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docente en Chile. Parte su artículo señalando algunos datos relativos a la aplicación, desde
2003, del sistema de Evaluación Docente y al hacer un análisis crítico de sus objetivos
prácticos señala: “Dado que la primera prioridad del país en educación es mejorar los
niveles de aprendizaje que logran los alumnos, especialmente los sectores sociales menos
privilegiados, cabe preguntarse cómo la evaluación docente puede contribuir a dicho
objetivo”
Estos resultados deben llevarnos a meditar respecto del verdadero estado de la profesión
docente, porque, más allá de discrepancias respecto de los instrumentos de evaluación
utilizados y de las competencias evaluadas, está claro que un resultado así de contundente
nos está dando muchas claves en relación con lo que está pasando en los colegios y es
perfectamente coherente con el estancamiento que se revela en el SIMCE y los bajos
resultados en las mediciones internacionales.
Hay aún otro grupo de profesores que no aparece en las estadísticas, pero que el propio
Mineduc reconoce como docentes de excelencia, son aquellos que voluntariamente se
sometieron a una exigente evaluación para alcanzar el A.E.P. ¿Qué es el AEP? La
asignación de Excelencia Pedagógica, que equivale a una suma cercana a los quinientos mil
pesos anuales para aquellos que la obtienen. Es aquí donde me asalta una duda:
Se discutió mucho respecto de cuánto debía pagarse a los docentes que por ser evaluados en
forma insatisfactoria durante tres años tenían que abandonar el sistema, las cifras oscilaban
desde los tres hasta los siete millones de pesos. No me molesta que se pague eso, pero, tiene
sentido que a los docentes de excelencia se les reconozca con un incentivo de apenas
quinientos mil pesos? en tres años, un millón y medio. Saquen ustedes las cuentas y
díganme qué vale más la pena, esforzarse por hacer buenas clases y dejar evidencia de ello
o no hacer nada y salir del sistema público. A mí me parece un incentivo perverso.
Por otra parte, casi todo ha estado mal en la implementación de la Reforma. Así de claro, ni
las provinciales han tenido clara su labor, ni menos los departamentos de educación
municipales.
En cualquier medida, sólo los docentes en el aula saben, con todas sus carencias, lo que
debe hacerse y lo hacen con esfuerzo y entrega. Los sucesivos ministros saben que las
siempre mayores cantidades de recursos no han logrado llegar mayoritariamente a las salas
de clases. Se ha perdido dinero en programas de escaso rendimiento, como el Monte
Grande, el Chile Califica y otros similares.
El Mineduc tiene una deuda con la formación de los docentes y con la capacitación
efectiva. La mayoría de los cursos de capacitación del CPEIP tienden a ser más teóricos que
prácticos y las universidades siguen entregando profesionales que no están a la altura del
siglo XXI.
Ojalá que la verdadera revolución en educación llegue pronto, porque estos cambios
demoran años. Si hacemos los ajustes ahora, recién dentro de diez o doce años empezarán a
notarse en el sistema.
Controversia han causado las categorías básica e insatisfactoria de los resultados entregados
este martes por el Ministerio de Educación (MINEDUC) que provocaron el despido del 5%
de docentes del país. El instrumento de evaluación debe ser analizado para hacer las
modificaciones suficientes para garantizar la confiabilidad a los actores educacionales y a la
comunidad.
A juicio del experto en evaluación docente, los buenos profesores deben ser
premiados y valorados y aquellos profesores que no están en condiciones
profesionales para ejercer la docencia no deberían seguir trabajando. “Siempre
y cuando la evaluación docente cumpla con todos los criterios y requisitos
básicos de transparencia, de participación y perfeccionamiento que les hubiese
posibilitado mejorar aquellos aspectos que no estaban realizados de manera
adecuada”.
Lo que no está considerado por esta evaluación explica Ríos es que “los
profesores son mucho más que las clases demostrativas, tiene que ver con el
día a día en el aula” y que hay que incorporar elementos importantes como
“aspectos del aprendizaje actitudinal, valórico y la acogida con los alumnos en
esta evaluación”.
Edición: Universia / RR
1. Los resultados serán informados por establecimiento, de modo que los apoderados
los conozcan. A la vez, habrá amplia difusión del ranking de resultados por
establecimiento, comuna y región.
2. El 36% de los docentes resultados fueron calificados como básicos o insatisfactorios
Ambas "cuñas", como se suele decir ahora, son sugerentes porque, más allá del estilo
periodístico que las envuelve, implican una clara ruptura con la forma en que estos
resultados se venían divulgando. En efecto, hacer públicos y presentar los resultados por
establecimiento es consonante con la convicción ministerial, según la cual las familias
deben tener información que les permita juzgar y decidir respecto de la calidad de la
enseñanza que sus hijos reciben. Por cierto, esta disponibilidad de información es también
un mecanismo de control social (o familiar) de la calidad del servicio que cada escuela
ofrece que, bien encaminado, puede significar movilizar a las familias y exigir rendición de
cuentas y medidas de superación a esos docentes y escuelas. Es el círculo de accountability,
donde sólo falta visibilizar mejor las "salidas" u opciones que las familias tienen cuando se
encuentran insatisfechas con la calidad del servicio educativo.
A la vez, no obstante, hacer públicos de este modo los resultados de la evaluación docente,
es fracturar aun más las confianzas y relaciones entre el gremio de docentes y el
MINEDUC.
En la misma dirección, la manera de presentar los resultados relativos a aquellos docentes
que fueron calificados como "básicos" o "insatisfactorios" es una señal que, mirada desde el
punto de vista docente, resulta hostil. Como bien advierte un dirigente del Colegio de
Profesores, en la ley que rige la medición, un profesor calificado como "básico" es un
docente que satisface globalmente los criterios de calidad, pero muestra irregularidad o
poca consistencia en su desempeño. Por lo tanto, no es un docente competente, pero
tampoco un incompetente, como quizá sugiere la lectura del MINEDUC. Los
incompetentes son aquel 2,6% de profesores calificados como "insatisfactorios". En
descargo del MINEDUC, habría que afirmar que el 36% de los profesores evaluados
mostró un desempeño básico no es muy distinto de decir que este porcentaje es del 33,3%.
En definitiva, un tercio de los profesores evaluados no puede garantizar un desempeño
competente y estable. Si los evaluados fueron 11 mil docentes, este tercio significa que
cerca de 4.000 docentes fueron considerados "de desempeño básico o insatisfactorio" y que
con ellos hay 140 mil alumnos (asumiendo que cada docente está a cargo de 35 alumnos)
expuestos a un profesor con capacidades profesionales discutibles. La nota de El Mercurio
sobre estos resultados incluye el caso de un liceo que concentra un 57,6% de profesores
considerados "destacados", pero que ha alcanzado resultados SIMCE francamente bajos
(208 puntos en matemática). En contraste, el Instituto Nacional (liceo que selecciona
alumnos y que alcanza buenos resultados en el SIMCE y la PSU), tiene sólo un 11,8% de
sus profesores evaluados como "destacados"