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Capítulo 1

En un lugar de la Mancha vivía un hidalgo que pasaba de los cuarenta años y


se apellidaba “Quijada” o “Quesada”. Le entusiasmaban los libros de
caballerías , sobretodo los de Feliciano de Silva. Pero el exceso se llevó a la
locura y perdió el juicio, y así creyó que debía convertirse en un caballero como
los protagonistas de los libros de caballerías. Limpió la armadura de los
bisabuelos, rescató a su caballo, hecho piel y huesos, aunque le pareció mejor
que el Babieca del Cid y le puso un nombre: “Rocinante”. Escogió un nombre
para él: “Don Quijote”, y como Amadís no se contentó con llamarse Amadís y le
añadió el nombre de su patria, él hizo lo mismo, así se nombró: “ Don Quijote
de la Mancha”. Solo le faltaba escoger a su dama, como todo caballero. La
afortunada fue Aldanza Lorenzo, la cual bautizó como “Dulcinea del Toboso”.

Capítulo 2
Don Quijote se aventuró dejando que el azar deparara su destino, en pleno
julio, mientras por el camino gritaba disparate tras disparate, como si el sol le
hiciera delirar. Al anochecer llegó a una posada, decidido a que le nombraran
caballero. Confundió a las mozas con hermosas doncellas, de la venta su delirio
dibujó un castillo y esperó a que apareciera el enano tocando la trompeta,
anunciándole que podía entrar en el castillo y al no aparecer siguió andando.
Las mozas se reían al oír que las llamaba doncellas. Acogieron a Don Quijote y
el ventero ya se dio cuenta de su locura, le trajeron comida y luego se fue a
velar las armas antes de ser nombrado caballero. Al ser interrumpido por dos
arrieros, Don Quijote les derribó, y al verlo el ventero, lo armó caballero y le
despidió de buena gana.

Capítulo 3
Don Quijote al salir de la venta decidió dirigirse hacia su casa, para proveerse
de dinero, ropas y hallar como escudero a un vecino suyo. Por el camino oyó
unos gritos, se adentró en el bosque y encontró a un hombre azotando a un
muchacho el cual gritaba aterrado. Don Quijote le exigió al señor que se
detuviera, y éste, indignado, le dijo que el chico le perdía una oveja cada dia, lo
cual desmentía el chaval, quejándose de que su amo no le pagaba los reales.
Don Quijote amenazó al hombre y le hizo prometer que pagaría hasta el último
real a partir de aquél momento. Así se marchó Don Quijote tan contento,
aunque el amo siguió azotando al muchacho. Se marchó nuestro caballero
hasta que se topó con un tropel de gente y les hizo confesar a todos la belleza
incomparable de su señora Dulcinea del Toboso, a lo que los seis mercaderes
se quedaron perplejos y no quisieron afirmar tal belleza sin antes haberla
contemplado. Así se inició una pelea en la cual Rocinante tropezó y dejó a Don
Quijote por los suelos, mientras uno de los mercaderes aprovechó para darle
palos al caballero hasta que no sepudo levantar.
Pasó por allí un vecino suyo, por casualidad, y se lo llevó hacia su casa, en
tanto Don Quijote recitaba creyéndose Valdovinos y pensando que su vecino
era su tío, el marqués de Mantua. Al llegar a casa de Don Quijote se
encontraron alli el ama, el cura y el barbero, alarmados. Al ver la locura que le
habían provocado los libros de caballerías a su señor supieron que debían
quemar todos sus libros, aunque fuerza su pérdida más grande, aquellos libros
estaban malditos y debían fallecer sus páginas entre el fuego.
Capítol 4
Mientras dormía Don Quijote, el cura, el barbero y el ama se dedicaron a
quemar todos los libros que estaban en la biblioteca, y había más de cien. El
primero que encontraron fue Amadís de Gaula, el cura lo quería quemar pero el
barbero se negó, ya que decía que aquél era el mejor. Iban arrojando los libros
por la ventana para quemarlos, entonces encontraron el Tirante el Blanco y el
Palmerón de Inglaterra, éstos los guardaron. También encontraron la Galatea
de Miguel de Cervantes, el cura mandó guardarlo puesto que Cervantes era
gran amigo suyo. Al final, cansados, tiraron al montón todos los libros, cuando
de repente se levantó Don Quijote alterado, delirando.
Consiguieron que se calmase, le dieron algo de comer y se durmió otra vez. Al
cabo de dos días se levantó el caballero, mas no encontró sus apreciados
libros, creyendo que se los había llevado Frestón, un encantador, y el ama le
seguía la corriente.
Don Quijote pasó quince días sosegado, en éste tiempo le pidió al labrador
amigo suyo, llamado Sancho Panza, que le sirviese de escudero, prometiéndole
hacerle gobernador cuando conquistara alguna región, y éste accedió.
Se marcharon una noche los dos, sin despedirse, Sancho Panza encima de un
asno. Andaron hasta el amanecer, hasta que se convencieron de que no les
encontrarían.

Capítulo 5
Don Quijote y Sancho Panza descubrieron unos molinos, los cuales parecían
gigantes a los ojos de nuestro protagonista. Al intentar atacarles le embistieron
y fue Sancho Panza a socorrerlo. Siguieron camino hacia puerta lápice, Don
Quijote sin lanza recordando que Diego Pérez de Vargas al verse sin lanza
arrancó un ramo seco de un árbol y asñi mismo hizo él. La mañana siguiente se
dirigieron hacia Puerto Lápice, se encontraron por el camino a dos frailes, un
coche con escolta y gentes andando. Don Quijote imaginó que eran
encantadores y atacó a uno de los frailes, mientras el otro escapaba. Sancho
empezó a desnudar al fraile hasta que llegaron los dos mozos y le apalearon.
Don Quijote, en tanto, se había desviado a hablar con las mozas, y entonces
retó a uno de los escuderos, puesto que el amenazó. Ganó Don Quijote la
batalla y le hizo prometer a una de las damas que aquél escudero acudiria al
Toboso a ver a Dulcinea departe del caballero. Al finalizar la batalla los dos se
adentraron en un bosque cercano, mientras Sancho admirado halagaba a su
señor.
Sancho Panza le advirtió del peligro de la Sta. Hermandad y le propuso a su
amo refugiarse en una iglesia, el otro se negó rotundamente. Quejándose Don
Quijote de la oreja pensó en la slavación del bálsamo de Fierabrás, y le dijo a
Sancho que lo haría y se lo daría para cuando estuviera herido, éste se lo
agradeció asombrado.
A Don Quijote se le había roto media alada, alzó los ojos al cielo y le juró a Dios
tener unatan buena como el gelmo de Mambrino. Don Quijote propuso ir en
camino hacia un castillo, ya que le dolía la oreja considerablemente, aunque
anocheció y tuvieron que dormir junto a laschozas de unos cabreros.

Capítulo 6
Los cabreros acogieron a Don Quijote y a Sancho Panza con gran gratitud,
comieron juntos carne, bellotas dulces y un queso duro como una piedra.
Entonces Don Quijote empezó a hablar sobre la malícia y el egoísmo que
dominaban esos tiempos, frente a la felicidad que se respiraba en los tiempos
de oro, y les dijo a los cabreros que él era de la orden de los caballeros
andantes. Los cabreros comían sigilosamente, cuando uno de los cabreros le
rogó a otro que cantara un romance, pues era un músico enamorado, éste
accedió y cantó el romance. En esto, llegó otro cabrero, el cual anunció la
muerte de Grisóstomo, posiblemente a causa de no ser correspondido por
Marcela, una pastora bellísima a la que todos amaban por su belleza angelical.
Fueron todos al entierro la mañana siguiente, por el camino se encontraron a
unos caballeros y uno de ellos le preguntó a Don Quijote porque iba armado
por tierra pacífica, éste le dijo que se lo exigía su profesión, y el hombre ya se
dio cuenta de que el pobre estaba loco, y quiso comprobar el límite de su
locura preguntándole qué era un caballero andante. Don Quijote respondió que
los caballero andantes, como Amadís de Gaula o Felixmarte de Hircanja,
buscaban aventuras para ayudar a los débiles y a los necesitados. Vivaldo, el
caballero, le dijo que su profesión era muy dura, más que la de un fraile
cartujo. Lo que no le parecíabien a Vivaldo era que los caballeros andantes
tuvieran a sus damas en un altar como un Dios, eso olía a Paganismo, y Don
Quijote dirigiéndose al caballero dijo. “No hay caballero sin dama, como no hay
cielo sin estrellas”. Le contó Don Quijote al hombre quien era su dama,
Dulcinea del Toboso, de belleza inigualable.
En el entierro había mucha gente, puesto que Grisóstomo tenía muchos
amigos. De repente apareció Marcelo en la cima de la peña para confesar su
inocencia y posteriormente desapareció adentrándose en el bosque, dejando
claro que Grisóstomo murió por culpa de su propia insistencia y no se su
crueldad.

Capítulo 7
Cuenta el sabio Cide Hamete Benengeli que Sancho Panza y Don Quijote
buscaron a la dama durante dos horas, mas no encontraron ni rastro de ella.
Pararon en un arroyo apacible a reposar y comieron un poco. Tuvieron la mala
suerte de que estuvieran allí unas yeguas también reposando, y al acercarse
Rocinante para divertirse un rato con ellas, se exaltaron y vinieron corriendo
los arrieros. Hubo pelea entre ellos, eran más de veinte y dejaron a caballero y
escudero por los suelos. Sancho le pidió el Bálsamo a su amo y éste le
prometió que en dos días lo conseguiría.
Llegaron a una venta que descubrió Sancho, discutiendo sobre si era venta o
castillo como le parecía a su amo. Curaron a Don Quijote y a Sancho una
ventera, su hija y una moza. Ya en la cama Don Quijote imaginó que la hija del
ventero era la hija del señor del castillo en donde se alojaba, y que vendría a
acostarse con él en la cama. En éstas apareció la moza, llamada Maritornes,
asturiana, asomándose por la puerta, a palpentas se dirigió hacia el lecho de
nuestro caballero y el otro le tendió los brazos. Se sentó la moza a su lado y
aunque el aliento de la muchacha fuera insoportable, su camisa de arpillera y
sus cabellos deshechos, a Don Quijote le pareció un aliento aromático, una
camisa de seda y unos cabellos de oro, como las princesas de los libros, mas él
le dijo que debía serle fiel a su señora, Dulcinea del Toboso. El arriero al ver
que ignoraba a la muchacha se levantó frenético y empezó a darle golpes, con
el ruido se despertó el ventero, fue a ver lo que ocurría. Maritornes al ver que
se acercaba el amo se metió temerosa en la cama con Sancho Panza. Acudió el
arriero a socorrer a la dama, el ventero a reñirla y se organizó una batalla de
golpes y gritos.
Entró un guardia de la Santa Hermandad que se alojaba en la venta, a Don
Quijote le dieron por muerto, pues estaba tieso, los demás se retiraron. Le
contó el amo al escudero el secreto que él le guardaría, pues le dijo que
aquella noche acudió a su lecho la hija del ventero, la más bella y adorable,
mas un gigante le atacó y quedó peor que el dá anterior cuando le atacaron los
arrieros. Sancho le dijo que él también estaba apaleado, que le habían
aporreado una manada de moros. Don Quijote dijo que ya mismo haría el
Bálsamo. En esto entró un cuadrillero y le dio un candilazo a Don Quijote , pues
éste le había llamado “buen hombre” y esto no estaba bien visto.Nuestro
caballero le pidió a Sancho Panza que fuera en busca del amo de la fortaleza
para pedirle los ingredientes para hacer el Bálsamo de Fierabrás. Regresó
Sancho y al tomarse el Bálsamo Don Quijote vomitó y terminó durmiéndose, se
levantó aliviado, entonces creyó que el bálsamo había funcionado. Se tomó el
resto Sancho pero le sentó muy mal, cuando se recuperó su amo quiso partir,
pero el ventero le exigió que le pagara y entonces Don Quijote se dio cuenta de
que aquello era una venta. Ninguno de los dos pagó, galopando se fue el
caballero y el pobre escudero allí se quedó, pero al oír los gritos Don Quijote de
su pobre compañero volvió a socorrerle, definitivamente huyeron de la venta

Capítulo 8

Sancho le propuso a su amo volver a casa, ya que desde que eran caballeros
solo habían recibido golpes, el otro se sintió ofendido y evidentemente se lo
negó rotundamente. Por el camino se acercaban dos polvaredas inmensas, las
cuales Don Quijote ya las creyó ejército y le contó a su escudero quienes se
estaban enfrentando y el motivo, el emperador Alifanfarón y su enemigo el rey
de los garamantas, por cuestiones de compromisos amorosos no deseados por
las familias. Subieron a una loma y nuestro hidalgo le contaba a Sancho todos
los caballeros que allí peleaban, el otro solo veía lo que realmente había,
ovejas y carneros. Bajó galopando el caballero con rocinante y lo llamaban los
pastores, pero él les ignoraba, acabaron tirándole piedras y lo pisaron la
manada de animales, el pobre acabó tan malherido que cuando lo vieron los
pastores salieron corriendo. Sancho bajó de la loma y su amo le dijo que
aquello era culpa de la envidia de su encantador, el desgraciado hidalgo le
vomitó encima todo el bálsamo que había tomado después del maltrecho. Se
habían quedado sin comida, los dos tenían hambre, mientras andaban vieron
unas luces que se les acercaban, eran unas gentes en procesión que llevaban a
un fallecido, y Don Quijote creyó que eran encamisados y les atacó. Los pobres
indefensos corrieron por el campo menos los que llevaban túnicas largas que
no se podían ni mover, aquellos terminaron apaleados. Se explicaron los
caminantes y el caballero les dejó en paz, mientras Sancho les decía que aquél
era Don Quijote de la Mancha, también llamado el caballero de la Triste Figura,
les dijo a su amo que lo llamaba así por como estaba de desfigurado el pobre y
el hidalgo decidió llamarse así a partir de aquél momento.
Siguieron andando, al llegar a un prado se sentaron y comieron de una
fiambrera de los clérigos, pero tenían sed y fueron a buscar una fuente. En
camino oyeron unos fuertes ruidos y Don Quijote le dijo a Sancho que si no
volvía en tres días que se fuera al Toboso y le anunciase su muerte a Dulcinea.
Como el escudero no quería que su amo se fuera ató los pies de su asno con
los de Rocinante, así el caballo no podía moverse, y Sancho le dijo que Dios
había hecho que el caballo no se moviera conmovido por sus llantos. Al
amanecer arrancaron dirigiéndose a unas altas peñas donde vieron unas casas
de las que salía el ruido estruendo, eran simplemente batanes y Sancho se rió
tanto que su amo se enojó. Entonces empezó a llover y se fueron hacia un
camino.

Capítulo 9
Descubrieron a un hombre que andaba sobre un asno con algo en la cabeza
que relucía, el hidalgo pensó que llevaba el yelmo de Mamibrino y le dijo a su
escudero que iba a por él. En realidad aquél yelmo a ojos de Don Quijote tan
solo era bacía. El hombre al ver al caballero se fue corriendo dejando la bacía
en el suelo, la recogió Don Quijote y le dijo a Sancho que haría que se la
arreglasen. Dejaron el caballo del andantes allí, pues su amo le dijo a Sancho
que las leyes de caballerías no permitían llevarse los caballos de otros. Así
volvieron al camino real.
Sancho le propuso a su señor servir a algún emperador, porque buscando
aventuras poco dinero ganaban, no le pareció mal a Don Quijote pero él creía
que en sus inicios debía ganarse la fama buscando aventuras por el mundo. En
éstas vieron venir a dos hombres con escopetas llevando a otros encadenados.
Don Quijote les fue preguntando uno por uno las causas de sus condenas,
hasta que llegó a uno que iba con más tormento que otros. El hombre le dijo
que él era Ginés de Pasamonte, el cual tenía más delitos que todos los otros
juntos. Le dijo que si quería saber su vida leyera su libro que le daba cien
vueltas a Lazarillo de Tormes.
Don Quijote exigió que soltaran a aquellos infelices y al negarse el comisario el
caballero se le lanzó encima. Acabaron desatándose los presos y el hidalgo les
mandó ir hacia al Toboso y respondió Ginés de Pasamonte tomándoselo como
el gran disparate.
Ginés les guiño el ojo a sus compañeros y todos empezaron a tirarle piedras al
pobre higalgo que acabó en el suelo triste y ofendido.

Capítulo 10
Quisieron resguardarse por miedo a que los encontrase la Santa Hermandad y
se dirigieron hacia Sierra Morena. Encontraron por el camino una maleta, con
unos dineros, unas ropas y un librillo, en el cual había un soneto muy bien
escrito al parecer de Don Quijote. Entonces al alzar la vista hacia a unas
montañas el hidalgo vió a un hombre casi desnudo saltando muy ágil, creyó
que era el dueño de la maleta y se fue hacia su encuentro. Por el camino
encontraron a una mula muerta y pensaron que el hombre desnudo que huía
era el dueño de la mula y la maleta. Oyeron un silbido, era un pastor, el cual el
contó al hidalgo quien era el dueño de la maleta y la mula, que había llegado
un día buscando un sitio donde esconderse y que cuando le veían les asaltaba
poe el camino, se ve que el hombre había enloquecido. Don Quijote quiso
encontrarle, pero entonces apareció allí, nuestro caballero le abrazó como si le
conociera de toda la vida. El Roto de la Mala Figura, como le llamaremos, les
pidió algo de comida y después de las súplicas de Don Quijote por saber sobre
su desgracia les dijo que le siguieran. Aquél chico les contó su desventura:
Muchacho llamado Cardenio, de linaje noble, que había amado con locura a
Luscinda, y al pedirle la mano de la muchacha a su padre le enviaron con el
hijo del Duque Ricardo. Se ve que al segundo hijo el interesaba ser su amigo, y
le contó sus amores hacia una chica la cual cuando estuvo satisfecho huyó, y le
propuso a Cardenio ir a su ciudad para olvidar a la chica, en realidad huía para
cuando su padre se enterase de la infamia. Cuando Fernando vió a Luscinda se
enamoró de ella.
Aquí cortó la historia Don Quijote al oír nombrar a Amadís de Gaula y Cardenio
enfureció en un ataque de locura y les ataco, posteriormente se adentró en las
montañas.
Los dos se dirigieron a buscarle. Don Quijote le pidió a su escudero que le
llevara una carta a su querida Dulcinea.
Se dirigen a un prado y allí el caballero deja suelto a Rocinante para que corra,
eneste episodio Sancho dice que le robaron el burro, episodio que Cervantes
no nos ha contado. Entonces el hidalgo le promete darle los burros que tiene
en posesión y en el librillo de Cardenio firma conforma él le ofrece los burros a
su escudero.
Sancho Panza descubre quien es Dulcinea del Toboso, pues su amo nombra a
sus padres y Sancho le dice que la conoce bien. Escribe la carta para Dulcinea
Don Quijote y se la lee a Sancho, el cual queda atónito y admirado.

Capítulo 11
Sancho se dirigió hacia la aldea donde se encontraba Dulcinea, encontró la
venta donde estaban el barbero y el cura y el escudero les contó sobre Don
Quijote, mientras el hidalgo recitaba poemas amorosos en la montaña. Les dijo
Sancho que su amo y él estaban viviendo muchas aventuras, que él llevaba
una carta para Dulcinea, hija de Lorenzo Corchuelo, que había escrito Don
Quijote el cual estaba completamente enamorado de ella. Sancho se había
dejado la carta e intentó recitarla de memória con los mil disparates.
El cura y el barbero decidieron disfrazarse para engañar al hidalgo e intentar
socorrerle de su extraña locura. Salieron, mas el cura al verse disfrazado de
dama le pidió al barbero que le cambiara el disfraz, Sancho cuando les vió no
pudo contener la risa. Al día siguiente llegaron los tres al lugar, Sancho buscó a
su amo y el cura y el barbero esperaron en un prado, cuando de repente vieron
a un hombre el cual pensaron al analizarlo que era el tal Cardenio del que les
había hablado Sancho. Fueron hacia él, y éste les contó su historia desde el
punto en que le había interrumpido Don Quijote.
Resultó que Cardenio se fue unos días, plan que había organizado Fernando
para salirse con la suya y estar con Luscina, y al cabo de unos días un hombre
le dio una nota a Cardenio de parte de Luscinda, en la que ella le pedía ayuda,
pues su padre quería casarle con Fernando. Se fue a galope y cuando llegó se
adentró en la casa donde ya estaba el cura y los dos prometidos, cuando
Cardenio oyó a Luscinda decir “si quiero” huyó desesperado hacia éstas
montañas a acabar su vida.
Oyeron entonces unos llantos y gemidos, y vieron a un mozo que resultó ser
una mujer, la cual intentó huír cuando se dio cuenta de sus presencias, mas
tropezó y ellos acudieron en su ayuda. Le preguntó el cura que le pasaba y ella
le contó su historia.
Se ve que ella era doncella hija de ricos y que un tal Fernando ( aquí se alteró
Cardenio) había quedado preso de su amor y quería que fuese su esposa. Entró
un día en su habitación y tras muchas súplicas y ruegos ella accedió, mas la
mañana siguiente le dio un anillo pero el noble desapareció. Luego ella se
enteró de que se había casado con una tal Luscinda, pero que ella se había
desmayado, y al desabrocharle la blusa Fernando para que le diera el aire
encontró un puñal y una nota en la que decía que estaba enamorada de
Cardenio. Él quiso darle muerte, pero le sujetaron a tiempo. Dorotea ( como se
llamaba la chica) huyó a éstas montañas, sintiéndose una desgraciada por
haber sido traicionada y deshonrada por aquél pútrido Don Juan.
En éstas llegó Sancho Panza y le conto a Dorotea sobre la locura extraña de su
señor, y ella se ofreció para ayudarles y se vistió de doncella menesterosa, ya
que tenía ropas y había leído muchos libros de caballerías.
La heredera del reino de Micomicón, Dorotea, le pidió a Don Quijote que la
ayudara, puesto que un gigante se había apoderado de su reino. El hidalgo
encantado y así se pusieron en marcha.
Por el camino Don Quijote le preguntó a la princesa de cuantas persona la
había de vengar, la doncella le contó la historia y prometió casarse con él y
que tomara posesión de su reino. Entonces , siguiendo su camino, el hidalgo le
iba preguntando a su escudero las reacciones de Dulcinea ante la carta, qué
hacía, su aroma, sus palabras, y aunque Sancho no la había ni visto iba
afirmando con algún disparate ofendo por en medio.
Se detuvieron un momento en una fuente, por casualidad apareció Andrés, el
muchacha el cual había desatado el caballero del árbol, mientras su amo le
estaba azotando y gritando.

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