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Sin dramatismo alguno, los dirigentes allí convocados, plantearon con toda naturalidad la necesidad
de mantener los lazos con los partidos de la concertación, pues (según su lógica), ese era el camino
más efectivo para mantener a firme las demandas de la CUT, dejando en el olvido el cúmulo de
daños al patrimonio de los trabajadores causados por los gobiernos de la DC y el PS.
En definitiva, no fue posible (una vez más), que ese consejo acordara una posición firme y digna
frente a los verdaderos temas que determinan y condicionan la insostenible situación de los
trabajadores, tales como; los amarres constitucionales que impiden una democratización efectiva de
la sociedad chilena; la propiedad privada de los recursos naturales, el avance despiadado de la
economía neoliberal en todos los planos, los efectos y secuelas sociales acumuladas de las distintas
crisis económicas; la implementación dosificada de la flexibilidad laboral, el insulto del ingreso
mínimo, la estafa de las afps, y la ley de partidos políticos que impide la legalización de partidos
obreros, entre otras.
Aún así, en medio del debate, surgieron por primera vez en años, nuevas voces de jóvenes
dirigentes del sector público y privado, ligados al Movimiento de Trabajadores por la Base MTB,
que se atrevieron a denunciar ahí, frente a todos, la colusión que ha existido por años entre la cúpula
de la CUT y los gobiernos neoliberales.
Señalaron en esa asamblea estos jóvenes dirigentes, sobre la vergüenza y decepción que embarga al
mundo de los trabajadores por el servilismo con que la central se ha puesto a disposición -en estos
últimos veinte años- a los dictados del FMI, del Banco Mundial y el gran capital en general.
Con firme convicción, estos dirigentes del MTB, plantearon propuestas estructurales como única
salida posible que haga frente al avance salvaje del gran capital en nuestro país. Temas
fundamentales como una asamblea constituyente, la nacionalización de los recursos naturales, una
ley electoral proporcional, la derogación del código laboral y la autonomía de la central frente a los
gobiernos y partidos neoliberales, entre otras, fueron las iniciativas que estos dirigentes propusieron
sin previo aviso a una asamblea que a esa altura mantenía un mediocre y enajenado debate.
Surgida esta irrupción de demandas tan inusual al oído habitual de los dirigentes de ese consejo,
emergen también (inmediatamente) un grupo de dirigentes de la cúpula de la CUT ligados a
sectores de la DC y el PC, tratando de contrarrestar y deslegitimar con desesperación -ante la
evidencia expuesta-, las justas e incuestionables exposiciones de estos “atrevidos” y jóvenes
dirigentes.
Debemos plantear de una vez por todas, propuestas estructurales que sean
discutidas y aprobadas en la base, con los trabajadores, acordando como
primera tarea, la instalación de la Asamblea Constituyente de los Trabajadores
y Pueblos de Chile.