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Adrián Ravier es Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de
Madrid y profesor de Macroeconomía en la Universidad Francisco Marroquín.
El escenario político
Recorriendo su trayectoria política, uno observa que en sólo 20 años fue intendente de Río
Gallegos, gobernador de Santa Cruz y presidente de la nación. Nunca logró ganar una
elección nacional y, sin embargo, nadie pudo disputarle el poder que supo acumular y
concentrar desde 2003. Basta recordar que no aceptó nunca sus derrotas electorales, e
interpretó a los medios como los responsables, a los que identificó como sus enemigos.
Jamás confió en nadie. Era un líder autoritario, ambicioso y solitario. Como en ningún otro
gobierno, monopolizó las decisiones y sus ministros no fueron más que títeres. Como ha
dicho Joaquín Morales Solá [2] , “su estilo de gobierno convertía a los ministros en meros
conserjes sin decisión propia”.
Sin Kirchner no hay kirchnerismo. No sorprenderá que el Frente para la Victoria se derrumbe
en cuestión de meses. El analista político Santiago Kovadloff [3] acierta en señalar que si
bien Cristina Fernández fue su aliada, “no la preparó para recibir su herencia imaginaria”.
Disiento con el autor mencionado, sin embargo, en que la oposición no se beneficie
políticamente de la desaparición de Néstor Kichner. Pienso que sin Kichner, no hay
oficialismo, y esa vacante deberá ser reemplazada en 2011, por una lucha intensa de poder.
Es demasiado pronto para imaginar la contienda de 2011, pero lo cierto es que la oposición
—dentro y fuera del justicialismo— ya no necesita buscar consensos o alianzas para
enfrentar al oficialismo. Por supuesto que Cristina Fernández podría presentarse en
búsqueda de una reelección, pero su poder se encuentra debilitado sin la fortaleza de su
marido y con serios problemas que deberá sortear en lo que queda de su mandato
(inseguridad y violencia, inflación y lucha de poder).
El escenario económico
Joaquín Morales Solá [2] señala que Kichner conocía “los manuales básicos de la economía”
y era consciente de la popularidad que hubiera perdido si avanzaba en un programa contra
la inflación. De ahí que lo mejor era ignorarla o negarla. Después de todo, también sabía que
es posible “coexistir un tiempo con la inflación”.
El economista Jorge Avila [5] lo refleja claramente: “No fue un hombre de Estado. Gobernó
sembrando cizaña, aisló el país del mundo y lo empequeñeció. [H]ace diez años, el PBI
argentino era de $300.000 millones y el brasileño de $700.000 millones; en la actualidad, el
PBI argentino es de $400.000 millones y el brasileño excede los $2 billones. En una década,
el peso económico relativo de Argentina cayó a la mitad (de un 40% a un 20%). Lo peor del
caso es que Kirchner veía este desarrollo como algo 'normal y hasta inevitable'”.
Lo cierto es que los mercados han valorado positivamente la noticia, y esto obedece a la
desaparición de Kirchner en la contienda electoral de 2011. El mercado encuentra en
cualquiera de los candidatos mencionados, una mayor apertura al diálogo, el fin del
autoritarismo, la reinserción de la Argentina en la economía global y un clima más propicio
para las inversiones.
En definitiva, el propio Lula ha demostrado que una izquierda moderada también puede
iniciar el cambio que países como Brasil o Argentina necesitan.
Links:
[1] http://www.addtoany.com/share_save?linkurl=http://www.elcato.org/node/5607&linkname=Adiós a Kirchner
y al kirchnerismo
[2] http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1319320
[3] http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1319201
http://www.elcato.org/print/5607 2/3
10/11/2010 Adiós a Kirchner y al kirchnerismo
[4] http://www.infolatam.com/2010/10/29/argentina-kirchner-daniel-scioli/
[5] http://www.jorgeavilaopina.com/
http://www.elcato.org/print/5607 3/3