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Ricardo Méndez *

El territorio de las nuevas economías


metropolitanas
Abstract

The recent economic changes in metropolitan regions have given rise to significant shifts in the locational strategies
of firms, the spatial organisation of different activities, functions and jobs, with direct consequences for urban
form. A diagnosis of the new economic geography of world cities and metropolitan regions is a key factor in shaping
new economic promotion policies and urban planning. This paper offers a critical review of diverse concepts and
theories relating to the recent territorial evolution of metropolitan economies, it analyses the recent trends in spatial
organisation of activities, and it emphasises the strategic value of local responses in the construction of competitive
and innovative cities.

Key words: metropolitan economy, urban form, location of activities, territorial models of
innovation.

Resumen

Las transformaciones económicas recientes ocurridas en las regiones metropolitanas suponen importantes
cambios en las pautas de localización de las empresas, el dinamismo y la organización espacial de las diferentes
actividades, empleos y funciones, con evidentes efectos sobre la forma urbana. Un diagnóstico sobre la nueva
geografía económica de las ciudades mundiales y sus regiones metropolitanas es un factor clave para orientar
las nuevas políticas de promoción económica y planeamiento urbanístico. El artículo propone una revisión
crítica de diferentes conceptos y teorías sobre la actual relación entre economías y territorios metropolitanos,
analiza las tendencias recientes en la organización espacial de las actividades y destaca la importancia de las
respuestas locales en la construcción de ciudades competitivas e innovadoras.

Palabras clave: economía metropolitana, forma urbana, localización de actividades, modelos


territoriales de innovación.

Revista eure (Vol. XXXIII, Nº 100), pp. 51-67. Santiago de Chile, diciembre de 2007
[51]
Ricardo Méndez

Introducción entre nuevo marco tecnológico y estructura ur-

L
bana (ciudad postfordista, informacional, digital,
as grandes aglomeraciones urbanas
telépolis, ciberciudad, softcity…), el reforzamiento
constituyen un observatorio privilegiado
de los contrastes internos (ciudad collage, ciudad
para describir, analizar e interpretar buena
fractal, ciudad dual…), o suponen la integración
parte de las transformaciones asociadas a la nueva
de algunas en el marco de la llamada sociedad del
fase de desarrollo capitalista. La evolución reciente,
conocimiento (ciudad inteligente, creativa…).
tanto de su estructura y morfología internas
Están también aquellos términos que aluden a
como de sus límites externos y sus relaciones
un cambio de escala (megaciudad, hiperciudad,
con el entorno, afectan el funcionamiento de sus
ciudad región…), o a su expansión más allá de
empresas, el volumen y calidad del empleo, así
unos límites bien definidos (ciudad dispersa,
como la vida de sus ciudadanos, exigiendo nuevas
difusa, metrópolis policéntrica, metápolis, post-
formas de pensar y actuar sobre ellas.
suburbia…). Síntesis de esos cambios y reflejo,
En el plano de la actividad económica, se mo- a la vez, de esa inflación nominalista tan afín a
difican las estrategias competitivas de las empresas determinadas visiones posmodernas, puede ser la
para adaptarse al nuevo contexto tecnológico, postmetrópolis de Soja (2000), que es definida por
a modelos de organización más flexibles y seg- este autor como flexcity, cosmopolis, exópolis, polarcity,
mentados, así como a unos mercados en donde carceral city y simcity al mismo tiempo. Algunos
su creciente apertura y ampliación genera nuevas valiosos intentos recientes de poner orden en esta
oportunidades, pero también hace surgir nuevos confusa maraña de denominaciones (Gaja, 2004;
competidores y demandas de innovación que no García Palomares, 2007) encuentran así serias
todos están en condiciones de afrontar. Se trans- dificultades para lograrlo.
forman, en paralelo, unos mercados de trabajo en
los que las mayores exigencias de formación y la Si bien es cierto que esto puede entenderse
aparición de nuevos yacimientos de empleo van, a como manifestación del periodo de cambio intenso
menudo, de la mano con la difusión de formas de vivido en las últimas décadas, en bastantes ocasio-
trabajo precarias e inestables. Se diversifican, por nes se trata de términos sugerentes, pero no tanto
último, las trayectorias espaciales de las diferentes de conceptos demasiado precisos en la descripción
actividades, funciones, empresas y empleos, lo que de sus características o en las claves interpretativas
refuerza la especialización y jerarquización de los de los procesos que subyacen a su construcción, al
territorios. no responder a una interpretación teórica sobre las
transformaciones urbanas estructurales del periodo
Transformaciones que se asocian de forma actual, más allá de algunas de sus manifestaciones
directa a nuevas formas urbanas, que han dado concretas. Como señala Ramírez (2006, p. 63),
origen a una amplia proliferación de neologismos y “subsiste una falta de claridad en los conceptos
metáforas en los últimos años, que se superponen que usamos para definir el proceso urbano y, en
a los de metrópolis, conurbación o megalópolis, ocasiones, los usamos automáticamente sin llegar
de más larga tradición, y ponen de manifiesto realmente a contextualizarlo y caracterizarlo”. De
las dificultades del lenguaje para proporcionar este modo, es frecuente la utilización de diversas
instrumentos capaces de describir adecuadamente denominaciones para aludir al mismo tipo de
la nueva urbe (Amendola, 2000, p. 35). En unos fenómeno, mientras en otras ocasiones un mis-
casos, hacen referencia a su contenido funcional y mo término se utiliza con significados diversos
al protagonismo de algunas ciudades en la era del según autores. También hay un evidente sesgo en
capitalismo global (ciudad postindustrial, global, la consideración de las ciudades estadounidenses
mundial…), mientras en otros destacan la relación –con Los Ángeles como paradigma- o de algunos
ejemplos estudiados en regiones desarrolladas del
*
mundo como modelo universal, que a menudo
Profesor de investigación, Instituto de Economía y Geo-
grafía CSIC, Madrid, España. E-mail: rmendez@ieg. se pretende trasladar a territorios muy distintos,
csic.es. Enviado el 27 de marzo de 2007, aprobado el 13 lo que conlleva evidentes excesos. Finalmente,
de junio de 2007. parece existir cierta dicotomía entre la bibliogra-

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fía que se centra en el análisis de los procesos de Economías metropolitanas en el capitalis-


base económica, tecnológica o sociocultural que mo global: algunas claves interpretativas.
transforman las metrópolis (Sassen, Taylor, Soja,
El aumento de la complejidad, asociado a
Castells, Amendola…) y la que se preocupa, sobre
transformaciones profundas y rápidas, alcanza su
todo, de las nuevas formas urbanas resultantes
máxima expresión en las grandes metrópolis, cuyas
(Ascher, Garreau, Indovina, Dematteis, Nel.lo…),
economías y territorios han experimentado con
con escasa integración de ambas perspectivas.
intensidad los cambios estructurales que marcaron
Con ese marco de referencia, el presente texto la transición hacia nuevas formas de organización
se plantea como objetivo esbozar una interpreta- del sistema. Por una parte, “ejercen funciones de
ción sintética, de carácter teórico, sobre algunas elevada complejidad: proporcionar economías de
dimensiones del cambio económico metropolitano, aglomeración y proximidad, estimular la creati-
así como su reflejo sobre los límites externos, la vidad y la innovación, facilitar la accesibilidad e
estructura interna, el dinamismo y las nuevas for- interacción social, integrarse en red con el mundo
mas de desigualdad presentes en las aglomeraciones exterior y alcanzar un máximo bienestar colectivo”,
urbanas. Propone, por tanto, que existen lógicas es- desempeñando un papel estratégico en el mundo
paciales diferenciadas que subyacen a la apariencia, globalizado, “ya que son el espacio en el que se
a menudo caótica, de esa ciudad sin confines (Nel. localizan las funciones, actividades y servicios que
lo, 1998), fragmentada, dinámica y desigual, pero estructuran el sistema económico internacional”
en donde las pautas de localización y de movilidad (Cuadrado Roura y Fernández Güell, 2005, p.
responden a estrategias bien definidas. 67). Pero, al mismo tiempo, se enfrentan a un
incremento de los costes económicos y sociales
En concreto, esta propuesta interpretativa asociados a la congestión, la creciente compe-
considera la diversidad de tendencias actuales a tencia interurbana y la frecuente dificultad de las
partir de la combinación de dos tipos de factores estructuras del gobierno local para gestionar con
básicos. Están, por una parte, los procesos estruc- eficacia problemas que, a menudo, se escapan de
turales que responden a la nueva organización su competencia. Se configuran así como “nuevos
de la actividad productiva y el cambio en las espacios de desarrollo, innovación y conflicto” (De
estrategias competitivas urbanas, que reorientan Mattos et al., 2005, p. 13) en los que la evolución
las trayectorias económico-laborales y se traducen de sus actividades económicas constituye uno de
también en la dinamización de ciertos sectores los componentes constitutivos más relevantes para
de la aglomeración frente al declive de otros, al comprender esas contradicciones.
tiempo que se intensifican los procesos de difu-
Tres son los rasgos de esa evolución que pueden
sión espacial y deslocalización en beneficio de
considerarse de especial relevancia: la pervivencia
territorios cada vez más alejados. Pero, junto a
de tendencias concentradoras que resisten la deslo-
éstos, también es necesario abordar la diversidad
calización selectiva de ciertas actividades e incorpo-
de respuestas locales a partir de las características y
ran crecientes desigualdades cualitativas asociadas
formas de organización de los actores e institucio-
a la división espacial del trabajo; el reforzamiento
nes locales, así como su mayor o menor capacidad
de las economías metropolitanas en el mundo de
para llevar adelante estrategias innovadoras en el las redes y la net-economía; por último, la transfor-
ámbito de la promoción y la ordenación, a partir mación de la base económica metropolitana a favor
de unas herencias aún visibles en las trayectorias de una creciente integración entre la industria y
actuales. Aunque se trata de planteamientos con una parte de las actividades de servicios, que puede
pretensiones generalizadoras, es indudable que traducirse en trayectorias laborales diversas según
bastantes afirmaciones están sesgadas por la ex- el rango de las funciones que cada metrópoli es
periencia personal y profesional del autor, por lo capaz de detentar en sistemas urbanos sometidos
que pretenden deducir tendencias aplicables a las a una creciente competencia.
metrópolis del Sur de Europa y plantear el debate
sobre su posible adecuación para comprender El primer aspecto a destacar es la inexistencia
situaciones observables en otras regiones. de una correlación directa entre los procesos de

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centralización/descentralización productiva con y nodos de interconexión de los flujos -mate-


los de concentración/desconcentración espacial riales e inmateriales- que vinculan a empresas y
de las actividades, lo que no significa negar la territorios. Esa constatación obliga a considerar,
existencia de relaciones entre las estrategias de junto al espacio de los lugares en que se ubican
acumulación y las de carácter territorial, sino cues- materialmente las empresas y los empleos, un
tionar el modo concreto en que se materializan. espacio de flujos que, como señaló Castells (1997,
Por ello, frente a las tesis de la contraurbanización p. 411), “se está convirtiendo en la manifestación
y del declive metropolitano, que hace dos déca- espacial dominante del poder y la funcionalidad
das pretendieron certificar el final del proceso de en nuestras ciudades”.
concentración espacial (Champion, Cheshire y
Hay…) asociada a la supuesta postindustrializa- El origen de esa posición dominante de las
ción y a la producción flexible, hoy resulta evidente metrópolis en el mundo de las redes es ya antiguo,
el dinamismo económico –al menos en términos pero su importancia resulta mucho más eviden-
comparativos- que experimentan la mayor parte te ahora que la compresión espacio-temporal
de las grandes aglomeraciones urbanas de nuestro (Harvey, 1990), el aumento de los movimientos
entorno, reflejo de su capacidad para producir, de capital transnacionales y la expansión de la
distribuir, innovar y gestionar. nueva economía favorecen el reforzamiento de
islas metropolitanas emergentes, interconectadas
Perviven así fuertes ventajas competitivas para y jerarquizadas en red, depositarias de aquellas
las metrópolis, tanto por el volumen de externa- funciones estratégicas que controlan el sistema y
lidades asociado al tamaño de sus mercados (de generan mayor valor añadido, en contraste con
consumo, trabajo y capital), como por la densidad amplios espacios sumergidos, que padecen los
y calidad de sus infraestructuras físicas (desde vías efectos perversos de esta globalización excluyente
de transporte de gran capacidad y aeropuertos in- (Veltz, 1999).
ternacionales, a plataformas logísticas, telepuertos,
etc.) y, sobre todo, por toda una serie de recursos De este modo, pese a la enorme complejidad
específicos hoy valorados como estratégicos. de las múltiples redes que se superponen hoy en
Éstos incluyen un capital humano cualificado, la el territorio –lo que ha permitido el uso de analo-
presencia de organizaciones públicas y privadas gías, a veces excesivas, procedentes de las ciencias
generadoras o difusoras de conocimiento, así como físico-naturales, como aquellas que las describen
un marco institucional generalmente favorable –al en términos de geometría fractal o de campo ri-
menos en términos comparativos con otros terri- zomático- sus nodos centrales siguen identificados
torios- al intercambio de información, la apertura con algunas de las principales metrópolis existentes
externa y la conformación de clusters empresariales en nuestros países y todas compiten por generar
y redes sociales potenciadoras de la innovación, las condiciones capaces de reforzar esa posición.
con la aparición de rendimientos crecientes de Tal como afirma De Santiago (2006, p. 153), “en
escala (Fujita, Krugman y Venables, 2000; OCDE, la nueva geografía sujeta a la inestabilidad de la
2006a). Por otra parte, la fuerte concentración en competencia internacional, son más importantes
las metrópolis de las denominadas clases creativas las relaciones que las localizaciones, las posicio-
(Florida, 2002; Scott, 2006) y de las actividades nes en las redes productivas consolidadas que las
de servicios intensivas en conocimiento (OCDE, unidades productivas, la capacidad decisional y de
2006b), no hace sino reforzar esa hegemonía en atracción de flujos que los asentamientos producti-
términos cualitativos, que ahora se suma a una po- vos”. Las fuertes inversiones públicas y privadas de
larización de actividades en términos cuantitativos los últimos años para construir la infraestructura
que está lejos de haber desaparecido. material que da soporte a los diferentes tipos de
flujos -desde vías de transporte de gran capacidad
Al mismo tiempo, en el marco de una eco- a redes de banda ancha o plataformas logísticas-
nomía de redes, progresivamente interconectada supone un reflejo de la importancia que muchos
y abierta, las metrópolis tienden a reforzar su actores locales suelen conceder a esa conexión,
tradicional funcionalidad como centros de poder a veces en detrimento del esfuerzo destinado a

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enfrentar otros dilemas metropolitanos como el referencia a la terciarización. En resumen, afirmar


de la exclusión. la primacía en las metrópolis de una economía de
servicios resulta una evidencia banal, pues si en
Una tercera característica común a todas las unos casos puede representar la evolución hacia
aglomeraciones metropolitanas es la evolución servicios avanzados intensivos en conocimiento,
de su base económica en la dirección de una actividades financieras o una mejora de los servi-
creciente terciarización, que reduce la participación cios públicos, en otros se traduce en el aumento
relativa de la industria en el valor añadido total y de todo tipo de servicios personales y actividades
su volumen de empleo neto, frente al constante comerciales de muy baja productividad, integra-
incremento registrado por los servicios, que suele dos a veces en el ámbito de la economía informal
compensar con creces las pérdidas en el sector (Pradilla y Márquez, 2004).
manufacturero.
La consideración de tales procesos desde una
La tesis de la metrópoli postindustrial señaló, perspectiva funcional permite reinterpretar la ac-
hace ya tiempo, una tendencia que justificó por tual tendencia evolutiva de muchas metrópolis ha-
las deseconomías derivadas de la saturación de sus cia la construcción de economías servindustriales,
infraestructuras, la escasez y encarecimiento del en la que las tradicionales fronteras intersectoriales
suelo, la mayor presión fiscal o las crecientes se diluyen en aras de una creciente integración,
restricciones urbanísticas y ambientales, junto proceso ya muy avanzado en las grandes ciudades
a las expectativas de beneficio generadas por la de las regiones más urbanizadas y prósperas, y que
recalificación del suelo hacia usos más intensivos, parece difundirse de forma jerárquica hacia otras
sobre todo cuando el planeamiento se limita de segundo nivel, si bien escasean los estudios
a seguir los dictados del mercado, así como la realizados desde esta perspectiva como para llegar
atracción de nuevas áreas con menores costes o un a afirmaciones contundentes en este sentido.
entorno productivo más adecuado a las actuales
necesidades de las empresa. Tal interpretación fue Con relación a las empresas industriales, esto
revisada hace ya dos décadas por las tesis neoin- conlleva una progresiva intensificación de la acti-
dustriales, que vincularon una parte significativa vidad en los establecimientos que mantienen en
del desplazamiento hacia los servicios a la nueva las metrópolis, aumentando el valor añadido que
organización de la propia actividad productiva, generan al tiempo que reducen el empleo direc-
con un aumento en la importancia de las tareas to, con un fuerte incremento de productividad.
previas y posteriores a la fabricación, generadoras Al mismo tiempo, se refuerza la especialización
de valor añadido, que tienden a externalizarse y metropolitana en sectores manufactureros inten-
ser realizadas por empresas especializadas que, en sivos en capital y tecnología, en detrimento de
términos estadísticos cambian de sector, pese a aquellos otros intensivos en recursos naturales,
permanecer funcionalmente integradas (Caravaca suelo o trabajo. Pero lo más relevante es la con-
y Méndez, 2003; Caravaca, 2006). centración que aquí registran las empresas que
muestran mayor capacidad de innovación (en sus
No obstante, el desarrollo de esos servicios procesos, productos, gestión o acceso al mercado),
a la producción, así como del llamado terciario cualquiera que sea su rama de actividad, así como
direccional, continúa vinculado en gran parte a de aquellas tareas previas o posteriores a la fabrica-
la existencia de una sólida base productiva, que ción que constituyen el llamado terciario industrial,
actúa como soporte y factor de impulso. De lo cuyo mejor exponente –aunque no único- son las
contrario, las grandes ciudades pueden evolucionar sedes empresariales y oficinas industriales que en
hacia una pérdida de la complejidad funcional bastantes áreas sustituyen la anterior presencia de
y la mezcla social que siempre se asoció con su fábricas y talleres (Méndez, 2006).
propia vitalidad, para convertirse en centros casi
exclusivos de distribución y consumo (Daniels y En torno a ese conjunto de actividades pro-
Bryson, 2002), lo que se traduce en trayectorias ductivas, crece también la presencia de sedes
socioeconómicas muy diferentes bajo la simple pertenecientes a empresas interesadas en las

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Figura 1. Actividades y funciones dinámicas en las economías servindustriales metropolitanas: efectos sobre el
empleo

Fuente. Elaboración propia.

externalidades asociadas a la centralidad, junto a Aunque las formas de regulación imperantes en


un amplio y creciente conjunto de servicios em- cada sociedad establecen diferencias a la hora de
presariales de alto nivel, externos a la industria, a traducir estas tendencias económico-funcionales
los que se suman otros componentes del sistema en el sistema de relaciones laborales, el resultado
local de innovación como pueden ser los centros de es una evolución de los empleos metropolitanos
I+D+i, las universidades, o aquellas instituciones suficientemente compleja como para quedar mal
y empresas que facilitan la conexión a las redes reflejada en esquemas simplistas como los de
globales, desde las financieras a las vinculadas con la dualización (Mollenkopf y Castells, 1992; De
las telecomunicaciones o los medios de comunica- Mattos, 2002), aunque eso no impide confirmar
ción y la industria cultural. Todo ello supone un la presencia de trayectorias contrastadas –entre
conjunto de límites difusos, pero constituido por metrópolis y dentro de las mismas- en el marco de
actividades de elevado rango funcional, que son mercados de trabajo fuertemente segmentados.
también las de mayor resistencia a la deslocaliza- En resumen, más allá de debates nominalistas
ción, tal como refleja la figura 1. que siguen a menudo los dictados de la moda,
Pero la consolidación de economías servin- resulta imprescindible la revisión crítica de algu-
nos conceptos de uso hoy frecuente, frente a la
dustriales puede asociarse también a la expansión
constatación de tendencias bastante más complejas
de otro tipo de actividades y funciones de mucho
y, a menudo, contradictorias. Algo similar puede
menor rango, valor añadido o exigencias de
afirmarse en relación a las nuevas formas metro-
cualificación profesional, aunque necesarias para
politanas, aspecto en el que las páginas que siguen
el desarrollo de esta forma de acumulación. Son
centran su atención.
las relacionadas con la logística y el transporte de
mercancías y personas, la distribución comercial
mayorista y minorista, los servicios a la población La nueva organización espacial de las eco-
y diversos servicios banales a las empresas (limpie- nomías metropolitanas
za, mantenimiento, seguridad…), o el conjunto La forma urbana heredada por la ciudad
de actividades inmobiliarias y de construcción. mediterránea, que frente al modelo de ciudad

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imperante en otras regiones se caracterizó tra- con diferentes definiciones y criterios para su
dicionalmente por la existencia de un acusado delimitación, supone y exige un cambio de escala,
gradiente densimétrico con máximos valores en al tratarse de un nuevo tipo de entidad, de carácter
las áreas centrales, tanto en términos de población esencialmente funcional, que integra múltiples
como de actividad económica y empleo, junto a ciudades y una extensa área de influencia, de baja
la identificación de unos límites externos bastante densidad y alta movilidad resultante del urban
netos frente al entorno rural, se desdibuja hoy sprawl (Goldberg, 1999; Gregory, 2002).
con rapidez. Si hace ya más de medio siglo la
aparición del fenómeno metropolitano certificó Si en una primera fase este proceso se vio fa-
el desbordamiento suburbano de las grandes ciu- vorecido por la desconcentración de la industria
dades, las transformaciones actuales suponen un y de la logística, el movimiento ha afectado luego
nuevo salto -cuantitativo y cualitativo- que afecta con similar intensidad a un amplio abanico de
de nuevo su fisonomía externa y organización actividades. Como señala Ferrão (2004, p. 518),
interna, incluyendo la reorganización del mapa “esta nueva realidad ha alterado la coincidencia
empresarial y en la distribución de los diversos históricamente existente entre presencia y perte-
tipos de ocupaciones. nencia”, pues la vida cotidiana se organiza dentro
del tejido metropolitano en torno a múltiples
Factor esencial de esa evolución es la transfor- polos, a menudo alejados, lo que exige una cre-
mación de las relaciones espacio-tiempo, genera- ciente movilidad, con los costes económicos y
dora de una ampliación del campo de externalidad ambientales consiguientes. Esto plantea especiales
metropolitano (Dematteis, 1998), asociado al dificultades para lograr una gestión integrada a
aumento de velocidad en los transportes y la ins- partir de la multiplicidad de gobiernos locales y
tantaneidad en las telecomunicaciones. Tres son agentes privados que en ellas operan, constituyen-
los rasgos de esta nueva geografía económica que do uno de los retos más importantes en nuestras
con más frecuencia se repiten en la bibliografía sociedades para avanzar hacia una más adecuada
internacional: la expansión del fenómeno metro- ordenación del territorio.
politano hasta alcanzar, en ocasiones, una dimen-
sión regional; un cambio en su estructura interna Por su parte, el concepto de metrópolis poli-
que sustituye de forma progresiva los esquemas céntrica o multipolar intentó describir un proceso
monocéntricos caracterizados por un acusado habitual que modifica la estructura interna de estos
gradiente centro-periferia, por otros de carácter territorios, consistente en la aparición de concen-
multipolar; y una ruptura en la continuidad como traciones secundarias de empresas y empleos en
elemento definidor del espacio metropolitano, subcentros localizados, sobre todo, a lo largo de las
al considerar la existencia de áreas dispersas y a principales vías de circulación y en los nodos inter-
gran distancia del núcleo metropolitano, pero modales de transporte –con accesibilidad incluso
fuertemente interconectadas con él. El resultado mayor que las áreas centrales-, llegando en ciertos
de todo ello es un creciente protagonismo de las casos a la construcción de lo que Garreau (1992)
periferias metropolitanas como espacios de especial bautizó como ciudades de borde o edge cities. Frente
dinamismo y complejidad, sometidos también a al anterior proceso de suburbanización residencial,
fuertes tensiones derivadas de la competencia entre la novedad estriba ahora en la formación de áreas
usos y la multiplicidad de actores e intereses que que integran las viviendas con áreas de actividad
en ellos se confrontan. y empleo, lo que reduce su dependencia respecto
a los espacios centrales de la aglomeración.
En primer lugar, los límites urbanos se extien-
den en un movimiento que alcanza en ocasiones Según afirma Borsdorf, que identifica este
una dimensión regional, ante el que la pervivencia fenómeno con lo que Kling, Olin y Poster (1991)
de unos límites administrativos estables se convier- o Teaford (1997) denominaron post-suburbia, “las
te en un elemento disfuncional. El concepto de nuevas estructuras no son zonas complementarias
región metropolitana, que en el ámbito interna- a la ciudad, como ocurre con las áreas suburbanas.
cional (UN-Habitat, OCDE, ESPON…) cuenta Se distinguen de éstas por su provisión de lugares

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de abastecimiento, de trabajo, de recreación, de- la eliminación del espacio por el tiempo como
portivos…A la postsuburbia se trasladaron no sólo resultado del exponencial desarrollo de las tecno-
funciones centrales, como servicios de alto nivel, logías de información y comunicación (TIC), y
oficinas, parques comerciales o centros comerciales que difuminan la realidad metropolitana en un
de tipo mall, entre otras (…) El resultado es una territorio-red compuesto de flujos materiales e
unidad espacial caracterizada por la heterogenei- inmateriales, en el que las conexiones alcanzan
dad, la fragmentación de estructuras y funciones, y en ocasiones una escala mundial, también aquí la
por un patrón espacial más parecido a un patchwork supuesta desterritorialización del fenómeno me-
que a un modelo claramente ordenado” (Borsdorf, tropolitano resulta un argumento recurrente. Lo es
2005, p. 22). Se trata, pues, de una nueva cate- igualmente el cambio tecnológico como principal
goría espacial, poco o nada dependiente ya del factor de impulso, que permite –supuestamente- a
centro metropolitano, al que vuelve a asociarse, los individuos y las organizaciones liberarse de las
de nuevo, ese viejo deseo de integrar la residencia, necesidades de copresencia y simultaneidad para
el trabajo, el consumo y el ocio, reduciendo así la la comunicación y el intercambio.
movilidad diaria, sin considerar suficientemente la
dificultad de hacer compatibles dos lógicas –las de El conjunto de consideraciones anteriores
producción de espacio residencial y de localización justifican el creciente interés por analizar lo ocu-
empresarial- que responden a criterios diferentes, rrido en las periferias metropolitanas, espacios
ejecutadas por actores con intereses específicos, a cada vez más alejados de la ciudad central, donde
veces contradictorios. la velocidad absoluta y la intensidad relativa de
los cambios ha sido generalmente mayor, hasta el
La ruptura de la continuidad espacial como punto de provocar una verdadera metamorfosis
rasgo asociado a las metrópolis difusas, o a lo económico-funcional, social y morfológica, en
que Ascher calificó como metápolis, resulta un breves periodos de tiempo. Como señala Aguilar
tercer componente habitual en muchas de las (2006, p. 5), en muchas de ellas “las transforma-
interpretaciones sobre las tendencias en curso que, ciones que han tenido lugar han sido realmente
hasta cierto punto, convierte en obsoleto el clásico dramáticas: grandes obras de infraestructura como
debate sobre los límites metropolitanos. Según esa es el caso de los aeropuertos; redes de carreteras;
perspectiva, de corte marcadamente funcionalista, masivas urbanizaciones formales e informales;
es la conexión y no la contigüidad lo que permite pérdida de grandes extensiones de suelo agrícola
aproximarse a unos límites metropolitanos que y otros recursos naturales, o surgimiento de com-
dejan de ser espaciales y pasan ahora a ser tempo- plejos industriales y centros corporativos”.
rales pues, como afirma Dupuy (1998, p. 125), “el
espacio pertinente ya no es el espacio continuo de Pero si el dinamismo resulta, tal vez, su atribu-
los modelos geográficos clásicos, sino una tipología to más visible, las periferias son también territorios
compleja de espacios discontinuos, desarticulados, de transición y diversidad, en donde el impulso de
de conexiones que generan combinaciones espa- la urbanización se superpone a unas sociedades,
cio-temporales inéditas”. La metápolis desborda economías, culturas y paisajes rurales con desigual
los anteriores conceptos de metrópolis o, incluso, capacidad de resistencia. Y son, por último, te-
de megalópolis, al tratarse de un “conjunto de rritorios de oportunidad para la revitalización de
espacios en los que todos o parte de sus habitantes, las economías metropolitanas, al tiempo que de
sus actividades económicas y sus territorios están conflictos potenciales asociados a la competencia
integrados en el funcionamiento cotidiano”, lo que por los recursos (suelo, agua…) y a la multiplicidad
implica “una sola cuenca de empleo, de hábitat y de de agentes, endógenos y exógenos, que operan
actividad”, si bien “los espacios que la constituyen en ellos. Pueden, por tanto, ubicarse entre los
son profundamente heterogéneos y no necesaria- territorios inestables, “que plantean una dificultad
mente contiguos” (Ascher, 1995, p. 34). cada vez mayor para entenderlos, aprehenderlos,
construirlos intelectualmente y actuar sobre ellos
Aun sin llegar a propuestas radicales al estilo a través de la planificación y el ordenamiento
de la telépolis (Echevarría, 1994), que suponen territorial” (Cicolella, 2006, p. 308).

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El territorio de las nuevas economías metropolitanas

Parece indudable que buena parte de estas y ejes, si bien a las conocidas geometrías
tendencias resultan visibles en multitud de regio- de tipo axial les sustituyen otras más com-
nes metropolitanas y la bibliografía internacional plejas, de carácter reticular, acordes con la
parece confirmar muchos de esos extremos. Pero propia mejora y densificación de las redes
una mirada más atenta a algunas diferencias de transporte (radiales, orbitales…). En
también detectables entre unas y otras permite ese sentido, las dinámicas de proximidad
llevar a cabo una revisión crítica de algunas de parecen lejos de haber perdido su vigencia,
esas afirmaciones, que pretende apuntar líneas de tanto en términos de la elevada accesibilidad
debate en futuras investigaciones: que caracteriza a los nuevos subcentros de
actividad, como en la formación de clusters
• Las mejoras en las comunicaciones amplían empresariales localizados en determinados
de forma notable, sin duda, las posibilidades sectores del territorio metropolitano, que a
de elección para la ubicación de las firmas, la proximidad física unen la cultural y orga-
pero ese potencial no basta por sí solo para nizativa para generar ventajas competitivas
transformar la realidad si no se traduce en dinámicas mediante la reducción de los
actuaciones concretas de unos actores que costes de transacción y mayores facilidades
lo aprovecharán o no en función de sus al intercambio de conocimientos tácitos,
intereses o su capacidad para rentabilizar esenciales para los procesos de innovación
esas ventajas comparativas. Hace ahora un (Dupuy y Burmeister, 2003).
siglo, la revolución tecnológica del momento
(teléfono, automóvil, tranvía, radio…) tam- • Parece existir, en ocasiones, cierta confusión
bién permitió suponer que se abrían nuevas entre los enfoques funcionales y los morfoló-
posibilidades para superar las congestionadas gicos, lo que conduce a perspectivas del fenó-
ciudades industriales y favorecer formas ur- meno metropolitano que se plantean como
banas más dispersas y sostenibles, pero hoy contrapuestas cuando, en realidad, resultan
sabemos que las décadas siguientes registraron complementarias. Es lo que ocurre cuando se
procesos de concentración nunca conocidos pretende negar la posibilidad de dibujar sus
hasta entonces. Por ese motivo, las actuales contornos mediante alusiones a la existencia
posibilidades desconcentradoras no deben de territorios lejanos que mantienen vínculos
entenderse como automáticas, sino que funcionales diarios con la metrópoli, lo que en
exigen una reflexión en cada caso sobre los el plano de la información, las mercancías o
actores urbanos (promotores inmobiliarios y el capital puede alcanzar un ámbito mundial.
propietarios del suelo, empresas industriales, Las aglomeraciones metropolitanas siempre
logísticas y de servicios, gobiernos estatales, han mantenido una estrecha vinculación con
regionales y locales…) que, a partir de objeti- territorios alejados, reflejo de su funcionalidad
vos definidos, aplican unas u otras estrategias, como centros de dirección, gestión, innovación
lo que se traduce luego en la aprobación de y control de la economía-mundo capitalista,
determinados documentos de planeamiento, por lo que la situación actual supone una nueva
junto a fuertes inversiones en la construcción fase en ese proceso; pero eso no invalida la
de infraestructuras, la promoción de suelo, evidencia de que la mancha urbana –que no la
viviendas, parques industriales, comerciales, cultura o la economía urbanas- no se extiende
empresariales, etc., que pueden propiciar de forma aleatoria o generalizada, sino que
tendencias espaciales heterogéneas. pueden establecerse unos límites –siempre
convencionales y nunca bruscos- con relación
• Los procesos en curso no parecen provocar a su entorno, lo que sigue haciendo útiles los
esa dispersión aleatoria y caótica de las intentos en esa dirección para orientar una más
empresas o la población que Dear y Flusty adecuada ordenación del territorio.
(1998) asociaron al urbanismo posmoder-
no, sino más bien una aceleración de las • La creciente heterogeneidad interna que
anteriores tendencias difusoras por coronas caracteriza a la economía y la sociedad

eure 59
Ricardo Méndez

metropolitanas se acompaña por una mul- Tendencias generales vs. respuestas locales:
tiplicación e intensificación de los contrastes ciudad, innovación y desarrollo
entre las diferentes áreas que forman parte
Más allá de esta interpretación general sobre
de la aglomeración, lo que hace cada vez
las trayectorias recientes de las economías y los
más necesario combinar diversas escalas
territorios metropolitanos, cualquier observador
de análisis para lograr una descripción e
atento puede constatar comportamientos más o
interpretación adecuadas sobre el sentido
menos dinámicos e innovadores muy distintos
e intensidad de esas desigualdades. Dentro
según aglomeraciones y, en el interior de cada
de los mismos espacios metropolitanos
una de ellas, entre las diferentes ciudades que las
coexisten empresas, actividades, grupos
constituyen. Sin ignorar los condicionamientos
sociolaborales y territorios a los que puede
impuestos por los procesos estructurales domi-
calificarse como ganadores o perdedores,
nantes en la actual fase de desarrollo capitalista,
según su diversa capacidad de adaptación
en los últimos años se ha prestado creciente
a las transformaciones estructurales del
atención a aquellos otros factores específicos que
momento, lo que favorece la inserción y el
permiten a algunas ciudades aprovechar mejor
dinamismo de unos frente a la exclusión y el
sus recursos y oportunidades, frente a la escasa
declive de otros. Por esa razón, tal como pro-
capacidad mostrada por el resto. Incorporar este
puso Veltz hace casi una década, “el territorio
tipo de argumentación al análisis de la actividad
es cada vez menos susceptible de ser descrito
económica y los territorios metropolitanos supone
en términos de macrodiferencias, como las
hacer compatibles dos tipos de argumentación
que oponen globalmente una región a otra...
que aquí se entienden como complementarias, tal
En cambio, las microdesigualdades son con
como refleja el diagrama de la figura 2.
frecuencia muy fuertes... El territorio social
y económico se vuelve a la vez más homo- Desde la clásica perspectiva de la economía
géneo a gran escala y más fragmentado a urbana (Camagni, 2005), los argumentos expli-
pequeña escala.” (Veltz, 1999, p. 55). cativos de las ventajas competitivas de las grandes
ciudades y las aglomeraciones urbanas concedieron
• Más allá de su posición con respecto a la ciu-
siempre especial importancia al efecto derivado de
dad central o su accesibilidad relativa, algunas
la dimensión que, además de generar economías
ciudades metropolitanas manifiestan un
de escala derivadas de la indivisibilidad de algu-
especial dinamismo y una mayor capacidad
nos procesos, sería la causa fundamental de la
para combinar ese deseo tantas veces repetido
aparición de externalidades positivas. Según esta
de construir espacios competitivos y, a la vez,
interpretación, las mayores regiones metropolita-
habitables, lo que también incluye la consoli-
nas del mundo desarrollado serán las que, con su
dación de entornos empresariales dinámicos e
acumulación de capital físico, humano, financiero
innovadores. La abundante bibliografía de la
y de conocimiento, generan el mayor volumen de
última década sobre modelos territoriales de
economías de localización y urbanización, lo que
innovación (Moulaert y Sekia, 2003) puede
supone un atractivo para todo tipo de actividades,
aportar claves para acercarse a la comprensión
en especial las de mayor contenido tecnológico y
de esas dinámicas urbanas que no se limitan
las empresas más innovadoras, lo que justifica la
a los ámbitos metropolitanos, sino que in-
persistencia de fuertes tendencias polarizadoras
cluyen en ocasiones a determinadas ciudades
en este tipo de funciones estratégicas. A partir de
intermedias (Méndez, Michelini y Romeiro,
la metrópoli central, algunas de esas actividades
2006).
podrán luego difundirse de forma progresiva y li-
La posibilidad de integrar así los estudios mitada hacia ciertas ciudades del entorno próximo
urbanos con perspectivas más próximas a las y, en su caso, otras de rango intermedio dentro del
relacionadas con el desarrollo local justifica que sistema urbano. Eso convierte a las aglomeraciones
dediquemos a este aspecto el último apartado del metropolitanas en potenciales ambientes innova-
artículo.

60 eure
El territorio de las nuevas economías metropolitanas

Figura 2. Ventajas competitivas y procesos de desarrollo local en espacios metropolitanos.

Fuente. Elaboración propia.

dores, pese a que la activación de ese potencial considerarse como su capital territorial. Frente a su
resulta claramente distinta según los casos. concepción como simple acumulación de factores
productivos o yacimiento de externalidades, la
No obstante, tanto los estudios sobre la ciudad se entiende así como construcción social
diversa empresarialidad de los territorios como, específica en donde, a partir de unas dotaciones
sobre todo, toda la literatura que en la década iniciales variables, algunas sociedades son capaces
pasada se vinculó a la idea de los milieux o
de generar un escenario favorable a la innovación
entornos innovadores (Maillat y Kébir, 1998;
mediante la utilización de recursos específicos que
Crevoisier y Camagni, 2000) y en la actual a
hacen posible la creación de unas condiciones sólo
las denominadas ciudades inteligentes y ciuda-
entendibles en relación con ese ámbito. Entre los
des creativas (Cooke y Morgan, 1998; Scott,
principales recursos específicos, que deben conver-
2006), las razones del dinamismo y la capacidad
tirse en activos movilizados por la sociedad local,
innovadora –tanto económica como social-
se encuentran el capital físico o infraestructural
tienen, ante todo, una raíz endógena, en la que
(desde comunicaciones a servicios avanzados,
factores económicos y socioinstitucionales se
centros educativos de calidad, instituciones de
complementan.
producción o transferencia de conocimiento…), el
En esa interpretación, un primer factor a consi- capital humano (población con cierto nivel forma-
derar son los recursos locales puestos a disposición tivo, saber hacer local, iniciativa empresarial…),
de las empresas. Parecen de especial importancia el capital productivo (estructura empresarial
aquellos que resultan específicos del ámbito que heredada, cultura empresarial…), el financiero o
los ha producido, constituyendo lo que puede el patrimonial.

eure 61
Ricardo Méndez

Pero, como ha puesto de manifiesto una Un tercer factor de impulso en la construc-


abundante literatura en años recientes, se con- ción de ciudades innovadoras es la presencia de
sidera recurso de especial importancia el marco una organización de sus diferentes actividades
institucional, directamente ligado a la noción de económicas de tipo sistémico. La densidad y
capital social. Según la clásica definición de North estabilidad de las relaciones de interdependencia
(1990, p. 3), las instituciones se entienden como entre empresas urbanas, ya sean de carácter mer-
“las reglas del juego de una sociedad o, de modo cantil (compraventa entre proveedores y clientes,
más formalizado, los límites definidos para mode- subcontratación...), o bien al margen del mercado
lar la interacción humana”, que tienden a facilitar (acuerdos de colaboración formales o informales,
e, incluso, estimular, ciertos comportamientos intercambio de información...), constituyen la
colectivos, desanimando otros. En ese sentido, base de los sistemas productivos locales, que
las ciudades con mayor densidad institucional tanto interés han despertado en las dos últimas
presentarán ciertos valores culturales y reglas im- décadas.
plícitas de comportamiento colectivo, que en los
casos más evolucionados se trasladan a normas y La simple concentración geográfica asociada a
organizaciones formalizadas y estables, favorables la presencia de clusters localizados ya genera cierto
al desarrollo de iniciativas innovadoras y a procesos volumen de economías externas, que pueden ser
de aprendizaje colectivo derivados de la partici- aprovechadas de forma pasiva por las empresas
pación y la cooperación. Eso propicia también allí localizadas; no obstante, éstas “son ventajas
un mayor anclaje territorial de las empresas, al estáticas que no bastan cuando las empresas de
tratarse de recursos difíciles de encontrar en otras la aglomeración tienen que enfrentarse con si-
localizaciones, así como una mayor diferenciación tuaciones de cambio que inciden negativamente
de sus productos y servicios. en su capacidad de competir” (Dini y Stumpo,
2004, p. 13). Por el contrario, otras dinámicas
La producción de esos recursos específicos asociadas a la proximidad física, cultural y orga-
requiere la presencia de actores locales, con volun- nizativa entre las empresas locales, que además
tad y capacidad de dinamizar la sociedad urbana de reducir los costes de transacción favorecen las
y promover iniciativas, tanto de movilización relaciones de confianza entre individuos y, de ese
y captación de recursos financieros, difusión modo, la transmisión de conocimientos tácitos y
de información y conocimiento, o inserción no formalizados, son las que propician la colabo-
exterior, perspectiva especialmente destacada ración en acciones conjuntas y, a través de ellas, el
por las llamadas teorías de la acción (Jambes, aprendizaje colectivo, convirtiéndose así en fuentes
2001). Las metáforas relativas a la existencia de ventajas competitivas dinámicas que permiten
de ciudades con proyecto, ciudades que apren- hablar de una verdadera eficiencia colectiva (Di
den, etc., aluden a esa capacidad potencial de Tommaso y Rabellotti, 1999).
los actores locales –públicos, privados o, a ser
posible, de ambos tipos- para diagnosticar las Un último factor a destacar en esta nueva
debilidades y las amenazas potenciales, definir manera de interpretar el dinamismo urbano y su
objetivos y aportar recursos y capacidades para capacidad de inducir el desarrollo territorial señala
alcanzarlos. que para comprender los procesos de innovación
en el seno de las empresas y de los sistemas pro-
En consecuencia, identificar qué actores ope- ductivos urbanos hay que trascender el ámbito
ran en cada caso y su escala de actuación, conocer y estrictamente económico para fijarse en la posible
comprender sus características, intereses y valores, existencia de redes sociales e institucionales de
los mecanismos que guían el proceso de decisión, apoyo. Así pues, para intensificar los procesos de
las estrategias que aplican para alcanzar sus obje- aprendizaje colectivo es necesario que los múltiples
tivos, o sus posibles interacciones (colaboración, integrantes de los sistemas locales de innovación
competencia, conflicto) son aspectos relevantes –con especial protagonismo de los gobiernos
en la interpretación del desigual desarrollo que locales, las organizaciones empresariales y sindica-
muestran diferentes metrópolis. les- establezcan ciertas relaciones de cooperación a

62 eure
El territorio de las nuevas economías metropolitanas

Figura 3. Influencia de las instituciones y el capital social sobre los procesos de innovación urbana.

Fuente. Elaboración propia.

medio plazo, lo que exige la creación de un clima riales, en bastantes ocasiones las relaciones que se
de confianza, generalmente difícil de alcanzar. Por observan tienen un carácter circunstancial y una
el contrario, la falta de redes locales de cooperación escasa formalización pero, incluso en esos casos,
puede entenderse como un obstáculo en el camino la presencia de lo que Granovetter (1985) calificó
de la innovación y algo similar puede afirmarse de como la fuerza de los vínculos débiles permite la
la escasa implicación de los poderes locales en la aparición de formas de solidaridad conmutativa
generación de proyectos comunes. que relaciona a individuos y organizaciones per-
Particular atención se concede en los últimos tenecientes, a su vez, a múltiples redes, haciendo
años a la capacidad de concertación entre los posible su participación conjunta en proyectos que
diferentes niveles de gobierno con incidencia se juzgan de interés colectivo. Según Ascher, esta
en la ciudad y de éstos con los actores privados, gobernanza urbana define un modo de regulación
orientada a promover una nueva gobernanza en que califica de societario, “en la medida en que
la que el poder “no está asignado ni adquirido de actores con lógicas diferentes e intereses posible-
forma definitiva, sino, sobre todo, es ejercido y ne- mente divergentes o incluso contrapuestos sobre
gociado a través de relaciones en las que se expresa una serie de puntos, intentan o se ven obligados
un reparto de responsabilidades” (Barthe, 1998, a una gestión conjunta, a negociar compromisos
p. 6). Al igual que ocurre con las redes empresa- duraderos y crear instituciones colectivas”, al

eure 63
Ricardo Méndez

tiempo que reflexivo, “adaptado a una sociedad Algunas consideraciones finales


abierta, diversificada, móvil e inestable” (Ascher,
Todo intento, como el aquí realizado, de llevar
2004, pp. 51-52).
a cabo una revisión crítica sobre las interrelaciones
Esta referencia a las redes sociales de apoyo a actuales entre actividades económicas y espacios
la innovación –identificadas por Camagni (2003) metropolitanos exige poner el énfasis en la búsque-
como capital relacional- que pueden propiciar da de una propuesta interpretativa capaz de gene-
también economías urbanas más competitivas, rar unos esquemas básicos que permitan orientar
remiten de nuevo a la cuestión de las institu- un recorrido por la gran cantidad y variedad de in-
ciones y el capital social, ya mencionada con formación, conceptos y teorizaciones disponibles
anterioridad. en la actualidad, cuestionando algunos caminos y
proponiendo algunas vías a explorar. Pero no pa-
Mientras la visión defendida por Putnam rece oportuno finalizar sin una mención, siquiera
(1993) sobre el capital social vincula la exis- telegráfica, a dos aspectos que parecen exigir una
tencia de un marco institucional dominado cierta reflexión en clave de futuro.
por valores, normas y códigos favorables al
desarrollo local a las herencias culturales acu- Por un lado, parece evidente que “la creciente
muladas en sociedades específicas, que maduran integración económica continúa siendo un proceso
y predisponen al establecimiento de relaciones contradictorio e incompleto, generador de divisio-
de confianza, reciprocidad o participación, nes, desigualdades y tensiones” (Hudson, 2003, p.
indispensables para la puesta en marcha de 55) y, en consecuencia, las formas territoriales espe-
proyectos de colaboración, “hay también formas cíficas generadas por el funcionamiento del sistema
de capital social que derivan de una inversión están lejos de desaparecer, aunque se transformen
específica en la creación de estructuras capaces sus manifestaciones externas para responder a la
de generarlo” (Bagnasco, 2000, p. 84). Éste es lógica imperante en esta nueva fase de desarrollo
el caso de las organizaciones públicas o privadas capitalista. Como resultado de una división espa-
creadas con objeto de reforzar la capacidad local cial del trabajo que acentúa sus rasgos y multiplica
de innovación, así como de las redes destinadas sus escalas, se refuerza la especialización funcional
al fomento de la cooperación. de las metrópolis, con una dinamización selectiva
de los enclaves que albergan aquellos sectores y
En consecuencia, la formalización de organi- empresas más competitivos, frente al declive de
zaciones y redes dotadas de reglas orientadas en otras actividades y espacios. En ese contexto, es
esa dirección es la que permite activar un recurso indudable que el peso relativo de las funciones
específico como puede ser un tejido institucional de comando tiende a aumentar en ellas de forma
proclive a la innovación a partir de acciones con- generalizada, provocando una “centralización del
cretas de los actores locales, lo que también ayuda control” en los principales nodos que articulan las
a comprender las grandes diferencias existentes a redes de negocios globalizadas (Sassen, 2003), lo
este respecto en sociedades urbanas con un bagaje que justifica la creciente atención que se les presta.
cultural muy similar. El esquema de la figura 3 Pero parece, en cambio, más discutible el relativo
intenta reflejar esta interpretación sobre la doble olvido de otra serie de actividades –tanto producti-
vía de acceso a la innovación urbana, bien a partir vas como de servicios- que continúan cimentando
de lo que Pizzorno (2003) denomina capital social una base económica diversificada en muchas de
de solidaridad, asociado a la presencia de cierta nuestras metrópolis, cuya capacidad o incapacidad
cohesión social derivada de herencias culturales para construir entornos locales innovadores seguirá
compartidas, o bien a partir de un capital social siendo esencial para su futuro económico.
de reciprocidad, construido de forma intencional
por actores locales unidos por lazos a menudo Por otra parte, en una parte de la literatura
débiles, pero con intereses comunes y capacidad reciente sobre la transformación que experimen-
para traducirlos en acciones efectivas. tan estos espacios, se corre el riesgo de confundir
lo complejo con lo caótico, abandonando por
inútiles los esfuerzos por discernir las nuevas

64 eure
El territorio de las nuevas economías metropolitanas

formas metropolitanas asociadas a los procesos de en Ciudad de México. EURE, 28, 85, 121-
índole económica, tecnológica o sociocultural. La 150.
proliferación de neologismos que reiteran –bajo ___________ (Coord.) (2006). Las grandes aglo-
muy diversas denominaciones- la generalización meraciones y su periferia regional. Experiencias en
de aglomeraciones de baja densidad, discontinuas y Latinoamérica y España. México: Miguel Ángel
aparentemente informes, resulta una descripción, a Porrúa-UNAM.
veces brillante pero impresionista, de una tendencia Améndola, G. (2000). La ciudad postmoderna. Ma-
que debe someterse a revisión, cuando se constata drid: Celeste Ediciones.
que tanto los diferentes sectores de actividad, em- Antonelli, C. y Ferrâo, J. (Coord.) (2001). Comuni-
presas, funciones o tipos de empleo se reestructuran caçâo, conhecimento colectivo e inovaçâo. As vantagens
con rapidez, pero manteniendo una lógica espacial da aglomeraçâo geográfica. Lisboa: Instituto de
bastante estricta en sus comportamientos. Sin llegar Ciencias Sociais.
a analogías a menudo excesivas, como las de tipo Ascher, F. (1995). Metapolis ou l’avenir des villes.
fractal, se necesitan aún cartografías más precisas, París: Odile Jacob.
unidades espaciales más adecuadas y una revisión ________ (2004). Los nuevos principios del urbanismo.
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la nueva geografía económica metropolitana, dis- Bagnasco, A. (2000). Nacimiento y transforma-
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ridades propias de cada lugar. de la investigación en Italia con observaciones
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de su ámbito de intervención- aspectos parciales Camagni, R. (2003). Incertidumbre, capital social
de esas articulaciones, pero tienen dificultades y desarrollo local: enseñanzas para una gober-
para interpretarlas y, sobre todo, para medir las nabilidad sostenible del territorio. Investigaciones
consecuencias derivadas” (VVAA, 1987, p. 15). Regionales, 2, 31-58.
Es innegable que mucho se ha escrito al respecto __________ (2005). Economía urbana. Barcelona:
desde entonces, pero el propio dinamismo del Antoni Bosch Editor.
sistema genera cambios acelerados y nuevas con- Caravaca, I. & Méndez, R. (2003). Trayectorias
tradicciones que justifican continuar la reflexión industriales metropolitanas: nuevos procesos,
sobre su significado y, más aún, aportar evidencias nuevos contrastes. EURE, 29, 87, 37-50.
empíricas sustantivas que permitan elaborar pro- Caravaca, I. (2006). La nueva industria urbana
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