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Propuesta de actividades propedéuticas en Ciencias Naturales / Biología.

1) La lección de la mariposa
“Un día una pequeña abertura apareció en un capullo, un hombre se sentó y observó
por varias horas como la mariposa se esforzaba para que su cuerpo pasase a través de
aquel pequeño agujero.
Entonces pareció que ella ya no lograba ningún progreso. Parecía que la mariposa
había ido lo más lejos que podía en su intento y ya no podría avanzar más.
Entonces el hombre decidió ayudarla, tomó una tijera y cortó el resto del capullo. La
mariposa entonces salió fácilmente. Pero su cuerpo estaba atrofiado, era pequeño y tenía
las alas aplastadas.

El hombre continuó observándola, esperando que en algún momento las alas de ella se
abrieran y se agitaran para ser capaces de soportar el cuerpo el que a su vez iría
tomando forma. Pero nada de eso ocurrió. En realidad, la mariposa pasó el resto de su
vida arrastrándose con un cuerpo deforme y alas atrofiadas. Ella nunca fue capaz de
volar.
Lo que el hombre en su gentileza y voluntad de ayudar no comprendía, era que el
capullo apretado y el esfuerzo necesario para que la mariposa pasara a través de la
pequeña abertura, era el modo por el cual Dios hacía que el fluido del cuerpo de la
mariposa llegara a las alas, de tal forma que ella estaría pronta para volar una vez que
lograra liberarse del capullo.
Algunas veces el esfuerzo es justamente lo que precisamos en nuestra vida.
Si Dios nos permitiera pasar a través de nuestras vidas sin obstáculos, Él nos dejaría
lisiados. No seríamos tan fuertes como podríamos haber sido, y nunca podríamos volar.

Pedí fuerzas... y Dios me dio dificultades para hacerme fuerte.


Pedí sabiduría... y Dios me dio problemas para resolver.
Pedí prosperidad... y Dios me dio un cerebro y músculos para trabajar.
Pedí coraje... y Dios me dio obstáculos que superar.
Pedí amor... y Dios me dio personas para ayudar.
Pedí favores... y Dios me dio oportunidades.
Pedí valentía... y Dios me dio miedos a vencer.
No recibí nada de lo que pedí... pero recibí todo lo que precisaba.”
De autor desconocido por mí
2) Introducción

Todos los años al comenzar el ciclo lectivo reflexiono junto a mis alumnos acerca del
porqué y del para qué de la actividad escolar, y ellos manifiestan que creen que, a su
paso por el sistema educativo, debieran egresar capaces, voluntariosos, responsables,
inteligentes, y con conocimientos. Y juntos concluimos que deberían egresar habiendo
desarrollado virtudes y capacidades como herramientas con las cuales aumentar la
posibilidad de alcanzar el éxito en algún estudio terciario o universitario o, cuando
menos, con un nivel de juicio crítico y cultura general mínimo que les permitan el
verdadero ejercicio de las libertades individuales y la capacidad de generar los recursos
elementales como para forjarse un porvenir fructífero y colaborar así a la construcción
de una sociedad evolutiva.
Pero las reformas educativas de las últimas décadas, con la Ley Federal de Educación,
la Ley de Transferencia, etc. (inspiraciones de extraña analogía con la LOGSE
española), han conseguido que nuestro sistema educativo se separe de la realidad para
pasar a mirarse a si mismo y, por lo tanto, a auto justificar su existencia produciendo la
primarización de la educación y el vaciamiento de contenido (adviértase la
diferenciación entre “contenido” y “contenidos”) cuyo origen habrá que buscarlo
también en la formación de los docentes además de hacerlo en el relativismo subjetivo,
falaz y pernicioso de los diseños curriculares y de quienes deben velar por la puesta en
práctica de tales reformas, las cuales no satisfacen las expectativas de nadie y menos
aún las de las familias y estudiantes.
Aunque encontrar y analizar las causas de nuestra “tragedia educativa” (cuyo efecto
promete una proyección verdaderamente apocalíptica) resulta complejo, escapa al
objetivo de este texto y además no debiéramos encontrarlas simple y rápidamente en la
apatía de los alumnos, permítaseme una breve cita, unas palabras que considero ilustran
muy oportunamente aun a grandes pinceladas parte de nuestro naufragio y que
pertenecen al español Miguel Ángel García Olmo.

“Por amor de la brevedad y aun a riesgo de caer en una simplificación excesiva,


quizás pueda condensar todo el "espíritu" psicológico-pedagógico de la LOGSE en un
par de conceptos, a saber, aprendizaje significativo y comprensividad, ideas éstas que
se han convertido en leit motiv de una pintoresca forma de entender la educación, que,
a mi modo de ver, obedece -una vez más en este castigado siglo XX- a un
desconocimiento voluntario de la naturaleza humana. Pero más allá de este opinable
telón de fondo, la LOGSE y toda la abundante literatura jurídica, administrativa y
docente que la arropa se caracterizan por las siguientes realizaciones asaz discutibles
también:”

“La acuñación de una terminología oscura que dificulta enormemente la correcta


intelección de las medidas que introduce la reforma. Términos y expresiones como
secuenciación, actitudinal, priorización, temporalización, tutorial, tutorizar,
tutorando/a (éste es monstruoso), diseño curricular, módulo formativo, transición a la
vida activa, segmento de ocio o contenido transversal, que hoy dominan el panorama
educativo español, no pertenecen a la lengua española, sino que, cuando no son
inventadas, se trata de anglicismos reprobables. Probablemente nos hallemos ante un
metalenguaje acuñado para dominar mediante el miedo a lo desconocido y para
justificar disparates; una jerga que ha sido elevada a rango de ley, convirtiendo a la
LOGSE y a sus desarrollos en una de las peores experiencias legislativas de las que se
tiene noticia en España por su deficiente y perversa técnica jurídica.”

“· La materialización de un implacable prejuicio -nunca confesado- contra todo lo que


lleve a la excelencia, que a la vez se pretende compensar o disimular con una
burocracia rampante que hace del trabajo de enseñar el permanente naufragio en un
océano de papeles y cuestionarios que hoy es. Conceptos que hasta el presente
cualquiera identificaba con "lo educativo", tales como exigencia, espíritu de sacrificio,
estudio personal, responsabilidad, rigor científico, afán de superación, curiosidad,
esfuerzo intelectual, voluntad, amor por la obra bien hecha han quedado
definitivamente rebasados por la arrolladora supremacía de lo lúdico y sepultados bajo
los incomprensibles dictámenes e informes elaborados al cabo de infinitos trámites y
soporíferas reuniones [de profesores] del profesorado que se adentran en la noche. En
definitiva, aquellas palabras y todo lo que conllevaban queda virtualmente proscrito en
la reforma que deriva de la LOGSE, la cual formula un juicio tácito, mediocre,
pesimista y enfermizo contra la capacidad humana de sobreponerse a las condiciones
presentes y de ir abriendo nuevos horizontes personales y colectivos. Para poder
presentar tal plantel -y la consiguiente rebaja de la calidad de la enseñanza que
acarrea- de forma que pueda ser asumido por una ciudadanía en buena medida
indiferente hacia el hecho educativo, se usa profusamente de argumentos demagógicos
de corte populista en el sentido de pretender integrar a todos en todo "sin distinción ni
discriminación alguna". Ni que decir tiene que la forma de resolver los continuos
brotes de indisciplina o el grave retraso general -entre otras desagradables situaciones
derivadas del hecho de que convivan en la misma aula adolescentes altamente
motivados, con otros a los que sólo mantiene allí la obligación- no se contempla en los
textos.”

“· La creación de un complejo entramado de directrices "políticamente correctas" a las


que se bautiza como Contenidos transversales, y cuya labor de inculcación al alumno
compete forzosamente a todos y cada uno de los profesores sin excepción; para poderlo
llevar a efecto, el docente, en principio, deberá aprovechar cualquier oportunidad que
se le presente durante la explicación de su asignatura, sea ésta cual sea. Se trata, pues,
de un verdadero "catecismo" laico que se hace eco de los tópicos que han popularizado
los influyentes sectores que a sí mismo se denominan Open society. Postulados cuya
sacralización e inserción en el plan de estudios por parte de tales sectores constituye
un vistoso ejercicio de hipocresía y fariseísmo como no se había visto desde los tiempos
de Jesucristo. Los títulos de estos contenidos transversales a los que nos referimos son
del tenor que sigue: -Educación para la salud, -Educación sexual, -Educación vial,
-Educación no sexista, -Educación del consumidor, -Educación multicultural,
-Educación para Europa, -Educación ambiental y -Educación para la paz
[Construcción de la ciudadanía, Salud y adolescencia, etc.]...” Miguel Ángel García
Olmo al referirse a la “La Educación que nos Trajo la LOGSE (Ley de Ordenación
General del Sistema Educativo); Opiniones de un profesor de enseñanza secundaria del
sistema público español (Murcia, España)” (www.hottopos.com.br/videtur10/logse.htm):

Ahora bien, para que seamos capaces de siquiera intentar un cambio real positivo, los
docentes tenemos el compromiso moral (además de conocer en profundidad lo que nos
pasa, entre otras cosas), de reivindicar y resignificar nuestro trabajo, no aceptando la
condición de “operarios” llamados a aplicar procederes y una currícula tal y como los
burócratas del sistema educativo y las autoridades que detentan el poder pretenden,
disfrazando de participativo un ejercicio autárquico, autoritario o indiferente por
completo ciego a los temas de fondo (temas siempre ausentes en jornadas y encuentros
débilmente sostenidos por trivialidades y estériles propuestas, con las cuales
subestiman, denigran y desvirtúan nuestro rol y nuestra función a obsecuentes
ejecutores), y sí ejerciendo nuestra labor de intervención como lo que somos:
profesionales de la educación, y como tales, observar la realidad con profundo juicio
crítico, tomar decisiones y accionar en función de operar cambios.
Cuándo los estudiantes preguntan ¿para qué sirve estudiar? nos están diciendo (aun sin
saberlo) que memorizar datos no les interesa y que además no les resulta útil en
absoluto, y tienen razón. La mayoría de nosotros hemos llegado a la misma conclusión
siendo estudiantes y lo hemos confirmado, aquellos que optamos por la docencia, en el
ejercicio de la enseñanza: memorizar datos no es estudiar y no sirve por si solo. Porque
“estudiar” no solo es memorizar, es todo un ejercicio, una disciplina que se basa en el
deseo de superación personal, en el razonamiento deductivo, en el análisis, en la
interpretación, en la comprensión, en la integración y relación de conceptos y en el
desarrollo del juicio crítico; que a su vez requiere de la voluntad y de la perseverancia,
que demanda tiempo y esfuerzo, dedicación y esmero, que puede no ser divertido, pero
que desarrolla nuestras capacidades intelectuales y de aprendizaje. Estudiar es una
disciplina con la que el ser humano puede desarrollarse si lo desea y convertirse en una
persona de provecho para la sociedad.
Los estudiantes tienen razón, por que no les hemos enseñado “qué es” estudiar, ni
“para qué” estudiar, ni “cómo” estudiar, ni les hemos propuesto una proyección
evolutiva alcanzable a través de esta disciplina.
Cuando el docente acepta su desjerarquización y se dedica a cumplir con lo que manda
el burócrata a través de la currícula, se constituye en mero pronunciador de
conocimientos, y así, si ponemos como centro el dictado (la “enseñanza”), la didáctica
será el norte y el docente solo mirará su trabajo, y entonces, el aprendizaje y por
consiguiente el estudiante, se convertirán en invisibles y prescindibles piezas de orden
menor. Es este el esquema más común y el más fácil de sostener por que, a mi juicio, se
ajusta a las exigencias del modelo de “docente operario” que el sistema impone y así se
deshumaniza y momifica la educación, de la mano también, de las autoridades que
faltan el respeto a nuestra profesionalidad cuando en las “reuniones de majada” no
discuten (como mencionábamos) cuestiones de fondo sino que nos conminan a ajustar
el cumplimiento de la currícula y la aplicación del sistema, pretendiendo además
justificar su permanencia.
Por esta clase de males es que he creído conveniente, hace ya algunos años, replantear
y reorientar el objetivo de mi tarea educativa hacia el desarrollo de las capacidades
intelectuales y de aprendizaje, alejándola de la mera acumulación de datos inconexos,
para no continuar con este conocido y estéril mecanismo no pedagógico, que solo
promueve la especulación y que ha diluido toda exigencia y disecado el ejercicio
educativo convirtiéndolo en un inanimado, deshumanizado, espurio y patético teatro,
por el que los alumnos pasan siquiera salpicados por algunos datos pero sin
desarrollarse, y en el que los docentes perduramos anestesiados y distraídos,
momificándonos casi sin darnos cuenta, pero sorprendiéndonos y alarmándonos año tras
año por las calamitosas, lógicas y previsibles consecuencias del sistema tal como si se
tratara de una cuestión no menos ajena que novedosa.
Propongo entonces, más un sistema de enseñanza y de aprendizaje, un método donde
el estudiante sea protagonista junto al docente y no uno en el que sea el docente la
estrella de las exposiciones elocuentes, ya que no existe la planificación milagrosa ni la
telepatía sonora de la explicación magistral, ni mágica combinación alguna de
contenidos que produzca o garantice el aprendizaje de los estudiantes.
Se hace imprescindible un retorno al hombre, a los procesos de la inteligencia y su
desarrollo (muy estudiados y poco considerados), a ese nivel micro que, aunque
complejo, resulta mucho más cercano y concreto que la falaz y estéril búsqueda de la
panacea del currículum áureo y de la milagrosa estrategia pedagógica que, a un
tiempo, deslumbre, cautive y garantice el aprendizaje y la realización del individuo. Se
hace necesario abandonar la búsqueda del Santo Grial del cual beber la revelación de
la educación perfecta que pareciera prometer nada menos que la Mano del “Maestro
Midas” con la cual “tocar” a nuestros alumnos. Retomemos la tarea artesanal, ardua e
imperfecta del hombre con el hombre. Procuremos terminar con la línea de montaje que
convierte a nuestros alumnos en piezas prescindibles, himenópteros colonos de una
maquinaria impersonal que los consume.
Creo también necesario analizar con los estudiantes los modelos que la sociedad
impone como exitosos a través de los medios masivos de comunicación, resultando
éstos en el mejor de los casos, famosos ocasionales carentes de todo mérito, donde el
estudio y la capacitación han dejado de ser valores y la superación personal no figura en
la lista de los objetivos de la mayoría de las personas, y cuando el éxito es medido
según parámetros de fama, dinero y poder.
En estos tiempos de miseria humana en los que los valores y la excelencia (en desuso y
menospreciados) se reducen a trazas casi vestigiales y en los que, en palabras de Carl
Sagan, nuestra especie incipiente, joven, impetuosa, curiosa y soberbia ha optado por el
desarrollo material exacerbado y por la dominación de unos sobre otros, parece que no
sobreviviremos a nuestra adolescencia tecnológica comprobando la maliciosa
contradicción entre discurso y acto de quienes ocupan espacios de poder y de toma de
decisiones.
Es por esto que, a aquellos a los que acompañe algún trecho en este camino, los invito
a ejercitar con un sistema de aprendizaje, que seguramente no es el único ni el mejor,
pero que se anima al cambio y apunta al desarrollo de las capacidades intelectuales y de
aprendizaje y al ejercicio de virtudes humanas y a descubrir así cómo puede uno
enriquecerse interiormente a través de la disciplina, la voluntad y la perseverancia,
utilizando el razonamiento deductivo en procura de la apropiación de conocimientos
aplicables y del desarrollo de la inteligencia.
Es importante aclarar que la tarea no es liviana y que puede no ser divertida, como no
lo es muchas veces el entrenamiento físico que exige esfuerzo y produce frustraciones
medidas y superables, y que tales frustraciones deberán ser dimensionadas y
contextualizadas para que, ya superadas, se conviertan en beneficios gratificantes y
duraderos al solidificar paulatinamente la capacidad de autonomía y resiliencia (si los
metalúrgicos me permiten emplear su término) y la confianza en uno mismo.
Por último, es imprescindible el acompañamiento de los adultos (no su interferencia)
para con los chicos, en este proceso amablemente severo y severamente amable,
definiendo claramente junto a ellos el rol que les corresponde como estudiantes,
garantizando su concurrencia al colegio en condiciones adecuadas para estudiar,
recordándoles sus derechos como estudiantes, garantizándoles en casa el ambiente y el
espacio adecuado y el tiempo suficiente para estudiar, manteniéndose al corriente de su
desempeño escolar, permitiéndoles transitar las frustraciones sin perder la calma,
serenándolos para que analicen los errores cometidos, alentándolos a continuar,
infundiéndoles confianza en si mismos a través de estimular su autoestima reconociendo
sus logros y depositando confianza en ellos, no dramatizando ni sobredimensionando
los fracasos relativos, ayudando a reinstalar el olvidado hábito del estudio (ya que más
logra el que persiste que el que alcanza), pero tampoco allanándoles caminos, ni
facilitándoles las cosas, ni estableciendo prórrogas; ya que facilitar no es educar,
hacerse responsable es madurar y la perseverancia inteligente ayuda a templar el
espíritu.
3) Fundamentos del método de estudio. Tratando de adquirir conocimientos.

“Por amor de la brevedad y aun a riesgo de caer en una simplificación excesiva”


intentaré fundamentar mi trabajo. El conocimiento, creo, no puede ser dado, no puede
pasar de una persona a otra. Puede uno dar o recibir explicaciones o razonamientos ya
elaborados o recitar una serie de datos, es decir simplemente mostrar información. El
conocimiento es algo que cada persona debe apropiar por mérito individual e incorporar
mediante el esfuerzo personal inteligente poniendo a su servicio sus capacidades y
virtudes. “Los estudios realizados indican que recordamos: el 10% de lo que leemos, el
20% de lo que decimos, el 30% de lo que hacemos, el 50% de lo que vemos mientras
escuchamos, el 70% de lo que decimos mientras estamos aprendiendo y el 90% de lo
que decimos mientras hacemos – demostramos”. (RANDIS, Alejandro; “Liderazgo en
ambientes agrestes”; zetaeditores; 2006). Es posible incluso memorizar grandes
volúmenes de información sin incorporar conocimiento alguno, ya que en ese caso no es
uno conocedor sino memorista. La diferencia principal entre uno y otro radica en que el
memorista tiene un dominio lineal y por ende limitado del manejo de la información y,
generalmente, carece de la posibilidad de relacionar conceptos entre sí ya que no es
capaz convertir los datos en información, de explicar esos datos sino a modo de
recitado, mientras que aquel que ha alcanzado el conocimiento puede explicarlo en
varias direcciones y establecer relaciones con otros temas, pudiendo inferir lo tácito
además de poder aplicar el conocimiento en pequeñas creaciones. Esta es la diferencia
entre entender lógicamente y comprender analíticamente. Hay quienes acumulan
experiencia durante muchos años y quienes repiten durante muchos años la misma
experiencia. Cabe recordar aquí que los estudiantes, más aún aquellos de corta edad, no
logran organizarse solos para realizar las tareas y que dependerán para lograrlo de la
guía permanente del docente y del acompañamiento firme de los padres.
Pero, me pregunto, ¿dónde comienza el aprendizaje?
Tener el deseo de alcanzar un conocimiento presupone la existencia de un objeto,
objetivo, propósito o ideal del cual resultará la necesidad de conocer algo, y esto, tal
vez, sea el principio del aprendizaje. Por que, sin el deseo por conocer no importará
cuántos esfuerzos se hagan ni cuánto tiempo se invierta en tratar de hacer propio un
conocimiento, todo será inútil. El estudiante debe querer aprender-conocer para
disponer sus capacidades en favor de la apropiación de un conocimiento. Para esto se
les propone reflexionar acerca de las Ciencias Naturales y/o Biología como método de
descubrimiento de algunos de los aspectos de la Creación Evolutiva de Dios, en tanto
que resulta también medio y sistema de desarrollo de las capacidades intelectuales de
aprendizaje, enmarcado, su método y alcance, en la Moral Cristiana.
Según Pío XII “El espíritu que viene de Dios, a Dios anhela subir por la escala de la
ciencia de este mundo.”
Tal vez sea ésta la tarea más difícil y la clave (o una de ellas) que debo afrontar:
encender una llama del DESEO de superación, de querer ser una persona más capaz a
través del estudio de la Ciencia (en este caso). Aún, tal vez sea más importante la
ejercitación (con todo lo que implica) y el desarrollo de las capacidades intelectuales de
aprendizaje que la adquisición de los conocimientos sobre los que se trabaja, por que la
persona CAPAZ de APRENDER puede y podrá adquirir y aplicar conocimientos cuando
lo desee, por el contrario, la persona que no ha desarrollado sus capacidades de
aprendizaje no podrá adquirir conocimiento alguno, aunque su deseo sea profundo, por
que no sabrá cómo ni tendrá con qué. Y pido perdón aquí por abusar de la paciencia del
lector y hacer mías nuevamente algunas palabras de Miguel Ángel García Olmo, “Me
formé en los años ochenta. Procedente de la clase popular, todo lo que sé, se lo debo a
mi escuela ... Por todos esos centros y maestros siento una profunda gratitud, pues nos
dieron a mí y a mis compañeros movilidad social y cultural, sin tener que renegar de
nuestros orígenes. Todo eso se ha terminado. Una maraña de legislación mayor y
menor, cuya deficiente y ampulosa redacción sólo oculta un desconocimiento total y
culpable de las capacidades de los jóvenes, así como una burocracia asfixiante, me
impiden hoy transmitir a los alumnos siquiera una grosera quinta parte de todo lo que
a mí me dieron... El adolescente de hoy, integrado en el sistema... no es más que un
autómata al que hay que cuidarse muy mucho de hacer reflexionar. Es burdamente
engañado durante todo su proceso educativo, promocionando sin esfuerzo y disipando
su insustituible tiempo de aprendizaje entre asignaturas demagógicas”.
Por esto trabajaremos en tres aspectos fundamentales, sobre la base implícita de
alumnos en condiciones psicofísicas, familiares y sociales adecuadas para ello (lo cual
sabemos, no siempre se cumple): a) el concepto de la naturaleza del ser humano
integrado bajo la Gracia de Dios, b) las etapas del desarrollo humano, la responsabilidad
individual, la autonomía y la resiliencia, y c) la adquisición de herramientas de un
sistema de estudio y su metodología de aplicación. Siendo (a) el para qué, y (b) y (c) el
modo, el cómo y el con qué, pretendiendo así desarrollar cierta autonomía creciente.
Luego (y siempre), se requiere la voluntad para ir en busca de la información, lo que
implica muchas veces dejar de lado la recreación y el esparcimiento. Comienza aquí la
aplicación de las técnicas de recolección de datos y el análisis y el procesamiento de los
mismos para convertirlos en información y el esclarecimiento y vinculación de los
temas abordados con la necesidad de consultar con el docente en las clases explicativas.
El esfuerzo sostenido en este punto tanto como la atenta búsqueda de la comprensión
conllevan lentamente hacia la adquisición de los conocimientos, que se hacen propios
cuando los datos han sido razonados alrededor de sus porqué y de sus para qué y se han
convertido en información para más adelante mostrar y tratar de establecer las posibles
relaciones y conexiones con otros temas.
Es importante llevar adelante las actividades necesarias con la inteligencia suficiente
como para no engañarse a uno mismo realizando tareas sólo para mostrar o, como se
dice, “hacer por hacer”.
Lo productivo es hacer para comprender. Buscar información de diferentes fuentes.
Leer y releer con atención tratando de comprender primero la idea global y poco a
poco el significado de cada palabra y de cada párrafo para que el tema vaya quedando
claro.
Si el trabajo es lo suficientemente consciente, deberán aparecer dudas que lleven al
estudiante a preguntar, a solicitar explicaciones por parte del docente. Estas dudas son
como un plasma fértil en el que las explicaciones anidan y germinan si a quién estudia
les son de utilidad para esclarecer los temas y consecuentemente profundizar en la
comprensión de lo estudiado, construyendo poco a poco la red (tridimensional en este
planeta) de la comprensión.
Resulta tan estéril dar explicaciones a personas que no las piden, como darle la hora a
quién no la solicitó.
El conocimiento pareciera adquirirse por capas, como apoyando unas sobre otras
delgadas láminas creadas por el propio esfuerzo, por el deseo de superación personal
de cada uno, por el análisis atento de la información y por la aplicación de algún
método de estudio basado en el razonamiento y desarrollado con paciencia y
perseverancia. Si el estudio es una artesanía, su ejercitación templa el espíritu de las
personas y su producto trasciende a la ciencia misma. Es conveniente no olvidar que,
por un lado, las explicaciones del docente no garantizan la comprensión sino en tal
caso el entendimiento, y por otro lado la materia pertenece a ambos actores, a los
estudiantes la cursada (con todo lo que implica) y al profesor la inteligencia y logística
de su dinámica y, por lo tanto, la responsabilidad es compartida.
Durante las clases, los temas serán abordados en su mayoría mediante la inducción
(explicaciones, etc.) estimulando, dando lugar y esperando la deducción (relaciones e
inferencias), y dejando el campo de la abducción libre (proceso intelectual de
descubrimiento sobre elementos preexistentes), como esperanza para el futuro. Así, se
espera que, las láminas de conocimiento se forjen por voluntad e inteligencia a través
de lecturas, análisis, ejercitaciones, dudas, preguntas y respuestas, etc.
Los errores que aparecen durante el proceso de aprendizaje–razonamiento–aplicación
deben ser estudiados con especial atención ya que permiten al docente, una lectura
imprescindible (aunque parcial) de la constitución del conocimiento adquirido y
plantear luego actividades guía específicas para cada caso en particular y, al
estudiante, recibir instrucciones sobre tareas que tiendan, en función de la clase, la
cantidad y la reiteración de desaciertos, a descubrir y tomar conciencia de “lo que se
está haciendo”, de sus propias falencias y limitaciones temporarias u ocasionales y de
las formas en las que puede mejorar. Por lo tanto esta tarea implica la categorización,
la clasificación y el seguimiento de tales errores y el análisis conjunto entre el docente
y los alumnos de las causas que los motivaron.
Al ir estableciendo conexiones entre los contenidos y elaborando razonamientos
propios, se van depositando esas láminas de conocimiento que son los pasos de este
proceso acumulativo infinito, según la naturaleza de la Creación, y se “ilumina” así
paulatinamente la red de la inteligencia que encuentra su asiento biológico en las
sinapsis neuronales.
De este modo, puede enriquecerse el estudiante mediante un desarrollo metódico y
sistemático, por deseo de superación personal, y puede también ir aumentando sus
capacidades, acumulando conocimientos y, a través de la aplicación de los mismos,
desarrollando su inteligencia, lo cual resultará de inmediato en favor del mejoramiento
del individuo en su vida interior y de relación.
Claro está que esta teorización se encuentra sujeta a las infinitas variables humanas, y
en mi opinión, requiere de una base algo más sólida en cuanto a la esencia y estructura
del sistema educativo, a la competencia y capacitación del profesorado y a las
posibilidades reales de contención familiar (tan deteriorada hoy día) y también en
relación a los soportes de la estructura de la personalidad de los niños, adolescentes y
jóvenes, a lo cual podríamos seguramente aportar mucho más y mejor de lo que
hacemos desde todas las áreas, primando el esfuerzo y la cooperación, la perseverancia
y la resiliencia grupal e individual, en contra del relativismo, de la pereza, de la
desidia, del individualismo, de la especulación y del ventajismo, propios de la “viveza
criolla” y endémicos en la sociedad argentina.

4) Hacia la autonomía en el estudio, la responsabilidad, el desarrollo de las capacidades


intelectuales y la resiliencia.

Con lo antedicho creo que el esfuerzo para acercar a nuestros jóvenes al Nivel
Universitario consistirá en brindarles, además de la posibilidad de incorporar
conocimientos, un conjunto de herramientas útiles a fin de que sientan que pueden
avanzar y alcanzar otros niveles de exigencia y de competencias y que son ellos quienes
alcanzan sus calificaciones. En tal sentido debemos enseñar también que en el sistema
educativo vigente tales calificaciones no indican el nivel intelectual de los alumnos ni su
potencial, sino que, más reflejan su capacidad de memoria o en el mejor de los casos
representan la diferencia entre un diez (10) y las omisiones y errores cometidos en la
verificación de un efímero y torpe proceso de acumulación lineal de datos, que con toda
facilidad puede presentarse maquillado de educativo.

Para continuar, ha sido revisada y ajustada la Dinámica de las Clases previendo clases
explicativas/prácticas, de producción de material escrito, evaluativas y especiales.

Para las clases explicativas/prácticas se explicará acerca de la optimización de la


tarea del alumno tanto en clase, en cuanto al registro de lo visto en forma de apuntes,
como en casa, en cuanto al tratamiento posterior de dicho material, como herramienta
de estudio. Agregando a esto, el alumno, las lecturas complementarias correspondientes
(fotocopias, libros, etc.) y la confección de una lista de “dudas” las cuales serán tema de
discusión de la clase siguiente.
Vale decir que, los estudiantes tomarán los apuntes, los cuales, como son una creación
del profesor, no serán de utilidad por si solos y por tanto requerirán que el alumno los
reconstruya procurando entenderlos, es decir, transformándolos en propios mediante la
búsqueda y/o la construcción de definiciones (para lo que se explicará y ejercitará
oportunamente en clase) y la incorporación de material complementario. Además los
apuntes contienen los títulos o temas que el alumno deberá buscar y leer en la/s fuentes
bibliográficas obligatorias y sugeridas. Y con todo esto es que el alumno deberá
confeccionar la lista de “dudas” que llevará a la siguiente clase para trabajar con el
profesor.
Para este tipo de clase se prevén ejercitaciones y trabajos de resolución de problemas
mediante el uso de material escrito, textos y apuntes, poniendo énfasis en el proceso
lógico de razonamiento antes que en las respuestas mismas.

Para las clases de recolección de información se considera la necesidad de un


abordaje distinto del material bibliográfico, partiendo de la necesidad de encontrar datos
o información para resolver problemas propuestos a tal fin, o para revisar los contenidos
mismos o la forma en la que estos son presentados. No se trata del tradicional juego
primario de identificar marcas lingüísticas para responder preguntas (copiando y
pegando), sino de identificar, discriminar, clasificar, jerarquizar, seleccionar y describir.
Para los estudiantes más avanzados se prevén también ejercitaciones en las que deberán
inferir conceptos.

Para las clases de producción de material escrito se explicarán y enseñarán


protocolos de construcción de definiciones y explicaciones mediante el análisis de sus
partes y la función de cada una y de ejercitación ad hoc. Se prevé enseñar un modo de
construcción de informes y de trabajos prácticos y si el tiempo resultare suficiente
también la elaboración de argumentaciones simples (para lo cual se explicará
oportunamente y en detalle, acerca de su estructura, elaboración, contenido, evaluación
y calificación, a partir del 1º año de la ESB).

Para las clases evaluativas se prevén tres variantes de ejercitación, las “evaluaciones
rápidas” (por definiciones acerca de términos específicos definidos en clase, no
requieren aviso más que el presente, por lo cual NO SON SORPRESIVAS); las
“evaluaciones parciales” (de cada unidad o cuerpo de temas vistos) mediante preguntas
y consignas para explicar, juzgar, relacionar y justificar o fundamentar; y “evaluaciones
integradoras”, al finalizar cada trimestre, incluirán todos los temas vistos desde el inicio
del año a la fecha de la evaluación y se resolverán mediante el sistema de opciones
múltiples.
Pueden ser evaluados también a través de los informes o trabajos prácticos. Con esto
resultan cinco o seis los modos en los que los estudiantes pueden alcanzar sus
calificaciones (tres clases de evaluación, informes, trabajos prácticos y
argumentaciones) cada uno con su particular modo de ejercitación, exigencia y
provecho.
Los criterios de evaluación y los parámetros de calificación se explicarán previamente
en oportunidad de cada instancia evaluativa, aunque los principales resulten casi
siempre los siguientes: Completitud, claridad y precisión, redacción y presentación.
IMPORTANTE: En caso de que un estudiante estuviera ausente en una o más
evaluaciones, el alumno tendrá tiempo hasta el día anterior al cierre de notas del
trimestre correspondiente para acreditar la misma, eligiendo él mismo el día para
hacerlo, sin necesidad de que se realice estrictamente en el aula y horario de la materia
misma. El estudiante no recibirá recordatorios ni avisos más allá de la presente
explicación. Finalmente de persistir el “ausente” al cierre de notas, es decir, si el
estudiante no hubiera acreditado (sin justificación por razones de fuerza mayor) la/s
instancia/s de evaluación, se lo calificará con cero (0) en cada evaluación ausente y se
promediará como tal.

Las clases “especiales” se reservan para ajustar, revisar, explicar, reflexionar, etc.
acerca del desarrollo individual y/o grupal de la cursada, o de eventualidades
imponderables de interés general o particular que puedan surgir y para analizar y debatir
temas de actualidad.

Dentro de una dinámica metódica y exigente de las clases se prevé un régimen


para las inasistencias que estimule la responsabilidad y por ello se entiende que, aquel
estudiante que “falta” queda en deuda con sí mismo, y debe, al retornar al aula,
reincorporarse habiéndose puesto al día.
En primer lugar se explicará, a los efectos de contribuir a la lectoescritura (herramienta
fundacional y de imprescindible dominio), un sistema de lectura y producción
progresiva en seis pasos, que inervará y conecta las clases prácticas y de recolección
de información (incluyendo los trabajos prácticos) y el tratamiento del material en la
elaboración de informes, trabajos prácticos y argumentaciones. El mismo incluye
criterios para: lectura general, construcción de definiciones, confección de resúmenes,
síntesis y mapas conceptuales, selección de dibujos y gráficos y su correspondiente
explicación y pertinencia, descripciones, y clasificaciones. En segundo lugar una
técnica para confeccionar definiciones precisas, claras y completas y la construcción
de un glosario. Y en tercer lugar la identificación y clasificación de los errores en tres
categorías (conceptuales, gramaticales y orto-caligráficos) cometidos en
evaluaciones escritas, su posterior análisis y la búsqueda de sus causas. En
concordancia, se premiará con un (1) punto extra la escasez de errores orto-caligráficos
en toda evaluación escrita siempre que se reúnan las siguientes condiciones: escribir en
letra cursiva, obtener al menos cinco (5) puntos de calificación, cometer hasta cinco (5)
errores orto-caligráficos y conocer las presentes condiciones. Dicho punto extra quedará
absorbido en toda calificación inferior a diez (10) y excedente en caso de haber
alcanzado la máxima calificación, pudiendo el alumno sumarla a cualquier otra
calificación suya del mismo tenor ya sea pasada (dentro del trimestre correspondiente) o
futura (dentro del año lectivo en curso).
Para poder llevar adelante la “logística” de la cursada, cada alumno recibe siempre las
explicaciones correspondientes con exhaustivo detalle, a fin de posibilitar e incentivar la
autonomía y la responsabilidad.
El ejercicio de revisar la labor docente debe ser una práctica auto impartida y al mismo
tiempo transmitida a los alumnos, instruyéndolos respecto de cómo observar la
coherencia entre discurso y acto, entre el programa de estudios, el dictado de clases y
las evaluaciones, la transparencia en correcciones explícitas y entendibles, y la claridad,
pertinencia, equilibrio y proporcionalidad en los criterios de evaluación y calificación,
por parte del docente. Es en este sentido que funciona, para tal fin y para cualquier otro
tipo de inquietudes, un espacio permanente de recepción de quejas, consultas y

reclamos que son atendidos con especial dedicación en cada oportunidad de


devolución de evaluaciones y trabajos, revisados y/o calificados, y en todo momento en
el que lo necesite cualquier estudiante y me encuentre disponible en la institución. Allí
los estudiantes y los padres deben hacer valer y ejercitar su derecho a reclamo, a aclarar
dudas e inquietudes, a ser escuchados y a defender sus convicciones.
Estudiantes y familiares podrán consultar, quejarse o reclamar de lunes a viernes en
horario a convenir o en cualquier momento vía correo electrónico a
anagregoras@yahoo.com.ar, especificando en asunto nombre apellido y curso del
estudiante interesado.
Cerca ya de finalizar el ciclo lectivo se dedicarán unas horas a explicar aspectos
relacionados con la preparación de exámenes finales, administración del tiempo, espacio
físico adecuado, sistemas, métodos y herramientas de estudio, etc.
La aplicación del sistema, sus métodos y herramientas serán convenientemente
ajustados a la realidad de cada grupo, en función de la edad, cantidad de horas cátedra,
etc. Y si bien esta fundamentación y descripción es común y válida para todos los
cursos en los que sea yo titular, es susceptible de ser modificada en función de
eventuales e imponderables, por lo que toda situación no contemplada en la misma
quedará a consideración de quién escribe, siempre en beneficio de la educación de los
estudiantes y de las familias.
De manera que todos los estudiantes y las familias sabrán perfecta y claramente desde
la primera semana de clases el por qué, el para qué y el cómo cursar, estudiar, aprender
y aprobar la materia.

Les deseo muchos éxitos.

Hernán López
Profesor Nacional de Ciencias Biológicas
Profesor Nacional de Educación Física

“La época de dilatarse, de medidas parciales, de recursos calmantes e inesperados, de


retrasos, está terminando. En su lugar estamos entrando en un período de
consecuencias”. Sir Winston Churchill

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