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Orígenes
Hace ochocientos años, vivía en la montaña Wudang un fabricante de licor llamado Zhang
Sanfeng, el cual tuvo una noche un sueño: el legendario Xuan Wu, uno de los dioses más
venerados por los taoístas, le enseñaba los secretos del boxeo chino, el kung-fu. Cierto o
no, desde ese día Zhang se dedicó a popularizarlo, siendo el motivo por el cual el tai chi ha
sido considerado como un método o deporte legado por los dioses.
Sin embargo, y como todas las leyendas, los historiadores tienen sus motivos para dudar de
ellas y según los datos históricos disponibles parece ser que sus orígenes no son tan
antiguos y los cifran hace solamente trescientos años, a finales de la dinastía Ming y
comienzos de la Qing.
Después de largos cambios y procesos derivo hacia varias escuelas diferentes, siendo la
más popular de todas la Yang, creada por un tal Yang Chenfu y posteriormente su nieto,
quienes elaboraron posturas más naturales, de movimientos lentos, ligeros y suaves, con un
ritmo continuado y circular.
Otra escuela popular fue la que dirigió Chen, el cual no quiso establecer diferencias con el
estilo original y procuró conservar todos los movimientos y principios básicos,
especialmente en mezclar lo blando con lo duro, lo vigoroso con lo suave. Los movimientos
seguían una trayectoria circular, sin fin, pero había también numerosos saltos y algunas
manifestaciones de fuerza.
Junto a estos dos estilos nacieron otros, como el Zhong Jia, que empleaba posturas más
moderadas, con movimientos flexibles y muy bien coordinados, y otra variante elaborada
por un discípulo aventajado de esta escuela, la cual tenía unas formas muy bien codificadas,
con movimientos simples, rápidos, de corto alcance, las cuales implican casi siempre abrir y
cerrar los brazos. Todas estas escuelas, más la desarrollada por Sun Lutang, con
movimientos muy ágiles, rápidos y gran movimiento de los pies, formaron la estructura del
tai chi, todas las cuales tenían en común una serie de factores, como son:
· Los movimientos, al igual que las nubes del cielo, son ágiles y ligeros,
aunque equilibrados y estables. El movimiento es parejo y fluido, y los
músculos no deben endurecerse ni ponerse rígidos.
Beneficios terapéuticos
La práctica continuada del tai chi ha venido a demostrar que tiene una gran importancia en
la prevención y curación de algunas enfermedades. Muchos especialistas consideran que es
un tratamiento eficaz contra la hipertensión, las úlceras gastroduodenales, las
enfermedades cardíacas, la tuberculosis pulmonar y otras dolencias.