquí que resucita triunfal el vencedor del infierno tenebroso,
Esperanza del criminal rico en trofeos, poderoso en autoridad.
Desgraciado de mí! ¿qué haré? él se indigna con justa cólera: su Sacude, Madre triste, las tristes nieblas de tu mente turbada, que
ira no medita castigos inmerecidos. trajo consigo la terrible muerte de tu Hijo.
4720 He aquí que tu Jesús, tu dulce vida, vive, amor y delicia de tu dul- Volvió el día luminoso con la plácida primavera, y un nuevo es-
ce corazón. plendor invade el bello rostro del Resucitado.
No brilla tanto el lucero de la mañana cuando sale del oriente por
el cielo rutilante.
Libertador y vencedor
Vuelve vencedor del infierno: con su pie invicto quebró la esca- 4755 No resplandece tanto el luminoso sol en el brillante firmamento:

mosa cerviz del dragón desalmado. ambos ceden a su Creador.


4725 El se había unido en alianza con la muerte despiadada, para arras- El que es la luz, surge esplendoroso del oscuro sepulcro, y con su
trar a sus dominios al género humano. resplandor se ilumina el horizonte celestial.
Retenía a su presa en su profunda cárecel, vigilando ante las puer- 4760 Surge el hombre, desaparecidas de su hermoso cuerpo las llagas, y

tas de hierro de su lago infernal. la condición por la que pudo padecer la muerte.
4730 Y mientras prepara muerte inhumana al Autor de la vida, untan- Los sucios salivazos no afean ya su bello rostro, ni las duras espi-
do con hiel infernal su impío pecho, con la muerte del Vencido nas su sagrada cabeza.
injustame* murió su fuerza; y perdió el derecho a matar, al dañar Huyó la escuálida palidez y el hematoma hinchado, y las heridas
te al Justo. multiplicadas de los retorcidos látigos.
Los derechos malvados de la muerte que avanzaba, se quebraron, 4765 Todo lo que estaba feo, la nueva gloria lo vuelve hermoso; la glo-
y el pacto y las cadenas de la rebosante laguna infernal se rompie- ria, ya inmortal, del Dios viviente.
ron. Pero no borró por completo los testimonios de su amor divino ni
Porque Jesús, pendiendo de la cruz, colgó a la serpiente, y, mu- las huellas de sangre de su duro sacrificio.
4770 Heridas luminosas irradian de sus manos traspasadas, rojas heri-
riendo, puso fin a la fatalidad de la muerte.
das iluminan sus pies atravesados.
4735 Dejando sus miembros destrozados, y amarillento su cadáver, baja
al infierno su alma, radiante de luz. La llaga que abrió la lanza en lo profundo de su corazón resplan-
Descorre el cerrojo de hierro de sus puertas de bronce, y abre los dece, más bella, en mitad de su pecho.
negros umbrales de la oscura laguna. Invicto vencedor de la muerte y del infierno, surge el Hombre y el
4740 Huyen las tinieblas a la luz de su rostro divino, y cae la ciega
Dios y el Hijo tuyo, Virgen bienaventurada.
sombra de la tenebrosa cárcel.
Queda atónito el infierno voraz, y, oprimido por el pie del Vence- No llores vencedora
dor, vomita los escuadrones que había sepultado en su ancho 4775 ¿Qué haces? ¿lloras todavía tu amargo luto y las tristes heridas
abismo. que llevas en tu lastimado corazón?

Madre, deja de llorar: tu rey Jesús vive, y quitó ya de tu alma todo
dolor.
Un sol en cada llaga
Orgulloso con sus trofeos, y conseguido abundante motín, avanza 4780 ¿No oyes los coros celestiales cantando con dulce voz himnos

triunfante camino del sepulcro. para tí, la vencedora?


4745 Viendo de nuevo las manos y pies traspasados, y el cuerpo pálido, Noble reina del cielo, procura sentir las alegrías perennes y los go-
reanima, glorioso, sus miembros afeados por las heridas. zos admirables de la nueva victoria.
Miembros ya no sucios ni sujetos a dolor, ni manchados ya con 4785 Dios, a quien diste carne, como Madre digna, y que no rechazó el

señales de sangre. estrecho recinto de tu casto seno, sale radiante sin romper el pre-
4750 Pasó el crudo invierno con su helada nieve de dolores, y la noche
cinto del sepulcro sellado, como había predicho a sus discípulos.
4790 Si este mensaje no disipa todavía tu dolor y el tormento atroz de
rígida con su lluvia torrencial de sangre.
su horrible muerte, mira: aquí está tu Hijo trayendo a tu casa, Porque la horrible muerte de tu Hijo extinguió la muerte inhuma-
como señales claras de su insigne triunfo, a la multitud de los Pa- na, y devolvió a los pobres pecadores la vida y la salvación.
dres. 4825 Porque surge un nuevo mundo con mejores auspicios, y todo que-
da admirablemente reparado.
Primer encuentro inefable Cuando se recuerda su suma reverencia al Dios eterno, cuánta
Al cruzar su mirada con la tuya, y llenar con nueva luz tu cora- gloria, cuánto honor viene a tu Hijo!
zón, ¿quién podrá explicar el gozo de tus entrañas y la alegría ra- 4830 Aquí tus entrañas, relajadas todas sus fibras, apenas saben conte-
diante de tu rostro de madre? ner su gozo.
4795 Cómo se derritió tu alma cuando aquella dulce voz de tu Hijo La mayor gloria de Dios lo es también para tu corazón: él es la
sonó en tus oidos! única fuente de tu alegría.
Ha resucitado para nunca más morir, y, muerta la muerte, ha Madre afortunada, con razón el inmenso cielo y la ancha tierra te
cumplido la obra del Padre celestial. reciben de rodillas!
4800 Huyeron de una vez para siempre las lamentaciones todas, los fre-
cuentes suspiros y los profundos sollozos. Gloria del Hijo y gloria de la Madre
Cuanto más se exacerbó cruelmente el dolor contra la Madre, al 4835 Tu Hijo, domeñada la serpiente y vencida la muerte, restauró las
sufrir su Hijo la pena dolorosa de la muerte, tanto más profunda- ruinas del cielo y de la tierra.
mente inundó el gozo tus entrañas, cuando, con la muerte del Ya lo cantó de tu Hijo con inspiración divina la regia lengua del
Hijo, fue vencida la muerte. verídico vate:
4805 El hijo te visita la primera, pues una Madre tan excelsa merece el 4840 "El Rey de Dios, sucumbiendo a la muerte en un infame madero,
primer saludo, la primera glorificación. consigue el imperio del universo mundo".
Lo ves vivo la primera, porque vivió siempre en lo profundo de tu Feliz infamia que dio al Hijo tales honores, feliz pena que dio a la
corazón, y su fidelidad te regala con la primera recompensa. Madre tales gozos!
4810 Recibes la primera al Triunfador porque justamente se deben al Ya puedes alegrarte segura todos los días: murió la muerte, despo-
dolor de tu corazón los primeros gozos. jada de su fuerza.
Reconoces a tu Hijo, adoras en tu interior su divinidad, y te pos- 4845 Se inmoló en silencio, como manso cordero sobre el altar, y tiñó
tras, abrazada a sus pies. el suelo con su sangre inocente: pero ahora resucita atemorizando
El reconoce el rostro de su Madre, y la levanta con piadoso respe- con tremendo rugido a los antros infernales, como león impávido
to. que brama.
4815 Honra tú al Señor, y él a su verdadera Madre: así la piedad ejerce 4850 Hace poco, como prisionero tímido y sin fuerzas, ofreció sus ma-
su oficio en ambos sentidos. nos cautivas a las apretadas ataduras: ahora, como gigante que
Recibes los abrazos y besos del Hijo que vive, y la dulce melodía avanza con pie armado, huella la soberbia cerviz del tirano infer-
que fluye de sus labios divinos. nal.
4855 Este es aquel José bueno, a quien la torpe adúltera ata, furiosa,
Mundo nuevo sus castos miembros en negra cárcel: liberado después, un vestido
4820 Por todas partes gozos admirables absorben tus sentidos, por todas de lino lo cubre por orden del gran rey, y aleja del orbe el hambre
partes fluyen caudalosos ríos de alegría. eterna.
Te alegras porque el negro Tártaro devolvió las almas de los Pa- Todo Egipto adora ya al hasta ahora despreciado, y la tierra y el
dres a su Redentor. cielo lo aclama su Señor.
Ordenará a todas las ciudades que abran sus silos, y mostrará las Pero el vencedor de la muerte venció también las culpas mortales,
4860
que son las que engendran los daños de la perdición eterna.
riquezas acumuladas.
4895 Y, con su diestra victoriosa, arrancó al tirano todas sus armas,
Vendrán las naciones, movidas por el hambre, a las que atrae la en
las que él confiaba para hacernos daño.
fama de este trigo.
Sus mismos hermanos, por cuya envidia fue vendido, le piden hu- El luchador invicto le quitó sus fuerzas; y se las dio, para que
mildemente pan para vivir. combatieran con valentía, a los reos redimidos.
4900 Ya yace quebrantado, y teme, vencido, los
4865 El, olvidado del delito, con dulce semblante, distribuye alimentos combates adversos, en
a los pobres con mano generosa. legítima defensa, del pueblo fiel.
No permitas, pues, que a los que la victoria de tu Hijo hizo vence-
dores, los pueda atar de cuello y manos el vencido.
Victoria del Hijo y de la Madre Resucita triunfal, para nunca más 'perecer, porque fue suficiente
La tierra lo admirará elevado a un alto honor, y se someterá dul- morir por los pecados una sola vez.
cemente a su blando yugo. 4905 Nos dejó a todos 'la esperanza de resucitar después
de la muerte, y
4870 Los grandes monarcas acatarán su sublime cetro, y todos los rei- él vive ya con Dios una vida mejor.
nos dejarán su orgullo. Quitó a los justos el miedo a la muerte: con gusto se da esta vida
Como único vencedor, rey y señor, celebrará para siempre en la temporal por la vida eterna.
inmensidad del orbe su glorioso triunfo. 4910 Que yo resucite, Madre, dándome tú tu mano, para que vencedor,
Ya resplandecen las banderas victoriosas del trofeo insigne, signo ya sin pecado, con tu Hijo, y uniendo con la preciosa muerte del
invencible de la cruz salutífera. Señor mi muerte cruenta, goce de la presencia del Dios vivo!
4875 El león nacido de la sangre del gran Judá derrota los campamen-
tos enemigos, levantándose para la lucha.
4480 Y mientras la clamorosa victoria del Hijo que resucita, brilla en-
noblecida por tantos títulos, tú también, gran Madre, serás cele- NOSTALGIA Y GOZO DE MARIA EN LA ASCENSION
brada, y el dulce nombre de la Madre se ennoblecerá con el nom- DE JESUS
bre del Hijo.
Nostalgia y angustia
4915 Amanece el día grande, deslumbrante de gloria divina, en el que
Victoria de los cristianos
Ea pues, ya que con esta luz fluyen para tí, como un río de miel, se descorre la amplia entrada del cielo.
prolongados gozos, oh piadosa, ahuyenta de nuestras mentes tur- Tu Hijo, Madre, asciende al Olimpo, elevando su cuerpo de carne
badas, la negra tristeza que engendraron nuestros continuos peca- a las cimas etéreas.
4920 ¿Qué sentimiento, qué emoción conmueve tus entrañas, mientras
dos!
él se va alejando de tus ojos?
4885 El placer prohibido sufre con razón el castigo de la tristeza: el do-
**lor es la pena debida a ese placer. La ausencia de tu Hijo despierta en tí una vehemente nostalgia,
Pero el que, sin culpa alguna, sufrió, como ladrón, con el ladrón alimentando la llaga de tu corazón.
culpable, borró culpa y pena con su sangre inocente, y concedió La divina belleza de su rostro, la gloria esplendorosa de su frente
profundas alegrias a las almas redimidas. se graba, luminosa en tu espíritu.
4925 Su ojos, que ganan en luz a los astros, de donde toma su resplan-
4890 Con razón el pecador, lo confieso, es sometido al infierno, a
quien, sin razón, entregó sus manos cobardes. dor el aula celeste; su garganta, saturada de ríos de néctar; su len-
gua benévola, emitiendo suaves melodías, cuando tu mente extáti- la garganta truculenta del infierno, la une, como casto escuadrón,
ca estaba pendiente de su boca melí fl ua, que maravillosamente a los coros angélicos.
4965 Para restaurar las altas murallas de la Jerusalén derribada, obra
modulaba maravillas.
4930 Profundo dolor es para la amante verlo alejarse, y que su Madre que destruyó la cola del dragón antiguo.
se vea privada de tal Hijo por mucho tiempo. 4970 Busca, personalmente, sobre los ángeles, la compañía de la diestra
del Padre, lugar supremo que se le debe, para reinar, colmado de
Refrigerio del incendio de amor inmensa gloria, y quebrantar con su pie la cabeza humillada de
El amor desea abrazar al amado y verlo siempre presente. los soberbios.
4935 ¿Qué río impetuoso apagará tu fuego? ¿con qué lluvia se entibiará
la llama de tu cariño? Himno de la coronacion
Fijas tus ojos amantes en tu Hijo unánime, mientras prepara su Ya lo había visto el salmista cuando, lleno de sagrada inspiración,
subida sobre los astros del cielo; y sacando dulces suspiros de lo cantó con voz profética:
profundo de tu pecho, contemplas, gimiendo, el bello rostro del "Dijo, y es firme sentencia de la mente divina, el Señor a mi Se-
que va a despedirse. ñor estas palabras:
4975 "Reina conmigo, elevado, en la eterna fortaleza, y siéntate, ra-
4940 Quiere él tranquilizar con tiernas palabras el corazón de su piado-
sa Madre, intentando calmarla con su conversación. diante con igual gloria, a mi diestra!
4945 Pero cuanto más dulce fluye el discurso de su boca divina para re- Hasta que someta, vencidos, bajo tus pies a los ejércitos enemigos,
gar con manso arroyo tu corazón herido, tanto mayor incendio como escabeles de tus plantas.
provoca en tus venas, y su blando coloquio es llama para tu fue- 4980 La vara de tu poder extenderá tu dominio desde la alta ciudadela

go. de Sión hasta los confines del mundo.


Pero lo dejas ir, y la gloria del que se va al cielo prevalece sobre la Como príncipe glorioso someterás a tus enemigos: todos caerán
nostalgia de la Madre. vencidos por tu espada.
4950 Y son tan grandes los gozos que rebosan de tus fibras matrenas, De tí proceden los principios de toda la creación: yo también es-
que ni tú misma puedes expresar lo que sientes. toy unido a tí con igual dependencia.
4985 Los santos, en el día en que les muestres tu rostro feliz, verán que
Glorificación de la carne todo viene de tu eterno resplandor.
Porque el que descendió del corazón del Padre al seno de la Ma- Yo, Dios, te engrendré sin principio, antes de la luz, de mis pro-
dre, y bajó también a la mansión del infierno, sube ahora desde la fundas entrañas, en medio de mi corazón.
humilde tierra a la comunidad divina, y aparta de tí, por un poco 4990 Lo juró el Señor y no le pesará de haberlo jurado, ni podía arre-
de tiempo, su presencia. pentirse de su palabra.
4955 Este es el hombre, a quien tú, mujer, encierras en tu níveo vien- Permaneciendo sin fin, serás sacerdote de la ley eterna, según el
tre; a quien tú, blanca Madre, alimentas con tu sagrado pecho. orden del pacífico Melquisedec.
Que sufrió terrible muerte, ocultando por completo su fuerza di- Estando el mismo Señor a tu derecha, quebrarás los cetros reales
vina, como hombre enfermo, bajo la carne débil. cuando llegue el gran día de tu ira.
4995 Todos los pueblos, humillados sus rostros, estarán ante el severo
4960 Este mismo es el que asciende, y los miembros de carne que tú
sola le diste, los lleva hasta el cielo. tribunal de tu justicia.
El camino que cerró, por mucho tiempo, la culpa tenebrosa del Restaurarás en todo el orbe las ruinas antiguas, y quebrantarás en
primer padre, lo abre por fin con nueva luz; y la presa sacada de la tierra la altivez de muchos.
5000 Beberás con avidez el agua del torrente, mientras atraviesas, con Y que te ame a tí también, Madre, mientras tu Hijo me prolonga
rápido paso, el estrecho sendero. los largos años de mi inacabable destierro.
Y así, levantarás tu cabeza divina como rey y señor por encima de 5035 Quizás me mires a mí, indigno, con tus dulces ojos: así será mayor
los elevados montes del alto cielo". la piedad de mi Madre amorosa.
Y me atraerás, entusiasmado, con el resplandor de tus obras:
Feliz yo, si llego a ser alumno querido de mi Madre!
Madre de los neófilos 5040 Feliz yo, si me concedes sufrir el martirio, con espíritu sereno,
Esto dijo, generosa Madre, la sagrada lengua del gran profeta, va- por tu dulce Hijo!
ticinando la misión de tu Hijo.
5005 A su vista ardes con el fuego limpio de tu corazón apasionado,
que no sufre dilaciones. VENIDA DEL ESPIRITU SANTO
Y quedas contenta, dispuesta a calentar bajo tus alas a tus hijos,
que se alimentan con tu dulce leche. A la espera del soplo divino
Ya había subido el Señor a los cielos, llevando, vencedor, amplios
5010 La sagrada multitud de los neófitos en la fe, contemplará el rostro
luminoso de la Madre. trofeos del infierno, y, levantado en alto trono a la diestra del Pa-
Adorará el nuevo resplandor de tu frente, y, a la luz de la fe, bri- dre, contemplaba, a sus pies, el mundo.
5045 Fijando sus ojos especialmente en la ciudad de Jerusalén, mira
llará tu sublime destino.
hacia la terraza familiar en una casa judía.
5015 Y tú, que pariste a Dios para el mundo, a fin de que destruyera,
con su sacrificio, los derechos impíos de la muerte inicua, parirás Allí habita contigo, Madre dignísima, una comunidad de herma-
también ahora sagrada descendencia para tu Hijo viviente, mien- nos, que dirigen al cielo continuas oraciones.
5050 Ya amanecía el día décimo desde que la radiante figura del Sumo
tras tu alma permanece esperando la visión divina.
Vendrán muchas multitudes atraidas hacia la vida verdadera: tú Pontífice había penetrado en el Olimpo, cuando el Padre omnipo-
serás la madre piadosa de esos vivientes. tente y el Hijo espiran desde el alto cielo al Espíritu.
5020 Así, aumentará en el mundo en paz, la verdad y el amor, y crece- Tempestad de fuego y luz
rá el honor y la gloria de Dios. 5055 Como el impetuoso Noto, precipitándose desde el estrecho polo,
azota con rápido torbellino los altos edificios, así irrumpe el Espí-
Exilio y presencia ritu desde la suprema frente del Padre, aterrando con tremendo
El Hijo piadoso, para no dejar del todo, al retirarse, el dulce sem- trueno las excelsas murallas.
blante de su Madre querida, se lleva consigo al cielo su alma: pues 5060 Y llena de soplos divinos la sagrada casa, donde aquella santa co-
él solo es el descanso de tu espíritu. munidad y tú, feliz, te asientas.
5025 Tú retienes a tu Hijo, lo escondes en las entrañas de tu corazón: Al mismo tiempo resplandece una llama en muchas lenguas de
ese sitio es para él, dulce y profundo descanso. vibrante luz, que inflaman con divino fuego los corazones.
Así él, al irse, permanece presente en el pecho de la Madre. Las almas se encienden, y el fuego divino, devorando las fibras del
Así tu, quedándote, te vas también con tu dulce Hijo. corazón, se apodera de lo profundo de sus entrañas.
5030 Pide, te ruego, que el dulce Jesús arrebate mi corazón hasta el cie- 5065 Los pechos inflamados apenas captan sentimientos tan grandes,
lo, mientras me retenga el peso de la carne. mientras el Espíritu, vehemente, penetra en sus tuétanos.
Haz que abrace a mi amado Señor en lo más profundo de mi co- Salen de súbito de sus refugios, y proclaman en toda clase de len-
razón, mientras se sienta en lo más alto del cielo. guas, las maravillas de Dios.
Río que se desborda
5070 ¿Quién puede comprender qué río inunda tu corazón, qué gracia,
Virgen, llena tu alma?
Pero, santa Madre, ¿qué gracia, añadida a tus méritos, puede lle-
narte, llena ya de la divinidad?
5075 Aún no .se había encerrado en tus entrañas el autor de Olimpo,
verdadero Hijo del Padre, al hacerse hombre, y ya el Espíritu divi-
no, Creador y Señor, había llenado la inmensa mansión de tu
alma.
¿Que no traería Dios cuando, al tomar carne humana, llenó el
claustro de tu limpio tálamo?
5080 ¿Qué vas a recibir, si estás llenísima? porque un vaso lleno por to-
das partes no puede llenarse más. -
Pero, llena ya del todo para tí, eres colmada de amor, para que,
por tí, nos llene Dios de sus dones.
Y la gracia divina, que a tí te sobra, redunde en nosotros, para
que por la Madre se lo dé a sus hijos.

"Veni, Sancte Spiritus"


5085 Que el Espíritu bueno, por tu intercesión, conceda sus dones a los
necesitados, mientras le pedimos su ayuda con estas palabras:
"Ven, Espíritu Santo, bajando del cielo, y envía, bondadoso, los
limpios resplandores de tu luz!
5090 Padre bueno de los pobres, cuyo amor concede a los humildes
gloriarse con el nombre de hijos, ven aquí!
Ven aquí, luz perpetua y fuego voraz del corazón, que colmas
nuestros pechos con tus dones celestiales!
Tú, que recreas las almas con suave alivio, tú, blando refrigerio y
dulce huésped, ven aquí!
5095 Tú, agradable templanza, en el fuerte calor del sol ardiente, y gra-
to descanso en el duro trabajo!
Por el amargo llanto das dulces alegrías, ahuyentando del corazón
afligido las tristes nieblas!
5100 Luz santa, ilumina con tu esplendor rutilante a tus fieles, ahuyen-
tando de sus almas las densas nubes!
Sin tí, nada hay bello, nada sin mancha; y si el hombre tiene vida,
por tu soplo vive.
Lava los corazones manchados con continuas culpas, y riega los
rostros áridos, con la efusión de tu lluvia!
5105 Sana las heridas mortales de nuestra alma golpeada, y doblega
nuestro cuello, rígido por la soberbia!
Calienta con tu fuego divino nuestros fríos corazones, endereza el
camino torcido de nuestro espíritu errante!
A tus siervos, cuya única esperanza eres, da tus siete dones, tú,
Santo Espíritu, que alimentas sus entrañas.
5110 Danos virtud para complacerte, y que nos alegremos con un final
feliz para gozar de la eterna alegría!
Madre amorosa, mientras el Espíritu Santo se conmueve con esta
oración de los que lloran, mira nuestra aflicción.
5115 Y que la generosa mano de Dios, por tus súplicas, conceda a tus
siervos las riquezas del amor divino.
Que lo que nos dio una vez, nos lo conserve para siempre, sin que
en ningún momento cese nuestro amor!

CANTO 12°
GLORIFICACION DE MARIA
TRANSITO DE LA VIRGEN MARIA

Invitación del cielo a la Madre de los fieles


5120 Un limpio resplandor brilla en el Oriente: esta hura luce con más
claridad que los rutilantes rayos de luz.
La limpia rueda del sol radiante te trae este día, Madre hermosa,
un cielo más luminoso.
Te abre ya las puertas del Olimpo celestial, que por tí, están aho-
ra patentes para los pobres pecadores.
5125 Tu Hijo te invita al banquete real, en el que corren ríos de leche y
miel.
Te llama a la patria del cielo, reinos que te son debidos, y pone
fin al largo tiempo de tu destierro.
5130 El se fue, glorioso, al cielo, vencida la muerte, y, vencedor, obtie-
ne el mando en la fortaleza de su Padre.
Tú, Madre, te quedas para proveer a nuestras necesidades, y ejer-
ces el dulce oficio de Madre piadosa.
Alimentas con agradable néctar a tus hijos todavía pequeños, 5170 Evocas el momento dichoso del santo nacimiento, cuando salió,
mientras no son capaces de alimento sólido. sin mancha, de tus entrañas.
5135 Al tiempo que tu presencia alienta al pueblo fiel, la fe, robusteci- El niño bebió el néctar de tu pecho virginal, tú besaste dulcemen-
da, crece en sus corazones inflamados. te sus rosadas mejillas.
La numerosa comunidad cristiana corre a tu casa: tu fama los Imaginas la sangre salida de su tierna carne, cuando, al octavo
atrae desde todas partes. día, soportó, dolorida, el cuchillo.
5175 También tus ojos derramaron ríos de lágrimas, cuando el niño ge-
Gloria de los cristianos mía con labios llorosos.
5140 Admiran la divina gloria de tu sagrada frente, y el resplandor ce- A tu mente vienen los servicios que prestó a los enfermos, servi-
lestial que envuelve tu rostro. cios calumniados por personas funestas.
Apenas pueden llenar sus almas y sus ojos, contemplando tu mi- 5180 Sigues a veces las huellas de tu Hijo fatigado, cuando soporta en
rada más luminosa que el sol. sus hombros doloridos un peso demasiado grave.
La humana majestad de tu semblante proclama quién ha sido el Te consuela abrazar el madero bañado en sangre, donde, al morir
fruto bendito de tu vientre. Dios, quedó suspendido el hombre.
5145 Y si la santa comunidad no conociese ya a su Dios y Señor, creye-
Allí se cansó la fuerza, se extinguió la vida, languideció la salud, y
ra que tú posees verdadera naturaleza divina. fue vencida la muerte vencedora.
Tanto poder irradia de tu divino rostro, tan grande es el honor y 5185 Vuelves al sepulcro, abrazas el santo cadáver, tu alma se deshace
la gloria de tu vida! en piadosas lágrimas.
5150 Te llaman feliz y bienaventurada, porque a la santa virginidad
Todo esto lo meditas con la nostalgia del dulce Jesús, por si algún
unes la gloria de la maternidad. agua refresca la llama de tu corazón.
Y ellos, felices porque merecieron ver los divinos ojos de su Rei- 5190 Pero se enciende todavía más con ese riego, y el amor que fomen-
na!
tas, arde siempre con más fuerza.
Porque pudieron oir las dulces palabras de su lengua celestial y la La imagen de tu Hijo que asciende, está aún adherida a tus ojos:
sagrada melodía de sus labios maternales. él llevó tu alma consigo a los cielos.
5155 ¿Qué sientes, cuando acude a tu casa una numerosa comunidad,
para adorar la divinidad de tu Hijo, y, pisando las sucias imágenes
de los dioses, se postra humildemente a tus pies? Ansias de Dios
5160 Aumenta la gloria de tu Hijo, aumentan tus gozos espirituales: Pide su abrazo y sus besos divinos, la que no sabe amar sino a
ésta es la fuente y el origen de tu alegría. Dios.
5195 Y lanza suspiros frecuentes detrás de su dulce Hijo, conforme el
Extasis en el cielo y en la tierra amor los va sacando de su corazón:
5165 Mientras te retiene la tierra, lejos del palacio celestial, mansión 5200 "Como el ciervo herido desea las aguas vivas, cuando el dardo pe-
que se te reserva por derecho propio, o eres arrebatada hacia arri- netró en sus venas, así mi alma, a la que el amor, Dios mío, hirió
ba, y descansas en medio de los santos, y tu fuego se alimenta con con sangrante herida, anhela tu fuente inagotable.
el fuego divino, o te traes del cielo al amor de tu corazón mater- ¿Cuándo mi espíritu, libre del peso y de los lazos de la carne, lle-
no, y estrechas con amor a tu Hijo en tu pecho. gará a la presencia de su Dios?
Recuerdas en tu espíritu los tiempos felices, cuando tu seno, al Mis ojos se humedecen de lágrimas por la mañana y por la noche:
concebirlo, lo guardó durante nueve meses. éste es mi alimento en cada instante.
5205 Mientras mi alma, buscando, enferma, al que ama, dice constan- Pasó el invierno triste, llegaron los días floridos de la primavera,
temente: ¿Dónde está el Dios y la luz de mi vida? cuajada de rosas purpúreas.
Por cuánto tiempo me esconde mi Hijo su hermoso semblante! 5240 Pasada la noche, luce por fin para tí este día perenne, iluminado
Qué lejos huye de la presencia de su Madre! de eterna gloria.
5210 Mientras medito yo, ausente, con estos frecuentes gemidos, mis Rompe tus lazos, ven, Madre, participa del gozo de tu Hijo; des-
entrañas desfallecen y enferman de tanto amor. cansa, Hija, en el seno de tu Padre!".
Ven, Hijo: tu Madre suspira y te pide que vayamos a los campos
celestiales! Sí, ya voy!
Deseo ir contigo por los huertos de estrellas, y, deteniéndote tú, 5245 ¿Quién puede comprender, Virgen, la luz y la gloria de tu alma,
detenernos los dos para siempre. cuando ves y oyes al Señor?
5215 Mi espíritu tiene sed de tí; mi alma, enferma, tiene hambre de tí: "Ya voy! ", respondes con dulce voz, y tu espíritu, libre de su peso
desea gozar de tí con una contemplación más libre. corporal, se dirige a Dios.
Ea, levántate. 5250 Se recuesta, dormido, en sus brazos, y un dulce sueño invade tu
No retardes la medicina a tu querida Madre. sagrado cuerpo.
Alimento la herida en mis venas, y te amo con impaciencia. Mueres, Madre de la vida; y, vencedora de la muerte, te sometes a
5220 Sin tí, Hijo, ni vivo ni descanso: ven aquí, vida y descanso de tu la humana condición de morir.
Madre. Pero no hay en tu muerte dolor o sufrimiento alguno, como no
Muéstrame tu rostro, descubre por fin tus ojos divinos, para que hubo en tu parto angustia ni dolor.
los vean los míos!".

Flores del sepulcro


Ven, amada mía 5255 Se guarda en brillante mármol el cuerpo virginal, y una piedra
5225 Mientras lanzas al alto cielo estos suspiros, para que brille la hora blanca cubre sus miembros resplandecientes.
última de tu destierro, la tierna piedad urge al Hijo piadoso, el Gran multitud de padres, acude, respetuosa, a las piadosas exe-
amor al amante: se rinde, y viene, vencido por el amor de su Ma- quias, para acompañar al santo cadáver.
dre. 5260 Esparcen flores en vez de lágrimas, cantos en vez de tristes lamen-
Detén tus piadosos gemidos, seca tus lágrimas derramadas: sea esa tos, y entonan con alegre voz estas melodías:
la útima gota que resbala por tus rosadas mejillas. "Salve, Santa Madre de Dios, Reina gloriosa del cielo, noble crea-
5230 Ya viene Jesús, llama y torrente de tu amor, ya viene el principio ción de la mente eterna!
y el fin de tu llanto. 5265 El Verbo, que el Padre, solo, engendró, de sus entrañas, antes que
Rodeado de coros celestes, entra en tu casa, y te dirige con dulce la luz del sol; tú, Madre, sola, lo llevaste en tu vientre intacto,
voz estas palabras: mientras la noche, en silencio, recorría la mitad de su camino.
"Aquí estoy para tí, que me buscas con tan prolongadas súplicas: Salve, Madre, mansión celeste, arca de la divina alianza, que
tu Dios y la vida feliz de tu vida! guardas a los pobres en tu dulce corazón!
5235 Rompe tus lazos, Paloma bellísima, con tus alas leves! Tú eres el basamento de oro, que sostienes el templo santo.
Hija del Padre, Madre amante del Hijo, ven! 5270 Fortaleza y firme columna de la casa celestial!
Descansa por fin, felizmente, en mis brazos. El alma que se apoya en tu firmeza, vence a los enemigos, y per-
Este es el sitio que merecieron los tuyos. manece en pie, sin ceder un solo paso.
Salve, Hija, forma maravillosa de pureza virginal, que, intacto tu 5310 Ya eres asunta, insigne, sobre los coros angélicos, y glorificada
vientre, das a luz a tu Padre! con el primer puesto.
5275 Nadie, Virgen, te enseñó a preferir la gloria de la virginidad a las Brillan los astros, se abre el espacioso firmamento, los ejércitos
delicias del tálamo compartido. menores te dejan paso; te rinden, al subir, el tributo de tu mereci-
Eres tú la doctora de la virtud, la mejor conductora de la vida: da alabanza, y cantan con gran voz este himno:
mujeres y hombres siguen tus pasos. 5315 "Salve, Virgen, Madre dignísima de nuestro Señor!
5280 Por tí nos libramos los pobres del infierno terrible, y queda libre Señora, gloria primera de nuestro ejército!
el que antes fuera condenado. El que encierra en su mano el ancho orbe del universo, se ence-
Nos alegramos con el glorioso nombre de hijos de Dios: tu vida rró, bendita, en tus entrañas.
nos da este regalo, este honor.
5285 Salve, llama radiante del cielo, que oscurece el brillo del sol, que 5320 El reparó, con su muerte, nuestros sitios vacíos, y rehizo la obra,
disipas la niebla triste del alma! que destrozara la serpiente.
Tu gloria supera a todos los coros angélicos, como el sol esplen- Libertó a los que el tártaro aprisionó en sus profundas tinieblas, y
doroso a los astros menores!". unió consigo, por amor, al género humano.
5290 Aunque celebraran con mayores alabanzas el funeral de la Madre, Salve de nuevo, castísima Madre de Jesús, gloria, esplendor y de-
todas son inferiores a tus méritos. licias de nuestro cielo!".
Vencedora de la muerte 5325 Mientras resuenan para tí, con dulce melodía, estas alabanzas, su-
Pero ¿por qué se retiene a tu cuerpo en un recinto tan estrecho? bes tú, hermosa, otro paso.
¿Por qué a tu amplia morada en una roca pequeña? Las Virtudes adoran a la Señora que va hacia arriba, y las Potesta-
Levántate, templo de Dios, mansión más grande que el universo! des te abren un ancho camino.
No se guarda bien el ancho cielo en un lugar reducido.
5295 No es justo que viles gusanos devoren las entrañas purísimas, que 5330 Los Tronos te engrandecen, te alaban y te glorifican a tí, santo tá-
engendraron a su Creador. lamo y cátedra del Padre eterno.
No es justo que se disuelva en polvo vil tu cuerpo, ejemplar de Los Querubines colman de innumerables alabanzas, a la que la
virtud, gloria de la virginidad. sabiduría del Padre escogió para sí como trono.
5300 El que, pisando los infiernos, vencedor después de su martirio, Los serafines admiran las llamas del excesivo amor en que arde,
vive; y deroga la dura ley de la muerte, te levanta de la tumba, lleno, tu santo corazón.
resplandeciente de luz divina, y te lleva al cielo en sus brazos. 5335 Tus entrañas, encendidas en su fuego, se derriten, como la cera
Concédeme, hermosísima, que te siga con leves alas, mientras pe- cuando se le acerca el calor de una llama.
netras en la alta morada de tu casa celestial. La integridad de tu cándido cuerpo, sin mancha alguna; y el alma,
5305 Ojalá mi mente te sirva siempre a tí sola, y me encadene llena de toda clase de virtudes.
tu perpetuo amor! 5340 Para doblar su rodilla ante tí, todo el ejército celestial te consti-
CORONACION DE LA VIRGEN MARIA tuye Reina del firmamento.
Y te sientas tanto más alto que los coros angélicos, cuanto llevas
Los coros de ángeles un nombre más digno que el de ellos.
Ya eres elevada, Virgen y Madre santa de Dios, sobre las cumbres Ellos obedecen, como ministros, las órdenes del Señor, tú te lla-
radiantes del alto Olimpo. mas y eres Madre del gran Dios.
Recepción de los santos dre celestial, porque el único Hijo del Padre supremo es tu Hijo, y
el que es tu Hijo, es el mismo Hijo del Padre.
5345 Los fieles Profetas que vaticinaron que, después de largo tiempo,
5385 El Hijo reviste a su Madre de excelsa virtud, y manda que estés
habías de encerrar en tu vientre a Dios, te ensalzan, Reina ya, con
divinas alabanzas, y te cantan sin fin a tí y a tu Hijo. junto a su trono.
5350 La ínclita multitud de Jueces, Reyes y Padres antiguos, de los que
En su presencia, resplandeciente de real majestad, refulge el ho-
procede tu familia imperial, te da culto, y se goza con los títulos nor de la Virgen, la gloria de la Madre.
5390 "El, sol verdadero, gobierna la extensa creación del orbe inmenso,
de la excelsa gloria de haber engendrado a la Madre de su Señor.
El Colegio Apostólico se te somete, hermosísima, y entona a boca ceñido con la limpia luz de la justicia.
llena tus alabanzas. Tú, como imagen perfecta de la luna llena, te sientas, ennobleci-
da, en excelso trono.
5355 Los que lavaron sus vestiduras en la sangre del Cordero, embelle-
cidos con la purpúrea gloria del martirio, ceñidas sus limpias sie- (Así lo cantó el salmista real con versos divinos, celebrando tu be-
nes con rojas guirnaldas, se alegran de estar postrados a tus pies. lleza muchos siglos antes).
5395 Permaneces para siempre testigo fiel sobre los astros, de que él
5360 Ayudados por tí, merecieron tan grandes triunfos: vencieron terri- tomó carne de tu vientre.
bles batallas, ayudados por tí. Para que, con la carne, arrancara a la carne de la muerte eterna, y,
La santa compañía de Sacerdotes y Confesores te venera con hombre verdadero, diera al hombre los cielos.
amor, alegre con tu luz. 5400 Y a tí, la única, te antepusiera a todas las criaturas, y entregara
Los coros de Vírgenes cantan con dulce júbilo, y entonan him- todo el imperio a su Madre".
nos con desbordada alegría. El Espíritu Santo te enciende en su eximio amor, como a esposa
5365 En orden admirable levantan hacia tí sus palmas victoriosas y se que había preparado para sí.
alegran de presentarlas ante su Reina. Con más intimidad que nadie te unes a su abrazo, mientras gozas,
Tú, hermosísima Hija del Rey, con tu belleza inmaculada, diriges feliz, del rostro de Dios.
felizmente a las alturas tus lindos pasos. 5405 Te rodean por todas partes los bellos frutos del manzano, y, desfa-
5370 Para aceptar, con justa moderación, el reino de los cielos, llevan- llecida de amor, te cubres con rosas purpúreas.
do para siempre, el cetro en tu mano bondadosa. Eres adornada, florida y amable, con toda clase de virtudes, y res-
Innumerables vírgenes marchan detrás de tí, llevando sus limpios plandeces, embellecida con mil perfecciones.
corazones ante el trono del Príncipe.
Tu Hijo las unió consigo como esposas, oh Virgen, en alianza Coronación de la Reina
perpetua de amor divino. 5410 Ya llevas, Reina del cielo, el trofeo eterno, y la diadema real en tu
hermosa cabeza.
La tierra, el mar y el palacio celestial te sirven, y todo el universo
Exaltación junto a la Trinidad
obedece a tus órdenes.
5375 Pero tú, exaltada muy por encima de todas, recibes tu digno pre-
mio ante el trono de la feliz Trinidad. Te vistes con el rutilante manto del ardiente sol, y la luna lumi-
El Padre omnipotente te estrecha en sus dulces brazos como Hija, nosa se postra a tus pies.
5415 Doce estrellas adornan con su luz radiante tus cabellos: ésa es la
rodeándote de luminoso esplendor.
corona que merecen tus sienes.
5380 Te llena de dones celestiales más que a las demás, de manera que
apenas tiene tu gloria límite alguno. Superas con mucho, santísima, a todos los santos, y, más pura,
Esa gloria (aunque en tí sea menor) es común para tí y para el Pa- vences también a los coros angélicos.
5420 Después de muchos trabajos, descansas en la santa ciudad, y go- Y, derramando con abundancia el aceite de tu bondad maternal,
biernas, santificada, la casa del cielo. sanas los corazones enfermos de males mortíferos.
Por obra de la diestra divina, echas profundas raices, como árbol 5455 Unges las llagas fétidas con suave ungüento, y curas las úlceras,
plantado en el pueblo elegido. tocándolas con tu mano medicinal.
Donde brillan los santos muros de Jerusalén, tienes eterna potes- Con razón te piden todos, Virgen piadosa, la salud, porque eres en
tad en medio de una paz perfecta. todo tiempo, salud segura para todos.
5460 Con razón lloramos y gemimos todos ante tí, porque a todos nos
Cedro del Líbano y ciprés de Sión defiendes con protección maternal.
5425 Como el cedro en las altas cumbres del Líbano sube hacia el fir-
mamento con aromas perennes, así tu blanca pureza difunde am- Plátano de las aguas
pliamente perfume inmortal en la inmaculada ciudad del paraiso. Te pido, dulcísima, que derrames sobre nosotros el rocío del cie-
5430 Como se levanta el ciprés en el alto monte de Sión, así te contem- lo, y riegues desde arriba, con generosa lluvia, a los que estamos
pla, ensalzada, la excelsa Jerusalén. estériles.
Profundizando en el abismo inmenso de la suprema divinidad, Tú, que, plantada junto a los ríos torrenciales de la vida eterna,
ves con más claridad que nadie, la clara faz de Dios. floreces siempre con las aguas divinas.
Como, pasada la noche, ilumina el orbe el lucero de la mañana, 5465 Como se levanta el plátano, sembrado junto al margen de un río
así brilla tu resplandor en el horizonte etéreo. caudaloso, verdeando su denso ramaje.
5435 Esparces tus rayos por el firmamento, y el palacio celestial brilla Tú, llena de piedad, pides perdón por los pecados, y levantas a los
más claramente con la llama de tu lámpara. culpables, oprimidos por muchas miserias.
5470 Tu clemencia ablanda la ira divina, y, benévola, ocultas bajo tus
Perfumes de la esposa alas a los pobres pecadores.
Conduces los coros de vírgenes por los templos olímpicos, y exha- Enjugas los ojos enturbiados con lágrimas amargas, y, bondadosa,
las perfume como las rosas plantadas en Jericó. nos alivias en los trances difíciles.
5440 Como el azafrán y el nardo, como el fragante cinamono y el bál-
samo, como el incienso quemado en carbón encendido, así tus Victoria y liberación
ungüentos, fragantes en llamas divinas, llenan de aroma los cami- Tú, llevándonos al cielo por el sendero recto, nos diriges y no nos
nos de la ciudad celestial. dejas ir por mal camino.
Tus vestidos destilan gotas de mirra, que no permiten que se pue- 5475 El que fija sus pasos, intrépido, en tus huellas, abrazando los no-
dan corromper nuestros corazones. bles ejemplos de tu vida, vencido el enemigo, llevará triunfante la
5445 Mil perfumes fluyen a tu paso, y el aroma de tu aliento virginal palma de la gloria eterna, y conseguirá la verdadera riqueza de la
llena el cielo de deleites. paz.
5480 Por tí, despojado por completo de sus fuerzas, yace en el camino
Olivo de los campos infernal, la ira aniquilada del demonio.
5450 Como brilla el verdor agradable del bello olivo, que extiende sus El que, en otro tiempo, tirano inicuo de la mente humana, reina-
fértiles ramas por los anchos campos; y da, fecundo, el rico licor ba totalitario con sus cuatro caballos, envolviendo después con re-
del suave aceite, así resplandeces tú, fértil con eterno verdor, bello petidas vueltas nuestros ciegos corazones, los dejaba abominables
árbol plantado en los campos celestes. en todo sentido con sus vicios infernales.
5485 Tú vences al inhumano jinete, y precipitas en el negro Tártaro a Nos alegramos que tú vayas delante como Madre benigna, para
sus caballos desbocados. ser auxiliadora providente de nuestras necesidades.
5520 Y pues recibiste, subiendo sublime a las alturas, los dones que te
Aplastas con tu planta virginal a la serpiente engañosa, y libras a
los corazones de los males del infierno. dio la diestra divina, distribúyelos, piadosa, entre nosotros, y
5490 La bestia feroz que rodea todo el orbe con su espantoso rugido, es
siempre tendrás preciosos regalos para repartir a tus hijos.
vencida por tu pie. Nos alegramos, porque por tí, Madre clemente, pueden perdonar-
Y para que no destroce, malvada, con sangrientos mordiscos, al se nuestras deudas.
5525 Nos alegramos, porque los torpes pecados de nuestra vida van a
pobre rebaño, engulléndolo en su ancho vientre, tú, apoyándote
en la fuerza invencible de tu Hijo, le declaras la guerra, para de- ser perdonados ahora por tus méritos.
fender a los débiles. Nos alegramos, porque tu gloria no conoce fin, tu gloria que se
debe principalmente a tu virtud.
5495 Quitándole la presa, le rompes los colmillos, y aplastas la gargan-
ta de la fiera. Gloria en favor nuestro
Inclita luchadora, llevas la palma victoriosa, abriendo las anchas 5530 Ya, Reina, tienes a tu diestra, y descansas, gozosa, con el dulce
puertas de la casa celestial. abrazo y conversación de tu Hijo.
Más aún, para que quede libre el camino hasta lo más alto del cie- Te alegras maravillosamente, y la medida de tu amor es no tener
5500
ninguna medida.
lo, tú misma, estás abierta, como amplio ventanal, para tus sier-
5535 Cuanto más agradable es a tu supremo Creador tu hermosura,
vos.
(A los que salvaron los trabajos y lágrimas, los tormentos y gran- cuanto más amas tú misma a tu Artífice, tanto más, Virgen te
honramos, te veneramos, te amamos.
des dolores, y la muerte redentora de tu Hijo).
Y deseamos, por tu medio, poder agradar a Dios.
El que destruyó, vencedor, con su muerte, la muerte destructora,
y la despojó de sus riquezas infernales, te da un reino que se ex- Desde lo hondo del corazón alabamos al Padre Altísimo, y solta-
mos nuestras alegres voces con estos cánticos nuevos:
tiende por la inmensa bóveda del cielo, por la ancha tierra, y por
5540 "Te concibió y te creó con tal perfección que no ha existido ante-
el profundo océano.
riormente ninguna mujer semejante a tí, ni existirá en el futuro".
5505 El te concede conculcar las turbas infernales y la orgullosa cerviz
Pide, pues, queridísima Hija a tu Padre, porque dará a su Hija lo
de la muerte, con tu pie vencedor.
que Ella quiera.
Pide, pues, Madre dulcísima, a tu Hijo, porque dará a su Madre lo
Felicidad de la Madre, bien de los hijos que Ella quiera.
Feliz tu suerte, felicísima tu vida corporal, y la inmensa gracia de 5545 Pide, pues, Virgen bellísima, a tu Esposo, porque dará a su Esposa
tu alma! lo que Ella quiera.
5510 Feliz el día, en que el Rey de la gloria, Jesús, te coloca a su diestra Pide, y recibirás todo lo que desees: nada te negará El, si se entre-
en el cielo! gó a tu seno y a tus brazos.
La curia celeste predica tus divinas alabanzas, y entona, a una 5550 El Padre lo dio todo a su Hijo, el Hijo lo dio todo a su Madre,
voz, dulcísima melodía. para que lo distribuyera a los pobres con su mano virginal.
Toda la tierra, gozosa, se congratula con tu gloria, y te canta him- Haz que nuestras entrañas se llenen ya de los siete dones, con que
nos hasta más no poder. el Espíritu alimenta por dentro a las almas.
5515 También nosotros, tus siervos, con el corazón y con los labios, te Levanta, te pido, del polvo hacia arriba nuestras mentes, para que
alabamos como Señora que te sientas sobre el alto cielo. deseen los verdaderos gozos del cielo.
5555 Ha que nos inflamemos con la añoranza del rostro divino, pues
Reza y llora piadosamente, y adorando la gloria de tu Madre, pós-
verlo es el supremo descanso, la suprema salvación. trate ante los pies de tu Virgen.
Concédenos conocer, por la fe, a la feliz Trinidad, y, conociéndo-
la, amar siempre al único Dios. Ay, no poder acompañarte!
¿Te fuiste, Madre, sin mí, al cielo?
5590 ¿Te fuiste al cielo, sin mí, Virgen Madre?
Muéstranos tu rostro en Dios
5560 Aurora etérea, lucero de la ciudad celestial, estrella radiante más
¿No pude ver tus ojos, que aventajan a los astros ardientes, que
luminosa que el medio día, muéstranos, Virgen bella, tu gloria, tienen el brillo del amor virginal?
descúbrenos, toda hermosa, tu rostro! ¿Ni escuché las bellas palabras de tus labios, de los que fluye la
Muéstranos los alegres ojos de tu semblante virginal, con cuya luz gracia, más dulce que la miel del panal?
5595 ¿Ni pude, infeliz, recibir el último adiós de la boca de mi Madre,
brilla más esplendente el palacio del cielo.
mientras subías a los astros?
5565 La luz pura de tus ojos irradie en nosotros, para que solo nos
agrade verte a tí! Qué feliz hubiera sido mi alma, oyendo esa voz! Que segura hu-
Háblanos, suene tu voz en nuestros oidor, voz piadosa, que fluye biera sido mi vida y mi salvación!
dulce de tus dulces labios. 5600 Ay de mí! ¿por qué no pude entrar en los santos umbrales de tu
5570 Métete con tu Hijo bondadoso en nuestras mentes, para que no casa, tan familiar a los ángeles?
puedan olvidarse de tu imagen. Me hubiera atrevido a postrarme ante tu dulce m irada, y a besar,
Para que, con casto amor, reverencie a su poderosa Señora, y si me lo permitieras tus pies.
ame, con la debida reverencia, a su piadosa Madre. Estamparía mil besos en tus plantas maternales, exponiéndote los
Para que el espíritu, libre, suba a las fortalezas etéreas, después de íntimos deseos de mi corazón.
haberse desatado de su envoltura corporal. 5605 Aunque mi lengua y garganta permanecieran mudas, mi mente te
5575 Guiándonos tú, y contigo, gocemos sin fin del Señor, a quien con- daría un mensaje manifiesto.
fesamos como Dios Trino y Uno. Escucharías ciertamente, benévola, a este pobrecito, y aceptarías
Tomemos allí de la mesa divina sus ricos manjares, y, en el ban- los deseos y oraciones de tu siervo.
quete, cante su gloria nuestra modulada voz. 5610 Mirarías, alegre, al indigno con tus bondadosos ojos, y tu mano
5580 Repitamos en eterno cántico: "Santo, Santo, Santo, el Espíritu y generosa le daría más de lo que te pidiese.
el Padre con el Hijo!".
Y, por todos los siglos, cantemos tus alabanzas: "Oh Madre noble,
oh noble casa de Dios!". Huérfano en este valle de lágrimas
Abandonado ahora, huérfano de mis queridos padres, que eran
querido auxilio en mi vida, ando lloroso, porque está lejos mi dul-
ULTIMO COLOQUIO A LA VIRGEN GLORIOSA ce Jesús; ando lloroso, porque tú, dulce, estás ausente.
5615 El se fue hace poco volando, rápido como un cervatillo, a los deli-
Levántate, alma mía! ciosos montes de su Betel.
Alma mía, ¿por qué dormitas, perezosa, con torpe sopor, y yaces Ceñido de virtudes, reina en su palacio, y, rey excelso, tiene un
indolente, en medio del polvo? mismo imperio con el Padre.
5620 Tú ahora, pulcra paloma, dejándome triste en este valle de lágri-
5585 Ea, levántate; no tardes; sube a las mansiones del alto cielo, para
que puedas ver más de cerca a tu Señora. mas, vas al collado del incienso.
Y en el descanso de tu Hijo, recibes feliz gozo, colmada de bienes 5655 Mi descanso, mi dulzura, mi gloria, mi virtud; que sea, como
innumerables. amante, el amor de mi corazón!
Alimentas tus ojos radiantes con la gloria divina, recostándote,
ceñida de luz, en el medio día. Ansias del cielo
Concédeme que, después de estos duros años de mi destierro, pue-
Dudas sin motivo
da ver al que encierras dentro de tu corazón.
5625 ¿Adónde, Virgen, te seguiré? ¿Por dónde te buscaré, hermosísima?
5660 También a tí deseo verte con tu hermoso Hijo, después de termi-
Porque, sin tí, no me queda gozo alguno.
nar los duros años de mi destierro.
Quizás duermes, absorta en éxtasis divino, y no te cuidas de tí ni
Ay de mí! cuántos años dura ya mi vida!
de mí.
Con qué dolor arrastra tan larga demora!
5630 El dolor, mezclado de amor, que me angustia, me obliga a llamar
¿Cuando llegará aquel día, en que el peso de mi pobre cuerpo
con muchas voces a tus oidos.
vuelva a la tierra, de donde salió?
Pero el temor, y también la voz de tu Amado, me prohibe romper
5665 ¿Cuándo será que mi alma, libre, suba al alto cielo, para gozar del
el gozo de tu dulce sueño.
abrazo de su Señor?
"Que nadie, dice a voces, despierte a mi Amada, hasta que Ella,
¿Cuándo veré tu gloria, Reina celestial, sublime amor de mi alma,
libremente, quiera despertarse".
que te desea?
5635 Oh amada de Dios, para no serte molesto, dime: ¿cuándo querrás
despertarte libremente?
Resignación y esperanza
Mas, ¿por qué dudo todavía? Tú quieres, bendita, que te llame
5670 Mas ya que Jesús, cuya voluntad es mi vida, me manda que sea tu
siempre que algún dolor angustie mi pecho.
hijo en la tierra, mientras estoy en este destierro, levantaré mis
5640 Levántate, pues, rápidamente: mis pecados me atormentan siem-
ojos al cielo, para ver los dulces ojos de mi Señora.
pre, día y noche, de mil maneras.
(Mientras estoy en la tierra, recorreré con mi mente los astros y
Levántate, ¿por qué duermes, fortaleza y refugio seguro de mi
recordaré el esplendor de tu vida).
vida?
Gimiendo con dulce esperanza, aliviaré mi pasión, y pasaré el
¿Por qué, Virgen dulcísima, apartas tu rostro, y no ves lo vil, po-
tiempo añorándote.
bre y necesitado que soy?
5675 Si pudiera, ínclita Madre, dejar de acordarme de tí, si no te amara
5645 Levántate, Madre de Dios, vuelve tu rostro benigno, para que mi
siempre con todo mi corazón, si pudieras no ser tú la íntima dul-
alma, enferma, salga al encuentro de tu mirada.
zura de mis entrañas, la causa de mi alegría: que se me pegue la
La gran petición lengua al paladar, y a mi garganta seca, y que mi mano se olvide
Mas ¿qué me pasa? Tú me oyes; pero mi voz se me pega a mi gar- por completo de sí!
ganta, mi mente se pasma, se enfría mi pecho, y mi lengua enmu- 5680 Tú, clementísima, protega a tu siervo a tí encomendado, y no
dece. permitas que lo arranquen de tu diestra!
5650 No sé qué pedir, pero lo pido todo, Madre. Madre, mi esperanza, Tú, escudo fuerte, muro, puerta, cerradura, torre; tú, la mejor y la
mi gloria, mi vida, mi salvación única defensa de mi pecho! Que vea pronto a mi dulce Jesús, mi
Te pido, Madre, a tu Hijo: tu Hijo lo es todo. El es el Dios, el rey gozo; y no me quemes a mí, pobrecito, te lo ruego, con lenta tar-
y señor de mi corazón. danza.
Esta alma mía enferma, desea solo a Jesús: él solo lo es todo para 5685 Muéstrame, por fin tu rostro con el de tu dulce Hijo: solamente
mí. vuestra vista saciará mi hambre.
5690 Si, como quisiera, no puedo ver, en vida, vuestra belleza, y debo 5725 Felices aquellos, a quienes la santa presencia de tu rostro alienta,
morir antes: que muera para veros pronto. y los alegra para siempre.
Ya no quiero vivir, prefiero morir: la verdadera vida es ver a Los que, inmunes de angustia, y libres de duda y temor, ven, ya
Dios. seguros, a la Señora que veneraron.
5730 Nuestra barquilla zozobra todavía en múltiples borrascas, y surca
Deseo del martirio apenas con el remo, la corriente adversa.
5695 Por nuestro común amor a tu Hijo, pues nada puede haber más Mi alma, zarandeada en alta mar, tiene sed de tí, embriagada en el
dulce para tí, te suplico que mandes (él te concedió poderlo todo: torrente de la felicidad eterna.
no en vano es el mismo Hijo de Dios), que mandes se cierre mi Feliz aquel día, en que el AMOR, desbordado, del Hijo y de la
vida, derramando mi sangre por el santo nombre de mi Señor Je- Madre, me saciará por completo.
sús.
5700 El, para redimirme, sufrió muerte inhumana, derramando el ge- PETICIONES A LA VIRGEN MARIA:
neroso río de su sangre: que él me reconozca como siervo, al su-
TERCER ALFABETO
frir yo también muerte cruenta, y me una a sí con amor eterno.
El, mansísimo Cordero, que me amó más que a sí mismo, para 5735 ALTAR viviente de Dios, Arca de la divina alianza, escóndeme,
ofrecerme, sin mancha, al Padre celestial. bendita, a mí, necesitado, en tu seno.
5705 El conoce el tiempo y el modo de mi muerte, y no quiero que sea BASAMENTO de oro, que sostiene el templo adorable, sustenta
sino lo que El disponga. con tu fuerza, nuestros corazones.
5740 CIERVA, en cuya ubre se alimenta su queridísima prole, nutre
Muerte en fiesta de María
5710 Pero como lo que tú quieres, él lo quiere y lo hace, te pido, cle- mi alma con tu leche.
mentísima, que quieras esto, para que él lo quiera: que se cierre DULCAMARA ardiente, jardín y placer dulce de Dios, sé para
mi vida el día, en que fuiste concebida, libre de toda mancha. mí calor, descanso y delicias.
O (si lo prefieres) el día en que tu Hijo te entregó el cetro real, a EFIGIE hermosa, que reflejas la gloria divina, que viva en mí
su diestra, sobre los cielos. siempre la imagen de Dios.
5745 FUEGO brillante del cielo, que oscureces el esplendor del sol,
Entonces yo, entonces seré feliz, entonces completamente dicho-
so, entonces inundará mi alma un gozo infinito. arroja de mi corazón las tinieblas y el caos.
GOTA densa del río, de donde fluye perenne dulzor, no permitas
Esperanza del amor eterno que mi mente se seque de sed.
5715 Esta alegre esperanza, que fluye de la bondad de tu Hijo, despla- 5750 HIDRIA, por donde corre un río perenne de aceite abundante,
zará mi cobarde temor. unge, fértil olivo, las llagas de mi espíritu.
Esta dulce esperanza, que fluye de la piedad de mi Madre, resta- JAMBA cerrada del cielo, camino abierto solo para el rey, que tu
blecerá mi corazón enfermo. diestra me abra ya las puertas celestiales.
5720 Aunque, débil, me dep rima, al verme a mí y a mis obras, sin em- LANA, teñida dos veces con el ruboroso color escarlata, tiñe mi
bargo, cuando te miro, me levanto confiado. pecho con tu amor y el de Jesús.
Esta confianza, Virgen Madre, permanecerá firme en mi corazón; 5755 MESA llena del alimento que nutre el cielo y la tierra, que tu co-
y en mis entrañas vivirá imperecedera mida me sacie y me fortalezca.
Hasta que llegue la presencia, que espero, de Jesús; y tu vista, de NIÑA, que pariste, intacta, a tu Padre, que mi vida sea pura con
la que gozaré sin cesar. tu parto.
5760 ORILLA del mar, puerto seguro para las naves castigadas, recíbe-
me, herido por las olas del mar hinchado.
PURPURA, de la que el Rey supremo hizo su manto, desnúdame
del pecado y vísteme de la gracia.
QUADRIGA, carro y litera de Jesús justiciero, dame, Virgen, des-
de arriba tu mano que salva.
5765 REINA, que gobiernas los cielos y la tierra, haz que tu vida sea la
norma de mi vida.
SELVA, ubérrima en verdes montes de frutos divinos, protégeme
con tu sombra de denso ramaje.
5770 TORRE elevada en la ciudad celeste de Sión, sé para mi, alta for-
taleza frente a mis crueles enemigos.
UVA, que, sin exprimir, das vino de todo sabor, arrebátame, em-
briágame tú y tus licores.
VERGEL de Cristo, que exhalas divinos aromas, que el perfume INDICE
de tu corazón recree nuestras almas.
5775 ZONA de pudor, atadura de amor casto, ciñe mis entrañas con Prólogo 7
pureza perpetua. Bibliografía
11
A. Introducción histórico-literaria 13
DEDICATORIA DEL POEMA 1. José de. Anchieta, humanista 15
2. El armisticio de Iperuí 21
5780 Aquí tienes, Madre Santísima, los versos que te prometí en otro 3. El Poema DE BEATA VIRGINE DEI MATRE MARIA
29
tiempo, rodeado de enemigos feroces. 4. Historia del "Poema Marianum"
39
Cuando mi presencia amansaba a los fuertes tamoyos, y negocia- 5. Actualidad del DE BEATA VIRGINE DEI MATRE MARIA
49
ba, inerme, las paces. B. Texto del Poema a la Virgen María 59
Tu gracia me animó con cariño materno, protegiendo mi cuerpo 1. Exordio
61
y mi alma. 2. Libro I: INFANCIA DE MARIA
63
Muchas veces deseé, movido por Dios, padecer tormentos y dura Canto 1°. Nacimiento de María: Concepción (v. 25); Nacimien-
cárcel con muerte cruenta. to (249); Primer alfabeto (361).
5785 Pero mis ansias sufrieron merecida repulsa: gloria tan grande está Canto 2°: Vida en el Templo: Presentación de María (555); Ele-
reservada a los héroes! gía de la virginidad perdida (617); En trada y Vida en el Templo
(761).
OTRA DEDICATORIA (M S T) 3. Libro II: ENCARNACION DEL VERBO EN MARIA
97
Canto 3°. Anunciación: Plenitud de los tiempos (989); Entrada
(Limpia Madre de Jesús, el cariño de este pobre te da, con este pe- del ángel (1205); Evocación del nombre de JESUS (1399).
queño obsequio, todo su corazón). v. 5788. Canto 4°. Encarnación virginal: Respuesta de la Virgen (1549);
Diatriba contra Helvidio y Calvino (1671); El Espíritu Santo
A.M.D.G. et B.M.V. vendrá sobre tí (1871).
4. Libro III: MANIFESTACIÓN DE CRISTO POR MARÍA 133
Canto 5°. Visitación: Visitación espiritual (2067); Viaje de Ma-
ría (2222); En casa de Isabel (2297).
Canto 6°. Natividad de Jesús: Parto de la Virgen María (2445);
Oración de la Madre al Hijo recién nacido (2573); Segundo al-
fabeto (2709); Complementos (2949).
Canto 7°. Primeros días de Jesús: Llegada y Adoración de los
Magos (3043); Purificación de la Virgen María (3171):
5. Libro IV: INFANCIA DE JESUS CON MARIA 175
Canto 8°. Huida a Egipto: El camino (3289); Entrada (3405);
Permanencia (3533); Salida de Egipto (3685).
Canto 9°. Vuelta a Israel: Meditaciones bíblicas (3831); Vuelta
del exilio (4075); Jesús en el Templo (4161).
6. Libro V: PASION Y GLORIA DE JESUS Y MARIA 213
Canto 10°. Pasión y Compasión: Pasión de Jesús (4367); Dolor
de la Virgen (4505).
Canto 11°. Gloria de Jesús: Alegría de la Madre en la Resurrec-
ción del Hijo (4715); Nostalgia y gozo de la Madre en la Ascen-
sión del Hijo (4915); Venida del Espíritu Santo (5041).
Canto 12°. Gloria de María: Tránsito de la Virgen María (5119);
Exaltación sobre los ángeles (5307); Ultimo coloquio a la Virgen
gloriosa (5583); Tercer alfabeto (5735); Dedicatoria (5777).
C. Láminas (de EL GRECO):
1–Inmaculada Concepción 65
2– Anunciación a Nuestra Señora 115
3– Sagrada Familia 149
4– Lucas, evangelista y pintor de María 167
5– San José con el Niño Jesús 185
6- Jesucristo Crucificado 203
7– Resurrección del Señor 221
8– Coronación de la Madre de Dios 239

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