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La mejora de las especies que serán usadas como alimento ha sido un motivo común en
la historia de la Humanidad. Entre el 12.000 y 4.000 a. de C. ya se realizaba una mejora
por selección artificial de plantas. Tras el descubrimiento de la reproducción sexual en
vegetales, se realizó el primer cruzamiento intergenérico (es decir, entre especies de
géneros distintos) en 1876. En 1909 se efectuó la primera fusión de protoplastos, y en
1927 se obtuvieron mutantes de mayor productividad mediante irradiación con rayos X de
semillas. Finalmente, en 1983 se produjo la primera planta transgénica y en 1994 se
aprobó la comercialización del primer alimento modificado genéticamente.
Beneficios
Ciruela transgénica.
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Los caracteres introducidos mediante ingeniería genética en especies destinadas a la
producción de alimentos buscan el incremento de la productividad (por ejemplo, mediante
una resistencia mejorada a las plagas) así como la introducción de características de
calidad nuevas. Debido al mayor desarrollo de la manipulación genética en especies
vegetales, todos los alimentos transgénicos corresponden a derivados de plantas. Por
ejemplo, un carácter empleado con frecuencia es la resistencia a herbicidas, puesto que
de este modo es posible emplearlos afectando sólo a la flora ajena al cultivo. Cabe
destacar que el empleo de variedades modificadas y resistentes a herbicidas ha
disminuido la contaminación debido a estos productos en acuíferos y suelo si bien es
cierto que no se requeriría el uso de estos herbicidas tan nocivos por su alto contenido en
glifosato (GLY) y amonio glifosinado (GLU) si no se plantaran estas variedades,
diseñadas exclusivamente para resistir a dichos compuestos.
Las plagas de insectos son uno de los elementos más devastadores en agricultura. Por
esta razón, la introducción de genes que provocan el desarrollo de resistentes a uno o
varios órdenes de insectos ha sido un elemento común a muchas de las variedades
patentadas. Las ventajas de este método suponen un menor uso de insecticidas en los
campos sembrados con estas variedades, lo que redunda en un menor impacto en el
ecosistema que alberga al cultivo y por la salud de los trabajadores que manipulan los
fitosanitarios.
Polémica
En varios países del mundo han surgido grupos opuestos a los organismos
genéticamente modificados, formados principalmente por ecologistas, asociaciones de
derechos del consumidor, algunos científicos y políticos, los cuales exigen el etiquetaje de
estos, por sus preocupaciones sobre seguridad alimentaria, impactos ambientales,
cambios culturales y dependencias económicas. Llaman a evitar este tipo de alimentos,
cuya producción involucraría daños a la salud, ambientales, económicos, sociales y
problemas legales y éticos por concepto de patentes. De este modo, surge la polémica
derivada entre sopesar las ventajas e inconvenientes del proceso. Es decir: el impacto
beneficioso en cuanto a economía, estado medioambiental del ecosistema aledaño al
cultivo y en la salud del agricultor ha sido descrito, pero las dudas respecto a la posible
aparición de alergias, cambios en el perfil nutricional, dilución del acervo genético y
difusión de resistencias a antibióticos también.
Transferencia horizontal
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(rizosfera) o de la microbiota intestinal de mamíferos (como los humanos). Teóricamente,
este proceso podría llevarse a cabo por transducción, conjugación y transformación, si
bien esta última (mediada por ADN libre en el medio) parece el fenómeno más probable.
Se ha postulado, por tanto, que el empleo de transgénicos podría dar lugar a la aparición
de resistencias a bacterias patógenas de relevancia clínica.
Sin embargo, existen multitud de elementos que limitan la transferencia de ADN del
producto transgénico a otros organismos. El simple procesado de los alimentos previo al
consumo degrada el ADN. Además, en el caso particular de la transferencia de
marcadores de resistencia a antibióticos, las bacterias del medio ambiente poseen
enzimas de restricción que degradan el ADN que podría transformarlas (este es un
mecanismo que emplean para mantener su estabilidad genética). Más aún, en el caso de
que el ADN pudiera introducirse sin haber sido degradado en los pasos de procesado de
alimentos y durante la propia digestión, debería recombinarse de forma definitiva en su
propio material genético, lo que, para un fragmento lineal de ADN procedente de una
planta requeriría una homología de secuencia muy alta, o bien la formación de un replicón
independiente. No obstante, se ha citado la penetración de ADN intacto en el torrente
sanguíneo de ratones que habían ingerido un tipo de ADN denominado M13 ADN que
puede estar en las construcciones de transgénicas, e incluso su paso a través de la
barrera placentaria a la descendencia.[] En cuanto a la degradación gastrointestinal, se ha
demostrado que el gen epsps de soja transgénica sigue intacto en el intestino. Por tanto,
puesto que se ha determinado la presencia de algunos tipos de ADN transgénico en el
intestino de mamíferos, debe tenerse en cuenta la posibilidad de una integración en el
genoma de la microbiota intestinal (es decir, de las bacterias que se encuentran en el
intestino de forma natural sin ser patógenas), si bien este evento requeriría de la
existencia de una secuencia muy parecida en el propio ADN de las bacterias expuestas al
ADN foráneo. La FDA estadounidense, autoridad competente en salud pública y
alimentación, declaró que existe una posibilidad potencial de que esta transferencia tenga
lugar a las células del epitelio gastrointestinal. Por tanto, ahora se exige la eliminación de
marcadores de selección a antibióticos de las plantas transgénicas antes de su
comercialización, lo que incrementa el coste de desarrollo pero elimina el riesgo de
integración de ADN problemático.
Alergenicidad y toxicidad
Se ha discutido el posible efecto como alérgenos de los derivados de alimentos
transformados genéticamente; incluso, se ha sugerido su toxicidad. El concepto
subyacente en ambos casos difiere: en el primero, una sustancia inocua podría dar lugar
a la aparición de reacciones alérgicas en algunos individuos susceptibles, mientras que
en el segundo su efecto deletéreo sería generalizado. Un estudio de gran repercusión al
respecto fue publicado por Exwen y Pustzai en 1999. En él se indicaba que el intestino de
ratas alimentadas con patatas genéticamente modificadas (expreando una aglutinina de
Galanthus nivalis, que es una lectina) resultaba dañado severamente. No obstante, este
estudio fue severamente criticado por varios investigadores por fallos en el diseño
experimental y en el manejo de los datos. Por ejemplo, se incluyeron pocos animales en
cada grupo experimental (lo que da lugar a una gran incertidumbre estadística), ni se
analizó la composición química con precisión de las distintas variedades de patata
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empleadas, ni se incluyeron controles en los experimentos y finalmente, el análisis
estadístico de los resultados era incorrecto. Estas críticas fueron rápidas: la comunidad
científica respondió el mismo año recalcando las falencias del artículo; además, también
se censuró a los autores la búsqueda de celebridad y la publicidad en medios
periodísticos.
Propiedad intelectual
En 2009 fue prohibido el maíz transgénico MON 810 de Monsanto en Alemania por el
Ministro Federal Aigner. Se anunció el alto inmediato del cultivo y comercialización del
MON810, invocando, al igual que Francia, la cláusula de salvaguarda [42] La Comisión
Central Alemana para la Seguridad Biológica (ZKBS) consideró que la prohibición no
estaba fundamentada científicamente. Más de 1600 científicos han apelado al Ministro
Aigner que no se sacrifique una tecnología futura con gran potencial por razones de
intereses políticos faltos de perspectiva. En un continente distinto, los políticos indios
tratan de evitar el cultivo del brinjal Bt, a pesar de la evaluación positiva de seguridad por
el Comité Indio para la Aprobación de la Ingeniería Genética.
Alimentos Transgénicos
El hombre lleva varios miles de años modificando los vegetales que utiliza como alimento.
Tal es el caso de muchas frutas que son productos de mezclas de diferentes plantas.
Sin embargo la ingeniería genética permite ahora llevar a cabo en pocos años y en forma
controlada modificaciones que antes costaban décadas de trabajo.
Sus comienzos
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ambientales más agresivas (heladas, sequías, distintos tipos de suelos), resistencia a
herbicidas más fuertes y potenciar la autodefensa contra plagas e insectos.
El primer alimento, modificado por la ingeniería, en ser producido para el consumo masivo
fue el tomate.
Desde muchos puntos de vista, las perspectivas de esta tecnología son vastamente
amplias por lo que actualmente existen varias decenas de otros productos listos para ser
comercializados. Sin embargo, y aún a pesar de las amplias fronteras que esta ciencia
tiene, debido a diversas razones la cantidad de productos disponibles en el mercado es
muy reducida y acotada.
Opiniones opuestas
Como contracara de este tremendo avance tecnológico existe una segunda voz: La que
se mantiene en contra de la manipulación genética de los alimentos y que enuncia que
está atenta contra la salud de la población. Estas voces de protesta se originan en que
existen campos con diversas dudas concernientes al tema, que la ciencia no ha develado
completamente.
Dada la corta historia de este tremendo avance tecnológico, existe poca legislación que
controle o regule la utilización de esta ciencia. Al respecto, una de las pocas condiciones
que se deben cumplir son las de respetar una directiva europea de 1997 que obliga a que
los productos transgénicos:
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¿Cuáles son las razones de lograr tal intercambio? Transferir las cualidades deseables de
un organismo a otro.
¿Existe necesidad de alcanzar tal objetivo? Actualmente se puede producir suficiente
comida sin recurrir a la utilización de esta tecnología. Por esto, los motivos para la
modificación genética están principalmente basados en razones comerciales y políticas
que no siempre consideran la salud y la nutrición, dados los graves potenciales peligros
que su aplicación puede implicar.
Apio - Zanahoria:
- Prolongar el caroteno crujiente en el momento de ser ingerido.
Achicoria (radicheta):
- Incremento de la dulzura en su sabor.
Café:
- Mejorar la resistencia al ataque de insectos,
- Incrementar el rinde productivo. (rendimiento de la plantación y la cosecha),
- Reforzar el aroma,
- Reducir el contenido de cafeína.
Maíz:
- Incrementar la resistencia al ataque de insectos.
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Papas:
- Potenciar su resistencia a ser afectada por virus,
- Aumentar su resistencia al ataque de insectos,
- Reducir su capacidad de absorción de aceites (durante la fritura),
- Obtener variedades mas dulces,
Soja:
- Reducir la necesidad de utilización de fertilizantes,
- Favorecer su resistencia a herbicidas mas selectivos,
- Incrementar su aporte nutritivo aumentando su valor proteico,
- Eliminar los componentes causantes de alergias.
Uvas:
- Conseguir nuevas variedades sin semillas.
http://www.portalplanetasedna.com.ar/transgenicos.htm
ALIMENTOS TRANSGÉNICOS
¿POR QUE LLAMAMOS A ALGUNOS ALIMENTOS... TRANSGENICOS?
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pero todos los intentos por mejorar los cultivos de alimentos han dependido, del enfoque
popular de la naturaleza hacia la producción. Las aves y abejas aún permiten a los
reproductores cruzar cultivos con sus parientes silvestres. La reproducción de híbridos
desarrolla características deseables, tales como un sabor más agradable, un color más
intenso y mayor resistencia a ciertas enfermedades vegetales.
La era de los denominados «alimentos transgénicos» para el consumo humano ddirecto
se inauguró el 18 de mayo de 1994, cuando la Food and Drug Adminístration de los
Estados Unidos autorizó la comercialización del primer alimento con un gen «extraño» el
tomate Flavr-Savr; obtenido por la empresa Calgene. Desde entonces se han elaborado
cerca de cien vegetales con genes ajenos insertados.
• Organismos susceptibles de ser utilizados como alimento y que han sido sometidos a
ingeniería genética como, por ejemplo, las plantas manipuladas genéticamente que se
cultivan y cosechan.
• Alimentos que contienen un aditivo derivado de un organismo sometido ingeniería
genética.
• Alimentos que se han elaborado Utilizando un producto auxiliar para el procesamiento
(por ejemplo, enzimas), creado gracias a las técnicas de la ingeniería genética. Este tipo
de sustancias suelen denominarse alimentos recombinantes. Para incorporar genes
foráneos comestibles en la planta o en el animal, es preciso introducir vectores o
«parásitos genéticos», como plásmidos y virus, a menudo inductores de tumores y otras
enfermedades —por ejemplo, sarcomas y leucemias...... Estos vectores llevan genes
marcadores que determinan la resistencia a antibióticos como la kanamicina o la
ampicilina, que se pueden incorporar a las poblaciones bacterianas (de nuestros
intestinos, del agua o del suelo). La aparición de más cepas bacterianas patógenas
resistentes a antibióticos constituye un peligro para la salud pública.
La misma técnica se ha utilizado para conseguir soja con un aceite de alto Contenido en
ácido oleíco (89% o más, frente al 24% de la soja normal), inhibiendo la síntesis deja
enzima oleato desaturasa. La introducción de genes vegetales, animales o bacterianos da
lugar a la síntesis de proteínas específicas. La soja resistente al herbicida glifosato,
Contiene un en bacteriano que codifica la enzima 5-enolpiruvil-shikimato-3-fosfato
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sintetasa. Esta enzima participa en la síntesis de los aminoácidos aromáticos y la propia
del vegetal es inhibida por el glitosato; de ahí su acción herbicida. La bacteriana no es
inhibida.
El maíz resistente al ataque de insectos contiene un gen que codifica una proteína de
Bacillus thuringiensis, que tiene acción insecticida al ser capaz de unirse a receptores
específicos en el tubo digestivo de determinados insectos, interfiriendo con su proceso de
alimentación y causándoles la muerte. La toxina no tiene ningún efecto sobre las
personas ni sobre otros animales. La utilización de plantas con genes de resistencia a
insectos y herbicidas permite reducir el uso de plaguicidas y conseguir un mayor
rendimiento. Además, se ha obtenido una colza con un aceite de elevado contenido en
ácido laúrico, mediante la inclusión del gen que determina la síntesis de una tioesterasa
de cierta especie de laurel. Los vegetales resistentes a los virus se consiguen haciendo
que sinteticen una proteína vírica que interfiere con la propagación normal del agente
infeccioso. Estos vegetales contienen proteína vírica, pero en menor proporción que las
plantas normales cuando están severamente infectadas.
Los vegetales transgénicos más importantes para la industria alimentaria son, por
momento, la soja resistente al herbicida glifosato y el maíz resistente al insecto conocido
como taladro. Aunque en algunos casos se emplea la harina, la utilización fundamental
del maíz en relación con la alimentación humana es la obtención del almidón, y a partir de
éste, de glucosa y de fructosa. La soja está destinada a la producción de aceite, lecitina y
proteína.
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Los experimentos de manipulación genética aplicados a producción de maíz han arrojado
un balance positivo en la actualidad el maíz y la soja son los vegetales transgénicos más
importantes para la industria alimentaria.
Hay suficientes peligros reales como para afirmar que estos alimentos no son seguros.
Las experiencias pasadas con biocidas como el DDT, aconsejan una prudencia extrema.
Junto a ¡os riesgos sanitarios, la amenaza para el medio ambiente es, incluso, más
preocupante La extensión de Cultivos transgénicos pone en peligro la biodiversidad del
planeta potencia la erosión y la contaminación genética, además del uso de herbicidas
(un importante foco de contaminación de las aguas y de los suelos de cultivo). Según un
informe de la OCDE, el 66% de las experimentaciones de campo con cultivos
transgénicos que se realizaron en años recientes estuvieron encaminadas a la creación
de plantas resistentes a herbicidas La Agencia de Medio Ambiente de Estados Unidos
advierte de que este herbicida de amplio espectro ha situado al borde de la extinción a
una gran variedad de especies vegetales del país; por otro lado, está considerado uno de
los más tóxicos para microorganismos del suelo, Como hongos, actinomicetos y
levaduras.
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