Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
análisis de la sociedad"..."En las últimas dos décadas el tema ha vuelto a ser objeto central de
consideración en situaciones sociales diferentes y a partir de orientaciones teóricas y propuestas
prácticas diversas" (Miguel Murmis - Silvio Feldman:"La heterogeneidad social de las pobrezas" en
el libro: Alberto Minujim y otros (1992): Cuesta abajo, Los nuevos pobres: efectos de la crisis en la
sociedad argentina, UNICEF/LOSADA, Buenos Aires, pag. 48.
6
6 Hay que tener en cuenta que la pobreza en Argentina estuvo centrada hasta mediados de la
década de los 90 en la depreciación salarial más que en el desempleo. A partir de entonces la
desindustrialización y la pérdida de empleos fueron factores principales en el incremento de la
pobreza. Véase Gabriel Kessler y Mercedes Di Virgilio (2003): "La Nueva pobreza urbana en
Argentina y América Latina", Trabajo presentado en el Seminario Perspectives on Urban Poverty in
Latin America.Washington 17/9/ 2003 , Woodrow Wilson Center of Public Policy. Más adelante, en
el mismo artículo, precisan estos autores: " El empobrecimiento de los años ochenta ocurre por la
depreciación del salario y la pérdida de los beneficios directos e indirectos ligados a los puestos de
trabajo; aunque la inflación y la baja productividad de los distintos sectores posibilitaba que la tasa
de desempleo se mantuviera relativamente baja (Monza, 1993). La hiperinflación de 1989 marca un
punto de clivaje a partir del cual la historia del empobrecimiento se acelera en asociación con el
aumento del desempleo. A modo indicativo, interesa destacar que en el Gran Buenos Aires – el
distrito más importante en términos poblacionales de la Argentina –, entre 1991 y 2000, el
desempleo trepa de 6.3% a 16.0%."
7
" Se nuclean, como dijimos por provincia, región y pueblo, y también por familia. Es frecuente que
se alcen cerca las casillas del padre y las de los hijos que van formando sus familias. Algunos
operan con notable solidaridad, resolviendo en conjunto sus problemas." (Hugo E. Ratier (1971)
Villeros y Villas Miseria", CEDAL, Colección La Historia Popular N° 60, Buenos Aires, pag.84)
3
13
Margulis Mario (1988): "Cultura y desarrollo en México: reproducción de las unidades
domésticas". Instituto Nacional de Antropología e Historia, Cuaderno N° 5, México DF, pags.21-22.
7
confiable conduce a ser excluido o radiado de las redes, lo que hace mucho más
difícil la supervivencia.
"En el barrio La Unión, en 2001 casi la mitad de las familias ayudaba a otros escuchando
problemas, un porcentaje similar ayudaba dando consejos. Una tercera parte afirmó que
acompañaba a otros a la consulta médica e igual porcentaje ayudaba en la
construcción/ampliación de la vivienda y cuidando ancianos, niños o enfermos en un
14
La confianza constituye un elemento central en las redes de reciprocidad, constituidas por
parientes, vecinos y amigos; "...la palabra confianza presenta ciertas variaciones en su significado.
La gente de confianza de alguien, es aquella con quien se tiene familiaridad, con quien no se
guardan secretos, con quien no hay que fingir. También se implican en el término expectativas de
ayuda mutua; pero estas expectativas se supone guardan límites razonables... la reciprocidad se
espera no porque existan mecanismos formales que la definan sino porque cada participante
confía en los demás. La confianza crece y se estabiliza cuando un proceso de intercambio social
de prestaciones se ha desarrollado y ha persistido en forma satisfactoria para los participantes"
(Guillermo de la Peña (1980): Herederos de promesas, Ediciones de la Casa Chata, México DF.
15
Véase entre otros a Torrado S. (1981), “Sobre los conceptos de “Estrategias familiares de vida
y Proceso de reproducción de la fuerza de trabajo”. Notas teórico-
metodológicas. Revista Demografía y Economía, Nº 46. El Colegio de México, México DF;
Hintze S. (1989), Estrategias alimentarias de sobrevivencia. Un estudio de caso en el Gran
Buenos Aires. Centro Editor de A. Latina, Buenos Aires; Lomnitz L. A. (1975), Cómo
sobreviven los marginados. Siglo XXI, México; Jelín, E.(1984); Familia y unidad doméstica. Mundo
público y vida privada. Buenos Aires. Centro de Estudios de Estado y Sociedad y Margulis M.:
"Fuerza de Trabajo y Estrategias de Supervivencia en una Población de Origen Migratorio: Colonias
Populares de Reynosa" (en colaboración con Teresa Rendon y Mercedes Pedrero),
en Revista DEMOGRAFIA Y ECONOMIA No. 47, El Colegio de México, México DF, l98l
16
"Las redes de relaciones incluyen, también, relaciones con punteros políticos, quienes a
través
del partido político con acceso directo a recursos estatales contribuyen a satisfacer las
necesidades de alimentación, salud o empleo de las familias de sectores populares". (Auyero, J.
(1998); “Desde el punto de vista del cliente. Repensando el tropo del clientelismo político”. En
Apuntes de Investigación, Buenos Aires). "Muchas veces por intermedio de los punteros políticos
se distribuyen los recursos que llegan desde los gobiernos locales a las agrupaciones partidarias.
Pero más importante que los recursos materiales que ellos distribuyen o pueden distribuir de
manera efectiva es la información que circula por la mediación de estos actores sociales, relativa,
por ejemplo, a la distribución de alimentos o al acceso a programas sociales. Es esto lo que los
constituye en protagonistas de las redes de intercambio que sostienen la vida cotidiana de los
sectores de menores ingresos". María Mercedes Di Virgilio (2000); La vida cotidiana de las
unidades domésticas. Organización social y participación: estrategias para el acceso a recursos de
programas sociales. Serie Documentos de Trabajo. Instituto del Conurbano de la Universidad
Nacional de General Sarmiento. San Miguel
8
17
Tomado de Amalia Eguía, Susana Ortale, Corina Aimetta y Lucas Alzugaray (2004): "El papel
de las redes sociales en la reproducción familiar: estudios de casos en sectores pobres del Gran La
Plata", Ponencia presentada en el VII Congreso Argentino de Antropología Social (CAAS), Villa
Giardino Córdoba, Mayo de 2004. Modos similares de expresión de las redes de solidaridad fueron
constatadas por Alicia B. Gutiérrez 2004) en "Recursos en la pobreza: redes y capital social en un
barrio cordobés", ponencia presentada en el VII Congreso Argentino de Antropología Social
(CAAS), Villa Giardino, Córdoba, Mayo de 2004.
18
Bourdieu, Pierre. (1990), “Espacio social y génesis de las “clases”. En: Sociología y Cultura,
Grijalbo, México y - (2001), “El capital social. Apuntes provisionales“. Zona Abierta 94/95, Madrid.
19
"Así, la idea de las estrategias como un entramado social complejo de comportamientos no
remite sólo al plano de lo económico ni de la reproducción material. Las acciones de las familias se
conforman en lo que Bourdieu denominara en diversos trabajos “habitus”. En tanto organizador de
la experiencia, este concepto enfatiza que las relaciones económicas entre clases y grupos
sociales no son independientes de las instancias ideológicas, culturales y políticas constitutivas de
lo social." Susana Hintze (2004): Capital social y estrategias de supervivencia. Reflexiones sobre el
“capital social de los pobres” en Danani, C.: Políticas sociales y economía social: debates
fundamentales. UNGS-Fundación OSDE-Altamira, Colección de Lecturas sobre Economía Social,
2004, Capítulo 4.
20
Bourdieu (2001) op. cit. véase al respecto Hintze (2004), op. cit.
9
21
"Desarrollado en los países capitalistas avanzados alrededor de los mismos años, el concepto
de capital social toma peso en las ciencias sociales latinoamericanas en los noventa, en buena
medida de la mano de la versión de Putnam (en 1994, al año siguiente de su publicación en inglés,
había ya una traducción al español de “Making Democracy Work”). No puede tampoco
desconocerse la influencia del interés puesto por organismos como el Banco Mundial y el Banco
Interamericano de Desarrollo en la utilización del concepto. Ambiguo, conceptualmente equívoco,
imprecisamente definido, conducente a razonamientos circulares, dudosamente operacionalizable,
polisémico, nuevo nombre para cuestiones largamente trabajadas por la sociología y la
antropología (Herreros y de Francisco, 2001; Lechner, 2000; Levi, 2001, Portes, 1999, Smith y
Kulynych, 2002), son algunos de los cuestionamientos que el concepto ha recibido
simultáneamente con su masiva aceptación".(Tomado de Susana Hintze (2004), op. cit.) La obra
mencionada en el texto es: PUTNAM R. (1995): “Bowling alone, America’s Declining Social
Capital", en Journal of Democracy 6 , 1995.
10
22
"En una investigación exploratoria reciente que indaga la composición de la pobreza estructural
entre familias residentes en una villa de la Ciudad de Buenos Aires ( Di Virgilio, M. M. 2003.
Hábitat y salud. Estrategias de las familias pobres. Ediciones Lumiere. Buenos Aires), se observa
que los pobres estructurales han tenido que intensificar su participación en el mercado de trabajo –
en general registran tasas de actividad superiores a las de la población que no vive en condiciones
de pobreza estructural -- ocupando posiciones de muy baja calificación y en condiciones de
extrema precariedad. Entre los jefes peor posicionados en la producción y el consumo, predominan
las actividades por cuenta propia y el trabajo casual. Este tipo de inserción, en general, no ofrece
ninguna oportunidad de progresar, brinda remuneraciones muy bajas y crea una creciente
inseguridad para muchos de los hogares".(citado por Kessler y Di Virgilio -2003-, op. cit.).
23
Javier Auyero (2001), op.cit. pag. 59.
11
Son los más jóvenes, los "pibes" que actúan agrupados, los responsables de la
proliferación de robos dentro de la villa. El robo se ha transformado en una
circunstancia cotidiana. También las venganzas que cobran víctimas, las luchas
entre pandillas por el control de sus territorios y la abundancia de armas26. Todo
esto tiene su correlato simbólico en un imaginario que ha trascendido las fronteras
de la villa y se expresa en géneros musicales que han alcanzado gran
popularidad, sobre todo la "cumbia villera", uno de cuyos principales exponentes
es el conjunto llamado "los pibes chorros". La cumbia villera logra generar un
fuerte clima emotivo en las bailantas urbanas y suburbanas. En ciertos momentos
se alienta a los jóvenes asistentes a que salten ante la consigna: "el que no salta
se pone la gorra (o sea es policía)"...."Incluso algunos cantantes emblemáticos de
la cumbia villera tienen tatuado en el pecho el lema cien por ciento negro y
cumbiero"27.
25
"Quienes realizan los robos son "pibitos" o jóvenes de la villa, y su accionar está caracterizado
por atacar colectivamente a sus víctimas. El elemento central a destacar es que, en gran parte de
los casos, los asaltantes son conocidos por las víctimas. Las zonas más peligrosas suelen ser las
más pobres y de difícil acceso como el fondo". Tomado de Julián Rebón (2004): "Las formas de la
conflictividad en las villas de la Ciudad de Buenos Aires.Una aproximación desde un estudio de
caso." Documentos de Trabajo de Jóvenes Investigadores N° 6. Instituto de Investigaciones Gino
Germani. UBA.
26
Para ampliar véase Rebón (2004) op. cit. Este autor menciona respecto de los enfrentamientos
entre pandillas: "Los habitantes se sienten muy afectados por estos conflictos y su modo de
resolución: los tiroteos". Véase también Daniel Miguez (2004): Los pibes chorros.Estigma y
marginación. Ediciones Capital Intelectual, Buenos Aires. De este libro transcribiremos el siguiente
fragmento: "...parece volverse bastante común resolver pequeños conflictos con altos niveles de
agresión. Una mala mirada en el baile, una patada mal pegada en un partido de futbol, un
chisme.....pueden dar lugar a un enfrentamiento a tiros y a sucesivos ciclos de venganza entre los
participantes. Una práctica habitual, que no parecía tan frecuente en el pasado, consiste en balear
la casa o reventar la esquina de la persona con la cual se está en conflicto.....y realimenta un ciclo
de venganzas recíprocas interminables." pag. 65.
27
4. Discriminación y rechazo.
Los que habitan en las villas son objeto de estigmatización y rechazo. Esta
situación no es nueva para los villeros, palabra que se ha transformado en
descalificación y hasta en insulto en el marco de los procesos de discriminación
que los envuelven en tanto pobres, morochos, migrantes y muchas veces
extranjeros. Esta situación se ha agravado con la expansión de las villas y el
crecimiento de la conflictividad, la precariedad y la inseguridad. Los villeros son
considerados un "otro peligroso" y en tal carácter inspiran desconfianza y
sospecha. La sola mención de un domicilio en la villa , sea para postular a un
empleo, sea para aspirar a una vacante escolar, basta para que el estereotipo
discriminador se active y la situación se torne difícil y hostil para el villero. Los
niños de las villas tienen dificultades para conseguir vacantes en escuelas
públicas, sobre todo cuando el crecimiento demográfico en las villas obliga a
buscar sitio en escuelas un poco más alejadas. Deben desbordar el territorio
considerado "villero" y buscan vacantes en escuelas de los "barrios", se topan
entonces con mecanismos que los desalientan y, en el mejor de los casos, solo
encuentran lugar en el turno "tarde" que es el menos demandado29.
a) “Cuenta que el viernes salió de su casa a las seis de la mañana y recién tomó el
colectivo a las siete. Pedro vive en la villa 1-11-14 del Bajo Flores, y desde la casilla en que
29
véase Mario Margulis y Hugo Lewin: "Escuela y discriminación social" en Margulis y Urresti
(1998): La segregación negada: cultura y discriminación social, Ed. Biblos, Buenos Aires, 1998.
14
vive hasta la salida de la villa demoró más de cuarenta minutos, porque el barro le hundía
las piernas hasta la rodilla.
No son los únicos problemas que tiene la gente de la villa. En caso de emergencia médica
deben trasladarse tres cuadras hasta el primer locutorio y llevar al enfermo hasta allí,
porque los taxis se niegan a llegar hasta el borde (de la villa). -La gente de afuera quiere
que la villa se termine, que desaparezca de la faz de la tierra. A cualquier lugar que voy
soy un villero de mierda-, explica este vecino, argentino de padres bolivianos que nació en
La Cava, de profesión albañil.
-El mayor prejuicio –explica Pedro- lo tiene la gente que vive lejos de la villa. A veces pasa
que si uno se toma un taxi desde el centro, los tacheros argumentan cualquier cosa para
no traerte: que se les acabó el gas, que es muy lejos. Entonces les decimos que vamos a
Cobo y Curapaligüe que está a diez cuadras, entonces se da el colmo de los desconfiados:
como te ven morocho tampoco te traen -". (Página 12, Buenos Aires, Domingo 19 de mayo
de 1996)30
Pedro es discriminado por ser pobre, por ser morocho y por ser villero. Sobre los
habitantes de la villa pesa la sospecha de ser delincuentes, agresivos, ladrones, y
efectivamente la gente tiene miedo. Las villas despiertan temor, suspicacia y
rechazo. En las escuelas a las que concurren niños de villas y de barrios
cercanos, el hecho de ser villero impacta desde temprano. El niño de la villa recibe
el temido apelativo: ¡Villero! que opera como grave insulto, al que se agregan con
frecuencia: negro, sucio, cartonero, bolita... Las escuelas prefieren niños de los
barrios y no a los que viven en las villas, y a veces los concentran en el turno
tarde. Los niños que viven en la villa no pueden exhibir un domicilio formal (calle
tal, Nº tal), y esta carencia va constituyendo al domicilio en un requisito integrador
de la identidad.
Son numerosos los episodios que trascienden, revelando la hostilidad y el
desprecio hacia quienes habitan en las villas. Por ejemplo, la posibilidad del
traslado de algunos habitantes de la Villa Nº 31, ubicada en Retiro, hacia
diferentes barrios de la ciudad y el conurbano, alentó de inmediato la indignada
movilización de los vecinos, asi fue en Colegiales y en González Catán:
c) “Unos 500 vecinos de González Catan realizaron ayer una protesta en un terreno
ubicado junto a la estación ferroviaria de esa localidad, ante una versión de que allí serían
ubicadas unas 200 familias de la Villa 31 de Retiro, desalojadas por la construcción de una
autopista. El pico de la protesta fue a las 13, cuando los manifestantes –a piedrazos y
patadas y después con fuego- atacaron dos grandes galpones donde, se decía, se alojaría
a la gente de la villa.
En el lugar nadie pudo confirmar el origen de la versión que generó la protesta. En la
Comisión Municipal de la Vivienda negaron que estén previstos traslados a puntos del
Gran Buenos Aires.
Hasta después del mediodía, la manifestación fue tranquila. Un vecino que estaba en el
lugar contó a Clarín: -a esa hora vino un funcionario de la Municipalidad (al que no quiso
identificar) y nos dijo que la gente de la villa estaba viniendo para acá-.
El dato provocó la irritación general. El blanco fueron los dos grandes galpones (miden
ochenta metros de fondo por veinte de ancho), donde según la versión se alojaría a las
familias de la villa.
A las patadas y a los golpes, los manifestantes destruyeron las chapas bajas de los
galpones y, una vez adentro, intentaron incendiarlos.
30
nota tomada de Margulis, Mario: "La discriminación en la discursividad social" en Margulis y
Urresti (1998) op. cit., pag. 25.
15
- Son seres humanos como nosotros pero que vengan acá en estas condiciones no le sirve
a nadie: ni a ellos ni a nosotros -, dijo R. P. en el lugar. Otros, exaltados, eligieron
consignas discriminatorias para oponerse al presunto traslado. – Habría que dejarlos que
vengan y después quemar los galpones con ellos adentro-, dijo un hombre que estaba muy
nervioso." (Clarín, Buenos Aires, Viernes 14 de julio de 1995)31.
En este caso, como en muchos otros, el rechazo hacia los habitantes de la villa
fue evidente y explícito, además en esta ocasión superó la pura amenaza verbal:
hubo un comienzo de acción. El modelo de pensamiento acostumbrado a emplear
estereotipos y prejuicios está apegado al autoritarismo y a gruesas fallas de
razonamiento. No atiende a las personas, cada una con su historia, sus defectos y
virtudes, su desempeño particular, sino que utiliza categorías que describen a
priori las características de quienes las integran: peruanos, bolivianos, paraguayos
y, en general, villeros (que incluyen a muchos provincianos asociados
metonímicamente con las categorías que hoy encabezan el estigma). El
pensamiento discriminador los define a priori como nocivos por naturaleza, todos
iguales y predecibles; los clasifica como inapelablemente perniciosos y los
responsabiliza, haciéndoles jugar el rol de "chivo emisario", de los males que nos
aquejan.
Los habitantes de las villas resienten esa discriminación, y ella opera como factor
adicional de desaliento. No hablan de ella porqué es penoso reconocer que se es
objeto de un sentimiento de animadversión tan generalizado. Recurren a
estrategias de disimulo y tienden a agruparse entre sus iguales, vecinos, amigos,
compatriotas o comprovincianos, eludiendo en sus trayectorias urbanas lugares y
situaciones que podrían ocasionarles experiencias penosas. Su percepción de la
ciudad se agudiza y desarrollan competencias para reconocer, entre los múltiples
signos que la ciudad diversa continuamente emite, señales -a veces
imperceptibles, pero para ellos inteligibles- de hostilidad y rechazo, lo que orienta
sus itinerarios y su uso de la ciudad. Desde hace muchos años los villeros son
objeto de prejuicio y discriminación, y este fenómeno que tiene antiguas raíces en
nuestro desarrollo cultural, ha contribuido, como obstáculo adicional, para
prolongar su marginación espacial y su prolongada pobreza.
31
Idem, página 26.