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Las villas: aspectos sociales


Mario Margulis1

1. La pobreza: estrategias habitacionales


Las villas son resultado de la pobreza y de la insuficiencia en las políticas
habitacionales. Hace más de medio siglo, en los años 50 y 60, las villas eran ya
notorias en la Ciudad de Buenos Aires y su conurbano y expresaban la
desigualdad social, la carencia y la precariedad. Mientras que el lenguaje popular
hizo suya la expresión Villas Miseria2, a nivel oficial la ambigüedad de su condición
legal y social dentro de la trama ciudadana se correspondió con la indefinición del
lenguaje: por lo general se utilizaron expresiones más recatadas, la más habitual
"Villas de Emergencia", que habla de una provisoriedad que no condice con su
antigüedad y persistencia. En ese entonces (1950-1970) no era el desempleo la
causa principal de su existencia y propagación, sino los salarios exiguos, la
precariedad de las ocupaciones disponibles y la ausencia de una política
habitacional adecuada para proveer de viviendas a los que integraban las
corrientes migratorias que venían del interior y de los países limítrofes. Recién en
la última década del siglo, a aquellos problemas, agravados, se sumó el creciente
y alarmante desempleo. Esta situación se fue empeorando a partir de la década
del 70 y mucho contribuyó el aumento del desempleo en la década del 90 derivado
del auge de las políticas neoliberales. El 40 % de las familias más pobres en el
Gran Buenos Aires recibió el 16,9% del ingreso total en 1977, el 15,7% en 1983 y
el 11,7% en 19893. Durante la década del 90 crecieron el desempleo y la pobreza
alcanzando guarismos desconocidos durante las décadas anteriores. En la
sociedad argentina actual (año 2004), el 44,3 % de la población urbana es pobre y
la indigencia afecta al 12,1% de los hogares y al 17% de las personas4.

La distribución regresiva del ingreso aumentó la distancia social y económica


entre los sectores más ricos y los más pobres: en Buenos Aires y su conurbano
esta situación determinó, por una parte, el auge de los countries y de los barrios
cerrados y, simultáneamente, la expansión de las villas y de otros asentamientos
precarios.
Las villas, en las décadas del 50 y 60, si bien estaban si duda incluidas en el
contexto de la pobreza (el concepto "pobreza" no era utilizado entonces con
frecuencia en los análisis sociológicos5, la noción utilizada en los estudios de la
1
Sociólogo. margulis@arnet.com.ar
2
Se atribuye a la novela de Bernardo Verbitsky (1957): Villa Miseria también es América, Editorial
Kraft, Buenos Aires, el origen de esa nominación que luego fue incorporada al habla de los
habitantes de la ciudad.
3
Datos tomados de Javier Auyero (2001): La política de los pobres: las prácticas clientelísticas del
peronismo, Manantial, Buenos Aires, pag. 55.
4
Datos de INDEC (EPH), 28 aglomerados urbanos, primer cuatrimestre del 2004.
5
"Junto con la disminución de la pobreza absoluta en los países capitalistas avanzados, el tema
fue desdibujándose, sobre todo como componente fundamental de los esquemas teóricos para el
2

época era sobre todo "marginalidad") expresaban sobre todo el déficit de


vivienda, el desajuste entre el crecimiento de la población urbana y las
posibilidades de acceder a una vivienda y a un habitat mínimamente dignos. La
considerable expansión de las villas en esos años estuvo ligada con las
migraciones internas y de países limítrofes, que a su vez venían atraídas por las
posibilidades de ocupación en el marco de la industrialización sustitutiva de
importaciones. También por las alternativas de ocupación resultantes del
desarrollo del comercio, de los servicios, de la construcción en propiedad
horizontal y, en general, por las posibilidades de obtener ingresos monetarios en la
metrópoli donde se concentraba la riqueza. La población que se aglomeraba en
las villas no carecía, en esos tiempos, de ingresos monetarios. Muchos de ellos
tenían empleo (u alguna forma de ocupación remunerada), y no estaban
desvinculados de los procesos de desarrollo capitalista 6. Vivir en la Villa era a
veces una opción deliberada para estar más cerca del lugar de trabajo y no tener
que viajar largas horas (con el gasto consiguiente de dinero y energía) desde
algún lugar del conurbano. En ese contexto la vida en las Villas era diferente.
Había aspectos de comunidad y de cultura compartida, muchas veces reforzados
por el origen común de muchos de sus habitantes. La villa reunía a comunidades
de migrantes, agrupados muchas veces por su lugar de origen.7 Los primeros en
asentarse facilitaban el acceso a sus familiares, amigos y comprovincianos o
compatriotas. Ello favorecía el establecimiento de algunas pautas de cultura local
y que se desarrollaran condiciones de solidaridad y ayuda mutua. Las villas no
eran lugares tan peligrosos como lo son ahora. Había entre sus habitantes,
también, ladrones u otros delincuentes, pero no robaban en el barrio. Existían

análisis de la sociedad"..."En las últimas dos décadas el tema ha vuelto a ser objeto central de
consideración en situaciones sociales diferentes y a partir de orientaciones teóricas y propuestas
prácticas diversas" (Miguel Murmis - Silvio Feldman:"La heterogeneidad social de las pobrezas" en
el libro: Alberto Minujim y otros (1992): Cuesta abajo, Los nuevos pobres: efectos de la crisis en la
sociedad argentina, UNICEF/LOSADA, Buenos Aires, pag. 48.

6
6 Hay que tener en cuenta que la pobreza en Argentina estuvo centrada hasta mediados de la
década de los 90 en la depreciación salarial más que en el desempleo. A partir de entonces la
desindustrialización y la pérdida de empleos fueron factores principales en el incremento de la
pobreza. Véase Gabriel Kessler y Mercedes Di Virgilio (2003): "La Nueva pobreza urbana en
Argentina y América Latina", Trabajo presentado en el Seminario Perspectives on Urban Poverty in
Latin America.Washington 17/9/ 2003 , Woodrow Wilson Center of Public Policy. Más adelante, en
el mismo artículo, precisan estos autores: " El empobrecimiento de los años ochenta ocurre por la
depreciación del salario y la pérdida de los beneficios directos e indirectos ligados a los puestos de
trabajo; aunque la inflación y la baja productividad de los distintos sectores posibilitaba que la tasa
de desempleo se mantuviera relativamente baja (Monza, 1993). La hiperinflación de 1989 marca un
punto de clivaje a partir del cual la historia del empobrecimiento se acelera en asociación con el
aumento del desempleo. A modo indicativo, interesa destacar que en el Gran Buenos Aires – el
distrito más importante en términos poblacionales de la Argentina –, entre 1991 y 2000, el
desempleo trepa de 6.3% a 16.0%."
7
" Se nuclean, como dijimos por provincia, región y pueblo, y también por familia. Es frecuente que
se alcen cerca las casillas del padre y las de los hijos que van formando sus familias. Algunos
operan con notable solidaridad, resolviendo en conjunto sus problemas." (Hugo E. Ratier (1971)
Villeros y Villas Miseria", CEDAL, Colección La Historia Popular N° 60, Buenos Aires, pag.84)
3

códigos arraigados que eran respetados y protegían a los vecinos, posibilitando


formas de convivencia pacífica dentro de esas urbanizaciones precarias.

La villa fue siempre la expresión en el espacio urbano de pobreza e injusticia, de


desigualdad y privaciones. Pero hay diferencias sustanciales entre los villeros del
período 1940-70, mayoritariamente ocupados y que obtenían ingresos, y los
villeros de fin del siglo XX y albores del siglo XXI, que recibieron la amarga
herencia de las políticas neoliberales y son testimonio viviente de la mayor crisis
social experimentada por nuestro país durante un siglo. Las villas del primer
período eran resultado de la insuficiente política de vivienda, de los bajos salarios
y de la discriminación social, pero sus habitantes tenían lugar en la actividad
económica y formaban parte, aunque en sus escalones más bajos, del sistema
económico vigente. En ese tiempo las demandas eran por mejor distribución,
mayores salarios, mejor vivienda y servicios, menor tasa de explotación. Hoy, con
gran parte de la fuerza de trabajo constituida de hecho en "población sobrante",
sin lugar en la actividad económica, desconectados del sistema, "desenchufados"
de los circuitos del capitalismo, el reclamo principal pasa a ser la "inclusión", o sea
empleo aunque sea mal remunerado: volver a formar parte de la población
ocupada aunque sea en las condiciones laborales más duras. Esta paradoja
revela, no solamente el marcado deterioro de las condiciones socio-económicas,
también la pérdida de aspiraciones, el retroceso en las demandas, la crisis de
futuro.

En el interior de la pobreza, operan distintas estrategias habitacionales 8. Su


población se alimentó con las migraciones internas y de países limítrofes (en
algunos casos migraciones ya antiguas y conviviendo hoy varias generaciones), y
también con familias trabajadoras nativas que han debido trasladarse a las villas
por razones económicas y laborales, e incluso con algunos integrantes de las
clases medias bajas que han sufrido un proceso de empobrecimiento. Las
estrategias habitacionales forman parte de las estrategias familiares de vida. Esta
última noción apunta en este contexto a que, en tanto integrantes de grupos más
amplios, los que necesitan vivienda reciben apoyo y solidaridad de distinto tipo
proveniente de otros integrantes de las redes familiares y comunales a las que
pertenecen o con las que están relacionados. Este apoyo y ayuda puede consistir
en información o ayuda para la construcción, sea en forma de trabajo gratuito, de
materiales o con otra forma de apoyo económico. También en patrocinar a los
recién llegados frente a los demás habitantes del barrio, o por lo menos ante los
vecinos y amigos. Además, el apoyo suele tomar la forma de instrucción y consejo
acerca de la cultura barrial y las formas de operar en un entorno conflictivo y
8
"El concepto de estrategias habitacionales alude a las decisiones que toman las familias y los
objetivos que ellas persiguen en materia de habitat (Dansereau F. y Navaez-Bouchanine, F. (1993)
"Les estratégies familiales et résidentielles á Rabat-Salé" en Villes et Développement. Groupe
Interuniversitaire de Montreal), citado por María Mercedes Di Virgilio: "Casa se busca. Explorando
las relaciones entre estrategias habitacionales,redes sociales y políticas sociales" en Beatriz
Cuenya, Carlos Fidel e Hilda Hertzer (coords) (2004): Fragmentos sociales. Problemas urbanos de
la Argentina , Siglo XXI, Buenos Aires, pag. 215.
4

actualmente peligroso: o sea en la transmisión de códigos culturales que proveen


los lenguajes, competencias y saberes necesarios para sobrevivir en ese contexto
social.

Las estrategias habitacionales dentro de la pobreza no se reducen a la


alternativa de alojarse en las villas. Existen otras opciones en la ciudad y en el
conurbano tales como los asentamientos, la autoconstrucción en terrenos propios
en los barrios populares y también la posibilidad de vivir en zonas más cercanas
al centro alojándose en hoteles o pensiones baratas o algunas veces en casas
tomadas. También, en uno de los límites extremos de la pobreza y la exclusión,
están los que no tienen casa, los sin hogar, que alcanzan un número considerable
en la ciudad de Buenos Aires. Esta categoría abarca a muchas personas "solas"
quienes, además de sufrir las privaciones que acarrea la pobreza han perdido
también su vinculación con la familia. Anteriormente se los denominaba
"deambulantes", hoy los eufemismos municipales para referirse a ellos han
evolucionado: la nominación actual es "gente en estado de calle".

Las villas y los asentamientos tienen en común la ocupación irregular de tierras:


se erigen en terrenos ajenos, casi siempre en tierras pertenecientes al estado
nacional o provincial9. Las villas son urbanizaciones espontáneas, sin
planificación, que utilizaban en sus inicios materiales de desecho para la
edificación de viviendas, y que, por su condición de ilegalidad, solían carecer de
los principales servicios urbanos: provisión de agua, luz eléctrica, recolección de
basura. Solo después de mucho tiempo y de grandes esfuerzos y gestiones no
exentas de conflictividad, fue posible acceder en ciertos casos a algunos de estos
servicios básicos. Al ser de urbanización espontánea, su trama es compleja y
discontinua respecto de la ciudad. Adquieren con el tiempo un aspecto abigarrado,
con circulación a través de pasillos peatonales y escasas calles que permitan el
paso de vehículos. Muchas veces ocupan tierras ubicadas en lugares
potencialmente valiosos de la ciudad, y la discontinuidad respecto a ésta suele
estar reforzada por obstáculos físicos, tales como vías de ferrocarril o autopistas, o
a veces paredones que las disimulan y aíslan.

Los llamados “asentamientos”, son resultado de invasiones organizadas de


tierras. Se estima que incluyen alrededor de dos centenares de casos y se ubican
en el conurbano bonaerense 10. Los asentamientos presentan diferencias
importantes respecto de las villas, tanto en su origen y organización como en
diversos aspectos materiales y simbólicos. Siendo resultado de acciones
organizadas y planificadas, los terrenos son parcelados y divididos en forma
9
"Algunos sectores populares, excluidos de la posibilidad de acceder a la tierra urbana por el
mercado o por el Estado, ocuparon tierras baldías -fiscales o privadas-, lo que muestra las
contradicciones de la urbanización capitalista, y del Estado de Bienestar que tendió a extender los
derechos sociales, sin garantizar su acceso." (Cravino, María Cristina (2001): "La propiedad de la
tierra como un proceso. Estudio comparativo de casos en ocupaciones de tierras en el Area
Metropolitana de Buenos Aires", LAND TENURE ISSUES IN LATIN AMERICA, SLAS 2001
CONFERENCE, BIRMINGHAM, April 6-8)
10
véase Cravino (2001), op. cit.
5

ordenada y generalmente adoptan la división en manzanas habitual en los loteos


del conurbano. Con anterioridad a la ocupación hay una acción organizativa por
parte de los grupos involucrados. Las tierras ocupadas son, casi siempre, de
propiedad privada y por ser inundables o ocupadas por basurales tienen
generalmente poco valor comercial. Después de la ocupación, se busca un
"arreglo" con el Estado tratando de legitimar la situación y llegar a ser propietarios,
ofreciendo negociaciones y pagos compensatorios 11. "En el discurso de los
pobladores aparece clara y reiteradamente la idea de no hacer una villa, lo que
facilitaría a su vez las relaciones con el entorno, obtener un hábitat de mejor calidad
que el que tenían y lograr con menores dificultades la titularidad de la tierra. Se
quería evitar quedar adscriptos a las estigmatizaciones que traen aparejadas el
término villa" 12.
.
En el caso de los barrios populares que son mayoritarios en el conurbano
bonaerense, los hijos que se unen y forman una nueva familia o bien parientes y
amigos llegados desde otro sitio, suelen encontrar formas de instalar su propia
vivienda con la ayuda de las familias ya instaladas. En estos casos les pueden
ofrecer, para que construyan, parte del terreno familiar o bien algún terreno
poseído en las cercanías por algún integrante del grupo familiar. Estos terrenos
son relativamente baratos y constituyen una forma de ahorro muy frecuente en el
sector. En épocas más prósperas muchos de los que habitantes de esos barrios,
cuando lograban acumular algún excedente, invertían en terrenos cercanos a la
vivienda familiar. Los parientes recién llegados que se instalan en estos lugares, o
los hijos que se independizan y forman su propio hogar, suelen recibir en
préstamo o en alquiler algún terreno familiar, materiales de construcción si los
hubiere (puede ser alguna antigua casilla prefabricada, utilizada anteriormente por
alguien de la familia y guardada para situaciones de emergencia) y trabajo de
construcción gratuito de los parientes y amigos.

2. Estrategias de reproducción y redes de reciprocidad


La reproducción económica de la vida, en un contexto de pobreza, se organiza
con base en las unidades domésticas. Las familias y unidades domésticas de este
sector difieren, sobre todo por su tamaño y funciones, de las de mayor nivel
económico que habitan en el medio urbano. En las villas, como en otros sectores
caracterizados por la pobreza estructural, las familias son más numerosas y, la
base de su reproducción (día a día y en el tiempo) radica en la fuerza de trabajo
de que disponen para la obtención de ingresos, sea por medio de ocupaciones
formales o a través del uso de recursos informales (diferentes formas de
cuentapropismo). Por eso, a igualdad de condiciones económicas dentro del
sector, muchas veces el mayor o menor nivel económico de la familia depende de
la etapa biológica que atraviesa. Esto alude a que en las primeras etapas de
evolución de la familia, los hijos son pequeños y la relación al interior de la unidad
doméstica entre personas adultas que pueden producir ingresos y los integrantes
menores que deben ser alimentados y atendidos, es desfavorable. Con el paso del
11
Los datos que anteceden respecto a "asentamientos" han sido tomados de Cravino (2001) op.cit.
12
Cravino (2001) op. cit.
6

tiempo y el crecimiento de los hijos, se incrementa el número de miembros que


puede obtener ingresos y la relación se torna más favorable. Esta relación entre
productores de ingresos y consumidores, en el interior de cada familia, es
significativa sobre todo cuando el contexto social permite la obtención de ingresos,
sea en empleos asalariados o a través de modos informales: venta ambulante,
diferentes formas de cuentapropismo, incluyendo la recolección de restos
domésticos, cartones o metales, u otros recursos posibilitados por la cercanía con
la ciudad en la que está concentrada la riqueza. Maximizar el uso de la fuerza de
trabajo disponible consiste en lanzar hacia la búsqueda de ingresos monetarios a
todos los miembros posibles.

Si bien muchas veces ambos conceptos se usan indistintamente, existen


diferencias entre familia y unidad doméstica. Este último término designa a un
grupo que comparte una misma unidad residencial y comparte una economía
común. Tiene una connotación espacial y se circunscribe a los miembros que
habitan una vivienda, y este hecho se relaciona, casi siempre, con vínculos
familiares y con una economía compartida.13

Para sobrevivir en condiciones de desempleo y pobreza, los llamados pobres


"estructurales", los que son pobres desde hace varias generaciones, han ido
construyendo recursos sociales y simbólicos que contribuyen a facilitar su
supervivencia. Estos recursos, que forman parte de la cultura de estos sectores y
podrían ser considerados "recursos culturales", son sumamente útiles para
contribuir a la reproducción material de la vida de las familias. Se los suele incluir
dentro de las llamadas "estrategias de supervivencia", o también estrategias
familiares de vida o, para algunos autores, "estrategias de reproducción". Las
estrategias ocupacionales, que mencionamos antes, son parte de estas
estrategias de supervivencia adoptadas por las unidades domésticas, que se
expresan también en el plano del manejo del espacio y el logro de vivienda. Estas
estrategias, que incluyen los aludidos recursos culturales, son imprescindibles
para poder vivir en condiciones de pobreza y precariedad: requieren de
conocimientos y de acuerdos, de saberes incorporados en los códigos culturales
que permiten adaptarse a las situaciones penosas, saber como vivir -a veces
hacinados- en condiciones precarias, construir, conservar y cuidar los vínculos con
vecinos, parientes y amigos, saber aprovechar y utilizar los recursos que brindan
organizaciones -oficiales o no- de asistencia y también saber sacar provecho de
las prácticas políticas clientelísticas. El núcleo de estas estrategias de
supervivencia o de reproducción consiste en formas de intercambio y de ayuda
mutua basadas en la reciprocidad, y estas asociaciones informales son casi
imprescindibles para sobrevivir. Se trata de redes informales compuestas por
familiares, vecinos y amigos, vinculados por la cercanía y, también, por la amistad
o el parentesco. Su base es la reciprocidad, el intercambio de favores o de
recursos materiales. Para que la red funcione en el tiempo y que la relación
perdure, un ingrediente es de importancia vital : la confianza 14. Dejar de ser

13
Margulis Mario (1988): "Cultura y desarrollo en México: reproducción de las unidades
domésticas". Instituto Nacional de Antropología e Historia, Cuaderno N° 5, México DF, pags.21-22.
7

confiable conduce a ser excluido o radiado de las redes, lo que hace mucho más
difícil la supervivencia.

Estos sistemas informales de ayuda mutua y de reciprocidad se han observado y


descripto en diferentes contextos, en nuestro país y en distintos países de América
Latina15. Constituyen uno de los aspectos centrales de las mencionadas
estrategias de supervivencia en estos sectores pauperizados. Sobre todo puede
apreciarse su incidencia en aspectos tales como ayuda para conseguir empleo,
ayuda para construir vivienda, prestamos de objetos o de dinero, ayuda para el
cuidado de niños o ancianos, seguridad y defensa mutua, transmisión de
información y de contactos útiles para tramitar beneficios asistenciales16, etc.

"En el barrio La Unión, en 2001 casi la mitad de las familias ayudaba a otros escuchando
problemas, un porcentaje similar ayudaba dando consejos. Una tercera parte afirmó que
acompañaba a otros a la consulta médica e igual porcentaje ayudaba en la
construcción/ampliación de la vivienda y cuidando ancianos, niños o enfermos en un
14
La confianza constituye un elemento central en las redes de reciprocidad, constituidas por
parientes, vecinos y amigos; "...la palabra confianza presenta ciertas variaciones en su significado.
La gente de confianza de alguien, es aquella con quien se tiene familiaridad, con quien no se
guardan secretos, con quien no hay que fingir. También se implican en el término expectativas de
ayuda mutua; pero estas expectativas se supone guardan límites razonables... la reciprocidad se
espera no porque existan mecanismos formales que la definan sino porque cada participante
confía en los demás. La confianza crece y se estabiliza cuando un proceso de intercambio social
de prestaciones se ha desarrollado y ha persistido en forma satisfactoria para los participantes"
(Guillermo de la Peña (1980): Herederos de promesas, Ediciones de la Casa Chata, México DF.
15

Véase entre otros a Torrado S. (1981), “Sobre los conceptos de “Estrategias familiares de vida
y Proceso de reproducción de la fuerza de trabajo”. Notas teórico-
metodológicas. Revista Demografía y Economía, Nº 46. El Colegio de México, México DF;
Hintze S. (1989), Estrategias alimentarias de sobrevivencia. Un estudio de caso en el Gran
Buenos Aires. Centro Editor de A. Latina, Buenos Aires; Lomnitz L. A. (1975), Cómo
sobreviven los marginados. Siglo XXI, México; Jelín, E.(1984); Familia y unidad doméstica. Mundo
público y vida privada. Buenos Aires. Centro de Estudios de Estado y Sociedad y Margulis M.:
"Fuerza de Trabajo y Estrategias de Supervivencia en una Población de Origen Migratorio: Colonias
Populares de Reynosa" (en colaboración con Teresa Rendon y Mercedes Pedrero),
en Revista DEMOGRAFIA Y ECONOMIA No. 47, El Colegio de México, México DF, l98l
16
"Las redes de relaciones incluyen, también, relaciones con punteros políticos, quienes a
través
del partido político con acceso directo a recursos estatales contribuyen a satisfacer las
necesidades de alimentación, salud o empleo de las familias de sectores populares". (Auyero, J.
(1998); “Desde el punto de vista del cliente. Repensando el tropo del clientelismo político”. En
Apuntes de Investigación, Buenos Aires). "Muchas veces por intermedio de los punteros políticos
se distribuyen los recursos que llegan desde los gobiernos locales a las agrupaciones partidarias.
Pero más importante que los recursos materiales que ellos distribuyen o pueden distribuir de
manera efectiva es la información que circula por la mediación de estos actores sociales, relativa,
por ejemplo, a la distribución de alimentos o al acceso a programas sociales. Es esto lo que los
constituye en protagonistas de las redes de intercambio que sostienen la vida cotidiana de los
sectores de menores ingresos". María Mercedes Di Virgilio (2000); La vida cotidiana de las
unidades domésticas. Organización social y participación: estrategias para el acceso a recursos de
programas sociales. Serie Documentos de Trabajo. Instituto del Conurbano de la Universidad
Nacional de General Sarmiento. San Miguel
8

porcentaje sensiblemente inferior. Los casos restantes, minoritarios, ayudaban


consiguiendo trabajo a otros o haciéndoles trámites .
La mayoría de las ayudas arriba mencionadas tenían como destinatarios a familiares; los
vecinos eran ayudados en segundo término y un porcentaje algo inferior ayudaba a
amigos.
Respecto al tipo de ayuda recibida por las familias encuestadas resulta que poco más de la
tercera parte recibió ayuda con consejos de otros y similar proporción contando problemas.
La ayuda en alimentos se registró en la tercera parte y en vestimenta en una cuarta parte
de casos. La ayuda para construir o ampliar la vivienda se verificó en un 20 % de los
casos, e igual porcentaje se registró para el acompañamiento a la consulta médica. La
ayuda mediante el préstamo de dinero se señaló en un 16% de los casos, al igual que la
ayuda para conseguir trabajo, la ayuda en el cuidado de ancianos, niños o enfermos y la
ayuda en útiles escolares. La realización de trámites o el acompañamiento para su
realización se daba en poco menos del 10 % de los casos y la ayuda mediante el pago de
algún gasto del hogar se registró en pocas familias".17

Algunos investigadores utilizan el concepto "capital social", acuñado por Pierre


Bourdieu 18 y empleado para referirse, en los casos del análisis de las formas
culturales vinculadas con la pobreza, a los recursos sociales y simbólicos:
saberes, habilidades y vínculos sociales poseídos por los pobres que les permiten,
por ejemplo, constituir esas redes o articular otras estrategias19 que faciliten su
vida en las condiciones de penuria y privación. Este capital social depende de "la
posesión de una red duradera de relaciones más o menos institucionalizadas de
interconocimiento e interreconocimiento; o dicho de otro modo, de la pertenencia a
un grupo”, en el cual sus miembros están unidos por “vínculos permanentes y
útiles” que se basan en intercambios materiales y simbólicos" 20.

Con base en las teorizaciones de algunos autores (Putman 1995) el concepto


Capital Social fue empleado en proyectos de orientación neoconservadora que
enfatizan las posibilidades de una sociedad auto-organizada y autoregulada para

17
Tomado de Amalia Eguía, Susana Ortale, Corina Aimetta y Lucas Alzugaray (2004): "El papel
de las redes sociales en la reproducción familiar: estudios de casos en sectores pobres del Gran La
Plata", Ponencia presentada en el VII Congreso Argentino de Antropología Social (CAAS), Villa
Giardino Córdoba, Mayo de 2004. Modos similares de expresión de las redes de solidaridad fueron
constatadas por Alicia B. Gutiérrez 2004) en "Recursos en la pobreza: redes y capital social en un
barrio cordobés", ponencia presentada en el VII Congreso Argentino de Antropología Social
(CAAS), Villa Giardino, Córdoba, Mayo de 2004.
18

Bourdieu, Pierre. (1990), “Espacio social y génesis de las “clases”. En: Sociología y Cultura,
Grijalbo, México y - (2001), “El capital social. Apuntes provisionales“. Zona Abierta 94/95, Madrid.

19
"Así, la idea de las estrategias como un entramado social complejo de comportamientos no
remite sólo al plano de lo económico ni de la reproducción material. Las acciones de las familias se
conforman en lo que Bourdieu denominara en diversos trabajos “habitus”. En tanto organizador de
la experiencia, este concepto enfatiza que las relaciones económicas entre clases y grupos
sociales no son independientes de las instancias ideológicas, culturales y políticas constitutivas de
lo social." Susana Hintze (2004): Capital social y estrategias de supervivencia. Reflexiones sobre el
“capital social de los pobres” en Danani, C.: Políticas sociales y economía social: debates
fundamentales. UNGS-Fundación OSDE-Altamira, Colección de Lecturas sobre Economía Social,
2004, Capítulo 4.
20
Bourdieu (2001) op. cit. véase al respecto Hintze (2004), op. cit.
9

resolver las fallas del mercado, desalentando la intervención estatal. En ese


sentido ha sido descalificado por diferentes investigadores que destacan la
orientación ideológica que va adquieriendo el concepto así empleado y su
insuficiencia explicativa y descriptiva con relación a concepciones anteriores,
como Estrategias de Reproducción o de Supervivencia, que intenta sustituir 21.

3. Conflictividad y delito en villas:


Entre los años 1950 y 1970 las villas estaban pobladas mayoritariamente por
migrantes (del interior y países limítrofes) y sus descendientes. Generalmente
tenían empleo. Su "marginalidad" se evidenciaba, sobre todo, en la precariedad de
la vivienda y la insuficiencia de los servicios. En la actualidad, las villas están
también pobladas por migrantes, pero con una proporción mucho mayor de
extranjeros, provenientes de los países limítrofes, sobre todo paraguayos y
bolivianos y, en menor proporción, chilenos, uruguayos, peruanos. Ahora la
situación laboral y de ingresos es mucho más crítica: además del desempleo y
subempleo, un gran porcentaje de los hogares suma la insuficiencia en los
ingresos para atender a los consumos básicos a las ya crónicas carencias en
vivienda y servicios. Son frecuentes la indigencia extrema y la desorganización
familiar. Además la exclusión ejerce sus efectos y no solo en el plano económico,
también en otras esferas de la vida. En el pasado, la villa era una opción que en
algunos casos parecía conveniente ante la alternativa de tener que vivir mucho
más lejos de los lugares de trabajo (comprando algún lote en el conurbano), y
tener que emplear en el viaje varias horas cada día. Entre 1950 y 1970 no
arreciaba el desempleo; por lo general la gente tenía trabajo y disponía de
ingresos, lo que implicaba una dinámica interna muy diferente en lo que respecta a
las formas de convivencia, en los vínculos internos dentro de la villa y en todo lo
relacionado con el peligro y la inseguridad.

El empobrecimiento reciente de sectores de la clase media (nuevos pobres) ha


repercutido desfavorablemente en algunos aspectos en la situación de los pobres
antiguos (pobres estructurales): en parte porque disminuyó la demanda de trabajo
doméstico que era proveída por mujeres de los sectores provenientes de la
pobreza más antigua. Además, porque personas provenientes de esa clase media

21
"Desarrollado en los países capitalistas avanzados alrededor de los mismos años, el concepto
de capital social toma peso en las ciencias sociales latinoamericanas en los noventa, en buena
medida de la mano de la versión de Putnam (en 1994, al año siguiente de su publicación en inglés,
había ya una traducción al español de “Making Democracy Work”). No puede tampoco
desconocerse la influencia del interés puesto por organismos como el Banco Mundial y el Banco
Interamericano de Desarrollo en la utilización del concepto. Ambiguo, conceptualmente equívoco,
imprecisamente definido, conducente a razonamientos circulares, dudosamente operacionalizable,
polisémico, nuevo nombre para cuestiones largamente trabajadas por la sociología y la
antropología (Herreros y de Francisco, 2001; Lechner, 2000; Levi, 2001, Portes, 1999, Smith y
Kulynych, 2002), son algunos de los cuestionamientos que el concepto ha recibido
simultáneamente con su masiva aceptación".(Tomado de Susana Hintze (2004), op. cit.) La obra
mencionada en el texto es: PUTNAM R. (1995): “Bowling alone, America’s Declining Social
Capital", en Journal of Democracy 6 , 1995.
10

empobrecida, que cuentan con mayor grado de educación y mayor calificación


laboral, compiten con integrantes de la pobreza estructural por puestos laborales
de baja remuneración, lo que contribuye a elevar las exigencias patronales para
acceder a estos empleos de baja calificación. Por otra parte, la abundancia de
fuerza de trabajo desocupada crea condiciones de negociación desfavorables para
los que intentan conseguir ocupación remunerada y, también, para los ya
ocupados que tratan de conservar su empleo. Puede apreciarse que quienes
habitan en las villas cumplen jornadas laborales más prolongadas, poseen
empleos más precarios y, en general, experimentan un empeoramiento en las
condiciones de trabajo y deterioro en el ingreso real. Se ha comprobado
empíricamente que en este sector las tasas de actividad son superiores a las de
otras poblaciones que no se incluyen en la pobreza estructural22.

Con el aumento persistente de la pobreza, del desempleo y de la desigualdad a


partir de los años 90 la calidad de vida en las villas se deterioró notablemente. Se
transformaron en "verdaderos barrios de relegación donde los desempleados y
subempleados se concentran en mayores proporciones........aquellos con menores
calificaciones laborales, con menores credenciales educativas, los obreros de la
construcción y del servicio doméstico, aquellos no cubiertos por el sistema de
salud y expulsados del sistema educativo están sobrerrepresentados...en la
mayoría de las villas y asentamientos del conurbano bonaerense"23. El deterioro
en las condiciones económicas sumado a la progresiva exclusión de sus
habitantes de instituciones que, como la escuela y las empresas económicas
contribuyen a la afirmación de una identidad, a la socialización y a la interrelación
con otros sectores, produjo consecuencias desfavorables en las formas de
organización interna y en la vida de relación dentro de la villa, reduciendo la
eficacia de las estrategias de supervivencia empleadas. Es razonable pensar que
las redes de relación funcionaban mejor en las villas y en otros sectores pobres
del contexto urbano en los períodos anteriores, cuando el desempleo no era tan
elevado y la conflictividad, la droga y el delito no habían erosionado todavía las
relaciones internas dentro de la villa y deteriorado la convivencia. En los últimos
diez años los ingresos monetarios dejaron de ser suficientes, las redes de
solidaridad y de ayuda mutua redujeron su eficacia ante el aumento del delito y de
la conflictividad interna, y cobraron un papel creciente en la reproducción de la
vida los ingresos provenientes del robo y del tráfico de drogas y los recursos

22
"En una investigación exploratoria reciente que indaga la composición de la pobreza estructural
entre familias residentes en una villa de la Ciudad de Buenos Aires ( Di Virgilio, M. M. 2003.
Hábitat y salud. Estrategias de las familias pobres. Ediciones Lumiere. Buenos Aires), se observa
que los pobres estructurales han tenido que intensificar su participación en el mercado de trabajo –
en general registran tasas de actividad superiores a las de la población que no vive en condiciones
de pobreza estructural -- ocupando posiciones de muy baja calificación y en condiciones de
extrema precariedad. Entre los jefes peor posicionados en la producción y el consumo, predominan
las actividades por cuenta propia y el trabajo casual. Este tipo de inserción, en general, no ofrece
ninguna oportunidad de progresar, brinda remuneraciones muy bajas y crea una creciente
inseguridad para muchos de los hogares".(citado por Kessler y Di Virgilio -2003-, op. cit.).
23
Javier Auyero (2001), op.cit. pag. 59.
11

provenientes de la caridad y de los programas públicos de ayuda monetaria y de


provisión de alimentos24.

La vida en la villa se ha vuelto difícil y peligrosa. A la pobreza anterior, a la


precariedad de la vivienda, la insuficiencia de los servicios, la segregación y
descalificación, ahora se han agregado el deterioro de las relaciones internas, la
extrema fragmentación de los territorios muchas veces dominados por bandas
juveniles, la proliferación de robos y asaltos que ya no respetan el antiguo criterio
de no robar a los vecinos y sobre todo la proliferación de la droga (cocaína, pasta
base, inhalantes, éxtasis). Esta situación afecta negativamente las relaciones de
convivencia y solidaridad y hace que el temor y la inseguridad se transformen en
la principal preocupación de muchos de los habitantes. Principales
desencadenantes de esta situación fueron el aumento del desempleo, la
insuficiencia de ingresos y la difusión de la droga. Un gran número de jóvenes no
trabaja ni estudia: están disponibles para ser socializados por las formas culturales
que se generan en la calle, en la que pasan gran parte de su tiempo. Es la cultura
de las pandillas locales, agrupaciones que tienen su eje en el control de pequeños
territorios, la cuadra, la manzana, y allí tienen el monopolio del robo o el asalto, de
la distribución de la droga y del cobro de peaje por el derecho a transitar.
Madre C: "yo estoy viviendo en un lugar de la villa, ,,,nosotros estamos en la parte de
Lavaden y los otros son del Tres Rosas, que le dicen, otro está en Tierra Amarilla...
Y, los chicos del grupo que se llama... le dicen “Pirata”, otro “Caño Roto”... Son bandas.
Y mis hijas por ejemplo no pueden ir a la parroquia porque les dicen: “usté é de pirata, no
puede pasar”. ¿Qué tiene que ver? Nosotros vivimos desde hace mucho en esta zona,
¿porqué mis hijos no pueden pasar? Son chicos que se forman un grupo y tienen los
nombres de los distintos grupos.
Algunos, algún chico que está metido en las drogas, suponete que los hermanos, por
ejemplo, que no tienen nada que ver, o alguno de los hermanos que está metido en la
droga que hace compras con esos chicos. Yo sé que ellos cometen y es como que le
echan la culpa, es como que le tienen bronca a todos. De repente se pelean,.. lo
encuentran a algún chico en el pasillo que no tiene nada que ver, por la sed de venganza
ellos le matan, porqué él es Pirata, o porqué es de otra banda... Y por eso yo digo que es
como que estamos viviendo un mundo muy difícil. Y aparte .. la libertad para usar a un
joven, eso es lo que a mí me indigna... ¡No hay justicia! ¡No hay justicia! Porque yo ¿qué
tengo que ver?, ...me voy a trabajar, y ellos se están tiroteando. Yo digo: todo ese
armamento que usan de esa manera, ¿se puede vivir así?" (. Mario Margulis y Hugo
Lewin - 25/6/97: Fragmento de entrevista a una madre en Escuela de Barracas, a la que
concurren alumnos que habitan en la villa situada a escasa distancia).

La droga se fue incorporando gradualmente a partir de la década del 90 y


actualmente está muy generalizada: se trata de traficantes en pequeña escala
(generalmente adictos) y de consumidores que se inician desde niños. El tráfico es
fuente de ingresos en la magra economía de las villas. En la villa hay armas, y
tráfico de armas. También pequeñas pandillas, compuestas por jóvenes, suelen
cobra peaje para permitir el paso por los estrechos pasillos. El espacio villero está
parcelado y jerarquizado, cada banda controla pequeños territorios, y la diversidad
genera diferencias y distinciones. Lo peor es el "fondo", expresión que por lo
común refiere a los terrenos más bajos, habitantes más pobres, zonas más
24
véase Auyero (2001): op. cit. pag. 60.
12

alejadas de los lugares de acceso a la villa y, por tanto, de los medios de


transporte25. También es en el fondo donde los pasillos de comunicación interna
estpan más enfangados y las construcciones son más precarias.

Son los más jóvenes, los "pibes" que actúan agrupados, los responsables de la
proliferación de robos dentro de la villa. El robo se ha transformado en una
circunstancia cotidiana. También las venganzas que cobran víctimas, las luchas
entre pandillas por el control de sus territorios y la abundancia de armas26. Todo
esto tiene su correlato simbólico en un imaginario que ha trascendido las fronteras
de la villa y se expresa en géneros musicales que han alcanzado gran
popularidad, sobre todo la "cumbia villera", uno de cuyos principales exponentes
es el conjunto llamado "los pibes chorros". La cumbia villera logra generar un
fuerte clima emotivo en las bailantas urbanas y suburbanas. En ciertos momentos
se alienta a los jóvenes asistentes a que salten ante la consigna: "el que no salta
se pone la gorra (o sea es policía)"...."Incluso algunos cantantes emblemáticos de
la cumbia villera tienen tatuado en el pecho el lema cien por ciento negro y
cumbiero"27.

La descomposición de los lazos comunitarios determina varias formas de


reacción a la violencia generalizada. Las nuevas estrategias de supervivencia
incluyen el robo, la venta de armas y la obtención de ingresos provenientes de
otras actividades delictivas28. También estrategias defensivas que adoptan las

25
"Quienes realizan los robos son "pibitos" o jóvenes de la villa, y su accionar está caracterizado
por atacar colectivamente a sus víctimas. El elemento central a destacar es que, en gran parte de
los casos, los asaltantes son conocidos por las víctimas. Las zonas más peligrosas suelen ser las
más pobres y de difícil acceso como el fondo". Tomado de Julián Rebón (2004): "Las formas de la
conflictividad en las villas de la Ciudad de Buenos Aires.Una aproximación desde un estudio de
caso." Documentos de Trabajo de Jóvenes Investigadores N° 6. Instituto de Investigaciones Gino
Germani. UBA.
26

Para ampliar véase Rebón (2004) op. cit. Este autor menciona respecto de los enfrentamientos
entre pandillas: "Los habitantes se sienten muy afectados por estos conflictos y su modo de
resolución: los tiroteos". Véase también Daniel Miguez (2004): Los pibes chorros.Estigma y
marginación. Ediciones Capital Intelectual, Buenos Aires. De este libro transcribiremos el siguiente
fragmento: "...parece volverse bastante común resolver pequeños conflictos con altos niveles de
agresión. Una mala mirada en el baile, una patada mal pegada en un partido de futbol, un
chisme.....pueden dar lugar a un enfrentamiento a tiros y a sucesivos ciclos de venganza entre los
participantes. Una práctica habitual, que no parecía tan frecuente en el pasado, consiste en balear
la casa o reventar la esquina de la persona con la cual se está en conflicto.....y realimenta un ciclo
de venganzas recíprocas interminables." pag. 65.
27

Daniel Miguez (2004), op. cit. pags.80-81.


28
"Por otra parte, existen en forma creciente todo un conjunto de estrategias laborales y de
sobrevivencia, las cuales se instalan en emprendimientos delictivos o ilegalismos tolerados. Venta
de droga y armas, mano de obra para tareas sucias, robo, pungueo, mendicidad, son modos
alternativos de conseguir los medios de vida, dada la imposibilidad de vender en forma estable su
fuerza de trabajo en el mercado tradicional. De este modo, se convierte a parte de la población en
un reservorio y/o un activo de organizaciones delictivas e ilegales que trascienden a la villa en su
constitución y desenvolvimiento, pero que reclutan en la villa a parte de sus integrantes".
Tomado de Julián Rebón (2004) op. cit.
13

familias cuyos integrantes trabajan y son objeto permanente de agresiones: para


lograr un mínimo de seguridad en un ambiente notoriamente peligroso se instalan
rejas, se forman agrupaciones defensivas, se proveen de armas para defenderse
en sus hogares, se bloquean los pasillos de la villa, se traman venganzas.

4. Discriminación y rechazo.
Los que habitan en las villas son objeto de estigmatización y rechazo. Esta
situación no es nueva para los villeros, palabra que se ha transformado en
descalificación y hasta en insulto en el marco de los procesos de discriminación
que los envuelven en tanto pobres, morochos, migrantes y muchas veces
extranjeros. Esta situación se ha agravado con la expansión de las villas y el
crecimiento de la conflictividad, la precariedad y la inseguridad. Los villeros son
considerados un "otro peligroso" y en tal carácter inspiran desconfianza y
sospecha. La sola mención de un domicilio en la villa , sea para postular a un
empleo, sea para aspirar a una vacante escolar, basta para que el estereotipo
discriminador se active y la situación se torne difícil y hostil para el villero. Los
niños de las villas tienen dificultades para conseguir vacantes en escuelas
públicas, sobre todo cuando el crecimiento demográfico en las villas obliga a
buscar sitio en escuelas un poco más alejadas. Deben desbordar el territorio
considerado "villero" y buscan vacantes en escuelas de los "barrios", se topan
entonces con mecanismos que los desalientan y, en el mejor de los casos, solo
encuentran lugar en el turno "tarde" que es el menos demandado29.

La Villa aparece, en el plano de los imaginarios urbanos, como la reencarnación


de la antigua "barbarie". Antítesis de la ocupación legal de la tierra, contradictoria
con las leyes que legitiman la propiedad, negativo metafórico del Registro de la
Propiedad, con su secuela de instituciones y funcionarios, escribanos y martilleros,
urbanistas y constructores, planos, permisos y sellos, la villa aparece como
sospechosa ante el imaginario colectivo. Es la representación en el espacio
urbano del otro peligroso, voraz, hambriento, extranjero, delictivo. Es un otro que
viene de fuera de la ciudad: debe demostrar que merece vivir en ella. Se trata
inmigrantes que portan en su cuerpo el sello de lo latinoamericano, las marcas del
mestizaje y, por lo tanto, la villa contraría también el imaginario de la ciudad
"blanca", de la ciudad europea. Las villas, por su condición de asentamiento
espontaneo, al margen de las regulaciones municipales, carecen de calles con
nombre y casas con numeración. Se configura así un déficit de identidad que
ejerce consecuencias cuando sus habitantes deben declarar un domicilio. Esto
genera dificultades, por ejemplo a la hora de optar por un empleo, ya que esta
circunstancia los señala como integrantes de una categoría social descalificada,
pone en evidencia la mácula de vivir en una villa.

a) “Cuenta que el viernes salió de su casa a las seis de la mañana y recién tomó el
colectivo a las siete. Pedro vive en la villa 1-11-14 del Bajo Flores, y desde la casilla en que

29
véase Mario Margulis y Hugo Lewin: "Escuela y discriminación social" en Margulis y Urresti
(1998): La segregación negada: cultura y discriminación social, Ed. Biblos, Buenos Aires, 1998.
14

vive hasta la salida de la villa demoró más de cuarenta minutos, porque el barro le hundía
las piernas hasta la rodilla.
No son los únicos problemas que tiene la gente de la villa. En caso de emergencia médica
deben trasladarse tres cuadras hasta el primer locutorio y llevar al enfermo hasta allí,
porque los taxis se niegan a llegar hasta el borde (de la villa). -La gente de afuera quiere
que la villa se termine, que desaparezca de la faz de la tierra. A cualquier lugar que voy
soy un villero de mierda-, explica este vecino, argentino de padres bolivianos que nació en
La Cava, de profesión albañil.
-El mayor prejuicio –explica Pedro- lo tiene la gente que vive lejos de la villa. A veces pasa
que si uno se toma un taxi desde el centro, los tacheros argumentan cualquier cosa para
no traerte: que se les acabó el gas, que es muy lejos. Entonces les decimos que vamos a
Cobo y Curapaligüe que está a diez cuadras, entonces se da el colmo de los desconfiados:
como te ven morocho tampoco te traen -". (Página 12, Buenos Aires, Domingo 19 de mayo
de 1996)30

Pedro es discriminado por ser pobre, por ser morocho y por ser villero. Sobre los
habitantes de la villa pesa la sospecha de ser delincuentes, agresivos, ladrones, y
efectivamente la gente tiene miedo. Las villas despiertan temor, suspicacia y
rechazo. En las escuelas a las que concurren niños de villas y de barrios
cercanos, el hecho de ser villero impacta desde temprano. El niño de la villa recibe
el temido apelativo: ¡Villero! que opera como grave insulto, al que se agregan con
frecuencia: negro, sucio, cartonero, bolita... Las escuelas prefieren niños de los
barrios y no a los que viven en las villas, y a veces los concentran en el turno
tarde. Los niños que viven en la villa no pueden exhibir un domicilio formal (calle
tal, Nº tal), y esta carencia va constituyendo al domicilio en un requisito integrador
de la identidad.
Son numerosos los episodios que trascienden, revelando la hostilidad y el
desprecio hacia quienes habitan en las villas. Por ejemplo, la posibilidad del
traslado de algunos habitantes de la Villa Nº 31, ubicada en Retiro, hacia
diferentes barrios de la ciudad y el conurbano, alentó de inmediato la indignada
movilización de los vecinos, asi fue en Colegiales y en González Catán:

c) “Unos 500 vecinos de González Catan realizaron ayer una protesta en un terreno
ubicado junto a la estación ferroviaria de esa localidad, ante una versión de que allí serían
ubicadas unas 200 familias de la Villa 31 de Retiro, desalojadas por la construcción de una
autopista. El pico de la protesta fue a las 13, cuando los manifestantes –a piedrazos y
patadas y después con fuego- atacaron dos grandes galpones donde, se decía, se alojaría
a la gente de la villa.
En el lugar nadie pudo confirmar el origen de la versión que generó la protesta. En la
Comisión Municipal de la Vivienda negaron que estén previstos traslados a puntos del
Gran Buenos Aires.
Hasta después del mediodía, la manifestación fue tranquila. Un vecino que estaba en el
lugar contó a Clarín: -a esa hora vino un funcionario de la Municipalidad (al que no quiso
identificar) y nos dijo que la gente de la villa estaba viniendo para acá-.
El dato provocó la irritación general. El blanco fueron los dos grandes galpones (miden
ochenta metros de fondo por veinte de ancho), donde según la versión se alojaría a las
familias de la villa.
A las patadas y a los golpes, los manifestantes destruyeron las chapas bajas de los
galpones y, una vez adentro, intentaron incendiarlos.

30
nota tomada de Margulis, Mario: "La discriminación en la discursividad social" en Margulis y
Urresti (1998) op. cit., pag. 25.
15

- Son seres humanos como nosotros pero que vengan acá en estas condiciones no le sirve
a nadie: ni a ellos ni a nosotros -, dijo R. P. en el lugar. Otros, exaltados, eligieron
consignas discriminatorias para oponerse al presunto traslado. – Habría que dejarlos que
vengan y después quemar los galpones con ellos adentro-, dijo un hombre que estaba muy
nervioso." (Clarín, Buenos Aires, Viernes 14 de julio de 1995)31.

En este caso, como en muchos otros, el rechazo hacia los habitantes de la villa
fue evidente y explícito, además en esta ocasión superó la pura amenaza verbal:
hubo un comienzo de acción. El modelo de pensamiento acostumbrado a emplear
estereotipos y prejuicios está apegado al autoritarismo y a gruesas fallas de
razonamiento. No atiende a las personas, cada una con su historia, sus defectos y
virtudes, su desempeño particular, sino que utiliza categorías que describen a
priori las características de quienes las integran: peruanos, bolivianos, paraguayos
y, en general, villeros (que incluyen a muchos provincianos asociados
metonímicamente con las categorías que hoy encabezan el estigma). El
pensamiento discriminador los define a priori como nocivos por naturaleza, todos
iguales y predecibles; los clasifica como inapelablemente perniciosos y los
responsabiliza, haciéndoles jugar el rol de "chivo emisario", de los males que nos
aquejan.

Los habitantes de las villas resienten esa discriminación, y ella opera como factor
adicional de desaliento. No hablan de ella porqué es penoso reconocer que se es
objeto de un sentimiento de animadversión tan generalizado. Recurren a
estrategias de disimulo y tienden a agruparse entre sus iguales, vecinos, amigos,
compatriotas o comprovincianos, eludiendo en sus trayectorias urbanas lugares y
situaciones que podrían ocasionarles experiencias penosas. Su percepción de la
ciudad se agudiza y desarrollan competencias para reconocer, entre los múltiples
signos que la ciudad diversa continuamente emite, señales -a veces
imperceptibles, pero para ellos inteligibles- de hostilidad y rechazo, lo que orienta
sus itinerarios y su uso de la ciudad. Desde hace muchos años los villeros son
objeto de prejuicio y discriminación, y este fenómeno que tiene antiguas raíces en
nuestro desarrollo cultural, ha contribuido, como obstáculo adicional, para
prolongar su marginación espacial y su prolongada pobreza.

31
Idem, página 26.

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