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Desde un punto de vista médico, la paidofilia o pedofilia es una parafilia que consiste en
que la excitación o el placer sexual se obtienen, principalmente, a través de actividades o
fantasías sexuales con niños de, generalmente, entre 8 y 12 años. A la persona que padece
pedofilia se le denomina pedófilo, un individuo de, al menos, 16 años que se entretiene
sexualmente con menores de 13 y respecto de los que mantiene una diferencia de edad de,
por lo menos, cinco años.
Las conductas pedófilas son muy heterogéneas, desde casos inofensivos o casi inofensivos,
hasta aquellos en que alcanzan niveles que entran dentro de lo criminal. A la actividad
sexual de un pedófilo con un menor de 13 años se lo conoce con el nombre de abuso sexual
infantil o pederastia (palabra que, etimológicamente, significa lo mismo que pedofilia).
Contenido
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En la antigua Atenas, la relación sexual entre un adulto y un joven púber, siempre con el
consentimiento de este, se denominaba pederastia, y se consideraba como un elemento más
en la relación entre un docente y su discípulo: el amor entre ambos favorecía la transmisión
del saber y de las leyes ciudadanas. Por el contrario, el sexo con sujetos prepúberes,
denominado pedofilia, era castigado con condenas que podían llegar a la pena de muerte.
En la Roma antigua, por su parte, la pederastia estaba muy difundida, pero sin las
justificaciones de los griegos, y la pedofilia era también condenada.
El término paedophilia erotica fue acuñado en 1886 por el psiquiatra vienés Richard von
Krafft-Ebing en su trabajo Psychopathia Sexualis, en el que lo describió como el interés
sexual dirigido sólo hacia jóvenes prepubescentes, sin incluir a adolescentes, un interés que
desaparecería con la aparición de los primeros signos de vello púbico.
A los adultos que manifestaban esta tendencia, Krafft-Ebing los clasificó en tres grupos:
1. Pedófilos;
2. De sustitución, esto es, cuando los jóvenes prepubescentes son vistos como objetos
que sustituyen a un objeto adulto que es el preferido pero que no está disponible.
3. Sádicos.
A propuesta del psiquiatra suizo Auguste Forel, el término entró oficialmente en el ámbito
de la psiquiatría con el significado de pasión sexual por los menores.
La psiquiatría considera la pedofilia como una parafilia. Los pedófilos, desde esta
perspectiva, son
sujetos con una orientación sexual dirigida primariamente a niños, sin apenas interés por los
adultos, y con conductas compulsivas no mediatizadas por situaciones de estrés.
El pedófilo suele ser hombre. Las mujeres pedófilas suelen ser o bien personas con
trastornos mentales o bien personas muy solitarias y que viven al margen de la sociedad.
La cuarta edición revisada del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales
de la Asociación Psiquiátrica Estadounidense (American Psychiatric Association) describe
con tres rasgos un diagnóstico estándar del pedófilo, basándose en 3022 casos de pedofilia:
la atracción erótica que algunos [pedófilos] sienten por los niños no se traduce necesariamente en
actos sexuales completos. El pedófilo puede limitarse a desnudar al niño y a mirarlo, a exhibirse, a
masturbarse en su presencia, a tocarlo con delicadeza y a acariciarlo. Puede convencer al niño para
que a su vez lo toque y así sucesivamente.
Los primarios muestran una inclinación sexual casi exclusiva por los niños y su
conducta compulsiva es independiente de su situación personal. Se trata,
clínicamente, de pedófilos en un sentido estricto del término que presentan unas
distorsiones cognitivas específicas: consideran su conducta sexual como apropiada
(no se siente culpables ni avergonzados), planifican sus acciones, pueden llegar a
atribuir su conducta a un efecto de la seducción por parte del menor o pueden
justificarla como un modo de educación sexual para este.
En cuanto a los secundarios o situacionales, estos se caracterizan por que su
conducta viene inducida por una situación de soledad o estrés (en estos casos, la
experimentación de relaciones sexuales con menores suele ser un medio de
compensar la baja autestima o de liberarse de cierta hostilidad). No son
estrictamente pedófilos, en tanto que su inclinación natural es hacia los adultos, con
los que mantienen normalmente relaciones problemáticas (impotencia ocasional,
tensión de pareja...); solo recurren excepcionalmente a los niños y lo hacen de forma
compulsiva, percibiendo su conducta como anómala y sintiendo posteriormente
culpa y vergüenza.
en primer lugar, se trata de casi el único modo de alcanzar para ellos la excitación
sexual;
en segundo lugar, les permite sentirse poderosos a través del control ejercido sobre
el menor, algo más complicado que si se tratase de adultos;
en tercer lugar, y como consecuencia de lo anterior, les sirve para aumentar su
autoestima;
en cuarto lugar, al repetir escenas traumáticas vividas por ellos (en los que caso en
que se hayan dado), el contacto pedófilo les permite superar sus propios traumas
personales y tomarse una especie de revancha al situarse ahora ellos en la posición
dominante;
en quinto lugar, todo el proceso de su relación con menores consigue para el
pedófilo consolar sus privaciones de competencia social o de cohibición en la
relación con los adultos; se trata, pues, no solo de algo relacionado con su vida
sexual sino con la propia realización como persona.
Causas
No existe consenso entre los especialistas respecto del origen de la pedofilia.
muchos psicólogos y psiquiatras, los pedófilos tendrían una personalidad inmadura, problemas de
relación o sentimientos de inferioridad que no les permitirían mantener una relación amorosa adulta
e "igualitaria": individuos con trastornos narcisistas y frágil autoestima se concentran en los niños
porque pueden controlarlos y dominarlos y, con ellos, no tienen sentimientos de inadecuación.
El origen de esta tendencia anómala puede estar relacionado con el aprendizaje de actitudes
extremas negativas hacia la sexualidad o con el abuso sexual sufrido en la infancia, así como con
sentimientos de inferioridad o con la incapacidad para establecer relaciones sociales y
heterosexuales normales.
el erotismo con los niños puede comportar (...) la fantasía inconsciente de fusión con un objeto
ideal, la reestructuración con un ego joven e idealizado.
A todo esto se añade que los pedófilo encuentran también placer en la intrínseca
transgresión que supones su tendencia y actos, y en las actividades que realizan para llevar
a cabo sus contactos con menores: localización, planificación, seguimiento,
aproximaciones, etc.
Las terapias dirigidas a los pedófilos son, por lo general, las mismas que se emplean con los
pacientes que presentan parafilias, es decir, tratamientos de carácter psicológico y farmacológico.
Desde el punto de vista psicológico, algunos estiman útil una aproximación analítica, es decir, la
exploración del inconsciente para comprender por qué se ha creado en la infancia y luego ha
arraigado esta inclinación sexual. Otros, en cambio, prefieren trabajar sobre el síntoma a través de
una terapia conductual, cuyo objeto es inducir un cambio en los gustos y costumbres. Algunos otros
consideran verdaderamente eficaces sólo las terapias a base de fármacos.
El principal problema que presenta el tratamiento de los pedófilos es que estos no suelen
colaborar. Son una minoría los que aceptan ser tratados y muchos de ellos no se consideran
ni enfermos ni anormales, llegando incluso a reivindicar, tanto privada como públicamente,
la legitimidad de sus aproximaciones a menores sobre la base de que solo pueden
considerarse como abusos cuando media la violencia. Es frecuente, también, el que apelen a
que el menor tiene capacidad suficiente para demostrar si algo le agrada o no, o a que sus
acciones son consecuencia de las actitudes seductoras del menor.
Efebofilia
La efebofilia, también conocida como hebefilia, es la condición en la cual personas adultas
experimentan atracción sexual hacia adolescentes que ya han pasado la etapa de la
pubertad.
La atracción hacia adolescentes femeninas cuyo físico corresponde más bien al de una pre-
adolescente (niña, puberta o prepuberta) es conocido como complejo de Lolita. Por
definición, estos términos no son sinónimos de pedofilia. No obstante, en los países
occidentales se ha usado con frecuencia la palabra pedofilia para referirse a la efebofilia
cuando ésta es ilegal, o sea, para referirse a la atracción sexual hacia cualquier persona cuya
edad sea menor a la edad de consentimiento sexual.
Debido a que cada cultura y estado define una edad de consentimiento sexual mínima
diferente, la ilegalidad del término es compleja. Por ejemplo, en el judaísmo ortodoxo se
considera que un hombre o mujer es libre de casarse a partir de los 12 o 13 años, una vez
realizado el Benei Mitzvá, sin embargo actualmente la población judía generalmente
celebra matrimonios según las leyes vigentes de cada país. En diferentes naciones
musulmanas también es común el matrimonio entre adolescentes o entre adultos y
adolescentes.
Debido a que de país en país varían las normas para establecer la edad mínima legal en que
un adolescente puede sostener relaciones sexuales voluntariamente con un adulto, la
efebofilia no es un concepto estandarizado, así por ejemplo, en Argentina y España los 13
años son la edad mínima para la mayoría sexual, mientras en Chile son los 14 años, en
Costa Rica los 15 años, y en México depende de la ley estatal. Además, algunos países
establecen edades de consentimiento diferentes para las relaciones heterosexuales y para las
homosexuales. Concretamente, en casi todos los países de Latinoamérica es legal el
sostener relaciones sexuales voluntarias con adolescentes donde no medie prostitución,
violencia o abuso variando entre los 13 y los 15 años.
En Estados Unidos la edad de consentimiento varía, dependiendo de los Estados, entre los
16 y los 18 años.
Aún en las jurisdicciones donde es ilegal sostener relaciones sexuales con menores de 18
años si el concepto de adolescencia de Erikson se considera correcto, abarcando la
adolescencia entre los 12 y los 21 años, aún en estos lugares sería legal sostener relaciones
sexuales con adolescentes en su etapa más tardía (18 a 21 años).
En síntesis la efebofilia no es ilegal en casi ningún país del mundo, aunque es regulada
según leyes locales. Mientras que la terapeuta Karen Franklin considera que la efebofilia es
una preferencia sexual natural y que una gran mayoría de hombres adultos sienten atracción
por mujeres adolescentes, por lo que no puede ser equiparado con la pedofilia, que es
claramente un trastorno sexual, otros como Ray Blanchard consideran que la efebofilia
debería incluirse dentro de los trastornos sexuales en el DSM-V
Infantofilia
La infantofilia es la condición en la cual personas adultas experimentan atracción sexual
hacia niños de entre 0 y 5 años.
Regulación jurídica
Artículo principal: Abuso sexual infantil
La mayor parte de los países conservan un derecho penal de acto por lo que se castiga la
pederastia, es decir, el acto de abusar sexualmente de un menor, y no la mera tendencia
sexual pedófila. Por ello, un acto de abuso sexual infantil no es calificado como pedofilia
por las leyes. Sin embargo, en algunos códigos penales sí se contemplan delitos que
castigan dicha conducta.
Pese a lo anterior, es frecuente que algunos periódicos y otros medios hagan uso de
términos como «acusado de pedofilia» o «pedófilo convicto» en referencia a individuos
acusados o convictos por abuso sexual infantil e incluso otros términos como «pedófilo en
serie». Sin embargo, pederastia se utiliza de forma preferente en el sentido de delito, y
menos frecuentemente como enfermedad; en la prensa se habla de «delitos de pederastia»,
«condenado a 40 años por pederastia», «acusado de pederastia» y «red de pederastia». Esta
preferencia de emplear pedofilia para referirse a la atracción sexual o la enfermedad puede
deberse al hecho de que este término es actualmente el más utilizado en psiquiatría para
designar el trastorno mental y, por influencia médica, es la palabra escogida por los
periodistas para hablar en términos psiquiátricos.
El Código penal argentino es conteste con las legislaciones que reprimen los actos de
pedofilia y en su artículo 119 describe con precisión la conducta pedófila:
Art. 119.- Será reprimido con reclusión o prisión de seis meses a cuatro años el
que abusare sexualmente de persona de uno u otro sexo, cuando ésta fuera menor
de trece años o cuando mediare violencia, amenaza, abuso coactivo o
intimidatorio de una relación de dependencia, de autoridad, o de poder, o
aprovechándose de que la víctima por cualquier causa no haya podido consentir
libremente la acción.
Y continúa:
La pena será de cuatro a diez años de reclusión o prisión cuando el abuso, por su duración o
circunstancias de su realización, hubiere configurado un sometimiento sexual gravemente ultrajante
para la víctima.-
La pena será de seis a quince años de reclusión o prisión cuando mediando las circunstancias del
primer párrafo hubiere acceso carnal por cualquier vía.- En los supuestos de los dos párrafos
anteriores, la pena será de ocho a veinte años de reclusión o prisión si: a) Resultare un grave daño
en la salud física o mental de la víctima, b) El hecho fuere cometido por ascendiente, descendiente,
afín en línea recta, hermano, tutor, curador, ministro de algún culto reconocido o no, encargado de
la educación o de la guardia, c) El autor tuviere conocimiento de ser portador de una enfermedad de
transmisión sexual grave, y hubiere existido peligro de contagio, d) El hecho fuere cometido por
dos o más personas, o con armas.- e) El hecho fuere cometido por personal perteneciente a las
fuerzas policiales o de seguridad, en ocasión de sus funciones.- f) El hecho fuere cometido contra
un menor de dieciocho años, aprovechando la situación de convivencia preexistente con el mismo.-
En el supuesto del primer párrafo, la pena será de tres a diez años de reclusión o prisión si
concurren las circunstancias de los incisos a), b), d), e), ó f).
La pedofilia e internet
Artículo principal: Movimiento Activista Pedófilo
Con la aparición de Internet, algunos pedófilos han expresado y difundido más o menos
públicamente sus pensamientos al respecto, reivindicando la licitud de sus acercamientos y
sosteniendo que no deben ser identificados con abusadores, en tanto que no fuerzan o usan
nunca la violencia para relacionarse con los menores. Por lo demás, afirman que los niños
están capacitados tanto para elegir estas relaciones como para rechazarlas.
Abuso sexual.
Maltrato infantil
La historia demuestra que los niños sólo tardíamente representan una inquietud para los mayores.
Se calcula que una de cada cuatro niñas y uno de cada ocho niños serán sexualmente agredidos
antes de cumplir 16 años. En el 90 por ciento de las veces el abusador es un hombre y en más de
un 80 por ciento de los casos será un conocido.
Ante un círculo de silencio de padres, vecinos y niños que no quieren hablar, buenos son todos los
esfuerzos posibles a través de los medios de comunicación para llegar a la detección precoz.
En Chile sabemos que existe un número indeterminado de niños abusados, pero no es posible
distinguir a las víctimas de pedofilia, porque son silenciosos. Sólo en la medida en que se empiece
a conversar, comenzará a prevenirse.
Pensamos que es el momento de decirles a los papás que la pedofilia puede pasar en sus casas,
que entiendan que el abuso sexual de menores, generalmente, viene de parte de personas
cercanas, no se trata de crear pánico ni desconfianza irracional, solo hablar del tema, solo prevenir.
Hay que educar a los niños, y eso pasa por el hogar en su primera instancia, luego por los
profesores, por los médicos en sus controles periódicos con los niños y sus padres, por los
periodistas, por que se hable del problema finalmente.
No es alarmar, sino hacer que la gente abra los ojos y sepa que el tema existe.
En 1995 se modifico la ley y esta dejó muy claro y sancionado todo lo que dice relación con el
abuso sexual de menores, pero no se tocaron aspectos vinculados:
Hoy está sancionado usar a menores de 12 años en videos, ¿pero qué pasa con los niños de entre
12 y 18 años? Ese grupo queda muy expuesto, porque nadie le puede decir nada al que lo está
utilizando.
La propuesta, entonces, apunta a subir ese límite de edad a los 15 años, considerando que es el
período en que los adolescentes "están despertando sexualmente y definiendo su identidad, por lo
que podrían caer en una confusión absoluta. Esos precisamente son los que están fotografiados en
Internet"
Definición de pedofilia
Búsqueda del placer sexual, por medio de las relaciones sexuales con niños. Expertos mundiales
indican que para la calificación de pedofilia como trastorno sexual es necesario que la conducta se
prolongue durante un periodo de al menos seis meses, incluyendo fantasías, impulsos o
comportamientos sexuales con niños pre-púberes o un poco más mayores, por lo general de doce
años o menos.
Puede darse de diferentes formas: con relación a la orientación, puede ser de tipo heterosexual,
homosexual o ambas; con relación a objeto, éste puede ser exclusivamente pedofílicos o no.
Las conductas de la pedofilia van del simple exhibicionismo hasta la penetración. El adulto suele
ganarse la confianza y el cariño del niño y, por lo general, es alguien conocido o familiar
Los sentimentales homo eróticos tienen poco o ningún interés por las mujeres, toda su capacidad
sexual se concentra en los niños, concretándose bajo la forma de caricias que le provocan el
orgasmo.
Los agresivos heterosexuales intentan satisfacer sus impulsos con niñas, con métodos que van
desde la seducción a la violencia, terminando (muy pocas veces) en homicidio sádico-criminal.
¿Cuál es la incidencia?
Los abusos sexuales no son sucesos aislados. Generalmente ocurren a lo largo de mucho tiempo,
meses o años. Además, al contrario de lo que puede suponer, se producen en todas las clases
sociales y son muchas las niñas y niños afectados. Entre el 20 % y el 30% de las mujeres han sido
abusadas sexualmente en su infancia o adolescencia. Alrededor del 15 % de niños también lo han
sufrido. Sin embargo, el silencio y el secreto que rodea a estas experiencias, y que permite que se
sigan repitiendo, nos hace pensar que son casos raros. Por eso es tan importante que hablemos
de la existencia de los abusos sexuales y los reconozcamos como un problema social que hay que
abordar.
Es importante, sobre todo, considerar que una conducta es abusiva cuando es vivida y sentida de
este modo por la niña, niño o adolescente, cuando es mirada o tocada de un modo que la hace
sentirse intimidada.
¿Cómo saberlo?
La mayoría de las niñas y niños que están siendo víctimas no se lo cuentan a nadie porque creen
que la gente va a pensar que no es verdad. A veces desconocen incluso el vocabulario necesario
para hablar sobre el tema y por lo tanto no pueden adecuadamente. Aunque generalmente no lo
expresan verbalmente, sí lo hacen mediante algunos cambios en su comportamiento.
Debemos ponernos alerta cuando de pronto una niña o niño comienza a manifestar
simultáneamente varios de lo siguientes comportamientos:
" Se resiste a ir a cierto lugar o a quedarse con cierta persona.
" Aparecen trastornos en su forma de dormir (tiene pesadillas, se orina en la cama, teme dormir
sola, necesita una luz encendida durante toda la noche, etc.)
" Aparecen trastornos en la alimentación (no tiene apetito o tiene mucho apetito de pronto)
" Siente nuevos temores y necesita que se le tranquilice mucho más que antes.
" Retorna a un comportamiento inmaduro, como de bebé.
" De repente rechaza al padre o a la madre de forma repentina.
" A veces se automutila o intenta suicidarse.
" Puede fugarse de casa para evitar que continúen los abusos.
" Baja su rendimiento escolar y cambia su comportamiento social.
Si una niña o niño de repente cambia y manifiesta varios de estos síntomas, hay muchas
posibilidades de que haya o esté sufriendo un abuso sexual.
Generalmente hacen dibujos hipersexualizados o no incluyen ojos, genitales o boca. O las niñas se
dibujan como adultas, pintadas y con taco.
¿Que hacer si una niña (niño) le cuenta que está siendo abusada (o) sexualmente?
" Un adulto no debe esperar que un niño revele lo que está pasando, tendría que ser muy maduro y
fuerte. Por eso son importantes las campañas de difusión de derechos del niño, explicarles a ellos
que deben cuidar su cuerpo, decirles que nadie puede tocarlos a menos que ellos quieran.
El descubrir que han abusado de una niña o niño, puede resultar algo demasiado angustiante para
cualquier persona. Sin embargo, nuestra primera reacción es muy importante para víctima ya que
muchas veces no lo cuentan porque piensan que la gente no les va a creer. Por eso:
No es fácil descubrirlo, porque la víctima confunde las abusos con juegos de seducción, y porque
frecuentemente hay amenazas por parte del agresor. Entran en una dinámica de espada y pared,
el abusador manipula mucho las emociones: "Si tu mamá se entera, por tu culpa me pueden
meter preso y a ti te van a castigar". O les dicen que lo hacen porque los quieren mucho.
* Dejar muy claro que no tiene la culpa de lo que le ha ocurrido. El adulto es el responsable.
* Decirle y agradecerle de que se lo haya contado.
* Transmitirle que siente que le haya pasado esa experiencia y que a otras niñas y niños también le
ha ocurrido. Decirle que va a ayudarle y protegerle. Animarle de forma tranquila a que hable de ello
y no se muestre enfurecida porque podría sentirse culpable de haberlo contado.
* Si no es su madre, pídale permiso para hablarlo con ella o para pedir ayuda profesional
especializada.
Es especialmente doloroso para una madre saber que el abuso fue cometido por su esposo. En
este caso, también ella es otra víctima. Además tendrá que decidir si es necesario hacer un
reconocimiento médico a su hija o hijo, si presentará una denuncia y si demandará judicialmente al
agresor. Todas estas decisiones que debe tomar después de un caso de abuso sexual son muy
difíciles. Para asumir este terrible hecho y tomar las medidas oportunas, ella también necesitará
apoyo.
Es frecuente que las madres nieguen sistemáticamente el conflicto a pesar de las señales enviadas
por el hijo.
Señales de un pedofílico
La pedofilia abarca un sector de abusadores sexuales que optan por fijarse en niños de cierta
edad. No obedecen a un perfil psicológico determinado, pueden ser muy funcionales en algunos
ámbitos y no son de personalidades extremas. Son personas inmaduras emocionalmente, con
poca capacidad de contactarse con el otro, centradas en sus necesidades. Incluso son valoradas
socialmente -aclaran.
A esto hay que sumarle la habilidad para lograr mantener sus agresiones en secreto.
En su mayoría los pedofílicos son hombres, menos agresivos que los violadores; muchos de ellos
son alcohólicos o sicóticos de mente torpe o asociales, y su edad fluctúa entre los 30 y 40 años;
generalmente, de fuertes convicciones religiosas. En general, son hombres débiles, inmaduros,
solitarios y llenos de culpa
La personalidad del agresor de mediana o mayor edad es de un individuo solitario y con dificultad
para establecer relaciones heterosexuales normales, suele tener baja autoestima, con pocos
recursos para enfrentar situaciones de estrés y frecuentemente abusa del alcohol y/o sustancias.
Por lo general, no presenta trastorno psicopatológico. Sin embargo, se ha visto que dos tercios de
los reclusos pedofílicos maduros llevaron a cabo esta conducta en momentos que sufrían de
situaciones estresantes
El pedofílico puede llegar a sentirse culpable, pero no es capaz de detenerse porque adictivamente
empieza a necesitar otros niños cerca suyo.
Poco se sabe de las causas, pero se dice que una de ellas es el aprendizaje de actitudes negativas
hacia el sexo, como experiencias de abuso sexual durante la niñez, sentimientos de inseguridad y
autoestima baja, con dificultad en relaciones personales, etc.; lo que facilita la relación adulto-niño.
En cuanto al condicionamiento, éste no se extingue por condiciones gratificantes
La mayoría de estos agresores niegan el abuso con vehemencia. Sólo bajo evidencias legales y
presión, algunos aceptan la acusación parcialmente, pero afirman que:
"no fue nada grave, nada de importancia".
"no le hice daño".
"la culpa fue suya".
Cuando se ven descubiertas suelen afirmar que lo sienten muchísimo, que nunca lo volverán a
hacer, que ocurrió porque estaban borrachos o drogados. Los agresores sexuales son muy
convincentes, hasta tal punto que quizás nos hagan dudar seriamente del menor. Pero recordemos
que las niñas y niños no mienten sobre una cuestión tan grave, ya que poco o nada sabían sobre el
sexo y su lenguaje.
A pesar del remordimiento que puedan sentirlos agresores sexuales, sabemos que suelen reincidir
y repetir sus abusos, a no ser que intervenga alguien y los frene. Prácticamente ninguno desistirá
voluntariamente sino que necesitará una intervención judicial.
¿Cómo evitar que las niñas y niños sean abusadas/os sexualmente?
¿Cómo protegerlo del abuso sexual?
Es difícil proteger a sus niños del abuso sexual de miembros de la familia o amigos íntimos, pero
usted puede estar alerta ante muchas situaciones potencialmente peligrosas.
Esté consciente de dónde está su niño y qué está haciendo: su atenta supervisión es su mejor
protección contra el abuso sexual. Por supuesto, usted no puede estar con ellos todo el tiempo.
Pida a otro adulto responsable que los cuide cuando usted mismo no pueda cuidarlos.
Si usted no logra encontrar supervisión de adultos, haga arreglos para que los niños caminen o
jueguen durante estos períodos.
Conozca a los amigos de sus hijos. Especialmente aquellos que son un poco mayores que su hijo
o hija.
Decirle a sus niños que busquen la ayuda de otro adulto persona mayor inmediatamente cuando
un adulto les hace sentir incómodos o los asusta.
Explíqueles que es correcto llamar la atención, gritar y crear un escándalo en estas situaciones.
Recordarles que muchas niños son víctimas de personas que ellos conocen.
Decirles que ellos no tienen por qué estar de acuerdo con demandas para mantener contacto físico
estrecho.
Anímelos a decirles a usted u otro adulto inmediatamente si cualquiera los toca o va hacia ellos en
forma que parece extraña.
Si usted ha dado a sus niños con frecuencia reglas para su seguridad, tales como: ¿Cómo
atravesar una calle bulliciosa?, ¿qué hacer cuando ellos tienen un accidente y otras cosas por el
estilo?, las precauciones relativas al abuso sexual se convierten en una parte natural de sus
conversaciones sobre seguridad en general.
Existen reglas apropiadas para cada edad del niño y ellas cambian a medida que el niño crece.
Estas medidas de prevención deben comenzar a edad temprana, ya que muchos casos de abuso
sexual son con niños en edad preescolar. Los siguientes lineamientos le ayudarán a discutir temas
de acuerdo a la edad de su hijo:
3-5 Años.-Enseñe a su niño las "partes privadas" del cuerpo y a decir "NO" a cualquier oferta
sexual. Déle respuestas directas a sus preguntas acerca del sexo.
5-8 Años.-Explíquele la seguridad lejos de casa y la diferencia entre un cariño bueno y un cariño
malo. Aliente a su hijo a platicar acerca de experiencias que le hayan dado miedo.
8-12 Años.-Enséñele seguridad personal. Explíquele las reglas de conducta sexual aceptadas por
la familia.
13-18 Años.- Destaque la seguridad personal. Explíquele la violación, las enfermedades sexuales y
el embarazo indeseado.
Los profesores de su hijo y el Pediatra le pueden ayudar a enseñarle a su hijo a evitar el abuso
sexual. Ellos saben cómo lograrlo sin que su hijo se sienta asustado o molesto. Su Pediatra
comprende la importancia de la comunicación entre padres e hijos. Su médico está entrenado para
detectar signos de abuso sexual. Pida consejo a su médico para proteger a sus hijos.
Posiblemente su niño no sepa el peligro que puede correr al atender personas que laman su
atención y que el no conoce. La atenta supervisión del niño es la mejor protección contra el abuso
sexual.
El abuso sexual afecta a miles de niños cada año y en la gran mayoría de los casos los agresores
son personas que ellos conocen y en las que confían, por lo que muchas veces se hace difícil
prevenirlos de este tipo de ataques.
Lo más importante es que hablemos de la existencia de abusos sexuales por personas familiares y
conocidas, y no solamente de los que son cometidos por personas desconocidas. También pueden
abusar personas cercanas a la familia, amigos, vecinos. El 85 % de los abusos se producen por
personas conocidas.
Solemos enseñar a las criaturas que siempre deben obedecer a las personas adultas, haciéndoles
creer que éstas siempre saben lo que está bien. A veces, les obligamos a besar a personas
cuando no desean hacerlo. Esta educación contribuye a que puedan producirse los abusos. Para
evitarlos es importante:
* Hablar con las niñas y niños de la existencia de abusos sexuales y de cómo se producen.
* Enseñarles que tienen derecho a la privacidad de su cuerpo. Nadie debe tocarlo o mirarlo de una
forma desagradable. Puede negarse a ello.
* Si alguien les mira o toca en una forma que no les gusta, deben contarlo enseguida. Hazles saber
que pueden confiar en ti, vas a creerles y protegerles.
Explicarles las formas en que los agresores tratan de intimidar para que guarden el abuso en
secreto. Enséñales que nunca deben guardar este tipo de secretos aunque se lo pidan o les
amenacen.
Sabemos que suelen reincidir y repetir sus abusos, a no ser que intervenga alguien y los frene.
Prácticamente ninguno desistirá voluntariamente sino que necesitará una intervención judicial.
De esta forma, la modificación permite que quienes fueron víctima de abusos durante su
infancia puedan emprender acciones ante la justicia luego de alcanzar la mayoría de edad,
sin que el delito haya prescrito.
A partir de esta iniciativa se espera proteger de mejor forma los derechos de los niños y
niñas que han sufrido abusos sexuales, ya que en la mayor parte de estos casos, las víctimas
no saben que se trata de acciones ilícitas y carecen de la información o capacidad necesaria
para acudir por sus propios medios a lugares donde pueden denunciar estos hechos o
solicitar ayuda y protección.
La iniciativa evitará que muchos de estos abusos permanezcan impunes, puesto que
transcurridos los plazos de prescripción, ya sea de cinco o diez años desde la ocurrencia del
hecho (según se sancione la conducta como simple delito o crimen), sus autores quedan
exentos de responsabilidad penal.
Además, es importante considerar que el artículo 103 del Código Penal contempla la
llamada "media prescripción", que consiste en que una vez que haya transcurrido más de la
mitad de los plazos aludidos se puede rebajar la pena que correspondería aplicar en uno o
más grados.
Según los datos estadísticos relativos a estos delitos, muchas agresiones se producen al
interior del hogar y el victimario es conocido del niño o niña agredido. Si bien existen
normas especiales en el Código Procesal Penal que obligan a denunciar estos casos, cuando
la víctima es menor de edad, generalmente, los hechos no ocurren a la vista de otras
personas que no sean el victimario y su víctima o no se denuncian por implicar la acción de
personas cercanas al niño o niña.
Este cambio respecto de la prescripción regirá para los delitos de violación, violación
impropia, estupro, abuso sexual, abuso sexual agravado, realización de acciones de
significación sexual, determinación a presenciar material pornográfico o espectáculos del
mismo carácter, utilización de niños o niñas en producción de material pornográfico,
promoción y facilitación de la prostitución de menores de edad.