Sie sind auf Seite 1von 10

CUADERNOS DE

ARTICULO
MEDICINA PSICOSOMATICA Y PSIQUIATRIA DE ENLACE

Aspectos psicosociales del dolor

F.J. Gala1 M. Lupiani2, C. Guillén3, A. Gómez Sanabria4, S. Lupiani5


(Grupo Investigador en Psicología de la Salud. UCA. CTS-386-PAI)

Resumen

El dolor es una vivencia compleja: Se trata de una experiencia perceptiva y afectiva, que
está condicionada por múltiples elementos interactivos (biológicos, psíquicos y socioculturales)
que conforman el dolor total, lo que exige un análisis profundo e integral -psicosocial-, dado
que la experiencia del dolor no puede ser reducida a meros mecanismos sensoriales biofísicos o
bioquímicos. Si, además, le sumamos el importante peso epidemiológico y socioeconómico del
tema, la oportunidad del enfoque psicosocial –cognitivo-conductual– es indudable.
Así, en el presente artículo, revisamos los diversos niveles de complejidad de la experiencia
del dolor, desde la nocicepción hasta el sufrimiento y la conducta de dolor.

Palabras clave: Dolor. Psicología de la Salud y Dolor. Conducta de Dolor. Dolor total.

Summary

Pain is a complicated personal experience: it is both a perceptive and an affective experience,


conditioned by multiple interactive elements (biological, psychological, and sociocultural) that
constitute the total pain. This requires a profound and complete analysis - psychosocial - given
that the experience of the pain cannot be reduced to mere sensorial biophysical or biochemical
mechanisms. If, in addition, we add the important epidemiological and socioeconomic weight of
the topic, the opportunity of the psychosocial - cognitive-conductual - focus is undoubtable.
Therefore, in this article, we review the diverse levels of complexity of the experience of pain,
from the nociception to suffering and the conduct of pain.

Key words: Pain. Psychology of health and pain. Conduct of pain. Total pain.

1
Catedrático de Ciencias Psicosociales Aplicadas. UCA
2
Profª. Titular de Enfermería Médica. UCA
3
Catedrático de Psicología Social. UCA
4
Prf. Asociado de Psicología Social. UCA
5
Médico de Familia (A.P). Investigador del Grupo
Correspondencia: Dr. Fco. J. Gala León.
UCA.
C/ Duque de Nájera, 18
11002 Cádiz
e-mail: francisco.gala@uca.es

46 C. Med. Psicosom, Nº 66 - 2003


“Nosotros buscamos el placer y procuramos huir del dolor (...) entre los constitutivos de la felicidad
está el carecer de dolor”.
ARISTÓTELES – Ética (cap. XVIII)–

INTRODUCCIÓN adaptativa ya que nos avisa de objetos o situa-


ciones que pueden ser peligrosos para nuestra
El dolor es una vivencia compleja resultado salud o integridad (por ello, la cita de Turk y
de un peculiar malestar físico asociado a un Nash –4– es bien elocuente “A pesar de la irrita-
estado emocional alterado; es un fenómeno sub- ción, malestar o agonía redomada que puede cau-
jetivo influenciado por el aprendizaje que, ade- sar, el dolor es esencial para nuestra superviven-
más, se desarrolla en un determinado contexto cia”). El dolor temporal o agudo funciona, pues,
cultural (1). Así, las diversas investigaciones apo- como una señal de alarma de un daño o de una
yan el considerar al dolor como una compleja enfermedad (5)... pero no siempre cumple esa
experiencia, perceptual y afectiva, que está deter- función adaptativa; tenemos multitud de casos,
minada tanto por los patrones de respuestas pro- como el dolor de un miembro fantasma o la neu-
vocados en las neuronas sensoriales por estímu- ralgia postherpética, en los que la percepción del
los físicos, como por el significado que estos dolor se prolonga mucho más allá del momento
estímulos tengan para el sujeto, su historia indivi- final del proceso de enfermedad o de curación de
dual, aspectos culturales y de aprendizaje asocia- la herida; a veces –incluso– no ha habido herida
dos a respuestas perceptuales anteriores, aspectos alguna o daño orgánico responsable, como en la
atencionales, grado de ansiedad, etc. (2), por lo mayoría de las cefaleas; en estos casos el dolor
que debe ser tratado desde una perspectiva mul- ya no cumple ninguna función útil para el indivi-
tidisciplinar. duo, además, si se cronifica el dolor, pasa a ser
Por todo lo anterior resulta complicado y, tal un verdadero martirio que condiciona toda la
vez, sea reductivo el clasificar al dolor como una vida del paciente y de quienes se encuentran a su
sensación, una emoción o una reacción... es algo alrededor (6): este proceso de cronificación suele
que enmarca y supera todo lo anterior, preñado coincidir, a más inri, con una disminución en la
de subjetividad, como no puede ser de otra forma efectividad de las soluciones médicas tradiciona-
dado que es una vivencia subjetiva y, como tal, les para mitigarlo, junto a la aparición e incre-
debemos aclarar desde el principio que (3): mento de otros problemas psicológicos como
a.- El dolor es un síntoma y en absoluto un ansiedad y depresión: Hablamos entonces de un
signo físico, por lo que nos remite indefectible- dolor “crónico” que permanece durante un periodo
mente a una información subjetiva del sujeto que superior a los seis meses y es resistente a la tera-
lo sufre. péutica convencional (7), por supuesto sin valor
adaptativo alguno.
b.- No existe el dolor imaginado: el dolor
El problema es que esa resistencia a la tera-
siempre es real y en él incluimos el concepto del
péutica convencional, esa ansiedad y esa depre-
dolor “psicógeno”, que por muy generado psico-
sión, unidas a diversas conductas que desarro-
lógicamente que sea no es irreal.
llan frecuentemente los sujetos con dolor cró-
c.- No existe una correlación directa y cuanti- nico, tales como la evitación de determinadas
tativa entre la intensidad de la experiencia emo- actividades físicas, laborales, sociales e, incluso,
cional dolorosa y la cantidad de lesión hística íntimas y sexuales no hacen sino exacerbar el
que supuestamente la provoca; más aún, puede dolor (8) a lo que se une la pérdida de la forta-
que no exista tal lesión hística (4). leza muscular por el desuso y la dependencia de
Sea como sea, de lo que no hay la menor duda, ciertos fármacos con los lógicos efectos colatera-
es de que el dolor es una de las experiencias les indeseables... creándose, a la postre, uno o
aversivas más comunes en nuestra vida; esta múltiples círculos viciosos (9) que aumentan el
vivencia desagradable y molesta, por paradójico dolor y el sufrimiento.
que parezca, cumple una función biológica Merced a todo lo dicho y al evidente peso

C. Med. Psicosom, Nº 66 - 2003 47


epidemiológico y socioeconómico que el tema posteriormente (17) “Muchas personas informan
del dolor plantea, se ha observado recientemente de dolor en ausencia de daño tisular o de cual-
un gran interés por el estudio de estos temas en el quier causa fisiopatológica probable, ocurriendo
ámbito de las Ciencias de la Salud, surgiendo así ésto generalmente por razones psicológicas, aun-
la Algiología o disciplina encargada del estudio y que si atendemos al informe verbal del sujeto no
control del dolor (10), de la mano de John Bonica podemos distinguir esta experiencia de la debida
en 1953, y su obra “El Manejo del Dolor”; este a daño tisular”; y finalizando, “la actividad indu-
autor, jefe del Departamento de Anestesiología cida en el receptor nocioceptivo por un estímulo
de la Universidad de Washington, ha sido el crea- nocivo no es dolor. El dolor siempre es un estado
dor de las primeras unidades interdisciplinarias psicológico, aunque frecuentemente se puede
del dolor y pionero en considerar el dolor, en apreciar una causa física”.
muchos casos, más como una enfermedad en sí Ahora bien, esta definición presenta impor-
misma que como un síntoma de algún proceso tantes avances en la concepción del dolor, supe-
patológico subyacente (11). rando las explicaciones y modelos simplistas,
entre los que destacan (18):
DEFINICIÓN a) Considerar el dolor como algo subjetivo.
Como muchas otras experiencias humanas, el b) Invalidar el concepto de dolor como moda-
dolor escapa de una definición que satisfaga a lidad sensorial, presentándolo como una expe-
todos, a esto se añade el que existan muchas for- riencia compleja.
mas de entender el dolor (12-14) (como sensa- c) Otorgar importancia al informe verbal del
ción, sentimiento, emoción, reacción, vivencia...) sujeto en la definición del cuadro.
y diversas orientaciones teóricas entre los que lo
d) Considerar que la experiencia del dolor
investigan. A veces hay un verdadero confusio-
implica asociaciones entre los elementos de la
nismo conceptual puesto que hay quienes lo
identifican con el sufrimiento o “dolor moral” y experiencia sensorial y un estado afectivo aversivo.
quienes no, quienes lo presentan meramente den- e) Considerar como parte intrínseca de esta
tro del marco semántico de la enfermedad experiencia la atribución de significado a los
(“dolencia”) y quienes no (15) y, por citar alguna hechos sensoriales desagradables.
controversia más, quienes lo reducen a algo neu-
rosensorial y quienes no; el que se trate de una ASPECTOS EPIDEMIOLÓGICOS
vivencia privada y subjetiva no facilita su con-
ceptualización. Como comentábamos al principio, el dolor es
Sea como sea, hoy suele aceptarse la defini- por su complejidad uno de los problemas más
ción que nos ofreció en 1979 la Asociación desafiantes para la Ciencia, pero también lo es
Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), por su indudable peso epidemiológico y econó-
según la cual (16) es “una experiencia sensorial mico, de hecho es la causa más común por la que
y emocional desagradable, generalmente aso- los pacientes acuden al médico (80% de los casos
ciada a daño tisular presente o potencial, o -19-), además puede afectar directamente la salud
descrita en términos de tal daño y cuya pre- física y psíquica e incidir en el apropiado funcio-
sencia es señalada por alguna forma de con- namiento del sistema inmunitario (20), siendo la
ducta observable, visible o audible”, descri- forma más común de estrés soportada por los
biéndolo a continuación como algo “siempre pacientes (21).
subjetivo de tal modo que cada individuo Posiblemente sea el informe Nuprin, reali-
aprende a aplicar este término en base a su apren- zado en EEUU, el trabajo epidemiológico más
dizaje anterior. Indudablemente se trata de una exhaustivo al respecto (22); los resultados evi-
sensación en una o más partes del cuerpo, pero denciaron una elevadísima prevalencia de los
siempre es desagradable y, por consiguiente, diferentes síndromes de dolor en la población en
supone una experiencia emocional”, añadiendo general mayor de 18 años; en este marco, las

48 C. Med. Psicosom, Nº 66 - 2003


cefaleas fueron el tipo más frecuente (73% de los tico, pérdida de horas de trabajo y producción,
encuestados con el cálculo de que unos 10 millo- indemnizaciones, etc) ascendieron en 1984 a más
nes de estadounidenses padecen migraña -23-) del 2,2% del Producto Interior Bruto (29) y, en
seguidas de los dolores de espalda (56%), dolo- 1987, a un 2,5% del PIB, lo que supondría un
res musculares (53%), dolor articular (51% esti- total de más de 1 billón de pesetas al año -de las
mándose que en USA, unos 30 millones de per- de entonces- (30).
sonas padecen artritis), dolor de estómago (46%)
y dolor premenstrual en el 40% de las mujeres. CLASIFICACIONES Y TIPOS DE DOLOR
Pero, al margen del efecto de las cifras, no
podemos olvidar que los pacientes con dolor cró- Al margen de cómo consideremos el dolor,
nico representan tanto un problema individual éste suele clasificarse en virtud de diversos crite-
como social, ya sea en términos de sufrimiento, rios (temporales, localización, etiología, clínica,
problemas emocionales, impacto sobre la fami- etc…) manejándose diversas taxonomías tales
lia, tiempo de trabajo perdido, gastos médicos, como las de Melzack y Dennis (31), las de
costes asociados a la compensación por su inca- Karoly y Jensen (32) o la del IASP (33). Veamos,
pacidad y sobreutilización de los servicios de pues, los taxones y los tipos más destacables:
Atención Sanitaria (24); este bizarro impacto en
el sistema sanitario y social hace que afloren en a) Posiblemente la primera diferenciación sea
este campo con especial relevancia cuestiones la establecida entre Dolor Físico y Moral: ambos
tan actuales como la Comunicación Sanitario- conceptos fueron unidos hasta finales del siglo
Enfermo, las dificultades en establecer la etiolo- pasado; sin embargo desde 1884 en que el
gía, la búsqueda de un modelo integrador de los Dictionnaire des Sciences Medicales los segregó,
factores ambientales y la insuficiencia de los todos los diccionarios, tanto de la Lengua cuanto
medios asistenciales a todos los niveles (25). de Ciencias de la Salud, los separan.
En este marco se estima que, en lo tocante al b) Otra distinción importante es la que dife-
absentismo laboral, según el citado informe rencia entre Dolor Primario y Secundario (34):
Nuprin, los estadounidenses habían perdido en El dolor primario se caracteriza por su localiza-
1984 más de 4.000 millones de días de trabajo ción precisa, siendo una sensación aguda, física y
por culpa del dolor, estimándose la media en 5 bien definida, transmitida por las fibras A-delta
días por persona y año (26). (mielinizadas, con velocidad de conducción de 3-
En España no se dispone de estudios epide- 10 m/sg) proporciona información inmediata
miológicos generales; sin embargo los datos de la sobre la presencia del daño, su extensión y su
Escuela Nacional de Salud de 1995 (27) indican localización. El dolor secundario se caracteriza
que las “medicinas para el dolor y/o bajar la fie- por su deficiente localización y su cualidad
bre” aparecen como el grupo de medicamentos difusa y persistente; es transmitido por fibras C
más consumido entre los españoles adultos (a (no mielinizadas y con velocidad de transmisión
este respecto cabe indicar que se estima que en de 0,52 m/sg) y suele aparecer temporalmente
1989, la cantidad de envases de analgésicos no tras el dolor primario.
narcóticos y antimigrañosos vendida en España - Ambos tipos de dolor pueden estar presentes
superó los 90 millones de envases -28-). El tanto en el dolor agudo como en el crónico,
“dolor de huesos, de columna o de las articula- variable que veremos a continuación.
ciones” (41,4% del total), aparece como el sín-
toma principal por el que los encuestados limita- c) Atendiendo a criterios temporales pode-
ron su actividad principal durante las dos sema- mos hablar de dolor fásico y, sobre todo, de
nas previas a la encuesta; siendo el “dolor de agudo y crónico (35-36).
cabeza”, con un 17,1% el que ocupa el tercer El dolor fásico es de corta duración y suele
lugar entre estos síntomas. aparecer al inicio de una lesión. El dolor agudo
En nuestro país los costes económicos direc- está provocado por una lesión en los tejidos y
tos e indirectos (medicación, consulta y diagnós- comprende tanto el dolor fásico como un nivel

C. Med. Psicosom, Nº 66 - 2003 49


tonal que persiste en periodos de tiempo varia- f) Según su etiología el IASP (41) recoge diez
bles hasta que remite la lesión. El dolor crónico tipos de factores (dos de ellos puramente psicoló-
es aquel que dura más de seis meses y que no gicos), pero esta clasificación puede resumirse en
responde a ninguna terapéutica convencional. 3 tipos (42):
Centrándonos en éstos dos últimos (37), el nocioceptivo, neurogénico y psicógeno.
dolor agudo es producto de un daño o lesión
El dolor nocioceptivo está provocado por el
bien definido del que aparece el dolor como un
incremento en la intensidad de la estimulación
síntoma, tiene una aparición rápida –dolor fásico
nocioceptiva, como ocurre en los procesos infla-
y primario– y un posterior mantenimiento a lo matorios. El dolor neurogénico es secundario a
largo de un tiempo más o menos largo, aunque una lesión de las fibras sensitivas de un nervio
inferior a los 6 meses (componente fásico y periférico o bien de estructuras del S.N.C. El
secundario). Está asociado a altos niveles de dolor psicógeno sería aquel de origen puramente
ansiedad, respuestas motoras y reacciones vege- psicológico. (En la génesis de todo dolor los fac-
tativas que suelen ser proporcionales a la severi- tores psicológicos juegan un papel determinante
dad de la lesión. –como veremos– por lo que todo dolor es, en
El dolor crónico suele iniciarse, como el agudo, cierto modo, “psicógeno” –43– sin embargo, en
a causa de una herida o lesión, pero persiste tras el dolor crónico debe delimitarse este grado a
su curación, rebelde a todo tratamiento, dejando efecto de evaluación y tratamiento, entendién-
de ser síntoma de una herida u otra patología dose así por dolor psicógeno aquel en el que no
orgánica. La duración es muy prolongada y suele existe una causa orgánica que justifique las que-
asociarse inicialmente a un alto grado de ansie- jas del paciente, aceptándose, pues, su origen y
dad y, posteriormente, a un alto grado de depre- mantenimiento psíquico -lo cual no significa
sión, describiéndolo los pacientes más en térmi- que no duela- que suele estar relacionado con
nos afectivos que sensoriales... Como resultado otros diagnósticos encuadrados generalmente en
de una interacción compleja entre variables los Trastornos Somatoformes, según el DSM-IV,
ambientales, psicológicas, fisiológicas y bioquí- tales como hipocondría, histeria de conversión,
micas solo puede responder a una intervención alucinaciones depresivas, etc).
interdisciplinar. También hay que destacar en este punto el
d) También podemos clasificar el dolor en que en algunos casos el dolor está básicamente
base a criterios de localización distinguiéndose originado y mantenido por una forma inade-
así entre dolor torácico, abdominal, lumbar, etc. cuada de responder al medio, por un estilo ina-
En general se suele distinguir bajo esta perspec- daptativo de respuesta que implica un desajuste
tiva entre dolor cutáneo o periférico, somático y psicofisiológico en los mecanismos normales de
visceral (38). autorregulación fisiológica (un exceso de tensión
El cutáneo o periférico es de localización muscular, que produce una cefalea tensional,
externa y suele tratarse de un dolor delimitado y dolor abdominal, lumbar, etc; o una vasoconstric-
bien localizado. El somático se localiza en mús- ción excesiva que puede facilitar una cefalea vas-
culos y estructuras osteoarticulares y, junto al de cular), entonces hablamos de dolor disfuncional
origen vascular, es el que más frecuentemente siguiendo la taxonomía del IASP.
aparece en la casuística de dolores “no justifica- g) Mención especial merecen los conocidos
dos” o “psicógenos” (39). Por último, el visceral como “fenómenos dolorosos”, englobándose
suele ser un dolor poco localizado y suele ser aquí el dolor referido y la hiperalgesia.
irradiado o referido a zonas distintas a donde Hablamos de dolor referido cuando el sujeto
aparece la lesión. percibe dolor en una parte de su cuerpo muy ale-
e) En Las clínicas del Dolor se suele diferen- jada de los tejidos que están causando dicho dolor
ciar entre dolor maligno (oncológico) y no ma- (muchos trastornos viscerales no originan más
ligno (no oncológico), ambos dentro del Dolor síntomas que este dolor referido característico,
Crónico (40). aunque éste puede irradiarse a lugares inusitados).

50 C. Med. Psicosom, Nº 66 - 2003


Otras veces lo que tenemos es un aumento de la ficidad, la teoría de la intensidad o de la suma-
sensibilidad de los receptores para el dolor, habla- ción y la teoría del control de entrada o de la
mos entonces de Hiperalgesia tal vez producida puerta:
por sustancias químicas liberadas en la fibra ner-
viosa sensitiva y/o por la ausencia de sensaciones a) Teoría sensorial o de la especificidad
competitivas (que reducen o alivian la sensación Esta concepción mecanicista fruto de las doc-
de dolor) de presión y temperatura. trinas de las energías específicas de Müller sos-
h) Por último, a la hora de entender la natura- tiene, que el dolor, es un sentido específico como
leza subjetiva del dolor, es importante analizar la vista o el olfato, con su propio aparato perifé-
los denominados dolores clínicos (causalgia, rico y central; fue formulada por Schiff (1858)
neuralgia y dolor del miembro fantasma), enten- que consideraba al Tálamo como el órgano pri-
diendo por tales, dolores sin base fisiológica apa- mario de integración de la sensación dolorosa
rente pero que producen un importante sufri- (46); sin embargo la evidencia clínica, psicoló-
miento (49). gica y fisiológica vino a demostrar que esta teoría
La causalgia es un dolor ardiente desarro- no era válida –sobre todo para el dolor crónico–.
llado como consecuencia de una herida grave por
arma de fuego o blanca pero que se desarrolla b) Teoría de la intensidad o de la sumación
una vez que la herida está curada sin bases orgá-
nicas aparentes. No es constante y se activa por Esta segunda teoría fue enunciada por Gold-
estímulos tales como vibraciones o cambios scheider en 1894, indicando que los estímulos
ambientales. capaces de producir dolor deben ser de una inten-
La neuralgia es un agudo y repentino dolor a sidad determinada y, además, estimular recepto-
lo largo del recorrido de un nervio, como efecto res específicos, de modo que la intensidad del
colateral de infecciones víricas u otras afecciones estímulo, por sumación de aferencias, y el resu-
sobre los nervios periféricos, el problema radica men central son los determinantes críticos del
en que la neuralgia comienza cuando la enferme- dolor (47).
dad ha terminado. La más común es el “tic dolo- Sin embargo las clásicas observaciones de
roso” que produce espasmos de dolor continuos Paulov (1928) y de Beecher (1959) tras la batalla
en la cara que incapacitan a sus víctimas. Puede de Anzio en la II Guerra Mundial, demostraron
ser desencadenada, como la causalgia, por estí- que el dolor es una experiencia multidimensio-
mulos ambientales menores. nal por lo que se precisaban modelos integrado-
El dolor del miembro fantasma suele darse en res para su explicación.
el 35% de los casos tras la amputación de un
miembro, precisamente en el miembro amputado. c) Teoría de la puerta
Pero, al margen de todas las clasificaciones
Propuesta en 1965 por Melzack y Wall (48),
debemos atender al concepto de dolor total (45)
indica que los fenómenos del dolor están deter-
que engloba el estímulo físico nocivo así como
minados por interacciones en tres sistemas de la
los factores psicológicos, sociales, espirituales...
médula espinal: Las células de la sustancia gela-
es decir este concepto de dolor Total atiende a
tinosa del asta dorsal, las fibras nerviosas de la
todos los factores que intervienen y configuran la
columna dorsal que se proyectan hacia el cerebro
experiencia dolorosa y facilita la comprensión
y las primeras células de transmisión central del
del paciente y la programación de un tratamiento
asta dorsal; de este modo la actividad neural afe-
eficaz.
rente de los nocioceptores periféricos está modu-
TEORÍAS lada en el asta dorsal de la médula que actúa
como una puerta que impide o no el paso de los
Históricamente han sido tres las teorías que impulsos nerviosos, que proceden de los noci-
han intentado explicar las bases y los mecanis- ceptores y del córtex; así el grado con que la
mos del dolor: La teoría sensorial o de la especi- puerta incrementa o disminuye la transmisión de

C. Med. Psicosom, Nº 66 - 2003 51


impulsos nerviosos está en función de la activi- elemental; en el segundo nivel tenemos el dolor
dad de las fibras sensoriales aferentes y de las que sería la experiencia provocada por la percep-
influencias descendentes de las áreas centrales ción de la nocicepción íntimamente relacionada
del córtex (49-50). con aspectos emocionales (ansiedad, depresión,
Esto supone que la percepción del dolor no ira, etc); después tendríamos el sufrimiento como
está influida solamente por los mensajes que lle- una respuesta afectiva negativa generada en los
gan al cerebro desde los receptores especializa- centros nerviosos superiores por el dolor, y otras
dos del organismo, sino que también está modu- situaciones tales como es el estrés, la ansiedad, la
lada por los mensajes descendentes del cerebro depresión, la pérdida de seres queridos, etc; lle-
que pueden incrementar, atenuar o bloquear los gando, por último, a las conductas de dolor que
mensajes ascendentes. veremos a continuación. Por tanto el dolor puede
Así se presenta el dolor como una experien- ser debido a la nocicepción, a causas psicológi-
cia tridimensional, en la que interactúan facto- cas o a fenómenos puramente conductuales aso-
res fisiológicos y psicológicos en tres dimensio- ciados en el aprendizaje.
nes (51-52).
- La dimensión sensorial-discriminativa cuya LA CONDUCTA DE DOLOR
función es la de transmitir la estimulación nociva
Hemos visto como los pensamientos y emo-
(térmica, mecánica, química) de los nociceptores,
ciones influyen directamente sobre el dolor pero
y explica su intensidad y localización: Esta
los factores psicológicos también pueden influir
dimensión es la más periférica de la percepción
indirectamente sobre el dolor (56) como, p.ej. en
del dolor.
los siguientes casos:
- La dimensión motivacional-afectiva recoge
los aspectos emocionales del dolor, calificándolo - Un sentimiento de indefensión puede incre-
como desagradable y aversivo o no, lo que puede mentar de forma considerable el dolor, y es que
elicitar conductas de ansiedad, depresión y/o de la percepción de ausencia de control sobre la pro-
escape. Esta dimensión está mediada por estruc- pia condición física conduce a una hiperreactivi-
turas inmediatas como la formación reticular, el dad y al catastrofismo, con lo que se aumenta la
sistema límbico y el tálamo. percepción del dolor y el sufrimiento.
- La dimensión cognitivo-evaluativa alude a - El bstenerse de realizar actividad física por
variables tales como la atención, las creencias, temor al dolor, además de discapacitar a la per-
sugestión, valores culturales, etc hacia el dolor. sona, le origina más dolor.
Esta dimensión se localiza a nivel cortical. - Las interacciones con los demás pueden
A través de esta evolución histórica hemos incrementar el dolor en base a los principios del
visto como el dolor es una experiencia más cer- condicionamiento (operante, vicario, etc) dado
cana a las emociones y cogniciones que a una que, a la postre, las quejas de dolor no son más
mera sensación, que –como tal– no puede redu- que una forma de comportamiento que puede ser
cirse a la mera nocicepción (proceso neurológico reforzado por el medio (57).
de transmisión del dolor) (53): de este modo el Esto ya fue analizado, desde sus propios mar-
dolor crónico puede estar causado por la noci- cos referenciales, por Engel y Szasz en los años 50:
cepción, estar asociado a algún proceso de dener- Szasz (58) propuso en 1957 una teoría gene-
vación (dolor central), deberse a causas psicoló- ral del dolor desde una perspectiva psicoanalí-
gicas (ansiedad o depresión) o factores conduc- tica, según la cual el dolor era el resultado de la
tuales (conducta de dolor) o a la interacción de percepción, real o imaginaria, de una amenaza
todos los aspectos mencionados. sobre el yo, pudiendo ser esta amenaza tanto psi-
Así Loeser distingue cuatro niveles de com- cológica como física. Por su lado Engel (59) en
plejidad creciente: nocicepción, dolor, sufrimiento 1959 describió una serie de pacientes con dolor
y conducta de dolor (54-55): que manifestaban toda clase de quejas pero que
La nocicepción –ya vista– ocupa el nivel más no presentaban lesiones evidenciables ni respon-

52 C. Med. Psicosom, Nº 66 - 2003


dían al tratamiento, encontrando que estos pacien- c) Finalmente puede darse un mecanismo de
tes experimentaban sentimientos de culpa excesi- extinción de patrones habituales de conducta,
vos y que la experiencia de dolor parecía servir porque la conducta funcional del paciente deja de
como un castigo que los aliviaba. ser reforzada (asumiendo un rol de invalidez y
Todo ello condujo a analizar lo que hacemos deveniendo –al tiempo– en una verdadera invali-
ante el dolor como tal, lo que incluye (60): dez) al impedírsele cualquier actividad o
esfuerzo.
- Las quejas de dolor y sufrimiento.
Esta conducta de dolor queda bajo el control
- Los sonidos paralingüísticos (gemidos, sus- de distintos estímulos discriminativos del ambiente
piros). (situación y/o personas ante las que se incremen-
- Las posturas y gestos corporales (cojeras, tan las quejas y la percepción del dolor), entre los
muecas). cuales la relación con el Personal Sanitario es
- El déficit o la limitación funcional (permane- esencial.
cer echado todo el día y/o sin actividad alguna). Como era de esperar, lo más frecuente es que
dos o más de estas variables interactúen.
- Las conductas dirigidas a la reducción del
dolor (ingesta de medicamentos, consultas
médicas). BIBLIOGRAFÍA
A lo que se suma la atención que el entorno 1. Gasto C y Ballus C.: Control del dolor. Aspectos
presta a todo esto, el aprendizaje observacional psicobiológicos en C. Ballús, Psicobiología, 1983
ante las conductas que los demás exhiben frente (pp 597-653). Ed. Herder. Barcelona.
al dolor, las “ganancias” que se obtengan por 2. Labrador F y Vallejo M.: Dolor crónico en J.
esas conductas de dolor y las estrategias cogniti- Mayor y F. Labrador, Manual de Modificación de
Conducta, 1984 (pp. 523-556). Ed. Alhambra
vas del sujeto para afrontar, tolerar y superar el
Universidad. Madrid.
problema (atención, catastrofismo, autoconfianza 3. Novel G.: Aspectos psicológicos del dolor en G.
en la propia eficacia ante el dolor, etc). Novel, Mª. Lluch y Mª. D. Miguel, Enfermería
En este marco Fordyce, apeló al concepto de psicosocial y salud mental, 1995 (pp 175-182). Ed.
conducta de dolor (61), estableciendo que el Masson S.A. Barcelona.
dolor, cuando pasa a ser crónico, puede quedar 4. Turk D y Nash J.: Chronic pain: News ways to
bajo el control de las condiciones ambientales (a cope en D. Coleman y J. Gurin, Mind Bod y
las que nosotros añadimos, bajo un prisma cogni- Medicine: How to use your mind for better health.
tivo-conductual, las cogniciones del sujeto) a tra- Publicaciones de la Unión de Consumidores de los
vés de tres vías: Estados Unidos. Nueva York, 1993.
5. Comeche MI y Vallejo M.: Dolor crónico en M.
a) En primer lugar, la conducta de dolor puede Vallejo, Manual de Terapia de Conducta, 1998
ser reforzada positivamente, (más atención, cuida- (vol, II pp 331-378). Ed. Dykinson. Madrid.
dos, bajas, etc), así se ha comprobado que cuanto 6. Vallejo M y Comeche MI.: Depresión, ansiedad
y dolor crónico en E. Fernández-Abascal y F.
mayor es la solicitud del esposo/a ante un pa-
Palmero, Emociones y Salud, 1999 (pp 279-299).
ciente con dolor crónico, más intensa es la per- Ed. Ariel. Barcelona.
cepción de dolor que el paciente tiene (62). 7. Vallejo M y Comeche MI.: Evaluación y Trata-
b) La conducta de dolor puede ser también miento Psicológico del dolor crónico. Fundación
reforzada negativamente si sus consecuencias Universidad-Empresa. Madrid, 1994.
permiten al sujeto liberarse de eventos y situacio- 8. Amigo I, Fernández C y Pérez M.: Manual de
Psicología de la Salud. Ed. Pirámide. Madrid,
nes desagradables (trabajo conflictivo, confronta-
1998.
ciones personales, asunción de ciertas responsa- 9. Philips H.: El tratamiento psicológico del dolor
bilidades); incluso puede ser un medio eficaz crónico. Ed. Pirámide. Madrid, 1991.
–entre las personas ancianas– para evitar situa- 10. Miró E y Buela-Casal G.: Evaluación del Dolor
ciones que les resultan difíciles de manejar por Crónico en G. Buela-Casal, V. Caballo y J.C.
sus limitaciones intelectuales (63). Sierra, Manual de Evaluación en Psicología Clínica

C. Med. Psicosom, Nº 66 - 2003 53


y de la Salud, 1996 (pp 727-756). Ed. Siglo XXI. 31. Melzack R y Dennis S.: Phycogenetic evolution
Madrid. of pain expresion in animals en H. Kosterlitz y L.
11. Bonica J.: The management of pain. Ed. Lea and Terenins, Pain and society. Ed. Weinheim. Verlaf
Febiger. Filadelfia, 1953. Chemie, 1980.
12. González R, Ferrer V y Manasero M.: Evaluación 32. Karoly P y Jensen S.: Multimethod assessment of
del dolor en M. Martorell, Técnicas de Evaluación chronic pain. Ed. Pergamon Press. Nueva York,
psicológica. Ed. Promolibro. Valencia, 1988. 1987.
13. Donker F.: Evaluación y tratamiento conductual 33. IASP: Op. Cit, 1986.
del dolor crónico en G. Buela-Casal y V. Caballo, 34. Sternbach R.: Acute versus chronic pain, en P.
Manual de Psicología Clínica Aplicada. Ed. Siglo Wall y R. Melzack, Textbook of pain. Ed. Churchill-
XXI. Madrid, 1991. Livingstone. Nueva York, 1985.
14. Penzo W.: El dolor crónico. Ed. Martínez-Roca. 35. Sternbach R.: Ibidem, 1985.
Madrid, 1989. 36. Melzack R y Dennis S.: Op. Cit, 1980.
15. Valdecasas F.: Importancia de la sensación dolo- 37. Cruzado J, Labrador FCO, de la Puente M y
rosa en patología. Concepto y formas de dolor en Vallejo M.: El dolor, en F. Fuentenebro y C.
M. Puig, Fisiopatología y tratamiento del dolor, Vázquez, Psicología Médica. Psicopatología y
1981 (pp 7-20). Publicaciones de los Laboratorios Psiquiatría, 1990 (vol I, pp 579-595). Ed.
Andreu. Valencia. Interamericana Mc Graw-Hill. Madrid.
16. IASP (subcomité de Taxonomía).: Pain terms: a 38. Monsalve V.: Intervención psicológica en el dolor
list with definitions and notes on usage. 1979; 6: crónico, en L. Pascual y R. Ballester, La práctica
249-252. de la Psicología de la Salud, 1997 (pp 93-194). Ed.
17. IASP.: Classification of Chronic Pain. Descriptions Promolibro. Valencia.
of chronic pain syndromes and definitions of pain 39. Penzo W.: Op. Cit, 1989.
terms., 1986; Pain, suppl, 3:1-225. 40. Pallares M, Pallares J, Montero R y Santonja J.:
18. Chapman C.: Pain, perception and illusion en R. Importancia de determinadas variables psicológi-
Sternbach, The psychology of pain. Ed. Raven cas en el contexto del tratamiento del dolor cró-
Press. Nueva York, 1986. nico, en J. Santacreu, Modificación de conducta y
19. Turk D, Meichenbaun D y Genest M.: Pain and psicología de la salud, 1988 (pp 201-214). Ed.
Behavioral Medicine. Ed. Guilford Press. Nueva Promolibro. Valencia.
York, 1983. 41. IASP.: Op. Cit, 1986.
20. Turk D y Nash J.: Op. Cit. 1983. 42. González S y Rodríguez M.: El dolor: Fisio-
21. Donker F.: Op. Cit. 1991. patología. Tipos. Clínica. Sistemas de medición en
22. Taylor H y Curran N.: The Nuprin pain report. M. González et al, Tratado de Medicina paliativa y
Ed. Louis Harris. Nueva York, 1985. Tratamiento de soporte en el enfermo con cáncer.
23. Staang P y Osterhaus J.: Impact of migraine in Ed. Médica Panamericana. Madrid, 1996.
the United States: Data from the National Health 43. Vallejo M y Comeche MI.: Op. Cit, 1994.
Interview Survey. Headache, 1993; 33: 29-35. 44. Latorre J.: Aspectos psicológicos del dolor, en J.
24. Donker F.: Op. Cit. 1991. Latorre y P. Beneit. Psicología de la Salud, 1992
25. Penzo W.: Op.cit. 1989. (pp 101-126). Ed. Tébar Flores. Albacete.
26. Keefe F y Williams D.: New directions in pain 45. Saunders C.: Cuidados de la enfermedad maligna
assessment and treatment. Clinical Psychology, terminal. Ed. Salvat. Barcelona, 1980.
1989; 9: 549-568. 46. Gasto C y Ballus C.: Op. Cti, 1983.
27. Ministerio de Sanidad y Consumo.: Encuesta 47. Monsalve V.: Op. Cit, 1997.
Nacional de Salud de España 1995. Centro de 48. Melzack R y Wall P.: Pain Mechanisms: a new
Publicaciones del Ministerio de Sanidad y Con- theory. Science, 1965; 150: 971-979.
sumo. Madrid, 1996. 49. Labrador F y Vallejo MA.: Dolor crónico, en J.
28. Castro C.: Tratamiento cognitivo-conductual del Carrobles, Análisis y Modificación de la conducta
dolor de cabeza tensional: la importancia de la II. Publicaciones de la UNED, Madrid, 1985.
variable contacto terapéutico. Tesis Doctoral. Uni- 50. Amigo I, Fernández C y Pérez, M: Op. Cit, 1998.
versidad de Santiago, 1990. 51. Labrador F y Vallejo MA.: Op. Cit, 1984.
29. Rabassa B.: Aspectos sociológicos del dolor en 52. Comeche MI y Vallejo M.: Op. Cit, 1998.
España. Instituto de Ciencias del Hombre. Madrid, 53. Donker F.: Op. Cit, 1991.
1984. 54. Loeser JD.: Perspectives of pain. Ed. Mc Millan.
30. Vidal F.: Los costes del dolor. Dolor. 1987; Vol 2,1. Londres, 1980.

54 C. Med. Psicosom, Nº 66 - 2003


55. Donker F.: Tratamiento psicológico del dolor cró- 60. Cruzado J, Labrador F, de la Puente M y Vallejo
nico, en M.A. Simón, Manual de Psicología de la M.: Op. Cit, 1990.
Salud, 1999 (pp 537-556). Ed. Biblioteca Nueva. 61. Fordyce W.: Behavioral methods for chronic pain
Madrid. and illnes. Ed. Mosby. San Luis, 1976.
56. Donker F.: Ibidem, 1999. 62. Flor H, Breitenstein C, Birbaumer N y Fürst M.:
57. Nilges P y Gerbershagenh H.: Befund und befin- A psychophysiological analysis of spouse solici-
den bei Schmerz: Probleme und gefahren einer tionnes towards behaviors, spouse interaction and
somatisch fixierten diagnostik und therapie. pain percepcion. Behavior Therapy, 1995; 26: 255-
Report Psychologie. 1994; 19: 8. 272.
58. Szasz S.: Pain and pleasure: A Study of bodily 63. Groeman N, Vlaeyen I, Van Eek H y Scherman
feetings. Ed. Basic Books. Nueva York, 1957. I.: Chronic pain, en A. Kaptein, Behavioural
59. Engel G.: Psychogenic pain and the pain-prone medicine. Psychological treatment of somatic
patient. American Journal of Medicine, 1959; 26: disorders. Ed. John Wiley and sons. Chichester,
899-918. 1990.

C. Med. Psicosom, Nº 66 - 2003 55

Das könnte Ihnen auch gefallen