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OPINION
C
ras del 16 de octubre Felici en la Glorieta de Cuatro Ca- a la vez que el Muro de Berlín que la Iglesia había encontrado con que ejerció su magisterio,
de 1978 el cardenal minos a través de la radio del taxi tras el que se protegía, y que uno un jefe idóneo para la era de los ofreciendo desde las ventanas de
Felici, portavoz del que me llevaba a la sede del PSOE de los grandes catalizadores de medios de comunicación de ma- la clínica o del Vaticano el mudo
cónclave, anunció de la calle de Joaquín García Mo- las revoluciones de la Europa del sas, los viajes transoceánicos y la testimonio de su sufrimiento, co-
desde el balcón de la rato –todavía el nombre del avia- Este sería la figura y el mensaje globalización. Aquel no era un mo un Ecce Homo a punto de em-
plaza de San Pedro dor franquista no había sido sus- de ese robusto nuevo pontífice Papa según el molde tradicional prender su último Via Crucis.
que el nuevo Papa llevaba el tituido por el originario de Santa que, inmediatamente después de al que, con matices más intelec- En el balance de su papado
nombre latino de Carolum e hizo Engracia–, donde, como joven re- que Felici pronunciara su nom- tuales y reflexivos –Pablo VI– o quedan dos enormes campañas
una breve pero enfática pausa dactor de Abc, tenía una cita para bre, mostró por primera vez a los más bondadosos y humanistas de muy diversa índole y desenla-
antes de pronunciar su cargo y conversar con Felipe González. fieles su rostro eslavo de encane- –Juan XXIII, Juan Pablo I–, se ha- ce. Por un lado esa contribución
apellido, todos los especialistas El PSOE aún no había abando- cidos cabellos rubios. bían ceñido sus antecesores. decisiva al triunfo de la democra-
en la nomenclatura de los prínci- nado el marxismo y buscaba, co- Tal vez ocurra que a toro pasa- Aquel era un gigante mediático, cia sobre el totalitarismo que per-
pes de la Iglesia contuvieron el mo toda la izquierda europea, su do todos podemos ser profetas, un globe trotter, un cantante de mitió al siglo XX concluir su trac-
aliento presos de perplejidad, incómodo encaje en un mundo pero repasando las imágenes de rock transustanciado en misione- to histórico en paz consigo mis-
pues el único Carlo del colegio bipolar. Estados Unidos lamía sus primeros años de papado es ro, una estrella televisiva, un mo- mo. Por el otro, la tan infatigable
cardenalicio era el octogenario sus heridas de Vietnam y Water- fácil ver ahora en esa fotografía vilizador de ingentes multitudes como impotente cruzada para
Confalonieri que ni siquiera ha- gate bajo la incompetente presi- del discurso del 83 en Varsovia, y –sobre todo, nunca mejor di- preservar el concepto tradicional
bía participado en la elección. dencia de Jimmy Carter y la ante un general Jaruzelski de ga- cho– un líder carismático. de la dignidad humana, acuñado
Era tal la inercia de cinco siglos Unión Soviética, en el apogeo de fas tan negras como su futuro, el Casi 27 años después, tras ha- por el cristianismo, de su cons-
que nadie pensó en otro idioma la era Breznev, actuaba como un germen de la destrucción de un berse convertido en uno de los po- tante erosión a causa del ejerci-
que no fuera el italiano. Según el plantígrado firmemente asenta- régimen totalitario que no tuvo cos sucesores de San Pedro que cio de las libertades individuales
historiador Frederic Baumgart- do en sus zonas de influencia. más remedio que abrir sus puer- han logrado superar el mítico en un mundo cada vez más secu-
ner, no faltó incluso quien creyó Nadie hubiera vaticinado que en tas a tan vigoroso heraldo del cuarto de siglo que duró el primer larizado y hedonista.
que se trataba del segundo nom- poco más de una década ese po- cambio. pontificado, Karol Wojtyla ha ago- Sigue en página 4
bre del cardenal de Florencia
Giovanni Benelli, favorito de to-
das las apuestas.
Pese a su juventud –57 años–
Benelli había liderado las prime-
ras votaciones y en el quinto es-
crutinio se habría quedado a sólo
cinco votos de los 75 requeridos
para la fumata blanca. Su fama
de autoritario desencadenó en-
tonces todo tipo de maniobras
tras las puertas herméticamente
cerradas cum clave y una coali-
ción de miembros de la Curia y
cardenales liberales comenzó a
buscar un candidato alternativo
para cerrarle el paso.
Fueron tales las intrigas y ten-
siones que el veterano cardenal
Siri –frustrado tras su tercer fra-
caso en la persecución del papa-
do– terminaría declarándose par-
tidario de que la opinión pública
conociera a posteriori los deta-
lles de lo sucedido, alegando que
«el secreto, aunque sea útil en el
momento del cónclave, puede lle-
gar a esconder conductas muy
poco caritativas».
El caso es que lo único en lo
que los pronósticos se aproxima-
ron a la realidad fue la edad del
elegido. Cuando Felici deshizo su
pausa para desvelar que el Caro-
lum en cuestión no era otro sino
el arzobispo de Cracovia de 58
años Karol Wojtyla, millones de
católicos y no católicos del mun-
do entero dieron un respingo que
enseguida desembocó en senti-
mientos de estupor, sorpresa e
intensa curiosidad. Por primera
vez en los últimos 450 años la
Iglesia iba a tener un Papa no ita-
liano y por primera vez en sus ca-
si 2.000 años de historia la sede
de San Pedro iba a ser ocupada
por un polaco; lo cual en 1978,
con el dogma comunista preten-
diendo perpetuarse tanto como
el católico, significaba un inespe-
rado factor de confrontación adi-
cional sobre el tablero de la Gue-
rra Fría.
¿Dónde estaba usted el día que
eligieron Papa a Juan Pablo II?
Casi 27 años después probable-
mente ese sea, junto con el asesi-
nato de Kennedy y el primer paso
del hombre en la Luna, el momen-
to más emblemático que las per-
sonas de varias generaciones aso-
ciamos a nuestros recuerdos de
niñez, adolescencia o juventud.
RICARDO MARTINEZ
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