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IV. Que es preciso destacar que el subsidio estatal debe llegar a los que más lo necesitan.
Ese principio de primordial relevancia impide fundar superficialmente un sistema de
subsidios en el único dato de la percepción anterior, ya que de esa manera podría
beneficiarse antes a quienes mejor conocen los esquemas gubernamentales que a personas
incapacitadas para trabajar que no reciben asistencia estatal.
En tal sentido, el Tribunal Superior de Justicia señaló que: “El resultado que la CCBA [art.
31] pone a cargo del Estado no es de cumplimiento instantáneo. La sola circunstancia de
que prevé prioridades (personas que padecen pobreza crítica, necesidades especiales con
pocos recursos, viviendas precarias o marginación( implica que el constituyente asumió que
los recursos son escasos y, por tanto, deben ser distribuidos según criterios transparentes que
brinden apoyo antes a quienes tienen más necesidad...” y que “...[e]l bloque normativo que
regula el derecho a la vivienda no brinda derecho inmediato e irrestricto a obtener una
vivienda, los subsidios son medios paliativos que pueden ostentar carácter parcial y
temporario...” (confr. TSJ, “Alba Quintana, Pablo c/ GCBA s/ amparo s/ recurso de
inconstitucionalidad concedido”, del voto de los Dres. Ana María Conde y Luis Francisco
Lozano, Exp. 6754/09, del 12/05/10). Si bien es innegable el deber por parte del Gobierno
de asistir a personas que por sus propios medios carezcan de la posibilidad de acceder a una
vivienda, no es posible concluir, en este estado del proceso, si efectivamente la inclusión en
el plan creado por el decreto 690/06 implica para el actor un estímulo adecuado para superar
la situación crítica que denuncia.
V. Que, en el sub lite, se encuentra acreditado que el Sr. Miguel Ángel García recibió del
programa de “Atención para familias en situación de calle”, un monto de cinco mil pesos
($5.000, véase fs. 30). También, que a criterio de las autoridades competentes resultaba
inviable la renovación del subsidio habitacional. A su vez, las constancias de la causa no
evidencian impedimentos para que el actor genere estrategias laborales destinadas a
superar la situación de vulnerabilidad social que atraviesa. Se trata de un hombre de
cuarenta y dos (42), años, sin cargas de familia, cuyos alegados padecimientos físicos no
han sido acreditados en autos. En efecto, si bien el actor manifestó que se encuentra bajo
tratamiento psiquiátrico y que habría solicitado certificado de discapacidad, la prueba
acompañada a fin de probar tales hechos resulta sumamente escasa. Nótese que sólo se
agregó un informe, suscripto por el Lic. Hernán Barton, donde se consignó que se encuentra
tramitando dicho certificado (v. fs. 26) y copias simples en las cuales, en una (sin fecha(, se
indica cómo suministrar unos medicamentos y, en otra, se dejó constancias que el señor
García realizó un tratamiento durante dos (2) meses (v. fs. 27 y 29), sin precisión alguna.
Por lo demás, si bien de la documentación obrante a fs. 28 se desprende que el actor se
encontraría en tratamiento desde el 17 de mayo de 2010 en el Hospital Rivadavia, no es
posible extraer un diagnóstico que resulte demostrativo de la imposibilidad del actor de
generar alternativas laborales. Con base en tales consideraciones, no puede juzgarse
manifiestamente ilegítimo el criterio de las autoridades del programa, al considerar que el
actor no se encuentra entre los sectores más vulnerables para hacerse acreedor del beneficio
previsto en el decreto 690/06.
VII. Que, por último, y con el objeto de contar con mayores elementos para formar
convicción al momento de decidir en forma definitiva, corresponde ordenar al Cuerpo de
Medicina Forense del Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires que tenga a
bien evaluar las distintas patologías alegadas por el señor Miguel Ángel García, así como
sus posibilidades de reinserción laboral.
I. La parte actora solicitó una medida cautelar en el marco de una acción de amparo contra
el GCBA a efectos de que se ordene “…a la autoridad administrativa demandada que me
garantice el acceso a la vivienda adecuada según los estándares que emanan de los tratados
de derechos humanos”, con la finalidad de “…requerir su protección y salvaguardar mis
derechos fundamentales a la vida, a la salud, a la vivienda, y a la dignidad inherente a todo
ser humano frente a la grave y manifiestamente arbitraria conducta del GCBA”.
II.- La Sra. Jueza a quo rechazó la medida cautelar con sustento en que el beneficio“…se
trata de una ayuda temporaria, destinada a personas con necesidades prioritarias” y que “…
las constancias de la causa no evidencian impedimentos para que el actor genere estrategias
laborales destinadas a superar la situación social por la que atraviesa. Se trata de un hombre
de 42 años, sin carga de familia, cuyos alegados padecimientos físicos no han sido
acreditados en autos” (fs. 37 vta).
A fs. 40/51 vta. apeló el actor, y sostuvo que “… es un hombre solo con problemas de salud.
Carece de una red de contención que le permita salir de esta situación” y por ende “…no
puede sostenerse la aserción respecto a que los beneficios del Dec.690/06 se limitan a las
personas con necesidades prioritarias, y que el Sr. Miguel Ángel García no calificaría como
una de ellas”, aún cuando el peligro en la demora “…surge prístino de la efectiva situación
de calle en que se encuentra el actor desde hace más de un mes, según informe suscripto por
la Lic. Ada Quinteros (BAP)”.
V.- El derecho invocado por el actor en sustento de su pretensión, prima facie aparenta
verosimilitud, en virtud, por un lado, de lo dispuesto por el preámbulo de la Constitución de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires donde propicia claramente la idea de “promover el
desarrollo humano (…) garantizar la dignidad e impulsar la prosperidad de sus habitantes…
“ y, por el otro, en los arts. 19 C.N y 12 inc. 3º, 17 y 31 CCABA. Asimismo, en el art. 11,
inc. 1 y 2 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, conforme
el cual “Los Estados parte deben adoptar las medidas apropiadas para asegurar la plena
efectividad del derecho de todo persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia,
incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados”, previsión normativa de rango
constitucional (cfr. art. 75, inc. 22, CN). Del mismo modo, cabe destacar que la necesidad
de protección del actor ha sido reconocida prima facie por la Ciudad, quién con anterioridad
lo incorporó como beneficiario del sistema de protección regulado por el decreto Nº 690/06.
De manera tal que, retrotraer su condición a la situación de desamparo anterior podría
generar graves consecuencias para el amparista.
VII.- Por lo expuesto, el examen de las constancias de la causa a la luz de los principios
enunciados, conduce al tribunal a concluir que existen elementos suficientes para considerar
reunidos ––con la provisoriedad propia de este estadio del análisis–– los recaudos señalados
precedentemente, que hacen procedente la tutela cautelar solicitada por el accionante. En
mérito a las consideraciones vertidas, normas citadas, y habiendo dictaminado el Ministerio
Público Fiscal; el tribunal RESUELVE: 1) hacer lugar al recurso de apelación interpuesto y,
en consecuencia, revocar la resolución de primera instancia.
2) Conceder la medida cautelar y ordenar al GCBA que arbitre los medios necesarios a fin
de incluir al actor en alguno de los programas habitacionales vigentes, que resulte suficiente
para acceder a un alojamiento digno (art. 31, CABA), hasta tanto se dicte sentencia
definitiva en estos actuados. Regístrese. Notifíquese, al Ministerio Público Fiscal, y
devuélvase.