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Pedofilia

Desde un punto de vista médico, la paidofilia o pedofilia es una parafilia que consiste en
que la excitación o el placer sexual se obtienen, principalmente, a través de actividades o
fantasías sexuales con niños de, generalmente, entre 8 y 12 años. A la persona que padece
pedofilia se le denomina pedófilo, un individuo de, al menos, 16 años que se entretiene
sexualmente con menores de 13 y respecto de los que mantiene una diferencia de edad de,
por lo menos, cinco años.

La pedofilia es un rasgo multifactorial en la personalidad del que la padece, y se compone


de aspectos mentales, institucionales, de actividad, de educación sexual, de violencia, de
control de las pulsiones, etc. En este sentido, se suelen distinguir dos tipos de pedofilia, una
primaria o esencial, muy arraigada en el sujeto, y otra secundaria (u otras), que aparecería
motivada por factores circunstanciales.

Por lo demás, en determinados casos en que la relación entre el pedófilo y el menor se


prolonga en el tiempo, puede haber por parte del adulto un enamoramiento real con esa
persona a la que él considera como su joven pareja, sobre todo cuando esta se halla en la
edad de paso entre la infancia y la pubertad.

Existen, a este respecto, diversas asociaciones de pedófilos que reivindican la pedofilia


como una forma más de vivir la sexualidad humana y que, en consecuencia, debe ser
aceptada con naturalidad por parte de la sociedad.

Las conductas pedófilas son muy heterogéneas, desde casos inofensivos o casi inofensivos,
hasta aquellos en que alcanzan niveles que entran dentro de lo criminal. A la actividad
sexual de un pedófilo con un menor de 13 años se lo conoce con el nombre de abuso sexual
infantil o pederastia (palabra que, etimológicamente, significa lo mismo que pedofilia).

Contenido
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 1 Historia del término


 2 La pedofilia como parafilia
o 2.1 Caracterización del pedófilo
o 2.2 Necesidades emotivas de los pedófilos
o 2.3 Causas
o 2.4 Tratamiento del pedófilo
 3 Efebofilia
 4 Infantofilia
 5 Regulación jurídica
 6 La pedofilia e internet
 7 Mal uso de la terminología
 8 Notas
 9 Fuentes bibliográficas
 10 Véase también

Historia del término


Etimológicamente, la palabra deriva del término griego παιδοφιλια, paidophilia, y éste de
παις-παιδος, páis-paidós, «muchacho» o «niño», y φιλíα filía, «amistad». Paidophilia fue
acuñada por los poetas griegos como un sustituto de «paiderastia» (pederastia), o viceversa.

Se considera que paidofilia es un término etimológicamente más correcto que pedofilia, si


bien esta segunda forma es más usada. En relación con la atracción hacia los adolescentes,
también suele usarse el término «hebefilia» o «efebofilia».

En la antigua Atenas, la relación sexual entre un adulto y un joven púber, siempre con el
consentimiento de este, se denominaba pederastia, y se consideraba como un elemento más
en la relación entre un docente y su discípulo: el amor entre ambos favorecía la transmisión
del saber y de las leyes ciudadanas. Por el contrario, el sexo con sujetos prepúberes,
denominado pedofilia, era castigado con condenas que podían llegar a la pena de muerte.

En la Roma antigua, por su parte, la pederastia estaba muy difundida, pero sin las
justificaciones de los griegos, y la pedofilia era también condenada.

Con todo, simultáneamente había puntos de vista de tipo moral-psicológico que


condenaban cualquier tipo de contacto sexual entre adultos y menores; así, por ejemplo,
Platón o Suetonio.

El término paedophilia erotica fue acuñado en 1886 por el psiquiatra vienés Richard von
Krafft-Ebing en su trabajo Psychopathia Sexualis, en el que lo describió como el interés
sexual dirigido sólo hacia jóvenes prepubescentes, sin incluir a adolescentes, un interés que
desaparecería con la aparición de los primeros signos de vello púbico.

A los adultos que manifestaban esta tendencia, Krafft-Ebing los clasificó en tres grupos:

1. Pedófilos;
2. De sustitución, esto es, cuando los jóvenes prepubescentes son vistos como objetos
que sustituyen a un objeto adulto que es el preferido pero que no está disponible.
3. Sádicos.

A propuesta del psiquiatra suizo Auguste Forel, el término entró oficialmente en el ámbito
de la psiquiatría con el significado de pasión sexual por los menores.

La pedofilia como parafilia


Caracterización del pedófilo

La psiquiatría considera la pedofilia como una parafilia. Los pedófilos, desde esta
perspectiva, son

sujetos con una orientación sexual dirigida primariamente a niños, sin apenas interés por los
adultos, y con conductas compulsivas no mediatizadas por situaciones de estrés.

El pedófilo suele ser hombre. Las mujeres pedófilas suelen ser o bien personas con
trastornos mentales o bien personas muy solitarias y que viven al margen de la sociedad.

La cuarta edición revisada del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales
de la Asociación Psiquiátrica Estadounidense (American Psychiatric Association) describe
con tres rasgos un diagnóstico estándar del pedófilo, basándose en 3022 casos de pedofilia:

 experimentación, durante un periodo de al menos 6 meses, de fantasías sexuales


intensas o recurrentes, o de impulsos sexuales, o de necesidad de actividad sexual,
en donde el objeto de atención es uno o varios niños prepubescentes (generalmente,
menores de 13 años);
 o bien dichos impulsos solo repercuten en la esfera sexual del individuo, o bien le
provocan ansiedad o dificultades interpersonales;
 el individuo tiene, por lo menos 18 años, y es, como mínimo, 5 años mayor que el
tipo de menor por el que muestra su atracción.

La materialización de la pedofilia no presenta una única cara;

la atracción erótica que algunos [pedófilos] sienten por los niños no se traduce necesariamente en
actos sexuales completos. El pedófilo puede limitarse a desnudar al niño y a mirarlo, a exhibirse, a
masturbarse en su presencia, a tocarlo con delicadeza y a acariciarlo. Puede convencer al niño para
que a su vez lo toque y así sucesivamente.

Cognitivamente, el pedófilo se caracteriza por no considerar inapropiada su tendencia o


conducta, por lo que no suele presentar sentimientos de culpa o vergüenza; en ocasiones,
incluso, apelan a la seducción del menor como causa de la misma o a que su
comportamiento se puede entender como una forma de educación sexual de los menores.

La personalidad del pedófilo es polimorfa. Se pueden distinguir dos grandes tipos de


pedófilos: los primarios y los secundarios o situacionales:

 Los primarios muestran una inclinación sexual casi exclusiva por los niños y su
conducta compulsiva es independiente de su situación personal. Se trata,
clínicamente, de pedófilos en un sentido estricto del término que presentan unas
distorsiones cognitivas específicas: consideran su conducta sexual como apropiada
(no se siente culpables ni avergonzados), planifican sus acciones, pueden llegar a
atribuir su conducta a un efecto de la seducción por parte del menor o pueden
justificarla como un modo de educación sexual para este.
 En cuanto a los secundarios o situacionales, estos se caracterizan por que su
conducta viene inducida por una situación de soledad o estrés (en estos casos, la
experimentación de relaciones sexuales con menores suele ser un medio de
compensar la baja autestima o de liberarse de cierta hostilidad). No son
estrictamente pedófilos, en tanto que su inclinación natural es hacia los adultos, con
los que mantienen normalmente relaciones problemáticas (impotencia ocasional,
tensión de pareja...); solo recurren excepcionalmente a los niños y lo hacen de forma
compulsiva, percibiendo su conducta como anómala y sintiendo posteriormente
culpa y vergüenza.

Otra clasificación distingue tres categorías principales de pedófilos:

 los ansiosos-resistentes, caracterizados por su escasa autoestima que les lleva a


buscar constantemente la aprobación de los demás; dado que no consiguen
establecer relaciones emocionales con los adultos, se centran en los niños, con los
que aumenta su seguridad. En principio, su relación no es sexual, pero la
dependencia afectiva puede generarla.
 los evitadores-temerosos, caracterizados por su gran deseo de contacto con lo
adultos pero a los que el miedo al rechazo los paraliza. Se centran entonces en los
menores y su actitud es poco empática y tienden al uso de la fuerza.
 los evitadores-desvalorizadores, caracterizados como obsesionados con la
independencia y la autonomía emocional; buscan relaciones fugaces e impersonales
en las que no es infrecuente el comportamiento coercitivo violento o sádico.

Necesidades emotivas de los pedófilos

La casuística clínica ha evidenciado el tipo de necesidades emotivas que la práctica


pedófila puede satisfacer en los afectados:

 en primer lugar, se trata de casi el único modo de alcanzar para ellos la excitación
sexual;
 en segundo lugar, les permite sentirse poderosos a través del control ejercido sobre
el menor, algo más complicado que si se tratase de adultos;
 en tercer lugar, y como consecuencia de lo anterior, les sirve para aumentar su
autoestima;
 en cuarto lugar, al repetir escenas traumáticas vividas por ellos (en los que caso en
que se hayan dado), el contacto pedófilo les permite superar sus propios traumas
personales y tomarse una especie de revancha al situarse ahora ellos en la posición
dominante;
 en quinto lugar, todo el proceso de su relación con menores consigue para el
pedófilo consolar sus privaciones de competencia social o de cohibición en la
relación con los adultos; se trata, pues, no solo de algo relacionado con su vida
sexual sino con la propia realización como persona.

Causas
No existe consenso entre los especialistas respecto del origen de la pedofilia.

Con todo, según

muchos psicólogos y psiquiatras, los pedófilos tendrían una personalidad inmadura, problemas de
relación o sentimientos de inferioridad que no les permitirían mantener una relación amorosa adulta
e "igualitaria": individuos con trastornos narcisistas y frágil autoestima se concentran en los niños
porque pueden controlarlos y dominarlos y, con ellos, no tienen sentimientos de inadecuación.

Algunos especialistas sugieren que

El origen de esta tendencia anómala puede estar relacionado con el aprendizaje de actitudes
extremas negativas hacia la sexualidad o con el abuso sexual sufrido en la infancia, así como con
sentimientos de inferioridad o con la incapacidad para establecer relaciones sociales y
heterosexuales normales.

Otros autores consideran la pedofilia deviene de una experimentación permanente del


propio periodo infantil por parte del individuo, idealizando el cuerpo y la belleza de esa
etapa y tratando además de evocar el tratamiento que en relación con estos aspectos
recibieron de pequeños. En consecuencia,

el erotismo con los niños puede comportar (...) la fantasía inconsciente de fusión con un objeto
ideal, la reestructuración con un ego joven e idealizado.

A todo esto se añade que los pedófilo encuentran también placer en la intrínseca
transgresión que supones su tendencia y actos, y en las actividades que realizan para llevar
a cabo sus contactos con menores: localización, planificación, seguimiento,
aproximaciones, etc.

Igualmente, se aduce la posibilidad de la existencia de trastornos de personalidad como


factores importantes: deficiencias en el control de los impulsos y en la imagen personal,
tanto por una educación sexual negativa y culpabilizadora como por unos modelos
familiares no adecuados.

Tratamiento del pedófilo

Las terapias dirigidas a los pedófilos son, por lo general, las mismas que se emplean con los
pacientes que presentan parafilias, es decir, tratamientos de carácter psicológico y farmacológico.
Desde el punto de vista psicológico, algunos estiman útil una aproximación analítica, es decir, la
exploración del inconsciente para comprender por qué se ha creado en la infancia y luego ha
arraigado esta inclinación sexual. Otros, en cambio, prefieren trabajar sobre el síntoma a través de
una terapia conductual, cuyo objeto es inducir un cambio en los gustos y costumbres. Algunos otros
consideran verdaderamente eficaces sólo las terapias a base de fármacos.

El tratamiento farmacológico tiende bien a intentar reducir el impulso sexual durante el


periodo de administración del mismo, bien a reorientar este impulso hacia formas
aceptables.
Dado que en muchas ocasiones el pedófilo está obsesionado por su inclinación, en el
sentido de pensar y elaborar continuamente estrategias para conseguir sus contactos con los
menores, se piensa que puede se productivo para él un periodo largo de calma y reflexión,
esencial, precisamente, para revisar sus costumbres, modos de pensar, etc.

El principal problema que presenta el tratamiento de los pedófilos es que estos no suelen
colaborar. Son una minoría los que aceptan ser tratados y muchos de ellos no se consideran
ni enfermos ni anormales, llegando incluso a reivindicar, tanto privada como públicamente,
la legitimidad de sus aproximaciones a menores sobre la base de que solo pueden
considerarse como abusos cuando media la violencia. Es frecuente, también, el que apelen a
que el menor tiene capacidad suficiente para demostrar si algo le agrada o no, o a que sus
acciones son consecuencia de las actitudes seductoras del menor.

Efebofilia
La efebofilia, también conocida como hebefilia, es la condición en la cual personas adultas
experimentan atracción sexual hacia adolescentes que ya han pasado la etapa de la
pubertad.

La atracción hacia adolescentes femeninas cuyo físico corresponde más bien al de una pre-
adolescente (niña, puberta o prepuberta) es conocido como complejo de Lolita. Por
definición, estos términos no son sinónimos de pedofilia. No obstante, en los países
occidentales se ha usado con frecuencia la palabra pedofilia para referirse a la efebofilia
cuando ésta es ilegal, o sea, para referirse a la atracción sexual hacia cualquier persona cuya
edad sea menor a la edad de consentimiento sexual.

Debido a que cada cultura y estado define una edad de consentimiento sexual mínima
diferente, la ilegalidad del término es compleja. Por ejemplo, en el judaísmo ortodoxo se
considera que un hombre o mujer es libre de casarse a partir de los 12 o 13 años, una vez
realizado el Benei Mitzvá, sin embargo actualmente la población judía generalmente
celebra matrimonios según las leyes vigentes de cada país. En diferentes naciones
musulmanas también es común el matrimonio entre adolescentes o entre adultos y
adolescentes.

Debido a que de país en país varían las normas para establecer la edad mínima legal en que
un adolescente puede sostener relaciones sexuales voluntariamente con un adulto, la
efebofilia no es un concepto estandarizado, así por ejemplo, en Argentina y España los 13
años son la edad mínima para la mayoría sexual, mientras en Chile son los 14 años, en
Costa Rica los 15 años, y en México depende de la ley estatal. Además, algunos países
establecen edades de consentimiento diferentes para las relaciones heterosexuales y para las
homosexuales. Concretamente, en casi todos los países de Latinoamérica es legal el
sostener relaciones sexuales voluntarias con adolescentes donde no medie prostitución,
violencia o abuso variando entre los 13 y los 15 años.

En Estados Unidos la edad de consentimiento varía, dependiendo de los Estados, entre los
16 y los 18 años.
Aún en las jurisdicciones donde es ilegal sostener relaciones sexuales con menores de 18
años si el concepto de adolescencia de Erikson se considera correcto, abarcando la
adolescencia entre los 12 y los 21 años, aún en estos lugares sería legal sostener relaciones
sexuales con adolescentes en su etapa más tardía (18 a 21 años).

En síntesis la efebofilia no es ilegal en casi ningún país del mundo, aunque es regulada
según leyes locales. Mientras que la terapeuta Karen Franklin considera que la efebofilia es
una preferencia sexual natural y que una gran mayoría de hombres adultos sienten atracción
por mujeres adolescentes, por lo que no puede ser equiparado con la pedofilia, que es
claramente un trastorno sexual, otros como Ray Blanchard consideran que la efebofilia
debería incluirse dentro de los trastornos sexuales en el DSM-V

Infantofilia
La infantofilia es la condición en la cual personas adultas experimentan atracción sexual
hacia niños de entre 0 y 5 años.

Regulación jurídica
Artículo principal: Abuso sexual infantil

La mayor parte de los países conservan un derecho penal de acto por lo que se castiga la
pederastia, es decir, el acto de abusar sexualmente de un menor, y no la mera tendencia
sexual pedófila. Por ello, un acto de abuso sexual infantil no es calificado como pedofilia
por las leyes. Sin embargo, en algunos códigos penales sí se contemplan delitos que
castigan dicha conducta.

 189.2. El que para su propio uso posea material pornográfico en cuya


elaboración se hubieran utilizado menores de edad o incapaces, será castigado
con la pena de tres meses a un año de prisión o con multa de seis meses a dos
años.
 189.7. Será castigado con la pena de prisión de tres meses a un año o multa de
seis meses a dos años el que produjere, vendiere, distribuyere, exhibiere o
facilitare por cualquier medio material pornográfico en el que no habiendo sido
utilizados directamente menores o incapaces, se emplee su voz o imagen alterada
o modificada.

Pese a lo anterior, es frecuente que algunos periódicos y otros medios hagan uso de
términos como «acusado de pedofilia» o «pedófilo convicto» en referencia a individuos
acusados o convictos por abuso sexual infantil e incluso otros términos como «pedófilo en
serie». Sin embargo, pederastia se utiliza de forma preferente en el sentido de delito, y
menos frecuentemente como enfermedad; en la prensa se habla de «delitos de pederastia»,
«condenado a 40 años por pederastia», «acusado de pederastia» y «red de pederastia». Esta
preferencia de emplear pedofilia para referirse a la atracción sexual o la enfermedad puede
deberse al hecho de que este término es actualmente el más utilizado en psiquiatría para
designar el trastorno mental y, por influencia médica, es la palabra escogida por los
periodistas para hablar en términos psiquiátricos.

El Código penal argentino es conteste con las legislaciones que reprimen los actos de
pedofilia y en su artículo 119 describe con precisión la conducta pedófila:

 Art. 119.- Será reprimido con reclusión o prisión de seis meses a cuatro años el
que abusare sexualmente de persona de uno u otro sexo, cuando ésta fuera menor
de trece años o cuando mediare violencia, amenaza, abuso coactivo o
intimidatorio de una relación de dependencia, de autoridad, o de poder, o
aprovechándose de que la víctima por cualquier causa no haya podido consentir
libremente la acción.

Y continúa:

La pena será de cuatro a diez años de reclusión o prisión cuando el abuso, por su duración o
circunstancias de su realización, hubiere configurado un sometimiento sexual gravemente ultrajante
para la víctima.-

La pena será de seis a quince años de reclusión o prisión cuando mediando las circunstancias del
primer párrafo hubiere acceso carnal por cualquier vía.- En los supuestos de los dos párrafos
anteriores, la pena será de ocho a veinte años de reclusión o prisión si: a) Resultare un grave daño
en la salud física o mental de la víctima, b) El hecho fuere cometido por ascendiente, descendiente,
afín en línea recta, hermano, tutor, curador, ministro de algún culto reconocido o no, encargado de
la educación o de la guardia, c) El autor tuviere conocimiento de ser portador de una enfermedad de
transmisión sexual grave, y hubiere existido peligro de contagio, d) El hecho fuere cometido por
dos o más personas, o con armas.- e) El hecho fuere cometido por personal perteneciente a las
fuerzas policiales o de seguridad, en ocasión de sus funciones.- f) El hecho fuere cometido contra
un menor de dieciocho años, aprovechando la situación de convivencia preexistente con el mismo.-

En el supuesto del primer párrafo, la pena será de tres a diez años de reclusión o prisión si
concurren las circunstancias de los incisos a), b), d), e), ó f).

La pedofilia e internet
Artículo principal: Movimiento Activista Pedófilo

Con la aparición de Internet, algunos pedófilos han expresado y difundido más o menos
públicamente sus pensamientos al respecto, reivindicando la licitud de sus acercamientos y
sosteniendo que no deben ser identificados con abusadores, en tanto que no fuerzan o usan
nunca la violencia para relacionarse con los menores. Por lo demás, afirman que los niños
están capacitados tanto para elegir estas relaciones como para rechazarlas.

Mal uso de la terminología


Algunos intelectuales e investigadores han criticado el uso abusivo del término «pedofilia»
para referirse a situaciones que no la caracterizan. Agustín Malón, profesor en la
Universidad de Zaragoza, y M. Seligman defendieron que los excesos demagógicos y
retóricos deben ser evitados por ciertos grupos sociales, políticos, profesionales y
académicos. Los medios también han utilizado algunas veces una terminología errónea.
Para el profesor de periodismo Felipe Pena, «no hay más lugar para definiciones mesiánicas
usadas de modo maniqueísta para satisfacer las simplificaciones conceptuales» y no hay
como la ética periodística violar el Código penal. Por ser la pedofilia una enfermedad
mental y debido a una carga fuertemente peyorativa ligada a esta palabra, referirse
públicamente a un «no pedófilo» como «pedófilo» puede caracterizar la práctica de
diversos crímenes contra la honra, sobre todo en el caso de una relación amorosa o sexual
con consentimiento, o sea, no definida legalmente como abuso sexual.
Abuso sexual y pedofilia.
¡¡Denuncie los abusos!!. ¡¡atrévase!!!

Mas información sobre el tema

Abuso sexual.

Diálogos sobre abuso sexual

Maltrato infantil

Dudas acerca de pedofilia.

La historia demuestra que los niños sólo tardíamente representan una inquietud para los mayores.

Un problema real, que esta saliendo a la luz pública.

Se calcula que una de cada cuatro niñas y uno de cada ocho niños serán sexualmente agredidos
antes de cumplir 16 años. En el 90 por ciento de las veces el abusador es un hombre y en más de
un 80 por ciento de los casos será un conocido.

Ante un círculo de silencio de padres, vecinos y niños que no quieren hablar, buenos son todos los
esfuerzos posibles a través de los medios de comunicación para llegar a la detección precoz.
En Chile sabemos que existe un número indeterminado de niños abusados, pero no es posible
distinguir a las víctimas de pedofilia, porque son silenciosos. Sólo en la medida en que se empiece
a conversar, comenzará a prevenirse.
Pensamos que es el momento de decirles a los papás que la pedofilia puede pasar en sus casas,
que entiendan que el abuso sexual de menores, generalmente, viene de parte de personas
cercanas, no se trata de crear pánico ni desconfianza irracional, solo hablar del tema, solo prevenir.

Hay que educar a los niños, y eso pasa por el hogar en su primera instancia, luego por los
profesores, por los médicos en sus controles periódicos con los niños y sus padres, por los
periodistas, por que se hable del problema finalmente.
No es alarmar, sino hacer que la gente abra los ojos y sepa que el tema existe.

En 1995 se modifico la ley y esta dejó muy claro y sancionado todo lo que dice relación con el
abuso sexual de menores, pero no se tocaron aspectos vinculados:

1.-A prostitución infantil,


2.-Pedofilia,
3.-Persona que paga por tener acceso a un niño, pornografía de menores y su difusión.
De ahí que hay instancia que promueven interesantes e importante ajustes a la legislación:
1.-Abordar el tema de la prostitución infantil y sancionar fuertemente al que mantiene el negocio;
2.-Sancionar al que paga por tener acceso a un niño, compra videos y en definitiva al que fomenta
el comercio;
3.-Y el delito de rufianería, que en doctrina se conoce como el delito de la persona que se mantiene
económicamente mandando a un niño a prostituirse. No es el que tiene el negocio, sino la persona
que puede ser el padre o la madre, que ejerce cierta autoridad sobre el menor.
4.- Por último, falta legislar sobre la divulgación y el empleo de niños en videos de pornografía.

Hoy está sancionado usar a menores de 12 años en videos, ¿pero qué pasa con los niños de entre
12 y 18 años? Ese grupo queda muy expuesto, porque nadie le puede decir nada al que lo está
utilizando.

La propuesta, entonces, apunta a subir ese límite de edad a los 15 años, considerando que es el
período en que los adolescentes "están despertando sexualmente y definiendo su identidad, por lo
que podrían caer en una confusión absoluta. Esos precisamente son los que están fotografiados en
Internet"

Definición de abuso sexual.


Los abusos sexuales a menores son actitudes y comportamientos que realiza un adulto
(generalmente varón) para su propia satisfacción sexual, con una niña, niño o adolescente.
Para conseguir su objetivo emplea la manipulación emocional como chantajes, engaños,
amenazas, etc. y, sólo en algunos casos, la violencia física.

Definición de pedofilia
Búsqueda del placer sexual, por medio de las relaciones sexuales con niños. Expertos mundiales
indican que para la calificación de pedofilia como trastorno sexual es necesario que la conducta se
prolongue durante un periodo de al menos seis meses, incluyendo fantasías, impulsos o
comportamientos sexuales con niños pre-púberes o un poco más mayores, por lo general de doce
años o menos.

Puede darse de diferentes formas: con relación a la orientación, puede ser de tipo heterosexual,
homosexual o ambas; con relación a objeto, éste puede ser exclusivamente pedofílicos o no.
Las conductas de la pedofilia van del simple exhibicionismo hasta la penetración. El adulto suele
ganarse la confianza y el cariño del niño y, por lo general, es alguien conocido o familiar

Se distinguen dos variantes en la pedofilia: la sentimental homo erótica y la agresiva heterosexual.

Los sentimentales homo eróticos tienen poco o ningún interés por las mujeres, toda su capacidad
sexual se concentra en los niños, concretándose bajo la forma de caricias que le provocan el
orgasmo.

Los agresivos heterosexuales intentan satisfacer sus impulsos con niñas, con métodos que van
desde la seducción a la violencia, terminando (muy pocas veces) en homicidio sádico-criminal.

¿Como se da el abuso sexual a menores?


La mayoría de los abusos sexuales ocurren en el propio hogar de las/os menores, y el agresor es
generalmente el padre, el padrastro, el hermano o cualquier pariente cercano que tiene fácil acceso
a la víctima. En estas circunstancias el abuso sexual se le llama incesto.

¿Cuál es la incidencia?
Los abusos sexuales no son sucesos aislados. Generalmente ocurren a lo largo de mucho tiempo,
meses o años. Además, al contrario de lo que puede suponer, se producen en todas las clases
sociales y son muchas las niñas y niños afectados. Entre el 20 % y el 30% de las mujeres han sido
abusadas sexualmente en su infancia o adolescencia. Alrededor del 15 % de niños también lo han
sufrido. Sin embargo, el silencio y el secreto que rodea a estas experiencias, y que permite que se
sigan repitiendo, nos hace pensar que son casos raros. Por eso es tan importante que hablemos
de la existencia de los abusos sexuales y los reconozcamos como un problema social que hay que
abordar.

¿Cuáles son los comportamientos o formas de presentación?


Los comportamientos abusivos van desde acciones que no suponen un contacto sexual como las
proposiciones verbales o la exhibición de los órganos genitales, hasta la penetración anal o
vaginal.

Algunos de estos comportamientos son:


" Exhibirse desnudo delante de la menor con el fin de excitarse sexualmente.
" Observar a la niña vestirse o desvestirse o cuando está en el baño, orina, etc (con el mismo fin).
" Tocarle, besarle, agarrarle.
" Forzarle a ver imágenes o películas, escuchar conversaciones sexuales, posar para fotografías,
ver o presenciar actividades sexuales.
" Sexo oral o vaginal.
" Ser sometida a tratamientos médicos innecesarios.

Es importante, sobre todo, considerar que una conducta es abusiva cuando es vivida y sentida de
este modo por la niña, niño o adolescente, cuando es mirada o tocada de un modo que la hace
sentirse intimidada.

¿Cómo saberlo?
La mayoría de las niñas y niños que están siendo víctimas no se lo cuentan a nadie porque creen
que la gente va a pensar que no es verdad. A veces desconocen incluso el vocabulario necesario
para hablar sobre el tema y por lo tanto no pueden adecuadamente. Aunque generalmente no lo
expresan verbalmente, sí lo hacen mediante algunos cambios en su comportamiento.
Debemos ponernos alerta cuando de pronto una niña o niño comienza a manifestar
simultáneamente varios de lo siguientes comportamientos:
" Se resiste a ir a cierto lugar o a quedarse con cierta persona.
" Aparecen trastornos en su forma de dormir (tiene pesadillas, se orina en la cama, teme dormir
sola, necesita una luz encendida durante toda la noche, etc.)
" Aparecen trastornos en la alimentación (no tiene apetito o tiene mucho apetito de pronto)
" Siente nuevos temores y necesita que se le tranquilice mucho más que antes.
" Retorna a un comportamiento inmaduro, como de bebé.
" De repente rechaza al padre o a la madre de forma repentina.
" A veces se automutila o intenta suicidarse.
" Puede fugarse de casa para evitar que continúen los abusos.
" Baja su rendimiento escolar y cambia su comportamiento social.

Si una niña o niño de repente cambia y manifiesta varios de estos síntomas, hay muchas
posibilidades de que haya o esté sufriendo un abuso sexual.

¿Qué efectos producen en el largo plazo los abusos sexuales?


Las personas jóvenes y adultas que han sido abusadas sexualmente durante su niñez o
adolescencia arrastran problemas a lo largo de sus vidas y suelen necesitar un apoyo o terapia
psicológica especializada para superarlos. Los efectos más comunes como consecuencia de los
abusos sexuales son:
* Odio al propio cuerpo, sentirse sucia.
* Desvalorización personal, pobre autoestima.
* Depresión, fobias, ansiedad y problemas psicosomáticos.
* Problemas de relación con otras personas, social y sexualmente.
* Miedo a la intimidad e incapacidad para poner límites y autoafirmarse.
* Comportamientos auto agresivos, mutilándose con cortaduras, quemaduras o golpes y realizando
intentos de suicidio.
* Establecer muchas relaciones de abuso, incluso de maltrato, los varones victimizados tienden a
ser abusadores y maltratadores, mientras que las mujeres victimizadas tienden a ser maltratadas y
nuevamente abusadas.
* Juegos más allá del típico mamá-papá o doctor; introducir objetos por la vagina o ano.

Generalmente hacen dibujos hipersexualizados o no incluyen ojos, genitales o boca. O las niñas se
dibujan como adultas, pintadas y con taco.
¿Que hacer si una niña (niño) le cuenta que está siendo abusada (o) sexualmente?
" Un adulto no debe esperar que un niño revele lo que está pasando, tendría que ser muy maduro y
fuerte. Por eso son importantes las campañas de difusión de derechos del niño, explicarles a ellos
que deben cuidar su cuerpo, decirles que nadie puede tocarlos a menos que ellos quieran.
El descubrir que han abusado de una niña o niño, puede resultar algo demasiado angustiante para
cualquier persona. Sin embargo, nuestra primera reacción es muy importante para víctima ya que
muchas veces no lo cuentan porque piensan que la gente no les va a creer. Por eso:

Créale, da fiabilidad a sus palabras.


Algo esencial es creerle al niño a la primera señal. Nunca decirle que miente, porque no es capaz
de engañar con algo así. Lo segundo es ofrecer ayuda al cuidador de la víctima y advertirle que
puede obtener apoyo para que la agresión no siga ocurriendo con la víctima y con otros menores.
Hay que tener conciencia de que el niño jamás tiene la culpa, ni imaginar la idea de que hizo algo
para provocar.

No es fácil descubrirlo, porque la víctima confunde las abusos con juegos de seducción, y porque
frecuentemente hay amenazas por parte del agresor. Entran en una dinámica de espada y pared,
el abusador manipula mucho las emociones: "Si tu mamá se entera, por tu culpa me pueden
meter preso y a ti te van a castigar". O les dicen que lo hacen porque los quieren mucho.

* Dejar muy claro que no tiene la culpa de lo que le ha ocurrido. El adulto es el responsable.
* Decirle y agradecerle de que se lo haya contado.
* Transmitirle que siente que le haya pasado esa experiencia y que a otras niñas y niños también le
ha ocurrido. Decirle que va a ayudarle y protegerle. Animarle de forma tranquila a que hable de ello
y no se muestre enfurecida porque podría sentirse culpable de haberlo contado.
* Si no es su madre, pídale permiso para hablarlo con ella o para pedir ayuda profesional
especializada.
Es especialmente doloroso para una madre saber que el abuso fue cometido por su esposo. En
este caso, también ella es otra víctima. Además tendrá que decidir si es necesario hacer un
reconocimiento médico a su hija o hijo, si presentará una denuncia y si demandará judicialmente al
agresor. Todas estas decisiones que debe tomar después de un caso de abuso sexual son muy
difíciles. Para asumir este terrible hecho y tomar las medidas oportunas, ella también necesitará
apoyo.
Es frecuente que las madres nieguen sistemáticamente el conflicto a pesar de las señales enviadas
por el hijo.

¿Cómo son los agresores sexuales?


Los agresores sexuales no siempre son los "viejos verdes" que imaginamos. Son personas
consideradas "normales" desde casi todos los puntos de vista. Muchas veces son personas
respetadas, incluso aparentan firmes valores morales y religiosos. A veces, el agresor es un joven
menor de edad.

Señales de un pedofílico
La pedofilia abarca un sector de abusadores sexuales que optan por fijarse en niños de cierta
edad. No obedecen a un perfil psicológico determinado, pueden ser muy funcionales en algunos
ámbitos y no son de personalidades extremas. Son personas inmaduras emocionalmente, con
poca capacidad de contactarse con el otro, centradas en sus necesidades. Incluso son valoradas
socialmente -aclaran.

A esto hay que sumarle la habilidad para lograr mantener sus agresiones en secreto.
En su mayoría los pedofílicos son hombres, menos agresivos que los violadores; muchos de ellos
son alcohólicos o sicóticos de mente torpe o asociales, y su edad fluctúa entre los 30 y 40 años;
generalmente, de fuertes convicciones religiosas. En general, son hombres débiles, inmaduros,
solitarios y llenos de culpa
La personalidad del agresor de mediana o mayor edad es de un individuo solitario y con dificultad
para establecer relaciones heterosexuales normales, suele tener baja autoestima, con pocos
recursos para enfrentar situaciones de estrés y frecuentemente abusa del alcohol y/o sustancias.
Por lo general, no presenta trastorno psicopatológico. Sin embargo, se ha visto que dos tercios de
los reclusos pedofílicos maduros llevaron a cabo esta conducta en momentos que sufrían de
situaciones estresantes

El pedofílico puede llegar a sentirse culpable, pero no es capaz de detenerse porque adictivamente
empieza a necesitar otros niños cerca suyo.
Poco se sabe de las causas, pero se dice que una de ellas es el aprendizaje de actitudes negativas
hacia el sexo, como experiencias de abuso sexual durante la niñez, sentimientos de inseguridad y
autoestima baja, con dificultad en relaciones personales, etc.; lo que facilita la relación adulto-niño.
En cuanto al condicionamiento, éste no se extingue por condiciones gratificantes

La mayoría de estos agresores niegan el abuso con vehemencia. Sólo bajo evidencias legales y
presión, algunos aceptan la acusación parcialmente, pero afirman que:
"no fue nada grave, nada de importancia".
"no le hice daño".
"la culpa fue suya".

Cuando se ven descubiertas suelen afirmar que lo sienten muchísimo, que nunca lo volverán a
hacer, que ocurrió porque estaban borrachos o drogados. Los agresores sexuales son muy
convincentes, hasta tal punto que quizás nos hagan dudar seriamente del menor. Pero recordemos
que las niñas y niños no mienten sobre una cuestión tan grave, ya que poco o nada sabían sobre el
sexo y su lenguaje.

A pesar del remordimiento que puedan sentirlos agresores sexuales, sabemos que suelen reincidir
y repetir sus abusos, a no ser que intervenga alguien y los frene. Prácticamente ninguno desistirá
voluntariamente sino que necesitará una intervención judicial.
¿Cómo evitar que las niñas y niños sean abusadas/os sexualmente?
¿Cómo protegerlo del abuso sexual?
Es difícil proteger a sus niños del abuso sexual de miembros de la familia o amigos íntimos, pero
usted puede estar alerta ante muchas situaciones potencialmente peligrosas.

Esté consciente de dónde está su niño y qué está haciendo: su atenta supervisión es su mejor
protección contra el abuso sexual. Por supuesto, usted no puede estar con ellos todo el tiempo.

Pida a otro adulto responsable que los cuide cuando usted mismo no pueda cuidarlos.

Si usted no logra encontrar supervisión de adultos, haga arreglos para que los niños caminen o
jueguen durante estos períodos.

Conozca a los amigos de sus hijos. Especialmente aquellos que son un poco mayores que su hijo
o hija.

Enseñe a sus niños a velar por su propia seguridad.

Enséñele a no aceptar dinero o favores de extraños.

Adviértales que no aceptan nunca pasear con alguien a quien no conocen.


Dígales lo que pueden hacer si alguien se les acerca.

Decirle a sus niños que busquen la ayuda de otro adulto persona mayor inmediatamente cuando
un adulto les hace sentir incómodos o los asusta.

Explíqueles que es correcto llamar la atención, gritar y crear un escándalo en estas situaciones.

Recordarles que muchas niños son víctimas de personas que ellos conocen.

Decirles que ellos no tienen por qué estar de acuerdo con demandas para mantener contacto físico
estrecho.

Asegurarles que es totalmente correcto decir no aún a parientes cercanos y amigos.

Anímelos a decirles a usted u otro adulto inmediatamente si cualquiera los toca o va hacia ellos en
forma que parece extraña.

Háblales sin Asustarlos.

Si usted ha dado a sus niños con frecuencia reglas para su seguridad, tales como: ¿Cómo
atravesar una calle bulliciosa?, ¿qué hacer cuando ellos tienen un accidente y otras cosas por el
estilo?, las precauciones relativas al abuso sexual se convierten en una parte natural de sus
conversaciones sobre seguridad en general.

Existen reglas apropiadas para cada edad del niño y ellas cambian a medida que el niño crece.

Estas medidas de prevención deben comenzar a edad temprana, ya que muchos casos de abuso
sexual son con niños en edad preescolar. Los siguientes lineamientos le ayudarán a discutir temas
de acuerdo a la edad de su hijo:

Plan de prevención de acuerdo a cada edad


18 Meses.- Enseñe a su niño los nombres apropiados de las partes del cuerpo.

3-5 Años.-Enseñe a su niño las "partes privadas" del cuerpo y a decir "NO" a cualquier oferta
sexual. Déle respuestas directas a sus preguntas acerca del sexo.

5-8 Años.-Explíquele la seguridad lejos de casa y la diferencia entre un cariño bueno y un cariño
malo. Aliente a su hijo a platicar acerca de experiencias que le hayan dado miedo.

8-12 Años.-Enséñele seguridad personal. Explíquele las reglas de conducta sexual aceptadas por
la familia.
13-18 Años.- Destaque la seguridad personal. Explíquele la violación, las enfermedades sexuales y
el embarazo indeseado.

Los profesores de su hijo y el Pediatra le pueden ayudar a enseñarle a su hijo a evitar el abuso
sexual. Ellos saben cómo lograrlo sin que su hijo se sienta asustado o molesto. Su Pediatra
comprende la importancia de la comunicación entre padres e hijos. Su médico está entrenado para
detectar signos de abuso sexual. Pida consejo a su médico para proteger a sus hijos.

Posiblemente su niño no sepa el peligro que puede correr al atender personas que laman su
atención y que el no conoce. La atenta supervisión del niño es la mejor protección contra el abuso
sexual.

El abuso sexual afecta a miles de niños cada año y en la gran mayoría de los casos los agresores
son personas que ellos conocen y en las que confían, por lo que muchas veces se hace difícil
prevenirlos de este tipo de ataques.

Lo más importante es que hablemos de la existencia de abusos sexuales por personas familiares y
conocidas, y no solamente de los que son cometidos por personas desconocidas. También pueden
abusar personas cercanas a la familia, amigos, vecinos. El 85 % de los abusos se producen por
personas conocidas.

Solemos enseñar a las criaturas que siempre deben obedecer a las personas adultas, haciéndoles
creer que éstas siempre saben lo que está bien. A veces, les obligamos a besar a personas
cuando no desean hacerlo. Esta educación contribuye a que puedan producirse los abusos. Para
evitarlos es importante:

* Hablar con las niñas y niños de la existencia de abusos sexuales y de cómo se producen.

* Enseñarles que tienen derecho a la privacidad de su cuerpo. Nadie debe tocarlo o mirarlo de una
forma desagradable. Puede negarse a ello.

* Si alguien les mira o toca en una forma que no les gusta, deben contarlo enseguida. Hazles saber
que pueden confiar en ti, vas a creerles y protegerles.
Explicarles las formas en que los agresores tratan de intimidar para que guarden el abuso en
secreto. Enséñales que nunca deben guardar este tipo de secretos aunque se lo pidan o les
amenacen.

Reconocer la existencia de los abusos sexuales es una forma de prevenirlos.


Si ha sufrido algún familiar o hijo abusos sexuales, ¡no lo calle, busca ayuda!.
El incesto no es un tabú, es una agresión y un delito.

¡¡Denuncie los abusos!!. ¡¡atrévase!!!

Sabemos que suelen reincidir y repetir sus abusos, a no ser que intervenga alguien y los frene.
Prácticamente ninguno desistirá voluntariamente sino que necesitará una intervención judicial.

El niño aprende lo que vive


* Si vive con tolerancia aprende a ser paciente
* Si vive criticado aprende a condenar
* Si vive con aprobación aprende a confiar en sí mismo
* Si vive engañado aprende a mentir
* Si vive en equidad aprende a ser justo
* Si vive con vergüenza aprende a sentirse culpable
* Si vive con seguridad aprende a tener fe en sí mismo
* Si vive hostilizado aprende a pelear
* Si vive en la aceptación y la amistad aprende a encontrar el amor en el mundo.

Dr. Pedro Barreda


Pedofilia. Un punto de
vista
  endocrinológico
  Pedophilia seen by
endocrinologists
 

S r. Editor: La sociedad chilena se ha conmocionado por el abuso de


menores, incluyendo la pedofilia, una «realidad que Chile se negaba a
aceptar»1. En la discusión del tema se advierte una ausencia de
participación médica, tanto en los medios de comunicación como en el
trámite parlamentario de la ley sobre pedofilia o ante el proyecto que
propuso la castración para los pedofílicos.

El DSM IV (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders)2


define la parafilia como un impulso recurrente, urgente a excitarse con
fantasías o acciones que involucran: 1. Objetos no humanos; 2. Sufrir
o inferir humillación o daño a uno mismo o a su pareja sexual; 3.
Dirigirse a niños o a personas que no consienten esta conducta. Debe
existir a lo menos por 6 meses, en forma permanente o episódica y se
sitúa claramente fuera de las prácticas sexuales socialmente
aceptadas, llamadas antiguamente perversiones sexuales, hoy
parafilias. La parafilia, palabra formada por el prefijo para (al lado de o
anormal) y philia (amor), ocasiona riesgos y sufrimientos a quien la
realiza y daña severamente al otro afectado, especialmente cuando es
un niño.

La mayoría de las parafilias ocurren en hombres, con excepción del


masoquismo, existiendo varios tipos: exhibicionismo, voyeurismo,
fetichismo, travestismo, sadismo, masoquismo, pedofilia, etc.2-4.

La pedofilia es una parafilia en que hay una atracción sexual intensa,


urgente, recurrente, por los niños, existiendo casi exclusivamente
apetito sexual y excitación incontrolables por los menores de 13 años2.

El pedofílico utiliza la seducción, violencia (incluyendo violación y riesgo


de muerte), remunerar al menor para conseguir aceptación, induciendo
incluso a la drogadicción y alcoholismo.

Su curso puede ser permanente, manteniendo contactos con una o


varias víctimas, o presentar períodos de abstinencia con episodios
pedofílicos.

Etiología: Se han invocado predisposiciones psicopatológicas, ya que


existen antecedentes de violencia familiar, abuso sexual en su infancia,
abuso de drogas, etc. Los psiquiatras han buscado interpretaciones en
modelos psicofisiológicos obsesivos, compulsivos, adictivos5,6.

Se ha planteado una alteración neuroendocrina como base del cuadro,


ya que en algunos casos se ha vinculado su aparición con daños
orgánicos cerebrales que afectan al hipotálamo o al sistema límbico;
sin embargo, las mediciones de testosterona no han mostrado
diferencias con la población general.
Diagnóstico: La evaluación psicológica busca demostrar esta atracción
sexual anormal hacia los niños y la racionalización de esta conducta,
justificándola como que el niño deseaba placer sexual, amor, etc.

Considerando que muchos pedofílicos niegan su conducta, se requiere


tener un alto grado de sospecha y confiar en la información de los
afectados.

Debe descartarse que hayan otros desórdenes psiquiátricos, retardo


mental, trastornos orgánicos cerebrales, abuso de drogas, que lleven
en forma secundaria a este problema. La pedofilia es generalmente un
trastorno primario, que se presenta sin patología previa.

La alteración de la excitación sexual (que sólo ocurre ante el estímulo


de un menor), se ha podido confirmar utilizando pletismografía
peneana y el registro de la erección («Regiscan»), para constatar su
desencadenamiento ante videos que muestran actividades pedofílicas
con niños de uno u otro sexo.

Tratamiento: Psicoterapia orientada a que el pedofílico tome conciencia


de su enfermedad, del daño que produce en otros y de sus riesgos
personales, familiares, económicos y sociales7. Terapia conductual que
utiliza métodos aversivos para desplazar la excitación con niños, hacia
adultos de cualquier sexo que consientan libremente tener actividad
sexual.

El tratamiento orgánico (farmacológico y hormonal) se basa en que la


líbido o deseo sexual y la fase de excitación, incluyendo la erección,
requieren un nivel normal de testosterona. Esta hormona actuaría en
núcleos cerebrales que intervienen en el deseo, y generan la respuesta
neuroendocrina y neurovascular de la excitación y erección.

Por esta base biológica de la sexualidad, disminuir o antagonizar la


testosterona es de utilidad terapéutica mediante: 1. Castración:
elimina la principal fuente de testosterona, presenta un bajo porcentaje
de recidivas, aunque puede ser contrarrestada por la automedicación
con andrógeno; 2. Fármacos antidepresivos: aumentando la serotonina
disminuyen la líbido y la excitación sexual, son complemento de la
terapia psiquiátrica favoreciendo menos recidivas; 3. Terapia
endocrina: disminuyendo la secreción de andrógenos o interfiriendo su
acción en el efector (antiandrógenos) inhiben la líbido, excitación y
erección. Se han utilizado: a) acetato de medroxiprogesterona, b)
análogos del GNRH y c) antiandrógenos (acetato de ciproterona)8,9.

Ningún tratamiento consigue la curación de la pedofilia. Es necesario


realizarlo para disminuir las recaídas y agresiones sexuales. La terapia
endocrina es efectiva y menos mutiladora que la castración, sólo si el
paciente la mantiene por voluntad propia o coerción legal.

La legislación en distintos países hace recaer sobre la Medicina y el


Estado serias responsabilidades, estableciendo la castración de los
pedofílicos u obligándolos a aceptar una terapia psiquiátrica y
farmacológica, hospitalizados en unidades de psiquiatría forense de
cárceles o en servicios de salud mental. Las leyes establecen que para
obtener libertad condicional se requiere el diagnóstico médico de
«curación» del pedofílico y no constituir peligro para la sociedad.
Considerando la no curación y la frecuencia de recidivas, esta
disposición legal hace recaer sobre el médico la responsabilidad de
dejarlo permanentemente recluido en dichos servicios, o asumir el
riesgo de los actos del pedofílico una vez liberado10,11.

El costo de estas terapias: hospitalización y el contar con equipos


multidisciplinarios, implican un gasto importante para el Estado. Todos
estos aspectos deberían ser considerados al legislar sobre esta
materia.

Dr. Enzo Devoto C, Dra. Lucía Aravena C.


Sección Endocrinología, Hospital Clínico San Borja-
Arriarán, Santiago, Chile.
Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Campus Central.
NUEVA LEY CONTRALA PEDOFILIA Y EL
ESTUPRO
La Presidenta de la República, Michelle Bachelet, promulgó la ley que establece que la
prescripción en delitos sexuales contra menores de edad se contará desde el día en que las
víctimas alcancen la mayoría de edad y no desde que esos hechos fueron cometidos, como
ocurre hasta la fecha.

De esta forma, la modificación permite que quienes fueron víctima de abusos durante su
infancia puedan emprender acciones ante la justicia luego de alcanzar la mayoría de edad,
sin que el delito haya prescrito.

A partir de esta iniciativa se espera proteger de mejor forma los derechos de los niños y
niñas que han sufrido abusos sexuales, ya que en la mayor parte de estos casos, las víctimas
no saben que se trata de acciones ilícitas y carecen de la información o capacidad necesaria
para acudir por sus propios medios a lugares donde pueden denunciar estos hechos o
solicitar ayuda y protección.

La iniciativa evitará que muchos de estos abusos permanezcan impunes, puesto que
transcurridos los plazos de prescripción, ya sea de cinco o diez años desde la ocurrencia del
hecho (según se sancione la conducta como simple delito o crimen), sus autores quedan
exentos de responsabilidad penal.

Además, es importante considerar que el artículo 103 del Código Penal contempla la
llamada "media prescripción", que consiste en que una vez que haya transcurrido más de la
mitad de los plazos aludidos se puede rebajar la pena que correspondería aplicar en uno o
más grados.

Según los datos estadísticos relativos a estos delitos, muchas agresiones se producen al
interior del hogar y el victimario es conocido del niño o niña agredido. Si bien existen
normas especiales en el Código Procesal Penal que obligan a denunciar estos casos, cuando
la víctima es menor de edad, generalmente, los hechos no ocurren a la vista de otras
personas que no sean el victimario y su víctima o no se denuncian por implicar la acción de
personas cercanas al niño o niña.

Este cambio respecto de la prescripción regirá para los delitos de violación, violación
impropia, estupro, abuso sexual, abuso sexual agravado, realización de acciones de
significación sexual, determinación a presenciar material pornográfico o espectáculos del
mismo carácter, utilización de niños o niñas en producción de material pornográfico,
promoción y facilitación de la prostitución de menores de edad.

El proyecto refunde dos mociones parlamentarias (boletines N° 3786-07 y N° 3799-07),


presentadas durante los meses de enero y marzo del año 2005. Los autores de la primera
son los diputados Rodrigo Álvarez, Francisco Bayo Veloso, Mario Bertolino, Roberto
Delmastro, Pablo Galilea, René García, Arturo Longton, Nicolás Monckeberg, Alfonso
Vargas y Carlos Vilches. En tanto, la segunda fue presentada por los diputados Gabriel
Ascencio, Francisco Bayo, Jorge Burgos y Patricio Walker

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