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INTRODUCCIÓN
Hoy en día, se pone en tela de juicio la efectividad del Poder Judicial y si los
operadores de justicia se encuentran realmente aptos para ejercer la función
jurisdiccional. Más aun, surge la interrogante de si contamos con las herramientas
adecuadas que se ajusten a nuestra realidad social. Actualmente, un proceso de
conocimiento puede durar aproximadamente 4 años hasta alcanzar una sentencia firme1.
Ante esta situación, se ve la necesidad de adoptar medidas que protejan las pretensiones
de los justiciables de manera inmediata, ya que dependiendo de la vulneración, el daño
podría ser irreparable. Dentro de la doctrina argentina, viene siendo desarrollada una
institución de Derecho Procesal que permite satisfacer de manera efectiva e inmediata la
pretensión del actor de la demanda sin necesidad de recurrir a un proceso posterior,
siempre que se cumpla con ciertas condiciones: las medidas autosatisfactivas.
El objeto de este trabajo consiste en llegar a la resolución de una interrogante que surge
al estudiar este instituto: ¿está regulado en nuestro país? ¿Existe la necesidad de
regularlo? Una rápida revisión del Código Procesal Civil Peruano arroja una respuesta
negativa a la primera cuestión. Sin embargo, nuestra norma adjetiva no contiene
únicamente reglas de cómo debe ser el proceso civil y de cómo han de comportarse las
partes procesales, sino que además, contiene principios que el Juez, como director del
proceso, debe observar ante la sola petición del justiciable que clama por la protección
de su derecho. Por lo tanto ¿podría un Juez ampararse en un vacío legal para dejar de
proteger el derecho del justiciable? Rápidamente acudimos al artículo III del Código
Civil para responder a esto: El Juez deberá atender a que la finalidad concreta del
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226 Las medidas autosatisfactivas: ¿Existe la necesidad de regularlas o no?
En caso de vacío o defecto en las disposiciones de este Código, se deberá recurrir a los
principios generales del derecho procesal y a la doctrina y jurisprudencia
correspondientes, en atención a las circunstancias del caso.
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esta manera, el Estado debe asegurar que esas instituciones contenidas en el Código
adjetivo, el cual no deja de ser una ley, sean firmes y brinden una auténtica seguridad
jurídica, orientada a realizar en las personas la tutela efectiva de sus derechos.
Que un proceso sea eficaz quiere decir que logre el efecto o la finalidad esperada,
sin embargo, es probable que los litigantes no lleguen a ello al final del proceso si es
que se prolonga por cuatro años (tratándose de un proceso ordinario4). Un sabio y
antiguo adagio dice que la justicia lenta no es justicia, y verdaderamente nos
adscribimos a ello. Más aun si nos encontramos frente a pretensiones que requieren de
una pronta tutela y realización. Quizá alguien podría responder que para ello existe la
tutela cautelar, he allí uno de los objetivos de este trabajo: demostrar la necesidad de un
proceso urgente que resuelva la pretensión de manera definitiva y alcance una
satisfacción procesal, que se daría cuando la sentencia que pone fin al proceso judicial
se pronuncia sobre el fondo, sobre el objeto litigioso, y a su vez ella es cumplida en los
hechos, entonces ha operado la satisfacción procesal5. En el caso de las medidas
autosatisfactivas, y adelantándonos un poco al fondo del asunto, satisfacen la pretensión
del justiciable y no requieren de proceso principal, por lo cual, la sentencia, en caso de
ser favorable, debe estar revestida de este matiz, el de la satisfacción procesal. Eso es lo
que la figura ofrece frente a las medidas cautelares, las mismas que en muchos casos no
logra asegurar la pretensión principal al finalizar el proceso. Como señala Monroy
Palacios, la medida cautelar no satisface, pero asegura una tutela jurisdiccional efectiva
de los derechos, neutralizando los posibles perjuicios ocasionados por el desarrollo
temporal del proceso, por la contraparte o tercero, constituye tutela procesal no
satisfactiva6.
Para Jorge W. Peyrano, la eficacia es un valor instrumental al servicio de la
justicia. El autor mencionado distingue entre:
- La eficacia del Proceso: se verifica cuando los mecanismo procesales existentes
de origen legal, funcionan en la práctica aproximadamente igual a la manera
cómo fueron concebidos. No debe haber una brecha demasiado amplia entre lo
que dice la ley procesal y su realización en lo cotidiano.
- La eficiencia del Proceso: cuando el pronunciamiento de mérito viene a
satisfacer realmente el requerimiento del justiciable, consistente en que se le
restituya o compense sus derechos violados o desconocidos, o se le brinde la
tutela diferenciada, que de no concederse se provocaría la infructuosidad del
proceso respectivo7.
Ambos conceptos plantean una cuestión: nuestro ordenamiento actual, específicamente
la tutela cautelar ¿funciona en la práctica aproximadamente igual a la manera cómo fue
concebida? Así mismo, es necesario preguntarse ¿está el Proceso Civil dotado de las
notas de eficacia y de eficiencia procesal en nuestro país?
4
EYZAGUIRRE, Hugo, Op. cit.
5
MONROY PALACIOS, Juan J, “Cinco Temas polémicos en el Derecho Civil Peruano”, Revista
Peruana de Derecho Procesal, año V, Lima, Estudio Monroy y Abogados, junio 2001, p. 351.
6
Ibídem, pp.352 y 353.
7
PEYRANO, Jorge, “Eficiencia del Sistema de Justicia” Revista Peruana de Derecho Procesal, año VI,
Lima, mayo 2003, p. 372.
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Por estos motivos, el valor eficacia dentro de la administración de justicia debe ser el
parámetro que permita medir si verdaderamente el sistema judicial de un país alcanza
sus fines, y por ende cumple con función, caso contrario, aquel articulado que prescribe
nuestro Código Procesal Civil sería más que una simple formalidad para cumplir con los
postulados de la Constitución.
8
Gayo, Institutas IV, pp. 161 y ss.
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9
VARGAS, Luis A., PEYRANO, Jorge comp., “Teoría General de los Procesos Urgentes” en Medidas
Autosatisfactivas, Buenos Aires, Argentina, Rubinzal-Culzoni Editores, 1997, p. 113.
10
SANTOS, Mabel de los; “Resoluciones Anticipatorias y Medidas autosatisfactivas”, Revista Peruana
de Derecho Procesal, Volumen III, Editores Estudio Belaunde y Monroy Abogados, Lima, 1999. p. 74.
11
ONTIVAROS, Osvaldo Daniel. La obligación legal del artículo 68 de la ley Nro 24.449 y las medidas
autosatisfactivas. En la página web: www.foroaboogadossanjuan.org.ar
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17
PEYRANO, Jorge W.; “Un fuerte Espaldarazo Jurisprudencial a la Medida Autosatisfactiva”. Dialogo
con la Jurisprudencia, Año V, No 10., Lima, Editorial Gaceta Jurídica, julio 1999, p. 329.
18
CALAMANDREI, Piero. Introducción al estudio sistemático de las providencias cautelares, Lima,
Ara Editores, 2005, pp. 77-88.
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19
Calamandrei las diferencia de la siguiente manera: posible es lo que puede ser verdadero, verosímil es
lo que tiene apariencia de ser verdadero, pero en el lenguaje filosófico y teológico, lo probable se
encuentra adoptado en el sentido razonable; no creerlo es contrario a la razón.
20
ROCCO, Hugo, Tratado de Derecho Procesal Civil, Buenos Aires, Temis-Depalma, 1997, p. 48., tomo
V.
21
VILELA CARBAJAL, Karla. “La verosimilitud de la pretensión y el prejuzgamiento en las medidas
cautelares y medidas anticipadas”, Revista de Derecho de la Universidad de Piura, Año 8, Nº 8, Lima,
Editorial Grandéz Gráficos, noviembre 2007, p. 319.
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4. Regulación Argentina.
En este trabajo es imposible dejar de lado el tratamiento que a esta institución se le
ha dado en la doctrina y en la jurisprudencia argentina. A continuación, pasaremos a un
tratamiento más profundo de este instituto, su origen, principios rectores y postulación,
para que de esa manera pueda concluirse si a partir de los principios procesales de
nuestro ordenamiento, y el actual tratamiento de la tutela cautelar en el Código Procesal
Peruano, puede utilizarse este medio de defensa.
4. 1. Caso de Miguel Ángel Clavero:
La medida autosatisfactiva apunta a la satisfacción inmediata total o parcial de la
pretensión contenida en la demanda, cuando de la insatisfacción pueda derivar un
perjuicio irreparable. En el caso que pasaremos a examinar, un ciclista argentino de
reconocida trayectoria, es impedido de continuar en la Villa Olímpica de la ciudad de
Atlanta, Estados Unidos.
Como bien señalan los periódicos argentinos del mes de julio del año 1996, el día
domingo 21 del mismo mes, el Comité Olímpico Argentino le prohibió permanecer en
la Villa Olímpica al ciclista Miguel Ángel Clavero, teniendo que retornar a Argentina
días antes de que las competencias dieran inicio. Clavero había sido seleccionado con
anterioridad para formar parte del equipo de ciclismo de Argentina para los Juegos
Olímpico Atlanta 96, sin embargo, sin razón aparente, el Comité lo separaba del
conjunto.
Una vez en Argentina, el ciclista interpone recurso de amparo ante el Juzgado
Nacional en lo Civil, jueza Mabel de los Santos. La cuestión jurídica de nuestro interés
se da cuando Clavero solicita además una cautelar genérica: que la demanda arbitre de
inmediato las medidas necesarias e idóneas para acreditar al peticionante como
miembro del equipo de ciclistas en Atlanta, solventando sus gastos de viaje,
alojamiento, viáticos. La jueza resolvió que proceda, y al cumplir la demandada lo
resuelto, esa figura jurídica era la medida autosatisfactiva tratada de antemano por la
doctrina procesal. El proceso principal por tanto había quedado sin objeto, pues como se
puede apreciar, lo que el demandante solicitaba era ser reconocido como parte del
equipo de ciclistas y por ende volver a Atlanta, ya que por no aparecer en los listados
oficiales, había sido prácticamente expulsado, siendo éste el error de la demandada: una
vulneración que requería una rápida resolución por estar a puertas de darse las
competencias olímpicas. Obviamente, de haber esperado que el proceso principal
concluyera, Clavero no hubiese podido estar en Atlanta, careciendo de sentido su
petición. Aun así, esto no es lo más importante, sino el hecho de que al haber otorgado
la cautelar genérica, la Dra. De los Santos22 cayó en cuenta que no había necesidad de
continuar con el proceso principal. Previamente, se había dado una audiencia en la que
se evidenció la fuerte probabilidad de la pretensión. Como consta, no es apariencia del
derecho, marcando la diferencia con la medida estrictamente cautelar.
Aplicando los conceptos y diferencias sobre la medida autosatisfactiva al caso,
tendremos una visión más clara:
22
SANTOS, Mabel de los, “Medida autosatisfactiva y Medida cautelar: semejanzas y diferencias entre
ambos institutos procesales”, Revista de Derecho Procesal, en Medidas Cautelares, Buenos Aires,
Rubinzal-Culzoni, 1998, p. 35.
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23
SANTOS, Mabel de los, Op.cit., p. 36.
24
GARDELLA, Luis L., PEYRANO, Jorge comp., “Medidas Autosatisfactivas: principios
constitucionales aplicables. Tramite. Recursos” en Medidas Autosatisfactivas, Buenos Aires, Argentina,
Rubinzal-Culzoni Editores, 1997, p. 260.
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25
PEYRANO, Marcos L., PEYRANO, Jorge comp., “La medida autosatisfactiva y el Derecho de
defensa” en Medidas Autosatisfactivas, compilador Jorge W. Peyrano, Buenos Aires, Argentina,
Rubinzal-Culzoni Editores, 1997, p. 235.
26
BARACAT, Edgar., PEYRANO, Jorge comp., “Vicisitudes del procedimiento impreso a un pedido de
resolución autosatisfactiva” en Medidas Autosatisfactivas, Buenos Aires, Rubinzal-Culzoni Editores,
1997, p. 246 a 248.
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27
MARTEL CHANG, Op. cit. p. 129 a 131.
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28
GARDELLA, Luis, Op. cit., p. 268. y RIOL, María I. La “cosa juzgada en relación a las medidas
autosatisfactivas” en Medidas Autosatisfactivas, PEYRANO, Jorge comp., Buenos Aires, Rubinzal-
Culzoni Editores, 1997, p. 358.
29
RAMBALDO, Juan Alberto. , PEYRANO, Jorge comp., “La petición autosatisfactiva y el proceso
monitorio como forma instrumental” en Medidas autosatisfactivas. Buenos Aires, Rubinzal-Culzoni
Editores, 1997, pp. 365 a 367.
30
GARCÍA SOLÁ, Marcela, PEYRANO, Jorge comp., “Medidas autosatisfactivas: la excepcionalidad de
su procedencia. Aproximaciones para su categorización. Particularidades de su trámite” en Medidas
autosatisfactivas, Buenos Aires, Rubinzal-Culzoni Editores, 1997, pp. 287 a 289.
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31
RIOL, María I., Op. cit., pp. 360 a 362.
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sino que se dirigiría a resarcir, si así correspondiese, posibles efectos que la ejecución de
la medida autosatisfactiva pudo ocasionar.
c) Impugnación:
Marcela García Solá sostiene una posición que a nuestro criterio se adecua a la
finalidad de la medida autosatisfactiva. Para la autora, el legitimado para contradecir la
resolución cuenta con una doble vía: la recursiva, a través del recurso de apelación
directa, o la promoción de un juicio general sumario de oposición. Sin embargo, las
alternativas han sido previstas como excluyentes.
Ni la interposición del recurso, ni la promoción del juicio tienen efectos
suspensivos, tramite una u otra, el legitimado deberá cumplir la decisión judicial. Este
aspecto debe ser tomado en cuenta, puesto que de conceder el juez efectos suspensivos
por la interposición del recurso, la figura de la medida autosatisfactiva quedaría
desnaturalizada, ya que ella tutela una situación de urgencia, que es a la vez su
fundamento y requiere un despacho favorable sin que medie un aplazamiento
prolongado que conlleve a un perjuicio irreparable.
Martel Chang32 hace un precisión respecto a los efectos ante el ejercicio de la
contradicción, y es que éstos se darán cuando la orden judicial consista en una
obligación de hacer o de abstenerse de cumplimiento continuado a sucesivo, pues si se
trata de un solo acto que satisface la pretensión, únicamente le quedaría interponer un
demanda de daños de perjuicios, porque toda impugnación devendría abstracta.
d) Competencia:
Hay un último punto que debe tratarse de manera breve, y es la competencia.
Martel Chang sostiene que le corresponde a los Jueces Civiles y a los Jueces de Paz
Letrado por la familiaridad que tienen con estos temas, y aboga para que no se otorgue
la competencia únicamente a los Jueces Civiles, ya que para él debe apostarse y confiar
en la justicia en todas sus instancias. Particularmente, considero que los artículos 546 y
547 del Código Procesal Civil son de gran ayuda, puesto que el primero de ellos, en su
inciso 6 señala que Se tramitan en proceso sumarísimo los asuntos que no tienen una
vía procedimental propia, son inapreciables en dinero o hay duda sobre su monto o,
porque debido a la urgencia de tutela jurisdiccional, el Juez considere atendible su
empleo. Sin duda, la interposición de la demanda autosatisfactiva responde a una
urgencia impostergable. Además, tiene que concordarse con el siguiente artículo:
Artículo 547.- Competencia.- Son competentes para conocer los procesos
sumarísimos indicados en los incisos 2 y 3 del artículo 546º, los Jueces de Familia. En
los casos de los incisos 5 y 6 con competentes los Jueces Civiles (…).
Desde luego, tal designación por la norma procesal, obedece al principio de Fuero
de atracción regulado en nuestro Código Adjetivo en el artículo 5. Por otro lado, ésta
postura es totalmente rebatible, lo importante es que el órgano que atienda tal solicitud,
se encuentre debidamente capacitado en la materia.
32
MARTEL CHANG, Op. cit., p. 138.
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III. CONCLUSIONES
Ahora, corresponde tratar sobre la cabida que esta institución tendría en el
ordenamiento Peruano. Por tal motivo, ha sido forzoso hacer un breve estudio de la
medida autosatisfactiva y su tratamiento en la doctrina argentina –así mismo una
sumarísima revisión en otras legislaciones- para tener una idea clara de lo que ella
busca frente al resto de procesos urgentes. No se pretende que exista un dominio de la
figura jurídica, mas sí que se llegue a entenderla y tenerla presente, pues al menos, y
conforme arroja el estudio del Dr. Rolando A. Martel Chang, los operadores jurídicos
mayoritariamente desconocen o conocen medianamente el tema, mientras que la gran
mayoría estima que ellas no están reguladas en el actual Código Procesal Civil
Peruano33.
En seguida pasaremos a responder la interrogante de si existe la necesidad de
regularlas. De la respuesta que lleguemos, se desprenden dos opciones: de ser negativa,
y ante la imperiosa necesidad de un instituto que atienda pretensiones que ameriten una
resolución pronta y eficaz, en vista de la insuficiencia de la medida cautelar, está claro
que la única manera es través de una ley de reforma del Código Procesal Civil en su
articulado correspondiente a las tutela urgente. A juzgar por la composición del Código
Adjetivo, no es clara la regulación que hace de los institutos provenientes de la tutela
urgente. Someramente, recoge medidas anticipadas en un solo artículo34 para dedicar el
resto al tratamiento de la medida cautelar y sus subespecies. En todo caso, se tendría
que incluir un capítulo para las medidas autosatisfactivas dentro de un Título que regule
a la Tutela Urgente. Para tal caso, es sumamente ilustrativo el texto del anteproyecto de
reforma del Código Procesal de Santa Fe, Argentina:
Artículo 21 bis del Código Procesal de Santa Fe – Los Jueces –a pedido
fundamentado de parte, respaldado por pruebas que aparentemente demuestre
probabilidad cierta de que lo postulado resulta atendible y que es impostergable
prestar tutela judicial inmediata- deberán, excepcionalmente, ordenar medidas
autosatisfactivas. Según fueran las circunstancias del caso valoradas motivadamente
por el tribunal, éste podrá exigir la prestación de cautela suficiente (…).
Y de ser positiva, tendría que justificarse a través de la Constitución y del Código
Adjetivo.
La medida autosatisfactiva encuentra su desarrollo doctrinal y jurisprudencial en
Argentina. En un principio tiene cabida en la doctrina entre ellos su mejor expositor es
Jorge W. Peyrano, quien sostiene que la aparición de esta figura se debe a las
debilidades de la teoría cautelar ortodoxa para dar respuestas adecuadas a ciertos
requerimientos de los justiciables, la necesidad de conceder un encuadre correcto a
ciertas normas legales que decretan el despacho de soluciones urgentes, no cautelares,
que no han sido incorporadas a los textos de los Códigos Procesales Civiles y a la
capacidad de maniobra que otorga en miras a hacer cesar vías de hecho difícilmente
33
MARTEL CHANG, Op. cit., p. 191
34
Código Procesal Civil.- Artículo 618.- Además de las medidas cautelares reguladas, el Juez puede
adoptar medidas anticipadas destinadas a evitar un perjuicio irreparable o asegurar provisionalmente la
ejecución de la sentencia definitiva (…).
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removibles por otros medios35. Nos es difícil descubrir que esa insuficiencia de las
tradicionales medidas cautelares también se adolece en nuestro país. Si bien es cierto
que la sociedad avanza más rápido que el Derecho, hay un momento en el cual el
Derecho debe ponerse a la altura de las circunstancias, y con mayor razón si se trata del
Derecho Procesal.
El artículo III del Código Procesal Civil prescribe:
Artículo III.- Fines del proceso e integración de la norma procesal.- El juez
deberá atender a que la finalidad concreta del proceso es resolver un conflicto de
intereses o eliminar un incertidumbre, ambas con relevancia jurídica, haciendo
efectivos los derechos sustanciales, y que su finalidad abstracta es lograr la paz social
en justicia.
En caso de vacío o defecto en las disposiciones de este Código, se deberá recurrir
a los principios generales del Derecho Procesal y a la doctrina y jurisprudencia
correspondientes, en atención a las circunstancias del caso.
El dispositivo no puede ser más claro. Es de mucha ayuda que el artículo finalice
haciendo referencia a que el juez recurrirá a esas fuentes del Derecho en atención de las
circunstancias del caso. ¿Esas circunstancias vendrían a ser si estamos ante una
situación que requiera un pronunciamiento sobre el fondo, pero de manera urgente, y
existe una alta probabilidad de que el derecho será atendido si se discutiera en un
proceso de cognición?36 Situémonos en el caso del ciclista argentino. Debió haber
invertido tiempo y mucho esfuerzo al haber acudido a los entrenamientos previos a ser
seleccionado como miembros del equipo de ciclistas, su pretensión no podía esperar.
Veamos un caso más cercano. Es muy común en nuestra sociedad la violencia familiar,
de hecho, ha habido un aumento conforme lo señalan las estadísticas 37. Es evidente que
no podría una mujer y sus hijos maltratados seguir viviendo bajo el mismo techo con el
agresor hasta que se resuelva la medida cautelar y el proceso principal. En estos casos el
juez podría ordenar la exclusión del agresor de la vivienda donde habita con la familia,
así también prohibir el acceso del agresor al lugar donde habita la persona agredida,
trabajo o el centro educativo de los otros miembros, entre otras medidas38.
No cabe duda, que por diversas razones sociales, en nuestra sociedad peruana,
puede presentarse una gran cantidad de supuestos, entre los cuales se enmarcarían las
medidas autosatisfactivas. Sin embargo, existe un vacío en las disposiciones del Código
Procesal Civil, de esta manera, conforme señala Silva Muñoz 39, el juez debe cumplir
con su deber integrador, el cual no sólo se encuentra en el dispositivo legal señalado
precedentemente, sino que también lo encontramos en el artículo 139º. 8 de la
35
PEYRANO, Jorge W., PEYRANO, Jorge comp., “La medida autosatisfactiva: forma diferenciada de
tutela que constituye una expresión privilegiada del proceso urgente. Génesis y evolución” en Medidas
Autosatisfactivas, Buenos Aires, Rubinzal-Culzoni Editores, 1997, p.19.
36
SILVA MUÑOS, Carlos; Medidas Autosatisfactivas en el Proceso Civil Peruano, Chiclayo, Asesoría
Consultoría y Producciones GPZ E.I.R.L., 2003, p. 161.
37
En el año 2007, se registraron un total de 33212 casos atendidos por violencia familiar y sexual en los
Centros de Emergencia de la Mujer. Fuente: www.mindes.gob.pe
38
KEMELMAJER DE Carlucci, Aída, PEYRANO, Jorge comp., “Medida Autosatisfactiva: instrumento
eficaz para mitigar los efectos de la violencia intrafamiliar” en Medidas Autosatisfactivas, Buenos Aires,
Rubinzal-Culzoni Editores, 1997, p. 431.
39
SILVA MUÑOS, Op. cit., p.162.
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242 Las medidas autosatisfactivas: ¿Existe la necesidad de regularlas o no?
Constitución40, artículo 50º. 4 del Código Procesal Civil41, el artículo VIII del T. P. del
Código Civil42 y en el artículo 183º.3 del T. U. O. de la Ley Orgánica del Poder
Judicial43.
Jorge Peyrano, concluye en el XIX Congreso Nacional de Derecho Procesal,
Corrientes, Argentina en agosto del año 1997, que la medida autosatisfactiva cabe
regularse, amparándose en las normas que regulan la potestad cautelar genérica.
Fundados nuestros argumentos en los párrafos precedentes y complementado por el
artículo 611º del Código Procesal Peruano:
Artículo 611º.- Contenido de la decisión cautelar.- El Juez, siempre que de lo
expuesto y prueba anexa considere verosímil el derecho invocado y necesaria la
decisión preventiva por constituir peligro la demora del proceso o por cualquier otra
razón justificable, dictará medida cautelar en la forma solicitada o la que considere
adecuada atendiendo a la naturaleza de la pretensión principal (…).
Que al facultar al Juez de dictar medidas cautelares adecuándolas a la naturaleza
de la pretensión principal con miras a salvaguardar un derecho, no es otra cosa que la
potestad cautelar genérica de la que Jorge Peyrano habla. Por lo tanto:
Por esté y los otros argumentos mencionados anteriormente, las medidas
autosatisfactivas sí encuentran cabida en nuestro ordenamiento a partir de la norma
normarum, la Constitución del Perú, así como del Código Procesal Civil y de otras
normas especiales señaladas con anterioridad. De esta forma, puede concluirse que no
existe necesidad de regular la figura de la medida autosatisfactiva y el proceso
autosatisfactivo mediante una ley en razón de que encuentra cabida a partir de los
postulados de la Constitución, y los que el Código Procesal Civil señalan sobre el
derecho de jurisdicción y la potestad cautelar genérica que otorgan a todos y a cada uno
de los ciudadanos peruanos.
40
Constitución Política.- Artículo 139.- Son principios y derechos de la función jurisdiccional: (…) 8.- El
principio de no dejar de administrar justicia por vacío o deficiencia de la ley. En tal caso, deben aplicarse
los principios generales del derecho y el derecho consuetudinario.
41
Código Procesal Civil.- Artículo 50.- Deberes.- Son deberes de los Jueces en el proceso: (…) 4. Decidir
el conflicto de intereses o incertidumbre jurídica, incluso en los caso de vacío o defecto de la ley,
situación en la cual aplicarán los principios generales del derecho, la doctrina y la jurisprudencia.
42
Código Civil.- Defecto o deficiencia de la ley. Artículo VIII.- Los jueces no pueden dejar de
administrar justicia por defecto o deficiencia de la ley. En tales casos, deben aplicar los principios
generales del derecho y, preferentemente, los que inspiran el derecho peruano.
43
T. U. O. de la Ley Orgánica del Poder Judicial.- Deberes. Artículo 184.- Son deberes de los
Magistrados: 3. A falta de norma jurídica pertinente, los Magistrados deben resolver aplicando los
principios generales del derecho y preferentemente los que inspiran el Derecho Peruano.
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