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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

La vida: del misterio y suspenso, al placer de transitarla

Índice

Un breve comentario.

¿Qué es el universo?

El ser humano. ¿Cuál es su conformación?

¿Interrogar?. ¡Es un buen modo de aprender!


Nuestro componente espiritual

El papel de la mente y el papel del cuerpo

Hacia un nuevo modelo de salud

Nuestros problemas cotidianos a la luz de lo que somos

Otro gran interrogante, ¿creamos nuestro propio destino?. El sentido de la vida

A modo de repaso

Un espacio para el analfabetismo espiritual

Comentario final

1 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

La vida: del misterio y suspenso, al placer de transitarla

Un breve comentario

Siempre tuve curiosidad sobre las cosas que hacen a la vida, y las veía en muchos casos
como misterios que podían ser descifrados y abiertos al conocimiento. Me intrigaban.
Decidido a descubrirlas, al principio la búsqueda fue un poco desordenada y confusa
porque el contenido es muy amplio y por la ausencia de un tutor que me sirviese de guía.

La pregunta que me hacía era, ¿cómo podemos vivir bien si no conocemos lo que es
la vida?, ¡es casi imposible!. La ignorancia nos lleva a cometer grandes errores, muchas
veces dramáticos, que van acompañados con frustraciones, dolores, sufrimientos, por
supuesto evitables en gran medida con el saber, aunque podemos decir que también
dejan enseñanzas.

Con el tiempo eran notorios los avances, del conocimiento y del entusiasmo, porque en
verdad es un tema apasionante. Pero había acontecimientos que me perturbaban porque
para mí eran inexplicables, señalo dos.

A nadie le gusta en su sano juicio vivir con conflictos, crisis, quejas, reproches, con
mal humor, descontento, con estados de agresividad o violencia, y otras
experiencias no saludables. Sin embargo nos acompañan a diario en nuestras
vidas. ¿Ese es el modo de vivir?, ¿no habrá una salida?. Queremos ser felices y
hacemos todo lo contrario para lograrlo. Queremos tener salud y nuestras actitudes
operan en sentido opuesto. ¿Por qué contradecimos nuestros más puros
sentimientos?, ¿la contradicción estará en nuestro ADN?.

El otro suceso que realmente me incomodaba era que la inteligencia muchas veces
termina mal. Esta es otra contradicción, a mi criterio ¡la inteligencia no puede terminar
mal!. Indagué sobre el concepto y recurrí a especialistas en la materia.

El psicólogo estadounidense Robert Stemberg define a la inteligencia como “la capacidad


de triunfar en la vida, según la definición de éxito de cada uno”, es decir, la habilidad de
lograr lo que uno quiere. Para ello el coeficiente intelectual solo no alcanza, pues nos da
idea de la memoria y de las habilidades analíticas. El concepto más amplio de inteligencia
incluye las habilidades prácticas y creativas. Se necesita de creatividad para pensar y
desarrollar ideas, capacidad analítica para saber si estas ideas son buenas y capacidad
práctica para hacer que estas ideas funcionen. También para convencer a otros de su
valor. En este orden, la inteligencia es una forma de desarrollar las propias habilidades,
teniendo en cuenta que no es estática, sino modificable y moldeable.

La motivación es un acompañante de la inteligencia, y es un factor importante para


triunfar en la vida, podría decirse que forma parte de la inteligencia exitosa. Otras
cualidades de las personas con inteligencia son: tener iniciativa propia, confiar en sus
posibilidades aunque “el mundo les diga lo contrario”, y no temerle tanto al fracaso.

A este concepto habría que agregar lo que señala Daniel Goleman sobre la habilidad de
controlar las emociones. Una persona racionalmente inteligente tiende al fracaso cuando

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lo domina una emoción perturbadora. Esto es fácil de entender porque en algún momento
hemos experimentado que no sale del todo bien lo que estamos haciendo cuando una
emoción negativa le gana al intelecto.

Me parecieron buenos pensamientos sobre la inteligencia, por eso los cito. Pero si es así
¡no puede terminar mal!, sin embargo muchas veces termina de esa manera. Voy a citar
tres acontecimientos para explicarlo.

Fui y sigo siendo un profundo admirador del Che Guevara, no por su ideología política
sino por su compromiso social. Todo lo que pude leer sobre él lo hice y me emocioné
cuando visité la casa donde transcurrió su niñez en Alta Gracia convertida hoy en museo.

Hombre bien educado, muy informado, dueño de pensamientos románticos, las


experiencias de su infancia fueron incapaces de generar una estructura mental violenta.
Era sin dudas un hombre inteligente.

No voy hablar del legado que le dejó al mundo, a mi juicio, un ejemplo del compromiso
que debemos asumir ante la sociedad sin un interés personal de por medio. Posiblemente
este sea el motivo por el cual es admirado por millones de personas, quizás más querido
que el propio Fidel Castro en la misma Cuba.

Tampoco abriré debate sobre el método que empleó para llevar a cabo su pensamiento, a
mi criterio equivocado. A menudo se comunicaba por cartas con su madre a quien
profesaba un gran afecto, en una de ellas, preocupada le dice: “me aflige tu actitud porque
te pueden matar, pero también por las muertes que tú puedes ocasionar”. Estas palabras
denotaban un criterio no del todo compartido.

El propósito es referir un aspecto de su vida personal. No fue un resentido, pudo vivir una
vida cómoda, fue sí un aventurero y un hombre comprometido con la justicia social a tal
punto que ofrendó su vida en esa lucha. Pero la inteligencia falló, su vida dejó un
mensaje, pero falló en el resultado. Su lucha cambió de tirano pero no pudo doblegar la
tiranía.

También tengo una gran admiración por el Dr. René Favaloro. Fue un hombre totalmente
comprometido con la medicina, de una conducta ética intachable, decía: “cuando estoy
frente al enfermo a punto de intervenirlo quirúrgicamente, el único privilegiado es el
enfermo”. Una muy buena forma de aludir elípticamente a los intereses de la producción,
comercio y a los servicios de salud que distorsionan el acto médico.

Un gran luchador para llevar la medicina a altos estándares de calidad y donde


encontraba serios obstáculos en los funcionarios y en los dirigentes de la seguridad social
que a la postre lo condujeron al suicidio. Cuando recibí la noticia de su muerte y de la
forma como se había producido, ¡no lo podía creer!. Un hombre de una gran inteligencia
no podía terminar así, una vez más veía que la inteligencia fallaba, en este caso no
pudo sostener su propia vida.

Friedrich Nietzsche, uno de los grandes pensadores del siglo pasado, precursor del
existencialismo, enfoque filosófico que se diseminó por todo el mundo al amparo de
grandes figuras, terminó su vida en estado de locura. No se puede decir que Nietzsche no
era inteligente, sin embargo se volvió loco. ¿Para eso sirve la inteligencia?.

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Otros tantos casos tengo en mi memoria a figuras, conocidos y amigos inteligentes que
poco supieron de la felicidad y mucho del dolor.

Estos interrogantes me abrumaban hasta que fui ampliando el abanico del


conocimiento y descubrí las respuestas. Fue una gran liberación saber que la vida
nos ofrece la posibilidad de apartarnos de las preocupaciones, de las aflicciones,
de las quejas, de las angustias y ¡de que la inteligencia no falle!.

También fue una gran alegría a tal punto que tomé la decisión de difundir todo lo que con
entusiasmo aprendí, escribiendo estas líneas que ofrezco con una sola intención: tratar
de generar la motivación necesaria para la incorporación y expansión de estos
conocimientos.

Me referiré al final de estas páginas a la interpretación que le di a los resultados adversos


que tuvieron personas con gran inteligencia como las citadas anteriormente, y el porqué
de las contradicciones con las cuales vivimos cotidianamente, aunque seguramente al
avanzar en la lectura usted mismo se dará cuenta.

¿Qué es el universo?

Muchos aspectos de la vida están guardados en la caja de los misterios. ¿Quiénes


somos?, ¿qué propósito tenemos?, pueden ser las preguntas más reproducibles. ¿Cuál
es nuestro destino?, ¿qué sentido tiene la vida?, pueden ser interrogantes que marquen
suspenso.

Lo fascinante es que existen enseñanzas y formas para tratar de revelar sus significados.
Pero lo realmente trascendente es que, mientras vayamos encontrando respuestas se
expandirá nuestra conciencia, mejorará la calidad de nuestra vida, determinará las
características de nuestras relaciones con la familia y demás personas que nos rodean, y
a escala mayor, mejorará la calidad de la sociedad en que vivimos en la medida que un
mayor número de gente se sume a estas inquietudes.

Para ello hay que iniciar un viaje de descubrimiento, un viaje de placer, hacia lo
desconocido, enfrentar la incertidumbre sin temor, con curiosidad apasionada. Tenga la
certeza del esmero que tuve para transformar el significado de las palabras y la escritura
en una sensación placentera para usted.

Es un buen comienzo indagar sobre la naturaleza de todas las cosas para luego avanzar
sobre la composición del ser humano.

En el universo coexisten tres estados percibidos e interpretados por el ser humano,


y la presencia de cada uno de ellos depende del foco de atención, porque en
realidad es uno solo que se manifiesta de tres maneras diferentes de acuerdo a
como lo observemos.

Uno de ellos es el estado material o físico, es el que podemos percibir con nuestros
sentidos, la tierra o la roca que podemos ver, la silla donde estamos sentados que
podemos tocar, la comida que podemos degustar. Es lo que percibimos todos los días en

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los lugares donde estemos. Este estado tiene dos características destacables: 1) existe
en el tiempo. 2) existe en el espacio.

El otro estado es insustancial, referido a los sucesos que se desarrollan en la física


cuántica, o mecánica cuántica o teoría cuántica, es decir, en la física subatómica. El
átomo marca el límite de la sustancia, de la materia, y la física subatómica está después
de átomo, por eso este estado es insustancial. En este ámbito existe energía e
información o infoenergía. No lo podemos percibir con nuestros sentidos, no lo
podemos ver, ni tocar, pero existe del mismo modo que el estado físico, en el tiempo y en
el espacio.

Es probable que nos resulte un poco difícil entender este tema a todos los que no
estamos acostumbrados a penetrar en el mundo de la física o no conocemos esta ciencia,
por eso es necesario profundizarlo.

La energía e información es la esencia del estado material o de la materia. Esto ha sido


explicado por Einstein cuando demostró que la energía es igual a la masa, pero en
manifestaciones diferentes. Lo que vemos, es realmente energía e información que
nuestros sentidos la transforman en objetos sólidos.

Es decir, todo objeto sólido está compuesto por moléculas, éstas por átomos y los átomos
a su vez por partículas subatómicas que se manifiestan y existen como manojos
energéticos. Por lo tanto, los objetos sólidos (incluido el cuerpo humano) son en esencia,
vibraciones energéticas. Concretamente lo que creemos materia, es en realidad no-
materia.

Esa energía, esa vibración, producto de la descomunal velocidad con que se mueven las
partículas subatómicas en el vacío atómico, no responden a un modelo azaroso, tienen un
mensaje, portan información. El mensaje determina la existencia de diferentes átomos:
de oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, etc., y por ejemplo, si se unen dos átomos de hidrógeno
con uno de oxígeno bajo determinadas condiciones, da como resultado agua que
nosotros reconocemos gracias a nuestros sentidos y a la mente que interpreta.

Ampliando el concepto, la esencia del universo que como dijimos es no-materia,


concretamente es no-materia portando información inteligente. Para una mejor
comprensión me voy a remitir a un ejemplo citado por Deepak Chopra. Imaginemos un
terrón de azúcar. El azúcar esta compuesto por moléculas de glucosa, si lo acercamos al
fuego obtendremos una sustancia quemada y un compuesto gaseoso. Si ese mismo
terrón de azúcar lo ingerimos, el organismo lo desdobla, lo metaboliza, es decir, lo quema,
para que la glucosa llegue a los músculos y podamos movernos. ¿Quién determinó que el
mismo terrón resulte una sustancia carbonizada o un compuesto molecular clave para
nuestra movilidad?. Quien sino una información inteligente.

Es el momento de hacer una buena pregunta: ¿por qué nuestros sentidos no captan las
ondas de energía e información que suceden en el ámbito cuántico e indefectiblemente
vemos objetos sólidos?.

Los fenómenos cuánticos suceden a la velocidad de la luz y nuestros sentidos no están


capacitados para procesar acontecimientos tan veloces. No vemos el mundo y el universo
como son, una enorme red de energía interconectada e inseparablemente unida
porque vibra demasiado rápido.

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Ahora bien, cada objeto está compuesto de un manojo de energía que vibra a una
frecuencia determinada. La diferencia que existe entre la frecuencia vibratoria energética
de un objeto y otro, da como resultado que podamos ver un árbol, un pájaro, un perro, los
distintos seres humanos y todos los demás objetos visibles del universo, pero eso es solo
la interpretación que le da la mente humana. Interpretación que surge de la información
que nos llega a través de nuestros sentidos… y de nuestra memoria.

Si tuviéramos ojos cuánticos veríamos lo que el universo realmente es: diferentes trozos
de energía que vibran a diferentes frecuencias en un ámbito inexorablemente unido. Nada
está separado, nuestros cuerpos, junto con el de los animales, el de los vegetales y el de
los minerales están totalmente unidos. Somos una sola cosa, todos somos “El
Universo”.

El intercambio de moléculas es incesante, un átomo de hidrógeno puede estar hoy en mi


cuerpo y mañana en la composición de un río. “Nada se pierde, todo se transforma
permanentemente”. Nuestros nutrientes y el oxígeno que nos da la vida, ¿de dónde
provienen?. Nuestros desechos y el anhídrido carbónico que exhalamos, ¿adónde van?
sino al campo unificado que alguien dio en llamar “Universo”.

En la naturaleza, el tercer estado que coexiste con el material y con el insustancial o


energético portador de información, es virtual. Y aquí viene algo que puede inquietar un
poco. Si para muchas personas tenemos que hacer un pequeño esfuerzo para lograr
entender lo básico de la física cuántica, para asimilar la existencia de este tercer
componente debemos realizar un mayor esfuerzo de concentración. ¿Por qué?. Porque
es abstracto, y nosotros estamos acostumbrados a creer lo que vemos. “Ver para creer,
y si lo tocamos existe”, es lo que escuchamos con frecuencia.

Estamos acostumbrados a pensar, creer, razonar, de acuerdo a lo que los sentidos


perciben y la mente interpreta. Pero nuestro aparato sensorial solo registra y el sistema
nervioso solo capta, una fracción insignificante (menos de 1 parte por 1.000 millones) de
la energía total que vibra en el medio. Es decir, percibimos poquísimo de lo que ocurre a
nuestro alrededor, sin embargo nos aferramos al dictado de nuestra experiencia sensorial.
En base a ello, razonamos, pensamos, nos emocionamos, establecemos un sistema de
creencias, nos vemos ilusoriamente grandes, con poder, dueños del mundo y de hacer lo
que queremos, ¡para eso somos libres!. En esta interpretación hay un gran culpable: el
ego.

Pero la mente humana está diseñada para concebir y sentir mucho más de lo que
suponemos, expresiones de la realidad que están fuera del alcance de los sentidos,
invisibles. Es más, también está preparada para trascender su propio ámbito y
derivarnos a un nivel superior de existencia. Nos hemos acostumbrado a un
esquema mental limitadísimo, desperdiciando de ese modo grandes capacidades
que están ocultas merced al condicionamiento impuesto por los sentidos. Es tan
importante como la vida misma extender el conocimiento para dar lugar a estados
mucho más amplios de conciencia, a partir del cual, puede cambiar
sustancialmente nuestra situación vital.

Pero volvamos al concepto. Este tercer estado virtual de existencia, es aespacial y

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atemporal, es decir, no pertenece al fenómeno espacio-tiempo, es adimensional y es


eterno.

Resulta difícil entender la presencia de algo atemporal y aespacial cuando nuestra


percepción es temporal y espacial. Hemos aprendido y hemos vivido bajo la concepción
de que todo empieza y termina, y además, ocupa las tres dimensiones del espacio. Es lo
que experimentamos cotidianamente, y al menos que hagamos una profunda reflexión de
la existencia, no concebimos la atemporalidad y la aespacialidad. No imaginamos tal
estado de virtualidad. Es más, cuántas veces nos preguntamos ¿qué hay más allá de
todas las cosas?, pregunta asociada a la concepción espacio-tiempo queriendo encontrar
“algo”. La respuesta es nada. Acaso ¿de donde nació el universo?. La respuesta es que
provino del Big Bang que se produjo desde la nada.

Pero esa nada, no es nada de nada, es potencial puro e inteligente. No tomemos el


término inteligente como lo imaginamos “capacidad para entender o comprender, o
capacidad para resolver problemas, etc.”, esta es la inteligencia humana que deriva de
una entidad infinitamente mayor, la inteligencia que creó y regula el orden de todas
las cosas.

La vida en su acepción más amplia, existe gracias a un poder inteligente,


omnipresente, omnipotente y omnisciente que se lo ha denominado de diversas
maneras en toda la historia de la humanidad. Constituye la esencia de todo, y
podríamos llamarlo inteligencia, conciencia, existencia o simplemente naturaleza,
(recordar estos términos porque serán utilizados como sinónimos e indistintamente
a lo largo de toda la descripción).

Es el ámbito a partir del cual se creó el universo y donde se despliegan todos los sucesos,
por ello coexiste con los estados físico y energético. Es el productor de la obra y, al
mismo tiempo, el escenario donde la obra se desarrolla. De donde surge la energía
codificada del universo para dar paso a la materia que nosotros a través de los sentidos
percibimos como objetos sólidos, líquidos o gaseosos, pero a su vez convive con esos
objetos, y no solo convive, los ordena y organiza. Es eterno, infinito y trasciende el
pensamiento humano.

Es invisible, no responde a las formas. Es inmanifiesto y por lo tanto es imposible que


podamos construir una imagen mental de este ámbito. Desde lo informe adopta distintas
formas para dar origen al universo, al mundo y a todas las formas de vida (vegetal,
animal, mineral) incluido el ser humano. Es la Vida Una. Es la realidad única.

Este campo conciente o inteligente, de posibilidades infinitas porque a partir de aquí todo
puede ser, podemos denominarlo también, sin ninguna connotación religiosa: campo
espiritual o espíritu. ¿También Dios?. Sí también Dios, aunque al decir de Eckhart Tolle,
esta palabra a través de miles de años se ha vuelto vacía de significado por el mal uso
que la humanidad le ha dado. Algunos creen y otros no, y cuando la palabra se incorpora
al sistema de creencias en el campo de la mente humana se relativiza. Para unos significa
el Ser divino de los cielos y otros lo niegan. La verdad se hace relativa porque surge
del pensamiento humano.

Otra denominación: Ser universal. Aunque Ser también es una palabra, deja un

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significado más abierto. No debemos circunscribirnos a una idea limitada ni personificada.


No es un Dios o varios Dioses, es simplemente existencia inteligente que agrupa a
todos los seres humanos y a todas las cosas del universo.

En realidad, el ser humano debe conocer que existe este ámbito pero no tiene la
obligación de entender “como es”. Nunca va a poder comprender “como es”, ¿por
qué?, porque este interrogante deriva de la capacidad muy limitada del
pensamiento. Y el pensamiento que siempre se apoya en la lógica, no reconoce lo
que reina en la adimensionalidad y atemporalidad. A la conciencia, inteligencia,
existencia, espíritu o como se quiera llamar, no se la piensa, al estar arraigada en
nuestro interior profundo solo la experimentamos como un espacio vívido,
consciente, libre de pensamiento.

Este campo inteligente carece de dimensiones, volumen, energía y masa, es la esencia


de lo que somos y como dijimos no ocupa espacio y tampoco existe en el tiempo. Y más,
es lo que nos mantiene a todos conectados. Es la conexión de todas las cosas. ¿Qué
sería del universo y de todos nosotros si no hubiese un orden que nos conecte, nos
organice y nos mantenga en su lugar?. Un caos que impediría la propia existencia.

Aunque ya proporcionamos algunos indicios sobre la existencia del ámbito virtual,


aespacial y atemporal, podemos dar otros ejemplos vinculados con el concepto. Cuando
pensamos, el pensamiento tiene principio y final, es temporal, pero no ocupa espacio,
es aespacial. Y no nos estamos refiriendo a la manifestación física del pensamiento que
se expresa en vibraciones energéticas cerebrales pertenecientes al fenómeno espacio-
tiempo, sino a la experiencia del pensamiento, ¿dónde se experimenta el
pensamiento?, en la mente, ¿y dónde está la mente? en ningún lugar. Acá nos damos
cuenta de que la aespacialidad existe.

¿Y la atemporalidad?. ¿Qué estamos haciendo ahora?. Leyendo estos conceptos,


estamos viviendo el momento presente. ¿Podemos vivir en el ayer, o en el mes pasado?.
No. ¿Podemos vivir en el mañana o en el año que viene?. Obviamente no. El pasado es
solo un recuerdo y el futuro es imaginación y no podemos vivirlos. Solamente vivimos el
presente. Siempre vivimos el Aquí y Ahora. Este es el punto, la percepción del tiempo
implica pasado, presente y futuro, pero es solo una ilusión creada por la mente, es una
percepción funcional al fenómeno espacio-tiempo.

De acuerdo con Eckhart Tolle, lo expresado es el “tiempo psicológico”, atado


compulsivamente al pasado y al futuro, para llevarnos hacia nuestras culpas o
remordimientos, o bien, para enfocarnos con actitud obsesiva al resultado que deseamos
conseguir mañana, la semana que viene, o dentro de un año. En muchas oportunidades
el tiempo psicológico se transforma en una vía de escape de un presente insatisfactorio.
Este pensamiento es disfuncional e innecesario.

Al pasado y al futuro hay que utilizarlos cuando se los necesita, luego hay que retirarlos
de nuestra atención. ¿Cuándo los necesitamos?. Para recurrir a las enseñanzas que nos
deja el pasado que nos permita hacer predicciones y trazar metas dejando de lado errores
cometidos. Este pensamiento es el adecuado y merece respeto.

Sin duda que la experiencia mundana demanda un tiempo de reloj, es útil para nuestro

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quehacer diario, cumplir con las obligaciones, llegar a horario y respetar los compromisos,
etc., es el que utilizamos dentro del esquema espacio-tiempo.

Sigamos avanzando en el concepto. Cuando decimos presente no nos referimos a los


acontecimientos que suceden en el presente, en ese caso, como hay acontecimientos a
cada instante hay también momentos para cada cual, sino al ámbito en que esos
acontecimientos suceden.

No nos referimos al tiempo de reloj al que usamos con fines prácticos, tampoco al
tiempo psicológico que siempre asocia pasado, presente y futuro, sino al ámbito
virtual donde se desarrollan los sucesos cotidianos de nuestra vida mundana.
Nuestro mundo está compuesto por cosas, por objetos, por “algo”. Para que algo
exista primero tiene que existir la nada. ¡Cómo va a existir algo si no existe la nada!.
Lo mismo ocurre con el sonido, para que exista, primero debe existir el silencio. La
“nada silenciosa” es el escenario donde se experimentan las cosas en el universo.

Ese ámbito, o mejor, nada inteligente, es eterno, nos precede y continúa cuando
dejamos de existir como seres humanos. De acuerdo a la interpretación que le da la
mente, los acontecimientos responden al fenómeno espacio-tiempo, pero el ámbito en el
cual suceden es atemporal, es eterno.

Aquí nos damos cuenta de que la atemporalidad existe, y lo que crea nuestra percepción
e interpretación es eternidad cortada en trozos. El ser humano fragmenta la eternidad
para demostrar que nacemos, nos desarrollamos y morimos. Pero esta es la percepción
de las formas, no de nuestra esencia, cuya existencia es atemporal y aespacial, es decir,
infinita y eterna.

La conciencia, la inteligencia que subyace detrás de todas las cosas, ¿cuándo empezó y
cuando termina?, ¿qué lugar ocupa?. Respuesta: preguntas equivocadas porque se la
ubica en un nivel de existencia donde no se halla. Con estas preguntas se la pretende
ubicar en el fenómeno espacio-tiempo creado por nuestra mente cuando en realidad el
nivel de existencia es invisible, es virtual.

Sigamos dando muestras del ámbito virtual de inteligencia pura. Vayamos a una evidencia
científica, de este modo, si persisten dudas, se pueden disipar en mayor grado. Según
Deepak Chopra, para que un objeto, partícula, o fenómeno energético pueda ser definido
o identificado como tal, es necesario que se lo observe. Antes de ser observado, ¿qué
es?. Nada, es decir, está en potencial. Está, pero no está. Todo es potencial puro hasta
que la inteligencia o conciencia encarnada en ser humano aparezca como observadora,
pero no es solamente observadora, es observadora e intérprete. En ese instante, lo
posible se convierte en realidad.

Este concepto ha sido demostrado desde la física cuántica por Heisenberg, cuando
enunció un principio que se lo conoce como principio de incertidumbre de Heisenberg.
Este científico observó que las partículas subatómicas (electrones) pueden ser partículas
o paquetes de ondas de energía según como se la observe o mida. Si se la mide como
partícula, es partícula, si se la mide como onda, es onda. Las dos formas juntas no se las
puede observar simultáneamente, pero es la misma cosa.

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Para determinar si es partícula u onda es necesaria la observación y antes de realizar la


observación o medición, el objeto solo existe como probabilidad, no tiene ubicación ni
velocidad específica, es decir, no obedece a una realidad objetiva y preexistente. El
electrón no tiene propiedades objetivas independientes de la observación. Esto demuestra
la existencia de un ámbito virtual. Antes de su medición, la partícula es virtual, necesita de
la observación e interpretación para convertirse en partícula u onda de energía y pasar de
ese modo a otro nivel de existencia, al fenómeno espacio-tiempo.

Es realmente conmovedor conocer que este ámbito de potencialidad pura no es producto


de la imaginación ni de una fuerza apoyada en la fe, sino que la ciencia pudo ofrecer
pruebas de su existencia, del mismo modo que experimentos de laboratorio han
demostrado que las leyes de la física cuántica son válidas. Hasta aquí el A,B,C, de la
estructura existencial del universo.

El ser humano. ¿Cuál es su conformación?

El ser humano es universo. El universo es un campo unificado que abarca todas las
cosas, vegetal, animal, roca, bacteria, etc., incluido el ser humano, las que están
íntimamente interconectadas. Nada está separado, todo está unido. El ser humano es un
punto focalizado del campo unificado que no tiene solución de continuidad.

Es parte del cuerpo universal. Nada más y nada menos. Comprender este aspecto abre
las puertas para entender y celebrar muchísimos cuestionamientos que generalmente no
tienen respuesta desde la lógica de apreciar las cosas con nuestro patrimonio perceptual
y con el uso de la razón.

Cuando nos basamos estrictamente en intelectualizar lo que nuestros sentidos nos


informan, surgen dudas e incomprensiones que terminan en el armado de un
sistema de creencias con el consiguiente riesgo de equivocar el camino en la
construcción de una vida virtuosa y venturosa para la que todos fuimos creados.

No existe el ser humano y el universo aparte, la realidad es la existencia del universo


donde el ser humano es parte constitutiva. Es más, somos una expresión holográfica
del universo entendiéndose por holograma a una proyección tridimensional de la
memoria, es decir, la figura de un cuerpo que puede dividirse en millones de trozos cada
uno de los cuales guarda una total identidad con el primigenio.

En este contexto, si analizamos la composición humana desde lo macro a lo micro


veremos órganos (cerebro, corazón, pulmón, etc.), los órganos están compuesto por
tejidos (epitelial, conjuntivo, muscular, etc.), los tejidos por células (cardíacas, cerebrales,
renales, etc.), las células por moléculas (proteínas, glúcidos, lípidos, etc.), las moléculas
por átomos (hidrógeno, oxígeno, carbono, etc.) y hasta aquí lo que consideramos nuestro
estado material o físico.

Pero ¿qué es un átomo?, posee un núcleo rodeado por una gran nube de electrones que
entran y salen de un inmenso vacío (el 99,99% del átomo es vacío) a velocidades
descomunales. El átomo no tiene una caparazón que lo delimita, sino vacío y partículas
subatómicas velocísimas que forman el estado insustancial de nuestro cuerpo.

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Es preciso detenernos y analizar detenidamente esta parte porque es el núcleo de una


concepción médica superadora y de un modo de vida trascendente.

Llegamos a la esencia de nuestra composición, lo que realmente somos. Nuestros


cuerpos están constituidos por millones y millones de átomos, y éstos a su vez por
partículas subatómicas que en realidad es energía, ergo, somos energía.

Pero además dijimos que el 99,99% del átomo es vacío, por lo tanto somos un “montón”
de vacío. Literalmente “somos vacío” con manifestaciones energéticas. ¿Ese vacío,
es “vacío a secas”?. ¡No!, es vacío inteligente o mejor, nada inteligente, que le aporta
información a la energía de nuestro cuerpo para que no sea caótica, sino que esté
perfectamente ordenada para cumplir con funciones específicas.

Para definirnos con más precisión diríamos que somos energía en un campo de
conciencia. Ese campo de conciencia o inteligencia es la fuente de la energía que
nos permite vivir y a su vez, nuestro nivel más profundo de existencia. Pensemos
un poco, solo el 0,01% de nuestra constitución se manifiesta en el mundo de las
formas, lo demás es virtual, pero real. El hecho de no poder apreciar el 99,99%
restante, no significa que no exista, todo lo contrario, es nuestra esencia.

Lo expresado no es una creencia más, son descubrimientos de la física cuántica. No es


una hipótesis que merece profundizar la investigación. Está aceptada de la misma manera
que nadie discute que tenemos un corazón, un hígado, un estómago, un pensamiento
(que existe aunque no lo veamos). Entonces, ¿no es esta la evidencia científica de
nuestro ser espiritual?.

El cuerpo espiritual, es parte de la condición humana. Es la conciencia universal, un


campo de infinitas posibilidades, que se proyecta y se circunscribe en nosotros a partir de
la cual podemos construir nuestro destino apelando a un continuo de amplitud de
posibilidades.

Somos así, no hay vueltas que darle, nos vemos como un objeto material o sólido porque
nuestros sentidos han sido diseñados de un modo muy limitado para apreciarnos de esa
manera. Si tuviéramos ojos cuánticos nos veríamos como un gran vacío con destellos de
encendidos y apagados que entran y salen a velocidades extraordinarias. Ese gran vacío
es nuestro espíritu.

En realidad somos espíritu con experiencia ocasional de ser humano, aunque


generalmente creemos que somos seres humanos con experiencias espirituales
ocasionales.

Así es el universo, así somos nosotros, aunque existe una diferencia con los demás
componentes de este mundo: tenemos un cerebro diseñado para experimentar
pensamientos, emociones, sentimientos, ideas, etc. en el campo de la mente. Y tenemos
una mente preparada para sentir al ser espiritual que anida en nosotros cuando fijamos la
atención consciente libre de pensamientos y emociones.

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Podemos decir entonces que el ser humano está constituido por cuerpo, mente y
espíritu de modo indivisible e interconectado con todas las formas del universo.

Cuando el planeta tierra irrumpe en el universo, probablemente se creó inicialmente el


reino mineral y los grandes océanos que le dieron sustento a formas más sofisticadas de
vida. Posteriormente evolucionó en lo vegetal y luego en vida animal. El próximo paso
evolutivo fue el ser humano.

¿Quién creó todo esto y para qué?. Esta es la pregunta que siempre se hizo la humanidad
y dio origen a múltiples creencias, dioses y corporaciones religiosas. Lo cierto es que la
existencia, inteligencia o conciencia pura es la fuente de todas las cosas. La
conciencia es el gran creador que ideó el cosmos de un modo evolutivo, y lo dotó de si
misma.

Todo lo que existe tiene inteligencia, tiene algún grado de conciencia, aún las rocas, caso
contrario sus moléculas y átomos se dispersarían y la roca se disgregaría. Los vegetales,
los animales, los seres humanos son expresiones de conciencia en diferentes grados. Es
la inteligencia que se le ocurrió manifestarse a modo de formas: forma vegetal, forma
animal, forma humana y también como formas de pensamientos, emociones, etc.,
millones y millones de formas materiales y de manifestaciones energéticas.

Para que se entienda mejor este concepto Chopra apela a un ejemplo práctico. En
nuestra memoria existen en forma inmanifiesta miles de palabras que solamente
aparecen en el mundo de las formas cuando las pronunciamos. Antes de expresarlas,
¿dónde estaban?. Si las buscamos en alguna célula cerebral no la vamos a hallar porque
se encuentran en el campo de la conciencia, virtual, informe, y aparecen en el mundo de
las formas como energía sonora cuando las expresamos.

Al ser humano, la conciencia le suministró los sentidos para verse, escucharse,


degustarse, olerse y palparse a sí misma desde tantos puntos de vista como seres
humanos habitaron, habitan y habitarán en esta tierra. Este es el juego de las formas, así
funciona.

Ahora es más fácil entender como está constituido el ser humano y cual es su propósito.
Sigamos avanzando.

Cuando el espermatozoide y el óvulo se unen en un acto milagroso decidido por la


naturaleza en el momento preciso y en el lugar indicado del fenómeno espacio-tiempo,
comienza a desarrollarse un nuevo ser humano, fugaz, único e irrepetible como una ola
del mar. Es decir, la conciencia universal se proyecta en un ser humano, le da forma y le
asigna una misión en la vida sobre la tierra.

¿Una misión?. Sí, prueba de ello es que en toda la historia de la humanidad existió y
existe un equilibrio de género. De todos los seres humanos, casi la mitad nacen mujeres y
la otra mitad varones. ¿Alguna vez nos preguntamos quién regula esta ecuación?, quien
sino una inteligencia mayor, sin dudas. A unos los honró como hombres y a otros como
mujeres para cumplir con la misión que les compete. No elegimos nosotros pertenecer a
un determinado género, aún en otras manifestaciones, como por ejemplo, la
transexualidad.

12 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Otra prueba lo constituye el hecho de que no todos tenemos las mismas capacidades, ni
las mismas habilidades o vocación, sino seríamos todos carpinteros o médicos o
jugadores de fútbol por citar ejemplos. Distintas capacidades para cumplir con distintas
misiones. ¿Quién nos dota de nuestras habilidades, de nuestras capacidades?. Pareciera
ser que la inteligencia cósmica distribuye las distintas aptitudes para generar
interdependencia entre los seres humanos con conciencia de unidad, “uno para todos y
todos para uno” y además, para que vayan descubriendo y conociendo el potencial del
universo.

En efecto, el ser humano es un ser social con aptitudes para descubrir en el


espacio y en el tiempo las formas que se encuentran como potencial puro en el
ámbito informe. La inteligencia fundó este propósito en el marco de un proceso
evolutivo cuya máxima expresión se logra cuando descubre y toma conciencia que
es un ser espiritual y actúa como tal. Así vivió Jesús, Buda y otros tantos
iluminados de esta tierra.

El desarrollo intrauterino del feto es regulado por la inteligencia universal, que a su vez, le
suministra la energía necesaria para ese propósito. No es la madre la que organiza la
reproducción celular y la diferenciación de los distintos órganos cual trabajo orfebre, es la
inteligencia subyacente que se proyecta en ella y en la nueva forma de vida. La madre
solo está para transmitir amor.

Cuando el nuevo ser humano nace, al inspirar, la conciencia no circunscrita (“no


circunscrita” es la denominación que emplea Chopra porque no se circunscribe a nada, es
universal), se diferencia en una forma concreta de ser humano independiente del lazo
materno, regula su situación vital, y ante su muerte, se diferenciará en otras formas. La
porción infinitesimal de la conciencia universal que anida en el bebé, le otorga al momento
de nacer el hálito de vida, “lo anima”, le da la energía vital. Muchas tradiciones utilizan el
término alma para referirse a la porción circunscrita de la conciencia, aunque no todas,
por ejemplo el budismo.

Podríamos utilizar el término alma con el objeto de encontrar algunas respuestas, aunque
lo importante es la interpretación que le demos a lo que ponemos en palabras, no a las
definiciones en sí mismas. Las palabras, los vocablos, los idiomas, son solo herramientas
para darle significado a las cosas. ¡Tengo hambre, quiero comer!, se puede decir en
distintos idiomas, con distintas palabras pero el significado es el mismo.

Deepak Chopra describe muy bien el concepto de alma cuando dice que imaginemos el
océano y las olas. El océano crea las olas que se convierten en estructuras fugaces,
únicas e irrepetibles, y luego vuelven al océano, al punto de partida, y desaparecen. El
océano representa al reino no circunscrito, universal, y la ola al alma circunscrita en cada
uno de nosotros, los seres humanos.

El alma circunscrita, como el cuerpo humano donde habita, también es única, fugaz e
irrepetible y tiene además un propósito: transferirle al cuerpo energía vital, y a la
mente, la posibilidad de experimentar sublimes cualidades como amor, compasión,
inteligencia, creatividad, belleza. Estas son las cualidades de la conciencia universal.

13 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Según Chopra, cuando la inteligencia o conciencia universal decide diferenciarse en ser


humano, tiene que transferirle energía y cualidades en una proporción capaz de ser
“asimilada”. No es posible imaginar la cantidad casi infinita de energía que existe en el
universo. Tampoco podríamos medir las cualidades de la conciencia cósmica. Ambos
componentes son transferidos por el alma circunscrita en forma proporcional para cada
ser humano, caso contrario, sería imposible que puedan experimentarlos.

El alma es la fuerza alentadora de la vida, mantiene cohesionado a todos los átomos del
organismo. Cuando cesan las funciones biológicas del cuerpo humano, el alma
circunscrita se funde nuevamente con el alma universal para dar origen a nuevas formas.
El cuerpo físico comienza a desintegrarse y sus moléculas se reciclan en el universo. La
mente pierde el sustento físico para seguir experimentando sus atributos: el cerebro, y
deja de cumplir con su propósito.

El alma universal se diferenciará en otra alma individual que se circunscribirá en un nuevo


ser humano (analogía océano-ola). Posiblemente muchos llaman a este proceso
“reencarnación”, pero cuidado, no quiere decir que “yo, Juan Pérez”, cuando muero me
reencarno en José Domínguez”.

El cuerpo está compuesto por billones de átomos. Si esos átomos no tienen “alguien o
algo” que los contenga, los organice, los agrupe y guíe el cumplimiento de sus funciones,
se separarían y el ser humano se desintegraría, que es exactamente lo que ocurre ante la
muerte. Por ello, también se dice que el alma circunscrita en cada ser humano es el
software del mismo, y que el alma no circunscrita universal es el software del universo.

Hasta aquí una muy somera descripción de quienes somos, como somos. ¿Cuál es el
propósito del ser humano?. Este es otro gran interrogante, aunque algo hemos
mencionado.

Según Eckhart Tolle, el ser humano tiene dos propósitos: uno interno y otro externo. El
propósito externo tiene que ver con el hacer, con nuestra vida cotidiana, con nuestros
deseos y por lo tanto varía de una persona a otra, es cambiante y temporal, y nuestra
mente participa activamente con los pensamientos en el cometido. Lo esencial es que
sentido le damos. De que manera actuamos con los pensamientos en nuestras vidas.

El propósito interno es tomar conocimiento que la conciencia pura es parte de


nosotros, o mejor que es nuestra esencia, y también, que debemos vivir a
predominio de sus virtudes. El propósito interno es el propósito de la conciencia
universal que es conciente de sí misma a través de nosotros. Y la conciencia es quietud,
paz, tranquilidad, felicidad, amor y su propósito es expresarse de esa manera en el
mundo de las formas.

Debemos lograr de modo consciente, a través de nuestros pensamientos y deseos,


armonizar ambos propósitos, ambos deben actuar en congruencia, en consonancia.
Esa es la clave que garantiza una existencia mundana de alta calidad.

Desde el punto de vista práctico, el propósito externo es el de realizar nuestras


actividades de acuerdo con la aptitud, don o talento que la naturaleza nos concedió, y el

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

propósito interno es llevarla a cabo sin egoísmo, pensando en brindar el mejor servicio a
los demás, con vocación de ayuda. Ese es el modo de cumplir con nuestra misión.

Miremos la naturaleza, es creativa, es evolutiva, derrama sabiduría. Debemos actuar del


mismo modo en nuestro quehacer, ser creadores, evolutivos, adquirir conocimientos, ser
solidarios, tener una actitud integradora con los demás seres humanos y con la naturaleza
toda. Esas son, entre otras, las cualidades de la conciencia que debemos desplegar en
nuestra existencia terrenal. Para eso fuimos creados.

Pero no es común encontrar seres humanos que actúen de esa manera, ¿qué
ocurre entonces?. En esta etapa de la evolución humana, la conciencia o
inteligencia universal creó premios y castigos. Si armonizamos los propósitos
viviremos una vida plena, completa, saludable, alegre, feliz. Caso contrario la
enfermedad puede acompañarnos y el sufrimiento se hará presente con rigor. La
elección nos pertenece.

Dijimos “en esta etapa de la evolución humana”, porque el gran culpable de romper con la
armonía de los propósitos es el ego, y el ego tiende a desaparecer. Cuando ello ocurra,
surgirá espontáneamente la concordancia de los propósitos.

Pero en la actualidad nos toca vivir esta experiencia, y el ser humano es una forma de
conciencia inteligente, pero a diferencia de las demás formas conocidas, está dotado de la
mente donde tienen lugar los pensamientos, las emociones, los sentimientos, las ideas,
las creencias y también, donde se experimenta el ego.

El ego es un estado disfuncional de la mente, es decir, una alteración de su función. ¿Por


qué?. Porque separa, disgrega, disocia, mientras que la existencia es la vida única. La
separación es solo una idea equivocada de nuestra mente expresada a través del ego.

La vida del recién nacido está regida por la conciencia no condicionada, es decir,
conciencia en estado puro o casi puro. El bebé es cuerpo y espíritu, tiene cerebro pero no
tiene mente, o si la tiene es muy rudimentaria.

De ese modo, el bebé se convierte en un mensajero del ámbito espiritual, trasmite solo su
esencia: conciencia en estado puro. No trasmite la energía contaminada de una mente
con perturbaciones, por eso las personas se conmueven ante su presencia, a menos que
tengan una seria disfunción psíquica.

A medida que crece, incorpora información del medio ambiente que proviene de los
sentidos y va adquiriendo conocimientos. Así transcurre su vida, le va dando significado a
las cosas dentro de su propio contexto. El cerebro gracias a su propiedad de ir armando y
desarmando redes neuronales le otorga el sustento anatómico a sus pensamientos y a
sus habilidades físicas y cognitivas. La capacidad del cerebro de adaptarse a los deseos
le abre la puerta para desarrollar habilidades que el común de la gente ni nos
imaginamos. Dicho en otras palabras, la actividad mental por sí misma es capaz de
modificar el cerebro permitiendo ampliar enormemente el abanico de posibilidades de
cambio en su vida.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

El significado que le da a lo que los sentidos le informan en el marco de las relaciones que
lo rodean y de su propio contexto, escribe el libreto de su historia. La conciencia pura, se
va condicionando progresivamente al desarrollarse el ego y va apareciendo en el ser
humano, la necesidad de identificarse. Aparece el “yo”, el mío” característico de la
infancia pero que perdura en la adolescencia y en la madurez.

Según Eckhart Tolle “el ego es un conglomerado de pensamientos repetitivos y


patrones mentales y emocionales condicionados dotados de una sensación de
“yo”, una sensación de ser”.

Es el “falso yo” creado por la mente, por el pensamiento de cada uno de nosotros.
Cuando en la niñez aprendemos a pensar, asociamos el “soy yo” con nuestro nombre,
luego comenzamos a identificar objetos para incorporarlos a nuestra pertenencia “este
juguete es mío”. En realidad es el ego el que se identifica con el objeto pues le atribuye a
las cosas un sentido de propiedad, un sentido de ser: “es mío”. Le da identidad al objeto
de tal manera que se “funde” con el ego en una sola cosa. El “yo soy” y “el juguete que
es mío” es lo mismo. Esto es la identificación del ego con los objetos.

Más adelante, a medida que vamos creciendo, nos identificamos con el género: “soy
varón” o “soy mujer”. Con el cuerpo físico: “esta es mi cara”, “este es mi brazo”. Y
después con la nacionalidad, con la raza, con la religión, con la política, con la función de
ser padre o madre, con el pasado: “mi historia”, y así con muchas cosas más.

Como vimos, el ego es una entidad creada por la mente a través del pensamiento. Por
ello los animales, las plantas y las rocas no tienen ego. Es propio de la condición humana
y necesita siempre de una referencia externa separada de nuestro ser interior. Separa
además del “otro”, creando la figura de “yo” y “el otro” o “los otros”.

Es un falso sentido de la identidad. Es el falso yo que fragmenta, el “soy yo”, que separa
“del otro”, el que da lugar al miedo, a la sensación de carencia (siempre el ego quiere
más) a la preocupación, la aflicción, la queja, el resentimiento, la depresión, etc., y en
niveles más bajos a la ira, la injuria, la hostilidad, y hasta la violencia.

Pero en realidad el ser humano es siempre una extensión de la inteligencia universal, que
como dijimos, lo creó para apreciar una versión de si misma y para ello lo dotó de los
sentidos (olfato, vista, audición, gusto y tacto).

¿Que son los sentidos?. Son transductores para transformar una clase de energía
en otra y sea captada por el cerebro que las procesa y la mente que las interpreta,
sino solamente existiría energía invisible en diferentes frecuencias y en el nivel
esencial, potencialidad pura.

De esa manera, la conciencia universal magistralmente pasa del ámbito atemporal,


aespacial, eterno, es decir, de una potencialidad infinita, informe e inmanifiesta al mundo
de las formas. El campo universal de energía es una forma, el pensamiento, las
emociones, que son modos más sutiles de energía, también son formas distintas, por

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

último el cuerpo físico del ser humano y todos los estados físicos (sólido, líquido y
gaseoso) son otras formas. El mundo surge cuando la conciencia toma formas y va ha
desaparecer si alguna vez decide contraerse a la no-forma, se decir, a la fuente de todas
las cosas.

El universo, desde el Big Bang, desarrolla un proceso expansivo, evolutivo (creación y


destrucción evolutiva) hasta un punto donde se piensa que comenzará a contraerse para
hacer desaparecer las formas hasta convertirse en la eternidad informe, es decir al punto
de partida, quizás para comenzar de nuevo. Es probable que se produzca cuando la
evolución humana alcance el nivel de conciencia de unidad con dilución del ego. En ese
momento, la desintegración de las formas y la muerte no le va a preocupar a nadie. De
este modo danza la conciencia cósmica.

Entonces, ¿para que creó la gran inteligencia al ego?. Como dijimos el ego es solo una
fase del proceso evolutivo, está destinado a involucionar y ser diluido. El ser humano
todavía no está completo, esa condición la experimentará cuando el ego
desaparezca. En realidad lo que la inteligencia creó, es al ser humano en su totalidad
(cuerpo, mente y espíritu) para generar todas las interpretaciones posibles de su
existencia. Solo el ser humano con su cerebro, mente e intelecto, puede interpretar de mil
maneras la realidad única. Es una fiel demostración de democratizar y socializar los
alcances de si misma.

Pero el ego, al ser una disfunción, trae como consecuencia el sufrimiento expresado de
muchas formas: angustia, preocupación, miedo, aflicción, hostilidad, etc. Es decir,
múltiples alteraciones psíquicas, pero no queda allí, las emociones negativas crean
químicos biológicos que pueden provocar daños físicos si se mantienen durante un
tiempo o se manifiestan con excesiva carga. Solo la toma de conciencia de lo que
esencialmente somos puede inactivarlos.

La inteligencia diseñó la mente para experimentar pensamientos útiles que se


encarguen de desarrollar la creatividad y la inteligencia de un modo evolutivo en esta
dimensión temporal y espacial del ser humano. Del mismo modo, para experimentar
emociones positivas que son precisamente las que nacen desde lo más profundo del
ser interior. Siempre siguiendo a Tolle, a estas emociones deberíamos denominarlas
puras pues al surgir de nuestro cuerpo espiritual no tienen opuestos. Si decimos que son
positivas estamos creando el contrario (negativas), y el juego de los opuestos es
patrimonio del ego, no de la conciencia universal. Concretamente las emociones
positivas profundas no son realmente emociones sino estados del ser interior.

Las positivas generadas por el ego siempre tendrán la opuesta negativa (amor-odio,
alegría-tristeza, placer-displacer) y las negativas le pertenecen exclusivamente al ego. Por
eso son capaces de crear alteraciones psíquicas y físicas, porque son disparadas desde
una disfunción. Ese es el pecado, actuar desde una situación de disfuncionalidad tiene un
costo, a veces muy alto, que se traduce en sufrimiento, drama y enfermedad.

Si actuamos con pensamientos útiles y emociones positivas brotadas naturalmente, es


decir, que no surjan de factores externos capaces de crear los opuestos, no solo alejamos
la posibilidad de enfermarnos, sino que nuestra situación vital se transita con mayor grado
de alegría y felicidad. Es más, podemos imprimirle un sentido de reversibilidad al
envejecimiento y darle un significado contrario a la creencia de que envejecer es una
etapa final y una carga social.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Volvamos a los tres componentes del ser humano: 1) El físico, nuestro cuerpo, que está
compuesto por energía manifestada en materia. Habita en el espacio-tiempo, en el plano
más superficial, capaz de ser captado por nuestros sentidos, y tiene una vida corta.
Ofrece una transformación constante, hace diez años, cinco años o un año, físicamente
no somos lo mismo. Nuestras moléculas y tejidos cambian permanente y constantemente
lo que nos permite prevenir y hasta curar enfermedades. Aunque también si dirigimos
nuestra vida por caminos disfuncionales, los cambios moleculares puede dar lugar a
distintas patologías.

Heráclito, el filósofo griego, comparó el cuerpo humano con un río de energía y dijo:
“cuando uno mira un río, en verdad el río lo engaña a uno porque da la impresión de que
es el mismo río, pero en realidad está cambiando a cada momento”, y agregó “uno no se
puede meter en el mismo río dos veces porque siempre está entrando agua nueva”. El
cuerpo humano es igual “cambia a cada momento”.

2) La mente, donde experimentamos los pensamientos, las emociones, sentimientos y


deseos. Donde desarrollamos el intelecto, ideas, conceptos, nociones, creencias. Donde
experimentamos el ego.

La mente y el cuerpo están inseparablemente unidos, donde hay una mente hay un ego y
si el ego es el que domina la acción, habrá un pensamiento que derivará en una emoción
con producción de elementos químicos capaces de modificar el estado del cuerpo físico,
estableciendo enfermedades (infartos, úlceras, etc.), acelerando la entropía y el proceso
de envejecimiento. El cuerpo siempre reaccionará de acuerdo a lo que su mente diga.

En un escenario donde predominen nuestros pensamientos anclados en el pasado e


imaginando constantemente el futuro, nacerán emociones que producirán guerras donde
el campo de batalla será nuestro cuerpo, malgastando de ese modo, energía vital.

Por el contrario si dejamos a un lado al ego, los pensamientos y emociones nos


conducirán a una reacción positiva. Viviremos el tiempo presente, el aquí y ahora, y se
generará energía saludable a favor de nuestra salud psíquica y física.

3) El tercer componente del ser humano es el ser espiritual que habita más allá del
fenómeno espacio-tiempo, y constituye nuestra esencia. También se halla
inseparablemente unido al cuerpo y a la mente.

¿Quién regula la digestión de los alimentos, el funcionamiento de nuestros órganos, la


actividad inmunológica, el sistema nervioso autónomo?, ¿quién regula nuestra biología?.
¿Quién crea el escenario para que experimentemos los pensamientos, las emociones, los
afectos?. Quien sino una inteligencia adimensional que nos otorga la dicha de existir en el
ámbito espacio-tiempo aunque sea fugazmente.

Si aprendemos a vivir en este nivel de conciencia, que por otra parte no significa
ningún esfuerzo, ni tampoco presenta dificultad alguna, podremos lograr
frecuencias vibratorias de mayor calidad que fortalezcan nuestra energía vital y
logren eliminar el hábito de estar sometidos a los pensamientos inútiles y a las
emociones tóxicas.

18 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

No requiere esfuerzo porque en últimas, es vivir lo que somos. Sin embargo, en algún
punto de la historia de la humanidad nos alejamos para dar lugar al predominio de la
mente egótica. Pero en nuestra memoria y en todo el cuerpo siempre está alojado el
ser espiritual, haciéndose presente con mayor o menor intensidad, consciente o
inconscientemente.

Recordemos que vivir a predominio de la mente trae como consecuencia sufrimiento,


drama, preocupación, aflicción, ansiedad, depresión, enfermedades físicas. Si
conseguimos liberarnos de su influencia experimentaremos vitalidad, creatividad, mayor
grado de alegría y felicidad, podremos prevenir enfermedades físicas y retardar y mejorar
el proceso de envejecimiento.

Al decir “predominio de la mente”, estamos hablando de la mente egotista, la que crea y


se alimenta del ego, porque la conciencia universal diseñó a la mente y al cuerpo como
vehículos para experimentarse a sí misma en el mundo de las formas. Cuando pensamos
con fines útiles, experimentamos emociones positivas, vivimos el aquí y ahora, también
empleamos la mente, pero con la finalidad para la cual ha sido creada.

Después de conocer la constitución del universo, del ser humano y su propósito, y haber
destacado los lineamientos para una vida plena, completa y satisfactoria, surgen
preguntas, ¿cómo vivimos en la actualidad?, ¿a qué distancia estamos del modo de vivir
diseñado por la inteligencia universal?, ¿qué podemos hacer para alejar el sufrimiento y la
enfermedad?, ¿estos conceptos son abstractos o tienen aplicación práctica en nuestras
vidas?.

¿Interrogar?. ¡Es un buen modo de aprender!


Nuestro componente espiritual

¿Qué es una pregunta?. Una pregunta es la única manera de llegar allí: al otro lado de lo
conocido. .Abre el camino de lo que antes no sabíamos. La mayoría de los grandes
descubrimientos y revelaciones surgieron de formular preguntas. Las respuestas que nos
dieron en la escuela donde estudiamos provinieron de preguntas.

Entonces ¿por qué generalmente no nos formulamos las grandes preguntas?. Por
ejemplo ¿quién soy?, ¿qué propósito tengo en la vida?, ¿en qué me equivoqué?.

Porque hacerlo abre las puertas a lo desconocido e impredecible, a un campo de


posibilidades, muchas de ellas quizás, provocan las respuestas que no queremos oír, nos
ponen incómodo, o nos saca de la zona de seguridad que hemos construido, pero es la
única forma de aprender.

Una breve interrupción. Con el propósito de que la lectura sea más amena y se puedan
asimilar mejor los conceptos emitidos, los distintos temas serán presentados en forma de
preguntas. El modo que elegí es un diálogo imaginario entre dos personas. Una de ellas
con conocimientos más profundos de los temas que estamos tratando llamada Miguel, y
otra interesada en indagar desde un lugar de casi extrema ignorancia cuyo nombre es
Roberto.

19 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Demás está decir que el despertar de una persona, el tomar conciencia de lo que es
y cuál es su propósito, el sentido que le de a su vida, depende en primer término del
grado de motivación que tenga, en segundo lugar, de avanzar en el conocimiento
para descubrir los misterios de la existencia, y posteriormente de la intención de
romper con viejos paradigmas que le permita lograr estados más expandidos de
conciencia.

Nos debemos transformar en personas abiertas al saber, dispuestos a aprender que es la


vida, única forma de poder vivirla plenamente, ¿cómo podemos vivir bien lo que no
conocemos?. Cada cuál tendrá su momento, pero debemos generar el estado mental
que nos habilite a recibir los nuevos conocimientos para descubrir nuestras
potencialidades ocultas por los condicionamientos.

Conociendo lo que llamamos vida, se hace realidad la inmensa mayoría de nuestros


deseos, algunos de ellos convertidos en verdaderos “milagros”. Aunque parezca una
palabra un poco pomposa, podemos aplicarla si por ella se entiende la realidad física de
todo aquello que hemos conformado en nuestra mente y nos parecía imposible
alcanzarlo.

Somos seres con una enorme potencialidad que anida en nuestro interior profundo,
cuando la descubrimos, muchas cosas que considerábamos lejos de nuestro alcance
comienzan a hacerse realidad. Puedo citar al efecto mi propia experiencia, nunca imaginé
que podría trasmitir lo que estoy escribiendo.

La ilusión que crean los sentidos y una mente contraída, le pone un cerco a las
capacidades eclipsando la enorme potencialidad que anida en nuestro interior inteligente:
nuestro ser espiritual.

Con la ignorancia, el camino de la vida mundana de cada uno de los seres humanos
dependerá de lo que comúnmente llamamos “suerte” (que en general es mala), pero que
en realidad significa un desvío del camino trazado por la naturaleza. ¿Por qué?, porque
con el conocimiento comprenderemos que somos seres espirituales con experiencia
humana dotados de grandes habilidades, capacidades, talentos. Comprenderemos que
fluye en nuestros cuerpos la inteligencia universal, y por lo tanto, no es ajena a nosotros,
“es también nosotros” y nos permitirá vivir en plenitud sin necesidad de la “suerte”
aunque nos parezca mentira.

Solo debemos tener la motivación necesaria y la intención de transitar por el camino del
saber, descubrir el sendero de la sabiduría y desarrollar nuestras potencialidades. Aunque
hay algunas personas que viven en congruencia con estos principios de un modo
inconsciente y logran grandes éxitos en su vida, otras en cambio, lo hacen consciente a
partir de situaciones traumáticas o de hondo sufrimiento.

Muchos conceptos van a ser reiterados con el objeto de consolidarlos y que no queden
perdidos en el devenir de la lectura.

Comienza el diálogo. Miguel: dime, tú sabes realmente quien eres y si lo que haces te
gusta, o quisieras hacer otra cosa que te deje más satisfecho o que te haga más feliz?.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Para empezar me llamo Roberto, tengo 40 años, sexo masculino, vivo en esta ciudad y si
bien lo que hago no me disgusta, me agradaría tener más propiedades para ser
financieramente independiente que me permita viajar, comprar un automóvil más lujoso
del que tengo, acompañar el adelanto tecnológico y darme otros gustos. De esa manera
tendría un mayor grado de satisfacción y por lo tanto un mejor pasar……..Veo en tu rostro
una señal de desaprobación. ¿Me quieres decir que esa aspiraciones no son bien
intencionadas?.

En realidad no es una señal de desaprobación, responde Miguel, diría que la inmensa


mayoría de las personas responderían de la misma manera. Pero quisiera desenmascarar
la parte oculta de la pregunta que te hice. ¿Te interesa?.

Sí, me interesa y mucho, contesta Roberto.

Miguel: bueno, trataré de ser lo más claro posible, sé que lo que yo diga va a ser
interpretado por ti de alguna manera, y fijarás lo que interpretes, que puede o no coincidir
con lo que yo quise decir. Como me gustaría que haya concordancia entre lo que digo y lo
que interpretas, te ruego que sigas con la mayor atención posible el hilo de la
conversación, y si te distraes, o algo no entiendes, volvemos atrás y luego continuamos,
de acuerdo?.

Totalmente de acuerdo responde Roberto.

Miguel: En primer lugar, en tu esencia tú no eres Roberto, masculino, que tienes una
casa, un auto, y otras cosas más.

¿Cómo, me estás embromando?, pregunta Roberto asombrado.

Dije en tu esencia, contesta Miguel. Has leído estos temas que estamos compartiendo
pero advierto que no los has fijado. El nivel más profundo de existencia es conciencia o
inteligencia pura que decidió proyectarse en ti, como así también, en todos los seres
humanos y en todas las cosas.

¿De qué forma lo hace?, mediante un proceso de diferenciación. Desde el ámbito virtual o
vacío inteligente genera el paquete energético necesario para crear tu cuerpo y tu mente y
puedas aparecer en el mundo de las formas, pero en lo más íntimo, en lo más profundo,
siempre serás una porción infinitesimal de la conciencia universal, circunscrita en tu
persona, inseparablemente conectada y unida a todas las cosas del universo.

En definitiva la conciencia que anida en vos y en todas las demás personas y en todas la
cosas es Una, es la Vida, o mejor la Vida Una. Maneja el criterio de unicidad porque en lo
más profundo nada está separado, todo está conectado. Ni los seres humanos, ni los
animales, ni los vegetales, ni las rocas, ni los planetas, nada que exista en el universo
está separado, es una sola cosa. El concepto de separación es impuesto por el ego
humano, pero no es tal. Es producto de una ilusión creada por la mente para diferenciarse
de los animales, plantas y rocas y hasta de los integrantes de su misma especie. De allí el
nombre, Juan, Pedro, etc.

¡Cómo podemos estar separado del universo y de todas las cosas si los átomos

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

que respiramos, si los alimentos que ingerimos, derivan de allí, y las moléculas que
salen de nuestros cuerpos de a millones también van allí!. Y te digo más, y esto
merece una reflexión profunda, ¿de dónde crees que salen cualidades tan excelsas
como el amor, la creatividad, la inteligencia, sino de una inteligencia infinita que las
proyecta en ti y en todos nosotros?.

Ahora entiendo un poco más quien soy, pero desde la perspectiva del pensamiento, es
decir, cuando me pongo a pensar, no logro entender como es la conciencia que habita en
mí, replica Roberto.

Miguel: No te has dado cuenta pero empleaste las palabras exactas. Dijiste “desde la
perspectiva del pensamiento no logro entender como es la conciencia”. Desde tu
pensamiento, desde tu razonamiento, desde tus creencias, es decir, desde tu mente
jamás vas a entender como es la conciencia. Conocemos la existencia de la conciencia
o inteligencia, pero no te olvides que es informe e inmanifiesta, y la mente interpreta bien
lo que los sentidos le informan, pero no entiende a ciencia cierta lo adimensional. Por lo
tanto, no te esfuerces por entender “como es“.

Al espíritu que habita en ti solo vas a poder sentirlo o vivirlo, no entender como es.
Nada más, eso es suficiente. Si lo quieres pensar, razonar o interpretar, entra en
juego tu mente y terminas por construir algo ficticio.

La mente humana a pesar de sus capacidades, tiene limitaciones, es muy poco lo que
puede percibir e interpretar de todo lo que existe, es una minúscula porción de la
inteligencia universal. No está capacitada para entender como es el ser espiritual,
pero sí para sentirlo. Para experimentar el sentimiento espiritual.

Roberto: entiendo, pero ¿cómo se siente al ser espiritual, cómo vivimos ese nivel de
existencia que es adimensional y es nuestra esencia?.

Miguel: simplemente se expresa cuando encontramos la paz, la tranquilidad, el amor, la


felicidad, la belleza, la alegría, la creatividad. Cuando miras un hermoso paisaje, una flor,
un pájaro, y lo miras sin pensar, sin ponerle un rótulo o una etiqueta, sin expresar con
palabras y decir ¡qué bello es!, simplemente tu conciencia vive el momento, es la
conciencia sin el pensamiento y sin emociones. ¿Qué sientes?, paz, una enorme
tranquilidad, sientes que la belleza se hace uno contigo. En ese momento, aunque sea
por muy poco tiempo, estás viviendo desde tu ser interior más profundo, desde tu estado
natural y esencial.

Cuando algo te salió bien, como lo habías pensado y aún mejor, ¿qué sientes?,
satisfacción, pero fundamentalmente alegría. Allí observas que tu poder creativo fue el
responsable de tal acontecimiento. ¿Quién crees que fue?, ¿Tu ego con nombre de
Roberto o tu ser espiritual?. He escuchado a muchos compositores musicales destacados
decir que cuando están componiendo y le nace la obra que luego es aplaudida por miles y
miles de personas sienten que no son ellos los que la escribieron, les surgió “de
adentro”. Lo mismo le ocurre al pintor, al escritor y a todos nosotros cuando en nuestro
quehacer diario aparece la chispa creadora. Quién fue sino la conciencia que mostró
su poder de creación. Todos nosotros somos solamente el vehículo para transportar el

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

producto de la creación al fenómeno espacio-tiempo. De tal forma que cuando se


despierta tu poder creativo es otro modo de sentir a tu ser interior o espíritu.

¿Alguna vez has amado y ese amor no fue acompañado con sentido de posesión o
apego?. Ese es el amor emanado de tu ser espiritual. Ese amor no sufrirá nunca
transformaciones, tampoco se transformará en odio. Ese amor no tiene opuestos. Es el
amor que surge de un estado de conciencia mayor.

¿Alguna vez tuviste aunque sea por poco tiempo una sensación de felicidad, sin que algo
de “afuera” haya ocurrido?. Es decir, no la buscaste “afuera”, salió naturalmente de
“adentro”, sin saber porqué, “salió sola de adentro”. Esa es la felicidad emanada de tu ser
interior.

Estas son algunas de las formas de sentir nuestro ser espiritual. No es difícil vivirlo, solo
hace falta la atención consciente, de la misma manera que te das cuentas cuando
piensas, o cuando te emocionas, o sientes la existencia de tu cuerpo.

A nuestro componente espiritual podríamos llamarlo también ser circunscrito porque es


una proyección de la conciencia universal que se circunscribe en cada uno de nosotros,
inteligencia circunscrita, alma individual, etc. Pero no importa como lo llamemos, ni
tampoco hay que esforzarse en entenderlo, etiquetarlo o rotularlo.

Si lo intentamos, nos colocamos dentro del campo del pensamiento y podemos


fabricar ideas, creencias, hipótesis, pero siempre será una verdad relativa que
confronte con otra, como las que sostienen las religiones, por ejemplo. Lo que
debemos hacer es sentirlo, vivirlo, experimentarlo, no pensarlo. Para ello debemos
brindarle una atención consciente, libre de pensamientos. Solo atención
consciente, que no es lo mismo que estar dormidos o hipnotizados. En estos casos
no pensamos, pero no estamos conscientes.

Cuando miras una flor, una paloma, o cualquier objeto, mírala sin pensar, vas a
experimentar un estado de quietud, esa es una experiencia espiritual. Así de simple, no es
para nada complicado, si sería complejo solo lo podrían experimentar unos pocos
iluminados, en cambio todos lo podemos sentir en cualquier momento del día.

Cuando esa vivencia se produce ante un paisaje natural que nos deja extasiado, nos
abriga una sensación de “querer quedarnos siempre así”. Es obvio, ese es nuestro estado
natural, cuando salimos de él, entramos al mundo de los ruidos producidos por la mente.

Interrumpe Roberto algo confundido, yo creía que el espíritu era un tema místico, o que
estaba lejos de mí, fuera de mí.

¡No!, ¡no!, el espíritu es tu esencia y además es la esencia de todo el universo, contesta


Miguel. Tu cuerpo es una realidad física, lo puedes ver, lo puedes tocar. Tu mente
también es una realidad, pero es invisible. No puedes ver tus pensamientos o emociones,
pero sabes que existen. Y tu espíritu es otra realidad que no la puedes ver, ni tocar, ni
oler, ni escuchar, ni degustar, pero aún así existe, es una realidad no física. Tú existes
como una estructura multidimensional, física y no física.

23 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Anteriormente hablamos del amor, pongamos un ejemplo: cuando te enamoras sientes


una sensación de alegría, felicidad, dicha, gozo, ni siquiera adviertes que existe el tiempo.
¿Cómo es el proceso?. Aparece en tu mente una emoción, un sentimiento que te hace
sentir bien. Lo experimentas en tu mente a partir de una dinámica molecular que se
desarrolla en una zona del cerebro, que es parte de tu cuerpo físico. En el cerebro se
producen unas sutiles descargas eléctricas y compuestos químicos (serotonina,
dopamina) que son fórmulas necesarias para que en tu mente anide el sentimiento amor.

Así funciona, sin la participación del cerebro, no habría “enamoramiento”. Pero ¿dónde
estaba el amor como cualidad antes de enamorarte?, ¿en que parte del cerebro estaba
guardado?. Porque convengamos una cosa, tú no inventaste el amor, como cualidad
existía antes de tu nacimiento, y más, antes de que naciera la humanidad. ¡Dónde sino en
el ámbito espiritual de tu existencia!. Lo tenías como potencial, como potencial
inactivo. Ese potencial se activó cuando conociste a la persona con la que te
enamoraste.

El amor se creó en tu cuerpo espiritual, se experimentó en tu mente y se manifestó


en el cerebro y en todo tu cuerpo. Mágicamente entraron en juego todas tus partes
constitutivas. Todo lo que la mente expresa existe como potencial en nuestro
interior profundo.

Muchos de los que participan en las ciencias que estudian la mente (psicología,
psiquiatría), todavía se resisten en aceptar que las cualidades de la mente estén en
nuestro cuerpo espiritual como potencial. Todavía investigan donde está el amor, la culpa,
la compasión, la vergüenza, etc., y evidentemente grandes avances se han producido,
pero han encontrado las áreas cerebrales donde se manifiestan estas emociones, no la
cualidad en sí.

Éstas habitan en un ámbito virtual, aespacial y por lo tanto, jamás podrán ser halladas. Me
asombró leer un artículo sobre ciencias cuando especialistas de relieve se referían al
descubrimiento de la zona cerebral donde “reside” la moral del ser humano
argumentando: “los diez mandamientos no están esculpidos en una piedra sino en la
masa gelatinosa del cerebro”. Lo que encontraron no es “la moral”, sino la zona del
cerebro que se enciende, o se pone en funcionamiento, para que la mente experimente
“la moral”.

Y hay otras consideraciones que podemos hacer, aunque también ya las mencionamos,
continúa Miguel. La constitución física y no física de tu persona no está separada del resto
del universo. Todo lo contrario, en tu esencia, estás conectado con todo lo que existe y
con la fuente de toda creación. Esto es la unidad, es la Vida Una, porque nada está
separado, no existen distintas unidades independientes, en todo caso, es lo que tus ojos
ven, pero es solo apariencia, es solo una ilusión. Una ilusión creada por la mente a partir
de nuestras experiencias sensoriales.

Aparece nuevamente Roberto contenido por sensaciones agradables pero extrañas por lo
que va descubriendo y pregunta: si en esencia somos seres espirituales, ¿porqué se
desencadena en nosotros preocupaciones, aflicciones, broncas, dramas, sufrimientos y
tantas otras cosas, cuando deberíamos vivir en estados armoniosos de paz, tranquilidad,
amor y felicidad?.

24 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Interviene Miguel respondiendo: el problema aparece cuando el ser humano se


aparta de su esencia, se olvida de su real identidad y vive a predominio de su mente
egotista, que es la exclusiva responsable de nuestros dramas, sufrimientos y de
muchísimas enfermedades.

Profundicemos este concepto. Nuestros problemas y el problema de la humanidad,


¿dónde están arraigados?, ¿en nuestro cuerpo, en nuestro ser interior o espiritual, o en
nuestra mente?. Evidentemente están en nuestra mente, pero más exactamente cuando
nos identificamos erróneamente con nuestra mente. Identificarnos quiere decir que
nuestra mente tiene razón cuando muestra signos de preocupación, de aflicción, de ira,
de hostilidad.¿Cómo no va a tener razón si así somos?. Nuestra mente y nosotros es lo
mismo, ¡así somos!, y entonces nos gobierna. Este es el razonamiento al que recurrimos
a modo de justificación.

Nuestra mente se fue moldeando desde el nacimiento en virtud de las experiencias


recibidas y fue creando nuestro carácter, nuestra personalidad. ¿Cómo quieres que
cambie?. Así soy yo, mi mente es la que me da identidad, podríamos seguir
argumentando con convicción.

¿Es así en realidad, o le estamos dando a la mente una dimensión y una función
equivocada?, ¿y si ponemos a la mente en su justo lugar?. Cuando hablamos de cuerpo,
mente, espíritu, no estamos hablando de compartimentos estancos, somos un todo
indivisible, conectado e interconectado con lo demás, y cada componente cumple con
funciones que están interrelacionadas. Pero sepamos esto: ¿dónde está el límite entre la
mente y el espíritu, o entre la mente y el cuerpo?. No existe, los componentes del ser
humano “están todos mezclados”. ¿Tú crees que cada célula de tu cuerpo no sabe lo
que estás pensando?.

Sin el cerebro, que es una parte de nuestro cuerpo físico, nuestra mente no podría
expresarse. Sin nuestra mente no tendríamos pensamientos, ni emociones, ni
sentimientos, ni intelecto. Sin nuestro cuerpo espiritual directamente no
existiríamos. Cada componente con su función y cuando experimentamos los
sucesos, el espíritu, la mente y el cuerpo lo viven del mismo modo.

La verdadera función de la mente es la de traer a este mundo las cualidades propias de


la conciencia universal (amor, compasión, paz, tolerancia, comprensión), como así
también, manifestar su poder creativo y evolutivo en la realidad física.

Si modificamos su auténtica función, es decir, si la usamos con fines no asignados, como


por ejemplo, que guíe nuestras vidas a través del ego. Si nos identificamos con ella a
partir de considerar que nuestra mente es la que tiene razón y por lo tanto es la que
gobierna y nos esclaviza, tarde o temprano aparecerán las alteraciones psíquicas y
físicas. Esta disfuncionalidad no es gratis.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Roberto: hasta ahora estoy entendiendo más o menos bien mi composición como ser
humano. Mi cuerpo es lo más fácil de interpretar porque se ve, el componente espiritual
es más difícil pero me estoy dando cuenta.

Miguel: me parece que antes de seguir deberíamos mencionar ciertos aspectos que
ilustran mejor estos conceptos, ¿estás seguro de que interpretas bien lo que es tu
cuerpo?. Más adelante lo aclararemos, pero vayamos por parte.

El ser humano, todos nosotros, vivimos esencialmente para ser felices y estar sanos
porque estos son deseos universales, después todo lo demás. Pero la inmensa
mayoría de las veces equivocamos el camino. Resultado: infelicidad, enfermedad y
senectud con francos signos de deterioro que están relacionados con la interpretación,
significado y sentido que le damos a la vida debido a la ignorancia y a condicionamientos
kármicos y sociales.

Ya que lo mencionas, ¿qué es el karma?, interrumpe Roberto.

Miguel: Deepak Chopra dice: cada uno de nosotros es la conciencia infinita proyectada a
un punto de vista particular. Queremos ser felices y estar sanos pero la ruta que seguimos
para conseguirlos es distinta. Ésta es exclusiva para cada cual y se basa en las
experiencias y recuerdos individuales, es decir, en el karma (término que se utiliza
sobre todo en Oriente).

Pensemos en la conciencia universal que es un campo de infinitas posibilidades. A partir


de ese ámbito se originan amplitudes de posibilidades diferentes en cada uno de los seres
humanos enmarcadas en el contexto donde nacimos y vivimos, nuestras relaciones y el
significado que le damos a nuestras experiencias. Por tal motivo nadie es igual a otro,
somos diferentes porque tenemos una amplitud de posibilidades diferentes, que originan
el karma, en el campo de infinitas posibilidades. Conclusión: para no equivocar el
camino debemos indagar en el conocimiento y romper con los condicionamientos.
Vayamos en ese sentido.

Objetivamente, no existe el mundo tal como lo vemos. ¿Cómo?, pregunta Roberto. Sí,
contesta Miguel, solo es el reflejo de nuestra experiencia sensorial.

Los sentidos recogen la información exterior y a través de impulsos eléctricos llegan al


cerebro para ser procesada. Pero es poquísima la cantidad de información del medio que
nos rodea que el cerebro puede captar, por lo tanto la realidad que experimentamos no
es completa, sino una imagen que nuestro cerebro construye a partir de magros ingresos
sensoriales y los va almacenando en el inconsciente en formas de pensamientos,
recuerdos, emociones y asociaciones.

Entonces no es la realidad misma, sino la basada en la experiencia personal, en


consecuencia creamos el mundo que percibimos, no el verdadero. Cuando abrimos
los ojos y miramos a nuestro alrededor, no es “el mundo” lo que vemos, sino el mundo
que nuestros sentidos pueden percibir, el mundo que nuestro sistema de creencias nos
permite interpretar, y el mundo que a nuestras emociones les importa ver o no. ¿Cómo
hacemos entonces para percibir la existencia tal cual es?. Profundizando el
conocimiento, rompiendo con los condicionamientos y expandiendo nuestra
conciencia.

26 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

De ese modo podemos ver que el “mundo” es manojos de energía de diferente frecuencia
en un campo de infinita inteligencia y que además es diferente para una serpiente, para
una vaca y para un ser humano. Todo depende de la percepción.

¡Esto es fantástico!, si cambiamos la percepción, cambiamos el mundo, si


cambiamos la percepción, podemos cambiar nuestros pensamientos rompiendo de
ese modo con nuestros condicionamientos kármicos y sociales, ¡hasta nuestros
cuerpos son susceptibles de cambio!. Solo hace falta tener consciencia de ello y
estar motivados para generar el cambio.

Decíamos que no todos tenemos las mismas respuestas ante la experiencia y cada uno
construye su propia realidad. Es más, las respuestas personales sufren un proceso de
aprendizaje a través de nuestras vidas. Nuestros pensamientos, emociones y nuestro
cuerpo se van construyendo producto de la interpretación que realizamos de lo que nos
ocurre. Cambiando la percepción e interpretación de nuestra experiencia cambiamos la
realidad psíquica y física. ¿Cómo cambiamos la percepción y la interpretación de las
cosas?, mediante un proceso de aprendizaje y conocimiento.

Entonces, ¿cómo hacer para no equivocarnos en la interpretación y construir nuestra


realidad sin caer en un auto sabotaje?, pregunta Roberto y sigue, porque yo conozco a
muchas personas que creen que fumar un cigarrillo cuando están nerviosos les hace bien
porque de esa manera calman su ansiedad, o “¡que te va hacer un poco de marihuana o
cocaína para las reuniones sociales, total lo vas a poder controlar y no pasa nada!”, o voy
a la cancha de fútbol a insultar al adversario y al árbitro para desahogarme de las
tensiones de la semana, y como estas tantas otras, ¿qué realidad están viviendo?, ¿es
correcta esta interpretación?.

Miguel responde: para estar seguros de no equivocarnos, todos nuestros


pensamientos y actitudes deben ir alineados al dictado de la naturaleza, de la
conciencia universal, de lo que es la realidad única. Ese es el camino, ese es nuestro
propósito. Vamos a insistir a lo largo de nuestra conversación muchas veces sobre esto
porque es la esencia, y lo vamos hacer con formas más concretas y prácticas. ¿Por qué al
dictado de la conciencia universal?. Porque es la verdad absoluta. Apartarse de los
códigos naturales tiene su precio traducido en alteraciones psíquicas, físicas, y
sufrimiento, es decir, infelicidad. Y nos apartamos porque ignoramos lo que somos, o
bien, cuando al tener conocimiento de nuestra esencia, nos alejamos inconscientemente
de nuestro estado natural debido a los condicionamientos kármicos (experiencias y
recuerdos), culturales y sociales.

Continua Miguel: en este punto podríamos valorar la interpretación que le adjudicas al


cuerpo que, en apariencia es un tema que entendías mejor por ser algo tangible. Para ello
debes hacer un esfuerzo, debes dejar atrás el paradigma de que solo es real lo que
puedes ver y tocar.

Voy hacer todo el esfuerzo necesario porque vale la pena, aclara Roberto.

Aparte, a modo de distracción. “Vale la pena” es un dicho muy arraigado en el lenguaje


cotidiano, pero en este caso convendría decir “vale la alegría” por el hecho de ir
conociendo en profundidad el significado de la vida.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Miguel: recuerda lo que hemos dicho. La conciencia pura o conciencia universal,


inmanifiesta, atemporal, aespacial, un día decidió diferenciarse en formas. Así creó
infinitas variedades de formas. Energía, planetas, estrellas, la tierra, vegetales, animales,
cuerpo humano, pensamientos, etc., etc. Las formas son producto de su creación, y para
que se puedan apreciar, creó también un fenómeno ilusorio: el fenómeno espacio-tiempo,
necesario e imprescindible para un nivel de existencia más superficial, pero irreal en la
dimensión esencial de las cosas donde el campo es atemporal y aespacial, infinito y
eterno. Por lo que acabo de expresar tú y todos los seres humanos somos en esencia,
conciencia o inteligencia “hecha carne”, ¿se entiende?, y en otro plano también somos
energía.

Recordemos que estamos constituidos por millones átomos y éstos a su vez por
partículas subatómicas, es decir, energía en un campo de conciencia o inteligencia, por
otra parte, fuente de todas las cosas. Esa inteligencia está en cada una de las células
de nuestro cuerpo. Es nuestro componente espiritual. Por eso las células saben muy
bien como realizar su función (digestiva, respiratoria, etc.). No necesitan de nuestra
participación consciente porque no dependen de nosotros, aunque nuestros
pensamientos y emociones son capaces de modificar los patrones energéticos a favor o
en contra de nuestra salud.

Pero me gustaría profundizar más el concepto de que nuestro cuerpo físico es ficción,
porque es esencial para comprender todos los aspectos de la existencia. Nuestro cuerpo
es en realidad, energía en un campo virtual de conciencia.

Dijimos anteriormente que las partículas subatómicas no son estáticas e inamovibles, todo
lo contrario, a la velocidad de la luz van y vienen, entran y salen permanentemente de un
vacío inteligente. Con poderosos instrumentos de observación se las percibe como
destellos de encendidos y apagados. Cuando aparecen se observa el encendido, cuando
salen se observa el apagado. Si nosotros somos esencialmente incontables partículas
subatómicas (energía) que vibran a una determinada frecuencia, a su vez, distinta en
cada uno de nosotros y del resto de los objetos, quiere decir que nuestra composición
subatómica, literalmente nuestro cuerpo, entra y sale permanentemente del vacío
cuántico. ¿Quién mantiene el perfecto orden para evitar la disolución y el caos?. ¡La
inteligencia mayor del universo!.

Aquí viene algo sorprendente, nosotros que nos creemos un ser material y sólido,
somos un manojo de energía que entra y sale continuamente del fenómeno
espacio-tiempo, ¿hacia dónde?, hacia el ámbito esencial de nuestra existencia,
hacia nuestro cuerpo espiritual. Si nuestros sentidos lo permitiesen, veríamos los
huecos de nuestra existencia física. Estamos aquí, luego no estamos, y
posteriormente volvemos a estar ininterrumpidamente siempre en el mismo
escenario: la nada inteligente.

La sensación de ser compactos y estables es propia de nuestra limitadísima aptitud


perceptiva que no puede captar la verdadera realidad debido a la extraordinaria velocidad
de los acontecimientos cuánticos. Todo lo que podemos percibir, experimentar o pensar
es apenas la punta del iceberg de la existencia.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Comprender acabadamente estos aspectos del conocimiento nos ayudará a interpretar la


verdadera realidad, no la que nos indican los sentidos. Si entendemos el funcionamiento
de la mente, del cuerpo y la sorprendente perfección de nuestro ser espiritual, todo ello,
influirá decididamente en nuestra calidad de vida.

El papel de la mente y el papel del cuerpo

¿Y la mente, qué papel desempeña?, pregunta Roberto.

Miguel: la mente es otra diferenciación de la conciencia que la creó para poder interpretar
la experiencia en el mundo de las formas. Anteriormente decíamos que en la mente
experimentamos los pensamientos, las emociones, sentimientos y deseos, desarrollamos
el intelecto, ideas, conceptos, nociones y creencias. Pero fundamentalmente es un
instrumento maravilloso para experimentar las cualidades propias de la existencia y
mantener un flujo saludable de energía. En esencia esa es su función.

Cuando la mente funciona de esa manera podríamos denominarla mente en estado


consciente, porque tiene conocimiento de sí misma y de la existencia o conciencia pura.
Es la que actúa con fines útiles. Es la que conoce que tiene la capacidad de pensar pero
que no es la creadora del pensamiento. Es la que sabe que nosotros no somos “la
mente”, sino que somos un ser espiritual con experiencia humana, por tal motivo,
dirigiendo el foco de atención, es capaz de llevarnos a un estado de quietud libre de
pensamientos: a nuestro espíritu.

Pero hay un problema. Los acontecimientos de la vida en este mundo la van


condicionando y provocan una alteración en su función (disfunción). La mente disfuncional
es el ego. Cuando el ego entra en escena estamos en presencia de una mente en estado
egotista y si se transforma en la figura central de la obra, nos acompañarán las
perturbaciones. La mente egotista es la conciencia condicionada por el pasado, es la
conciencia contaminada, en realidad, desde la perspectiva espiritual, es un estado de
inconsciencia.

En este estado nos identificamos con la mente y nos apartamos de nuestra verdadera
naturaleza. Creemos que somos nuestra mente y nos dejamos gobernar por ella. La
mente egotista es la que experimenta compulsivamente pensamientos inútiles y
perjudiciales causando una grave pérdida de energía vital. Cuando predomina en nuestra
vida este estado mental, aparecen diversos grados de sufrimiento, infelicidad y
alteraciones físicas en muchísimas oportunidades.

Con la única finalidad de que el concepto sea fielmente interpretado, podríamos decir
que en nuestra mente distinguimos tres dimensiones de conciencia:
1) como dijimos, una de ellas la experimentamos en muchos momentos cuando aparecen
los pensamientos involuntarios, compulsivos y banales: es la mente en estado egotista.
Está condicionada por el pasado y por el medio social que nos rodea cargado del mismo
estado mental colectivo.

Al estar presente en forma frecuente y dominante, creemos que ese es nuestro estado
natural, por lo tanto, nos identificamos con ella y decimos “somos nuestra mente en
estado egotista”. Al estar condicionada por el pasado ve y juzga una versión distorsionada
del presente, y al vincularse siempre con el futuro, necesariamente genera preocupación.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Esta es la razón por medio de la cual cometemos innumerables errores. La mente es una
herramienta maravillosa solo si la usamos correctamente. En estado egotista, el
instrumento se apodera de nosotros y nos utiliza, por eso es un estado disfuncional.

¿Cuáles son las consecuencias?. La mente egotista consume mucha energía inútilmente,
por lo tanto, se pierde la que el organismo necesita para su normal funcionamiento
(energía vital) causando de ese modo sufrimiento, infelicidad y enfermedades físicas.

2) también mencionamos otra dimensión de la conciencia: la mente en estado


consciente. Es la que genera pensamientos y emociones positivas, la que sabe que no
“somos la mente egotista”, la que utilizamos con fines útiles, la que usamos para dirigir
nuestro foco de atención a un nivel más alto de conciencia.

3) la tercera dimensión es más pura, es la que nos libera de la esclavitud que nos somete
los pensamientos incesantes. ¿Cómo la experimentamos?. Cuando aparece el patrón de
pensamientos repetitivos, involuntarios e inútiles, prestándole atención, concentrando
nuestro foco de atención conciente a ese suceso, transformándonos en “un observador” o
“un testigo silencioso” del mismo, sin juzgar ni condenar al pensamiento, simplemente un
observador. ¿Con qué situación nos enfrentamos?, fíjate, “está el pensamiento y estoy yo
observándolo”, él y yo. Este “yo”, no es el pensamiento, es una nueva dimensión de la
conciencia: es la conciencia observadora, es una presencia consciente y más profunda.
El pensamiento se calma, ¿por qué se calma?, porque no lo alimentamos con más
energía para que se manifieste.

Este es el modo de dejarnos de identificar con los pensamientos, ahora sabemos que
están ellos y estoy “yo”, y los voy a utilizar de acuerdo al código de utilidad
establecido por la naturaleza ignorando a los que emanan de la mente egotista. Este es
el comienzo del fin de los pensamientos involuntarios y compulsivos, y la creación del
espacio necesario para la aparición de los pensamientos racionales, útiles y positivos.

Ahora bien, cuando desaparece el pensamiento, empezamos a experimentar una


sensación de quietud, de paz, que con la práctica cada vez se hará más profunda.
También experimentamos una sutil emanación de gozo, de bienestar. No nos estamos
quedando dormidos, ni nos estamos hipnotizando, ni estamos entrando en ningún trance,
simplemente estamos en presencia de un estado conciente libre de pensamientos.

Dejamos de observar al pensamiento porque lo diluimos, y dirigimos nuestro foco de


atención consciente hacia una forma más pura de conciencia al crear una brecha de
silencio y quietud entre los pensamientos. Estamos conscientes, pero no estamos
pensando. Esto es la meditación, y el éxito de su práctica la medimos de acuerdo al
grado de paz que sentimos interiormente. Cuanto más profundicemos la sensación de
quietud y dejemos atrás al ego, más avanzaremos hacia la conciencia pura: nuestra
esencia, nuestro espíritu.

En definitiva, la mente es un continuo de conciencia. Siempre está presente la


conciencia, desde un estado contaminado o condicionado, más primitivo, a estados
más puros, cuya máxima expresión la encontramos en nuestro ser espiritual. El
pensamiento es una minúscula proporción de la conciencia, por lo tanto, no puede
existir sin ella. En cambio la conciencia existe sin el pensamiento.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Lo interesante es que si canalizamos nuestra atención hacia estados más puros y


actuamos en armonía con la conciencia universal, creamos la oportunidad para que se
genere energía saludable y en consecuencia, salud psíquica y física.

Este tema me interesa porque está vinculado con la salud, ¿qué significa actuar en
armonía con la conciencia universal?, pregunta Roberto.

Miguel responde: excelente pregunta. En últimas ¿qué es la conciencia universal?, sino


un ámbito virtual de potencialidad pura, fuente de energía e información, amor,
creatividad, inteligencia, belleza, felicidad, creadas para traerlas al mundo de las formas.
Entonces fijemos la atención para ir hacia un estado más puro de conciencia con la
intención de experimentar esas formas y cualidades en nuestra situación vital. De esa
manera lograremos equilibrio psíquico y físico.

Si actuamos con los valores propios del ego, es decir, actitudes egoístas, discriminatorias,
hostiles, agraviosas, etc., enfrentaremos una situación de alto riesgo para la aparición de
alteraciones psíquicas y físicas. ¿Por qué?, porque estamos vulnerando los códigos
establecidos por la naturaleza, verdad absoluta de todas las cosas.

En la construcción de salud y felicidad, nuestro propósito y el de la conciencia pura tienen


que coincidir. La decisión es nuestra. O vivimos a predominio de la mente consciente
o a predominio de la mente egotista. Generamos pensamientos con fines prácticos y
útiles o nos sometemos a la esclavitud de pensamientos compulsivos, involuntarios y
banales, propios del ego, que originan perturbaciones emocionales. En esos casos la
energía vital no fluye adecuadamente, mejor drena por canales inapropiados aumentando
el riesgo de que se manifiesten también alteraciones físicas.

Bien, y el cuerpo ¿qué papel tiene?, pregunta Roberto.

Miguel: nada puede experimentarse sin el cuerpo y su función principal es la de


posibilitar que la conciencia universal haga su experiencia en el mundo de las
formas. Que lo invisible se haga visible, que lo inmanifiesto se manifieste. Que un
manojo energético con una determinada frecuencia vibratoria se muestre en forma
sólida, que los sublimes valores de la inteligencia universal se experimenten en la
vida mundana a través de nuestra mente en estado conciente por intermedio de la
actividad cerebral.

El cuerpo humano está perfectamente diseñado para ello, cada célula de nuestro cuerpo
posee intrínsicamente un fragmento de inteligencia específica para que esas funciones se
lleven a cabo sin inconvenientes. Las células saben muy bien lo que es la “nada
inteligente” que las creó con funciones específicas. De hecho, las partículas subatómicas
que componen sus átomos y éstos a su vez sus moléculas, entran y salen
permanentemente de ese vacío de inteligencia pura, ¡cómo no lo van a saber!.

Si estas funciones que están conectadas con los valores profundos de la inteligencia
mayor no se cumplen, el único culpable es el ego, nuestra mente egotista que bloquea
el contacto entre el espíritu y el cuerpo.

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El castigo es la aparición de alteraciones psíquicas: irritación, preocupación, miedo,


aflicción, ansiedad, sufrimiento y otras de mayor complejidad, depresión, adicción. Las
alteraciones psíquicas pueden ir acompañadas con enfermedades físicas (enfermedades
cardiovasculares, artritis reumatoidea, hipertensión, diabetes, accidente cerebro vascular,
cáncer, etc.). Cuando el ego más se aparta del diseño establecido por la naturaleza, más
se obstaculiza la transferencia de energía y cualidades (amor, creatividad, inteligencia,
etc.) desde la inteligencia cósmica hacia cada uno de nosotros, con manifestaciones de
alteración psíquica y riesgo de enfermedad física.

Entonces, ¿la salud de nuestro cuerpo depende mucho más de la mente que de los
agentes externos como por ejemplo virus y bacterias?, pregunta Roberto.

Exactamente, responde Miguel, nuestro sistema defensivo (inmunológico) sabe que


hacer cuando algunos de estos agentes penetra en el organismo. Salvo situaciones
de excepción, si fijamos nuestra atención hacia estados más puros de conciencia lo
fortalecemos, y la posibilidad de contraer enfermedades disminuye. Pero si predominan
los pensamientos y emociones negativas, si predomina la mente egotista, el sistema
inmunológico se debilita y el riesgo de que la enfermedad se apodere de nosotros se
acrecienta.

Cuando nuestra mente consciente genera una intención, nuestro cuerpo encuentra el
camino para adaptarse a lo que uno quiere. En tal sentido, si los pensamientos
positivos y útiles se mantienen en forma constante, en el cerebro se crean redes
neuronales que fortalece todo un mecanismo de fabricación de químicos que influyen en
el sistema inmunológico a favor de la salud. Para que ese mecanismo desaparezca debe
ser reemplazado por otra red que el cerebro tiene que construir a tal efecto. La
construcción de redes neuronales necesita tiempo y repetición, es decir, debemos
adquirir el hábito de mantener los mismos patrones de pensamientos positivos para crear
y preservar el “cableado neuronal” que juegue a favor de la salud.

Y aquí hay algo revelador, no solamente el cerebro gracias a su maleabilidad es


cambiante y dinámico sino hasta un grupo importante de nuestros genes tienen la
capacidad de modificarse y adaptarse a las divergencias de la vida. Esto demuestra
el poder enorme que puede ejercer en nuestras vidas la purificación de la conciencia.

Antes se sostenía que el control lo tenía el ADN, ahora se sabe que lo tiene nuestra
mente cuando la desviamos a estados más puros de conciencia. La actividad
mental por sí misma puede modificar el cerebro y un grupo importante de genes.
Solo necesitamos una actitud positiva ante la vida, ¿no es esto asombroso?.

La mente es insustancial, el cerebro es un órgano físico, sin embargo uno no puede vivir
sin el otro, ¿no es así?, interrumpe Roberto.

Miguel: has hecho una muy buena asociación. En la mente se experimentan los
pensamientos y emociones y el cerebro es el encargado de que se manifiesten
físicamente. Ambos actúan en forma correlacionada e indisolublemente unidos.
Desde el nacimiento, y a partir del mundo que nos rodea, recibimos permanentemente
información de todo tipo, de la más variada. Recibir información, procesarla e interpretarla
son facultades que el ser humano posee.

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Como ya hemos visto, el universo en esencia es energía, pero cada manojo energético
que surca el espacio porta información. Los encargados de transformar esa energía e
información en otra frecuencia para ser procesada, son los sentidos. Nuestros sentidos
son transductores. Un transductor por definición es un dispositivo capaz de transformar o
convertir un determinado tipo de energía de entrada, en otra diferente de salida. Por
ejemplo la luz o energía lumínica, es recibida por el ojo humano para transformarla en
energía eléctrica y de esa forma es conducida al cerebro para que sea procesada e
interpretada por la mente, es decir una energía “en bruto” es transformada en otra
energía más refinada.

La mente interpreta la información que recibe y la codifica. El cerebro entonces es el


encargado de expresar esa energía codificada en pensamientos y emociones. La
mente interpreta y codifica, todas las otras fases son diferentes formas de energía
procesadas por los sentidos y el cerebro.

Perdón, interrumpe Roberto, ¿podemos decir entonces que los sucesos se crean en la
inteligencia mayor del universo, se experimentan en la mente (interpretación) y se
manifiestan en el cuerpo?.

Exacto responde Miguel, por tal motivo decimos siempre que el espíritu, la mente y el
cuerpo constituyen una entidad indisolublemente unida como ya lo expresáramos
anteriormente.

Pero sigamos viendo como la energía nunca se pierde sino que se transforma. Las
emociones a su vez se manifiestan en su faz física como energía eléctrica que se
transforma en energía química con la producción de neurotrasmisores (químicos que
unen a las neuronas entre sí). Éstas a su vez estimulan al sistema endócrino para
producir hormonas que actúan en las células de nuestro cuerpo generando respuestas
físicas: contractura muscular, vasocontricción arterial, aumento de la frecuencia cardíaca,
por poner algunos ejemplos. Del mismo modo estimula o deprime al sistema inmune con
la producción de hormonas que tienen esa finalidad.

En suma un proceso sorprendente y maravilloso de transformación energética es el


encargado de que una palabra (energía acústica), un objeto (para ser visto necesita
de la luz – energía lumínica), la textura de un objeto (energía mecánica), el sabor
(energía química) y el olfato (energía molecular), se conviertan en un pensamiento
agradable o en una emoción violenta, con producción de químicos que jugarán a
favor o en contra de nuestra salud física y psíquica.

Y continúa Miguel. Esta es una somera descripción del mecanismo por el cual la
conciencia universal creó al hombre con el objeto de ver e interpretar los productos de su
creación, o mejor ver e interpretarse a si misma, desde tantos lugares y formas
interpretativas diferentes como seres humanos habitaron, habitan y habitarán en este
mundo.

Ya lo hemos conversado, la conciencia pura sufre un proceso de diferenciación desde lo


atemporal, aespacial e inmanifiesto hacia el mundo de las formas. Se diferencia en cada

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una de ellas. También se diferencia en la mente de cada uno de nosotros en forma de


conciencia con diferentes grados de condicionamiento.

Podríamos decir que la mente en estado egotista es conciencia contaminada, como el


agua de los arroyos al que se le arrojan desperdicios. Ambos se originan puros
(conciencia pura, agua químicamente pura), a ambos los podemos purificar.
Afortunadamente para la especie humana, vivir a predominio de este estado mental e
identificarnos con él, es solo una etapa más de la evolución de la conciencia y algún día
desaparecerá. Pero en la actualidad es la que impera, individual y colectivamente, por tal
motivo surgen las discriminaciones, segregaciones, agravios, violencia y guerras.

Roberto: quisiera seguir hablando sobre los atributos de la mente.

Bien, contesta Miguel, entre ellos se encuentra interpretar la realidad. Ya lo hablamos


pero debido a su importancia podríamos profundizar el tema. Tan importante es que de
acuerdo a como interpretemos la realidad escribimos nuestra historia, decidimos nuestra
vida.

La interpretación de la realidad es producto de nuestra programación mental cuya


estructura a su vez, es consecuencia de nuestras experiencias pasadas, entorno,
educación, relaciones, cultura. Es estrictamente subjetiva. La realidad es siempre lo que
sucede, lo que cambia es la interpretación y reacción que tengamos ante ella.

Nuestra mente está preparada para darle distintos significados a los momentos que
vivimos. De esa manera, podemos interpretar de la mejor forma los sucesos cotidianos y
transformar la energía en bruto en energía codificada que de lugar a pensamientos y
emociones que estén a favor de nuestra psiquis y de nuestro cuerpo. Con energía
saludable se logra estabilidad emocional y cuerpo con salud. Por carácter transitivo se
logra una vida de relación de más alta calidad, no solamente con los seres humanos sino
con la naturaleza toda.

Nuestros cuerpos son energía, los pensamientos son formas de energía y las
enfermedades son patrones distorsionados de energía. Cuando la mente funciona
reforzando la conexión con el ser espiritual logra restablecer el flujo normal de
energía y todo regresa a la normalidad.

Acota Roberto, de esta manera llegamos a la célebre y famosa definición de salud


cuando dice que “es el completo bienestar físico, psíquico y social y no solo la mera
ausencia de enfermedad”.

Así es dice Miguel y agrega, en virtud de estos conocimientos podríamos ampliarla:


“físico, psíquico, espiritual, social y ambiental”, ya que el completo bienestar se logra
también cultivando el ser interior y en un campo ambiental de no contaminación.

Pregunta Roberto, ¿cuál es el modo de actuar para una mejor interpretación de la


información que recibimos del universo y crear una realidad subjetiva que armonice
nuestra psiquis y nuestro cuerpo?.

34 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Miguel; usar la mente de la manera que fue diseñada, es decir, ubicarla en la dimensión a
partir de la cual, sea capaz de generar pensamientos y emociones positivas. La mente es
la que le da sentido a la experiencia mundana. Nacemos en el marco de un contexto
determinado que, en contacto con las relaciones que nos rodean, le vamos dando
significado a nuestras vidas. De ese modo creamos nuestra propia realidad. Los
recuerdos y deseos que surgen de la experiencia constituyen nuestro condicionamiento
kármico. A partir de estos aspectos se van creando los pensamientos y emociones.

Si somos capaces de romper con nuestros condicionamientos a través de una


conducta reflexiva, poniendo el foco en los pensamientos que nos surgen y
analizarlos, observar las emociones cuando aparecen, reconocer la respuesta del
cuerpo ante los estados emotivos y rectificar nuestra conducta cuando sea
necesario, podemos escribir nuestra historia en armonía con los dictados del
universo. Este es el método que abre las puertas para una vida venturosa.

Me gustaría ser reiterativo en un aspecto que quiero que retengas porque según mi
criterio es muy importante, dice Miguel. Nuestras células saben como funciona el
universo, saben lo que es el orden y la disciplina para cumplir con eficiencia su labor.
Nuestros átomos (¿nuestros?) saben lo que es la atemporalidad. Las partículas
subatómicas que los integran salen y entran del vacío inteligente con velocidad
inimaginable. Por eso la conocen. Ese vacío es la conciencia universal, atemporal, y
aespacial. La proyección de la conciencia universal focalizada en nuestra mente sabe
perfectamente lo que es el amor, la creatividad, la belleza y quietud.

Si nuestro cuerpo es conocedor de su inteligencia y nuestra mente conciente sabe cuales


son sus cualidades, ¿por qué nos alteramos psíquicamente?, ¿por qué nos enfermamos?.
No me voy a cansar de repetirlo, el problema está en nuestra mente egotista, en nuestra
conciencia condicionada, abarrotada de pensamientos y emociones que producen daño.
Este es el lado negativo del funcionamiento de la mente, o mejor, disfuncionamiento.

La buena noticia es que la mente está diseñada para corregir su disfunción. Existen
modos para ir modificando nuestra conciencia hacia estados más profundos, menos
primitivos, e ir recuperando la pureza de sus atributos. Depende de cada uno de nosotros,
de nuestra exclusiva responsabilidad, del conocimiento que tengamos de estos temas, de
canalizar la atención hacia formas más puras de conciencia y de tener la intención de
experimentarlas, para tal fin debemos estar motivados.

A esta altura me gustaría que conversemos sobre el enfoque que le dan las ciencias que
estudian la mente: la psicología, la psiquiatría ¿puede ser?, dice Roberto.

Miguel: muy buena tu inquietud. Las enseñanzas espirituales, especialmente se refieren a


los fenómenos que trascienden la mente humana y los han podido explicar mejor gracias,
sobre todo, al avance de la física cuántica.

La espiritualidad y la ciencia desde sus comienzos transitaron por carriles separados. En


la actualidad, la brecha se ha acortado muchísimo y particularmente creo que es
consecuencia del fenomenal avance de esta última. La espiritualidad es milenaria y la
expansión que muestra en la actualidad es debido a la necesidad de las personas de
encontrarse con experiencias espirituales.

35 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Ambas deben trabajar juntas en la transmisión de los conocimientos y en la aplicación


práctica de los mismos, no deben ni pueden estar separadas, tienen que
complementarse, pero lo cierto es que en la actualidad, la inmensa mayoría de las
personas capacitadas las orientan en forma independiente.

La ciencia nos dice que la mente es el nombre que se le asigna a la capacidad humana
para experimentar habilidades cognitivas como por ejemplo, crear pensamientos,
emociones, imaginar, crear voluntad. Abarca también otras funciones no intelectuales
como las afectivas, e incluye la facultad de interpretar los estímulos sensoriales que llegan
al cerebro, entendiendo a este órgano, como un instrumento biológico mediante el cual el
ser humano puede poner de manifiesto los atributos de la mente. La mente de cada ser
humano es en realidad, una infinitesimal porción de la conciencia universal
condicionada por los recuerdos y la experiencia. No es materia, es insustancial, aunque
las experiencias cognitivas se manifiestan a través de vibraciones energéticas. El
pensamiento es energía, las emociones son energía.

En la mente se manifiestan dos tipos de procesos: los conscientes y los inconscientes.


En los conscientes se presentan un conjunto de vivencias que el sujeto puede dar cuenta
a través de la percepción. De esta manera siente, piensa y obra con conocimiento de
sus actos y de sus repercusiones.

Los inconscientes son procesos mentales que no necesitan depender de la consciencia,


ya sea porque no son relevantes o porque el organismo es capaz de atender a sucesos
en forma automática, no pensados. Es el concepto clave de la teoría psicoanalítica, a
partir de la cual, basa su estudio y terapéutica. La consciencia no tiene acceso a este
ámbito pero se le revela en una serie de formaciones como por ejemplo los sueños, los
actos fallidos, los síntomas, etc.

El consciente es el sitio donde tiene lugar el razonamiento y el pensamiento. Analiza


información y datos, y los almacena en el inconsciente, aunque mucha información pasa
directamente al inconsciente sin la participación de la consciencia.

El consciente se desarrolla como resultado de la experiencia, mientras que la mente


inconsciente no piensa, no razona, no delibera y por lo tanto puede almacenar datos
reales como irreales. En ella se reciben y archivan impresiones sensoriales,
pensamientos, y emociones, pero lo realmente importante radica en el hecho de que
podemos incorporarle voluntariamente informaciones que apunten a desarrollar
nuestro potencial humano.

Interrumpe Roberto, ¿el concepto inconsciente de la psicología no suena a una parte del
alma circunscrita de las enseñanzas espirituales?. Lo digo por el almacenamiento de los
recuerdos, de los pensamientos y emociones, y otras cualidades.

Miguel: si lo interpretamos de esa manera el inconsciente no formaría parte de la mente


sino de un cuerpo que la ayurveda (ciencia de la vida) llama “cuerpo causal” e involucra al
alma y al espíritu, para diferenciarlo del “cuerpo sutil” donde se aloja la mente, y del
“cuerpo físico” que refiere al cuerpo del ser humano.

36 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

De todas formas lo más importante no son las denominaciones sino la fiel


interpretación que tanto el cuerpo, como la mente y nuestro ser espiritual son en
realidad un continuo de conciencia. Ese es el plan de la naturaleza, ir desdoblando
la conciencia en el mundo de las formas, y en este punto como en tantos otros, la
espiritualidad y las ciencias tienen que ponerse de acuerdo para evitar muchas
dudas y confusiones entre los que tenemos la intención de profundizar estos
conocimientos.

La mayor parte de nuestros pensamientos y emociones derivan de la “base de datos” que


existe en el inconsciente. El problema es que en un elevadísimo porcentaje, son
pensamientos y emociones negativas que de una u otra forma influyen en nuestra psiquis
y en nuestro cuerpo físico. Son las creadas por la mente en estado egotista que nos
gobierna gran parte del día.

La muy buena noticia es que si cambiamos el patrón de pensamientos, ideas y creencias


hacia una visión positiva, y la mantenemos en nuestra mente consciente en forma
constante y dominante, se irán almacenando de ese modo en el inconsciente, para
luego ser materializados como realidad física.

De acuerdo a los pensamientos que tengamos, procederemos en la vida. El ser


humano es literalmente lo que piensa en el mundo de las formas.

¿Entonces podemos modificar voluntariamente el contenido del inconsciente?, pregunta


Roberto.

Miguel: exacto, solo se necesita tiempo y repetición del mismo patrón de


pensamiento. Es decir, del hábito de hacerlo a partir de una intención de cambio.

Según algunas experiencias, se comprobó que la persona promedio habla consigo mismo
14 horas por día y ese diálogo interno es el que programa la mente. Se verificó también
que el 80% de ese diálogo interno es negativo y pesimista, es decir, egótico. En la
mayoría de los casos no nos damos cuenta de que nos estamos causando un auto
sabotaje.

Al incorporar en el diálogo interno pensamientos positivos, utilizando la mente en


estado consciente, podemos cambiar nuestra realidad. Pero recuerda, es muy
importante que el pensamiento dominante se repita diariamente para que se fije en
el inconsciente y vaya reemplazando a los pensamientos negativos almacenados en
el curso de nuestras vidas.

Pregunta Roberto, fijar un pensamiento dominante y repetitivo con el objeto de prevenir


una enfermedad, ¿es realmente efectivo?.

Miguel: ¿qué es el pensamiento?. Es el modo que tenemos de registrar y procesar


nuestra experiencia. Es propio de la condición humana y crea nuestra vivencia de la

37 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

salud, de la riqueza, y de todos los detalles de nuestro mundo. Así de poderoso es, no
solo podemos prevenir algunas enfermedades crónicas mediante cambios en la actitud,
dieta y conducta, sino también activar una respuesta curativa.

A partir de pensamientos dirigidos a “estar bien”, nacen también emociones positivas, y


con ellas, la producción de sustancias químicas. De acuerdo con Chopra, el cuerpo
humano es capaz de fabricar una enorme cantidad de fármacos o medicamentos
naturales, como por ejemplo, tranquilizantes, somníferos, inmunomoduladores,
antihipertensivos, etc., con capacidad para prevenir y en algunos casos curar
enfermedades, y agrega, los sintetiza en la dosis adecuada, en el momento adecuado y
para el órgano adecuado, además, no tienen efectos secundarios.

¿Quieres que avancemos más?, continúa Miguel. Deepak Chopra también nos dice que
en la actualidad se conoce que no solo podemos prevenir una serie de enfermedades y
activar respuestas curativas con el pensamiento, sino que también es posible mantener
equilibrada la biología de nuestro cuerpo. Es posible mantener una interacción exquisita y
armoniosa entre los elementos y las fuerzas de este sistema que llamamos cuerpo-mente-
espíritu durante un largo período de tiempo. Es decir el pensamiento tiene el poder de
retardar el envejecimiento y hasta hacerlo reversible. Podemos llegar a morir por la
vejez, no por las enfermedades de la vejez.

Y agrega, algunos psicólogos coinciden que una persona tiene promedio unos 60.000
pensamientos por día. Esto no es asombroso, lo sorprendente es que un 95% de los
pensamientos que esa persona tiene en un día, son los que tuvo el día anterior
(pensamientos repetitivos e involuntarios). Si son pensamientos negativos y repetitivos,
seguramente van acompañados con emociones negativas reiteradas y en consecuencia,
por químicos que recorren el cuerpo más intensamente. No puede extrañarnos
entonces, que se manifieste una enfermedad.

Este mecanismo se convierte en un fenómeno predecible: alteración psíquica y física y en


casos más dramáticos hasta la muerte. Por ejemplo, recientes estudios indican que más
del 50% de muertes prematuras por complicaciones cardiovasculares sin la presencia de
factores de riesgo como el tabaco, colesterol alto, hipertensión, etc., se deben a que el
primer desencadenante es la insatisfacción laboral, el tedio al trabajo que diariamente
acompañó a los afectados. Es muy común observar que nos hemos convertido en
víctimas de nuestros recuerdos que evocamos una y otra vez. Podemos decir que la
queja de hoy es el remanente de la que tuvimos ayer.

¿Cómo cambiamos los fenómenos bioquímicos y fisiológicos que se producen en el


cuerpo a favor de la salud?, pregunta Roberto.

Miguel: Si la fisiología del cuerpo deriva de la producción de energía y de sustancias


químicas, y éstos a su vez de pensamientos y emociones que surgen de la interpretación
que le damos a nuestras experiencias, cambiando el modo de interpretar las cosas, y por
lo tanto, los patrones de pensamientos y conducta, vamos a influir decididamente en
nuestros cuerpos. Esta es la clave para disparar una respuesta preventiva o curativa.

Si nuestros cuerpos poseen átomos que son sustituidos en un 98% anualmente,


quiere decir que en un año tenemos un cuerpo nuevo, ¿por qué continuamos
teniendo artritis, arterias bloqueadas, etc.?. La respuesta la encontramos en el

38 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

condicionamiento que generamos. Los mismos impulsos de energía e información,


los mismos pensamientos, sentimientos, emociones e ideas, las mismas
conductas, hábitos en la dieta, la misma interpretación del mundo, nos lleva a que
mantengamos la misma alteración física a pesar de que en un año somos un cuerpo
nuevo.

Debemos seguir a un precepto ayurvédico que dice: “utiliza los recuerdos, pero no
permitas que los recuerdos te utilicen”. ¿Qué quiere decir?. Está muy claro que hay que
utilizarlos, sino no sabríamos como hacer nuestra tarea diaria por ejemplo. Pero cuando
uno percibe que los recuerdos nos utilizan y nos sentimos irritados, preocupados,
afligidos, nos convertimos en una víctima en vez de beneficiarnos de ellos. Es la
diferencia entre la esclavitud y la libertad que la rememoración puede ocasionar.

Los pensamientos, las ideas, las emociones no se pueden ver. No se pueden investigar
en un tubo de ensayo, no se pueden observar al microscopio, pero han sido las
precursoras de la enfermedad, de la muerte, de la devastación, de la guerra, aunque
también son mensajeras de la curación.

La importancia de los pensamientos radica en el hecho de que tienen un gran poder, no


solo actúan sobre la salud, sino también en todos los actos de nuestra vida, en nuestra
actividad, en la vida de relaciones, para satisfacer nuestras necesidades, etc.

Ya vimos que la mayoría de los pensamientos son involuntarios, automáticos y repetitivos,


y no cumplen ningún propósito real. Simplemente es algo que nos sucede, como sucede
la digestión y la circulación de la sangre. Si no reparamos en ello, estamos a merced de
nuestros pensamientos y son los que dominarán en el escenario de nuestras vidas.

Como la mente está condicionada por los recuerdos y el pasado, nos empujan a revivir
nuestra historia una y otra vez. Esta es la forma mediante la cual nos identificamos con
nuestros pensamientos, con nuestro pasado (mi pensamiento, mi pasado), ergo mi mente.
En los momentos que logramos desidentificarnos aflora la creatividad, el amor, la
compasión, es decir, las cualidades propias de la conciencia universal.

Esa es la clave, desidentificarnos de nuestros pensamientos inútiles, banales. Utilizar a


los pensamientos con fines elevados y no dejar que nos dominen porque creemos que
“yo” y los pensamientos es lo mismo.

Debemos crear pensamientos positivos porque podemos hacerlo utilizando la mente en


estado consciente y dejar de lado la mente en estado egotista. Debemos aprender a vivir
a predominio de estados más puro de conciencia.

Todo esto es muy lindo pero ¿cómo hacemos para cambiar los pensamientos repetitivos
e inútiles que nos acompañaron durante gran parte de nuestras vidas por otros que sean
positivos y útiles para cambiar el rumbo de nuestras vidas?, pregunta Roberto.

Miguel: si estamos hablando de los hechos regulares y cotidianos exentos de situaciones


dramáticas, decimos que vivimos la realidad diaria. Y los hechos suceden, pero lo
importante no es el acontecimiento real en sí, sino la actitud que tomemos frente a él. Por
tal motivo, si no nos gusta lo que nos está sucediendo debemos cambiar la interpretación
de la información que recibimos, y la forma de hacerlo es viendo, preguntando,

39 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

escuchando y confiando en nuestra potencialidad. Asimismo debemos alimentar el


criterio, agudizar el sentido común y generar nuevos pensamientos.

Pero no solamente cambiando el pensamiento encontramos la respuesta. Los cambios


que queremos experimentar tienen mucho que ver con lo que pensamos, pero también
con la forma de actuar en virtud de esos pensamientos.

De acuerdo con Camilo Cruz, el poder de la mente no reside en el hecho de tomar una
actitud positiva ante una situación y esperar el resultado que deseamos. Dicho de otro
modo, una actitud positiva no permite que suceda cualquier cosa, pero sí amplía el
abanico de posibilidades para enfrentar mejor los retos porque aumenta el potencial para
un mejor resultado. Prepara un esquema mental con fortaleza para enfrentar el problema.
Luego viene la acción, y el pensamiento precede a la acción, si ambos están en sintonía,
en sentido positivo, se incrementarán notoriamente las probabilidades de que nuestras
intenciones se materialicen.

Dicho autor cita a Napoleón Hill quien decía: “para plantar en la mente la semilla original
de una idea, debemos introducirla en nuestro inconsciente mediante la repetición del
pensamiento. Pero ello no es suficiente, debe ser seguida por la acción”. El
pensamiento ayudará a crear las oportunidades para que se materialice nuestra intención,
pero si no actuamos, éstas pasarán de largo.

Muchos le atribuyen a las circunstancias que nos rodean los problemas que tenemos,
pero no tienen tanta importancia. De acuerdo con Wayne Dyer, solo revelan el modo que
hemos decidido vivir. Existen muchas personas que, ante las mismas circunstancias de
pobreza, unas decidieron vivir con dignidad y progresaron en sus vidas, otras en cambio,
sucumbieron “al encanto” del subsidio estatal y jamás salieron de su estado. La
circunstancia solo puso de manifiesto sus formas de pensar.

Pero reparemos en algo importante, continúa Miguel. Los cambios no pueden ser
forzados, eso es tan equivocado como querer que una persona cambie por medio de la
fuerza física. La motivación fluye naturalmente de nuestro ser interior y es algo individual,
para ello debemos crear espacios de calma que sean los que dominen la estructura
mental, y alejarnos de los pensamientos repetitivos, involuntarios e inútiles.

Acostumbrarse a los pensamientos positivos constituye una suerte de gimnasia mental


que abre el camino a hábitos de optimismo, fe, confianza, creatividad, vitalidad. De ese
modo estamos en congruencia con nuestro ser más profundo que generará energía de
más alta calidad, la energía necesaria para un buen estado de salud psíquico y físico,
como así también, para conseguir éxito en las tareas que emprendamos.

Siguiendo a Camilo Cruz, en la física para cada causa hay un efecto y para cada acción
hay una reacción. Estos principios se aplican a cualquier área de la vida. La salud, las
relaciones, las finanzas son efectos que responden a causas específicas. Esas causas
pueden ser creadas por el pensamiento. Quiero salud pienso en como obtenerla, quiero
buenas relaciones o un mejor estado financiero, debo visualizar el modo de conseguirlo.
Cambiando la forma de pensar, cambia la vida. Pensar es la primera condición, luego
actuar en la misma dirección.

¿Por qué dice visualizar?, fíjate en una cosa, cuando pensamos lo hacemos con
imágenes o símbolos, así funciona la mente. Y las acciones y sucesos externos que

40 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

experimentamos son solo la manifestación física de las imágenes mentales que


consistentemente mantenemos en nuestra mente. Tenemos que crear la imagen de lo
que queremos conseguir (buena salud, buen resultado financiero, éxito en nuestra
actividad, etc.). Examinemos las razones que originan esos resultados, mantengamos la
imagen, el pensamiento, consistentemente en nuestra mente, que sea la que domine la
escena y luego actuemos en forma armónica y congruente. Me gustó el decir de un autor:
“pruebe esta experiencia, no se imagina lo que puede conseguir, total, es gratis”.

¿Y si seguimos con el mismo patrón de conducta?, interroga Roberto, porque cambiar no


es fácil, debemos romper con viejos hábitos, con viejas costumbres, y ello implica salir de
una situación de comodidad.

Miguel: sí, es cierto, pero no pretendas nuevos resultados haciendo siempre lo mismo. Lo
cierto es que dependerás mucho más de tu inconsciente con el riesgo que ello implica.
Como dijimos, en el inconsciente se almacenan datos que pueden jugar en contra de
tus deseos. Con el mismo patrón de conducta no vas a dejar de experimentar diversos
grados de sufrimiento. El sufrimiento siempre es el efecto de los pensamientos
equivocados en alguna dirección, es indicador de que el individuo está fuera de armonía
consigo mismo, con su ser interior.

La paz y la felicidad solo es posible en el marco de la armonía entre la manera de pensar


y su espacio interior, el sufrimiento es el producto de los pensamientos negativos que
desarmonizan con los dictados de la naturaleza. Una persona es feliz y saludable cuando
entiende que la felicidad y la salud es el resultado de la armonía entre su mundo interno y
lo externo.

Tenemos que llevar al inconsciente las ideas, imágenes, deseos y pensamientos del
resultado que queremos conseguir y alimentarlos permanentemente. Si lo abonamos con
pensamientos y emociones negativas el resultado no será el esperado. A la mente hay
que programarla con toda aquella información que ayude a la máxima utilización del
potencial que tenemos.

En el campo de la informática si programamos nuestra computadora con buenos


elementos obtendremos resultados satisfactorios, si la programamos con basura
obtendremos basura. Pero no basta con programar hay que también pasar a la acción, y
esa acción debe tener como sustento una correcta programación.

Continuemos con los conceptos de Cruz. Ten presente que la naturaleza nos dotó
también del control absoluto de lo que queremos que quede o se disipe para convertirnos
en los constructores de nuestro destino. El inconsciente traducirá en algo real y positivo el
pensamiento regido por el miedo, y el resultado será una respuesta temerosa y
paralizante. Pero también tomará como real y positivo al pensamiento cargado de valor y
fe, y el resultado será el deseado.

Además agreguemos otro dato de suma importancia. Lo que incorporemos como


pensamiento positivo no debe ser solamente con una imagen o una palabra, sino estar
convencidos del significado de esa imagen o palabra. El pensamiento debe ser sentido,
con convicción y fe, esos sentimientos son los que captará el inconsciente.

¿Te das cuenta como funciona la mente con sus pensamientos?. ¿Cómo puede ser
nuestra principal amiga y aliada o nuestra más terrible enemiga?, continúa Miguel.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

La mente debe ser utilizada para tareas específicas, para las cosas prácticas, luego hay
que dejarla de lado. Mal usada (pensamientos inútiles, emociones negativas, reacciones
indebidas) desperdicia en gran parte energía vital. Cuando predominan los pensamientos
compulsivos, involuntarios, repetitivos y banales, la mente en estado egotista es la que
gobierna y esclaviza al ser humano. En la actualidad, esta situación se experimenta en
casi la totalidad de las personas y como dijimos, representa una etapa más en la
evolución de la conciencia que anida en cada uno de nosotros.

Roberto: quisiera conocer el mecanismo por el cual el pensamiento se transforma en una


acción que tenga fines prácticos. ¿Puede ser?.

Miguel: claro que sí. Vamos a elegir un pensamiento cualquiera, por ejemplo, “voy a
estudiar biología porque es la ciencia que me gusta”. ¿De dónde salió el pensamiento?,
porque en algún lugar debe haber estado antes de experimentarlo en la mente.

Todas las formas antes de expresarse como tal, se encuentran en un campo de infinitas
posibilidades, en un campo de potencial puro: la conciencia universal. Los pensamientos,
cuando se experimentan, también se transforman en formas que surgen de ese mismo
campo de información holística, una suerte de base de datos colectiva y universal. Del
mismo modo, la imaginación, la comprensión, la intuición, los significados, las intenciones,
los propósitos, la creatividad, etc.

Chopra argumenta que estos atributos organizan su actividad a través del cerebro, pero
no habitan en él, no tienen nada que ver con él. Son cualidades del ámbito no circunscrito
que están más allá del fenómeno espacio-tiempo. Son cualidades de la conciencia
universal.

Desde el medio ambiente recibimos información a través de los sentidos que llegan a
nuestro cerebro. La información puede ser receptada desde el plano consciente o desde
el inconsciente, y allí se almacenan. Si llegan desde el plano consciente, esa información
se procesó, se racionalizó, se programó y por lo tanto, es una información de mayor
calidad. Pero a nivel consciente solo se pueden captar unos 2.300 Bits (unidades de
información) por segundo.

Si la recepción se materializa sin la participación del consciente, es una información no


cuestionada, no racionalizada, es una información no programada y se almacena algo que
puede ser verdadero o falso. Por tal motivo, cuando predomina la acción del inconsciente,
a veces hacemos cosas que nuestro consciente no está de acuerdo. El inconsciente tiene
un rango de frecuencias mucho mayor que el consciente y puede captar 400.000 millones
de Bits por segundo.

Como se verá el inconsciente tiene un nivel de percepción y captación de gran magnitud


comparada con el consciente. Las empresas de publicidad lo conocen muy bien, por eso
envían mensajes subliminales para que sean captados por nuestra mente sin ser
procesados, e inducir a compras sin el consentimiento del consciente. Por ello muchas
veces adquirimos cosas que luego descartamos.

De esta manera las informaciones van moldeando la mente y generando los propios
pensamientos. Cuando el pensamiento gana nuestra mente podemos decir que es “mío”,
porque es “mi” cerebro el que lo transmutará a una realidad física. Los pensamientos, las

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

creencias, las ideas que se “introducen” en la mente y se almacenan, van configurando el


proceso kármico (experiencias y recuerdos individuales), y determinarán la forma de ser
de cada uno.

Cuando tenemos una intención, la información que estaba en el inconsciente, se expresa


en el plano consciente a través de la actividad cerebral y posteriormente esa intención se
cumple a través de la acción. Así transformamos una información (la biología es una
ciencia) en pensamiento (pienso estudiar biología porque es lo que más me gusta), y el
pensamiento da paso a la acción: estudio biología. Ese es el funcionamiento.

El resultado de nuestra intención puede no ser el deseado si actuamos impulsivamente,


con información almacenada en el inconsciente sin la debida racionalización. Pero si
programamos nuestra mente para que se almacenen pensamientos positivos, las
posibilidades de obtener resultados exitosos a partir de nuestras intenciones se amplifican
considerablemente. Así escribimos la historia de nuestras vidas. Lo fascinante es que
podemos reeditar la obra y cambiar nuestro destino.

En la mente, además del pensamiento también experimentamos las emociones. ¿Qué


son, cómo se originan, cómo se manifiestan?, pregunta Roberto.

Miguel: de acuerdo con Eckhart Toller, la emoción es la reacción del cuerpo a su mente y
se manifiesta mediante sustancias bioquímicas que influyen en el organismo.
Psicológicamente alteran la atención y modifican conductas (ira, agresión, etc.) mientras
que desde el punto de vista fisiológico dan origen a neurotransmisores que influyen sobre
el sistema inmune, endócrino y el sistema nervioso autónomo.

Perdón, interrumpe Roberto. Antes de continuar y para no olvidarme porque se me acaba


de ocurrir. Si necesitamos de la mente para experimentar los pensamientos y las
emociones, y el ego también está en la mente, ¿los pensamientos y emociones le
pertenecen al ego?.

Miguel: no necesariamente, se convierten en ego cuando nos identificamos con ellos. La


mente egótica funciona cuando creemos que los pensamientos, las emociones y nosotros,
somos lo mismo. Si las observamos como características que surgen en nosotros pero
que no son nosotros, dejan de pertenecer al ego. Esto que parece un juego de palabras
significa en realidad ¡una gran liberación!. Dejan de torturarnos.

Roberto: ¿y los sentimientos, que son?.

Miguel: también son emociones relacionadas con lo sentido o imaginado como bueno o
malo. El más importante es el amor. Pero hay que distinguir entre el amor como
sentimiento y el amor como virtud. Este último es de mayor categoría, es el amor sin
opuesto (odio), es el amor emanado de la conciencia universal.

Pero volvamos con las emociones, continúa Miguel. La inteligencia que opera en cada
una de nuestras células y organiza sus funciones, que es una infinitésima parte de la
inteligencia universal, reacciona de distintas maneras ante las emociones. Por tal
motivo, las emociones juegan un rol de gran trascendencia para nuestra salud psíquica y
física y voy a tratar de de ser lo más claro posible por la importancia que tienen para
nuestras vidas.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Daniel Goleman, en su libro “Inteligencia emocional”, describe muy bien la anatomía


donde tienen lugar las emociones, y nos dice que la región más primitiva del cerebro, la
que se formó en primer término, es el tallo encefálico, que se halla en la parte superior de
la médula espinal. La inteligencia universal le otorgó al tallo encefálico la propiedad de
regular las funciones vitales básicas como por ejemplo la respiración y movimientos
automáticos, es decir, el funcionamiento del cuerpo y el aseguramiento de la
supervivencia del individuo. Fue necesario crear inicialmente esta estructura cerebral para
experimentar las emociones primitivas que preparaban al individuo para luchar o huir.

Desde esta zona se fueron desarrollando otros centros cerebrales en un proceso evolutivo
de millones de años hasta formar el cerebro pensante o corteza. El hecho de que el
cerebro emocional sea muy anterior al racional y que éste sea una derivación de
aquél, revela con claridad la influencia de las emociones sobre el pensamiento y las
relaciones existentes entre ambos.

Lo más primitivo de nuestra vida emocional es el sentido del olfato. En los primeros años
de vida de la humanidad, el olfato era clave para la supervivencia ya que los alimentos,
los venenos, la pareja sexual, etc. están compuestos por complejos moleculares que dan
origen a diferentes olores que los identifica. Más adelante aparecieron nuevas estructuras
cerebrales que rodearon al tallo encefálico a modo de una rosquilla a las que se las
denominó sistema límbico. Con ellas apareció un nuevo repertorio emocional. Cuando
estamos atrapados por el deseo o la rabia, cuando el amor nos enloquece o el miedo nos
hace retroceder, el sistema límbico es el que se pone en funcionamiento.

Posteriormente aparecieron el aprendizaje y la memoria que permitieron ir más allá de las


reacciones automáticas en el proceso de adaptación a las exigencias del medio
favoreciendo tomas de decisiones más inteligentes para la supervivencia. Por ejemplo si
un determinado alimento producía enfermedad, recordar este acontecimiento evitaba
ingerirlo en otras oportunidades.

La próxima etapa en la evolución cerebral dio paso al neocórtex (la capa más superficial
de la corteza) y con ella al cerebro pensante. En esta zona se procesan los datos
registrados por los sentidos, donde se reflexiona sobre los sentimientos, donde se
experimentan las ideas, símbolos, imágenes. De esta manera se avanzó notablemente en
la supervivencia del ser humano.

La posibilidad de experimentar el aprendizaje, la memoria, y por ende las correcciones


que tengamos que hacer para evitar los riesgos que atenten contra la supervivencia, es
posible a las innumerables conexiones neuronales que existen entre el sistema límbico
(lugar de las emociones) y el neocórtex (lugar de los pensamientos). Tengamos en cuenta
que cuanto mayor es el número de esas conexiones mayor es también la variedad de las
respuestas.

Pero los centros superiores del cerebro no gobiernan la totalidad de la vida emocional,
hay algunas, como las emociones violentas o situaciones emocionales críticas, que
prevalece el cerebro primitivo, más exactamente la zona límbica. En estos casos, la
emoción precede al pensamiento. Cuando experimentamos una emoción violenta, por
ejemplo cuando “perdemos el control de uno mismo”, un centro del sistema límbico, la
amígdala, interviene y desencadena una reacción sin que el cerebro pensante tenga la
posibilidad de darse cuenta de lo que está ocurriendo.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

La amígdala es la que actúa cuando aparece la bronca, el temor, es decir, es un centinela


de todo aquello que pueda herir o poner en riesgo al individuo y pone en funcionamiento
las redes neuronales para que se enteren todas las regiones del cerebro. En tal sentido,
es la encargada de activar la secreción de adrenalina y noradrenalina, hormonas que
aceleran la frecuencia cardíaca, producen contractura muscular, aumentan el ritmo
respiratorio, entre otras funciones.

Las reacciones instintivas también preceden al pensamiento, son las emociones


primordiales y en algunas situaciones los seres humanos las experimentamos de la
misma manera que los animales, por ejemplo, la huida ante una amenaza a la
supervivencia. Es una respuesta directa del cuerpo frente a una situación externa.

En cambio una emoción superior es la respuesta del cuerpo a un pensamiento.


Cuando la consciencia le gana a la emoción, estamos en presencia de un estado
evolutivo.

La primera estación por la que pasan las informaciones sensoriales visuales y acústicas
es el tálamo, luego pueden dirigirse al neocórtex o a la amígdala. La vía que llega al
neocórtex (cerebro pensante) es un circuito neuronal más complejo, por tal motivo la
amígdala puede responder antes. Esto aclara el gran poder de las emociones cuando
desbordan a la razón, siguiendo un circuito neuronal menos complejo y más primitivo.
Como los impulsos llegan también al neocórtex explica el análisis reflexivo, pero tardío, de
una reacción emotiva.

Cuando la información llega antes al noecórtex, las señales se procesan e interpretan y


luego son dirigidas al sistema límbico, y de allí las vías eferentes irradian las respuestas
apropiadas al resto del cuerpo. Esta es la forma como funciona la mayor parte del
tiempo. Pero cuando la amígdala actúa antes, la respuesta es no pensada.

Como vimos, razones anatómicas explican que el sistema emocional puede actuar
independientemente del neocórtex. Por tal motivo, existen ciertas reacciones y recuerdos
emocionales que tienen lugar sin la menor participación cognitiva consciente. La
amígdala, al experimentar recuerdos, puede activarlos y originar respuestas sin que nos
demos cuenta del motivo por el que lo hacemos, porque el atajo que va del tálamo a la
amígdala deja completamente de lado al neocórtex.

Pero estas son las referencias anatómicas mediante las cuales se experimenta la
reacción, la verdadera naturaleza del acto nos revela que es producto de emociones
almacenadas en el inconsciente las que se activan y gobiernan la situación. De ese
modo el cuadro emocional le gana al pensamiento racional y se transforma en un
acto más primitivo.

Literalmente tenemos dos mentes, una mente que piensa y otra que siente, y estas dos
formas de conocimiento interactúan para construir nuestra vida mental. La mayor parte del
tiempo ambas operan en estrecha colaboración para guiarnos adecuadamente a través
del mundo. Habitualmente existe un equilibrio entre las dos, trabajan coordinadamente
porque los sentimientos son esenciales para el pensamiento y viceversa.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Pero cuando nos exaltamos, cuando aparecen las pasiones, el equilibrio se rompe y
prevalece la mente emocional. Allí surge el poder de la emoción en nuestra vida mental, y
de esas reacciones nos damos cuenta cuando la exaltación desaparece. Nos damos
cuenta de su poder también, cuando necesitamos pensar con claridad o tomar decisiones
inteligentes y estamos emocionalmente perturbados. En esos casos no podemos pensar
bien. Es así como el cerebro emocional se halla tan implicado en el razonamiento como el
cerebro pensante.

Tomemos como ejemplo una persona que haya tenido un encuentro áspero con otra que
le ocasiona un estado de irritabilidad durante unas horas. Al cabo de un rato se comunica
con una tercera persona con tono desagradable como consecuencia de su estado
emocional. Su reacción es inconsciente y responde a la situación anterior. Solamente
toma consciencia de ello cuando su corteza cerebral (cerebro pensante) lo registra, no
antes. En ese instante puede evaluar las cosas de un nuevo modo y transformar su
estado de ánimo para poder controlar sus emociones, condición fundamental para lograr
equilibrio mental.

Interrumpe Roberto, cuando la mente pensante controla a la emocional esta bien, pero
cuando las emociones desbordan al pensamiento y gobiernan la situación estamos
actuando irracionalmente, ¿qué podemos hacer para evitar esto?.

Miguel: decíamos que existen emociones instintivas necesarias para la supervivencia, son
las que nos preparan para luchar o huir ante el peligro y no requieren intervención
consciente. Mencionábamos también que las emociones violentas o desbordes
emocionales actúan sin la presencia del consciente pero que pueden ser controladas, o
mejor, deben ser controladas. ¿Por qué pueden ser controladas?, porque están
almacenadas en el inconsciente y como vimos éste puede ser modificado
voluntariamente. ¿Cómo?. Ir hacia estados más expandidos de consciencia y modificar
los patrones de pensamientos en forma repetitiva y constante para almacenar en el
inconsciente una nueva programación. Será mucho más fácil controlar la emoción en el
mismo instante que aparecen.

Para ello existen técnicas de programación mental que pueden ser eficaces como
así también métodos terapéuticos que se aplican en el campo de la psicología. Pero
el gran actor para lograr el objetivo es nuestra mente en estado consciente que
tiene la propiedad de llevarnos a estados más puros de conciencia. En este ámbito
anida toda nuestra potencialidad con capacidad para producir las modificaciones
necesarias. Ser testigos de la emoción cuando aparece es un recurso eficaz para
diluirla y la meditación es la mejor herramienta para la transformación. La
conciencia del ser humano es la auténtica guía en nuestras vidas del mismo modo
que la conciencia universal es la que ordena el cosmos.

De este modo, cuando actúen los estímulos externos y desde el tálamo lleguen a la
amígdala sin intervención del neocórtex, la reacción será mucho más controlada y el
resultado se pondrá de manifiesto en una mejor calidad de vida.

¿En qué dirección debemos dirigir los pensamientos para cambiar viejos patrones y
desarrollar nuevas capacidades que conduzcan al control de las emociones?, pregunta
Roberto.

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Miguel: todos tenemos un gran potencial para el desarrollo de habilidades que nos
conduzcan al control emocional. En primer término, debemos expandir nuestra conciencia
para encontrar la motivación necesaria. Nada se puede conseguir sin el deseo,
motivación o voluntad para alcanzar lo que nos hemos propuesto. Pero tomemos algunos
ejemplos para aplicarlos en la vida diaria. Es muy común que si algo no nos sale como
queremos nos apartamos enseguida de lo que deseamos conseguir, el mejor consejo es
perseverar, muchas cosas podemos lograr de esa manera, entre ellas, el control de
nuestras emociones. Ser conscientes de los impulsos cuando aparecen y controlarlos,
del mismo modo cuando se hacen presentes las angustias, los malos estados de ánimo,
es decir, las emociones negativas. Al ser el hombre un ser social, otra habilidad a
desarrollar es el fortalecimiento de las relaciones sociales y por lo tanto, es una
práctica que debe estar siempre en nuestra agenda. Anatómicamente el cerebro está
preparado para cambiar viejos patrones de pensamientos y desplegar estas capacidades
debido a la interrelación existente entre el neocórtex y la amígdala.

Existen claras evidencias de que las personas que han desarrollado adecuadamente las
habilidades para dominar sus emociones son más exitosas, suelen sentirse más
satisfechas, son más eficaces y por el contrario, las que no pueden controlar su vida
emocional, por más inteligentes racionales que sean, se debaten en constantes luchas
internas que perjudican sus tareas y no pueden pensar con claridad suficiente. Con el
mismo rango de capacidades intelectuales, las aptitudes emocionales son las que
establecen las diferencias.

Las emociones no controladas son destructivas, tanto para el individuo como para las
sociedades. Siguiendo a Goleman, las normas de conducta, la ética, la moral, que rigen
en toda sociedad, se sustentan en capacidades emocionales colectivas y las dos más
importantes y urgentes que la humanidad necesita como instrumento eficaz de
supervivencia son: el autocontrol y el altruismo.

Me pareció oportuno mencionar muy sintéticamente las zonas cerebrales que se ponen
en funcionamiento cuando experimentamos los pensamientos y emociones para tratar de
combinar el notable avance de la ciencia con la espiritualidad, que como dijimos,
deben complementarse en la enseñanza y en la aplicación práctica del conocimiento.

A propósito, días pasados leí un artículo donde se mencionaba como se manifiesta el


enamoramiento. Decía que cuando aparece la imagen del ser amado, se libera un
neurotransmisor en el cerebro denominado dopamina, que incide sobre cuatro centros
cerebrales. Estas áreas activan al hipotálamo y la persona siente un profundo bienestar.
Además entran en juego otros neurotransmisores que al actuar sobre el sistema nervioso
autónomo acelera el ritmo cardíaco, hay mayor flujo de sangre debido a la vasodilatación
de los capilares sanguíneos, etc.

Supongo que podemos preguntar lo siguiente: ¿la ciencia estará cerca de encontrar
fórmulas científicas de enamoramiento?. ¿Podrá concentrar en moléculas la aparición del
amor en las personas?. ¿Cuál es la respuesta?.

El amor es la cualidad más poderosa de la conciencia universal, no le pertenece al


ser humano, ni tampoco a ninguna molécula química. La conciencia universal lo
proyecta en el ser espiritual de las personas para que lo puedan experimentar siempre
que el ego no interfiera. El ser más profundo de las personas lo crea, la mente lo

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experimenta a modo de bienestar gracias al mecanismo cerebral que bien describía el


artículo, y la manifestación física se expresa en las modificaciones señaladas.

La neurociencia podrá seguir avanzando para descubrir los mecanismos cerebrales que
entran en juego con los pensamientos o emociones, evolucionar en el diagnóstico de las
alteraciones de los centros nerviosos y la forma de tratarlas, pero nunca va a poder
“inyectarle” amor a una persona, el amor depende exclusivamente de nuestro interior
profundo. Del mismo modo, la ciencia que estudia la anatomía y funcionamiento del
cerebro podrá avanzar para atenuar u ocultar los síntomas de perturbaciones
emocionales crónicas, pero jamás podrá intervenir en los estados más puros de
conciencia. El acceso a este campo es propio de cada uno de nosotros.

Precisamente de la conciencia surgirán las intenciones para evitar la toxicidad de las


emociones perturbadoras. Siempre debemos tener muy presente que la reacción del
cuerpo a emociones negativas es originada por pensamientos dirigidos en la misma
dirección. Si cambiamos los pensamientos hacia formas más útiles, positivas y armónicas
con la naturaleza, aparecerán emociones positivas a favor de nuestra salud psíquica y
física.

Siguiendo a Eckhart Tolle, si nos identificamos con un pensamiento negativo e inútil, cosa
que ocurre en muchísimas oportunidades, el cuerpo reacciona con emociones negativas
porque cree en él. Estas emociones alimentan al pensamiento que las originó,
estableciéndose un círculo vicioso entre el pensamiento no observado y las emociones
que desencadena, dando origen al pensamiento emocional.

De esa manera un torrente de pensamientos compulsivos incesantes van acompañados


por un torrente de emociones negativas. Las emociones negativas son un tóxico para el
cuerpo ya que interfieren en el flujo equilibrado de energía necesaria para su normal
funcionamiento, y desde el punto de vista psicológico, Tolle las define como sinónimo de
infelicidad. En cambio las emociones positivas fortalecen el sistema inmune y promueven
formas visibles de felicidad.

Los pensamientos y las emociones se acumulan en nuestro inconsciente y se convierten


en una pesada carga si nos identificamos con ellos cuando aparecen en forma de
recuerdos. En esos casos nuestra historia se apodera de nosotros. Viejas imposiciones
que se reviven constantemente.

Los pensamientos compulsivos y las emociones negativas (pensamiento emocional), que


se almacenan en nuestra mente, forman lo que Eckhart Tolle denomina el cuerpo del
dolor. Es un campo de energía estancada, rígida, que no es solo individual sino que
también está arraigada en la psiquis colectiva de toda la humanidad y tienen su expresión
en guerras, torturas, esclavitud y otras formas de violencia.

¿Cómo se alimenta?, con energía que vibra con una frecuencia semejante, por ejemplo,
pensamientos negativos y los dramas de las relaciones humanas, no así con los
pensamientos positivos cuya frecuencia energética no solo es distinta sino de más alta
calidad.

¿Por qué venden más las películas violentas que muestran los cines y la televisión, los
noticieros, las novelas dramáticas o las noticias negativas de los periódicos?. Porque
activan el dolor emocional de los que la consumen. El cuerpo del dolor se renueva, se

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activa con la tristeza, la violencia, el drama, por eso las personas inconscientemente
buscan la frivolidad agresiva, la noticia violenta o todo lo que alimente sus viejas
emociones y pensamientos negativos estancados en su inconsciente. El cuerpo del
dolor es energía que necesita ser alimentada permanentemente y se mantiene activo
en la medida que nos identifiquemos con él.

El cuerpo del dolor es una pesada carga de llevar, y cuando se activa no solo influye
negativamente en la persona que lo posee sino también lo trasmite a su entorno. Es difícil
mantener buenas relaciones con las personas que cargan con un cuerpo de dolor denso.
Despojarnos de él es sin dudas una gran liberación. ¿De qué manera?.

El primer paso es reconocer que lo tenemos, luego estar atentos para notar cuando se
activa, es decir, cuando aparece como flujo pesado de emoción negativa. Debemos poner
nuestra mente a observar e investigar sus propias experiencias, es decir, hacernos
conscientes de nuestros estados de ánimo y de los pensamientos que tenemos acerca de
esos estados de ánimo sin reaccionar ante ellos ni juzgarlos. Proceder de esta manera es
un gran paso, porque nos damos cuenta de que el cuerpo del dolor no es nosotros,
comenzamos a desidentificarnos con él, comenzamos a notar que “él” y nosotros no es lo
mismo.

Observándolo como si fuera de otra persona por unos instantes, y dirigiendo el foco de
atención consciente hacia nuestro interior profundo, hacia nuestro ser espiritual, es una
excelente práctica para disolverlo. No nos preocupemos si no lo logramos
inmediatamente, este proceso lleva su tiempo. La energía de alta calidad que se produce
cuando creamos un espacio de no pensamiento consciente, es suficiente para transformar
la energía de baja calidad presente en el cuerpo del dolor. Este proceso mental es la
meditación, y es una práctica muy poderosa para hacerlo desaparecer de nuestra
mente. También podemos recurrir a técnicas de programación mental, o a asesoría
profesional psicológica, pero la meditación, que nos lleva a formas más pura de
conciencia, debe estar siempre presente.

Cuando se rompe el vínculo entre el cuerpo del dolor y nosotros, es más fácil
reflexionar y generar pensamientos positivos que alimenten emociones positivas y
crear un círculo virtuoso de pensamiento y emoción. Es más fácil encontrar
motivaciones, controlar los impulsos, regular los estados de ánimo, evitar las
angustias y las preocupaciones, mejorar las relaciones y desarrollar habilidades
para el control de las emociones negativas. Las conexiones neuronales así lo
permiten como vimos anteriormente.

Hacia un nuevo modelo de salud

Hemos estado hablando sobre los pensamientos, las emociones y sobre el pensamiento
emocional. Que te parece si tratamos la correlación que tienen esas formas mentales con
el cuerpo físico, ¿puede ser?. Pregunta Roberto.

Miguel: me parece bien porque es un tema central en materia de salud. El ser humano
necesita y desea estar sano, pero paradójicamente la mayoría hace todo lo contrario para
preservar su salud. Cultiva el sedentarismo, no se nutre con alimentación saludable y

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mantiene pensamientos y emociones tóxicas. Por ese camino no es posible tener salud y
lo lamentable es que la valoriza cuando ¡la pierde!.

Pero ¿qué se entiende por salud?, porque mucha gente la asocia a la cura de
enfermedades, a la provisión de medicamentos y tecnología médica para curarse, y por
ello, un gran sector de la población es eso lo que demanda.

Sin embargo esta percepción debe ser superada por el concepto de “estar sano” que no
es la mera ausencia de enfermedad, sino de sentirse vital, activo, creativo, con energías,
socialmente útil y contenido.

Estar sano es tener una alimentación adecuada, es tener el hábito de la actividad


física, es controlar los estados emocionales, es evitar los malos hábitos como el
consumo de alcohol y tabaco, es evitar las adicciones tanto exógenas (drogas)
como endógenas (emociones repetitivas), es también cultivar el ser interior. ¡Eso es
salud!, y la mente es la principal responsable porque los pensamientos y
emociones dominan la escena.

En la inmensa mayoría de los casos, hablemos de un elevadísimo porcentaje, la


enfermedad no es producto de una suerte esquiva, es un error considerarla como un
hecho azaroso. Es nuestro pensamiento negativo, nuestra emoción tóxica, es la elección
que hemos hecho de vivir a predominio del ego que siempre se satisface del sufrimiento y
del drama la que la provoca. En última instancia la enfermedad se produce cuando la
mente obstaculiza el nexo entre el cuerpo y el espíritu alterando el flujo de inteligencia
presente en cada una de las células.

Pero los circuitos neuronales implicados en la actividad emocional y del pensamiento son
extraordinariamente maleables, lo cual se trata de una muy buena noticia, ¡si nos
proponemos, nuestra vida puede ser modificada!. Podemos cambiar el rumbo,
¡podemos cambiar el estado de nuestro cuerpo!.

Como ya hemos dicho, existen datos que emergen de la ciencia que son ciertamente
reveladores. En lo actualidad se conoce que no solamente el cerebro es capaz de
adaptarse a nuevos patrones de pensamiento, sino también el sistema inmunológico, y lo
sorprendente: hasta los genes podemos mejorar.

Las células inmunológicas se desplazan por todo el cuerpo a través del torrente
sanguíneo. Cuando encuentran un cuerpo extraño, bacteria, virus, células cancerígenas,
que interpretan lesivas para el organismo, las atacan con el fin de eliminarlas. Aunque
también puede darse el caso de que eliminan ciertas células propias del organismo
originando enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoidea o el lupus
eritematoso. De este modo se considera al sistema inmune como el “cerebro del cuerpo”
porque logra identificar lo que le pertenece o no, aunque algunas veces se “equivoque”
(enfermedades autoinmunes).

De acuerdo con Daniel Goleman, extraordinarios descubrimientos llegaron a la conclusión


de que los cambios producidos en el sistema inmune coincidían con cambios cerebrales y
por lo tanto ambos sistemas (nervioso e inmune) no son independientes, sino que
guardan una estrecha relación. En efecto, se observó que los mensajeros químicos más

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activos se concentran en las zonas del cerebro encargadas de la regulación de las


emociones, comprobándose también, la existencia de un vínculo fisiológico directo entre
las emociones y el sistema inmunológico. Las células nerviosas liberan neurotransmisores
que regulan la actividad de las células inmunológicas (linfocitos, células macrófagas)
aunque, en realidad, la comunicación se produce en ambos sentidos.

Otros hallazgos demostraron también que las emociones tienen un gran efecto sobre
el sistema nervioso autónomo que el es encargado de regular la tensión arterial, el
ritmo cardíaco, la producción de insulina, entre otras actividades, y la existencia de
conexiones directas entre las terminaciones nerviosas del sistema nervioso
autónomo y las células del sistema inmunológico.

Estos sistemas, a su vez, están interconectados o entretejidos biológicamente con el


sistema endócrino (productor de hormonas) lo que ha dado origen a una nueva ciencia, la
psicoinmunoneuroendocrinología (PINE). Éste es un nuevo modelo que representa la
vanguardia de la medicina moderna, y que, con toda seguridad, progresivamente
desplazará al enfoque médico actual.

En síntesis, el sistema endócrino encargado de liberar hormonas, tiene estrechos vínculos


con el sistema nervioso autónomo y el inmunológico demostrado por la interrelación que
se produce cuando se liberan hormonas en situaciones de gran carga emocional, como
por ejemplo en el estrés. En efecto, las catecolaminas (adrenalina y noradrenalina) y el
cortisol, entre otras, son algunas de las hormonas liberadas en situación de tensión que
tienen una gran influencia sobre el sistema nervioso autónomo provocando taquicardia y
aumento de la presión sanguínea, y sobre las células del sistema inmunológico
entorpeciendo su normal funcionamiento (debilitándolo).

Las emociones negativas (especialmente las tres principales: ira, ansiedad y


depresión) son, por lo tanto, factores de riesgo para las enfermedades, similar al
tabaquismo, alcoholismo, vida sedentaria, alimentación no saludable, drogadicción,
etc., y constituyen una seria amenaza para la salud. Por tal motivo, cuando son de
naturaleza crónica surge la necesidad de tenerlas bajo el control de nuestro
consciente.

La ira, por ejemplo, es la emoción más dañina para el corazón y constituye un grave factor
de riesgo. Estudios científicos demostraron una elevada correlación entre los resultados
del test de hostilidad y lesiones en las arterias coronarias. La ansiedad (angustia
ocasionada por las presiones de la vida) quizás sea la emoción que se halle más
relacionada con el inicio y el proceso de recuperación de una enfermedad. Se
comprobó también que la depresión que acompaña a enfermedades graves retarda
ostensiblemente el proceso curativo, o conduce a la muerte con mayor rapidez, al
disminuir la potencialidad del sistema inmunológico.

No quiere decir que el que padezca estas emociones desembocará irremediablemente en


una enfermedad, se transforman en factor de alto riesgo cuando la persona es
acompañada frecuentemente por ellas, es decir, si están presentes por largo períodos de
tiempo y dominan su espacio psíquico.

Si las perturbaciones emocionales crónicas pueden llegar a ser nocivas, también dijimos

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que las emociones positivas pueden a su vez activar respuestas curativas, aunque su
mayor virtud está relacionada con la prevención de las enfermedades.

Una medida preventiva muy eficaz es lograr que las personas gobiernen sus sentimientos
perturbadores, y para reducir el grado de alteración fisiológica en enfermedades crónicas,
entre las que se incluyen las enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de diabetes,
artritis, asma, desórdenes gastrointestinales, etc., es aconsejable emplear técnicas de
relajación, ya que ofrecen muy buenos resultados. La relajación ayuda a controlar las
sensaciones propias del estrés y de la angustia emocional, siendo el mejor método la
meditación.

Estas revelaciones están provocando, aunque todavía incipiente, un cambio en el


modelo médico actual. Si el cuerpo es energía y esa energía es movilizada por la
mente con sus pensamientos y emociones, y la fuente de la energía y de los
atributos de la mente es el componente espiritual circunscrito en cada uno de
nosotros, es totalmente procedente y lógico desarrollar un modelo que contemple
este funcionamiento.

¿Será éste el camino que tome la medicina?, interroga, Roberto.

Miguel: exacto, el futuro de la medicina está vinculado con métodos preventivos y


curativos que asocien los tres componentes del ser humano: cuerpo, mente y
espíritu, pues están completamente interrelacionados.

Larry Dossey menciona que estamos entrando en la Era-3 de la medicina (cuerpo-mente-


espíritu), en contraste con la Era-2 (mente-cuerpo) y la Era-1 (cuerpo). Aunque en la
actualidad, en el mundo todavía prevalece un modelo médico que trata las enfermedades
como si el cuerpo humano fuese un objeto sólido formado por distintas partes (Era-1).

El sistema cardiocirculatorio es una parte y lo trata el cardiólogo, que sabe mucho de esta
especialidad pero poco del resto de las partes constitutivas del ser humano. Lo mismo el
nefrólogo, el neumonólogo, etc. El psicólogo sabe mucho sobre los problemas de la
mente pero desconoce el cuerpo humano y, salvo excepciones, no se inclina hacia la
aplicación de prácticas espirituales. Se trata al enfermo según la parte afectada, pero el
ser humano es un todo completamente interrelacionado consigo mismo y con el
universo, aunque la naturaleza es tan fuerte que en muchas oportunidades las
enfermedades se curan “a pesar del acto médico” de este modelo de atención.

La neurociencia está teniendo en los últimos años un gran avance y, como ya lo


señalamos, se están formando médicos en psicoinmunoneuroendocrinología (PINE), es
decir, medicina mente-cuerpo. Por ejemplo, se descubrió que los trastornos mentales
comienzan en una etapa temprana de la vida (antes de los 30 años e incluso en la
adolescencia). Uno de ellos, la depresión, es la manifestación clínica de tenues
alteraciones en el normal funcionamiento del sistema nervioso que aparecen mucho antes
de que ocurran los primeros síntomas. En ese caso, se puede medir la cantidad de
serotonina, que es un indicador biológico, con mucha anticipación a la aparición de los
síntomas de la enfermedad y recibir de esa manera un mejor tratamiento. La serotonina
es la molécula mensajera específica que actúa para producir la sinapsis entre las
neuronas. La disminución de la cantidad adecuada produce la enfermedad caracterizada

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por un estado de ánimo inseguro e inestable.

Eso dice la neurociencia en la actualidad, pero ¿qué interpretan los maestros


espirituales?. Para los que abordan la espiritualidad les resulta demasiado cruel que las
moléculas manejen el “yo”, y argumentan que la conciencia tiene la capacidad
suficiente para que el cerebro se manifieste en consonancia con el significado y el sentido
que queramos imprimirle a nuestras vidas. Después de todo, es suficientemente maleable
y además, en extensa medida su actividad obedece al pensamiento.

La corriente científica señala que el cerebro puede manejarse automáticamente, ello


significa que los desequilibrios químicos pueden generarse por sí mismos. Pero también
es cierto que es capaz de adaptarse a nuestras intenciones. No podemos dejar de lado el
espectacular avance que la ciencia ha tenido, pero esto no invalida que gran parte del
funcionamiento cerebral lo controla la conciencia.

¿Qué indica todo esto?. Que los tratamientos de las alteraciones mentales crónicas
deben abordarse complementariamente desde la ciencia y desde la faz espiritual.
Pero la prevención de las mismas debe ser emprendida fundamentalmente con
prácticas espirituales. Esta es la medicina cuerpo, mente, espíritu, y solo un grupo
muy reducido de médicos la desarrollan en su profesión, aunque producto del
proceso evolutivo, este modelo se irá afianzando con el tiempo.

¿Y en la actualidad, dónde nos encontramos en materia de salud?. Para algunos el


avance es notable, para otros, la situación es crítica, ¿qué hay de cierto?, pregunta
Roberto.

Miguel: para hablar de crisis o desarrollo debemos fijar el punto de referencia. Si el


enfoque es tecnológico el avance es notable, si la mirada la corremos hacia el auténtico
valor humano de la medicina hemos involucionado.

Veamos lo que sucede actualmente. En general, aunque no todas las veces, el


personal sanitario se ocupa de las dolencias físicas del enfermo pero suele
descuidar sus reacciones emocionales. Para el médico es un “caso”, para el
hospital es una “cama”, para el sistema de salud “es un gasto”. De tal forma, que el
que padece una enfermedad, además de las dolencias que sufre, se suma la poca
contención emocional y en muchas oportunidades, los inconvenientes que
acarrean los trámites administrativos del “gasto que ocasiona”.

El estado actual de las cosas también nos pone en evidencia que el ser humano en todo
el planeta no asume la responsabilidad de cuidar su salud. Sedentarismo, alimentación
no saludable, desbordes emocionales así lo indican. Los sistemas de salud priorizan
su labor para tratar las enfermedades en vez de desarrollar estrategias preventivas. El
avance médico se sustenta en un gran desarrollo tecnológico y en la fabricación de
medicamentos de alta calidad, pero con costos cada vez más elevados. El medio
ambiente se torna cada vez más lesivo para el organismo porque las organizaciones
políticas y económicas parecen empeñadas en poner a prueba la resistencia humana con
actos que dañan severamente a la naturaleza.

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La humanidad está estudiando todos estos aspectos y es probable que en el futuro se


modifiquen hábitos de vida. Lo realmente cierto es que el modelo médico vigente será
reemplazado con el tiempo, por un simple motivo, poco a poco los gastos están
superando los recursos y llegará un momento que no se podrá financiar.

Pero hay otro dato alarmante. Según la revista de la Asociación Médica Americana, el
tratamiento médico es la tercera causa de muerte después de las enfermedades
cardiovasculares y el cáncer en Estados Unidos. La incidencia del tratamiento médico
como causal de muerte en la Argentina puede ser un poco mayor debido a la menor
consistencia en la formación profesional de las nuevas generaciones, a los vicios y
perversiones que tiene el sistema de salud, y al modelo médico basado
fundamentalmente en una atención que considera al ser humano como si fuera materia
solamente, una máquina que no piensa. (Era-1 de la medicina).

La formación profesional debe priorizar al médico generalista, y sus conocimientos


no tienen que estar reducidos al cuerpo. Las otras partes constitutivas del ser
humano: mente y espíritu, también deben estar bajo su dominio.

Existen claras evidencias de que la prevención y curación de muchas enfermedades


podrían ser más eficaces si se tiene en cuenta también los factores emocionales y las
prácticas que cultivan el ser espiritual (yoga, meditación).

Pero ¡cuidado!, estamos asistiendo a cambios profundos que pueden generar


confusiones. Por un lado existen quienes siguen interpretando que las personas enfermas
solamente deben ser tratadas de acuerdo a sus desórdenes físicos y eliminar sus
síntomas. Por el otro, la creencia de que solo controlando las emociones y manteniendo
pensamientos positivos se puede recuperar la salud perdida. El justo proceder está
entre ambos extremos (medicina cuerpo-mente-espíritu).

Según Goleman, existen centros hospitalarios donde se aplican programas preoperatorios


de relajación a través de prácticas de yoga en los que se han podido constatar que la
recuperación posquirúrgica se acorta ostensiblemente. Estas prácticas ayudan también a
mitigar la angustia y los temores, evitando el aislamiento y desamparo que la internación
hospitalaria puede ocasionar, y atenúa además, el cuadro emocional que en muchas
oportunidades magnifica la situación que está viviendo el enfermo. Cultivar el ser interior
produce fisiológicamente lo opuesto a la tensa excitación que causan las enfermedades
mitigando el cuadro clínico que presentan.

La relación médico-paciente, esencial para la contención emocional, se ha


deteriorado mucho en los últimos tiempos. La principal causa es la económica. La
ganancia rápida, el uso indiscriminado y muchas veces innecesario de la tecnología
médica, la formación profesional de grado y postgrado respondiendo al actual modelo
médico, la imposibilidad de acceso a recursos médicos de mediana y alta complejidad de
un sector muy importante de la población, el ineficiente y a veces perverso accionar del
sistema de salud, fueron minando el aporte afectivo que el médico debe tener para sus
pacientes y el respeto y consideración que el enfermo debe guardar a quien lo trata.

Prueba de ello es la cantidad creciente de juicios de mala praxis presentados en los

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últimos años. Como la relación entre el médico y el enfermo influye en el resultado de


salud, la pérdida de una relación armoniosa perjudica considerablemente el buen curso
de la enfermedad.

El uso cada vez más frecuente e indiscriminado de la alta tecnología, por cierto, muchas
veces requerida por el propio enfermo que cree que el solo uso del “último aparato” lo
ampara en la solución de su problema sin reparar que lo esencial es el criterio del
profesional basado en su formación y en su arte diagnóstico y proceder técnico, determina
una deshumanización del trato, con el consiguiente riesgo, no solo de fracasar en la
respuesta curativa, sino de agravar el cuadro clínico.

Este proceso, que forma parte de la cultura médica, se presenta como un gran obstáculo
para el avance de una medicina más humana, que contemple no solo la situación
emocional del enfermo sino también sus vínculos espirituales (medicina cuerpo-
mente-espíritu).

Por otra parte, si el gran inconveniente que presenta el actual modelo médico es su
creciente dificultad de financiarse, una medicina que propenda a la prevención de la
enfermedad, al control emocional de las personas (sanas o enfermas), a la armonización
de la mente con el ser interior, y a optimizar la relación médico-paciente, contribuirá a
bajar el gasto médico en forma sorprendente, quedando mayores recursos para el
combate de las patologías más graves que siempre son más costosas.

Todavía no está presente en la conciencia de los que toman decisiones en materia de


políticas de salud, que el mejor plan es el que presenta mayor grado de contención al
paciente, y éste se logra humanizando la medicina, sin descartar por supuesto, la ayuda
de los recursos tecnológicos y la idoneidad técnica del ejercicio profesional. En cambio,
producto de la historia y de los procesos culturales, la energía se gasta en descubrir
modos de financiación para el actual modelo médico. Pero esos “modos no existen” si se
persiste con este esquema.

El nuevo modelo debe contemplar una ética que refuerce el perfil integrador del
cuerpo con la mente y el espíritu, considerando que la prioridad es de las personas
y no de las corporaciones de la industria, comercio y entidades financieras del
sistema.

¿Cuál es la responsabilidad que nos compete para vivir una vida saludable?, interrumpe
Roberto intrigado.

Miguel: estudios realizados por sanitaristas revelaron que el resultado de salud deriva de
cuatro factores: 1) medio ambiente: influye en un 19%. Cada uno de nosotros puede
actuar, aunque sea poniendo un granito de arena, para no agravar o para modificar una
situación ambiental cada vez más crítica para la supervivencia de la humanidad. Si bien
todos tenemos algún grado de responsabilidad en la conservación del medio ambiente, la
mayor carga la tienen los responsables de establecer políticas públicas.

2) genético: influye en un 28%. Hasta hace poco se creía que la genética era
inmodificable pero estudios recientes revelaron que cambiando el estilo de vida (actividad
física, alimentación saludable, control de las emociones), es posible mejorar

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

aproximadamente quinientos genes. Según Chopra, se pudo observar que hermanos


gemelos nacen con un mismo conjunto de genes, pero si se les hace un perfil genético a
los setenta años, sus genes serán totalmente diferentes porque sus experiencias, hábitos
y estilos de vidas no fueron los mismos. Obviamente no podremos cambiar los que nos
dieron el color de los ojos o de la piel, pero sí los que predisponen ciertas
enfermedades.

Manifiesta que “el ADN es tan físico como las demás partes de nuestro cuerpo, está
hecho de energía, y sus patrones de energía pueden modificarse por medio de un cambio
de consciencia. Cada quien nace con ciertas predisposiciones que determinan como es el
cuerpo, pero si inyectamos nuestros deseos personales, hábitos e intenciones, un rasgo
fijo puede convertirse en maleable” y agrega “en la actualidad se entiende que adoptar
prácticas relacionadas con la dieta, la meditación y el apoyo psico-social no solo son
buenas medidas preventivas sino que pueden suspender e incluso revertir enfermedades
serias como padecimientos cardíacos, diabetes, presión alta, cáncer de próstata,
obesidad, colesterol alto y otras condiciones crónicas”.

Cientos de genes pueden cambiar en el lapso de unos cuantos meses para obtener esos
resultados, solo hace falta tener la intención de hacerlo a través de nuestra mente en
estado consciente. ¡Ojo!, inconscientemente también podemos modificar nuestros genes,
pero en muchas oportunidades para provocar enfermedades. Hay que tener presente que
nuestros genes, nuestro sistema inmunológico, endócrino, en fin, todas nuestras células
saben muy bien lo que pensamos y sentimos.

3) estilo de vida: se refiere a: a) actividad física, b) alimentación saludable y c) control de


las emociones, e influye en el resultado de salud en un 42%. Si bien la actividad física y la
nutrición saludable son muy valiosos, lo más importante es el control de las
emociones. Ir detrás de un estilo de vida saludable corre por nuestra exclusiva
responsabilidad. La mente en estado consciente es la que debe predominar para que nos
conduzca en esa dirección. Conociendo estos aspectos y creando la voluntad o la
intención de respetar estos designios naturales, desembocaremos inexorablemente en
una mejor calidad de vida.

4) servicios de salud: inciden en el resultado de salud en un 11%. Puede llamar la


atención este reducido porcentaje, pero nos está indicando que por los caminos de la
atención de la enfermedad no se logran mejores resultados de salud.

¿De modo que nuestra conciencia es capaz de manejar todos estos aspectos que hacen
al resultado de salud?, interrumpe Roberto.

Exacto responde Miguel, pensemos un poco. Si la enfermedad es el resultado de la


distorsión de los patrones energéticos de nuestro cuerpo, ¿cómo hacemos para
restablecer el flujo energético normal?. La medicina convencional nos aporta buenos
métodos, pero es imprescindible comprender que nuestro estado más puro de conciencia
es una poderosa fuerza invisible y por sí sola, puede transformar la energía sin salud en
energía sana en un elevadísimo porcentaje de casos.

El cuerpo siempre responde a los pensamientos, a las emociones, a los estados de


ánimo. Los químicos que se producen debido a los cambios de nuestra consciencia
llegan a cada una de las células a través del torrente sanguíneo, por lo tanto, éstas

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

saben que nos pasa. Al cambiar el estado de consciencia, cambia la energía,


cambian los químicos, cambia el cuerpo.

Recordemos que nuestro cuerpo está constituido por millones y millones de átomos, que
a su vez, poseen un núcleo y partículas subatómicas que lo rodean, que entran y salen de
un vacío que le sirve de “escenario” a velocidades inimaginables (el 99,99% del átomo es
vacío). Y que ese vacío es la nada inteligente conectada a la inteligencia infinita y
universal que gobierna y regula el universo tal cual como es, incluido el ser humano. Ergo,
somos inteligencia que en algún momento de la historia el ego la ignoró y modificó el
propósito de la creación humana. Pero existe un conductor para retomar el camino
natural: nuestra conciencia, o si se quiere, nuestra mente en estado consciente.
Tomar conocimiento de ello se nos presenta como una fenomenal referencia para la
experiencia.

Tengamos en cuenta de que somos capaces de interactuar con esa inteligencia para
cambiar nuestro cuerpo, nuestra vida y nuestro destino. Podemos hacerlo para ser más
felices y para tener una vida saludable. Al fin y al cabo nuestra conciencia es una parte
infinitesimal de esa inteligencia mayor. También podríamos decirlo de otra forma: “nuestra
naturaleza esencial es un flujo de inteligencia”. Interactuar no es otra cosa que armonizar
nuestra conciencia con ella.

¿Cuál es la prueba de que esa inteligencia existe en nuestro cuerpo?, pregunta Roberto.

Miguel: cuando decides caminar ¿quién es el que pone en funcionamiento el metabolismo


de la glucosa, la contracción y dilatación de las fibras musculares, la producción de
químicos, etc., para que sea factible tu intención de caminar?. Cuando te dispones a
comer, ¿quién es el que segrega los jugos gástricos para la digestión de los alimentos?.
Cuando piensas, ¿quién activa las neuronas cerebrales para que el pensamiento sea
posible?. ¿Quién regula el sistema respiratorio para que puedas inspirar y exhalar el
oxígeno y el anhídrido carbónico?, es más, prueba dejar de respirar a ver si puedes.

¿Quieres más pruebas?, ¿quién activa el sistema nervioso autónomo, el sistema


endócrino para regular el metabolismo celular, el sistema inmunológico para defender al
organismo del ataque de virus y bacterias?. La inteligencia actúa por sí sola y nosotros
con nuestra consciencia debemos comportarnos de tal manera que no comprometamos
su accionar. Pero si le damos lugar a la mente en estado egótico, influimos sobre la
inteligencia desvirtuando su funcionamiento. Lo sensato es utilizar el poder de la
consciencia a favor de nuestra salud. Podemos actuar para influir ventajosamente sobre
las funciones autómatas con la finalidad de prevenir enfermedades, lograr respuestas
curativas y además, cambiar el modo de envejecer y aún hacer reversible este proceso.
Es decir, en gran medida, el control de la vida la tiene nuestra consciencia.

Siguiendo a Deepak Chopra, tras décadas de investigación, diversas técnicas de


mente-cuerpo, como por ejemplo la meditación, han demostrado que la mente es
capaz de tomar el mando de las funciones involuntarias.

Tomemos como ejemplo una disfunción que se está difundiendo como epidemia en todo
el mundo: el estrés. Deepak Chopra lo describe de esta manera. Como vimos el cerebro

57 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

humano, más precisamente la zona límbica, está preparado para reaccionar


instintivamente ante una amenaza que implique luchar o huir. Esta emoción es primitiva,
necesaria para la supervivencia. Por ejemplo si estamos cruzando una calle y suena
repentinamente la bocina de un automóvil que supone riesgo para nuestra integridad
física, instantáneamente, sin la presencia de nuestra consciencia, es decir,
automáticamente, se producen las siguientes respuestas biológicas: el cerebro emocional
recibe una alarma y envía un mensaje a la corteza suprarrenal, por intermedio del sistema
nervioso autónomo, para que genere adrenalina.

Una vez que esta hormona se introduce en el torrente circulatorio, altera por completo el
funcionamiento habitual del cuerpo. Se eleva la presión arterial, se contraen los músculos,
la respiración se hace rápida y poco profunda, se anulan el deseo sexual y el hambre,
cesa la digestión, entre otras funciones. Esto es normal, natural, automático, es un reflejo
de supervivencia que nos permite huir de esa situación. El organismo necesita mayor
cantidad de energía para responder a las tensiones extraordinarias del medio y lo soporta
perfectamente bien.

Pero si los estímulos del medio ambiente se tornan repetitivos y con cierta intensidad,
como ocurre con el estrés, las respuestas se vuelven contra el propio cuerpo pudiendo
ocasionar alteraciones psíquicas y físicas, como por ejemplo, fatiga, diabetes,
hipertensión arterial, úlcera gástrica, impotencia, pérdida de la libido, disminución de la
capacidad inmune y en casos extremos, la muerte.

Otra de las hormonas que la corteza suprarrenal (ubicada por encima de los riñones)
produce como consecuencia del estrés, es el cortisol. Esta hormona hace disminuir las
defensas orgánicas y activa el catabolismo, es decir, el proceso de destrucción de los
tejidos. En condiciones normales el organismo tolera perfectamente bien la producción de
cortisol. En algunas oportunidades lo necesita, como por ejemplo, ante un mayor
requerimiento de azúcar en sangre es capaz de descomponer el glucagón almacenado en
el hígado e inyectar más glúcidos al torrente sanguíneo. Pero al igual que la adrenalina, la
presencia en sangre en forma reiterada y con mayor dosificación, constituye un proceso
de envenenamiento progresivo.

Cuidado que existe el mito de que algunas personas necesitan una descarga de
adrenalina para ser más activos. Esto es beneficioso si actúan con cierto ritmo y
entusiasmo sin que se produzca alteración fisiológica alguna, porque no es sano para el
organismo la producción indebida y exagerada de adrenalina y cortisol.

Si estos químicos producidos por el organismo con mucha frecuencia y en forma


exagerada en situación de estrés son tan peligrosos, ¿cómo actuamos para combatir esta
emoción?, pregunta Roberto.

Miguel: interesante e importante pregunta. Y aquí volvemos a la medicina cuerpo-mente-


espíritu. Deepak Chopra lo describe muy bien. El estrés consta de tres etapas: 1) el
suceso que provoca la tensión. 2) la evaluación que hacemos del suceso. 3) la reacción
del cuerpo. Este autor agrega: ”la vida moderna está llena de hechos externos que
producen estrés que no pueden ser evitados. Una ciudad es, esencialmente, una
monolítica máquina de estrés, que produce ruido y contaminación ambiental, junto con
velocidad excesiva, hacinamiento, crímenes y rudeza”.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Al suceso rara vez lo podemos evitar. A la reacción del cuerpo, una vez disparada la
respuesta, nunca. Nos queda la segunda etapa para actuar: la evaluación que vincula el
suceso con la reacción corporal.

Acá entra en juego la interpretación que hagamos de los hechos que producen tensión y
la memoria que actúa como base de la interpretación. Le agregaríamos también, el
aprendizaje que nos queda para abordar nuevas experiencias iguales o similares con el
objeto de que el suceso no sea motivo de tensión en otras oportunidades. Por tal motivo,
es de suma importancia detenernos para ver de qué manera evaluamos los hechos
que suceden y pueden activar tensiones.

Los sucesos ocurren, la realidad ocurre, depende de nosotros la interpretación que


hagamos de los hechos. Pero además del compromiso de manejar una conducta
reflexiva, persiste el problema de controlar la producción de las hormonas debido a que la
reacción del cuerpo al estrés se activa en una fracción de segundo.

¿Cómo enfrentar este inconveniente?. Existen técnicas mente-cuerpo, una suerte de


gimnasia mental, que van directamente a la raíz de la respuesta al estrés, y a la de
todas las emociones, que tienen como objetivo romper con los condicionamientos de la
conciencia. En ese sentido, romper con nuestro condicionamiento kármico
(experiencias y recuerdos del pasado) es de trascendental importancia.

El primer paso es reconocer que nuestra conciencia se encuentra condicionada por


el pasado y por nuestra vida en sociedad. En segundo lugar, tener conocimiento de
que el condicionamiento obedece a patrones de pensamientos y sentimientos
repetitivos a través del tiempo. Tercero, tener conocimiento de cómo obrar para
acabar con el condicionamiento. Por último, tener la intención y voluntad para
romper con los viejos patrones y reemplazarlos por otros a favor de nuestra salud
física y psíquica.

Desarrollemos estos conceptos. Siguiendo a Deepak Chopra, una actitud que podemos
tomar es la reflexión, entendiéndose como tal, a reconsiderar y pensar un momento
pasado en un estado de mayor serenidad. Nos permite tener una visión más clara y
amplia del acontecimiento, y su eficacia para romper con los condicionamientos se
demuestra si logramos modificar el criterio aportando una visión de más alta calidad.
Utilizando esta práctica aprendemos a ser más flexibles, nos permite ver lo que está mal,
pero rara vez crea un cambio radical en nuestro cuerpo.

Otra práctica mental es la contemplación. Nos enseña a enfocarnos en varios detalles y


no en uno en forma aislada. De sea manera podemos encontrar varias respuestas
tendientes a acabar con el condicionamiento movilizando energías hacia nuevas
direcciones.

Mientras que la reflexión se mueve en el plano intelectual, la contemplación avanza hacia


sensaciones y emociones, aunque ambas actúan en el ámbito de la mente. Por tal motivo
son útiles, nos ayudan a desarrollar y a progresar con el pensamiento, activan nuestro
diálogo interno, marcan un avance, pero es muy difícil que, por sí solas, logren modificar
nuestro estado condicionado de conciencia.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Para Eckhart Tolle, un paso significativo es desidentificamos de las emociones


negativas que nos llevan al estrés. El primer paso es reconocerlas y cuando aparecen, si
es posible, observémosla por unos instantes, sin juzgar, sin opinar al respecto,
simplemente actuamos como un testigo silencioso, como si fuera otra persona que
observa. Solamente le brindamos una atención consciente. Si estamos ocupados y no
podemos realizar esta práctica en forma inmediata, hagámoslo en el momento que
estemos desocupados.

Como las emociones negativas se sienten en algún lugar del cuerpo físico, debemos
dirigir nuestra atención a ese lugar (puede ser dolor de estómago, corazón con
taquicardia, una carga que se siente por todo el cuerpo, etc.). Conscientemente le
prestamos atención por unos instantes sin pensar, solo atención consciente. En
esos momentos creamos conciencia y consecuentemente se genera energía de alta
frecuencia capaz de diluir la carga emocional.

Una emoción negativa necesita de energía que vibre con su misma frecuencia para
poder subsistir. Si la que se produce es de más alta calidad, dejamos de
alimentarla, y con el tiempo se agota y desaparece. Si la emoción vuelve a aparecer
se procede de la misma manera. Por medio de una atención sostenida llega la
transmutación.

Pero sin dudas la práctica mente-cuerpo más efectiva para romper con los
condicionamientos de la conciencia es la meditación, las otras son complementarias.

Hasta principios de la década de 1970, se creía que la meditación era una práctica
estrictamente espiritual, hoy se sabe fehacientemente que actúa sobre la fisiología
del organismo con muy buenos resultados para la salud física y psíquica. La
meditación tiene profundos efectos en el cuerpo y ya ha sido aceptada por el mundo de
las ciencias.

En las personas que practican esta técnica, rápidamente se puede detectar relajación
profunda y cambios significativos en la respiración, el ritmo cardíaco y la presión
sanguínea. A medida que pasan los meses y los años sin abandonar la práctica, se
comprobó que descienden los niveles de cortisol y adrenalina logrando una respuesta
biológica contra el estrés.

A largo plazo también se descubrió que la meditación puede revertir la edad biológica,
es decir, mejorar los indicadores que se deterioran con la edad como la presión
sanguínea, visión a corta distancia y el umbral de audición, lo que nos está indicando que
podemos revertir el envejecimiento, y tener en esta etapa, una mejor calidad de vida.
Del mismo modo, se puede reducir significativamente el ritmo del envejecimiento del
cuerpo porque aumenta la capacidad de las células para auto regenerarse.

También se comprobó que los meditadores tienen un estado de salud general


notablemente superior a los que no meditan. Este resultado es conveniente tenerlo en
cuenta a la hora de elaborar programas de salud.

A fines de la década de 1980, Deepak Chopra y Jay Glaser llevaron adelante una
investigación muy importante sobre un esteroide segregado por la corteza suprarrenal

60 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

denominado DHEA (dehidroepiandrosterona). Esta hormona es precursora de la


adrenalina y cortisol, las hormonas del estrés. Es decir, con el estrés aumenta el nivel de
adrenalina y cortisol en el torrente circulatorio y consecuentemente disminuye el de la
DHEA. Se comprobó también que los niveles altos de DHEA (menor concentración de
adrenalina y cortisol) están asociados con una menor incidencia de trastornos en la arteria
coronaria, cáncer de mama y osteoporosis, como así también con una mayor
supervivencia. Esto tiene sentido por la reducción de las cargas tensionales propias del
estrés.

Pero lo novedoso de estas revelaciones es que Glaser comprobó que los que meditaban
tenían niveles de DHEA significativamente mayor que los que no lo hacían,
independientemente del sexo y edad, contribuyendo de ese modo a una disminución del
estrés y mejorando el sistema inmunológico.

Se comprobó también, que los meditadores no solo mejoran su sistema defensivo o


inmunológico, sino también refuerzan su fortaleza psíquica al protegerla de los campos
negativos mentales y emocionales de otras personas, que por otra parte, suelen ser
muy contagiosos.

Otras emociones como el odio y la ansiedad también pueden ser perfectamente


controladas por efecto de la meditación, aunque en realidad, es el antídoto contra todas
las emociones negativas. Aunque parezca extravagante se calcula que anidan en
nuestra mente 84.000 (ochenta y cuatro mil) emociones negativas que se desprenden de
las básicas (ira, apego, etc.), todas ellas pueden ser transmutadas practicando la
meditación, aunque hay que transitar un largo entrenamiento que conduzca a la
transformación interior.

Recientes hallazgos provenientes del Laboratorio de Neuroimágenes de la Universidad de


California, demostraron a través de la investigadora Eileen Luders que la meditación no
solo produce cambios en el funcionamiento cerebral sino que también los genera en la
estructura misma del cerebro, más precisamente en las zonas relacionadas con el
control de las emociones. La investigadora sostiene que “al igual que cuando alguien
entrena sus músculos, algunas áreas del cerebro deben crecer cuando se usan
intensamente”, y agrega "la mayoría de los meditadores tienen habilidades sobresalientes
con respecto a la auto regulación de sus emociones, es para ellos más fácil mantener la
estabilidad emocional y tener un comportamiento centrado, tal como elegir con sabiduría
sus respuestas o reacciones. Además, los meditadores son reconocidos por su
extremadamente positiva mirada sobre la vida, es habitual para ellos ver, en lugar de la
parte vacía, la mitad llena del vaso".

Actualmente la meditación es reconocida por la medicina convencional como


estrategia terapéutica complementaria para doblegar cuadros tan disímiles e
indomables como el estrés, la ansiedad, la hipertensión, la migraña o las
complicaciones cardiovasculares.

Ari Paluch, en su libro El combustible espiritual, cita un estudio publicado en la edición de


Marzo de 2006 de la American Heart Association Journal donde se demuestra que la
meditación “puede reducir la arterioesclerosis, el riesgo de ataques cardíacos y de
accidentes cerebrovasculares. También se ha descubierto una disminución impresionante

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

en los niveles de depósito de sustancias grasas comparables con los logrados mediante
la utilización de drogas de última generación que disminuyen los niveles de grasas en
sangre”, y agrega “esto demuestra la efectividad de la meditación como método
preventivo, sin costos materiales y sin los efectos colaterales no deseados de las drogas
modernas”.

¿De acuerdo con los excelentes beneficios, en qué consiste la meditación?, interroga
Roberto.

Miguel: podríamos decir que la meditación es la purificación de los componentes


tóxicos de la mente. Existen distintos tipos de meditación pero básicamente combinan
relajación mental y corporal con ejercicios de respiración. Permite vaciar la constante
hiperactividad de la mente para alcanzar la calma.

De esta manera la mente cambia, y cuando cambia la mente, cambia todo, no solo porque
se ve al mundo de otra manera sino porque el cambio de uno provoca cambios en los
demás.

Algunos la interpretan como un rito pero la meditación no es un ritual, no se necesita


recurrir a un lugar especial ni tener creencias de ninguna naturaleza, es acercarnos
sin ningún tipo de esfuerzo al silencio mental que existe entre un pensamiento y otro. En
ese momento no se piensa, se deja atrás la mente pensante para tomar contacto con la
conciencia pura, incondicionada.

La conciencia pura existe en el vacío entre dos pensamientos y es la fuente de toda


actividad mental. Solamente debemos dirigir el foco de atención conciente desde
un estado de pensamiento a un estado de no pensamiento, lentamente, sin ningún
tipo de esfuerzo.

Según Eckhart Tolle, “la duración en la permanencia de esos vacíos no importa, unos
cuantos segundos bastan. Más importante que la duración es la frecuencia, de tal manera
que haya espacios entre las actividades diarias y el torrente de pensamientos”.

No existe un modo correcto o un modo equivocado para meditar, cada cual puede
ensayar la forma que le permita un mejor acceso al espacio de no pensamiento. Lo
concreto es concentrar la mente para despojarla de pensamientos extraños.

Al principio podrá parecer difícil, pero imaginemos a la mente como un músculo. Cuando
iniciamos sesiones de gimnasia para fortalecer la musculatura, el comienzo “es algo
pesado”, pero con el correr del tiempo el cuerpo sufre un proceso de adaptación y llega un
momento que nos resulta sumamente fácil realizarla. La meditación es gimnasia mental
y atraviesa por el mismo proceso.

Sin dudas que lleva tiempo, pero a medida que la vayamos ejercitando se podrá advertir
la facilidad con que el foco de atención conciente llega al no pensamiento, como así
también, como aumenta la duración de la permanencia en ese estado. Siempre nos
encontraremos con días mejores y peores para lograr el objetivo de la meditación, pero

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

nunca hay que forzarla. Osho, el precursor de la Meditación Trascendental, sostiene que
exceptuando la buena, “no hay nada mejor que una mala meditación”.

En la meditación se logra un estado de reposo o relajación más profundo y con mayor


velocidad que en el sueño, pero permanece el estado de vigilia, es decir, es un estado de
relajación consciente.

¿De dónde proviene la energía que alimenta el cuerpo?, ¿de dónde provienen cualidades
abstractas como los pensamientos y emociones?, (es bueno recordar que estos atributos
de la mente también dependen de patrones energéticos para experimentarlos). Ambos
existen en la inteligencia universal, y la fracción infinitesimal de esa inteligencia que anida
en nosotros es la encargada de transformar la energía del medio (alimentos, oxígeno) y
adaptarla a las necesidades del cuerpo. También es la encargada de proyectar la aptitud
de pensar y emocionarnos hacia nuestras mentes. En síntesis, la inteligencia universal es
la fuente de todas las cosas y la encargada de organizarlas y darle cohesión.

Si apartamos del camino los pensamientos rancios, que inevitablemente se forman por el
condicionamiento que sufre nuestra conciencia derivado de las experiencias, recuerdos y
vida de relación (condicionamientos kármicos y sociales) y nos sumergimos en el silencio
entre dos pensamientos a través de la meditación, ¿qué logramos?. Llegar a nuestro
interior profundo y reforzar la conexión con el campo de infinitas posibilidades, la
inteligencia misma del universo.

En ese momento la energía que se genera es de altísima calidad (energía saludable)


y naturalmente repercutirá en nuestro cuerpo desplazando la energía estancada
asociada con pensamientos y emociones negativas (energía no saludable) cuya
vibración es de menor calidad, estableciéndose de ese modo un buen flujo
energético que modifica el cuadro biológico a favor de la salud corporal, como ya
se explicó. Pero también logramos un cambio en nuestro modo de pensar, sentir,
percibir, a favor de la salud psíquica.

Al deshacernos de los pensamientos inútiles y negativos, se libera la mente para


dar lugar a la activación de la inteligencia, la creatividad y la inspiración (atributos
propios de la existencia) y aparecen espontáneamente las mejores soluciones para
los problemas. Aparecerán decisiones más sabias y a su vez más placenteras. La
sabiduría surge de la conciencia, no del pensamiento. Siempre que necesitemos
usar la mente creativamente, buscar una respuesta, una solución a un problema,
dejemos de pensar por un momento dirigiendo nuestro foco de atención conciente
hacia nuestro interior profundo, al vacío entre pensamientos. Cuando volvemos, la
mente estará más lúcida y creativa.

La meditación, al ser una práctica que nos lleva al ser espiritual que repercute
concretamente en la mente y en el cuerpo, demuestra una vez más la correlación
existente entre los tres componentes del ser humano para cambiar el paradigma del
modelo médico actual (medicina cuerpo-mente-espíritu).

Pero ¡cuidado!, un tipo de meditación equivocado no sirve, ¿y cómo nos damos

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

cuenta?. Si observamos que nuestros viejos patrones de conducta condicionados por el


pasado no cambian, si nuestra percepción de la realidad sigue siendo la misma, si no
logramos transmutar emociones negativas, si seguimos invadidos por pensamientos
negativos, evidentemente que la práctica que realizamos no nos está dando resultado.

Los beneficios de la meditación de basan en un cambio de conciencia, ese cambio


moviliza energía estancada, y produce el restablecimiento de un flujo energético de alta
calidad con significativos resultados en la salud física y psíquica, si estos resultados no se
logran es porque el método que estamos empleando no es el más adecuado.

Según tengo entendido, salvo que uno se convierta en monje tibetano, la mayoría de los
meditadores ejercen esta práctica dos veces al día entre 15 y 20 minutos de duración,
¿con 40 minutos por día alcanza para absorber sus ventajas?, ¿y el resto del día
podemos hacer cualquier cosa?, pregunta Roberto.

Miguel: obviamente no. Recordemos que nuestra forma de vida tiene que transcurrir
armonizando los propósitos internos y externos dejando de lado la mente en estado
egotista.

Existen distintas prácticas que podemos utilizar durante el día para complementarlas con
la meditación. Eckhart Tolle le adjudica gran importancia a la respiración y dice que “tomar
conciencia de la respiración tantas veces como sea posible, cada vez que recordamos
hacerlo durante un año, es un medio de transformación más importante que cualquier
curso de enseñanzas, y no vale nada”. Y agrega “al tomar conciencia de la respiración
apartamos nuestra atención de los pensamientos y creamos espacio. Es una forma de
generar conciencia. Una respiración conciente (o dos todavía más) varias veces al día es
una manera excelente de traer espacio a la vida”.

La respiración, cuando la hacemos consciente, es un buen modo de traer calma mental


porque no podemos pensar y ser conscientes de la respiración al mismo tiempo, al
respirar conscientemente se detiene la mente y creamos conciencia, ésta a su vez,
restablece los flujos saludables de energía.

Detenernos a observar un árbol, una flor o un objeto sin pensar, verlos en cualquier
momento del día sin emitir opinión ni juzgar, es otra buena práctica porque la observación
consciente sin la emisión de juicios nos aleja del ruido de los pensamientos. Del mismo
modo, ser un testigo silencioso de las emociones negativas cuando aparecen durante el
día, como dijimos anteriormente.

Todos los acontecimientos mentales y físicos se producen a partir de la energía vital (los
antiguos sabios de la India la llamaron prana) que fluye desde el campo de inteligencia
universal. Para una buena función de la mente y del cuerpo debe existir una energía vital
equilibrada y saludable que podemos garantizarla con las siguientes medidas
complementarias a la meditación: dieta saludable, actividad física moderada y
adecuada a la edad, y asumiendo el control de las emociones.

Nuestros problemas cotidianos a la luz de lo que somos

Después de haber conversados sobre todos estos temas por cierto muy interesantes,
¿qué te parece si aplicamos estos conocimientos con fines prácticos para darle respuesta

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a los sucesos cotidianos de nuestras vidas?. Pregunta Roberto.

Bien, responde Miguel, pero antes déjame señalar un principio que, aunque lo hayamos
expresado en otras oportunidades conviene repasar por su importancia. El universo
entero, incluido los seres humanos es en definitiva un continuo de conciencia. ¿Qué
quiere decir esto?. La conciencia pura, la existencia inteligente, invisible e inmanifiesta,
continuamente se va transformando o diferenciando en distintas formas. Se diferencia en
ser humano, en mente, en cuerpo físico. A nivel de la mente también se despliega en
procesos conscientes e inconscientes. Y éste es el dato: nuestro foco de atención
consciente puede tener presente este fenómeno o estar ausente y separarse de la
propia naturaleza.

En este último caso se debilita la conexión existente entre la conciencia universal y su


proyección humana, y el propósito de la conciencia de valerse del ser humano como
vehículo para la coparticipación del proceso creativo en el fenómeno espacio-tiempo no
se cumple debidamente.

¿Quién obstaculiza este propósito?. En esta fase evolutiva del ser humano estamos en
presencia del ego que es el responsable de la separación entre la mente, el cuerpo y el
espíritu, aunque en realidad, como dijimos, más que separar, obstaculiza, intercepta o
debilita la conexión existente entre las diferentes formas de diferenciación de la
conciencia.

Pero el ego es una forma que tiende a desaparecer en la evolución humana. Por
ahora, la humanidad lo tiene arraigado, y la persona que lo concentre con mayor
densidad, es decir, cuanto más se separe de su propia naturaleza con sus
pensamientos, emociones y reacciones, experimentará diversos grados de
sufrimiento, dramas, preocupaciones, depresiones, ira, hostilidad, y también
incrementará notablemente la posibilidad de contraer enfermedades físicas. Vivir a
predominio de la mente egotista es el pecado, el castigo: diferentes estados de
alteración psíquica y física.

En cambio, si la persona dirige su foco de atención consciente hacia su esencia para no


interrumpir el flujo natural de diferenciación en las formas, es decir, no obstaculiza el
continuo de conciencia, se le abre el camino hacia una vida humana o situación vital
plena de oportunidades. De ese modo, podrá disponer de todas sus potencialidades y
habilidades para desarrollar una experiencia de vida feliz y saludable.

Imaginemos una rielera lineal donde podemos correr a voluntad un vástago de un extremo
a otro. En uno está la mente con su máxima expresión egotista, enferma. En el otro,
nuestro espacio interior, conciencia pura, nuestro ámbito espiritual. ¿Hacia dónde
orientaríamos el vástago?. ¿Hacia la infelicidad y enfermedad o hacia el gozo, entusiasmo
y salud?. No te olvides Roberto que nuestro propósito interno es sentir o vivir lo que
somos en esencia: un ser espiritual. El vehículo para lograrlo: nuestra mente por
intermedio del foco de atención consciente (el vástago).

La conciencia entonces, es la única realidad. Se expresa a si misma en un continuo


de niveles o estratos, desde la conciencia pura más “suave” y abstracta, pasando

65 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

por todos los niveles sutiles más “sustanciales” (átomos, moléculas, células, etc.)
hasta la materia más sólida. En este continuo, todo está conectado y relacionado,
todo es la misma cosa, que se manifiesta en diferentes frecuencias o niveles
vibratorios.

Existimos en un campo unificado, y los beneficios prácticos de vivir la unidad de la vida


son inmensos. Cuando decimos campo unificado estamos afirmando la
inseparabilidad de nuestro cuerpo-mente-espíritu y de todo el contenido del
universo.

Como hemos visto, existen muchísimos estudios sobre los grandes beneficios para la
salud y para la mente que se obtienen cuando experimentamos la unidad cuerpo-mente-
espíritu. En esa experiencia, el cerebro funciona de modo coherente, y el resultado se
traduce en un aumento del coeficiente intelectual, en una mayor creatividad, mejor
capacidad de aprendizaje y rendimiento académico, razonamiento moral, estabilidad
psicológica, madurez emocional, es decir todo lo bueno depende del funcionamiento
ordenado del cerebro cuando experimentamos el campo unificado.

Estas virtudes se pueden dar siempre, porque fuimos diseñados, creados, destinados
para crecer en creatividad e inteligencia a lo largo de toda nuestra vida.

Continúa Miguel, quería repasar estos conceptos antes de ir a tu pregunta porque le da


sustento a las actitudes que armonicen el quehacer diario con el propósito de la
conciencia universal. Vayamos a los actos más comunes de la vida diaria, (la mayoría de
estos ejemplos han sido extraídos de “El poder del Ahora”, y de “Una nueva tierra”, de
Eckhart Tolle).

Analicemos “el tener” que es una meta muy arraigada en la sociedad de consumo. Para
ello debemos remitirnos al ego. Al decir de Tolle, su existencia está condicionada por lo
que deseamos tener (el contenido del ego) y la necesidad inconsciente de identificarnos
con el objeto (la estructura del ego). El contenido (automóvil, bicicleta, ropa, etc.) y la
estructura (el yo, o mío), se fusionan en una sola cosa.

Básicamente el ego necesita hallarse en las cosas, y cuando adquirimos un auto o una
casa, lo logra. Se engrandece, se fortalece porque el objeto “casa” o “auto” pasa a ser “mi
casa”, “mi auto”. La construcción mental “mí” y la construcción mental “objeto” se
confunden en una sola entidad.

Cuanto más cosas tengamos, sobre todo si tienen gran valor económico, si nos
identificamos con el ego nos crea una sensación de poder,”yo tengo más cosas, ergo,
tengo más poder”. En realidad, el poder no está representado por el valor de la
propiedad, sino por la sensación “de tener” que nace de esa propiedad. Esa
sensación proviene de la mente egotista, y si bien es cierto podemos disfrutar el placer de
adquirir la propiedad, éste es pasajero, poco después el ego “nos va a pedir más”, otras
cosas materiales. El ego es insaciable.

¿Cuál es el problema de querer tener más cosas?, interrumpe Roberto, no le veo el lado
malo.

Miguel: el problema no es ése, sino vivir a predominio del ego. Cuando creemos que

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

somos más por tener más cosas, o cuando creemos que el placer de tener cosas es lo
que verdaderamente nos hace feliz. El ego, nos va a dar placeres fugaces pero
también otras sensaciones: sufrimiento, preocupación, ira, depresión, que serán
más agudas cuánto más densidad tenga. De allí el dicho “el dinero ayuda pero no hace
la felicidad”.

¿Entonces no tiene importancia tener cosas, no tendríamos que proponernos adquirir una
casa, un auto, nada?, pregunta Roberto.

No, no quise decir eso, contesta Miguel. Podemos adquirir sin culpas todo lo que
deseemos y que se ajuste a nuestro presupuesto. Podemos fijarnos como meta una
abultada cuenta bancaria. Hay que honrar todo lo que tenemos, poco o mucho,
pertenecen al ámbito de existencia donde todos estamos. Lo que no podemos hacer es
utilizar las cosas para fortalecer nuestra falsa identidad, para darle más poder al ego.
¡Ése es el error!.

Si vives junto con las cosas desde tu ser interior (nuestra identidad esencial), es decir si
no te identificas con ellas, a tal punto que si las pierdes o sientes la amenaza de perderla
no es motivo de desesperación, el placer va a ser mayor porque tendrá un grado más
grande de autenticidad.

En este momento aparece Roberto creyendo haber descubierto algo. ¡Ahora entiendo
porque el comunismo tuvo tanta adhesión!. Significó el despojo de la propiedad individual
para socializarla, ¿no es ésta una práctica espiritual?.

¡Cuidado!, reacciona Miguel. Despojarse de una posesión no quiere decir despojarse


del ego. El comunismo, en nombre del bien común llevó a la tortura y a la muerte a
millones de personas y eso no es una práctica espiritual. Eliminó la propiedad privada,
pero creó una estructura mental colectiva de “nosotros tenemos razón”, ellos (los
capitalistas) “están equivocados”. El ego que se identificaba con la propiedad privada en
el capitalismo, cambió por la identificación de “tener razón” en el comunismo. “Nuestra
razón” justifica las muertes porque “nuestra razón” nos dice que la gente vivirá mejor.
Cambia el contenido pero no la disfunción estructural. Al ego no le interesa el objeto,
sino identificarse con el objeto, sea éste una parcela de tierra, un automóvil o una
ideología.

Hablando de la necesidad del ego de identificarse con las cosas, me viene a la memoria
la imagen de una adolescente que hacía un tiempo que no la veía y estaba
extremadamente delgada. Estaba sufriendo un cuadro anoréxico y afortunadamente, tras
reconocerlo, había comenzado el tratamiento. ¿Cuál es la característica que se presenta
en estos casos?. La identificación con su mente. Su mente le dice ¡estás muy gorda!, y
ella que cree ser su mente, le hace caso y no come.

¿Cómo se resuelve este grave problema?. Hay que hacer el esfuerzo de hacerle entender
que “ella no es su mente”. Cuando la persona logra advertir que transita por un falso
sentido de identidad, cambia las necesidades de su mente para satisfacer las
necesidades legítimas de su cuerpo.

Vivir a predominio del ego, que es disfuncional a los dictados de la naturaleza, tiene como
en este caso, un alto costo. Dicha adolescente debe cambiar su foco de atención
consciente con tratamiento psicológico asociado a prácticas espirituales y regular el

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

funcionamiento de su cuerpo (medicina cuerpo – mente – espíritu).

¿Las adicciones, se tratan de la misma manera?, pregunta Roberto.

Miguel: para hablar de adicciones primero debemos hablar de estado de bienestar. ¿Qué
es un estado de bienestar?, es la exaltación del espíritu. Cuando logramos expandir
nuestra conciencia y llegar a nuestro ser interior, la sensación es de bienestar. Ese es el
modo auténtico de experimentarlo.

Pero nuestra mente egótica siempre busca atajos, senderos equivocados que se apartan
del auténtico recorrido, sino se disolvería. Uno de ellos es buscar el bienestar a través de
la adicción, expresando grados primitivos de conducta. La adicción trata de conseguir
el bienestar actuando como sustituto de las prácticas espirituales.

Es un comportamiento compulsivo, reiterativo, incontrolado, que se acumula en el tiempo.


El trastorno mental tiene su correlato físico y cuando toma fuerza, es difícil cambiar el
patrón de comportamiento porque las células del organismo demandan el químico que
produce la adicción, sean éstos externos, (nicotina, alcohol, drogas) o internos fabricados
por el mismo organismo cuando es gobernado por ciertas conductas, como por ejemplo,
adicción al trabajo, al juego, o a ciertas emociones negativas.

Las células tienen receptores para los químicos, que al ser captados, comienzan a formar
parte de su proceso metabólico. Ante el consumo reiterado de un químico exógeno
(cocaína por ejemplo) o ante la frecuente fabricación de neuropéptidos (proteínas
producidas en el cerebro en estados emocionales), los receptores se insensibilizan y
dejan de captarlos. Las células, que lo habían incorporado a su metabolismo para
producir la sensación, reclaman más y más ingesta del químico exógeno (cocaína) o más
“estado emocional destructivo” que fabrique el químico endógeno (neuropéptido), de allí
las dificultades para salir de las adicciones porque hay un llamado celular que
satisfacer.

La adicción, cuando es grave, necesita tratamiento médico, psicológico y espiritual


(porque en esencia es una enfermedad espiritual), es decir, se debe recurrir a la
medicina cuerpo–mente–espíritu. Habitualmente se lo trata con medicamentos
(actúan en el cuerpo) y terapia psicológica (actúa en la mente), pero no se incluye la
práctica espiritual, cuando en realidad es la base del problema. Por tal motivo es
tan difícil controlar la adicción, y después de un período de tiempo puede
reaparecer.

Cualquier búsqueda de bienestar que no sea el camino espiritual es contra natura,


en consecuencia peligroso, y a veces muy riesgoso, como correr en moto, ser
automovilista, o adoptar una actitud común entre los adolescentes cuando “quieren
adrenalina” y realizan las famosas “picadas” que terminan muchas veces en tragedias.

En mi lugar de trabajo, o cuando estoy en otro ambiente y algo me cae mal, o alguien
hace o dice cosas que no son de mi agrado, que me parecen injustas, comienzo a tener
una sensación de excitación que puede desencadenar en quejas y reproches. A veces
sensación de enfado, me pongo impetuoso y en mi mente se dispara el impulso de querer
intervenir para “poner las cosas en su lugar”. Son estados espontáneos y molestos y en

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

muchas oportunidades surge un arrepentimiento tardío. ¿Esas son actitudes


inconscientes verdad?, pregunta Roberto.

Miguel: lo que habitualmente denominamos actitudes inconscientes porque no son


prolijamente analizadas por la mente racional y se expresan a través de emociones
(enojo, hostilidad, resentimiento), es la típica reacción de nuestra mente egótica que “está
trabajando a todo galope”.

¿Quieres que te indique cómo debes proceder ante esas circunstancias?. ¡Por supuesto!,
contesta Roberto, a nadie le gusta pasar por esos momentos.

¿A nadie?, continúa Miguel, a muchas personas les encanta el conflicto, es más, lo


buscan. Obviamente son las que viven con un alto grado de disfunción egotista. La
densidad del ego es de tal magnitud que es muy difícil sacarlas de ese encierro mental.
Naturalmente no pueden eludir las alteraciones que dicho estado provoca. Aquellas que
se dan cuenta de su inconsciencia, son más proclives a un cambio en sus actitudes.

En la mente se experimentan los pensamientos, las emociones y patrones reactivos que


se repiten. Los pensamientos están condicionados por el pasado (historia familiar,
contexto, cultura, educación, etc.) y cada recuerdo, interpretación, punto de vista, le da
sustento a las emociones y reacciones que se almacenan en el inconsciente. Cuando nos
identificamos con ciertos pensamientos que emergen en forma involuntaria y compulsiva,
pasan a ser los que predominan y guían nuestra conducta. Pero debemos enfocar
nuestra atención conciente hacia otra dimensión: la conciencia que sabe que estamos
pensando. Esa conciencia no es parte del pensamiento y ¡es la que debe predominar!.
Caso contrario estamos a merced del ego con el riesgo que ello implica.

La queja, el enojo, la hostilidad, la irritabilidad, el resentimiento, entre otras, es la


estrategia que utiliza el ego para fortalecerse.

Para neutralizar estas emociones, debemos correr el foco de atención conciente hacia
nuestra identidad esencial: el ser interior. El ego se disuelve de esta manera y sus
defectos perjudiciales desaparecen. En términos espirituales la conciencia siempre es
superior a la inconciencia porque genera energía de más alta calidad, y por lo tanto, es
capaz de anularla.

Cuando nos encontramos en una situación de predominio de la mente egotista,


aparecerán las emociones negativas, ¿cuáles son los síntomas?, aceleración de la
frecuencia cardíaca, o bien, una sensación de “hormigueo” en la boca del estómago,
quizás irritación y picazón en algún lugar de la epidermis (piel), cada cual responde de
manera diferente.

En primer término, hay que reconocer la emoción en el momento que aparece, ubicar su
manifestación corporal y fijar la atención por unos instantes en ese lugar. Este paso es
importante, reconocerla. Nada se puede modificar si no se reconoce. Luego hay que
realizar el ejercicio mental de apartarse del pensamiento, por unos segundos, dejar de
pensar. Es muy útil concentrarse en la respiración, como entra y sale el aire de nuestro
cuerpo sin esfuerzo alguno. Los que practican yoga conocen muy bien la técnica. Poco a
poco los síntomas irán desapareciendo, porque al dejar de pensar, se fortalece la

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

conexión con nuestro ser espiritual, que había sido obstaculizada por el ego, y se
estabiliza el flujo energético en nuestro cuerpo.

El ego consume mucha energía vital innecesariamente, es un derroche lastimoso de


energía que necesitamos para que nuestro sistema inmune (defensivo) no se debilite. Al
dirigirnos hacia la fuente de creación de energía, no solo cesa el consumo inútil, sino que
se genera energía saludable para nuestro organismo, como dijimos anteriormente.
Además se abren las puertas para el desarrollo de nuestras potencialidades creativas. Si
estamos trabajando y nos liberamos del ego, seguro que nos va a sorprender la calidad
de nuestra labor.

La situación planteada en nuestro lugar de trabajo o en cualquier otro ámbito que


desencadene una emoción negativa es una realidad y nosotros no podemos cambiar la
realidad, solo debemos saber que hacer con ella. Si la podemos modificar bien, y sino,
la aceptamos o quedamos a merced de la emoción, la toleramos o nos enojamos. De
nosotros depende la elección. El modo correcto de reaccionar es controlando la emoción.

¿Y cuando nos sometemos a una discusión, porque nos agraviaron o no toleran nuestro
punto de vista, qué hacemos?, pregunta Roberto.

Miguel: perdón, podrías incluir en la pregunta “y también agravio o no tolero el


pensamiento del o de los otros”, ¿no te parece que es más completa?.

Cuando una persona discute con otra para ver quien “tiene razón”, se establece una
lucha entre egos. Si somos consciente de ello, la mejor forma de actuar es no reaccionar
al ego de los demás, poco a poco se impone la cordura porque la conciencia siempre
triunfa sobre la inconciencia (recordemos que en términos espirituales inconciencia
significa estar alejados del ser interior).

No reaccionar no es signo de debilidad sino de fuerza. Ello no quiere decir que no


digamos nada, hasta podemos responder con firmeza cuando creemos ver en otra
persona un error, pero simplemente dar a conocer nuestra visión desde una perspectiva
consciente (sabiendo que no es el ego el que debe actuar). Seguramente nuestra opinión
se tendrá muy en cuenta si está en el marco de una cierta lógica y atenida a los hechos,
no dirigida a la persona con el afán de convertirla en un oponente.

Si una persona llega tarde a una cita, no es lo mismo decirle ¡qué lástima ya no es
hora!, que trasmitirle: ¡qué impuntual e irresponsable que eres y yo tuve que
esperarte, pero ahora no puedo!. En el primer caso nos referimos al hecho en si
mismo, en el segundo hubo un “yo” (un ego) que recrimina a otro ego. Hubo un ego
al servicio de sí, no de sugerir un cambio de la situación. No es lo mismo referirnos
a un hecho o a un suceso, que reaccionar contra otra persona que tiene una opinión
o punto de vista contraria de esos mismos hechos o sucesos. La forma de manejar
o abordar la situación es desde la visión amplia de los hechos y no desde la
necesidad compulsiva e involuntaria del ego de considerar un contrario al que tiene
una opinión diferente y merece que recriminemos su actitud.

Este proceder es aplicable del mismo modo a las situaciones. Cuántas veces nos
creamos la estructura mental de víctima, no ante otra persona, sino ante una situación

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

adversa. ¡Siempre me ocurre esto a mí!. ¡Otra vez, qué destino el mío!, solemos decir. El
ego se fortalece porque encontró el culpable: el destino, y “yo”, la víctima. Lo que sucede,
sucede. Si podemos actuar para modificar la situación, lo hacemos y sino, debemos
aceptarla.

Me parece muy interesante y verdadero todo lo que dices, aclara Roberto, pero lo veo
inaplicable en la vida diaria. ¿Cómo reaccionar de la forma que aconsejas en un debate
político por ejemplo?. Y digo en un debate político porque no debe haber un ámbito donde
se vea con mayor claridad la densidad del ego, tanto individual como colectivo.

Es muy interesante lo que acotas, replica Miguel. Es cierto que la estructura egotista del
ámbito político es muy pesada, aunque hay otras más densas, por ejemplo, la militar.
Indudablemente hay espacios más disfuncionales que otros pero todos tienen una base
común: “tener razón”. Tener razón es identificarse con una opinión, punto de vista, juicio,
pensamiento. Y cuando “damos batalla en el campo de las discusiones” para ver quien
tiene razón, estamos fortaleciendo el ego. Y si ganamos, no podemos disimular una
sensación de placer. Es el placer que emana del ego.

Debemos tener en cuenta que debido a la historia, la cultura y la educación que


recibimos, la humanidad ha ido diseñando una sociedad separatista. Separa a los que
piensan distinto, y separa al propio individuo en mente egotista y espíritu. Todavía
estamos muy lejos de actuar con criterio de unidad personal y colectiva. Por lo tanto, en
muchísimas oportunidades puede darse el caso de que nos alejemos inconscientemente
del modo correcto de reaccionar y nos sujetemos al juego de la disputa estéril, del
agravio, de la discriminación. Si no podemos evitarlo, la reflexión conciente del error
cometido es importante, pero no suficiente. Siempre que el ego “triunfe”, nuestra
esencia es olvidada y eso tiene un costo, nunca es gratis.

El modo correcto de actuar es siempre concentrando nuestra visión en la situación, no en


las personas que tengan otra opinión. No hay que discutir poniendo el foco en ¡cómo hago
para lastimar el ego de tal o cual!, hay que hablar con firmeza sobre la propuesta, sobre el
proyecto o programa, tratando de demostrar que puede ser lo mejor desde nuestra óptica:
afirmar, ¡esto es lo que habría que hacer!, y no incurrir en el combate del ego contra ego
diciendo, ¡eres un idiota, cómo se te ocurre querer hacer esto!. La creatividad opera en
los sucesos, no contra las personas, por eso las personas que actúan en cualquier
ámbito sobre las situaciones son las que aportan las mejores ideas.

¿Qué podemos hacer cuando no nos gusta la actividad que tenemos o nos encontramos
con días que la ejercemos con desgano?, pregunta Roberto, porque es una situación muy
común en nuestras vidas y también preocupante.

Miguel: es muy preocupante, a tal punto que una acentuada insatisfacción laboral si se
mantiene durante mucho tiempo puede desencadenar muertes prematuras por
complicaciones cardiovasculares, como hemos visto anteriormente.

Pero comencemos con dar detalles de la satisfacción que experimentamos cuando nos da
placer lo que hacemos. ¿Qué nos está sucediendo?, nos concentramos totalmente en la
situación, a tal punto que somos uno con ella. En realidad se fusiona la situación con
nuestro ser interior, de tal modo que potenciamos el atributo creativo y los actos son más
eficaces. A este estado donde la conciencia se funde con la acción se lo denomina
“flujo” y el entusiasmo (emoción positiva) se alinea con la tarea que estamos

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

llevando a cabo.

En el estado de “flujo” la actividad cerebral está más sosegada, contrariamente a lo que


sucede en situaciones de mayor tensión ocasionadas por tareas que consideramos
menos atractivas donde aumenta dicha actividad, por tal motivo, hasta el trabajo más duro
puede resultar renovador y pleno en lugar de extenuante.

Al estar en armonía con el propósito del todo, le imprimimos un gran poder a lo que
hacemos. Es el caso del músico cuando compone, del artista cuando interpreta la obra,
del cirujano cuando opera. No está actuando el ego, nuestro ser espiritual es el que
domina la escena. Quizás no lo apreciemos pero el trabajo se convierte en una práctica
espiritual.

Pero cuidado que podemos sabotear nuestro propio quehacer, ¿cómo?, por ejemplo si
retenemos información o ayuda o tratamos de obstaculizar el trabajo de otras personas
para evitar que tengan éxito, eso no es una sana competencia. Mientras más incluimos a
los demás, mejor fluyen las cosas y más recibimos todo lo que anhelamos porque el
universo colabora colocando a las personas y las circunstancias en nuestro camino. No
olvidar que no somos seres separados sino que estamos interconectados con todas las
cosas.

Puede ocurrir, de acuerdo a tu pregunta, que en determinados días no estemos en


condiciones de comunicarnos armoniosamente con nuestra tarea. En esas oportunidades
el ego está en acción, ¿preocupación?, ¿conflictos afectivos?, ¿algún grado de
sufrimiento?. Todas estas propiedades son del ego. Al predominar el ego, nuestro ser
espiritual se encuentra bloqueado. En estos casos debemos “entrar en flujo”. ¿Cómo
hacer?, muy simple, la esencia del “flujo” es la concentración, por lo tanto, hay que llevar
el foco de atención consciente a la actividad que estamos desempeñando. De esta
manera logramos un estado mental muy relajado y carente de todo ruido emocional, muy
distinto a los momentos de aburrimiento, fatiga, ansiedad o enojo.

El arte de vivir nos señala que debemos aprender a reaccionar ante esas situaciones, ¿de
qué manera?, aprender a ser uno con la situación, a fundirnos con ella. No debemos
reaccionar contra la situación. Para ello debemos encontrar un estado de quietud,
alejarnos de los pensamientos compulsivos e inútiles y de las emociones negativas. Abrir
nuestro espacio interior para liberarnos de la posesión de la mente. Desde nuestro ser
interior aparecerá la calma mental dando lugar al surgimiento de nuestra capacidad
creativa.

No tendría que sorprendernos si al abandonar el ego mientras trabajamos logramos un


extraordinario éxito en lo que hacemos. El trabajo que se convierte solamente en un
medio para alcanzar un fin, no puede ser de alta calidad.

Debemos tener en cuenta también que cometeríamos un gran error si tratamos


forzosamente de ser eficaces en lo que hacemos porque en ese caso aparece el ego que
se encontraba agazapado. Tenemos que generar el espacio para el fluir espontáneo de
los acontecimientos.

Pero también puede ocurrir que la actividad que desarrollamos no nos atraiga para nada.
Este es un problema que debe ser asumido rápidamente, ¿cómo?, de dos formas. Una de
ellas es la aceptación, si no podemos disfrutar lo que hacemos por lo menos debemos

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

aceptarlo. Aceptar significa que, por ahora ésta es la situación, y debemos


enfrentarla con buena predisposición. Significa estar en paz mientras la realizamos, y
la paz es una vibración sutil de energía que penetra en lo que hacemos. Le damos un aire
de conciencia a la tarea.

Si no es posible aceptar, debemos cambiar de rumbo lo más pronto que podamos, ya


sé que es muy difícil, pero no es improbable. Es la única forma de recomponer estados
más puros de conciencia. Poniendo todo el empeño, toda la voluntad, toda la fuerza
de la intención, creando un esquema mental de cambio, ¡es posible!. En su defecto la
mente egótica gobernará nuestra vida que se impregnará de sufrimiento y dolor.

¿Y cuando nos quedamos sin trabajo?, pregunta Roberto.

Miguel: en la vida mundana tenemos la necesidad de insertarnos socialmente, y lo


hacemos desarrollando una identidad. El trabajo no es solamente una manera de ganar
dinero sino una forma de afirmar la identidad de ser humano consagrado al proceso
creativo. Aunque la verdadera identidad es nuestra esencia espiritual.

En consecuencia, la pérdida del trabajo necesariamente afecta el equilibrio emocional


porque la persona pierde un lugar en el marco de la sociedad organizada en el trabajo. La
misma sociedad ha creado modos de compensarlo con seguros de desempleo, pero no
alcanza para recuperar el valor que la ocupación genera porque no logra sustituirlo. La
precariedad laboral produce el mismo efecto porque también disminuye la autoestima.

Sin duda que estas situaciones generan un alto impacto en la vida emocional de la
persona al ser privada de los efectos estimulantes del trabajo que perjudica no solo a
quien lo sufre sino también a su entorno. Es común en boca de funcionarios reconocer
como buena medida el otorgamiento del seguro de desempleo, desconociendo quizás,
que atenta contra la salud psíquica del desocupado si esa situación es prolongada.

Son momentos difíciles, no obstante siempre está el recurso de recurrir a nuestro interior
profundo donde existen las fuerzas necesarias para buscar en otros lugares la solución
del conflicto. Si la persona que ha perdido el trabajo sabe que en vez de llenar su espacio
mental con sufrimiento y preocupación, concentra su pensamiento en nuevas
oportunidades con confianza, perseverancia y fe en sí mismo, seguramente aparecerá
la solución de su problema. Por el solo hecho de ser un humano, esas virtudes no le
faltan.

Una situación que vivimos con frecuencia son los momentos de crisis, ¿Qué es la crisis?.
¿Cómo enfrentar y superar los momentos de crisis?, pregunta Roberto.

Miguel: si interpretamos por crisis una nueva realidad, un cambio de situación hacia otro
contexto, podemos decir que es parte del proceso de la vida. La vida está compuesta por
períodos de crisis, siempre vamos a tener una nueva, y lo importante es desarrollar otras
capacidades para superarlas. Las crisis, la incertidumbre y más lejos el caos, rompe con
el confort, con el estado de comodidad, a los que debemos enfrentar con nuevas
competencias.

Y aquí algo positivo, ¡nunca se aprende desde el estado de confort!. Las crisis son
necesarias para desarrollar nuevos aprendizajes y marcan de ese modo el proceso
evolutivo. Cierta forma de felicidad se logra precisamente cuando aprendemos a

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

manejarnos con comodidad en medio de la incertidumbre, pues siempre vamos a tener


crisis. Por ello es necesario desarrollar un aprendizaje permanente de lo cotidiano.

Aprender nos lleva a observar, a reflexionar y de allí a innovar para vencer los períodos
de crisis. ¿Cómo?, todos los días debemos preguntarnos ¿qué funcionó hoy?, ¿qué
puedo hacer para mantener el buen funcionamiento?. O bien ¿qué no funcionó hoy?,
¿qué puedo hacer para que no se repita?. Ser observadores de la vida. Tener en cuenta
que en los períodos de crisis siempre aparecen nuevas oportunidades.

Una cuenta que siempre conviene hacer es ver cuanto tiempo empleamos en recreación o
entretenimiento y cuanto gastamos en él, y cuanto tiempo empleamos en profundizar el
conocimiento, educación o aprendizaje y cuanto gastamos en este rubro. Cuando la
ecuación se inclina hacia la segunda opción ampliamos las posibilidades de éxito ante la
crisis.

El inconveniente se presenta cuando va acompañada con miedo, ira o tristeza, emociones


que necesariamente debemos controlar desde estados más puros de conciencia. En ese
contexto, podemos decir que la manera de superar el momento es directamente
proporcional a la cantidad de incertidumbre que podemos manejar con comodidad.

¿Sabías que vivir a predominio del ego es una pesada carga, no?. Pregunta Miguel. Sí,
de acuerdo a lo que vienes comentando, pero no logro ubicarlo en su real dimensión,
responde Roberto.

Miguel: mira, es tan pesada que inconscientemente tratamos de desidentificarnos en


muchas oportunidades.

¿Cómo?, interroga Roberto. Continúa Miguel: por ejemplo, ¿por qué el alcohol y ciertas
drogas, nos hacen sentir mejor, más alegres, más relajados y despreocupados?. ¿Por
qué nos desinhiben y nos hacen sentir más auténticos?. La razón hay que encontrarla
en que nos alejamos de los pensamientos. Nos desprendemos parcialmente de la
pesada carga de los pensamientos y de las emociones.

Nos “aligeramos del yo problemático fabricado por la mente” y nos acercamos a nuestro
espacio espiritual. El efecto del alcohol y de algunas drogas operan en sentido de la
desidentificación, nos liberan de nuestra identidad. Pero debemos hablar claro, de
nuestra falsa identidad. Nos libera de la carga del ego y por eso a algunas bebidas
alcohólicas se las denominan “bebidas espirituosas”, pero no tienen nada de espirituales,
no influyen en nuestro espíritu, sino en nuestro cerebro y en nuestra mente egotista.

¡Cuidado, ése es un camino equivocado!. Inconscientemente tomamos un atajo y nos


perdimos sin darnos cuenta que había un cartel que nos decía “Peligro: adicción”. Si
queremos liberarnos de nuestros pensamientos tenemos que trascenderlos, no caer
por debajo de ellos. ¿Por qué son sustancias capaces de crear adicción con secuelas de
enfermedad psíquica y física?. Porque es el camino equivocado para desidentificarnos del
“yo” e identificarnos con nuestra esencia, con nuestro componente espiritual. Siempre que
busquemos consciente o inconscientemente sustitutos para acercarnos a nuestro ser
interior pagaremos un precio, muchas veces, demasiado alto.

Otro ejemplo, fiestas relacionadas con disfraces, carnaval, etc. ¿Por qué, desde hace
muchísimos años una gran cantidad de personas se divierten disfrazándose en distintas

74 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

fiestas?. Sin duda que resulta ser un buen atractivo. Ese es otro modo de lograr una
desidentificación y actuar de una manera que no lo harían sin el tapiz que intenta ocultar
el falso sentido de ser. ¡Y mejor si va acompañado con alcohol o drogas!.

Pero volvamos al disfraz, ¿está bien o está mal?, pregunta Roberto, porque muchas
personas encuentran una buena forma de divertirse de esa manera.

Miguel: ninguna de las dos posiciones. Cualquiera puede divertirse si al mismo tiempo
es consciente de su verdadero estado de ser. Pero actuando desde la inconsciencia
siempre está latente el riesgo que esa situación conlleva.

Tengo una duda, interrumpe Roberto. Al hablar de la desocupación, mencionaste que el


trabajo es muy importante para afirmar la identidad del ser humano. Posteriormente dijiste
que el alcohol, la droga, el disfraz, son medios que utiliza la gente para desidentificarse
porque los pensamientos incesantes significan una pesada carga. ¿No es esto una
contradicción?.

Miguel: ¡qué buena es tu pregunta!, porque sirve para aclarar el concepto. Somos en
realidad seres espirituales con experiencia ocasional de seres humanos. La verdadera
identidad está asociada a lo que somos en esencia: seres espirituales. Ahora, cuando
decimos “yo” José Rodríguez, número de documento tanto, domicilio tanto, nos estamos
identificando con el ser humano que hace su experiencia en este mundo, que se relaciona
con otros seres humanos y por lo tanto se diferencia de esos otros.

Una de las formas de lograr equilibrio emocional es afirmando la identidad humana


con trabajo creativo en el marco de las relaciones. Pero afirmar la identidad humana
en el sentido que estoy empleando el término no es fortalecer el ego, sino la
autoestima. Si alimentamos el ego, estamos creando pensamientos involuntarios,
repetitivos e inútiles. Como esos pensamientos se transforman en una pesada
carga, con frecuencia surge la necesidad de desidentificarnos del ego con alguna
de las formas que mencionamos.

Cuando tenemos un trabajo que nos gusta, que nos hace sentir bien, que no solamente lo
tomamos como un medio para conseguir recursos, lo que realmente estamos haciendo es
fortalecer el amor a nosotros mismos, de eso se trata. Si lo perdemos, nos
desequilibramos emocionalmente porque se debilita el sentimiento de amor que nace de
nuestro ser interior.

El significado que debemos darle es el de afirmar nuestra identidad en el mundo de las


formas a través del trabajo para fortalecer la autoestima, no el ego que siempre es
disfuncional. La pesada carga la tenemos cuando vivimos a predominio del ego, que es lo
mismo que decir a predominio de pensamientos repetitivos e inútiles. En ese caso
tendremos la necesidad de desidentificarnos con frecuencia (alcohol, droga, disfraz, lo
que sea).

Estamos hablando de una mente disfuncional, de pensamientos inútiles, de emociones


negativas, con características indeseables, ¿dónde está el lado positivo de la mente?,
pregunta Roberto.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Miguel: la mente es un instrumento maravilloso que tiene el ser humano, encargada de


experimentar las cualidades de la existencia en el mundo de las formas. Fíjate la
propiedad que tiene ¡no envejece nunca!, el cerebro envejece, pero la mente no. Puede
generar pensamientos toda la vida sin agotarse, pero necesita ser “alimentada”.

¿Cómo, con qué?, pregunta Roberto. Contamos con una excelente “herramienta”,
responde Miguel, el foco de atención consciente.

La mente egótica, o mente condicionada la poseemos todos y no tenemos que hacer un


gran esfuerzo para dejarla de lado. Solo debemos alimentar una nueva conciencia
diariamente y en forma consistente. Poco a poco nos vamos a ir dando cuenta de la
transformación, pero ése es el lado no visible. La fase tangible la observamos en el
cerebro. Progresivamente se van desarrollando nuevos patrones neuronales, nuevos
senderos que reemplazarán a los antiguos, creando la base física sustentable de la nueva
conciencia. La conciencia que armonice con el ser interior. Esa es la manera útil de usar
la mente, solo tenemos que redirigir el foco de atención consciente.

No debemos alimentar al ego, por allí vienen las alteraciones psíquicas y físicas al
provocar la ruptura de la armonía entre la mente el cuerpo y el espíritu.

Armonizar significa en términos gauchescos “tirar todos juntos para el mismo lado”. Pero
“alguien tiene que dar la orden”. El “guía” es sin duda nuestro cuerpo espiritual, la mente y
el cuerpo físico deben actuar en armonía con los dictados de la existencia. ¿Y cuáles son
esos dictados?. Pues veamos el universo, veamos lo que nos muestra la naturaleza
cuando se manifiesta en el mundo de las formas. A pesar de las limitaciones de nuestros
sentidos es fácil ver creatividad, evolución, belleza. Pero además de ver las formas como
puntos de referencias para actuar en armonía, debemos trasmitir cualidades intangibles:
amor, compasión, verdad, inteligencia. Éstas son las cualidades de la existencia. El ser
humano las tiene pero en general también las olvida, ¿cuándo?, cuando el ego se hace
presente.

Entiendo bien la armonización que podemos lograr entre la mente y el ser espiritual, pero
¿y el cuerpo?, ¿cómo hacemos para integrarlo?, pregunta Roberto.

Miguel: es lógico que no percibas el valor espiritual de nuestro cuerpo porque es invisible
al ojo humano. Pero presta atención. Siguiendo a Chopra, mientras tu mente muchas
veces se aparta del ser espiritual, el cuerpo nunca lo hace, está siempre integrado.
La inteligencia universal está presente en nuestro cuerpo. Sino ¿como te explicas que
todo funcione sin la intervención de tu mente consciente?. El funcionamiento del sistema
digestivo, respiratorio, urinario, del sistema inmune, la propia actividad cerebral, etc.,
¿como pueden operar si no es con la intervención de una inteligencia mayor?. ¿Tenemos
conciencia de ello?. El cuerpo es un compañero fiel, nos acompaña permanentemente.

Solo nos pide consideración, reciprocidad, ¿se la damos?. Generalmente yo diría que no.
O acaso ¿evitamos fumar, tomar alcohol en exceso, evitamos el sedentarismo, la
alimentación no saludable, y cuántas cosas más?. ¿Le prestamos atención cuando nos
pide consideración en formas de síntomas o de sensaciones de pérdida de energía
o desgano, entre otras?. No te olvides, la mente maneja variados aspectos de la agenda
del cuerpo y la tarea de armonizar nuestros componentes (cuerpo, mente, espíritu) le
compete a nuestra consciencia, a nuestro campo de atención consciente.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

El camino está trazado, el guía está siempre presente (nuestro ser espiritual), la mente
debe responder transitando el sendero guiado todos los días, consistentemente, sin
esfuerzos, con entusiasmo. ¿Con qué instrumento?. El foco de atención consciente es el
encargado de llevarnos hacia estados más puros de conciencia. La mente fue diseñada
para experimentar grados de conciencia en armonía con la inteligencia mayor del
universo.

Cuando armonizamos el cuerpo, la mente y el espíritu, podemos decir que estamos


en presencia a de un ser completo. Pero no termina ahí, también se vuelven
completas las relaciones familiares y sociales. Podemos hablar entonces de “vida
plena”, de “calidad de vida”, independientemente de la posesión de bienes
materiales o del éxito que tengamos en nuestra actividad.

¿Si cambiamos de tema?. Tengo una duda, dice Roberto. ¿De qué manera influye el
adelanto tecnológico en nuestras vidas?.

Miguel: estamos asistiendo a fenomenales avances tecnológicos que van acompañados


de colapsos ecológico, políticos y económicos. ¿No es esto una paradoja?. ¿Cuál es la
causa?. La evolución basada en el pensamiento y en el descubrimiento que sea utilizado
como factor de destrucción, disgregación, separación, o para aumentar la brecha entre los
que más pueden y los que menos posibilidades tienen, siempre va a tener esos
resultados.

El pensamiento egotista separa a los seres humanos y éstos, a su vez, de la naturaleza.


Crea la ilusión de que la humanidad avanza cuando se descubre primero la radio, luego la
televisión, y hoy la tecnología cibernética, pero simultáneamente se contamina el medio
ambiente, nos apartamos de la naturaleza y nos distanciamos entre los seres humanos.
Es que el predominio de la mente egótica no contribuye a acercarnos, sino que nos aleja
cada vez más.

Pero tengamos presente que el universo y nuestro planeta, forman un todo


inseparablemente unido, por lo tanto, estamos unidos con las plantas, con los animales y
también con las máquinas y aparatos resultantes del descubrimiento tecnológico.

Las generaciones pasadas estaban más vinculadas con la naturaleza, los niños de hoy
con las máquinas, ¿es esto bueno o malo?. Depende, si se utiliza la máquina fuera de
toda actividad creativa no es bueno. Si establecemos un vínculo inteligente con la
máquina sí. Si comprendemos que las máquinas y los seres humanos estamos
interconectados y relacionados para contribuir con el proceso creativo, no solo es bueno,
sino que también es útil.

Podemos entender con relativa facilidad la conexión que tenemos con las plantas y
los animales, pero nos cuesta más asimilar este concepto con las máquinas o
aparatos. Sin embargo, si pensamos que la tecnología es un proyecto humano
identificado con el proceso evolutivo hacia la creación de nuevas formas, se nos
presenta una visión más clara.

77 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

En realidad la tecnología es algo nuevo que la humanidad va descubriendo, no es


producto de su creación, por lo tanto es una forma más que la inteligencia universal nos
pone a disposición, y no está separada de la naturaleza. Nosotros la separamos
utilizando la mente en estado egotista.

Pongamos como ejemplo la televisión, que es la actividad más compartida por millones de
personas en todo el mundo. ¿Es un medio de comunicación positivo o negativo?. De
acuerdo a como lo utilicemos.

Como vimos, los pensamientos inútiles creados por el ego representan una pesada carga
para las personas. Por tal motivo, cualquier mecanismo que conduzca a “borrarlos” es
atractivo. Cuando utilizamos la mente con prácticas que nos conduzcan a estados más
puros de conciencia creando brechas entre los pensamientos estamos aprovechando la
mejor forma de diluirlos.

Pero tenemos a nuestra disposición otras formas que intentan “eliminarlos”, ya


mencionamos el efecto del alcohol y ciertas drogas. La televisión actúa de la misma
manera, por ello también crea adicción. El problema es que de esa manera caemos por
debajo del pensamiento deslizándonos en un proceso involutivo, más primitivo. Es
decir, no lo trascendemos, y por lo tanto, no nos integramos a la fase evolutiva de la
mente humana. El mundo ha creado la industria del entretenimiento que provoca un gran
perjuicio para el ser humano que se identifica con ellos para “pasarla bien”.

No quiero decir que uno no piense en entretenerse, pero debe saber que la única
posibilidad de liberarnos de los ruidos mentales no es el entretenimiento, sino la
expansión de nuestra conciencia.

Si analizamos atentamente, la inmensa mayoría de los programas incluidos los


comerciales, nos permite suspender la actividad del pensamiento y en apariencia,
actuaría como relajante al hacernos olvidar de nuestros problemas. “La trampa” consiste
en liberarnos de nuestros propios pensamientos pero absorbemos los
pensamientos y las imágenes que provienen de la televisión. La mente inactivó
solamente la generación de los pensamientos propios. En ese sentido es un instrumento
maravilloso para manipular la opinión pública bien conocido por los políticos. Ese es el
error de caer por debajo del pensamiento en vez de trascenderlo.

La mente separa el televisor de sí misma y lo utiliza como elemento de esparcimiento y


relajación con sensación de dominio (que mejor sensación de dominio que manejar el
control). No lo incluyó como parte del proceso evolutivo que esa persona y la televisión
son partes. No vinculó la inteligencia de la televisión con su propia inteligencia,
porque la inteligencia, en últimas es una sola: la de la existencia.

Pero existen programas que son de calidad y de ayuda para el ser humano, son los que
desafían el intelecto. En esos casos inducen a pensar con pensamiento propio y útil para
establecer un vínculo creativo y por lo tanto, armónico con los designios de la naturaleza.

En todo caso existen prácticas más puras para relajarnos y establecer brechas entre
pensamientos, condiciones necesarias para una vida plena. Una de ellas, como hemos

78 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

visto, es la meditación.

Vamos a distendernos un poco continúa Miguel, ¿te gustaría ser famoso?. No sé,
contesta Roberto, nunca me lo plantee, pero tengo la sensación de que es un deseo
colectivo porque, junto con los bienes materiales, otorga un halo de superioridad con
respecto al resto de las personas.

Conceptualmente es algo así, responde Miguel. La intensión de querer destacarse por


encima de los demás, de ser conocido o famoso es una forma más que tiene el ego
para fortalecerse. Es un deseo peligroso porque el verdadero ser, nuestro ser interior,
queda cada vez más sepultado, a menos que la persona cuando es conocida por
cualquier motivo, sepa alimentarlo cotidianamente.

Creer que se puede ser más a través de la fama es un pensamiento inconsciente, como lo
es también tratar de asociarse con alguien “importante” mencionándolo, por ejemplo en
calidad de amigo o conocido, intentando de esa manera crear una identidad superior a los
ojos de los demás y a los propios ojos.

Preguntémonos lo siguiente: ¿cuántas relaciones genuinas se pueden tener cuando el


objetivo principal de la vida es el deseo de tener más bienes materiales, o tener más
poder, o reforzar la identidad con la fama?. Eckhart Tolle en su libro “Una nueva tierra”
textualmente cita: Albert Einstein, admirado casi como un superhombre y cuyo destino
fue convertirse en uno de los seres más famosos del planeta, jamás se identificó con la
imagen que la mente colectiva había creado de él. Continúo siendo humilde y sin ego.
En realidad, hablaba de "una contradicción grotesca entre lo que la gente piensa que
son mis logros y habilidades, y la realidad de lo que soy y de mi verdadera capacidad".
¡Cuánta sabiduría encierra este mensaje!.

Otro gran interrogante, ¿creamos nuestro propio destino?. El sentido de la vida

Hay algo que me tiene intrigado, interviene Roberto, mucho se ha escrito sobre el
destino. ¿Podrías comentar algo al respecto?.

No es poca cosa, responde Miguel, es otro de los grandes interrogantes de la inmensa


mayoría de las personas. Esto merece un análisis reflexivo. Podríamos comenzar
preguntando, ¿traemos “algo que ya está escrito”, es decir, inmodificable?. Otra
pregunta, ¿qué podemos hacer para modificar el curso de nuestra vida?.

En primer término diríamos que la inteligencia universal es la que elige cuándo y dónde
nacemos, por eso en un mismo momento no llegamos a este mundo en el mismo lugar.
Nos da una misión que cumplir, una tarea a desarrollar en la experiencia mundana, por
tal motivo no todos tenemos vocación o inclinación por las mismas cosas. Es más, nos da
también el don o talento para realizar el cometido, que se refleja en nuestras habilidades y
capacidades. Cuando hablamos de que “algo está escrito en nosotros” pues bien, es
lo proporcionado por esa inteligencia.

¿Cómo sé “lo que tengo escrito”?, es decir, ¿cuál es mi misión?, pregunta Roberto.

Miguel: podemos guiarnos por lo que más nos gusta, por lo que más fácil nos sale,

79 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

por lo que sentimos dentro, por lo que nuestra intuición nos aconseja. Nuestra
verdadera misión se ve reflejada en los deseos e intenciones que provienen de
nuestras fuerzas internas, no de manifestaciones externas.

No nos confiemos de los factores externos que derivan de los condicionamientos


personales y de los proporcionados por la vida social, porque nos pueden conducir por
caminos equivocados. Conocer nuestra misión no es producto de un pensamiento
deliberado o condicionado por el ego, o determinado por el inconsciente que rige
parte de nuestros deseos y actos.

Muchas veces nos cuesta identificarla, confiemos en lo que nos hace sentir bien, sin que
intervenga el pensamiento y sin ningún intento forzado por descubrirla. La inteligencia
universal no le encarga la misión al ego sino al ser interior, nosotros somos
solamente el vehículo para materializarla. No nos desalentemos cuando no tengamos en
claro cuál es nuestra misión, en muchas oportunidades cambiaremos de tarea, oficio u
ocupación. Dejémosla que fluya, que salga naturalmente, apelemos a la intuición, pero
fundamentalmente saquemos de juego al ego.

Todos tenemos en nuestro ser interior una semilla sembrada por la inteligencia para
germinar en lo que somos. Solamente debemos encargarnos del riego para que florezca y
en esa tarea, debemos excluir al ego.

Para cumplir con nuestra misión la inteligencia nos da señales, pistas a las que debemos
prestarle atención, pero el ego puede interferir y no dar respuesta a ese designio natural.
De tal manera, el curso de nuestra vida depende de nosotros. Si nos ajustamos a
desempeñar la misión encomendada con fe, con entusiasmo, sin egoísmos, con actitud
solidaria, con aprendizaje, con entrega, evolucionando, con prevalencia de nuestro ser
interior (ser espiritual) ante nuestro yo (el ego), casi con certeza tendremos un destino
venturoso. Si nos apartamos del camino, casi con seguridad que se nos presentarán
sucesos no deseables. Desde este punto de vista es muchísimo lo que podemos hacer
para construir nuestra propia realidad.

Detengámonos a reflexionar sobre lo que hacemos, continúa Miguel. Todos queremos ser
exitosos, queremos que las cosas nos salgan bien, ¿para qué?, ¿para alimentar al ego o
para alimentar a nuestro ser interior?. Cuidado con este aspecto porque a veces es muy
sutil la diferencia.

Si procedemos para alimentar al ego, cosa que generalmente hacemos producto de


nuestros condicionamientos, podemos lograr fama, prestigio o dinero a los ojos propios y
ajenos. Pero difícilmente encarnemos la satisfacción y la felicidad buscada. Cuántos
artistas, deportistas, políticos conocemos con fama, poder, dinero y una vida destruida por
adicciones y dramas. ¿Ese es el sueño?.

Naturalmente el camino es otro. La misión que debemos cumplir contiene en sí misma el


quehacer cotidiano, la tarea de todos los días, impregnada de un propósito que es
externo, es decir, relacionado con las formas. Pero el propósito externo debe ser
congruente con el propósito interno, que como dijimos, es manifestar en este mundo los
atributos de la conciencia universal, las cualidades de la misma naturaleza.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Poniéndolo en términos prácticos, debemos desarrollar nuestra actividad con


entusiasmo, con alegría, de ese modo potenciamos el don o talento que la
inteligencia universal nos dio, y que se reflejará en un mayor grado de creatividad.
Debemos realizarla con vocación de servicio, sin egoísmo, pensando en brindar
ayuda, pensando más en dar que en recibir. Nos encontraremos de esta manera
armonizando los propósitos externos e internos para cumplir fielmente con nuestra
misión que no nos ha sido concedida en vano.

¡Ya sé! En esa dirección tendremos dudas, yerros, frustraciones, desencuentros y cuántas
cosas más, pero ¡eso no es malo!, es el aprendizaje que necesita el proceso evolutivo.

No nos quedemos con el sinsabor de un fracaso, es similar al aplazo en un examen. Al


estudiar de nuevo la materia y ser aprobada salimos fortalecidos en el conocimiento, esto
es lo importante no el examen en sí mismo. Busquemos el mejor resultado, es más
beneficioso que quedarnos con la queja. El fracaso nos dejó una experiencia,
¡aprendimos lo que no debemos hacer!.

Vivir en la búsqueda del resultado es muy superior que vivir con el sufrimiento que nos
deja la frustración. Pero a esa búsqueda le falta un ingrediente, la intención de
armonizar el quehacer propio con el propósito de la naturaleza.

No pongamos obstáculos en el flujo natural de la inteligencia del universo que es la misma


que fluye en nosotros. Si ejercitamos la creatividad, el entusiasmo, con fe en lo que
estamos haciendo, con sentido de prosperidad para uno mismo y para los demás, con
vocación de servicio, sin agravios ni agresiones, con sentido solidario, sin egoísmo,
estamos actuando en concordancia con la inteligencia mayor, armonizando el propósito
externo con el interno y consecuentemente, viviremos los momentos en plenitud.

Entonces comprenderemos la razón del éxito, comprenderemos las causas reales de los
sueños cumplidos, en salud, en felicidad, en recursos materiales. Fluirán sin contrastes, y
también nos daremos cuenta que los resultados deseados no son producidos por el azar
ni se deben a “milagros de Dios”, sino al simple hecho de actuar siguiendo las intenciones
de la naturaleza misma.

Quizás parezca difícil obrar de esta manera en un mundo agresivo y competitivo, pero aún
en estas condiciones, tarde o temprano, triunfan los códigos de la inteligencia mayor del
universo porque vibran con una energía de más alta calidad.

Tengamos presente que en nuestro ser interior existe un campo de potencialidad


ilimitada. Somos capaces de hacer cosas que nos pueden parecer imposibles. La
creencia en las imposibilidades es simplemente eso: una creencia. ¿Cómo hacer para
desterrarla?. Enumeremos: primero, tener la certeza de que en nuestro interior existe una
gran fuerza invisible. Segundo, que nuestros recuerdos y experiencias nos han
condicionado de una u otra forma. Tercero, que debemos romper con esos
condicionamientos para crear un nuevo sistema de creencias. Cuarto, sobre la base de
nuevos pensamientos fortalecer un nuevo esquema mental. Quinto, aún habitando un
mundo con un enfoque completamente diferente, con esta visión se nos abre un
panorama de amplias posibilidades.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Sobre algo que “ya está escrito” (nuestra misión), dos son las opciones, actuamos
a predominio de nuestra mente egotista o de nuestra mente consciente. Elegir es
nuestra responsabilidad. De esta forma escribimos el libreto de nuestra vida,
forjamos nuestro propio destino. Lo interesante es que, si nos equivocamos de
camino, podemos dar marcha atrás y retomar el rumbo adecuado. Siempre estamos
a tiempo para reeditar la obra.

Interrumpe Roberto, todo esto está bien en el plano conceptual, pero se me hace difícil
llevarlo al terreno práctico. Entiendo “lo del camino”, “la reedición de la obra”, pero en la
vida diaria “el camino y la obra” no se ven con claridad porque no existen como “camino u
obra” propiamente dichos.

¿Tu objetivo es ponerme en un brete?, replica Miguel a modo de broma. Espero que no lo
logres. Ya sé que en la práctica diaria no es tan fácil como decirlo, que por otro lado,
tampoco es tan fácil.

Cuando hablamos de misión no quiere decir una sola tarea, actividad o desempeño.
En realidad siempre desempeñamos distintos roles, oficio o profesión, maternidad o
paternidad, etc., y muchas veces, en el transcurso de la vida, asumimos más de una
actividad laboral.

La misión (misiones) que tenemos como hombre o mujer, padre o madre, carpintero o
comerciante, o artista o lo que fuere, es asignada por la conciencia universal a nuestro
ser espiritual, no a nuestro ego. Pero no nos deja solo para su fiel cumplimiento. ¿Has
oído hablar alguna vez de las coincidencias?. No, responde Roberto. (El concepto sobre
coincidencias ha sido extraído del libro Sincrodestino de Deepak Chopra).

Bien, continúa Miguel, muy simplemente las coincidencias son una suerte de guías o
señales provenientes de todas las posibilidades ofrecidas por la inteligencia del universo,
que se materializan en la vida diaria, para que podamos cumplir con mayor grado de
eficiencia nuestra misión. Representan una guía para el desarrollo venturoso de
nuestra existencia en todos sus aspectos.

Tienen la capacidad de dirigir y de dar forma a nuestras vidas. Si las sabemos


aprovechar, es un recurso formidable para construir nuestro destino. Todos estamos
inmersos en una red de coincidencias aunque seamos inconscientes de ello. ¡Qué gran
oportunidad se nos abre para dirigir nuestras vidas si les prestamos atención!. Pero
profundicemos el concepto para que se entienda mejor.

Tenemos que partir de una concepción base. Desde el ámbito virtual, de ese campo de
infinitas posibilidades, donde todo está como potencial, la inteligencia universal crea y
organiza todas las cosas, a su vez, las sincroniza. ¿Qué quiere decir sincronizar?.
Sincronía significa operar al unísono, como una unidad. Pero para que haya sincronía
debe existir en ese ámbito una conexión, una correlación de las cosas.

Hemos visto que numerosas investigaciones demostraron la existencia de esa conexión,


pero agreguemos a modo de ejemplo la comunicación instantánea que tiene un cardumen
de peces cuando en el mismo momento y sin chocarse, todos giran y cambian de

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

dirección. Todo ocurre simultáneamente, lo mismo sucede con una bandada de pájaros.
¿Cómo se producen estos acontecimientos?, los peces y los pájaros no piensan, es la
inteligencia del universo que actuando sobre sus mecanismos sensoriales conecta y
sincroniza sus movimientos. Esto demuestra la interrelación de todas las cosas, y de
cómo la inteligencia puede sincronizarlas para que actúen con sentido de unidad.

Esta correlación es más fácil verla en el reino animal porque tienen un contacto más
directo con su alma, con su esencia. Los seres humanos también la tenemos, pero queda
mucho más apagada por la presencia del ego que es el responsable de obstruir las
conexiones. Aunque a veces experimentamos la conexión y la sincronicidad de forma
inconsciente (por ejemplo hermanos gemelos que pueden sintonizarse con facilidad con lo
que el otro está sintiendo o pensando), la podemos percibir con mayor intensidad y
frecuencia si utilizamos nuestra conciencia para reforzarla o profundizarla.

La sincronicidad solo ocurre cuando las personas, los animales o los objetos,
tienen una estrecha relación. Si actúa el ego que disgrega y separa, la conexión se
debilita y la sincronicidad pierde poder.

Otro ejemplo de conexión y sincronización es el funcionamiento de nuestro cuerpo. En


nuestra experiencia de vida, millones y millones de células operan al unísono para que
podamos comer, caminar, realizar nuestras tareas y muchas otras cosas más. Sin una
conexión entre ellas y un funcionamiento sincronizado nada podríamos hacer. Nada
podría ocurrir si no existiese una comunicación cuya información se produce en forma
inmediata fuera de los límites de la física.

Nuestro cuerpo funciona gracias a una inteligencia mayúscula que conecta y sincroniza
todo nuestro cuerpo, pero también lo excede, porque esa inteligencia está dentro de
nosotros y fuera de nosotros. La conexión es entonces universal y la posibilidad de
sintonizar nuestros propósitos y deseos con los de la propia naturaleza, también.

La inteligencia universal es la fuente de las coincidencias y la utilización de ese potencial


puro es lo que nos ayuda a redirigir nuestras vidas y labrar nuestro destino. No importa
cuánto hayamos complicado nuestras vidas, siempre es posible recurrir a la inteligencia
universal, al campo infinito de potencial puro y modificar el curso de nuestro devenir
mundano.

Comprendo la conexión y sincronía que existe en el universo, ¿qué podemos hacer para
que funcionen en nuestra vida y cumplir con nuestra misión y deseos?, pregunta Roberto.

Miguel: en la inteligencia universal “todo ya existe”, solo que está en potencial, para
activar ese potencial, para que pueda transformarse en una realidad en el mundo físico, lo
único que se necesita es la intención, la voluntad de hacer realidad un sueño, pero
además, debemos prestarle mucha atención a los sucesos porque pueden ser señales
para el cumplimiento del objetivo.

Atención a los acontecimientos que nos rodean e intención de llevar a cabo


nuestros deseos es el modo de materializarlos en el mundo físico.

Como toda cualidad, la intención surge del ámbito virtual inteligente y se localiza en la

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

mente de cada cual. Las buenas y las malas intenciones, el universo no distingue unas de
otras.

¡Hooo!, ¿podemos hacer cualquier cosa?, comprendo las buenas, pero ¿las malas
también?, pregunta Roberto.

Miguel: ¿cuáles son las cosa buenas y las cosas malas?, ¿quién es el juez que dirime el
bien y el mal, el que condena o absuelve?, porque la inteligencia o conciencia universal
no menciona que hacer y que no hacer, no emite juicios, no hace diferencia entre las
“cosas buenas y malas” creadas por la mente humana, entre lo “justo y lo injusto”, no
distingue al que piensa de manera solidaria del que esclaviza o mata.

¿Entonces ese es el “libre albedrío”, hacer lo que nos viene a la mente?, ¿da lo mismo
amar que violar o matar?, sigue preguntando Roberto algo consternado.

Miguel: la vida una, la existencia inteligente, no imparte premios y castigos tal cual
creemos, tampoco creó el cielo y el infierno, estas imágenes son otras de las tantas
ficciones desarrolladas por la mente humana. La naturaleza o conciencia es presencia,
siempre esta presente. Si te desvías de ella tendrás tu propio castigo, tendrás sufrimiento
con sus distintas variantes físicas y psíquicas. El sufrimiento es el castigo auto impuesto,
nadie más que tú es el responsable.

Del mismo modo, si sintonizas con la naturaleza, con la inteligencia mayor, de la cual
emana bondad, amor, compasión, creatividad, belleza, tendrás como recompensa alegría
de vivir y felicidad. Tus actos derivarán en sufrimiento como castigo, o felicidad como
premio, de acuerdo a cuales sean tus intenciones. Solo debes prestarle atención si tu
conducta sintoniza o no con los dictados de la naturaleza.

La intención funciona así: activa la conexión y la sincronía entre la inteligencia


universal y la que se encuentra circunscrita en cada uno de nosotros para que se
convierta en una realidad física, desde mover una mano, salir de compras o realizar
la más importante de las tareas. La intención no surge del cerebro, lo hace del
ámbito virtual de potencialidad pura y se organiza en él.

Nuestro propósito, nuestra misión, se materializa por intermedio de la intención. La


intención precede a la acción y cuando se repite crea un hábito, cuanto más se repita,
más probable es que la inteligencia universal dé lugar al mismo patrón y manifieste la
intención en el mundo físico. Solo con pensamientos repetidos lo imposible puede
hacerse posible en la construcción de nuestro destino.

Chopra cita un antiguo texto védico, conocido como Upanishad que dice: “Tú eres lo que
tu deseo más profundo es. Como es tu deseo, es tu intención. Como es tu intención, es tu
voluntad. Como es tu voluntad, son tus actos. Como son tus actos, es tu destino”.
Podríamos agregarle que los deseos más puros surgen en concordancia con la
misión que nos ha sido confiada por la inteligencia universal.

Ahora bien, ¿de dónde surgen los deseos?, porque cada cual tiene deseos distintos o
similares, vuelve a preguntar Roberto.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Miguel: los deseos también están como potencial en la conciencia universal. Todos
tenemos necesidades y para poder satisfacerlas apelamos a esa potencialidad que
también es propia de los seres humanos, está circunscrita en cada uno de nosotros. Los
deseos, cuando penetran en nuestra mente generan una intención, luego actuamos. Si no
existiese una conciencia universal, una inteligencia que esté conectada y correlacionada
con nuestra conciencia personal y que se encargue de sincronizar los detalles, nuestro
deseos e intenciones no se cumplirían. Chopra cita dos ejemplos prácticos, comunes y
cotidianos que me permití audazmente hacerles algunas modificaciones sin alterar el
significado. Uno que sintoniza nuestra intención con la inteligencia mayor y otro que no lo
hace.

El primero se relaciona con que un día decido ir a nadar y para ello genero la intención de
hacerlo. Hasta aquí mi responsabilidad, pero para poder nadar yo necesito poner en
movimiento los músculos relacionados con el acto propio de esa actividad física. Entonces
se pone en marcha muchísimas actividades en mi organismo para que esa función se
cumpla. Dichas actividades se desarrollan simultánea y sincrónicamente, entre ellas,
mayor consumo de glucosa y si es necesario secreción de insulina para aumentar la
cantidad en sangre con el objeto de llegar al músculo y darle la energía necesaria, el
corazón empieza a latir más rápidamente para que circule más cantidad de sangre,
necesito consumir mayor cantidad de oxígeno y concordantemente exhalar mayor
cantidad de anhídrido carbónico, y muchas pero muchas funciones orgánicas más.
¿Quién organizó tan perfectamente todas estas actividades?. Yo no fui, sino la
inteligencia de mi cuerpo, yo solamente tuve la intención de nadar, sin esa inteligencia no
lo hubiera podido hacer.

Pero ¿qué hizo también la inteligencia?, segregó endorfina que es la hormona que nos
tranquiliza, nos hace sentir bien, más relajados y de mejor ánimo. ¡Ése es el premio!.
Nuestra conciencia armonizó sus propósitos con los propósitos de la conciencia universal
que dice que el cuerpo humano necesita actividad física para tener salud y sentirse bien.
Cuando armonizamos nuestras intenciones con los dictados de la naturaleza nos
auto premiamos. En el caso del ejemplo anterior nos sentimos mejor anímicamente y
físicamente.

Pero en muchísimas oportunidades procedemos con nuestras intenciones en sentido


contrario, por ejemplo, cuando estamos en una fiesta y tomamos alcohol. Si la dosis es la
adecuada para nuestra edad y sexo, nos ponemos alegres, nos relacionamos mejor con
el resto de las personas y la pasamos bien. Hasta aquí todo en orden. Pero si tomamos
en exceso, no respondemos a la conducta debida, podemos generar algún tipo de
problemas y nuestro organismo “nos castiga” con dolor de cabeza, de estómago, o
trastorno hepático. ¡Yo solo quise tomar un poco más pero no era mi intención de que me
doliera parte del cuerpo!. Esa afirmación se contrapone con el intención de la inteligencia
universal que no organizó al cuerpo humano para los excesos Esos no son los códigos
que maneja la naturaleza.

Si ese proceder se repite frecuentemente y creamos una adicción, podemos perder


nuestra familia, nuestro trabajo, enfermar y morir. Con esas intenciones nos desviamos
del propósito de la conciencia universal y nos infligimos un auto castigo.

Las posibilidades de que se cumplan nuestras intenciones conscientes se acrecientan


notablemente si actuamos en comunión con la inteligencia universal que apunta siempre a
la iniciativa inteligente, creativa, evolutiva, es decir, si se orientan hacia interacciones

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armoniosas que actúan a favor del bien mayor. No son aquellas que responden al
ego.

La intención debe ser clara, debemos saber exactamente que queremos, tenemos
que estar convencidos de la idea y eliminar toda confusión e incertidumbre, pero
fundamentalmente no debe ser forzada o presionada, debe fluir. De ese modo el
quehacer diario se sintoniza con nuestra misión.

Si tenemos que esperar hasta que la intención quede clara, esperemos, nuestro ser
interior hará el trabajo, no importa cuanto dure el proceso. Dejando de lado al ego que
enturbia la psiquis, la intención sale a la superficie.

Debemos también estar atentos a las coincidencias, a las oportunidades, y actuar cuando
ocurran, pero sin ansiedad, sin estrés (éstos son propios de ego), siendo desaprensivos
del resultado. Tener en cuenta que somos simplemente el vehículo para que la
intención universal se materialice en este mundo.

Pero siempre hay que tener un poco de suerte para obtener los resultados esperados,
interrumpe Roberto.

Miguel: siempre siguiendo a Chopra, diariamente se nos presentan muchas oportunidades


para el logro de nuestras metas, lo que ocurre es que no les prestamos atención la
inmensa mayoría de las veces. Las oportunidades o coincidencias son mensajes del
ámbito no circunscrito que nos indican como actuar para hacer que nuestras
intenciones se manifiesten en la construcción de nuestro destino. Lo importante es
detenernos a descifrar el significado del hecho que nos está dando una pista,
interpretarlo. La interpretación depende exclusivamente de la persona que la experimenta.

Si un acontecimiento cualquiera lo intuimos como una oportunidad significativa,


desciframos su mensaje, actuamos y nos va bien, ¿esto se llama suerte o es el resultado
de la sincronicidad entre nuestras intenciones y la de la inteligencia universal?, ¿a estas
circunstancias le podemos llamar suerte o una participación consciente en la creación de
nuestras vidas?.

Ahora, para poder visualizar las coincidencias y encontrarles su significado,


debemos prestarles atención. La atención es la que identifica la oportunidad, la mente
le da el significado y la intención es la clave para actuar en el armado de nuestro destino.
De esa manera hacemos visible lo invisible, aprovechamos la correlación de todas las
cosas, la sincronización que opera entre nuestra inteligencia y la inteligencia del universo
para darle curso a nuestra realidad.

Cuando nos acostumbramos a vivir de ese modo, más coincidencias se presentarán,


hallar los significados cada vez será más fácil, y lo que nos parecía milagroso pasará a
ser parte de nuestra cotidianeidad. Si no lo crees solo basta probarlo, como decía un
autor, total es gratis, ¿qué valor monetario tiene la voluntad de hacer la prueba?.

Pregunta Roberto: ¿cómo distinguir las coincidencias o las oportunidades que se nos
presentan a diario?, ¿cuál es la que nos tiene que llamar la atención o la que tiene mayor
significado?.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Miguel: no es un asunto fácil de dilucidar, por lo menos al principio, cuando uno comienza
a fijar la atención. Por supuesto que no nos sorprenderá cuando pretendemos cambiar el
auto y al leer el diario aparecen ofertas ventajosas para nuestro propósito, porque es
obvio. Pero siempre debemos estar atentos, muchas veces no será una pista aquellas
circunstancias que creíamos que lo eran, eso no significa que abandonemos el interés por
las coincidencias.

Un entrenamiento útil es revisar a la noche lo que nos ocurrió durante el día, sin juzgar,
solamente ser un observador consciente, sin perder detalles de acontecimientos que,
aunque sutiles, pueden ser coincidencias portadoras de un gran significado (un sueño
también puede ser una coincidencia porque es la expresión del inconsciente que se hace
presente). La intuición es una gran aliada. Todo puede ser importante, excepto el
desánimo. Este proceso es útil también para liberarnos de hábitos destructivos, para dejar
de lados patrones que repetimos con la idea de obtener resultados distintos.

Cuando tenemos una intención noble, trabajamos para conseguir el objetivo buscado, le
prestamos atención a las coincidencias y no logramos el resultado esperado, pueden
suceder dos cosas, que el momento no sea el apropiado, o bien, lo que creíamos como
coincidencia no correspondía a la misión, a lo que “está escrito” para nuestra vida. En
cuyo caso, después de esperar un tiempo prudencial (pueden ser meses) en la obtención
del resultado, sigamos prestándole atención a otras oportunidades. Esta situación no tiene
el significado de una frustración o derrota. Siempre nos queda un aprendizaje, nada es en
vano y el entusiasmo debe ser el de siempre.

Este modo de ver, interpretar y actuar puede cambiar notablemente el curso de nuestras
vidas, es el modo de proceder en virtud de “lo que está escrito”, pero siempre va ha existir
un cierto grado de incertidumbre, de misterio. Jamás sabremos a ciencia cierta que rumbo
tomará la vida. Ante la incertidumbre acompañémosla con el mejor optimismo. No
podremos conocer nunca, con total precisión, cuál será nuestro destino. Sucesos
inesperados pueden alterarlo drásticamente, por ejemplo, un accidente que acaba con
nuestra propia vida o la de un familiar querido.

¿Y estos casos, cómo se explican?, interroga Roberto.

¡Quién lo puede explicar!, contesta Miguel, no obstante voy a ensayar, según mi criterio,
algún tipo de razonamiento sin que ello signifique la verdad revelada.

Analicemos el caso de una persona que le cambian a último momento el pasaje de un


avión a otro y se estrella el que viajaba provocándole la muerte. Las personas que
estaban en los aviones que se estrellaron intencionalmente contra las Torres Gemelas de
Nueva York, o las que se hallaban en los edificios en ese mismo instante, así como
muchos otros ejemplos, ¿qué podrían haber hecho para cambiar el drástico final de sus
vidas?, ¿sobre qué acontecimientos tendrían que haberle prestado atención para hallar un
mensaje que les hubiese podido cambiar sus destinos?.

¡Qué difícil responder!, pero lo voy a hacer con otra pregunta, ¿cómo serían sus
vibraciones energéticas al momento de suceder el hecho?, ¿cuán cerca o lejos estaban
sus vidas de los propósitos de la conciencia universal?.

Estas preguntas tienen un costado perverso, interrumpe Roberto, ¡además de tener un

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accidente que les costó la vida sin que pudieran hacer algo para evitarlo!, ¿son culpables
de los que le pasó?.

Miguel: no es eso lo que quise decir, sino que le encuentro alguna similitud con aquellas
situaciones de nuestras vidas que crean respuestas emocionales que nos apartan de
nuestro ser interior. Por ejemplo, cuando estamos perturbados, no podemos pensar bien,
y en muchas oportunidades, ese día, todo nos sale mal, nos accidentamos, o perdemos
cosas importantes, o el negocio programado nos perjudicó, etc. Es muy común que todo
nos “salga mal, cuando estamos mal”, y esto sí tiene una explicación.

Las emociones perturbadoras son de estricta incumbencia del ego, y cuando el ego
predomina en nuestra mente, cuando nos identificamos con él, es señal que nos
alejamos de nuestro ser interior que es el que nos guía hacia un destino promisorio.
Nuestra vibración energética es de poca calidad y atraemos lo que vibramos. No estoy
seguro de que sea la respuesta correcta, pero lo cierto es que no debemos apartarnos de
los propósitos del universo.

Interrumpe Roberto, la explicación que diste tiene cierta lógica, pero ¿qué puede hacer
una niña de 13 años que es violada por su padre biológico, o por su padrastro, para que
ello no suceda?, pues su vida cambia dramáticamente.

Miguel: sin duda esa niña nada pudo hacer, le sucedió por obra de una mente egotista
afectada por una patología grave. Pero lo que sucede, sucede, por más trágico que sea.

Su destino está signado por lo que ella haga después de ese hecho desgraciado que le
produjo una herida muy profunda en su ser interior, como así también, posibles cambios
en la estructura cerebral. El problema es grave porque se originan trastornos de la
conducta y muy probablemente modificaciones anatómicas en el cerebro. Cuando la
situación de estrés es tan intensa como en este caso, el impacto provocado por las
hormonas puede dejar marcas importantes que alteran tanto el desarrollo como las
conexiones neuronales. Las secuelas podrán manifestarse en cualquier edad y de
diversos modos: depresión, ansiedad, pensamientos suicidas, conductas antisociales,
trastornos de la personalidad, entre otras.

En algún momento, si las condiciones de su entorno lo permiten, tendrá que tomar la


decisión de someterse a un tratamiento integral que contemple no solo las secuelas
cerebrales si las hubiere, sino también las psicológicas y espirituales (medicina cuerpo-
mente-espíritu). Médicos, psicólogos y asesores espirituales tendrán que hacerse
presente para enfrentar sus años futuros.

La herida más profunda, la del alma, cicatrizará con técnicas espirituales, y la más
importante de todas es la meditación. Este método, que también es válido para
cualquier otra situación de parecidas dimensiones, repercutirá significativamente
en la construcción de su destino, y la vida puede tomar sentido a pesar de un hecho
dramático.

Has mencionado anteriormente que “atraemos lo que vibramos”, ¿en qué consiste esa
afirmación?, pregunta Roberto.

88 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Miguel: ¿oíste hablar de la ley de la atracción?. La vida está poblada de leyes universales
que no vemos, por ejemplo, la ley de la gravedad, la ley de acción y reacción, etc., y
también por la ley de la atracción. No responden a un sistema de creencias, no podemos
decir creo o no creo en la ley de gravedad, como tampoco podemos decir creo o no creo
en la ley de la atracción, simplemente existen.

No las vemos pero podemos experimentarlas, solo basta subirnos hasta la copa de un
árbol y dejarnos caer para experimentar el dolor que nos ocasiona el porrazo…en el mejor
de los casos, debido a la ley de gravedad.

La ley de la atracción influye en nuestro desarrollo personal, tiene que ver con lo que
deseamos para nuestra vida, con el deseo de alcanzar resultados positivos en nuestras
metas, con materializar nuestro propósito externo, y está estrechamente relacionada con
la dinámica del cosmos. Es otra particularidad que debemos tener en cuenta para el
fiel cumplimiento de nuestra misión asociada a un destino venturoso.

Se basa en la energía (vibraciones) desarrollada por nuestros pensamientos, emociones y


acciones para sincronizarlas con las del universo y obtener como resultado el
cumplimiento de nuestros deseos. Aunque no siempre se atrae o se crea en nuestras
vidas lo que pensamos, es un juego de posibilidades. Pero las probabilidades están
relacionadas con la calidad de las vibraciones que emitamos. Si son de alta calidad, lo
más probable es que nuestros deseos se cumplan.

Lo cierto es que somos seres de enormes potencialidades, tenemos más


capacidades y habilidades de las que creemos y de las que utilizamos en nuestras
vidas. En nuestro ser interior existen grandes fuerzas creativas y el universo nos
ofrece herramientas para desarrollarlas, una de ellas es la ley de la atracción, y
podríamos simplificar el concepto con el siguiente axioma: “De acuerdo a lo que
emanamos es lo que recibimos, o lo que enviamos afuera es lo que nos regresa”.

La ley de la atracción hay que explicarla desde la física, y más aún, desde la física
cuántica. Esta ciencia reciente de la era moderna, permite comprender mejor lo que se
sabía desde tiempos inmemoriales. Para interpretar la ley de la atracción debemos tener
en cuenta que el universo es energía e información manifestada en vibraciones, y
que nosotros somos una expresión holográfica del universo, es decir, somos
universo. También debemos saber que todo está interrelacionado, interconectado, de
manera que cuando se genera una vibración (pensamiento), ésta repercute en todo el
cosmos, a tal punto que los físicos cuánticos suelen decir que el aleteo de una mariposa
en Estados Unidos puede ser la causa de un tornado en Tokio.

De ese modo, la ley de la atracción actúa como si fuera un eco. Es un fenómeno de


resonancia, y para comprender mejor el significado, vale como ejemplo la manera en que
se afinan los instrumentos musicales.

El diapasón es un elemento que se utiliza para tal fin, y se lo emplea de la siguiente


forma. Se lo coloca a una cierta distancia del instrumento a afinar, por ejemplo un piano, y
se busca el tono correspondiente (fijemos para este caso “re menor”).

Nos remitimos al piano que está distante del diapasón, buscamos la tecla “re menor” y

89 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

presionamos. La tecla contacta con una cuerda y emite un sonido (energía sonora).
¿Cuándo logramos la afinación?. Cuando al tensar y aflojar la cuerda e insistir en la
producción del sonido, logramos que la frecuencia (longitud de onda producida por la
energía sonora) del tono “re menor” del piano, sea la misma que la del diapasón.

¿Cómo lo sabemos?. Porque éste comienza a vibrar a pesar de estar distante del
piano y conectado solamente por el medio ambiente. La frecuencia del tono emitido
por el piano es atraída por el diapasón porque concentra la misma frecuencia y lo hace
vibrar. En ese momento el tono es el mismo y conseguimos la afinación.

Este es el fenómeno de la resonancia que se manifiesta cuando dos objetos distantes uno
del otro vibran juntos cuando tienen la misma frecuencia, es decir, la misma frecuencia
atrae y ambos actúan al unísono obedeciendo a la correlación y sincronicidad que
opera en el universo.

Bajo el fenómeno de la ley de la atracción atraemos aquello que está en resonancia


con nuestras vibraciones predominantes, es decir, aquellas cosas que están en
resonancia con las vibraciones que estamos emitiendo, serán atraídas.

¿Cuáles son nuestras vibraciones predominantes?. ¿Cómo sabemos que es lo que


estamos vibrando?. Éstas se expresan con los pensamientos.

Pero las vibraciones son producidas no solo por nuestros pensamientos sino también
por nuestras emociones y acciones. Cuando pensamos, nos emocionamos, etc., lo
hacemos a través de la generación de energía, es decir, vibramos.

Nuestros pensamientos (creencias, paradigmas, patrones mentales, modelos mentales,


etc.), emociones (entusiasmo, excitación, pasión, temor, ansiedad, etc.) y acciones
deben alinearse, tienen que ser congruentes y además ser disparados
simultáneamente para generar una vibración de alta calidad con el objeto de crear
mayor capacidad de atracción de sucesos, relaciones o acontecimientos que
materialicen la intención.

Si junto con un pensamiento positivo existe una creencia que alimenta una emoción de
miedo, puede impedir el resultado porque son vibraciones antagónicas. El pensamiento
deberá ser positivo y la emoción también (la mejor de todas es el entusiasmo), por tal
motivo, debemos tener la precaución de observar las emociones negativas que hay
detrás de pensamientos positivos. Este conflicto es común y entorpece el flujo de los
acontecimientos. Ante una emoción negativa debemos primero diluirla y para ello
observarla como si fuera de otra persona, sin emitir ningún tipo de juicio, simplemente ser
un testigo consciente. Transmutada en emoción positiva logramos coherencia con el
pensamiento y mayor certeza en el resultado.

Pero ¡cuidado con este detalle!. Atraemos a nuestras vidas las cosas que le
brindamos atención, energía y enfoque sean éstas positivas o negativas, sean
conscientes o inconscientes. Si queremos experimentar resultados positivos, los
pensamientos, las emociones y las acciones deben alinearse, deben ser coherentes y
deben dispararse simultáneamente, pero desde una visión positiva.

90 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Si desde nuestra consciencia o inconsciencia surgen pensamientos negativos


acompañados de emociones negativas y actitudes concordantes, también se producirá
un resultado, pero no será satisfactorio, ni tampoco beneficioso para nuestras vidas.

Un pensamiento para hacer que un hecho suceda (no que “no suceda”), acompañado por
una emoción vinculada con el entusiasmo o la pasión (no con el “miedo o la ansiedad”),
complementada con la acción en dirección al cumplimiento del deseo, genera una
vibración energética de alta calidad, que sincroniza con la existente en el universo, para
transformarse en una realidad física.

El universo no conoce la palabra “no”, ¿sabes por qué?, porque tu cerebro tiende a
ignorar la palabra “no”. El cerebro piensa en imágenes y destaca la imagen de lo que
se expresa, no las palabras. El universo actúa de la misma manera porque ¡somos
universo!.

Por ejemplo, cierra los ojos y piensa en un árbol frondoso, de amplia copa, de bello color
verde. En tu mente seguro que se dibujó automáticamente la imagen de ese tipo de árbol.
Ahora te dicen, ese árbol no es un manzanero, por lo tanto ¡no ves una manzana roja!,
¿está claro?, ¡no ves una manzana roja!. ¿Qué ves?, seguro que una manzana roja. El
“no” desaparece ante el predominio de la imagen de la manzana.

Si el pensamiento está dirigido a desear que aquello “no” suceda, acompañado por una
emoción vinculada con el temor, el enfoque va a ser negativo e igual puede
cumplirse. Del mismo modo si la atención es negativa pero inconsciente. Esta es la razón
por la cual nos ocurren muchos sucesos no deseados de distinta índole, a veces
dramáticos, y se lo adjudicamos a la mala suerte.

En tal caso debemos mirarnos hacia adentro, buscar nuestro ser interior, confiar en
nuestra intuición, para rastrear si el enfoque negativo, producto de nuestro
condicionamiento kármico, está almacenado en el inconsciente. ¿Cómo hacerlo?.

Podemos poner como ejemplo el hecho de estar frente a un piano y tocar un acorde, es
decir, tocar varias notas al mismo tiempo con nuestras dos manos. Nosotros sabemos si
el sonido que se produce es el que buscamos o es disonante. Nuestro interior nos lo está
diciendo. Pues bien, deberemos cambiar una o dos notas hasta encontrar lo buscado.
Con el pensamiento y las emociones nos pasa lo mismo, sabemos que no actúan en
congruencia porque lo percibimos, en ese caso debemos cambiar por otro pensamiento
que concuerde con una emoción con enfoque positivo.

La ley de la atracción no devuelve la manifestación literal de lo que queremos, sino su


esencia. Así funciona, atrae exactamente lo que estamos vibrando. Si estamos vibrando
éxito atrae al éxito, si vibramos fracaso atrae al fracaso pues atraemos hacia nosotros
todo aquello que pensamos o sentimos. Todo vibra, y atraemos a nuestras vidas
precisamente aquello que estamos vibrando.

No pensemos que nuestro deseo se tiene que cumplir en un tiempo determinado o de una
forma particular, porque interrumpe el proceso vibratorio, y generamos una energía que
vibra desde la escasez. El universo marca sus propios tiempos.

Cuando un deseo o intención penetra en nuestra mente, no debemos pensar si es lo


mejor o lo peor, si es bueno o malo, fijémonos si esa idea nos puede funcionar para el

91 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

logro de nuestros propósitos externos. Yo no podría ser nunca una figura central de la
televisión, a mí no me funciona, independiente de que sea una actividad noble, rentable o
vinculada con la fama o el poder.

“Somos lo que pensamos, como somos actuamos y recibimos lo que damos con
nuestra actuación”.

En este momento Roberto interrumpe para comentar que todos estos argumentos tienen
importancia porque pueden darle sentido a la vida. Es cierto responde Miguel. Pero ¿qué
quiere decir darle sentido a la vida?. Es probable que tú lo puedas descifrar mejor que yo,
admite Roberto.

Miguel: es común escuchar ¡ahora mi vida tiene sentido! a personas que encontraron una
actividad satisfactoria, o se enamoraron, o encontraron modos de aumentar
considerablemente sus recursos, o cuántas cosas más.

También es una sensación que puede servir de anclaje a los que están pasando un mal
momento, generalmente muy traumático, y al tener confianza o fe en el futuro, esa cuota
de esperanza le da sentido a su existencia por mala que sea. Esta experiencia, fue vivida
por Víctor Frankl, psicólogo, en un campo de concentración nazi, quien observó que
sobrevivían más aquellos prisioneros que tenían un porqué para vivir.

Los que tenían la confianza de encontrarse con sus seres queridos, o proyectos, o una
gran fe, presentaban mejores posibilidades de supervivencia que los que habían perdido
las esperanzas. A partir de esta observación creó una técnica terapéutica que denominó
Logoterapia, que si bien puede tener etimológicamente varias acepciones, le dio el
significado de un tratamiento basado en el sentido que le demos a la vida.

Evidentemente, cuando no le encontramos un verdadero sentido a nuestra vida, cosa que


suele ocurrir a menudo temporalmente, es porque experimentamos un vacío,
precisamente un vacío existencial o espiritual. Lamentablemente este es un fenómeno
que en la actualidad se concentra en un mayor número de personas respondiendo con
comportamientos que provocan daños a quien lo padece como así también al entorno que
lo rodea.

Frankl sugiere que uno de los signos más conspicuos de vacío existencial en nuestra
sociedad es el aburrimiento, y pone como ejemplo el no hacer nada cuando más tiempo
se tiene para hacer cosas, es decir, los fines de semana, respondiendo con la embriaguez
típica de los estudiantes, o el alto riesgo que implica la jubilación.

En muchas ocasiones se intenta llenar el vacío existencial con actitudes que, aunque
producen algún grado de satisfacción, tienen un común denominador: ¡nunca será
suficiente!, por ejemplo, el intento de llenar nuestras vidas con placer, comiendo más allá
de nuestras necesidades, teniendo sexo promiscuo, dándonos “la gran vida”. También
podemos llenar el vacío con trabajo en forma compulsiva, transformando la actividad en
adicción. Todas estas actitudes pueden ocultar la falta de un real de sentido de vivir, pero
jamás la harán desaparecer. Es lo mismo que ocultar el síntoma de una enfermedad sin
actuar sobre sus causas. Volverá a aparecer recurrentemente. Así trabaja del ego.

El problema que enfrentan actualmente las personas es que cada vez se hace más difícil
encontrar el propio sentido, prueba de ello es el avance del alcoholismo y de la

92 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

drogadicción, sobre todo en los jóvenes.

Ya sé, me voy a anticipar a tu pregunta, ¿cómo hallamos el sentido que queremos darle a
nuestra vida?,¿cómo hacemos para llenar nuestro vacío existencial?. Correcto, responde
Roberto.

Miguel: existen técnicas vinculadas con la programación mental, técnicas psicológicas que
inducen a reforzar valores creativos, a generar cambios de conducta, etc. Estas opciones
pueden tener resultados positivos pero la más contundente es comprender el sentido
espiritual de la vida, que no depende de otros, ni siquiera de nuestros proyectos, de nada
que provenga del exterior.

Al sentido de la vida hay que encontrarlo en nuestro interior profundo. La


meditación es una excelente herramienta. Calmar la mente, trascender el
pensamiento. Pensar en positivo es bueno, pero mucho mejor es no pensar en intervalos
de tiempo. Es dirigirnos a la fuente de lo que somos: energía y portadores de cualidades
supremas (amor, belleza, verdad, creatividad, compasión). De ese ámbito saldrán las
ideas creativas, el entusiasmo, la pasión para darle sentido a la vida, y lo harán
espontáneamente, no necesitamos hacer ningún esfuerzo (sería contraproducente).
Vendrán también como acompañantes, la alegría, la dignidad, las ganas de vivir.

Así opera la naturaleza, así hay que actuar. La existencia no creó al hombre para que
sea infeliz, para que no disfrute de su paso por el mundo, lo creó con todas las
capacidades para que coparticipe de su obra creativa. Para ello lo necesita sano, fuerte,
feliz, entusiasmado, y le dio todos los atributos para que ello sea posible, pero en un
punto de la historia de la humanidad, la conciencia condicionada, el ego, desvió el
camino.

No obstante siempre hay tiempo para retomarlo y es fácil, es sencillo, solo basta con ver
la naturaleza, reflexionar, contemplar, activar el diálogo interno y meditar. Así nos
volvemos a encontrar, hallamos sin esfuerzo el propósito de nuestra vida, el sentido de
vivir y el recurso para construir un destino de grandeza.

Observo que todo esto es muy importante, me parece que conocer estos temas es un
derecho que nos asiste. ¿No te parece?, aclara Roberto.

¡Exacto!, contesta Miguel, ¿qué pasaría si todos los temas tratados en estas páginas
integrarían los contenidos de la enseñanza primaria, secundaria y terciaria?. Claro está,
con la metodología pedagógica correspondiente para cada edad del individuo. ¿No se
comenzaría a formar un hombre nuevo y una nueva sociedad?.

Conocer estos temas debe ser nuestra principal intención. Para entrar en el terreno del
conocimiento hay que contar con dos valores: la motivación y la duda. Nunca
conoceré lo que es la aviación porque no me motivan los aviones y tampoco tendré un
enfoque inquisidor sobre lo que no me gusta. Pero hay un aspecto que no podemos
soslayar, no podemos dejar de lado: el conocimiento sobre nosotros mismos. No
me gusta la aviación, pero si tengo que trasladarme a una gran distancia, existe un
aviador que adquirió el conocimiento suficiente para que yo pueda satisfacer mi
necesidad. Del mismo modo para una infinidad de necesidades. Pero nadie puede
reemplazarme para tener conocimiento sobre mí mismo. Es una materia que nos
compete a todos, carpintero, albañil, abogado, aviador o lo que sea.

93 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

El conocimiento sobre nosotros mismos es indispensable, ¿para qué?. Para darle


calidad a la vida mundana, a nuestra propia vida, y por carácter transitivo, a la de
quienes nos rodean y a toda la sociedad. ¿Cómo podemos tener salud y felicidad,
anhelos que es común a toda la humanidad, si no tenemos conocimiento de
nuestra propia existencia?.

De la misma manera que saber hablar es algo que todos debemos aprender, o por lo
menos saber comunicarnos, también debemos conocernos a nosotros mismos. Ese es
el conocimiento principal, después agregar lo que cada uno desee. No podemos
ignorarnos, ¡prohibido ignorarnos!.

Ahora bien, el conocimiento del ser humano varía con la educación y la experiencia,
cuanto más formación y experiencia uno tenga, más amplio será el conocimiento, pero
todos nacemos con la misma potencialidad. Todos tenemos la mente preparada para
saber quienes somos. La naturaleza de la mente es tal, que cuando nos acostumbramos
a aprovechar sus capacidades es sorprendente lo que podemos alcanzar. Puede darle
visibilidad a lo invisible, descubrir lo más oculto imaginable, puede llegar a comprender
la vida real, puede llegar incluso a trascender su propia existencia y llegar a la no
mente, a la conciencia sin pensamiento. Aprovechar la más pura inteligencia de la mente
es conocer lo que somos, conocer la verdadera existencia, la que está más allá de la
información proveniente de nuestros limitados sentidos.

El músculo requiere práctica para el deporte, adiestramiento, entrenamiento. Si queremos


fortalecer sus atributos necesitamos gimnasia. La mente también tiene virtudes
extraordinarias, pero privada de gimnasia, éstas quedan ocultas. Asimismo tiene
defectos: pensamientos y emociones negativas.

Virtudes y defectos, lo que cultivemos se realzará. Las virtudes nos llevarán a la


salud y a la felicidad, los defectos al sufrimiento. Son códigos dictados por la
naturaleza. Con la educación y el conocimiento de nosotros mismos fortalecemos
la salud y la felicidad y reducimos el sufrimiento, con la ignorancia fortalecemos la
fuente de las emociones perturbadoras, el ego.

Debemos conocer, por ejemplo, que las aflicciones derivadas del deseo y del apego a las
cosas nos conducen a distintos tipos de ansiedades y dolor físico. Si obtenemos las cosas
deseadas, adquirimos cierto grado de felicidad, pero no es la auténtica, la mente siempre
buscará otras cosas ya que nunca logra el grado máximo de satisfacción. Esa felicidad
simplemente es la ausencia de las formas más primarias de sufrimiento porque
deriva de factores externos. La verdadera felicidad surge de nuestro ser profundo, viene
de adentro no de afuera, espontáneamente, sin ningún tipo de esfuerzo. Cuando la
sentimos, la vivimos, llega la paz. Podemos ser prósperos y exitosos, podemos disponer
de muchas comodidades materiales, pero mientras seamos presa de perturbaciones
emocionales, no encontraremos la paz. Son leyes naturales. Debemos adiestrarnos para
eliminar todas las emociones negativas. ¿De qué manera?, ya hemos mencionado que la
práctica más poderosa es la meditación, pues nos conduce a la calma mental.

94 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Pero la meditación alcanza su máxima eficiencia cuando tenemos además una clara
visión de lo que somos. Una visión superior, una visión trascendente. La
eliminación de las actividades mentales no implica meditar sobre nuestra esencia.
De allí un pensamiento que dice: “la meditación puede suprimir eficazmente las
emociones perturbadoras, y la sabiduría, destruir totalmente su potencial latente”.
El conocimiento es un desafío, y la grandeza humana deriva del desafío.

Supongo que las religiones crean un ámbito para la enseñanza de la espiritualidad. ¿De
qué manera están influyendo en la gente?, pregunta Roberto.

Miguel: el ser humano aloja en sus genes al espíritu, una inteligencia mayor, como aloja a
sus células, tejidos y órganos. Por eso se regocija con el bien, la belleza, el amor sin
proponérselo, goza con el surgimiento espontáneo de los valores supremos. No es casual
que el arte proporcione una sensación de plenitud, es uno de los vehículos a través del
cual se expresa nuestro ser interior.

El cuerpo espiritual es su esencia, por eso el ser humano siente consciente o


inconscientemente la necesidad de experimentar su condición de ser espiritual,
aunque sea en determinados momentos, y lo hace de varias maneras.

Muchos interpretan a la religión como el mejor espacio para conectarse con su faceta
espiritual, aunque un creciente número de personas ya han tomado conciencia de la
diferencia entre la espiritualidad y la religión.

Abrazar un credo (creencias) no hace más espirituales a las personas. ¿Por qué?, porque
las creencias anidan en el plano de la mente, y cuanto más se identifican con ellas, más
crece la separación con la dimensión espiritual.

Los pensamientos, las creencias, no alojan la verdad absoluta sino una parte de la
realidad debido a las limitaciones del pensamiento humano. Al ser la creencia un
fragmento de la realidad, se originan distintas formas de ver e interpretar la existencia. Por
ello, en la historia de la humanidad hubo y hay muchas religiones y no una sola.

El origen y la necesidad del descubrimiento de la verdad es común a todas las


religiones, es más, casi todas dan cuenta del estado disfuncional de la mente
egotista y la posibilidad de una transformación hacia estados más puros de
conciencia. Pero cuando “gana la mente”, individual y colectiva, aparecen los
credos, los dogmas, se crean las instituciones religiosas y en vez de unir, se
convierten en un factor de división.

En vez de poner fin al odio y a la violencia propiciando la unicidad de todas las formas de
vida, las religiones en la historia de la humanidad, al ser propietarias de una ideología o
credo, jugaron a favor de guerras y divisiones. Se redujo la conciencia universal a un
“ídolo mental” dando lugar a “mi Dios”, o “nuestro Dios” y a muchos actos de locuras en
nombre de la religión.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Actualmente las religiones ocupan espacios de poder en el planeta, ¿esto es


espiritualidad?. En la Argentina la religión católica forma parte del Estado
excluyendo a las demás, ¿esto es espiritualidad?. De acuerdo con Eckhart Tolle,
estas condiciones han dado origen a una apertura a gran escala de la espiritualidad
por fuera de las estructuras religiosas porque existe un despertar cada vez más
intenso de personas que sienten que la espiritualidad no tiene nada que ver con
una creencia, credo o dogma sino con su propio estado de conciencia.

En la actualidad, las instituciones religiosas son corporaciones agregadas a otras tantas


que existen en el planeta, políticas, sociales, etc., y cumplen con propósitos ligados a la
construcción de la red moral de la sociedad, necesaria por lo menos, en esta etapa de la
evolución humana.

La moral surge de corrientes filosóficas y por lo tanto pertenece al pensamiento, por eso
cambia y es objeto de debate. Pero la verdadera moral, el verdadero bien, son valores
propios de la inteligencia mayor que no poseen opuestos ni están sujetos a controversias.
En la conciencia del universo no existe la amoralidad o el mal como la entendemos en
este mundo, esas son construcciones de la mente humana. La moral o el bien sin
opuestos, así como las otras cualidades de la existencia, surgen en la mente
espontáneamente. Las personas naturalmente desean la moral, desean el bien, el
problema se presenta cuando el pensamiento las define, en ese instante el concepto se
relativiza y surgen opiniones diferentes, se crea además el opuesto: la amoralidad, el mal.
En algún momento del desarrollo humano el hombre vivirá en el plano espiritual de la
existencia y no necesitará que alguien le explique el concepto del bien o de la moral.

Pero en este momento del proceso evolutivo es necesario cohesionar el tejido social, y las
religiones junto con otros organismos son medios útiles, aunque ese objetivo recién se
cumplirá en su máxima expresión cuando se logre la expansión de la conciencia en cada
una de las personas. Para eso falta mucho, por lo menos, para los tiempos que maneja el
ser humano.

No se visualiza a las religiones como espacios para la espiritualidad propiamente dicha.


Promovidos por la fe, no está mal que las personas ocupen un lugar en esas instituciones,
no es reprochable que junten fuerzas para el logro del bien común, no es condenable
bregar por el fortalecimiento de principios morales, pueden inclusive buscar en ese ámbito
su componente espiritual y lograr estados más expandidos de conciencia, no obstante, no
se necesita un lugar especial para encontrarnos con nosotros mismos. Wayne Dyer cita
en su libro “Tus zonas mágicas” a Herman Hesse que señala: “Hay en tu interior una
quietud y un santuario al que puedes retirarte en cualquier momento para ser tú mismo”.

Pero es de fundamental importancia saber que no es “mi Dios” o “nuestro Dios” el


que “ayuda” para los mejores logros de una sociedad, sino, la construcción
colectiva de conciencia con mayor grado de pureza que se aparte de la
disfuncionalidad del ego humano. Cada cual elegirá el camino, el rumbo es uno
solo.

Ya que tocamos estos temas, ¿qué ideas tienes sobre Dios?, pregunta Roberto. (Estos

96 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

conceptos fueron extraídos de: Osho – El Dios que nunca fue. Conferencias dictadas por
Osho).

¡Huy, qué tema!, contesta Miguel. Me parece que lo más importante es el enfoque
que le demos, y ¿cuál es el enfoque?, ¡el verdadero! y ¿cuál es el enfoque
verdadero?, el que surge de la naturaleza, no el que emana del pensamiento
humano. No es el que surge del sistema de creencias.

La verdad es la naturaleza, es la inteligencia, es la existencia. El pensamiento y las


creencias que provienen de la mente humana es solo una verdad relativa, y mientras así
sea, nada es absoluto, todo es susceptible a debate. Por eso hay en la actualidad más de
trescientas religiones y tantos dioses como el ser humano sea capaz de crear, como así
también, muchas personas no creen que Dios exista.

¿Tantos dioses como el ser humano sea capaz de crear?, interrumpe Roberto y pregunta,
¿pero no fue Dios el que creó al hombre?.

Miguel: es de fundamental importancia tener una idea clara de lo queremos decir cuando
decimos Dios. Si cuando decimos Dios nos estamos refiriendo a la propia existencia, a la
naturaleza, a la inteligencia mayor del universo, a la conciencia universal, al Ser universal,
al espíritu universal, a la Vida Una, eso es lo real. La realidad única. ¿Por qué la única
realidad, la única verdad?. Porque no responde al pensamiento humano, simplemente
“es”. Y el ser humano es parte de la Vida Una, es parte de la existencia universal. Si así
interpretamos a Dios, veremos que está fuera de nosotros y también dentro de nosotros,
también “es” nosotros.

Pero si cuando decimos Dios estamos personificando la idea, y nos referimos a un “ser
que está arriba”, “en el cielo o donde sea”, y creamos o no una imagen de cualquier
naturaleza (un hombre de barba blanca, un sol, una vaca, o lo que sea), es decir fuera de
nosotros, alguien a quien podemos pedirle ayuda en los momentos difíciles, alguien a
quien pedirle misericordia por los pecados que cometemos, etc., lo estamos creando, la
mente humana lo crea.

Las personas y religiones que tienen la idea de un Dios externo y separado de


nosotros poseen simplemente una creencia, una imaginación, una ilusión, y por lo
tanto, crean una ficción.

Sé que estas revelaciones que adhieren a conceptos de Osho, el precursor de la


Meditación Trascendental, pueden ser impactantes a religiosos de buena fe, pero como
bien dice Osho: “no van en contra de nadie, sino a favor de la verdad”.

Me da la impresión de que las religiones intervinieron en el avance del conocimiento que


en la actualidad tenemos sobre “uno mismo”, pero que es una etapa cumplida. Gracias a
la religión se pudo llegar a espacios más puros de la espiritualidad, pero interrumpe ese
propósito cuando se aferra al dogma que siempre es una construcción mental.

A Dios no hay que creerlo, hay que sentirlo, es nuestro interior profundo, es nuestro ser

97 Roberto M. Udrisar
La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

interior, es nuestro espíritu circunscrito, parte del espíritu universal.

¿Por qué entonces el ser humano siempre tuvo la necesidad de creer en Dios, de tener
un Dios, y como tú dices, de crear un Dios?, pregunta intrigado Roberto.

Miguel: en toda la historia de la humanidad, el ser humano tuvo y tiene ansiedad, temor,
angustia. Por eso crea a Dios, lo personifica, lo separa y lo pone fuera de su propia
persona. Para buscar un referente todopoderoso que logre mitigar esas emociones,
sobre todo el temor. No es casual que muchas personas se acuerden de Dios en los
malos momentos, buscando ayuda externa. Si logran salir bien de la situación, es gracias
a Dios, sino, ¡cómo Dios pudo hacerme esto a mí!. Si la situación es entre dos personas y
sale bien es gracias a Dios, si sale mal, es culpa de la “bestia” (la otra persona). Si algo
bueno ocurrió sorprendentemente fue un milagro de Dios, en cambio si es algo malo “el
diablo metió la cola”. Estas situaciones que encontramos con mucha frecuencia y forman
parte de lo cotidiano, ¿no suena a ficción?.

Si la humanidad tiene tantas religiones para llegar a Dios allá fuera de nosotros, ¿por qué
los árboles no tienen religión?, ¿por qué las palomas no tienen religión?, ¿por qué las
rocas no tienen religión?, solo debe haber una respuesta: porque la religión es
producto del pensamiento humano, entonces esto también ¿no suena a ficción?.

No debemos abrazar la idea de que si toda la humanidad desde sus comienzos tuvo
la necesidad de creer en Dios y de crear las religiones, es eso lo correcto. Solo
formó parte del proceso evolutivo. El próximo paso es una instancia superior,
liberarnos de las creencias para sentir al ser interior. Incluye a todos los seres
humanos y formará al “hombre nuevo”.

Si la idea de Dios como imagen externa de nosotros es una ficción, y por lo tanto la
religión como enlace entre nosotros y Dios también es una ficción, ¿tenemos que ser
ateos?, interviene Roberto.

Miguel: de acuerdo con Osho no se trata de eso. Ser ateo significa no creer en Dios y es
contrario al teísmo, que sí cree en Dios. Siempre que nos encontremos con la figura de
los opuestos, es producto de la mente humana. Es tan relativo creer que no creer. La
verdad no se sustenta en las creencias sino en experimentar la existencia.

¡Cuántas corrientes filosóficas, cuántas escrituras que le dan sustento a los diversos
pensamientos teológicos tuvo que experimentar la humanidad para llegar a la Vida Una!.
Es realmente asombroso. Y la Vida Una, la existencia, no tiene que ser explicada, tiene
que ser vivida, disfrutada, ¿qué es lo que tenemos que comprender?, el sentir no tiene
explicación. Lo que ocurre es que la mente tiene la costumbre de recurrir al intelecto para
explicar las cosas.

El materialismo dice que el ser humano es solo un subproducto de la materia, el


existencialismo separa la existencia de los seres humanos. Intelecto, razón, lógica, son
las herramientas que utiliza la mente para hallar la explicación, y entonces da origen a la
filosofía del “si” y a la filosofía del “no”, todo relativo… pero entretenido.

Las ideas sustituyen lo que es un misterio y para la mente humana, producto de sus

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

limitaciones, la existencia siempre va ha ser un misterio. Pero no un misterio cualquiera,


un misterio bello, exultante, feliz, creativo.

¡Pero no puedes negar que mucha gente que cree en Dios y en los dogmas de su religión
logran sentirse mucho mejor que si fuesen ateos!, afirma Roberto.

Puede ser cierto, contesta Miguel, en ese caso son estados pasajeros. Si la creencia de
un ser superior, todopoderoso, es necesaria para mitigar el terror, la angustia, la ansiedad
y aliviar el miedo a lo incomprensible, a lo oscuro de la vida, en cierta medida con fe en
Dios eso se logra. Pero el problema es que esas sensaciones no desaparecen, quedan
ocultas, y vuelven a aparecer recurrentemente. El saber que somos uno con la existencia
y la experiencia de sentirla, de vivirla, son los antídotos para llenar el vacío interior. No
hay otro.

Karl Marx, ateo, una vez dijo: “la religión es el opio de los pueblos”. Los opiáceos
son sustancias químicas que sirven para paliar el dolor causado por ciertas
enfermedades, pero no la curan. El creador de la doctrina marxista llamó al pueblo
ruso a no creer más en Dios, y muchos lo siguieron. Dejaron de creer en lo que
Marx decía que era una mentira pero quedó al descubierto lo que la creencia
ocultaba: el sufrimiento. Aquí estamos ante un problema, si dejamos de creer en
Dios, ¿de qué manera se mitiga el dolor, el sufrimiento?. Hacemos desaparecer el
paliativo y la enfermedad aparece. Creyendo en Dios también está, pero más oculta.
Al sufrimiento hay que eliminarlo, no hay que ocultarlo.

El temor, la angustia, el sufrimiento, solo desaparecen experimentando la verdad


latente en nuestro ser interior. El lugar de Dios personificado y externo es ocupado por
nuestro estado más puro de conciencia para consolidar el vínculo con la existencia. Como
lo hemos expresado muchas veces, el método más eficiente es la meditación. Esta es la
manera de encontrarle sentido a la vida porque trascendemos la mente, entonces no
tenemos necesidad de creer en Dios, tampoco de no creer.

Pero la figura de Dios está relacionada con el bien y las religiones imparten la noción del
bien y del mal, acota Roberto.

Miguel: en cierta medida ya lo analizamos. En esta etapa de la evolución humana no está


mal que las religiones difundan entre sus seguidores la idea del bien, pero ¿qué es el
bien?. Tanto el bien como el mal son valoraciones que operan en la mente de cada uno.
No existe en el universo un Satanás que represente al mal y un Dios que represente al
bien, porque cuando trascendemos la mente humana, el bien y el mal no tienen
existencia real, son propios de cada cual.

Los seres humanos cuando nacen no traen el valor “bien” o el valor “mal” consigo, su
conciencia es casi pura. La complejidad de sus vidas condicionará sus conciencias hacia
lo que cada uno particularmente, y la sociedad en su conjunto, consideren bien o mal en
el momento de la historia que les toque vivir.

Volvamos a la pregunta ¿qué es el bien?, ¿la guerra es un bien?, ¿acaso no hubo guerras
en nombre del bien?. Hubo guerras religiosas en nombre de Dios y del bien. Repacemos
nuestras vidas, ¿cuántas elecciones hemos hecho que nos parecían buenas y

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

posteriormente fueron malas?, lo que demuestra que la noción “buena” o “mala” fueron
hechas de acuerdo a lo que pensábamos en un momento determinado.

Muchas personas comenten actos aberrantes con el argumento de que es la mejor


decisión para una determinada situación. El bien o el mal dependen de la concepción
mental de cada uno y rigen acorde a lo que considere la mente colectiva de la sociedad a
medida que va construyendo su propia cultura. El velo que obligatoriamente deben llevar
las mujeres de algunos países de medio oriente ¿es bueno o malo?.

El concepto del bien y del mal forma parte del proceso evolutivo de la mente
humana, del crecimiento hacia la perfección. En la actualidad diversos modos de
violencia extrema como la tortura, la violación, el asesinato, afortunadamente son
considerados por la inmensa mayoría de la población mundial como producto de las
fuerzas del mal y son condenados, salvo para los que las cometen. Falta resolver formas
más sutiles de violencia, las que generan algunas palabras, por su tono y/o por su
significado. La oportunidad estará marcada por el proceso evolutivo de la mente humana.

No existe el hombre bueno y el hombre malo, esta es otra construcción mental, solo
existen las personas que con sus actos se acercan a los dictados de la naturaleza y
otras que se alejan.

Como dijimos, las religiones también imparten la moral y parece importante. Pero la
moral es solo una convención social, varía de un país a otro, de una raza a otra, de un
momento histórico a otro. El concepto de moral siempre cambia y si cambia se
relativiza. El valor absoluto y sin opuesto solo existe en el reino espiritual, fuera de la
mente humana.

Entonces, ¿me indicarías que debo hacer?, interroga Roberto.

Miguel: disculpa, no te puedo indicar lo que debes hacer, pero no es porque no quiera,
sino porque no puedo. Si dar una indicación sobre lo que debes hacer pone en contexto la
figura de una persona “superior” que trata de influir sobre otra “inferior”, no puedo hacerlo
porque los seres humanos somos todos iguales.

Late en nuestro ser interior la misma potencialidad. Nos diferencia las distintas
habilidades que poseemos, las diferentes visiones y opiniones que tenemos sobre las
cosas. Nos distingue las diversas formas que el pasado condicionó nuestra conciencia
producto de nuestras relaciones, del contexto en el que vivimos, y al significado que le
dimos a los acontecimientos. Los deseos también nos diferencia, pero todos somos parte
de una realidad única, un punto focalizado de la conciencia universal.

Sí te puedo trasmitir estos conocimientos que con mucho trabajo y placer incorporé, que
son porciones de la Verdad que el ser humano reveló, pero que no forman parte del
pensamiento, sino sería otro modo relativo de ver las cosas. Es lo que el ser humano
pudo descubrir, pudo retirar el velo de lo que ya existía en la naturaleza, aunque todavía
persistan misterios. Para avanzar debemos expandir nuestra conciencia y abrirnos paso
hacia nuevos paradigmas, para ello debemos acabar con las ilusiones.

Desterrar la ilusión de que el mundo no es como lo vemos sino como los sentidos “quieren
que lo veamos”, no es sólido, ni liquido ni gaseoso, es energía e información. Nuestros
cuerpos también. Si somos capaces de entender que modificando esa percepción se abre

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

un campo de amplias posibilidades, es señal que le estamos ganando terreno a la


Verdad.

Del mismo modo si logramos percibir que todas las cosas (incluidas el ser humano) están
íntimamente conectadas y ordenadas por una inteligencia mayor, universal y que una
porción infinitesimal de esa misma inteligencia anida en cada uno de nosotros, o mejor,
“es” nosotros. Es inimaginable pensar cuántos nuevos conocimientos y habilidades
podemos desarrollar desde esta perspectiva para alumbrar una vida saludable y feliz.

Todos los acontecimientos de este mundo y que pertenecen al fenómeno espacio-tiempo


tienen su fuente en un ámbito que es atemporal, aespacial, es decir, eterno e infinito.
Suena a misterio, quizás sea un misterio para muchos, pero es otro descubrimiento de la
Verdad.

La naturaleza es Verdad, y nosotros somos naturaleza. Si con nuestras actitudes nos


alejamos de ella, el precio que tendremos que pagar será demasiado alto.

Como lo hemos reiterado en varias oportunidades, lo que los antiguos sabios llamaban el
Ser, hoy podemos decir que es un continuo de conciencia. Es la conciencia del universo
que adopta diferentes formas. Forma mineral, vegetal, animal, y ser humano. El continuo
de conciencia se extiende también hacia formas de pensamientos, emociones y
sentimientos, ergo somos esencialmente una proyección focalizada de la conciencia
universal. Vivir esa experiencia es llegar al centro de la Verdad.

Todos los pensamientos y emociones no son nuestros, los positivos, los negativos, y
todas las cualidades son creadas por la inteligencia universal. Nos apoderamos de ellos
cuando entran en la mente y los experimentamos, y se manifiestan en el cuerpo de
diversas maneras. Si nuestros pensamientos, emociones y actitudes no concuerdan con
los códigos establecidos por la inteligencia mayor, nuestra psiquis pagará las
consecuencias y nuestro cuerpo también. Basta con averiguar como responde el cuerpo
ante el consumo desmedido de alcohol, tabaco, alimentación no saludable, drogas, etc., y
como responde la psiquis ante el estrés, aflicción, preocupación, etc. Ése es le pecado y
ése es el castigo.

Debemos terminar con la ilusión de que con los pensamientos, con el intelecto, la razón,
la lógica, las creencias, no apropiaremos de la Verdad. Éstos podrán indicarnos el
camino, pero la Verdad la encontraremos en nuestro ser interior. Del contacto con la
conciencia del universo surgirá espontáneamente, del mismo modo surgirán las
cualidades propias de la existencia: la belleza, el amor, la dicha, la creatividad, la
felicidad. La búsqueda no es fuera de nosotros con el pensamiento, es dentro de
nosotros alimentando el ser interior.

Nuestras ilusiones no podrán desaparecer si no rompemos con nuestros


condicionamientos kármicos (personales) y sociales, solo eliminando los viejos
paradigmas, creencias y percepciones tendremos allanado el camino hacia la Verdad.

Finalicemos con las preguntas que nos hicimos al principio: ¿quiénes somos?, ¿qué
propósito tenemos?, ¿cuál es nuestro destino?. Es probable que en cierto modo las
hayamos respondido. Quedan algunos misterios, alguna incertidumbre. La mente humana
todavía no terminó de crecer para lograr la perfección, falta mucho, mientras tanto
disfrutemos el desafío de ir descubriendo lo que la inteligencia nos tiene preparado, ¿no

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

es ése el sentido de la vida?.

A modo de repaso

¿No te gustaría repasar algunos temas importantes?, pregunta Miguel. ¿Repasar, para
qué?, contesta Roberto. Miguel: para ver si estás preparado para rendir el examen.
Roberto: ¿qué examen?. Miguel: el más importante de todos. El examen que te exige la
vida para experimentarla plenamente: teórico y práctico. El conocimiento de la vida y
como aplicarlo en el fragmento de eternidad que va desde tu nacimiento hasta tu muerte.
Roberto: me parece interesante la idea.

Miguel: ¿nunca te has preguntado por qué en ciertos momentos se conceden flores?, por
ejemplo a una madre cuando da a luz a un bebé, el enamorado a su pareja, o también
ante la muerte?. No contesta Roberto, nunca se me ocurrió.

Miguel: la flor entre otras formas delicadas, representa para la mente humana lo
agradable, lo bello, lo sutil. Los sentimientos de alegría y amor están estrictamente
vinculados con esas cualidades. ¿Alguna vez vimos una flor estresada, preocupada,
afligida?. No, porque no tiene mente, tiene cuerpo y alma, pero no tiene mente. Es lo
más parecido a una expresión espiritual. Trasmite con facilidad su esencia y se conecta
con la misma facilidad con nuestro interior más puro. Podemos decir que al tomar
contacto con una flor se establece un vínculo muy fuerte entre nuestro ser espiritual
y la esencia espiritual de la flor.

La flor representa para el ser humano un mensajero espiritual y cuando queremos llegar
con nuestro más puro sentimiento obsequiamos una flor, aún con el ser espiritual de la
persona que dejó de lado su situación vital y regresó a lo no manifestado, de donde
provino. Ese es el sentido, reforzar la conexión espiritual. El ser humano siempre
siente la necesidad de manifestar su esencia, de una u otra forma, porque es un ser
espiritual.

Recordemos la constitución humana. El cuerpo, que los sentidos lo identifican como


sólido, es en realidad un manojo energético que vibra a una determinada frecuencia.
Partículas subatómicas que se movilizan a la velocidad de la luz en el vacío cuántico.
Cuando decimos vacío no nos imaginemos algo que no podemos ver por los límites que
nos imponen los sentidos. ¡A lo mejor son gases!, puede surgir de nuestra imaginación.
Pero no, es vacío ¡vacío!, es decir, nada.

Sigamos recordando, “haciendo cifras redondas”, el 99% del átomo es vacío. Si estamos
constituidos por millones de átomos, somos literalmente un 99% de nada y 1% de
energía. Repito, somos 99% de nada y 1% de energía, es decir, esencialmente una nada
informe que para manifestarse en el mundo de las formas, en el mundo visible, solo
necesita un 1% de energía que vibre a una determinada frecuencia. A algunos le costará
más asimilar esto y a otros menos, pero no es una hipótesis puesta a debate en el mundo
científico. Es la única realidad.

Pero falta un detalle, ¿qué es esa nada?. Hasta aquí llegó lo que la mente humana
puede percibir desde el intelecto, desde la lógica, desde el uso de la razón. Dejemos
la mente para sentir la nada, para vivir o experimentar el sentimiento de alegría, de

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

amor, de belleza que trasmite la flor por ejemplo. Ese sentimiento no tiene forma,
textura, color, olor, sabor, pero ¡existe!. Es el sentimiento del ser espiritual.

Pues bien, entre nuestro espíritu (99%) y nuestra frecuencia vibratoria que es la “materia
prima” de los sentidos para vernos como cuerpo (1%), existe un puente: la mente.

El ser espiritual es eternamente inalterable, inmodificable. Es perfecto. El cuerpo humano


puede funcionar con “piloto automático”. La inteligencia mayor del universo presente en
cada una de sus células le permite esa licencia. Le da autonomía para que fuera de
nuestra voluntad podamos respirar, digerir alimentos, metabolizar los nutrientes, para que
pueda funcionar el corazón, para que pueda fluir permanente e incesantemente la sangre
en las venas, para que pueda funcionar el sistema defensivo, y cuántas cosas más.

Ambos componentes son inmodificables, el ser espiritual fue, es y será perfecto, por lo
tanto inalterable. La anatomía y la fisiología (funciones) del cuerpo es producto del trabajo
orfebre de la naturaleza y si no interviene la mente tampoco se modifica.

El único componente del ser humano que cambia es la mente, los pensamientos, las
ideas, las creencias, el intelecto, las emociones, etc., son modificables, pero además la
mente aprendió a influir sobre la inteligencia del cuerpo, y si lo hace contra natura, el ser
humano pagará un precio demasiado caro. Pagará con sufrimientos y enfermedades
psíquicas y físicas.

Es buena tu idea de repasar porque ayuda a consolidar el conocimiento, dice Roberto.


Avancemos sobre lo modificable: la mente, que tanta influencia tiene.

Miguel: me parece correcto. Pero, ¿qué es la mente?, porque no la podemos ver, ni tocar,
pero existe. Recordemos que la conciencia universal decidió manifestarse en el mundo de
las formas y para ello utiliza un proceso de diferenciación. Se diferencia en cuerpo, en
pensamientos, emociones, etc., pero para poder apreciarlas tuvo que crear la asociación
mente-cerebro. El cerebro es un órgano clave para que podamos experimentar los
atributos de la mente.

¿Cuáles son esos atributos?, esencialmente dos: el pensamiento y la emoción, porque los
otros, las ideas, creencias, el intelecto, deseos, etc., derivan del pensamiento. El
pensamiento y la emoción son los atributos que influirán decididamente en
nuestras vidas, por eso vamos a prestarle toda la atención posible.

Recordemos que en el cerebro existen dos estructuras mediante las cuales podemos
experimentar el pensamiento y la emoción: el neocórtex y el sistema límbico
respectivamente. Para asegurar la supervivencia de la especie humana primero se formó
el sistema límbico, por lo tanto la emoción nació primero que el pensamiento. Una de
ellas fue el miedo, necesario para luchar o huir de las asechanzas del medio y así
preservar la especie. El miedo puede salvarnos la vida, pero si nos domina puede
paralizarnos.

Las emociones primarias, el miedo, la hostilidad, la ira, son instintivas, primitivas, y se


acumulan en el inconsciente durante toda la vida, aunque también se archivan toda clase
de pensamientos y emociones.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

La información que nos proviene del medio que nos rodea es captada por los sentidos y
enviada al cerebro, éste las procesa, y si interviene el consciente, esa información es
pensada y razonada, luego se almacena. Si no interviene el consciente también se
archiva en el inconsciente sin ser juzgada ni interpretada.

Todo este proceso que se da en un contexto y en un marco de relaciones diferente para


cada uno de nosotros, es interpretado por la mente que le da un significado dando lugar a
los pensamientos y a las emociones. Así se va escribiendo nuestra historia.

Los pensamientos fluyen como lo hace la sangre por las venas, no los podemos parar, su
actividad es incesante. Las emociones primarias suceden sin la intervención del
pensamiento. El temor (emoción) a un accidente que nos cueste la vida ante la frenada
intempestiva de un vehículo que nos prepara para huir (producción de adrenalina,
aumento de la frecuencia cardíaca, contractura muscular, etc.), se origina sin la
intervención del pensamiento. Y es bueno que así sea, si nos ponemos a pensar el
vehículo no lleva por delante.

La ira, la hostilidad provocada por una situación o por otra persona, aparecen también sin
la intervención previa del pensamiento (recordar los circuitos neuronales del cerebro que
los posibilita), luego la reflexión llega, pero en forma tardía. Hay otras emociones que se
originan sin la intervención consciente que producen enfermedades psicosomáticas.
Todas estas emociones están almacenadas en el inconsciente.

Pero, en la mayoría de los casos los pensamientos preceden a las emociones, y


esta situación es la que debemos aprovechar para cambiar el curso de nuestras
vidas.

¿Qué es la emoción?. La reacción del cuerpo a su mente. Destaquemos entonces el


poder que tiene la emoción. ¿Y el pensamiento tiene poder?, destaquemos también el
poder del pensamiento porque puede cambiar nuestra historia.

Interrumpe Roberto, se me ocurre entonces que podemos analizar esos poderes, ¿no te
parece?.

Miguel: me parece muy bien, pero hay otro poder que supera a ambos y que también
lo debemos poner en contexto: el poder de nuestro ser espiritual al que Eckhart Tolle
llama “El poder del Ahora”.

¿Sabes por qué los supera?, porque es el que guía nuestras vidas por los caminos de la
belleza, amor, creatividad, alegría, paz, felicidad, salud. Además es la fuente de la propia
vida, de la energía, de los atributos de la mente.

Quizás los ruidos mentales no nos dejan percibir la guía del poder espiritual, pero
existe. Prestémosle atención, puede presentarse como una intuición, como sucesos
fortuitos, coincidencias afortunadas. No se presenta en forma de miedo, premoniciones,
augurios o desconfianza, éste es el ego. Observemos los sucesos cotidianos, al principio
podemos tener dudas, pero a medida que vayamos haciendo la experiencia se van
aclarando.

104 Roberto M. Udrisar


La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Por designio de la fe religiosa o de un dogma teológico muchos buscan la guía fuera de


nosotros y pierden la oportunidad de encontrarla donde realmente está: en nuestro ser
interior. La guía del poder espiritual tiene el potencial de una guía perfecta para cumplir
con nuestra misión, dará origen a los pensamientos constructivos y el cerebro creará las
redes neuronales para materializarla físicamente en el fenómeno espacio-tiempo. Deepak
Chopra nos dice que es el flujo de la vida que gobierna todo cambio. Es fiel, ¡no traiciona!.

No ocurre así con los pensamientos y emociones, pueden traicionarnos, y lo hacen


cuando se apoderan de nosotros. No dejemos que nos esclavicen, no nos identifiquemos
con ellos. Nosotros no somos nuestra mente, somos seres espirituales. La mente es un
vehículo que la naturaleza nos dotó para utilizarla con fines útiles y prácticos en
nuestra obra creativa, después debemos dejarla de lado.

Los pensamientos se apoderan de nosotros cuando consistentemente se manifiestan en


forma repetitiva, involuntaria y banal, generando perversos ruidos mentales. Las
emociones se apoderan de nosotros cuando producen reacciones que alteran el
organismo como en los casos de estrés que hemos analizado.

¡Apostemos a ganador!, juguemos a favor del poder del ser espiritual que
generalmente ni sabemos que lo tenemos porque queda oculto detrás de los ruidos
mentales. Ese es el modo de vivir. Somos poseedores de ese poder, así fuimos
diseñados y rebasa por mucho a los otros dos. Fíjate, el ser espiritual excede la
información aportada por los sentidos y la interpretación que la mente hace. Es la
conciencia pura que se hace presente en nuestras vidas con mucha sutileza, por
ejemplo, cuando sentimos que alguien nos quiere o no, cuando penetramos en un
lugar y percibimos tensión o seguridad, o cuando quedamos extasiados ante un
paisaje exultante de la naturaleza. Esos sentimientos de plenitud suelen ser
saboteados por los pensamientos, pero son mucho más poderosos.

Roberto, ¡me gustó esa frase!: ”apostemos a ganador”. Quien no quiere apostar a
ganador, pero sospecho que muy pocas personas saben donde está la ventanilla para
comprar los boletos?. Pregunto, ¿cómo se hace?.

Miguel: recordar el primer paso que hay que dar. Cuando observamos el pensamiento,
cuando observamos la emoción, en definitiva cuando observamos la mente, dejamos de
identificarnos con ella y pasamos a ser nuestro “yo” auténtico. Nos damos cuenta de que
“yo” y “ellos” no es lo mismo. Cuando observamos el pensamiento o la emoción somos
conscientes de la presencia de ellos y de nosotros mismos como testigos. Mientras lo
observamos sentimos una presencia consciente. Esta es una nueva dimensión de la
conciencia. Notaremos entonces como la mente se va calmando y desaparece su poder
para dar lugar al poder el ser espiritual.

Cuando los pensamientos pierden fuerza, abrimos un espacio de paz, de quietud, de


relajación y creamos un estado de conciencia pura. Estamos alertas y conscientes pero
no estamos pensado. Esta es la meditación. En este estado el poder del pensamiento y
de las emociones es insignificante comparado con el poder espiritual.

No solo acallamos los pensamientos repetitivos e inútiles y las emociones negativas, sino
que abrimos un espacio para el surgimiento de pensamientos prácticos y útiles para

105 Roberto M. Udrisar


La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

nuestros propósitos y surgirán también emociones que jueguen a favor de nuestra salud
psíquica y física.

¿Y el poder del pensamiento?, pregunta Roberto.

Miguel: el poder del ser espiritual que se encuentra en nuestro interior profundo siempre
es constructivo. En cambio el poder del pensamiento puede ser constructivo o destructivo.
Hablemos del destructivo. Según Eckhart Tolle, el 80% o 90% del pensamiento de la
mayoría de las personas no solo es repetitivo e inútil sino también en gran parte negativo
y perjudicial. Sobre esto debemos reflexionar y mucho, porque de pensamientos
negativos surgirán emociones negativas con capacidad de daño corporal.

¿Por qué tan alto porcentaje?, ¿a qué se debe?, pregunta Roberto.

Miguel: nacemos sin pensamientos ni emociones. Lloramos por instinto, nos


amamantamos por instinto. A medida que vamos creciendo nos vamos creando una
imagen mental de lo que somos basada en condicionamientos kármicos, sociales y
culturales. Miremos entonces nuestro entorno, el comportamiento de nuestros familiares,
del medio educativo, el comportamiento de la sociedad, las crisis, la televisión, ¿qué te
parece?. Yo diría que es demasiado bueno ese porcentaje, podría ser más alto. Toda
esa información se va almacenando en nuestro inconsciente y nos parece tan normal, que
nos identificamos con los pensamientos que viven permanentemente del pasado y
creando preocupaciones a futuro. Así construimos la mente egotista, disfuncional.

Estos pensamientos contaminados son destructivos porque van debilitando la conexión


con el ser espiritual que es conciencia pura. En cambio se vuelven constructivos cuando
logran una firme conexión con nuestro ser interior.

Hablemos ahora del poder constructivo de los pensamientos, dice Roberto.

Miguel: el curso de nuestras vidas puede cambiar radicalmente utilizando el poder


constructivo del pensamiento y ubicando nuestro foco de atención consciente
hacia estados más puros de conciencia.

¿Cómo hacemos uso de ese poder?. En primer término tenemos que tomar el control de
nuestra mente. Debemos recordar que nuestros pensamientos se fueron construyendo
sobre la base de condicionamientos personales y sociales, en consecuencia tenemos que
romper con esos condicionamientos. Dejemos atrás los sentidos, dejemos atrás los
pensamientos y dirijamos nuestro foco de atención consciente hacia donde tenemos toda
nuestra potencialidad, hacia nuestro ser interior. Aparecerá un nuevo estado de
conciencia que nos revelará que tenemos fuerzas poderosas para la realización de
nuestros propósitos, que nuestra intuición es una guía invisible para alcanzarlos, que
podemos crear una nueva realidad para no depender de lo comúnmente llamamos
“suerte”.

Nuevos pensamientos aparecerán con ese cambio de paradigma y tendrán un poder


constructivo. Pero ¡cuidado!, para lograr el efecto debemos creer en el pensamiento,
debemos tener fe en el pensamiento, sino será uno más y no nos prestará utilidad.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Tener fe no quiere decir “fe ciega”, no tiene que basarse en nada fuera de uno mismo,
surge de nuestra seguridad interior con base en la experiencia, en el conocimiento, en
saber quienes somos. A veces decimos fe “en mí mismo”, pero no tiene que ser la fe
basada en el ego que demandará ganar, poseer, consumir, dominar, sino la que emerge
del ser espiritual a partir del cual encontraremos la solución de los problemas al
enseñarnos que no existen los obstáculos exteriores. Es el ego quien los crea.

Los nuevos pensamientos deben tener un propósito congruente con el propósito del todo,
con el propósito del universo. Cualquier actividad, desempeño o quehacer debe ir
acompañado con creatividad, vocación de servicio, sin egoísmos, sin hostilidad ni
agresión. Desarrollar nuestra tarea sin pensar en el resultado, porque al momento de
realizarla debemos ser uno con ella. Veremos con sorpresa que el éxito viene solo y
que no es producto de una búsqueda afanosa del resultado. También observaremos que
desempeñaremos la labor libre de pensamientos inquietantes creadores de estrés.

¿Este enfoque es muy bueno, pero crees que es aplicable en un mundo competitivo y
alienante como el que nos toca vivir?, interrumpe Roberto.

Miguel: tienes mucha razón de pensar en los serios obstáculos que realmente existen.
Quizás encuentres éxitos, en el sentido convencional de la palabra, en personas que no
aplican este criterio, pero no podrán tener una vida plena y los acompañará algún grado
de sufrimiento.

Pero es perfectamente posible y necesario respetar este modo de actuar, para ello se
necesita crear un nuevo esquema mental. Recuerda que para que algo se pueda
llevar a cabo, en primer término tiene que estar en la mente. Esta estructura mental
tiene que tener ciertas características:

- Tener la intención de cambiar para que los pensamientos sean cada vez más útiles,
prácticos y positivos, y dejar de lado los inútiles y negativos. Esto es posible gracias a la
maleabilidad del cerebro. Nuevos “cableados” neuronales crearán el sustento físico
necesario para la permanencia de esos pensamientos y paralelamente se “desarmarán”
las redes neuronales que soportaban a los anteriores. Como en la inmensa mayoría de
las veces el pensamiento precede a la emoción, se podrá notar que éstas también
sufrirán un cambio positivo. Lo notaremos en el cuerpo y también en la psiquis.

- Romper con los condicionamientos kármicos (recuerdos y experiencias) que anidan en


el pasado, como así también con los sociales y culturales. Vivir atados al pasado y
preocupados por el futuro limita considerablemente las potencialidades que tenemos.
Recordemos que nuestras vidas se despliegan merced a una amplitud de posibilidades en
un campo de infinitas posibilidades. No le pongamos límites. Eliminemos el bloqueo
impuesto por el ego.

- Dejar de creer que solo existe lo que podemos ver o tocar. Recuerda que es muy
limitada la información que los sentidos pueden captar en relación con todo lo que existe a
nuestro alrededor. De esa manera cambiamos la percepción de la realidad y ampliamos
enormemente el campo de conciencia.

- Prestémosle mucha atención a las oportunidades que siempre aparecen en nuestras


vidas, son guías, señales, coincidencias para cumplir con nuestra misión, como así

107 Roberto M. Udrisar


La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

también a la señal de nuestras intuiciones que nacen del interior profundo. Pensemos en
hacer real lo que sentimos.

- Apartémonos del temor y de la duda con el conocimiento. Aumentará


considerablemente nuestra confianza. Los pensamientos se harán más útiles y los
resultados serán más exitosos.

- Tener siempre presente en armonizar los pensamientos con el ser interior y con el
cuerpo. Este es un designio de la naturaleza.

- Los deseos, los pensamientos crean las intenciones y éstas crean la realidad.
Acostumbrémonos a pensar y a visualizar imágenes de lo que queremos como si ya
fueran una realidad. Si queremos comprar un auto imaginemos manejando el auto que
deseamos. Si queremos comprar una casa imaginemos estar viviendo en la casa
deseada. Luego actuemos para conseguirlo. Esto puede sonar a auto engaño pero es un
excelente ejercicio para superar las limitaciones que creemos tener.

Estos son algunos de los modos, a mi juicio los más importantes, para generar un
esquema mental con pensamientos constructivos. Es asombroso como funciona
porque el pensamiento crea la realidad física. Recuerda la ley de la atracción,
atraemos todo lo que está en nuestro interior. Si pensamos en fracasar, vendrá el fracaso,
si pensamos en el éxito, el éxito vendrá. Todo nace con la construcción de un nuevo
esquema mental.

¿Y el poder de las emociones?, pregunta Roberto.

Miguel: el cuerpo reacciona de acuerdo a la emoción que tengamos, ése es su gran


poder. La inmensa mayoría, repito, la inmensa mayoría de las enfermedades son
consecuencia de emociones negativas encargadas de la fabricación de químicos
inmunodepresores. En general, salvo las emociones primarias necesarias para la
supervivencia, son posteriores a los pensamientos, consecuentemente, cambiando los
pensamientos, cambian las emociones.

Está bien, participa Roberto, pero existen muchos pensamientos y emociones


almacenadas en el inconsciente que surgirán espontáneamente sin nuestra intervención
consciente. ¿Qué hacemos con ellos?. Son productos de las experiencias pasadas,
afloran con los recuerdos, y muchas emociones suelen ser muy pesadas. Fluyen
involuntariamente.

Miguel: cuando aparezcan las emociones debemos observarlas, ser un observador


consciente, sin entablar juicio alguno, entonces dejan de apoderarnos, dejamos de ser la
emoción para ser el observador. De esta forma se van diluyendo.

Pero muchas veces no nos damos cuenta que nos poseen, actúan pero no somos
conscientes de ellas. En esos casos las experimentaremos en un nivel puramente físico,
como un problema o un síntoma (taquicardia, gastritis, dermatitis). Es la mente trabajando
en forma oculta. ¿Cómo las descubrimos?, por las manifestaciones físicas de las
emociones. Observemos entonces el síntoma físico de la emoción de la misma manera
que cuando aparecen en forma consciente.

Mientras tanto vayamos cambiando los viejos patrones del pensamiento que las

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

originaron. Pero eso no es todo, dirijamos nuestro foco de atención consciente hacia
nuestro ser interior, hacia estados más puros de conciencia, hacia el ser espiritual donde
reside el poder más fuerte capaz de generar los cambios más profundos. Y esto lo
tenemos que hacer diariamente, consistentemente, para poder experimentar una vida
saludable.

Es el único modo de romper con los viejos patrones, porque la emoción generalmente
representa un pensamiento amplificado y energizado. El pensamiento crea la emoción y la
frecuencia vibratoria de la emoción alimenta el pensamiento que la originó, formándose un
círculo vicioso que solo el poder del ser espiritual es capaz de romper.

Según Eckhart Tolle, todas las emociones derivan de una primordial, indiferenciada, que
puede ser el miedo o mejor el sufrimiento, que es una suerte de sensación de amenaza
con falta plenitud. La mente basa su incesante actividad tratando de salir del sufrimiento,
pero todo lo que puede lograr es ocultarlo temporalmente porque es la que lo origina.
Tolle lo ejemplifica muy bien: “un jefe de policía no puede encontrar al ladrón cuando el
ladrón es el mismo jefe de policía”. Solo el poder del ser espiritual es el encargado de
vencer al poder del pensamiento y al poder de la emoción. Por tal motivo, cuando la
emoción produce un daño corporal, la forma más eficaz de tratarlo es con la medicina
cuerpo-mente-espíritu.

Un espacio para el analfabetismo espiritual

¿Por qué hay poca expansión de la espiritualidad en el mundo?, pregunta Roberto.

Miguel: aunque cada vez es mayor el número de personas que se están abriendo hacia la
espiritualidad, todavía nos encontramos en una etapa lejana del propósito que abarque a
toda la humanidad. En la Argentina, por ejemplo, mucha gente se está incorporando a
prácticas espirituales como el yoga, y en menor proporción a la meditación. Pero me da la
impresión de que lo hacen sin conocer acabadamente los secretos de la existencia. Creo
que no hay una buena comunicación que exprese su verdadera dimensión, dando lugar a
grandes confusiones. Para mucha gente no aparece con claridad la idea de lo que
expresa la espiritualidad.

A mi criterio son cuatro las causas que frenan la expansión de la espiritualidad: la


pobreza, el desconocimiento, la difusión errónea y confusa de su real dimensión y
las pautas culturales de la sociedad. Podríamos agregar una quinta, la falta de
motivación de aquellas personas con conocimiento de estos temas y que no los
incluye para el desarrollo de sus vidas.

Las personas inmersas en la pobreza extrema y en la marginalidad solo les


preocupa sobrevivir. La falta de vivienda, de una alimentación suficiente, de educación y
de un contexto social adecuado, son grandes obstáculos para que puedan vivir
experiencias espirituales. La prioridad es satisfacer sus necesidades básicas, aunque con
auxilio material y asesores espirituales, la situación de pobreza puede ser una
condición ideal para expandir la espiritualidad y una gran oportunidad para salir de
ese estado de zozobra cuando las personas toman conocimiento de las grandes
potencialidades que guardan en su ser profundo.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Las religiones que se acercan a la pobreza para ofrecer ayuda intentando reforzar al ser
interior, lo hacen desde un credo, un dogma, desde la creencia de un Dios exterior al ser
humano que si no cumple con los mandamientos lo va a juzgar, a condenar. De ese modo
es difícil que se desarrollen las potencialidades humanas, éstas están en el interior de
todas las personas y no dependen de factores externos.

Desde una perspectiva auténtica, estas enseñanzas no tienen nada que ver con la
espiritualidad. La verdadera espiritualidad se alcanza con prácticas que alimenten
el ser interior de las personas, no con imágenes externas. La verdadera espiritualidad
no se alcanza con las oraciones, sino con el conocimiento de que el ser humano no es su
mente y con prácticas espirituales que lleven a cabo constantemente.

Si a las personas que viven en un estado de extrema pobreza, generalmente


acompañada de escasa o nula educación, todavía se le imparten enseñanzas que
apunten a la figura de un Dios personalizado y externo a su ser, y se las incorpora a una
religión que no incluye a los que tienen otra creencia, en vez de expandir la espiritualidad
se la contrae.

Las que no están incluidas en la pobreza, con mejor grado de educación y que expresan
una fe religiosa, quizás les resulte imposible renunciar a las creencias y a los dogmas. En
estos casos no está mal rezar, o respetar los principios religiosos si con esa actitud se
sienten bien. Pero deberán saber que su ser interior solo se cultiva con verdaderas
prácticas espirituales y dejando de lado dogmas y creencias propias de la mente en
estado egotista, sino todo es una ilusión.

El conocimiento y el modo que se lo trasmite, es clave para la expansión de la


espiritualidad. Todas las personas tienen momentos en el que viven experiencias
espirituales. Todas las personas en algún instante de sus vidas tienen la necesidad de
experimentar vivencias espirituales, es debido a que somos seres espirituales con
experiencia de ser humano, pero para vivir plenamente estados más puros de conciencia
se necesita del conocimiento y de una difusión clara de lo que trata la
espiritualidad.

Todas las ideas, los conceptos, surgen del pensamiento, del intelecto, pero ése es solo
el camino para llegar a la comprensión de lo que es la espiritualidad. Terminado el
proceso, al estado más puro de conciencia se lo vive, se lo siente, sin usar el
pensamiento porque lo trasciende. Un estado conciente es un espacio libre de
pensamientos y emociones: es el estado esencial.

Los procesos culturales de los diversos grupos poblacionales crearon en la historia


de la humanidad una traba para la expansión de la espiritualidad. Dieron lugar a una
actitud escéptica en las personas que interpretan a la espiritualidad como un concepto
separado de ellas y perteneciente al campo de la filosofía y de la teología con acceso
para algunos interesados.

Alejada la pobreza, incorporado los conocimientos, disipadas las dudas que surgen de
una inadecuada difusión de la espiritualidad y rompiendo con los condicionamientos
culturales, todavía puede aparecer un obstáculo que impida vivir una vida en plenitud: la
aparición del ego.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

El ego siempre estará presente y es el principal responsable de la falta de


motivación. Es obvio, con estados más expandidos de conciencia, el ego tiende a
disolverse. La falta de motivación para experimentar nuestra verdadera naturaleza es la
herramienta que emplea el ego para defenderse.

El ego siempre dará batalla, luchará para sobrevivir y dirá “no cambies de conducta,
entrégate a la vida frívola, concéntrate en los bienes materiales, siente el placer del
alcohol y la droga, no seas altruista ¡total no podrás cambiar el mundo!, concentra poder y
sojuzga a los otros, ¡total son idiotas!, la espiritualidad es cosa de charlatanes”.

Si vivimos a predominio del ego triunfará el sufrimiento, si vivimos a predominio de


nuestro ser más profundo triunfará el bienestar.

Sorprende el analfabetismo espiritual de los políticos. Ese es uno de los motivos, quizás el
más importante, por el cual el mundo vive en una permanente situación de conflicto. Es
común escuchar que el político tiene que adiestrarse para la “lucha política” y la palabra
lucha implica ataque y defensa, unos contra otros, separa, no une.

Dejando de lado los políticos corruptos que dan lugar a actos cargados de perversidad,
los que aspiran llegar al poder para librar las “batallas por las ideas” están dominados
por la mente en estado egotista. El comunismo contra el capitalismo, el liberalismo
contra el dirigismo, el estado contra el privado. La palabra contra también separa, no une.
El conflicto siempre está presente. Desde que se conoce la organización de la sociedad
en tribus, en imperios, en países, siempre la humanidad vivió en crisis. Las crisis existió,
existe y existirá cuando la sociedad y sus representantes, los políticos, sean
analfabetos espirituales. Solo podrá variar en su intensidad.

El político debiera entender que jamás podrá vencer al estado egotista disfuncional
de su oponente con el ataque. Si bien es cierto que en determinados casos es
necesario protegerse o proteger a otros del ataque de un tercero, no debe caer en el error
de hacerlo desde el mismo estado disfuncional. Aunque logre vencerlo, siempre
aparecerá el u otros oponentes. Todo aquello contra lo cual luchamos persiste y muchas
veces se fortalece. Comúnmente cambia de disfraz.

Siguiendo a Eckhart Tolle, todas las guerras tuvieron como destino el fracaso, los que
triunfaron, ¿triunfaron?. El que perdió fracasó porque el enemigo salió fortalecido, y el que
ganó creó nuevos enemigos iguales o peores a los derrotados. Esto sucedió en toda la
historia de la humanidad, sin embargo se siguen creando nuevas guerras, ¿por qué?,
porque la disfunción mental colectiva de los que generan las guerras les hace ver una
realidad distorsionada, ven solamente lo que desean ver y surge de ese modo una
interpretación equivocada.

Ante los fracasos del marxismo, socialismo, capitalismo, liberalismo, monarquía,


democracia, la humanidad siempre busca modelos, ¿por qué no los encuentra?.
Inconscientemente se quiere hallar una verdad ideológica que resuelva los dilemas
políticos para siempre, pero ¡no existe una verdad ideológica!. Hay complejas
realidades que merece ser atendida por todos. Todavía le falta mucho a la conciencia
humana en su proceso evolutivo para llegar a que los políticos y la sociedad en su

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

conjunto interpreten la verdadera realidad.

Mientras tanto este es el momento que nos toca vivir, y en la actualidad, en el mundo de
la política se deben llevar a la práctica valores que nadie está en desacuerdo: solidaridad,
tolerancia, búsqueda del bien común, desinterés del cargo político por el cargo mismo,
vocación de servicio, analizar la situación que se plantea sin desmerecer, desprestigiar o
violentar la opinión de otros, lograr consensos mayoritarios, dejar atrás viejas ideologías y
apelar al pragmatismo para velar por el interés común de acuerdo al contexto del
momento, dejar atrás las ambiciones personales, pero ¡cuidado!, para que estos valores
tengan vigencia no se debe luchar, ni combatir contra nadie, solo utilizar niveles
más elevados de conciencia.

Comentario final

Me comprometí al principio hacerle conocer mi interpretación sobre las fallas de la


inteligencia y de las grandes contradicciones del ser humano, ¿recuerda?. Eran
supuestos incomprensibles para mí.

Intencionalmente utilicé el término “falla de la inteligencia”. Pero la inteligencia no


falla porque es una fracción infinitesimal de la inteligencia universal, lo que falla es
nuestra elección de vivir a predominio de la mente egotista, y las grandes
contradicciones derivan de la misma situación.

El Che Guevara y los guerrilleros que lo acompañaron hubieran tenido mejores resultados
si usaban otro procedimiento para cambiar la situación política de Cuba, utilizaron un
método contra natura: la violencia armada.

Quizás el cambio se demoraba, pero hubiese sido más seguro. La violencia no es un


atributo de la conciencia universal, es patrimonio de la mente egotista y nunca triunfará,
siempre encontrará un oponente que reaccionará en sentido contrario. Funciona de la
misma manera que el principio físico de acción y reacción. No falló su inteligencia, falló
su esquema mental. El ego que bien sabe de violencia lo gobernó, como a todos sus
compañeros. Si hubieran indagado en los conocimientos de la espiritualidad, estaríamos
quizás, experimentando mejores momentos de la historia ¡qué lastima!.

Sin duda que el Dr. René Favaloro fue acumulando en el transcurso de su vida un
denso cuerpo del dolor, sino no se hubiera suicidado. Ahora que lo recuerdo lo
reflejaba en su rostro, quizás lo mitigaba con la dedicación y el esmero que le
proporcionaba a su trabajo. El vivía en la búsqueda de buenos resultados y eso está bien,
era un creativo, un ser que amaba al prójimo, solidario, etc., todos atributos de la
inteligencia universal, ¿qué pasó?.

No sabía o no quiso trascender su mente. Esto es muy común en los hombres de


ciencia. No falló su inteligencia, falló su estado mental con predominio de un ego
denso. Conocía a la perfección lo que era el cuerpo humano, también conocía a ciencia
cierta la influencia de la mente sobre el cuerpo. Lo acredita el hecho de que unos años
antes de morir puso todo su empeño en desarrollar un amplio espacio para la
neurociencia en la Fundación que lleva su nombre, que hoy es orgullo en ámbitos

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

nacionales e internacionales. Sin duda desconocía la influencia del campo espiritual en la


dilución del cuerpo del dolor, sino otra hubiese sido su historia, ¡qué lástima!.

Lo mismo podemos decir de Friedrich Nietzsche, muy discutido por ser el primer hombre
en toda la humanidad que afirmó: “Dios ha muerto, por lo tanto el hombre es libre”.
Dotado de una enorme inteligencia, fue uno de los gigantes intelectuales del siglo pasado,
sin embargo se volvió loco. ¿Falló su inteligencia?. No, no supo trascender su mente,
quizás por desconocimiento del campo espiritual, o por negarlo, como ocurría con los
hombres del intelecto y de la ciencia en aquella época.

Si logramos comprender la composición del universo y nuestra propia composición


como seres humanos. Si logramos interpretar el significado de la Vida Una como la
única realidad. Si logramos incorporar el concepto de que el ser espiritual existe en
nosotros como también existe la mente y el cuerpo, y si logramos romper con
nuestros condicionamientos personales y sociales para interpretar que nuestra
guía no es la mente sino nuestro ser espiritual, acabaremos con las
contradicciones, alejaremos la infelicidad y evitaremos las enfermedades, y nuestra
existencia dejará de presentarse con misterios y suspensos para experimentarse
con placer de ser transitada.

Nota: me llamo Roberto Miguel Udrisar, es el nombre que me identifica en el mundo de


las formas, el que me diferencia de otras personas, y para reforzar esa identidad va
acompañado de un número. Ambos, junto con otros datos, conforman un documento de
identidad. Estos detalles solo son necesarios en la vida mundana y forman parte del
libreto del fenómeno espacio-tiempo. Si profundizo mi sensación podré apreciar otra
realidad, invisible y esencial. En ese nivel ya no soy más un documento de identidad, no
es necesario. El ser espiritual prescinde de ese elemento.

Pero hablemos de los personajes. En estas páginas, el personaje Roberto es el que tiene
la mente condicionada por su pasado y por las relaciones sociales y culturales de su
entorno. Vive acorde a esas limitaciones. El personaje Miguel es el que utilizó la mente en
estado consciente. La mente que tiene conocimiento de sí misma y de la conciencia pura.
La que actuó con fines útiles para responder las preguntas.

En realidad ambos personajes soy “yo”, Roberto Miguel Udrisar, el que tras mucho trajinar
se dio cuenta que una porción de la conciencia universal, el ”yo” real, le facilitó la idea y
la creatividad necesaria para escribir estas líneas, sino hubiese sido imposible. El que
comprendió que ese “yo” trasciende el pensamiento y va a trascender su cuerpo cuando
abandone este mundo y se transforme en un montón de moléculas para ser recicladas.
¿Usted que cree, que estas páginas fueron escritas por Roberto M. Udrisar, el que tiene
un documento que lo identifica?. ¡No, está equivocado!, fueron redactadas por el ser
espiritual que hay en su interior, y que es una proyección focalizada del ser universal.
Pero ¡qué curioso!, en usted y en todos los seres humanos también se da la misma
condición, ¿quiere comprobarlo?, ¡siéntalo!, ¡vívalo!.

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La vida: del misterio y suspenso al placer de transitarla

Bibliografía recomendada

Muchos de los conceptos abordados fueron extraídos de los libros que se citan a
continuación y que recomiendo su lectura. Fueron los que me dieron la “materia prima”
necesaria sin la cual estas páginas no hubiesen podido ser escritas. También fueron
extractados de numerosas publicaciones que acreditaron, a mi criterio, seriedad y rigor
científico.

Sincrodestino, Deepak Chopra.


Cuerpo sin edad. Mente sin tiempo, Deepak Chopra.
Reinventa tu cuerpo, resucita tu alma, Deepak Chopra.
Curación cuántica, Deepak Chopra.
El poder del Ahora, Eckhart Tolle.
Practicando el poder del Ahora, Eckhart Tolle.
Una nueva tierra, Eckhart Tolle.
La ley de la atracción, Camilo Cruz.
Inteligencia emocional, Daniel Goleman.
El combustible espiritual, Ari Paluch.
El combustible espiritual II, Ari Paluch.
Osho – El Dios que nunca fue (conferencias dictadas por Osho).
Tus zonas mágicas, Wayne W. Dyer.

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