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Justo lo que hablamos en lo de Hebe!!!!!!

sábado, 2 de abril de 2011, 12:20

De: "grace sanchez roch" <gsroch@gmail.com>


Para: edith.5@hotmail.com, saritacalvo08@hotmail.com, "Alejandra Petersen"
<petersen.alejandra@googlemail.com>, "Hebe Fleitas" <hebefleitas@hotmail.com>,
"Ines Udaquiola de Di Santi" <inesdisanti@yahoo.com.ar>, "Maria Marino de
Brandolin" <brandolinmarino@infovia.com.ar>, "Maria Valeria Mogaburu"
<valeyfer@gmail.com>, "Mariela Benitez Pasman" <marielacassina@hotmail.com>,
"Martinez Ferrario Alida" <alidamartinezf@hotmail.com>, "Michelle Christophersen"
<michelle.christophersen@gmail.com>, "Nene Orgeira" <nene@orgeira.com.ar>,
"Patricia Latienda" <ballun@telered.com.ar>, "Sonia Vidal Saavedra de Roldan"
<svidalsaavedra@dnrpa.gov.ar>, "Susana M. Aguilar Benitez"
<misuaguilar@hotmail.com>, "Susana Molina Campos de Alcaraz"
<susanitamolinacampos@yahoo.com.ar>, "Vassallo Ma Alejandra"
<alejandra_vassallo@yahoo.com.ar>

besos
grace
Pistas para hacer la lectio divina
de Hugo Arana, el jueves, 31 de marzo de 2011 a las 18:40
La lectura y meditación de la Palabra de Dios es una acción que
acerca y fortalece el vínculo con la persona de Jesús. Esta cercanía con el Maestro, no solo nos pone de cara a nuestra salvación,
sino que también, nos da la posibilidad de vivir una Pascua más cercana al dolor del Señor y a la victoria de su Resurrección.

Una invitación para facilitar el encuentro con el Señor desde la Palabra, teniendo en cuenta que esta actividad se puede hacer de
manera personal, en familia o en grupo; es realizar una Dinámica con la Palabra misma.

1- La Palabra de Dios quiere hablarme.

Comienza nuestra oración con la lectura pausada de una cita del Evangelio.
En el caso de estar solo, leer cada versículo respetando los signos de puntación, deteniéndose en cada palabra, poniéndole énfasis
a cada palabra.
Si existe la posibilidad de estar en familia o en grupo, un lector lee en voz alta la cita y el resto de los participantes escucha con
especial atención cada versículo. Puede ayudar a los miembros de la dinámica cerrar los ojos.

2- Desde la imaginación lo descubro.

Inmediatamente después de terminada la lectura, se procede a hacer una segunda lectura, pero esta vez, utilizando el sentido de la
imaginación.
En este momento, se intenta suponer el estar en ese lugar. Imaginarse el ambiente natural, cómo sería la vestimenta de los
distintos personajes que aparecen en el relato, sus gestos, aclamaciones, tono de voz, actitudes, expresiones del rostro y sentir
interior.
En el caso de estar en familia o en grupo, es conveniente que cada participante pueda tener a mano un evangelio o una copia de la
cita propuesta para que realice un relectura del texto de manera personal.
Concluida la lectura, se realiza un intercambio donde cada miembro comenta en voz alta lo que se imaginó del relato de la Palabra.
Este espacio es necesario que se haga de manera ordenada y en un clima de oración. Se sugiere que se exponga por grupo de
versículos y por turno, sin realizar diálogos en el grupo. Es muy útil no saltar de versículos hasta que el momento se agote y todos
hayan podido participar aportando lo suyo.

3- Me habla al corazón.

Una vez terminada la parte imaginativa, si es necesario, se relee la cita y se busca descubrir qué quiere decir el Señor con esta
Palabra, cuál es su mensaje, qué enseñanza quiere dejar. Pude ayudar la lectura de las referencias bíblicas al pie de cada texto.
En grupo, cada miembro expondrá en forma ordenada, qué le dice el Señor en la cita.

Luego de concluido este momento, la propuesta es preguntarse qué quiere decirme a mí, el Señor:
¿Qué me propone con su enseñanza? ¿Cómo tengo que vivir después de esta invitación que me hace desde la Palabra? ¿Qué
cosas tengo que comenzar a cambiar o reforzar desde lo que dice en la Palabra? Si es en grupo, cada uno comenta qué siente que
el Señor le pide.

4- Le respondo.

Por último, dedicarle un tiempo a la oración. Es un buen momento para que en la intimidad de la oración abramos el corazón a lo
que nos estuvo diciendo en la Palabra: qué me propone, qué me esta pidiendo en este tiempo. Responderle a sus propuestas.
Si esta oración es personal, es útil ser total y absolutamente libre para hablar con Dios. En voz alta dialogar con Él, ponerle
“nombre” a lo que vamos experimentando, y no dejar nada suelto, hablar con la persona de Jesús que se da en su Palabra. Ser
espontáneo, no pensar lo que se va a decir en la oración, solo hablar con Él.
Después de agotar este momento, terminar con un Padre Nuestro u otra oración a la que se esté acostumbrado o la que el corazón
proponga.
De igual modo, en el caso de estar en grupo, la oración será comunitaria. Cada uno de los miembros expresa su oración en voz
alta de manera ordenada, esperando la oración del otro, escuchando y acompañando lo que el otro dice. De manera espontánea se
va armando un momento similar a la oración de los fieles en la Eucaristía.
Después de cada oración se puede contestar y acompañar la oración del otro con un “te lo pedimos Señor” o “te damos gracias
Señor”, etc.
Sirve mucho en este momento cerrar los ojos, callar las voces interiores y dejar que el Espíritu susurre en cada interior.
Se concluye con el rezo de alguna oración conocida por todos los participantes.
Esa imprescindible para el buen desarrollo de la dinámica que todo se haga en un clima de piedad, en un clima de oración con la
seguridad de que si le pedimos a Dios que nos acompañe va estar. Sobre todo por la promesa que nos hizo: “Donde dos o tres se
reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 20).

Se sugieren los siguientes textos para la dinámica:

Juan 13,1-15; Juan 18; 19, 1- 45; Juan 20, 1-9; o cualquiera de los evangelios de los domingos del tiempo de Cuaresma o de
Pascua.

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