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90 Virtudes y valores humanos

imprescindibles, que las personas


como seres humanos tienen que
conocer y practicar, para intentar
tener éxito en su vida personal:
Primero veamos una definición de virtud y un concepto
unido de valor:
Algunas corrientes culturales actuales parece que quieren
contraponer los conceptos de virtud y valor, como si se
tratasen de dos términos cargados de una semántica tal que
connoten una línea de pensamiento tradicional o
vanguardista. Se habla muy poco últimamente de virtudes,
como si correspondiera a algo superado, y sin embargo se
prodiga el término valor. Para muchos podría parecerles
que la nueva ética se construye sobre el desarrollo de los
valores sin necesidad del ejercicio de las virtudes, como si
éstas correspondieran a preceptos de una moral, por
antigua, trasnochada.

El término valor es quizá una de las referencias éticas de


nuestra época postcontemporánea que más significación
ha alcanzado en poco tiempo. Es muy probable que como
voz ni siquiera figure en algunos manuales de filosofía,
salvo aquellos revisados en las últimas décadas. En ética el
contenido de valor se construye sobre la analogía de la
cualidad estimable del bien material trasladado sobre el
efecto de difusión del bien moral. Algo tiene valor si
desde el sujeto se exterioriza como un bien: Es un valor lo
que comunica un bien. Si la esencia radical de la ética está
en obrar el bien, el elenco de valores lo constituirán el
paradigma de recursos con los que y en los que se puede
potenciar hacer el bien. Por valor se tendrá aquella
motivación que nos incita a obrar bien.
El significado de virtud como hábito está configurado ya
en Aristóteles: La virtud es un hábito, una cualidad que
depende de nuestra voluntad. Así correspondería a la
habilidad que nos facilita obrar el bien. Pero como en la
persona humana la voluntad sigue al intelecto, el hábito
requiere dos movimientos sucesivos: 1º La consideración
del bien en el obrar (acto intelectivo). 2º La voluntariedad
de ejercicio (acto volitivo). La virtud se constituye por la
reiteración del acto mental que agiliza la facultad para
discernir y aprehender con prestancia los juicios sobre
dónde y cómo poder hacer el bien, así como la diligencia
de ejercicio de la voluntad sobre las potencias operativas
para aprestarse a la realización de esos actos positivos.
Valor y virtud, por tanto, suponen dos realidades
conceptuales que no se estorban en la ética, sino que se
complementan mutuamente. Los valores se integran
fundamentalmente en la información intelectiva que
distingue el bien, y las virtudes en la voluntad para
facilitar la perfectividad del bien.

Quizá el error contemporáneo para movilizar a los


ciudadanos radique en la postergación de la virtud como
hábito operativo. No basta para el efectivo ejercicio del
bien la recta inclinación hacia los valores, sino que es
necesaria la constancia en su realización y ello está
directamente proporcionado al hábito o virtud del
ejercicio.
Las virtudes se adquieren con gran esfuerzo y sólo radican
en la personalidad tras años de aprendizaje y ejercicio. Si
se quiere efectivos comportamientos éticos en la sociedad
se hace necesario el desarrollo de las virtudes desde la
etapa de la educación, donde se formaliza la personalidad;
sin temor a pensar que las mismas condicionan de
libertad, porque realmente la disposición operativa de la
virtud se encuentra abierta a seguir cualquier valor que
racionalmente se presente como conveniente. Por el
contrario, si las virtudes no se afianzan en la personalidad,
la libertad de los individuos se situará más en un plano
teórico que real.
Cultivar las virtudes exige realizarse sobre espíritus
abiertos para la apreciación de los continuos y nuevos
valores que se sugieren en la sociedad. Las virtudes han
de enseñarse como hábitos operativos y su práctica exige
definir objetivos sobre los cuales ejercitarse, pero éstos no
deben configurarse como la sustancialidad del bien, sino
como valores modélicos conformables a las apreciaciones
de la razón según dónde, cuándo y en qué circunstancias
cada persona ha de asumir su responsabilidad.

Las virtudes morales son hábitos operativos buenos, es


decir, perfecciones o buenas cualidades que disponen e
inclinan al hombre a obrar moralmente bien.

Debido a la persistente influencia de algunas antropologías


modernas que desprecian la virtud, se impone aclarar que
el término «hábito», aplicado a la virtud, no significa
costumbre o automatismo, sino perfección o cualidad que
da al hombre la fuerza (virtus) para obrar moralmente bien
y alcanzar su fin como persona. No se trata de una simple
cuestión terminológica; del concepto de hábito operativo
depende la adecuada valoración de la virtud en la teología
y en la vida moral de la persona.

Por costumbre o automatismo se entiende un


comportamiento maquinal, rutinario, adquirido por la
repetición de un mismo acto, que implica disminución de la
reflexión y de la voluntariedad. Cuando se identifica la
virtud -hábito operativo- con la costumbre, se concluye
fácilmente que el comportamiento virtuoso apenas tiene
valor moral, porque es mecánico, no exige reflexión y resta
libertad. Sin embargo, nada más lejos de la virtud que la
disminución de la libertad. El hábito virtuoso, que nace
como fruto del obrar libre, proporciona un mayor dominio
de la acción, es decir, un conocimiento más claro del bien,
una voluntariedad más intensa y, por tanto, una libertad
más perfecta.

Además, la costumbre es un determinismo psicosomático,


y por eso puede ser modificada por causas ajenas al
sujeto: enfermedad, circunstancias externas, etc. En
cambio, la virtud, por ser algo propio del alma, es una
disposición firme que solo puede ser destruida por la
propia voluntad.

Y ahora si:

90 Virtudes y valores humanos


imprescindibles, que las personas
como seres humanos tienen que
conocer y practicar, para intentar
tener éxito en su vida personal:
1. Abnegación. Se requiere hacer muchos
sacrificios voluntarios o involuntarios,
incluso muchas veces hacerlos por altruismo.
Lo contrario es comodidad.
2. Agradecimiento. Se debe sentir y mostrar
gratitud por el trabajo, favores o actividades que
le hacen y por los beneficios que recibe. Lo
contrario es egoísmo.
3. Amabilidad. Tiene que ejercitar y
comportarse siendo afable, complaciente y
afectuoso. Lo contrario es descortesía.
4. Aprender. Siempre tiene que estar dispuesto a
seguir aprendiendo, en una educación continua
y escuchando todas las sugerencias que le
hagan. Cuanto más sepa, más se superará y
prosperará. Lo contrario es mantenerse o
aumentar la ignorancia.
5. Aprovechar. Tiene que saber aprovechar muy
bien las oportunidades que se le presentan en su
diario transcurrir, su tiempo y el de sus
colaboradores, personas a cargo o personas con
las que debe interactuar, sacando el mejor
provecho a los recursos humanos sean propios o
ajenos que tiene a la mano. Lo contrario es
derrochar.
6. Arrepentimiento. Tiene que saber arrepentirse,
privada o públicamente de los errores
cometidos, bien sean propios o motivados por
él. Lo contrario es el orgullo.
7. Autodisciplina. Junto con el autodominio, son
dos de las virtudes más importantes, para saber
actuar sin dejarse llevar por los vicios
contrarios, como son la pereza, la holgazanería,
etc. Lo contrario es el desorden.
8. Ayudar. Debe saber hacer el esfuerzo para
cooperar, auxiliar o socorrer, cuando los demás
lo necesitan o incluso adelantándose. Lo
contrario es negar, abandonar o estorbar.
9. Bien común. Tiene que intentar que su vida
personal aporte algo positivo, para mejorar
la sociedad, bien sea en aportes de productos
o servicios. Lo contrario, hará que fácilmente
caiga en el mal o en la indiferencia, hacia la
sociedad.
10. Carácter. Le permitirá mantener que su si, es
si, y que su no, es no, lo que le distinguirá
positivamente de los demás y lo transmitirá a
sus actividades, servicio y a los demás. Lo
contrario es flaqueza e ineficacia.
11. Coherencia. Para mantener la buena
relación de unas cosas con otras, en una
actitud lógica y consecuente, sabiendo
distinguir entre lo importante y lo urgente.
Lo contrario es incongruencia y caos.
12. Colaboración. Dándola y pidiéndola para
formar buenos equipos, que naveguen todos
y siempre en el mismo rumbo en el camino de
la vida. Lo contrario es individualismo y
egoísmo.
13. Conciencia. Debe conocerse a si mismo, interna
y externamente y reflexionar sobre el bien y el
mal de sus actividades. Lo contrario es
insensibilidad.
14. Confianza. Teniéndola sobre si mismo y
sobre lo que está haciendo, para que le de
fuerza el hacer las cosas. Las actividades
realizadas deben hacerse, la mayoría de las
veces en función de la mutua desconfianza.
Lo contrario es inseguridad.
15. Conocimiento. Es imprescindible e
indispensable, estar al día a través de la
educación continua, de todo lo relacionado con
las actividades propias de cada uno. Activando
el entendimiento, la inteligencia y la razón
natural. Lo contrario es ignorancia.
16. Constancia. Debe ser firme y perseverante en
los objetivos, resoluciones y propósitos
acordados. Lo contrario es flaqueza e
inestabilidad.
17. Control. Para los propios actos personales y los
internos y externos de todo lo relacionado con la
vida, desarrollado en todos los niveles, para
evitar que las cosas se vayan de las manos. Lo
contrario es negligencia o descuido.
18. Cooperación. Es la base para formar equipos en
conjunto con amigos, conocidos, colegas y
conseguir los objetivos. Ofrecer antes de recibir.
Lo contrario es egoísmo e inhibición.
19. Cortesía. Es una de las demostraciones de la
buena educación, al manifestar atención, respeto
o afecto hacia otras personas, máxime cuando
no se lo merecen. Lo contrario es tosquedad y
ordinariez.
20. Criterio. Una de las virtudes más difíciles de
demostrar diariamente y en todos los actos de la
vida. Es la norma que con juicio y
discernimiento, permite conocer la verdad. Lo
contrario es insensatez e inmadurez.
21. Decisión. Pero siempre acompañada del
conocimiento. Acelerarse conduce a errores.
Apuntar bien, pero disparar cuando haya
certidumbre. Lo contrario es flaqueza y apatía.
22. Desprendimiento. Obrar con despego, largueza
y desinterés por las cosas, aunque suponga saber
perder. Lo contrario es tacañería, avaricia y
egoísmo.
23. Dialogar. Hablar y escuchar alternativamente
como las personas de bien, las ideas de cada
uno, buscando la avenencia coherente o sea la
conformidad y la unión. Lo contrario es falta de
comunicación.
24. Diligencia. Hacer las cosas bien con
prontitud, cuidado y agilidad. No es
conveniente hacer las cosas mal, pero
deprisa. Lo contrario es pereza.
25. Disciplina. Hacer las cosas siempre de acuerdo
con el orden establecido. Es uno de los
principales cimientos, donde se asientan muchas
de las otras virtudes y valores. Lo contrario es
desorden.
26. Discreción. Relacionada con la sensatez, la
prudencia, y la reserva para formar opiniones y
tener mucho tacto al hablar u obrar. Lo
contrario es imprudencia pudiendo ser
temeraria.
27. Educación. Tanto en la formación profesional,
como en la manera de de comportarse con los
colaboradores, proveedores, clientes y
socialmente. Lo contrario es grosería o zafiedad.
28. Ejemplo. Para que otros se sientan inclinados a
imitar lo realizado, si es bueno y honesto, o para
que eviten caer en lo opuesto. Lo contrario es
escándalo.
29. Entrega. Hay que tener pasión sana, por lo que
se hace o se quiere hacer, poniendo mucha
atención, interés y esfuerzo. Lo contrario es
pasar o abandonar.
30. Entusiasmo. Hacer las cosas que admire o
cautive, con exaltación y fogosidad de ánimo,
de forma fervorosa, que le mueva a favorecer
los objetivos. Lo contrario es apatía y desánimo.
31. Escuchar. Prestando atención a lo que le
dicen intentando entenderlo. Escuchar bien,
suele ser mas difícil que hablar. Lo contrario
es ignorar.
32. Esfuerzo. Es necesario aplicar toda la
posible energía, vigor, ánimo y valor para vencer las
dificultades y conseguir lo propuesto, cada una de
las actividades diarias y en nuestras acciones. Lo
contrario es dejadez o desistir.
33. Espíritu crítico. Las críticas principales
tienen que llegar de la propia persona, las del
exterior puede que no le lleguen. Es bueno
cuestionarse y cuestionar, todas las acciones
personales y las realizadas para las actividades
compartidas. Lo contrario es pusilanimidad.
34. Estudio. Hay que dedicar muchas horas
semanales a la formación y a la educación
continua, para estar al tanto de lo que hay y de
lo que se avecina. Lo contrario es descuidarse o
abandonarse.
35. Examen interno. Hacerlo con nuestros
aspectos psicológicos, nuestra mente, nuestro
espíritu, y nuestros sentimientos, que no deje
resquicios a los olvidos o a la pereza de
enfrentarse a situaciones propias, por muy
desagradables que sean. Lo contrario es
irreflexión o despreocupación.
36. Ética. Las acciones, trabajo y servicios si
son hechos bajo esta premisa moral, siempre darán
buenos frutos. Donde falta la ética entran los
problemas. La ética siempre paga buenos
dividendos, Lo contrario es Corrupción.
37. Familia. El principal objetivo de una
persona es la mejora de la familia, por lo que no
puede ser un obstáculo para nuestro hacer diario,
no se deben realizar acciones para que la familia
se destruya. Hay que equilibrar muy bien el
trabajo y todos los aspectos en que nos novemos o
actuamos con la familia. Lo contrario es abandono
familiar.
38. Fidelidad. Es muy importante ser leales con
las personas, sean familiares o amigos, con todas
con las que compartimos algo e incluso con las
empresas relacionadas con nuestras actividades.
La fidelidad también paga buenos dividendos. Lo
contrario es deslealtad o traición.
39. Formación. Juntamente con el estudio y la
educación, deben ser valores para tener muy
presentes, si se pretende que la vida propia
funcione y prospere. Lo contrario es ignorancia.
40. Fortaleza. Esta virtud humana sirve para
que con la fuerza y vigor que produce, poder
vencer el temor y saber huir de las malas
tentaciones morales y profesionales. Lo
contrario es debilidad o flaqueza.
41. Generosidad. Tiene que ir con largueza
delante o al lado de la caridad, nunca detrás,
pues se antepone a la utilidad y al interés. Lo
contrario es tacañería, mezquindad o egoísmo.
42. Gratitud. Dicen que ser agradecidos es de
bien nacidos, pero hay que demostrarlo y
comunicarlo. Si es posible, devolver a otros los
beneficios que gratuitamente hemos recibido.
Lo contrario es deslealtad.
43. Honestidad. La forma de hacer negocios,
que estén relacionados con la honradez, el
recato, la justicia, la razonabilidad, la rectitud
y la decencia. Lo contrario es inmoralidad,
maldad o desvergüenza.
44. Honor. Mantenido en la palabra dada y en
la reputación, para cumplir con los compromisos y
deberes del prójimo y de uno mismo. Lo contrario
es vileza, bajeza o indecencia.
45. Honradez. Tanto en el trabajo realizado,
en el precio y plazo acordado, en los salarios
pagados y en el beneficio obtenido. En toda
actividad comercial que realicemos. En el sentir
de cada quien, hacia los demás. Cuando
ofrecemos cariño, amistad, amor y toda la clase
de sentimientos. Lo contrario es inmoralidad o
deshonra.
46. Humildad. Para conocer las propias
limitaciones y debilidades y obrar en
consecuencia, sin que sea falsamente, para no
engañar a los demás seres humanos. Lo contrario
es soberbia, altanería u orgullo.
47. Imagen. Tratar de mantenerla buena, ante la
sociedad que le rodea, en el aspecto personal,
familiar, social y profesional. Lo contrario es
abandono o dejación.
48. Justicia. Dando a cada uno lo que le
corresponde o pertenece, en función de su
derecho, la equidad o la razón. Lo contrario es
parcialidad o arbitrariedad.
49. Lealtad. Soportada en la fidelidad, en el
honor, en la hombría de bien, en el amor, en la
legalidad, en la verdad y en la gratitud. Lo
contrario es traición, hostilidad o animosidad.
50. Liderazgo. Demostrándolo continuamente,
para dar ejemplo y arrastrar hacia otras virtudes y
valores humanos a las personas con quienes se
interactúa, amigos, familiares, colaboradores,
clientes, proveedores y a la sociedad. Lo contrario
es subordinación, sumisión o dependencia.
51. Madurez. Demostrando continuamente la
plenitud vital indispensable, sensatez, buen juicio
y prudencia. Lo contrario es inexperiencia.
52. Moderación. Haciendo que las palabras y
las acciones sean con cordura, discreción y
templanza. Lo contrario es desenfreno, abuso o
exceso.
53. Obediencia. Practicándola por jerarquía,
cortesía o reconocimiento, sin que suponga
sometimiento. Lo contrario es indisciplina.
54. Objeción de conciencia. Derecho
irrenunciable que tienen todos los seres
humanos, para no realizar acciones que vayan
en contra de la moral, de la ética, de las leyes o
de las buenas costumbres. Lo contrario es
aprobación o conformidad.
55. Objetivos determinados. A los que deben
ajustarse todas sus acciones, para evitar
distracciones o desviaciones no previstas. Lo
contrario es irreflexión o ligereza.
56. Optimismo. Actitud y propósito para ver y
juzgar con realismo las cosas en su aspecto más
agradable. Lo contrario es negativismo.
57. Orden. Haciendo primero lo primero, y en
el lugar que a cada cosa le corresponde. Pero
sabiendo lo que se hace, se dicta, se obedece y se
ejecuta. Lo contrario es anarquía.
58. Paciencia. Teniendo que padecer o soportar
algo sin alterarse, sabiendo esperar, aunque sea
pesado o minucioso. Lo contrario es
atolondramiento.
59. Palabra de honor. Demostrando que el si es
si y el no es no en las acciones, testimonios,
promesas u ofertas. Lo contrario es engañar o
decepcionar.
60. Perdón. Sabiéndolo otorgar aunque duela,
si previamente ha habido una razonable
petición e intención de restitución. Lo contrario
es castigo, venganza o represalia.
61. Perfección. Intentando continuamente hacer
lo mejor posible las cosas, con superación y
eficacia. Algunas veces pudiera ser enemiga de lo
mejor.
Lo contrario es fealdad o maldad.
62. Perseverancia. Intentando mantenerse
constante en una actitud u opinión que se ha
comenzado. Lo contrario es abandono o
inconstancia.
63. Prever. Intentado ver con anticipación lo
que posiblemente pueda suceder, estudiando las
señales, indicios, analizándonos y analizando
nuestro entorno, etc. y poder así tomar las
correspondientes medidas. Lo contrario es
despreocupación o desconocimiento.
64. Prójimo. Considerando al colaborador,
amigo o familiar con solidaridad humana. El
interactuar es la suma de muchos prójimos, a los que
hay que tratar como si fuera uno mismo. Lo
contrario es distante o desconocido.
65. Prudencia. Para discernir y distinguir lo
que es bueno o malo, y así poder seguirlo o
huirlo. Está relacionada con la templanza, la
cautela y la moderación. Lo contrario es
desenfreno.
66. Puntualidad. Teniendo en cuenta que el
tiempo es oro, armonía familiar y social, para uno
mismo y para los demás. Nadie tiene derecho a robar
impunemente el tiempo ajeno. Lo contrario es
informalidad, abuso, desconsideración.
67. Rectitud. Haciendo y diciendo las cosas con
justicia, exactitud, razón, justificación y
conocimiento. Lo contrario es arbitrariedad,
parcialidad o desequilibrio.
68. Reflexión. Para poder tomar más
sabiamente las decisiones y para persuadir o
convencer a las demás personas de quien
necesitamos algo. Lo contrario es negligencia.
69. Respeto. Haciendo todas las actividades
diarias en armonía y manteniendo las relaciones
personales con miramiento, consideración y
deferencia. Lo contrario es insolencia o
descortesía.
70. Responsabilidad. Asumiéndola en las
duras y en la maduras, principalmente en las
acciones realizadas voluntariamente, aunque
hayan salido mal. Lo contrario es inmadurez,
imprudencia o insensatez.
71. Sabiduría. Intentando alcanzarla a través
del estudio, que profundice en el conocimiento
necesario, lo que le permitirá realizar sus acciones
de forma prudente. Lo contrario es ignorancia,
desconocimiento o ineptitud.
72. Sacrificio. No huir de la abnegación que
pueda suponer el esfuerzo que demanda el diario
vivir, incluso pensando en la recompensa por el
trabajo bien hecho. Lo contrario es comodidad.
73. Salud. Intentando mantenerse en perfectas
condiciones físicas, mentales y espirituales, para
poder realizar con plenitud todas las tareas
necesarias para cumplir con las actividades diarias.
Lo contrario es desarreglo, desorden o ruina.
74. Secreto. Sabiendo conservar, reservar y
ocultar, cuidadosamente y con sigilo, los
conocimientos, secretos ajenos o propios, si los
tenemos o sabemos, o en el trabajo que se realice.
También nuestra vida privada, debe ser lo más
privada que se pueda. Lo contrario es imprudencia,
descuido o locuacidad.
75. Sencillez. Intentar vivir de forma natural, sin
ostentación, doblez, ni engaños. Evitando la
ostentación y los adornos. Lo contrario es soberbia o
exageración.
76. Sensatez. Haciendo las cosas con prudencia
y buen juicio, siempre de acuerdo con las normas,
usos y costumbres en la vida, para no poner en
riesgo nada propio o ajeno. Lo contrario es
irreflexión, dislate o candor.
77. Seriedad. Demostrándola de forma real y
sincera, en la forma de proceder en todas las
acciones de la vida, sin que haya engaños, burlas o
dobleces. Lo contrario es irresponsabilidad, ligereza
o frivolidad.
78. Servicio. Entendiendo que es una de las
características, que más aprecian las personas y seres
humanos y que puede definir el ser o no ser de una
persona. Lo contrario es desamparo, desidia o
indolencia.
79. Sinceridad. Expresándose con sencillez y
verdad, sin fingir en lo que se dice o se hace. La
verdad hace libre a las personas, no las medio
verdades o medio mentiras. Lo contrario es
hipocresía, doblez o malicia.
80. Solidaridad. Sabiendo aplicar esta variante
de la caridad, en las inquietudes o problemas de las
demás personas o en los sucesos que ocurren a diario
en el mundo. Hoy por ti, mañana por mí. Lo
contrario es egoísmo o indiferencia.
81. Sufrimiento. Llevando con paciencia,
conformidad y tolerancia, los malos momentos de la
vida, pero sin desviarse por ellos de los objetivos
propuestos, pues siempre habrá momentos que hay
que superar. Lo contrario es insolencia o
intransigencia.
82. Templanza. Moderando los apetitos y el
mal uso de los sentidos, sujetándolos a la razón
con sobriedad y continencia. Lo contrario es
desenfreno, exceso o abuso.
83. Tiempo. Buscando un equilibrio entre el
dedicado a la familia, al negocio, al esparcimiento y
a la formación profesional y religiosa. Todos
tenemos 24 horas y las podemos administrar. Lo
contrario es descontrol o egoísmo.
84. Tolerancia. Respetando y sufriendo con
paciencia las ideas, creencias u opiniones de las
demás personas, aunque sean diferentes o
contrarias a las propias. Lo contrario es tiranía,
intransigencia o terquedad.
85. Trabajo. Procurando dignificarlo religiosa y
socialmente, en beneficio propio y de los
empleados. Lo contrario es holgazanear o vaguear.
86. Trato. Procurando el buen comportamiento
con los empleados, clientes y proveedores,
demostrando una buena educación. Lo contrario es
hostilidad o brusquedad.
87. Valor. Demostrando mucha entereza de
ánimo, para cumplir los deberes con los
empleados, clientes y proveedores, sin arredrarse
por asumir los riesgos bien estudiados. Lo
contrario es cobardía, timidez o temor.
88. Verdad. Mantener siempre lo que se dice,
siente o piensa, aunque cueste disgustos. Lo
contrario es mentira, falacia o engaño.
89. Vergüenza. Tener el pundonor de
reconocer, interna o externamente por las faltas
cometidas, o por acciones deshonrosas, propias o
ajenas. Lo contrario es descaro, impudor o
cinismo.
90. Voluntad. Ejercitar el libre albedrío, para
decidir la propia conducta, sin dejarse presionar
por las circunstancias o por terceros. Lo contrario
es indiferencia, debilidad o desgana.
Cuál valor aconsejo tener en cuenta para formar
virtudes en nuestras vidas:

Disciplina
La Disciplina es la capacidad de actuar ordenada y
perseverantemente para conseguir un bien. Exige un orden
y unos lineamientos para poder lograr más rápidamente los
objetivos deseados, soportando las molestias que esto
ocasiona. La principal necesidad para adquirir este valor es
la Autoexigencia; es decir, la capacidad de pedirnos a
nosotros mismos un esfuerzo "extra" para ir haciendo las
cosas de la mejor manera. El que se sabe exigir a sí mismo
se hace comprensivo con los demás y aprende a Trabajar y
a darle sentido a todo lo que hace. La disciplina es
indispensable para que optemos con persistencia por el
mejor de los caminos; es decir, por el que nos va dictando
una conciencia bien formada que sabe reconocer los
deberes propios y se pone en marcha para actuar.

Este valor es fundamental y básico para poder desarrollar


muchas otras virtudes, sin la disciplina es prácticamente
imposible tener fortaleza y templanza ante las adversidades
que se presentan día a día.

Siempre debemos estar concientes del objetivo que


queremos lograr y proponernos alcanzarlo; eso, es eficacia.
Ser eficaz es la capacidad de producir resultados; no
solamente se debe dar en las áreas en que producimos
cosas, sino también debemos dar resultados como
alumnos, padres, hijos, hermanos y como ciudadanos.

Empecemos ahora a mostrar lo comprendido y


aprendido.

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