Sie sind auf Seite 1von 15

III Congreso Argentino – Latinoamericano de Derechos Humanos:

repensar la Universidad en la diversidad latinoamericana

Área Temática:

1. Derechos Humanos e Interculturalidad: problemática de los pueblos originarios, poblaciones


migrantes y otros segmentos sociales en situación de fricción intercultural.

De nada sirve… Derechos de los pueblos originarios. Puna Jujeña.


Autor: Cristina Serapio. Antropologa
CONICET - Salta
cristina_ser@hotmail.com

La problemática de los derechos de los pueblos indígenas es muy compleja y genera


varios focos de discusión: derechos individuales vs derechos colectivos; articulación
entre los distintos sistemas jurídicos (nacional-aborigen); articulación entre las
normativas internacionales, nacionales y provinciales; normativización vs aplicación/
interpretación, abriendo un complejo subcampo dentro de las ciencias jurídicas.
Estas políticas normativas, impulsadas por la presión de los históricos movimientos y
procesos de resistencia y reclamo de los pueblos indígenas, suponen un fuerte conflicto
y tensión en el campo jurídico y social.
De allí que sostenemos la urgente necesidad como cientistas sociales de acompañar a las
comunidades en sus reclamos e intentar lograr la concreción empírica de dichas
propuestas en un marco de respeto por la diversidad cultural y por una efectiva
aplicación de políticas estatales
Nuestros estudios se concentran en la puna de Jujuy, en el departamento de Santa
Catalina. Nos parece relevante comprender el complejo campo político y social que se
despliega en esta “pequeña comunidad” y visibilizar las enmarañadas prácticas y
relaciones socio-políticas desplegadas entre las distintas “comunidades” y los actores
estatales locales y actores privados (relacionados a la actividad minera), en el marco de
los derechos de las comunidades aborígenes, principalmente articulo 75 inciso 17 de la
Constitución Nacional y el Convenio 169 de la OIT .
Las comunidades residentes en este territorio producen y reproducen su vida
económica-social a través de distintas estrategias y prácticas ancestrales: pastoreo,
cuidado de ganado menor (llamas, ovejas, cabras), una escasa agricultura
complementada con otras estrategias del “mundo moderno”: lavado de oro,
migraciones temporales, empleados, planes de trabajo y una precaria inserción en la
minería privada.

De nada sirve.

La problemática sobre los derechos de las comunidades indígenas es muy compleja y


genera varios focos de discusión: derechos individuales vs derechos colectivos;
articulación entre los distintos sistemas jurídicos (nacional-aborigen), articulación entre
las normativas internacionales, nacionales y provinciales, normativización vs
aplicación, interpretación, etc., abriendo un complejo subcampo dentro de las ciencias
jurídicas el cual indagaremos, ejemplificando con casos de pueblos indígenas del norte
(Santa Victoria- Salta, Santa Catalina-Jujuy) .

Derechos individuales y colectivos

Una de las problemáticas se plantea en cuanto a la supuesta escisión entre derechos


indígenas (colectivos) y los derechos humanos (individuales). En ese punto algunos
profesionales jurídicos plantean los derechos indígenas como “privilegios”, porque estas
comunidades son tratadas diferentes a todos los ciudadanos, su condición modifica
algunas respuestas generales. Pero estos argumentos fueron rebatidos por Bidart
Campos1 cuando expone claramente que “se trata de aplicar la regla de que a quienes
se encuentran en circunstancias distintas no se los ha de nivelar igualitariamente
porque, si así fuera, en vez de igualdad se impondría la desigualdad” a la vez que el
derecho a la igualdad implica el derecho a la identidad y el respeto por la diferencia.
Ambas proclamaciones (DH y DI) tienen una sustancia común que los vinculan,
respetando sus particularidades, son reconocidos como necesarios para la vida humana:
el derecho a la vida, a la integridad, a la educación, a la salud, a no ser discriminado,
etc, son derechos inherentes a las comunidades indígenas, son derechos individuales,
exigibles. Si bien los derechos indígenas son colectivos (se reconocen a una agrupación
de personas, se refiere a pueblos) y apuntan a preservar la identidad cultural mediante el
1
Citado en Bazán, Víctor, pp 57
afianzamiento de las diferencias, reconocer su autodeterminación y su territorio, los
pueblos indígenas también pueden reclamar los derechos humanos individuales, por lo
que no son derechos opuestos, sino que son “partes del principio de goce pleno y
efectivo de los derechos humanos” (Bazan, V).

Derechos indígenas en Argentina – su articulación e interpretación


En la constitución Nacional de 1853, en el articulo 67 inciso 15, se establecieron
determinadas normativas para comprender a las comunidades indígenas. Conforme al
contexto político-social, las mismas expresaban que se debía establecer relaciones
“pacíficas” con las comunidades, y que deberían ser orientadas a la conversión católica.
Estas normativas expresan claramente el marco ideológico de los representantes
políticos de la época, promover la homogeneización, imponer una “igualdad” forzosa
para generalizar su dominio; homogenización que necesitaban para la construcción y
fortalecimiento de un estado-nación, también asociado a la delimitación de las fronteras
nacionales. Esta inquietud de homogeneizar fue una de las herramientas para la
legitimación de la diferenciación en las posiciones de poder.
A nivel infra constitucional se sanciona en 1985 la Ley Nacional N° 23302 donde se
declara de interés nacional la atención y apoyo a las comunidades aborígenes existentes
en el país, su defensa y desarrollo para su plena participación en el proceso socio-
económico y cultural de la nación, respetando sus propios valores y modalidades,
incluía el derecho del acceso a la propiedad de la tierra, el fomento de su producción,
preservación de pautas culturales en los planes de enseñanza y la protección de salud.
A partir de 1990 se dictan algunas leyes nacionales que tratan sobre la presencia de las
comunidades indígenas. La ley nacional N° 24375 (1992) que ratifica el Convenio sobre
la diversidad Biológica proclama: “respetara, preservará y mantendrá los
conocimientos, las innovaciones y prácticas que compartan las comunidades indígenas y
locales que entrañen estilos tradicionales de vida pertinentes para la conservación y la
utilización sostenible de la diversidad biológica y promoverá su aplicación mas
amplia…”
Recién en 1994, con la reforma de la Constitución Nacional, se incorpora en el sistema
jurídico de la república Argentina, normativas que reconocen determinados derechos de
los pueblos indígenas.
Las causas de este reconocimiento se debieron a varios factores sociales y políticos. El
más destacado fue la presión a nivel internacional en la problemática, en esta esfera los
distintos organismos y convenios celebrados sobre Derechos Humanos, del Niño, de la
Mujer, a la No Discriminación, Derechos y Deberes del Hombre, etc, de alguna manera
presionaron a los Estados (dependientes) para la “universalización” de los mismos..

Pero también fue importante como elemento de presión los históricos movimientos
políticos y procesos de resistencia y reclamo de los pueblos indígenas, que mantienen
una lucha ancestral por el reconocimiento de sus derechos. A este movimiento se puede
sumar la presencia y reclamo de muchos sectores de la militancia política, indigenistas,
ambientalistas, ONGs, organismos o dependencias oficiales, Instituciones, cuerpos de
investigadores e intelectuales, etc.
(Traeremos a colación Malón dela Paz)

Sancionadas las normativas (Constitución Nacional en su articulo 75, inciso 17), el


problema jurídico se plantea no solo en examinar las mismas, sino también en su
“interpretación”, en reflexionar de que manera y bajo que mecanismos se relaciona con
los tratados internacionales y las leyes nacionales y provinciales, los posibles puntos de
complementariedad entre la protección internacional y las aplicaciones internas, y en
caso de oposición o contradicción como se puede resolver el tema.
Para definir la jerarquización de normas, el sistema jurídico define y aprueba la
siguiente pirámide normativa: en la cima se encuentra la CN (Constitución Nacional),
junto a aquellos instrumentos internacionales sobre Derechos Humanos, reconocidos de
forma constitucional; después los tratados internacionales ratificados por la Argentina y
que se encuentran en un periodo de pre-reconocimiento constitucional; los tratados en
general; y por debajo de ellos las leyes nacionales y al final las leyes provinciales.
Dentro de esta jerarquización, se establece que cuando se presentan casos en que las
leyes contradigan o contrapongan el tratado u otras leyes, se privilegia según la
jerarquía de la pirámide. Es decir, primero se considera preponderantemente lo que
expresa la CN; después los tratados en sus distintos ordenes y por ultimo las leyes
nacionales y provinciales. En el caso de que alguna ley se oponga a un tratado con
status constitucional, ésta debe ser ignorada. Las leyes mantienen su vigencia en cuanto
no se opongan, sino en futuro son derogadas.

A esta jerarquización, se agrega los procedimientos de interpretación. Estos preceptos


jurídicos se deben “interpretar” y para ello también se apela a comisiones
internacionales que nos “guíen” en la comprensión e interpretación de los mismos. Este
criterio de interpretación se fundamenta en la experiencia de los conflictos
internacionales, por lo que ratifica la incorporación de los criterios de interpretación del
derecho internacional al ordenamiento jurídico argentino y ratifica el carácter de guía
que se debe otorgar a las decisiones de los organismos internacionales (CELS).
La corte suprema de justicia y los tribunales argentinos, no solo deben aplicar los
instrumentos y convenios internacionales de derechos en general, sino también los
criterios interpretativos propios internacionales.

“De este modo se alienta a los Estados a delegar competencias –entre ellas la
interpretativa- a los órganos internacionales de aplicación, bajo la lógica de la
universalidad de los derechos, y la necesidad de concentración u homogeneización
para determinar su significado y alcance” (CELS)

Estas decisiones nos indican que el estado Argentino debe seguir las recomendaciones
de interpretación de las normas según las experiencias internacionales, ya que sería
acorde a consolidar una visión homogeneizadora de los derechos que se quieren
universalizar.
La concepción práctica del derecho, se refiere justamente a la interpretación jurídica
como la búsqueda de la norma adecuada tanto al caso como al ordenamiento, ya que:

“un estudio del derecho y, peor aun, una jurisprudencia completamente encerrados en
las formulaciones jurídicas, sin conciencia algunas de los fenómenos a los que éstas
dirigen su fuerza normativa, serian obras extravagantes de juristas puros” (Bazán)

Lo que algunos jurisconsultos reclaman es que se considere la situación, una “mesura


jurisdiccional” para conectar los derechos de los pueblos indígenas sin soslayar sus
pautas culturales y la sujeción a sus preceptos consuetudinarios, y la aplicación de la ius
puniendi que titulariza el estado, de modo que se desenvuelva la normativa indígena sin
atentar contra los derechos y pautas constitucionales.

“integrarlos con sus diferencias, esto es hacerlos parte del resto de la sociedad sin que
ello signifique reclamarles renuncia o abdicación de su estilo, sus diferencias, su
idiosincrasia y su cultura” (Bazán, V)
Según Rosatti se trata de congeniar la identidad sociocultural del aborigen dentro de un
contexto jurídico-político de mayor escala y superar la vetusta política del
asimilacionismo (en Bazán, V). La idea no es aplicar rígidamente las leyes, sino hacer
justicia.
Bajo esta mirada se trata de analizar los problemas de conexión entre el derecho penal
estatal y derecho consuetudinario, situación extremo compleja que suscitó varias
contrariedades a la hora de aplicar las sanciones.

Las normativas de la Constitución Nacional de 1994:


En la CN articulo 75, inciso 17 se reconoce a los pueblos indígenas argentinos como
sujetos de derecho:

“reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos.


Garantizar el respeto a su identidad … reconocer la personería jurídica de sus
comunidades y la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que
tradicionalmente ocupan ... ninguna de ellas será enajenable, transmisible no
susceptible de gravámenes o embargos” CN Articulo 75, inciso 17

Uno de los mayores progresos jurídicos es el reconocimiento de la “preexistencia” de


estos pueblos, la presencia indígena es anterior a la formación de los Estados. En este
párrafo también se está reconociendo la diversidad cultural, por lo tanto el Estado debe
convivir con organizaciones políticas distintas, lo que implica sistemas jurídicos
distintos (estado pluricultural?), los pueblos indígenas tienen sus propias normas civiles,
penales, administrativas: su institucionalidad indígena. Este es uno de los puntos que
plantea serios conflictos a la hora de sancionar/analizar casos, ¿hasta que punto estas
normas civiles, penales y administrativas propias de las comunidades son aceptadas y
permitidas de aplicar? Supuestamente en la medida en que no afecte ni contradiga el
sistema jurídico nacional, cuando son incompatibles con las normas estándares
occidentales, éstas quedan debilitadas. Hasta que punto entonces, se puede plantear este
reconocimiento si sigue condicionado a los valores, opiniones y creencias del sistema
occidental?
Para ir desagregando los siguientes puntos, nos parece relevante traer a colación algunos
convenios y tratados internacionales que se adoptaron en la Argentina asociados al
tema, fundamentalmente el Convenio N°169 de la OIT.
En el ámbito internacional se adopta el primer instrumento de la OIT, el convenio N°
107 (hasta 1957). El perfil de las normativas en este momento histórico es dictado
considerando a las sociedades indígenas como sociedades imperfectas, en transición,
sociedades que se encuentran en un estadio inferior a las sociedades occidentales, por lo
que el deber del estado es impulsar y estimular ese “salto” a través de políticas de
asistencia técnica y así tratar de integrarlas a la sociedad nacional. Se las define
políticamente como “poblaciones”, que implica grupos aislados, temporarios, en
proceso de cambio, que puede y debe ser convertido y asimilado (CELS, 2001).
En 1989 se reúne nuevamente un equipo de profesionales para tratar desde la OIT el
tema sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Se modifica el anterior y se elabora
el Convenio N°169 que toma una perspectiva distinta. Se reconoce que son pueblos con
identidades distintivas, con características propias, se promueve el respeto a sus
culturas, formas de vida e instituciones. Ahora son definidos como “pueblos”, se asocia
a una identificación política, son sociedades permanentes y tienen derecho a mantener
su identidad distintiva, son sujetos titulares de derecho; se debe respetar su sentimiento
de pertenencia a una comunidad propia, sin por ello menoscabar su identidad como
ciudadanos de un estado (CELS).
De esta forma cambia el ángulo jurídico. Se plantea la posibilidad de reconocer otras
“instituciones”, otros “sistemas jurídicos”.
A la vez la Argentina forma parte de la Organización Internacional del Trabajo, por lo
que se compromete a cumplir determinadas normas y acepta el Convenio N° 169, que
no puede oponerse ni a la CN y a la vez ninguna ley puede oponérsele a él.

Ambas plantean la necesidad de garantizar el respeto a la identidad de las comunidades,


por su parte uno de los ejes del Convenio es la Auto identificación, como una definición
política, donde las propias comunidades deben marcar los limites de su pertenencia, el
Estado no puede hacerlo.

Tanto la CN como el Convenio N° 169 reconocen el derecho a la propiedad de las


comunidades, pero no sólo el derecho de posesión y propiedad de las tierras que
tradicionalmente ocupan, sino que el Convenio introduce la noción de territorio “… que
deberá incluir el concepto de territorios lo que cubre la totalidad del hábitat de las
regiones que los pueblos interesados ocupan o utilizan de alguna otra manera” y
también “deberán respetar la importancia especial que para las culturas y valores
espirituales de los pueblos interesados revisten su relación con las tierras o territorios, y
en particular los aspectos colectivos de esa relación”.” (CELS)
Esto implica reconocer a la tierra como territorio, un espacio en el cual las comunidades
puedan producir y reproducir su vida socio-económica y simbólica.
A la vez la CN agrega que se gestionará “la entrega de otras aptas y suficientes para el
desarrollo humano” cuando éstas no sean suficientes, es decir cuando las tierras ya no
sean aptas, se deberá anexar unas hectáreas más.
La CN no define lo que entiende por propiedad comunitaria, por su parte el Convenio
de la OIT señala que se deben priorizar los aspectos colectivos de la relación entre los
pueblos indígenas y la tierra, antes que los individuales y que se debe respetar las
modalidades de transmisión de cada pueblo.
La ley nacional 23303 respeta la propiedad colectiva como individual, sin embargo para
el reclamo o denuncia de territorios de comunidades indígenas las reconoce en tanto
Asociaciones Civiles. Por lo tanto es erróneo pretender imponer un criterio de propiedad
ajeno al sujeto del derecho.
Con respecto a la transmisión de las propiedades, la CN expresa que son inajenables.
Por su parte el Convenio expone que estas decisiones serán consultadas a los pueblos
interesados (los gobiernos deben realizar una consulta cada vez que se pretenda dictar
alguna medida, que se refiera a la capacidad de los pueblos indígenas a enajenar sus
tierras a terceros).
(Ejemplificaré con la situación de las comunidades de Santa catalina- Jujuy)

Estas propuestas normativas siguen una consistencia lógica con respecto a la situación
del Medio ambiente (art 41 de la CN), “el derecho de todos a gozar de un medio
ambiente sano, apto y saludable, apostar a la mejora de la calidad de vida sin que se
ponga en riesgo los recursos naturales”. Es una obligación exigir a las autoridades
competentes el acceso a una vida sana desarrollada en un ambiente sano.
Junto a estas observaciones, la ley nacional exige que toda actividad que genere un
impacto sobre el medio ambiente, tenga que ser precedido de un estudio de impacto
ambiental2.
Y aquí se introduce el discutido tema de la Participación. Cuando se refieren a la
participación de las comunidades indígenas, la CN la relaciona con la gestión de los
recursos naturales y demás intereses que lo afecten. Sin embargo, esta participación no
está muy bien definida y plantean que será preciso ir elaborándola en cooperación con
los pueblos indígenas (interpretación que realiza CELS). En el Convenio se explícita un
poco mas: “los representantes del Estado ante medidas legislativas o administrativas que
puedan afectar la vida de las comunidades deben consultar con los pueblos interesados,
mediante procedimientos apropiados y a través de instituciones representativas, y que
deberán ejecutarse de buena fe con la finalidad de llegar a un acuerdo o lograr el
consentimiento (6.2)”, generar un diálogo, intercambiar argumentos y arribar a una
solución justa, es una reunión entre instituciones representativas (CELS).
Este punto es muy confuso y en el campo empírico ha llevado a enormes injusticias.
Que son en realidad las consultas? Cómo se llevan a cabo?
(Ejemplificaré con las tratativas del Ordenamiento territorial en Salta – Qullamarca)

Las audiencias públicas y de consulta que se realizaron, no se efectuaron de manera


adecuada a la realidad de las comunidades indígenas, no se respetaron las formas
tradicionales ni culturales, tampoco temporales, no hubo intención de comunicar y
explicar de manera adecuada la información sobre el tema, tampoco se difunde los
temas a tratar.
Es un instrumento (que si bien no fue pensado para ello) se utiliza como el arma que
legitima los innumerables actos de despojo y expulsión de las comunidades, sobre todo
de las empresas privadas con altos intereses de inversión y explotación en la zona.
La participación es uno de los puntos mas cuestionados y difusos en cuanto a los
derechos de los pueblos indígenas y su tratado indefinido posibilitó situaciones de
extrema violencia y expulsión.

Otro de los ejes que plantea el Convenio de la OIT es la autodeterminación, que


significa la facultad de decidir sus propias formas de desarrollo, sus prioridades (esta
2
Estos estudios de Impacto Ambiental son realizados por equipos contratados por la misma empresa
interesada en impactar en el medio, no hay un control por parte de algún organismo o departamento
estatal en estas evaluaciones.
idea viene permeando todo lo anterior), y que se asocia al concepto de autogobierno,
que presupone la oportunidad y real posibilidad de manejar y controlar sus vidas
sociales y decidir sobre su propio futuro.

Al plantear estas nuevas normativas en la CN como en el Convenio N°169, a nivel


jurídico, se presume la posibilidad de abrir una pequeña rendija para la construcción de
un Estado pluricultural y multiétnico, en el cual se reconocen y se valoran las
diferencias socio-culturales. Sin embargo denota un complejo escenario, en el cual se
atraviesan y enfrentan determinadas fuerzas que provocan contradicciones que
desestabilizan los cuadros del sistema jurídico.
Insistimos en que si bien los cambios introducidos intentan ser prácticos 3, el campo
social es altamente conflictivo en cuanto se propone reconocer la Institucionalidad de
los pueblos indígenas y sus modos de vida, porque estos otros “modo de vida” suponen
mas que un idioma y un territorio, implica modos de pensar, de actuar, de reconocer,
valores, normas, tiempos y espacios distintos, diferentes a la lógica y pensamiento
occidental.
Por un lado es necesario para el estado nacional poder captar y normativizar este
subcampo, por presiones internacionales, de las comunidades, etc, pero también se
esfuerza por “integrar” esta esfera “distinta” en tanto forma de control y dominación.
Conocer para dominar, legislar para que no escape a su esfera de control social y
político.
Se trata de comprender y catalogar la lógica de las comunidades indígenas dentro de
“envases o moldes” de la lógica occidental. Al normativizar sus modos de vida,
inevitablemente se esta desconociendo y despreciando las formas de organización
indígenas. El estado necesita reglamentar modos de vida y pensamientos ajenos a su
paradigma, que a la vez funciona también como un mecanismo de control de esos
“paradigmas” desconocidos. Por ello es que se generan tantas contradicciones entre lo
que legislan, en los distintos niveles, con la realidad, mas el incumplimiento de esas
normas en el campo empírico.
Ejemplos de éstas contradicciones se reflejan por ejemplo en uno de los requisitos para
reclamar sus territorios: las comunidades deben presentarse como Asociaciones Civiles
o gestionar su personería jurídica. Esta gestión implica una serie de trámites

3
A pesar de que algunos representantes del sistema legal afirman que el artículo 75, inciso 17 son normas
pragmáticas
burocráticos tan densa y complicada, que no siempre es comprendida por los integrantes
de la comunidad, significando un verdadero proceso de alienación, y deben contratar
“técnicos- terceros” ajenos a la comunidad.
EJEMPLIFICAR SANTA CATALINA Y ORGANIZACIÓN DE COMUNIDADES
ABORIGENES JURIDICAS
La CN propone “reconocer personería jurídica de sus comunidades para habilidad y
capacidad suficiente como para tener vida en el mundo jurídico liberal”. Así se obliga a
las comunidades a jugar y moverse en redes y estructuras impuestas desde el estado
nación, las obliga a crear figuras jurídicas de raíces liberales-occidental, para que sus
reclamos sean escuchados, mas allá de que posteriormente sean reconocidos o no.
Los reclamos y quejas que deseen realizar las comunidades ante la OIT dentro del
Convenio N°169, solo pueden ser presentadas por otros estados -directamente ante el
Consejo de administración- y los reclamos deben ser impulsados a través de alguna
organización de trabajadores, es decir que las comunidades deberán buscar un sindicato
o cámara empresarial que la represente (CELS).
En la ley N°…de la provincia cuando se refiere a la tenencia de tierras puntualiza que es
necesario que en estas tierras se practiquen actividades como la ganadería o forestación
para que conserven las tierras, y que frente a una extinción de comunidades o
cancelación de la inscripción, puede haber una pérdida de la propiedad. Si bien la CN
asegura que ninguna situación registral puede resultar un obstáculo para el goce efectivo
de los derechos a la propiedad de la tierra, se deja entrever estas formas de control
basadas en parámetros occidentales y que además no reconocen y no respetan las
formas de producción y reproducción social de los pueblos indígenas.
EJEMPLICAR QULLAMARCA -

Las normas y su aplicación


A pesar de las observaciones y críticas que se puedan reflexionar, los organismos
estatales abrieron el debate para establecer jurídicamente los derechos de las
comunidades indígenas. Otro punto, como en todos los subcampos jurídicos, es hasta
que punto estas normas se aplican. Cuál es la situación empírica de las comunidades?

Se plantean varios argumentos y postulados acerca de por que no se aplican


correctamente estas normas.
Uno de estos argumentos afirma que todavía existe un desconocimiento de las
normativas, y que por lo tanto no se remiten a las mismas. Su real uso va a efectuar
después de un cambio procesual y lento.
Otro de los postulados mas fuertes se refiere a la resistencia institucional, debido a que
este reconocimiento legal pone en crisis el sistema jurídico propio, la posibilidad de
reconocer otras formas de control social y penalización en la sociedad, de reconocer
otros valores, otra institucionalidad, con un sistema distinto del occidental, diferente a
las normas conocidas, son situaciones muy complejas de discernir. Indirectamente se
pone en duda o se evidencia el monopolio de la normativización de valores sociales, de
un único y verdadero sistema de valores legítimo.
(CASO DE “VIOLACIONES” COMUNIDAD CHOROTE)

También se propone la falta de impulso y firme apoyo de los “otros” estados. Abregú
Martín (1997) afirma que el desarrollo de normativas y tratados internacionales de los
derechos humanos no ha significado una mejora en el grado de respeto de estos
derechos a nivel local y cree que el desafío actual es la “nacionalización de los derechos
universales”, para efectivizarlos al interior de las naciones.
Esta idea es un poco cuestionable, en cuanto plantea por un lado el “iluminismo” de los
Tratados Internacionales, como si los representantes de la OIT, ONU, OMS fueran los
únicos ideólogos e impulsores legítimos de las propuestas jurídicas que evidencian las
situaciones de pauperización y exclusión que sufren las comunidades; son los únicos
capaces de proponer sanciones que resguarden los modos de vida socio-culturales
distintos. Sostienen que es fundamental impregnar a los estados más débiles éstas
normativas para su posterior aplicación.
EJEMPLIFICAR CON ONU
Si los derechos de los pueblos indígenas fueron negados durante tantos años, y a pesar
de que recientemente se reconocen, no se resuelve la situación de los mismos, se debe a
una compleja red de conflictos políticos, económicos, sociales y culturales atravesados
todos por las redes de poder, que sostienen un sistema capitalista neoliberal, que parte
de los principios de obtener mayor ganancia en el menor tiempo posible, sin importar
las consecuencias. Son fuertes los intereses de los capitales, las empresas privadas, “el
progreso”, los representantes del estado como custodios de esos intereses externos, etc,
que conjugan una manta de poder y control muy difícil de romper. Eso no implica que
nunca se produzcan transformaciones y cambios, justamente en la encrucijada de estos
campos se permean las luchas de poder por conservar o transformar las posiciones de
cada agente, según sus capitales.
Así también se sostiene que no solo se deben aceptar y efectuar las normativas dictadas
por organismos internacionales, sino también que la “interpretación” de las mismas se
deben basar en la mirada externa, porque éstos organismos son lo que desarrollaron un
conocimiento certero y una fiable experiencia, por lo que debemos adherir
inclaudicablemente.

Si bien se critica reiteradamente las leyes y normativas de la nación (CELS) tampoco


por ello se debe magnificar las propuestas de organismos internacionales. Por ejemplo
cuando se refieren a que las leyes nacionales pretenden imponer normas, todas las
convenciones y tratados caen en esta contrariedad: intentar respetar modos de vida
diferentes, enmarcados en lógicas liberales; se encapsula y define bajo normas oficiales.
No porque el estado nación incorpore una serie de normativas en cuestión de DDHH
éstos se cumplirán. Sino que esta normativización, debe ir acompañada de otras
políticas. Si bien es un logro social la normativización de los derechos indígenas, al
igual que los derechos humanos en general, su real importancia reside en la posibilidad
de su aplicación en la práctica cotidiana, en el mundo empírico. Por eso adherimos a
Víctor Bazán cuando aboga por que

“el concepto constitucional que consagra los derechos de los pueblos indígenas no sea
solo una mera cláusula simbólica y líricamente reivindicativa, que quede a vivir
relegada a pervivir cautiva en las redes de la dialéctica”

De nada nos sirve el reconocimiento de títulos de tierra sino se respeta el derecho a la


alimentación, a una vivienda digna, a la salud, si se otorgan tierras inadecuadas; de nada
sirve respetar y abanderarnos de los valores culturales indígenas y por otro lado firmar
tratados con empresas privadas para un uso destructivo del medio en pos de sus
intereses; difundir orgullosos la presencia de un maestro bilingüe, cuando los
contenidos de la currícula escolar reproducen la historia de dominación y violencia de
las sociedades occidentales sobre las otras.
Sostenemos que el problema se sitúa en la esfera política y en la necesidad imperante de
generar equipos interdisciplinarios junto a las comunidades, para intensificar el grado de
reclamo y exigencia hacia los estados, con el objetivo de aplicar las normas escritas y
modificar estructuras, pero no como una “reparación histórica” sino como la necesidad
y obligación de brindar a las comunidades el espacio socio-cultural que les corresponde
desde siempre.

Cristina Serapio

Bibliografía:
 Amparo-Operatividad del articulo 75 inciso 17 de la Constitución Nacional-
Inconstitucionalidad de actos administrativos- Propiedad Comunitaria. Pico
Truncado 2000
 Bazán, Víctor. Los derechos de los pueblos indígenas de las perspectivas interna
e internacional. Buenos Aires
 Belli, Elena – Slavutsky, Ricardo . Recuperar el territorio: Migración de retorno
y conflicto social en las Yungas jujeñas en Revista Estudios Migratorios
Latinoamericanos N° 47
 Belli, Elena - Slavutsky, Ricardo – Trinchero, Hugo (comps) Etnicidades y
territorios en redefinición. Buenos Aires
 Bernal, Irma. Rebeliones indígenas en la puna, Buenos Aires. Edit. Yuchan
 Bidaseca, Karina (2001). Nómades sin tierra. La construcción histórica de la
vulnerabilidad social de los zafreros tucumanos migrantes de fin de siglo en
Revista Desarrollo Económico - Vol 41, Buenos Aires
 P. Bourdieu (1991) El sentido Práctico. Taurus, Madrid
 P. Bourdieu - Wacquant (1995) Respuestas. Por una antropología reflexiva.
Edit. Grijalbo, México
 Cardozo, I. La Batalla de Quera. Jujuy
 CELS -Programa de Derechos Económicos, Sociales y culturales- (2001) La
compatibilidad entre el Convenio N°169 y la Legislación Nacional. Buenos
Aires
 Constant, Marcelo (1995) Minería en la Puna de Jujuy 1885-1900, Tesis
Licenciatura en Historia. Jujuy, Universidad Nacional de Jujuy
 Farfán, Fortunato (1996) Santa Catalina- Su belleza y su gente. Jujuy
 Janoschka, Michael y Reboratti, C. La movilidad de la población en la quebrada
de Humahuaca- en Revista Estudios Migratorios Latinoamericanos N° 47
 Kalinsky, Beatriz (2000) El derecho Penal en ámbitos interculturales. Neuquen
 Karasik, Grabriela (1999) Buscandole genealogía al diablo. Discusiones sobre la
nación y la frontera

Das könnte Ihnen auch gefallen