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“El medico sufre mientras otros gozan, trabaja mientras otros duermen,

estudia mientras otros se divierten y sin embargo siente el dolor humano en su


propio cuerpo. Por confundirlo con un semiDIOS se le exige que cure lo que no
siempre puede hacer y cuando fracasa pierde la confianza de familiares y
enfermos. No se le perdona que este fatigado, que duerma, que este triste o
preocupado, se le exige que sirva inmediatamente y con eficacia. Es el que ha
acompañado al ser humano, desde que nace hasta que muere, y es por eso
que comprende mejor al niño, al adolescente, al hombre adulto y al anciano, ya
que ha recogido el polvo de todos los caminos. El medico es el ser que ha
escalado las cumbres del prestigio humano pero también a conocido la
amargura del desprecio, de la ingratitud, de la incomprensión y del olvido. Por
eso el ejercicio de la medicina tiene fragmentos de apostolado y similitud de
sacerdote, el sacerdote nunca debe tener puerta cerrada, el medico debe
tenerla siempre abierta. El medico no tiene mas obsesión que el alivio de su
enfermo, sin categoría de edades, fortunas, de ciencia o de poder, su mística
es el cumplimiento de su misión. No se le tiene en cuenta cien éxitos pero se le
reprueba un fracaso. Casi siempre se fijan en la mano que cobra , no en la
mano que salva y cuando con frecuencia se le juzga con sátiras despiadadas :
nada empaña la majestad de su misión, la blancura de su vestido ni la pureza
de su intención . . . Y sin embargo, siendo viejo se le relega y olvida” Sit
transit gloria mundi.

En víspera del día del médico, dedico esta primera parte de mis pensamientos
en memoria de un ser humano extraordinario, que en vida fue admirable por
su personalidad sincera y generosa, un médico hasta hoy inmortalizado por sus
humanísticas actividades por la salud y por Chiapas, fundador propietario del
primer Sanatorio en Chiapas, “Sanatorio Muñoa”, con amor y gratitud al
recuerdo de mi inspiración, a mi tío Dr. José Antonio Muñoa Gómez.

La Medicina es la más humana de las artes, la más artística de las ciencias y la


más científica de las humanidades. Paradigma de las otras profesiones en
tanto anhelo de comprensión de lo humano y que tiene que ver mucho con la
poesía , con la filosofía y la religión; se nace y se muere siendo médico, no es
una fórmula retórica ni romántica, es la realidad.

El más grande anhelo del médico es el de trascender en el tiempo y trascender


no significa solamente permanecer, sino aportar algo de nosotros que pueda
ser útil a favor de la humanidad y para ello se necesita tener ideales no
ambiciones. Acaso preservar la salud y mejorar la calidad de vida amenazada
por el dolor, la enfermedad y la muerte con vocación, pasión, responsabilidad y
justicia, con una visión de la enfermedad como agente de transformación que
encierra interrogantes y repuestas a cerca del sentido de nuestra existencia.

Este nuevo milenio es el ambiente de una revolución científica, intelectual y


biológica que terminara por construir nuevos paradigmas que transformaran a
la medicina, en una actividad más científica, pero mucho más humana.

El desarrollo de la Ciencia Medica ha significado un aumento gradual y


acelerado de modo tal que hoy se debería hablar en plural de CIENCIAS
MEDICAS Y BIOMÉDICAS MAS QUE DE MEDICINA SIMPLEMENTE.

La ciencia exige del medico un mayor compromiso y reflexión profunda para


rescatar los valores del medico y de la sociedad. Es el medico paladín de
causas nobles por lo urge retomar un nuevo lugar en la feria de valores del
hombre para construir un buen futuro mediato, sabemos que el medico no
ignora su responsabilidad ni rehuye a su lugar dentro de la sociedad a la que
pertenece, pero indudablemente que el trabajo y sus preocupaciones nos van
desarreglando el alma y alejándonos de nosotros mismos y que hoy debemos
buscar la oportunidad de reencontrarnos y rescatar del interior de nuestra
morada la paz interior e ir en pos de la felicidad eterna y compartirla con
nuestros pacientes. Ni el placer ni el dinero son capaces de hacer feliz una
conciencia intranquila, ya que pueden existir médicos llenos de cosas
materiales pero si carecen de fe, les falta razones para vivir, sin ilusiones y sin
esperanza no se puede ser feliz en la vida.

“La vida del médico esta llena de misterios, ni la inmensidad del mar cabe en
nuestro ojo clínico, ni la de DIOS en nuestro entendimiento. Si DIOS cupiera en
nuestro entendimiento, sería limitarlo, dejaría de ser DIOS, pues DIOS tiene
que ser infinito. Cuando creemos en los misterios hacemos un acto de
humildad reconociendo que DIOS sabe más que nosotros los médicos”

“La ciencia es el reconocimiento de las leyes que DIOS ha puesto en la


naturaleza y la religión es el conocimiento de las verdades que DIOS ha
revelado. DIOS sabiduría infinita es autor tanto de las verdades científicas
como de las verdades religiosas, por lo tanto estos principios jamás pueden ser
incompatibles entre sí. Cuando aparezca que hay incompatibilidad, es por
culpa de los médicos que han rebasado o mal interpretado las verdades de la
ciencia o de la religión”

Recuerdo al maestro Dr. Ignacio Chávez, quien afirmaba que la finalidad


primordial de una Universidad es y será “formar hombres de hoy, con la
ciencia y la técnica de hoy”. Tal finalidad se enlaza a otra: la cultura. En efecto
“La cultura no es sólo un saber sino un saber aprender, un saber juzgar y un
saber resolver”. De estas modalidades del saber, la primera es el fundamento
de las otras: aprender a saber. Humanismo significa alcanzar la plenitud del
corazón y del intelecto, no arrodillarse ante el ídolo monstruoso del éxito
material, saber dominar la técnica sin volverse sus esclavos, comportarse en
toda circunstancia como hombres y con amor a los hombres. La técnica no es
humanista, hasta puede ser antihumana. Sin embargo, si se considera como
condición de progreso de los verdaderos valores humanos y no como fin a sí
misma, no constituye un obstáculo al enfoque humanista, antes bien puede
adquirir un aspecto personal: el arte de la técnica.

Convencido de que ni el especialista ni cualquier otro médico podría curarnos


de la única enfermedad constitucional de los hombres: la muerte. Por eso se le
pide al médico, desde la antigüedad algo más que saber y técnica, he ahí
una frase de Louis Portes – citada a menudo por el Maestro Chávez - que
resume admirablemente la situación : la relación del enfermo y del médico es
la de “ una confianza frente a una conciencia”.

Nuestra misión por la vida es encontrar ese amor puro y curiosamente la


muerte o mejor la impermanencia puede ayudarnos a ello. Ya que la razón por
la que nos apegamos tan ferozmente a las cosas (desde las emociones, ideas y
opiniones, nuestras pertenencias humanas y materiales) es porque no
tomamos la IMPERMANENCIA EN SERIO. Cuando aceptemos que la
transitoriedad es la naturaleza misma de la vida y que todos sufrimos en
manos del cambio (adversidad) y la muerte, entonces soltar amarras se vuelve
algo muy natural. Si la transitoriedad estuviera asentada firmemente en
nuestros corazones , si comprendiéramos su verdad , veríamos que ante el
cambio( adversidad) , la muerte o del duelo ; no tendríamos ese gran
sentimiento de pérdida , entonces nuestras lagrimas no se producirían porque
la muerte y la transitoriedad son un hecho en la vida , sino por algo más
profundo; lloraríamos por compasión porque sabríamos que todo el dolor , las
heridas y el sufrimiento por el que pasamos no es necesario. De hecho solo
existe porque no podemos comprender que todo, ABSOLUTAMENTE TODO ES
TRANSITORIO.

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