Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
LA PURA FELICIDAD
Suicidio
389
Página 1 de 14
El suicidio del lenguaje es una apuesta. Si hablo, obedezco a la
necesidad de salir del instante presente. Pero mi suicidio anuncia el salto
al cual se arroja el ser liberado de sus necesidades. La apuesta exigía el
salto: el salto que la apuesta prolonga en un lenguaje inexistente, en el
lenguaje de los muertos de aquellos a quienes la felicidad devasta, a
quienes la felicidad anonada.
Insomnio
¡Trabajar para vivir! Me agoto con el esfuerzo y ansío descansar. Y entonces
ya no es momento de decir: vivir es descansar. Me siento entonces perturbado
por una verdad decepcionante: ¿acaso vivir podría pensarse de otro modo que
bajo la forma del trabajo? La misma poesía es un trabajo No puedo
consumirme como una lámpara que alumbra y que nunca calcula. Me hace
falta producir y no puedo descansar sino teniendo la sensación de
haberme incrementado produciendo. Para ello debo reponer mis fuerzas,
acumular nuevas. El mismo desorden erótico es un movimiento de
adquisición. Decirme que el fin de la actividad es el libre consumo (el
consumo sin reservas de la lámpara) me da por el contrario la sensación de un
intolerable abandono, de una dimisión
390
Página 2 de 14
* * *
Quise reflexionar al máximo sobre una especie de apuro del que nunca
salí, del que nunca saldré.
¿Morir? No.
391
¿Escribir lo anterior...?
¿Llorar...?
Olvidar a medida que subía un sollozo... Olvidar todo, hasta ese sollozo
que subía.
Ser finalmente otro, distinto a mí. No el que ahora me lee, al que le doy una
sensación de pena. Más bien cualquiera de los que me ignoran, tal vez el cartero
que llega, que toca el timbre, que hace resonar en mi corazón la violencia del
timbre.
Página 3 de 14
que no sucede" si no es partir de "lo que sucede". Para acceder a "lo que
no sucede", hay que llegar como un ser aislado, separado, como un ser
"que sucede".
392
¿Y sin embargo?
Página 4 de 14
no su orden, al menos la razón, que acaso no tenía, para escribirlas.
¿Sería esa razón una búsqueda literaria? Sin embargo, no puedo
imaginarme la posibilidad de no haberlas escrito. Tengo la sensación de
escribir antes que nada para saber, para descubrir en el centro de mi
insomnio lo que puedo y lo que debo hacer. Me pierdo esperando el
efecto del somnífero.
393
Página 5 de 14
excluyó
394
395
Página 6 de 14
llegue al punto muerto donde, ante la respuesta inmutable que se da
extrayéndola de sí mismo, captará su equivalencia con el silencio último,
que es lo propio de la violencia.
396
Página 7 de 14
Esta fórmula limita al mismo tiempo el poder de la Razón. A menos que
se rebaje, la Violencia siempre es un fin y nunca puede ser un medio. Por
su parte, la Razón nunca es más que un medio, aun cuando decida sobre
el fin y los medios. Arbitrariamente puede hacerse pasar por un fin:
refuta entonces la verdad que ella misma define. Es Razón en la medida
en que es la exclusión, en que es el límite de la Violencia (que distingue
por definición del uso razonado de la violencia).
397
sentido que el fin buscado, el medio debr servir a un fin: en el mundo invertido, la servidumbre es infinita.
Página 8 de 14
universo, la totalidad.
398
¿Me reiría sin la Razón? ¿Me reiría de Dios sin la Razón que se creyó
soberana? Pero el dominio de la risa se abre ante la muerte, y Dios lo
asedia. No obstante, su clave está en la Razón sin la cual no nos reiríamos
(aun cuando la risa se burle de la Razón).
Página 9 de 14
respeto que otros le deben.
Porque Dios...
¿Estará Dios a la altura del accidente que abre los cuerpos, que los
ahoga en sangre, a la altura de esos dolores que son posibles en cada una
de nuestras vísceras?
399
Página 10 de 14
siendo irreductible, se calla. Cuando las partes no se representan
mediante formas bastardeadas, mediante híbridos, el diálogo no tiene
lugar.
400
2
Según las notas de las Oeuvres complètes, los fragmentos entre corchetes aparecen en el manuscrito con la
indicación "no pasar a máquina", por lo cual no figuran en la primera publicación del ensayo. El editor
francés consideró importante incluir estos pasajes y compartimos ese criterio. (T.),
Página 11 de 14
que, ya aterrorizado, todas las cosas se me escapaban. De todas maneras,
lo que provocó mi estado me excedía: por eso puedo reírme de ello, con
esta risa que sin duda es temblor.
401
* * *
402
3
A partir de aquí, el editor francés indica que comienza una serie de fragmentos que continúan el ensayo y que no fueron
publicados originalmente. Llevan al margen la anotación "no revisado". (T.).
Página 12 de 14
La alegría la muerte
Si me preguntaran "quién soy", respondería: he examinado el
cristianismo más allá de los efectos de orden político, y a través de su
transparencia he visto a la primera humanidad presa de un horror ante la
muerte al cual los animales no habían accedido, extrayendo de allí gritos
y gestos maravillosos donde se expresa una concordancia en el temblor.
El castigo y la recompensa provocaron la opacidad del cristianismo. Pero
en la transparencia, a condición de temblar, he recuperado, a pesar del
temblor, el deseo de enfrentar lo imposible temblando hasta el fin. El
primer deseo...
La pura felicidad
(notas)
La multiplicidad como única referencia del ser para nosotros se opone
al principio del individuo aislado como valor soberano. La multiplicidad
no puede hallar su fin en el individuo, no siendo lo individual más que el
exponente de la mul-
403
tiplicidad. Sin embargo, esto no quiere decir que estemos arrojados sin
remisión hacia la unicidad de una socialización ni hacia cualquier otro
punto omega. Sin duda debemos ver que la granulación, la
corpuscularización del ser es necesariamente dialéctica, que el logro de
una forma corpuscular del ser se mide justamente por la capacidad que
tiene para expresar la unidad. ¿Y cómo funcionaría esa capacidad si el
individuo no reconociera antes dentro de su límite, es decir, en la
inevitable transgresión de las leyes que presiden la socialización de los
Página 13 de 14
seres separados, es decir, en la muerte individual y en consecuencia en el
erotismo, lo único que le da un sentido a la conciencia de la unidad? La
fuerza del cristianismo está en fundar no solamente la fusión en Dios,
sino a Dios mismo sobre la muerte y sobre el pecado, muerte del
individuo situado en la proa del movimiento de triunfo del individuo que
se separa, pecado del mismo individuo. Pero en su apuro por pasar de la
muerte a Dios, del pecado al renunciamiento del individuo ―en su apuro
por poner el acento sobre un desenlace legitimador y no sobre el pasaje
que escandaliza―, el cristianismo separa el triunfo del individuo, a
Cristo, de aquellos que lo llevan a la contradicción de la muerte o de
aquellos que lo habrían señalado previamente como una negación de la
unicidad, la lujuria y el goce de las prerrogativas del soberano. Tal error
no es más monstruoso que el error contrario y en ese sentido es verdad
que sin el cristianismo las religiones antiguas no resultarían legibles.
Sólo el cristianismo las vuelve legibles al poner el acento sobre la
inevitable negación del individuo, pero lo hace con demasiada rapidez.
Aun cuando el cristianismo aislado también sea ilegible. Es grandioso a
condición de que a través suyo percibamos la fantasmagoría del pasado.
404
En: Bataille, Georges – El arte, el erotismo y la literatura. Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2001.
Página 14 de 14