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CULTURALISTA Y ASOCIANISTA
a) Un enfoque pedagógico:
b) Un proceso de diferenciación:
Para tratar de atender este asunto y poder lograr que los padres se involucren un
poco más en la educación de sus hijos, aplico las siguientes estrategias:
Para estar en contacto con ellos les propuse tener una carpeta en la cual los jóvenes
ponen los recados o citatorios destinados a los padres y que tienen que revisar diario
para saber si se les necesita en la escuela.
Se les pide al inicio del curso que firmen los libros y cuadernos de sus hijos para yo
saber si están siguiendo su desempeño en la escuela, siendo este un requisito para
presentar examen.
Pido que asistan a mi salón con más regularidad aquellos padres con hijos que
presentaron algún tipo de problema en la prueba diagnóstica.
Trato de que las reuniones no sean tan prolongadas para que no tengan que estar
mucho tiempo en la escuela y puedan, en su caso, regresar al trabajo.
Les doy la confianza de poder acudir a preguntar sobre sus hijos en cualquier momento
sin poner reservar u horarios de atención.
Aplicando estas estrategias con más empeño podremos lograr una participación
más efectiva de los padres y con esto lograremos que los alumnos obtengan mejores
resultados en su aprovechamiento escolar.
c) Una activación significativa:
Establecer formas cotidianas de comunicación para que conozcan las tareas que se
dejan a los hijos y lo que se espera que hagan mientras están en la casa.
Que comprendan los requerimientos de atención especial que tienen los niños cuyo
padre o madre faltan en forma temporal o definitiva.
Dar seguimiento cercano a nuestros alumnos dentro del aula para identificar
problemas que requieran mayor atención de nosotros o de sus padres.
Destinar una hora cada mes a tener reuniones con los padres de familia.
Con todo esto el apoyo de los padres se irá haciendo evidente y formaremos una
cultura comunitaria de participación de los padres en el proceso de aprendizaje escolar
de sus hijos.
Dialogar con los padres, si es necesario con visitas domiciliarias, para
convencerlos de que ellos son capaces de brindar apoyo a sus hijos y de que poseen
conocimientos y experiencias muy valiosas, de que hay muchas cosas que los
maestros no saben, y ellos sí, y de que son ellos, por ser quienes mejor conocen y más
cariño tienen a sus hijos, los más indicados para ayudarlos.
La experiencia ha demostrado que los esfuerzos por lograr una mayor
participación de padres y comunidad se traducen en mejores niveles de aprendizaje de
los alumnos. Aprenden los padres, y nosotros, como maestros, nos
enriquecemos.