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El hígado (en Inglés, liver; en Griego, ηπαρ (hepar)), es la más voluminosa de las vísceras y una de las más importantes

por su actividad metabólica, es un órgano glandular al que se adjudica funciones muy importantes, tales como la síntesis
de proteínas plasmáticas, función desintoxicante, almacenaje de vitaminas y glucógeno, secreción de bilis, entre otras.
Además, es el responsable de eliminar de la sangre las sustancias que puedan resultar nocivas para el organismo,
convirtiéndolas en inocuas; está presente en el ser humano, cabe agregar que se le puede hallar, en vertebrados y
algunas otras especies inferiores.[1]

El hígado se localiza en casi la totalidad de la región del hipocondrio derecho ; el epigastrio (no sobrepasa el
límite del reborde costal, salvo en un cuadro de hepatomegalia) y una porción del hipocondrio izquierdo,
llenando el espacio de

la cúpula diafragmática, donde puede alcanzar hasta la quinta costilla, y se relaciona con el corazón a través del
centro frénico, a la izquierda de la vena cava inferior. Estas tres regiones forman parte de la región
toracoabdominal, la región intermedia entre el tórax y la cavidad abdominal propiamente dicha. El hígado
situado debajo del diafragma comprende tres compartimientos peritoneales, llámense: compartimiento
subfrénico derecho o hepático, compartimiento subfrénico izquierdo o esplénico, y compartimiento medio o
celiaco.

Su consistencia es blanda y depresible, y está recubierto por una cápsula fibrosa, sobre la cual se aplica el
peritoneo, parte de la superficie del hígado (excepto en el área desnuda del hígado, que corresponde a su
superficie postero-superior).

Aspectos generales

 Forma: se compara con la mitad superior del ovoide horizontal, de gran extremo derecho, alargado
transversalmente.
 Coloración: rojo pardo.
 Consistencia: friable (desgarrable). Está constituido por un parénquima, rodeado por una fina cápsula
fibrosa, llamada cápsula de Glisson.
 Longitud: en el adulto mide aproximadamente 26 por 15 cm en sentido anteroposterior, y 8 cm de
espesor a nivel del lóbulo derecho.
 Peso aproximado: 2 kg.

Está dividido en cuatro lóbulos:

 lóbulo derecho, situado a la derecha del ligamento falciforme;


 lóbulo izquierdo, extendido sobre el estómago y situado a la izquierda del ligamento falciforme;
 lóbulo cuadrado, visible solamente en la cara inferior del hígado; no se encuentra limitado por el surco
umbilical a la izquierda, el lecho vesicular a la derecha y el hilio del hígado por detrás;
 lóbulo de Spiegel (lóbulo caudado), situado entre el borde posterior del hilio hepatico por delante, la
vena cava por detrás.

Clínicamente, y quirúrgicamente sobre todo, se emplea el concepto de segmento hepático, basándose en las
divisiones arteriales y en el hecho de que haya pocas anastomosis entre segmentos. Si miramos por la cara
anterosuperior del hígado, podemos distinguir de derecha a izquierda un segmento posterior, en el borde del
lado derecho, seguido de un segmento anterior, un segmento medial y un segmento lateral que forma el límite
izquierdo.
Cara superior del hígado.

Cara inferior del hígado.

El hígado se relaciona principalmente con estructuras situadas al lado izquierdo del abdomen, muchas de las
cuales dejan una impresión en la cara inferior del lóbulo derecho del hígado.

Así, tenemos de atrás a delante la impresión cólica, la impresión duodenal, pegada a la fosa cística, y la
impresión renal, menos marcada. En la cara inferior del lóbulo izquierdo están la impresión gástrica y la
escotadura del esófago, en el borde posterior. El hígado también se relaciona anatómicamente con el diafragma
y con el corazón.

La base del hígado da entrada al hilio hepático, que no es sino la zona de entrada de la vena porta, la arteria
hepática y la salida del conducto hepático. El omento (epiplón) menor (fijado en una prominencia de la cara
inferior denominada tubérculo omental) reviste el fondo de los surcos de la base del hígado (surco del
ligamento venoso, surco del ligamento redondo) y alcanza el borde posterior de la cara inferior, donde el
peritoneo que lo recubre pasa a revestir el diafragma y la pared posterior, formando el ligamento hepatorrenal.
Por delante, el peritoneo reviste la cara diafragmática hasta su límite superior, donde salta a revestir la cara
abdominal del diafragma. Entre los dos repliegues de peritoneo que saltan de la superficie del hígado al
diafragma, queda comprendida la cara desnuda del hígado, zona en la que el peritoneo no recubre la cápsula
hepática. Por esta zona la cava inferior se relaciona con el hígado y recibe las venas hepáticas.

En la cara diafragmática se encuentra el ligamento falciforme, el cual se extiende hasta alcanzar la zona
umbilical. Por su borde libre corre el ligamento redondo del hígado (restos de la vena umbilical embrionaria).
Este resto de la vena umbilical se une a las venas subcutáneas periumbilicales que irradian desde el ombligo, las
cuales drenan en la vena ilíaca externa y finalmente en la cava inferior. En casos patológicos con hipertensión
portal estas venas se dilatan, dando lugar al fenómeno de la cabeza de Medusa.

El ligamento falciforme puede ser considerado como el resto del mesogastrio ventral (en la porción no
desarrollada del septum transversum por la invasión embrionaria del brote duodenal) que se extiende por el
mesogastrio ventral y que contribuye a la formación del hígado. Este ligamento, al llegar a la parte posterior de
la cara diafragmática del hígado, se divide en dos hojas, dando lugar al ligamento coronario (límite superior del
área desnuda del hígado). Cada una de estas hojas se dirige hacia cada uno de los bordes derecho e izquierdo del
hígado, en donde se une a la hoja peritoneal de la cara visceral del hígado, que se refleja sobre el diafragma,
formando los ligamentos triangulares derecho e izquierdo (éste último más definido que el derecho).

La estructura del hígado va a seguir las divisiones de la vena portal. Tras la división de ramos segmentarios, las
ramas de la vena porta, acompañadas de las de la arteria hepática y de las divisiones de los conductos hepáticos,
se encuentran juntas en el espacio porta (vena interlobulillar, arteria interlobulillar y conductillos
interlobulillares).

Circulación sanguínea del hígado

La circulación hepática es de naturaleza centrípeta y está formada por el sistema porta y la arteria hepática. El
sistema porta constituye el 70-75 por ciento del flujo sanguíneo (15 ml/min) y contiene sangre poco oxigenada
y rica en nutrientes proveniente del tracto gastrointestinal y del bazo. La circulación general depende de la
arteria hepática, rama del tronco celíaco que contiene la sangre oxigenada (irrigación nutricia).

Cada espacio porta se encuentra en la confluencia de los lobulillos hepáticos, que son formaciones más o menos
hexagonales de células hepáticas y que posee en el centro la vena centrolobulillar, cuya confluencia da lugar a
las venas hepáticas, que finalmente drenan en la vena cava inferior. Por lo tanto, la sangre rica en nutrientes de
la absorción intestinal (vena porta) y en oxígeno (arteria hepática) se mezcla en los sinusoides hepáticos
(espacios entre hepatocitos), para metabolizarlos y sintetizar las sales biliares. Fenómenos infecciosos, tóxicos e
inflamatorios, entre otros, desestructuran los lobulillos hepáticos y los espacios porta, conduciendo a la
hipertensión portal porque obstaculizan el flujo sanguíneo.

En los últimos estudios acerca de los componentes del hígado se ha encontrado que éste tiene la capacidad de
producir gastrina y ayudar al estómago en el vaciamiento gástrico, ya que posee un citocromo llamado AS*57.
Este órgano es el principal productor de la urea, la que posteriormente es excretada en los riñones

Drenaje linfático del hígado

El drenaje linfático del hígado corre a cargo de vasos que desembocan en la vena cava inferior o en los ganglios
hepáticos que siguen el recorrido inverso de la arteria hepática.

Inervación del hígado

El hígado recibe nervios del plexo celiaco, de los nervios neumogástrico izquierdo y derecho y también del
frénico derecho, por medio del plexo diafragmático. El aporte nervioso también le viene del plexo celíaco que
inerva al hepático, mezcla de fibras simpáticas y parasimpáticas. Estos nervios llegan al hígado junto a la arteria
hepática.

Alimentos SÍ Con moderación Alimentos NO

- Frutas y verduras crudas (o en jugos) ricos -Grasa saturada de origen animal o vegetal. - Bebidas
en vitaminas C (cítricos, fresas, piña, kiwi, col, - Huevos (nunca fritos) y salsas o postres alcohólicas y
perejil…) y A (zanahorias, pimientos…) que los contengan (mahonesas, natillas, gaseosas
- Hidratos de carbono compuestos como los flan…) - Especias fuertes,
procedentes en cereales integrales (trigo, - Lácteos enteros (es mejor tomarlos especialmente
avena, pan integral), patatas, frutas desnatados). pimienta, clavo,
(especialmente las uvas), y verduras) para - Café, cacao y otras bebidas excitantes mostaza y vinagre
que el hígado pueda aumentar su reserva de - Dulces, pastelería y alimentos azucarados - Cocidos grasos y
azúcares - Nueces, almendras, avellanas, aceitunas, muy condimentados
- Pescados blancos a la plancha o al vapor y mantequilla, manteca, aceite y quesos muy - Carne de caza
algas wakame y espirulina por su riqueza en grasos - Charcutería y
vitamina B12 - Pescados grasos embutidos en
- Carnes magras a la plancha, asadas sin - Fruta poco madura o verde general
grasa o al vapor. - Col, coliflor, guisantes, espinacas, acedera - Fritos y salsas
- Alimentos ricos en folatos como las verduras y tomates. grasas
de color naranja y verde oscuro (zanahorias, - Churros, buñuelos,
tomates, acelgas), el aguacate, el pan de croisants
centeno y la levadura de cerveza
- Aceite de pescado porque es rico en
vitamina K
- Aceite de oliva virgen, siempre crudo,
aliñando ensaladas y verduras, ya que es un
verdadero remedio terapéutico para el hígado.

- Ensaladas de, rábanos, diente de león, apio,


perejil, tomate, cebolla cruda, pimiento rojo,
escarola, lechuga

La alimentación y el hígado se relacionan de muchas maneras. Algunas funciones son bien entendidas; otras no lo son.
Ya que todo lo que comemos, respiramos y absorbemos por nuestra piel debe ser refinado y desintoxicado por el hígado,
la atención especial a la nutrición y la dieta puede ayudar a mantener el hígado sano. En una considerable cantidad de
enfermedades del hígado, la nutrición toma un papel bastante más importante.

¿Por qué es importante el hígado?

El hígado es el órgano más grande en el cuerpo y juega un papel vital, realizando muchas funciones complejas que son
esenciales para sobrevivir. Tu hígado sirve como la central eléctrica interna química de tu cuerpo.

Mientras todavía hay muchas cosas que no entendemos sobre el hígado, sabemos que es imposible vivir sin él y la salud
de este es un factor principal en la calidad de vida de cualquier persona.
Por qué debe importarnos el hígado?

Las 10 razones más importantes son…

01-El hígado ayuda a limpiar la sangre de drogas, hormonas y otras sustancias químicas que pueden dañar al cuerpo.

02-El hígado destruye y elimina gérmenes y otros invasores que han logrado atravesar las paredes del aparato digestivo
e ingresado a la sangre.

03-El hígado actúa como un filtro de toxinas entre el intestino delgado y el resto del cuerpo.

04-Ayuda al cuerpo a utilizar los alimentos como nutrientes.

05-Ayuda a mantener el equilibrio de glucosa, proteínas, grasas, colesterol, hormonas y vitaminas en el cuerpo.

06-El hígado produce bilis, una sustancia necesaria para digerir las grasas.

07-Produce aminoácidos, triglicéridos, colesterol y glucosa.

08- Almacena vitaminas, minerales y glicógeno (una forma de glucosa que proporciona energía al cuerpo),

09-Obtiene hierro de los glóbulos rojos.

10-Participa en la coagulación de la sangre.

Una de las cosas más interesantes sobre el hígado es que es el único órgano que recibe sangre de dos fuentes. Una
fuente proviene del estómago y de los intestinos y está llena de nutrientes. La otra proviene del corazón y contiene
oxígeno. El hígado actúa como un filtro de la sangre que obtiene porque:elimina gérmenes y sustancias extrañas de la
sangre que recibe del estómago y de los intestinos y
permite que los nutrientes pasen de la sangre a las células del hígado (hepatocitos) y viceversa.
Una vez que la sangre pasa por el hígado, circula por el cuerpo y lo nutre.

Algunas funciones importantes del hígado son:

Convertir la comida que ingerimos en energía almacenada y en los químicos necesarios para la vida y el crecimiento.
Actúa como filtro para remover el alcohol y las toxinas de la sangre y las convierte en sustancias que puedan ser
eliminadas del cuerpo.
Procesa las drogas y medicinas absorbidas por el sistema digestivo, permitiendo al cuerpo usarlas efectivamente para
finalmente eliminarlas.
Fabricar y exportar importantes sustancias químicas del cuerpo importantes para ser usadas por el mismo. Uno de estos
es la bilis, una sustancia verdosa amarilla esencial para la digestión de grasas en el pequeño intestino.
El hígado realiza muchas tareas únicas e importantes metabólicas como procesar carbohidratos, proteínas, grasas y
minerales para ser usados en el mantenimiento de funciones de cuerpo normales.

La relación del hígado con la alimentación

El 85-90% de la sangre que abandona el estómago y los intestinos conduce importantes nutrientes al hígado en donde
son convertidos en sustancias que el cuerpo puede usar. Los carbohidratos o azúcares, son almacenados como
glicógeno en el hígado y son liberados como energía entre comidas o cuando las demandas de energía del cuerpo son
altas. De este modo, el hígado ayuda regular el nivel de azúcar en la sangre y a prevenir una condición llamada
hipoglucemia, o baja de azúcar en la sangre.

Esto nos permite mantener cierto nivel de energía durante todo el día. Sin este equilibrio, tendríamos que comer
constantemente para continuar teniendo energía.

Las proteínas llegan al hígado en forma de aminoácidos, una vez en el hígado, los aminoácidos son liberados a los
músculos como energía, almacenados para el empleo posterior o convertidos en urea para la excreción en la orina.
Ciertas proteínas son convertidas en amonio -un producto tóxico metabólico- por bacterias en el intestino o durante la
destrucción de proteínas del cuerpo.

El amonio debe ser destruido por el hígado y se une a pequeñas moléculas para producir urea, la cual aparece en la
sangre y es eliminada por la orina. Si el riñón no funciona bien la urea se acumula en la sangre y se eleva su
concentración. El hígado también tiene la capacidad única de convertir ciertos aminoácidos en azúcar para obtener
energía rápida.

Grasas no pueden ser digeridas sin ayuda de la bilis, que se produce en el hígado y es almacenada en la vesícula, y
liberada como es necesario en el pequeño intestino. La bilis (específicamente los "ácidos" de la bilis) actuá como un
detergente, disolviendo la grasa en gotitas diminutas para que sto pueda ser asimilada por las enzimas intestinales y
absorbida.

La bilis es también esencial para la absorción de vitaminas A, la D, la E, y la K, las vitaminas gordas solubles. Después
de la digestión, los ácidos de la bilis son absorbidos de nuevo por el intestino, devueltos al hígado, y reciclados como bilis
otra vez.

La mala alimentación causa enfermedades del hígado

Algunos problemas del hígado son…

La hepatitis simplemente significa inflamación del hígado. Es causada por virus, bacterias, parásitos, radiación, drogas,
sustancias químicas y otras toxinas. Existen varios tipos de hepatitis virales y cada virus se transmite en forma diferente y
causa síntomas distintos. Las hepatitis virales más comunes son la hepatitis A, B y C.

La hepatitis A o VHA se transmite a través del contacto directo o indirecto con heces o con sustancias que las
contengan. Las personas pueden contraer hepatitis A al comer mariscos contaminados, crudos o poco cocidos, al
consumir alimentos o agua contaminada con heces, al mantener relaciones sexuales, especialmente al tener contacto
oral-anal. Existen vacunas que protegen contra la hepatitis A (Havrix, Vaqta).
La hepatitis B o VHB se transmite a través de relaciones sexuales sin protección y al compartir agujas contaminadas,
porque la sangre, el semen, y los fluidos vaginales contienen grandes cantidades de virus. Otra manera de contraer el
virus (aunque ocurre raras veces) es compartir cepillos de dientes, hojas de afeitar o limas para uñas, con alguien que
tenga hepatitis B. La hepatitis B se transmite mucho más fácilmente que el VIH, pero por suerte existen vacunas contra
este virus (Engerix-B, Recombivax HB, Heptavax).

La hepatitis C o VHC y la coinfección con el VIH son muy comunes. Las siguientes páginas brindan información sobre la
transmisión de la hepatitis C y el daño que causa al hígado. No existe una vacuna para la hepatitis C.

La cirrosis es la cicatrización del hígado que impide su buen funcionamiento. Muchas enfermedades crónicas del hígado
terminan en cirrosis. Esto sucede cuando el hígado es dañado una y otra vez. Las causas pueden ser beber mucho
alcohol, usar drogas de recreación, una hepatitis viral crónica o la exposición repetida a sustancias químicas tóxicas y el
cáncer.

Hay muchas clases de enfermedades del hígado, y no se conocen las causas de la mayor parte de ellas. La mala
alimentación no es generalmente una causa, a excepción de la enfermedad del hígado alcohólica y la enfermedad de
hígado encontrada entre poblaciones hambrientas. Es mucho más probable que la mala nutrición sea el resultado de
enfermedades del hígado crónica, y no la causa.

Por otro lado, una buena nutrición- una dieta equilibrada con calorías adecuadas, proteínas, grasas, y carbohidratos - en
realidad puede ayudar al hígado dañado a regenerar células. De hecho, en algunas enfermedades del hígado, la
nutrición se vuelve una forma esencial de tratamiento. Se les aconseja severamente a los pacientes no tomar la terapia
de mega vitaminica o usar productos alimenticios comprados en tiendas especiales o por catálogo sin consultar a un
doctor.

¿Cómo afectan las enfermedades del hígado a la alimentación?

Muchas enfermedades crónicas del hígado son asociadas con la desnutrición. Uno de los más comunes es la cirrosis. La
cirrosis se refiere al reemplazo de células de hígado dañadas por el tejido de cicatriz fibroso que interrumpe las funciones
importantes del hígado. La cirrosis ocurre como consecuencia de la entrada de alcohol excesiva (el más común), la
hepatitis común viral, la obstrucción de los conductos de bilis, y la exposición a ciertas medicinas(drogas) o sustancias
tóxicas.

La gente con la cirrosis a menudo experimenta la pérdida de apetito, náuseas, vomito y la pérdida de peso, dándoles un
aspecto demacrado. La dieta no contribuye al desarrollo de esta enfermedad del hígado. La gente que se alimenta bien,
por ejemplo, pero bebe cantidades grandes de alcohol, son también susceptibles a esta enfermedad alcohólica

Los adultos con cirrosis requieren una dieta equilibrada rica en la proteínas, proporcionando de 2 mil a 3 mil calorías por
día para permitir a las células del hígado regenerarse. Sin embargo, demasiada proteína terminará en una cantidad
aumentada de amoníaco en la sangre; pocas proteínas pueden reducir la curación del hígado. Los doctores deben
prescribir con cuidado la cantidad correcta de proteína para una persona con cirrosis. Además, el médico puede
recomendar dos medicamentos (lactulose y neomycin) para controlar los niveles de amoníaco en la sangre.

Desórdenes alimenticios causados por la cirrosis

Cuando la cirrosis interfiere con el flujo de sangre del estómago e intestinos al hígado, una condición llamada
hipertensión portal puede desarrollarse. Esto simplemente significa que hay presión trasera en las venas que entran en el
hígado. "Maniobras" quirúrgicas, o el desvío de sangre al hígado y a la circulación general pueden aliviar esta presión,
pero esto a menudo causa una nueva serie de problemas.

Como la sangre desviada ha evitado llegar al hígado, esta contiene niveles altos de aminoácidos, amonio, y
posiblemente toxinas. Cuando estos compuestos alcanzan el cerebro, causan una condición llamada encefalopatía
hepática, lo que significa que “el hígado ha causado daño mental". Los pacientes se vuelven confusos y una pérdida
temporal de memoria ocurre.

¿Puede una dieta ayudar a tratar la encefalopatía hepática?

El restringir la cantidad de proteína en la dieta ha sido usado en el pasado, pero puede causar desnutrición. La mayor
parte de los médicos prescriben lactulose y/o neomycin para pacientes que sufren esta condición. Alimentos que se
deben evitar: los mariscos, sin cocinar, puede ser muy peligroso para pacientes con cirrosis. Evita los mariscos o procura
cocinarlos a fondo. También está la Vibrio vulnificus, una bacteria que puede ser contraída por comer ostras crudas, etc.

¿Puede la dieta ayudar a tratar otras complicaciones ocasionadas por la cirrosis?

Hay un sinnúmero de complicaciones de cirrosis a las que se puede ayudar con una dieta modificada. Las personas con
cirrosis a menudo experimentan una acumulación incómoda de fluido en el abdomen o un hinchazón de los pies, piernas,
o trasero (edema). Ambas condiciones son resultado de hipertensión portal (la presión aumentada en las venas que
entran en el hígado).

Ya que el sodio (la sal) ayuda al cuerpo a conservar el agua, los pacientes con la retención fluida pueden cortar su
entrada de sodio evitando tales productos de alimentación como sopas enlatadas y verduras, fiambres, productos
lácteos, y condimentos como la mayonesa y la catsup. De hecho, muchos alimentos preparados contienen grandes
cantidades de sodio, mientras que los productos de alimentación frescos no contienen casi ninguna cantidad sodio. Un
substituto de sal con sabor agradable es el jugo de limón.

Enfermedades del hígado y su relación con la dieta

La nutrición y una dieta modificada han sido consideradas para tener un efecto significativo en varias enfermedades de
hígado. Algunos tipos de enfermedad, por ejemplo, causan una reserva de bilis en el hígado el que llaman colestasis.
Esto significa que la bilis no puede fluir en el intestino delgado para ayudar en la digestión de grasas.

Cuando esto pasa, la grasa no es absorbida, pero en cambio es eliminada en grandes cantidades en el excremento, que
se hace perceptiblemente pálido coloreado y con mal olor. Esta condición se conoce como esteatorrea. Esta pérdida de
calorías de grasa también puede causar la pérdida de peso.

Substitutos especiales de grasas, como la cadena de trigliceridos (aceite MCT) y la ayuda de aceite safflower alivian esta
condición porque son menos dependientes de la bilis para la absorción intestinal. Estos pueden ser usados como
cualquier otro aceite de cocina, para cocinar y aderezar ensaladas.

Los pacientes con steatorrea también pueden tener dificultad al absorber vitaminas grasas solubles A, la D, la E, la K. Sin
embargo, las vitaminas solubles de agua son absorbidas normalmente. El complementar la dieta con vitaminas grasas
solubles es posible, sólo que debe ser supervisado por un médico. La vitamina en exceso es muy tóxica para el hígado.

La enfermedad de Wilson. En la que las cantidades grandes de cobre pueden aumentar en el cuerpo, es otra dolencia
del hígado donde la dieta puede ayudar. La gente con la enfermedad de Wilson debe evitar comer chocolate, nueces,
mariscos y setas, todos los productos de alimentación que contienen cobre. El tratamiento médico para quitar el exceso
de cobre en el cuerpo implica el empleo de medicación de prescripción.

Hemocromatosis. Es una enfermedad en la que las cantidades grandes de hierro son transportadas por el intestino y se
acumulan en el hígado. Las personas con esta condición deben evitar inyecciones de hierro, todos los productos de
alimentación que contengan hierro, y se aconseja no usar utensilios de hierro para cocinar. Aparte de estas
precauciones, aquellos con hemocromatosis pueden seguir una dieta normal.

Hígado graso y su relación con el consumo de grasa

El hígado graso no es una enfermedad, sino un padecimiento patológico. El término apropiado es "infiltración de grasa
del hígado". Esto no es causado por comer cantidades excesivas de grasa.

Las causas alimenticias por las que hay grasa en el hígado incluyen: hambre, obesidad, desnutrición de proteína y
operación intestinal para el tratamiento de la obesidad. La grasa entra en el hígado por la dieta y de la grasa almacenada
en el tejido graso. En condiciones normales, la grasa de la dieta es por lo general metabolizada por el hígado y otros
tejidos.

Si la cantidad excede a la que es requerida por el cuerpo, esta es almacenada en el tejido graso. Si el tejido graso es
causado por la diabetes, la insulina tratará el problema. El hígado graso que es resultado de una mala nutrición, debe ser
tratado con una dieta bien equilibrada de carbohidratos, proteínas, y grasas especificadas por el médico.
El hígado graso también puede ser causado por ciertas sustancia químicas o compuestos de medicina y desórdenes de
la endocrina. En estos casos, el tratamiento directamente sería relacionado con la causa.

Hay dos maneras de evitar el hígado graso:

Limita la ingestión de alcohol. El alcohol puede disminuir la función del metabolismo y la secreción de grasa, conduciendo
al hígado graso.
Cuida tu alimentación. El hambre y la desnutrición de proteína puede terminar en la acumulación de grasa en el hígado.
La mayor parte de casos de hígado graso están previstos a la obesidad. La reducción de peso gradual con el tiempo
reducirá la ampliación del hígado junto con la grasa y las anormalidades asociadas con el hígado.

Síndrome de Reye
February 4th, 2010 | By luciana

Esta enfermedad de causa desconocida es un tanto atípica, es la secuela de una infección que aconteció en un
niño o adolescente interfiriendo en el cerebro y otros órganos de suma importancia como el hígado, los riñones
o pulmones. Esta enfermedad es un desarreglo de las porfirinas (producto del metabolismo de la hemoglobina).
Este síndrome, [...]

Stored In Enfermedades del hígado, Enfermedades Infecciosas

Absceso hepático
January 3rd, 2010 | By luciana

Un absceso hepático es una acumulación firme, una formación de pus dentro del hígado. El factor que
desemboca en esto es una previa apendicitis, diverticulitis, o una infección estomacal, entre otras. Se puede
tener uno o más abscesos hepáticos, existiendo tres clases principales de ellos: El Amebiano, causado por un
parásito, el “entamoeba histolytica”, el [...]

Cirrosis

La cirrosis es la destrucción gradual del tejido normal del hígado, dando origen a tejido cicatricial, el cual
bloquea el flujo de sangre que atraviesa el hígado impidiendo el normal funcionamiento de este órgano. Esto
provoca que los nutrientes, las hormonas, los medicamentos y las sustancias tóxicas dejan de ser procesados
adecuadamente, además de que [...]

Cirrosis hepática

Esta patología se caracteriza por el endurecimiento del hígado y la degeneración de las células hepáticas, que
conduce a la pérdida de las funciones normales del hígado. Es causa de muerte en individuos en edades
comprendidas entre los 25 y los 60 años. El proceso es en un principio la inflamación del hígado seguida de [...]

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