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La guerra y la paz

Desarrollo de las fuerzas de defensa


Piedra fundamental - "Bar Guiora" y "Hashomer"

Al termino de Simjat Torá en el ano 1907 se congregaron en Iafo unos jóvenes judíos que inmigraron a
Israel en la segunda aliá y decidieron fundar la asociación Bar Guiora para establecer guardias en las
colonias. El lema de la asociación secreta era "con sangre y fuego Judea cayó - con sangre y fuego Judea se
levantará". Los integrantes de "Bar Guiora" fueron los fundadores de la fuerza militar hebrea en Ertez
Israel.
En el último día de Pesaj de 1909 se congregaron los integrantes de "Bar Guiora" en la aldea de Tabor y
establecieron la creación de la organización de cuidadores con el nombre de "hashomer" cuya meta era
cuidar las aldeas hebreas. El integrante de "Hashomer" era considerado como un personaje "el nuevo
judío" y los integrantes de "Hashomer" activaban en forma clandestina con fuerza y valentía. Diez anos
activó el movimiento de "Hashomer" hasta que se decidió establecer la fuerza militar judía reconocida con
el nombre de "Hagana".
"Hashomer" simbolizaba el principio del movimiento nacional de las fuerzas guerreras del nuevo
asentamiento de Ertez Israel. Estos integrantes cuidaban colonias en la galilea, y aldeas en Samaria y
Judea. Ellos fundaron: Tel Adashim en el valle de Izreel y Kfar Guiladi y Tel Jai en la alta galilea.
Al concluir la primer guerra mundial exigió el partido "ajdut haavodá" la desintegración de "Hashomer"
para pasar a ser la defensa de los movimientos judíos a un movimiento de defensa popular y amplio. El
movimiento de "Hashomer" fue un ejemplo estupendo para los movimientos juveniles sionistas en la
diáspora, dejó su marca para todos los días de defensa del asentamiento hebreo en Ertez Israel.
Regimientos hebreos
Eran unidades en el ejército británico que durante la primera guerra mundial estaban integradas por
voluntarios judíos y era reconocidas como unidades judías. Los comienzos de estas unidades se ven en
los movimientos voluntarios entre los judíos de Ertez Israel, que los turcos habían visto como enemigos y
los habían expulsado a Egipto. Con la iniciativa de Zeev Zabotinsky y Iosef Trumpeldor se creó una
unidad de transporte, que contaba con cuatro destacamentos "gdud naagei hafradot" bajo el mando del
coronel británico, seguidor del sionismo, John Peterson.
La mano derecha y el oficial mayor hebreo era Iosef Trumpeldor Las unidades del regimiento salieron a
Galipoli y cumplieron una labor indispensable y peligrosa en la lucha hasta concluir en una derrota y
ellos volvieron a Egipto a fines de 1916.
El segundo regimiento, era llamado "el primer regimiento para Judea" fue establecido en Inglaterra con la
iniciativa de Zabotinsky y Pinjas Rotenberg y estos soldados participaron en los frentes de lucha en
Jerusalem, Shkem y el valle del Jordán.
El tercer regimiento fue establecido en Estados Unidos con la iniciativa de Itzhak Ben Tzvi y David Ben
Gurion que fueron expulsados de la tierra de Israel y pocos de sus soldados participaron en los
enfrentamientos de 1918 en la tierra de Israel. Hubo quienes desearon transformar el regimiento hebreo
en un ejército hebreo pero los ingleses lo imposibilitaron de cualquier manera.
Nili
Son iniciales de "Netzaj Israel lo Ishaker" - la gloria de Israel no mentirá-, es un apodo al movimiento
clandestino que obró en los anos 1915-1917 bajo el mando de Ahron Aronson, Abshalom Fainberg (1889-
1917, iniciador de la idea), Sara Ahronson y Iosef Linsky (1890-1917) con la meta de cooperar con el
ejército británico para liberar la tierra de Israel de los turcos y con la esperanza de concretar la meta
sionista.
Por intermedio del barco-espía que llegó a orillas de Atlit, llegaron a oídos británicos en Egipto
informaciones de gran valor militar. De una forma astuta llegó Ahron Ahronson al Cairo y allí se unió a
las tropas del general Alenbi.
El movimiento contaba con 40 integrantes, la mayoría de ellos pertenecían a las familias Aharonson,
Fainberg y sus amigos. El Dr Jaim Waitzman apoyó este movimiento, pero los dirigentes del
asentamiento se opusieron a sus actividades. En enero 1917 fue asesinado Fainberg por beduinos en Fatjat
rafiaj, y en septiembre se descubrió esta red con la captura de Naaman Balkind (1889-1917). La mayoría
de los integrantes del movimiento fueron capturados. Sara Aharonson se suicidó y Ruben Swartz murió
por la torturas turcas. Lishanky y Balking fueron ahorcados en Damasco.
Nili deseaba ser una fuerza pública - política en la tierra de Israel y en el movimiento sionista pero
cuando su dirigente Aharon Ahronson falleció en el accidente aéreo (1917) se desintegro.
La Hagana
"El movimiento de defensa hebreo en la tierra de Israel" o con su nombre resumido "Hagana". Era el
cuerpo militar principal y mayor del asentamiento judío en la tierra de Israel y del movimiento sionista
hasta el establecimiento del estado. La "Hagana" activó en un principio bajo el mando de la organización
general y a partir de los anos 30 bajo el mando de los establecimientos nacionales - la organización
sionista y el consejo nacional.
La "Hagana" fue establecida en 1920 a raíz de la desintegración de "Hashomer" y sus companeros y
activistas eran provenientes del movimiento de guardia y de los regimientos hebreos. Desde el día que se
estableció la "Hagana" su cometido era de ser una fuerza militar popular - que integraban hombres y
mujeres aptos para el servicio militar. En 1937 los integrantes de este movimiento eran 30,000 y en 1945
eran 38,000, y en 1947 eran 42,000.
El gobierno británico vio en la "Hagana" un movimiento clandestino por excelencia. Dentro de la
"Hagana" se crearon unidades de campo - hapush, unidades especiales de Wingate, infantería, guardería
y sobre todo el Palmaj. La "Hagana estableció "ataas", sus hombre se ocupaban del asentamiento y de la
inmigración clandestina y sirvió como una base organizada para el ejército de defensa israelí.
Ord Wingate 1903 - 1944
Wingate, hijo de militar británico, nació en la India, y culminó el curso de capitanes en Inglaterra y sirvió
en Sudan, Libia y en la tierra de Israel. Wingate llegó a Israel en 1936 como capitán de información y con
este cargo se relacionó con los dirigentes de la Hagana. El estableció las unidades especiales nocturnas y
los dirigía con un hebreo bíblico.
Sus actividades se basaron en los movimientos de la noche, sorpresivos, iniciativa, agresividad y
terquedad para realizar la meta. El mantuvo un liderazgo militar con el lema de "de tras mio" y sirvió de
ejemplo personal y un personaje destacado militarmente. Como un cristiano creyente Wingate era un
seguidor de la Biblia y vio en el sionismo la concretación de la visión de los profetas y de la meta del
pueblo judío.
En el ano 1939 volvió a Inglaterra al empeorar las relaciones entre el asentamiento sionista y el gobierno
británico. Al comienzo de la segunda guerra mundial sirvió en Etiopía y luego fue transferido al lejano
oriente. En marzo de 1946 Wingate murió en un accidente aéreo en Burma. Sus ensenanzas, su
personalidad y su dirigencia fueron piedra fundamental para muchos de los oficiales de la Hagana y de
Tzahal. Su apodo era "el companero" demostrando así los sentimientos que despertaba entre los
dirigentes del asentamiento judío. Llevan su nombre la colonia juvenil sobre el monte Carmel "Iemin
Ord" y el instituto de educación física "Majon Wingate".
Etzel
(Organización militar nacional) Fue creada en el ano 1937 por los revisionistas y los aprendices del
movimiento Betar.
El movimiento estaba bajo el mando de Zeev Zabotinsky que no estaba integro con la política de
refrenamiento contra los británicos como lo hacía los de la "Hagana". Los revisionistas exigían un
accionar más agresivo, y se caracterizaron por una política agresiva contra los británicos anti-judíos. En el
ano 1937 comenzaron una serie de actividades en contra de los árabes.
Con el estallido de la segunda guerra mundial detuvieron las actividades contra los británicos y
demostraron su preocupación por ayudar en la guerra contra los nazis.
David Raziel comandante del Etzel fue enviado en una misión de espionaje a Irak, y allí fue asesinado.
Menajem Begin fue el nuevo comandante.
Debido al alto en las actividades en contra de los británicos se apartaron un grupo del Etzel, un grupo
extremista, movimiento Leji.
Luego de la guerra mundial los británicos continuaron con su política anti-sionista. El ministro de
exteriores británico Ernest Bowing hizo más estrictas las restricciones contra la aliá y realizaba
continuamente su política del "libro blanco", y fue por eso que los del Etzel intensificaron su lucha contra
los británicos.
A fines de 1945 se creó una cooperación entre la "Hagana" el "Etzel" y el "Leji" formando un "movimiento
de oposición hebreo", movimiento que perduró hasta agosto de 1946.
En agosto de 1946 el Etzel estalló el hotel King David en Jerusalem lo que provocó grandes pérdidas en
los británicos. La respuesta británica fue dura. La agencia judía obligó a la "Hagana" a un alto al fuego,
pero el "Etzel" y el "Leji" agravaron su lucha.
En abril de 1947 fueron ahorcaron 4 combatientes del Etzel en la prisión de Aco. Otros combatientes
fueron condenados a muerte y se suicidaron en la prisión en Jerusalem.
El 1 de junio de 1948 se desintegró el Etzel y sus integrantes pasaron a formar parte de Tzahal. Pero el
comando del Etzel continuó existiendo, y en Jerusalem las fuerzas del Etzel estaban bajo un mando
separado. El intento del comando del Etzel de traer armas en el barco "Altalena" concluyó con una
desgracia al hundir Tzahal el barco el 22 de junio de 1948 y así el Etzel fue desintegrado definitivamente.
Los integrantes del Etzel establecieron el movimiento "Jerut", que es una parte central del partido likud.
Zeev Zabotinsky 1880 -1940
Zeev (Vladimir) Jabotinsky - líder sionista, escritor, orador, periodista y soldado - y el movimiento Sionista
Revisionista que fundó estuvo siempre en controversia, pero dejó su propia marca distintiva en el curso
de la historia sionista, a pesar de los años de su status anti-establishment.
Zeev Jabotinsky nació en Odessa en 1880. Cuando tenía tan sólo seis años de edad falleció su padre,
una tragedia que sumió a su familia en apremios económicos. Un tío recomendó a su madre viuda
enseñar a los niños un oficio. Pero ella quería que recibieran una educación esmerada, a pesar de las
dificultades.
Odessa estaba en su cúspide como centro de la actividad judía y sionista; sin embargo, Jabotinsky
creció empapado más en la cultura rusa que en la judía. A los 18 años de edad se fue de Odessa, viajó a
Suiza y posteriormente a Italia a estudiar derecho.
La prometedora figura de Zeev Jabotinsky como líder y como crítico surgió ya a la edad de 14 años, en
una crítica al sistema de gradación, que publicó en un periódico local. En Berna inició una carrera de
escritor que no abandonaría en toda su vida, sirviendo como corresponsal extranjero para dos diarios de
Odesa (bajo el seudónimo de "Altalena"). Se unió a un grupo de estudiantes rusos y empezó a
interesarse tanto en las ideas socialistas como en las sionistas.
Los artículos de Jabotinsky eran tan populares, que en 1901 su periódico lo llamó de regreso a Odessa
para integrar el equipo editorial. Bajo el impacto del pogrom de Kishinev en 1903, se vio inmerso
rápidamente en las actividades de la autodefensa judía y en las actividades sionistas. Elegido como
delegado al Sexto Congreso Sionista, Jabotinsky quedó profundamente impresionado por Herzl.
Envidioso del fluente hebreo que escuchó hablar en el Congreso, Jabotinsky - que ya hablaba ruso,
francés, inglés, alemán y varias lenguas eslavas - se abocó al estudio del hebreo, convirtiéndose en un
exitoso orador y traductor. Sus escritos incluyen tanto obras originales - poemas, dramas y novelas,
además de ensayos polémicos y filosóficos - como también traducciones de clásicos, y entre ellos una
traducción al hebreo sin parangón del poema de Edgar Allen Poe "El Cuervo", y las obras del poeta
nacional hebreo Jaim Najman Bialik al ruso.
Jabotinsky cobró fama como periodista profesional y publicista combatiente - pero por sobre todo, como
un extraordinario y apasionado orador. Como tal, su tono y su mensaje infundían a las deliberaciones y
aspiraciones sionistas un tono de urgencia, no siempre compartido por los otros líderes judíos.
Viajó por toda Rusia y Europa, reclutando apoyo a la causa sionista en Constantinopla después de la
Revolución de los Jóvenes Turcos y abogando por una incansable actividad política internacional a la par
del continuo asentamiento judíos en Palestina. Jabotinsky sostuvo la importancia del aprendizaje del
hebreo, que consideraba un elemento central en la construcción de la nación - sirviendo incluso por un
pequeño pago de maestro de elocución de los actores fundadores del Teatro Habimá, el primer grupo de
teatro en hebreo, que se convertiría en el teatro nacional de Israel.
Si bien los sionistas socialistas estimulaban a los judíos a luchar por sus derechos civiles como judíos en
sus países de origen, Jabotinsky era escéptico respecto a esta emancipación, sosteniendo que la
salvación para los judíos - tanto a nivel personal como en el de una entidad nacional - se realizaría
únicamente en la Tierra de Israel.
La autodefensa judía se encontraba en el epicentro de la filosofía socio-política de Jabotinsky, como
imperativo físico y como un manantial de orgullo y seguridad personal capaz de "ennoblecer" el espíritu
judío.
Al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914, Jabotinsky se encontró en desacuerdo con respecto a la
estrategia a seguir, frente a la opinión prevaleciente en el movimiento sionista. No convencido de que los
turcos o los árabes se acomodarían a los objetivos del sionismo, abogaba por tácticas más osadas.
Dado que estaba convencido de una victoria Aliada definitiva, Jabotinsky, junto con Josef Trumpeldor,
llamó a la creación de una fuerza judía combatiente que se uniera a los Aliados para liberar Palestina del
dominio otomano. Así podrían ganar un lugar en las negociaciones de paz, con derecho a exigir el
establecimiento de un estado judío independiente en Palestina.
Aunque en un comienzo tanto las potencias Aliadas como la corriente principal del sionismo
manifestaron reluctancia, el Cuerpo de Muleteros de Sión se formó en 1915. Los Muleteros combatieron
en Galípoli, pero posteriormente fueron licenciados. A pesar de las objeciones del liderazgo sionista
oficial, que apoyaba la neutralidad para no poner en peligro a los judíos de Palestina, Jabotinsky
convenció al gobierno británico para que permitiera la formación de tres batallones judíos. Hombre de
acción tanto como de palabra, Jabotinsky se convirtió en oficial del 38o. Regimiento de Fusileros del
Rey, que combatió con el general Allenby en 1917 y fue condecorado por encabezar la primera
compañía que cruzó el río Jordán hacia Palestina. Después de la guerra, Jabotinsky quiso mantener una
unidad judía como defensa contra la creciente hostilidad árabe al sionismo, pero la unidad fue licenciada
por los británicos.
Habiéndose establecido con su esposa y sus dos hijos en Palestina, Jabotinsky pasó a ser el editor del
diario hebreo Hadoar. Durante los disturbios árabes en Jerusalem en 1920, organizó la defensa judía.
Subsecuentemente, Jabotinsky fue arrestado y sentenciado por una corte militar británica a 15 años de
prisión por posesión ilegal de armas. Fue liberado algunos meses más tarde.
En el mismo año, volvió a activar dentro de la organización sionista. Sin embargo, desde la Primera
Guerra Mundial, durante la cual había dirigido las actividades en favor de Inglaterra, se desilusionó
cuando Gran Bretaña adjudicó casi el 80% del territorio destinado originalmente a un hogar nacional
judío a la creación de Transjordania (1922). Decepcionado de Gran Bretaña y enojado por la aceptación
de los sionistas a las medidas británicas, Jabotinsky renunció en 1923 a la Organización Sionista.
Emprendió el establecimiento de una federación sionista separada basada en una "revisión" de las
relaciones entre el movimiento sionista y Gran Bretaña. Esta federación desafiaría activamente la política
británica y exigiría abiertamente la autodeterminación - un estado judío. Las metas del movimiento
Revisionista que fundó incluían la restauración de una Brigada Judía para proteger a la comunidad judía
y una inmigración masiva hacia Palestina, de hasta 40.000 judíos por año.
En 1925, se anunció el establecimiento de la Unión Mundial de Sionistas Revisionistas, con oficina
central del movimiento en París. Jabotinsky pasó los años siguientes dictando conferencias y
colaborando en decenas de publicaciones para promover mundialmente su causa. Vivió en Jerusalem
entre 1927 y 1929. En 1930, mientras se encontraba en el exterior, la administración británica prohibió su
regreso a Palestina cancelando su visa de retorno. Imposibilitado de volver a casa, desde entonces
hasta su muerte, una década más tarde, Jabotinsky luchó por la causa sionista alrededor del mundo. En
o
1931 exigió que el 17 Congreso Sionista hiciera un anuncio claro de los objetivos sionistas - un estado
judío - pero los delegados se negaron a hacerlo.
Seriamente alarmado por la subida al poder de Hitler en Alemania, Jabotinsky presionó en 1933 para
que se realizara un boicot judío mundial contra Alemania, esperando quebrar a Alemania
económicamente; pero los líderes judíos y sionistas se negaron a cooperar. En 1934 se firmó un acuerdo
entre Jabotinsky y David Ben-Gurión, entonces líder del Sionismo Laborista, secretario general de la
poderosa Federación de Trabajadores y vocero indiscutido de la corriente principal del sionismo en
Palestina. El acuerdo estaba destinado a aliviar los crecientes conflictos entre ambos grupos; la
cooperación, no obstante, se frustró cuando la Federación de Trabajadores no ratificó el acuerdo.
Revisionistas y Laboristas permanecerían como amargos adversarios políticos durante las décadas
siguientes.
En 1935, los revisionistas se retiraron de la Organización Sionista en protesta por la negativa de la
organización a establecer clara e inequívocamente que su objetivo final era la creación del estado. Los
revisionistas también alegaban que el movimiento sionista era demasiado pasivo e incapaz de desafiar
las restricciones británicas al desarrollo del Hogar Nacional Judío y a los intentos de los judíos de huir de
Europa hacia la seguridad de Palestina. Jabotinsky centró sus esfuerzos en la ayuda a los judíos para
llegar a Palestina por todos los medios - legales o ilegales. Sintiendo que los judíos de Europa Oriental
estaban en gran peligro, llamó, en 1936, a una "evacuación" de los judíos de Europa Oriental hacia
Palestina para solucionar el problema judío.
Franco y cándido, Jabotinsky compareció ante la Comisión Real para Palestina en 1937 declarando que
"la demanda por una mayoría judía no es nuestra aspiración máxima - es la mínima". Sosteniendo que
muy pronto habría 3 a 4 millones de judíos europeos buscando un puerto seguro en Palestina, comparó
los "alegatos árabes a las exigencias judías" a "los alegatos del apetito versus el hambre". El y sus
seguidores argüían que todo el territorio del Mandato original Británico sobre Palestina de 1920 - que
comprendía toda la Tierra de Israel a ambos lados del río Jordán debía ser parte de la patria judía.
Cuando la Comisión Peel recomendó la partición de lo que quedaba de la Palestina Mandataria en dos
estados, Jabotinsky se opuso al plan. Si bien el liderazgo sionista lo aceptó con reluctancia,
considerando que un estado trunco era mejor que ningún estado, los árabes lo rechazaron.
Al empeorar las condiciones en Europa, Jabotinsky empezó a apoyar la resistencia armada clandestina
contra los británicos en Palestina, y en 1937 pasó a ser oficialmente el comandante del Etzel - la
organización militar clandestina revisionista. Continuó centrándose en el rescate de los judíos de Europa
por todos los medios disponibles, incluyendo algunos de los primeros intentos de evadir las restricciones
de inmigración por medio de la llegada clandestina de inmigrantes por mar.
Sus planes para el futuro incluían la creación de un ejército judío que se formaría después de la Segunda
Guerra Mundial.
Jabotinsky murió repentinamente a consecuencia de un ataque cardíaco, el 4 de agosto de 1940
mientras visitaba un campamento juvenil que operaba en Nueva York el movimiento juvenil revisionista -
Betar.
Jabotinsky dejó un legado intelectual de miles de trabajos y documentos - correspondencia, discursos,
artículos publicados, panfletos y libros - incluyendo un diccionario inconcluso de rima en hebreo, pero los
únicos efectos personales que tenía sobre sí en el momento de su muerte eran U$S 4 y una pipa.
A lo largo de su vida, Jabotinsky estaba convencido de que un estado judío era una necesidad histórica
que habría de llegar. En sus escritos recordaba cómo, a la edad de seis años, había preguntado a su
madre si "los judíos alguna vez tendrían un estado propio". Su madre le había contestado: "por supuesto,
niño tonto". Jabotinsky, que dedicó toda su vida a la consecución de un estado judío, jamás cuestionó la
validez de su respuesta. En 1935, cinco años antes de su muerte, Jabotinsky redactó su testamento,
declarando que a su muerte podía ser enterrado en cualquier lugar, pero solicitaba que sus restos fueran
trasladados a Israel "sólo por instrucción del gobierno judío ki takum" - "que será establecido". En
indicativo.
En 1965, los restos de Zeev Jabotinsky fueron traídos e inhumados en el Monte Herzl en Jerusalem.
. En su nombre es el asentamiento de Najalat Zabotinsky y el edificio "Mezudat Zeev" en Tel Aviv.
Leji
Son las iniciales de "lojamei jerut Israel" - luchadores para la liberación de Israel -era un movimiento
clandestino judío en la época del gobierno británico. Fue establecido en 1940 por Abraham Shtern (Iair).
Los integrantes del Leji, que no estaban bajo el mando de las organizaciones centrales del ishuv, se
apartaron del Etzel por negarse a continuar la lucha armada contra los británicos en la época de la
segunda guerra mundial.
En febrero de 1942 la policía secreta británica descubrió el lugar de escondite de Abraham Shtern y lo
asesinó.
En noviembre de 1944 los integrantes del Leji Eliahu Jakim y Eliahu Bet Tzuri mataron a lord Moyan,
ministro británico de asuntos del medio oriente, luego de descubrirse en él actos graves de antisemitismo.
Ellos fueron atrapados y ahorcados en el Cairo en 1945.
Los integrantes del Leji continuaron con sus actividades contra los británicos. Desde noviembre de 1945
hasta agosto de 1946 el Leji actuó como "movimiento de rebelión hebrea", movimiento común de la
Hagana, Etzel y Leji. Entre las actividades del Leji durante los anos de su existencia: ataques a las bases
militares británicas, sabotaje en las refinerías en Haifa, y destrucción de talleres de trenes en Haifa,
explosión del aeropuerto británico cercano a Kfar Sirkin y más. En mayo de 1948 los integrantes de Leji se
unieron a Tzahal.
Aruguei hamaljut
Una docena de integrantes de la clandestinidad del Etzel, Leji fueron condenados a muerte en la época
del gobierno británico por las actividades realizadas en sus movimientos. El primero de ellos fue Shlomo
Ben Iosef, un integrante del Etzel, miembro del movimiento Betar de Rosh Pina, que disparó a un autobús
árabe por haber asesinado a integrante del Etzel en manos de los árabes. Fue juzgado y condenado a la
horca en junio de 1938. Los companeros del Etzel, Dov Gruner que fue herido gravemente y tomado
como rehén por los británicos al atacar la policía en Ramat Gan, y Iejiel Drasner, Elierzer Kashani y
Mordejai Alkaji, que fueron capturados cuando estaban en camino a secuestrar soldados británicos y
castigarlos como represalia por haber castigado a un combatiente del Etzel por orden de un tribunal
británico, fueron ahorcados en Aco en abril de 1945.
En enero de ese mismo ano fueron llevados a la horca en Cairo "los dos Eliahu" - Eliahu Jakim y Eliahu
Bet Tzuri que fueron apresados en el Cairo luego de atentar contra la vida del lord Moyan ministro
británico en asuntos del medio oriente.
Meir Fainshtein, hombre del Etzel fue capturado en un ataque contra la estación de trenes en Jerusalem,
y Moshe Barzani, del Leji que fue capturado al portar una granada, ellos dos se suicidaron en la cárcel de
Jerusalem, horas antes de ser ejecutada su pena de muerte en abril de 1947. Abshalom Jabib, Meir Nakar
y Iaakov Wais militantes del Etzel fueron capturados luego del allanamiento de la cárcel de Aco, fueron
ahorcados en julio de 1947.
Palmaj
"Primeros siempre seremos a la luz del día y en la oscuridad", así fue escrito y cantado en el himno del
Palmaj.
Palmaj, iniciales de "plugot hamajatz" regimientos de rescate establecidos en mayo de 1941, en el
momento que a la tierra de Israel amenazaba una invasión alemana. El primer oficial del Palmaj e
ideólogo de su establecimiento fue Itzhak Sade que cuando pasó a ser ramatkal de la Hagana, Igal Alon
recibió el mando del Palmaj. Ocupando este cargo de una manera integra, se crearon dentro del Palmaj
varias divisiones: el palmaj marítimo (filim), la brigada aérea, la unidad arabizada, la división alemana, la
división balcánica y las especialidades en patrullaje y sabotaje. Por las dificultades económicas el Palmaj
se sustento, entre los anos 1942 - 1948, por medio de trabajo y entrenamientos en los kibutzim de todos
los movimientos de los asentamientos. En los anos 1945-1947 el Palmaj era el ente realizador principal de
la Hagana y de los movimientos de rebelión hebrea contra los británicos. Sus guerreros estaban
mezclados con la defensa de las colonias, y concretar la inmigración ilegal.
Cuando fue establecido el Palmaj contaba con seis regimientos y en ellos 700 luchadores. E vísperas de la
guerra de la independencia en Palmaj contaba con diez regimientos y 3 brigadas y en ellas 7,000 soldados.
Con el establecimiento de Tzahal de desintegró el Palmaj. De las filas del Palmaj surgieron seis
ramatkalim, 21 coroneles y se crearon 43 asentamientos.
Tzahal
Ejército de defensa de Israel que fue establecido según la orden del gobierno temporario en el mes de Iaar
5708 - mayo 1948. La ley fundamental del gobierno de 1976 fija que Tzahal es el ejército del estado de
Israel, bajo el poder del gobierno y del ministro de defensa. Según la ley de servicio de defensa, Tzahal
está compuesto por fuerzas regulares y fuerzas de reserva.
Las fuerzas de reserva son el componente principal de poder humano de Tzahal y los soldados de
reserva son llamados por lo general, un mes por ano.
Según la ley, el servicio en Tzahal es a partir de los 18 anos, los hombres - 3 anos, las mujeres - 2 anos. Las
tareas de Tzahal son: realizar todo tipo de actividades necesarias para la defensa del estado en caso de
guerra y en caso de paz.
Tzahal debe defender al estado diariamente. En los cincuenta anos de vida tuvo que combatir en varias
oportunidades contra ejércitos de estados árabes y contra organizaciones de terror que quieren danar al
estado y sus residentes.

Las guerras de Israel

La guerra de la independencia
El 29 de noviembre de 1947 se tomó la decisión en la O.N.U de la creación de dos estados en la tierra de
Israel - un estado hebreo y uno árabe. Al día siguiente, el 30 de noviembre al medio día, comenzaron
actividades de represalia de parte de los árabes contra los judíos.
Al estallido de estos acontecimientos de sangre, la Hagana y todas sus ramas contaban cerca de 45,000
personas. De ellos 2,000 portadores de arma como "policía de los asentamientos judíos", más de 3,100
integrantes del Palmaj, 9,500 pertenecían a jish (soldados de campo), 3,000 - en "soldados de guarnición
(jim) y otros 9,500 muchachos y muchachas en la gadna.
A Etzel pertenecían 4,000 hombres 1,000 de ellos en "infantería" y en el Leji - 500 combatientes. Al servicio
de Tzahal se encontraban: 11 aviones de un solo motor y 20 pilotos - en el servicio aéreo del Palmaj, y
otros 20 pilotos de las fuerzas aéreas británicas. En la fuerza marina 350 marineros, entre ellos 200 en
brigadas marinas del Palmaj.
En la armería: 10,000 rifles - entre ellos la mayoría en asentamientos para la defensa. Había carencia de
armas "pesadas", y Tzahal no tenía ni tanques ni canones.
Con el correr del tiempo se realizó un reclutamiento de soldados dentro del asentamiento. Entre los
enrolados se encontraban los integrantes de gajal - guius jutzlaaretz - (enrolados de la diáspora) -
voluntarios del occidente) y majal - mitnadvei jutzlaaretz.
En un principio el frente árabe estaba compuesto por "pandillas", que se dedicaban a atacar en los
caminos y en los asentamientos. También se organizó un "ejército de savataje" de los árabes de otras
tierras. A los árabes les ayudaba la posición hostil de las fuerzas del ejército británico y de la policía, y
principalmente de la legión árabe. Otra fuente eran los "soldados pagos" de distintos ejércitos que se
habían desintegrado - polacos, yugoslavos y alemanes.
La primera etapa
Al comienzo de la batalla las fuerzas árabes sitiaron los asentamientos alejados, lesionaron y obstruyeron
los caminos de comunicación, atacaron en forma concentrada sobre las colonias: kfar Sold, Gush Etzion,
Tirat Tzvi y otros. En los asentamientos mezclados existía un frente. La guerra principal en la
comunicación fue la realizada en el camino hacia Jerusalem. Aquí activaron caravanas con guardias.
Algunos de los caravanas de aprovicionamietno y de refuerzo fueron destruidos - dentro de ellos la
caravana "lamed ehi" a Gush Etzion y la caravana a Ijiam.
La primera expresión de la fuerza militar judía centralizada fue la operación de "najshon" - apertura
(temporaria) del camino a Jerusalem.
La superioridad de nuestras fuerzas comenzó a verse en la liberación de Tiberia y después - en la victoria
de Haifa (vísperas de pesaj 5708). Se liberó la alta galilea este. Tzfat fue liberada. La operación "ben Ami"
trajo la conquista de Aco y acabo con el estado de sitio en las colonias de la galilea oeste. También Bet
Shean fue conquistada. En la periferia de Tel Aviv se realizó la operación "Jametz" y en vísperas de la
declaración de la independencia los árabes de Iafo se rindieron.
Esta época se caracterizó por el derramamiento de sangre. A los cientos de miles ya caídos en los frentes,
se sumaron varios que murieron en bombardeos del enemigos y disparos de franco tiradores. Los viajeros
de la caravana "hadasa" y de la universidad fueron asesinados en camino al monte Scopus. Las fuerzas de
los guerreros judíos se habían apoderado de una gran parte de Jerusalem que había estado en manos
británicas - luego de haber abandonado el lugar - pero Gush Etzion cayó y también Atarot y Neve Iaakov.
Al acercarse el final del mandato británico, se supo que hubo un cambio en la fuerza militar judía. Ahora
estaba más consolidada en el aspecto de organización separada en brigadas, experimentada y reforzada
en armas. Los puntos principales de debilidad eran el neguev sitiado, el frente de Latrun - Shaar Hagai a
la entrada de Jerusalem.
La invasión de los ejércitos árabes
El 5 de iaar de 5708 - 14 de mayo de 1948 se declaró el establecimiento del estado de Israel.
Esta fecha también es conocida como la invasión de los ejércitos de los estados árabes: Egipto, Jordania,
Irak, Siria y Líbano y también "voluntarios" de Arabia Saudita y Yemen.
El joven ejército israelí y muchos asentamientos en las fronteras y de zonas sitiadas tenían la misión de
defensa y de expulsar a los invasores. En el norte un punado de defensores del kibutz Gesher alejaron el
ataque iraquí. Una amarga batalla se esparció en el valle del Jordán, la zona de Tzemaj pasó de mano en
mano y dos colonias - Masada y Shaar Hagolan, fueron abandonadas y luego de un tiempo conquistabas
por los sirios, pero al poco tiempo fueron expulsados por el ejército israelí y las colonias fueron
reconstruidas de sus ruinas.
Es recordada la valentía del kibutz Degania frente a los tanques del enemigo en sus puertas. Los
"soldados de salvataje" fracasaron en la tentativa de conquistar a Seyera, pero no en todos los lugares las
fuerzas israelíes pudieron defenderse de los ataques - y así cayeron Mishmar Hairden en manos de los
sirios. En el frente de Jerusalem fueron expulsados los ataques a Ramat Rajel, pero la ciudad vieja quedó
en manos del enemigo luego de varios intentos de entrar en ella. Fracasaron los esfuerzos de conquistar
Latrun y abrir el camino hacia Jerusalem, pero se conquistaron varios fortines que posibilitaron entregar
manutención a la ciudad en forma improvisada - "derej burma".
En el sur avanzaron los invasores egipcios hasta Ashdod, y allí fueron frenados por el ataque de las
fuerzas aéreas a través de 4 aviones que acababan de llegar de Checoslovaquia. Mientras tanto había que
abandonar Kfar Darom y en manos egipcias cayeron Iad Mordejai y Nitzanim Por la resistencia del
kibutz Negva a los repetidos ataques, se le atribuyó una importancia moral y militar.
Cese de fuego
El 11 de junio entró en vigencia el primer alto al fuego. En este período fue aprovechado para recobrarse
y reorganizarse. Al resumen de los logros obtenidos se agregan no sola la lista de los caídos, sino también
el trágico evento al undirse el barco "Altalena" - que el Etzel traía armamentos a las orillas de Israel.
El 8 de julio se renovó la guerra y comenzaron las disputas de "los diez días". Hubieron triunfos en el
frente de la galilea (Shefaram, Tzipori, Nazeret). En una operación relámpago las fuerzas israelíes
conquistaron Lud, Ramle y la periferia. Hubo también una disminución de tensiones en el frente de
Jerusalem. Nuevamente se intentó conquistar Latrun - sin éxito alguno. Mientras que el camino a
Jerusalem fue asegurado. continuaron las luchas para abrir el camino hacia el neguev.
Renovación de la guerra
El 19 de julio entró en vigencia el segundo cese de fuego - según la resolución del consejo de seguridad
por un tiempo indeterminado. La negativa de los egipcios de cumplir con la condición de cese de fuego y
posibilitar el pasaje de caravanas al neguev, sirvió como escusa para la actividad militar de Tzahal, que
condujo a la derrota total del ejército egipcio. En la operación "Ioav" fue liberado Beer Sheva y Bet Gubrin.
En el final se conquistó una de las fuerzas extranjeras - Mishteret Irak Sudan. Se levantó el sitio de Sdom.
Se realizaron operaciones para la liberación de aldeas en el Líbano. También se alejaron las fuerzas
invasoras del neguev occidental.
En la operación "Jorev" nuestras fuerzas penetraron hasta el El Arish y hasta le corazón de Sinai. Luego
de una presión política se retiraron a los límites anteriores de la tierra de Israel.
En 7 de enero de 1949 comenzó el cese de fuego con lo egipcios, luego que aceptaran mantener
negociaciones sobre el armisticio. El 24 de febrero se firmó en Rodos un acuerdo de armisticio con Egipto.
En el frente sureno se completó la operación de "Uvdá", se conquistó la aravá hasta Eilat. En 23 de marzo
se firmó un tratado de armisticio con Líbano, el 3 de abril con Jordania y el 20 de julio - con Siria.
Actividades de represalia
Al concluir la guerra de liberación, cuando los árabes entendieron que no posen ni una posibilidad de
una guerra abierta, comenzaron con actos terroristas. Ellos organizaron las unidades terroristas y de
asesinatos - Fedaiun - que se infiltraron a las colonias hebreas, asesinando y destruyendo. Desde la guerra
de la independencia hasta la operación Kadesh en 1956 cayeron 125 soldados y ciudadanos y miles fueron
heridos.
En el ano 1953 se estableció la unidad especial para combatir fuera de las fronteras - "La unidad 101", que
los luchadores eran destacados por su valentía, su estado físico y por luchas arriesgadas. Ellos se
infiltraron en territorios jordanos y la franja de Gaza para realizar actos de represalia, allí se escapaban los
asesinos árabes luego de sus actos sanguinarios.
La operación Kadesh
La operación del Sinai (operación Kadesh) estaba destinada a quitar de Israel la amenaza continua que
impusieron los egipcios, sirios y jordanos.
En los comienzos de los anos 50 Egipto recolectó un gran número de armamento soviético en Sinai y
volvió a declarar que está preparada para una guerra para exterminar Israel. En los comienzos de febrero
Egipto declaró que esta preparada para accionar y su armamento está colocado a lo largo de todo el
frente. En octubre se unió Jordania al mando militar común de Egipto y Siria. La amenaza árabe llegó a su
límite, y hubo un reclutamiento general en Israel. En aquellos días los ingleses y franceses programaron
expandirse sobre la zona del canal de Suez, e Israel programó cooperar en el ataque a Egipto.
El 29 de octubre de 1956 comenzó la operación Kadesh. Las fuerzas israelíes conquistaron la franja de
Gaza, el estrecho de Tiran y el desierto de Sinai. En ese mismo momento las fuerzas inglesas y francesas
invadieron la zona del canal de Suez. La intervención brusca y amenazadora de Rusia, junto con la
presión americana, llevaron a un retiro de los ingleses y franceses del canal de Suez y el retiro de Tzahal
del Sinai.
La guerra de los Seis Días
10 anos después de la operación Kadesh continuaron los ataques de los Fadaiun a los asentamientos de
Israel. Aumentaron las amenazas de los árabes de exterminar a Israel. En la primavera de 1967 fue alejado
- según la petición de Egipto - la fuerza de emergencia de la O.N.U de la franja de Gaza, de Sinai y de
Sharem Ashej, que habían sido establecidas desde la operación Kadesh. Egipto cerró el canal de Suez y el
estrecho de Tiran a los barcos israelíes y de esta manera quedaba cerrada la única salida de Israel al
oriente, en donde se encontraban sus fuentes principales de petroleo. Se firmó el pacto de defensa entre el
rey Huseim con el gobernador egipcio, Gamal Abdul Naser, y así se firmó el acuerdo entre Egipto e Irak.
Israel se preparó y realizó un reclutamiento total. Se estableció un gobierno de unión nacional.
El día lunes 27 de Iaar 5727, 5 de junio de 1967, estalló la guerra que se extendió solamente seis días. Con
ataques sorpresivos, la fuerza aérea israelí destruyó la fuerza aérea egipcia estando aún en tierra. Más de
300 aviones fueron exterminados y los aeropuertos de Egipto quedaron fuera de Servicio. Las fuerzas
blindadas, infantería y paracaidistas penetraron en el frente egipcio, llegaron hasta el canal de Suez y
liberaron el estrecho de Tiran y Shaaram Hashej.
A pesar de las prevenciones de Israel, Jordania se unió a la guerra y Jerusalem fue bombardeada. Las
fuerzas israelíes liberaron Jerusalem oriental, la ciudad vieja - incluyendo el Muro de los Lamentos y el
Monte del Templo - Judea y Samaria, y llegaron hasta Jordania. En el norte fue conquistado ramat
hagolan hasta el cruce de Cunetra. Cuando concluyó la guerra el 10 de junio Israel gobernaba sobre toda
la tierra de Israel occidental, el desierto de Sinai y la franja de Gaza.
La guerra de Iom Kipur
En la tarde de Iom Kipur del ano 5734, 6 de octubre de 1973, los ejércitos egipcios y sirios abrieron fuego
en forma sorpresiva y en acuerdo en los frentes de Sinai y del golán, ayudados por otros países árabes.
Las fuerzas egipcias atravesaron el canal de Suez y pasaron fuerzas blindadas al Sinai. Las fronteras de
Tzahal en las alturas del golan fueron quebrantadas, las posiciones del Jermon conquistadas y las fuerzas
sirias llegaron al puente Bnot Iaakov.
Las fuerzas de Tzahal realizaron intentos de frenar los ataques, hasta que las fuerzas de reserva se
organizaran y fueran enviadas al frente. La fuerza aérea luchó con fuerza y valentía pero muchos de los
aviones fueron derribados por misiles Sam perfeccionados. La fuerzas blindadas israelíes fueron danadas
con armamento anti tanque perfeccionado que poseía el enemigo.
Luego de duras batallas fueron frenados los ataques egipcios y sirios. El enemigo se retiró y las fuerzas de
Tzahal cruzaron el canal de Suez y se establecieron a 25 kilómetros del lado oeste. El 22 de octubre de
1973, luego de 17 días de luchas cruentas, el consejo de seguridad estableció el cese de fuego y el 24 de
octubre hubo un cese de fuego en el frente egipcio.
La operación Entebe
A fines de junio de 1976 fue secuestrado un avión de la companía " Air France" y fue llevado hacia
Entebe, capital de Uganda por terroristas árabes. En Entebe los secuestradores dejaron en libertad a todos
los pasajeros menos a los 38 israelíes y la tripulación los cuales sirvieron como rehenes. En cambio de la
liberación de estos rehenes Israel debía liberar 40 terroristas que estaban presos en Israel.
El gobierno de Israel comenzó negociaciones con los secuestradores y mientras tanto el comando general
preparaba un plan para liberar a los rehenes. El gobierno en cabezado por Itzhak Rabin, autorizaron el
plan con muchas dudas. Luego de una semana del secuestro 2 aviones de carga aterrizaron en Uganda y
en ellos fuerzas israelíes.
La fuerza de Tzahal que se encontraba en el primer avión salió desde el avión al ataque en jeeps, con gran
agilidad y rapidez tomo posesión del edificio en el cual estaban los rehenes y los liberó. Los
secuestradores murieron en el lugar, y toda la fuerza volvió a Israel. En un avión había un coche
Mercedes negro y en el un soldado gordo especialmente, que se disfrazó de presidente de Uganda que en
esos momentos era - Idi Amin. Esto era para crear una imagen a los guardias de Uganda que Idi Amin se
encuentra dentro de la acción. En esta acción murió Iony Netaniahu, jefe de la unidad especial la cual
logró controlar a los secuestradores.
Esta actividad provocó un gran entusiasmo y éxtasis en Israel y en el mundo entero de la capacidad de
Tzahal y poder accionar a la perfección y con eficiencia aún lejos de los límites de Israel para salvar judíos
en caso de opresión.
La guerra "paz para la galilea"
Ocurrida el 6 de junio de 1982. Quince anos después de la guerra de los Seis Días, Tzahal emprendió la
operación "shlom hagalil" - paz con galilea cuya meta era alejar a los terroristas a 40 kilómetros de la
frontera norte, y de esta manera conseguir el silencio deseado para las colonias del norte. En pocos días la
operación se expandió y se transformó en una verdadera guerra y las fuerzas de Tzahal llegaron hasta la
periferia de Beirut y comenzaron los enfrentamientos con los sirios. La guerra de "slom hagalil" o la
guerra del Líbano que estaba prevista ser una guerra corta paso a durar meses y anos y con el pasar del
tiempo aumentaban el número de pérdidas.
La operación "din vejeshbon" - ajuste de cuentas
Desde los anos 70 el sur del Líbano es el problema corriente de la seguridad de Israel. Luego de una
escalada en la situación en el verano de 1993 decidió el gobierno encabezado por Itzhak Rabin la
operación de "din vejeshbon" en la cual bombardearon bases, concentraciones de fuerzas, campamentos
de entrenamiento y puntos estratégicos de la Hizbola - organización terrorista musulmana chiita
fundamentalista. Luego de 5 días de bombardeos se consiguió un alto al fuego y se convino "el ajuste de
cuentas" por intermedio de los americanos entre los israelíes y la organización terrorista hizbola.
Operación "invei zaham" - operación relámpago
La tranquilidad en la frontera del norte no se consiguió con la guerra "paz con galilea" y tampoco con la
operación "din vejeshbon". Luego de un largo período de intranquilidad el gobierno decidió, en abril de
1996 la operación de "invei zaham". El fuego en el Líbano continuó varios días pero la presión de las
potencias del occidente encabezadas por los americanos, provocaron que Tzahal cese el fuego a fines del
mes de abril se firmó el acuerdo de cese al fuego.

La lucha por la paz


El acuerdo de paz con Egipto
A principios de noviembre de 1977 el presidente de Egipto , Anuar Sadat sorprendió a Israel y al mundo
entero informando que él esta dispuesto a venir a Jerusalem y pronunciar un discurso en la kneset. El
primer ministro Menajem Beguin aceptó el desafio y lo invito oficialmente.
A la derecha, profesor Efraim Katzir, presidente del estado de Israel. A la izquierda, Menajem Begin,
primer ministro de Israel.
Dieciséis meses después de la histórica visita de Sadat a Jerusalem se firmó el tratado de paz entre Israel y
el estado árabe. El 6 de marzo de 1979, sobre los campos de "La casa blanca" en Washington se
encontraban los tres socios del pacto- El primer ministro de Israel Menajem Beguin, el presidente egipcio
Anuar Sadat, y el presidente de los Estados Unidos, Jimy Karter.
Las conversaciones entre Israel y Egipcio se encontraron muchas veces en un callejón sin salida y el
presidente Jimy Karter fue el que mas aporto para conseguir el histórico acuerdo que irrumpió el circulo
de odio contra el estado de Israel.
Intifada
Grandes tumultos estallaron en diciembre de 1987 en la franja de Gaza y luego en Judea y Samarea.
Dichos tumultos que organizaron los palestinos incluyeron lanzamiento de piedras, bombas molotov,
incendiado de ruedas y manifestaciones en masas. Los palestinos se enfrentaron a las fuerzas israelíes, y
sufrieron grandes perdidas, a pesar de esto continuaron manifestando y protestando. "Intifada"
(despertar sacudir)- así fue llamado este nuevo proceso. Ellos recibieron una gran cobertura de la prensa
internacional y Israel se dificultó en frenar toda la violencia palestina y a sus simpatizantes.
El gobierno, el ministerio de defensa y Tzahal pronosticaron en un comienzo que en pocos días se
calmaran los espíritus, así como aconteció en otros disturbios. Luego de unas semanas era claro que las
cosas no eran así. La intifada dura 6 anos.
El pacto de Oslo Israel-O.L.P
El ano 1993 fue un ano de revolución dramática en la historia del medio oriente. Israel y la OLP luego de
anos de enemistad, firmaron un pacto, que significaba el alto al fuego, y traspasar la franja de Gaza y la
zona de Jericó a los palestinos.
El 20 de agosto de 1993 se firmo "pacto de Oslo". En Israel, en el mundo árabe y el mundo en general
recibió el acuerdo con gran sorpresa.
El 13 de septiembre de 1993 se firmo un pacto sobre el campo de la casa blanca en Washington. Israel
reconoció a la O.L.P. y ellos a la paz, y borrar los incisos de la alianza que llaman al exterminio de Israel,
Itzjak Rabin dijo : "basta de lagrimas y sangre", y "comienza un nueva era", Iaser Arafat declaró: "La tierra
de la paz desea la paz".
El tratado de paz con Jordania
Durante decenas de anos se encontaron dirigentes israelíes en secreto con Husein, rey de Jordania que no
estaba de acuerdo en mantener conversaciones en público. A mediados de 1994 se rompió el hielo.
En los meses de verano se realizaron conversaciones entre Israel y Jordania que rápidamente fueron
descubiertas. En pocas semanas se pulieron las otras diferencias. Periodistas israelíes fueron invitados a
Jordania. Perta, un lugar desconocido por lo israelíes desde los anos 50, abrió sus puertas ante ellos.
En julio declaró Abd El Salam Almazali, primer ministro de Jordania, el "fin de las guerras". Shimon Peres
declaró: "llegaron momentos de paz". Rabin y Husein realizaron "un encuentro cumbre" siguiendo las
recomendaciones del presidente Clinton en la casa blanca en Washington.
El acto de la firma del pacto de paz entre Israel y Jordania se realizó el 26 e octubre de 1994 en el nuevo
cruce de fronteras al norte de Eilat. El invitado de honor fue el presidente Clinton. Rabin y El Mazali
firmaron el tratado. El rey Husein, el presidente de Israel, Ezer Waitzman, Shimon Peres y Clinton se
estrecharon las manos. Miles de globos de colores fueron lanzados al aire al firmarse el acto de paz.

La segunda Intifada
Durante el mes de julio de 2000 se reunieron en la base militar "Camp David" en los Estados Unidos, el
primer ministro de israel Ehud Barak, el presidente de la autoridad nacional palestina iaser Arafat y el
presidente americano Bill Clinton. En dicho encuento se trataron a lo largo de casi tres semanas los
problema que estan relacionados entre Israel y los palestinos. El escritor Marcos Aguinis describio lo alli
ocurrido "Recordemos lo que trascendió de Camp David: Barak propuso compartir la soberanía de Jerusalén, pero
Arafat dijo no. Entonces ofreció que el Monte del Templo quedase bajo jurisdicción del Consejo de Seguridad de la
UN, y Arafat también dijo no. Llegó incluso a conceder una nueva partición de Jerusalén -tabú para los israelíes-
entregándole los barrios árabes de la parte oriental. Otro rechazo. Hemos visto la diferente actitud de ambos líderes
cuando regresaron de la frustrada reunión. Han sido notables las imágenes trasmitidas por TV. Barak aterrizó triste
y abrumado porque sus concesiones, sin precedentes, no habían conseguido la deseada paz. El presidente de la
Autoridad Palestina, en cambio, fue ovacionado como un héroe por haberla abortado. Ahí empezó el nuevo y lúgubre
capítulo."
Luego del fracaso de las negociaciones la situación continuo bastante tensa, pero estable. Israel a través de
su primer ministro prácticamente ofreció lo máximo que podía dar, incluso Barak fue mucho más allá de
sus limites rojos de acuerdo a lo que presento en su campaña electoral en 1999. Los palestinos
continuaron en su negativa. El presidente Bill Clinton acuso en forma indirecta a los palestinos del
fracaso de las negociaciones.
El jefe del Likud, (El Likud en aquel entonces era el partido opositor al gobierno de Barak), Ariel Sharon
quiso poner claro ante la población Israelí que el monte del templo es patrimonio del pueblo judío y
decidió hacer una visita al lugar.
Aquí debemos hacer un paréntesis y explicar que durante los siete años que pasaron desde el tratado de
Oslo firmado por Itzjak Rabin y Iaser Arafat, si bien hubo altibajos en las relaciones entre israelíes y
palestinos. La propaganda anti-israeli nunca seso en la radio nacional Palestina, en sus libros de estudio
de escuelas primarias y en sus movimientos juveniles en los cuales a niños y adolescentes se les enseñaba
a disparar y odiar al enemigo sionista. Para que toda esta generación que creció en base al odio a Israel lo
unico que hacia falta es dejarles actuar como mejor les pareciera con los israelíes, las consecuencias ya las
hemos visto.
Arafat utilizo como excusa la visita de Ariel Sharon al monte del templo para dar mano libre a los
desmanes, que comenzaron a fin de septiembre conocidos como la segunda intifada. Ni siquiera el mismo
gobierno de Barak acuso en ningún momento a Sharon por los hechos ocurridos.
A partir de fines de septiembre del año 2000, grupos armados que responden a Arafat directamente
atacan a posiciones israelíes disparando contra ellas, centenas de jóvenes con piedras y bombas molotov
atacan periódicamente a soldados israelíes en posiciones fronterizas con la autoridad Palestina. Lugares
sagrados para el judaísmo fueron quemadas entre ellos la tumba de Iosef y la milenaria sinagoga de
Jerico.
La prensa internacional apoya en su mayoría a los Palestinos y acusa a Israel por el uso desmedido de la
fuerza y por disparar contra indefensos. Israel al parecer fracaso en el campo de la opinión publica
internacional porque incluso que en la realidad Israel es atacado y solo se defiende de los distintos
ataques que sufre paso a ser un país al cual se lo describe como un gigante que ataca al pobre pueblo
palestino indefenso. En el mejor de los casos el periodismo internacional quiere acusar a los dos lados de
la violencia ocurrida, cuando Israel no hace más que defenderse o retribuir a los ataques recibidos.

Israel en el Islam*
*Israel en el Islam esta tomado del libro "Tierras por Paz, Tierras por Guerra"
(Ensayos del Sud: 2002) de Julian Schvindlerman

No es que Israel sea provocativo; el que Israel sea es provocativo.


—George Will, columnista del Washington Post.1
Antes de introducirnos en la temática relativa al lugar que ocupa Israel en el
pensamiento y la teología musulmana es imperioso quebrar una percepción de gran
difusión en Occidente: el mito de que el Islam fue altamente tolerante hacia sus
minorías, incluyendo a los judíos. Puesto que solo mediante una comprensión cabal
de la actitud histórica y teológica del Islam hacia los judíos podrá entenderse con
justicia la actual hostilidad árabe-musulmana hacia el estado judío, Israel. Líderes
árabes han propagado la noción de la hermosa coexistencia sin pausa y apologistas
occidentales la han abrazado con entusiasmo. Dijo en 1937 el Mufti de Jerusalén,
Haj Amin al Huseini: “[Los judíos] siempre han vivido previamente en países árabes
en completa libertad, como nativos del país. De hecho, el gobierno musulmán ha
sido siempre conocido por su tolerancia (...) según la historia, los judíos han tenido
una apacible y pacífica residencia durante el dominio árabe”.2 Análogamente se
expresó el titular de la OLP, Yaser Arafat, en 1968: “No estamos en contra de los
judíos (...) hemos estado viviendo uno con el otro en paz y fraternidad,
musulmanes, judíos y cristianos, por varios siglos”.3 Unos años después, en 1973,
el Rey Faisal de Arabia Saudita dio eco a este espíritu de armonía fraternal con
estas palabras: “Antes de que el estado judío fuera creado, no existió nada que
dañara las buenas relaciones entre árabes y judíos”.4 El representante kuwaití ante
la ONU dijo ante la Asamblea General en 1975 durante el debate de la resolución
“Sionismo es racismo” que “...fue solo cuando los sionistas vinieron que, a pesar de
nuestra hospitalidad hacia el judío, mostramos hostilidad hacia el sionista”.5 El Rey
Husein de Jordania, por su parte, afirmó: “La relación que permitió a árabes y
judíos vivir juntos por siglos como vecinos y amigos ha sido destrozada por
acciones e ideas sionistas”.6 Otros varios líderes árabes han proclamado similares
frases de armoniosa coexistencia entre ambos pueblos a lo largo de la historia. Esta
impresión no se limita al relato árabe solamente sino que encuentra amplia difusión
en círculos occidentales. Que una agenda política actúe de agente motivador de la
posición árabe es comprensible. Su objetivo es focalizar la creación del Estado de
Israel como el catalizador de un conflicto inter-fraternal, cuyo mismo
establecimiento arruinó una idílica, tranquila y mutuamente beneficiosa relación
previa. La conclusión lógica del planteo puede sintetizarse en las siguientes
palabras: remuevan el estado judío y el hermoso vínculo perdido retornará.
Quienes afirman que antes del advenimiento del Islam en el siglo VII, judíos y
árabes efectivamente gozaron de relaciones armoniosas, están en lo cierto.
Elogiosas palabras en cuanto a las nobles cualidades de los judíos pueden
encontrarse en la literatura árabe antigua. Aquí estamos explorando, sin embargo,
cómo el Islam -desde su aparición en la escena histórica catorce siglos atrás- trató
a “sus” minorías, especialmente a los judíos. Vale acotar que la presentación pro-
islámica en algunos círculos de Occidente en torno a la relación judeo-musulmana
de siglos anteriores toma importante distancia del clásico y utópico relato árabe
arriba mencionado. La postura generalmente plantea no que hubo relaciones
armoniosas per se, sino que en comparación al trato que los judíos recibieron en
manos del Catolicismo (especialmente durante el medioevo), la actitud islámica fue
más benigna. Esta impresión es totalmente correcta. Durante el yugo eclesiástico
católico los judíos sufrieron enésimas veces más que durante el dominio musulmán.
Pero tal como observaron Dennis Prager y Joseph Telushkin en su formidable
estudio sobre el antisemitismo, Why the Jews?, esto dice mucho más acerca de la
condición de los judíos dominados por los cristianos que sobre el trato musulmán.
En tanto que durante el dominio musulmán los judíos raramente experimentaron
las torturas, pogroms y hogueras públicas que caracterizaron la vida de las
comunidades judías durante la Europa cristiana medieval, sus vidas bajo el Islam
fueron, en el mejor de los casos, signadas por la discriminación, la degradación y la
inseguridad.7 Hay, sin embargo, un aspecto subyacente en esta comparación que
merece observación. El hecho de que el Islam califique como “benigno” respecto al
tratamiento al que sometió a los judíos solamente en comparación al mal absoluto
que representó el catolicismo medieval, es en sí mismo un muy elocuente
comentario sobre el particular. Puesto que indica que solo juzgado por un estándar
tan bajo puede emerger moral e históricamente limpio de su propio pasado. Podrá
decirse en la actualidad del movimiento islámico fundamentalista Hamás que, hasta
tanto no construya un Auschwitz en Gaza, su conducta vis-à-vis los judíos es
benigna respecto a la de los Nazis. Pero solamente juzgado en función a su propio
mérito puede uno genuinamente arribar a una conclusión acerca de la naturaleza
de un grupo terrorista que eligió la auto-inmolación como método y a los judíos
como su objetivo. Hecha esta salvedad entonces, veamos que tan tolerante fue
históricamente el Islam respecto a los judíos.
Desde su advenimiento en el siglo VII y hasta el siglo siguiente, el Islam se
esparció con singular rapidez ganando terreno tanto geográfico como religioso. El
primer encuentro de los guerreros musulmanes con las cultas y ricas comunidades
judías lejos estuvo de haber sido signado por la hostilidad o por el atropello, a
punto tal que los judíos ocuparon en este período roles administrativos importantes
en los nuevos territorios árabes. Si bien el Islam casi desde su nacimiento creó una
teología y una ley religiosa repleta de elementos anti-judíos (ambas serán
analizadas luego), estos -en la era temprana del Islam- permanecieron en una
dimensión teórica y raramente se materializaron en la práctica. La posición de los
judíos durante el dominio musulmán en los primeros siglos fue de una naturaleza
tal que les permitió sobrevivir e incluso en muchos casos progresar económica y
socialmente. Túnez, Iraq, Egipto, entre otros, vieron el florecimiento de sus
comunidades judías, principalmente en el comercio y la academia, e incluso en
muchos casos los judíos también ocupaban cargos de médicos, astrónomos y
funcionarios de la corte. Pero en ningún otro país como en España alcanzaron los
judíos una posición de franca prosperidad. En su ambiente estimulante pudieron
desplegar su erudición filosófica, entre otros, Abraham Ibn Ezra, Yehuda Halevi, Ibn
Gavirol, Shmuel ha-Nagid, y Moshe ben Maimón, este último también médico de la
corte egipcia. Es oportuno destacar, sin embargo, que no todo el período en el cual
los judíos estuvieron bajo reinado musulmán fue armonioso. Uno tan solo debe
recordar que el prestigioso filósofo Maimónides llega a Egipto huyendo de
conversiones forzosas de Marruecos y antes de allí había debido escapar con su
familia de su España natal por la misma razón. Esto evidencia instancias de
persecuciones que lamentablemente también han caracterizado el yugo islámico.
Veamos unos pocos esporádicos ejemplos:
Iraq: en el siglo XI las mujeres judías debían usar un zapato rojo y uno negro. En
el siglo XIV las sinagogas de Bagdad fueron destruidas. En el siglo XVIII los judíos
de Basra fueron asesinados.
Marruecos: en el siglo XI, seis mil judíos fueron asesinados en Fez. En el siglo XII,
los judíos fueron forzados a convertirse, los ciento cincuenta que se negaron fueron
asesinados. De los conversos, aquellos que no lograban convencer al gobernante
musulmán de la sinceridad del acto de conversión, eran exterminados, su propiedad
confiscada y sus mujeres dadas a musulmanes. En el siglo XV toda la comunidad
judía fue acusada de haber asesinado a un musulmán y solo unas pocas familias
escaparon con vida del pogrom. El siglo XVII presenció similares persecuciones.
Palestina: en el siglo XVI el Sultán Murad III legisló que mil judíos de Sfad serían
deportados a Chipre. En el siglo XVII, los judíos fueron perseguidos porque había
sequía y fueron acusados de que por tomar vino paró de llover. En el siglo XVIII
libelos de sangre estimularon más persecuciones. Durante el siglo XIX los judíos
debían pasar a un musulmán por el lado izquierdo, que es el identificado con el
diablo. Las sinagogas debían estar ubicadas en lugares remotos, en tanto que los
judíos debían rezar casi en silencio. Además debían pagar impuestos especiales
para salvaguardar la integridad física del cementerio del Monte de los Olivos, la
Tumba de Rajel camino a Belén, y para no ser atacados en el camino a Jerusalén.
Yemen: en el siglo XVII en casi todo el país, los judíos fueron expulsados de las
ciudades y aldeas. Llamados a retornar un año más tarde, fueron confinados a
ghettos fuera de las ciudades. Durante la expulsión la sinagoga fue transformada
en una mezquita. Niños musulmanes podían arrojar piedras contra los judíos sin
reprimenda alguna. Hasta la expulsión de los judíos en 1948, los niños judíos que
perdían a su padre eran considerados propiedad del estado y convertidos al Islam.
Egipto: en el siglo once el barrio judío fue destruido, y los judíos fueron obligados a
colgar de sus cuellos bolas de dos kilos. En los siglos XIV, XV y XIX estallaron
“revueltas anti-dhimmis”. Un historiador documentó seis persecuciones inspiradas
en libelos de sangre solamente entre 1870 y 1892.
También ocurrieron masacres contra las comunidades judías en Siria (1840 y
1936), Libia (1945), Argelia (1801) y a lo largo de todo el mundo árabe entre 1948
y 1967.
Vale decir que la situación de los judíos durante la égida musulmana conoció tanto
épocas felices de bienestar y florecimiento, como épocas negras de brutales
persecuciones. Entre los dos polos opuestos extremos (armonía y persecuciones) -
ambas manifestaciones ocasionales en catorce siglos de dominio musulmán- se
encuentra una norma primordialmente caracterizada por la intolerancia y la
discriminación religiosa. Salvo cortos períodos de florecimiento, por un lado, y
violentos pogroms, por el otro, la vida judía bajo el Islam muestra un continuo de
teoría y práctica segregacionista epitomizada por el concepto de “minoría tolerada”
o dhimma.
La emigración de Mahoma a Medina es considerada el punto de partida de la
historia islámica, y el encuentro del Islam con los judíos de Medina fue un evento
central en la formación de actitudes musulmanas hacia el pueblo judío.
Considerándose a sí mismo como el último profeta del monoteísmo mosaico,
Mahoma adoptó varios elementos de la práctica judía e instó a los judíos a abrazar
la nueva fe, y ante sus ojos, la auténtica. Cuando comenzó su reinado en Medina en
el año 622, Mahoma adoptó varias costumbres judías con la finalidad de ganar
adeptos del judaísmo, cuya validación el profeta musulmán necesitaba puesto que
esta nueva religión había emanado del Judaísmo y por consiguiente necesitaba
afirmarse como un movimiento religioso independiente. Los judíos necesariamente
jugarían un papel crucial en este aspecto dado que “ningún grupo podía validar sus
posiciones religiosas tal como podían los judíos, [ni] ningún grupo podía tan
seriamente amenazar con socavarlas tal como podían los judíos”.8 Entre las
costumbres adoptadas por Mahoma cabe mencionar rezos diarios mirando en
dirección a Jerusalén, ayuno en Iom Kipur, y algunas prácticas alimentarias en el
espíritu del Kashrut (dieta alimentaria judía). Cuando los judíos rechazaron la
nueva religión ofrecida por el profeta, Mahoma sustituyó Jerusalén por la Meca,
reemplazó el ayuno del Iom Kipur por el de Ramadán, y dejó de lado otras prácticas
judías. No se limitó a esto, sino que a partir de este rechazo Mahoma adoptó una
actitud muy hostil hacia los judíos y ventiló públicamente su enojo. Sus furiosas
reacciones fueron incluidas en el Corán así como en el Hadith (un compendio de
dichos y hechos del profeta), otorgando de esta forma sustento divino a su
antipatía antijudía, perpetuándola en la historia y esparciéndola entre millones de
seguidores. El hecho de que los judíos no hayan sido acusados de haber crucificado
al profeta musulmán no impidió la conformación de un cuerpo teológico antisemita.
Así, por ejemplo, una famosa frase del Hadith dice: “La resurrección de los muertos
no vendrá hasta que los musulmanes guerreen con los judíos y los musulmanes los
maten (...) los árboles y piedras dirán, ´Oh musulmán, Oh Abdallah, hay un judío
detrás de mí, ven y mátalo´”9 (esta cita figura también en la Carta de Alá, el
documento fundacional del Hamás). En el Corán uno puede encontrar las siguientes
frases referidas a los judíos, las que fueron introducidas luego de que el pueblo
judío rechazara el mensaje de Mahoma, que eclipsa completamente las positivas
referencias previamente existentes:10
— “Han incurrido enojo de su Señor, y desdicha será puesta sobre ellos (...) porque
han descreído de las revelaciones de Alá y mataron equivocadamente a los
profetas...” (Surah III, v. 112).
— “Y encontrarás en ellos los más avaros de la humanidad...” (Surah II, v. 96).
— “Debido a la mala conducta de los judíos (...) y por su usura (...) y por devorar
la riqueza de otros pueblos con falsas pretensiones (...) Hemos preparado para
aquellos que no creen una dolorosa fatalidad...” (Surah IV, v. 160).
— “Alá los ha maldecido por su no creencia...” (Surah IV, v. 46).
— “Ellos no escatimarán dolores para corromperte. Desean no otra cosa que tu
ruina. Su odio es claro...” (Surah III, v. 117-120).
— “Los más vehementes en su odio a la humanidad son los judíos y los idólatras...”
(Surah V, v. 82).
— “Esparcen maldad en la tierra...” (Surah V, v. 62-66).
— “Alá luchó contra ellos. ¡Que perversos son!” (Sura IX, V. 30).
Presentadas como la palabra de Alá, estas y otras citas forman la base de la
teología anti-judía del Islam. De ellas no puede desprenderse ni remotamente un
trazo de actitud tolerante hacia los no creyentes en general y hacia los judíos en
particular. El eminente profesor emérito de la Universidad de Princeton y
mundialmente renombrado orientalista, Bernard Lewis, lo explica de esta manera:
“Similarmente del lado musulmán, aducir tolerancia, ahora tan oída por apologistas
musulmanes y especialmente por apologistas del Islam, es también nueva y de
origen externo. Solo recientemente algunos defensores del Islam han comenzado a
aseverar que su sociedad en el pasado brindó igual status a los no musulmanes.
Esto no es planteado por voceros del Islam re-emergente, e históricamente no hay
duda de que están en lo cierto. Sociedades islámicas tradicionales nunca brindaron
tal igualdad ni pretendieron haberlo hecho. De hecho, en el viejo orden, esto
hubiera sido considerado no un mérito sino un abandono de la obligación. ¿Cómo
podría uno otorgar el mismo trato a aquellos que siguen la verdadera Fe y a
aquellos que voluntariamente la rechazan? Esto sería un absurdo lógico y
teológico.”11
El Corán y el Hadith integran la base de la cual se desprende la Ley Islámica
Religiosa o Sha’ aria. Dentro de ella se encuentra un concepto particular
denominado Dhimma que es aplicable a los “infieles” que residen en territorio
musulmán. Según la ley y la práctica musulmana, la Dhimma es el pacto que regula
la relación entre el estado musulmán y las comunidades no islámicas que son
“toleradas” o “protegidas” por medio de dicho pacto. Estas minorías protegidas son
denominadas ahl al-dhimma (pueblo del pacto) o más usualmente dhimmis. Entre
los infieles hay diferencias. Los idólatras deben optar, en teoría, entre el Islam o la
muerte. El resto, principalmente los judíos y los cristianos, reciben el status de
minoría tolerada y pasan a ser considerados dhimmis. Desde ya, esta “tolerancia”
dista mucho del entendimiento moderno en cuanto al sentido del término. En el
siglo VIII, el Califa Omar, quien sucedió a Mahoma, delineó las doce leyes bajo las
cuales el dhimmi viviría como un no creyente (judío, cristiano, etc.) entre los
creyentes (musulmanes). La codificación e institucionalización de estas regulaciones
fue luego ampliada por juristas medievales en tanto que otras nuevas
reglamentaciones fueron introducidas al cuerpo jurídico musulmán con el devenir
histórico. Junto con las reglas clásicas otras muchas de ellas nacieron en contextos
geográficos y políticos determinados. Si bien las reglas de la dhimma poseen
aplicabilidad para los cristianos también, haremos hincapié aquí en la condición
particular de los judíos. De esta manera fue definida su vida en el Islam:
Los judíos tenían prohibido tocar el Corán. Estaban obligados a usar ropas
distintivas (el califa al-Rashid fue el primero en introducir un parche amarillo como
emblema distintivo de los judíos. Esto fue en el año 807, una idea que sería
posteriormente tomada por la Iglesia Católica en el siglo XIII y por el Nazismo en el
siglo XX). No podían practicar su fe públicamente. Tenían prohibido poseer o
montar caballos o camellos dado que eran considerados algo noble. Podían montar
burros fuera de las ciudades, sentados de manera que ambas piernas estuvieran
del mismo lado, y debían desmontar solo en presencia de un musulmán. No podían
beber vino en público. Debían enterrar a sus muertos cuidando que su pena no sea
oída por los musulmanes. Para poder vivir bajo la “protección” musulmana, el judío
debía pagar un impuesto especial, la jizya. El Corán prescribe que el pago debe ser
efectuado en una ceremonia que sirva de expresión del status inferior del dhimmi,
algo materializado por golpes en el cuello o espalda. En otras palabras, según la
Sha´aria el derecho a la vida no es considerado un derecho natural, sino un
derecho que debe ser comprado anualmente al establishment islámico. Las
relaciones sexuales entre musulmanes y dhimmis eran penalizadas con la muerte.
Las sinagogas podían ser usadas para guardar camellos y caballos de los
musulmanes. La ley religiosa islámica determinó que si un dhimmi mataba a un
creyente, la pena de muerte era el castigo. Si ocurría la inversa, el musulmán tan
solo debía pagar una multa monetaria a la familia del asesinado. Dado que el
testimonio de los judíos no era aceptado en las cortes, el derecho a la defensa era
inexistente. Los judíos tenían prohibido poseer o cargar armas o ser propietarios de
tierras. No podían tener esclavos o sirvientes y, teóricamente, no podían escribir en
árabe. En cuanto a la vivienda, los judíos eran relegados a la mellah, ghettos a-la-
árabe. A su vez, el principio de castigo colectivo era ampliamente aplicado a los
dhimmis. La menor transgresión derivaba en brutales represalias. La “menor
transgresión” debe ser tomada en sentido literal: por ejemplo, si un dhimmi, al
montar un burro, tenía la temeridad de sentarse sobre una montadura en lugar de
sobre un lienzo, toda la comunidad pagaba por eso, económicamente o sufriendo
vandalismo, algo tristemente usual. Un musulmán explicó en Hebrón en 1858 luego
de robar a los judíos que “su derecho derivaba de tiempo inmemorial en su familia
de entrar en casas judías y reclamar contribuciones sin ninguna rendición de
cuentas”.12 Pero donde bien reflejado quedó el espíritu de (in)tolerancia islámica
hacia el judío fue en un reporte del consulado británico en la Palestina del siglo XIX:
“El judío en Jerusalén no es estimado en valor muy por encima de un perro (...) lo
que el judío debe sufrir, por todas las manos, no puede ser contado. Tal como un
perro miserable sin dueño, es golpeado por alguien porque se le cruzó en el camino
y pateado por otro porque lloró”.13 Karl Marx, no gran amante del pueblo judío a
pesar de él mismo haber sido judío y descendiente de una ilustre línea de rabinos,
escribió un artículo en 1854 en el que expresó pena por la paupérrima situación de
la comunidad judía en Jerusalén: “nada iguala la miseria y los sufrimientos de los
judíos de Jerusalén, quienes habitan el más mugriento rincón de la ciudad, llamado
hareth al-yahoud (...) son el constante objeto de opresión e intolerancia
musulmana”.14
La aplicación de este “contrato social” unilateral (con perdón de Jean-Jacques
Rousseau) “varió en grados de crueldad o inflexibilidad, dependiendo del carácter
del gobernante musulmán de turno. Cuando el dominio era tiránico, la vida era
esclavitud abyecta, como en Yemen, donde una de las tareas del judío era limpiar
los lavatorios de la ciudad y otro limpiar los excrementos de los animales de las
calles, sin paga y usualmente durante el Shabat (el día del descanso judío)”.15 Tal
como explica la experta en la condición de las minorías bajo el Islam, la académica
Bat Ye’or, la protección es abolida si el dhimmi se revela contra la ley islámica, se
alía a una potencia no musulmana, rehúsa pagar la jizya, aleja a un musulmán de
su fe, ocasiona daño a un musulmán o a su propiedad o incurre en blasfemia.16
Una vez que el dhimmi pierde la protección de la comunidad islámica queda a
merced de la piedad del guerrero santo. Y si esta era la vida de un grupo
“protegido” no se requiere demasiada imaginación para adivinar su destino una vez
que perdía el “status preferencial” en tierras musulmanas. Es interesante notar que
la primera persecución de judíos en la España musulmana aconteció en el siglo XI,
inspirada precisamente por lo que fue percibido por varios musulmanes un exceso
judío del status de dhimmi que la ley islámica asigna a los no creyentes. Esto fue
en el año 1066 cuando Joseph (hijo de Shmuel) ha-Nagid fue asesinado y luego los
musulmanes atacaron a la judería de Granada forzándola a huir para salvar sus
vidas. Actualmente, por citar dos casos, en el norte de Egipto los cristianos cópticos
son perseguidos por fundamentalistas islámicos que consideran una violación del
“contrato de protección” la decisión de esta minoría de no pagar la jizya. En Sudán,
cristianos del sur son esclavizados por musulmanes del norte. En el año 2002, una
figura religiosa prominente saudita, el jeque Saad Al-Buraik, instó a los palestinos a
esclavizar a las mujeres judías: “Sus mujeres son legítimamente suyas, tómenlas.
Dios las hizo suyas. ¿Por qué no esclavizan a sus mujeres?”17 En oposición al
concepto universalista de los derechos humanos que postula que todos los seres
humanos nacen con derechos naturales, fundamentales e inalienables, según el
Islam los derechos del hombre tienen un comienzo y un fin: se originan con el
otorgamiento del derecho por parte del musulmán y terminan con la abolición del
mismo al momento de la violación del contrato.18 Aquellos derechos que no
encuadran con el sistema islámico de tolerancia son considerados ilegales, una
afronta a Alá, y deben consecuentemente ser suprimidos. Este código legal de
tratamiento a las minorías duró por más de doce siglos en algunas regiones del
reinado musulmán.
En resumidas cuentas, una vista panorámica a lo largo de la historia judía en un
Medio Oriente musulmán nos da una noción de la arbitrariedad a la que los judíos
estaban expuestos bajo mandato islámico. La existencia judía en tierras islámicas
estuvo fundamentalmente caracterizada por la discriminación, manifestada
mediante la segregación religiosa, el chantaje impositivo, la ridiculización pública y,
a veces, incluso la esclavitud. Hubo períodos de singular prosperidad, pero la vida
judía en la égida musulmana no estuvo tampoco exenta de extrema opresión. El
judío queda relegado a un status inferior y en tanto acepte dócilmente la
humillación es “tolerado”. La violación del “contrato” trae aparejadas como
principales consecuencias la destrucción de sinagogas y asesinatos de comunidades
enteras, expulsiones forzadas, vandalismo y violaciones. Prácticamente no hubo un
solo país árabe del que los judíos no hayan tenido que huir en algún momento. El
ex embajador israelí ante la ONU, Yehuda Blum, aptamente resumió la fragilidad
del mito de la tolerancia islámica hacia los judíos con estas palabras:
“Los hechos simples y no adornados hablan más elocuentemente por la larga
historia del sufrimiento judío y persecución en tierras árabes que todos los
romances idílicos e historias ficticias que hemos oído en los discursos de algunos
representantes árabes.”19
Frente a las continuas afirmaciones de voceros árabes en torno a la bondadosa
actitud del Islam hacia las minorías, uno no puede menos que concluir, azorado,
una de dos cosas: o bien los interlocutores árabes mienten, o bien el concepto que
poseen de la tolerancia es, para ponerlo diplomáticamente, curioso.*
Esta seudo-tolerancia islámica tiene sus raíces en la doctrina teológica del Islam.
Con estas palabras sintetizaron Prager y Telushkin la actitud islámica hacia los
judíos:
“Solo mediante un entendimiento de las profundas raíces teológicas del
antisemitismo musulmán y una comprensión de la continua historia del
antisemitismo islámico puede el actual odio musulmán contra Israel ser entendido.
Solamente entonces puede uno reconocer cuán falsas son las argumentaciones de
que previamente al Sionismo, judíos y musulmanes vivieron en armonía y que ni el
Islam ni los musulmanes alguna vez albergaron odio al judío. La creación del
Estado de Israel de ninguna manera creó el anti-judaísmo musulmán; tan solo lo
intensificó y le dio un nuevo foco.”20
Desde la óptica del Islam existen dos regiones confrontadas: la región del Islam
(Dar-al Islam), donde la ley islámica prevalece, y la región de la guerra (Dar al-
Harb), donde la infidelidad predomina. Entre el reinado del Islam y el reinado de la
infidelidad existe un “estado de guerra perpetuo, canónicamente obligatorio, el que
continuará hasta que todo el mundo acepte el mensaje del Islam”.21 Esta noción
está basada en la creencia de que el Islam no es simplemente una nueva religión
revelada, sino la fe prevalente que ha venido a reemplazar a las otras religiones
monoteístas. En consecuencia, es obligatorio para los seguidores del Islam esparcir
su mandato por todos los confines de la tierra, “pacíficamente de ser posible, por
medio de la guerra de ser necesario”.22 Dado que raramente otros pueblos,
naciones y religiones se avengan a voluntariamente abrazar el Islam, la Jihad
(comúnmente traducida como “guerra santa”) es el instrumento adecuado para
expandir esta Pax Islámica. En tanto la infidelidad exista, es mandato para los
devotos musulmanes lanzar una Jihad tendiente a transformar la región de los
infieles en un reinado de fidelidad a Alá. Así lo explica el académico mesooriental
Majid Khadduri:
“La universalidad del Islam proveyó un elemento de unión para todos los creyentes,
dentro del mundo del Islam, y su carácter ofensivo-defensivo produjo un estado de
batalla permanentemente declarado contra el mundo externo, el mundo de la
guerra (...) Ergo, la Jihad puede ser considerada como el instrumento del Islam
para llevar adelante su objetivo primordial al transformar a toda la gente en
creyentes (...) Hasta que ese momento sea alcanzado la Jihad, en una forma u
otra, permanecerá como una obligación permanente sobre toda la comunidad
islámica (...) La Jihad, en consecuencia, puede ser afirmada como una doctrina de
permanente estado de guerra...”23
Por su parte, el oficial religioso de más alto rango en Egipto, el jeque Muhammad
Sayyid Tantawi, de esta manera explica la importancia de la Jihad:
“Jihad en el sendero de Alá es una virtud que une a los musulmanes en todos los
tiempos, y es una obligación sobre todo quien pueda llevarla a cabo, y decenas de
versos coránicos narran las virtudes de la Jihad en el sendero de Alá, así como
decenas de Hadiths proféticos (...) Jihad para confrontar al enemigo y liberar la
tierra saqueada es una obligación para los musulmanes en todo tiempo y lugar.”24
Es instructivo notar que el emblema de la Hermandad Musulmana (un movimiento
fundado en Egipto a principios del siglo XX, precursor de varias agrupaciones
fundamentalistas islámicas) está precisamente representado por el Corán rodeado
por dos espadas, simbolizando como la Jihad por medio de la fuerza defiende la
justicia encapsulada en el Corán.25 El ethos islámico de la guerra afirma una
actitud exclusivista en la que toda creencia ajena al Islam es teológica y
prácticamente rechazada. Es por esta razón que los derechos de las minorías no
musulmanas en el Medio Oriente han sido oprimidos; brutalmente en no pocas
ocasiones. La mentalidad árabe-islámica no admite entidades no musulmanas en el
Dar al-Islam. En este contexto, el establecimiento de un estado no musulmán
dentro de la región del Islam se constituye en un insulto teológico a la “Nación de
Alá”. En consecuencia, la mera existencia de una entidad independiente judía en
medio del Dar al-Islam, habitada por un pueblo que se desencadenó de las
restrictivas leyes de la Dhimma -peor aún, por un pueblo al que el sagrado Corán
condenó a la desdicha y a la humillación- se convierte en un contrasentido teológico
de proporciones mayúsculas para los seguidores de la “auténtica fe”. Arieh Stav
articuló claramente este punto:
“El Dar al-Islam se extiende sobre un área de alrededor de catorce millones de
kilómetros cuadrados, dos veces el área de Europa, del Océano Atlántico hasta el
Golfo Pérsico, e incluye veintidós países en dos continentes. Todas las
nacionalidades y religiones minoritarias que han demandado autonomía territorial
han sido aniquiladas o reprimidas. Aquellas pocas que han sobrevivido son
reducidas en status al de dhimmi, o personas protegidas, minorías toleradas que
viven por la admisión del Islam. Dentro de la amplia expansión de este Medio
Oriente, que limita con dos océanos y tres mares, hay una entidad soberana no
islámica, el estado judío. Como si esta violación del ethos de la jihad fuera poco, no
solamente no pudieron los árabes extirpar a Israel, sino que cada intento que
probaron para aniquilar a la ‘entidad sionista’ ha sido derrotado en el campo de la
batalla, una ofensa intolerable a una civilización orgullosa (...) Las fronteras de
Israel, entonces, no son la razón de la hostilidad árabe. Esta es una aseveración
absurda en todo caso, dado que el estado judío ocupa tan solo aproximadamente
1/500 del Dar al-Islam. La hostilidad árabe ha sido engendrada por la propia
existencia de Israel.”26
Hemos visto antes que un dhimmi no tenía derecho a defenderse en caso de ser
atacado por un musulmán, tan solo podía pedir piedad. Al haberse defendido
exitosamente en repetidas guerras de agresión que lanzó el mundo árabe con el
declarado propósito de evaporar la existencia soberana judía en la región, Israel
violó las leyes de la Sha´aria. En otras palabras, la terquedad israelí de no dejarse
exterminar es en sí misma una afrenta al Islam. Y esta humillación no debe
tomarse a la ligera puesto que el mundo árabe en 50 años involucró a Israel en seis
guerras, implementó campañas de terrorismo a escala mundial, orquestó
maniobras políticas aislacionistas e impuso un boicot económico contra Israel
durante su infancia; un boicot de extensión terciaria, donde no solo se abstenían los
estados árabes de comerciar con Israel, ni tampoco se limitaban a boicotear a
empresas que mantenían lazos comerciales con Israel, sino que llegaron a
sancionar a compañías que comerciaban con empresas que lidiaban con el estado
judío. Hasta aquí, ya sería un significativo agravio al orgullo nacional árabe. Pero
además de sobrevivir, el estado judío tuvo la temeridad de prosperar
económicamente superando en todo indicador económico a sus vecinos árabes;
toda una osadía para un pueblo considerado inferior y divinamente condenado a la
desdicha y la humillación. El PBI anual per cápita israelí supera al de sus vecinos
combinados y, separadamente, al de los países árabes productores de petróleo.
Apenas seis millones de israelíes producen más de $100 mil millones; mientras que
más de ochenta millones de árabes vecinos del estado judío (Egipto, Siria, el Líbano
y Jordania) producen $82 mil millones.27 Esta brecha tenderá a ampliarse en tanto
que Israel, como un país high-tech, está muy bien posicionado para afrontar los
desafíos y las oportunidades de la economía del siglo XXI. En otras palabras, Israel
es un cruel espejo del subdesarrollo árabe.
Históricamente, Palestina ha estado bajo gobierno islámico desde el siglo XII hasta
el siglo XX, cuando pasó a estar brevemente en manos británicas y desde 1948
controlada por los judíos. La única excepción previa fue durante el período de los
cruzados pero fueron expulsados por Saladino con la conquista de Jerusalén. Por
ende, no es sorprendente que Israel sea actualmente vista como una nueva
excepción efímera condenada a la extinción. Como hemos visto en la sección
anterior, incluso los Acuerdos de Oslo -que en Occidente fueron entendidos como el
preludio de una genuina era de reconciliación judeo-árabe- en círculos árabes
fueron en gran medida vistos como una tregua estratégica en el contexto de una
guerra aún inconclusa. El propio Yaser Arafat -quien por avenirse a negociar con
Israel fue galardonado con la distinción más noble que la humanidad confiere a sus
miembros, el premio Nobel de la Paz- en repetidas ocasiones hizo referencias
públicas al Tratado de Hudayybia, un tratado que el Profeta musulmán firmó desde
una posición de debilidad y que canceló luego de haberse fortalecido y estar en
condiciones de derrotar al enemigo. Esto podrá sonar extraño a oídos occidentales,
sin embargo, es algo que se encuentra en perfecta armonía con la cosmovisión
islámica de la historia y con el ethos de la Jihad. Hasta que punto la presencia
independiente, soberana y libre de los judíos en la Tierra de Israel (Palestina) es
teológica y mentalmente rechazada por el mundo árabe-musulmán puede
apreciarse con alarmante claridad en las siguientes citas:
— “Alá ha conferido sobre nosotros el raro privilegio de finalizar lo que
Hitler tan solo comenzó. Dejemos que empiece la jihad. Maten a los judíos.
Mátenlos a todos ellos”. Gran Mufti de Jerusalén, Haj Amín el-Huseini, 1946.28
— “Nuestra guerra con los judíos es una lucha vieja que comenzó con
Mahoma (...)Es nuestra obligación luchar contra los judíos por el bien de Alá y la
religión, y es nuestra obligación terminar la guerra que Mahoma comenzó”. Del
periódico Al-Ahram, 26 de noviembre de 1955.29
— “Israel existirá y continuará existiendo hasta que el Islam lo elimine, tal
como ha eliminado lo que lo precedió” [en referencia a los cruzados]. Hassan al-
Banna, fundador de la Hermandad Musulmana en Egipto.30
— “Seguramente el juicio de Alá está reservado para ellos [los judíos] hasta que
Palestina sea transferida del Dar al-Harb al Dar al-Islam”. Yaser Arafat.31
— “La conquista sionista de Palestina es una afronta a todos los
musulmanes. No puede haber ningún tipo de arreglo hasta que todo judío esté
muerto o [haya] partido”. El Rey Idris de Libia.32
— “Enemigos de Dios, enemigos de la humanidad, perros de la humanidad
(...) los judíos manifiestan en sí mismos una continuidad histórica de cualidades
malvadas (...) son hostiles a todos los valores humanos (...) la envidia, el odio y la
crueldad son inherentes a ellos (...) conspiran (...) mienten (...) adulan a
ídolos (...) son pecadores...” Pronunciamientos sobre los judíos en la Cuarta
Conferencia sobre el Estudio del Islam, Universidad Al-Azhar, El Cairo, septiembre
1968.33
— “Prometo aplastar a Israel y lo retornaré a la humillación y desdicha
establecidas en el Corán”. Anwar Sadat, ex presidente egipcio, 25 de abril de
1972. 34
— “Nuestra lucha con los judíos es una lucha entre la Verdad y el vacío, entre
el Islam y el Judaísmo”. Del Panfleto No. 70, distribuido por el Hamas, febrero
1991.35
— “La conferencia proclama que el régimen sionista es una entidad ficticia e ilegal.
Su establecimiento en el corazón del dominio islámico es un complot del
sionismo internacional (...) La entidad sionista racista es un crimen contra la
humanidad”. De una resolución adoptada por la Conferencia de Estados Islámicos
en Teherán, 20 de octubre de 1991. Cuarenta y cinco países árabes e islámicos
participaron en la misma.36
— “Todo problema en nuestra región puede ser trazado a este único dilema: la
ocupación de Dar al-Islam por judíos infieles”. Hashemi Rafsanjani, presidente
de Irán, 1991.37
— “Luchar contra los judíos e Israel es una obligación religiosa y un deber
divino”. De un documento firmado por Ibrahim Ghousha, líder del Hamas, 2 de
enero de1993.38
— “La lucha contra el Estado judío, en la que los musulmanes están involucrados,
es una continuación de la vieja lucha de los musulmanes contra la
conspiración judía contra el Islam”. Sayyd Mohammed Hussein Fadlallah, líder
espiritual del Hizbullah, 1994.39
— “Mataremos y seremos matados, mataremos y seremos matados (...) nuestros
hermanos, héroes de la jihad islámica”. Yaser Arafat al dirigirse al pueblo
palestino al día siguiente de un atentado suicida contra un micro israelí en la
localidad de Beit Lid donde veintidós israelíes resultaron muertos. Televisión
palestina, 23 de enero de 1995.40
— “El principal enemigo del pueblo palestino, ahora y siempre, es Israel”. Freih
Abu Meiden, Ministro de Justicia de la Autoridad Palestina, abril de 1995.41
— “No tengan piedad alguna con los judíos, no importa donde se encuentren, en
cualquier país. Luchen contra ellos, donde sea que Uds. estén. Donde sea que los
encuentren, mátenlos. Donde sea que Uds. estén, maten a esos judíos y a esos
norteamericanos que son como ellos -y aquellos que permanecen a su lado- están
todos ellos en una trinchera, contra los árabes y los musulmanes, porque
establecieron a Israel aquí, en el corazón latiente del mundo árabe, en
Palestina (...) Alá lidiará con los judíos, vuestros enemigos y los enemigos
del Islam”. Extractos de un sermón pronunciado en la mezquita Zayed bin Sultán
Aal Nahyan en Gaza por el Dr. Ahmad Abu Halabiya, ex rector de la Universidad
Islámica de Gaza, miembro del “Consejo Fatwa” de la Autoridad Palestina. El
sermón fue difundido en vivo por la televisión oficial palestina, 13 de octubre de
2000.42
— “Los participantes afirman que la estrategia que debería ser adoptada al lidiar con
este asunto no puede estar basada en la coexistencia con el enemigo sionista (...)
sino en la erradicación del mismo de nuestra tierra”. De un comunicado
emitido al finalizar la Conferencia Pan-Islámica sobre Jerusalén, Beirut, febrero
2001. Cuatrocientos delegados de cuarenta países árabes e islámicos participaron
en la misma.43
A esta altura uno puede con certeza afirmar que el conflicto árabe-israelí es
indudablemente una verificación empírica del postulado teórico del Dr. Samuel
Huntington, quien en 1993 (irónicamente poco tiempo antes de la firma de la DOP)
elevó la hipótesis de que la nueva modalidad de disputa de fines del siglo XX estaría
regida por un “choque de civilizaciones”.44 En su ensayo, publicado en Foreign
Affairs, este profesor de la Universidad de Harvard argumentó que la fuente
primaria de conflictos en el nuevo mundo no sería ideológica o económica, sino
cultural. En sus palabras: “el choque de las civilizaciones dominará la política
global”. Huntington indicó que la evolución de los conflictos en Occidente estaba
llegando a su fase final. Inicialmente signados por luchas entre monarquías y
principados (procurando expandir sus burocracias, ganar fuerza económica y
capturar territorios), dieron lugar a la creación de naciones-estados y, a partir de la
Revolución Francesa, el nuevo orden conflictivo pasó a estar regido por la lucha
entre naciones en lugar de entre príncipes. Posteriormente, como resultado de la
Revolución Rusa y la consecuente reacción occidental, los conflictos pasaron a estar
caracterizados por ideologías opuestas, tales como el comunismo, el nazismo y la
democracia liberal. Durante la Guerra Fría la rivalidad entre las superpotencias
epitomizaba una confrontación no entre estados en el sentido europeo y clásico del
término, sino entre dos ideologías diametralmente antagónicas. Con el fin de la
Guerra Fría, explicó Huntington, la política internacional presenció la introducción
del componente oriental como un actor político e ingresó en una fase representada
por la interacción entre civilizaciones occidentales y no occidentales. Huntington
detectó ocho civilizaciones principales: occidental, confusional, japonesa, islámica,
hindú, eslávica-ortodoxa, latinoamericana y africana. Las mismas se diferencian en
función de la historia, la cultura, el lenguaje, la tradición “y lo más importante, la
religión”. Estas civilizaciones poseen diversas percepciones respecto a Dios y el
hombre, el individuo y el grupo, el estado y el ciudadano, la familia y toda una
larga gama de valores relativos a la libertad, la autoridad, la igualdad, la jerarquía,
etc. Hasta donde estas diferencias son insalvables fue así descrito por Huntington:
“Estas diferencias son el resultado de siglos. No desaparecerán pronto. Son mucho
más fundamentales que diferencias entre ideologías políticas o regímenes políticos.
Las diferencias no necesariamente implican conflicto y los conflictos no
necesariamente implican violencia. Durante siglos, sin embargo, las diferencias
entre civilizaciones han generado los conflictos más prolongados y más violentos
(...)[C]aracterísticas y diferencias culturales son menos mutables y por ende menos
fáciles de ceder y pasibles de resolución que las [diferencias] políticas o económicas
(...) En conflictos de clase e ideológicos, la pregunta crucial era ‘¿De qué lado está
uno?´ y la gente podía y de hecho eligió de que lado estar. En conflictos entre
civilizaciones, la pregunta es ´¿Qué es uno?´ Eso está dado y no puede
modificarse. Y como sabemos, desde Bosnia hasta el Cáucaso hasta Sudán, la
respuesta errada a esa pregunta puede dar lugar a un tiro en la cabeza. Incluso
más que lo étnico, la religión discrimina filosa y exclusivamente entre la gente. Una
persona puede ser medio francés y medio árabe y simultáneamente [ser] incluso
ciudadano de dos países. Es más difícil ser medio católico y medio musulmán.”
De entre los varios ejemplos que el profesor presentó en su ensayo, el Islam era
predominante. En efecto, los musulmanes han estado o están enfrentados con
serbios ortodoxos en los Balcanes, con rusos en Chechenia, con chinos en Asia
Central, con hindúes en India, con judíos en Israel, con budistas en Burma y
Afganistán, y con cristianos en las Filipinas, Egipto, Indonesia, Timor Oriental,
Sudán y Mauritania. Además uno podría agregar las luchas internecinas en países
musulmanes tales como Pakistán, Afganistán y Argelia; la intolerancia musulmana
en el Medio Oriente y Malasia; el descontento entre las comunidades islámicas en
países occidentales; el caso de regímenes musulmanes procurando re-islamizar sus
sociedades, tales como Irán, Afganistán (bajo los talibanes) y Sudán; la oposición
doméstica fundamentalista al poder secular en Egipto, Jordania, Argelia y otros; y
finalmente pero no menos importante, las no pocas agrupaciones musulmanas
terroristas activas a lo largo y ancho del Medio Oriente y Asia. Es más, en la lista de
veintinueve “organizaciones terroristas foráneas” del Departamento de Estado
norteamericano, once son islámicas, en tanto que catorce de las veintiún
agrupaciones declaradas ilegales por el Ministerio de Interior británico, por sus
vínculos con actividades terroristas, también son islámicas.45 Esta realidad llevó a
Huntington a aseverar que el “Islam posee fronteras sangrientas”. Unos años más
tarde, este académico expandió su tesis en un libro titulado El choque de
civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial, en el que afianzaba este punto
presentando evidencia compilada por otros estudiosos del tema. Así, Ted Robert
Gurr concluyó que, de cincuenta conflictos etnopolíticos de 1993-1994, los
musulmanes participaron en veintiséis de ellos. Veinte de dichos conflictos
acontecieron entre grupos de diferentes civilizaciones, de los cuales quince fueron
entre musulmanes y no musulmanes. En otras palabras, hubo el triple de conflictos
internacionales con participación musulmana que conflictos entre civilizaciones no
islámicas. Asimismo, dentro del Islam, el número de conflictos fue más alto que en
cualquier otra civilización, incluidos los conflictos tribales en África. Occidente, por
su parte, presenció solo dos conflictos dentro de su civilización y dos con otras
civilizaciones. Ruth Leger Sivard catalogó veinte guerras en curso en 1992, donde
nueve de los doce conflictos entre civilizaciones eran entre musulmanes y no
musulmanes, “y una vez más los musulmanes estaban librando más guerras que la
gente de cualquier otra civilización”. Por su parte, The New York Times identificó
cincuenta y nueve conflictos étnicos en cuarenta y ocho lugares distintos en 1993.
En la mitad de tales lugares, los musulmanes estaban enfrentados a musulmanes y
a no musulmanes. De los conflictos entre civilizaciones (treinta y uno), dos tercios
comprendían a musulmanes.46 James Payne comprobó que las sociedades
islámicas evidencian altos grados de militarización. En los años ochenta, los países
musulmanes poseían tasas de personal militar por cada mil habitantes e índices de
fuerza militar en relación a la riqueza del país significativamente más elevados que
el de los demás países, lo que llevó al analista a concluir que “resulta
absolutamente claro que existe una relación entre Islam y militarismo”.47 A su vez,
la propensión a la violencia como medio para la resolución de disputas
internacionales ha sido usual en el mundo musulmán, han recurrido a ella en
setenta y seis oportunidades sobre un total de ciento cuarenta y dos crisis en que
estuvieron implicados entre 1928 y 1979. Asimismo, la violencia empleada fue de
alta intensidad, “recurriendo a una guerra en gran escala en el 41% de los casos en
que se usó la violencia y provocando enfrentamientos importantes en otro 38% de
los casos”. A modo de comparación, mientras que los musulmanes recurrieron a la
violencia en el 53.5% de sus crisis, los británicos lo han hecho en un 11.5%, los
norteamericanos en un 17.9%, la Unión Soviética en un 28.5% y China en un
76.9%, convirtiéndose en la única nación que superó el uso de la violencia por
parte del mundo islámico. “La belicosidad y la violencia musulmana”, escribió
Huntingon, “son hechos de fines del siglo XX que ni musulmanes ni no musulmanes
pueden negar”.48 Charles Krauthammer expresó el punto de forma retórica:
“¿Quién más entrena hordas de suicidas fanáticos quienes van a sus muertes a
gusto?”49 En síntesis: “Dondequiera que miremos a lo largo del perímetro del
Islam, los musulmanes tienen problemas para vivir pacíficamente con sus vecinos
(...) los musulmanes constituyen aproximadamente un quinto de la población
mundial, pero en los años noventa han estado más implicados que la gente de
ninguna otra civilización en la violencia grupal. Las pruebas son aplastantes”.50
A pesar de estar geográficamente ubicado en el Medio Oriente, Israel pertenece
ideológica y culturalmente a Occidente. Como tal, abraza las ideas occidentales de
individualismo, feminismo, liberalismo, constitucionalismo, libertades civiles,
derecho humanos, democracia, libre-mercado y libertad de expresión, entre otras.
Estas ideas ni remotamente son aceptadas -menos aún ejercitadas- en el mundo
musulmán. Como portador de estos valores, Israel además se constituye en una
amenaza cercana a los diversos regímenes autárquicos de la región los que, para
perpetuar su apego al poder, deben precisamente alejar lo más posible de sus
fronteras aquellos valores e ideas tan normales y esparcidos en Occidente. En este
sentido, el odio islámico contra Israel puede ser considerado en el marco del más
generalizado y abarcativo desprecio por la “amenazante” cultura occidental.
Obviamente hay varios matices, diversas actitudes y diferentes reacciones dentro
del Islam respecto a Occidente. Podemos sin embargo decir que, genéricamente
desde la perspectiva musulmana predominante en la actualidad, la confrontación
con Occidente es vista como un choque cósmico entre las fuerzas del bien y las
fuerzas del mal, entre la luz y la oscuridad, entre la verdad y la falsedad. Y “[s]i los
luchadores en la guerra por el Islam, la guerra santa ´en el camino de Dios´, están
luchando por Dios”, escribió Bernard Lewis, “se deduce de esto que sus oponentes
están luchando contra Dios”.51 Los enemigos del Islam son nada menos que el
diablo encarnado, de ahí las expresiones derogatorias, tan en boga en el mundo
árabe-musulmán, que denominan a Estados Unidos el “Gran Satán” y a Israel el
“Pequeño Satán”. Tal como correctamente señaló Lewis, el desprecio anti-
occidental es tan visceral en el Dar al-Islam que sus líderes se han aliado el siglo
pasado con los dos más grandes enemigos de Occidente: el comunismo y el
nazismo.* Ni el ateísmo soviético (con la indiscutible negación de Dios, en sí misma
un insulto al monoteísmo musulmán) ni el racismo venerado por el nazismo (con el
evidente rechazo a todo lo no-ario, que incluye a la nación musulmana), impidieron
que naciones árabes y musulmanas se aliaran -sino en todos los casos política al
menos intelectual y emocionalmente- con la URSS y la Alemania Nazi.*
Pero la escalofriante magnitud del odio musulmán contra Occidente quedó
epitomizada mediante la indescriptible atrocidad del 11 de septiembre de 2001,
cuando diecinueve terroristas musulmanes secuestraron cuatro aviones de cabotaje
norteamericanos y los estrellaron contra el Pentágono en Washington y las Torres
Gemelas del World Trade Center en pleno Manhattan, lo que provocó el derrumbe
de ambas y la muerte de alrededor de 3.000 civiles. Este espeluznante atentado
despertó la aletargada conciencia occidental hacia el tamaño de la amenaza que
enfrenta el mundo libre. Norteamérica, como líder de la civilización occidental,
había sido brutalmente atacada. La disquisición de algunos comentaristas acerca de
si este había sido un ataque contra Estados Unidos por lo que es, o una
manifestación de protesta por lo que Estados Unidos hace, quedó quizás desechada
por una simple carta que acompañaba un envío de ántrax a un congresista
norteamericano al mes siguiente de los ataques:

“No nos pueden detener.


Tenemos este ántrax.
Ustedes mueren ahora.
¿Tienen miedo?
Muerte a América.
Muerte a Israel.
Alá es grande”.52

¿Qué política se está cuestionando aquí? ¿Y qué política en particular cuestionó


Mualana Inyadullah, un integrante de Al-Qaida, al declarar luego del 11 de
septiembre: “Los norteamericanos aman Pepsi-Cola, nosotros amamos la muerte”?
(Compárese esto con las palabras de Ismail Haniya, uno de los líderes del Hamas
en Gaza, quien dijo que los judíos “aman la vida más que ningún otro pueblo, y
prefieren no morir”).53 La plegaria por la muerte de Estados Unidos e Israel y el
retorno de España al gobierno musulmán que Zacarías Moussaoui, un cómplice de
los ataques del 11 de septiembre, pronunció en voz alta nada menos que en la
corte que lo estaba juzgando en Norteamérica, ilustra el hecho de que estos
jihadistas representan un choque de civilizaciones del que Estados Unidos e Israel
son los objetivos principales, pero no los únicos.54 Según informes de la prensa, un
plan para hacer estrellar un avión contra el Big Ben en Londres el 11 de septiembre
fue evitado cuando todos los vuelos desde Londres fueron detenidos luego de
conocerse las noticias del ataque en Norteamérica.
Algunos esclarecidos analistas encontraron las causas de semejante odio en la
frustración musulmana en haber perdido el lugar de prominencia histórica gozado
centurias atrás. “Su animosidad está basada en una envidia contra el país que
define la cultura global en el nuevo milenio de la manera en que la marcha del
Islam definió ´el nuevo orden mundial´ catorce siglos antes” comentó Robert
Satloff, director ejecutivo del Washington Institute for Near East Policy.55 Amotz
Asa-El, columnista del Jerusalem Post, coincidió:
“Unos siglos atrás el cristianismo era inferior a la civilización de los astrónomos,
matemáticos, doctores, ingenieros, banqueros y soldados musulmanes que
conquistaron Bisanzio, Grecia, Hungría y España. Luego, cuando los cristianos
recorrieron el mundo, colonizaron nuevos continentes y lanzaron la revolución
industrial, el mundo árabe quedó rezagado. Los infieles inventaron la imprenta, la
propulsión a vapor, el automóvil, la locomotora, el avión, el fast-food, las
telecomunicaciones y la computadora, y finalmente aterrizaron una nave
aeroespacial en el propio cuarto de luna creciente.”56
Huntington señaló que la naturaleza violenta de las relaciones entre el Islam y
Occidente quedó evidenciada en el hecho de que el 50% de las guerras en las que
estuvieron enredados dos estados de religión diferente entre 1820 y 1929 fueron
confrontaciones entre musulmanes y cristianos. “El Islam es la única civilización
que ha puesto en duda la supervivencia de Occidente, y lo ha hecho al menos dos
veces”, dijo el catedrático de Harvard.57 Con el evento del 11 de septiembre de
2001, podemos agregar una tercer instancia. Mas no fueron solamente occidentales
quienes vieron en la evolución de las relaciones musulmano-occidentales un choque
de civilizaciones. Incluso con anterioridad al ataque en suelo norteamericano, varios
islámicos habían observado lo mismo. Tómese a Mohammed Sid-Ahmed,
importante periodista egipcio, quien dijo en 1994: “Hay signos inequívocos de un
choque cada vez mayor entre la ética occidental judeo-cristiana y el movimiento de
renacimiento islámico, que actualmente se extiende del Atlántico, al oeste, hasta
China, al este”. Un destacado musulmán de la India anticipó en 1992 que “está
claro que la siguiente confrontación [de Occidente] va a producirse con el mundo
musulmán. Es en la extensión de las naciones islámicas, desde el Magreb a
Pakistán, donde comenzará la lucha por un nuevo orden mundial”. Un renombrado
abogado tunecino indicó que ya estaba en curso “un conflicto entre
civilizaciones”.58 “Algunos occidentales, entre ellos el presidente Bill Clinton”,
escribe Huntington, “han afirmado que Occidente no tiene problemas con el Islam,
sino solo con los extremistas islámicos violentos. Mil cuatrocientos años de historia
demuestran lo contrario”.59 No pocos líderes, prosigue Huntington “afirman que los
musulmanes implicados en esta cuasi-guerra son una pequeña minoría, cuya
violencia rechaza la gran mayoría de los musulmanes moderados. Esto puede ser
verdad, pero no hay pruebas que lo apoyen. Las protestas contra la violencia anti-
occidental han brillado casi totalmente por su ausencia en los países
musulmanes”.60 Ciertamente, salvo unas pocas figuras musulmanas, nadie ha
denunciado a Osama Bin-Laden, líder de la organización Al-Qaida, responsable de
los atentados en Estados Unidos. Charles Krauthammer escribió al respecto:
“Imagine si 19 fundamentalistas cristianos asesinos hubieran secuestrado cuatro
aviones sobre Arabia Saudita y, en nombre de Dios, los hubieran estrellado contra
las ciudades santas de Meca y Medina, destruido la santa Kaaba y matado a miles
de peregrinos musulmanes inocentes. ¿Podría alguien dudar que el mundo cristiano
en su totalidad -clérigos y teólogos, líderes y gente común- hubieran denunciado
unánimente el acto? El Yankee Stadium no podría dar lugar a los montones de
curas, reverendos y rectores -por supuesto, incluso rabinos demandarían derecho a
ingresar- que hubieran llevado a cabo un servicio de rezos de penitencia,
verguenza, ostracismo y excomunicación. El mismísmo Papa hubiera presentado su
repudio a esta traición blasfema de Cristo. Y sin embargo luego del 11 de
septiembre, ¿dónde estaban los teólogos y clérigos musulmanes, los imans y
mullahs, levantándose para declarar que el 11 de septiembre fue un crimen contra
el Islam? ¿Dónde estuvieron las fatwas contra Osama Bin-Laden? Las voces de las
altas autoridades religiosas han permanecido escandalosamente calmas”.61
No todas las voces permanecieron calmas; algunas se hicieron oír para defender a
Bin-Laden. Abdallah Bin Matruk al-Haddal, un clérigo del Ministerio de Asuntos
Islámicos de Arabia Saudita, declaró que “Osama Bin-Laden es un guerrero de la
jihad que implementa los principios del Islam y la fe” y que “el no presentó una
imagen distorcionada del Islam ante Occidente”.62 Además, decenas de miles de
musulmanes salieron a festejar los ataques o a manifestarse a favor del super-
terrorista en Pakistán, Bangladesh, Indonesia, Arabia Saudita, Egipto y los
territorios autónomos palestinos, entre otros lugares. Incluso en Francia jóvenes
musulmanes cantaron loas a Bin-Laden mientras apedreaban “infieles”. En las
Filipinas, 5.000 manifestantes gritaron “que viva mucho Bin-Laden”. En Pakistán,
salió a la venta mercancía con el rostro de Bin-Laden. En Nigeria, Bin-laden ha
“adquirido status de ícono” informó Reuters. Tales niveles alcanzaron las
celebraciones de los atentados contra Norteamérica en los medios árabes, que un
crítico de cine egipcio admitió haberse sentido “avergonzado al leer casi todo, sino
todo, el comentario, principalmente en la prensa egipcia”. Hussam Khadir, miembro
de Fatah, dijo que “Bin-Laden es hoy la figura más popular en el Margen Occidental
y Gaza, segundo solamente a Arafat”. Un policía palestino lo llamó “el más grande
hombre en el mundo (...) nuestro mesías”.63 En Kuwait, país liberado de las garras
de Iraq por tropas norteamericanas en 1991, el 36% de la población justificó los
atentados.64 Según datos presentados por el experto en Islam Daniel Pipes, el
26% de los palestinos y el 24% de los pakistaníes consideran a los atentados
contra Norteamérica consistentes con la ley islámica, en tanto que el 50% de la
población de Indonesia definió a Bin-Laden como un “guerrero justiciero”.65 Estas
cifras no son marginales; abarcan a varios millones de personas. “Tal como estos
hechos demuestran” escribió un editorial del Washington Post, “el enemigo
terrorista que los Estados Unidos y sus aliados enfrentan incluye no solamente
networks de luchadores y sus líderes sino una ideología extremista que se ha
ganado muchos seguidores”.66 Finalmente, aseveró Huntington:
“Mientras el Islam siga siendo Islam (cosa que así será) y Occidente siga siendo
Occidente (cosa que es más dudosa), este conflicto fundamental entre dos grandes
civilizaciones y formas de vida continuará definiendo sus relaciones en el futuro lo
mismo que lo ha definido durante los últimos catorce siglos (...) El problema
subyacente para Occidente no es el fundamentalismo islámico. Es el Islam, una
civilización diferente cuya gente está convencida de la superioridad de su cultura y
está obsesionada con la inferioridad de su poder.”67
A esta altura ya debiera resultar evidente que el conflicto árabe-israelí trasciende la
dimensión territorial a la que usualmente se lo reduce. Más bien, epitomiza una
gran confrontación religiosa, ideológica y cultural. En choque están dos sistemas de
creencias, valores, percepciones y actitudes completamente divergentes. Jalal al-
Ahmad, uno de los primeros ideólogos del Islam fundamentalista, lo graficó como
dos mundos separados, cada uno girando sobre su propio eje de valores y
alejándose cada vez más en direcciones opuestas.68 La apta descripción de al-
Ahmad debe ser corregida en un solo punto para caracterizar justamente la realidad
islámico-israelí: más que dos mundos orientados en distintas sendas, Israel y el
Islam representan dos mundos en colisión. Es decir, se trata de un choque de
civilizaciones. Específicamente, entonces, debiera resultar claro que por más tierras
que entregue Israel las disparidades teológicas y culturales no desaparecerán. Por
cuanto que, tal como ya ha sido mencionado y vale reiterar ahora, es la presencia
independiente judía en el Dar al-Islam, y no el tamaño geográfico de dicha
presencia, lo que resulta conceptualmente inadmisible para el mundo musulmán.
En otras palabras, desde el punto de vista del Islam, el conflicto árabe-israelí podrá
ser definitivamente resuelto solamente cuando se materialice una -y solo una-
condición: la desaparición, lisa y llana, del Estado de Israel.
A la luz de lo anteriormente expuesto, ¿cómo explicar que Turquía, un país
musulmán, mantenga activas y públicas relaciones militares con Israel? ¿Cómo
interpretar las declaraciones públicas del ex presidente de Indonesia, otro país
musulmán, a favor de mejorar los lazos entre su nación e Israel? Es especialmente
sorprendente cuando uno considera que Abdurrahman Wahid, el ex presidente de
Indonesia, es una autoridad islámica nacional. Es más, ¿cómo conciliar la retórica
islámica anti-israelí de Anwar Sadat (“Prometo aplastar a Israel y lo retornaré a la
humillación y desdicha establecidas en el Corán”) de 1972 con su visita a Jerusalén-
“el fin de la tierra”, como él dijo- pocos años después y el ulterior acuerdo de paz
firmado con Israel? En su histórica visita, Sadat arribó a Israel acompañado por el
jeque Sha´rawi, el entonces Mufti egipcio y una eminencia reconocida
universalmente por su erudición teológica. Tal impacto generó su gesto -no solo
visitó Jerusalén sino que también rezó en la mezquita Al-Aqsa- que el Mufti de
Arabia Saudita declaró que la paz con Israel era posible en tanto sirviera a los
intereses islámicos. Otro jeque musulmán, Abdul Hadi Palazzi, es un asiduo
visitante de Israel quien sin titubear justifica la presencia judía en la Tierra de Israel
nada menos que citando al Corán: “Y desde entonces hemos dicho a los Hijos de
Israel: residan seguros en la Tierra Prometida. Y cuando la última advertencia haya
pasado, los reuniremos en una multitud juntada” (sura 17, V. 104). Palazzi no es
un clérigo menor. Estudió en la Universidad Al-Azhar de El Cairo, posee un
doctorado en Ciencias Islámicas conferido por el Gran Mufti de Arabia Saudita, y
actualmente es el imán de la comunidad islámica italiana. ¿Cómo conciliar estos y
otros casos con la evidencia antes presentada? En primer lugar, uno debe comenzar
por reconocer que estas ocurrencias son valientes excepciones. Son profundamente
significativas, y alarmantemente atípicas. Al mismo tiempo, es importante tener
presente que el jeque Sha´rawi, luego de la firma del Acuerdo de Camp David,
emitió una fatwa (declaración religiosa) que comparaba al acuerdo de paz con
Israel con el legendario Tratado de Hudaybiyya. La misma fue notablemente
publicada en un diario egipcio, el mensaje era claro: la paz con Israel no es más
que una tregua. En cuanto a Turquía, vale acotar que es el poder militar secular, no
la masa musulmana, quien determina la orientación pro-israelí del país. Tal como
un ex presidente turco, Turgut Ozal, lo expresó: “Turquía es un estado secular, yo
no; yo soy musulmán”.69 La adhesión turca al laicismo, de hecho, está expresada
en su Constitución. En otras palabras, al margen de la presencia musulmana, es la
naturaleza secular la que dicta los parámetros de la política exterior turca. Otra
explicación plausible podría encontrarse en el hecho de que el Islam ha sido
politizado. Por ejemplo, luego de la muerte de Sha´rawi y el asesinato de Sadat,
movimientos y países islámicos que se oponen a la paz con Israel sostienen que
relaciones pacíficas con el estado judío ya no sirven a los intereses musulmanes. La
manipulación política de una religión no es un hecho novedoso en la historia de la
humanidad. Podríamos hacer una distinción entre el Islam, como un movimiento
religioso que contribuyó inmensamente al bienestar personal y desarrollo espiritual
de millones de personas a lo largo y ancho del mundo, por un lado, y el
“islamismo”, una interpretación fundamentalista de los postulados teológicos
sumado a una aplicación radical de los mismos, por el otro. Así, países como
Jordania, Egipto y Turquía, serían los expositores fieles del Islam “genuino”.
Naciones como Afganistán, Irán, Libia y agrupaciones como el Hizbullah, Hamas y
Al-Qaida, podrían ser vistas como desviaciones radicalizadas de la senda real. Sin
embargo, no puede ser ignorado el hecho de que el Islam es inherentemente
exclusivista y ha engendrado un fundamentalismo que goza de considerable
simpatía a lo largo y ancho del mundo musulmán. En realidad, la breve introducción
a la teología musulmana que hemos realizado atestigua una hostilidad religiosa y
una antipatía histórica que no admite ser desechada galantemente. La aversión
antijudía presente en el Islam no es un hecho moderno, y el rechazo moderno a la
existencia de Israel cruza fronteras geográficas y afiliaciones políticas. Hay un nexo
vinculante entre las palabras del jeque Tamimi (uno de los fundadores de la
agrupación Jihad Islámica), quien, en su libro conspícuamente titulado La
obliteración de Israel: un imperativo coránico, escribe en 1982: “no accederemos a
[la existencia de] un estado judío en nuestra tierra, incluso si es solamente una
aldea”, hasta las palabras del “Mufti de Jerusalén y Palestina”, el jeque Ikrima
Sabri, pronunciadas en una entrevista con un periódico egipcio en el año 2000: “La
tierra de Palestina no es solamente Jerusalén, esta tierra se extiende desde el río
[Jordán] hasta el mar [Mediterráneo] (...) Todo palestino está, de hecho, en un
estado de Jihad”.70 De estos jeques, el primero fundó un grupo opositor a la paz
con Israel, el segundo fue nombrado mufti por la Autoridad Palestina, una entidad
que negoció la paz con Israel. ¿No hay aquí una incongruencia? ¿No debieran acaso
detectarse diferencias en los discursos de clérigos anti y pro paz con Israel? Basta
observar como la deportación de un solo palestino por parte de autoridades
israelíes genera manifestaciones de protesta desde Gaza hasta Bangladesh para
comprender hasta que punto es predominante el anti-israelísmo (léase anti-
judaísmo) en el mundo árabe-musulmán. Una lectura honesta de la realidad lo
obliga a uno a admitir que Israel enfrenta un movimiento que va más allá de temas
y problemas cotidianos, hay algo más profundo que toca con lo más hondo de las
creencias religiosas, valores culturales y estados mentales de toda una civilización
enojada con el Occidente e insultada con la presencia judía en “su” región. Y si bien
han existido y aún existen felices y admirables excepciones, las que mantienen viva
la esperanza de una futura convivencia pacífica, el ánimo prevaleciente en el Dar
al-Islam contemporáneo no parece estar signado por la coexistencia y la
reconciliación. Es con esta manifestación prevaleciente del Islam -y no con las
loables y esporádicas excepciones- que el estado judío debe lidiar.
1 Citado por Jonathan Rosenblum, “What we can learn from the Taliban”, The Jerusalem Post, 16/3/01.
2 Citado por Joan Peters, p. 172.
3 Ibid., p. 33.
4 Ibid., p. 72.
5 Efraim Karsh, “Intifada II: The Long Trail of Arab Anti-Semitism”, Commentary, (diciembre de 2000), p. 49.
6 Peters, pp. 72-73.
7 Prager, Dennis & Joseph Telushkin, Why the Jews? Nueva York: Simon and Schuster Inc.), 1985, p. 110.
8 Ibid., pp. 112-113.
9 Peters, p. 73.
10 Las citas fueron tomadas originalmente del libro The Meaning of the Glorious Koran, Mohammed Marmaduke
Pickthall Nueva York: Mentor Books, 1953, citadas por Joan Peters en From Time Immemorial, pp. 73-74.
11 Lewis, Bernard. The Jews of Islam, New Jersey: Princeton University Press, 1984, p. 4.
12 Peters, p. 172.
13 Ibid., p. 187
14 Citado por Shlomo Avineri, “Karl Marx and Jerusalem”, The Jerusalem Post, 4/9/00.
15 Peters, p. 35.
16 Ye’or, Bat. “The Dhimmi factor in the Exodus of Jews from Arab Countries”, p. 36, en The Forgotten Millions
Londres: Continuum, 1999, editado por Malka Hillel Shulewitz.
17 Citado por John J. Miller, “The Unknown Slavery”, The National Review, 20/5/02.
18 Ye´or, p. 37.
19 Blum, For Zion´s Sake, p. 74.
20 Prager & Telushkin, Why the Jews? P. 126.
21 Lewis, Bernard. The Jews of Islam, p. 21.
22 Israeli, Raphael. “Islamikaze and their Significance”, Terrorism and Political Violence, Vol. 9, No. 3, (Otoño de
1997), p. 109.
23 Citado por Arieh Stav, Peace: The Arabian Caricature, Jerusalén: Gefen Publishing House, 1999, p. 77.
24 En una entrevista con el diario de los Emiratos Árabes Unidos Al-Khaleej, reproducida por el diario oficial
palestino Al-Hayat al-Jadeeda, 10/10/00. Citado por MEMRI, Special Dispatch No. 137, 14/10/00.
25 Israeli, “Islamikaze”, p. 111.
26 Stav, Peace: The Arabian Caricature, p. 78.
27 Stav, “´...Palestine Will Rise upon the Ruins of the State of Israel´: Yitzhak Rabin”, en Israel and A Palestinian
State, p. 35.
28 Citado por Bennett, Philistine, p. 50.
29 Ibid., p. 49.
30 Ibid.
31 Ibid.
32 Ibid., p. 50.
33 Citado por Stav, Peace: The Arabian Caricature, pp. 97-98.
34 Citado por Bennett, Philistine, p. 50.
35 Citado por Israeli, “Ilsamikaze”, p. 110.
36 Citado por Stav, Peace: The Arabian Caricature, p. 108.
37 Citado por Bennett, Philistine, p. 50.
38 Ibid.
39 Citado por A. M. Rosenthal, “On My Mind”, The New York Times, 27/9/94.
40 Citado por Stav, Peace: The Arabian Caricature, p. 77.
41 Citado por Peace Watch, PLO and PA Compliance, p. 42.
42 MEMRI, Special Dispatch No. 138, 14/10/00.
43 “Islamic Conference endorses intifada”, The Jerusalem Post, 1/2/01.
44 Ver Huntington, Samuel. “The Clash of Civilizations?”, Foreing Affairs, (verano de 1993), pp. 22-49. Las frases
y conceptos citados pueden encontrarse en este artículo.
45 Daniel Pipes, “The new global threat”, The Jerusalem Post, 11/4/01.
46 Huntington, El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial, Buenos Aires: Paidós, 2001, p.
308.
47 Ibid., p. 309.
48 Ibid., pp. 309-310.
49 Krauthammer, Charles. “To War, Not to Court”, The Washington Post, 12/9/01.
50 Huntingotn, p. 307.
51 Lewis, Bernard. “The Roots of Muslim Rage”, The Atlantic Monthly, (septiembre de 1990), p. 49.
52 Mensaje publicado en La Nación el 24/10/01.
53 Ver David Brooks, “Among the Bourgeoisophobes”, The Weekly Standard, 15/4/02, y “Suicide Bombing Kills
19 in Israel”, The Washington Post, 28/3/02.
54 Ver el editorial “The Moussaoui Problem”, The Washington Post, 27/4/02.
55 Robert Satloff, conferencia en The Washington Institute for Near East Policy, 13/11/01, Washington, DC. En
Policy Watch No. 557, 19/11/01, www.washingtoninstitute.org
56 Amotz Asa-El. “A time to kill”, The Jerusalem Post Supplement, 14/9/01.
57 Huntington, pp. 250-251.
58 Ver citas en Ibid., p. 254.
59 Ibid., p. 249.
60 Ibid., 259.
61 Krauthammer, Charles. “The Silent Imams”, The Washington Post, 23/11/01.
62 Al-Jazeera, 22/1/02, en MEMRI, Special Dispatch No. 343: “Saudi Government Official on Bin Laden as a
Hero”, 8/2/02.
63 Pipes, Daniel. “Bin-Laden´s stardom”, The Jerusalem Post, 24/10/01, y Levin, Andrea. “Do you know where
your tax dollars are?”, The Jerusalem Post Supplement, 11/10/01.
64 Ver “In poll, Islamic world says Arabs not involved in 9/11”, USA TODAY, 27/2/02.
65 Pipes, “Bin-Laden´s stardom”.
66 “The War of Ideas”, The Washington Post, 9/10/01.
67 Huntington, p. 252 y p. 259.
68 Para una interesante lectura sobre las percepciones islámicas del Occidente ver Jalal al-Ahmad, Gharbzadegi
(Plagued by the West), Nueva York: Caravan Books, 1982.
69 Citado por Raphael Israeli, “The Turkish-Israeli Odd Couple ”,Orbis Vol. 45, No. 1 (Invierno de 2001) , p. 68.
70 Ver Israeli, “Islamikaze”, p. 110, y MEMRI, Special Dispatch No. 151, 9/11/00.

Historia Antigua y Moderna del pueblo de


Israel
Agradecemos a la Universidad de Bar Ilan (Israel) por cedernos el material que fue escrito por Ioel Rapel para el
concurso mundial de identidad Judía organizado por dicha entidad y al ministerio de relaciones exteriores de Israel
por permitirnos reproducir sus publicaciones.

La historia en Eretz Israel desde los patriarcas hasta nuestros días

La historia de Jerusalem
La época antigua (1000-3800 A.E.C)

Jerusalem - sus comienzos fueron nebulosos. Arqueólogos e investigadores de la época del bronce
central, hace 3800 años encontraron restos de la ciudad que poseían una muralla para la defensa.
Justamente de un lugar lejano de Egipto y Manobia, se encontraron restos de una ciudad egipcia antigua
Ajan - Atun (el marna) que describen la historia de Jerusalem.
Restos de vasijas de arcilla y estatuas de barro egipcias llamadas "ktabei hamearot" que llevan el
nombre de Jerusalem y sus gobernantes. En estos escritos se encontraron varias ciudades cananeas y
entre ellas "Arasalem", hoy en día Jerusalem. Los investigadores que se ocupan de descubrir el pasado
y analizan lenguas antiguas, encuentran en este nombre dos palabras: ieru - shalem, y su explicación es
"el d's integro instruirá las bases de la ciudad".
Cuando el patriarca Abraham llegó a la tierra de Israel, gobernaba en Jerusalem Malki Tzedek, que era
sumo sacerdote al dios supremo. Esto es un testimonio bíblico que ya hace 3800 años Jerusalem era
una ciudad santa.
Los patriarcas
(aprox. s. XVII AEC)
La historia judía empezó hace aproximadamente 4.000 años (circa siglo 17 AEC) con los patriarcas -
Abraham, su hijo Isaac y su nieto Jacob. Documentos descubiertos en Mesopotamia, que se remontan a
los años 2000-1500 AEC, corroboran aspectos de su estilo de vida nómade, descrito en la Biblia. El Libro
del Génesis relata cómo Abraham fue llamado desde Ur de los caldeos a Canaán para ser formar un
nuevo pueblo con la creencia en Un Dios. Cuando el hambre azotó Canaán, Jacob (Israel), sus doce
hijos y sus familias se establecieron en Egipto, donde sus descendientes fueron sometidos a la
esclavitud y obligados a realizar trabajos forzados.

Exodo y asentamiento
(circa s XII-XIII AEC)
Después de 400 años de esclavitud, los israelitas fueron conducidos a la libertad por Moisés, quien, de
acuerdo a la narración bíblica, fue elegido por Dios para sacar a su pueblo de Egipto y retornarlo a la
Tierra de Israel prometida a sus antepasados (circa siglos XIII-XII AEC). Durante 40 años deambularon
por el desierto de Sinaí, donde se forjaron como nación y recibieron la Torá (Pentateuco), que incluyó los
Diez Mandamientos y dio forma y contenido a su fe monoteísta. El éxodo de Egipto (circa 1300 AEC)
dejó una marca imborrable en la memoria nacional del pueblo judío y pasó a ser el símbolo de la libertad
y la redención. Año a año los judíos celebran Pésaj (Pascua), Shavuot (Pentecostés) y Sucot (la Fiesta
de los Tabernáculos), para conmemorar los eventos ocurridos en ese tiempo.
Durante los siguientes dos siglos, los israelitas conquistaron gran parte de la Tierra y abandonaron sus
costumbres nómades transformándose en campesinos y artesanos; se logró un cierto nivel de
consolidación social y económica. Períodos de relativa paz fueron interrumpidos por tiempos de guerra
en los que el pueblo se agrupó tras líderes conocidos como "jueces", elegidos por sus capacidades
políticas y militares, así como por su habilidad de liderazgo.
La debilidad inherente de su organización tribal frente a la amenaza planteada por los filisteos (un pueblo
marítimo de Asia Menor que se estableció en la costa mediterránea del país) generó la necesidad de un
gobernante que pudiera unir a las tribus y convirtiera su posición en una institución permanente, cuya
autoridad se sucediera por herencia.
Ioshua Bin Nun
Jerusalem era una ciudad jebusea cuando el pueblo de Israel la conquistó. Al leer el libro de Josué
aprendemos que el rey de Jerusalem estaba a cargo del pacto de los cinco reyes, que querían castigar a
los guibeonitas por haberse rendido ante los israelitas. Ioshua Bin Nun y su ejército triunfaron a los reyes
del pacto y a sus soldados y fueron derrotados en el flanco del valle de Aialon, en el lugar que aconteció
el milagro de "Sol, detente en Gabaón, y tu luna, en el valle de Aialon" (Josué10:12).
Los cinco reyes de las ciudades fueron asesinados, sus ciudades conquistadas, menos Jerusalem que
quedó bajo el mando de los jebuseos hasta la época del rey David. Luego de la muerte de Ioshua Bin
Nun se congregaron las tribus de Iehuda y Shimon para conquistar Jerusalem, que formaba una pared
divisoria entre ellos y la tribu de Iosef que se encontraban en los montes de Efraim. "Y la tomaron y la
hirieron a filo de espada y prendieron fuego a la ciudad" (Jueces 1:8). Prender fuego a una ciudad y
destruirla era parte del proceso de conquista que realizaban las tribus de Israel, pero en este caso no
encontramos que la ciudad conquistada se tornó en una ciudad hebrea. Jerusalem volvió a manos
extranjeras y esperó otros 250 años hasta que el rey David llegó a ella desde la ciudad de Hebrón.
La época de los reyes - el período del primer templo (586-1000 A.E.C)
La monarquía
(circa 1020-930 AEC)
El primer rey, Saúl (circa 1020 AEC), cubrió el período entre la pérdida de la organización tribal y el
establecimiento de una monarquía plena por parte de su sucesor, David. El rey David (1004-965 AEC)
convirtió a Israel en una importante potencia de la región, por medio de exitosas expediciones militares,
inflingiendo la derrota final a los filisteos, así como a través de una red de amistosas alianzas con los
reinos vecinos. Como resultado de esto, su autoridad fue reconocida desde las fronteras de Egipto y el
Mar Rojo hasta las riberas del Eufrates. En lo interior, unió a las doce tribus de Israel en un solo reino,
colocando a Jerusalem y la monarquía en el centro de la vida nacional del país. La tradición bíblica
describe a David como poeta y músico, cuyos versos aparecen en el Libro de los Salmos.
David fue sucedido por su hijo Salomón (965-930 AEC), quien reforzó aún más el reino. Por medio de
tratados con los reyes vecinos y matrimonios con fines políticos, Salomón aseguró la tranquilidad dentro
de las fronteras del reino y lo igualó a las grandes potencias de la época. Expandió el comercio exterior y
promovió la prosperidad económica del país, desarrollando importantes empresas como las minas de
cobre y la fundición de metales, a la vez que establecía nuevas ciudades y fortificaba otras, de
importancia estratégica y económica. La coronación de las actividades constructoras de Salomón en
Jerusalem fueron el palacio real y el Templo, que pasó a ser el centro de la vida nacional y religiosa del
país. La Biblia atribuye a Salomón el Libro de los Proverbios y el Cantar de los Cantares.
El Rey David
¿Qué aspecto tenía Jerusalem cuando el rey David la declaró capital de Israel ? ¿Cómo fue construido el
templo por medio de Salomón, hijo de David y heredero de su reinado?. Cómo era la vida cotidiana en la
capital de Israel de aquellos días, ciudad que vivían solamente 2000 habitantes con una superficie que
no llegaba a 60 dunas ?
Las respuestas a estas interrogantes son encontradas en versículos de la Biblia y en descubrimientos
arqueológicos, principalmente aquellos que fueron descubiertos en la guerra de los Seis Días, en
certificados, documentos y descubrimientos realizados en tierras cercanas a Israel.
El rey David llegó a Jerusalem con el tabernáculo, y así transformó a Jerusalem en centro espiritual y de
su realeza. Salomón, su hijo, construyó el esplendoroso templo que maravilló a todos los habitantes del
antiguo mundo. El poeta del libro de Salmos nos cuenta con admiración sin límites sobre la ciudad de
aquellos días: "Grande es el Eterno, y digno de ser alabado, en la ciudad de nuestro D's, su santo monte.
De hermosa perspectiva, es la alegría de toda la tierra" (Salmo 48:2-3). "Caminad en torno de Sion y ved
en derredor de ella. Cuenta sus torres. Senalad bien sus murallas contemplad sus palacios" (Salmo
48:12-14).
La conquista de Jerusalem por el rey David
La descripción de la biblia es breve y nos deja un espacio para la imaginación. Cuatro versículos nos
describen de forma telegráfica la historia del pueblo de Israel: "Y el rey y sus hombre fueron a Jerusalem
contra los jebuseos, los habitantes de la tierra. Que hablaron a David diciendo: No entrarás aquí... Sin
embrago David tomó la fortaleza de Sion la ciudad de David... Y David residió en la fortaleza y la llamó
ciudad de David" (Samuel II, 5:6 en adelante). Jerusalem se torna capital de Israel. Cabe destacar que la
fortaleza destacada en estos versículos es la fuente del nombre de "la fortaleza de David" o "la torre de
David", punto turístico popular en Jerusalem, pero la fortaleza de David de la Biblia se encuentra en la
"Ciudad de David" a los pies del monte del Templo de nuestros días. Los jebuseos, que su destino no es
conocido, desaparecen de Jerusalem.
Ciudad internacional
Jerusalem era ciudad nacional e internacional. Reyes y reinados, ministros y duques, gentiles y judíos,
de todos los extremos del mundo visitaban Jerusalem y peregrinaban a ella. Más esta ciudad, bonita
como era había perdido su posición al dividirse el reinado de Israel en dos reinados. La ciudad que fue
fijada minuciosamente en una zona neutral que estaba fuera del control de las tribus de Israel se tornó
en la capital del reinado de Iehudá, que incluía solo dos tribus Iehuda y Biniamin. Los grandes reyes de
Iehuda - Iehoshafat, Iehoash y Uziahu le agregaron esplendor más no le devolvieron el honor y la
posición dentro de la congregación de Israel.
Jerusalem capital de un pequeno reinado siguió creciendo y desarrollándose "en suburbios externos"
sobre la colina occidental. En la ciudad floreció el crecimiento espiritual como visionaron los profetas de
Israel. De Jerusalem salió el llamado de los profetas, por primera vez en la historia del mundo antiguo, a
valores de justicia, moral y paz - valores que en un futuro se tornarán en propiedad de todos los pueblos
del mundo.
Fortaleza de Jerusalem
Jizkiahu, rey de Iehudá, obró para fortalecer la ciudad y perfeccionar el sistema de defensa. En ese
mismo tiempo, en la segunda mitad del siglo 8 A.E.C, cayó el reinado de Israel y su capital en Samaria a
manos del reinado de Asiria. El rey Jizkiahu que vio en peligro su reinado, expandió las murallas de la
ciudad y estableció un sistema de agua avanzado que fue llamado en su nombre "el túnel de Jizkiahu" o
"el túnel de Siloe". En e año 701 A.E.C luego de haber conquistado casi todas las ciudades de Iehudá y
entre ellas Lajish, Sanjeriv rey de Asiria llegó a Jerusalem, la sitio pero no triunfó en conquistarla. En el
año 586 A.E.C. Jerusalem cayó en mano de Nabucodonosor, rey de Babel, que destruyó el Templo y la
fortaleza de la ciudad. Muchos de los habitantes de Jerusalem fueron exiliados, otros se escaparon a
Egipto, y no quedó ni un asentamiento judío en Sion.
Los profetas
Pensadores religiosos y carismáticos individuos que eran considerados dotados de un don divino de
revelación, predicaron en el período de la monarquía hasta un siglo después de la destrucción de
Jerusalem (586 AEC). Ya sea como asesores de los reyes en asuntos relacionados con religión, ética y
política, o como sus críticos, bajo la primacía de la relación entre el individuo y Dios, los profetas eran
guiados por la firme convicción de la necesidad de justicia, y emitieron enérgicas censuras respecto a la
moralidad de la vida nacional judía. Sus experiencias revelatorias fueron registradas en sus libros de
inspirada prosa y poesía, muchos de los cuales fueron incorporados a la Biblia.
El llamado universal y permanente de los profetas deriva de su apelación a una consideración
fundamental de valores humanos. Palabras como del profeta:, Aprended a hacer el bien; buscad el juicio,
restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda, (Isaías 1:17) siguen nutriendo a la
humanidad en su búsqueda por una justicia social.

Monarquia dividida
El reinado de Salomón se deterioró hacia el final por el descontento de parte de la población que debía
pagar fuertes tributos por sus ambiciosos proyectos. Al mismo tiempo, el trato preferencial que recibía su
propia tribu produjo la irritación de las demás, lo que provocó un creciente antagonismo entre la
monarquía y los separatistas tribales. Después de la muerte de Salomón (930 AEC), una insurrección
abierta condujo a la separación de las diez tribus del norte y a la división del país en un reino norte:
Israel, y un reino sur: Judea, en el territorio de las tribus de Judá y Benjamín.
El reino de Israel, con su capital Samaria, duró más de 200 años bajo 19 reyes, mientras que el reino de
Judea, fue gobernado desde Jerusalem durante 400 años por un número igual de reyes de la casa de
David. La expansión de los imperios asirio y babilonio conquistó primero a Israel y después a Judea. El
reino de Israel fue vencido por los asirios (722 AEC) y su pueblo fue llevado al exilio y al olvido. Más de
cien años después, Babilonia conquistó el reino de Judea, exilió a la mayoría de sus habitantes, destruyó
Jerusalem y el Templo (586 AEC).
El primer exilio
(586-538 AEC)
La conquista babilonia puso término al Primer Estado Judío (Período del Primer Templo), pero no cortó
la relación del pueblo con la Tierra de Israel. Sentados junto a los ríos de Babilonia, los judíos
prometieron recordar siempre a su patria: Si me olvidare de ti, oh Jerusalem, mi diestra sea olvidada. Mi
lengua se pegue a mi paladar, si no ensalzare a Jerusalem como preferente asunto de mi alegría.
(Salmos 137:5-6).
El exilio a Babilionia que siguió a la destrucción del Primer Templo (586 AEC) marcó el comienzo de la
diáspora judía. Ahí el judaísmo empezó a desarrollar un marco religioso y una forma de vida fuera de la
Tierra, asegurando finalmente la supervivencia nacional y la identidad espiritual del pueblo y le infundió
suficiente vitalidad para garantizar su futuro como nación.
El retorno a Sion - principios del período del segundo templo (536 - 164 A.E.C)
A raíz de un decreto del rey persa Ciro, conquistador del imperio de Babilonia, (538 AEC),
aproximadamente 50.000 judíos emprendieron el Primer Retorno a la Tierra de Israel, dirigidos por
Zerubabel, descendiente de la Casa de David. Menos de un siglo después, el Segundo Retorno fue
dirigido por Esdrás el Escriba. Durante los siguientes cuatro siglos, los judíos conocieron diversos grados
de autonomía bajo el dominio persa (538-333 AEC) y posteriormente el helenístico (ptolomaico y
seléucida) (333-63 AEC).
La repatriación de los judíos bajo el inspirado liderazgo de Esdrás, la construcción del Segundo Templo
en el sitio del Primero, la reedificación de los muros de Jerusalem y el establecimiento de la Knéset
Haguedolá (Gran Asamblea) como ente religioso y judicial supremo del pueblo judío, marcaron el
comienzo del Segundo Estado Judío (Período del Segundo Templo). Dentro de los confines del imperio
persa (538-333 AEC), Judea era una nación que se centraba en Jerusalem, cuya dirección estaba
confiada al Sumo Sacerdote y al Consejo de Ancianos.
Tres "inmigraciones"
Cuatro olas de inmigraciones a Jerusalem fueron necesarias para devolverle su honor y posición.
En los primeros inmigrantes se encontraba Sheshbatzar, que pertenecía a la estirpe del rey David y con
él un grupo de distinguidas personalidades que se asentaron entre las ruinas de la ciudad y comenzaron
a reconstruirla.
Luego de unos pocos años llegó el grupo de "segunda inmigración" bajo la dirección de Zerubabel Ben
Shaltiel que fue gobernador de Jerusalem y Iehoshua Ben Tzadok el sumo sacerdote. Estas dos
personas dirigieron al pueblo y establecieron el templo, llamado "segundo templo". Veintritres años
después de la "declaración de Siró" se completó la construcción del templo y se renovaron los sacrificios
en el Templo de Jerusalem.
El aspecto de esta pequena ciudad, que su población crecía constantemente, hizo al profeta Zacarías
profetizar a su pueblo: "Se sentarán los ancianos y las ancianas en las plazas de Jerusalem cada uno
con su báculo de ancianidad en su mano y las plazas de la ciudad estarán llenas de mancebos y
muchachas jugando" (Zacarías 8:4-5).
Ezra el escriba fue el dirigente de la "tercera aliá". Ezra tenía la autorización de instituir jueces sobre el
pueblo en Israel y juzgar según las leyes de la Torá. El organizó un cambio religioso y social cuya
principal finalidad era que el pueblo de Israel, que se encuentra en Jerusalem y Iehudá, retorne a los
preceptos y a la religión.
La nueva fortaleza
Nehemia que era el ministro de los escanciadores en el palacio del rey de Persia inmigró a Jerusalem en
el año 445 A.E.C para restaurar las murallas de la ciudad que estaban destruidas y sus quemados
portones. Nehemias era el dirigente de la cuarta ola de inmigrantes y le otorgó a Iehuda una nueva
posición política y fortificó a Jerusalem y declaró: "Ven y construyamos las murallas de Jerusalem" con
su carisma el sabía atraer los corazones del pueblo y tuvo éxito en su cometido. Su deseo acrecentar la
población de Jerusalem y estableció que el 10% de las aldeas pasen a tener su vivienda fija en
Jerusalem.
Las obras de Ezra y Nehemia concluyen con la historia de Jerusalem en la época bíblica. Durante cien
años volvieron a Israel decenas de miles de exiliados de babilonia que renovaron el templo y
establecieron a Jerusalem como centro religioso y nacional.
La Biblia nos otorga una importante fuente informativa de esa época, pues no encontramos material que
pertenece a la época pérsica, durante 200 años.
La época de los helenistas y jasmoneos (333 A.E.C - 37 E.C)
Como parte del mundo antiguo conquistado por Alejandro Magno de Grecia(332 AEC), la Tierra se
mantuvo como una teocracia bajo los gobernantes seléucidas con sede en Siria. Cuando se prohibió a
los judíos la práctica del judaísmo y su Templo fue desecrado como parte del esfuerzo por imponer a
toda la población la cultura y las costumbres con orientación hacia Grecia, los judíos se rebelaron (166
AEC).
Dirigidos en un comienzo por Matatías, miembro de la dinastía de sacerdotes hasmoneos y después por
su hijo, Judá el Macabeo, los judíos entraron en Jerusalem y purificaron el Templo (164 AEC), eventos
que se conmemoran anualmente durante la Fiesta de Janucá.
Los helenistas
Durante cien años continuaron los días de esplendor judío en Jerusalem, pero en el a‫ס‬o 333 A.E.C la
ciudad fue conquistada por Alejandro Magno, "el grande", que doblegó al imperio persa.
Luego de un breve período, con la muerte de Alejandro, el imperio macedonio se dividió en tres reinados
que al frente de cada uno de ellos se encontraba uno de sus jefes de ejército. La ciudad de Jerusalem y
toda la tierra de Israel se encontró durante cien años bajo la tutela de los egipcios talmitas y luego bajo el
reinado sirio seleuki.
En la época del gobierno seleuki aumentó la influencia cultural helenista, y el rey Antiojus IV Epifanes
(163-175 A.E.C) declara a Jerusalem como una "polis" griega llamada "Antiojia de Jerusalem".
La rebelión de los jashmoneos
Muchos de los jerusalimitanos se adhirieron a la cultura helenista y adquirieron sus costumbres y su
forma de vida. A diferencia hubieron otras personas que se opusieron drasticamente al helenismo, y
trataron de cumplir rigurosamente los preceptos de la Torá.
La lucha que estalló entre los "helenistas" y los "jasidim" llevó a una guerra entre hermanos. En
consecuencia a los decretos religiosos decretados por el rey Antiojus IV Epifanes, decretos que ofendían
directamente al templo y a sus servicios, los jasidim llegaron a una confrontación que no hubo igual en la
historia.
En 167 A.E.C hubo una rebelión contra el gobierno celeuseo bajo el mando de los jasmoneos con
Matitiau a su cabeza. Su hijo Iehuda el macabeo tuvo éxito en la conquista de la mayoría de los terrenos
de Jerusalem triunfando a los helenistas, purificó el templo y renovó sus servicios. Luego de veinte años
Shimon el jasmonaeo conquistó la fortaleza de Jakra, lugar donde se encontraban los helenistas y se
consiguió un estado completamente soberano por el período de ochenta años.
De la ciudad baja a la ciudad alta
Luego de años convulsionados Jerusalem consiguió un descanso bajo el gobierno de Iojanan Orkenus y
Alexander Ianai cuyo lema principal era la impulsiva construcción. Jerusalem se expandió para el
occidente y en su superficie fue integrada "la ciudad alta" un apodo especial a la colina occidental en la
cual se encuentra hoy en día el barrio judío y el armenio. La colina occidental estaba rodeada de
murallas fuertes y nuevas, "la primera muralla" que rodeaba "la ciudad de David" y la "ciudad alta".
Pero el mundo se encontraba en cambios. Roma se hizo cargo de los portones del oriente. La guerra
entre hermanos que estalló entre los herederos de Alejandro Magno sirvió como una grata oportunidad
para Pompius, general romano en el oriente, gobernar en el año 63 A.E.C sobre la tierra de Israel.
Fraudes e intrigas de aquellos que anhelaban gobernar llevaron a dar el cargo a Herodes, un judío de
origen edomita, como rey judío bajo el imperio romano.
Desde la época de Herodes hasta la destrucción del Segundo Templo (37 A.E.C - 70 E.C)
La ciudad en su esplendor
El estado de Judá, bajo el gobierno de Herodes, se fortificó mucho en diversas aspectos hasta llegar a
las dimensiones de la época del rey David. Jerusalem era la capital del estado y Herodes la convirtió en
una de las ciudades más grandes y bonitas del mundo.
En Jerusalem se expandieron las construcciones del monte del templo y sus murallas, y se estableció
una muralla adicional - "la segunda muralla" que sería cercana al portón de Shjem de nuestros días. El
palacio del rey y su fortaleza fueron construidas en el extremo occidental de la ciudad, se allanaron
calles y se crearon centros comerciales, y establecimientos de cultura y deporte. Su obra de arte en la
capital fue el templo que se construyó en el monte del templo, que fue considerada la construcción más
bella en el mundo romano.
Principios del cristianismo
La Jerusalem de Herodes no supo solo de construcciones bonitas. A simple vista Jerusalem se
encontraba en un esplendor económico, pero en la ciudad había desequilibrio económico que creó
diferencias económicas y sociales entre las clases. En el ambiente de tensión que crearon estas
diferencias se comenzaron a encontrar grupos en el pueblo que anhelaban el Mesías y estallaron
confrontaciones religiosas. La aparición de Jesús y sus actos trajeron como consecuencia la creación de
una nueva religión - el cristianismo. Jesús, el nazareno, que los demás consideraban el Mesías, fue
crucificado bajo el comisionado romano Pontius Pilatus, luego de haberse encontrado culpable de
rebelión al reinado.
La gran rebelión
En el año 66 E.C estalló "la gran rebelión" de los judíos contra los romanos. En Jerusalem se dio la
primer senal para la rebelión - el cese de sacrificios para el bienestar del emperador en el templo de
Jerusalem. Cuatro años Jerusalem se mantuvo fuerte ante el sitio romano hasta que se rindió. Sus
murallas fueron arrasadas, el templo destruido y los tesoros fueron llevados a Roma. El nueve de Av (70
E.C) el segundo templo se convirtió en ruinas. La ciudad que era la metrópoli judía en el mundo entero
quedó desolada, y sobre sus ruinas los soldados de la décima legión romana acamparon como soldados
gobernando a Iehuda.
Masada
En el año 73 E.C. cerca de 1.000 hombres, mujeres y niños que sobrevivieron la caída de Jerusalem
ocuparon y fortificaron el complejo del palacio de Herodes en Masada, ubicado en la cumbre de un
monte cerca del Mar Muerto, donde durante tres años resistieron los repetidos intentos romanos para
desalojarlos. Cuando los romanos finalmente escalaron Masada e irrumpieron dentro de sus muros,
descubrieron que los defensores y sus familias habían preferido darse muerte con sus propias manos
que someterse a la esclavitud.
La destrucción total de Jerusalem y del Templo fue catastrófica para el pueblo judío. De acuerdo al
historiador judío de la época Flavio Josefo, cientos de miles de judíos perecieron en el asedio a
Jerusalem y en distintas partes del país, y muchos miles fueron vendidos como esclavos.
Un último breve período de soberanía judía siguió a la revuelta de Shimón Bar Kojbá (132), durante la
cual se recobraron Judea y Jerusalem. Sin embargo, dado el enorme poderío de los romanos, el
resultado fue inevitable. Al término de tres años, conforme a la costumbre romana, Jerusalem fue "arada
con una yunta de bueyes"; Judea fue llamada Palaestina, y Jerusalem, Aelia Capitolina.
Aunque el Templo fue destruido y Jerusalem quemada hasta los cimientos, los judíos y el judaísmo
sobrevivieron su encuentro con Roma. El ente judicial y legislativo supremo, el Sanhedrín (sucesor de la
Knéset Haguedolá), fue reconstituido en Yavne (70 EC) y posteriormente en Tiberíades. Sin el marco
unificador de un estado y del Templo, la pequeña comunidad judía se recobró gradualmente, siendo
reforzada de vez en cuando por exiliados que regresaban. La vida institucional y comunitaria se renovó,
los sacerdotes fueron reemplazados por rabinos y la sinagoga pasó a ser el centro de cada comunidad
judía, como lo evidencian las ruinas de sinagogas encontradas en Capernaum, Korazín, Baram, Gamla y
otros lugares. La Halajá (ley religiosa) pasó a ser el lazo común entre los judíos, y se transmitió de
generación en generación.
Casi sesenta años Jerusalem quedó desolada y abandonada. En esos años Yavne era el centro nacional
y religioso del pueblo judío. Nuestros conocimientos sobre la ciudad de la época de la gran rebelión
hasta la época de Bar Kojba son muy escasos.
Según lo que parece, retornaron los judíos a Jerusalem solo en la época de la rebelión de Bar Kojba.
La época romana posterior
Aelia Capitolina (135-324 E.C)
Decenas de años después de la destrucción del templo, el emperador Adriano decide restaurar a
Jerusalem de sus ruinas, así como lo hizo en diversos lugares del imperio romano, y establecer una
ciudad con características helenistas. Como era distintivo de las ciudades extranjeras en esa epoca,
Adriano construyo tambien en Jerusalem, templos paganos. Es sabido que fundo un templo a Zeus
Capitolino y tambien un templo a Venus (Afrodita), diosa de la belleza y el amor. La ciudad fue
merecedora de ser una colonia, superior a la posición que ocupaba "Polis" y recibió el nuevo nombre de
"Aelia Capitolina", en nombre del emperador Elius Adrianus y el dios Júpiter el capitolino.
La ciudad nueva que construyó Adrianus era diferente a la anterior que fue destruida en la guerra. Los
límites de la nueva ciudad se parecen a los de la ciudad vieja de nuestros días.
Las dos rebeliones, la gran rebelión y la rebelión de Bar Kojba causaron el abandono de judíos a la
galilea y disminuyó la importancia de Iehuda. Luego de la rebelión de Bar Kojba quedó el norte de las
montanas de Iehuda y la zona de Jerusalem casi sin ningún asentamiento judío. El aplastamiento de la
rebelión del año 135 simboliza el principio del proceso en el cual la tierra de Israel se tornó en una tierra
de extra‫ס‬os y samaritanos.
La época bizantina (324-638)
Constantino que elevó al cristianismo como religión preferida comenzó en el año 324 E.C con obras de
construcción, que estaban dirigidas a aumentar el prestigio de Jerusalem y darle una posición de cuna al
cristianismo.
Las realizaciones llevadas a cabo por Constantino, cambiaron el color grisáceo de la ciudad. La
población y la superficie crecieron y Jerusalem fue merecedora de una posición respetable y una fuerza
económica. A la orden de Constantino y con el patrocinio de su madre, la emperatriz Helena, se
estableció un centro en la ciudad "la iglesia del santo sepulcro".
En los siglos 4 y 5 se construyeron en Jerusalem varias iglesias. En el año 361, con la autorización de
Julianus, hubo un intento de construcción del Templo, pero fracasó.
En la época del emperador Justinianus (527-567) Jerusalem llegó a la cúspide de su grandeza. En toda
esa época el monte del templo estaba desolado y destruido.
La conquista persa
En el año 614 la tierra de Israel fue conquistada por los persas. Quince años después los persas
gobernaron Jerusalem, durante tres años le otorgaron a los judíos una especie de autonomía. Los judíos
desearon en sus corazones renovar el templo bajo el patrocinio del rey Kusro II.
En el año 629 el emperador Bizantion, Erquelius, conquistó la tierra de Israel. Nuevamente los judíos
fueron exiliados de Jerusalem y se realizaron acciones de venganza y destrucción en el monte del
templo. El gobierno bizantino no fue duradero. En el año 638 Jerusalem se rindió a los ejércitos de una
nueva fuerza que aparece en la tarima de la historia - los árabes musulmanes.
Período árabe antiguo (638-1099)
En el siglo 7 E.C, Jerusalem fue marcada en la consciencia de la religión musulmana como la tercer
ciudad santa, luego de Meka y Medina como objetivo de peregrinación. En la tradición del Islam el monte
del templo es reconocido como el lugar donde Mahoma llegó "en las travesías nocturnas".
En el primer año de la conquista de los musulmanes, los omeyas construyeron dos lugares religiosos
destacables: la mezquita de El Aqsa y el Domo de la Roca. A los pies del monte del templo se estableció
un reinado que incluía un palacio y grandes construcciones. Hubo una inestabilidad política y los
abaseidas sucedieron a los omeyas (750-960). En la época de la dinastía abasida Jerusalem descendió
en importancia.
En el año 969 la ciudad fue conquistada por los nuevos califas, los fatimidas chiitas, cuya capital era el
Cairo. El gobierno fatimita construyó y alentó la construcción musulmana en Jerusalem y destruyó
iglesias y obras de culto cristiano. Por la crisis económica y la falta de estabilidad que hubo en el
gobierno, el asentamiento judío pudo establecerse en Jerusalem . La ieshiva de "Gaón Iaakov" era el
centro religioso en la ciudad que también iluminó a los judíos egipcios y a tierras vecinas. Los judíos de
la diáspora peregrinaron a Jerusalem en las festividades pero debido a la prohibición del gobierno de
llegar hasta el Monte del Templo, se organizaron rezos en el monte de los Olivos, frente al monte del
templo
Período de los cruzados y aiubidas (1099-1260)
El 15 de julio de 1099 era un día soleado en Jerusalem. En horas del atardecer con la puesta del sol,
irrumpieron los nobles cruzados a la ciudad santa.
Este día fue el fin del sitio que duró cinco semanas. Los cruzados masacraron a los musulmanes y judíos
de la ciudad. Luego de 450 años de gobierno musulmán, Jerusalem volvió a ser capital del reino cruzado
- "reinado de Jerusalem".
Conquista de los aiubidas
Casi cien años los cruzados gobernaron Jerusalem, hasta que en la primavera de 1187 conquistó la
ciudad Saladino Sultán de la dinastía aiubida, dirigente musulmán que devolvió la ciudad al islam.
Saladino marcó su sello en Jerusalem: trasformando iglesias en mezquitas, las campanas de las grandes
iglesias fueron quitas, cruces y símbolos cristianos desaparecieron y las construcciones fueron
purificadas con aceite de rosas especial.
La mezquita de El Aqsa se transformó en el lugar principal de oraciones. A ambos lados de la iglesia del
Santo Sepulcro se establecieron mezquitas, una de ellas en honor a Omar, el primer conquistador de
Jerusalem - que perdura hasta hoy día y la segunda a Saladino segundo conquistador de Jerusalem.
A los judíos les fue permitido volver a Jerusalem y en menos de una generación se establecieron en la
ciudad comunidades de judíos provenientes de Magrav, Francia e Inglaterra junto a los habitantes del
lugar.
La conquista cristiana
La perdida del reinado en Jerusalem convocó a los cristianos a una nueva partida de cruzados a la tierra
de Israel. La tercer expedición de los cruzados estableció nuevamente el reinado cruzado (1192). En el
año 1244, casi 150 años luego de la nueva conquista cristiana, finalizó el gobierno cruzado, con la
conquista por medio de los mamelucos, nuevos gobernantes de Egipto.
Período mameluco (1260 - 1517)
Siete años después de la conquista mameluca llegó a Jerusalem el Ramban (Rabi Moshe Ben Najman,
comentarista de la Biblia). En una carta que le escribió a su hijo describió sus impresiones sobre
Jerusalem: "Jerusalem está estéril y abandonada. Para describirlo brevemente, cuanto más sagrado es
un lugar más en ruina se encuentra, Jerusalem sufrió más destrucción que el resto de las ciudades".
Bajo el gobierno de los mamelucos Jerusalem preservó su importancia, a pesar de no se capital.
Período otomano (1517-1917)
En el año 1517 las fuerzas otomanas barrieron a los ejércitos mamelucos. En vísperas de la conquista
otomana la comunidad judía contaba con 1500 almas. Con el correr del tiempo la comunidad creció e
incluyó en ella a los "arabisados", judíos de habla árabe. Junto a los expulsados de Espana, se
consolidaron en la ciudad centros de eruditos que obraban junto al centro espiritual de Safed. El corazón
de la comunidad se encontraba en el barrio judío, alrededor de la sinagoga de rabi Iojanan Ben Zakai,
que fue inaugurada en el siglo 16, y en las sinagogas adjuntas. A fines del siglo 18 y principios del 19
comenzó la inmigración de judíos europeos - "jasidim" y "prushim" que acrecentaron la comunidad judía.
El siglo 19
A principios del siglo 19 Jerusalem era la capital de un pequeno distrito (Sanjak) y estaba bajo el mando
general del departamento de Damasco. Su importancia era pobre y las actividades económicas eran
insignificantes. La población se centralizaba en la ciudad vieja y contaba con 9000 almas, según esta
división: 4000 musulmanes, 3000 cristianos y 2000 judíos.
En la ciudad vieja habían cinco barrios, musulmán, cristiano, armenio, mugrabi y judío. La situación de la
ciudad era penosa: las callejuelas sucias, muchas casas estaban destruidas y la mortalidad era grande.
Los judíos y cristianos se sentían minoría y les fueron decretadas limitaciones políticas, judiciales y
religiosas.
El gran cambio
El gran cambio que se estableció en la ciudad comenzó con la conquista del general egipcio Ibrahim
Falla (1833). El gobierno egipcio otorgó amplios derechos a la población no musulmana y a
representantes europeos y abrió las puertas de Jerusalem para el mundo entero.
La influencia europea cambió la forma de vida: el correo era dirigido a través de consulados externos por
ende se tornó en correos modernos, llegó la era de las diligencias, el reloj comenzó a contar las horas
del día a partir de la media noche y no de la salida del sol, la lámpara y la nafta sustituyeron las velas de
aceite. Estas eran las primeras senales de modernización en Jerusalem que tornó a la ciudad fanática
musulmana en un centro político religioso europeo y en un lugar de interés para las grandes potencias.
La salida de las murallas
Luego de más de mil años se vivir amurallados, las murallas de la ciudad ya no delimitaban toda la
ciudad. Comenzó el proceso de "la salida de las murallas" en el cual tomaron parte los judíos cristianos y
musulmanes. Los judíos con la inspiración de Moshe Montefiori establecieron "Mishkenot Shaananim"
(1860) y luego los siguientes barrios: "Majane Israel" (1868), Najalat Shiva (1869), Mea Shearim (1874).
Este proceso comenzó en la segunda mitad del siglo 19 y continua en nuestros días.
En esta época aumentó el número de habitantes en la ciudad de algunos miles a decenas de miles. Se
aplanaron caminos desde Iafo, Hebrón, Jericó, Shjem a Jerusalem y a fines del siglo se inauguró el
ferrocarril de Iafo a Jerusalem.
Período del mandato británico (1917-1948)
El 9 de diciembre de 1917 el general británico Alembi conquistó Jerusalem. Luego de dos días Alembi
ingresó con marchas de triunfo a la ciudad vieja. La rendición oficial se realizó en la entrada de la
fortaleza. De esta manera llegaron a su fin 400 años de gobierno otomano y comenzaron 30 años de
gobierno británico.
Los primeros dos años y medio era un gobierno militar, que fue cambiado por un gobierno civil. Por
primera vez luego de los cruzados Jerusalem era nuevamente la capital. La ciudad creció y se desarrolló,
se pavimentaron calles y caminos y se construyeron barrios judíos y árabes. La construcción de un
centro comercial y la apertura de la universidad Hebrea le otorgaron un tinte moderno a la ciudad. El
gobierno británico se vio obligado a preocuparse por las necesidades de agua, alimentos e higiene de los
habitantes de la ciudad.
En el transcurso del gobierno británico se aceleró el proceso de modernización, aumentó la cantidad de
medios de transporte, se pavimentaron caminos y se crearon canerías desde las fuentes del Iarkon de
Rosh Haain a la ciudad de Jerusalem. El crecimiento de la población aumentó la tensión de los judíos,
árabes e ingleses, tensión que estuvo acompanada por derramamientos de sangre en 1920 y en 1929.
La tensión llegó a su cúspide en noviembre de 1947, con la decisión de la O.N.U. de finalizar el período
del mandato británico y convertir a Jerusalem en una ciudad internacional.
Jerusalem - capital de Israel
Al finalizar en período del mandato británico los judíos y los árabes lucharon por gobernar en Jerusalem.
En la época de la guerra de la independencia los árabes sitiaron al ciudad, había escasez de alimentos,
agua, medicamentos y municiones. En el año 1949, al firmarse un acuerdo de cese de fuego, Jerusalem
fue dividida. La ciudad vieja, incluyendo al barrio judío, quedó fuera de los límites de la ciudad hebrea.
En 10 de diciembre de 1949 el gobierno de Israel decidió convertir a Jerusalem en la capital oficial del
estado de Israel. David Ben Gurion declaró "Jerusalem es una parte inseparable del estado de Israel y es
su eterna capital".
En la Jerusalem occidental, capital de Israel se establecieron las instituciones del estado: la morada del
presidente, la kneset, las oficinas de gobierno, establecimientos culturales y gubernamentales, el museo
de Israel, Iad Vashem - museo del holocausto, el monte de Hertzel - cementerio de próceres israelíes y
cementerio militar de los combatientes en las guerras de Israel.
En junio de 1967 estalló la guerra de los Seis Días. Las fuerzas de Tzaal penetraron al barrio judío por el
portón de los León y se apoderaron de ella. La pared divisoria entre las dos partes de la ciudad que
existió por diecinueve años fue derribada y Jerusalem con sus problemas y dificultades se convirtió en
una sola ciudad. La montana del Templo y el Kotel Hamaarabi quedaban nuevamente bajo gobierno
judío.
1967-1997
Jerusalem rodeada de barrios
Luego del primer entusiasmo de los israelíes y del primer impacto y la introspección realizada por los
árabes - llegaron los días cotidianos a la ciudad. Jerusalem era una sola ciudad, los dirigentes del estado
realizaron lo imposible para reunificarla, pero no todo tuvo éxito.
Casi todos los judíos apoyaron la unificación de Jerusalem y descartaron toda posibilidad de volver a la
situación anterior. Los árabes residentes en Jerusalem y los jordanos, que gobernaban en Jerusalem
oriental hasta principios de junio de 1967, y así también todos los estados árabes, no aceptaban el
gobierno israelí en Jerusalem. Ellos declaraban que Jerusalem oriental debía volver a la brevedad
posible a sus manos. Hussein el rey de Jordán declaró que su decisión de no ceder su reinado en
Jerusalem es terminante.
La unificación de Jerusalem trajo consigo un gran impulso de desarrollo. Nuevos barrios se comenzaron
a crear sobre las colinas que rodean la ciudad en el sur, este y norte. La construcción judía en
cantidades respondía a las necesidad de una población judía en crecimiento, más no se descartaba la
posibilidad de volver a dividir a Jerusalem. Para la expansión fueron necesarios extensos terrenos de
árabes y judíos.
También el desarrollo de la construcción árabe en Jerusalem y su periferia tuvieron grandes
consecuencias políticas - para los árabes como para judíos. Los focos de construcción árabe fueron en
el norte entre Ramala y Shuaafat, Ba Raam, Kalandie y Bir Nabala, en el este de la ciudad El Azaria, Abu
Dis y Isauia, en el sur la zona de Bet Zajur.
La restauración del barrio judío
Los años de conquista jordana fueron acompanados con la destrucción total del barrio judío en la ciudad
vieja, que había existido cientos de años. Sinagogas, ieshivot, organizaciones públicas y casa
particulares se transformaron en ruinas, con la intención de borrar todo recuerdo de vida judía del lugar.
Luego de la guerra de los Seis Días, el gobierno de Israel decidió restaurar el barrio con el propósito "de
devolver la corona de anta‫ס‬o". Luego de grandes debates se decidió restaurar el barrio de una forma
tradicional. Parte de las antiguas construcciones fueron remodeladas y otras fueron construidas desde su
base pero guardando relación con el medio ambiente existente. Con la ayuda los presupuestos
gubernamentales se restauraron 600 unidades de vivienda, sinagogas, ieshivot, y otras instituciones. A
mediados de los años 80 se completó la construcción de la superficie del barrio judío. Los arquitectos
disenaron también plazas y explanadas para los visitantes.
En seguida después de la guerra, fueron destruidas edificaciones que se encontraban cercanas al Muro
de los Lamentos, para poder construir una gran explanada pública que pudiera albergar cientos de miles
de peregrinos. Como símbolo de los restos de aquella época se encuentra la sinagoga "Tiferet Israel"
("Hajurba") en sus ruinas. A diferencia de las cuatro sinagogas sefaraditas Iojanan Ben Zakai, Eliahu
Hanavi, Haemtzai y la de Istambul que fueron restauradas.
La ciudad vieja - moderna, renovada como un museo abierto
Entre los lugares que se descubrieron en la última generación: la torre israelí - que era parte de la
fortaleza norte de Jerusalem durante el primer templo, al lado se construyó una maqueta de la ciudad de
dicha época.
El barrio herodeano - son los restos de una construcción en la que aparentemente vivían familias ricas
del sacerdocio y demuestran el esplendor y la hermosura de Jerusalem en el período del segundo
templo, sobre estos restos en el segundo piso, se construyó la ieshiva Hakotel.
La casa quemada - se encuentra en el sótano de una casa, es la restauración de una vivienda de la
época del segundo templo, en ella se encontraron restos de cenizas y el brazo de una mujer extendido
queriendo tomar una lanza, esto nos testimonia sobre el final de los días al caer la ciudad alta en manos
de los romanos.
La reconstrucción destacable en la cual fueron utilizados restos arqueológicos para la nueva
construcción es la del antiguo Cardo - una calle llena de columnas decoradas que dividían a Jerusalem
romana y bizantina desde la puerta de Damasco al norte hasta el monte de Sion en el sur. Hoy en día se
encuentran los restos arqueológicos en el Cardo y también funciona una galería comercial, tiendas y
restaurantes.
Capital: centro nacional
La capital del pueblo de Israel que fue en la época de David y Salomón, hace 3000 años , volvió a ser
capital con el comienzo de la creación del estado. En Jerusalem se encuentran hoy en día la mayoría de
organizaciones estatales: la morada del presidente de Israel, las organizaciones gubernamentales en
Givat Ram y ahí la Kneset, las oficinas de gobierno y de banco de Israel, cerca a ellos el Palacio de
Justicia, una construcción cuya peculiaridad arquitectónica denota el honor y la nobleza del poder
judicial.
A raíz de la unificación de la ciudad se construyó en la parte este una cantidad de edificaciones
pertenecientes al gobierno, entre ellos el cuartel general de la policía, tribunal de alzada, cerca del monte
Scopus se construyó un barrio y en el oficinas del estado. También se traslado la organización obrera a
Jerusalem.
Otros lugares de gran importancia nacional están dispersados en Jerusalem.
En el monte de Hertzel el lugar donde está enterrado el visionario del estado judío y la parcela de los
próceres de estado, cerca del cementerio militar central, se realizan los actos centrales del día de
recuerdo a los caídos en las batallas de Tzaal y el acto del día de la independencia.
No lejos de ahí se encuentra "Iad Vashem" ubicado en el monte de recuerdo, lugar de recuerdo a los
mártires del holocausto. Los visitantes de estado, ciudadanos del país, y turistas se encuentran con las
más terribles de las desgracias que le acontecieron al pueblo judío. Cada año se realizan actos de
recordación centrales en el día del holocausto y del heroísmo.
Centro cultural
Jerusalem oficia de centro cultural, y en ella se encuentran los tesoros espirituales e históricos del pueblo
judío.
En los sótanos de la biblioteca nacional se encuentran escritos que testifican el espíritu del pueblo judío,
y en sus salas estudian los jóvenes junto con intelectuales de avanzada edad.
En el museo de Israel y en el museo Artzot Hamikrah se encuentran restos arqueológicos de gran valor
que testifican la pertenencia de la tierra de Israel a su pueblo hace más de 3000 años . En el museo de
la ciencia cercano se encuentran colecciones para el conocimiento cultural en distintas áreas. Los
certificados relacionados con la historia de la organización sionista y el asentimiento judío se encuentran
en el archivo sionista central.
En Jerusalem se centralizan varias instituciones de estudio e investigación. Además de la universidad
Hebrea se encuentran institutos, establecimientos de investigación en todos los campos: la academia
nacional de ciencias, la academia de la lengua hebrea, Iad Itzjak ben Tzvi y otras.
Las ieshivot de Jerusalem ocupan un lugar importante en el mundo judío, las cuales absorben
estudiantes de Israel y de la diáspora. Entre las más importantes se encuentran la ieshiva de "Mercaz
Harav" que ensena y educa según los ideales del Rab Kuk, las ieshivot de Hebron y Mir - las grandes de
las ieshivot lituanas, la ieshiva de "Porat Iosef" sefaradita y las ieshivot de Gur y Belz - establecimientos
centrales de las ramas más importantes de los jasidim.
En Jerusalem de nuestros días se cumple la visión profética "Pues de Sion saldrá la Torá". Se observa
en la ciudad en la última generación un gran florecimiento de estudios mundanos y más aún de estudios
sagrados y ciencias judías. No existió en la historia de Jerusalem tantos sabios como se pueden apreciar
en esta época. Decenas de miles estudian en diferentes establecimientos - ultra ortodoxos, ortodoxos y
modernos.La mayoría de los ciudadanos son israelíes pero hay también estudiantes que vienen de la
diáspora a la ciudad para adquirir conocimientos de Torá y volver a sus lugares a expandir lo aprendido.
Y de esta manera se encuentran en Jerusalem distintos tipos de dirigentes espirituales - personalidades
de diferentes ideas que pertenecen a diversas y hasta opuestas corrientes.

Breve historia del estado de Israel y mapas alusivos


Declaracion del Estado Años de consolidación La Guerra de Yom Kipur, 1973
Hacia la paz en la region
Cese de fuego 1949 El Juicio de Eichmann Acuerdos de paz con Egipto Israel
Hacia el Siglo XXI
Construcción del Estado La Guerra de los Seis Días, 1967 Operación Paz para la
Galilea, 1982
La Campaña del Sinaí 1956 De guerra a guerra Desafíos internos
Independencia

El Estado de Israel fue proclamado el 14 de mayo de 1948, de acuerdo con el plan de partición
de la ONU (1947). Menos de 24 horas más tarde, los ejércitos regulares de Egipto, Jordania,
Siria, Líbano e Irak lo invadieron, forzando a Israel a defender la soberanía que había
reconquistado en su patria ancestral. En lo que pasó a ser conocido como la Guerra de la
Independencia de Israel, las recientemente formadas y pobremente equipadas Fuerzas de Defensa
de Israel (FDI) rechazaron a los invasores en cruentos e intermitentes combates que se
prolongaron por unos 15 meses, que demandaron más de 6.000 vidas (aproximadamente el uno
por ciento del total de la población judía del país en ese momento).

Durante los primeros meses de 1949, se mantuvieron negociaciones directas, bajo el auspicio de
la ONU, entre Israel y cada uno de los países invasores (excepto Irak, que se ha negado a
negociar con Israel hasta la fecha); el resultado fue acuerdos de armisticio que reflejaron la
situación al término de los combates. La planicie costera, la Galilea y todo el Néguev, quedaron
bajo la soberanía de Israel, Judea y Samaria (la Margen Occidental) pasaron a dominio jordano,
la Franja de Gaza bajo administración egipcia, y la ciudad de Jerusalem fue dividida, controlando
Jordania la parte oriental, incluida la Ciudad Vieja, e Israel el sector occidental.

Construcción del Estado


Una vez terminada la guerra, Israel centró sus esfuerzos en la construcción del estado por el que
había luchado tanto y tan duramente. La primera Knéset (parlamento) de 120 bancas empezó a
sesionar después de las elecciones nacionales (25 de enero de 1949) en las que participó cerca
del 85 por ciento de las personas con derecho a voto. Dos de las personas que condujeron Israel
hacia la cristalización del estado pasaron a ser los líderes del país: David Ben Gurión, presidente
de la Agencia Judía, fue elegido primer ministro, y Jaim Weizmann, presidente de la
Organización Sionista Mundial, fue electo primer presidente del país. El 11 de mayo de 1949,
Israel ocupó su lugar como 59 miembro de las Naciones Unidas.

De acuerdo con el concepto de "crisol de las diásporas" que es la razón de ser de Israel, las
puertas del país se abrieron de par en par afirmando el derecho de todo judío de venir a Israel y,
después de su llegada, adquirir la ciudadanía. En los primeros cuatro meses de independencia
alrededor de 50.000 inmigrantes, en su mayoría sobrevivientes del Holocausto, alcanzaron las
costas de Israel. Hacia fines de 1951, llegaron 687.000 hombres, mujeres y niños, más de
300.000 de los cuales refugiados de los países árabes, duplicándose así la población judía.

La tensión económica causada por la Guerra de Independencia y la necesidad de mantener a una


población en rápido crecimiento requirió de la austeridad interna y de la ayuda financiera del
exterior. La asistencia otorgada por el gobierno de los Estados Unidos, préstamos de bancos
norteamericanos, contribuciones de los judíos de la diáspora y las reparaciones alemanas después
de la guerra fueron empleadas en la construcción de viviendas, mecanización de la agricultura,
establecimiento de una marina mercante y una línea aérea, explotación de los minerales
existentes, desarrollo de la industria y ampliación de las redes camineras, de las
telecomunicaciones y la electricidad.
Hacia fines de la primera década de existencia del país la producción industrial se había
duplicado, al igual que el número de personas empleadas, y las exportaciones industriales se
habían cuadruplicado. La vasta expansión de la agricultura había traído autosuficiencia en el
abastecimiento de todos los productos alimenticios básicos excepto carne y granos, y unas
20.000 hectáreas de tierra, en su mayoría árida, fueron reforestadas y se plantaron árboles a lo
largo de casi 800 km. de carreteras.

El sistema educacional, que había sido desarrollado por la comunidad judía en el período
preestatal e incluía ahora al sector árabe, fue ampliado grandemente. La educación pasó a ser
gratuita y compulsiva para todos los niños entre los 5 y 14 años de edad (desde 1978 ha sido
compulsiva hasta los 16 años y gratuita hasta los 18).

La actividad cultural y artística floreció, combinando elementos del Medio Oriente, Noráfrica y
Occidente, a medida que los judíos que llegaban de todas partes del mundo traían consigo las
tradiciones particulares de sus comunidades, así como aspectos de la cultura prevaleciente en los
países en los que habían vivido durante generaciones. Cuando Israel celebró su décimo
aniversario, la población alcanzaba más de dos millones de almas.

La Campaña del Sinaí , 1956


No obstante, los años de construcción del estado fueron enturbiados por serios problemas de
seguridad. Los acuerdos de armisticio de 1949 no solamente que fracasaron en el intento de
pavimentar el camino hacia una paz permanente, sino que fueron constantemente violados. En
contradicción a la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU del 1o de septiembre de 1951,
se impidió el paso de barcos y de navegación israelí por el Canal de Suez; se agravó el bloqueo
de los Estrechos de Tirán; las incursiones de bandas de terroristas a Israel desde los países árabes
vecinos para cometer asesinatos y sabotaje se llevaban a cabo con creciente frecuencia; y la
península del Sinaí fue convertida gradualmente en una enorme base militar egipcia.

Después de la firma de una alianza militar tripartita entre Egipto, Siria y Jordania (octubre de
1956), la inminente amenaza a la existencia de Israel se intensificó. En el curso de una campaña
de ocho días las Fuerzas de Defensa de Israel tomaron la Franja de Gaza y toda la península del
Sinaí, deteniéndose a 16 km. al este del Canal de Suez. La decisión de las Naciones Unidas de
apostar una Fuerza de Emergencia de la ONU (UNEF) a lo largo de la frontera entre Israel y
Egipto, y el otorgamiento de seguridades egipcias respecto a la libre navegación en el Golfo de
Eilat, llevaron a Israel a aceptar una retirada por etapas (noviembre de 1956 a marzo de 1957) de
las áreas conquistadas un par de semanas antes. Consecuentemente, los Estrechos de Tirán
fueron abiertos, permitiendo al país desarrollar el comercio con los países de Asia y Africa
Oriental, así como importar petróleo del Golfo Pérsico.

Años de consolidación
Durante la segunda década de vida del país (1958-68) las exportaciones se duplicaron y el PNB
aumentó en un 10 por ciento anual. Si bien algunos productos previamente importados como
papel, neumáticos, radios y refrigeradores, ahora eran manufacturados en el país, el más rápido
crecimiento tuvo lugar en las recientemente creadas industrias de metales, maquinaria, químicos
y electrónica. Dado que el mercado interno para los alimentos cultivados en el país estaba
alcanzando rápidamente el punto de saturación, el sector agrícola empezó a plantar una gran
variedad de cultivos para la industria procesadora de alimentos, así como para la exportación de
productos frescos. Se construyó un segundo puerto de aguas profundas en Ashdod, en la costa
Mediterránea, adicional al existente en Haifa, para ocuparse del gran volumen de comercio.

En Jerusalem, se construyó la sede permanente de la Knéset y se erigieron instalaciones para el


Centro Médico Hadassa y para la Universidad Hebrea en nuevos sitios que reemplazaban las
sedes que ambas instituciones tenían en el Monte Scopus y que debieron ser abandonadas
después de la Guerra de la Independencia. Fue establecido el Museo Israel con el objetivo de
reunir, conservar, estudiar y exhibir los tesoros artísticos y culturales del pueblo judío.

Las relaciones exteriores se ampliaron constantemente, estrechándose los lazos con Estados
Unidos, los países de la Comunidad Británica de Naciones, la mayoría de los estados de Europa
Occidental, prácticamente todos los países de Latinoamérica y Africa y algunos de Asia.
Extensivos programas de cooperación, en los que cientos de médicos, maestros, ingenieros,
agrónomos, expertos en regadío y organizadores juveniles israelíes compartieron su
conocimiento y experiencia con gente de otros países en desarrollo. En 1965, Israel intercambió
embajadores con la República Federal de Alemania, un paso que había sido demorado debido a
los amargos recuerdos que mantenía el pueblo judío de los crímenes cometidos contra él durante
el régimen nazi (1933-45). La normalización de las relaciones entre ambos países fue precedida
por una vehemente oposición y un debate público.

El Juicio de Eichmann

En mayo de 1960, Adolf Eichmann, uno de los principales organizadores del programa de
exterminio nazi durante la Segunda Guerra Mundial, fue traído a Israel para ser sometido a juicio
bajo la Ley de Castigo a Nazis y Colaboradores con los Nazis (1950). En el juicio (abril de
1961), Eichmann fue encontrado culpable de haber cometido crímenes contra la humanidad y
contra el pueblo judío. Fue sentenciado a muerte. La Corte Suprema rechazó su apelerión y fue
ahorcado el 30 de mayo de 1962. Fue la única ocasión en que se ha cumplido una pena de muerte
bajo la ley israelí.

La Guerra de los Seis Días, 1967

Las esperanzas de alcanzar otra década de relativa tranquilidad pasaron a ser cada vez más
remotas con la escalada de las incursiones de terroristas árabes a través de las fronteras de Egipto
y de Jordania, los persistentes bombardeos de la artillería siria contra asentamientos agrícolas en
el norte de la Galilea, y el masivo equipamiento militar de los países árabes vecinos. Cuando
Egipto nuevamente trasladó grandes cantidades de tropas al desierto del Sinaí (mayo de 1967),
ordenó a las fuerzas de paz de la ONU (desplegadas desde 1957) retirarse de la zona, reimpuso el
bloqueo a los Estrechos de Tirán y estableció una alianza militar con Jordania, Israel se encontró
ante ejércitos árabes hostiles en todos los frentes. Dado que Egipto había violado los arreglos
acordados después de la Campaña del Sinaí (1956), Israel apeló a su derecho inherente de
defensa propia lanzando (5 de junio de 1967) un ataque preventivo contra Egipto en el sur,
seguido por un contraataque a Jordania en el este y la expulsión de las fuerzas sirias
atrincheradas en las Alturas del Golán en el norte.

Al término de seis días de combate, las líneas de cese de fuego anteriores fueron reemplazadas
por otras nuevas, quedando bajo control israelí Judea, Samaria, Gaza, la península del Sinaí y las
Alturas del Golán. Consecuentemente, los poblados del norte del país fueron liberados tras 19
años de constante bombardeo sirio; se aseguró el paso de embarcaciones israelíes por el Canal de
Suez y los Estrechos de Tirán y Jerusalem, que había estado dividida entre Israel y Jordania
desde 1949, fue reunificada bajo autoridad israelí.

De guerra a guerra
Una vez concluida la guerra, el desafío diplomático de Israel fue cómo traducir sus ganancias
militares en una paz permanente, basada en la resolución 242 del Consejo de Seguridad que
llamaba, entre otras cosas, al "reconocimiento de la soberanía, integridad territorial e
independencia política de cada uno de los estados del área y a su derecho a vivir en paz dentro de
fronteras seguras y reconocidas, libre de amenazas o actos de fuerza". La posición árabe, sin
embargo, tal como se formulara en la conferencia cumbre de Jartum (agosto de 1967) llamó a
"no paz con Israel, no negociaciones con Israel y no reconocimiento de Israel." En septiembre de
1968, Egipto inició una "guerra de desgaste", con acciones estáticas esporádicas a lo largo de las
márgenes del Canal de Suez, que gradualmente aumentó hasta llegar a ser una guerra total
limitada, que causó graves pérdidas a ambas partes. Las hotilidades concluyeron en el verano de
1970, cuando Egipto e Israel aceptaron el restablecimiento del cese de fuego a lo largo del Canal
de Suez.

La Guerra de Yom Kipur, 1973


Tres años de relativa calma en las fronteras fueron destrozados en Yom Kipur (Día de la
Expiación), el más sagrado día del año judío, cuando Egipto y Siria lanzaron un sorpresivo
ataque coordinado contra Israel (6 de octubre de 1973), cruzando el ejército egipcio el Canal de
Suez, y penetrando las tropas sirias en las Alturas del Golán. Durante las siguientes tres semanas,
las Fuerzas de Defensa de Israel invirtieron el sentido de los combates y repelieron a los
atacantes, cruzaron el Canal de Suez hacia territorio egipcio y avanzaron hasta 32 km. de la
capital siria, Damasco. Dos años de difíciles negociaciones entre Israel y Egipto y entre Israel y
Siria, lograron acuerdos de separación de fuerzas, según los cuales Israel se retiró de partes de
los territorios capturados durante la guerra.

De la guerra a la paz
A pesar que la guerra de octubre de 1973 costó a Israel el PNB de un año, hacia la segunda mitad
de 1974 la economía se había recuperado. Las inversiones extranjeras aumentaron
considerablemente y, al convertirse Israel en miembro asociado del Mercado Común Europeo
(1975), se abrieron nuevos mercados potenciales para los productos israelíes. El turismo empezó
a aumentar en forma constante, y el número anual de visitantes sobrepasó el millón.

Las elecciones a la Knéset de 1977 elevaron al poder al bloque del Likud, una coalición de
partidos liberales y de centro, poniendo término a casi tres décadas de gobierno del Partido
Laborista. Al asumir el cargo, el nuevo primer ministro Menajem Beguin reiteró el compromiso
de todos los primer ministros anteriores a bregar por una paz permanente.

El ciclo de rechazos árabes a los llamados israelíes de paz fue roto con la visita del presidente de
Egipto Anwar Sadat a Jerusalem (noviembre de 1977), seguida por negociaciones entre Israel y
Egipto bajo los auspicios de Estados Unidos. Los Acuerdos de Camp David (septiembre de
1978), contenían un marco para una paz comprehensiva en el Medio Oriente, incluyendo una
detallada propuesta para el autogobierno de los palestinos. El 26 de marzo de 1979, Israel y
Egipto firmaron un tratado de paz en Washington D.C. poniendo término a 30 años de
beligerancia entre ambos países.

De acuerdo con los términos del tratado, Israel se retiró de la Península del Sinaí, reemplazando
las anteriores líneas de cese de fuego y los acuerdos de armisticio por fronteras internacionales
mutuamente reconocidas.

Algunas de las naciones africanas, que habían roto relaciones con Israel, como resultado de
presiones árabes, reanudaron los contactos en los años 80, otorgando un renovado impulso a las
relaciones económicas, así como al reestablecimiento de relaciones diplomáticas formales.

Operación Paz para la Galilea, 1982


La línea de frontera internacional con el Líbano, no fue nunca discutida por ninguna de las
partes. Sin embargo, cuando la Organización de Liberación de Palestina (OLP) se redesplegó en
el sur del Líbano después de haber sido expulsada de Jordania (1970) y perpetró reiterados actos
terroristas contra los poblados y aldeas del norte de Israel (Galilea) causando numerosas víctimas
y muchos daños materiales, las Fuerzas de Defensa de Israel cruzaron la frontera (1982). La
"Operación Paz para la Galilea" logró la retirada de toda la masiva infraestructura organizativa y
militar de la OLP del área. Desde entonces, Israel ha mantenido una angosta zona de seguridad
en el sur del Líbano, adyacente a su frontera norte, para proteger a la población de la Galilea de
nuevos ataques por parte de elementos hostiles.

Desafíos internos
Durante las décadas del 80 y del 90, Israel ha absorbido más de 750.000 nuevos inmigrantes,
principalmente de la Ex-Unión Soviética, Europa Oriental y Etiopía. El influjo de tantos nuevos
consumidores, así como la gran cantidad de personal calificado y no calificado, junto a severas
medidas para el control de la inflación, impulsaron la economía hacia un período de acelerada
expansión, adquiriendo una de las más altas tasas de crecimiento del PIB entre los países de
Occidente.
El gobierno que subió al poder después de las elecciones a la Knéset de 1984 estuvo formado por
los dos mayores bloques políticos - Laborismo (izquierda/centro) y Likud (derecha/ centro). Fue
reemplazado en 1988 por una coalición dirigida por el Likud que, al término de su período de
cuatro años fue seguido en 1992 por una coalición del Laborismo y otros partidos más pequeños
de centro izquierda. Durante todos esos años, cada gobierno se esforzó por lograr la paz, el
desarrollo económico y la absorción de los inmigrantes, de acuerdo con sus propias convicciones
políticas.

Hacia la paz en la región

Desde la firma del tratado de paz israelo-egipcio (1979) fueron planteadas diversas iniciativas
por parte de Israel y de otros países para promover el proceso de paz en el Medio Oriente. Estos
esfuerzos condujeron eventualmente a que se convocara la Conferencia de Paz de Madrid
(octubre de 1991) llevada a cabo bajo auspicios estadounidenses y soviéticos, que reunió a
representantes de Israel, Siria, Líbano, Jordania, y los palestinos. La apertura formal fue
continuada por negociaciones bilaterales entre las partes y conversaciones multilaterales sobre
los temas de interés regional.

Conversaciones bilaterales

Israel y los palestinos: Luego de meses de intensos contactos atrás las bambalinas, en Oslo, entre
negociadores de Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), fue formulada
una Declaración de Principios (DDP) delineando disposiciones de autogobierno para los
palestinos en la Margen Occidental y la Franja de Gaza. Su firma fue precedida por un
intercambio de cartas (septiembre de 1993) entre el presidente de la OLP Yasser Arafat y el
primer ministro Itzjak Rabín, en las cuales la OLP renunciaba al uso del terror, prometía anular
aquellos artículos en la Carta Palestina que niegan el derecho de Israel a la existencia, y se
comprometía a una solución pacífica del conflicto de décadas entre palestinos y judíos por la
Tierra. En respuesta, Israel reconoció a la OLP como el representante del pueblo palestino.

Firmada por Israel y la OLP, en Washington DC, en septiembre de 1993, la DDP contiene una
serie de principios generales mutuamente acordados respecto a un período interino de cinco años
de autogobierno palestino, a ser implementado en cuatro etapas. La primera, el establecimiento
de un autogobierno palestino en la Franja de Gaza y la zona de Jericó, tuvo lugar en mayo de
1994. En agosto del mismo año se implantó la segunda etapa, que implicaba la transferencia de
poderes y responsabilidades a los representantes de los palestinos en la Margen Occidental por
medio de la administración adelantada en cinco esferas específicas - educación y cultura, salud,
bienestar social, impuestos directos y turismo. El Acuerdo Interino Israelo-Palestino de
septiembre de 1995, que constituyó la tercera etapa, amplió el autogobierno palestino en la
Margen Occidental por medio de la elección de una autoridad - el Consejo Palestino - que
permita a los palestinos conducir sus propios asuntos internos.
La última etapa - negociaciones entre las partes sobre los arreglos del status final - comenzaron,
como estaba programado, en mayo de 1996. Estas conversaciones determinarán la naturaleza del
acuerdo permanente, cubriendo asuntos pendientes como ser: refugiados, asentamientos, asuntos
de seguridad, fronteras, Jerusalem, y otros temas de interés común.

Israel y Jordania: Tres años de conversaciones entre Jordania e Israel después de la Conferencia
de Madrid concluyeron con una declaración del rey Hussein y el primer ministro Itzjak Rabín
(julio de 1994) que puso fin a los 46 años de beligerancia entre sus dos países. El tratado de paz
jordano-israelí fue firmado en el cruce fronterizo Aravá (cerca de Eilat en Israel y Akaba en
Jordania) el 26 de octubre de 1994, en presencia del presidente de Estados Unidos Bill Clinton.
Desde entonces, Israel y Jordania han cooperado en muchas esferas para el beneficio de ambas
comunidades.

Israel y Siria: Bajo el marco de la fórmula de Madrid, comenzaron conversaciones en


Washington entre delegaciones israelíes y sirias, y cada tanto éstas se llevan a cabo a nivel de
embajadores, con la participación de altos funcionarios estadounidenses. Dos recientes ruedas de
conversaciones de paz israelo-sirias (diciembre de 1995, enero de 1996) se centraron en asuntos
de seguridad y otros temas claves. Muy detalladas y comprehensivas en su alcance, las
conversaciones identifican áreas importantes de acuerdo conceptual para su futura discusión y
consideración. En diciembre de 1999 se han reanudado las conversaciones entre los dos paises.

Conversaciones multilaterales

Las conversaciones multilaterales fueron constituidas como parte integral del proceso de paz,
destinadas a encontrar soluciones a problemas regionales claves, y a servir como una medida
para crear confianza y promover el desarrollo de relaciones normales entre las naciones del
Medio Oriente. Después de la Conferencia Multilateral del Medio Oriente en Moscú realizada en
enero de 1992 con la participación de 36 países y organizaciones internacionales, las
delegaciones se dividieron en cinco grupos de trabajo que se dedican a áreas específicas de
preocupación regional: medio ambiente, control de armas y seguridad regional, refugiados,
recursos hídricos y desarrollo económico - y se reunen cada tanto en diversos lugares de la
región.

Israel Hacia el Siglo XXI


Después del asesinato del primer ministro Itzjak Rabín (noviembre de 1995), el gobierno -de
acuerdo con su derecho a designar un ministro (que debe ser también miembro de la Knéset) para
ejercer como primer ministro hasta las elecciones - nombró al ministro de Relaciones Exteriores
Shimón Peres como primer ministro en ejercicio, con todos los privilegios del cargo. En mayo de
1996 las elecciones llevaron al poder a un gobierno de coalición formado por elementos
nacionalistas, religiosos y de centro, encabezado por Benjamín Netaniahu, del Likud.

En mayo de 1999 Ehud Barak vencio en las elecciones nacionales bajo el manto del partido de
centro izquierda Israel Ajat.
Con metas destinadas a cubrir los intereses globales del Estado de Israel, los desafíos que afronta
el gobierno hoy son, entre otros: continuar el proceso de paz; garantizar la seguridad del país;
ampliar el espectro de sus relaciones diplomáticas en el mundo; reforzar el sistema educativo,
instituyendo clases más pequeñas y un día de estudios más largo; promover la igualdad de
oportunidades en la educación; colocar mayor énfasis en los estudios científicos y tecnológicos
para asistir a la industria israelí; ampliar la competividad económica con una menor intervención
gubernamental; mantener la baja tasa inflacionaria; reducir la burocracia gubernamental;
encontrar soluciones a los problemas de vivienda e intensificar la expansión de la infraestructura.
La constante ola inmigratoria al país y el progreso en el proceso de paz afectarán positivamente
al crecimiento y desarrollo de Israel en el próximo siglo.

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