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UNIVERSIDAD DEL VALLE DE ATEMAJAC

LICENCIATURA EN CIENCIAS Y TÉCNICAS DE LA COMUNICACIÓN

INCORPORADA A LA SECRETARIA DE EDUCACION PÚBLICA


SEGÚN ACUERDO N° 900770
EXPEDIDO EL 05 DE ABRIL DE 1990

IDENTIFICACIÓN DEL JOVEN METALERO DE ENTRE LOS 20 Y 24


AÑOS DE EDAD DE LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
CON LAS COSTUMBRES Y FESTIVIDADES QUE CONFORMAN LA
IDENTIDAD MEXICANA TRADICIONAL

PARA OBTENER EL TÍTULO DE


LICENCIADO EN CIENCIAS Y TÉCNICAS DE LA COMUNICACIÓN

PRESENTA:

RODOLFO CARLOS TORRES GUTIÈRREZ

ASESORADO POR:

MTRA. YADIRA ROBLES IRAZOQUI

GUADALAJARA, JAL. ENERO DE 2009

1
AGRADECIMIENTOS

Sin el esfuerzo y dedicación de mis padres, Rodolfo y Judith, no hubiese

podido terminar mis estudios. Gracias a su entrega, motivación y sobre todo,

amor, puedo considerarme un hombre íntegro que busca ser mejor día con día.

A mi abuela María y a mi tía Silvia por su apoyo incondicional y por creer

siempre en mí. Gracias a su cálido respaldo he podido culminar exitosamente

otra etapa en mi vida. Con orgullo puedo levantar la frente y exaltar mi

admiración y eterna solidaridad con ellas.

De férreos ideales y de una incalculable calidad humana, Yadira Robles,

más que profesora, es un ejemplo a seguir que me ha incitado a valorar la vida

desde múltiples enfoques. Ser humano cuya esencia descuella lo más hermoso

de la humanidad: la búsqueda de caminos a través del conocimiento para ser

mejores personas.

A Pablo por su descomunal apoyo frente a todos los obstáculos, así

como por su comprensión en los andares de la vida. A Gabriela por surcar

conmigo los ríos extraños de la sociedad y la existencia, extraña existencia

humana.

Y por último, a mi Universidad del Valle de Atemajac, por todo lo bueno y

malo que he vivido entre sus aulas, sus profesores y sus estudiantes.

2
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN XVII

CAPÍTULO I

CONCRETANDO LA ODISEA

LA INVESTIGACIÓN EN MANIFESTACIONES JUVENILES Y PROCESOS

IDENTITARIOS

1.1 Medios electrónicos, jóvenes y campo de estudio de la comunicación 3

1.2 Análisis de identidades y campo de estudio de la comunicación 7

1.3 Comunicación, ciencias sociales y las minorías 13

CAPÍTULO II

TEJEDORES SIMBÓLICOS

POSTULADOS CIENTÍFICOS SOBRE LA CONSTRUCCIÓN IDENTITARIA

INDIVIDUAL Y COLECTIVA

2.1 Interaccionismo simbólico 28

2.2 Teoría del modelaje o Teoría del aprendizaje social u observacional 38

2.3 Teoría de los lazos sociales 49

2.4 Teoría de la diferenciación social 54

2.5 En conclusión 65

3
CAPÍTULO III

ARGO HA SURCADO AL MAR NEGRO

LAS ARGONÁUTICAS METODOLÓGICAS EN LA INVESTIGACIÓN

3.1 Elaboración de reactivos 77

3.2 Selección de participantes a entrevistar 78

3.3 Contacto con candidatos 79

3.4 Aplicación de entrevista 80

3.5 Seleccionar información 81

3.6 Interpretación de información 83

CAPITULO IV

LOS MUERTOS MEXICANOS

MACETEANDO LA IDENTIDAD MÉXICO-METALERA

4.1 El metalero en lo individual y colectivo

4.1.1 El joven y su identidad metalera 91

4.1.2 Significados de la cultura metalera 100

4.1.3 Agentes sociales y la cultura metalera 112

4.1.4 Grupo metalero y sociedad imperante 119

4.1.5 El grupo y su identidad metalera 137

4.2 El metalero y la identidad mexicana tradicional

4.2.1 El metalero se asume como mexicano 155

4.2.2 Agentes sociales y la cultura mexicana tradicional 172

4
4.2.3 Percepción de festividades y costumbres de la identidad mexicana

tradicional 180

4.3 Recepción y emisión de mensajes en el reforzamiento de la identidad

4.3.1 El joven metalero y las prácticas culturales 192

4.3.2 La música, canal de emisión y recepción de mensajes 209

CONCLUSIONES 222

BIBLIOGRAFÍA 232

ANEXOS

5
Introducción

“La juventud no es más que una palabra”’

Pierre Bourdieu (1930 - 2002)

Sociólogo francés

El estudio de manifestaciones juveniles, así como del proceso de

conformación de identidades culturales, requiere una labor científica que

permita conocer a detalle las características de quienes protagonizan estos

fenómenos eminentemente sociales. La interacción de ideologías que permite la

globalización, ha permeado la noción de identidad local por una de corte

mundial entre los jóvenes principalmente. En ese sentido, resulta interesante

elaborar estudios de este tipo, pues dejan conocer desde la ciencia el proceso

en el que el joven asimila su identidad así como del entorno en el que ésta

cobra forma.

El investigador colombiano Martín Barbero (2000), citado por Rolando

Pérez Sánchez (2003), señala que la noción de una identidad nacional carece

del impacto ideológico que en otra época poseía frente a este fenómeno

mundial. Barbero destaca tres aspectos: una oferta cultural mayor, la poca

importancia de la geografía, y la reevaluación que se hace de lo local.

6
Es interés de esta investigación profundizar en la transfiguración de las

identidades locales, como es el caso de la mexicana, ante la oferta cultural de

otros países, como es la cultura del metal.

Este capítulo introductorio se desglosa en ocho bloques, donde puede

leerse la dinámica seguida en este estudio. Su acomodo va desde lo general a

lo particular, es decir, en primer lugar se toma conciencia sobre cómo debe

entenderse esta investigación, luego, se consideran aspectos relevantes que

sirven de apoyo para el abordaje del fenómeno de estudio, y por último, se

describen brevemente los capítulos que componen este trabajo científico.

En el primer apartado se reflexiona sobre las implicaciones del

concepto juventud como una construcción social; de ello depende explicar esta

investigación como estudio de la juventud o también llamado estudio juvenil. En

el segundo, se enfatiza el fenómeno estudiado así como los objetivos que se

persiguen. En el tercero, se remarca la pertenencia de este trabajo al campo de

estudio de la comunicación. En el cuarto, se expone la necesidad de enfocar el

trabajo del investigador en la juventud y en los procesos de identidad. En el

quinto, se elabora una conceptualización del movimiento metalero,

entendiéndolo desde el debate entre los términos contracultura y subcultura. En

el sexto, se describe el aparato teórico que abordó científicamente al fenómeno

estudiado. En el séptimo, se reseña la metodología aplicada. Y por último, se

enlistan los capítulos que alberga esta tesis.

7
La juventud como construcción social

La conceptualización del término juventud dentro de las ciencias

sociales, entre ellas el campo de estudio de la comunicación, es un punto de

reflexión por la manera en la que se realizan los estudios juveniles. En opinión

del investigador chileno Roberto Brito Lemus (1998), se prioriza lo empírico en

lugar de construir un aparato teórico capaz de interpretar y analizar desde

diversos enfoques de las ciencias sociales, a las manifestaciones juveniles.

Aboga porque los jóvenes no sean vistos sólo como factores de la

demografía sino también como sujetos de estudio. Considera que al hablar de

la juventud, el investigador tiende a considerarla como un componente físico o

real, y no como significación social que podría analizarse como un modelo

teórico apegado al rigor científico.

En su uso coloquial el término juventud cae en terrenos de lo subjetivo.

Puede comprenderse desde un ámbito fisiológico como social. El primero se

enfila a cuestiones meramente biológicas, ser joven equivale a un proceso de la

vida humana en la que el individuo madura su sexualidad; el segundo, se

plantea como la inserción social de quienes atraviesan cierta edad biológica,

para convertirse en agentes reproductores de los significados predominantes.

No se debe subestimar la importancia que tiene el sector juvenil en

México. Es habitual observar en estampas cotidianas, la participación de este

8
sector creciente y demandante de oportunidades en la esfera pública. Para

darse cuenta basta recurrir a cifras del Consejo Nacional de Población del año

2007, donde los jóvenes representaron el 19% de la población total, equivalente

a poco más de 20 millones de personas, cuyas decisiones presentes y futuras

comienzan a trazar el rumbo de la sociedad.

Con la intención de cumplir con los lineamientos que una investigación

de esta clase requiere, se aborda el concepto juventud desde su acepción como

construcción social. En concordancia con el sociólogo francés Pierre Bourdieu

(1990), para hacer ciencia, ésta no puede construirse a partir del objeto real o

físico, sino de lo que se desprende de ésta. Así también para Brito Lemus

(1998), la ciencia no sólo es dedicarse a la experimentación como sucede en la

mayoría de los estudios juveniles, también es contar con un marco teórico

específico que certifique el análisis del fenómeno estudiado y la interpretación

de la realidad a partir de él.

Brito Lemus afirma que la juventud como hecho social, adquiere

notabilidad en la reproducción de significados para buscar la cohesión de la

colectividad. Establece que el joven asimila su posición y adquiere conciencia

de las habilidades que puede emplear en el engranaje social.

A partir de esta reflexión se entiende que la juventud es una

construcción simbólica social, orientada a la inserción de quienes

9
biológicamente la viven a los parámetros que dan forma a la colectividad; sin

embargo con grupos juveniles como el metalero, cuya expresión critica y

expresa su inconformidad con la sociedad, hace suponer que dicha inserción no

es del todo exitosa. Estas manifestaciones discordantes tienden a formular

esquemas de socialización propios, que merecen su tratamiento desde la

comunicación y por ende, de las ciencias sociales. El presente trabajo intentó

abordarlo de esta forma.

Tanto los estudios juveniles como los de género deben tener, en

consideración de Brito Lemus, una visión preponderante en la esencia que les

da forma sobre toda división social, como podrían ser el estrato

socioeconómico, la zona geográfica o el contexto histórico.

Objeto de estudio y objetivos de investigación

Esta investigación que lleva por título ‘Identificación del joven metalero

de entre los 20 y 24 años de edad de la Zona Metropolitana de Guadalajara

(ZMG) con las costumbres y festividades que conforman la identidad mexicana

tradicional’, se centra en la relación existente entre dos procesos de

comunicación consumados en identidades específicas.

A pesar de que esta relación será detallada posteriormente, se puede

comentar que estos procesos son los que conforman la identidad mexicana

tradicional y la identidad metalera. Se dice que son procesos de comunicación

10
porque inmiscuyen la emisión y recepción de mensajes. Ambos finalizados al

momento en que el joven autodefinido como metalero, ha tomado conciencia de

su identidad y de su entorno. Esta relación es conocida entonces, a través de

quien ha participado en ellos según su historial de vida.

Cabe decir que el proceso comunicativo generador de la cultura

mexicana tradicional, es propiciado por la sociedad en la que el joven se ha

desarrollado, y el de la cultura metalera, por su contexto personal.

El objetivo rector de este estudio es conocer por qué no se da la

identificación del joven metalero de entre los 20 y 24 años de edad de la ZMG

con las festividades y costumbres de la identidad mexicana tradicional. Esta

identificación se puede definir como el producto de la relación entre las

identidades referidas.

Son tres los objetivos específicos propuestos para llegar al objetivo

general. Primero, conocer las razones que tiene el joven para no asumir la

identidad mexicana tradicional; segundo, determinar los factores atractivos que

le identifican con la cultura del metal; y tercero, descubrir el discurso juvenil

metalero sobre la cultura mexicana tradicional.

La hipótesis apunta a que el joven autodefinido como metalero no se

acepta como mexicano, y por tal motivo, no se siente afín a la axiología y

11
dinámica social imperantes. En este estudio, las festividades y costumbres son

tomadas como referentes de la identidad mexicana tradicional, porque

refuerzan en la práctica, la identidad de un individuo consciente de su

pertenencia a una sociedad.

La definición del sujeto de estudio de esta investigación, es la que

formula la Organización de las Naciones Unidas en 1985, año internacional de

la juventud. Se cataloga como persona joven, a aquella que se encuentra entre

los 13 y 24 años de edad. Este concepto se utiliza en las investigaciones y

estadísticas oficiales del órgano internacional, y se clasifica según dos rangos

de edad: el joven adolescente, de los 13 a los 19 años; y el joven adulto, de

entre los 20 y 24 años. Para este estudio se tomó el segundo.

Relación de la presente investigación con el campo de estudio de la

comunicación.

Además de analizar la manifestación juvenil del grupo de los metaleros

y conocer la relación entre las identidades culturales referidas, este estudio

reconoce la presencia del fenómeno comunicativo.

La conformación de la identidad de un individuo evidencia este

fenómeno, entendiéndolo como un proceso netamente humano. El receptor a lo

largo de su vida ha ido adquiriendo series de mensajes emitidas por diversos

agentes sociales creadores de significados, que decretaron finalmente su

12
identidad, es decir, pautas conductuales y de pensamiento específicas. La

diferencia entre una persona y otra, aunque ambas hayan pertenecido al mismo

núcleo, estriba en las características propias y determinantes de su contexto

individual.

La aportación de esta área de las ciencias sociales permitirá

comprender la dimensión e impacto de los fenómenos juveniles y de identidad.

Se toma como punto de partida la identidad de un individuo, vista como el

resultado final de una construcción simbólica iniciada con la asimilación de

significados provenientes de dos series de mensajes, enfocadas por un lado a

la identidad mexicana tradicional, y por el otro a la identidad metalera.

Para abordar este fenómeno de estudio desde varios enfoques

posibles, se consideró oportuno recurrir a las aportaciones que hacen otras

ciencias sociales. Se hace comunión con el enfoque crítico gestado en Europa

con los teóricos de Frankfurt, citado por José Carlos Lozano (1996), respecto a

que el estudio de la comunicación necesita de un análisis interdisciplinario, ya

que por ser amplio y complejo, se tornan indispensables las contribuciones

únicas que proporcionan sólo otras ciencias sociales.

Para Miquel Moragas (1981) investigador catalán partidario del enfoque

interdisciplinario, citado por Lozano, muchos estudiosos de la comunicación no

prestan atención al aspecto epistemológico de su área de estudio que resulta

13
necesario para desarrollar la labor científica, a pesar de que han reconocido

que la comunicación es un fenómeno evidente tanto en la parte cognoscitiva de

una persona como en sus acciones sociales.

Por ello este trabajo se preocupó por abordar el campo de estudio de la

comunicación como un fenómeno humano. Pretende conformar una base sólida

para la interpretación de fenómenos concernientes a la juventud y a la

conformación de identidades, evitando caer en sobreestimaciones o viceversa

al aceptar el conocimiento de otras ciencias sociales.

Con la complementación de ciencias hermanas, Moragás (1981)

manifiesta que es posible la existencia de un verdadero campo pluridisciplinario,

único, y capaz de interpretar la realidad de manera abierta soslayando cualquier

tipo de parcialidad.

Se reflexiona entonces que la comunicación, perteneciente a las

ciencias sociales, no sólo se especializa en el estudio de los medios de

comunicación y en la relación que existe entre ellos y los receptores. Ante todo,

es un fenómeno que incentiva la percepción propia del individuo, su interacción

con los otros, y finalmente su asimilación colectiva.

El estudio de manifestaciones juveniles, así como de conformación de

identidades, son temáticas poco tratadas por este campo, por lo que resulta

14
atractivo el resultado que arroja esta investigación; además es necesaria la

óptica que proporciona a las ciencias sociales y al conocimiento humano en

general.

Como aportaciones de esta investigación se podrá conocer la

consistencia del discurso de lo que implica ser joven y metalero en la sociedad,

así como los elementos que inciden en este fenómeno identitario juvenil.

Destaca el aparato científico empleado, por su capacidad de analizar a la

juventud como construcción simbólica independientemente de su factor

biológico.

Así mismo, aspira a que sea considerada como soporte científico en la

elaboración de programas educativos y culturales, cuyos mensajes motiven a

que niños y jóvenes tomen conciencia cívica, aun y cuando se asumieran bajo

otras identidades culturales.

Y por último, desea constatar científicamente el fenómeno de la

hibridación cultural y del desenvolvimiento de la juventud de inicios del siglo XXI

en esta región, inspirando con su entendimiento a la acción social que mejor

favorezca al desarrollo humano.

Los estudios de la juventud y los estudios de identidad

Realizar estudios juveniles y de identidad representa para el campo de

la comunicación y demás ciencias sociales, la oportunidad de profundizar en el

15
fenómeno donde la identidad nacional, se ve opacada por la vasta oferta

cultural que trae consigo la globalización.

El estudio de la juventud, así como del desenvolvimiento de las

identidades culturales en este momento histórico, no debe pasar desapercibido.

El hecho de que el joven mexicano se encuentre lejano ideológicamente a los

preceptos que le dan forma a la nación a la que pertenece, entendiendo éstos

como agentes de cohesión, desintegraría la estabilidad social en un futuro no

muy lejano cuando la actual juventud se convierta en el sector que sostenga

política y económicamente a la sociedad.

Se alienta con este estudio la labor investigativa hacia un sector social

clave que cobra mayor relevancia. Por ello, se ha considerado para efectos de

esta investigación a la ZMG porque es una de las ciudades con mayor

influencia social, cultural y económica en la República Mexicana. Por sus

características puede servir como punto de referencia de otros centros urbanos

latinoamericanos con rasgos similares.

Este espacio geográfico está compuesto por ocho municipios del

Estado mexicano de Jalisco que son Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, y

Tonalá principalmente, así como El Salto, Tlajomulco de Zúñiga, Juanacatlán, e

Ixtlahuacán de los Membrillos.

16
La investigación juvenil en México, según Carlos Welti (2003), científico

del Instituto de investigaciones sociales de la Universidad Nacional Autónoma

de México, está limitada a dos temas centrales, uno relacionado con el

comportamiento sexual y reproductivo de los jóvenes, y el otro, asociado con la

educación y el empleo. Desde el punto de vista sociodemográfico, Welti afirma

que la relevancia de estudiar a la juventud, vislumbra la propia dinámica

demográfica de México, donde los jóvenes en corto y mediano plazo pasan a

ser el grupo más importante de la sociedad.

La conformación o hibridación de identidades, como parte del

fenómeno de la globalización cultural, en específico del imperialismo cultural

estadounidense es un tema que no debe ser soslayado. La noción de la

identidad local, en este caso la mexicana, se ve debilitada o modificada según

la respuesta de cada joven. Algunos llegan a combinar su cosmovisión propia

como mexicano con la que adquieren del exterior, para finalmente formular una

visión local de lo global.

Sin llegar a una tropicalización de los productos culturales extranjeros

al ser asimilados por los jóvenes mexicanos, se da una explotación simbólica de

la juventud. De pronto las calles, los muros, y los espacios públicos son

intervenidos por su acción social. Alentados por las nuevas tecnologías, se

organizan en nuevos y diversos grupos entorno a sus necesidades, que

pregonan esquemas de vida distintos al establecido.

17
Es por eso que desde el enfoque del área de estudio de la

comunicación, los estudios juveniles y los de identidad pueden ser analizados

detalladamente a partir de los códigos únicos de interacción, convenidos entre

los jóvenes de fenómenos como el presente, para conocer su aparición,

desarrollo, extensión y trascendencia en la vida colectiva.

Historia del metal y movimiento metalero

Dentro del sistema que implanta la sociedad en busca de su cohesión,

surgen expresiones que proponen alternativas de pensamiento, conducta y

organización. Este fenómeno es claro en varios grupos urbanos juveniles que

muestran su inconformidad al sistema hegemónico, por lo que algunos

investigadores lo llaman contracultura o subcultura.

La delimitación conceptual de un término u otro ha ocasionado

numerosas imprecisiones al momento de entender a un grupo social

determinado, al menos en varias de las investigaciones identificadas. Esto se

debe a su acelerado surgimiento así como a la reducida bibliografía que existe

sobre ellos, motivos por demás suficientes para emprender una labor de

investigación.

A continuación se presenta la conceptualización realizada por varios

autores, así como la que se aplica en este trabajo respecto al grupo de los

metaleros.

18
Carles Feixa (1998), antropólogo español, considera que la

contracultura es la forma en la que algunos conjuntos juveniles critican los

convencionalismos sociales que no concuerdan con sus intereses. Es evidente

en sus concretos estilos de vida que los diferencian de lo que la mayoría social

acepta.

Una definición mayormente elaborada de este término es la que

plantea Manuel Fernández Ríos, catedrático de la Universidad Autónoma de

Madrid, quien concibe a la contracultura como “un fenómeno que debe ser

considerado como el antagonismo sociocultural que un grupo o movimiento

colectivo manifiesta hacia el sistema social al que pertenece, frente al que

contrapone otras formas alternativas de vida” (Fernández, 1999: 249).

Con fundamento en Fernández, un grupo contracultural se conforma a

través de una re-elaboración de los significados y las dinámicas sociales

ejecutadas por la colectividad dominante, entre todos aquellos que lo integran.

Habla de un “paralelismo” (Fernández, 1999) entre los significados imperantes y

los propios del grupo contracultural, lo que hace suponer que cada sujeto

interpreta por sí mismo, su realidad personal, colectiva, y social.

A manera de reflexión se permite establecer que el factor que define a

un grupo contracultural, es la solidez identitaria con la que se manejan sus

miembros ya sea dentro o fuera de él. Para Fernández las experiencias internas

19
resultan ser contundentes, al grado de que sus participantes refuerzan su

identidad personal en el resguardo de una identidad colectiva. El individuo se

sabe capaz de “confrontar su antagonismo contra los modelos sociales que

rechaza desde una visión más notoria y amenazadora para el sistema social”

(Fernández, 1999: 249)

Sin definir aun a los metaleros como grupo contracultural o subcultural,

resulta adecuado remarcar, que su actuar individual y colectivo se aboca a la

defensa de su ideología y estilo de vida. No se toma importancia al hecho de

que al interior del movimiento, existen diferencias motivadas por la preferencia

hacia una vertiente de la música metal.

Los jóvenes metaleros tienden, dependiendo de su perspectiva

individual, a conformar subgrupos o sectores alrededor de una vertiente musical

metalera. Es común que los integrantes de algún sector tengan fricciones con

los de otro, pues cada cual ostenta que la música de su preferencia posee

mejores cualidades que la del otro.

Este tipo de situaciones se llegan a dar dependiendo de cada persona.

Hay jóvenes metaleros que optan por no enfocarse a un subgénero de manera

tan notoria. Gustan de la pluralidad de estilos, y no tienen problema alguno en

tratar a otro que no concuerde con sus gustos musicales dentro del metal.

20
Fernández (1999) divide a los grupos contraculturales en dos: no

violentos y violentos. Los no violentos actúan desde la periferia social, es decir,

desde el rechazo que la sociedad imperante tiene hacia ellos. Sus estrategias

no suelen tener impacto ya que su campo de acción es limitado. Por su parte,

los grupos violentos tienen la seguridad que su modelo social alternativo tendrá

mayor resonancia en la sociedad, si logran implantarlo a través del desorden.

El grupo metalero podría ser considerado como un grupo contracultural

de tinte no violento, debido a que no busca el desorden social por medio de

actos agresivos. Ese malestar cobra territorio en productos culturales metaleros

como letras y composiciones musicales, e imágenes empleadas para

ejemplificar sus postulados.

Los productos culturales metaleros no pueden considerarse como

estrategias que retan directamente al sistema social. Independientemente del

reducido campo de acción que pueda tener todo grupo juvenil con

características particulares, se requiere de coordinación para demostrar esa

inconformidad social. Para Fernández (1999), la acción de todo grupo

contracultural, debe generarse desde un marco grupal, no individual.

Quizás en otros países donde también se hace presente este

movimiento, pudiera existir mayor coordinación entre sus integrantes; sin

embargo, ello ya saldría del universo definido para esta investigación.

21
Las características fundamentales de todo grupo contracultural, según

Fernández son:

• “Expresan un conjunto de contradefiniciones relativas a los valores centrales

del sistema social. El antagonismo es socialmente significativo porque lo

que se pone en juego son los valores que afectan a los fundamentos de la

sociedad” (Fernández, 1999: 250).

• “Los comportamientos de oposición no se sustentan en la escasa influencia

del ámbito individual, sino en el marco de una rebelión grupal y colectiva”

(Fernández, 1999: 250).

• “El repertorio ideológico que una contracultura contrapone al sistema

sociocultural debe propugnar formas de acción y modelos de vida

alternativos y diferenciados” (Fernández, 1999: 250).

Para él resulta complicado delimitar conceptualmente a un grupo

contracultural por las semejanzas que tiene con uno subcultural. Fernández

considera que mientras el primero confronta de manera directa a la axiología

dominante, el segundo se queda al margen de la misma. A continuación se

muestra lo que varios investigadores conocen por subcultura.

22
Según lo entendido por Karl Heinz Hillman (2001) una subcultura

puede convivir con el discurso dominante, siempre y cuando haya una lejanía

simbólica entre el grupo y la sociedad en general. Incluso afirma que los grupos

subculturales contribuyen con sus características propias a darle pluralismo a

las sociedades. Pertenecer a un grupo subcultural proporciona a sus

integrantes “muchas posibilidades de identificación, porque por lo general

prestan más atención a los problemas vitales específicos a la situación

existencial social. Crean por ello más seguridad en la conducta que las formas

anónimas y abstractas de la cultura colectiva” (Hillman, 2001: 931)

David Downes (1966), Profesor emérito de Administración social de la

Escuela de Economía de Londres, clasifica a los grupos subculturales en dos

tipos:

• Conformados al margen del grupo hegemónico o que preceden de él;

como es en el caso de los grupos emigrantes.

• Derivados de las estructuras sociales, ya sea positivamente según las

exigencias de la sociedad, como en el caso de grupos de

profesionistas; o negativamente, como en los grupos criminales.

Visualizando al grupo metalero en el marco de esta clasificación, sería

producto de las estructuras sociales. En lo que confiere a los jóvenes

23
entrevistados en este estudio, los metaleros son ante todo, hombres y mujeres

que participan en los sectores educativo y laboral.

Luciano Gallino (1983) visualiza a la subcultura como “un conjunto que

se forma rápidamente con el encuentro de sujetos orientados en forma afín, y

declina con la misma rapidez; es completamente distinta de la cultura

dominante y está separada de ella, aunque con frecuencia representa una

reacción frente a ella; además, es inclusiva y exhaustiva, en cuanto, por un

lado, limita y penaliza la pertenencia a otras subculturas, y por el otro, tiende a

cubrir todo el arco de la vida cotidiana de los miembros del grupo, satisfaciendo

la mayor parte de sus necesidades” (Gallino,1983: 854).

Gallino (1983) exalta los siguientes cuatro puntos básicos en la

conformación de un grupo subcultural:

• “La existencia de un cierto número de sujetos en posición social similar y

con problemas de adaptación afines” (Gallino, 1983: 855).

• “El establecimiento entre esos sujetos por causas objetivas como la

proximidad, la vivienda o la concentración en un lugar de trabajo, de formas

de interacción” (Gallino, 1983: 855).

24
• “La existencia de una discrepancia entre la situación y las necesidades de

los sujetos considerados y la totalidad del sistema social” (Gallino, 1983:

855).

• “La conformación de la eficacia de particulares, normas, modelos, estilos de

vida originales o tomados de otras subculturas, para satisfacer las

necesidades del grupo. Sólo los elementos que aparecen como

reiteradamente eficaces para ese fin sobreviven y se segmentan como

subcultura, o bien como una entidad independiente y separada de los

individuos” (Gallino, 1983: 855)

Fernández opina que las características que atribuye a un grupo

contracultural, sólo son válidas en la dinámica grupal; es decir, deben darse

conjuntamente en el marco de la colectividad. Toma como ejemplo a un grupo

mafioso, al cual no considera contracultural porque carece de modelos

alternativos que se opongan radicalmente a la ideología dominante. En cambio,

si se recurre a la definición de Gallino, este mismo grupo puede ser entendido

como subcultural porque actúa de forma independiente al área simbólica

predominante sin dejar de recibir y reinterpretar el discurso oficial.

La contracultura es entonces un derivado de la subcultura. La

diferencia estriba en que la primera busca la desestabilización social para

implantar su modelo alternativo sobre el hegemónico que no le satisface,

25
mientras que la otra vive en al borde reinterpretando los significados imperantes

para adecuarlos a su conveniencia.

La relación entre ambas concepciones tiende a ser estrecha.

Fernández hace hincapié en que la contracultura sólo llega a la incidencia

cultural cuando el individuo es consciente de su inconformidad y presenta

conductas de evidente antagonismo sociocultural. Por ejemplo, muchas

personas que viven según los valores centrales de la sociedad, no se percatan

de que el matiz de su inconformidad social puede ser propio de la contracultura,

por lo que no llega a atacar directamente las normas establecidas

El joven metalero por lo que se verá en esta investigación, sí es

consciente de su discrepancia con el sistema central de valores. Para eliminar

la ambigüedad respecto a que si su antagonismo tiene débil impacto social, o

que es nulo por carecer de coordinación colectiva, es conveniente analizar si

sus características podrían ubicarlo como miembro de una subcultura.

Lo dicho por Gallino es acorde a las características analizadas del

grupo metalero. Su expresión crítica y distante al discurso hegemónico no

puede ser considerada como destructor social, pero sí como una reacción frente

a él. Quien se autodefine como metalero puede llegar a reinterpretar los

significados de su entorno y construir su visión propia a partir de esta ideología;

26
sin embargo no por ello pasa a formar parte de otros grupos en este caso,

subculturales.

Tomando en cuenta lo anterior, se establece que un grupo subcultural

se distancia de la cultura mayoritaria por sus características culturales,

admitidas más fácilmente por la sociedad universal y no del todo por la local. La

contracultura por su lado, se desenvuelve radical y opuestamente a los valores

centrales de la sociedad imperante.

Para efectos de este estudio, se determina que el grupo metalero de la

ZMG es de tipo subcultural porque su confrontación respecto a la cultura

hegemónica no es contundente, así mismo porque carece de coordinación

efectiva en su interior. La música metal, la vestimenta y las formas de

interacción social de los metaleros son entonces reacciones discrepantes de la

sociedad.

Esta investigación no pretende que el debate por conceptualizar

contracultura y subcultura termine en este trabajo, aspira a profundizarlo para

lograr mayor puntualidad al momento de abordar el estudio de estos grupos

urbanos que aparecen con mayor frecuencia en la escena social. La intención

de esta tesis, recae además en fomentar la reflexión sobre esta imprecisión

latente en el campo de las ciencias sociales, reiterando la necesidad de

27
adentrarse con mayor seriedad y rigor científico al estudio de las

manifestaciones juveniles e identidades culturales concretas.

Para comprender este movimiento juvenil, se muestra a continuación la

evolución histórica del género musical del metal, los principales iconos, y las

características de este grupo de jóvenes.

El origen de este movimiento, lejano a la identidad mexicana

tradicional, se remonta a finales de la década de los años sesenta en Inglaterra.

Sam Dunn (2005), antropólogo estadounidense, afirma que el género musical

del Metal como hoy se conoce, se llamó en un principio Heavy Metal. Cambió

de nombre a finales de la década de los ochenta cuando su oferta musical

adquirió grandes dimensiones y aparecieron diversas vertientes o subgéneros.

El término Heavy Metal actualmente se utiliza para designar al subgénero que

recopila a las agrupaciones metaleras que comenzaron el movimiento.

El metal dista de otros géneros por la creación de ritmos potentes

logrados a través de guitarras distorsionadas, bajos recalcados, y una batería

de doble pedal. A pesar de que las temáticas empleadas por cada subgénero

son distintas, guardan una relación estrecha por la forma en que son utilizados

los instrumentos musicales. Los tópicos recurridos en las vertientes musicales

más populares, aluden a situaciones negativas y crudas de la vida; también a

conflictos armados y enfrentamientos violentos; a propaganda antirreligiosa,

28
critica política y preservación ambiental; al orgullo y poder personal; a la

mitología nórdica, medieval, e incluso al vampirismo.

Lo que consagró al Heavy Metal como naciente género musical,

resultado de la fusión entre el blues, rock, y rock psicodélico, fue el llamado

power trio: la unión del bajo, la batería, y la guitarra, elementos cardinales para

la producción musical metalera. Robert Walser (1993), musicólogo de la

Universidad de California, atribuye esto a las bandas Cream y Jimi Hendrix

Experience. El sencillo de 1967, ‘Are you experience’ contenido en el disco

Purple Haze de Jimi Hendrix Experience, es considerado como el que inauguró

al género.

La innovación tecnológica en cuanto música se refiere, fue dando

forma al Heavy Metal, tal fue el caso de la banda The Kinks, que instauró un

elemento hoy fundamental en el género: las guitarras distorsionadas y los

sonidos altos. La introducción de amplificadores y su potente sonido, hicieron

que guitarristas como Dave Davis de The Kinks forjaran nuevos estilos de

percusión más salvajes que los del rock de Elvis Presley.

Conviene decir que la tecnología en instrumentos musicales y en

sistemas de grabación, fue y sigue siendo parte medular en el desarrollo del

metal como género.

29
Al término de esta década el género cobró gran aceptación entre los

jóvenes británicos y estadounidenses. Diversas bandas comenzaron a

experimentar con sonidos distorsionados y potentes, en las que destacaron:

Blue Cheer, Steppenwolf, The Yardbirds, The Beatles y Led Zepellin. Ésta

última, determinó criterios básicos del género como la guitarra distorsionada y la

voz aguda del vocalista en la melodía.

Para la década de los setenta, bandas como Black Sabbath y Deep

Purple, jugaron un rol substancial en la permanencia del llamado Heavy Metal,

ya que concretaron un estilo impetuosamente oscuro en sus acordes y líricas.

La influencia de ambas generó nuevos proyectos como Uriah Heep, UFFO y

Black Widow, agrupaciones cuyo tinte lóbrego era más que evidente.

La presencia del metal en otras latitudes del mundo surge en esta

década, así ocurrió con Scorpions banda alemana que apareció en escena en

1972, y AC/DC de Australia en 1975.

En este mismo periodo la música metal estadounidense encontró un

sello propio con la agrupación Grand Funk Railroad, que desde 1970 a 1976

cosechó un éxito desmedido influenciando a otras agrupaciones como Blue

Öyster Cult de 1972 y Kiss de 1974 gracias a su tinte comercial de gusto

masivo.

30
En contraparte, en Inglaterra nace Judas Priest, una agrupación que

instauró la apariencia distintiva y básica para el metalero, compuesta por

pantalones de mezclilla, chamarras de cuero, playeras regularmente negras,

botas militares, y una larga cabellera lacia. Actualmente existe mayor diversidad

al respecto.

Walser (1993) apunta a que la creciente popularidad que tuvo el género

en la década de los setenta, desencadenó una campaña de desprestigio en

varios medios de comunicación porque las canciones de diversas agrupaciones

criticaban la axiología establecida. Menciona el caso del reportero

norteamericano Robert Christgau, autodefinido actualmente como ‘decano de

los críticos del rock americano’, quien definió de “aburrido y

decadente…explotación tonta y comercial” a un disco de Black Sabbath en un

periódico local.

Con la aparición del punk a finales de los setenta, el número de

seguidores del Heavy Metal se vio reducido considerablemente. El mayor

número de opciones de entretenimiento para jóvenes se dirigía primordialmente

hacia el punk, al rock más ligero e incluso a la música disco.

Al verse disminuida la popularidad del género, la escena metalera se

sostuvo de manera independiente. Se abrió a partir de ese momento, en

vísperas de entrar en los ochenta, otra etapa en la historia del Heavy Metal que

31
lo reviviría del momentáneo olvido, la New Wave of British Heavy Metal, con

grupos como: Iron Maiden, Motörhead, Saxon y Def Leppard.

El sonido característico del metal hasta ese entonces conocido, se

hace mucho más potente con estas bandas. La novedad no tardó en acaparar

nuevos públicos y recuperar el perdido, lo cual convirtió a la década de los

ochenta como una de las más fructíferas dentro del género, ya nombrado

oficialmente como metal.

Por estos años, las ganancias económicas tanto para las agrupaciones

como para sus respectivas disqueras fueron cuantiosas. Su éxito masivo y

comercial fue promovido ampliamente por canales musicales como MTV. Las

bandas pioneras pronto sintieron el paso de estafeta. Deep Purple, Led

Zepellin, y Black Sabbath presenciaron nuevas propuestas musicales: Van

Halen, Quiet Riot, Ratt, Mötley Crüe y WASP.

Los ochenta se caracterizaron por la fractura social que se vivió al

interior del movimiento metalero. Un numeroso sector de seguidores comenzó a

cuestionar la esencia del género, tachándolo por ser de gusto masivo y

comercial. Varias agrupaciones musicales eran percibidas como grupos

interesados en generar ganancias económicas y no como propuestas

contestatarias a la cultura dominante.

32
Por este motivo en los noventa proliferaron diversas vertientes o

subgéneros, cada uno con estilo y temática propios acordes a las necesidades

de quienes los promovían y se identificaban con ellos. Muchos de estos

subgéneros, que no soslayan su pasado en común, han prosperado lejos de la

escena comercial que hubo ocasionado fricciones años atrás.

Entre los subgéneros más destacados figuran: el thrash metal,

caracterizado por un sonido potente, más enérgico y de crítica política; el death

metal, enfocado al satanismo y la violencia con la implementación de una voz

gutural y tenebrosa; el black metal, orientado al paganismo, al culto a Satán, y

atmósfera oscura; el power metal en cambio apunta a pasajes épicos de belleza

y valor; el metal progresivo, centrado en la capacidad técnica de los músicos y

duración de las canciones; el doom metal, caracterizado por manejar tiempos

musicales lentos en comparación con otros; y el metal gótico, que mezcla

música clásica con voces femeninas y elementos sinfónicos. [Anexo 1].

Actualmente, en la primera década del siglo XXI, el metal como género

musical está compuesto por diversas vertientes que se mezclan entre sí,

produciendo una hibridación sumamente compleja.

Durante el desarrollo histórico del metal, el movimiento social que se le

desprende ha estado acompañado de una visión particular. Sus seguidores no

33
lo aceptan sólo como una cuestión artística, sino como estilo de vida que

sustenta una ideología.

La ideología metalera está compuesta por la axiología presente en la

música metal y varía según la vertiente. Se desprenden pautas conductuales

que contribuyen a reforzarla. Éstas son el léxico que se maneja en el grupo, la

forma en que se mantienen las conversaciones, los protocolos sociales

metaleros, y la indumentaria característica.

Existe un lenguaje no verbal entre los metaleros compuesto

primordialmente por movimientos corporales, cuyo significado es propio de su

comunidad. Los más difundidos se presentan a continuación.

La mano cornuta [Anexo 2] es un signo realizado justamente con la

mano, consiste en tener los dedos índice y meñique estirados mientras los

demás se hayan abajo. Existen dos versiones sobre la apropiación de la cultura

metalera sobre esta señal, la primera según Dunn (2005), apunta a Ronnie

James Dio durante su época con Black Sabbath, quien la utilizó en un concierto

inspirado en relatos de sus abuelos, quienes la utilizaban para ahuyentar a los

malos espíritus. La segunda, a Gene Simmons, bajista y vocalista de Kiss,

quien también la empleó durante una presentación.

34
El sacudir la cabeza al compás de las canciones de metal también es

una práctica muy usual dentro de la comunidad metalera. Esto sucede como

signo de satisfacción ante lo que el joven está escuchando. Al sujeto que realiza

tal movimiento se le ha denominado ‘Headbanger’, o en términos de metaleros

locales como ‘Macetero’ [Anexo 3].

Con la ramificación del género, la vestimenta básica del metalero ha

adaptado estilos distintos al que implementó Judas Priest en los setenta. El tipo

de prendas y accesorios utilizados depende del gusto de quien los porta; por lo

general el color predominante es el negro y es frecuente observar logotipos o

fotografías de agrupaciones musicales en las playeras de los jóvenes. Incluso el

cabello largo en los varones se ha convertido en algo opcional.

Entre los accesorios más recurrentes se encuentran cadenas de

distintos tamaños, guantes de red, gafas oscuras, sombreros, paliacates o

medallones con motivos distintos. La indumentaria en la mayoría de los casos

se ve condicionada por la música e ideología de cada vertiente.

Es de destacar, por lo realizado en esta investigación, que varios

jóvenes que se asumen como metaleros e incurren en las dinámicas de tal

movimiento, no tienen una apariencia física metalera, es decir, no utilizan la

indumentaria que los haría distinguirse de los que no son metaleros. Una razón

es la constante discriminación social y laboral que enfrentan, y otra, que el

35
sujeto no considera necesario reforzar su identidad a través de la apariencia

física, porque se sabe consciente de quien es, del entorno en el que se

encuentra, y de las acciones que comete bajo su percepción. Se permite

establecer que el fuerte de la conceptualización de la identidad está entonces,

en el área cognoscitiva del individuo.

Soporte teórico del fenómeno estudiado

El estudio de las expresiones juveniles, así como el desarrollo de las

identidades culturales, requiere de una plataforma científica que brinde a todo

investigador social, las herramientas teóricas que expliquen certeramente estos

fenómenos entendiendo a los protagonistas como construcciones simbólicas de

contextos particulares y no como casos aislados e irrepetibles.

La presencia del campo de estudio de la comunicación con la batuta

del rigor científico, se hace efectiva y necesaria para explicar estos fenómenos

sociales, primordialmente el de este estudio que aborda el área de las

construcciones simbólicas.

Se reafirma que las teorías empleadas en la presente investigación,

suponen la explicación de ciertas realidades sociales, mas no es del todo

absoluto que sus postulados sean la única y verdadera respuesta. Por ello el

investigador social debe entramarlas y forjar con ellas, una plataforma de

análisis que incentive a la ciencia, y en especial, a la reflexión orientada a

36
comprender la realidad. A continuación se presenta la selección de cuatro

teorías y el entramado que forman ese aparato científico.

La primera de dichas teorías corresponde al llamado paradigma del

Interaccionismo Simbólico, una visión forjada por Charles Horton Cooley y

George Herbert Mead. Esta visión entiende a la sociedad como un sistema de

significados en el que los individuos interactúan a través de un lenguaje en

común y generan la aparición de expectativas compartidas, encaminadas al

cumplimiento de ciertos modelos. Para esta visión, el individuo desde sus

relaciones sociales construye un marco de referencia que asimila al interior de

sí, que le permite definir su razón de ser y la comprensión del mundo como

escenario de acción.

La Teoría del Modelaje, derivada de la Teoría del Aprendizaje Social

establecida por Albert Bandura en 1977, se enlaza a la visión anterior con la

peculiaridad de que exalta la condición de agente social creador de significados

de los medios de comunicación masiva. Esta teoría dictamina que los modelos

ofertados a través de los mensajes de los medios, pueden ser considerados por

el receptor, según sus necesidades, como guías que puede aplicar en su vida

diaria. En conjunto con el paradigma del Interaccionismo simbólico, la relación

de mensajes en la sociedad se vuelve compleja.

37
En base a los anteriores fundamentos teóricos, que examinan las

formas en las que los individuos toman conciencia de sí mismos, de los demás

y de su entorno, conviene razonar cómo se desarrollan las relaciones humanas.

Para ello, se utilizó la Teoría de los Lazos Sociales, un referente teórico creado

por Ferdinand Tönnies en 1887, mismo que sigue vigente pues define dos tipos

de relaciones bajo las cuales actúan los seres humanos: las familiares y

cercanas; y las de convenio, donde los individuos se tratan según sus intereses

en torno a un mutuo acuerdo.

Con lo anterior se tiene la base para comprender que la motivación del

joven para identificarse con la cultura del metal, se desprende de la acción que

han tenido los agentes sociales en su vida, sobre todo la familia, la escuela, y

los medios de comunicación. El joven teje una red de significados propios y del

entorno que solidifica su percepción de la realidad. Inclusive en su relación con

los diferentes, reafirma su estructura cognitiva porque confronta su esquema

axiológico con el de otros respecto a la satisfacción de necesidades.

Por último, también se cuenta con la Teoría de la Diferenciación social,

porque analiza desde un enfoque macro, la dinámica social que siguen los

grupos humanos conformados a partir de la afinidad de sus integrantes; incluso,

toma en consideración a aquellos grupos que proponen otras alternativas al

sistema social hegemónico. Apunta la teoría, a que la sociedad funciona mejor

38
cuando los seres humanos se congregan en grupos, porque cada uno al

desarrollarse en espacios diferentes integra al espectro social.

Las dos últimas teorías sobre las relaciones humanas, podrían dar

cuenta cómo los jóvenes metaleros interactúan con la sociedad en general, con

los otros distintos, y entre sí mismos. Las relaciones descritas pueden ser una

forma de enfrentar a un mundo cuyos significados y los propios difícilmente

concuerdan, lo que deja inconclusa la satisfacción de expectativas de ambas

partes. En contraste, cuando se trata de una relación con quienes se identifican

bajo los mismos preceptos, se dibuja una dinámica cuya carga simbólica tiene

mayor penetración.

Metodología en esta investigación

Debido a las características de esta tesis, eminentemente cualitativa,

se cataloga dentro de los estudios descriptivos, pues como su nombre lo dice,

define y explica cómo se comporta un fenómeno dado, y cuya intención no

sobrepasa comprender o asimilar su magnitud.

La investigación cualitativa tiene para su realización varias

herramientas que le permiten recabar la información necesaria para cumplir con

los objetivos que se plantea. En este estudio, la técnica seleccionada es la

entrevista de profundidad, que por su naturaleza, facilitó la interacción con los

protagonistas de este fenómeno.

39
La entrevista utilizada, compuesta por treinta reactivos, se aplicó a

siete personas, seis hombres y una mujer; es de aclarar que la cuestión de

género no fue tomada en cuenta como parte fundamental de este estudio.

La selección de entrevistados se llevó a cabo a través del portal de

Internet myspace.com; un sitio que desarrolla comunidades virtuales tejidas a

partir de páginas personales con preferencias comunes. La selección comenzó

en fijar en el buscador interno del portal, a personas de entre 20 y 24 años de

edad que radicaran en la ZMG principalmente en Guadalajara, Zapopan,

Tlaquepaque, y Tonalá, y que mostraran identificación con la cultura del metal

al autoafirmarse como integrantes de tal movimiento.

Una vez hecho el contacto a través del internet, los entrevistados

fueron citados en persona y de manera individual en el lugar que eligieron para

la realización de la entrevista, cuya duración promedio fue de dos horas.

Con la finalidad de argumentar científicamente la forma en que fueron

armadas las preguntas y las respuestas proporcionadas por los individuos, esta

entrevista fue elaborada a partir de las premisas que componen cada teoría

según la realidad a interpretar.

Una vez recabada la información de las entrevistas, se prosiguió a

categorizar los resultados. Los bloques formulados responden a esferas

40
distintas del fenómeno de estudio, donde cada uno responde a un objetivo

específico, y desde luego al general de esta investigación.

Capítulos de esta investigación

Esta investigación no pretende transformar una realidad existente,

solamente quiere evidenciar la magnitud de este fenómeno que atañe a las

sociedades contemporáneas preponderadamente urbanas. La realización de

estudios juveniles no es muy evidente dentro del campo de estudio de la

comunicación; por ello mismo, desde este enfoque, resulta digno de reflexión,

estudio y análisis, tener en cuenta el fenómeno comunicativo que permite a un

joven mayor cercanía con una identidad cultural gestada en el extranjero, y no

con la mexicana de la sociedad en la que se ha desarrollado.

Se espera así que esta investigación contribuya a impregnar mayor

rigor científico a las investigaciones focalizadas a manifestaciones juveniles y

de identidad, campos reducidos en el espectro de estudio de la comunicación.

La investigación tiene total conciencia de que sería absurdo luchar

contra un suceso de magnitudes internacionales como es la globalización; sin

embargo procura la posibilidad de regular el consumo y tráfico de productos

culturales provenientes del exterior y reforzar las áreas generadoras de

significados que permitan un equilibrio en la ubicación de las identidades, donde

41
tanto global como local, aporten beneficios para las sociedades

contemporáneas de Latinoamérica.

Este estudio está compuesto por cinco capítulos que de manera

detallada muestran al lector el proceso realizado en términos de indagación y

procesamiento de datos para elaborar conclusiones.

• En este apartado de introducción, se abordó de manera general la línea

que sigue esta investigación y la constitución que posee.

• En el primer capítulo, de Antecedentes, se recopilan investigaciones

encontradas que, a manera de soporte, muestran lo que se ha realizado

en el área de estudios juveniles y de estudios de identidad, desde la

perspectiva de la comunicación.

• En el segundo, se muestran las teorías que permiten interpretar el

fenómeno estudiado.

• En el tercero, se muestra la metodología que se siguió en la aplicación

del instrumento de investigación generado por el referente teórico y la

forma en que se seleccionó a los sujetos de estudio.

• En el cuarto, se interpreta la información a través de la relación entre

datos y teorías.

• El último apartado corresponde a las conclusiones que ha generado este

trabajo a lo largo de su realización.

42
El impulso de este trabajo es la preservación de la identidad mexicana

en niños y jóvenes, quienes al ser adultos, serán los mexicanos que den

continuidad a lo que ha sido y sigue siendo la cultura de esta nación, poseedora

de riqueza capaz de conjugar vanguardia con tradición. No se trata de satanizar

a las expresiones juveniles de la contracultura como la metalera, sino conocer a

profundidad una situación real y latente en los jóvenes de hoy, que en su

mayoría, se apegan sólo a una postura ideológica y soslayan el aparato cultural

que la historia ha forjado para la cohesión de la sociedad mexicana a la cual

pertenecen.

Se recalca que esta investigación aspira a ser un material útil para

posteriores estudios encaminados a la educación o pedagogía. Podría ser

posible conjuntar armónicamente una identidad cultural ajena a la mexicana que

solventa inquietudes personales, con aquella que dota al individuo de

pertenencia cultural y social abocada a sembrar, sobre todo, el compromiso y

participación en asuntos que competen a todos los mexicanos como la

construcción de la democracia, el respeto a la diversidad, la comunicación y

generación de acuerdos, y el trabajo diario de la nación mexicana.

Se trata de comprender hasta donde pueda llegar esta investigación, la

manera en que el fenómeno de interacción de identidades culturales, propio de

la globalización, interviene en varias esferas de la vida diaria, así como la

respuesta que las personas brindan ante ella.

43
Es deseo de esta tesis que el campo de las ciencias sociales, y sobre

todo el que concierne a la comunicación, se abran a una labor investigativa

integral, que incluya en la formulación de una investigación, las distintas ópticas

que cada rama puede ofrecer. Abordar manifestaciones juveniles así como

procesos de conformación de identidad, son dos fenómenos con un amplio

campo de acción que debe ser explotado actualmente pues la interacción

cultural es un hecho cotidiano que concierne a millones de personas de todas

las latitudes.

Finalmente, este estudio es también un llamado de atención a las

autoridades competentes del Estado Mexicano, para que enfaticen sus

esfuerzos en la juventud y grupos minoritarios de la sociedad, la cual necesita

de personas comprometidas para fortalecerse como nación, que acorde al

discurso oficial, ostente la competitividad que es posible.

Queda entonces al análisis.

44
Concretando la Odisea

La investigación en manifestaciones juveniles y procesos

identitarios

1.1 Medios electrónicos, jóvenes y campo de estudio de la comunicación

1.2 Análisis de identidades y campo de estudio de la comunicación

1.3 Comunicación, Ciencias Sociales y las Minorías

45
Concretando la Odisea

La investigación en manifestaciones juveniles y procesos identitarios

“Una sociedad que aísla a sus jóvenes,

Corta sus amarras: está condenada a desangrarse”

Kofi Annan (1938 - )

Secretario General de las Naciones Unidas 1997-2006

Hasta hace algunos años el estudio de la vida juvenil y del desarrollo de

identidades culturales ha ido tomando interés en el campo de la comunicación.

Varias de las investigaciones encontradas que esbozan un panorama actual de

lo que se ha realizado respecto a la juventud e identidad, apuntan solamente a

la presencia de los medios masivos de comunicación. Limitan el fenómeno

comunicativo a una visión donde prevalecen los dispositivos o canales por los

que se transmite un mensaje determinado y no el valor humano que

intrínsecamente tiene.

En este capítulo se presentan estudios que aluden al fenómeno de

estudio, con la intención de fundamentar lo que se ha venido haciendo en la

historia científica de las ciencias sociales, primeramente desde el área de la

comunicación y en segundo plano, desde otras ciencias afines.

46
Este capítulo cuenta con tres líneas temáticas. En la primera se tienen

aquellas investigaciones del campo de la comunicación donde la presencia de

los jóvenes es relevante. En la segunda, se acomodan los trabajos

pertenecientes al campo de la comunicación centrados en la conformación de

las identidades. Y en la tercera, aquellas extraídas de otras áreas sociales

como la sociología y la antropología, en las que se reconoce la presencia del

fenómeno comunicativo en la constitución identitaria de grupos particulares.

1.1 Medios electrónicos, jóvenes y campo de estudio de la comunicación

El consumo de los medios de comunicación o sus repercusiones ya sea

de manera directa o indirecta de quienes se exponen a ellos, fueron ejes

fundamentales en la labor investigativa de muchos trabajos realizados en la

década de los noventa.

Se identifica una investigación de 1999 bajo el título “Consumo y

exposición de adolescentes a los medios masivos de comunicación”, realizada

por Ramiro Caballero Hoyos y Rosa María Pineda. En ese trabajo se estableció

la relación entre los medios de comunicación y la juventud jalisciense. Tuvo

como objetivo primordial, describir las diferencias entre consumo y exposición a

los medios masivos que hacen los adolescentes de 15 a 19 años, enfatizando

variables como estrato socioeconómico y sexo.

47
La metodología utilizada consistió en la aplicación de una encuesta por

muestreo mediante un cuestionario anónimo y confidencial entre 1995 y 1996.

Se encuestaron 529 jóvenes de ambos sexos y de estratos socioeconómicos A,

B, C y D de la Zona Metropolitana de Guadalajara. La conclusión a la que

llegaron los investigadores, muestra que existió en esos momentos, un elevado

consumo hacia los medios electrónicos y uno menor a los impresos. Se

determinó que las clases económica, social y cultural, influyen en la forma en

que el joven se expone y consume el contenido de los medios.

“Del imaginario internacional de jóvenes regiomontanos” es el nombre de

otra investigación de 1998 realizada por Gabriela De la Peña Astorga que

señala el nexo entre medios de comunicación y jóvenes. Su objetivo consistió

en rastrear el posible impacto de los mensajes de los medios en la juventud

regiomontana. La investigadora parte del contraste entre el conjunto de

imágenes mentales que sobre Estados Unidos y América Latina tienen los

jóvenes de distintos estratos sociales.

Esta investigación tomó como herramienta metodológica a la encuesta.

Por sus cualidades, le permitió analizar el comportamiento de variables clave

para el estudio: acceso y consumo de medios, y características de los

imaginarios.

48
Se fijó como universo a una población compuesta por individuos de tres

diferentes escuelas preparatorias, cada una de un contexto sociocultural

distinto. Fueron seleccionados 5200 estudiantes, de los cuales 3000 eran de

una escuela pública de clase baja, 1500 de una privada de clase alta, y 700 de

una privada de clase media. Posteriormente se subdividió la muestra en 317

sujetos, donde 100 fueron de clase media, 108 de clase baja, y 109 de clase

alta.

Los resultados obtenidos con este proyecto revelan que el imaginario de

los jóvenes regiomontanos sobre Estados Unidos, está basado en conflictos

diplomáticos con México, racismo, materialismo, individualismo, y dominación

hacia Latinoamérica. En contraparte, el imaginario hacia América Latina recae

en situaciones como pobreza, narcotráfico, y violencia. Gracias a un análisis de

contenido de los mensajes difundidos por los medios de comunicación realizado

por la investigadora, se determinó que ambos imaginarios surgen a partir del

consumo juvenil de sus productos culturales.

Es de llamar la atención el estudio titulado “La influencia de la televisión

en la juventud es algo más que una ideología: aproximación cualitativa a las

comunidades de significación familiar” realizado en 1997 por Martha Renero, ya

que liga el aspecto del consumo de los medios de comunicación por parte de

los jóvenes, con los resultados que los contenidos de éstos pudiesen tener en la

identidad familiar.

49
Se propone en ese trabajo como objetivo general, una estrategia de

reconstrucción de los contextos de recepción televisiva de algunas familias de

adolescentes. Se buscó ubicar a la actividad asociada de ver y usar la televisión

como parte constitutiva y constituyente de la institución familiar, en la que a

través de procesos de toma de decisiones, se fijan las maneras en las que los

individuos interactúan unos con otros dependiendo de factores que las

condicionan, como el socioeconómico, por dar un ejemplo.

La herramienta metodológica fue la entrevista semi-estructurada. Se

aplicó a integrantes de familias de un grupo de estudiantes de secundaria de

entre los 13 y 14 años de la Ciudad de México de distintas clases sociales. La

información recabada de estas entrevistas, dio paso a la interpretación de los

discursos obtenidos según una clasificación de tres dimensiones: a) estructura

familiar, donde se identifican los rasgos de los roles de autoridad a partir del uso

de los recursos económicos de los integrantes mayores; b) las dinámicas de

comunicación de los miembros; y c) los usos y valoraciones de la televisión y

otros medios domésticos como la videograbadora y los juegos portátiles.

Los resultados arrojados por este estudio señalan que las instituciones

familiares y escolares de todos los niveles socioeconómicos, modelan la

particular influencia que tiene la televisión en los jóvenes. Se confirmó que

mientras para la clase alta le corresponde mayor espacio para el ejercicio de la

autonomía adolescente y una comunicación abierta y especializada entre

50
generaciones, para la clase baja sucede lo contrario. Renero puntualiza que los

usos de la televisión y la tecnología en general, refuerzan la institución familiar

en las clases sociales media y alta.

El estudio de fenómenos juveniles desde el campo de la comunicación

devela la trascendencia de este sector en áreas estratégicas de la sociedad.

Bajo esta óptica, los jóvenes son vistos como meros receptores de diversos

mensajes difundidos por los medios de comunicación masiva. En este periodo

de los años noventa, el área de estudio de la comunicación a juzgar por las

investigaciones identificadas, no profundiza en la capacidad que tiene el joven

de generar tanto significados como dinámicas sociales a partir de los mensajes

que intercepta de su alrededor, con excepción quizás del estudio realizado por

Renero.

1.2 Análisis de identidades y campo de estudio de la comunicación

Los medios de comunicación, como canales que permiten la transmisión

de mensajes, tienen un papel primordial en las sociedades contemporáneas; a

través de ellos, varios sectores pueden tener acceso a contenidos culturales

que quizás en el pasado, por circunstancias económicas o sociales, no podían

consumir. Por ello se dice que los medios contribuyen notablemente a la

construcción de significados de la realidad colectiva. En este módulo se aborda

la construcción de una identidad desde el área de estudio de la comunicación.

51
Como antecedente se toma una investigación titulada “Recepción

televisiva en tres familias de Guadalajara: Primer acercamiento a su identidad

tapatía” presentada en 1998 por Armando Ibarra López. En ella se evidencia

que la conformación de la identidad de los individuos tiene una estrecha

relación con los medios de comunicación. Esto abre un espectro diferente al de

los trabajos presentados en el primer bloque, cuyo común denominador estaba

en el consumo y exposición ante los medios.

El objetivo general de dicha investigación consiste en explicar la relación

entre el proceso de recepción televisiva de tres grupos familiares socio-

económicamente diferentes en la Zona Metropolitana de Guadalajara y la

concepción que tienen acerca de su identidad tapatía. La metodología

empleada en este trabajo de 1997, consistió en el empleo de la entrevista y en

la convivencia cercana con las familias, con lo que se obtuvo información sobre

lo que piensan y sienten acerca de la agenda televisiva cada vez más

globalizada, para contrastarla a su vez con lo propio de la cultural local y el

sentimiento que los hace ser tapatíos.

Ibarra López concluye por un lado, que las regiones se organizan gracias

a una serie de procesos realizados por todos los agentes sociales que habitan

ese territorio determinado, produciendo una cultura local que implanta maneras

de vivir convenidas en las inmediaciones de ese espacio geográfico. Por el otro,

descubrió que las familias estudiadas conciben su identidad tapatía con la

52
imagen que tienen de los hechos ocurridos en el pasado, así como con los

edificios y monumentos que instituyen el entorno donde viven. También toman

en cuenta elementos contemporáneos considerados importantes en la

constitución de la identidad tapatía, como las victorias del equipo de fútbol más

popular de la ciudad.

El autor reconoce la falta de profundidad en los estudios de identidades,

pues la comunicación no es un fenómeno que concierne sólo a los medios

masivos, sino también al proceso de interacción de mensajes derivador de

relaciones humanas.

La construcción de la identidad de un hombre como padre de familia, es

el punto central de otra investigación que también aborda el área de la

conformación identitaria, específicamente, de género. Su título es

“Construyendo puentes: la identidad de género de los jefes de familia y la

recepción televisiva”. Fue presentada en el año 2005 por la investigadora Aimeé

Vega Montiel.

El objetivo de este estudio, es reflexionar sobre las posibilidades de

incorporar la categoría de género al análisis de procesos comunicativos. La

herramienta metodológica que se utilizó fue el grupo de discusión, pues facilita

que el flujo de información se suscite naturalmente entre sujetos con puntos de

vista aparentemente compartidos.

53
Se tomó en cuenta a un grupo de audiencia de padres de familia

residentes en la Ciudad de México de entre los 25 y 35 años, cuyo nivel escolar

fuese básico y que pertenecieran al sector socioeconómico bajo, mismo que en

consideración de la investigadora, radica la mayor parte de la población

mexicana.

Los hallazgos de esta investigación suscriben que la categoría de género

conforma un sitio importante para el análisis de los procesos comunicativos,

como es en el caso de la construcción identitaria. Una vez definida la

participación de los jefes de familia en todo este proceso de recepción

televisiva, se concretó que la identidad de género, en este asunto del ‘ser

hombre’, determina formas concretas de entender la realidad social y de

interactuar con los mensajes que provienen de la televisión. La identidad les

genera también lugares, hábitos y prácticas en específico.

Siguiendo el mismo rumbo en el que se aborda a la identidad como

resultado de un proceso comunicativo, donde los medios tienen una relevancia

insoslayable mas no absoluta, se presenta un estudio que analiza la

trascendencia del discurso de un programa radiofónico en uno de los barrios

marginales de la capital boliviana. Realizado en el año 2004 por Marlene

Choque, lleva por título “La construcción de identidades colectivas, los usos del

‘nosotros’ en los discursos mediáticos de audiencias populares en la ciudad de

La Paz, Bolivia”.

54
El objetivo de la investigación fue el de analizar el proceso de

construcción de identidades colectivas en los discursos emitidos por los medios

de comunicación, específicamente, por el de un programa radiofónico titulado

‘La Calle’, dirigido a barrios populares.

En ese proyecto, la autora expresó su interés en la manera en que las

personas construyen sus propias representaciones como sujetos de derechos,

tanto en lo individual como colectivo, para formular sus demandas sociales.

Como herramienta metodológica, utilizó el análisis del discurso promovido por el

programa radiofónico, para dar cuenta de los contenidos manifiestos y

subyacentes de los mensajes que desencadenan esas representaciones

simbólicas que los habitantes de los barrios marginales bolivianos realizan de sí

mismos al expresar públicamente sus demandas sociales.

Las conclusiones de este trabajo dan cuenta del complejo proceso de

construcción discursiva de las realidades colectivas, así como de los

mecanismos de reconocimiento, la diferenciación que operan, y los tipos de

representaciones que los vecinos crean de sí mismos. Puede notarse con ‘La

Calle’, que muchos barrios de La Paz están inmersos en la pobreza y exclusión,

por lo que sus habitantes recurren a espacios como éste para presionar, de

alguna manera, a las autoridades.

55
“Chicanos y mexicoamericanos en tres comunidades electrónicas”, es el

nombre de otra investigación que analiza la manera en la que los medios de

comunicación refuerzan la identidad tanto individual como colectiva. Se denota

la presenta del internet como herramienta clave en estas nuevas formas de

interacción social. Tal estudio fue realizado en el año 2002 por Francisco Javier

Cortázar Rodríguez.

El objetivo fundamental de la investigación consistió en conocer las

formas en las que se expresa la identidad colectiva de este grupo cultural en los

Estados Unidos a través de internet. La confrontación entre las costumbres

típicas mexicanas y el contexto cultural estadounidense entre todos aquellos

inmigrantes o descendientes de ellos, deja que el flujo de mensajes que

componen el proceso comunicativo que edifica la identidad individual dentro de

una sociedad, haya tomando para el investigador, relevancia y rasgos

particulares dignos de análisis.

Como base de la metodología se recurrió al análisis de más de 800

mensajes impresos entre mediados de junio y septiembre del año 2000 y de

junio a noviembre del 2001, obtenidos de tres foros de discusión utilizados por

la comunidad chicana y mexicoamericana. Este análisis constató la vida

cotidiana de estos grupos, su evolución y decadencia; así también los distintos

niveles en el uso del lenguaje, discusiones, temas de debate, y sus

representaciones individuales y colectivas.

56
Los descubrimientos derivados del estudio, apuntan a que tales

comunidades establecen redes sociales informales frecuentadas como marcos

principales de intercambio y competencia. Esto brinda la oportunidad de que el

grupo social imponga su lógica de funcionamiento ante la cotidianidad.

El internet hace accesible la información a través de varios formatos, ya

sea de forma gráfica, escrita o audiovisual. Es una herramienta que por sus

características y penetración en algunos sectores sociales, permite organizar

descentralizadamente manifestaciones sociales en las que se exalta la

identidad.

Con las investigaciones de este segundo bloque, a diferencia del

anterior, puede notarse un mayor interés desde el campo de estudio de la

comunicación hacia la conformación de la identidad de las personas, en gran

medida por la acción que tienen los medios masivos de comunicación. A partir

de esta segunda línea temática, se establece que las investigaciones, en su

mayoría realizadas en la década del año 2000, prestan mayor preocupación y

naciente atracción por abordar la cimentación de identidades culturales en las

sociedades actuales.

Para comprender integralmente el fenómeno de estudio de esta tesis, se

han tomando investigaciones provenientes de la antropología, la etnografía y la

sociología. Presentan atractivas aproximaciones científicas respecto a las

57
llamadas identidades juveniles, que resultan convenientes para esta

investigación porque contribuyen a forjar la visión interdisciplinar a la que se

pretende llegar con el tratamiento de manifestaciones juveniles e identitarias.

1.3 Comunicación, ciencias sociales y las minorías

En esta tercera y última división de antecedentes se agrupan aquellos

estudios orientados en la construcción de grupos juveniles así como en los

factores que inciden en ellos. Se reconoce que las investigaciones de esta línea

temática, cuyo origen se desprende de otras ciencias sociales, fueron

consideradas en esta tesis porque se identificó en ellas procesos de

comunicación orientados a la constitución de identidades culturales.

El trabajo del investigador no debe ignorar el conocimiento que cada una

de las ciencias sociales genera, pues de otra forma no podrá conseguir el

enfoque integral que requiere la comprensión de la realidad social.

Independientemente de las aportaciones que brinden a manera de herramientas

metodológicas o de construcciones teóricas en lo individual, los fenómenos

sociales deben ser analizados por su conjunto ya que resulta posible y

necesario abordarlos desde matices distintos. Segmentar una visión de otra,

equivaldría no sólo a parcializar la transcendencia y dimensión de expresiones

sociales, limitaría la creación de conocimiento humano.

58
“La lucha por lo auténtico como fundamento de la estética de lo precario:

una mirada al rock subte”, es el nombre de la investigación realizada por Juan

Carlos Murrugarra Cerna en el año 2001 sobre el movimiento juvenil

denominado subte en Lima, Perú.

Su objetivo recayó en establecer un panorama del movimiento juvenil

sustentado en factores que lo moldean como agrupación, como sus logros,

tensiones, límites, y características.

En dicha investigación, Murrugarra (2001) establece el término ‘Estética

de lo precario’ para definir una forma concreta de expresión juvenil que consiste

en la apropiación de manifestaciones artísticas no eruditas, para buscar y

demostrar la autenticidad.

Esta definición se refiere al fenómeno en el que los jóvenes adoptan y

generan productos culturales como composiciones literarias, plásticas, y

musicales, así como un lenguaje y protocolos conductuales, para expresar un

sentido de autenticidad entre quienes se encuentran en el mismo movimiento.

El investigador aplicó la entrevista a profundidad entre varios jóvenes que

se reconocieron dentro de esta manifestación conocida como cultura subte. A

través de la información obtenida, pudo llegar a varias conclusiones. La primera

de ellas resulta que estos individuos perciben a la sociedad como un

59
mecanismo opresor que lucha contra el individuo para someterlo bajo sus

estatutos.

Otro de los puntos concluyentes es que el discurso de la cultura subte

ataca todo aquello que considera integrador, comercial o fanfarrón. Para el

investigador este movimiento se convierte en instrumento de protesta juvenil,

porque critica lo socialmente establecido con la ostentación de una unicidad

basada en los productos culturales que sus miembros generan.

Finalmente, el autor dice que el movimiento subte, a pesar de ser una

expresión libertaria de ideas para los jóvenes que la utilizan, no construye un

mundo autónomo porque muchos de sus partidarios al verse limitados

económicamente, están obligados a acatar las normas dominantes.

Bajo la misma directriz que marca este apartado, se presenta un estudio

realizado entre jóvenes bogotanos titulado “El movimiento juvenil de los Candy

Kids en Bogotá: una mirada desde la historia oral” elaborado por Laura Stella

Parra Espitia en el año 2005.

El objetivo que motivó el trabajo fue demostrar la conformación de los

Candy Kids como factor de identidad y nuevo estilo de vida para los jóvenes de

la capital colombiana. Para ello, la investigadora tomó como punto cardinal la

historia de vida de un joven perteneciente al movimiento.

60
El recurso metodológico empleado en este trabajo es conocido como

historia oral. Fue elegido porque su empleo proporciona al investigador, los

medios adecuados para construir la memoria de una generación tocando un

terreno íntimo de la cultura e identidad del grupo. La observación de estos

jóvenes en sus centros de reunión, también generó información relevante para

su comprensión.

El primer paso fue entrevistar al individuo autodefinido como parte de

esta agrupación para posteriormente analizar su historial de vida. A su vez, se

revisó bibliografía sobre esta expresión juvenil para reconstruir, en conjunto con

aportaciones directas de otros chicos, su desarrollo histórico y social.

Se vislumbra que los Candy Kids son un grupo de jóvenes que desea

preservar la esencia de la niñez para construir un mundo sin fronteras, donde

juicios y odios no existan. Se concluye en esta investigación que el ser humano,

tras la necesidad de cambio, busca agruparse con otros mediante necesidades

e inquietudes compartidas, para generarle una identidad común y sentido de

pertenencia.

Se marca en el estudio que los jóvenes de este grupo juvenil, utilizan

símbolos y modas particulares cuya intención es marcar un sello que los

diferencia frente a los otros, así como manifestar la existencia de la diversidad

entre los seres humanos.

61
La investigadora pudo argumentar con el estudio de esta expresión

juvenil, que los grupos humanos se cohesionan alrededor de factores comunes

para los individuos; pueden ser de toda índole, y son reforzados con el empleo

de medios de comunicación como el internet o publicaciones impresas, cuyo

contenido reafirme las significaciones que los unifican.

“La construcción de la identidad gay en un grupo de jóvenes de la Ciudad

de México”, es el nombre de otro estudio que analiza la construcción identitaria

de un grupo, en este caso, el homosexual.

Este trabajo realizado en el año 2001 por Porfirio Miguel Hernández

Cabrera, persiguió como objetivo, conocer el papel del organismo no

gubernamental UNIGAY en el proceso de construcción de la identidad gay de

jóvenes urbanos del Distrito Federal a través de interconexiones entre sus

individuos bajo ópticas como la política, la afectiva, y la lúdica.

El investigador expresa la necesidad de hacer investigaciones sobre este

tema en contextos geográficos como el mexicano, incluso sugiere tocar otras

esferas como las representaciones sociales de los jóvenes ante la

homosexualidad, el papel del performance en la identidad de género, las

diversas construcciones sociales de lo gay y las formas de sociabilidad de este

grupo.

62
Aunque en México existen numerosos grupos de homosexuales,

lesbianas, transexuales, bisexuales y de otras preferencias sexuales, son pocas

las investigaciones que se han hecho del tema en las ciencias sociales. El autor

recalca que la importancia de estudiar a este grupo, radica en la mayor

participación que ha desempeñado en los espacios públicos.

Las conclusiones de esta investigación, dictaminan que el discurso

identitario gay proveniente de los Estados Unidos, en conjunto con las

adaptaciones que se hacen de él para su aplicación en una ciudad como la

capital mexicana, a través de grupos y asociaciones de diversidad sexual,

permite construir una identidad gay positiva y socialmente viable en la localidad.

Este discurso se concreta y reproduce en un grupo determinado, para

posteriormente, permitir la conformación de relaciones interpersonales a través

de códigos identitarios.

Hernández Cabrera afirma que el grupo gay constituye un espacio

relacional muy importante para el joven en la medida que le permite validar su

condición sexual; ahí, el joven adquiere autoestima y conciencia de pertenecer

a un grupo marginado, que le proporciona elementos para desarrollar o reforzar

una identidad alternativa que afronte las recriminaciones de la sociedad

imperante.

63
Otra de las publicaciones encontradas que abordan la temática de los

grupos juveniles, proviene de Chile y fue presentada por Mario Moraga

González y Héctor Solórzano Navarro en el año 2005, en la que analizan al

movimiento juvenil que se desprende del género musical Hip-Hop.

El trabajo titulado como “Cultura urbana Hip-Hop, movimiento

contracultural emergente en los jóvenes de Iquique, Chile” tiene como objetivo

interpretar las formas y dinámicas de expresión de los jóvenes hip-hoperos que

aparecen como vanguardia cultura en Iquique. Es clara la presencia del

fenómeno de la comunicación dentro de este grupo juvenil, porque a través de

él se establecen mecanismos particulares de acción individual y grupal.

Las formas de acercamiento metodológico fueron principalmente

empáticas y participativas, enlazadas bajo un fuerte compromiso e implicación

histórico-existencial entre los investigadores y los investigados. Se utilizaron

técnicas propias del paradigma interpretativo, caracterizado porque comprende

e interpreta los significados culturales de los fenómenos sociales; dichas

técnicas son la revisión documental, la observación directa, la entrevista a

profundidad y el análisis de contenido.

Las herramientas surgidas de las técnicas señaladas, fueron aplicadas a

una muestra compuesta por hombres y mujeres que viven la cultura urbana del

64
Hip-Hop en Iquique de forma constante y pública, distribuidos en tres diferentes

puntos de la ciudad.

Las conclusiones a las que se llegó por medio de esta labor, establecen

que la cultura urbana del Hip-Hop en Iquique tiene una existencia propia que va

más allá de los jóvenes que la componen; supera las limitantes del tiempo y las

diferencias generacionales. Este movimiento sobrepasa la existencia de las

personas, por lo que adquiere vida propia al subsistir entre generaciones,

temporalidades y geografías.

Dentro del movimiento, existen contenidos que revelan una acción

contracultural que en el perdurar del tiempo, son reapropiados, manifestados y

desplegados en entornos cotidianos y públicos de los jóvenes. Los elementos

que componen estas manifestaciones adquieren las características propias de

cada época y del sitio en el que se despliegan.

Se descubre así, que a través de un largo proceso de interpretación y

aprendizaje, que la cultura urbana del Hip-Hop de los jóvenes de Iquique, se

manifiesta como un movimiento contracultural trascendente a esta época;

expresa la resistencia, la demanda por reivindicaciones y la denuncia como

medio de participación política y social.

65
El análisis de la interacción que da forma y origen a muchos de los

grupos urbanos, muestra una gama infinita de identidades juveniles que

efectúan procesos autónomos de comunicación, pues a través de ésta

construyen significados en común y expresan elementos propios de su

ideología, misma que es reforzada a la par.

“Cuerpos posibles… cuerpos modificados… Tatuajes y perforaciones en

jóvenes urbanos” es una investigación del año 2003, realizada por Cupatitzio

Piña Mendoza y se centra en la práctica del tatuaje y las perforaciones entre los

jóvenes que constituyen a través de ellas, un grupo social que una marca una

identidad muy definida.

Se dan a conocer en este trabajo, las sensaciones y los motivos que

alientan a los jóvenes a adentrarse en estas prácticas, donde la concepción y

significado del cuerpo propio, toman una dimensión alternativa a la que se dicta

socialmente. Así mismo, pretende acercar al lector a los significados y

discusiones desde diferentes ópticas epistemológicas que debaten las maneras

en que debe apropiarse o no el cuerpo humano.

Este trabajo fue realizado a lo largo de un año en cinco ciudades de la

República Mexicana: Distrito Federal, Guadalajara, Monterrey, Guanajuato y

Morelia, en donde a través de la observación participante, el registro fotográfico,

los diarios de campo y la realización de un total de treinta entrevistas de

66
profundidad entre jóvenes usuarios del tatuaje y las perforaciones, así como de

tatuadores y perforadores, se fueron mostrando los diferentes sentidos y

convicciones a partir de los cuales, los integrantes de esta comunidad

comienzan esa resignificación de su cuerpo, existencia y espacio, y las

implicaciones que esto trae dentro de la sociedad hegemónica.

Se hace un valioso análisis sobre aquellos elementos que construyen y

refuerzan la identidad de estos jóvenes, así también de las consecuencias que

conlleva formar parte de una minoría que enfrenta frecuentemente tapujos

discriminatorios y recelo a la diversidad que sobrepasa los límites socialmente

establecidos. Con el estudio, el investigador remarca que la re-elaboración de

significados de cada parte del cuerpo, proporciona a los jóvenes de esta

comunidad, una identidad propia y colectiva. Cada modificación corporal,

apunta a ser un deseo aferrador a no olvidar el pasado, a tener en cuenta las

alegrías, tristezas, dolores, y pasiones que van construyendo a cada individuo.

El autor da paso a la polémica porque acepta su pertenencia a esta

comunidad desde hace una década. Esto podría cuestionar para muchos la

objetividad que debe tratarse una investigación científica; sin embargo, en

concordancia con él, se puede decir que el conocimiento de uno mismo, se

deriva en gran medida, del entorno próximo.

67
La riqueza de este trabajo, captada desde un enfoque comunicativo, se

haya en dos premisas: la primera, consistente en plantear al cuerpo humano

como un canal de comunicación, donde los mensajes interpretan la

individualidad del sujeto y la percepción que tienen del mundo; y la segunda, de

todos los símbolos y elementos propios que refuerzan la identificación entre

sujetos que realizan dichas prácticas, en otras palabras, los miembros de un

mismo grupo

Existe un texto llamado “Desde la esquina se domina. Grupos juveniles:

identidad cultural y entorno urbano en la sociedad moderna” realizado por

Rogelio Marcial de 1994. En esta investigación, a pesar de no establecer de

forma clara su metodología ni objetivos a seguir, busca conocer en medida de

lo posible, la realidad de los jóvenes que viven bajo el estigma de pandilleros en

la ciudad de Guadalajara. Estos jóvenes han conformado toda una identidad

grupal de autodefensa y solidaridad ante un sistema que sólo juzga y recrimina,

y que es incapaz de brindar oportunidades para alcanzar las expectativas que

cada persona desea.

Para concretar dicho trabajo, el investigador realizó un estudio de campo

que consistió en determinar la distribución geográfica de estas agrupaciones,

así como encontrar toda la bibliografía existente. Una vez realizados, se entabló

relación con los protagonistas de esta manifestación social.

68
A lo largo de los capítulos de este material, Marcial instaura un panorama

que permite conocer los elementos que dan forma a la identidad de estos

jóvenes, así como su desarrollo en la sociedad. Llama la atención que este

estudio se haya realizado en los años noventa, pues como se comentó al

principio de este capítulo, muchas de las investigaciones de aquel entonces

apuntaban tópicos como el consumo y recepción de medios. La investigación

de Marcial denota, a pesar de su tinte sociológico, el resultado de un proceso

comunicativo, motivo suficiente para tomarlo en reflexión.

Como puede observarse, los estudios juveniles y de conformación de

identidades han cobrado mayor relevancia con el paso del tiempo. En estas tres

líneas temáticas, se ha constatado que el campo de la comunicación se ha

interesado gradualmente en el análisis de manifestaciones juveniles; sin

embargo, aún no es suficiente. La misma situación prevalece con los estudios

de identidad.

Conjugar las aportaciones que puedan hacer tanto el campo de estudio

de la comunicación como el de otras ciencias sociales, contribuirá al armado

científico del esqueleto que requieren los estudios juveniles. Así será más

factible, confiable y precisa, la interpretación de fenómenos sociales como

estos, destacándolos más como construcciones humanas derivadas de la

socialización y no cómo etiquetas o condicionantes biológicos o demográficos.

69
Los tejedores simbólicos

Postulados científicos sobre la construcción identitaria

individual y colectiva

2.1 Interaccionismo simbólico

2.2 Teoría del modelaje o teoría del aprendizaje social u observacional

2.3 Teoría de los lazos sociales

2.4 Teoría de la diferenciación social

2.5 En conclusión

70
Los tejedores simbólicos

Postulados científicos sobre la construcción identitaria individual y

colectiva

“Aceptar que la experiencia es la materia prima de la cual los espíritus humanos

extraen significados y valores es parte de la madurez”

Howard Thurman (1899-1981)

Filósofo, educador, luchador social estadounidense

Muchos estudios de comunicación han contado en su formulación teórica

con el apoyo de otras ramas pertenecientes a las ciencias sociales como la

sociología y la psicología; en ambas, la presencia del fenómeno de la

comunicación es una constante clara. Melvin De Fleur (1983), menciona que las

primeras preocupaciones que dieron origen al campo de estudio de la

comunicación, se centraron desde estas ciencias, para conocer la compleja

relación entre los nacientes medios masivos de comunicación y la exposición de

las personas ante ellos.

Al hacerse más compleja la necesidad de conocer los procesos de

interacción entre los seres humanos y de creación de significados que devienen

de sus relaciones, se fueron constituyendo diversas teorías e investigaciones

71
que resultaron en un campo de estudio capaz de profundizar en el minucioso

fenómeno comunicativo.

Con estos antecedentes que originaron el estudio de la comunicación,

originalmente de naturaleza complementaria, el empleo de postulados

sociológicos y psicológicos en los que se consideran procesos comunicativos

notorios es justificable. Bajo esta situación, se acentúa aún más el tinte

interdisciplinar que pretende esta investigación.

Conviene reiterar que el estudio de la comunicación no se limita a los

medios masivos, al análisis de contenido que se hace de éstos, o al consumo y

exposición de las audiencias. Puede enfocarse al proceso humano que permite

la interacción de las personas, el cual parte de un flujo de mensajes que suscita

la creación y asimilación de significados compartidos. En este proceso se dan

cita varios agentes creadores de significados. Al respecto, Melvin De Fleur

señala:

“Las relaciones entre los medios, la sociedad y los individuos […] no

pueden ser estudiadas en un vacío teórico. La investigación sobre los

procesos y efectos de la comunicación de masas, debe ser guiada por

algún grupo de supuestos básicos sobre la naturaleza de la sociedad, de la

persona humana y de la relación entre ambas.” (De Fleur, 1983: 52-53)

72
Tomando lo anterior como premisa, se reflexiona que las personas son

construcciones de su entorno, es decir, construcciones sociales. La identidad

se cimbra a través del tiempo con los mensajes que se reciben de relevantes

agentes sociales como la familia, el Estado, la escuela, la religión, e incluso los

medios.

Los significados dictaminados por todos ellos instauran pautas de

comportamiento y esquemas intelectuales determinados que tienden a

reafirmarse.

En este capítulo que se divide en cinco apartados, se presentan las

cuatro teorías utilizadas en la presente investigación, la relación que sostienen

con el fenómeno estudiado, así como una conclusión sobre ello.

2.1 Interaccionismo Simbólico

Dentro de las ciencias sociales, según Melvin De Fleur, existen cuatro

paradigmas que le aportan al científico de la comunicación una base importante

para el desarrollo de su investigación. El funcionalismo estructural, la evolución

social, el modelo del conflicto social y el interaccionismo simbólico, son

paradigmas con una percepción particular que explican el comportamiento de la

sociedad y de las diferentes maneras en las que los individuos convergen para

mantenerla activa.

73
Para esta investigación se tomó el paradigma del interaccionismo

simbólico; una visión construida durante siglos que según Charles Morris

(1934), es concretizada por George Herbert Mead y Charles Horton Cooley,

considerados sus principales exponentes en el siglo XX.

El interaccionismo simbólico se caracteriza porque entiende a la

sociedad como un sistema de significados compartidos entre los individuos, en

el que a través de símbolos propios del lenguaje, les genera expectativas

estables y comúnmente entendidas hacia patrones conductuales previsibles.

Dentro de este paradigma, se enfatiza el desempeño del lenguaje, ya que forja

tanto a sociedad como a individuo.

Este enfoque desarrollado por la historia, revela que el lenguaje tiene un

punto clave en la movilidad de las sociedades. Es destacable la contribución de

Jhon Locke (1975), pues describió la relación entre las palabras y sus

significados en lo individual con los lazos existentes entre las personas,

definiendo al lenguaje como un fuerte lazo social.

De Fleur refiere que en el siglo XVIII, las contribuciones de escritores

como Immanuel Kant, teorizaban sobre la relación de los seres humanos con el

mundo que ellos mismos construyen en sus mentes. Los individuos a través del

intercambio de mensajes, según este postulado, instauran una perspectiva en

común y personalizada del entorno que ocupan.

74
Esta forma de comprender la movilidad social se refinó a finales del siglo

XIX con los investigadores John Dewey, William James y Charles Pierce.

Establecieron que el enfrentamiento entre las personas y su realidad era

provocado por ideas individuales sobre ciertos ambientes, que derivaban

finalmente en formas específicas de actuar.

Para el siglo XX, aparecerían las premisas que definieron concretamente

al interaccionismo simbólico, las del sociólogo Charles Horton Cooley, y las de

filósofo, George Herbert Mead. El primero desarrolló una visión sobre la

adquisición de la naturaleza humana por parte del individuo, y no por su

composición genética; el segundo, un análisis sobre la acción del lenguaje en la

vida humana individual y colectiva.

Para De Fleur (1983), este paradigma recibe actualmente muchas

aportaciones y debates al respecto. Establece como premisas básicas las

siguientes:

• La sociedad se concibe como un sistema de significados, que “para el

individuo, la participación en los significados compartidos, que están

vinculados a los símbolos de un lenguaje, es una actividad interpersonal,

de la que surgen expectativas estables y comúnmente entendidas, que

guían a la conducta hacia esquemas previsibles” (De Fleur, 1983: 63).

Se entiende entonces que el flujo de mensajes en el campo social,

75
emanado por diversos agentes sociales para ser interpretados por el

individuo, instaura un patrón que aspira a su cohesión y mantenimiento.

• Desde el enfoque propio de la conducta “tanto las realidades sociales

como las físicas, son construcciones de significados ya definidas, como

consecuencia, de la participación de las personas, individual y

colectivamente en la interacción simbólica; sus interpretaciones de la

realidad pasan a ser socialmente convenidas e individualmente

internalizadas (De Fleur, 1983: 63). Se determina que la conducta del

individuo y del grupo al que pertenece, se ve condicionada por la

interpretación que hacen de sí para ejecutarla una vez asimilada.

• Establece: “los lazos que unen a las personas, las ideas que tienen de

otras personas y sus creencias sobre sí mismas, son construcciones

personales de significados que surgen de la interacción simbólica” (De

Fleur, 1983: 63). El interaccionismo simbólico, además de apuntalar la

conformación del mundo social de los individuos, decreta las formas en

la que éstos perciben y visualizan su realidad. Se toma como referencia

el lente de mundo social construido, para luego aplicarla en la valoración

personal y de los demás seres humanos.

76
• Señala: “la conducta individual, en una situación dada de acción, está

guiada por las etiquetas y significados que las personas vinculan con

esta situación” (De Fleur, 1983: 63). Con base en el mundo que

construyen los seres humanos, las experiencias conductuales ahí

manifestadas se encuentran como producto del bagaje subjetivo

arraigado en el individuo, no por factores externos a ese contexto.

De Fleur reconoce que la trascendencia que tienen los medios de

comunicación en las sociedades contemporáneas es contundente por su alta

inmersión en todas las esferas sociales. Para el interaccionismo simbólico, al

igual que los otros agentes, considera, construyen de ese mundo social que

habitan los seres humanos.

“Los medios son parte esencial de los procesos de comunicación en las

sociedades modernas. En sus descripciones e informes aportan

interpretaciones de la realidad, que son internalizadas por sus públicos. Las

personas pueden desarrollar construcciones subjetivas de la realidad a

partir de lo que leen, escuchan o miran” (De Fleur, 1983: 64).

La estructura subjetiva formada durante el desarrollo del individuo, a

partir de las interpretaciones que genera el flujo de mensajes presente en su

entorno, puede considerarse como identidad según lo comprendido con el

interaccionismo simbólico. No pueden existir dos personas con estructuras

77
cognitivas iguales a pesar de haberse expuesto al mismo flujo simbólico, debido

a que las condiciones contextuales de cada una, son únicas e irrepetibles.

Referirse al término identidad, alude al reconocimiento que el individuo

hace de sí mismo, respecto a todo el engranaje subjetivo que le compone. Es

asumirse como tal frente a uno mismo como ante los demás. Eric Erikson

(1969), experto en el tema, estableció que la identidad es el resultado de los

procesos biológico, psicológico y social, cuya dinámica es constante e

ininterrumpida pues dependen unos de otros.

Erikson observó que la identidad está vinculada estrechamente con los

roles y compromisos sociales que predominan en la sociedad donde convergen

los individuos.

El sociólogo chileno Jorge Larraín (2001) reconoce que el término

identidad, tiene muchas aplicaciones y significados, por lo que realiza una

distinción entre varias acepciones. Las primeras se remontan a la tradición

aristotélica donde, desde una visión filosófica, se admite como un principio

fundamental del ser y del pensamiento. A pesar de que el entendimiento de la

identidad se consideró de formas distintas en la historia, prevaleció su vena

filosófica. Larraín construye un significado más adecuado para su comprensión

en el campo de las ciencias sociales.

78
“Un significado más adecuado de identidad deja de lado la mismidad

individual, y se refiere a una cualidad o conjunto de cualidades con las que

una persona o grupo de personas se ven íntimamente conectados. En este

sentido la identidad tiene que ver con la manera en que los individuos o

grupos se definen a sí mismos al querer relacionarse –identificarse- con

ciertas características. Esta concepción es más interesante para científicos

sociales porque aquello con lo que alguien se identifica puede cambiar y

está influido por expectativas sociales” (Larraín, 2001: 23).

Tugendhat, citado por Larraín (2001), hace una distinción del anterior

concepto de identidad; lo separa en identidad individual e identidad cualitativa.

Indica que esta última permite a las ciencias sociales, crear un punto de

referencia más certero para el trabajo de investigación porque destaca el

carácter subjetivo de las cualidades que forman la identidad y por el hecho de

que dichas cualidades pueden cambiar.

“La identidad cualitativa responde a la pregunta acerca de lo que cada cual

le gustaría ser. La respuesta a esa pregunta puede estar influenciada por el

pasado, pero se refiere básicamente al futuro. En el ejemplo propuesto por

Tugendhat, yo puedo ser padre en un sentido biológico, pero en otro

sentido, que es fundamental para la identidad, yo soy padre sólo si escojo

serlo” (Larraín, 2001: 23).

79
Muchos científicos sociales, a consideración de Larraín, se ven

confundidos entre estas dos últimas acepciones. Recalca que la denominada

identidad cualitativa, a pesar de ser la más detallada al respecto, no deja en

claro por qué personas diferentes se identifican con cualidades diferentes. En

referencia a Aristóteles, el autor llama a estas cualidades disposiciones, que

constan en la capacidad que tiene cada individuo para actuar de manera

independiente.

La identidad, de esta manera, no sólo responde a construcciones

subjetivas emanadas por el individuo para el individuo, alude a la presencia del

sí en el entorno con otras personas, también condiciona y amplía tal estructura.

De este hecho, dice Larraín (2001) se logran dar cuenta tanto Erikson como

Tugendhat.

“El medio social juega un rol fundamental en su construcción y de que para

contestar la pregunta ‘¿Quién quisiera ser yo?’ el juicio de los otros es crucial.

Tugendhat habría hecho bien en darse cuenta, como Erikson, de que no

basta el recurso a disposiciones internas.” (Larraín, 2001: 24).

Tugendhat se ve influenciado por el trabajo de George Herbert Mead,

exponente destacado del interaccionismo simbólico; influencia que lo lleva a

señalar el carácter social del proceso de conformación de identidad. En

consideración de Tugendhat, citado por Larraín (2001), la relación de uno

80
mismo consigo mismo, debe ser comprendida como un proceso intersubjetivo

que entrevé una relación con otros. Lo anterior se aprecia como premisa clave

del interaccionismo simbólico para dar sustento a esta tesis.

La identidad se puede relacionar con el consumo de las industrias

culturales e industrias tradicionales, que al generar diversos productos, tanto

materiales como subjetivos, propagan una serie de significados contenidos en

los mensajes que emiten.

“Cada compra o consumo de estas mercancías es tanto un acto por medio

del cual la gente satisface necesidades, como un acto cultural en la medida

que constituye una manera culturalmente determinada de comprar o de

consumir mercancías. […] El acceso a ciertos bienes materiales, el consumo

de ciertas mercancías, puede también llegar a ser un medio de acceso a un

grupo imaginado representado por esos bienes; puede llegar a ser una

manera de reconocimiento.” (Larraín, 2001: 27).

Esta relación entre identidad y productos culturales muestra que en el

presente fenómeno estudiado, la música metal, la indumentaria, los iconos,

junto al estilo de vida metalero, son emisores de mensajes cuyos significados

son consumidos por los jóvenes, quienes encuentran la satisfacción de

determinadas necesidades. El consumo constante de ellos, aunado a la

interacción con sujetos afines, refuerza el vínculo entre el joven y el movimiento

81
metalero. Se puede decir que los productos culturales metaleros son un

vehículo de la identidad metalera gestados por agentes creadores de

significados como pueden ser los músicos y medios de comunicación.

Hans Gerth en coautoría con Charles Wright (1980), citados por Lazarrín

(2001), afirman que la construcción que hace un individuo de sí mismo,

requiere de los demás para internalizar las expectativas que tienen de él,

pudiendo hacerlas suyas para encontrarse o diferenciarse de ellos, adquiriendo

un carácter único, específico, y distintivo.

Para Mead, según Lazarrín (2001), cuando el individuo se relaciona con

los demás, forma dentro de sí diversas percepciones o expectativas que otros

le han proferido. A esto le llama identidad socialmente construida. La

construcción identitaria no supone solamente un fenómeno de expresión libre, y

mucho menos pasivo, también es el resultado de una lucha por ser reconocido

por los demás.

El joven metalero, según los lineamientos del interaccionismo simbólico,

ha construido su identidad con la asimilación de significados orientados a que

se asumiera de esta forma, de igual manera, por el contacto que ha tenido con

otras personas similares o distintas a él. Estos incidentes le han afianzado y

siguen haciéndolo dentro de aquel marco de referencia o identidad, para

satisfacer sus expectativas.

82
El fenómeno de la comunicación es claro en esta interacción entre los

individuos en la que circulan varias cargas simbólicas. La convivencia humana

invariablemente refuerza cada estructura cognitiva, es decir, la identidad de

cada persona.

El interaccionismo simbólico, explica la forma en la que el joven que

responde a la identidad metalera ha conformado su identidad como tal.

Siguiendo la lógica de esta teoría, el joven a lo largo de su historial de vida fue

adquiriendo cargas de mensajes emanadas desde distintos agentes sociales,

relevantes para él, en las que sus deseos y expectativas se fueron viendo

reflejados. Su lejanía hacia la identidad mexicana tradicional, y preferencia a la

identidad metalera, se ve condicionada justamente por la efectividad de los

agentes sociales. En el primer caso, los agentes encargados de difundir una

identidad mexicana cuando el individuo era un infante y posteriormente un

adolescente, quizás no tuvieron un fuerte impacto en él por varias razones,

como emitir mensajes confusos, o carecer de una presencia cercana en el

individuo, lo que facilitó que se viera seducido por otras propuestas ideológicas

contenidas en los mensajes emitidos por agentes sociales, en este caso,

propagantes de la identidad metalera.

2.2 Teoría del modelaje o Teoría del aprendizaje social u observacional

No puede negarse que la construcción de significados en las sociedades

actuales se debe en gran medida a los medios de comunicación masiva.

83
Construyen junto a otros agentes sociales, la realidad en la que actúan las

personas. Bajo este sentido, se aplican para comprender este fenómeno de

estudio, las teorías del aprendizaje social y del modelaje, ya que describen el

proceso de asimilación de mensajes emitidos por las fuentes creadoras de

sentido.

La teoría del aprendizaje social u observacional fue presentada en los

años sesenta por el psicólogo Albert Bandura. Para De Fleur “no es

precisamente un informe sobre el aprendizaje que se alcanza como fruto de la

exposición a la comunicación de masas, sino más bien, una explicación general

sobre cómo la gente adquiere sus nuevas formas de comportamiento” (De

Fleur, 1983: 276). Se le denomina como social, porque se encamina al proceso

en el que el sujeto interpreta las acciones que observa en los demás, tomando

de ellas, modelos de respuesta a conflictos o situaciones específicas de su

vida.

La teoría del aprendizaje social se orienta al proceso en el que las

personas adoptan los modelos contenidos en los significados difundidos por los

mensajes de los agentes sociales. La teoría del modelaje, profundiza en

aquellos que sólo emiten los medios de comunicación. En consideración de De

Fleur, el fenómeno que ambas teorías analizan es el mismo, ya que la del

modelaje es una derivación de la del aprendizaje social.

84
La teoría de aprendizaje social como explicación sobre la manera en la

que se adquieren pautas de comportamiento, tiene características en común

con otras teorías también del aprendizaje. Se distingue de otras formulaciones

teóricas, porque se aboca al estudio de aquellos sistemas por los que la gente

aprende y adopta nuevos modelos conductuales, debido al consumo que hacen

de los medios de comunicación, concerniente sobre todo, en la teoría de

modelaje.

“Al igual que otras explicaciones psicológicas, la teoría del aprendizaje

social presupone que la gente establece nuevas conexiones entre las

condiciones de los estímulos concretos que reciben de su entorno y los

modelos estables de acción (que son capaces de seguir) como respuestas

a dichas condiciones” (De Fleur, 1983: 277).

Estas conexiones son firmes en el individuo cuando las reafirma de

manera constante, es decir, que los modelos estables de acción son

apropiados por el sujeto cuando le son funcionales en la situación que los

mismos plantean. De Fleur (1983) señala que las teorías contemporáneas

sobre aprendizaje postulan que este proceso se da de distintas formas,

inclusive si es accidental.

Se puede especular en base a esta teoría, que los jóvenes metaleros se

asumieron bajo esta identidad cultural porque los modelos propagados por los

85
agentes sociales que le dan forma, surtieron un efecto satisfactorio en ellos.

Tales modelos, también pueden ser todos aquellos que surgen de la

socialización que sostiene el joven con otros afines a él. Enfatizando lo que

supone la teoría del modelaje, los modelos metaleros que el individuo ha

interiorizado son aquellos que encontró en los medios de comunicación masiva

como la televisión, el radio, las publicaciones impresas, el cine, y el internet.

Al hablar de la teoría del aprendizaje social, De Fleur acentúa el llamado

condicionamiento operativo, que se refiere a la adquisición de un modelo de

respuesta a través de secuencias de reforzamiento que se desarrollan

inesperadamente. Se puede decir que el joven metalero es reconoce cuando

está en constante cercanía con los modelos que le responden, muchas veces

sin que se percate de ello.

“Si una forma concreta de comportamiento es interpretada por un modelo

(paradigma humano) y se identifica con solución de problemas,

recompensa, o cualquier otra cosa deseable en cuanto a sus

consecuencias, la probabilidad de que un observador cualquiera la adopte

es mayor. Y si la adopción produce realmente consecuencias positivas, es

probable que esta forma concreta persista como una parte más o menos

permanente del repertorio del individuo” (De Fleur, 1983: 279).

86
El lenguaje es un elemento fundamental para que una persona adquiera

esquemas conductuales y de pensamiento a través de su contacto con los

modelos que emiten los mensajes de los agentes sociales. Cuando las

personas emplean un lenguaje común, pueden pensar, recordar e interactuar

con los demás. Bandura (1977) citado por De Fleur dice:

“La capacidad de usar símbolos proporciona a los seres humanos medios

poderosos para hacer frente al entorno. A través de símbolos verbales e

imaginados, la gente procesa y conserva sus experiencias en formas

figurativas que sirven de guías para el comportamiento futuro. La capacidad

de actuar de forma intencionada se enraíza en la actividad simbólica […]

Sin poderes simbolizadores los humanos serían incapaces de pensamiento

reflexivo. Por lo tanto, una teoría del comportamiento humano no puede

permitirse el rechazo de las actividades simbólicas” (Bandura, 1977, cit.

por De Fleur, 1983)

A través del lenguaje puede entenderse cómo los jóvenes metaleros

construyen en lo individual y colectivo, formas únicas de comprender al entorno

que les permiten relacionarse y crear una expresión en común. Su

manifestación, en calidad de subcultura, cuestiona y critica al sistema

establecido a través de símbolos que le son característicos, al tiempo que

propine una alternativa distinta de organización.

87
Al momento en el que el joven, quien ha interiorizado todos aquellos

modelos que promueven la identidad metalera y que lo han hecho visualizarse

dentro de ella, posee una estructura identitaria sólida, toma parte en la creación

de significados del metal mismo. Cuando toma conciencia de sí como metalero,

del grupo al que pertenece y de la forma en la que establece sus relaciones, el

individuo, quien había figurado como receptor de mensajes durante el proceso

constitutivo de su identidad, se convierte también en emisor de cargas

simbólicas metaleras por su relación con otros metaleros y por su estilo de vida

como tal. Este nuevo papel que adquiere es denominado representación social,

concepto empleado que se presenta en las siguientes líneas.

Para el psicólogo francés Serge Moscovici (1979), una representación

social es un proceso en el cual los individuos juegan un papel activo y creador

de sentido. Para él, las representaciones se originan a partir de la interacción

entre las personas y del cúmulo vivencial de cada individuo. Todos estos

factores, dice, permiten la movilidad del sujeto en su contexto social y material.

En otras palabras, una representación social es un vínculo entre construcciones

subjetivas y comportamientos.

Entendiendo a Moscovici, se puede ver que el joven metalero se puede

asumir después de haber solidificado su identidad, como un creador de

significados para sostener el ambiente social en el que se desenvuelve. A

través de la práctica de lo que dicta su parte cognitiva refuerza a la misma, ya

88
que obtiene experiencias placenteras ante lo individual, y al estar con sus

símiles, en lo colectivo.

Denise Jodelet (1986) doctora en psicología social, afirma que tales

representaciones no son de origen genético, son construidas por los grupos

humanos, ya que son adherentes a su naturaleza y a los objetos a los que se

refieren.

“Lo social interviene ahí de varias maneras: a través del contexto concreto

en el que se sitúan los individuos y los grupos; a través de la comunicación

que se establece entre ellos; a través de los marcos de aprehensión que

proporciona su bagaje cultural; a través de los códigos, valores e ideologías

relacionados con las posiciones y pertenencias sociales específicas”

(Jodelet, 1986: 473).

Herbert Blummer y George Mead, estudiosos del interaccionismo

simbólico, reconocen que los fenómenos de representación se originan a partir

de un proceso de comunicación. Se puede decir que las representaciones

instauran un panorama donde las cargas de mensajes sostienen el sistema

creado para su funcionamiento.

Moscovici, citado por María Auxiliadora Banchs (1984), entiende a las

distintas representaciones sociales según tres características. La primera de

89
ellas se refiere al grado de extensión que alcanza una colectividad; la segunda,

a que son el resultado de la expresión de una organización social; y la última, a

que incentivan la formación y orientación de comportamientos.

Para explicar el proceso en el que el joven ya asumido como metalero,

emite mensajes para sostener el movimiento en el cual se encuentra inmerso

junto con similares suyos, se entiende que una representación social es la

expresión particular de lo colectivo, es decir, la emisión personal de la identidad

que se ha asumido y bajo la cual se participa. No se trata de que el joven

reproduzca lo que él ha asimilado en el proceso de construcción de su

identidad como metalero, es la construcción que él mismo hace de toda la

carga de mensajes que en su vida ha ido recibiendo, evidenciando su carácter

activo, creativo, grupal y perceptivo del mundo en el que habita.

“La noción de representación social nos sitúa en el punto donde se

intersectan lo psicológico y lo social. Antes que nada concierne a la manera

en que nosotros, sujetos sociales, aprehendemos los acontecimientos de la

vida diaria, las características de nuestro ambiente, las informaciones que

en él circulan, a las personas de nuestro entorno próximo o lejano. En

pocas palabras, el conocimiento espontáneo, ingenuo, que tanto interesa en

la actualidad a las ciencias sociales, ese que habitualmente se denomina

conocimiento de sentido común, o bien pensamiento natural, por oposición

al pensamiento científico. Este conocimiento se constituye a partir de

90
nuestras experiencias, pero también de las informaciones, conocimientos y

modelos de pensamiento que recibimos y transmitimos a través de la

tradición, la educación y la comunicación social. De este modo, este

conocimiento es, en muchos aspectos, un conocimiento socialmente

elaborado y compartido […] En otros términos, se trata [además] de un

conocimiento práctico” (Jodelet, 1986: 476).

Los procesos supuestos por las teorías del aprendizaje social y del

modelaje, permiten la generación de significados una vez consumada

determinada identidad, compuesta por modelos que los agentes sociales han

difundido en la vida de cada persona. El joven, antes de ser metalero, es un

receptor de la carga simbólica de los agentes que dan forma a dicha identidad,

y una vez asumido como tal, pasa a ser emisor de una expresión social a partir

de su construcción cognitiva propia.

“Las representaciones sociales constituyen modalidades de pensamiento

práctico orientado hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del

entorno social, material e ideal.” (Jodelet, 1987: 349).

Dentro de los estudios de la comunicación la teoría del aprendizaje

social, y por ende, la teoría del modelaje, se vuelven útiles para conocer

también la manera en la que una persona analiza el contenido de los mensajes

que recibe, siendo regularmente situaciones dadas que ofertan modelos de

91
respuesta a ellas mismas. En el caso específico de la teoría del modelaje, esto

logra darse comúnmente con los productos audiovisuales.

“Los actores que representan a gente real en los medios audiovisuales, y

cuyas acciones se reflejan en los medios escritos, pueden servir como

modelos a imitar por otros […] los miembros del público que observan

dichas descripciones pueden adoptar, después de haberlo puesto a prueba,

el comportamiento pautado sobre una base más o menos permanente” (De

Fleur, 1983: 276).

La teoría del modelaje establece que los medios de comunicación son

una fuente de modelos o estructuras, que son atractivas y fácilmente

disponibles, donde éstas brindan un sentido de las formas concebibles de

conducta. De antemano, este pensamiento aclara que las personas expuestas

a algún medio de comunicación no adoptarán con toda seguridad el modelo

que se presenta.

Para explicar la adquisición del individuo sobre algún modelo que

encuentra tanto en los medios de comunicación, como en otros mensajes de

determinados agentes creadores de sentido, se denomina a este fenómeno

como proceso del modelaje, que De Fleur (1983) resume en seis puntos.

92
• Un miembro individual del público observa o lee algo acerca de una

persona (modelo) que está representando un modelo específico de

acción en el contenido de los medios.

• El observador se identifica con el modelo, es decir, cree que es como el

modelo, quiere ser como el modelo, o ve al modelo como algo que vale

la pena imitar.

• El observador se da cuenta consciente, o inconscientemente llega a la

conclusión de que el comportamiento observado o descrito será

funcional. Es decir, que la persona acaba creyendo que el

comportamiento conllevará un resultado satisfactorio si se imita de una

forma concreta.

• El individuo recuerda las acciones del modelo cuando las confronta con

las circunstancias pertinentes (la situación del estímulo) y reproduce el

comportamiento como vía de respuesta a dicha situación.

• La realización de la actividad reproducida en situaciones estimuladoras

adecuadas reporta al individuo algún tipo de alivio, recompensa o

satisfacción, lo que provoca la conexión entre los estímulos y las

respuestas modeladas que han de ser reforzadas.

93
• El reforzamiento positivo incrementa la probabilidad de que el individuo

utilice la actividad reproducida como instrumento para responder a

situaciones similares.

Para De Fleur, la formulación de esta teoría se fundamenta en nociones

como identificación y comprensión por parte del individuo, en lo subjetivo de sí.

La presencia de mensajes y el proceso de recepción por parte del individuo,

exaltan el tinte del campo de estudio de la comunicación en lo que muestra esta

teoría. El individuo mismo sabrá con qué modelo podría sentirse identificado y

con cuál no; esto no quiere decir que forzosamente algún modelo específico de

acción tiene que ser empleado o imitado por las personas.

“Lo que sí está claro es que la teoría del modelaje es una formulación muy

prometedora para el estudio de las comunicaciones de masas. Siempre y

cuando no se haga ninguna suposición en el sentido de que, si los medios

de masas modelan el comportamiento, el público lo adoptará como propio

con toda seguridad, será una teoría convincente y capaz de dar cuenta –al

menos- algunas influencias directas o inmediatas –así como indirectas y a

largo plazo- sobre los individuos que están expuestos al contenido de los

medios de comunicación” (De Fleur, 1983: 284).

94
Con lo que establecen las teorías del aprendizaje social y del modelaje y

el paradigma del interaccionismo simbólico, se puede pensar que los

significados presentes en el contexto donde se desarrollan los sujetos, podrían

ser los responsables de construir en cada persona, un aparato cognitivo único

capaz de satisfacer inquietudes personales; así mismo de conformar

imaginarios y posturas definidas sobre todo aquello con lo que no concuerdan.

2.3 Teoría de los lazos sociales

Para explicar cómo son las relaciones humanas ante la interacción de

mensajes que construyen la realidad social, resulta útil la presencia de la teoría

de los lazos sociales de Tönnies, en la que se presentan dos tipos de

relaciones que establecen los individuos según su entorno social: la

Gemeinschaft, en comunidades pequeñas, y la Gesellschaft, en grandes

centros urbanos.

Esta teoría fue propuesta en 1887 en Alemania por Ferdinand Tönnies,

primeramente como un análisis sociológico sobre la organización humana tanto

en sociedades rurales como en las nacientes sociedades industrializadas.

Profundiza en los vínculos que extienden las personas según las características

de las sociedades que habitan.

La utilidad de esta teoría sigue vigente en el año 2007, porque estudia la

generación de nexos humanos según la realidad social que habitan. Tönnies

95
estudió la manera en la que se origina la convivencia humana, siendo ésta por

afinidad, tradición, y afectividad, o por convenio y necesidad. Sin importar

tiempo o geografías, estos factores atañen el espectro de las relaciones

humanas.

La teoría de los lazos sociales describe los vínculos humanos en un

contexto cambiante como el de la Revolución Industrial, en el que la tecnología,

la economía y la política, mermaron fuertemente la convivencia social. El

nacimiento de las sociedades industriales trajo consigo constantes

movilizaciones hacia los centros urbanos, que desencadenarían nuevas formas

de concebir al mundo por el choque de tradiciones diversas.

Si se compara el entorno descrito con el presente no resulta del todo

diferente. Con la globalización, la movilización humana sigue siendo un

fenómeno contundente, lo mismo que el desarrollo tecnológico y sus

repercusiones en otras esferas de la vida pública, específicamente en las

dinámicas de convivencia social. La teoría de los lazos sociales de Tönnies aún

podría tener validez, pues describe dos tipos de relaciones humanas, que

toman como base el vínculo entre individuo y entorno.

En el análisis de Tönnies, cuyo título es Gemeinschaft und Gesellschaft,

se abordan dos tipos de relación. Uno de ellos es la que su autor, según De

Fleur (1983), denomina Gemeinschaft, término que hace referencia a la relación

96
que permite un fuerte vínculo entre las personas, ya sea por parentesco,

tradición, amistad u otro factor cohesivo. Tal estructura ve al individuo dentro

del alcance de fuertes sistemas de control social.

“La idea de la Gemeinschaft aparece mejor ilustrada sugiriendo algunos de

los tipos de vínculos interpersonales que se incluyen en ella. Los lazos y

sentimientos entre los miembros de una familia normal ofrecen un ejemplo.

Pero la idea va más allá de los confines de la familia. Los integrantes de

una aldea en particular, o incluso, los de alguna pequeña sociedad, se

caracterizan con la palabra Gemeinschaft” (De Fleur, 1983: 203).

Este tipo de relación, se produce cuando las personas comparten rasgos

muy cercanos como la familia o porque viven en un contexto en el que se

desempeñan de manera profundamente integrada. De hecho, De Fleur,

menciona que en la mente del individuo puede existir este tipo de relación, es

decir, cuando las personas se confiesan mutuo respeto, mantienen en

compañía, las tradiciones, costumbres y demás prácticas de identidad del

grupo al que pertenecen, o por las creencias que dan soporte a su existencia.

Estos factores, determinan una arraigada organización social.

En el análisis presentado por Ferdinand Tönnies, se ve a la

Gemeinschaft como un “sentimiento recíproco y vinculante […] que mantiene

juntos a los seres humanos como miembros de una totalidad” (Tönnies ct. De

97
Fleur, 1983, 203). Esta totalidad puede ser referida con figuras como la familia,

el grupo de amigos, la colonia donde se vive o incluso, una sociedad pequeña.

El joven que se asume como metalero logra mayor afinidad con aquel

que también se visualiza de dicha forma. Ambos, al interactuar con más

individuos que comparten sus inquietudes, gustos y deseos, pasan a forjar un

lazo social fuerte, de cercanía e identificación. Este lazo que los jóvenes

establecen entre sí, acorde a esta teoría, es el Gemeinschaft. Con la teoría de

los lazos sociales de Tönnies, se pueden explicar los vínculos sólidos y fuertes

que mantienen unidos a los jóvenes metaleros; tales vínculos, recurriendo a lo

estipulado por el interaccionismo simbólico, refuerzan la carga de significados

que da sustento a su identidad como metaleros, así como al movimiento social

que construyen.

Conforme al crecimiento de las sociedades, las relaciones Gemeinschaft,

en experiencia de Tönnies quien presenció la transición entre lo rural y lo

industrializado en su país, no se extienden a nivel macro. En las grandes

concentraciones humanas, como la de la ZMG, este tipo de relaciones se

limitan a pequeños círculos en la vida de cada persona. Para esas sociedades

grandes, imperan las relaciones de tipo Gesellschaft.

La Gesellschaft, en la que se coloca al sujeto dentro de un sistema

impersonal y anónimo, en el que la relación que comparte con la mayoría de las

98
personas de dicho sistema, se realiza por medio de lo que Tönnies llama,

citado por De Fleur (1983), “contratos”. En ellos, todas las partes involucradas

se comprometen a cumplir obligaciones específicas entre sí. Este tipo de

relaciones, son muy propias de las sociedades que cuentan con créditos

complejos, mercados mundiales, grandes corporaciones y una compleja

división del trabajo.

“La condición esencial de la relación social en una Gesellschaft es el

contrato. Éste, en su sentido más amplio es una relación social voluntaria,

convenida racionalmente, donde ambas partes se comprometen a cumplir

obligaciones específicas entre sí, o a cederse ciertos bienes si se rompe el

contrato. El contrato es una relación formal (a menudo escrita, y siempre

respaldada por mecanismos impersonales de control social), mientras la

relación social de la Gemeinschaft es informal” (De Fleur, 1983: 204).

En el Gesellschaft, las esferas de actividad de los seres humanos están

claramente separadas, por lo que cada uno rechaza el contacto y la admisión

de su esfera propia. Las intrusiones son percibidas como sucesos hostiles. Las

relaciones son mediadas y establecidas por contratos, nadie quiere conceder o

producir algo para los demás. Los sujetos a diferencia de la primera estructura,

no son tratadas por sus peculiaridades personales, son valorados por el grado

en el que puedan mantener su parte en las obligaciones contratadas.

99
Una sociedad compleja como la mexicana de la ZMG, inmersa desde el

contexto latinoamericano de las comunicaciones y los mercados globales,

donde cada vez existe una alta competitividad entre sus componentes y una

enorme estratificación del trabajo, genera inevitablemente, que las relaciones

entre los sujetos, sean bajo lineamientos de contrato.

Los jóvenes metaleros al no poder aislarse de la sociedad con la que

están inconformes, a pesar de que conforman un movimiento subcultural crítico

a la lógica dominante, presentan relaciones del tipo Gesellschaft según lo

estipulado por Tönnies, sin embargo, su interacción con el entorno a través de

normas establecidas no es del todo exitosa si llegan a percibir hostilidad por

parte de los demás.

La relación que un joven metalero mantiene con otros sujetos que no lo

son, puede por un lado reforzar su identidad, que le proporciona esa bandera

de unicidad y diferencia ante el resto; e incluso descubrir puntos en común que

permitan una sana y respetuosa comunicación con el diferente.

De Fleur, señala que las relaciones que describe son mostradas a

manera de contraste para comprender los fines teóricos que cada cual aporta.

No puede ser determinante la dinámica social en una u otra. La Gesellschaft se

hace presente al momento de interactuar en actividades competitivas y

contacto con los otros componentes sociales, la Gemeinschaft en aquellos

100
círculos donde el individuo siente identificación y cercanía con personas que le

parecen afines.

La teoría de los lazos sociales de Tönnies devela la trascendencia de las

relaciones humanas en el proceso de construcción de significado; éstas

contribuyen concretamente a que el joven metalero adquiera, refuerce y emita,

las cargas simbólicas que dan origen a su identidad. Con las relaciones de tipo

Gemeinschaft, el joven junto a sus similares, refuerza su identidad al compartir

acciones y deseos comunes; así mismo, con las de tipo Gesellschaft, entra en

contacto con el o los diferentes, con quienes se reafirma su postura e interactúa

bajo condicionantes determinadas.

2.4 Teoría de la diferenciación social

Para comprender esta teoría, es necesario remontarse al debate

científico que incitó a indagar sobre por qué las personas son distintas unas de

otras así como la manera en la que los seres humanos adquieren conocimiento.

La interrogante fundamental fue descubrir si la estructura cognitiva de cada

persona, es el resultado de la influencia del entorno social, o bien, es producto

de la carga genética.

En un primer momento, varios estudiosos de la psicología, partieron de

la premisa de que la estructura corporal influía en el comportamiento; se pensó

a principios del siglo XX, como refiere De Fleur (1983) que la conducta humana

101
estaba estrechamente vinculada con la fisiología de cada cual; en otras

palabras, las capacidades y las expectativas individuales eran heredados de

padres a hijos. A esta relación entre conducta y naturaleza se le denominó

como instinto. El ser humano compartía con los demás animales, motivaciones

parecidas que derivaban en pautas conductuales.

En contraparte, existía otro grupo de investigadores que insistían en que

las personas adquirían sus peculiaridades, según el entorno en el que se

encuentran. La premisa fundamental de esta otra postura es que el entorno

social determina la directriz que cada individuo, perteneciente a él, recorre

durante su vida. A través de la adquisición, el ser humano, estaba construido de

hábitos, capacidades y normas.

Al transcurrir el tiempo, De Fleur (1983) hace mención de que la segunda

postura de tal debate, fue mayormente aceptada. Respecto a la analogía entre

humanos y animales, en la psicología se desarrolló una vertiente en la que, por

medio de la experimentación y estudio con animales, se comprendería el

fenómeno en el que el individuo se ve teñido por la influencia social. El objeto

de estudio sería entonces, la forma en la que se va construyendo aquella

estructura cognitiva individual en base a los estímulos provenientes del exterior

y los resultados que tal construcción tiene en la persona. A esta vertiente se le

llamó psicología del aprendizaje, que sería incluso, potenciadora del área de la

comunicación en este fenómeno.

102
“Esta psicología del aprendizaje, iba a ser, por último, de vital importancia

para el estudiante de los efectos de las comunicaciones de masas. Los

medios de comunicación eran mecanismos a través de los cuales, se

transmitían ideas a enormes masas de personas que constituían su

audiencia. Parecía evidente que estas ideas producirían cambios en la

organización psicológica (estructura cognitiva) de aquellos que recibían los

mensajes. Este aprendizaje alteraría, a su vez, su comportamiento” (De

Fleur, 1983: 229).

Esta postura, dentro del campo de la comunicación, no sólo contribuye a

comprender el fenómeno en el que las audiencias reciben los mensajes,

también implicaría aquellas situaciones cotidianas donde el fenómeno

comunicativo está más que presente, como es el caso de la interacción entre

las personas.

Esta psicología del aprendizaje, cuya característica era la

experimentación con animales para entender el condicionamiento social en el

individuo, suponía que los animales podían, mediante un proceso de

aprendizaje, adquirir de su entorno pautas de comportamiento ajenas a su

biología propia. Así mismo, los estudiosos de esta vertiente encontraban que

los procesos característicos de los animales también podían encontrarse en los

seres humanos. Tal es el experimento que realizó el fisiólogo ruso Ivan Pavlov

que De Fleur describe a continuación.

103
“…justo después del inicio de nuestro siglo, un fisiólogo ruso llamado Ivan

Pavlov realizó algo con animales que parecía casi imposible en aquel

tiempo. Fue capaz de relacionar una norma conductual que era parte de la

actividad natural del perro (salivación) con un estímulo completamente

extraño a la misma (un timbre). Es muy probable que ningún perro, en su

entorno natural, hubiera salivado jamás como respuesta al sonido de un

timbre, pero el experimento de Pavlov conectó ambos según un modelo de

hábito estable.” (De Fleur, 1983: 231).

A partir de estos experimentos, y superado dicho debate, varios

científicos sociales, sobre todo los psicólogos, se dieron a la tarea de seguir

investigando. Al paso de los años aparecieron varias teorías acerca del

aprendizaje, incluso de forma mayormente especializada, donde no sólo se

incluía el condicionamiento operativo, se agregaban además, propuestas como

el aprendizaje social, el verbal y el cognitivo por medio de la creación de

modelos. De Fleur menciona que el constante estudio sobre la forma en la que

los humanos adquieren conocimientos, devela la trascendencia de la sociedad

en el moldeado de la individualidad.

“Al margen de cuáles sean los principios sobre el aprendizaje que se

acaben considerando correctos para los seres humanos, este aspecto

esencial desarrollado por los psicólogos mostró por qué las personas, en

una sociedad determinada, tienen una constitución psicológica tan distinta

104
unas de otras. Aunque todos los individuos heredan una dotación biológica

que les proporciona potenciales de desarrollo diferentes, sus pautas de

comportamiento se modifican de mil maneras, debido a lo que aprenden de

su sociedad y cultura.” (De Fleur, 1983: 232).

Con esto se explica que el fenómeno de estudio de esta tesis, revela que

la identidad se construye a partir de las experiencias individuales en el entorno

social y de los mensajes que éste emite. La relación entre las identidades

mexicana tradicional y metalera, se entiende con el historial del joven metalero.

Su identificación como tal hacia las fiestas y costumbres de la identidad

mexicana tradicional, está sujeta al proceso de modelado que vivió en su

contexto particular, en el que convergieron cargas simbólicas de distinto calibre.

Las del metal, por su asimilación identitaria, fueron al parecer las de mayor

éxito.

Ninguna persona logra ser igual que otra a pesar de radicar en el mismo

espacio social. Cada una asimiló de manera distinta las cargas de significados

que recibió de la sociedad. Con esto se logra reconocer el impacto que la

sociedad tiene en la construcción interna del individuo; sin embargo, el tipo de

mensajes y la manera de apropiarlos, puntualiza la diferencia de una persona

con otra. Incluso, acorde a esta teoría, un metalero no puede ser igual a otro, a

pesar de que se asuman bajo esta identidad cultural, gusten de la misma

música, e integren a este movimiento.

105
De Fleur (1983) refiere que al reconocerse la relevancia que tiene la

sociedad en el proceso del aprendizaje, surgió un nuevo foco de estudio. Este

nuevo ámbito fue denominado motivación, en el cual, siguiendo con los

experimentos con animales para comprender este fenómeno humano, se

ofrecieron distintos tipos de recompensas y satisfacciones, o dado el caso, se

recurrió a sufrimiento y privaciones. Las conclusiones de estos experimentos

apuntan a que los motivadores que incitan a la conducta humana, pueden ser

de dos tipos, los de orden físico, y sobre todo, los de tipo adquirido.

Los motivadores adquiridos, llevan a que las personas necesiten

determinadas sustancias, situaciones o experiencias para actuar de manera

específica. A través de las motivaciones, distintas en cada persona debido a su

particular historial de vida, producen la diferenciación de unos y otros,

compartiendo aún así, elementos y características en común.

Por consiguiente, el joven metalero está orillado por varias motivaciones

de índole personal, al momento en que decide asumirse como metalero, así

como al reafirmar su pertenencia a tal movimiento. Tales motivaciones, generan

a su vez, satisfacciones en el individuo.

Con estos estudios, constata De Fleur (1983), los investigadores sociales

desarrollaron nuevas puntas de lanza. Muchos de ellos insistían en que las

personas tenían sistemas motivadores profundos y de carácter universal que

106
eran heredados de una generación a otra. Para los años veinte del siglo

pasado, esto exaltó aún más la importancia de la socialización, la

culturalización y el aprendizaje como forjadores de la personalidad.

Este nuevo enfoque llevó a que los científicos se deshicieran del término

instinto, para cambiarlo por el de actitud. Este nuevo concepto respondía,

según De Fleur, como producto neto del aprendizaje; a su vez, remarcaba más

las diferencias entre las personas por medio del aprendizaje, en lugar de las

similitudes ocasionadas por la composición biológica.

El campo de estudio de la comunicación entra en contacto con este

planteamiento justamente en la Segunda Guerra Mundial, cuando se creía que

los mensajes de los medios masivos de comunicación moldeaban las actitudes

de las personas. Es de notar que los primeros estudios de la comunicación,

invariablemente estaban relacionados con la presencia de los medios, y que

dejaban de lado manifestaciones donde la comunicación entre los humanos no

requería de los medios masivos.

“El papel de las diferencias individuales en el modelado de respuestas

dirigidas a las comunicaciones de masas fue la formulación orientadora más

importante para la investigación relacionada con los medios, desde pocos

antes de la segunda guerra mundial hasta bien entrados los años sesenta.

La idea básica era que las diferencias individuales en la estructura

107
psicológica o cognitiva de los miembros del público eran factores clave para

determinar, tanto su atención a los medios como su comportamiento ante

los temas y objetos que aparecían ante ellos.” (De Fleur, 1983: 236).

Esto deja entrever que las maneras de apropiación de mensajes en cada

persona son exclusivas de ellas, como lo es también la asimilación que hacen

de los mensajes que emiten los agentes sociales. Esta unicidad es posible

pues, a que cada ser humano posee una maquinaria cognitiva irrepetible.

Los agentes creadores de significados encargados de difundir una

identidad colectiva encaminada a la cohesión social, en el caso de la sociedad

mexicana, muy posiblemente no están teniendo la respuesta esperada en

algunos sectores, ya que no se está tomando en cuenta lo que comenta esta

cuarta teoría, no se están generando mensajes específicos para grupos de

personas con características únicas. Como resultado de ello, aparecen grupos

sociales que no asimilan su identidad mexicana, ya que la misma no ha sido

interiorizada por ellos de forma exitosa, permitiendo consecuentemente que

otras identidades culturales tengan mayor arraigo en los sujetos.

De Fleur (1983) indica que el interés de la comunicación respecto a las

diferencias individuales, está estrechamente ligado al desarrollo de la

publicidad a gran escala. Los grupos poderosos a lo largo del siglo XX, se han

visto en la necesidad de convencer al resto, de los beneficios de determinados

108
productos. Tal es el caso de campañas políticas, programas de interés social, e

incluso, negocios particulares. Se recurrió entonces a las diferencias

individuales para elaborar mensajes específicos a cada sector.

“Así pues, antes de diseñar una campaña de persuasión, se tenían que

identificar las características cognitivas específicas de los distintos tipos de

gente a los que se iban a dirigir los mensajes y, para hacer que un mensaje

fuera más eficaz, había que encajar los atractivos, argumentos, eslóganes y

otros aspectos, en un contenido que pudiera atraer la atención de este

segmento concreto de la audiencia” (De Fleur, 1983: 237).

De Fleur destaca que estas ideas bien pudieron realizarse antes de los

años treinta; sin embargo, afirma que no se tenía este conocimiento científico

sobre las diferencias individuales para elaborar mensajes acordes al receptor

deseado. La teoría de las diferencias individuales se apoya en estudios de

grandes comunidades, y soslaya la estructura psicológica del individuo para

analizar la estructura social de la sociedad industrial.

La teoría de la diferenciación social, como producto del desarrollo

descrito en este cuarto apartado, reconoce que los seres humanos presentan

diferencias unos de otros pero que al agruparse según los elementos que

comparten, presentan cuadros de comportamiento similares. De Fleur, en esta

teoría, pondera que las personas en las sociedades actuales, no son anónimas,

109
homogéneas y mucho menos antisociales, sino que tienden a reunirse con

aquellos con los que tienen rasgos comunes, entre ellos, la religión, clase

social, identidad étnica, residencia, e ideología.

De Fleur (1983) comenta que con la aparición de la sociedad industrial,

algunos investigadores sociales, establecieron que las relaciones entre los

humanos eran menos estrechas a diferencia de los preservados en contextos

rurales. Autores como Comte, Spencer, Durkheim e incluso el mismo Tönnies,

enfocados al análisis de las relaciones humanas durante la industrialización,

estipularon tal sentencia. Para las sociedades actuales, el autor, dibuja un

panorama equilibrado respecto a las relaciones humanas. Reconoce que el

individuo puede funcionar bajo relaciones que Tönnies denomina Gesellschaft,

sin soslayar las del tipo Gemeinschaft. La diferencia radica en la socialización

grupal en la que el individuo se ve envuelto.

La diversidad de grupos humanos en la sociedad globalizada se debe a

múltiples razones como la urbanización, la modernización, la estratificación, las

migraciones constantes, la división del trabajo y la movilidad social en aumento.

Factores de este tipo, incentivaron la creación de sociedades complejas con

relaciones igual de complejas entre sus componentes.

Las personas hoy en día mantienen relaciones según varios factores. La

urbanización originó la aparición de grandes centros poblacionales con clases

110
sociales que los sostenían; así mismo, la modernización, permitió el desarrollo

de tecnología e industria, lo que redefinió usos y costumbres entre personas

que provenían de distintos lugares.

“Debido a los enormes cambios sociales indicados anteriormente, las

sociedades industriales urbanas, y en particular las del hemisferio

occidental, desarrollaron estructuras sociales sumamente diferenciadas […]

La gente constituye categorías sociales numerosas y distintas cuando la

clasificamos en base a las características compartidas específicas.” (De

Fleur, 1983: 242).

Si bien es cierto que cada persona tiene maneras particulares de

apropiación de mensajes, lo que les hace ser diferentes de unos y otros,

también lo es que las personas construyen su marco de referencia en modelos

y representaciones contenidos en mensajes difundidos por agentes sociales

específicos y relevantes en su experiencia, para crear grupos de interacción a

partir de él. En ellos, las personas con características afines, en este caso los

metaleros, llevan a cabo acciones orientadas al reforzamiento de su identidad

individual y colectiva.

Con la teoría de la diferenciación social, se puede comprender la manera

en la que los metaleros, unificados como grupo en el que llegan a suscitarse

fricciones entre sus miembros, pueden actuar en el complejo espectro social, y

111
más aún por su calidad de grupo subcultural que cuestiona y critica la dinámica

imperante pero que no la confronta de forma contundente.

2.5 En conclusión

Este último apartado exalta a manera de síntesis, la relación que

establecen el paradigma del interaccionismo simbólico, las teorías del

aprendizaje social u observacional y del modelaje, la teoría de los lazos

sociales y la teoría de la diferenciación social, para explicar el fenómeno de

estudio de la presente investigación.

La identidad del joven metalero, a partir de lo que establece el

interaccionismo simbólico, puede ser entendida como el resultado de la

asimilación que ha venido haciendo el sujeto, consciente e inconscientemente,

de los modelos y representaciones contenidos en las cargas de mensajes

emitidas por los agentes sociales más relevantes de su contexto personal.

La teoría del aprendizaje social supone la forma en la que el joven

interiorizó las cargas simbólicas a partir de sus relaciones sociales más

trascendentes, porque le ofertaron paradigmas funcionales ante situaciones con

las que pudo identificarse. Por su parte, la del modelaje, la apropiación de

paradigmas difundidos por los medios.

112
Tejiendo estos tres postulados teóricos, se sospecha que la identidad del

joven metalero se originó de todos aquellos mensajes con los que se identificó

venidos tanto de relaciones humanas como de los medios. La participación del

individuo en este proceso es constante, ya que independientemente de poseer

una identidad sólida, refuerza la maquinaria subjetiva que le da forma.

En contraste, se puede especular que todos aquellos mensajes con los

que el joven no se identificó, conformaron un imaginario sobre aquel agente

social que los emitió o sobre el significado que propagaban. El metalero

construyó con todos esos mensajes que no resolvieron sus inquietudes, una

postura conductual e ideológica lejana e indiferente a ellos. Eso podría ser la

razón del por qué no se identifica con las festividades y costumbres mexicanas

tradicionales, y desde luego, con la cultura mexicana en general.

Es de remarcar que el interaccionismo simbólico prepondera la

convivencia entre las personas como valuarte para ratificar tanto modelos o

representaciones, como la creación, consolidación y emisión de cargas

simbólicas compartidas. La teoría de los lazos sociales justamente tiene cabida

bajo esta situación, pues detalla los tipos de relaciones entre los individuos,

para determinar los flujos de mensajes.

La teoría de la diferenciación social permite comprender la dinámica

social a partir de los grupos. Supone que al interior de éstos se viven relaciones

113
estrechas que los sostienen, ya que sus miembros comparten características

similares; mientras que al exterior, cada grupo tiene un lugar diferenciado

gracias a sus aportaciones.

Con la relación entre las teorías de los lazos sociales y la diferenciación

social, se puede establecer que los jóvenes metaleros mantienen relaciones del

tipo Gemeinschaft al interior del grupo, ya que su cohesión se fundamenta en

ideología, estilo de vida, productos culturales identitarios, y desde luego en sus

relaciones interpersonales. Al exterior del mismo, establecen relaciones del

tipo Gesellschaft ya que al no estar aislados, deben convivir con los que son

diferentes a ellos. Su indiferencia hacia la cultura mexicana tradicional podría

atribuirse a la poca o mala influencia de sus relaciones sociales encaminadas a

enraizar cargas simbólicas orientadas a instituir un apego hacia lo mexicano.

Las teorías aquí presentadas y la vinculación que se hace de ellas, son

tomadas por este trabajo de investigación para explicar integralmente, como

resultado del interés científico, el desenvolvimiento de una manifestación social,

y sobre todo juvenil, en este momento histórico.

Encaminar los esfuerzos científicos, académicos, educativos, e

intelectuales, en fenómenos como el de la conformación de identidades

culturales, el desapego a las culturas tradicionales, la hibridación sociocultural

que alcanza dimensiones globales, o el surgimiento de distintas expresiones

114
juveniles notorias en sociedades como la de la ZMG, requiere de trabajo y

coordinación entre todas las ramas de las ciencias sociales; si bien es

aceptable que cada campo de estudio exalte su óptica particular, también debe

ser el apoyo que puede encontrarse en las otras áreas de estudio.

Abordar fenómenos como el que presenta esta investigación en la

actualidad, donde se vive un constante interaccionismo simbólico que rebasa

fronteras lingüísticas, físicas, económicas e incluso políticas, requiere de alta

sensibilidad científica e investigativa. Es necesario comprender el

desenvolvimiento social como el resultado de construcciones netamente

simbólicas, no como el producto de procesos biológicos, históricos o

territoriales, que sí bien inciden de gran manera, no son del todo determinantes

en lo que respecta a grandes centros urbanos.

Este conjunto de teorías, es realizado precisamente con la intención de

entender, desde la comunicación un proceso clave y fundamental para concebir

la estructuración existencial de un grupo de jóvenes, con la que hacen frente a

una sociedad en la que su arraigo es por demás dudoso. El campo de estudio

de la comunicación, está aquí, para seguir forjando un área de trabajo en la que

hace falta su presencia y en la que indudablemente, puede hacer prácticas

aportaciones, tanto teórica como socialmente.

115
El investigador social, sea de la rama que sea, tiene el enorme

compromiso en el umbral de este siglo, de retomar el conocimiento gestado

hasta la actualidad para aplicarlo interdisciplinaria y metacognitivamente en la

comprensión del fluctuante espacio social. Como estudiosos de la

comunicación, vale la pena recordar que el origen de dicha rama de estudio fue

posible gracias a la complementariedad de varias ciencias sociales, para con

más razón trabajar por ese enfoque interdisciplinario que no sólo necesita la

comunicación, sino todas las ciencias del conocimiento humano.

116
Argo ha surcado al Mar Negro

Las argonáuticas metodológicas en la investigación

3.1 Elaboración de reactivos

3.2 Selección de participantes a entrevistar

3.3 Contacto con candidatos

3.4 Aplicación de entrevista

3.5 Seleccionar información

3.6 Interpretación de información

117
Argo ha surcado al Mar Negro

Las argonáuticas metodológicas en la investigación

“No se nace joven, hay que adquirir la juventud

Y sin un ideal, no se adquiere”

José Ingenieros (1877 - 1925)

Filósofo y psicólogo argentino

El trabajo científico sobre la cotidianidad social requiere de un enfoque

que facilite su organización y le proporcione además, un marco de estudio único

y útil para que el investigador social se guíe frente a los obstáculos que pueda

encontrar en su estudio. Tomas S. Kuhn señala que “un paradigma representa

una ‘matriz interdisciplinaria’ que abarca generalizaciones, supuestos, valores,

creencias y ejemplos corrientemente compartidos de lo que constituye el interés

de la disciplina” (Kuhn, 1970, 181-187).

Este capítulo tiene como finalidad detallar la metodología aplicada en

esta investigación para obtener la información necesaria que clarifique el

fenómeno de estudio; así mismo, determinar los lineamientos académicos y

científicos bajo los cuales debe ser entendida.

118
Ante esta necesidad, el presente trabajo de investigación se concibe

desde el paradigma cualitativo porque facilita el desarrollo de estudios como

éste, preocupados en conocer fenómenos concretos y existentes en la realidad

social. Las características de este paradigma, según Thomas Cook (1986) son:

• Está interesado en comprender la conducta humana desde el propio

marco de referencia de quién la lleva a cabo.

• Su observación es naturalista, no tiene control.

• La perspectiva con la que aborda el fenómeno de estudio, se realiza

desde su interior.

• Está fundamentado en la realidad, orientado a los descubrimientos.

• A diferencia del cuantitativo que está encaminado a los resultados, se

enfoca en el proceso.

• No es generalizable, sus estudios son casos únicos.

Se recuerda que el objetivo fundamental de este estudio es conocer la

relación existente entre dos procesos de comunicación consumados. El

parámetro que dejará conocer la relación entre ellos, es la identificación del

joven metalero de entre los 20 y 24 años, habitante de la ZMG con las

costumbres y festividades de la identidad mexicana tradicional. En otras

palabras, se desea conocer si el joven que se asimila como metalero se

reconoce también como mexicano.

119
Acorde a lo que establecen Maycut y Morehouse (1994), citados por

Bernardo Carrasco y Fernando Calderero, la investigación cualitativa permite

mayor interacción del investigador con los participantes de algún fenómeno

social.

“La investigación cualitativa pretende describir e interpretar los fenómenos

educativos, como parte de los fenómenos sociales, estudiando los

significados e intenciones de las acciones humanas desde la perspectiva de

los propios interesados. Se sirve de las palabras, de las acciones y de los

documentos orales y escritos para estudiar las situaciones sociales tal y

como son construidas por los participantes” (Maycut, Morehouse cit. por

Carrasco, Calderero, 2000:94).

Debido a la esencia social de este trabajo, el paradigma cualitativo es el

enfoque más conveniente para tratarlo y elaborar desde él, una interpretación

de la realidad. Comprender científicamente al fenómeno social que originó esta

labor investigativa, generará conocimiento de primera mano que permita

comprender los factores que en él inciden, así como el resultado de todos ellos.

La mayor característica del paradigma cualitativo, conforme a lo revisado,

es la posibilidad de formular una reflexión científica desde la práctica, es decir,

desde un contacto con la realidad. En el caso de esta investigación, la realidad

de los sujetos de estudio no sólo está integrada de hechos observables y

120
externos, sino de una serie de significados, símbolos, y representaciones

provenientes de ellos mismos, que centran el interés de la acción científica.

Gracias a esta particularidad se concibe a esta tesis como un estudio de arraigo

cualitativo.

Para Roberto Hernández Sampieri (1998) con el paradigma cualitativo

pueden realizarse tres tipos de estudio. Esta clasificación depende de la

manera en que cada uno obtiene y registra información durante el desarrollo de

una investigación. El primer nivel corresponde a los estudios exploratorios,

aquellos que se realizan cuando el objeto de estudio es poco conocido o que no

se haya investigado con anterioridad. El segundo pertenece a los estudios

descriptivos, cuya finalidad es conocer al fenómeno de estudio a través del

análisis de las variables que en él inciden. Y finalmente, los estudios

correlaciónales, que pretenden medir el grado de relación existente entre dos

conceptos vinculados para explicar el fenómeno que ambos provocan.

Por sus características, esta investigación pertenece al rubro de los

estudios descriptivos, pues como su nombre lo indica, se limita sólo a presentar

las circunstancias actuales del fenómeno de estudio. Los elementos que

analiza son los dos procesos de comunicación consumados anteriormente

referidos, el desempeño del joven autodefinido como metalero, sus discursos

acerca de las culturas mexicana y metalera, y el impacto de los agentes

sociales que han incidido en el proceso constitutivo de identidades.

121
Entender este estudio como de tipo descriptivo, facilitará la comprensión

de un fenómeno que se desarrolla lentamente durante años, al fijar la acción del

investigador en su resultado. En este sentido, la tesis quiere conocer la

magnitud de un proceso resuelto, así como las circunstancias que inciden en él

actualmente.

“En un estudio descriptivo se selecciona una serie de cuestiones y se mide

cada una de ellas independientemente, para así (válgase la redundancia)

describir lo que se investiga” (Hernández, 1998: 60).

Los estudios descriptivos se dedican a mostrar diversos aspectos,

dimensiones o componentes de un fenómeno determinado a estudiar.

Hernández (1998) afirma que el investigador social debe ser capaz de definir

qué es lo que va a describir, a quiénes y de qué manera va a hacerlo.

Hernández cita a Dankhe (1986), quien dice que “la investigación descriptiva

requiere considerable conocimiento del área que se investiga para formular las

preguntas específicas que busca responder” (Dankhe cit. Por Hernández,

1998).

Son varias las herramientas que permite utilizar este paradigma; sin

embargo, dadas las condiciones del tema que se maneja, se optó por la

entrevista de profundidad porque facilita la interacción con los protagonistas del

fenómeno estudiado.

122
Según Patricia Balcázar (2006) una entrevista de profundidad es un

conjunto de cuestionamientos que reclaman el conocimiento, detallado,

exhaustivo, y profundo, de un tema específico. Reconoce que esta es una de

las herramientas más utilizadas en el campo de las ciencias sociales, porque

reúne vasta información, además, su aplicación y procesamiento son de relativa

facilidad.

“Cabe subrayar que las entrevistas a profundidad permiten conocer a la

gente lo bastante bien como para comprender lo que quieren decir, y crear

una atmósfera en la cual se exprese libremente. Mediante las entrevistas, el

investigador hábil logra por lo general saber de qué modo los participantes

se ven así mismos y a su mundo, obtiene a veces una narración precisa de

acontecimientos pasados y de actividades presentes, y casi nunca pierden

con exactitud la manera en la que un informante actuará en una situación

nueva” (Balcázar, 2006: 65).

Balcázar (2006) enlista de la siguiente manera, las características más

relevantes de esta herramienta metodológica:

• Está basada en la comunicación verbal

• Es estructurada, metódica y planificada

• Se complementa con un guión o cuestionario

• Es un procedimiento de observación

123
• Su fin es acopiar información

• Su uso es de selección, diagnóstico, terapéutico, o encuesta.

• Se da una relación asimétrica entre entrevistador y entrevistado

• Existe una influencia bidireccional entrevistado-entrevistador

La aportación más sobresaliente de la entrevista de profundidad, según

Balcázar, es la reevaluación del espacio inconsciente de la vida diaria que

surge al momento en que los individuos entrevistados se autodescubren y

analizan su entorno social.

“La virtud de la entrevista cualitativa es que abre las puertas de la vida

ordinaria al extrañamiento subjetivo de lo propio como ajeno extraordinario,

a la luz impredecible de una conversación banal” (Balcázar, 2006: 66).

Las entrevistas de profundidad se realizan sólo con una persona, y

dependiendo del tema y de lo que se espera de las preguntas, se instaura su

duración. Para aplicarla como herramienta metodológica, se necesita que el

entrevistado cuente con un clima de confianza para que exprese libremente sus

intereses informativos, creencias y deseos. Bajo esa atmósfera de confidencia,

el científico social debe adoptar un rol ajeno al de investigador, debiendo

interactuar con el entrevistado a manera de alumno.

124
“El investigador, con su realidad, quiere acceder a la realidad informante, y

por ello debe adoptar una actitud de alumno, de ignorancia cultural, de

estimulación constante, de confiabilidad, etc. La realidad del informante

debe ser como un maestro; es decir, sentirse confiado y motivado para

mostrar su ‘realidad’. En ese sentido, el entrevistador debe estar dispuesto

a aprender un ‘nuevo lenguaje’, el del informante” (Balcázar, 2006: 66).

Balcázar (2006) menciona que la guía de preguntas diseñada para el

momento de la entrevista, no debe en ningún momento ser inducida. Su

cometido es, en todo caso, acceder a los significados propios de la persona

entrevistada. Puede ser considerarse como ventaja el que el entrevistado

exprese su individualidad sin tener la presión del grupo al que pertenece; caso

contrario en el grupo focal, que no recaba una versión individual, sino la de una

comunidad determinada en base a una experiencia compartida.

Después de haber abordado la esencia de esta investigación de acuerdo

a lo que establece la disciplina en investigación, se presenta a continuación

paso a paso, las jornadas que conformaron el aparato metodológico de este

estudio.

3.1 Elaboración de reactivos

Respecto al fenómeno social que aborda esta investigación, se aplicó

una entrevista compuesta por treinta preguntas [Anexo 4] a un universo

125
compuesto por siete personas, seis hombres y una mujer. Se destaca que no se

tomó en consideración la cuestión de género para su aplicación.

Para elaborar los reactivos que conformaron esta entrevista, se tomaron

en cuenta los fundamentos teóricos del entramado científico que soporta a esta

investigación [Anexo 5]. Inicialmente había un total de cien preguntas,

formuladas a raíz de lo que suponen las premisas de cada teoría. La elección

final de treinta cuestionamientos estuvo condicionada por la necesidad de

abarcar, lo más que fuese posible en un tiempo considerable, la dimensión del

fenómeno de estudio al momento de confrontar lo estipulado por la ciencia con

la viva voz de los entrevistados.

Es conveniente aclarar que la formulación de las preguntas, estuvo

ligada al análisis de cada una de las premisas científicas que componen las

teorías señaladas; es decir, por cada planteamiento teórico enfocado a explicar

cierta realidad supuesta, se determinó en base a esa realidad, un

cuestionamiento dirigido al joven metalero para corroborarla.

La interpretación científica del fenómeno en el que los jóvenes median

dos procesos de comunicación, por un lado el de la identidad mexicana de la

sociedad en la que convergen y de la que seguramente proceden, y por el otro,

del que adoptaron la identidad metalera, pudo ser posible con esta vinculación

entre teorías y preguntas.

126
3.2 Selección de participantes a entrevistar

Teniendo una vez la guía de entrevista se prosiguió a identificar a los

participantes del fenómeno de estudio. La búsqueda de candidatos se llevó a

cabo con el sitio en internet myspace.com; un portal que desarrolla

comunidades virtuales a partir de páginas web personales con preferencias

similares. Los servicios que ofrece el sitio son variados, ya que los usuarios

pueden construir su página personal, tejer redes de amigos, conocer personas

con gustos afines, añadir fotografías, escribir blogs, escuchar y descargar

música, leer noticias del día, así como acceder a una red de mensajería para

comunicarse unos con otros.

Los perfiles en este sitio web están clasificados según los intereses de

los usuarios. Tal clasificación recae en aspectos como gustos musicales,

películas y programas de televisión favoritos, libros de cabecera, aficiones y

pasatiempos; también por factores como edad, zona geográfica de residencia,

profesión, ingresos socioeconómicos, nivel de estudios, institución educativa a

la que se pertenece, religión, raza, complexión física, estado civil, y preferencias

sexuales.

Para encontrar jóvenes metaleros que pudiesen ser entrevistados, se

tecleó en el buscador interno del sitio web, el nombre de varios solistas y

agrupaciones metaleras, especificando en sus parámetros de búsqueda, la

edad y espacio geográfico deseado, en este caso, los municipios de

127
Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá que conforman principalmente la

ZMG.

Los resultados que arrojó la búsqueda mostraron alrededor de 150

perfiles de hombres y mujeres precisamente de entre los 20 y 24 años de edad,

habitantes de la ZMG. Con la finalidad de seleccionar a los jóvenes que podrían

participar en la entrevista, se prosiguió a revisar los perfiles uno a uno; es

necesario decir que algunos perfiles no contaban con la información suficiente

para determinar al usuario como candidato, por lo que no eran tomados en

cuenta. Los sitios elegidos tenían fotografías del joven metalero en compañía

de sujetos afines, imágenes de agrupaciones musicales metaleras, así como

una descripción personal escrita por él mismo en la que reconociera su

cercanía con la cultura metalera.

3.3 Contacto con candidatos

Para entablar contacto con los perfiles seleccionados fue necesario crear

un perfil en myspace.com, en el que se mostrara la personalidad del

investigador. El sitio contó con fotografía, descripción personal y reseña de

preferencias individuales. Se aclara que el investigador de este estudio no

pertenece al movimiento metalero, ni se define dentro de él.

A través del servicio de mensajería que ofrece el portal, se invitó

personalmente a 50 posibles candidatos para aplicar la entrevista, ya que en

128
sus respectivos perfiles de usuario se cumplían los criterios de selección

descritos atrás. Al cabo de una semana sólo se tuvo la respuesta de diez

personas.

El funcionamiento del servicio de mensajería de myspace.com, se puede

definir de dos tipos, en tiempo real y a manera de buzón. Por ejemplo, si un

usuario en línea envía un mensaje a otro que esté conectado al mismo tiempo,

el mensaje es recibido inmediatamente y desencadena una conversación

recíproca. También puede suceder que el destinatario no esté en línea, por lo

que el mensaje se guarda en un buzón cibernético que le notificará de su

existencia al conectarse. Por lo realizado en la investigación, la respuesta de los

entrevistados se conoció a través de la segunda modalidad, puesto que no se

coincidió en los tiempos.

Con la disposición de diez personas para ser entrevistadas, se envió de

nueva cuenta un mensaje en el que se invitaba a intercambiar teléfonos y

correo electrónico entre el investigador y cada uno de los jóvenes, para fijar

individualmente fecha y hora de la entrevista.

3.4 Aplicación de entrevista

Tal y como lo requiere la herramienta metodológica, los individuos fueron

entrevistados por separado. La elección del día y sitio fue del joven metalero

para que se sintiera cómodo durante su aplicación. La duración de cada sesión

129
de entrevista dependió de la persona, ya que en algunos casos fue de 60

minutos y en otros hasta de 120 minutos.

Resulta interesante decir que en dos casos, la entrevista se realizó en el

domicilio particular del joven metalero, ya que significó entrar en la intimidad del

participante y conocer más de sí y de su forma de vida. Son notorias las

características compartidas entre las habitaciones tanto de Maiden como de

Miguel, sitios donde se aplicó la entrevista respectivamente. Destaca la

decoración del sitio con imágenes de bandas musicales y artistas metaleros, y

con el instrumento musical de su preferencia, el bajo en el caso de Maiden, y la

guitarra con Miguel. En los cinco casos restantes, la entrevista se realizó en

diversos bares de la ciudad.

La aplicación de entrevistas se realizó durante el mes de junio de 2007.

Es importante decir que las fechas del calendario de entrevista estaban una

después de otra, por lo que no se aplicaron dos o más en un mismo día.

Conforme se establecía una cita con joven, ésta se llevaba a cabo.

3.5 Seleccionar información

De las diez personas que originalmente se tenían contempladas para

desarrollar la entrevista de profundidad, se decidió reducir el número a siete

porque la información recabada hasta la séptima entrevista mostraba muchas

similitudes y caía a la redundancia por momentos. Según el rigor científico, en

130
este tipo de casos, la información comenzó a saturarse. Janice Morse (2002)

exalta la importancia de utilizar estrategias de verificación durante el proceso

investigativo, ya que así, el científico le otorga a la investigación, la validez y

confiabilidad desde él mismo, y no por agentes externos al finalizar el estudio.

Entre las estrategias de verificación existentes en la investigación

cualitativa, se encuentran acorde a Morse (2002): la creatividad, sensibilidad,

flexibilidad y habilidad del investigador para responder lo que sucede en una

investigación; la coherencia metodológica entre preguntas planteadas y

métodos usados; el muestreo apropiado, es decir, seleccionar a los

participantes que mejor representen el fenómeno estudiado; la recolección y

análisis de información, que logren la interacción entre lo que se conoce y se

necesita conocer; y por último, la saturación de información, la cual fue la

aplicada en el presente trabajo de investigación.

La saturación de información, acorde a Morse (2002), se alcanza cuando

hay redundancia en la información; es decir, cuando el investigador obtiene la

misma información o similar, pues los informantes no indican algo diferente de

lo ya dicho.

3.6 Interpretación de información

Durante la recopilación de información emitida por el metalero, se contó

con el apoyo de una grabadora de audio para que registrara la charla, y no

perdiera detalle del momento preciso en el que se estaba dando el encuentro.

131
Las siete personas entrevistadas, seis hombres y una mujer, se asumen

así mismos como metaleros, reconocen incluso estar dentro de este movimiento

social y tomar su ideología como estilo de vida. Todos ellos comparten un gusto

por la música metal; sin embargo, cada cual se enfoca en mayor medida a

alguna vertiente, mientras uno de los jóvenes prefiere el goth metal, otro opta

por el heavy metal, mientras que otro por el thrash metal [Anexo 6].

A propósito de las vertientes musicales, la preferencia a unas sobre otras

no influyó en ningún sentido para seleccionar a los entrevistados, quienes

incluso comentaron no tener inconveniente en relacionarse o escuchar aquellos

subgéneros que no frecuenta. Incluso, se pronunciaron por separado, en forjar

una visión integral del metal, y aprovechar la diversidad de sus propuestas.

Al terminar la aplicación de entrevistas, se prosiguió a transcribir la

información captada con la grabadora. Una vez impresa, se establecieron

distintas líneas temáticas del fenómeno de estudio para comprenderlo;

conforme a lo dicho por los jóvenes, se detectaron setenta y dos categorías

cuyo contenido respondía parcialmente a lo estudiado.

Para organizar tales categorías devenidas de lo recabado con los

metaleros y las teorías, se construyeron tres bloques para agruparlas. A partir

de éstos, las categorías, como respuestas a los reactivos aplicados, se

132
analizaron detenidamente junto con la premisa teórica que mejor se ajustaba a

su explicación. Relacionar la información brindada por el joven con el aparato

teórico de la investigación, permitió construir una explicación llamativa que

deslumbrada el meollo del fenómeno social estudiado.

Clasificar la información en tres grupos, responde a final de cuentas, al

proceso de construcción de conocimiento en el que se inmiscuyen operaciones

intelectuales específicas. Para Miguel Romero (2006), catedrático de la

Universidad de Guadalajara, estas son la observación, comparación,

clasificación y categorización.

Romero reconoce que tales operaciones cognitivas no surgen unas

después de otras; ya que en algunas de ellas tienen lugar operaciones múltiples

y simultáneas. Determina que su perspectiva es epistemológica, porque

comprenden procesos de acercamiento, construcción, comprensión e

interpretación de la realidad.

Ante la necesidad de comprender la realidad seleccionada para esta

investigación, se recurre entonces a categorizar la información obtenida de los

protagonistas de estudio. Esta habilidad de nombrar o asignar categorías de

pensamiento, en opinión de Romero, permitirá aprehender el sentido profundo

de las cosas y determinar secuencias, cronologías, órdenes y tipologías.

133
“Esta operación […] constituye la condición epistemológica de la

construcción del saber. En la historia del pensamiento la construcción de

categorías ha representado la posibilidad de acceder a segmentos de

realidad para finalidades de comprensión científica. El supuesto que

subyace en ello radica en que la realidad no es algo dado en sí mismo, sino

algo construido por la actividad cognoscitivo. Sin las categorías de

pensamiento sencillamente no existiría pensamiento filosófico, científico,

religioso, mítico o cotidiano” (Romero, 2006:34)

Las ventajas de clasificar la información, no sólo radican en un mejor

orden de elementos o variables, sino de instaurar una línea significativa a la

experiencia. Contribuye a reconocer la disposición de los datos bajo un criterio

específico que aliente a su reflexión y análisis.

En el siguiente capítulo de esta tesis, se presenta la información ya

interpretada, analizada, y adecuada a manera de explicación del fenómeno de

estudio; también los descubrimientos más relevantes que responden a los

objetivos que persiguió este trabajo, y datos interesantes que lo complementan.

A continuación se presentan brevemente esos tres bloques en los que se

ordenó.

El metalero, en lo individual y colectivo. En este bloque se analizan las

razones que han orillado al joven al metal; las motivaciones que tiene para

134
identificarse como metalero y pertenecer a ese grupo; las relaciones que

establecen los metaleros entre ellos mismos; y las relaciones que establecen el

metalero con otros sujetos distintos a él.

El metalero y la identidad mexicana, se reflexiona sobre la percepción

que tiene el joven metalero de las festividades y costumbres de la identidad

mexicana tradicional; y su identificación como mexicano siendo metalero.

El último bloque titulado Recepción y emisión de mensajes en el

reforzamiento de la identidad juvenil realza la importancia de los mensajes

emanados de los agentes sociales y de la convivencia humana, que ha tenido

en el proceso de construcción de identidad en el joven, y en el reforzamiento de

la misma una vez asentada. Se toman en cuenta aspectos como la presencia

de los agentes sociales; el papel de la música en la vida del metalero; y las

prácticas que refuerzan la identidad.

Como se puede apreciar, en este tercer capítulo, se planteó el desarrollo

que tuvo esta investigación para definir el fenómeno estudiado. La herramienta

metodológica forjada gracias a las premisas teóricas que lo sostienen

científicamente, así como las cualidades del paradigma cualitativo, pudo tener

un contacto sólido con las diversas formas de expresión que tienen los jóvenes

metaleros, quienes independientemente de reconocerse como tales, responden

a procesos simbólicos únicos de los cuales proceden.

135
Concluyendo este capítulo es necesario admitir que la elaboración de

una herramienta metodológica útil para la explicación de un fenómeno social,

requiere de lo que suponen las teorías científicas. Se debe considerar a estas

como una aproximación, basada en el trabajo científico, sobre la realidad social,

mas no es una certeza absoluta; al contrario, la confrontación crítica que surja

de la acción investigadora nutrirá su reforzamiento o adecuación. Crear

herramientas a partir de las teorías da pauta a que puedan ser ubicadas en

contextos humanos.

La labor investigativa en el mundo de hoy debe manejar todas las

opciones posibles que ofrece el campo científico, al menos en lo que respecta

en las ciencias sociales. La ruptura de esquemas socioculturales y la

convergencia de numerosos y complejos sistemas simbólicos, características

actuales de las sociedades universales, requieren de un estudio meticuloso y

por demás necesario que apoye a que los cambios inevitables, generen

escenarios donde la raza humana pueda ejercer lo mejor de sí.

136
Los Muertos Mexicanos, un nacionalismo evasivo

Maceteando la identidad méxico-metalera

4.1 El metalero en lo individual y colectivo

4.1.1 El joven y su identidad metalera

4.1.2 Significados de la cultura metalera

4.1.3 Agentes sociales y la cultura metalera

4.1.4 Grupo metalero y sociedad imperante

4.1.5 El grupo y su identidad metalera

4.2 El metalero y la identidad mexicana tradicional

4.2.1 El metalero se asume como mexicano

4.2.2 Agentes sociales y la cultura mexicana tradicional

4.2.3 Percepción de festividades y costumbres de la identidad

mexicana tradicional

4.3 El joven y la emisión y recepción de mensajes en el reforzamiento de

su identidad

4.3.1 El joven metalero y las prácticas culturales

4.3.2 La música, canal de emisión y recepción de mensajes

137
Los Muertos Mexicanos, un nacionalismo evasivo

Maceteando la identidad méxico-metalera

“La globalización está provocando

un obsesivo afán de identidad,

que va a provocar muchos enfrentamientos.

Nuestras cabezas se mundializan,

pero nuestros corazones se localizan”

José Antonio Marina (1939 - )

Filósofo español

La intención de recalcar el objetivo de esta investigación, está en la

necesidad de no desviar la atención del lector a situaciones que podrían

desprenderse de la manifestación juvenil que se aborda. A decir esto, se desea

en este estudio, conocer la relación existente entre la identidad metalera y la

identidad mexicana tradicional, entendidas como procesos de comunicación,

consumados en construcciones subjetivas en el joven metalero de entre los 20

y 24 años de edad de la ZMG.

No se busca analizar el desarrollo que tuvo la conformación identitaria

del joven, puesto que ello implicaría, un lapso mayor en la investigación que

comenzara acompañando al sujeto desde su infancia hasta la actualidad, en la

138
que se define concienzudamente como metalero. Los esfuerzos de este estudio

se encaminan a explorar minuciosamente, un fenómeno juvenil que involucra

una interacción constante de cargas simbólicas detonadoras de identidades

culturales en la actualidad.

En este capítulo se exponen las construcciones científicas emanadas a

partir de las entrevistas de profundidad que se aplicaron y de las premisas

teóricas que sustentan esta investigación. Está organizado en tres bloques,

donde cada uno aborda un espectro distinto del fenómeno estudiado.

Comienzan en lo individual con una explicación científica del punto que tratan,

posteriormente muestran las voces recabadas de los jóvenes metaleros, y por

último, concluyen con los aspectos más relevantes del área que están

abordando.

En el primer bloque titulado El metalero, en lo individual y colectivo, se

examina la composición del discurso simbólico que toma el joven para

autodefinirse. De igual forma, el papel que han tenido los agentes sociales y las

relaciones interpersonales en su proceso identitario; así mismo los significados

que comprenden su discurso personal, colectivo, y del entorno en el que se

desenvuelve.

El segundo bloque cuyo título es El metalero y la identidad mexicana,

analiza la percepción que tienen los jóvenes entrevistados sobre la cultura de

139
México, tomando como referencia su identificación con las festividades y

costumbres tradicionales. Se detalla cómo el individuo metalero precisa su

identidad como mexicano.

En el último bloque, designado como Recepción y emisión de mensajes

en el reforzamiento de la identidad juvenil, se atiende la participación del joven

metalero en los procesos comunicativos orientados en las identidades

mexicana y metalera. Se notan aspectos como el desenvolvimiento que ha

tenido en las distintas prácticas culturales, siendo él, producto de ambos

conjuntos simbólicos seleccionados para esta tesis. Se estudia el papel que

tiene la música como pieza clave, para que el chico metalero interprete la

realidad que habita a distintas escalas.

Para finalizar, a manera de reflexión fundamentada desde la práctica

investigativa, se responde integralmente los objetivos que alentaron esta

investigación. Esta conclusión final es la que engloba los esfuerzos técnicos,

académicos e intelectuales que requirió este trabajo, que aspira asentar un

precedente en la costumbre científica social al abordar fenómenos juveniles que

involucren identidades culturales.

4.1 El metalero en lo individual y colectivo

4.1.1 El joven y su identidad metalera

140
Cuando una persona es consciente sobre quién es, le resulta sencillo

describir su identidad. En este punto se conocerá de viva voz del sujeto de

estudio, aquellas acepciones que construyen la imagen que tiene de sí mismo

como metalero.

Antes que nada, se debe partir de un concepto básico como identidad.

Según lo referido por Lazarrín (2001) puede entenderse como una

construcción simbólica a partir de un proceso, en el que el individuo fue

interiorizando los significados prevalecientes en su entorno.

La identidad no podría pensarse sin la influencia del ambiente social.

Además de que el chico participe en series simbólicas compartidas dentro de la

sociedad, su identidad se ciñe también por el tipo de relaciones que establece

con los otros. Se puede decir que los mensajes que conforman una identidad

tal, son emitidos por dos esferas: una, los agentes sociales creadores de

sentido como familia, amigos, iglesias, escuela o medios de comunicación; otra,

las relaciones humanas según su profundidad.

El interaccionismo simbólico advierte que la asimilación del individuo

sobre su identidad, es un proceso intrínsecamente personal y constante. A

partir de los significados que interioriza, interpreta las realidades físicas y

sociales que le rodean, y también determina la manera de guiarse en ellas.

141
Por consiguiente, la concepción que tiene el joven de sí puede

comprenderse como un montaje subjetivo. Ese aparato cognitivo que le hace

ser quien es, inclusive antes de entenderse metalero, estuvo forjado por

modelos atractivos ofertados por agentes significantes y relaciones humanas.

Se supone entonces que optó por esa expresión juvenil para concebirse en

medida que concientaza sus preferencias. Ese discurso que hace el joven de su

persona, está conformado por varios significados o acepciones que a

continuación se desarrollan.

La primera acepción sobre su identidad metalera no podría ser posible

sin la música metal. El individuo se considera una persona que posee una

desmedida y notable afición por este tipo de música, que en algunos casos

llega a denominar como megalomanía. Es destacable la presencia del factor

música, porque partiendo de ella, logra nutrirse ideológicamente de la

plataforma que sostiene la expresión metalera, integrada por tópicos

específicos, un lenguaje propio, e incluso, normas conductuales dentro y fuera

de la colectividad metalera.

Independientemente que la música sea el canal por el que se propaga y

refuerza la ideología metalera, es también el espacio fundamental que elige el

sujeto para interpretarse. Se puede suponer que con ella, el joven adquiere un

filtro con el que asimila su realidad social, grupal y existencial.

142
Lo dicho por los metaleros, entreve que la preponderancia que hacen de

la música, no sólo radica en su deleitación, también en la explicación ontológica

que les proporciona. Les representa la oportunidad de expresar por medio de

ella sus inquietudes o experiencias personales.

“Para mi ser metalero es una pasión por la música, por una música que es

totalmente diferente a las demás, que tiene una gran calidad comparada

con la de otros géneros, también por cuestión de una identificación

ideológica. Más que nada, es un estilo de vida, no es una moda ni nada, es

una actitud” (Gerardo, 22)

“Un metalero es pasión por la música, pero pasión de adeveras por el

metal” (Miguel, 24)

“A un metalero no lo hace la ropa, lo hace la música, la música guía la

ideología de las personas, no la ropa; pero he conocido metaleros que se

visten como cualquier persona, te dicen por qué les gusta y qué es lo que

les deja cada canción” (Araceli, 23)

Se puede pensar que este fuerte vínculo musical, es originado porque el

joven se siente inmiscuido íntegramente en ella. Es cautivado sensorial como

intelectualmente porque se acopla al esquema sociocultural que ahí se

promueve. La explicación de su identificación con la cultura del metal y su

143
lejanía de las prácticas culturales mexicanas, podría tomar un eje importante en

la música.

Se habla en el párrafo anterior, de una contundencia auditiva por el tipo

de sensaciones que pueden provocar las composiciones musicales metaleras,

creadas con los instrumentos básicos del metal; y filosófica, porque la clase de

temáticas empleadas, corresponde en gran medida, a situaciones propias de

contextos urbanos y relaciones interpersonales, con las que el joven podría

tener mayor contacto.

Como segunda acepción que lo hace juzgarse como metalero, el chico

se aprecia por defender la música metal y estilo de vida metalero que ha

adquirido, frente a expresiones ajenas al movimiento. Descuella en su

autopercepción una necesaria actitud fuerte, dura, y enérgica para defender los

elementos simbólicos que instituyen su identidad.

“Un metalero se compone de sentimientos de fuerza, de poder, es una

persona que no está apagada, es una persona a la que le gusta mover la

caña, el pinche greñero, wey, el sentir la pinche energía, el querer gritar, el

querer brincar, el querer hacer un pinche desmadre con una cancioncita, de

querer explotar con una canción, yo creo que eso es un metalero, esa es la

parte fundamental” (Roberto, 24)

144
“Un metalero es gente que defiende lo suyo, si te late, lo defiendes bien

cabrón, es como un punk que defiende lo que le late, el metal me late y

pues lo quieres. Acá le chingamos, queremos tocar, vivir de tocar, tener una

banda que pegue chido. La actitud de hacer música es lo principal”

(Gerardo, 22)

“Yo soy metalera porque me gusta el metal, pero sólo un género, pero

independientemente de esto, yo creo que lo que te compone como persona

metalera, es que te guste el metal y que sepas qué es lo que estás

escuchando, que lo defiendas, que defiendas lo que escuchas, pero con

una razón objetiva, no fantástica, que defiendas también el por qué lo

escuchas” (Araceli, 23)

En su calidad de miembro de un grupo subcultural, crítico de las normas

establecidas, puede verse que reformula los significados imperantes para

adecuarlo a sus características. Al estar consciente de su posición social,

genera mecanismos de defensa que promueven en él, esa actitud firme, como

podrían ser el congregarse entre ellos mismos y mantenerse apartados del

resto.

La preocupación de los metaleros por preservar el campo simbólico que

da pauta a su expresión individual y colectiva, podría ser suscitada gracias al

rechazo social que percibe de los demás. Esto dependería del tipo de

145
relaciones sociales extendidas con los otros que no son metaleros; sin

embargo, ya por su calidad lejana y en algunos casos, contestataria a la

dinámica imperante, se establece por añadidura un rechazo hacia ellos.

Otro de los significados que componen su propia visualización, resulta

del sentido de pertenencia que posee y valora, de la convivencia con otros

individuos con características similares a las suyas.

“Para mi el ser metalero es algo muy bello, es una hermandad, es saber

quién eres, saber qué tienes, que puedes ver a un wey en una esquina y

decir ‘¡Ahhh! ¡A ese wey le late tal banda! ¡Me voy a ir con él!’ es un tipo de

rebelión, donde das tu punto de vista, das lo que tú quieres decir, tu opinión

hacia la vida cotidiana, sobre lo que tú vives, y eso para mi, es ser

metalero, algo que es muy tuyo, algo que tú buscaste ser” (Maiden, 20)

“Lo que me gusta de este lado es que te puedes topar con personas con un

modo de pensar fregón, que se han analizado así mismos, que te pueden

aportar un cotorreo bien chido porque a la vez es compatible con el tuyo.

Toda esa gente de la banda metalera forma una gran fiesta no sólo

superficial, sino de ideas” (Daniel, 20)

“Juntos nos quejamos de la sociedad, de que entre ellos se traten mal; me

molesta esa incongruencia de que es una sociedad que funciona, que es lo

que ellos creen…nosotros sí funcionamos, igual y no perfectamente, pero

146
funcionamos porque nos entendemos, muchos o pocos ahí tenemos la

ideología. Todos estamos aquí por la música, eso es lo que nos mueve, es

nuestra vida” (Daniel, 20)

“Si yo conozco a un tipo al que le gusta el mismo grupo que a mí, pues se

hace una conexión chida, terminamos cayendo en la misma ideología y nos

quejamos de lo represivos que son aquí” (Roberto, 24)

Su presencia en un espacio cómodo, donde otros exaltan

preocupaciones y preferencias similares, y concurren en prácticas que

solidifican esa confortabilidad, le brinda un sentido de posesión. Además de

participar como miembro en esas cargas simbólicas, repara en crear nuevas

bajo la misma línea filosófica.

La música, a pesar de la vasta diversidad artística e ideológica, se vuelve

punto central de reunión para el metalero. Es el lazo que los reconoce así

mismos como miembros de una comunidad. En el tercer bloque de este

capítulo se hurgará más sobre el desempeño de esta variable en el desarrollo

identitario de los chicos de estudio.

La presencia en la cultura del metal de valores que reconoce tener, como

honestidad, sinceridad, congruencia y búsqueda de libertad, resulta un

significado instituyente de su autopercepción.

147
“Al metal no le interesa quedar bien con los demás, le interesa más estar

satisfecho consigo mismo, y eso es lo que a mí me gusta mucho; es algo

bien sincero. Muchas veces me dicen ‘¡no hagas esto!, ¡no hagas aquello!’,

eso lo escucho y analizo, pero hago lo que yo quiera, por eso me siento

muy sentado en el metal, muy de ahí, es el género donde he encontrado

honestidad, aquí me quedo no necesito cambiarme” (Maiden, 20)

“Me gusta la música metal, empezando por el modo de pensar, por la

actitud, por el pensamiento, por la filosofía, soy metalero porque en el

metal encuentro todo esto” (Daniel, 20)

“Siento que la cultura mexicana carece de sinceridad en muchos aspectos,

en muchas, muchas cosas, por eso me llama la atención el metal, es para

mí uno de sus puntos más fuertes” (Miguel, 24)

“El metal tiene mucha sinceridad en sus letras, en su presencia artística, la

neta a los metaleros nos gusta lo sincero, nos gusta bien cabrón; en el

metal hallamos este pedo, te ves reflejado mucho en esto, o sea, vemos

cosas que la demás banda no puede ver” (Miguel, 24)

Llama la atención que el chico metalero no se identifique con la cultura

mexicana tradicional, a pesar de que promueva los valores con los que se

identifica en algunas de sus prácticas culturales. Esta paradójica situación

148
podría explicarse en el cómo se difunde su axiología, así como la percepción

que tiene el metalero de los agentes sociales que incentivan estas prácticas.

La teoría de la diferenciación social determina la relevancia de adecuar

mensajes según las peculiaridades de un sector humano. Independientemente

de las diferencias que puedan existir entre las personas, éstas presentan

cuadros de comportamiento similares cuando se agrupan bajo determinados

intereses.

Según al planteamiento anterior, la identificación metalera fue facilitada

por la manera atractiva y amigable en la que fue presentado su discurso

simbólico. Para corroborarlo sólo basta recordar la actitud defensiva que el

chico hace de tal expresión, así como su desenvolvimiento en ella.

Presumiblemente, el discurso cultural mexicano, a pesar de que promoviera

valores similares, no recurrió a especializadas formas de acaparar la atención

de receptores, tanto jóvenes como infantes.

Se hablaría de una negativa percepción arraigada en las relaciones

interpersonales con los otros, pues el metalero alude a la falta de sinceridad en

el discurso mexicano tradicional; que en conjunto con la deficiente emisión de

mensajes, terminaron por alejarlo.

4.1.2 Significados de la cultura metalera

149
La identidad de cada persona se construye, tal como lo conjeturan el

interaccionismo simbólico y las teorías del aprendizaje y modelaje, en la

asimilación de todos aquellos modelos o también considerados significaciones,

de mayor relevancia. La manera de ser y pensar, está íntimamente ligada a ese

largo proceso que nunca termina pero que sí llega a estabilizarse; es decir, la

identidad se sostiene gracias a la aplicación reiterada de aquellos elementos

satisfactoriamente interiorizados, y culmina cuando el individuo concientaza su

propia existencia.

Los chicos por ser metaleros, obviamente se vieron identificados con las

significaciones que dan forma a la cultura del metal. Sin embargo, el formar

parte de la sociedad mexicana desde su nacimiento, no los exento de receptar

también sus significaciones, por lo que resulta del interés de esta tesis

determinar el resultado de esas dos cargas simbólicas en él. A continuación se

desarrollan aquellos significados que potenciaron la vinculación del joven hacia

la cultura bajo la que se denomina.

Cabe decir que las teorías del aprendizaje social y del modelaje,

estipulan que esa interiorización de mensajes difundidos por agentes sociales,

se debe a la identificación de la persona con los modelos o significaciones que

le parecieron más seductores. Un modelo específicamente, es la

representación de patrones conductuales o epistemológicos empleados en

circunstancias a las que aspira el individuo, o con las que se puede reflejarse.

150
El interaccionismo simbólico deja en claro que tales modelos, cuando

logran un resultado exitoso por ser imitados conscientemente por el individuo,

se popularizan hacia otros sujetos que pudieran también encontrarlos

convenientes.

La cultura metalera es imaginada por el joven, como un espacio catártico

que da cabida a todo aquello que se reprime en otras esferas de su vida. La

música metal, conquista un rol importante al permitir el desarrollo de vivencias

excepcionales que no tienen cabida en la cotidianidad, proveedoras de

sensaciones de poder, confianza y satisfacción.

“Yo me guió dentro del metal porque, para empezar su música es la que

me hace sentir bien. Yo escucho la putazera y me siento agusto, me hace

sentir feliz, bien cabrón, me levanta el ánimo sin importar que ande

deprimido o cojeando; el metal me hace sentir mejor cabrón” (Roberto, 24)

“El metal me inspira a desenvolverme como persona, yo me siento

identificado con el metal porque me ayuda a olvidar mis penas, me ayuda a

tener motivaciones, incluso me ayuda en mi vida amorosa” (Evan, 20)

“Me encanta la música, me llena, me da mucha satisfacción, yo te puedo

decir que Slayer es euforia, es todo, me dan ganas de pararme y patear

151
cráneos y golpear cosas, pero es una sensación que me gusta, pero claro

que no la hago; son sensaciones únicas, cosas bien chingonas, te llenan

de alegría e incluso de poder, es algo bien cabrón” (Miguel, 24)

“¿Por qué me hice metalero? Porque fue la música que más me llenó,

fueron las letras que más me llenaron, fue la onda con la que más me

identifique como persona; con el metal siento mi otro yo, mi complemento,

es mi Perfect Circle, jajaja, haz de cuenta, sí, como ese grupazo” (Miguel,

24)

“Escuchar este tipo de música me da esa energía, que de estar así

agüitado, de tener una pinche bronca, escuchas algo pesado y ¡Uhhh!

¡Mandas a la chingada, todo! ¡A la chingada, todo! ¡Eso es lo perro cabrón!

¡Eso es lo que eres y en eso es en lo que te conviertes!” (Roberto, 24)

El común denominador de estas declaraciones apunta a la libertad. El

manejo de este concepto en las producciones musicales, así como en los

protocolos sociales que se desarrollan al interior del grupo, emiten cargas

simbólicas que el joven apropia porque se siente identificado.

Resulta medular para concretar la identidad individual, que el sujeto tome

conciencia de su autonomía; es decir, de su capacidad de elegir, de hacer, de

pensar, de su unicidad como ser humano antes que cualquier otra cosa. El

chico elije incorporarse con la identidad metalera, pues ahí, en la zona

152
simbólica que gesta tal expresión, siente ser él mismo. Involucra sensaciones,

pensamientos y conductas que le dejan ser quien es.

La cultura metalera es pensada también, como una explicación cómoda y

amigable sobre el mundo. El joven la ve como una formulación ideológica que a

través de sus productos culturales y pautas sociales, obtiene su manera de

concebir la realidad y los estándares para incurrir en ella.

“El metal te está hablando de la realidad, wey, de lo que está pasando y de

las experiencias que ha tenido la banda, lo que han logrado hacer, los

errores que no debemos cometer” (Maiden, 20)

“Por ejemplo, Opeth es un grupo de black, tiene una voz gutural, muy

melodiosa, las letras me gustan, hablan de cómo se siente una persona al

ser dejada por otra; habla de cómo sufrimos algunos jóvenes. Sí te ayuda

a reflexionar un poquito las cosas, eso es la repercusión que ha tenido la

música en mí” (Araceli, 23)

“El metal te habla sobre matar, matar, matar, entonces cuando andas en

un desamor, pues te sientes agüitado, andas con penas. Tienes que sacar

ese desamor para seguir adelante; a mí el heavy metal me levanta desde

los suelos, me levanta, me hace funcional, de que mates eso malo para ser

mejor, yo así modifico el mensaje” (Evan, 20)

153
“El metal te quiere decir, sacúdete y muévete, sacúdete las ideas, quítate

los prejuicios; muévete si no te gusta su país, sus creencias o su religión,

sacúdete y muévete eso. Sólo importa actuar, eso es lo que dicen sus

letras, y por eso su música es muy, muy buena” (Daniel, 20)

“Yo se que tengo metal en la sangre y eso es todo lo que me importa, wey,

me encanta traer la greña larga, me encanta traer tatuajes, me encantan

mis camisas con mis bandas, no me gusta traer camisas que digan

“Florecitas ¡Qué bonito es todo!’ cuando las cosas no son así. Toda la vida

está llena de esfuerzos y de tropiezos. Si te tropiezas, acepta tus errores,

eso es lo que me gusta mucho del metal, que te hace reconocer eso”

(Maiden, 20)

“Yo me identifico con el metal porque te habla de cosas de cómo puedes

ser tú mismo, de lo que tú eres, de que nadie te podrá arrebatar eso. De

que sueñes, de que sueñes tú solo, sólo tú” (Evan, 20)

La noción de libertad ha resultado una constante en la cercanía del joven

con el metal. Incrusta este concepto en su preferencia hacia el discurso

metalero porque no encuentra la misma respuesta en otro distinto, como podría

ser el mexicano tradicional.

Esta libertad también puede verificarse en la maleabilidad que tienen, por

llamarlas de algún modo, las premisas filosóficas metaleras; el chico puede

154
interpretar el discurso metalero como mejor le convenga. Tanto la música, los

temas que aborda la cultura metal, así como la adaptabilidad que permiten,

arraigan aún más ese precepto.

Cabe decir que los modelos emitidos por la cultura metalera, aluden a la

superación personal frente a todo tipo de adversidades por muy crudas que

sean.

El factor inconformidad podría jugar un punto clave para que el individuo

no se vea cercano a la cultura mexicana tradicional, y mucho menos, que

quiera asumirse como mexicano. Su malestar social ocasionado por la

dinámica imperante, las ideas promovidas y la percepción de una recriminación

constante hacia quien no se acata las normas, sospecharía una ofuscación en

el individuo al ver coartada su individualidad.

Es clara la necesidad que tiene el joven de solventar sus cuestiones

existenciales y los conflictos que genera su posición en una sociedad con la

que no concuerda. El metal vendría ser para estos chicos, una concretización

de esa rebeldía que sólo puede manifestar su punto de vista.

La postura de rechazo a actitudes intolerantes que no reconocen la

diversidad humana, es otro de los significados relevantes para identificarse con

la cultura metalera. Como miembro de la subcultura, el chico metalero

155
concuerda con esta cuestión; sin embargo no todos lo hacen, ya que expresan

rechazo hacia sujetos distintos a ellos, principalmente cuando no concuerda

con ellos o porque se siente amenazado.

“Yo soy intolerante con la intolerancia, yo creo que tiene que haber una

diversidad, creo que cada persona es algo diferente, somos pinches

criaturitas del universo. Acá en la banda metalera somos más conscientes

de ese pedo” (Roberto, 24)

“Creo que a la sociedad le falta mucho, como personas, como humanos,

bien dicen que la educación se da en casa. La gente no tiene educación,

estoy cansada de que uno tenga que andar demostrándola con todos

cuando no la recibes” (Araceli, 23)

La percepción de rechazo social sobre el metalero y su movimiento,

formulada por estos jóvenes, está fundamente primordialmente en experiencias

personales, que en algunos casos, le han generado un celo especial al

movimiento del cual forma parte. Los significados que componen ese supuesto

imaginario que posee la sociedad sobre ellos, serán analizados a profundidad

en otro punto de este capítulo.

La intolerancia como fenómeno social, está presente en la vida del

metalero a pesar de que diga rechazarlo. Le desagradan las personas que no lo

156
aceptan, aquellas que se abocan a situaciones que no le parecen, sujetos que

se sustentan bajo preceptos ideológicos que considera inferiores, e incluso, a

otros metaleros según la vertiente musical de su preferencia.

“Pues podemos ser todos mexicanos, pero somos muy diferentes. A mi no

me gustan esos reguetoneros bien latinos, ese virus llamado reggaeton,

porque no tienen la mentalidad de respeto o de reconocer que no somos

iguales. El respeto es muy importante, pero si no te lo dan, por qué dárselo

a quien te agrede” (Daniel, 20)

“Los cholos son culeros hasta con ellos mismos, siempre están en guerra.

Según ellos son una gran pandilla, pero nada, y qué bueno que no lo son.

Siempre te ven feo y para ellos a huevo estás mal” (Daniel, 20)

“Los emo son una mierda, una caca, no tienen nada original. Toda la

música es emocional, desde ahí simplemente están mal, se echan la mierda

en la cara ¿Emo? ¿Emotional music? ¡Toda la música es emocional por

favor! Son una cagada” (Maiden, 20)

“Pues los anarquistas, yo no creo que haya anarquía en Guadalajara,

necesitas ser muy cabrón para ser anarquista, porque igual tomas un

camión, tienes que levantar la mano para que se pare, haces filas para

todos lados, pagas cosas, en fin, hay muchas reglas” (Araceli, 23)

157
Es necesario decir que esta situación no se da entre todos los chicos

metaleros, depende del tipo de persona que la ejecuta y las experiencias que la

hayan llevado a cometerla.

Debido a ese rechazo social que el metalero percibe, define al metal

como un movimiento exclusivo, sólo de personas con cierto nivel intelectual

para comprenderlo. Valora esta propiedad como distintivo favorable para

diferenciarse de aquellos que lo rechazan, y que por obviedad, cataloga de

ignorantes.

“Muchos pendejos creen que esto es una rebeldía, que aquí todo mundo

se quiere hacer el bien malo y armar pedos con todo mundo. Están

equivocados, ni al pedo con eso, la neta yo lo veo de otra forma, por ahí no

va la cosa” (Gerardo, 22)

“Mi ideología metalera no es de que yo me crea vikinga o que siempre esté

hablando de los dioses vikingos, no, no, no, el metal te dice cómo vivir, yo

me identifiqué con el metal porque se amoldó a mi pensamiento” (Araceli,

23)

“A mí me da risa la banda que dice que aquí hay mensajes subliminales,

¿Cuál pinche mensaje subliminal?, les diría que escuchen a The Site, The

Site les dice, bien cabrón y tal cual ‘¡Me cago en tu Cristo!’, ellos no se

158
andan con mamadas, lo dicen tal cual. El pedo es que no lo entienden,

prefieren andar son sus pavadas inventando cosas” (Miguel, 24)

Probablemente al verse frágil la interacción social entre individuos de

distintas composiciones ideológicas, surgen percepciones quizás de poco

fundamento; sin embargo, una percepción de rechazo que asimila un grupo

subcultural, en este caso, podría estar motivada por la presión social que

enfrentan al disentir de la línea a seguir. Esto explicaría el por qué del recelo y

defensa de los movimientos contraculturales o subculturales que hacen sus

miembros.

La cultura del metal se muestra atractiva para el joven porque ve en ella

una alternativa sociocultural a la promovida por la Iglesia católica en México.

Los significados que emite esta institución no concuerdan con su cosmovisión,

inclusive le atribuye la responsabilidad de la actual situación social, que según

su opinión, es de mediocridad y conformismo.

Recordando lo que se dijo, el metalero tiende a alejarse de todo aquello

que percibe como imposición. El notar esta característica en la iglesia católica,

hace que descarte todos sus significados y se enfoque sólo a aquellos que le

remitan libertad.

159
Para contextualizar la presencia que tiene esta institución en México, y

visualizarla como un relevante agente social, conviene decir que en el país

habitan poco más de 74 millones de personas que profesan la religión católica,

según el censo poblacional del año 2000.

“No me identifico con la religión, y mucho menos con eso de la iglesia, a mi

nunca se me dio eso, ¡nunca!, y vaya que mis papás le intentaron un buen.

Aquí en México, por tradición o la chingada, se te mete la religión por todos

lados, siempre rezagué eso de Cristo y sus elementos, nunca me gustó,

nunca funcionó para mí” (Daniel, 20)

“Yo creo que la banda metalera rechaza la onda de la religión; no es que

estemos en contra de un Dios, sino que estamos en contra del Dios que ha

creado al hombre para estar bajo su látigo, que es el látigo del mismo

hombre. Somos antirreligiosos porque la religión es el hombre que

gobierna a los otros. Es una de las principales ideas que tenemos” (Daniel,

20)

No se puede considerar igualmente lo que implica una religión y lo que

es una iglesia. Dentro de esta situación, el rechazo del joven apunta más a lo

que se entiende por iglesia, pues hace referencia a una imposición sobre otros.

Ambos conceptos podrían incentivar dudas sobre su utilización, por lo que se

aclara que sólo se tomará en cuenta lo concerniente al segundo.

160
Es de considerar que el factor iglesia católica podría también explicar la

lejanía del joven metalero de la cultura mexicana, ya que muchas de las

celebraciones tradicionales incluyen motivos netamente religiosos como ejes

de su realización. Cabe decir que gran parte del folclor mexicano tiene su

origen en el proceso de mestizaje de los siglos XVI al XVIII, en el que se

fusionaron las prácticas culturales indígenas y europeas, alrededor de la

religión católica como eje cohesivo.

El origen extranjero que tiene el género musical del metal, y

consecuentemente el movimiento social que se le desprende, significa para el

chico metalero un distintivo que le dota también de identidad. En este sentido,

el joven se adentra a un terreno simbólico de tinte universal que no conoce las

pautas socioculturales propias de la región.

Este fenómeno es concebido en la formulación conceptual tanto de

Heinz Hillman (2001) como de Gallino (1983), pues dicen que la subcultura es

un fenómeno con mayor aceptación a escala global. Los grupos de este tipo

adecuan su cosmovisión universal original, por decirlo de alguna forma, a los

cánones que permite lo local para edificar una más conveniente a su entorno

próximo.

161
“Es un movimiento que viene de otro lado, que no nació aquí para nada, el

movimiento del metal y su música, sus temas, sus líricas, todo es un

movimiento, no le puedes quitar nada, así es perfecto” (Daniel, 20)

“El metal es mundial, es un género que todo mundo necesita, wey, todos

somos humanos, todos tenemos enojos, todos tienen algo qué desquitar,

por eso es que el metal está en todo el mundo, no nomás en una parte, es

universal el metal” (Maiden, 20)

“En México es un género no reconocido, en otros países sí lo es, es muy

reconocido. Hay muchas bandas mexicanas, pero falta apoyo, tocan chido,

pero se desintegran, siempre se trata bien a otros géneros, pero a este no,

allá afuera sí” (Gerardo, 22)

“Me identifico mucho con los weyes europeos, porque de allá viene el

metal y todo eso, los admiro porque están haciendo la música que les

gusta, están teniendo trabajo por eso y están ganando lana, eso es algo

que se admira, yo los admiro” (Gerardo, 22)

Sería importante reflexionar que esta especie de malinchismo en el que

cae el joven metalero, bajo este supuesto, se fomenta porque encuentra en las

prácticas culturales y sociedad mexicanas, aspectos que le incomodan.

También podría ser porque no adapta fácilmente el discurso cultural

162
universalista con el propio de la región, pareciéndole complicada una

reformulación de lo local.

Es de suponer que su lejanía hacia ellas también podría ser producida

porque los valores que podrían ser equiparables con él, puesto que los ve en el

metal, no le son y ni le fueron presentados de manera atractiva, por lo que no

los interiorizó para definirse en ningún momento.

4.1.3 Agentes sociales y la cultura metalera

El rol que tienen los agentes sociales en el proceso de conformación y

reforzamiento de una identidad cultural es determinante. A través de ellos, los

individuos reciben los significados que originan un entramado ideológico dado.

Con lo que suponen el interaccionismo simbólico y las teorías del aprendizaje

social y del modelaje, es posible comprender la magnitud y trascendencia que

representan en el individuo, pues además de brindarle un terreno para edificar

su identidad, llegan a sostener la cosmovisión de un grupo, o de la sociedad en

general.

Resulta importante la labor de un agente social, pues con él, quien

recibe los significados que emite y que le parezcan convenientes, implanta

maneras concretas de ser. Por ello, en este punto se conocerán aquellos

sociales que el chico metalero reconoce como trascendentes en la composición

de su identidad metalera.

163
Se hace mención de figuras autoritarias relevantes, como padres de

familia o maestros escolares, quienes inculcaron directa e indirectamente

mensajes orientados a promover la cultura metalera. El joven siendo niño,

presumiblemente los encontró fácilmente disponibles y atractivos a su forma de

ser. También se menciona en ese sentido, a los amigos y a los medios de

comunicación.

“Mi primer acercamiento fue mi jefe, mi papá. A mí me interesó el metal

porque yo trabajaba con mi papá, escuchaba la misma música que él, te

podía escuchar desde Janis Joplin, Eric Clapton, Bob Dylan, a Deep

Purple, incluso a Judas, cabrón, ¡Escuchaba a Black Sabbath, wey!, un día

esculcándole los acetatos, le encuentro un disco de Black Sabbath ¡Yo me

cago, wey! ¡No mames! ¡Está bien chido!” (Roberto, 24)

“Desde chico fue como que empecé a acercarme a estas cosas, me incline

primero como con películas de terror y todo eso; luego con música más

pesadona, como la que a mi papá le gustaba, también le recuerdo algunas

rolas de Queen” (Daniel, 20)

“Yo tengo un amigo que ahorita tiene 47 años, y bien chido, wey. Ahorita lo

veo tatuado, con su greña larga, ¡imagínate!, es metalero desde hace 30

años; lo que se me hace chido es que él ahí está, me late cómo piensa”

(Maiden, 20)

164
“Para mí ser metalero significa mucho, es remontarme a la historia, desde

que mi papá era un biker; él siempre con su vestimenta, siempre con

paliacates en la cabeza, chamarras de cuero, estoperoles, botas negras,

con su moto bien chopper, oyendo toda su vida el heavy metal. Yo no le

conocí otra música que no fuera el metal” (Evan, 20)

“Mi primer acercamiento con el metal, fue en la primaria, digo, igual no era

metal, era como música pesadona para mí en aquel entonces; yo recuerdo

que nuestro profesor nos ponía rolas de Caifanes y nos hablaba un buen

de eso, ¡Nos ponía a La Lupita!” (Roberto, 24)

“Recuerdo que no había metaleros en la prepa, y me sentía rara, tenía 15 y

fui a un cyber, me encontré con una chava gótica, yo no sabía qué era

gótica y nada relacionado con el metal. Me la hice amiga, me dio

curiosidad, me enseñaba fotos, música, recuerdo perfectamente que eran

las de Sopor Aeternus. No sé cómo describirlo, pero el metal es muy

atmosférico, algo muy chido, muy dramático, muy melancólico, me gusta

demasiado. Así conocí más del metal, me fui nutriendo y todavía lo hago”

(Araceli, 23)

“Yo tenía como 12 años, y empecé a poner ‘El Despeñadero’ en la radio,

era un pedo así adictivo. Empecé escuchando a bandas como Black

Sabbath, de lo fuerte, también me latían Pink Floyd, The Doors, y demás.

165
Es más, podía dormir a todo volumen con ‘El Despeñadero’, te estoy

hablando que tenía unos 12 o 13 años” (Miguel, 24)

El papel que llevan los padres de familia determinó en gran medida la

afición de algunos chicos por la cultura del metal. Como referentes más

cercanos y de mayor influencia en la vida de una persona, los padres

presentaron cargas simbólicas directas que remitían de cierta forma, a un estilo

de vida metalero y a productos identitarios que reforzaran ello.

Se sospecha entonces que si la influencia directa y trascendente que

puede tener un padre, no despide esas cargas orientadas a fomentar un apego

a la cultura del entorno, el impacto de otros agentes sociales que sí se enfocan

a ello será de menor contundencia, ya que se trata de un agente cuya

influencia es constante y educadora. Lo mismo podría decirse de lo que implica

un profesor, guardado sus respectivas dimensiones con el anterior.

El rol que poseen los amigos embona también con lo que se ha visto de

las teorías del aprendizaje social, del modelaje, y el interaccionismo simbólico.

La presencia de ellos, catapulta sobre todo la identificación del sujeto cuando

comprende de mejor manera la realidad; los entrevistados ubican su acción a

partir de la secundaria aproximadamente.

166
Los medios de comunicación masiva por su parte, al igual que un padre

o un maestro, están presentes en los primeros años de vida de una persona. A

través de la diversidad de modelos que oferta, se presumirían varias razones

que pudieron alimentar la lejanía a las prácticas culturales mexicanas. Una

podría apuntar a que no se difunden de manera contundente y especializada

según el tipo de receptor, o bien, que la oferta de otras expresiones es de

mayor competencia.

Es a través de algunos medios de comunicación, llámense televisión,

radio, revistas, internet, o bien discos, videos y cualquier otro material

audiovisual, que la cultura metalera alcanza solidez a nivel mundial; puesto que

por ahí se difunden aquellos iconos y agrupaciones musicales que dan forma a

la cultura metal.

Se puede considerar que tanto artistas como bandas musicales

metaleras, son agentes sociales por sí mismos, al ser los artífices de la música

que incentiva un movimiento, desarrollan una influencia compleja pronunciada

constantemente en cargas significantes, ya sea en sus composiciones, imagen

o comportamiento.

El joven asimila en el desenvolvimiento de ellos, modelos enraizados en

nociones como congruencia, libertad, poder y pasión por la música. Estos

modelos alimentan su identificación pues se ve reflejado. Tales promotores del

167
metal, representan esa aspiración a la que el joven desea llegar, la realidad

supuesta que conviene y atrae ante las circunstancias en las que se encuentra.

Se puede hablar de una mayor efectividad en los modelos que emiten

las agrupaciones musicales metaleras, si se alude a la teoría de la

diferenciación social. Sólo basta subrayar que la especialización de grupos

humanos, que muestran cuadros de comportamiento similares, fue posible en

el metal gracias a su ramificación a finales de la década de los ochenta, en sus

subgéneros o vertientes.

“Me identifico con las bandas pequeñas que están saliendo, que son

verdaderos, que no tienen contratos con grandes compañías. Nada más

están haciendo lo que ellos son, dan su opinión, graban lo suyo, ellos son

así, y pues con todo eso, su música suena más perro” (Maiden, 20)

“¡No mames wey! ¡No mames!... quiero tocar y cantar como el George

Fisher, el de Canibal Corpse, él está haciendo algo original, algo que está

sacando de él mismo, así como lo hacen también los de Judas Priest. Lo

original, lo único, lo chido, eso es el metal, me gusta, lo amo, es más, Rob

Halford, es uno de los mejores vocales que puedo encontrar en la vida”

(Maiden, 20)

168
“Se me hace perrísimo, bien cabrón, que a Slayer le valga madre todo,

ellos salen con las greñas tiesas, con los pelos despeinados, que sean

bien ellos” (Miguel, 24)

“Me identifico con los grupos que son profundos, que son interesantes, que

pueden hablar de teología, o que se metan a rollos existenciales, que

hablen el ser humano y la madre. También hay cosas superficiales, pero

eso es lo chido, que encuentras desde cosas tipo metafísicas hasta sexo y

chelas, el metal es bien extenso” (Daniel, 20)

La percepción de rechazo social que también se ve aplicada a estos

artífices de la música metalera, ejerce un importante significado para el chico

metalero, pues le refuerza su concepción de quien la rechaza. Califica a todos

sus detractores como personas incapaces de apreciar el contenido y ejecución

de las piezas sonoras metaleras, así como de entender el surgimiento de

manifestaciones diversas.

Ese halo despreciativo a estos agentes sociales, incentiva un vínculo

que refleja lo que él también vive; hace consciente su participación en un

movimiento que reitera como profundo intelectual, artística, y técnicamente.

“Mucha gente dice que es música estúpida, música sin sentido, pero no

saben que tiene un trasfondo. Para mí este estilo de música es muy bueno

169
porque te habla de culturas, de la cultura vikinga, de la nórdica. También

tiene un trasfondo porque todos sus músicos, son gente que tiene la

música clásica en las venas” (Araceli, 23)

“Lo que a mí más me ha atrapado de la música metal, es que a los

músicos metaleros les guste la música clásica, son estudiados, no son

músicos del tipo que sólo agarran la guitarra y ya” (Araceli, 23)

“El fundador de Lacrimosa, Tilo Wolf, es una persona que está sumamente

influenciada por Mozart, para él, Mozart es su máximo, no es gente de

‘¡Aggrr soy metalero y tengo un género de música pesada!’. Mucha gente

cree que es música del diablo, y no es así, muchos músicos son gente

estudiada” (Araceli, 23)

Es de reflexionar las incongruencias a las que puede llegar algún joven

metalero respecto a este punto. Por lo dicho en estas citas textuales, se puede

apreciar que existe una confusión entre lo que percibe que la sociedad piensa

de su expresión y lo que valora de estos creadores musicales. No puede

considerarse igualmente un estigma social basado en la apariencia o impresión

no fundamentada sobre los metaleros, con los conocimientos que posee un

músico.

170
No es intención de este trabajo evidenciar el sustento ideológico que

pueden tomar algunos chicos, vale la pena conocer desde un enfoque crítico

todos aquellos espacios en los que se representan.

4.1.4 Grupo metalero y sociedad imperante

La convivencia humana resulta un fortificador de la identidad en las

personas. Además de todos aquellos mensajes que generan los creadores de

sentido, las relaciones entre hombres y mujeres confrontan esas máquinas

cognitivas que profieren de personalidad a cada cual. Tanto Larraín (2001),

Erikson (1969) y Tugendhat, se pronuncian por comprender a la identidad como

una obra facturada desde la coexistencia, donde la opinión personal no se

sustente sólo en impresiones internas.

En este punto se analizarán las construcciones simbólicas que surgen

entre el contacto de los metaleros, individual y colectivo, con la sociedad en

general. Se determinan así pues, dos imaginarios: el que la sociedad tiene

sobre la cultura del metal y sus miembros, creado por el metalero según lo que

percibe del trato social; y el que el metalero formula sobre la sociedad

mexicana.

La expresión colectiva lleva a que sus integrantes compartan una

identidad grupal, es decir, una imagen del conjunto que integran frente al

espectro social.

171
Se conocerán a continuación las distintas lecturas que componen el

primer imaginario referido, aquel que el metalero considera tiene la sociedad

respecto a su persona y del grupo que constituye. Toma como referencia la

experiencia cotidiana para establecerlo.

En la primera de estas lecturas, estos chicos son vistos como personas

antirreligiosas que gozan de rendir un tributo a Satanás, asimismo como

individuos con problemas emocionales y psicológicos que los hacen

comportarse de manera dada.

“Pues hay muchos problemas con la policía, igual y con la gente no tanto,

pero pues, a veces sí. A mí me han gritado que soy ‘el loco de la cuadra’,

‘el raro de la cuadra’, incluso hasta ‘satánico’; imagínate hasta a mi mamá

le llegaron a preguntar que si yo hacía exorcismos aquí en la casa. Me

cagaba cuando los policías me tiraban contra la pared, les preguntaba que

cuál era mi delito, qué si era porque andaba de negro, pues les decía que

no estaba ni rayando paredes ni drogándome” (Miguel, 24)

“A veces es incómodo salir a la calle, desgraciadamente pasa eso,

recuerdo que me llegaron a gritar ‘¡No manches! ¡Ahí viene la bruja!’, o la

típica de que te digan ‘Morticia’, no falta quién te grite cosas y que te

satanice ‘¡Mira! ¡Adora al diablo! ¡Tiene al diablo metido!’. También se

burlan de ti, o te ven feo, en fin” (Araceli, 23)

172
“En mi trabajo, no te voy a decir que no, yo sufro como de racismo, porque

como saben que soy la única chava que se viste de negro y que ando en

estas cosas, me toman por satánica, yo no espero algo bonito de la

sociedad, son gente con una mentalidad muy pobre” (Araceli, 23)

“Cuando yo voy a fiestas o algo, entro rápido, dicen ‘¡Ya entró el familiar de

los Locos Adams!’, así es como me perciben, pero pues, igual y eso

pasaría en una fiesta fresa o de gente que se considera normal y todas sus

pendejadas” (Daniel, 20)

“Te ponen una etiqueta de satánico, de asesino, de drogadicto, o sea, un

chingo de cosas a lo pendejo” (Roberto, 24)

“Cuando una persona me ve en la calle, el 80% de las que me ven en la

calle, por lo mismo de los prejuicios o influencias que tienen, se preguntan

‘¿Por qué está de negro? ¿Por qué tiene el cabello largo? ¿Si no es mujer,

será brujo?’ siempre me asocian con algún tipo de culto o con el

satanismo” (Daniel, 20)

“Yo pienso que la sociedad me percibe como una persona o que tiene

problemas en su casa, o que está triste, o que es satánico, o que no es

religioso, o que está en contra de Dios. Es más, soy todos esos aspectos

negativos que se le pueden poner a alguien, pero pues, para nada soy

eso” (Daniel, 20)

173
Con las citas anteriores, puede comprenderse el por qué el metalero

llega a comportarse de cierta forma con los que no son metaleros; en el mismo

sentido, el que determine que su expresión sólo es para quienes puedan

comprenderla. El tipo de improperios recibido de los otros, fija que evite

contacto con quienes los emiten, a su parecer, mayoritariamente de quienes ve

seguir los parámetros de la iglesia católica sin determinación alguna o los

estándares hegemónicos, ya que figuras como Satanás o el Diablo, o

personajes de televisión aparecen concurrentemente.

Otro de los significados que componen la perspectiva atribuida a la

sociedad respecto a la expresión metalera, apunta a que estos jóvenes son

personas que no desean trabajar, porque optan por consumir drogas y cometer

actos delictivos.

“Cuando voy por la calle me dicen ‘¡Ahí va un drogadicto!’ o también ‘¡Mira!

¡Un wey que no vale nada en la vida! ¡Ahí va Satán en vivo, va a hacer su

rito!’ (Maiden, 20)

“No me gusta eso de este país, de México, de la gente, que en cualquier

trabajo, desde los de sueldo bajo, hasta donde sí contratan a muchos

jóvenes, no te acepten por tener el cabello largo, ni tampoco una ‘buena

imagen’, o porque tengas aretes y tatuajes. En muchos trabajos son bien

mamones donde no afecta que tengamos la greña larga como en bodegas

174
o cosas así, y simplemente porque la empresa dice que tienes mala

imagen, no te aceptan. Esa es gente grosera, mamona y cerrada, no se

vale” (Daniel, 20)

“Nunca vas a esperar respeto de nadie ¡Jamás!, es mejor que te

acostumbres a que la gente es así y ya. Aquí la gente te reprime bien

cañón, no te deja ser tú, no te deja crecer” (Araceli, 23)

“Hay mucha ignorancia, lo peor de todo esto es que nos tachen de

drogadictos. El metal se lleva adentro, ya lo traemos adentro. Te juzgan

por tu imagen, yo lo vivo, conozco metaleros súper underground que les

gusta lo más brutal, y tienen puestos fregones en alguna compañía. Las

imágenes engañan, yo tengo que andar siempre ‘bien vestido’, con traje y

todo eso por el trabajo, pero aún así soy metalero fuera de ahí” (Roberto,

24)

“Nos ven como gente irresponsable, como una persona que no tiene

madre. Sí somos fiesteros y la madre, pero pues exageran, nos tachan

como lo peor de lo peor” (Roberto, 24)

La importancia del tipo de relaciones humanas, así como la calidad de

éstas, puede ser explicación a la lejanía del metalero con la cultura dominante y

todos los significados que tienen que ver con ella. Al no encontrar respecto en

los demás que le son diferentes, opta por terminar cualquier contacto con ellos,

175
o puede darse el caso, de que contraataque a los mismos. La oportunidad de

extender lazos ya no íntimos, sino de cordialidad o civilidad, se torna escasa.

En opinión del chico, el rechazo social hacia su expresión cultural

también recae en el abordaje de temáticas que la sociedad no toma en cuenta.

El sujeto dice que el metal le permite hablar y expresar una verdad que no se

soporta. Por lo general se refiere a tópicos que aluden a guerra, muerte,

pobreza, sangre, o cualquier situación en la que se aniquila la integridad

humana.

“El metal te está diciendo a cada ratito que abras los ojos, te lo viene

diciendo desde los 70, te dice ‘Abre los ojos, estás vivo, acepta lo que

tienes, vive con lo que tienes, mejórate, ve lo que está pasando’. Te da

muchos ejemplos, wey, pero la gente no lo escucha ¿Por qué? Porque a la

gente no le gusta cuando le dicen sus verdades, se molestan, se enojan”

(Maiden, 20)

“Como el metal es un género fuerte, que habla con la verdad, pues la

gente lo rechaza porque siempre desea quedar bien con los demás, el

metal no. No se dan cuenta que esos demás, quieren quedar bien con

otros, y esos otros con otros, haciéndose un círculo que no tiene fin”

(Maiden, 20)

176
Esto deja ver que el metalero necesita de representaciones de la

realidad, que tomen como referencia, aspectos crudos o negativos. Sus ansías

de verdad también instauran ese apego al metal, pues con la formulación

cultural que ofrece, considera apreciar tal cual es el entorno y la vida humana.

Por lo visto, ni siquiera las relaciones Gesellschaft, sustentadas en una

convivencia superficial cuyo punto medular es el contrato que conviene a las

personas, se logra dar fácilmente. Independientemente de que el chico

metalero recurra a este tipo de relaciones en aspectos como comprar

productos en una tienda, tomar el transporte público, o asistir a la escuela o al

trabajo, no entabla un contacto respetuoso con aquellos de quien recibe

menosprecio, rechazo y burla.

Cabe decir que la intensidad de esta situación depende de cada

persona. Se establece que es difícil o en algunos casos hasta nula, porque las

diferencias entre distintos y los metaleros mismos, son tan contundentes que

no permiten su interacción, limitada quizás por impresiones negativas o

prejuicios.

Gracias al trato social recibido, de evidente toque peyorativo a la

expresión juvenil, el individuo teje a partir de él, un discurso social

contestatario. En los párrafos posteriores se presentan los significados que

177
integran tal entramado, que les resulta en patrones conductuales y de

abstracción.

Se tacha a la sociedad mexicana como ignorante, ya que ella misma,

considera el metalero, bloquea sus áreas de desarrollo. Se denota

responsables de esta situación, a agentes sociales como la iglesia católica y

los medios de comunicación masiva, pues propagan gracias a su alta presencia

social, un pensamiento tajante a propuestas culturales que no siguen sus

lineamientos, que genera además, dependencia a él.

“México es mucho de creencias, piensa que un día va a bajar Dios y le va

a aliviar todo, y que va a ser feliz para siempre, eso de la esperanza y la

solución fácil. Eso no me gusta, es conformismo.” (Maiden, 20)

“No más te quieren imponer Televisa y TV Azteca, ¡hay más cosas, wey!,

¿Por qué en lugar de estar viendo el pinche Big Brother, no te vas a un

recital de piano gratis afuera del Ex Convento del Carmen?. La banda por

desgracia tiene atrofiado el cerebro por su cultura Televisa y TV Azteca”

(Miguel, 24)

“La gente se deja llevar por cualquier pendejada que diga algún wey, sí

ese ya dijo una pendejada, ahí van todos los pendejos detrás. Según ellos

piensan, pero ni madres wey, no lo hacen” (Maiden, 20)

178
“El mexicano es muy religioso, es parte de su vida. Lo que mueve a los

mexicanos es su creencia, eso está ligado a todo. A través de la religión,

se permiten o se prohíben muchas cosas, aunque las quieran” (Daniel, 20)

La falta de congruencia y credibilidad que el joven metalero advierte en

las instituciones políticas mexicanas y en la gente que pertenece a ellas,

conforma también uno de los significados que disponen su percepción sobre la

sociedad. Cuando el chico advierte estos factores, opta por evitar todo mensaje

que provenga de ellos, piensa que sólo buscan su interés propio bajo el

amparo de causas que no cometen congruentemente.

“Yo creo que nos falta un buen gobierno, pero pues, eso nunca se va a

dar, yo creo que desde ahí debería empezar todo. Tenemos añales en el

mismo hoyo, creen que por poner a un cabrón al que le enseñaron a hablar

frente a un micrófono, para que mande y diga las cosas, creo que no se

vale. No hay educación, eso apendeja a las personas, el gobierno siempre

va a tener ignorantes a las personas, le conviene” (Miguel, 24)

“Las personas son frívolas, son superficiales, son frías, y son hipócritas,

wey, sobre todo eso, eso es lo que no nos lleva a crecer en nada” (Daniel,

20)

“Yo soy anti-PAN cabrón, me molesta que se actúe con elitismo en un país

donde el 70% de la población es pobre ¡Pobre! ¡Pobre!, ya ni siquiera clase

179
media. Como mexicano me duele que estén explotando a este país, pinche

PAN de mierda” (Miguel, 24)

“Vivimos en un mundo de hipocresías, me molestan las famosas

cucarachas de templo, sí, esas señoras que están todo el día en el templo

dándose golpes de pecho. Esas son las verdaderas basuras de la

sociedad, te aseguro que si llega un metalero muriéndose de sed o con

algún dolor, nomás por el simple hecho de verlo así, lo mandan a la

chingada cuando Dios le dice a la gente católica ‘Ayuda a tu prójimo’”

(Gerardo, 22)

“Se me hace estúpido eso de que cuando es natalicio de Benito Juárez, la

gente deje de trabajar, y peor, que no les importe qué fue lo que hizo, es

más, ni siquiera saben qué hizo, no les interesa sólo toman lo que les

conviene de ese día” (Daniel, 20)

“Según eso el gobierno se fija mucho en nosotros los jóvenes, según eso

siempre hace cosas importantes por nosotros, pero sólo dice eso para

quedar bien, ya que si realmente quisieran apoyarnos, al menos a

nosotros, nos abrirían más espacios, a los que somos de otra onda muy

diferente” (Araceli, 23)

Se nota que agentes sociales como el gobierno mexicano, partidos

políticos y la iglesia católica, no incentivan la integración del joven porque

180
quienes los conforman, despiden directa e indirectamente, series simbólicas

con su comportamiento o postura ideológica, en las que ni siquiera ellos se

enfilan fervientemente a lo que dicen seguir.

Resulta interesante la formulación discursiva respecto al mundo y a los

demás a la que llega el metalero, porque se alimenta de aquellas impresiones

fundadas en las vivencias personales. La conciencia del grupo que conforman

estos chicos, aunada a la experiencia social que les devine por instituirlo,

detonan una visión particularmente sólida que lucha por abrirse un espacio.

El metalero se preocupa por reforzar su entorno cercano, ese que está

compuesto por los suyos, para actuar libremente y sin recriminaciones. Lo que

no sucede con el ecosistema social del cual forma parte.

Otra línea simbólica de esta percepción respecto a la sociedad, entiende

que aquellas personas que critican el movimiento metalero, no han incurrido en

un análisis propio; es decir, actúan bajo lo establecido por determinado agente

social sin la conciencia de que ellos mismos eligen hacerlo, por esto dice,

carecen de personalidad concreta y definida que responda más a sus

características.

“Yo pienso que las personas son muy cerradas, y no se dan el tiempo para

preguntarse el por qué de su persona. Siento que necesitan atención,

181
buscan la manera de llamarla, pero se me hace mal pedo que lo hagan

juzgando a las personas por su vestimenta cuando no saben qué onda; es

que México tiene mentalidad cerrada” (Miguel, 24)

“Existe poca tolerancia, obviamente los grupos mayores no van a dejar de

pisotear a los menores. Yo creo que se sienten menos, que no sabe que

los humanos somos complejos, distintos, sólo se quedan con su modelo

que hasta ni ellos conocen, nomás lo siguen y ya” (Evan, 20)

“Es muy cerrada wey, muy cerrada, bastante. Llega al punto de estar tan

cerrada que le faltan conocimientos sobre su misma cultura, y sobre otras

que vienen de otros países” (Gerardo, 22)

La sociedad mexicana está conformada mayoritariamente, según el

chico metalero, por personas conformistas que no aspiran a un mejor nivel de

vida. El mexicano, acorde a esta definición, es visto como un individuo que no

se esfuerza ni se interesa en crecer como ser humano o mejorar su entorno.

“Los mexicanos no se preocupan por otros países, el mexicano sabe que

vive en México, y no le importa salir, se queda en que nomás va a trabajar

aquí, que se va a morir aquí, creyendo en Dios y en la Virgen. Los

mexicanos tienen familias como casi casi a los 17, no saben cuidarse, por

eso tenemos tanto pinche papá joven” (Maiden, 20)

182
“Yo rechazo a la sociedad y a toda esa onda de la cultura mexicana, por el

conformismo, wey. El mexicano es bien conformista, todo le vale madre, no

se informa, vive conforme pensando ‘soy mexicano y vivo en un país

madreado económicamente, sólo quiero ser empleado y no quiero crecer

porque está bien cabrón’. Se me hace bien culero y denigrante que no se

quiera aspirar a más. Ese modelo no tiene curvas, no es horizontal o

vertical, todo estancado” (Gerardo, 22)

“La sociedad mexicana se caracteriza por tener una mentalidad

tercermundista, la neta, aunque no les guste” (Daniel, 20)

Esta apreciación de la sociedad mexicana también apunta a que ésta es

rígida respecto a otras corrientes ideológicas completamente distintas a su

estructura. En consideración del metalero, esta posición resulta inconveniente

para el país.

Resulta curioso que se llegue a considerar ello, cuando debido a la

globalización, movimientos diversos y tendencias de todo tipo, incurren en la

dinámica social de todo el mundo y en países como México. Sin embargo,

sentando la atención a lo que concierne regionalmente, éstos llevan largos

procesos de digestión por parte de la sociedad imperante. De nueva cuenta

aparece la esencia universal que permite entender expresión juvenil metalera.

183
“Está bien pinche cerrada, como sociedad nos hace falta crecer un chingo,

un chingo de cosas, abrirnos más a propuestas de afuera, y eso porque las

que son de aquí tampoco las aceptamos. Es una sociedad muy retraída,

muy cerrada, muy hermética. Se me afigura que a veces México es como

un rancho grande” (Miguel, 24)

“La sociedad tiene un pensamiento muy retrógrada, muy lejano del

progreso, de la gente. Han venido corrientes de otros países, propuestas

nuevas que van desde religión hasta filosofías, ha venido música, pero esa

mentalidad mexicana es el punto número uno que no permite aprovechar

lo chido de eso nuevo que llega” (Daniel, 20)

Ese hermetismo a corrientes culturales externas de los otros, produce

como respuesta, según el metalero, un nacionalismo frágil que sólo cobra

fuerza al presenciar esos elementos foráneos.

“De pronto los mexicanos son bien nacionalistas, bien México, digo, se me

hace chido que estén orgullosos pero pues pueden seguir teniendo lo

mismo y conocer lo chido de otras corrientes, a final de cuentas todo está

ligado” (Daniel, 20)

En este sentido, los receptores de la crítica elaborada por el metalero,

son por obvias razones, personas que no se identifican con la cultura del metal.

Estos son los distintos, los otros que están fuera del círculo metalero, los que

184
siguen el discurso mayoritario y hegemónico que fomenta las prácticas

culturales tradicionales mexicanas.

No todo en esta impresión sobre la sociedad mexicana que tiene el

metalero es de tinte negativo, también encumbra cuestiones contrarias con las

que se puede identificar. Uno de los significados que conforman esta

percepción despunta la cualidad que tienen los mexicanos para unirse

alrededor de ciertas situaciones, diferencias y conflictos.

“Aunque nos chinguemos unos a otros, a final de cuentas si es por

defender a México, defender a un mexicano, pues ahí estamos, eso me

agrada del país” (Araceli, 23)

“Creo que México es como un equipo muy grandote, que cuando se trata

de echarle ganas todos se unen, lo feo es que se queda en el intento”

(Araceli, 23)

Llama la atención que el metalero se refleje en esos que le son

diferentes, cuando rememora cuestiones que han involucrado la participación

de varios sectores sociales. No específica cuáles han sido esas situaciones,

pero evidencia que de cierta forma tiene noción de su similitud con ellos.

185
Otro significado que conforma el discurso metalero sobre la sociedad,

dice que los mexicanos son personas alegres y festivas. Reconoce estas

cualidades en su persona por lo que entabla un contacto común. Sin embargo,

tilda que estas propiedades se hacen más evidentes en los mexicanos para

tratarse con extranjeros, que entre ellos mismos.

“Yo creo que algunas personas, pues son muy alegres, los mexicanos son

muy alegres, muy expresivos, también son muy cálidos sobre todo con los

extranjeros, no tanto entre nosotros” (Araceli, 23)

“Así como hay cosas culeras, los mexicanos tienen cosas buenas, pues es

gente como muy alegre, ese título lo perciben en muchos países. Me gusta

que el mexicano sea curioso, también de que seamos personas a las que

nos guste la fiesta” (Daniel, 20)

“La gente es alegre, cálida, si yo fuera extranjero y me acerco a cualquiera

a preguntarle qué hora es, o para que me ubique, nadie se limita a decirte

solamente la hora o la dirección, te hacen el paro, la gente es abierta en

eso” (Evan, 20)

A diferencia del imaginario que tiene la sociedad sobre los chicos

metaleros, creado por ellos mismos, en el que se deja suponer que en su trato

social han predominado situaciones de intolerancia, este otro discurso

186
supondría que el joven también ha establecido relaciones significativas con los

distintos.

El factor extranjero se torna relevante al momento de que el metalero

concibe a la sociedad mexicana. Por un lado establece que ésta rechaza toda

aquella ideología o corriente cultural que proviene del exterior, mientras que por

el otro, dictamina que la algarabía y cordialidad mexicana se maximiza con los

extranjeros.

Esta paradoja vendría a ser comprendida en primera instancia con el

paradigma del interaccionismo simbólico. La creación de imaginarios respecto a

los demás, a uno mismo y al entorno en general, en cada persona en particular,

depende de las experiencias vividas. Quizás el metalero recibe un rechazo

social por la manera en la que se viste, así mismo, por los elementos

constitutivos de su identidad no muy apreciados por algunos mexicanos.

Ese desprecio no se sustenta del todo, se permite vislumbrar, en la

esencia extranjera del movimiento, sino en la utilización de símbolos y en el

discurso metalero contrario al hegemónico. Probablemente el metalero no se ha

percatado de esta situación, por lo que atribuye ese rechazo que percibe, al

tinte universalista de su expresión.

187
La percepción metalera de la sociedad destaca la valoración hacia la

familia y la dinámica que se desprende de ella en los mexicanos. Los distingue

como personas de fuerte y arraigado apego familiar.

“La gente mexicana se cataloga mucho por convivir, por la convivencia

familiar, las personas son muy apegadas a su familia, ya ves hasta hay un

día para la familia” (Araceli, 23)

“La gente es mucho de ‘qué la abuelita, la tía, la comadre, el papá, la

mamá, fulana, mengana’. Los mexicanos tienen mucho apego a las

personas que son de su familia, es muy cercana esa onda” (Evan, 20)

Puede parecer incongruencia el hecho de que el metalero destaque una

actitud trabajadora en lo que percibe de los mexicanos. Lejos de las

aspiraciones o expectativas limitadas que el metalero señaló en otro punto,

admite que existe una fuerte capacidad de trabajo. Esta cualidad da la pauta

para que el mexicano, según su opinión, frente a quien no lo es.

“México es un país que quiere crecer, todos salimos adelante, mucha

gente trabaja. Fíjate, lo feo es que aquí tenemos todo y no lo sabemos

aprovechar, nos apendejamos bien gacho, no le tenemos que pedir a otro

país nada” (Gerardo, 22)

188
“El mexicano es una persona que sale adelante, que le echa huevos a

como dé lugar, ya sea lamiéndole los pies a un pinche gringo,

afortunadamente no me toca ver eso seguido” (Gerardo, 22)

“Pues, los mexicanos son bien ingeniosos, de alguna manera le buscan

para salir adelante, para sacar el jale. Mucha banda no se apena de nada,

se desenvuelve chido, lucha por alcanzar lo que tiene” (Evan, 20)

“Algunas personas son bien nobles, eso es bien chingón, esos son los

mexicanos que trabajan, que le echan ganas, que reciben a todo mundo de

la manera más chida, y somos los más fregones” (Roberto, 24)

“Se me hace chido la gente de rancho, el mexicano de allá es un cabrón

calludo, que tiene la pinche espalda quemada hasta la chingada, wey, por

tanto arar, de tanto andar en el pinche rancho. Así es esa banda,

encabronadamente fregona” (Roberto, 24)

La imagen del mexicano cambia o se complementa con esta otra visión,

lo que hace suponer que cuando el metalero razona más detenidamente una

cuestión, como ésta de los imaginarios o percepciones, se percata de un

panorama que comprende tintes de todo tipo. Sin importar que sus relaciones

dentro de la sociedad se limiten en el mejor de los casos a las de tipo

Gesellschaft, conocidas como de convenio, cuando concientaza su contexto es

189
capaz de encontrar características que lo reflejen en el otro, lo que no resultaría

extraño pues ha estado en contacto con él desde su nacimiento.

4.1.5 El grupo y su identidad metalera

Para Albert Bandura (1977) el empleo de un lenguaje compartido,

proporciona a las personas estándares definidos en la convivencia con el

entorno. Estos esquemas están compuestos de símbolos verbales e

imaginarios que al interiorizarse, pueden ser ejecutados en la práctica diaria.

Cuando los jóvenes metaleros tienen noción de su identidad como grupo,

enfrentan de mejor manera al resto de la sociedad y reiteran aquellos

elementos que comparten. El reconocimiento individual y colectivo es un

proceso constante que se alimenta de la interacción simbólica permanente en

su interior.

Esta reciprocidad puede ser posible gracias a que en grupos como éste,

se extienden relaciones humanas de tipo Gemeinschaft, que según Tönnies

son aquellas amarradas por sentimientos fuertes, correspondientes a aspectos

familiares, amistosos, tradicionales o de potente empatía. La formulación

teórica de este tipo de vínculos, en un principio era usada en la explicación de

las relaciones sociales cometidas en sociedades rurales; sin embargo, la misma

llega a tener sentido en las urbanas contemporáneas, ya que cohesionan los

grupos en los que se segmenta la sociedad.

190
A través de nexos Gemeinschaft aparece un espacio que alberga el

resultado de la experiencia simbólica de cada persona; es decir, la práctica del

esquema ideológico y conductual. Los significados se comparten y asimilan sin

la intervención de otras series de mensajes extraños a la expresión metalera.

La ventaja de que los miembros del grupo metalero compartan un mismo

lenguaje, permitirá que en lo individual asimilen sin obstáculo alguno, modelos

que le son efectivos y reafirmarlos posteriormente como parámetros de vida. La

interpretación que hacen de su entorno y de sí como grupo, es responsiva a su

participación en esa serie de significados.

Se examinará en este apartado los significados que generan esa visión

colectiva que tienen los jóvenes metaleros, con la finalidad de entender la

generación de sus cuadros de acción y filosofía, y lo que solidifica la existencia

de un movimiento de características subculturales.

El joven define al grupo metalero como una colectividad heterogénea,

confeccionada de chicos que se identifican más con algunas vertientes sobre

otras. Esta diversidad al interior del grupo, llega a ocasionar discrepancias entre

algunos jóvenes; sin embargo, los entrevistados insinúan que el estado ideal de

cualquier persona que se identifique con esta cultura, es que guste y respete de

todos los subgéneros que se desprenden de ella.

191
“La ideología del metalero está bien relacionada con el subgénero en

particular que les agrade. Somos metaleros porque nos gusta el metal,

pero la manera de expresar ese gusto al metal y de pensar, está

relacionada con los subgéneros. Por ejemplo, los blakers tienen una

ideología que comprende más ondas como demonios, fantasías, y la

cultura de los vikingos. El heavy, te habla más de chicas, de diversión y a

veces, de hadas y duendes. El death o el black pagano, se mete en

satanismo, demoniología, ondas anticristianas” (Araceli, 23)

“Hay metaleros que se cierran demasiado, es algo bien curioso, porque si

todos estamos de acuerdo en que la sociedad es un asco porque está

cerrada, no puede ser posible en que ahora con nosotros mismos nos

cerremos porque nos gusta más un género u otro” (Araceli, 23)

“Hay algunas diferencias entre la raza metalera, y más aparte están los

pseudometaleros, esos son los que más se cierran. Para mí, lo mejor de

ser metalero, es ser alguien que puede escuchar desde Heavy metal hasta

Brutal Death, alguien que escuche todos los géneros, aunque haya

algunas cosas madreadas, pero tienen algo bueno” (Gerardo, 22)

“Casi siempre hay disputas en lo personal por los diferentes gustos de

música, es muy competitivo el asunto. Se me hace una babosada que

estén compitiendo por decir quién es el mejor liro, o el mejor baterista, con

192
eso a final de cuentas te estás olvidando de la propuesta que tiene la

música y el grupo” (Miguel, 24)

Cabe decir que no existe una comunión extrema entre todos aquellos

que se asumen como metaleros. Como en todo grupo social, el

comportamiento y forma de pensar, recae en la decisión de cada persona; así

como existen metaleros dispuestos a promover una integración sin importar las

preferencias musicales, están aquellos que se inmiscuyen profundamente sólo

en aquella propuesta que es de su interés y que llegan a cometer actos de

intolerancia entre otros metaleros.

Los grupos de amigos, son en todo caso, ese espacio idóneo para

comprender las relaciones cercanas, esas de tipo Gemeinschaft, y la

interacción que permiten. También pondría ubicarse en este rubro a aquellos

sitios que abren espacio a la manifestación cultural metalera en general, como

bares o centros de reunión clandestinos que la comunidad visita.

Los jóvenes entrevistados declaran que aquellas personas que incurren

en actos de discordia, motivados por las preferencias musicales y que se dicen

ser metaleros, no pueden considerarse como parte del movimiento. Esta

situación produce desagrado, pues afirman que todos los subgéneros parten de

un mismo origen.

193
“Me da coraje que haya gente que rechace otros géneros, como al Heavy

Metal por ejemplo, ¡o sea! ¡Esos son los meros iniciadores de todo el

movimiento! Ahí tenemos de muestra a Deep Purple, Black Sabbath, Judas

Priest y Led Zepellin, ¡esos son grupos leyendas!, puedes llegar con un

chavo que se dice blaker y le preguntas ‘¿Te gusta Led Zepellin?’ y te

puede decir ‘¡Guácala!’, ese es un idiota porque no se da cuenta de que

las bandas que le gustan, son producto de esa otra” (Araceli, 23)

“Es castrante que algunos te llamen ‘farsante’ nada más porque te late

más un género que otro, en la raza metalera se da un friego eso. Eso no

me late, no va conmigo” (Gerardo, 22)

“Mucha banda que se cree metalera es la banda más farsante que pudiera

existir, eso existe muchísimo en el metal, es el gran porcentaje de la

banda” (Miguel, 24)

Siguiendo la evolución histórica del metal como género y movimiento

social, referido en el capítulo introductorio de esta tesis, puede constatarse que

en efecto, los subgéneros maximizados a finales de la década de los ochenta,

son producto invariablemente de la heterogeneidad gestada desde sus inicios.

Las bandas pioneras servían de influencia a otras del momento.

194
Al interior del grupo, se vive un ambiente competitivo por saber quién es

el individuo que conoce el mayor número posible de bandas musicales así

como del historial artístico y técnico de cada agrupación o artista metalero.

“La misma raza te tira mierda, se me hace una pendejada, nada más

porque no conoces tanto de bandas como otras personas. Eso es obvio, si

no trabajas, te la pasas viendo de bandas y la madre, esos no son

metaleros” (Gerardo, 22)

“Es muy chido cotorrear entre metaleros, pero todo llega a un límite wey.

Entre yo metalero hombre y tú metalero hombre, es mucho de ver quién

conoce más bandas y eso es de a ley, cabrón. Si tú empiezas a hablar de

una banda, se empieza a ver quién chingados sabe más de muchas, es

una pinche competencia. Si hablas con una chava, está más tranquila la

cosa, ellas son más sentimentales, más tranquilas, los metaleros hombres

son brutales, son unos cabrones” (Roberto, 24)

Independientemente de la discrepancia engendrada por el gusto de una

vertiente musical sobre otra, y de que los sujetos inmiscuidos en ella no son

identificados por el grupo como metaleros, los jóvenes se ven como individuos

que saben respetar la diferencia humana aunque no se concuerde en algunos

puntos con los diferentes.

195
Por lo revisado anteriormente, se puede notar que existen algunos

jóvenes que se autodefinen como metaleros, que juegan ese doble discurso.

Por un lado pueden hablar de ser tolerantes, pero por el otro, incurrir en

situaciones de rechazo hacia los distintos. En lo que respecta a los jóvenes

entrevistados, ellos se dicen ser respetuosos, y toman tal sentencia para

reafirmarse como tales.

Cabe recordar que los calificativos negativos empleados para designar

manifestaciones juveniles como los emos o los cholos, o los mismos proferidos

hacia con la sociedad, para notar esa tolerancia que podría ser cuestionable,

según cada persona.

“Somos gente que te respeta, esa es la gran diferencia entre la sociedad y

nosotros, ¡somos gente que te respeta!, la gente si se diera la oportunidad

de conocerte mejor, te respetaría por lo que eres” (Araceli, 23)

“A mí me gusta ser amable con la gente, doy lo que me gustaría recibir,

pero yo lo doy sin esperar nada, yo bien puedo ayudar a alguien en la calle

y no me cuesta nada” (Araceli, 23)

“Yo me relaciono muy bien con la gente que es diferente a mí, al menos lo

hago con respeto. Supongo que eso de ser fresa o cosas que la neta no

196
me gustan, son un movimiento, sería muy incongruente de mi parte no ser

abierto cuando pido apertura hacia conmigo” (Daniel, 20)

“No somos weyes malos, yo no soy un wey malo, tampoco egoísta, al

contrario si te veo y te puedo echar la mano, te la voy a dar, si veo y te

puedo ayudar en algo, te voy a ayudar” (Maiden, 20)

El grupo metalero se descubre así mismo como una manifestación

crítica, como una rebelión constante que se expresa desde aspectos físicos,

como la vestimenta, hasta la perspectiva que tiene de la realidad. En este

punto, los jóvenes hacen de su inconformidad social, un punto determinante

para concebirse.

“Lo que nos hace diferentes a los metaleros de mi tipo, es que ninguno

pensamos igual, pertenezcas al subgénero que pertenezcas. Podemos ser

parecidos en algunos aspectos, por ejemplo, nos diferenciamos porque

nos vestimos de negro para empezar. El negro es para mí un color

profundo, el color del abismo, si tú indagas en lo que es un abismo puedes

encontrar muchas más cosas que no están al acceso de cualquiera”

(Daniel, 20)

“El color de ropa, las cadenas, los accesorios, las mallas, todo eso nos

identifica, incluso tú que eres distinto a mi, puedes acercarte, eso no es

impedimento para que seamos compas” (Daniel, 20)

197
“Somos un grupo que tiene ganas de expresar lo que tiene, de que la

gente nos escuche, pero que de adeveras se dé ese tiempo para

escucharnos, somos como un grito callado. Nos tienen reprimidos, así nos

consideramos, un grito callado, ¡esto está de la chingada!” (Miguel, 24)

“Yo creo que aunque sean diferentes ideologías dentro del mismo género,

yo creo que todos tenemos un punto en común, que es la intolerancia de la

gente hacia nosotros. La mayoría somos jóvenes, debemos unirnos más,

ver por la música, eso es lo que nos une. Así podemos buscar tolerancia,

respeto y sobre todo que nos dejen expresar lo que pensamos” (Araceli,

23)

“Es un tipo de rebelión donde das tu punto de vista, das lo que tú quieres

decir, lo que es tú opinión hacia la vida cotidiana, lo que tú vives, wey”

(Maiden, 20)

El grupo metalero se contempla como una hermandad, en la que el

joven convive con personas afines a él, que enfrentan el rechazo de la

sociedad en general. Un lugar donde además de recibir y brindar apoyo, gusta

de la música metal de manera colectiva y es él mismo.

“Cuando tú vas al slam, cuando conoces a un metalero, te sientes en

hermandad, wey, te sientes agusto con los demás que son metaleros, son

greñudos, son gordos, son feos, ellos vienen a lo que vienen, a escuchar el

198
metal, a escuchar los guitarrazos, batacazos, una voz distorsionada fuerte,

reírse, echarse una cerveza, todo agusto” (Maiden, 20)

“Si yo conozco a un tipo al que le gusta el mismo grupo que a mi, haces

conexiones chidas, conexiones chidas y caes en la misma, a veces, en la

misma ideología del por qué son tan represivos en Guadalajara, nos une

ese sentimiento de rechazo” (Araceli, 23)

“Aquí te la vas a pasar bien porque es un ambiente que no te pide nada,

salvo que seas tú mismo, nos enfocamos a las liberaciones del ser

humano. Siempre queremos ser nosotros mismos, actuar libremente,

quitarse las máscaras, aquí te las puedes quitar” (Daniel, 20)

Los metaleros reconocen que no tienen un apego a la cultura mexicana

tradicional, sobre todo una vez que se autodeterminaron como metaleros.

Piensan que quizás no se vieron identificados con ella, porque no les interesó

en ningún momento, o porque su contexto próximo no los acercó de manera

agradable, o por la decepción que les generó.

“Pues en el metal agarras mucho la ideología, incluso hay tipos que se

pueden creer nórdicos, pero ser bien mexicanotes. O sea, no nada más

porque estás güero y todo eso, puedes agarrar la cultura de otros países.

¡Nosotros ya la agarramos!, imagínate que tan pobres raíces mexicanas

199
tenemos como para adoptar otra ideología. La neta te desilusionas

demasiado de tu país” (Araceli, 23)

“El metal nació en Inglaterra, luego se difunde mucho por Europa, en

Noruega se hace mucho metal, de hecho es uno de los países europeos

donde se hace más metal. Nosotros tomamos lo que se hace en otros

países, con otras culturas completamente diferentes a la de aquí, y lo

tomamos tal cual; quienes adoptamos eso somos mexicanos, pero sólo

porque vivimos aquí, no podemos evitar estar muy influenciados. Somos

todos lo mismo, sólo que estamos en países diferentes con idiomas

diferentes” (Daniel, 20)

Una vez analizada la información respecto a cómo se elaboran los

discursos metaleros sobre su persona, sobre su relación con otros metaleros, y

la que extiende con la sociedad, se puede suponer una serie de conclusiones

creadas a partir de lo que explican las teorías utilizadas en esta tesis y lo dicho

por los chicos metaleros.

Los puntos más destacados en este primer bloque que explica un

fragmento del fenómeno de estudio, permitirán comprender desde la noción

individual y grupal metalera el por qué no se identifican con la cultura

tradicional mexicana, y dibujar así la relación entre los procesos comunicativos

metalero y mexicano

200
Para argumentar la manera en la que se construyen estos puntos

concluyentes de este primer bloque, que hacen entender un fragmento de la

realidad seleccionada, se toma la formulación ontológica Romero (2006), sobre

los beneficios de instaurar núcleos simbólicos en el práctica de generar

conocimiento a partir de información específica.

El acercamiento fenomenológico a un segmento de realidad que se

desea conocer, siendo esto una habilidad propia del pensamiento, es definido

por Romero por una serie de niveles de análisis que no guardan

necesariamente un orden cronológico, sino que pueden yuxtaponerse unos

sobre otros como si fuesen caminos que se cruzan, alejan, o se ubican

paralelamente, sin que por eso generen confusión ya que su lógica es clara.

Descubre que tales niveles son: a) el de la percepción sensorial, que

parte de la curiosidad y del uso de la observación; b) el de la identificación de

los núcleos simbólicos que obligan a la descodificación; c) el de interpretación,

para buscar sentido; y d) la contextualización de los núcleos simbólicos.

Se puede entender como núcleos simbólicos a aquellos detalles que

conforman determinado fenómeno, que pueden ser susceptibles de ser objeto

de ejercicio de interpretación o descodificación. Se desprenden por un

momento del hecho social que integran para ser analizados con base a lo que

ya se conoce, para entender desde ellos la complejidad del mismo.

201
“Durante ese mismo nivel de análisis se manifiesta un flujo creciente de

toma de conciencia” (Romero, 2006:129) que involucra no sólo a los chicos

metaleros en este caso, sino al investigador mismo del fenómeno que lleva.

La mayor aportación de recurrir a estos núcleos simbólicos, que se

efectuarán al término de cada bloque en este capítulo, consiste en resignificar

los elementos analizados en este fenómeno, para determinar una descripción

densa del mismo que vislumbre su totalidad desde su parte más intrínseca.

Una vez determinados estos núcleos, podrá concluirse a través de su

contextualización e interpretación, la reflexión final que da sustento a esta

investigación.

1.- En el proceso de asimilación y reforzamiento de modelos o

significaciones, se prepondera el papel que tiene la música. Para este tipo de

jóvenes, resulta el motor de su campo de expresión que abarca su esfera

individual, colectiva y la del entorno. Así también, es el pilar bajo el cual

reafirma la expresión metalera que la música en sí misma difunde.

Debido a todo ello, se puede suponer que para lograr la efectividad de un

determinado discurso, integrado por modelos dados, se pude recurrir a la

música como un canal trascendente. En el caso de los metaleros, logró

202
traspasar las barreras cognitivas hasta enraizarse en lo que concierne a los

sentidos.

Sin importar que en la sociedad, como lo piensa el interaccionismo

simbólico, convergen cargas de mensajes cuyo contenido es totalmente

variado, aquellas que ostentan de la música pueden ejercer mayor

contundencia en ciertos sectores, que como el metalero, pueden tomarla como

herramienta expresiva del conjunto ideológico bajo el cual se entienden y

agrupan.

Su lejanía con las prácticas tradicionales de la cultura mexicana,

apuntaría fuertemente a la presencia del factor música, que además del efecto

sensorial que produce, enarbola tópicos más adecuados a las sociedades

urbanas en las que se gestan manifestaciones como la metalera, como puede

notarse en el anexo 1.

Además de las características referidas sobre la música, es de relevancia

la facilidad que ve el joven en ella para moldearla según su contexto particular.

Permite que los chicos reformulen su composición, la adapten a sí, sin perder la

esencia que la formaliza; caso contrario podría ser con las prácticas culturales

mexicanas, que muestran mayor rigidez para adecuarse a la perspectiva de

estos jóvenes.

203
No se quiere decir que sea un hecho imposible, pero es probable que tal

resignificación del folclor mexicano adaptado a los estándares metaleros, no

promueva la esencia de una cultura u otra, sino justamente, la fusión de ambas,

situación que no parece agradar a algunos metaleros. En el caso del subgénero

musical Metal Muerte Prehispánico, que adapta elementos de culturas

mesoamericanas, cabe decir que no se toma del todo a la cultura mexicana

tradicional tal cual se conoce, sino que las culturas azteca y maya

específicamente, aluden a otras cargas simbólicas.

El joven se identifica más con el pasado prehispánico mexicano, que con

la serie de significados que forman la identidad mexicana tradicional, producto

de la época novohispana, aquel momento de fusión cultural entre indígenas y

europeos.

2.- Los patrones conductuales y filosóficos instaurados en el metalero, lo

caracterizan por su actitud defensiva, hacia todo aquello que represente

amenaza de aquel campo simbólico que le alberga.

El comportamiento del metalero depende en gran medida, de qué tan

consciente es de su posición en el organigrama social. Si logra entenderse

como miembro de un grupo subcultural, que representa una alternativa

contraria, distinta o amenazante al discurso oficial, comprenderá que representa

204
un estigma para la sociedad, que inevitablemente rechazará o mirará con

recelo.

Con este marco subjetivo, las relaciones sociales que entabla tanto con

sus camaradas como con aquellos que se asumen bajo otras expresiones, y

con aquellos que se apegan a la cultura hegemónica, se debaten dentro de una

jerarquía cualitativa, que sea cual sea el punto referencial, dotará de una fuente

simbólica que lo lleven a dibujar imaginarios.

Resulta curioso la necesidad que tiene por reafirmarse como un sujeto

ajeno a la intolerancia, pues justamente, dentro del grupo, reconoce de su

existencia entre metaleros mismos. Tacha de farsantes y los niega como parte

de su expresión cultural a todos los que desprecian o rechazan la diversidad

humana.

Sin tomar en cuenta el manifiesto alterno a la cultura dominante, el

desagrado y disonancia con expresiones como la propia de cholos, emos, o

anarquistas lo puede mostrar.

3.- Con el ejemplo de los metaleros, se puede decir que el ser humano

está pendiente de la libertad para conceptualizarse; así mismo de sensaciones

que pueden estar ligadas a esta premisa, como lo son el poder, la pasión y la

205
necesidad de presentarse ante el mundo, soslayando limitantes de cualquier

tinte.

Entre más consciente sea el individuo, podrá desarrollar una visión

propia de su entorno, una elaboración simbólica a partir del discernimiento. La

búsqueda constante del ser humano por conocerse y establecer su razón de

existencia podría cobrar forma a través de la reflexión misma.

El chico metalero piensa encontrar tal estructuración en la cultura metal;

sin embargo, a pesar de las incongruencias a las que puede llegar como

miembro de ella, tiene la capacidad de encontrarse en el otro, en el diferente,

en aquel que en momentos ataca o rechaza. La reflexión de uno mismo y del

mundo subjetivo que concibe a la sociedad humana, proporciona en medida de

lo posible, ese deseo de libertad que tanto se anhela.

El metalero por lo visto sólo llega a él en determinadas ocasiones, y no

con la totalidad que esperaría, ya que está propenso a ser sujeto por las

significaciones que entrelazan al mismo tiempo construcciones culturales

diversas en la sociedad. Lo que le lleva a luchar por su campo propio de

expresión.

4.- El desempeño particular de los agentes sociales próximos al joven

metalero, determinó en gran medida, su cercanía con la cultura metal. El padre

206
de familia principalmente, al acompañar al joven durante sus primeros años de

vida, figuró como uno de mayor trascendencia.

Los mensajes emitidos por el comportamiento del padre, así como los

que facilitó con su propio consumo de productos culturales, nótese la presencia

de la música, llevó a que el joven hoy metalero, supiera de otras propuestas

culturales a edades tempranas, que de otra manera no hubiese podido conocer.

Las primeras cargas simbólicas metaleras, alentadas quizás por la

ausencia de un entramado ideológico atractivo a edades tempranas, pudieron

llevar al joven a que incentivara por sí mismo con el paso del tiempo, su arraigo

a lo que éstas le pronunciaban.

De igual forma, su cercanía con personas que le remitían a dichas series

simbólicas, así como lo encontrado entre la gama colorida de modelos ofrecida

por los medios de comunicación, concretaron su preferencia al metal.

El ejercicio simbólico ejecutado desde los artífices de la música metal

supone un contacto directo e íntimo con el joven. Además de que utilizan la

música como canal difusor de ideas, los artistas concebidos también como

metaleros, engloban los dos aspectos que dibujan la totalidad de lo que implica

ser metalero; por un lado, aquel individuo que vive para la música, y por el otro,

que la utiliza como forma catártica de expresión.

207
Puede ser criticable que la sociabilidad entre metaleros tome a estos

agentes sociales en específico, como generador de relaciones. Cabría

preguntarse qué tanto puede concebirse el metalero sólo por la comunión de

ideas que profesa, sin tener que centrarse en detalles que podrían rayar en la

inverosimilitud, sobre las bandas e iconos del metal.

Si bien la música es la parte fundamental de todo el movimiento y la auto

conceptualización, la primacía se localiza en los significados constructores del

aparato cognitivo, y que en efecto, se impulsa con lo sensorial.

5.- La lejanía del joven metalero a las prácticas culturales mexicanas

puede ser originada por varias causas. Una de ellas es la ineficacia de los

agentes creadores de sentido al momento de emitir modelos encaminados a

reforzar su aparato filosófico, ya que no se mostraron de manera atractiva al

individuo cuando se hallaba a edades tempranas y no concretaba aún su

identidad.

Otra puede consistir en la incompetencia que presentó el entramado

simbólico identitario mexicano tradicional, respecto a la potente interacción de

significados presente en la sociedad. Los propios de la cultura mexicana

tradicional pueden estar viéndose cortos en el impacto que desean, cuando los

modelos de otras formulaciones culturales se adecuan a las características

propias de los grupos humanos que integran las sociedades.

208
También vale señalar que la noción de rechazo experimentada por su

trato con los demás, y forjada con los imaginarios alrededor de ella, pudo

haberlo condicionado para que desviara su atención de todo aquello que fuera

emanado por la sociedad mexicana.

El hecho de que el joven se acerque a la cultura metal porque encuentra

en ella componentes axiológicos que reconoce a su vez en sí mismo, dice

mucho de esta situación. El chico desconoce que las prácticas mexicanas

tradicionales, ricas en una axiología que incluye elementos como la sinceridad,

la verdad, la justicia y la libertad, pueden ofrecerle aquello que busca y desea.

Sin embargo, la percepción negativa, alimentada por cuestiones ya referidas

que tiene sobre la sociedad mexicana hace que las ignore.

Es criticable también el papel de la escuela en este sentido, pues los

profesores no enfocaron quizás sus esfuerzos en fomentar una actitud de

apego cívico y cultural a lo mexicano. Tal muestra de ello, podría recaer en el

limitado conocimiento que estos jóvenes tienen de la historia mexicana.

4.2 El metalero y la identidad mexicana tradicional

4.2.1 El metalero se asume como mexicano

Resulta interesante conocer, desde la perspectiva actual del joven

metalero, cómo fue y sigue siendo la relación con los significados instituyentes

de la cultura mexicana tradicional. Esto puede ser posible si se logra

209
comprender que el sujeto está inmerso en un entorno social que engloba la

interacción de cargas simbólicas diversas, y que sin importar su identificación

con las propias del metal, se expone al efecto de las demás, le hayan sido o no

relevantes.

Esta relación simbólica es compleja por la convivencia con los otros

sujetos que efectivamente no son metaleros; porque a través de las relaciones

humanas puede reforzar lo que le identifica o dejarse convencer por otras

formulaciones culturales.

En este segundo bloque del presente capítulo, se analiza la lectura que

hace el chico metalero de los significados de la identidad mexicana tradicional

que le parecen agradables.

Para Erick Erikson (1969) la identidad es producto de los procesos

biológico, psicológico y social que atraviesa una persona. Se implanta en el

sujeto una serie de compromisos y roles, que cuentan con la incidencia de los

significados que existen en la sociedad, formen o no parte de la identidad

mexicana tradicional.

Con esto se quiere decir que el pensamiento autónomo se gesta desde

la participación individual en los significados compartidos. La

autodeterminación como metalero demuestra que el contenido de dichos

mensajes de la cultura mexicana, no logró que el joven se identificara con ellos

210
a edades tempranas; sin embargo, ello no lo exentó que los interiorizara

presionado por el entorno.

En los párrafos siguientes se conocerán aquellos significados que orillan

al chico metalero, a asentir su mexicanidad; es decir, el reconocimiento de

aquellas cargas simbólicas que lo relacionan culturalmente con lo mexicano.

Una cierta identidad mexicana que asume el joven metalero, cobra forma

cuando éste escucha música metal producida por agrupaciones mexicanas. El

individuo se identifica como mexicano, cuando nota que éstas lo hacen y

emplean temáticas que le son mayormente cercanas, pero que no distan de lo

que crean las bandas extranjeras.

“Me siento mexicano, me gusta el desmadre y todo, yo siempre en lo mío,

sí me siento bien mexicano porque me encantan las bandas mexicanas,

¡bien cabrón!, le damos mucho auge a las bandas que son de aquí, que

apenas están saliendo, lógicamente del metal” (Roberto, 24)

“Para mí el ser mexicano significa todo, wey, es un estandarte para mí, a

mí lo que más me gustaría hacer es formar una banda metalera mexicana,

la neta por eso yo apoyo a Transmetal y a bandas que veo fuertes aquí en

lo mexicano, porque hay que apoyarlas, hay que seguirles dando. Las

veces que yo he tenido de cotorrear con ese grupo, les digo ‘yo los voy a

211
seguir apoyando, en lo que pueda, yo voy a seguir comprando sus discos

originales’. Yo sé que a Transmetal le duele que no les compres un disco

en original, no por ejemplo a Slipknot de Estados Unidos” (Miguel, 24)

El impacto que tienen las agrupaciones en el metalero es determinante.

En el caso de Transmetal se aclara que se no realiza una resignificación de los

discursos metalero y mexicano, tampoco se fusionan ambos para generar uno

nuevo, y mucho menos se toman elementos mexicanos tradicionales. Se

destaca aquí, que la cercanía identitaria que el chico extiende con las bandas

metaleras surgidas en México, es a raíz de verse reflejado en ellas por

percatarse de que salieron del mismo entorno geográfico en que él vive.

La significación que interioriza respecto a la nacionalidad de las bandas

metaleras genera en el joven, pautas determinadas como el apoyarlas según

crea conveniente. Como agentes sociales metaleros con los que puede

encontrar mayor entendimiento, las bandas mexicanas despiden cargas

simbólicas que al ser receptadas, ocasionan un lazo mayormente íntimo y

aspiracional.

El joven metalero se entiende como mexicano cuando nota que la

historia, así como los elementos que conforman la cultura mexicana, despiertan

el interés y admiración de personas que provienen del extranjero. Se asume

como mexicano al ver que lo tradicional es valorizado por personas ajenas ello.

212
“Fíjate, a mi me hubiera gustado ser mexicano, pero de esos bien cabrón.

Para mí no hay otro pinche país más chingón que México, imagina lo que

hemos vivido tantos años. Te apuesto que miles de europeos, wey,

quisieran estar en México, miles de africanos quisieran también estar en

México. Vivimos una pinche diversidad encabronada, vivimos dentro de

todo, en libertad, lo que en otros países no se vive” (Roberto, 24)

“Pues se me hace bien chingón haber nacido aquí en nuestro país, es bien

cabrón, a pesar de que este movimiento no esté tan fuerte. La sociedad

mexicana generalmente es cerrada, pero aún así me da mucho orgullo y

me late este país, y de lo que representa en el mundo” (Gerardo, 22)

Cuando el chico reflexiona que la sociedad mexicana en la que vive, es

resultado de un proceso histórico montado en los siglos, hace consciente otro

elemento que le agrada y le hace visualizarse dentro de él, la pluralidad étnica

que incita el interés en otros países. Nótese que aparece otra vez, la incursión

en los terrenos de la conciencia.

El reconocimiento del chico como mexicano se extiende cuando los

elementos culturales tradicionales, son apreciados por artistas y agrupaciones

musicales metaleras con las que se identifica. Se reconoce en elementos como

la bandera mexicana, el himno nacional, el discurso antiestadounidense y las

culturas mesoamericanas.

213
“Se me hizo bien hermoso cuando fui a ver a Haggard, imagínate ver a 17

cabrones en escena, aventándose el himno nacional al último ¡cerraron

con eso!, Imagínate a un wey alemán, a todos esos weyes que se

quedaron fascinados con México. De hecho la primera vez que vinieron a

México sacaron un DVD en vivo ¡el DVD en vivo!, antes de irse del

concierto allá en el Hard Rock, dijeron ‘queremos hacerle un homenaje a

esta gran tierra y a esta gran gente’, y ¡no manches cabrón! Pasó una de

las sopranos con una bandera mexicana, y tocaron el himno con

instrumentos clásicos. Fue un súper detalle de los batos, ese hecho a mi

me decía ‘¡Despierta!’ ‘¡Ve dónde estás parado!’ ¡A huevo que volteas otra

vez a tus raíces! Es fregón que un grupo te despierte algo que ya tenías

dormido, ese sentimiento que tienes ahí arrinconado y aletargado” (Miguel,

24)

“Hay un grupo de Alemania que se llama Therion, que no tiene nada que

ver con México, pero imagínate que de alguna forma, hasta allá les haya

llegado lo que es la cultura mexicana, que hasta ellos tienen una canción

que se llama Quetzalcóatl que habla del calendario maya y de la profecía

ésta. La rola está en inglés y los coros en español, una fregona

instrumentación” (Daniel, 20)

“Hay un grupo que se llama Brujería, me parece que el guitarrista o el

vocal es pocho, no sé, es gabachón. Esta banda sí tiene que ver mucho

con México porque todo su cotorreo es político, está fregón lo que hacen.

Hablan de una manera muy fuerte, hablan de narcos, e incluso, hay una

214
canción que se llama Matando Güeros, igual y es muy racista respecto a

los gringos y ese rollo. La rola dice ‘Matando güeros al estilo Pancho Villa’.

Brujería es grande acá en México, también en Estados Unidos, por ellos sí

vale la pena pagar $150 o $200 pesos para irlos a ver” (Daniel, 20)

La fascinación proferida por las culturas prehispánicas le motiva

calificarse como mexicano. Esta significación que le atrae al discurso cultural

mexicano tradicional, descuella elementos que también ubica en el metal, como

son el poder y la fuerza que vincula con los guerreros indígenas, también la

intelectualidad que se atribuye cuando reflexiona sobre la existencia.

“De lo que me puedo sentir orgullosa de ser mexicana, es de cómo en

siglos, hubo mucha gente aquí que fuera tan inteligente, como toda la

cultura maya por ejemplo, o también la cultura azteca, ¡Qué chingones

fueron!. Me admiro de cómo fueron a buscar un sitio y a implantarse a

pesar de todo, también de la valentía que tuvieron para defenderse de los

españoles, desgraciadamente esos eran más que nosotros. Creo que la

historia de México me hace sentir muy orgullosa, ¡Cuauhtémoc gracias te

sacrificaste!, todo ese aspecto es bien admirado de México en el mundo”

(Araceli, 23)

“Soy mexicano por las raíces que tiene este país, un país con mucha

magia, magia que lo envuelve y que te lleva a ciudades antiguas como

Chichén Itzá, todas esas zonas arqueológicas” (Evan, 20)

215
“Me gusta mucho la cultura ancestral, toda esa grandeza que hubo de las

civilizaciones que incluso se conoce a nivel mundial, me hace sentir

orgullosote de mi país. Todo ese rollo de los mayas y sus avances, todo

mundo está bien metido en lo del calendario y hasta preocupadones por

las profecías. De los aztecas, mis respetos, híper guerreros y la madre.

Eso debería de recalcarse ahora” (Daniel, 20)

“¡Los aztecas eran unos cabronzotes! Me identificó porque eran unos

guerreros, pinches cabrones, bien poderosos, no sé mucho de ellos, pero

sé que fueron grandes, muy perros, muy civilizados, ¿Quién sabe por qué

murieron tantos?” (Maiden, 20)

La imagen que tiene el chico metalero sobre las culturas prehispánicas,

en específico maya y azteca, que asentaron parte del folclor que aún se vive en

algunas zonas de país, está compuesta por significados con los que se puede

reflejar fácilmente. Hace mención de figuras como guerreros y científicos para

vincularse con estas culturas a pesar de que su conocimiento sobre ellas,

pudiera estar limitado.

Al elegir estas figuras que también pueden considerarse como modelos

de lo que entiende por dichas culturas mesoamericanas, toma noción de una

carga simbólica que pudiera adjudicarle una identidad devenida de ellas, logra

verse como mexicano cuando las toma de referencia, es decir, cuando

concientaza sobre las similitudes que comparten.

216
Es importante reflexionar sobre la relación entre las culturas

prehispánicas y la identidad mexicana tradicional. Bien se puede decir que la

segunda está ampliamente nutrida de la primera; sin embargo, hay que dejar en

claro, que las significaciones de culturas como la maya o azteca, son únicas de

dichas sociedades que distan de lo que se conoce como identidad mexicana

tradicional. Refieren a una parte de México, más no comprenden del todo la

identidad tradicional mexicana.

En ese sentido, el joven metalero se vincula más estrechamente con las

formulaciones simbólicas mesoamericanas, que con la identidad mexicana

tradicional, hoy presente en la sociedad. A reconocer este punto, se establecerá

aún así que la figura de las culturas prehispánicas serán consideradas en este

estudio como un vínculo que refiere al chico de cierta mexicanidad.

Llega a ser tan contundente su nexo con los modelos que asimila de las

culturas precolombinas, que ha originado una vertiente musical metalera

netamente mexicana, el Metal Muerte Prehispánico, en el que sobresale el uso

de instrumentos musicales autóctonos en fusión con los básicos del metal.

El individuo, según el grado con el que se identifique a esta significación,

se relaciona a este género por la cercanía cultural que ahí encuentra. Su

autonomía metalera subjetiva se mezcla con los significados del discurso

217
cultural mexicano, para dar paso a una hibridación representativa de ambas

culturas, sin que se potencie una sobre otra.

“Aquí surgió el Metal Muerte, o sea, un Metal Prehispánico, que tiene

precisamente sonidos prehispánicos. Hay palos, caracoles, y todas esas

ondas. Mictlán es el nombre de un grupo que, bueno, ya no tocan ahorita,

pero hay muchas bandas, Mictlán llegó a ser muy sonado, incluso por

Sudamérica y otras partes del mundo. Tenía mucha aceptación. En

internet se sigue colando su música, a muchos gringos les late el rollo.

Otro grupo que está creciendo es EK, en sus líricas hablan mucho de los

aztecas, los guerreros jaguar, o sea, utilizan lo rico de la cultura mexicana,

elementos que dan mucha tela de dónde cortar. La neta es el mejor tema

que hay en la cultura mexicana, y lo chido es que se hace una mezcla

padre con el metal” (Daniel, 20)

Como se analizó en el primer bloque de este capítulo, el joven metalero

se considera tal cual, porque en la cultura del metal aprecia el ejercicio de

figuras como la congruencia, la honestidad, y la sinceridad. Su visualización

como mexicano, también se hace posible, cuando las refleja en su

desenvolvimiento social a sabiendas de que al ejercerlas, contribuye a un

ambiente mejor al desarrollo de todos. El metalero se llama mexicano, en

cuestiones como respetar a los demás, no ensuciar las calles y empeñarse en

su desarrollo individual.

218
“Yo siempre trato de irme por el lado de que la persona es la que tiene que

cambiar, de empezar a pensar diferente, de no limitarse, de que México no

es un país jodido y que no hay varo porque no hay. Pienso que me voy

más por ese lado que solamente ir a votar. Cuando pienso diferente, de

que quiero crecer y trabajar, sé que eso puede ayudar a México. Me gusta

contribuir en no tirar basura en las calles, en no meterme con nadie, en fin,

para que esto cambie tiene que cambiar uno” (Daniel, 20)

“No me considero tan mal ciudadano, digo, no me late ensuciar la ciudad,

¡me caga tirar la basura en la calle!, me gusta estar informado y tratar de

compartir lo que sé. Me gusta trabajar y echarle ganas” (Miguel, 24)

“Yo trato de salir adelante, estudiando, preparándome, dedicándome a lo

que me gusta. Quiero hacer algo por este país desde lo que me toca, ahí la

voy llevando” (Gerardo, 22)

En otro sentido, algunos jóvenes metaleros, señalan que ser mexicano

se debe a una cuestión meramente circunstancial sobre la que no tuvo

injerencia alguna. Reconoce su gusto hacia algunos elementos, e incluso hacia

la denominación que se adjudica con ellos, mas rechaza concretarla como tal

cuando toma en cuenta el imaginario negativo que tiene sobre la sociedad,

analizado en el bloque anterior.

219
“Pues el nacer es algo que tú no escoges, a final de cuentas lo chido es

nacer y ya, donde quiera que estés. Yo no me siento mexicano, tampoco

me siento orgulloso ni nada, es más me da igual. Nunca negaré que soy

mexicano, soy mexicano porque nací aquí, en México. Si me sintiera mal

de serlo, es como si me sintiera mal por haber nacido” (Maiden, 20)

“Me considero mexicano por el hecho de haber nacido aquí. Cuando

creces pues se te van pegando algunos modos y costumbres, digo, me

gustan muchas cosas de aquí y por eso soy mexicano, pero pues, me

siento más metalero ya que las cosas que no me gustan son las más de lo

mexicano” (Daniel, 20)

“Me gusta mucho México, me encanta, soy mexicano y no negaré mis

raíces pero pues lo que no me gusta, es que la gente es bien mediocre,

igual y por eso no me identifico con nada de esto. Es muy hermoso, pero la

gente lo echa a perder, el mexicano es muy de ‘primero yo y luego tú’. Yo

pienso que si alguien quiere mejorar, que si la sociedad quiere mejorar,

pues todos deben ayudarse entre todos. En el metal, en el grupo, a pesar

de los problemas, pues sí está eso” (Maiden, 20)

“Yo nunca voy a negar que soy mexicano, soy un mexicano orgulloso, pero

no me gusta la gente, ni el gobierno que se tiene, ni tampoco las cosas

culeras. Sí me veo como mexicano” (Maiden, 20)

220
“No me gusta la poca apertura que tiene la gente acá en México, me gusta

mucho el país, pero la gente es muy cerrada a nuevos proyectos, ideas,

propuestas distintas. Para mi cotorreo y todo eso del metal, pues es muy

desfavorable en este país” (Daniel, 20)

“Yo la verdad sí soy malinchista, digo, sí me gusta México, me gusta mi

casa, pero yo creo que el gobierno es malo, además la misma gente aquí,

se anda catalogando como un país tercermundista, la misma gente se jode

así misma y entre los demás para que nadie sobresalga. Eso la verdad me

desilusiona mucho” (Araceli, 23)

A través de estas declaraciones, puede suponerse que todas aquellas

significaciones que incentivan esa mexicanidad en el sujeto, sean consideradas

como elementos que gozan de cierta preferencia, y no como detonadores de

una identidad tal cual que se infunde en formas de ser y pensar.

Curiosamente el factor que interrumpe la asimilación de cierta identidad

mexicana a través de esas significaciones, es la gente misma que sigue el

discurso hegemónico. Para el metalero, como primera impresión, lo mexicano

es considerado como un adjetivo y no como una construcción simbólica; sin

embargo, cuando reflexiona al respecto, y se ubica desde una trinchera

analítica, es capaz de reconocer que algunas cargas simbólicas le componen

también.

221
Las series de mensajes encaminadas a propagar la cultura mexicana

tradicional, no pudieron haber cumplido con su cometido, pero eso no quiere

decir, que no sean relevantes en la cosmovisión del chico metalero; gracias a

su lejanía con ellas, construyó una percepción de la sociedad al exterior de lo

que conoce de la cultura metal y de los entornos cercanos.

En otro significado, el metalero se asume como mexicano, cuando da

razón de que tanto él como los otros atraviesan circunstancias adversas sin

importar la identidad de cada uno. En esa interpretación, recalca la situación

económica desfavorable.

“En el metal agarras mucha ideología, la verdad como te digo, tenemos

muy pobres nuestras raíces mexicanas, tan así que agarramos la ideología

de otros lados. La neta somos mexicanos, vivimos como mexicanos,

somos mexicanos porque chingados estamos. La neta te desilusionas de

todo, del gobierno, de la situación económica nefasta, de esa mentalidad

de perdedores que te quieren meter” (Araceli, 23)

Las figuras históricas que dan forma al concepto de nación mexicana,

generan varias cargas simbólicas en su calidad de agentes sociales, que al ser

interiorizadas por el joven, le promueven simpatía siempre y cuando encuentre

en ellas los factores con los que se identifica. No importan los datos precisos en

222
fechas o nombres, sino que las acciones sean contundentes para establecer

una sintonía.

“Me hace sentir orgullosa de ser mexicana que un curita y una señora

tuvieron los pantalones suficientes para decir ‘¡Ni madres! ¿Me están

chingando? ¡Ahora los vamos a chingar nosotros!’, eso sí te hace sentir

orgulloso, de que tuvieron los huevos para hacer eso, que con sus propias

garras defendieron algo, y eso que eran mexicanos” (Araceli, 23)

“Me gusta mucho eso de que hubo movimientos como la Independencia o

la Revolución, incluso de que haya habido presidentes con un modo de

pensar muy fregón, como el de ese tipo que dijo que el respeto al derecho

y todo eso. Me gustan los visionarios, los guerreros, como Pancho Villa o

Zapata, me da orgullo que gente así de grande sea mexicana” (Daniel, 20)

“Me late mucho lo que hicieron varios cabrones a lo largo de la historia,

que sin ellos, no hubiéramos incluso caminar de manera libre en la calle.

Sin esos putos, no hubiéramos estado donde estamos, o sea, ¡qué chingón

por ellos!” (Roberto, 24)

“La neta yo admiro mucho a los que estuvieron en el 68; yo estoy seguro

que sí me hubiera toca vivir en ese tiempo, yo hubiera sido un cadáver,

wey, estoy seguro que yo hubiera estado ahí, me identifico con ese

movimiento” (Roberto, 24)

223
“Yo no sé de fechas, ni de nombres, nada, la neta, pero sé que fue

chingón, que fue bien perro todo lo que hizo Benito Juárez, que gente

como él nos hizo un país como chingón en algunas cosas” (Roberto, 24)

Estas figuras históricas pueden surgir de la cultura de masas, fomentada

primordialmente por el cine y la televisión. La figura de Pedro Infante, actor y

cantante mexicano, es apropiada en el mismo sentido por los mensajes que

difunde.

“Sinceramente yo no me siento identificado con Hidalgo o Zapata, porque

pues, fue algo como que no seguí mucho. Igual y sí estuvo chido, porque

pues, por ellos somos lo que somos ahora. Me identifico más con Pedro

Infante, para mí él fue el primer dark de México, sus canciones siempre

hablaban de dolor, de tristeza, de traición, sufrimiento, desamor, incluso el

sonido de sus rolas, es muy de ese estilo, como de soledad, dolor y pena”

(Evan, 20)

No resulta interesante el que los metaleros no tengan mucho

conocimiento de la historia y sus personajes, ya que no es esa la finalidad de

esta tesis, sino el que registran dentro de sí todo aquello que les parece

relevante, como puede ser el caso, de las acciones o comportamientos de los

demás. Por ejemplo, uno de los entrevistados ni siquiera recordó el nombre de

Benito Juárez, pero citó una de las máximas de este personaje “El respeto al

224
derecho ajeno es la paz”, lo que finalmente deja pensar que para estos chicos

resulta significativo todo aquello que definen práctico en sus vidas, como el

respeto según el ejemplo citado.

La noción del espacio geográfico, también contribuye a que el joven

metalero se identifique como mexicano. En el caso particular de Evan, quien

nació en la ciudad estadounidense de Los Ángeles, California, recibió desde

pequeño a través de sus padres y del entorno que le rodeaba, cargas

simbólicas que le hicieron formar una percepción sobre la cultura mexicana y el

lugar del cual formaba parte.

“Yo me considero mexicano, pues hago siempre una retrospectiva, pues

así me considero. Yo soy mexicano a pesar de que nací en Los Ángeles.

Mi papá es mexicano de Estados Unidos y mi mamá es de México. Desde

chico todo era algo confuso, porque en casa se hablaba español y se

hacían cosas como muy familiares, religiosas, y todo eso; y afuera de la

casa, era otra onda diferente. No me sentía parte de ese lugar, aquí me

siento más cómodo, como que imaginaba que era de otro lugar más lejano,

y pues en cierta parte sí” (Evan, 20)

“En cuanto a mi me dicen México, lo primero que se me viene a la mente

es el país, el país en el que vivo, ¡el mapa! ¡el mapa se me viene a la

mente!” (Roberto, 24)

225
Saberse mexicano implica para el joven metalero, una reflexión de lo que

vive y que considera propio de esa cultura. El espacio geográfico resulta un

significado también importante al tiempo que discierne sobre ello. Caso notorio

es el de Evan, quien pequeño comenzó a diferenciar la sociedad fuera de casa,

con lo que se hacía dentro. Gestó dentro de sí que el entorno en el que nación,

no correspondía a su origen, sino a otro localizado en un espacio distinto según

lo entendido por su madre.

El metalero se identifica como mexicano al reflejarse con los otros que no

son metaleros a partir de aspectos con los que concuerda, tal es el caso de una

actitud férrea ante la adversidad. De igual forma cuando visualiza desde su

lugar, a otras sociedades similares con la mexicana.

“Yo creo que los mexicanos estamos hechos de un pedo muy especial, de

una fibra bien cabrona, de que podemos ser sarcásticos, de que podemos

reírnos de nuestra propia desgracia, como bien dicen por ahí de que la

carreta suicida nos sale seguido. Esta chido ser mexicano, porque somos

distintos, porque somos fuertes y de humor negro, al menos con eso sí me

siento como bien parte de México” (Miguel, 24)

“Somos una raza única, wey, si te pones a ver, podremos tener muchas

similitudes con muchos sudamericanos y ondas así, pero México tiene un

226
rollo muy de México. Es algo raro de explicar, pero como que sí somos

muy especiales” (Miguel, 24)

4.2.2 Agentes sociales y la cultura mexicana tradicional

Los agentes sociales emisores de la cultura mexicana tradicional, y las

relaciones que el joven tiene con todo aquel no metalero, alientan

invariablemente, una asimilación única de su posible percepción como

mexicano. Como se ha podido apreciar hasta el momento, el joven metalero se

identifica de manera parcial con la cultura mexicana, condicionando su relación

en torno a los nexos sociales y algunas características epistemológicas que no

comparte.

En este punto, se analiza el desempeño que tuvieron y que siguen

teniendo, los agentes sociales de sentido orientados a difundir la cultura

mexicana tradicional. El razonamiento de dichos agentes posiblemente pueda

establecer más motivos que expliquen por qué el chico protagonista de estudio,

no optó por el discurso cultural mexicano para reconocerse.

En primer lugar, la percepción del joven respecto a la cultura mexicana,

está ligada con la dinámica familiar fomentada por sus padres. Las prácticas

religiosas y los elementos culturales católicos, son reformulados

simbólicamente por el joven metalero; dejan atrás su sentido original y se

227
enclavan en ese aspecto familiar. La imagen de la Virgen de Guadalupe es

asociada con la madre de familia y la infancia.

“Pues, recuerdo mucho que mi mamá nos hablaba de la Virgencita de

Guadalupe y todo eso. Las raíces y la educación, pues la adquieres desde

la casa. Para esas cosas influye mucho la familia, a mí me gustaban

mucho, pero pues, pasa el tiempo y te decepcionas de las personas,

entras en la llamada disfunción familiar” (Araceli, 23)

“La influencia de la religión católica es muy fuerte en la familia. Tiene cosas

muy padres con las que me pudiera identificar, pero hay otras que no me

parecen, como esa cuestión eclesiástica, digo, políticamente hablando con

todo eso de los padres. A mí me basta con saber que hay alguien arriba y

punto, él y yo y ya” (Araceli, 23)

“Pues nunca en mi casa nos olvidamos de la onda mexicana, mi mamá

desde siempre es la que cada primero de mes le prende una veladora a la

Virgen de Guadalupe o a las ánimas; también de que participaba con otras

personas en peregrinaciones y nos llevaba, uno va conociendo eso de la

tradición ¿No?” (Evan, 20)

En este sentido, el chico metalero apunta más a elementos o personajes

de la religión católica, no tanto de la iglesia que la promueve. Figuras como las

228
referidas, gracias a sus significaciones, permiten que el metalero solidifique un

lazo con su pasado, y específicamente con su familia.

Resulta interesante la trasfiguración del sentido original de determinadas

prácticas religiosas a uno netamente personal. Esto podría haber sucedido

cuando el metalero, haciendo una vez más conscientes las cosas, eligió

desprenderse de lo que implicara imposición por parte de la iglesia católica sin

descartar aquellos elementos que le generan cierta vinculación.

Los platillos tradicionales de la gastronomía mexicana resultan ser

agentes poderosos de sentido. Se puede inferir que la degustación de los

mismos llevó a que el joven gestara un agrado e identificación basada en esa

experiencia placentera. Lo mismo ocurre con las variables que inciden en ese

momento en que los ingiere, que bien pueden ser fiestas o reuniones de notoria

convivencia familiar.

Resulta interesante que estos elementos, que desprenden cargas

simbólicas que lo inmiscuyen incluso sensorialmente, le signifiquen cierta

mexicanidad que acepta y disfruta, y que le haga ignorar otros factores que le

desagradan como el religioso.

“En mi casa éramos así de que todos estábamos en la mesa, comiendo

que las tortitas, tomando agua fresca de muchas frutas, mi mamá nos

inculcó mucho eso, de que conviviéramos todos juntos. Incluso, nos

229
llevaba a las fiestas del templo, esas típicas fiestas del templo, cuando

llegaba la Virgen de Zapopan y se ponían los juegos, con los danzantes, el

tiro al blanco” (Araceli, 23)

“Pues en mi casa sí se hacen muchas cosas como bien mexicanas, que mi

mamá hace la comida para mucha gente, en las posadas, cumpleaños, y

cosas así. También traen mariachi, y pues todo ese pedo” (Gerardo, 22)

“Imagínate, mi familia es de rancho, mi mamá es de Ameca y mi papá de

Los Altos, entonces, cuando se da el ir al rancho, pues es otro pedo bien

diferente, es otro mundo wey. Es padre comer todo lo que allá te

encuentras, rodeado de gente chida. Aquí somos bien sedentarios,

además de que tragamos de la chingada, allá la gente es más longeva y se

la pasan chido” (Miguel, 24)

Es criticable el desempeño que ha tenido la escuela como agente social

orientado a fomentar la identidad mexicana en niños y jóvenes, ya que no

propició un ambiente adecuado y cómodo para su asimilación. Se puede

especular respecto a que el proceso que gesta el discurso tradicional

imposibilitó, cuando era necesario, la identificación y posterior reafirmación de

individuos en ella.

Es indispensable que el receptor se sienta integrado, tomado en cuenta

en los flujos simbólicos, que se identifique con ellos y encuentre en sus

230
modelos alternativas viables para su vida; sin embargo, al vivir un ambiente de

obligación y nula atención a sus características, permitió que otras cargas

simbólicas ocuparan mayor lugar en su concepción individual.

“En la primaria más que nada, según eso se encargan de que tengas la

cultura mexicana y te sientas mexicano, pero pues, te obligan más que

nada a participar en festivales. A mí me hicieron bailar en uno de la

Revolución, andaba vestida yo de Adelita y toda la cosa, no me gusta, soy

muy mala bailando. No me gusta que me obliguen a hacer cosas que no

quiero. Igual me divertí y toda la cosa, pero no le di la importancia que

quizás ameritaba” (Araceli, 23)

“En la escuela siempre fui una mierda, la neta nada me interesaba, la

maestra siempre nos obligaba a hacer lo que ella quería. Me gustaba la

música, y ella siempre se enojaba, nos regañaba. Siempre traté de

esforzarme pero pues, a mi me latían otras cosas” (Maiden, 20)

“En la escuela, ya ves que andan con eso de que tú tienes que ser México

y la madre, y de que tienes que andar siempre con dos o tres banderitas

de México, con esas cosas dices ‘órale que chido, es día de la

Independencia’ pero pues no lo haces con la convicción porque no te

hacen sentir que es importante, y la neta creces y no te importa, porque si

no te importó desde chavo menos ahorita” (Daniel, 20)

231
“La neta nunca fui bien clavado en ese aspecto; o sea, sí me ponía chido a

la hora de los honores a la bandera los lunes, la neta sentías un rato

chingón, pero después de que pasaba eso y regresabas a la normalidad,

como que ya ni te acordabas. La neta, siento que los libros de primaria que

hablan de historia, pues como que no son para que un morro los entienda,

y al no entenderlos, le vale. A mi me tocaron unos como de güeva, que me

cansaban mucho y no entendía nada” (Miguel, 24)

“Pues se supone que en la escuela a todos los alumnos les imponen seguir

la tradición, pero yo me he dado cuenta que muchos niños y jóvenes no la

quieren seguir, como que eso se debe a que han entrado más cosas, como

más fuertes, más influyentes. Sólo ponen decoraciones, que la neta está

padre y todo, pero pues como que falta más” (Evan, 20)

“A mi me cagaba eso de la escuela, nel wey, la neta yo no puedo estar en

eso de cantar el himno, no me gusta, no me gusta que me tengan

formadito como soldadito, no soy un soldado, no lo soy ¡eso me caga la

madre!, yo creo que por eso nunca me ha gustado. No me gusta reflejarme

en algo que no soy. Sí quiero a la bandera y la neta se me hace chingona y

al puto que me la toque le rompo su madre, pero no por eso voy a estar

parado saludándola sólo porque un cabrón me lo está ordenando. ¡Las

cosas se hacen porque uno quiere!” (Roberto, 24)

232
Como puede observarse, la escuela como agente social no fomentó en

estos jóvenes una cercanía notable con la cultura mexicana. Se enlistan

aspectos como: el desconocimiento en los jóvenes sobre aspectos culturales

mexicanos para tomarlos con importancia; la sensación de imposición por parte

de los profesores como figuras de autoridad; y la presentación desfavorable de

contenidos educativos para atraer el interés del niño.

Se puede considerar que los padres de familia son los agentes más

relevantes en el infante. A través de los mensajes que emiten y de la estrecha

relación que mantienen, generan una potente carga simbólica que fundamenta

la identidad del joven. En el caso de Evan, joven metalero que nació en Los

Ángeles, California, dicha carga que asimiló con el tiempo, le arraigó un fuerte

sentido de pertenencia con la cultura metalera. Reconoce su identificación con

el metal, mas no rechaza su identidad como mexicano; su concepción de la

cultura tradicional lo ligó hacia aquello que veía lejano y a lo cual aspiraba

llegar.

“Pues desde que naces, ya piensas diferente al resto, la neta mis papás

siempre me decían, me influenciaron mucho, de que yo era mexicano, y de

que soy de México. Sí me siento muy apegado a las raíces, pero la neta

hay cosas que no me gustan, pero pues, culturalmente hablando, sí me

gusta mucho y lo considero propio” (Evan, 20)

233
“Con quienes más convivía era con mis hermanos, ellos me enseñaron

muchas cosas, a saber cómo moverme dentro del mundo, a que lo

comprendiera siempre con respeto. A que fuera una persona fuerte, y

sobre todo noble, que exprese siempre lo que pienso” (Evan, 20)

“Se me despertaba el orgullo de México, cuando en la televisión o en las

calles, veíamos trajes de charro o lugares mexicanos, dices ‘¡Ehhh el lugar

de donde yo soy!’. Uno quiere más las cosas cuando no las tiene o cuando

está lejos de ellas” (Evan, 20)

En las sociedades actuales, donde la presencia e impacto de los medios

de comunicación masiva es más que evidente, los significados que éstos

emiten adquieren una mayor profundidad en quien los asimila. Es a través de

los productos culturales, adquiridos desde los medios masivos, que el individuo

adquiere los modelos que ofrecen en respuesta a su deseo de verse dentro del

grupo que los genera; o de igual forma, los toma como reforzadores de la

posición cómoda que posee con su identidad. Entre los mensajes emitidos por

los medios de comunicación masiva, se identifican los siguientes:

“Me gustan mucho los comerciales que hace TV Azteca sobre ‘valor de

México’ o algo así, se me hacen padre, como que difunden mucho el color

de lo mexicano, de que es bonito ser mexicano, me identifico con ellos,

igual y tienen un doble sentido por eso de la promoción de ellos mismos,

234
pero son bonitos, como que difunden la cultura para que la gente no se

olvide de eso” (Araceli, 23)

“Me caga que en muchas películas o programas se dé una mala imagen de

México, de que mundialmente ya es visto el mexicano como un wey que

todavía anda en caballo, que es todo borracho y que vive debajo de un

pinche cactus, o de algún maguey, que siempre usa sombrero. De hecho

hay mucha gente que llega aquí y ‘Where’re the sombreros?’ ¡Chingado!

Ya pasaron 100 años y creen que seguimos en lo mismo” (Maiden, 20)

“Me puedo llegar a considerar mexicano cuando veo películas con las que

me pueda identificar, con las que puedo compartir cosas en común, que

tengan ideas buenas como esa de Amores Perros, o muchas películas de

ese tipo. No me gusta que algunas saquen siempre los mismos temas de

delincuencia, políticos corruptos, problemas, como la de La ley de

Herodes. Se me hace algo chido esto de El Laberinto del Fauno, ese tipo

de temas me gustan mucho, y lo chido es que la hizo un mexicano,

también me puedo identificar con Kilómetro 31” (Daniel, 20)

“De niño recuerdo que nos poníamos la camiseta de la selección y

veíamos el fútbol en la televisión, un partido de México, nos sentábamos,

gritábamos y todo ese desmadre. La neta veía en la televisión cómo era

eso del Grito de Independencia, y nunca nos gustó ir, ¿Para qué chingados

vas a que te agarren el culo a ti o a tu vieja?, yo mejor veo los toros desde

lejos” (Roberto, 24)

235
“Me siento identificado cuando veo documentales sobre las culturas maya

o azteca, o sea, cuando veo el resplandor de todo lo que hicieron, de su

escritura, de sus construcciones, sus religiones, de todo el sistema que

crearon para saber los días y las noches, eso me hace decir ‘órale, pues

qué chido que en este país, exista todo esto’” (Evan, 20)

4.2.3 Percepción de festividades y costumbres de la identidad mexicana

tradicional

Si el interaccionismo simbólico entiende a la sociedad como un sistema

de significados, todas aquellas personas que están dentro, adquieren y

reproducen esos significados de maneras distintas según la apropiación que

hacen de ellos.

Con la teoría del modelaje se entiende que las relaciones establecidas

entre las personas, son parte de esos esquemas conductuales con los que

refuerza los significados que ha asimilado.

El ejercicio de la subjetividad lleva a que la persona se refuerce en su

plataforma cognitiva, y en su posición en el organigrama social. Al hacer esto,

emite cargas simbólicas de lo que ha asimilado, convirtiéndose por ello, en un

emisor de significados, es decir, en un agente social. Esta conversión puede

entenderse como representación social del conglomerado ideológico metalero.

236
En este punto se analiza a detalle, aquella interiorización que hace el

joven respecto a las festividades y costumbres de la identidad mexicana

tradicional. Estas prácticas son resultado de los parámetros establecidos por

las construcciones cognitivas que pretende infundir la cultura mexicana

tradicional en las personas, con la finalidad de seguir latente en esa zona que

permite la relación entre unos y otros. El metalero, lejano a esa zona pero

propenso a recibir dicha carga de mensajes, logra invariablemente un

imaginario, con el que puede incluso, sentir identificación y forjar su propia

imagen como mexicano.

En un primer significado, las costumbres y festividades de la identidad

mexicana tradicional son consideradas por el joven, como actividades propias

de las comunidades indígenas mexicanas, las cuales le despiertan interés y

admiración, más no un sentido de pertenencia.

“Se me hace algo tremendamente interesante, algo que quisiera conocer a

fondo, es toda la onda de los tarahumaras, los huicholes, otros grupos.

Quiero conocer su idioma, a los verdaderos mexicanos. Nosotros dizque

somos mexicanos y hablamos español. Mucha gente se cree bien

mexicana pero ¿haber por qué no habla náhuatl?, en fin, a la gente ni le

interesa eso” (Araceli, 23)

237
“Muchas veces he visto a los voladores de Papantla, y ¡wow qué rifados

son!, las danzas que se echan en los aires, los colores que tienen los

vestidos de sus mujeres. Eso se me hace bien fregón del país, de que todo

tiene ese color, desde los bailes, la ropa, la comida de las personas,

también los cantos originales de México” (Evan, 20)

El joven metalero señala que las festividades y costumbres de la

identidad mexicana tradicional, carecen de contenido entre quienes las

realizan. El individuo se siente lejano a ella, porque considera que no se valora

por personas que dicen identificarse como mexicanos, quienes las toman como

pretextos para no trabajar e incurrir en reuniones donde estén presentes

bebidas alcohólicas. Las celebraciones que asocia con esta situación son las

referentes al aniversario de la Guerra de Independencia y a la Revolución

Mexicana.

“Yo no celebró el día 16 de septiembre, cuando se celebra el día de la

Independencia, yo creo que todo el mundo que cae en esto, pues, o sea,

yo no voy a dar el Grito porque no me siento tan hipócrita. No es que no

ame a mi país, pero la neta la gente me tiene bien decepcionada,

solamente te quiere chingar, no te deja ser tú, no te deja crecer” (Araceli,

23)

“Me caga que muchas fiestas así como patrióticas, tengan un cotorreo bien

superficial, es echar desmadre por echar desmadre, y pues la música

238
incluso que se toca también es superficial, pura banda con letras que

remarcan muchos problemas de México como el narcotráfico, eso no me

late porque soy una persona pacífica, la neta ni siquiera me gusta tocar

ese tema de que estamos jodidos y la chingada, no me gusta remarcar los

errores” (Daniel, 20)

“El día de la Independencia es un día que la gente toma como de cotorreo,

yo la neta soy mexicano y todos los días me siento así, y me emputa que

una bola de pendejos lo tomen como un pretexto, la neta no hago nada de

eso, con que yo sepa lo que soy y lo que pienso me basta. No tienes por

qué sentirte más mexicano un día y no siempre” (Gerardo, 22)

“Esos días la gente los agarra como ‘¡Ayyy voy a pistear!’ pero realmente

ni siquiera saben por qué se celebra ese día, o sea, hay gente que piensa

que la Revolución la hizo Miguel Hidalgo, wey, y la Independencia, Zapata”

(Gerardo, 22)

El Día de Muertos, es una de las celebraciones mexicanas tradicionales,

con la que más se identifica el chico metalero. Se ve reflejado en los no

metaleros al momento en que consideran temáticas oscuras que no tocan en

otros momentos, como puede ser el culto a la muerte. La asimilación metalera

de lo mexicano se entiende plenamente con esta festividad.

239
“De las tradiciones más perras de México, a mi me encanta el Día de

Muertos y todas las chingaderas que de ahí se desprenden” (Maiden, 20)

“Me gusta el Día de Muertos, esa sí me gusta, creo que de las pocas, sino

la única, me gusta porque por lo menos por un día, la neta la gente está

siendo oscura, o sea, me refiero a que se están yendo a saludar a un

familiar ya muerto, de que van a su tumba, eso es un ambiente tétrico.

Imagínate ese escenario en un día normal, de que una familia esté sobre

una tumba. No sé, la gente tiene un culto raro, ya que sólo por ese día no

tiene miedo de relacionarse con los muertos o con ese tema tan oscuro

para muchos en otros días del año. Yo me identifico con ese día, con eso

de las tumbas, los muertos, y la neta me gusta que la gente lo acepte, las

fregaderas de poner banderas y echar gritos pues son sólo para echar

desmadre” (Daniel, 20)

“El Día de los Muertos se me hace chido, aunque hay gente que no lo sabe

apreciar, como que no lo valoran como debería ser, incluso hay muchos

cínicos que dicen ‘Ps vámonos a pistear’” (Gerardo, 22)

“El Día de los Muertos me gusta, se me hace una forma chida de recordar

a nuestros caídos, se me hace muy chingón eso, wey. La neta es verlo con

mucho humor, como una forma de diversión de que los mexicanos veamos

a la muerte de esa forma” (Roberto, 24)

240
Los elementos culturales que participan en esta festividad mexicana,

producto de la era novohispana en el país, le generan al metalero un cierto

grado de identificación; sobre todo, cuando percibe de los otros, de aquellos

que ve lejanos de sí, incurrir en actividades y considerar cuestiones que sólo en

ese día pueden ser posibles, pero que destacan en el discurso diario del chico

metalero.

Esa sensibilidad colectiva que le atañe resulta ser de su agrado. Se ve

permeado en esa carga simbólica, promovida por la conciencia colectiva

respecto a la muerte y su veneración; al grado de equiparar esa carga

simbólica que ha asimilado respecto a la mexicanidad, con lo que sostiene en

la cultura metal.

El joven encuentra en la cultura mexicana tradicional, una expresión

humorística con la cual se identifica; se refiere a la práctica oral de los chistes y

los albures, en especial, cuando se maneja el humor negro.

“Lo que sí me gusta mucho de este pedo, es el humor del mexicano, de los

albures, el humor negro, la carreta. Es reírme de lo que me está doliendo,

cabrón. Eso me encanta de este lugar, de lo que es la gente, me encanta

el humor negro” (Roberto, 24)

241
“El mexicano siempre es el fregón en los chistes, el que le gana a todo.

Nada se le escapa, está padre jugar con el cinismo un rato” (Araceli, 23)

Según lo presentado en este segundo bloque, se presentan una serie de

núcleos simbólicos para analizar y reflexionar sobre el fenómeno de estudio.

1.- El joven metalero puede asumir y reconocer cierta carga simbólica

proferida por los agentes constituyentes de la cultura mexicana tradicional. Esto

logra ser posible, cuando toma conciencia de su entorno a través de esa

significación; mientras que no la rememora, prosigue con solidez el discurso

metalero que lo compone en gran medida.

Resulta de interés para este trabajo que la mexicanidad, entendida como

aquellas significaciones o acepciones que despiertan en el chico, un gusto y

cercanía, mas no una identificación total o absoluta, sea concebida en su

estructura cognitiva a través de la reflexión y análisis.

Se sospecha entonces que efectivamente la acción de discurso

simbólico cultural mexicano, logró introducirse de alguna forma en la

subjetividad del joven metalero. La supuesta realidad que explica el

interaccionismo simbólico podría encontrar un referente en este fenómeno, ya

que a pesar de la competencia y diversidad de significados que se entrelazan

en el campo de expresión que alberga a la sociedad en su conjunto, los

242
modelos de la cultura tradicional mexicana pudieron ser asimilados por el

joven. Inclusive, con la peculiaridad de que no se adecuan a las características

de los distintos tipos de receptores para su asimilación.

La identidad del metalero, es de antemano apegada a la cultura del

metal; sin embargo, si llega a reconocerse como mexicano cuando toma en

consideración elementos que le agradan, no quiere decir que se asuma

identitariamente como tal. El hecho de que las significaciones de la cultura

mexicana tradicional despierten cierta cercanía con el joven, recae sobre todo

en el desarrollo del individuo, desde su nacimiento, en el campo simbólico

donde éstos se extienden.

Es de llamar la atención la significación que profiere la imagen de las

culturas prehispánicas en el metalero. Independientemente de que él mismo

reconozca su poco conocimiento al respecto, entabla por lo que encuentra en

ellas, una vinculación que le parece satisfactoria.

Puede conjeturarse que esto encuentra diversas causas, como la

idealización de un pasado remoto que no incluye, en lo que se percibe de él,

elementos del presente como el idioma español, los centros urbanos, la religión

católica y la identidad mexicana vista como resultado de la colonización. Otra

causa podría ser la admiración que incitan las sociedades maya y azteca en la

historia de la humanidad.

243
La identificación con las culturas precolombinas, sostenida en figuras

como los guerreros e intelectuales, ha determinado como patrón conductual,

que el individuo profiera respeto y cierta clase de culto a ellas. El caso de la

vertiente musical metalera que se enfoca a esta significación es una clara

muestra de ello. Tal parece que la carga simbólica que el joven encuentra en

las culturas prehispánicas le resulta cómoda y favorable, pues llega al grado de

fusionarla con su propia cultura para generar un entramado híbrido de una

expresión autonombrada como universalista de localismo medular.

Esa clase de identificación posiblemente pueda generarse, la noción de

que la cultura tradicional mexicana solamente es aquella que realizan las

personas indígenas. Las relaciones que extiende con la sociedad y que no le

hacen sentir pertenencia a ella, así como el imaginario que de ella tiene, le

hacen pensar que los verdaderos mexicanos son aquellos que siguen su

manera de pensar, pese a la presión y rechazo social.

Pueden entonces, aparecer conceptos como el campo, las lenguas

nativas, los lugares, o las expresiones de esencia indígena, como parámetros

para determinar su vinculación, debidamente diferenciada por él mismo a

través de su propia expresión cultural, hacia los indígenas tanto del pasado

como del presente.

244
Cabría detenerse a pensar sobre lo que implica entonces la identidad

mexicana tradicional. Para estos jóvenes existe una mayor cercanía con todas

aquellas significaciones que aludan a lo indígena. Como ya se comentó en este

apartado, la identidad mexicana tradicional como tal, puede ser entendida

como ese proceso gestado a partir del mestizaje en el territorio mexicano, lo

que hace suponer que además de las significaciones indígenas,

necesariamente están las europeas con las que ya no está esa misma

estrechez.

La relación con lo indígena, visto como lo verdaderamente mexicano,

abre el camino a una incongruencia. Mientras que se abre y admira una

extensión hacia lo indígena, que sólo sale a flote cuando se reflexiona sobre

ello, la identidad metalera se arraiga fuertemente en iconos de tal expresión,

que bien provienen de Europa y Estados Unidos principalmente.

2.- Con la celebración y costumbres del día de muertos, el joven

metalero satisface las dos construcciones subjetivas que dan forma a su

identidad. Al encontrar en ella los elementos que le identifican y satisfacen

dentro de la cultura metalera, refuerza al mismo tiempo, su apego y sentido de

pertenencia a esta tradición. Con el día de muertos, el metalero se ve reflejado

en los demás, quienes incurren en acciones no comunes para la cotidianidad

mexicana, pero sí para la cultura metalera. La carga simbólica que se difunde

desde esta festividad, basada en el tema que trata, las acciones que requiere y

245
los nexos sociales que instaura con los demás, le producen armonía con el

bagaje cultural que le hace ser quien es.

Esta celebración da cabida a las dos cargas simbólicas seleccionadas

para este estudio. El metalero alcanza la concepción más alta de su

mexicanidad cuando ve en los otros, en los diferentes, el empleo de figuras o

elementos culturales similares a los de la cultura del metal. Se puede decir que

las cargas simbólicas de ambos procesos comunicativos orientados a

identidades claras, se amalgaman para entrar en un campo simbólico que

permite al joven exaltarlas a ambas.

3.- La lejanía entre el joven metalero de la cultura tradicional mexicana,

podría entenderse por su asimilación interrumpida o deficiente de los

entramados simbólicos; así también, por la poca flexibilidad de sus contenidos

para amoldarse a las características propias del metalero, y a las relaciones

interpersonales o grupales en las que se ha ido desenvolviendo.

Como ya se ha mencionado, las relaciones sociales y los agentes de

sentido han instaurado en gran medida la identidad de una persona. En este

caso concreto, los encargados de fomentar el discurso cultural mexicano, no

recurrieron a los medios más adecuados; al contrario, incentivaron gracias a

esa situación, una lejanía mucho más marcada.

246
El ser humano, con base en lo visto de los metaleros, requiere de una

estimulación tanto ideológica como sensorial de los agentes simbólicos

presentes en su entorno. Un ejemplo podría ser el rechazo a las instituciones

como la iglesia católica por parte del joven; primeramente hace sólo

conscientes las ideas que tal agente promueve, sin embargo, cuando toma en

consideración aspectos como el pasado familiar o la vinculación que hace a

momentos relevantes para él, se permite determinar su cercanía a ese agente,

con la condicionante de que le cambió el contenido simbólico original.

Resultaría obvio pensar que el metalero, quien se identifica y sustenta

con esa ideología, también logra hacerlo con algunas prácticas culturales

mexicanas. Su permanencia en el campo simbólico en el que se edifican todas

las expresiones de la sociedad mexicana, invariablemente le inculcó esa carga

simbólica que le permite verse, cuando lo concientaza, en el rostro del otro, del

diferente, del que critica y juzga, pero con el que también comparte ciertos

elementos.

4.- La identificación del metalero con algunos significados emitidos por la

cultura mexicana tradicional, se afianza gracias a que en ellos encuentra los

mismos elementos que le atraen de la cultura metalera. Esta situación lo hace

consciente de las dos culturas con las que puede identificarse, y considerarse

cómodo con lo que apropia de cada una. Se da por hecho que lo propuesto por

el interaccionismo simbólico cobra validez, al observar que al ser la sociedad

247
un sistema de significados complejo y heterogéneo, el individuo que se haya

dentro, interpreta todas las cargas simbólicas posibles.

Los modelos que conforman esas cargas simbólicas presentes en la

sociedad, asimilados o no por el individuo pueden generar patrones

conductuales y de pensamiento. Cuando los asimila, es porque los encontró

funcionales en la práctica; si los rechaza, es porque no se identificó con lo que

proponían, motivo por el cual formuló nuevos esquemas para hacerles frente.

Estos puntos, conforman una manera de digerir los mensajes que apropia.

5.- La relación de los procesos comunicativos elegidos en esta

investigación para su análisis, encuentra en este punto, una explicación

concreta. Se puede inferir con lo desarrollado hasta el momento en este

capítulo, que la relación mediada entre ambas identidades culturales se ve

sujeta a la capacidad cognitiva del individuo receptor de sus significaciones. Se

dice pues, que gracias a la habilidad filosófica del chico metalero de la reflexión

y análisis, ambos entramados simbólicos logran mezclarse como pilar de su

expresión humana.

El ser humano, lejos de colocarlo en una cultura u otra, puede

comprenderse él mismo desde su posición presente; si bien su pasado le

condiciona, es en el tiempo presente donde puede hacer uso, a través de su

propio raciocinio, de todo aquello que elije para identificarse. Mientras no lo

248
toma en cuenta, prácticamente sigue con la guía identitaria mayoritaria con la

que a conciencia se conduce.

El individuo capaz pues, de reelaborar los significados que en su historial

ha presenciado y con los que sigue en contacto en su entorno. Se asienta en

un espacio simbólico cómodo, con el que intenta elucidar su existencia misma.

4.3 El joven y la emisión y recepción de mensajes en el reforzamiento de

su identidad

4.3.1 El joven metalero y las prácticas culturales

Está por demás claro y comprobado que la sociedad es un sistema de

significados, en el que el individuo interpreta los que están más presentes en

su entorno diario. La personalidad de un individuo es el resultado de su

participación en ese sistema simbólico constante y heterogéneo. Bien se habla

de un proceso comunicativo, en el que hay receptores, emisores, mensajes, y

canales por donde transmitirse.

Una identidad concreta se ve reflejada además de la forma de pensar,

en comportamientos determinados concebidos desde la trinchera de las

prácticas culturales. Cuando una persona incurre en ellas, refuerza su identidad

gracias a que le generan cargas simbólicas que le dan forma. Por ejemplo, si

un individuo que se identifica como metalero, participa en acciones propias del

metal, alienta su cercanía con esta cultura y con los otros con quienes las lleva

249
a cabo. Así mismo, si participa en las propias de la cultura mexicana

tradicional, se forja dentro de sí una perspectiva acerca de ellas y dependiendo

de la satisfacción que encuentra, interpretaría su afinidad con la cultura

mexicana.

El sujeto antes de tener una identidad concreta, y una vez teniéndola, es

al mismo tiempo receptor y emisor de mensajes. Es receptor porque

constantemente participa en el sistema de mensajes presente en la sociedad

en general, así como del círculo en el que se desenvuelve. Emisor porque al

momento de identificarse con determinada cultura y aplicar a la vida diaria, los

modelos ofertados con los que se identifica, emite desde esa práctica, cargas

simbólicas que refuerzan su afinidad y le permiten desarrollarse.

Las prácticas culturales como las costumbres y festividades tanto del

metal como de la cultura mexicana tradicional, se orientan a salvaguardar los

espacios de convivencia social, donde es posible sostener ese sistema de

mensajes que da forma a todos los que en él participan. El joven metalero, al

estar en medio de estos dos procesos comunicativos, hace una lectura de

ambos. Se concibe originalmente como metalero, mas también asume en

determinadas situaciones, el entendimiento de que también es mexicano.

El objetivo de este apartado en la presente investigación, es conocer la

trascendencia que tienen las prácticas culturales, en la concepción que tiene el

250
joven tanto de su persona, como del grupo al que pertenece y la sociedad en

general.

A continuación se muestran, con base a lo dicho por los jóvenes

entrevistados, aquellas prácticas que consideran relevantes en la formulación y

sostenimiento de la identidad metalera. Revisar su contenido y significación,

permitirá determinar los factores atractivos que desprenden, para ser

consideradas importantes y detonadoras de su identidad.

Dentro de las prácticas culturales metaleras que le dan forma al

individuo, se distingue la denominada maceteo, que consiste en girar la

cabeza en círculos al ritmo de la música metal. Se realiza cuando varios

jóvenes están reunidos en algún concierto, bar o casa particular. Los

significados emitidos entre los mismos jóvenes metaleros, señalan a que se

sacudan de ideas y prejuicios que la sociedad impone y con los que no

concuerdan; también significa que la música metal tiene un efecto catártico.

“Aquí tenemos muchos, una onda de mover la greña en círculos. La neta

es bien chido hacerlo y más cuando está la música a todo volumen, o

cuando estás tocando tu instrumento. Yo toco el teclado, y la neta está

poca madre; es para quitarte los prejuicios y todas esas chingaderas

mentales” (Daniel, 20)

251
“Puta, me encanta mover la greña, andarle maceteando cuando voy a los

conciertos, la neta es un éxtasis se siente fregón, como la energía te fluye

junto con la música” (Roberto, 24)

Otra de las prácticas trascendentes entre los partidarios de la cultura del

metal, es el participar en conjuntos numerosos de personas y aventarse los

unos a los otros mientras se escucha una canción metalera. Este suceso es

conocido como slam. Los significados que arroja entre los mismos metaleros,

registran a que a través de la violencia física que se genera con esos

movimientos, se descarga todo aquello que en otros aspectos de su vida no

pueden. Lo mismo el hecho de que exalta el sentimiento de hermandad que

expresa.

“Pues dentro del metal no bailamos propiamente. Baila quien quiere, pero

no hay así como algún baile definido, lo que sí está chido son los slams; a

través de ellos sentimos la música, nos sentimos a nosotros mismos.

Suena raro y medio masoquista, pero está chido recibir putazos, de tu

banda pues, además no están tan fuertes, sólo es aventarse unos y otros.

Uno tiene que ser fuerte, y que mejor manera de aprenderlo que desde

adentro” (Daniel, 20)

“Cuando tú vas a un slam y cuando conoces a algún metalero, te sientes

en hermandad, wey, te sientes bien agusto con los demás. Meterse al

slam, es fregón, te ríes, te echas unas chelas y agusto. Es más, si uno se

252
cae en el slam, paran todo y te levantan en putiza y a seguirle; eso es

hermandad” (Maiden, 20)

Como requisito de la identidad cultural bajo la que se asume, el chico

metalero realza los elementos que componen una apariencia física que lo

distingue de los demás, con los que puede también, entrar en contacto con los

que son afines. Tales elementos pueden ser playeras con imágenes alusivas a

bandas metaleras, accesorios como anillos, cadenas, y redes, botas

industriales, ropa de color negro, y por último, una larga y lacia cabellera.

“A mi me gusta mucho vestirme de negro; igual y me puedo vestir de rojo o

de morado, pero el negro para mí representa mucho, además siento que

es el que mejor me va. No porque sea oscuro, necesariamente es malo, no

todo lo oscuro es malo, no es pesadilla, no es maldad. El negro es para mí,

un color profundo. Haber, dime ¿De qué color es un abismo?” (Daniel, 20)

“Pues eso del cabello largo, yo creo que es, al menos para nosotros, una

especie de rebeldía ante lo que la sociedad establece que tiene que ser. Si

no te da trabajos y todo eso por traer un hombre el cabello largo, pues

¡Cómo no! Es una rebeldía pero no que lastime u ofenda, pero ¿Quién dijo

que un hombre no podía tener cabello largo?” (Daniel, 20)

“El color, el metal, las cadenas, accesorios, mallas, todo eso nos identifica

por fuera. Si yo voy pasando por la calle y me topo a una persona de negro

253
con cadenas, sea hombre o mujer, me voy a sentir inmediatamente

identificado e incluso en la libertad de ir y hablar con él” (Daniel, 20)

“La vestimenta de negro es igual a un imán para muchos cuicos; o sea,

siento que a mí eso se me hace una tontería, porque hay mucha banda

mucho más podrida que nosotros y sólo por verse fresas no les hacen

nada. Lo más importante es lo que uno trae dentro, y pues, igual y si nos

identificamos con eso, pero no hay que perder de vista lo importante, la

cabeza” (Miguel, 24)

Cabe decir que también existen metaleros cuya preferencia es no portar

una determinada vestimenta que los diferencie como tales. Los motivos pueden

ser variados, según lo que se puede intuir, atañen factores como el trabajo o

porque simplemente no lo consideran necesario.

El tipo de vestimenta y los accesorios que porta un metalero, dependen

en gran medida de sus preferencias. Así como hay metaleros que se enfocan

por exaltar su identidad a través de estos elementos, están aquellos a los que

no les importa. Lo que puede reflexionarse con esta situación, es que la

identidad se sustenta en un proceso netamente personal de tinte simbólico y

subjetivo, y que no está en contra de ser reforzado con aditamentos externos.

254
Cabe decir también que a través de la vestimenta, pero sobre todo, del

conocimiento e identidad metalera argumentada según los preceptos de la

expresión, los jóvenes pueden socializar unos con otros a partir de detectar

elementos de este tipo.

La imagen es entonces, un detonador de las relaciones sociales entre

estos jóvenes. El grupo metalero como tal, sustenta también su propia

percepción de si mismos, al verse bajo ciertos aditamentos.

Los chicos metaleros, en base a su afición marcada por la música metal,

tienden a conformar agrupaciones musicales, cuya finalidad es gestar nuevas

producciones dentro de este género. Aunque no es una cuestión extendida

entre todos los jóvenes entrevistados, sí se contempla como parte de este

comportamiento que genera su identificación con el metal.

“La neta me encanta la música, todos estamos aquí por música. Tengo una

banda, y la neta me siento fregón, la música es un templo para mí, es eso,

wey. Me encierro en la música, todos los de la banda lo hacemos, de estar

en la calle o de que tus jefes te enfaden, en la música está fregón, te

olvidas de todas esas pendejadas” (Daniel, 20)

“A mis compas y a mi nos hace aferrarnos a la banda el que la gente nos

escuche y nos dé la oportunidad de que vean de que el metal no es puro

255
ruido, sino que tiene cosas chidas que uno puede poner en su vida”

(Miguel, 24)

“La mayoría tocamos algún instrumento musical, te puedo decir que el 90%

de los metaleros que conozco tocan algún instrumento, la neta. Es que es

lo más sincero que hay, un instrumento es bien sincero porque sólo tú lo

tocas y el sonido que sale sólo tú lo haces. Eso me late del metal y como

ya te decía, de la sinceridad también” (Maiden, 20)

La participación del metalero en algunas festividades y costumbres de la

identidad mexicana tradicional, instaura en gran medida la asimilación que

hace de sí mismo como mexicano. Participa de manera directa en los

significados que desprenden estas pautas conductuales; posteriormente los

interioriza y construye, dependiendo de la identificación que tenga con ellos, un

escenario cognitivo en el que los puede interpretar. A continuación se

presentan aquellas prácticas que generan en el individuo, esa serie de

mensajes que le motivan a identificarse como mexicano, sin perder su

autopercepción de metalero.

Para el chico metalero, tomar bebidas alcohólicas en determinadas

reuniones con otros metaleros, le exalta un sentimiento de pertenencia con lo

mexicano. El individuo considera su identidad como mexicano cuando está

divirtiéndose en reuniones y tomando alcohol.

256
“Ps, se me hace chido cuando te estás echando unas chelas con la banda,

la neta te la pasas poca madre; la mayoría de la gente toma chelas, pistea

un rato. Me gusta eso del mexicano, que le pistea a todo” (Roberto, 24)

“La neta cuando es día del Grito, me gusta mucho, nos juntamos una bola

y celebramos, nos vamos a pistear, la neta digo festejamos entre comillas

porque ps, mira, yo sé que es padre que existió eso, y que todos los

mexicanos somos beneficiarios de las acciones del pasado, pero pues, si a

todos les vale, a nosotros más. Lo reconozco y todo, pero pues, prefiero

relajarme y tomar unas chelas con los compas. A como son los mexicanos,

hasta le celebran las gracias al perro” (Roberto, 24)

“Cuando pienso en México, pues para mí es un país chingón, la neta

quiero al país a pesar de su gente. Cuando ando pedo, a veces analizo

eso, y se me viene como un orgullo padre” (Roberto, 24)

“Pues somos mexicanos, y la neta, aunque seamos más metaleros,

cualquier pretexto de fiesta es bienvenido; si sé que es algo importante

para mi país, pues, sí hago las cosas con gusto. Me gusta juntarme con

mis compas, esa onda de cantar, poner banderas o andar poniendo papel

picado y demás, pues es como mucho de folclor” (Daniel, 20)

257
“Si hablamos de fiestas mexicanas, fiestas patrias y todo eso, pues como

que soy medio rara, porque soy algo huraña, igual me gustan mucho por el

tequila, la neta le entro por el tequila” (Araceli, 23)

“Yo pienso que nos podemos sentir mexicanos cuando andamos en

fiestas, acá a los metaleros nos gusta pistear; también es chido salir a

pistear y ver qué onda con las morras. El pisto puede ser lo que nos hace

sentirnos chido dentro de fiestas mexicanas” (Gerardo, 22)

Una acción concreta, como lo es el ingerir bebidas alcohólicas, despierta

en el chico metalero, un vínculo con los otros, los mexicanos. Al apreciar en

ellos esta actividad, al momento en que él mismo la realiza, dibuja una

conexión que le permite asumirse como mexicano.

Los jóvenes metaleros entrevistados revelan que no participan de

manera directa en festividades ni costumbres mexicanas tradicionales. De

hecho, su cercanía con ellas se realiza de manera lejana ya que manifiestan

agrado e incluso orgullo en algunos casos, mas no se inmiscuyen debido a que

no lo desean. Prefieren tener una relación distante, o en dado caso, amoldar la

carga simbólica que encuentran en ellas de forma cómoda.

“Tengo añales que no participo en cosas de esas, la neta no, en parte

porque no me gusta. No lo hago porque no me gusta, punto. Digo, me

258
gusta verlo, pero de lejos, se me hace padre, pero de lejos; hay muchas

cosas que te llenan de orgullo, pero pues, tú te las quedas callado, como te

digo, los toros se ven desde afuera; lo veo en mi familia a veces en la calle,

pero no me gusta participar en nada que no me guste” (Roberto, 24)

“Pues por ejemplo, me gusta ver eso del día de muertos, también aspectos

relacionados a las culturas maya y azteca, todo lo de los indígenas; pero

no sé, como que no me veo haciendo cosas así ya de manera directa. Lo

puedo apoyar, pero pues, no participando” (Evan, 20)

“Me gusta mucho la historia, y lo que se hace alrededor de ella; nunca he

sido de festejar hechos históricos como todo mundo lo hace; dentro de mí

les doy el valor que tienen, muy importante y todo para México, pero igual

y yo me enfoco a conmemorarlo de otra forma, como ir con la gente que

me cae bien y convivir” (Daniel, 20)

“Igual y sí le doy importancia a ciertos días, cuando se conmemoran fechas

importantes, hasta me puede dar gusto, pero sólo es de un rato. Además,

como que se me hace chistoso ver a tanta gente amontonada, la verdad no

me siento parte” (Araceli, 23)

“Cuando ando en la calle, veo que a veces hay espectáculos de ballet

folclórico y la madre, pero pues, lo veo sólo un ratito y me voy. No me

gusta engentarme, igual y sí lo hago en los conciertos de metal, pero pues,

porque ahí es diferente, como que estás más en tu onda” (Araceli, 23)

259
Algunas festividades y costumbres, exhiben en realización el apego que

tienen con la religión católica. Sin embargo, exalta el sentido familiar con el que

las vincula, y satisfacer así las expectativas que tiene. El metalero se identifica

con ellas al reinterpretarlas como prácticas familiares en las que participó en el

pasado. Hace mención de las fiestas barriales entorno a la figura de la Virgen

María y de la Navidad.

“México es un país bien religioso, su cultura se basa mucho en eso, las

cosas que hace la gente, sus vidas, todo está asociado con la religión. Del

catolicismo y cosas religiosas, me identifico con la cuestión de la fe, pero la

fe vista desde cualquier religión. Me gusta eso de que te enseñan a creer

en algo, vaya, no me considero católica, pero ese hecho de que creas me

gusta y me identifico con eso” (Araceli, 23)

“Aquí hay muchas fiestas religiosas, es muy colorido ese asunto. La gente

asiste mucho, mi mamá nos llevaba de niños, como a eso de visitar los

siete templos. Mi mamá era muy ferviente a la Virgen de Guadalupe, y nos

fomentó eso, de ponerle velas, rosarios benditos, yo creo que a lo mejor de

ahí proviene mi fascinación por las cruces y los rosarios, tengo una

colección, siempre me gustaron mucho” (Araceli, 23)

“Yo te puedo decir que soy metalero, pero aun así me gusta la Navidad,

porque se me hace una pinche época en la que estoy con mi familia, es un

260
momento chingón, wey, un momento en el que ellos creen y disfrutan, y

pues se me hace bien perro, wey, verlos a todos bien felices, y pues yo

indiscutiblemente también me pongo feliz” (Miguel, 24)

“Algo que se me hace bien característico de México, es la típica llegada de

la Virgen de Zapopan a la colonia, ese tipo de cosas con todos sus

elementos, pues es bien de nosotros, entonces ¿Para qué cagarte de algo

que es muy tuyo? Se me hace irreverente el cabrón que diga ‘¡Agggr me

caga que venga la Virgen al templo y la chingada!’ cuando ves a los

morritos bien felices tronando globos y aventando canicas en la feria,

también rompiendo huevos con confeti, la neta uno se divirtió de la misma

forma cuando era un morro. La neta uno no creció con el pentagrama ni la

cruz invertida, uno es mexicano, y más si eres de un barrio acá normalón,

donde todos pasamos por estas fiestas y costumbres. Se me hace criminal

que estas cosas desaparezcan, porque se estaría perdiendo nuestra

esencia como mexicanos, y sobre todo porque son milenarias” (Miguel, 24)

Se reafirma entonces, que las prácticas culturales refuerzan patrones

conductuales y de pensamiento una vez que se vuelven a aplicar. En este

caso, el joven reconoce que las realizó a edades tempranas en compañía de

sus padres; ahora, cuando ya se reconoce como metalero, afirma su cercanía

con ellas. El significado que las mismas ostentan, posiblemente sea

transformado por el chico como ya se ha visto, a elementos más significativos

como la familia o buenas temporadas. Estas remembranzas positivas a tales

261
prácticas, llevan a que el metalero las realice en aras de seguir recibiendo

satisfacciones, como es el caso de celebrar la Navidad con la familia, o llevar a

los hijos a las fiestas barriales en honor a alguna figura religiosa.

La percepción que el joven metalero tiene de las prácticas culturales

está ligada totalmente, a su bagaje cultural gestado durante su desarrollo. Se

cumple lo supuesto por el interaccionismo simbólico, al establecer que la

participación colectiva en los significados convergentes en la sociedad,

refuerza en conjunto con el contexto personal de cada cual, la interiorización de

las significaciones más relevantes. En el caso del metalero, éste se da la

libertad de modificar las premisas centrales de las celebraciones en las que

participó, y las adecua según sus recuerdos, vuelve a efectuarlas precisamente

con la intención de seguir experimentando sentimientos que le son gratos.

“Como te dije a mi me gusta mucho la Navidad porque veo a mi familia

feliz; yo sé que a mi me encanta el metal, me fascina, igual y soy extraño o

diferente a otros metaleros, pero para mí el metal es parte de mi vida y así

lo veo, así lo aplico. Las cosas que me gusten que no sean del metal,

como la Navidad, pues ni pedo, las hago sin que eso signifique que deje de

ser metalero. La neta me gusta mucho la Navidad por mi morrita y mi

chava, por mis hermanas, y la neta eso está chido” (Miguel, 24)

262
“Me late llevar a mi vieja a las kermeses que hacen acá en el barrio, la neta

se ponen chidas, porque ves desde la onda de los antojitos o los juegos

mecánicos. Sé que muchas cosas son así como populares, como la

llegada de la Virgen, pero pues, uno las adopta a como quiere ¿no?”

(Miguel, 24)

“En el rancho de mi familia se hacen unas fiestas bien perronas, o

simplemente acá en la ciudad con eso de las de la cuadra, la neta yo sí

voy con Alex, y nos la pasamos chido; voy porque me gusta, wey, por eso;

la neta siento que como sociedad estamos perdiendo nuestra esencia, de

que ya no seríamos mexicanos. Por desgracia ves un puto McDonald’s en

cada esquina, también los Seven eleven, Starbucks y los putos Walmarts;

puras chingaderas” (Miguel, 24)

“Hace poco fui a una fiesta de esas rancherotas, la neta no es lo que

esperaba pero me divertí porque ahí estaban dos que tres compas, ni

modo que me esté amargando, mejor me enfoque en los compas, en la

comida y en que me la estaba pasado chido; lo importante es que siempre

haya respeto, de tu parte y de la de los demás” (Gerardo, 22)

El chico metalero expresa que no gusta de participar en actividades

culturales mexicanas, porque se consideraría un hipócrita respecto a su

identidad como metalero. Critica que otros sujetos que se hagan llamar

metaleros, tomen como pretexto las celebraciones mexicanas para divertirse y

263
no las valoren como se debería, ya que caerían en lo mismo que hace la

sociedad en general.

“Todo mundo es un hipócrita cuando es el 16 de septiembre, la neta, yo

prefiero no hacer nada y punto. Yo me he encontrado, así, metaleros entre

comillas, que se van a dar el Grito, pero ¡O sea!, no entiendo cómo si se

creen metaleros ¡Van a dar el Grito!, el metal es una onda extranjera ¿y se

van a celebrar la independencia de México? ¡Cuando nadie se siente

mexicano!, digo, la neta sí amo a mi país, pero la verdad, estoy muy, muy

desilusionada, de que quiero hacer algo por ayudar y no se puede, y

menos siendo como soy, la misma gente te quiere chingar, y no te dejan.

Igual y me dan ganas de irme a Estados Unidos, pero ps, a la mera y sale

la misma cosa” (Araceli, 23)

Ya se había referido en el bloque anterior, sobre el papel que tiene la

gastronomía mexicana como agente social creador y difusor de significados. Lo

que resulta también trascendente respecto a este elemento, son las prácticas

culturales que se le desprenden. Al haber mencionado que la efectividad de

este agente alcanza niveles tanto cognitivos como sensoriales en el joven

metalero, cabe decir que dicho impacto se refuerza con la dinámica social que

se suscita a su alrededor, como es el hecho de sentarse en la mesa con otras

personas para ingerir diversos platillos tradicionales.

264
Tal espacio simbólico, gestado a través de las relaciones sociales que lo

mantienen, involucra al individuo hasta hacerlo sentir parte de él. Cuando el

sujeto se percata de tal hecho, reconoce su identificación en los otros, y

adquiere un sentido de pertenencia, significativo para él en esos momentos. No

deja de ser metalero para ser mexicano, sino que sigue siendo metalero al

mismo tiempo que se asume e identifica como mexicano.

Es relevante discernir respecto a que este sentido de pertenencia es

logrado, gracias a la aceptación de los otros. Se disuelve esa percepción de

rechazo por medio de una relación afectiva y respetuosa que el chico considera

conveniente.

“Están perrísimas acá en México, la onda familiar, wey, o sea, que es

mucho de familia que te dicen ‘¡Ayyy mi chiquito!’ ‘te vamos a hacer tu

pozole y tu menudo’ a mi me encanta ver que viene la tía María, la Santa

María, Doña Cuca, el compadre Juan, que Juanito, Pedrito, Doña Chuchy

¡Ayyyy, es tan hermoso eso! Sobre todo cuando mi mamá me pone el plato

de pozole ¡Hermoso! ¡Me encanta! Las comidas mexicanas son lo más rico

que hay en el mundo, ¡Yo adoro la comida mexicana!” (Maiden, 20)

“Tenemos una gran variedad de comida, es la onda la comida mexicana,

es una chingonería” (Gerardo, 22)

265
“En mi familia se hacen grandes reuniones, y que traen pozole, tacos,

música de mariachi y todo eso. Lo de la música la neta no me gusta tanto”

(Gerardo, 22)

“Hace poquito fui aquí cerquita a La Crucita, un día entre semana, a una

fiesta con los de la cuadra donde estuvieron regalando pozole, hasta

pusieron castillos y toda la cosa, estuvo bien perro; cerraron las calles, yo

creo que por las mismas familias del barrio, y estuvo fregón, pistié un buen

con los compas, comí pozole delicioso, de hecho el pozole es lo más

deliciosos del mundo, y más el que hacen las abuelitas mexicanas.

¡Hermoso, wey, hermoso eso de las comidas!” (Maiden, 20)

Reiterando lo visto en esta parte, la identidad conforme a lo que se ha

estipulado en el capítulo del marco teórico, necesita de la experimentación del

bagaje subjetivo que la conforma, para reforzarla. Dicha práctica por lo general,

se realiza en el espacio simbólico generado por las relaciones que establece el

sujeto con los demás. El sujeto por consiguiente es receptor y emisor de las

cargas simbólicas que le dan forma a su personalidad; adopta el rol de receptor

cuando las ingiere porque recién se ha identificado con ellas, y el del emisor

cuando ya las ha interiorizado y busca afianzarlas.

4.3.2 La música, canal de emisión y recepción de mensajes

266
Como se ha comentado en este cuarto capítulo, la música posee un lugar

importante en la vida del metalero. A través de ella, el individuo entra en un

terreno que le permite interpretarse así mismo, así como entablar relación con

el sitio donde se ubica.

La finalidad de este apartado, apunta a analizar el desempeño que tiene

la música, en ese proceso de recepción y emisión de mensajes para reforzar la

identidad cultural de estos jóvenes. Bien se ha dicho que la música no sólo es

considerada como un canal de significaciones, sino que es al mismo tiempo, un

terreno simbólico que determina la facturación cognitiva de algunos seres

humanos, como es el caso de los metaleros.

Ya sea a través de la música mexicana tradicional, o la música metalera,

el joven edifica su propia existencia, que de otra manera, no habría podido

hacer gracias a las características que tiene. La música lo convierte en un

intérprete del entorno, es su materia prima, por llamarla de alguna forma, para

concebir el espacio simbólico que da forma a la sociedad, y sobre todo, al ser

humano como tal.

Como sustento de lo anterior, puede notarse que esa lejanía hacia lo

mexicano por parte del metalero, radica en su desagrado hacia la música

banda, elemento cultural que el chico asocia con lo tradicional de México;

asume que en la sociedad mexicana, este género en particular es de

267
sobresaliente consumo. Le desagrada por el tipo de melodías que le son

características, también por las temáticas que maneja, que desde su opinión,

fomenta problemas sociales como el narcotráfico. La música banda, configura

pues, una significación destacada en el imaginario que tiene sobre la sociedad

mexicana y las prácticas culturales tradicionales.

“Aquí en México, desde tiempo atrás obviamente, lo que siempre va a

gustar y todo ese rollo, es la banda, y todo lo que se haga de banda es lo

que rifa, es lo más tradicionalón, es lo que suena más mexicano, incluso

hasta maneja botas y sombreros” (Daniel, 20)

“No me agrada para nada la banda, porque para empezar esa música es

muy disonante para mí, a mi me gusta mucho lo melodioso, el metal es

melodioso, igual para muchos es ruido y estruendo, pero no saben

escuchar metal.” (Daniel, 20)

“Yo creo que la sociedad mexicana está muy en la ideología de escuchar

banda. Para los demás, el bandero es una buena persona entre comillas,

mientras nosotros, somos de lo peor” (Roberto, 24)

“Imagina que yo salgo a la calle y me toca cruzar una avenida, y en el alto,

hay un wey en su auto, oyendo música banda a todo volumen, con sus

temas tan perjudiciales, que te hablan de machismo, narcos y cosas así.

Ambos somos mexicanos, pero somos muy diferentes, tanto así que sí me

268
ve, seguramente empezará a decirme de cosas, porque en su ambiente

tradicional personas como yo no tienen cabida. No somos compatibles, si

él siendo así, faltándole a los demás el respeto, es mexicano, yo prefiero

no serlo. Digo, sé que sí soy, pero pues, creo que igual puede ser ondas

individuales. Aunque, ya me ha pasado varias veces que los rangers sean

así” (Daniel, 20)

“No me siento identificado totalmente como mexicano, y en gran medida,

por la música mexicana, siempre es lo mismo ¿No creen que es tiempo de

cambiar? Además la música siempre es bien comercial, ya no importa el

arte, la música o el talento, sólo es hacer dinero, ahí tienes al Valentín

Elizalde. Imagina esas personas que tienen esa música como primera o

única opción, se amarran con ella y se les cierra la posibilidad de apreciar

otros tipos de música, que podría ser bien enriquecedor para ellos salir de

eso” (Daniel, 20)

“No me puedo sentir identificado con la cultura mexicana porque no me

late, no, no, no, no, no me late la música banda, ni el cotorreo; igual

conozco a gente que le gusta ser bandera y tenga ese cotorreo, pero la

neta no” (Gerardo, 22)

“La música que se considera tradicional, wey, no me gusta, la música

mexicana, wey, se me hace música muy tonta, sin sentido, wey, con una

rítmica igual, que hablan de que ‘ando bien pedo y quiero chingarme

269
muchas viejas’ puras estupideces, como eso de que tienes que ser narco

para ser chingón” (Gerardo, 22)

“Me caga la banda, y también el mariachi, en mi familia ponen mucho de

eso, pero pues, prefiero estar alejado muchas veces de eso. Me gustaría

que eso cambiara, porque la neta hay mucha música muy chida que es

mexicana, con todo y estructura con propuestas interesantes, la banda y el

mariachi son comerciales y no tienen estructura” (Gerardo, 22)

Cabría analizar que el metalero minimiza sin reparo lo tradicional

mexicano con el género de la banda. Posiblemente se de esta situación, porque

dicho género, según lo que percibe de ello y su entorno, es uno de los más

populares y con los que tiene un contacto más frecuente. Esto hace suponer

que el metalero desconoce la diversidad musical netamente tradicional

mexicana, pues sólo se deja guiar por las significaciones más palpables de su

entorno.

Es curiosa la forma en la que el joven expresa su rechazo hacia los

tópicos que emplea este género. Cabe recordar que dentro del mismo metal,

muchos de los temas empleados abordan cuestiones que, según su

consideración, la sociedad no desea tomar en cuenta, aludía así pues a la

violencia, las guerras, la sangre o la muerte. En el caso de la banda, cuyos

270
temas se enfocan a otras manifestaciones sociales como el narcotráfico o el

sexo, el joven las califica de inferiores o nocivas por lo que infiere de ellas.

La forma de tratar ciertos temas en las composiciones musicales de la

música banda, a pesar de tocar ciertos hechos sociales, no es acople a la

cosmovisión del metalero. Podría conjeturarse que independientemente de las

temáticas empleadas en las composiciones musicales, la música necesita ser

apreciada por el receptor, para que sus modelos o significaciones tengan mayor

relevancia.

La figura de quien se identifica con la música banda, o también llamado

el bandero o ranger, desprende una serie de significados que el joven metalero

asimila para determinar su imaginario respecto a ellos. Puede notarse que es a

través de la música, que el joven despide calificativos para interpretar a los

demás, a su entorno, y por supuesto, a sí mismo.

Las experiencias personales, que asocia con las personas y la música,

son también punto importante a reflexionar. Parece ser que el metalero, lejano

a lo mexicano además de lo ya mencionado, subraya su distanciamiento por las

experiencias negativas, de confrontación o falta de interacción social, que

pudiese haber mantenido con los otros, esos distintos que en este punto

particular, se denominan banderos.

271
Cabe decir que cuando el joven reflexiona sobre su cercanía con lo

mexicano, específicamente desde el aspecto musical, puede llegar a considerar

otros géneros con los que se ve identificado. Las temáticas gestadas en los

boleros, por ejemplo, también refieren situaciones que en el metal, se

encuentran. Tal es el caso de emociones como tristeza, amor, dolor, y pena.

“Lo que sí me gusta de la verdadera música mexicana, son los boleros, los

tríos, los escuchaba mucho de chico allá en Los Ángeles, la neta están

muy bien, me identifico con muchas canciones por lo que dicen; por sus

letras, por que te hablan de que tienes que ser fuerte, y enfrentar tristezas.

También de amores bien profundos, igual es cursi ahora, pero te puedes

dar cuenta de la magnitud de los sentimientos, eso es lo fregón, además

de que en el metal también se nota eso” (Evan, 20)

“Lo que sí veo es que en la música mexicana se habla mucho de

depresión, de que se me dejó abandonado a alguien, cabrón, se habla de

despechos, es una forma de sacar la depresión con la música. Se me hace

chido, porque se parece un poco al metal en ese aspecto. La música que

escuchas, es la que habla de sí. Muy pocas rolas, sí he visto en la onda

mexicana, se ponen a hablar de que ‘¡Yo soy cabrón y me vale madre el

mundo!’, cosa que sí hay en el metal” (Roberto, 24)

Una vez más se reafirma que la reflexión sobre lo que el individuo siente

y piensa, tanto de sí como del entorno incluidas las demás personas, le lleva a

272
encontrar puntos en común. Con estas similitudes, el joven metalero puede

llegar a destacar su mexicanidad.

La música en general también permite que los chicos metaleros

establezcan relaciones sociales entre ellos mismos. Gracias a ella, logran

reforzar los lazos que los cohesionan, aquellos de tipo Gemeinschaft,

indispensables para la identidad colectiva.

Además de la ideología metalera, las premisas filosóficas que maneja

cada vertiente musical, las distintas variedades de vestimenta o los sitios de

reunión, la música sostiene primordialmente todo el aparato cultural del

movimiento metalero. Las siguientes voces dan prueba de ello.

“Acá los metaleros nos relacionamos en conciertos, tocadas, bares, fiestas.

Todos nos unimos por la música; igual como en todo hay gente mamona,

pero pues, tú sientes con quién si y con quién no” (Gerardo, 22)

“Estamos aquí principalmente por la música metal, lo es todo, nos gusta,

es nuestra vida. El metal es lo que nos da forma como personas y como

grupo. Hablamos siempre de música, de bandas, de cómo tocar tal rola, y

cosas así. No se necesita ser buen músico para ser metalero, hay gente

que no toca nada y sólo oye, lo chido del metal es que tienes que ser bien

sincero” (Daniel, 20)

273
“Pues como me ves, yo no me visto así como metalero. Me encanta el

metal y me siento metalero, pero igual y no me veo así. Bueno, pues si

llego así con una bola de metaleros, ps, van a pensar de que ‘¡Qué pedo

con este wey!’, pero si les comienzo a hablar de bandas metaleras y de

todo el movimiento, puedo hacer charlas chidas” (Evan, 20)

“Un metalero se enfoca más a hablar de música, mucha música como ‘¡No

mames, escuchaste cómo Steve Di Giorgio le metió tal bajo aquí!’, ‘¡Wow

qué perro!’; o sea, yo no he escuchado a otra gente que hablé así como de

otros géneros, igual se puede hablar de Jazz porque son como de los

padres del metal” (Maiden, 20)

Los imaginarios sobre otras personas, vinculados fuertemente a sus

gustos musicales en consideración del metalero, determinan en algunos casos

que las relaciones sociales extendidas entre él y los que no se identifican con la

música metal, se limiten considerablemente. La música tradicional mexicana,

entendida desde la óptica metalera principalmente como banda, así como los

géneros musicales socialmente aceptados, acentúa su distanciamiento

respecto a la sociedad y a todo aquello que tenga que ver con ella, incluidas,

las significaciones de lo mexicano.

“Yo creo que la música genera diferencias entre unos y otros. Por ejemplo,

si yo llego con alguien a platicarle que fui al concierto de Megadeath, luego

luego me va a decir que esa música no le late. Si te gusta un género tienes

274
que hablar forzosamente con alguien a quien también le guste.

Obviamente como aquí está más difundida la cultura mexicana, pues como

que es más seguida la banda y también el mariachi, todo eso que es

ranchero” (Evan, 20)

“Por ejemplo, si te das cuenta, la gente que va al concierto, por decir, de

Shakira, es mucho de ‘¡Ayyy sí, yo nomás conozco dos canciones!’ ‘¡Van a

ir todas mis amigas!’ ‘¡Ayyy las mías también!’. O sea, todas van porque

las otras van y así, a pesar de que no conozcan nada, y peor aún, que sea

música como muy comercial. En el metal es diferente, ahí sí hay pasión”

(Maiden, 20)

“La neta yo sí evito llevar relaciones con gente a la que le gusta música

completamente diferente a mí. Eso habla de cierta forma, cuál es su

cotorreo, y además, pues yo sé que para ellos el mío, con todo lo del

metal, pues luego luego me van a decir que soy un satánico y la madre”

(Maiden, 20)

Siguiendo la dinámica de los bloques anteriores, se procede ahora a

conformar núcleos de reflexión, para abordar detalladamente el fragmento de

realidad estudiado en este apartado, y comprender la totalidad del fenómeno

de estudio.

1.- Las prácticas culturales son esquemas previsibles resultado de la

participación del individuo en el sistema de significados que está en su medio

275
ambiente. Se afirma lo concebido por el interaccionismo simbólico, porque el

joven metalero, además de asimilar los significados de la cultura metal,

invariablemente hace lo mismo con los de la cultura mexicana tradicional. Con

ambas cargas simbólicas se visualiza así mismo de manera independiente a la

de otros metaleros, ya que cada uno conllevó un proceso distinto.

Este proceso se distingue en unos y otros, por las características

singulares del contexto en el que cada individuo se desarrolló. Vale la pena

citar elementos como los agentes sociales creadores de sentido, y las cargas

simbólicas más relevantes hasta el momento actual, cuando el chico preserva

una identidad concreta.

Si bien es cierto que el joven ha interiorizado las cargas simbólicas del

entorno, tanto metaleras como mexicanas tradicionales, y seguramente

muchas otras, cabe decir que las metaleras en específico, son las que mayor

repercusión tuvieron, es por ellas que se autodefine dentro de dicha expresión.

Si se habla de las emanadas por agentes de la cultura mexicana tradicional, se

puede suponer que éstas lograron cierta penetración gracias a la geografía y a

las prácticas culturales mexicanas tradicionales, en las que invariablemente el

joven se ha visto inmerso por crecer en la sociedad mexicana.

A pesar de que el individuo no tomó como sustento identitario a la

cultura tradicional, conformó a partir de sus significaciones los distintos

276
imaginarios que tiene respecto a la sociedad y a las prácticas culturales que en

ella tienen cabida.

2.- El joven metalero encuentra en las prácticas culturales la oportunidad

de transformar su sentido original, para reformularlas bajo significaciones que

le resulten atractivas. Soslaya todo motivo que le sea desagradable, para

visualizar tal práctica desde su propia óptica.

Tal es dicha resignificación que incluso, el joven tiende a aplicarla de

nueva cuenta en aras de buscar lo grato o positivo que le significan. Por lo

regular, visto a partir de lo expresado por los metaleros, el nuevo significado

apunta a situaciones familiares o a momentos del pasado. La teoría del

modelaje, justamente puntea a la efectividad y reiteración de los modelos, una

vez exitosa su aplicación.

Puede decirse que algo similar ocurre con las significaciones de la

cultura del metal. Acorde a lo manifestado por los chicos metaleros, incurren en

la modificación de significados, para amoldarlos según las peculiaridades de su

entorno. Gracias a esta condición de maleabilidad respecto a las premisas que

instituyen esta expresión, el joven tiende a verse más cercano a ella.

Gracias a este antecedente, el individuo tiende a repetirlo en lo que

confiere a la cultura mexicana tradicional; prevalece de todas formas, el

discernimiento del individuo ante lo que reelabora simbólicamente.

277
3.- Las prácticas culturales afianzan la identidad de una persona dentro

de los aspectos con los que se ve cercano. Para ser realizadas necesitan de

una zona donde puedan ser concebidas, sustentada por varios individuos que

se identifican en las cargas simbólicas que las originan. Esto demuestra que el

metalero, antes de serlo, es ante todo producto subjetivo de la cultura

hegemónica dominante, pero que no se haya del todo identificado con los

parámetros que le dan forma. Esto facilita su apropiación de la serie de

mensajes que definen a la cultura del metal.

Por esto puede entenderse la necesidad de sostener el campo de

expresión, concebido sólo cuando el sujeto está en relación con sus

camaradas, con aquellos con los que puede extender lazos identitarios.

La gastronomía mexicana, y en específico la dinámica social que gira en

torno a ella, dota al individuo de ese campo simbólico que lo hace sentir parte

de él. Gracias a esta incursión en un terreno donde todos sus integrantes, son

vistos a manera de iguales y que por ende, toman participación en lo que

concierne a dicha colectividad, el sujeto metalero se ve en los otros, al grado

incluso, de reconocerse como tal.

El ser humano por lo tanto, necesita de un campo simbólico en el que se

vea afín a los otros, siempre y cuando, no exista rechazo o desprecio por sus

278
características. El sentido de pertenencia resulta fundamental, para que un

individuo afirme su identidad, y realce con los que sienta similares, las prácticas

orientadas a su expresión de una manera libre. El humano debe sentir su

autonomía de pensamiento, conducta y decisión para valorarse como tal, como

un ser único.

4.- La asociación que realiza el metalero entre divertirse y tomar bebidas

alcohólicas con una práctica mexicana, permite dar cuenta de que la carga

simbólica que ha recibido de su ambiente cercano, respecto a lo que implica

una festividad o costumbre mexicana tradicional, le ha hecho formular tal

percepción.

Se permite conjeturar con base a lo anterior, que las significaciones de lo

que conforma filosóficamente a la cultura mexicana tradicional, están lejanas

respecto a lo que el joven metalero entiende de ella. Podría suponerse que el

chico tomó aquellos elementos más representativos o los de mayor

accesibilidad en algunas celebraciones, como puede ser alguna bebida

alcohólica por ejemplo, para definirlas. Quizás por no tener arraigado dentro de

sí un sentimiento de pertenencia total a la cultura mexicana, se limitó a formar

parte de prácticas culturales que en algunos casos, le parecen agradables y

con las que se identifica.

279
Es criticable entonces, la labor que tuvieron agentes sociales como la

escuela o los mismos padres de familia, para inculcar de manera personalizada

en los que hoy se definen como metaleros, el sentido que tienen las

festividades y costumbres tradicionales que instituyen la identidad de la

sociedad mexicana. Al desconocer ese sentido principal, el joven interiorizó los

significados próximos a su entorno dejando de lado, la carga axiológica que las

compone.

Se reitera que no es intención de este estudio evidenciar la manera en la

que el joven sustenta sus creencias y conocimientos respecto al entorno. Cabe

decir, desde un enfoque crítico, que el chico metalero interiorizó lo que en la

misma sociedad ocurría, y que incluso, sigue haciendo. Si no se exalta la

axiología mexicana tradicional entre toda la amalgama de significaciones

dentro del espectro social, difícilmente harán que el joven se acerque a ellas

cuando ni siquiera, suponiendo que así fuese, se fomentan de manera

atractiva.

280
Conclusiones

Para concluir este trabajo de investigación, cabe recordar que el objetivo

que lo motivó, es conocer la relación existente entre la identidad mexicana

tradicional y la identidad metalera, abordadas como procesos de comunicación

orientados a conformar precisamente identidades. El foco referencial entre una

y otra, es la identificación del joven metalero de entre los 20 y 24 años de edad,

residente de la Zona Metropolitana de Guadalajara, con las costumbres y

festividades tradicionales mexicanas.

Es necesario advertir que la formulación teórica a la que se llegó al

finalizar esta investigación, no se ostenta como una verdad absoluta de esta

manifestación social. Se pronuncia como una propuesta científica que pretende

explicar el por qué de esta situación y el cómo se desarrolla actualmente.

Conforme a lo analizado, se establece que la relación entre estos

procesos, podría ser constante; es decir, que el joven metalero llega a

identificarse como mexicano sólo en algunos momentos. Cuando es consciente

de su persona, su entorno y los demás, establece vínculos directamente con

los que no son metaleros, y que al igual que él, vienen del campo simbólico que

sostiene a la sociedad mexicana y por ende, a todas sus pautas culturales.

281
Concientaza solamente aquellas significaciones que le son atractivas, o

que le remiten a cuestiones relevantes en su vida. Las que no logran ello,

podrían formar parte del marco referencial que se gesta desde su aparato

cognitivo.

Se puede suponer que el joven, antes de definirse como metalero,

posiblemente durante su infancia, no se identificó con la cultura mexicana

tradicional porque los agentes sociales más notables de su entorno próximo, no

ejercieron el fomento de esas significaciones.

Tanto la escuela como los padres de familia, posiblemente emitieron de

manera inadecuada a las características del infante, las premisas axiológicas y

filosóficas que sostienen el entramado simbólico de la cultura mexicana. Se

habló durante este capítulo de cuestiones como la imposición de actividades

que el individuo no lograba comprender y que no se le explicó el motivo de las

mismas. Como ejemplo están los honores a la bandera, el tratamiento de

contenidos educativos orientados a fomentar el civismo y la historia mexicanos,

y los mensajes divulgados por los medios de comunicación.

Situación que contrasta con lo propio del metal. El chico metalero

atribuye su preferencia identitaria, a la influencia que sus padres y algunos

maestros le ejercieron, así mismo, a su contacto temprano con los productos

282
que promueven la cultura metal, tal sería el caso de discos, películas, o ciertas

vestimentas características de esta expresión juvenil.

La identidad mexicana tradicional, al momento en el que el joven

concreta su identidad metalera, quizás llega a perder fuerza de

convencimiento, y más aún cuando en años anteriores presumiblemente no se

ejerció de manera adecuada.

Esto deja ver que el discurso tradicional mexicano, requiere de maneras

óptimas para que sus contenidos sean asimilados, y gestar durante el proceso

de conformación de identidad de un individuo, su apego a la filosofía social.

Cuando el sujeto, una vez con ese bagaje referencial, llegue a la madurez y se

pueda ver seducido por otras formulaciones culturales o identitarias, quizás

sepa cómo balancear lo mejor de ambas, tanto de la adquirida como de la que

proviene.

Al visualizarse como adulto, el metalero tiene la capacidad de analizar y

comparar, desde lo que percibe del mundo, aquellos significados que por un

lado instituyen la cultura con la que se identifica, y por el otro, con los del

entorno dominante, los de la sociedad mexicana. Se llega a percatar de que la

segunda enarbola aquellas situaciones que no le son de su agrado, y que

precisamente por ser parte de una subcultura, no logra comprender del todo.

Es así como aparecen sus expresiones de rechazo hacia lo que dictaminan

283
agentes simbólicos dominantes como la iglesia católica, algunos partidos

políticos, el gobierno, algunas instituciones sociales, la televisión como aparato

de control social, así como a aquellos que sigan sus respectivos discursos.

Se puede decir entonces que la identidad mexicana, en el joven

metalero, se entiende desde dos aspectos: a) circunstancial y b) solitaria. Es

circunstancial porque el individuo se reconoce como mexicano cuando toma en

cuenta algunos elementos tradicionales con los que se identifica. Es de tipo

solitaria porque desde la trinchera personal hace esa identificación con los

significados que percibe de la cultura mexicana tradicional, pero no entra en

contacto con quienes en su consideración, se asumen como mexicanos porque

percibe de ellos un rechazo hacia su persona, o porque no concuerda con ellos

en la manera de comportarse.

El paradigma del interaccionismo simbólico y la teoría de la

diferenciación social establecen, según lo anterior, que las relaciones sociales

son fundamentales para reforzar cargas simbólicas en los individuos e instaurar

en ellos, conductas y esquemas intelectuales determinados.

También se puede considerar como solitaria en el hecho de que la

recepción de mensajes de la cultura mexicana tradicional que percibe, es muy

distinta a la que pueden hacer otros metaleros. Algunos de ellos, incluso,

reelaboran el sentido original de las cargas simbólicas de la cultura tradicional,

284
y lo ubican en un plano más cercano, que incluso, le hace participan en ellas.

Tal es el caso de la presencia familiar, en la que dichas prácticas van más

encausadas a sostener esas relaciones.

Sin ese vínculo familiar, los mensajes de la cultura tradicional carecen de

ese impacto en otras esferas de su vida. Por eso, el joven es empujado a

buscar otras alternativas que satisfagan sus necesidades, porque los modelos

que oferta la cultura mexicana tradicional, no le proporcionan un marco de

referencia a su medida.

La identidad metalera no puede comprenderse sin la existencia del factor

música metal. En específico, las bandas y artistas metaleros, como destacados

agentes creadores de sentido orientado a promover esa cultura, a diferencia de

los padres de familia o la escuela, han encontrado en la música un canal

efectivo de difusión de mensajes. Al ser este tejido simbólico sostenido por la

música, hace que ésta sea el origen de todo el movimiento.

Los jóvenes que se identifican como metaleros, preponderan el papel

que tiene la música apegándose a ella no sólo por los sonidos potentes que le

satisfacen, también por las temáticas y el estilo de vida que se difunde con

ellas. Los modelos, acorde a la teoría del modelaje, que aparecen ofertados en

las producciones musicales, alientan su fácil adopción y posterior aplicación,

que al ser satisfactoria, se enraíza en la persona. Así llegó a construirse

285
posiblemente el metalero, y más aún, cuando los modelos encaminados a forjar

una identidad mexicana tradicional, no surtieron el impacto esperado y que

desde luego, no son adoptados por el joven.

A través de la música en general, el metalero instaura una óptica con la

que puede juzgarse a sí mismo, a los demás y al mundo en el que se

desenvuelve. Esta base musical de interpretación, por definirla de algún modo,

le genera formas conductuales que condicionan su relación con los otros.

En los siguientes párrafos se dispondrá entonces a responder las

interrogantes de los objetivos específicos de esta investigación.

El joven metalero se acercó a las significaciones instituyentes de la

cultura del metal porque en ellas encontró nociones como: a) un espacio

catártico donde puede ser él mismo; b) una plataforma ideológica que le

proporciona una óptica de interpretación; c) una zona donde se respeta la

diversidad, en especial la que critica a la cultura dominante (con sus

respectivos puntos debatibles); d) un tejido simbólico que le profiere

exclusividad, unicidad y distinción ante los otros que no lo entienden; e) una

alternativa de dinámica social ante la que establece cierta tendencia de la

iglesia católica con la que no concuerda; y f) un escaparate a la cultura local

gracias a su sentido universal.

286
Los factores que hacen atractiva la cultura metalera para el joven que se

identifica como tal, pueden ser posibles gracias a su participación en ese

complejo sistema de significados. Así mismo, por las relaciones sociales con

otros metaleros y con la sociedad. Una vez apropiados los modelos con los que

se identificó, la solidificación de su identidad fue un proceso gradual y

constante, gracias a la implementación práctica de su esquema de

pensamiento.

Al referirse a las prácticas culturales, se nota que la participación del

metalero en ellas, refuerza la construcción interna que ha hecho de los

significados que conforman su personalidad. Así mismo, de aquellos

significados con los que no se identifica, pero que también se apropia para

forjarse un imaginario sobre lo que difunden.

La percepción del chico metalero sobre las festividades y costumbres

mexicanas tradicionales consiste en: a) están vinculadas con la religión

católica; b) las culturas indígenas son factor que las define; c) carecen de

sentido; d) el Día de Muertos permite unificar aspectos de su identidad

mexicana con la metalera; y e) se arraigan en chistes, albures y sarcasmo.

Cabe decir que dicha percepción puede tener significaciones hasta cierto

punto contrarias unas de otras; se determina que tal imaginario fue conformado

a partir de lo que varias voces exclamaron. Se comprende por consiguiente,

287
que dentro de la expresión juvenil metalera, la consideración hacia este rubro

depende de uno metalero a otro. Se presentan aquí las que mayor reiteración

tuvieron al ser expresadas.

Además de esta percepción sobre la cultura mexicana tradicional, el

chico metalero asume su mexicanidad de manera circunstancial, cuando: a)

escucha música metal hecha por bandas mexicanas; b) se percata de que la

cultura tradicional es apreciada por extranjeros, y más cuando lo hacen

agrupaciones metaleras con las que se identifica; c) se toma en cuenta a las

civilizaciones mesoamericanas; d) comprueba que su manera de ser puede

ayudar al desarrollo social; e) determina que ese distintivo no lo eligió; f)

enfrenta situaciones similares al igual que los no metaleros; g)se identifica con

figuras históricas mexicanas; h) está en un contexto geográfico y social distinto

al mexicano; y por último, i) se refleja en los no metaleros por su carácter

alegre, defensivo, protector y festivo.

La identidad del joven metalero de entre los 20 y 24 años de edad,

residente en la ZMG, puede ser considerada como un producto simbólico único

y distinto a cualquier otro. Cada joven que se hace metalero, en mayor o menor

medida, asume sus dos entramados simbólicos, siendo el del metal el

predominante. Se limita a reconocer la mexicana tradicional, adjudicándosela

sólo en las ocasiones ya referidas.

288
Los estudios de identidad dentro del campo de la comunicación, deben

realizarse bajo la premisa de que ésta es producto de los mensajes que son

apropiados por el individuo. Si bien la sociedad mantiene distintas cargas

simbólicas, es cierto también que el sujeto como receptor, las interioriza según

sus características particulares. La identidad es el resultado de la presencia de

una persona dentro de la sociedad, y la manera en la que han sido

satisfactorias las respuestas generadas por los mensajes que interiorizó.

El mundo global de esta primera década del siglo XXI, gracias al

desarrollo de los medios de comunicación masiva, promueve aún más esa

interacción compleja y cada vez más heterogénea de significados. Es deber de

los investigadores sociales, sobre todo de la comunicación, enfocarse en la

construcción o reforzamiento que se hace de las identidades culturales a partir

de la oferta simbólica preponderante, ya que esto deviene en comportamientos

y formas de pensar únicas. Al conocer este proceso, podría instaurarse desde

aquellos ámbitos, generadores de significados a cargo de las instancias

gubernamentales mexicanas, procesos de aprendizaje más atractivos hacia

niños y jóvenes, quienes puedan identificarse con cargas simbólicas que

produzcan comportamientos de respeto a la diversidad, la tolerancia, la cultura

y el arte mexicanos, el trabajo en equipo y sobre todo, la colaboración de todos

en beneficio de la sociedad mexicana, deber que por naturaleza tendría que

asumir también la formación familiar.

289
No se trata de coartar la libertad de pensamiento sino de enseñar a

pensar y a tener en cuenta la riqueza cultural que da sustento a la sociedad en

la que éstos y muchos otros jóvenes, se han desarrollado. Tampoco de

satanizar a la globalización y la carga simbólica que promueve, se trata de

construir un híbrido simbólico que cumpla si se desea, con expectativas

personales y grupales, sin que pierda su sentido de pertenencia a la gran

colectividad.

El campo de estudio de la comunicación puede hacer grandes

contribuciones al desarrollo de los estudios juveniles de este tipo. Las

manifestaciones sociales en las que intervienen los jóvenes, deben ser

abordadas desde los entramados subjetivos que conforman sus aparatos

cognitivos, y entenderlos desde este punto, no como meros receptores o

emisores de mensajes, sino como entes que cumplen ambos roles y que están

en constante conformación.

Entendiendo este proceso de conformación de identidades juveniles,

puede analizarse el origen de sus comportamientos, las formas en las que se

perciben a sí mismos, y sobre todo, el frente que hacen tanto individual como

grupalmente hacia la sociedad con la que no concuerdan y que los recrimina o

subestima constantemente.

290
El aparato teórico que aborda a esta clase de jóvenes, podría aplicarse

de nueva cuenta para comprender a otras expresiones juveniles. Su propuesta

se centra en analizar las cargas simbólicas que las originan, y que abren

espacios simbólicos para concebirse. Es necesario entender a la juventud

como una construcción social única, promovida desde la influencia social, y

sobre todo, de las relaciones interpersonales que le rodean.

Se puede concluir que no debe perderse el aspecto ontológico y

fenomenológico de la comunicación. Realizar investigaciones de la realidad

social albergada por un complejo entramado de significados, permitirá dilucidar

muchas interrogantes sobre lo que compone al ser humano actual, sobre todo,

en un periodo histórico ostentoso en tecnología informativa, mas no en

acuerdos que velen por un mejor entorno.

Vivir la juventud y no cuestionarse la existencia misma,

equivale a no haberla vivido.

Rodolfo Torres

291
ANEXO 1

Subgéneros más populares del metal

Folk Metal

El folk metal se caracteriza principalmente por una temática letrística

propia de la música folk. Los temas más comunes son tradiciones populares, la

naturaleza o batallas épicas entre bandos opuestos. Uno de los grupos más

representativos de este género es Finntroll. Es un subgénero desarrollado a

partir de los años noventa.

Thrash Metal

Los orígenes del thrash metal se sitúan a finales de los setenta y

comienzos de los ochenta, cuando un grupo de bandas de speed metal

comenzaron a incorporar variantes, una gran velocidad y un sentimiento

anarquista -similar al del hardcore punk-, a su metal tradicional. Los

considerados creadores de esta forma de música son el grupo Overkill.

Básicamente el thrash metal consiste en acelerar y volver más pesado el sonido

del metal y abordar en algunos casos, temas políticos.

292
Death Metal

El death metal es derivado del thrash metal. Podría decirse que éste y el

black metal son los dos subgéneros más pesados dentro del metal y dentro de

la música en general.

El death metal normalmente se identifica por su extrema brutalidad. Las

voces guturales (llamadas en inglés growls) son ásperas y frecuentemente

incomprensibles. Además, está caracterizado por unas baterías muy rápidas. La

letra de sus canciones está relacionada con anticristianismo, Apocalipsis,

muerte, satanismo, visiones y profecías impopulares del mundo, violencia

explícita, sueños macabros, vida extraterrestre o de ultratumba, problemas

mentales y físicos en el hombre.

A veces se tocan temas sobre algunas ramas de la ciencia y religión de

manera detallada, así mismo letras sobre denuncia política, o filosofía. También

son frecuentes temas relacionados con asesinos en serie, psicopatías,

canibalismo, y necrofilia.

Black Metal

El black metal es una vertiente surgida a mediados de los ochenta,

desarrollada principalmente en Noruega, Suecia y Finlandia. Se caracteriza por

líricas anticristianas y en contra de la moral; abarcan temas que van desde el

odio y la misantropía, hasta el satanismo, la violencia o el ocultismo. Nace como

293
una expresión musical de los movimientos anticristianos que proliferaron en

Europa, cuyo máximo exponente fue la quema de numerosas iglesias en países

fuertemente cristianizados como los escandinavos, cunas de dicho subgénero.

Power Metal

El power metal es un subgénero creado en Alemania. Como casi todos

los subgéneros del metal, éste es difícil de caracterizan porque está a su vez

dividido en más vertientes. Se reconoce que hay dos grandes variantes del

mismo: la europea y la estadounidense.

Un aspecto clave del power metal es la clara influencia del thrash, nunca

tan agresivo como este. Las voces que emplea esta vertiente tienden a ser

limpias y agudas. Por el lado de la guitarra, es muy clara la influencia de la

música clásica.

Metal Progresivo

El metal progresivo es un subgénero musical que incluye las guitarras y

la dureza del metal, con las características rítmicas e influencias del rock

progresivo.

Los elementos que están presentes son: frecuentes cambios de tiempo y

diferentes tipos de amalgama, modo de la música, improvisaciones, una gran

técnica por parte de los músicos, la aparición progresiva de instrumentos, líneas

de bajo complejas, entre otros.

294
Doom Metal

El doom metal ha tendido a englobarse dentro de las ramas más

extremas y underground del género metal. Pese a su desconocimiento por

individuos ajenos a la escena, incluso dentro del propio metal extremo, el doom

metal es el subgénero más antiguo, más rico en subgéneros, siendo éstos

tremendamente distintos entre sí.

El doom Metal es considerado como ‘metal pesimista’ o ‘metal de la

condenación’, y es el género más lento, pesado, depresivo, y melancólico del

metal extremo, siendo éste además uno de los más oscuros y tenebrosos.

Gothic Metal

El metal gótico toma elementos densos del doom metal, caracterizado

por el uso de sopranos y tenores, y su técnica más famosa es ‘el canto de la

bella y la bestia’ (una voz femenina clara o soprano y una voz masculina

gutural), suele explotar elementos de la música clásica, la barroca y la

medieval, como son las orquestas, órganos, violines, y en otros casos cantos

gregorianos y goliardos.

La temática de las letras suele tratar sobre religión, especialmente el

catolicismo o creencias derivadas, e Interpretaciones propias de la misma.

Sentimientos como amor, odio, honor, depresión y horror son comúnmente

expresados de manera romántica.

295
ANEXO 2

2. Mano Cornutta

296
ANEXO 3

3. Headbanger / Macetero

297
ANEXO 4

GUÍA DE PREGUNTAS

METALEROS MEXICANOS
1.- ¿Qué significa “ser metalero” para ti? ¿Por qué te consideras uno?
2.- ¿Qué repercusiones te ha traído con el resto de la sociedad el adoptar la identidad metalera?
3.- ¿Qué piensas de la sociedad mexicana? ¿Cómo crees que te percibe?
4.- ¿Qué significados unen a los metaleros como grupo? ¿Esos significados son compatibles con
los que unen al resto de la sociedad?
5.- ¿Cómo es la relación con los demás miembros de la banda metalera?
6.- ¿Es la misma relación con los diversos tipos de metaleros? ¿Qué nociones se manejan de un
grupo a otro?
7.- ¿Qué tienes en común con las personas que no son metaleros? ¿Cómo te relacionas con
ellos?
8.- ¿Qué aportaciones da la comunidad metalera a la sociedad mexicana? ¿En qué consiste la
propuesta?
9.- ¿Qué opinión tienes de la intolerancia que tiene la sociedad mexicana con los grupos
minoritarios como el metalero, llamados subculturas o contraculturas?
10.- ¿Te puedes sentir identificado con otros grupos de minorías? ¿Con cuáles?
11.- ¿Por qué te identificas con el movimiento metalero y no con otros? ¿Cómo se dio tu primer
acercamiento?
12.- ¿La cultura tradicional de México ha influido para que te sientas identificado con la cultura
del metal? ¿De qué forma te ha determinado?
13.- ¿Crees que las prácticas, acciones y costumbres de la cultura del Metal se pueden relacionar
con las de la cultura Mexicana tradicional?
14.- ¿Qué representa para ti el haber nacido con la nacionalidad mexicana?
15.- ¿Cómo defines tu participación como ciudadano mexicano?
16.- En términos generales ¿Qué significado tiene para ti la cultura mexicana tradicional?
17.- ¿Las fiestas y las costumbres de la cultura nacional te parecen agradables o desagradables?
¿Qué elementos las hacen agradables? ¿Cuáles la hacen desagradables?

298
18.- ¿Estas prácticas típicas del país te hacen sentirte parte de la sociedad?
19.- ¿Para ti qué es un “mexicano típico”? ¿Te consideras mexicano?
20.- ¿Qué símbolos conforman al “mexicano típico”? ¿Con cuáles te identificas? ¿Con cuáles no?
21.- ¿Cuáles son para ti los elementos más representativos de México? ¿Con cuáles te
identificas? ¿Con cuáles no?
22.- ¿Cuál es el papel que tiene la cultura del país en la vida de la banda metalera?
23.- ¿Cuándo eras pequeño en tu casa se fomentó todo lo relacionado a lo típico de México?
¿Cómo fue?
24.- ¿Cómo fue en la escuela? ¿Te gustaba o te desagradaba?
25.- Últimamente haz realizado alguna celebración mexicana cívica o típica ¿Sí? ¿No? ¿Por qué?
¿Qué representó o representaría para ti el suceso?
26.- ¿Qué significado te representa la historia nacional y los héroes patrios?
27.- ¿Desde tu perspectiva cómo es el estereotipo de México o el mexicano que muestran los
medios de comunicación (televisión, cine, revistas, radio)? ¿Te identificas con él? ¿Sí? ¿No?
¿Por qué?
28.- ¿Qué tienen los símbolos, iconos y modelos que ofrece el Metal que no tengan los de la
cultura Mexicana para que no te identifiques con ellos?
29- ¿Llevas a tu vida diaria esos símbolos, iconos, ideas y modelos del metal con los cuales te
identificas? ¿De qué manera te han sido funcionales?
30.- ¿Qué te produce el rechazo a la Cultura mexicana tradicional?

299
ANEXO 5
TABLA DE POSTULADOS

300
Jóvenes
Material Elementos para instrumento
Propuesta Teórica Metalero
Teórico de investigación
s
La sociedad puede
ser entendida como
¿Qué significa para ti el término ‘ser’
un sistema de 1 mexicano’? X
significados. Para el
individuo, la
participación en los 2
¿Qué símbolos consideras que componen al
X
significados mexicano típico?
¿Qué significado tienen para ti las fiestas
INTERACCIONI compartidos, que 3 X
patrias o cívicas?
SMO están vinculados a ¿Qué representa o significa para ti el haber
SIMBÓLICO los símbolos de un 4 crecido bajo la nacionalidad mexicana? X
1 lenguaje, es una ¿Qué elementos de la cultura mexicana
5 tienen significado para ti? ¿Por qué? X
(Charles Horton actividad
Cooley interpersonal, de la ¿Qué elementos de la cultura mexicana no
6 tienen significado para ti? ¿Por qué?
X
y George que surgen
Herbert Mead) expectativas 7 ¿Qué significado tiene para ti el Metal? X
¿Consideras que las festividades y las
estables, y 8 tradiciones de la cultura mexicana te ligan al X
comúnmente resto de la sociedad
entendidas, que
guían a la conducta ¿Qué significados encuentras en la identidad
hacia esquemas 9 metalera que no hay en la identidad X
mexicana?
previsibles.
Desde la ¿Se estímulo la noción de identidad
mexicana en el entorno donde creciste? X
perspectiva de la 10
conducta, tanto las 11
¿Qué factores provocaron que te sintieras
X
realidades sociales afín a la identidad metalera?
¿Qué situaciones significantes para ti existen
como las físicas en el ámbito actual metalero en el que te X
son construcciones 12 desenvuelves?
de significados, ya
definidas; como 13 ¿Cuáles consideras las costumbres más X
consecuencia de la relevantes en la cultura mexicana?
participación de las
2
personas, individual
y colectivamente,
en la interacción
simbólica, sus ¿Con qué costumbre de la cultura mexicana
interpretaciones de 14 consideras sentirte identificado? ¿Por qué?
X
la realidad pasan a
ser socialmente
convenidas e
individualmente
internalizadas.

¿Cuál es tu percepción de la sociedad


15 Mexicana en general? X

16 ¿Qué significa para ti la vida metalera? X

301
¿Cuál crees que sea la percepción que
17 tienen los demás individuos que no son X
ANEXO 6
JÓVENES ENTREVISTADOS

Daniel (20)

Toca el teclado en una banda metalera llamada


Sicssors. Así mismo, realiza esculturas con
desperdicios y las vende en el Tianguis sabatino de
Plaza Juárez de Guadalajara.

302
Evan (21)

Creció en Los Ángeles, California. Actualmente se


desempeña como perforador en un estudio de body
pearcing y tattoo en la ciudad de Guadalajara.

Maiden (20)

Trabaja en el negocio de la familia, una


mueblería en Tlaquepaque. Tiene deseos
de formar una banda, toca el bajo.

Roberto (24)

Trabaja en el Ayuntamiento de Guadalajara en el


303
área de atención al ciudadano. Es locutor en una
estación metalera por Internet. Vive en Guadalajara.
Araceli (23)

Trabaja como operadora en un parque de


diversiones. ‘Parque Rehilete Alcalde’. Vive en
Zapopan, Jalisco.

Gerardo (22)

Estudia mercadotecnia, se dedica a la música,


toca el bajo. Vive en Guadalajara.

304
Miguel (24)

Toca la guitarra, es propietario de un local de


alimentos. Vive en Guadalajara.

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http://www.abc.net.au/atthemovies/img/2006/ep39/metal01.jpg

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