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Semiótica de los Medios II Cátedra Del Coto

Clases teóricas dictadas por la prof. María Rosa Del Coto


16/03/10

Teórico N° 1

Quiero, en primer término, presentarme y hacer una presentación de la materia. Luego


presentar el programa, qué vamos a trabajar y entrar, finalmente, en tema. Así, la última
parte de la clase va a estar dedicada a comenzar con el desarrollo del programa.
Soy María Rosa del Coto la titular de la asignatura. El año pasado se concursó la
adjuntía y ganó el concurso una persona que también forma parte de la cátedra; hoy no
está presente pero va a dar algunos teóricos en algún momento, porque está en este
momento con licencia por enfermedad. Hecha esta aclaración voy a centrarme
fundamentalmente en el título de la materia “Semiótica de los medios II”. Acá aparece
una cuestión que podemos considerar anecdótica, porque ustedes se preguntarán por qué
hay una Semiótica de los medios II, sino no hay una Semiótica de los medios I. El
hecho es que había una Semiótica de los medios I que era la que actualmente es
Semiótica de los géneros y estilos contemporáneos, materia que ustedes vieron
previamente a ésta y que es correlativa. El hecho es que en el momento en que había
una sola cátedra y su titular era Steimberg, él comenzó a profundizar en lo que luego
sería el eje fundamental de la materia, o sea lo que luego se consolidó en el trabajo
sobre las diez proposiciones acerca del género y el estilo, que ustedes conocen. De
acuerdo con esta profundización le pareció más adecuado que la denominación de la
materia fuera fiel a lo que aparecía como eje capital de la asignatura y por lo tanto hubo
allí un cambio. Nosotros seguimos con la misma denominación, razón por la cual
arrastramos el II, quedó así y así seguimos. Después de este dato anecdótico, quiero
centrarme en los dos elementos centrales que forman el sintagma “semiótica de los
medios”, o sea, los dos sustantivos: semiótica y medios.
En relación con semiótica y también en relación con medios, todo lo que diré es una
especie de recordatorio, una suerte de refresco de lo que, ustedes conocen, por haber
transitado ya los cursos de “Semiología y Análisis del discurso”, en el C.B.C. y en
Semiótica de los géneros y estilos contemporáneos. No va a haber demasiados
conocimientos novedosos al respecto, pero sí les va a servir como para organizar
aquello que conocen, o que se supone que conocen. Es el objetivo de esta parte inicial,
entonces, ubicarlos en relación con lo que es la semiótica y con lo que se entiende,
desde este punto de vista de vista a los medios, para, a partir de allí, empezar a trabajar
con lo que es específicamente el desarrollo de la materia. Entonces centralicemos en
semiótica. Una manera que me parece oportuna para organizar el trabajo respecto de
ella es indicar que existen periodos dentro de la semiótica, que uno puede distinguir
momentos. Los analistas, los investigadores, hablan de dos grandes períodos, un primer
período que podemos denominar “semiótica de primera generación” o “primera
semiótica” y también semiología. Quiero aclarar que semiología puede funcionar como
termino equivalente a la “primera semiótica”, o sea como una especie de sinónimo de
ella, pero que sería un error utilizar el término semiología cuando estemos frente a
textos o cuando queramos aludir al segundo período de la semiótica. Entonces,
semiología es un concepto que está consustanciado con lo que es la primera semiótica, y
ahí podemos ver, como decía anteriormente, una especie de equivalente de ella, pero
que sería incorrecto extenderla, emplear la palabra para referirla a la segunda semiótica
o semiótica de segunda generación porque la palabra semiología remite de manera muy
fuerte a la teoría saussureana, y la teoría saussureana va a tener una importante
influencia sobre la primera semiótica, pero no va a tener ninguna injerencia sobre el
segundo período de la semiótica. Por lo cual, como adelanté, sería inaceptable utilizar el
término semiología cuando nos referimos al segundo período de la semiótica.
Dijimos, entonces, que la semiótica presenta dos períodos; el primero surge en los años
60, y se extiende hasta, aproximadamente, 1975; los años que mencionamos son
siempre aproximativos. Hubo algunos textos que se fecharon previamente a 1960 y que
hoy podemos incluir perfectamente dentro de la primera semiótica, y puede haber
algunos trabajos posteriores al 75 que también se incluyan dentro de ella, y al revés
algunos textos anteriores al 75 manifiestan estar conceptualmente más cerca de planteos
propios o característicos de la segunda semiótica y totalmente alejados de los
prototípicos de la primera.
Acá se abre una primera pregunta que es ¿por qué surge en ese momento la primera
semiótica y no en otro? Esta pregunta es pertinente sobre todo si tenemos en cuenta que
la lingüística saussureana tiene su apogeo, ocupa un lugar fundamental en la lingüística,
desde el momento en que se publica el “Curso de lingüística general”, o sea en el año
1915. La lingüística saussureana tiene un desarrollo central dentro del campo lingüístico
entre 1915 y 1960, y resulta curioso, entonces, que la semiótica comience, como un
campo institucionalizado de saber, en los 60, y esto porque en ese momento hay autores
que propugnan por el nacimiento de esa nueva ciencia o disciplina. Después vamos a
hablar de esto de ciencia o disciplina. Entonces como les decía lo primero que llama la
atención es por qué surge la semiótica en ese momento y no en otro. La pregunta es
muy simple de responder y está vinculada con algo que ustedes ya conocen y que van a
seguir profundizando a lo largo de la carrera: se trata de un movimiento, el
estructuralista o el estructuralismo, que va a imperar en el dominio de las ciencias
sociales y humanas un poco antes de los años 60, pero que va a alcanzar en esa década
su momento de mayor esplendor. Esto hace que el “Curso de lingüística general”
aparezca para distintos investigadores que trabajan, por ejemplo, dentro del
psicoanálisis (la figura más importante allí es, en ese momento, Lacan ), dentro del
campo de la antropología (la figura que se destaca aquí es Levy Strauss), dentro del
campo de la teoría de la literatura (una figura importante es Todorov) -les digo nombres:
Lacan, Levy Strauss, Todorov, que ustedes pueden llegar a conocer, pero hay muchos
otros- que se sienten muy influidos por la teoría saussureana y que en campos que ya
tienen una larga y vasta tradición, imponen una perspectiva particular que es la que
caracteriza al “Curso de lingüística general”. Esta mirada particular tiene que ver con el
modo en que Saussure define a su objeto de estudio. Ustedes saben que el pensamiento
saussureano es un pensamiento que opera a partir de relaciones binarias; las nociones
centrales de la teoría son pares de oposiciones, que funcionan dicotómicamente; esto
está en relación con el hecho de que, en líneas generales, uno de los elementos de los
pares es el que aparece privilegiado. Los lingüistas saussureanos, de acuerdo con lo que
expresa el Curso … , se centran en uno de los pares (el que van a profundizar). Así en el
Curso… se identifican diferentes pares de oposiciones. El par fundamental, la matriz es
la distinción, como ustedes saben, lengua / habla. Estamos hablando de Saussure 1 .
Saussure formula una distinción entre lengua y habla, y se “queda” con la lengua,
desechando al habla, por no ser esencial, frente a la lengua que se define, precisamente,
como esencial. Esta última es definida como “sistema de signos” y signos a su vez,
también se define a partir de una relación binaria: la que se forma con “significado /
significante”. Todo esto es ya muy conocido por ustedes. Quiero recalcar la importancia
que va a tener la idea de “sistema de signos”, porque la idea de sistema está ligada a la
noción de estructura. No son equivalentes, pero de alguna manera, aquellos que han

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A propósito de ello aclaro que sería un gran error decir que Saussure es un semiólogo, Saussure no es
semiólogo, él es un linguista, y lo que hace es darle pie a la semiótica.
formado parte del movimiento estructuralista, están trabajando con la idea de sistema.
La idea de sistema implica el principio de inmanencia, o sea que para definir cualquier
elemento que forma parte del sistema lo que hay que hacer es observar la relación que
guarda con los otros elementos que van a formar el mismo sistema. Esto quiere decir
que es un tipo de aproximación que nunca pone en juego lo que es externo al sistema, lo
extralingüístico, lo “contextual” -para decirlo rápidamente-. Para dar la definición de los
elementos que integran la lengua, en la teoría saussureana, hay que pensar solamente en
todos los elementos que forman el sistema. Una ley inflexible de esta teoría es no
considerar elementos extra lingüísticos. Esta idea es la que también van a utilizar los
estructuralistas; junto con ella, van a adoptar, también en líneas generales, la idea del
signo, y su composición: las dos caras que, según la teoría saussureana, lo forman.
Entonces, los investigadores estructuralistas toman ejes o elementos fuertes dentro de la
teoría saussureana y “aplican” o “piensan” esos elementos en conexión con objetos
diferentes de la lengua, objetos que han sido estudiados previamente en ciencias y
disciplinas determinadas que cuentan con una mayor o menor tradición, según los casos.
Hasta acá un repaso de lo que es el estructuralismo.
En los sesenta, cuando se da el surgimiento y cobra su mayor impulso el movimiento
estructuralista, el libro de cabecera para todos los investigadores que adscriben a él es el
“Curso de lingüística general” 2 . En el Curso de lingüística general aparece la primera
mención a la semiología, que es lo que, específicamente, nos interesa referenciar. Esa
mención se da en dos párrafos de todo el libro, por eso como decía hace un rato
Saussure no es semiólogo, es un lingüista; en dos párrafos se hace mención a lo que el
propio Saussure denomina semiología. Saussure es un positivista, entonces una de las
cosas que le interesaba hacer era trabajar la formalización de la lingüística para
entenderla lo más cercana posible a las ciencias que hoy denominamos duras. Siendo
una ciencia blanda, Saussure trata de asimilarla lo más posible a lo que hoy llamaríamos
ciencias duras, piensa a la lingüística, entonces, en primer lugar como una ciencia y,
para ello, en segundo término, se da como una de las tareas fundamentales la de pensar
qué relación puede establecer ella con otras ciencias. Entonces cuando efectúa la tarea
de pensar esa relación, observa que la lengua es un sistema de signos, que puede ser
considerado el más importante de los sistemas de signos, pero que en toda sociedad hay

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No fue escrito por Saussure sino por los alumnos más destacados que volcaron las notas que habían
tomado en su asistencia a los diversos cursos dados por Saussure, confrontaron tales notas entre sí y con
incluso las notas del propio Saussure. De esta tarea surge lo que se conoce como “Curso de lingüística
general”.
otras sistemas de signos además del de la lengua. Entonces, entiende que debe darle
lugar a la presencia ideal, virtual (ideal, virtual en el sentido de que en ese momento aun
no existía) de una ciencia que se ocupe, es decir que estudie, los fundamentos generales
de todos los sistemas de signos, dentro de la cual, según Saussure debe inscribirse a la
lingüística. Así lo pensaba Saussure, luego Barthes va a decir que en realidad la ciencia
madre es la lingüística porque, obviamente, la semiología va a tomar conceptos de ella
para constituirse.
Volviendo a Saussure, digamos que plantea la necesidad de que se instale una nueva
ciencia a la cual llama semiología y a la que le da, le asigna un nuevo objeto; para él, la
semiología tenía que ser la ciencia dedicada a estudiar “la vida de los signos en el seno
de la vida social”. Sobre esto en algún momento vamos a volver, pero lo que quiero que
quede claro es que Saussure es un lingüista (y no un semiólogo) que piensa que es
necesario que exista la semiología, la cual, como plantemos, recién va a ser
institucionalizado en los años 60 cuando un conjunto de jóvenes investigadores se
decidan a darle impulso. Entre estos jóvenes investigadores encontramos a Eco, a
Barthes, a Metz. Éstos son los nombres de los autores quizá más importantes, los que
presentan posiciones diferenciadas: algunos están muy interesados con ver cómo
funcionan los signos en nuestra vida social, están especialmente atentos a
planteamientos ideológicos, y les parecía muy importante que la gente pudiera conocer
cómo estaban hechos los textos para desarticularlos ideológicamente y así facilitar
críticas fuertes al sistema. En esta línea están Barthes y Eco, no Metz que manifiesta
otra intención, aunque también pertenece a esta primera semiótica. Él está menos
preocupado por las cuestiones ideológicas y sociológicas que los otros dos nombrados.
La primera semiótica va a tomar de Saussure, de la teoría lingüística, la idea de sistema,
la idea de signo (el signo va a ser un elemento fundamental), la oposición matriz lengua
/ habla, pero evidentemente va a tener que traducirla, va a tener que trasladarla porque
esa terminología (lengua/ habla) está muy ligada a los idiomas, entonces sustituye el par
lengua / habla, por el de código / mensaje. Lo que se impone en la semiótica de primera
generación, como equivalente a lengua y habla, es código y lengua. Se ven obligados a
analizar mensajes, pero prevalece en ellos la idea de que por detrás, por debajo, de los
mensajes siempre está funcionando un código. Se analizan los mensajes pero a lo que le
asignan importancia en realidad es al código, porque entienden a los mensajes como
manifestación del código. Por lo tanto hay que delimitar, dar cuenta de la manera en que
está formado ese código. Del mismo modo que los lingüistas saussureanos que hablan
de unidades, y de niveles, pues el sistema de signos que es la lengua está constituido de
subsistemas, y estos subsistemas tienen que ver con niveles, y tales niveles van a estar
formados por un conjunto de unidades específicas, propias del sub-sistema, o nivel, los
semiólogos de primera generación se interesan por definir niveles y dar cuenta de cuáles
son las unidades que los componen. Lo que estoy planteando se observa muy bien en un
texto que ustedes vieron, creo que en las dos semióticas, en un texto de Metz “El
estudio semiológico del lenguaje cinematográfico”. En ese texto, que trata de varias
cosas y que uno puede fraccionar en dos partes, se hace una serie de comparaciones con
la lengua; entonces el tema allí es ver cuál es la unidad mínima del cine. Se acordarán
que de esto se ocupaba el texto de Metz, quien establecía la diferencia que presenta el
signo lingüístico con la unidad mínima del texto fílmiico, que para Metz no era el plano,
ya que el plano no es equivalente al signo sino a un enunciado, que es, por supuesto,
algo más que un signo. La referencia que hago es para traer a colación algo que ustedes
conocen y para explicitar cómo está operando, influyendo el pensamiento saussureano.
Metz también tiene un texto muy importante que está construido como una pregunta, el
texto se llama “El cine: ¿lengua o lenguaje?”. Entonces llega a la conclusión de que no
es lengua porque no tiene las características que tiene toda lengua, o sea no está regida
por el criterio de gramaticalidad sino de aceptabilidad. Se acuerdan lo que planteaba en
“El estudio semiológico del lenguaje cinematográfico”. Esto nos importa solamente
como ejemplo.
Como les decía la semiótica de primera generación se inicia en los primeros años de los
60 y dura aproximadamente hasta el año 75. Acá podemos hacer mención a otro texto
que ustedes conocen, o por lo menos algunos de los que hicieron Semiótica I con
Steimberg, los que vieron dentro de la bibliografía, un texto de Verón: “Para una
semiología de las operaciones translingüísticas”. A lo que quiero hacer referencia de ese
texto es que en la segunda parte de él, Verón plantea que es insuficiente la noción de
signo, y, además, ya empieza también a descreer de la noción de código. El texto fue
publicado en el año 73. Su voz no es solitaria, o sea, lo que afirma no es algo que se le
ocurre sólo a él, sino que, cuando dice estas cosas, de alguna manera se está haciendo
eco de lo que opinan o comienzan a opinar los semiólogos. Aparece así, como una
especie de síntoma, podríamos decir, con respecto al cambio de perspectiva que está
naciendo en ese momento. A partir del año 1975, como decíamos, se da la segunda
generación de la semiótica. En esta semiótica, ya no tiene importancia la lingüística
saussureana: la lingüística saussureana deja de ser, para decirlo en términos de Verón,
condición de producción y cede ese lugar a otras teorías lingüísticas, que son aquellas
que surgen en el campo específico (cuando digo el campo específico es el de la
lingüística durante los años 60). No se si quedó claro. Lo que tenemos que ver es que
hay un ritmo, podríamos decir diferente entre lo que sucede en el campo de la
lingüística y lo que sucede en el campo de la semiótica. Cuando en la lingüística el
modelo saussureano está siendo derrotado por otras lingüísticas, surge la semiótica,
década del sesenta. Ya explicamos por qué los estudios semióticos surgen en ese
momento y no en otro. Pero después en los años 75, es como que en la semiótica
comienzan a tener repercusión todas aquellas críticas que se le habían formulado desde
la lingüística a la teoría lingüística saussureana en los 60. Durante esos 15 años se fue
desarrollando en el campo de la lingüística lo que se denomina “lingüísticas
discursivas” o “lingüísticas del discurso”. En un primer acercamiento, nosotros
podríamos decir que aquello que desechaba la lingüística saussureana, recordaran que
aquello que dejaba de lado era el estudio del habla, es lo que va a ser fundamental para
las lingüísticas discursivas. O sea, la utilización de la lengua en actos específicos de
lenguaje, para decirlo rápidamente.
Ahora bien, estos lingüistas no utilizan la terminología saussureana porque eso
implicaría de alguna manera seguir bajo la misma conceptualización que Saussure,
entonces, porque en realidad el concepto es diferente, sustituyen el término habla por
discurso o por texto, pero es más común hablar de discurso. El discurso entonces va a
sustituir como objeto de estudio a la lengua. Estos investigadores, lingüistas, se van a
preguntar por este punto y van a retomar el pensamiento de Bajtin, por ejemplo, quien
ya en el año 30 hacia críticas al modelo saussureano, porque en occidente el
pensamiento bajtiniano llega recién en los 70. Lo importante es qué caracteriza a estas
linguísticas discursivas; respecto del tema, hay una manera nueva de entender al sujeto,
por ejemplo, éste ya no es libre, sino que es como la palabra lo indica “sujeto”, está
sujeto. Ya aquí va a entrar también con fuerza el pensamiento psicoanalítico. La noción
entonces de discurso implica pensar al sujeto de una manera diferente, un sujeto que,
para decirlo en términos de Verón, está atenazado, sujeto a condicionamientos. Estos
condicionamientos pueden ser simplemente condicionamientos comunicacionales –
situaciones comunicativas-. Para dar un ejemplo rápido, la situación clase implica una
serie de restricciones, si estuviéramos en la calle, esas restricciones no estarían pesando
sobre lo que se dice y, sobre todo, sobre el cómo se dice. Entonces los sujetos tienen
que atenerse a esas reglas que son sociales, son culturales en principio y luego por lo
tanto son sociales. Dentro de los autores que se inscriben dentro de las teorías
discursivas, nos encontramos a aquellos que hablan también de condicionamientos
socio-históricos. Son teorías que están más influidas por el pensamiento marxista. Todas
las teorías que hablan de enunciado, que trabajan la enunciación, como lo hace
Benveniste, se inscriben dentro de las teorías discursivas; entonces se producen una
serie de modificaciones, de cambios en el campo de la lingüística que van a afectar
también al campo de la semiótica; así se produce la irrupción de la segunda semiótica o
semiótica discursiva. Ustedes cuando se enfrentan a un trabajo como el de Verón o a
cualquier trabajo que hable de condicionamientos sociales o de restricciones que pesan
sobre los sujetos, eso es, en términos de Verón, una “huella” que nos está diciendo:
“esta es una teoría discursiva, esta es una teoría semiótica de segunda generación, y no
una teoría semiológica”. En cambio, cuando se habla de signo, de unidades mínimas, de
código, estamos en presencia de un trabajo que remite a la primera semiótica.
En la materia vamos a trabajar con textos que se inscriben todos dentro del campo de la
segunda semiótica, de cualquier manera vamos a hacer referencia a bibliografía que
corresponde a la semiología, para confrontar posicionamientos, pero no tenemos textos
pertenecientes a la semiótica de primera generación. Todos se enmarcan dentro de
diversas teorías pero que son de la semiótica de segunda generación.
Tengo que plantear, para terminar con este mapa, indicando que nosotros podemos
entender a la semiótica como una ciencia, esa es la manera de entenderla cuando
estamos en presencia de una semiótica de primera generación. A medida que avanzamos
a una semiótica de segunda generación, la idea de ciencia va a caer, va a ser sustituida, o
bien por disciplina o bien, incluso, conjunto de teorías acerca de la construcción del
sentido. Otra cuestión tiene que ver con que la semiótica tiene una faceta teórica. Vista
de esta manera, hay una semiótica más abstracta, para decirlo de algún modo, teórica y
esta faceta tiene que ver con aquellos estudios que se vinculan con lo filosófico,
fundamentalmente. Hay de algún modo una semiótica especulativa, podríamos decir. Y
hay una semiótica que trata, no de dejar de lado los aspectos teóricos porque esto sería
imposible, pero sí darle mayor peso a la cuestión metodológica. Que la semiótica
funcione como una especie de herramienta, de útil para el análisis de los discursos, de
los textos, o de los mensajes si estamos dentro de la primera semiótica. Nosotros, en
Semiótica II, igual que en Semiótica I, por una cuestión estratégica tratamos de alguna
manera de amalgamar las dos posibilidades, o sea, por un lado ustedes van a ver sobre
todo la unidad 2 (después voy a decir de qué se trata), el despliegue de distintas teorías,
pero al mismo tiempo le damos importancia al aspecto metodológico. Y le damos
importancia, como decía, por una cuestión estratégica, por un lado porque, como
ustedes lo van a ir corroborando a medida que vayan avanzando en la carrera, y como
ya lo pueden sentir actualmente, la carrera está dando siempre preeminencia a teorías, a
aspectos teóricos, y deja de lado lo práctico para los talleres y algunas otras pocas
materias. Entonces lo que se observa es que en el momento en que los alumnos tienen
que hacer los trabajos para las tesinas -siempre y cuando esas tesinas tengan que ver con
el desarrollo de un análisis textual-, aparece como problema de difícil resolución, cómo
y desde dónde abordar el análisis concreto de los textos. Y ahí es que aparece cierta
utilidad de la semiótica.
Por otro lado subrayamos los aspectos metodológicos, pensamos a la semiótica como
instrumento, porque esta postura permite poder pensar la articulación de ella con otras
disciplinas. A la semiótica en ese caso, se le asigna el lugar de la descripción, y la otra u
otras disciplina/s deberá/n tomar a su cargo la interpretación y/o la explicación. Ahí se
abre todo un problema que es con qué otras disciplinas, o con qué otras teorías vamos a
hacer la articulación. Con esto terminamos esta especie de aproximación a “semiótica”.
Ahora vemos lo correspondiente a medios.
Por supuesto que cuando se habla de medios, estamos utilizando el término en un
sentido figurado, es una metonimia. Porque nadie se está preguntando por cuestiones
que atañen a la ingeniería. Efectivamente, la semiótica no se ocupa de dispositivo
técnico en un sentido literal, cuando hablamos de medio, estamos hablando de los textos
en realidad, por eso es una metonimia, son los textos, los discursos producidos, que
circulan, y son recepcionados a través del medio, los que nos importan. Pero cuando
hablamos de medio, también estamos pensando en algo que plantea Fernández, y es el
hecho de que los medios se consideran como instancias que albergan “materias de la
expresión” o “materias significantes”, (a ambas expresiones las damos como
equivalentes aunque estrictamente no lo sean). Y entonces es cómo podemos, a la
manera de Metz, enfrentar, la radio al cine y la televisión, o internamente el cine a la
televisión, fijando cuales son las materias significantes o de la expresión que cada uno
de los medios albergan. A nosotros, de esta perspectiva semiótica de segunda
generación, nos interesa ese elemento que mencionamos, las materias de la expresión
que son albergadas por distintos medios, en la medida en que ellas van a imponer
algunas restricciones en la construcción de los discursos. Claro que, fundamentalmente
nos importa otra cosa: el trabajo que se realiza sobre esas materias, el trabajo social que
se despliega, se efectúa sobre esas materias significantes que dan lugar a textos
diferentes. Pero vean que estamos hablando de restricciones: de las propias materias, del
medio, serían restricciones del lenguaje para decirlo rápidamente y después
restricciones que tienen que ver con la asignación del sentido, porque se pone el acento
en cómo son trabajadas esas materias para la producción de un discurso determinado o
de unos discursos determinados. Esto tiene que ver a grandes rasgos con lo que estamos
indicando, como una aproximación, al título de la materia.
Vamos a ver ahora antes de hacer la presentación de las unidades, algunas cuestiones
formales, burocráticas, que están en el programa, pero que hay que presentarlas
también. En primera instancia vamos a hablar del régimen de evaluación; nosotros
tenemos dos regimenes, uno que es promoción sin examen final y otro que consiste en
dar un examen final. Entran una serie de requisitos para formar parte del primer
régimen, y entre ellos encontramos la asistencia obligatoria a teóricos. Ese es el primer
requisito, aquellos que no vienen al teórico, pasan automáticamente, al segundo
régimen: o sea, a pesar de que pueden tener 10 en ambos parciales y aprobado el trabajo
práctico, van a tener que dar el final, obviamente en este caso se facilita la instancia.
Pero lo que quiero decir es que es requisito la asistencia a teórico para promocionar.
Pero también está la exigencia de aprobar los dos parciales con 7 o más de 7. Nosotros
tenemos dos parciales y un trabajo práctico; antes teníamos la posibilidad del promedio,
pero después, por una normativa de la facultad, eso se abolió, y lo que quedó es el hecho
de que en las dos evaluaciones tienen que sacarse 7 o más. El alumno puede tener en el
trabajo práctico 10, en el parcial 10, pero si tiene 6 en el otro parcial va directo a final.
Por supuesto que estos casos (casi) nunca se dan, estoy poniendo el ejemplo para que
vean cómo es la cuestión. Además, por varios motivos, uno de ellos es para pasar lista,
para poner el presente, hemos instrumentado también el sistema famoso de las fichas.
¿Por qué es importante la ficha y cómo debe estar completa la misma? La ficha es
importante porque hay una diferencia grande respecto al modus operandi en Semiótica
I, esta es una materia cuatrimestral, mientras que Semiótica I es anual y los mismos
textos que se desarrollaban en teórico se profundizaban en los prácticos. En Semiótica II
esa no es la modalidad, los textos y los autores que se ven en teóricos no se ven en
prácticos, entonces esto hace que tampoco las dudas, las cosas que no quedan claras en
teóricos deben resolverse en el ámbito de los teóricos, para eso sirven las fichas. En las
fichas ustedes tienen que hacer un punteo de los temas trabajados. Vamos a dar tiempo
para que más o menos 10.45hs hagan su ficha, cosa que a las 11 de la noche todo el
mundo esté afuera. La ficha tiene que ser representativa, no exhaustiva, de la clase;
dicho de otra manera, tienen que hacer un punteo conceptual de aquello que ha sido
trabajado en la clase, y muy importante es que tienen que incluir las dudas, pueden traer
dudas que tienen que ver con los textos y nosotros operamos de la siguiente manera:
ustedes dejan las fichas en los sobres, y a la semana próxima al principio del teórico se
responden las dudas más frecuentes o sea siempre se revisan las dudas, no es que se les
hace hacer la ficha para dar el presente, sino que tiene esta otra utilidad. Las dudas que
se les pudo haber generado la lectura de los textos o las dudas de una clase anterior. Una
aclaración es que las primeras veces que hagan las fichas, pongan además del nombre
de ustedes el número de comisión, el día y horario de cursada y si saben el nombre del
docente, ya que llegado el caso que no se corresponda con el número de comisión,
existe el día y horario con lo cual es más fácil identificar al docente a cargo.
Presentación rápida del programa: como todo programa está compuesto por unidades.
La primera unidad va a tener un objetivo muy preciso, que es comparar las
concepciones de signo que presentan la teoría saussureana y la peirceana. Vamos a
enfrentar las dos teorías, prestándole especial importancia al pensamiento peirceano.
Casi toda la primera unidad va a estar integrada por bibliografía que corresponde al
pensamiento pierceano, cosa que no se ha visto en Semiótica I, si bien lo tratan no se
han enfrentado a textos.
La segunda unidad tiene que ver con la presentación de distintas teorías de semiótica de
segunda generación; la primera, ustedes ya la conocen (es la teoría de Verón), y
respecto de ella vamos a subrayar aspectos que no han visto, por ejemplo, la relación de
Verón con Peirce. Además de Verón, vamos a ver Bajtin/Voloshinov, las críticas que se
realizan al modelo saussureano, cómo hay una visión donde se va a articular el
enunciado a las prácticas sociales, o sea lo que tiene que ver con discursividad asociado
a prácticas sociales; después tenemos una escuela Rusa, es la semiótica de la cultura,
tenemos también una teoría canadiense de un autor que se llama Angenot, y que se
denomina Teoría del discurso social, teoría que lleva la impronta del pensamiento
gramsiano, la noción de hegemonía. Por último un autor que se llama Paolo Fabbri, un
autor italiano, que trabaja dentro de una de las corrientes más actuales de la semiótica,
la semiótica de las pasiones. Esta es la unidad más teórica junto con la primera.
En la tercera unidad trabajamos lo que en Verón se denomina los tres ordenes de
configuración de la semiosis o del sentido, que remiten a la segunda tricotomía
pierceana (icono, índice, símbolo) y ahí tenemos diversos trabajos, por ejemplo uno de
Andacht que participa de la misma idea que tiene Verón, de que en este momento
histórico prevalece el orden de lo indicial. Después tenemos una unidad que está
centrada en un tema que ustedes también conocen que es el de la enunciación, pero acá
vamos a ver desarrollos que se han realizado en relación con los discursos
audiovisuales: el cine y la televisión. La bibliografía que tiene que ver con televisión la
van a ver en prácticos, y la que tiene que ver con cine la vemos en teóricos.
Y por último la intersección entre narratividad, narratología en realidad, y enunciación.
A grandes rasgos así va a estar organizado el programa.
Vamos a empezar a trabajar con la primera unidad. Como dijimos la primera unidad
gira en torno al pensamiento peirceano. Antes de desarrollar nada les voy a dar las
indicaciones de las lecturas que tienen que empezar a hacer.
Para Peirce tenemos Fragmentos de su obra, o sea partes de los Collected Papers y
algunas de las cartas que envió a Lady Welby, una matemática inglesa a la que Peirce le
va informando sobre cómo está compuesta su teoría. Ustedes van a encontrar que
muchas de las cosas que se desarrollan en las cartas, también se desarrolla en los
fragmentos de los Collected Papers seleccionados. Entonces tienen que hacer una
lectura general recorriendo conceptos, hacer un rastreo de esos conceptos, porque estos
aparecen diseminados, trabajados en distintos lugares.
Les voy a dar una guía para la lectura de las cartas, ustedes se van a encontrar que
Peirce habla de muchas cosas en cada una de ellas. A nosotros lo que nos importa son
estas que yo voy a identificar.
De la primera carta presten atención cada vez que habla de categoría, de signos y
divisiones de los signos y la cuestión de la creencia. Estos son los items que nosotros
seleccionamos de la primera carta. De la segunda carta, experimentación y experimento,
conocimiento colateral, tipos de signos (ven que vuelve nuevamente) segunda
tricotomia, falibilidad e infalibilidad (tiene que ver con el conocimiento y el saber que
adquiere el hombre).
En la tercera carta, verdad pública, referencia a ciencia e indagación, referencia a signo,
hábito y los dos tipos de objeto, va a diferenciar dos grandes tipos.
Y en la cuarta tienen que centrarse en interpretante, fundamentalmente, y en una
referencia rápida al nominalismo y al realismo que son doctrinas, que son escuelas
filosóficas. Peirce adhiere al realismo, pero se califica a sí mismo como metafísico, o
sea que no tenemos que pensar en términos marxistas, donde se opondría realismo y no
materialismo, o sea metafísica.
Vamos a entrar rápidamente en Peirce. Fue considerado en su momento un matemático
muy importante, y tenía amplios conocimientos de diversas disciplinas, diversas
ciencias, era alguien que sabía mucho de química, mucho de matemática y era también
un lógico. Actualmente hay una revalorización de Peirce como lógico. La pregunta con
la que podemos arrancar es por qué a Pierce le interesa hablar del signo, por qué le
interesa definir signo, plantear qué es un signo. En principio la respuesta pasa porque es
un lógico y como todo lógico se preocupa por la cuestión de la representación, dicho de
manera rápida, porque algo esté en lugar de otra cosa para dar cuenta, para representar,
a esa otra cosa. Esa otra cosa va a ser un tipo de objeto en Peirce, objeto que él
denomina dinámico, por ahora digo solamente las etiquetas. Ese objeto dinámico tiene
que ver con lo que para Peirce es lo real. Todo lo real está constituido por objetos, los
objetos a su vez son dinámicos, y los objetos dinámicos se califican internamente, eso
después lo vemos. Lo importante a resaltar es que a Peirce le interesa hablar del signo,
porque le interesa la problemática de la representación, y la problemática de la
representación es importante porque, en realidad, el problema central es tratar de
responder cómo el hombre conoce. Este es el problema básico en Peirce, un problema
de tipo epistemológico. Coincidiendo con lógicos que lo preceden, esto se remonta a
antes de Aristóteles, para que vea de donde viene la cosa, estos investigadores
consideran, y Peirce también, que el hombre conoce a través y a partir de signos. Lo que
aquí le importa es cómo el hombre adquiere conocimiento, cómo suma conocimiento.
Esto quiere decir que cuando hablamos de cómo el hombre conoce, esto no queda
reducido a los mecanismos psíquicos que se ponen en juego en la mente de las personas,
no es eso lo que le interesa a Peirce. No tiene que ver con las operaciones que se ponen
en juego, sino que el conocimiento es el conocimiento científico, pero a su vez no solo
él, sino con cómo la humanidad va sumando conocimientos a los que tiene, pero a su
vez de aquellos conocimientos prácticos. Para él el conocimiento siempre se dirime en
lo que denomina “comunidad de mentes”. Cuando él piensa en cómo la humanidad
conoce, no pone por delante, por ejemplo, que un investigador descubre tal cosa,
tampoco piensa en un grupo de investigadores que descubren algo, piensa que,
pudiendo existir este investigador aislado o este grupo de investigadores, lo que define
que entre un nuevo conocimiento en la historia del conocimiento humano es que sea
legitimado por lo que él denomina “comunidad de mentes”. Esta comunidad de mentes
está relacionada con la verdad pública, sobre todo esto vamos a volver.
Peirce hace una distinción entre dos estados, un estado es el de duda, el otro es el de
creencia. Vean que él no habla de estado de saber, habla de un estado de creer, de
creencia. El estado de duda es un estado insatisfactorio y está relacionado con el no
saber. El estado de creencia, en cambio es un estado satisfactorio, opuesto, es el estado
en el cual el hombre quiere permanecer. En el estado de creencia, se encuentra el saber.
Se dan dos tipos de saberes: un saber que es inalcanzable para el hombre, que es el saber
absoluto, el conocimiento absoluto. Este saber es patrimonio, está en posesión de Dios.
Dios lo sabe todo, no tiene problema con esta cuestión, y por ende no tiene necesidad de
la semiosis; el que tiene necesidad de la semiosis es el hombre, ya que, como decíamos,
conoce a partir de los signos. Así, el hombre tiene la posibilidad de conocer o
conectarse con saberes relativos, esto quiere decir que por definición el hombre no
puede llegar a conocerlo todo de todas las cosas, nunca. Peirce no es un positivista, pero
le queda algo de positivista por ahí, que consiste en pensar que el hombre va avanzando
en sus conocimientos y por lo tanto apropiándose de los mismos. Pero sostiene que el
hombre no puede llegar a conocer todo, siempre le quedará algo por saber. Lo más
importante es que, incluso aunque el hombre llegue a conocer la totalidad de un objeto
dinámico, para decirlo en sus términos, no sabría nunca si ha llegado a conocer la
totalidad o no. Aunque llegara a conocer todo sobre ese objeto, no sabría si conoce la
totalidad. Ahí aparece la cuestión de la creencia. Sobre eso vamos a continuar la
próxima clase.
Hasta la próxima.
María Rosa del Coto

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