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Pbro. José Jil Portilla.

JESUCRISTO ES DIOS
EL TODOPODEROSO
(LO MISMO QUE EL PADRE)
SU TRANSPARENTE DIVINIDAD EN LA BIBLIA
Nihil Obstat

Pbro Dr. Rogelio Alcántara M.


Censor

I M P R I M A T U R

Mons. Guillermo Moreno Bravo


Vicario General
Arquidiócesis de México
10 de Diciembre de 2009

Derechos de autor reservados.

Se prohíbe la reproducción total o parcial


sin autorización del autor.

México, D. F., 2010.


JESUCRISTO ES DIOS

EL TODOPODEROSO
(LO MISMO QUE EL PADRE)

SU TRANSPARENTE DIVINIDAD EN LA BIBLIA

Pbro. José Jil Portilla.

México, D. F.

2010
INTRODUCCIÓN
La agrupación religiosa denominada ―Testigos de Jehová‖, que tuvo como fundador a
Charles Tase Russel, nacido en Pensylvania, U.S.A. en el año 1852, ha logrado reclutar
gran cantidad de seguidores.
Entre las enseñanzas de los ―Testigos de Jehová‖, se encuentran aquellas que se refieren
a Jesucristo, el Hijo de Dios, de las cuales a continuación tenemos un pequeño resumen:
Basándose en aquellos pasajes de la Biblia, en donde Jesús (que es de naturaleza divina,
pero también de naturaleza humana) se presenta y actúa como verdadero hombre, e
incluso como inferior al Padre, nuestros hermanos antes mencionados enseñan: que Jesús
no es Dios Todopoderoso lo mismo que el Padre.
Además de negar, que Jesús posee la misma divinidad del Padre, sostienen que él fue la
primera de todas las criaturas celestiales; que se le llama Primogénito de Dios o
Unigénito, precisamente porque es el único ser que fue creado directamente por el Padre;
que todos los demás seres fueron creados con la participación del Hijo (ver su libro
―Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra‖, pág. 58). Asimismo, afirman
que Jesucristo resucitado es el ángel Miguel (mismo libro, pág. 21).

Naturalmente, existen ya algunos escritos que han dado breves respuestas a las
enseñanzas ya mencionadas. Pero, para las personas que ya han sido muy influenciadas
por la mentalidad de nuestros hermanos antes citados, no bastan tales escritos; porque,
cuando se les invita a leer en la Biblia católica Jn 1,1 que dice: “En el principio existía la
Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios”, en la Biblia de ―Testigos
de Jehová‖ (―Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras‖), la misma cita
dice: ―En [el] principio la Palabra era, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era un
dios‖. De tal manera que, afirman que el Hijo de Dios es ―un dios‖, con grande poder,
pero que no es el Dios Todopoderoso, sino un dios creado.
Es por eso, que juzgué conveniente llevar a cabo una exposición más amplia, que
permita descubrir: quién es el Señor que murió por nuestros pecados. Por supuesto este
sencillo trabajo, que no lo agota todo, puede servir de base para profundizar y consolidar
nuestra fe en el Hijo de Dios.

Hoy en día, mucha gente se encuentra repentinamente con la sorpresa de que, algún
conocido o algún familiar ya se está haciendo adepto de los ―Testigos de Jehová‖, y
angustiada, no sabe cómo ayudarle.
Para usted que se hizo ―Testigo de Jehová‖; para usted que dejó de creer que Jesucristo
es el Dios verdadero; para usted que desea ayudar a algún conocido o familiar, que se
está haciendo Testigo de Jehová‖; para usted se ha escrito ―JESUCRISTO ES DIOS, EL
TODOPODEROSO‖.

-2-
REFERENCIAS
Una gran parte de este trabajo consiste, en presentar textos bíblicos en forma
comparativa, en dos columnas, de tal manera que, cualquier persona pueda
apreciar claramente, que el Hijo y el Padre poseen la misma grandeza, el mismo
poder, la misma gloria, etc.

Los textos y las abreviaturas de los libros bíblicos, los hemos tomado de la
―Biblia de Jerusalén‖.

Los textos bíblicos los presentamos en color azul, o bien, parte en color negro y
parte en color azul (para facilitar la comparación), y encerrados entre comillas
inglesas ― ‖.

Cuando citamos textualmente alguna enseñanza de ―Testigos de Jehová‖, los


presentamos en color rojo oscuro y encerradas entre comillas francesas « ».

Cuando utilizamos: negritas (letra bold), subrayado, cursiva (letra itálica), lo


hacemos con la finalidad de resaltar parte de algún texto, que sirve de base, para
señalar detalles importantes, y apreciar mejor la solidez de las conclusiones.

Cuando escribimos palabras o frases completas con puras mayúsculas, lo


hacemos con la finalidad de resaltar todavía más la comparación de dos o más
textos, que contienen un mensaje similar o igual, y que sirven para apreciar
mejor la veracidad de las conclusiones.

Cuando únicamente citamos el número de página, o número de capítulo, se


sobreentiende que se trata de alguna página, o de algún capítulo de éste libro.

*Es muy importante leer los pies de página (señalados con un asterisco), ya que
ayudan a comprender mejor las respuestas que damos a las enseñanzas de
nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖.

-3-
PRINCIPALES
ENSEÑANZAS DE LOS “TESTIGOS DE JEHOVÁ”
ACERCA DE JESUCRISTO:

Que el Hijo de Dios es una creatura.


En su libro ―Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra‖, págs. 58-59,
Edic. 1982, nuestros hermanos arriba señalados enseñan: que el Hijo de Dios es una
creatura; que antes de venir al mundo y hacerse hombre, ya existía «en el cielo como
poderosa persona espiritual», con un cuerpo invisible al hombre, como el que tiene el
Padre (Jn 4, 24); que eso lo manifestó muchas veces el Señor mismo. Sí, entre otras
cosas dicen:
A.- «Antes de su venida a la Tierra, a Jesús se le llamaba el Verbo o la Palabra
de Dios (Jn 1:14)». «Este título muestra que en el cielo él servía como el
vocero de Dios».
B.- «También se le llama el ―Primogénito‖ de Dios, así como su Hijo
‗Unigénito‘ (Jn 3:16; Hb 1:6)».
«Esto significa que su creación tuvo lugar antes de la de todos los demás
hijos celestiales de Dios, y que él es el único que fue creado directamente
por Dios».

C.- «Este Hijo ―primogénito‖ participó con Jehová en crear todas las demás
cosas. (Colosenses 1:15, 16)».

D.- «Cuando Dios dijo: “Hagamos un hombre a nuestra imagen,‖ estaba


hablando a este Hijo», el cual, «¡Ya había vivido con su Padre por una
cantidad desconocida de años! -Gn 1:26; Proverbios 8:22, 30; Juan 1:3».

Que el Hijo de Dios no es el Dios Todopoderoso.

En sus publicaciones: ―Usted puede vivir para siempre en el Paraíso en la Tierra‖, págs.
39-40, ed. 1982 (inciso E al inciso K y N), y ―¿Debería creer usted en la Trinidad?‖,
págs. 14.15.18, Edic. 1989 (incisos L al N), exponen los motivos por los cuales aseguran,
que Jesús no es el Dios Todopoderoso:

E.- Porque Jesús nunca dijo que él fuera Dios (Jn 10, 34-36).

-4-
F.- Porque hizo algunas declaraciones como éstas: ―El Padre es mayor que yo‖
(Jn 14, 28); que había algunas cosas que ni él ni los ángeles sabían, sino sólo
el Padre (Mc 13, 32).

G.- Porque en una ocasión oró a Dios y dijo: ―No se efectúe mi voluntad, sino la
tuya‖ (Lc 22, 42). Que si Jesús fuera el verdadero Dios, no habría orado a sí
mismo.

H.- Que aún después de que resucitó y ascendió al cielo, Jesús no es igual al
Padre (1 Co 11, 3; 15, 28).

I.- Que aunque los hombres han visto a Jesús, la Escritura dice que: ―a Dios
nadie jamás le ha visto‖ (Jn 1, 18).

J.- Que como en el versículo 2 (Jn 1, 2) dice que: ―la Palabra estaba con
Dios‖, eso demuestra que la Palabra o Verbo de Dios no es Dios, sino
una persona poderosa parecida a Dios.

K.- Que además, Jesús llamó a su Padre ―mi Dios‖ y ―el único Dios verdadero‖
(Jn 20, 17; 17, 3).

L.- Que si Jesús fuera Dios, no podría haber sido tentado (St 1, 13).

M.- Que si Jesús fuera Dios, el precio de rescate por el pecado habría sido
infinitamente superior a lo que exigían las leyes de Dios (Ex 21, 23-25; Lv
24, 19-21).

N.- Porque si Jesús fuera verdadero Dios, no podría haber muerto, y


si verdaderamente murió, no podía haberse resucitado a sí mismo;
que la Escritura dice que a Jesús Dios lo resucitó (Hch 2, 24.32); que «está
claro que Jesús y el Dios Todopoderoso son dos personas separadas».

Que Jn 1, 1c debe traducirse: “y la Palabra era un dios”.

En su Biblia ―Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras‖, ed. 1987, pág.
1578-1579, apéndice 6A, sostienen que Jn 1,1c debe traducirse del Griego al Español: ―y
la Palabra era un dios‖.

-5-
O.- Porque el Evangelio fue escrito en idioma Griego; y cuando Jn 1, 1 declara:
―y la Palabra e r a D i o s‖, el término griego qeo;" (the-ós) que significa
Dios, no lleva antes el artículo definido oJ (ho).

Que el Hijo de Dios es un “Dios Poderoso”.

En sus publicaciones: ―¿Debería creer usted en la Trinidad?‖ (págs, 28-29, ed. 1989) y
―Usted puede vivir para siempre en el Paraíso en la Tierra‖ (pág. 40, ed. 1982) reafirman
que el Hijo de Dios es un dios, y que no hay ningún conflicto con la enseñanza bíblica de
que hay un solo Dios, pues dicen:

P.- Que la Biblia emplea el término ―dios‖, para referirse a creaturas poderosas
como los ángeles, que tienen un parecido con Dios, es el caso de Sal 8, 5.

Q.- Que en Jn 10, 34-35 Jesús mismo señaló, que la ley llama dioses a aquellos a
quienes se dirigió la palabra, es decir, a los jueces de Israel.

R.- Que hasta a Satanás se le llama ―el dios de este sistema de cosas‖ (2 Co 4, 4).

S.- Que «Jesús ocupa una posición mucho más elevada que los ángeles, los
hombres imperfectos o Satanás. Puesto que se alude a estos como ―dioses‖,
poderosos, de seguro Jesús puede ser y era ―un dios‖. Por su posición
singular con relación a Jehová, Jesús es un ―Dios Poderoso‖ (Juan 1:1; Isaías
9:6)».

-6-
CAPITULO I
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE EN CUANTO DIOS, EL HIJO Y EL PADRE POSEEN LA MISMA NATURALEZA

Desconcertados por algunas declaraciones que Jesús hizo, tales como:


“El Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre” (Jn 5, 19); “He
bajado del cielo para hacer, no la voluntad mía, sino la voluntad del que me ha enviado” (Jn
6, 38); “Lo que yo enseño no es mío*, sino que pertenece al que me ha enviado” (Jn 7, 16); y
otros pasajes de la Biblia, en donde el Hijo de Dios aparece como inferior al Padre, nuestros
hermanos ―Testigos de Jehová‖ niegan, que Jesús sea el Dios Todopoderoso. Entre otros,
presentan los siguientes argumentos: «¿No es el que envía mayor que el enviado?» «Los
seguidores de Jesús siempre lo vieron como siervo, sumiso a Dios, no como igual a Dios»
(―¿Debería usted creer en la Trinidad?‖, pág 17).

Para responder a los argumentos anteriores, comenzaré por recordar lo que dice el Señor
Yahveh: “Porque no son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son
mis caminos” (Is 55, 8).
En los caminos de Dios, el hecho de que una persona se someta a otra por amor o por
humildad, y le sirva, no significa que sea inferior; esto lo podemos constatar en la misma
Escritura. Atendamos los siguientes casos:

Jesús es bautizado por Juan (Mt 3, 13-15). Nadie podrá dudar, que Jesús es mayor
que el Bautista, sin embargo se sometió al bautismo de Juan, mas no por eso dejó de
ser mayor.
Jesús está entre sus discípulos como el que sirve a la mesa (Lc 22, 27).
Jesús lava los pies a los discípulos (Jn 13, 4-7). Nadie podrá dudar, que Jesús es
mayor que sus discípulos, sin embargo les sirvió y hasta les lavó los pies; no por eso
dejó de ser mayor. Al igual que Juan el Bautista que se resistía a bautizar a Jesús,
Pedro se negaba a dejarse lavar por Jesús, pero el Señor le dijo, que en ese momento
no podía comprender ese acontecimiento.
Jesús ha venido a servir y morir por todos (Mt 20, 28). Nadie podrá dudar, que
Jesús es mayor que todos los hombres, sin embargo, Jesús vino a servir a toda la
humanidad y a dar su vida por todos, no le ha importado humillarse, y tampoco por
eso ha dejado de ser mayor.

En contra de los criterios mundanos, el Hijo de Dios enseña: “Si uno quiere ser el primero,
sea el último de todos y el servidor de todos” (Mc 9, 35).
Así que, si juzgamos con nuestros criterios, equivocadamente podemos pensar que Jesús no
es el Dios Todopoderoso, porque sirve no sólo al Padre, sino a todos los hombres. Pero, si

* ¡Qué fácil es confundirse cuando no se lee con cuidado la Escritura! Pues, si es verdaderísimo lo que dice Jesús en Jn 7,
16: ―Mi doctrina no es mía‖; también es verdaderísimo lo que dice en Jn 16, 13-15: ―Cuando venga él, el Espíritu de la
verdad, os guiará hasta la verdad completa… Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros‖.
Está muy claro que la doctrina del Padre también es del Hijo.

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juzgamos de acuerdo a los criterios de Dios, entonces no dudaremos, en decir que Jesús
es igual al Padre, y mayor que toda creatura.
Pero dirán nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖: ¿Y qué hay de los textos en donde
Jesús se declara abiertamente inferior al Padre?, tales como: “El Padre es más grande
que yo” (Jn 14, 28); “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?” (Mt 27, 46);
“Mas de aquel día y hora nadie sabe nada, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino
sólo el Padre” (Mt 24, 36); etc.
Para dar respuesta a la interrogante anterior, es necesario recordar que Jesucristo tiene
dos naturalezas: la divina que ya poseía antes de venir al mundo, y la humana que tomó
al encarnarse.
Tal vez, a muchos les parecerá bien, que la Biblia nos muestre claramente esas dos
naturalezas de nuestro Salvador, antes de seguir adelante. Pues, pongamos atención:

Naturaleza humana del Hijo: Naturaleza divina del Hijo:

―No temas, María, porque has hallado


gracia delante de Dios; vas a concebir
EN EL SENO y vas a dar a luz un hijo, a
quién podrás por nombre Jesús‖ (Lc 1, 30- ―A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo
31). único, el que está EN EL SENO del Padre,
―Cuando se cumplieron los ocho días para él lo ha contado‖ (Jn 1, 18).
circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús,
el que le dio el ángel antes de ser
concebido EN EL SENO” (Lc 2, 21).
―Pero al llegar la plenitud de los tiempos,
envió Dios a su Hijo, NACIDO DE
MUJER, nacido bajo la ley‖ (Ga 4, 4).

Observemos con cuidado las citas anteriores 1 y 2 del lado izquierdo. Al remarcar la
Escritura que María concebiría “en el seno” (es decir en la matriz), no tiene otra
intención, sino dejar bien claro, que verdaderamente Jesús es de la misma naturaleza que
María; es decir, de naturaleza humana.
Ahora observemos la cita anterior del lado derecho. Naturalmente que el Padre no tiene
un cuerpo como María; ―Dios es espíritu‖ (Jn 4, 24), sin embargo, cuando la Escritura,
utilizando un lenguaje analógico señala que el Hijo está “en el seno” del Padre, no tiene
otra intención, sino dejar bien claro, que Jesús es de la misma naturaleza del Padre, es
decir, de naturaleza divina.
Pero el resumen de estos textos bíblicos lo encontramos en San Pablo cuando dice:

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―Tened entre vosotros los mismos sentimientos de Cristo:
El cual, SIENDO DE CONDICION DIVINA, no retuvo ávidamente el ser
igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo, TOMANDO CONDICIÓN DE
SIERVO, HACIÉNDOSE SEMEJANTE A LOS HOMBRES y apareciendo
en su porte como hombre‖ (Flp 2, 5-7).
¿Qué más claridad podríamos encontrar? San Pablo manifiesta que: Jesucristo siendo de
naturaleza divina, al venir al mundo, ―se despojó de sí mismo‖ (es decir, que ocultó su
divinidad), y tomando la naturaleza humana, se hizo semejante a los hombres. Pero a
pesar de que poseía al mismo tiempo dos naturalezas, la divina y la humana, aparecía
como simple hombre; por eso la Iglesia confiesa, que el Hijo de Dios es verdadero Dios
y verdadero hombre.
Queda demostrado que el Hijo de Dios posee dos naturalezas, la divina que ya poseía
antes de hacerse hombre (Jn 1, 1), y la humana que tomó al venir al mundo (Ga 4, 4).
En los siguientes capítulos mostraremos que, en cuanto a su naturaleza divina Jesús en
nada es inferior al Padre.
En este capítulo, nos limitaremos a contestar el interrogante que tenemos pendiente, esto
es: ¿Si Jesús es igual al Padre, por qué hay textos bíblicos donde se declara abiertamente
inferior?
Respuesta: Porque en cuanto a su naturaleza humana, Jesús es igual a todos los hombres.
De tal manera que, a excepción del pecado (Hb 4, 15), Jesús experimentó todas nuestras
limitaciones: nació de una mujer, lloraba, sentía hambre, comía, bebía, crecía, aprendía,
oraba, etc.; o sea que en cuanto hombre siguió el proceso de crecimiento humano en
todos sus aspectos (Lc 2, 52). Y claro que, en cuanto hombre Jesús es inferior al Padre,
por eso puede decir: ―El Padre es más grande que yo‖ (Jn 14, 28); en cuanto hombre
aprendía, y puede decir: ―Mas de aquel día y hora nadie sabe nada, ni los ángeles de los
cielos, ni el Hijo, sino sólo el Padre‖ (Mt 24, 36); en cuanto hombre oraba, por eso en la
cruz, proclamando el Salmo 22, 2, puede decir: ―¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has
abandonado?‖ (Mt 27, 46); y así podemos encontrar en las Escrituras otras expresiones
en las cuales el Hijo de Dios en cuanto hombre, aparecerá como menor que el Padre.
En cuanto a su naturaleza divina, Jesús es Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre
(ya lo mostraremos en los capítulos siguientes). Pero, cuando el Hijo de Dios estuvo en
el mundo, su divinidad estaba velada, porque ―se despojó de sí mismo‖, y humillándose,
se manifestaba como un hombre cualquiera (Flp 2, 5-8). Únicamente los que tenían fe,
iban descubriendo, que el Salvador era Dios y hombre al mismo tiempo:

- Ahí tenemos a los primeros adoradores, que vinieron del Oriente, quienes ―entraron en
la casa, vieron al niño con María, su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron
luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra” (Mt 2, 11). Los ojos de

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aquellos hombres no veían en Jesús más que a un niño, pero su fe descubría que era
Rey, por eso le ofrecieron oro; que era Dios, por eso le ofrecieron incienso; que era
hombre, por eso le ofrecieron mirra. Si no tuvieran fe, en que era Rey, Dios y hombre,
¿para qué ofrecerle estos regalos a un pobre niño?

- Ahí tenemos al apóstol Tomás, cuya fe no sólo descubre en Jesús a un hombre


resucitado, sino que con humildad exclama; “Señor mío y Dios mío” (Jn 20, 28). Y el
Señor le dijo: “Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han
creído” (Jn 20, 29).

- Ahí tenemos a toda la Iglesia confesando, al igual que los apóstoles, la divinidad y
humanidad de Jesucristo.
En todos los tiempos, sólo los que tengan fe, llegarán a descubrir, quién es el Hijo de
Dios; sabrán que, en cuanto a su naturaleza humana, es verdadero hombre, y en cuanto a
su naturaleza divina, es verdadero Dios.

Sí, Jesús es el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre, porque en cuanto Dios el
Hijo y el Padre poseen la misma naturaleza.

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CAPITULO II
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE EL HIJO Y EL PADRE POSEEN EL MISMO REINO

El apóstol Pablo escribe:

―Quiero que sepáis que la cabeza de todo hombre es Cristo; y la cabeza de la


mujer es el hombre; y la cabeza de Cristo es Dios‖ (1 Co 11, 3).

―Porque, habiendo venido por un hombre la muerte, también por un hombre


viene la resurrección de los muertos. Pues del mismo modo que en Adán mueren
todos, así también todos revivirán en Cristo. Pero cada cual en su rango: Cristo
como primicias, luego los de Cristo en su Venida. Luego, el fin, cuando
entregue a Dios Padre el Reino, después de haber destruido todo Principado,
Dominación y Potestad. Porque debe él reinar hasta que ponga a todos sus
enemigos bajo sus pies. El último enemigo en ser destruido será la Muerte.
Porque ha sometido todas las cosas bajo sus pies. Mas cuando diga que ‗todo
está sometido‘, es evidente que se excluye a Aquel que ha sometido a él todas las
cosas, entonces también el Hijo se someterá a Aquel que ha sometido a él
todas las cosas, para que Dios sea todo en todo‖ (1 Co 15, 21-28).

Basados en los textos anteriores, nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ afirman:


«Hasta después de su muerte y resurrección y ascensión al cielo, Jesús todavía no fue
igual a su Padre» (pág. 40 de su libro ―Usted puede vivir para siempre en el Paraíso en la
Tierra‖).

Respondemos: Ciertamente, “la cabeza de Cristo es Dios”, pues, por su condición


humana Jesús está sometido al Padre, quien lo envió al mundo, para ser Salvador de
todos los hombres, por eso “del mismo modo que en Adán mueren todos, así también
todos revivirán en Cristo”. También es cierto que, al final de los tiempos, después de
llevar a cabo la resurrección de los muertos, el Hijo entregará el Reino al Padre, y ―se
someterá a Aquel que ha sometido a él todas las cosas, para que Dios sea todo en
todo‖. Pero esto no significa: que en cuanto a su naturaleza divina, el Hijo sea inferior al
Padre; que ya no reinará; y que vivirá como sirviente del Padre (como piensan nuestros
hermanos ―Testigos de Jehová‖), sino que junto con el Padre, Cristo seguirá reinando.
A continuación mostraremos claramente que el Hijo y el Padre poseen el mismo Reino y
que juntos reinarán eternamente.

- 11 -
El Hijo y el Padre aparecen poseyendo por separado, el Reino eterno:

Reino eterno del Hijo: Reino eterno del Padre:

―Yo seguía contemplando en las visiones de ―Entonces el rey Darío escribió a todos los
la noche: Y he aquí que en las nubes del pueblos, naciones y lenguas que habitaban
cielo venía como un Hijo de hombre. Se en toda la tierra: ‗¡Sea grande vuestra paz!
dirigió hacia el Anciano y fue llevado a su Por mí se decreta que en todos los dominios
presencia. A él se le dio imperio, honor y de mi reino se tema y se tiemble ante el
reino, y todos los pueblos, naciones y Dios de Daniel, porque él es el Dios vivo
lenguas le sirvieron. S u i m p e r i o e s que subsiste por siempre, - s u r e i n o
u n i m p e r i o e t e r n o, que nunca n o s e r á d e s t r u i d o y
pasará y su r e i n o n o s e r á d e s- su imperio durará hasta el
t r u i d o j a m á s‖ (Dn 7, 13-14). f i n-‘ ‖ (Dn 6, 26-27).

―Él será grande y será llamado Hijo del


Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de
David...; r e i n a r á sobre la casa de Jacob ―Tu reino, e s u n r e i n o p o r l o s
por los siglos de los siglos s i g l o s d e l o s s i g l o s todos. Tu
y s u r e i n o n o t e n d r á f i n‖ (Lc dominio, por todas las edades‖ (Sal 145,
1, 32-33). 13).

―Pues así se os dará amplia entrada en ―¡Qué grandes son sus prodigios, ...!
e l R e i n o e t e r n o de nuestro Señor y ¡R e i n o e t e r n o es su reino! (Dn 3,
Salvador Jesucristo‖ (2 P 1, 10-11). 33).

Sí, los textos anteriores muestran al Hijo y al Padre poseyendo por separado, el Reino
eterno*.

*Nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖, en su libro ―Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra‖,
pág. 123, explican que Dn 7, 13-14 habla del reino eterno de Jesucristo.

- 12 -
El Hijo y el Padre aparecen poseyendo juntos, el mismo Reino:
Reino eterno del Hijo y del Padre:
―El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán d e s u R e i n o
todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno
de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán
como el sol e n e l R e i n o d e s u P a d r e” (Mt 13, 41, 43).
―Porque tened bien entendido que ningún fornicario o impuro o codicioso -que
es una idolatría- participará en la herencia del R e i n o d e C r i s t o y d e
D i o s” (Ef 5, 5).

Ha llegado el r e i n a d o sobre el mundo d e n u e s t r o S e ñ o r y d e s u


C r i s t o y reinará por los siglos de los siglos. Y los veinticuatro
Ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios, se postraron rostro
en tierra y adoraron a Dios diciendo: Te damos gracias Señor Todopoderoso,
‗Aquel que es y que era‘ porque has asumido tu inmenso poder para establecer
tu r e i n a d o‖ (Ap 11, 15-17).

―Oí entonces una fuerte voz que decía en el cielo: Ahora ya ha llegado la
salvación, el poder y e l r e i n a d o d e n u e s t r o D i o s y l a
p o t e s t a d d e s u C r i s t o” (Ap 12, 10).
Tanto en la página anterior, como en ésta, las Santas Escrituras nos muestran muy claro
que, el Hijo y el Padre poseen el mismo reino eterno y que, juntos reinarán eternamente.
Ahora podemos comprender con mayor profundidad, lo declarado por el Señor Jesús:
―Todo lo que tiene el Padre es mío‖ (Jn 16, 15); ―Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es
mío‖ (Jn 17, 10).
De manera que, en cuanto a su naturaleza divina, Jesús en nada es inferior al Padre.
Así que, no tienen razón nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖, para afirmar que, aún
después de su resurrección y ascensión al cielo, Jesús no es igual al Padre.

Jesucristo es el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre, porque el Hijo y el Padre


poseen el mismo Reino.

- 13 -
CAPITULO III
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE EL HIJO Y EL PADRE TIENEN EL MISMO TRONO, Y SON EL ALTÍSIMO

El Padre y el Hijo poseen el mismo trono:


Hemos visto en el capítulo anterior, que el Hijo y el Padre poseen el mismo reino. Así que es
lógico que ocupen y sean dueños del mismo trono, como lo podemos constatar en los
siguientes textos:

―Luego me mostró el río de agua de Vida, brillante como el cristal, que brotaba
D E L T R O N O D E D I O S Y D E L C O R D E R O‖ (Ap 22, 1).

―E L T R O N O D E D I O S Y D E L C O R D E R O, estará en la ciudad
y los siervos de Dios le darán culto‖ (Ap 22, 3).

El Hijo y el Padre son el Altísimo:

El Hijo es el Altísimo: El Padre es el Altísimo:


―¿Qué quiere decir ‗subió‘ sino que también
bajó a las regiones inferiores de la tierra? Este ―¡Oh Yahveh, Señor nuestro, que glorioso es
que bajó es el mismo que subió por encima tu nombre por toda la tierra! Tú exaltaste tu
de todos los cielos, para llenarlo todo‖ (Ef majestad sobre los cielos‖ (Sal 8, 2).
4,9-10).
―¡Álzate, oh Dios, sobre los cielos, sobre
―Así es el Sumo Sacerdote que nos convenía: toda la tierra, tu gloria!‖ (Sal 57, 6.12).
santo, inocente, incontaminado, apartado de
los pecadores, encumbrado por encima de ―¡Álzate, oh Dios, sobre los cielos, sobre
los cielos‖ (Hb 7, 26). toda la tierra, tu gloria!‖ (Sal 108, 6).

―Después de llevar a cabo la purificación de ―Y tú, niño serás llamado profeta del
los pecados, se sentó a la diestra de la Altísimo‖ (Lc 1, 76).
Majestad en las alturas‖ (Hb 1, 3; 8, 1).
En Ap 22, 1 y 22, 3 claramente se afirma: que el Padre y el Hijo poseen el mismo trono,
constatando lo que dice Jesús: “Todo lo que tiene el Padre es mío” (Jn 16, 15; 17,10); y si
ocupan el mismo trono, entonces ambos están a la misma altura.
En los demás textos anteriores vemos, que tanto el Hijo como el Padre son el Altísimo, pues,
están a la misma altura, encumbrados sobre los cielos. Así que:

Jesucristo es el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre, porque el Hijo y el Padre tienen
el mismo trono, y son el Altísimo.

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CAPÍTULO IV
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE.
PORQUE EL HIJO Y EL PADRE POSEEN LA MISMA GLORIA Y PODER

Afirman nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖: «Por su posición singular con relación
a Jehová, Jesús es un ―Dios Poderoso‖. (Juan 1:1; Isaías 9:6.)» Pero «Aunque a Jesús se
le llamó ―Poderoso‖, sólo puede haber uno que sea ―Todopoderoso‖. Carecería de
importancia llamar ―Todopoderoso‖ a Jehová Dios si no existieran otros a quienes
también se llamara dioses, pero que ocupan una posición subalterna o inferior»
(―¿Debería creer usted en la Trinidad?‖, pág. 28).

¿Será verdad que Jesús ocupa una posición inferior al Padre?

¡Claro que no!


En los capítulos II y III hemos visto, que el Hijo posee el mismo reino y el mismo trono
que el Padre, entonces, necesariamente debe ocupar la misma posición que el Padre y no
una posición inferior.
Otra prueba de que Jesús ocupa la misma posición que el Padre, es que, el Hijo y el
Padre poseen la misma gloria y poder; lo cual veremos con toda transparencia en este
capítulo:

Se proclama por separado al Hijo y al Padre, Señor o Rey de la Gloria:

El Hijo es Señor de la Gloria: El Padre es Rey de la Gloria:


―Hablamos de sabiduría entre los perfectos,
pero no de sabiduría de este mundo… sino
de una sabiduría de Dios, misteriosa, ―¡Puertas, levantad vuestros dinteles,
escondida, destinada por Dios desde antes alzaos, portones antiguos, para que entre
de los siglos para gloria nuestra, e l r e y d e l a g l o r i a ¡ (Sal 24, 9).
desconocida de todos los príncipes de este
mundo –pues, de haberla conocido, no ―¿Quién es ese rey de la gloria?
hubieran crucificado Yahveh, Sebaot, él es
a l S e ñ o r d e l a G l o r i a-‖ e l r e y d e l a g l o r i a”
(1 Co 2, 6-8). (Sal 24, 10).

Sí, en los textos anteriores vemos que, el Hijo es tan Señor de la gloria, como lo es el
Padre.
Ahora en la siguiente página veremos, cómo al Padre y al Hijo se les proclama dignos de
recibir la gloria y poder:

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Se proclama por separado al Hijo y al Padre, dignos de recibir la gloria y el poder:

El Hijo es digno de la gloria y el poder: El Padre es digno de la gloria y el poder:


―Entonces vi, de pie, en medio del trono y
de los cuatro Vivientes y de los Ancianos,
un Cordero, como degollado; tenía siete
cuernos y siete ojos, que son los siete
Espíritus de Dios, enviados a toda la tierra.
Y se acercó y tomó el libro de la mano
derecha del que está sentado en el trono. ―Y cada vez que los Vivientes dan gloria,
Cuando lo tomó, los cuatro Vivientes y los honor y acción de gracias al que está
veinticuatro Ancianos se postraron delante sentado en el trono y vive por los siglos de
del Cordero. los siglos, los veinticuatro Ancianos se
Tenía cada uno una cítara y copas de oro postran ante el que está sentado en el
llenas de perfumes, que son las oraciones trono y adoran al que vive por los siglos de
de los santos. Y cantan un cántico nuevo los siglos, y arrojan sus coronas delante del
diciendo: trono diciendo:
E r e s d i g no de to ma r el E r e s d i g n o, S e ñ o r y D i o s
l i b r o y abrir sus sellos, porque fuiste n u e s t r o, de recibir: la gloria, el honor y
degollado y compraste para Dios con tu el poder. Porque tú has creado el universo‖
sangre hombres de toda raza, lengua, (Ap 4, 9-11).
pueblo y nación y has hecho de ellos para
nuestro Dios un Reino de Sacerdotes, y ―Y cada vez que los Vivientes dan
reinan sobre la tierra‖ (Ap 5, 6-10). g l o r i a, h o n o r y acción de gracias al
que está sentado en el trono y vive por los
―Y en la visión oí la voz de una multitud de siglos de los siglos, los veinticuatro
ángeles alrededor del trono, de los Ancianos se postran ante el que está
Vivientes y de los Ancianos. Su número era sentado en el trono y adoran al que vive
de miríadas de miríadas y millares de por los siglos de los siglos, y arrojan sus
millares, y decían con fuerte voz: coronas delante del trono diciendo:
D i g n o e s e l C o r d e r o degollado E r e s d i g n o, S e ñ o r y D i o s
de recibir: nuestro, de recibir:
e l p o d e r, l a g l o r i a,
l a r i q u e z a, el honor
l a s a b i d u r í a, y e l p o d e r.
l a f u e r z a, Porque tú has creado el universo‖ (Ap 4, 9-
e l h o n o r, 11).
la gloria
y l a a l a b a n z a” (Ap 5, 11-12).

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En la página anterior contemplemos: cómo los mismos personajes se postran ante el Hijo
y ante el Padre, por separado, y declaran para ambos la misma dignidad.

En Ap 5, 7-12 vemos cómo, los cuatro Vivientes y los Ancianos se postran ante el
Cordero y le rinden una glorificación previa diciendo: ‗Eres digno de tomar el libro...‘;
después todos los ángeles del cielo lo proclaman digno de recibir el poder, la riqueza, la
sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.

En Ap 4, 9-11 veamos cómo, los cuatro Vivientes le rinden al Padre una glorificación
previa diciendo: ‗Santo, Santo, Santo...‘; después los Veinticuatro Ancianos se postran
ante él para adorarlo, y lo proclaman digno, de recibir la gloria, el honor y el poder.

Sí, se les rinde por separado una glorificación previa, y después se declara: tan digno el
Hijo como el Padre, de recibir la misma gloria y poder.
¿Quién podrá negar, que el Hijo de Dios es poderoso como el Padre?
Pero habrá quienes objetarán, que el Hijo recibe tal gloria y poder, del Padre.
Atendamos bien a lo subrayado del lado izquierdo y del lado derecho, en los textos de la
pág. anterior, ahí se nos muestra claramente: que ni el Padre ni el Hijo reciben de alguien
su grandeza, sino que toda la creación reconoce, que uno y otro la han tenido
eternamente, ―por los siglos de los siglos‖ (ver los textos de las páginas 18-19).
Es verdad que Ap 4, 9-11, refiriéndose al Padre dice: “Eres digno, Señor y Dios nuestro,
de recibir…”
Es verdad que Ap 5, 7-12, refiriéndose al Hijo dice: “Digno es el Cordero degollado de
recibir...”
Pero estas expresiones no significan, que el Padre o el Hijo reciban de alguien el poder,
sino más bien ponen de manifiesto, que ambos poseen, la misma dignidad y la misma
soberanía. Por lo tanto, no existe ninguna razón para negar, que el Hijo es poderoso
como el Padre.

Al observar en Ap 5,11-12, la gran alabanza que individualmente recibe el Hijo, nuestros


hermanos ―Testigos de Jehová‖ preguntan: «¿Significa esto que ahora Jesús de algún
modo ha reemplazado a Jehová Dios y que toda la creación se ha puesto a alabarlo a él
en vez de a su Padre?» y naturalmente que se contestan que de ninguna manera puede
suceder eso (su libro titulado ―Apocalipsis‖, pág. 88).
Pero la pregunta anterior está mal planteada. Porque el Hijo no reemplaza al Padre, y la
creación no se ha puesto, a alabarlo a él en vez de al Padre, sino, a la vez a él y al Padre.
Esto lo podemos constatar claramente en la siguiente página 19; ahí podemos ver cómo
toda la creación alaba y adora, al Padre y al Hijo juntos.

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Las creaturas humanas rinden por separado al Hijo y al Padre, la misma
gloria y poder:
La gloria y el poder al Hijo: La gloria y el poder al Padre:

―Os hemos dado a conocer el poder y la ―Al Dios único, nuestro Salvador por medio
Venida de nuestro Señor Jesucristo, no de Jesucristo nuestro Señor,
siguiendo fábulas ingeniosas, sino después de g l o r i a y m a j e s t a d,
haber visto con nuestros propios ojos f u e r z a y p o d e r antes de todos los
s u m a j e s t a d. Porque recibió de Dios tiempos, ahora y por todos los siglos. Amén‖
Padre h o n o r y g l o r i a‖ (2 P 1, 16-17). (Judas 25).

―Verán al Hijo del Hombre... entre nubes con ―¡Rendid a Yahveh, hijos de Dios, rendid a
gran p o d e r y g l o r i a‖ (Mc 13, 26). Yahveh g l o r i a y p o d e r!‖ (Sal 29, 1).

―Verán al Hijo del hombre... sobre las nubes ―La salvación y


del cielo con gran p o d e r y g l o r i a‖ l a g l o r i a y e l p o d e r son de
(Mt 24, 30). nuestro Dios…‖ (Ap 19, 1).

―El único que posee inmortalidad, que habita ―Al Rey de los siglos, al Dios inmortal,
en una luz inaccesible, a quien no ha visto invisible, y único,
ningún ser humano… a él h o n o r y g l o r i a por los siglos de los
e l h o n o r y e l p o d e r por siempre. siglos. Amén‖ (1 Tm 1, 17).
Amén‖ (1 Tm 6, 16).

―Al que nos ama y nos ha lavado con su ―El Dios de toda gracia, el que os ha llamado
sangre de nuestros pecados y ha hecho de a su e t e r n a g l o r i a en Cristo, después
nosotros un reino de sacerdotes para su Dios de breves sufrimientos, os restablecerá,
y Padre, a él afianzará, robustecerá y os consolidará. A él
l a g l o r i a y e l p o d e r por los e l p o d e r por los siglos de los siglos.
siglos de los siglos. Amén‖ (Ap 1, 5.6). Amén‖ (1 P 5, 10-11).

―Dios sea glorificado en todo por Jesucristo ―Tributad a Yahveh, familias de los pueblos,
a quien corresponden tributad a Yahveh
l a g l o r i a y e l p o d e r por los g l o r i a y p o d e r‖ (Sal 96, 7).
siglos de los siglos. Amén‖ (1 P 4, 11).
―Creced, pues, en la gracia y el ―Y a Dios, nuestro Padre, l a g l o r i a por
conocimiento de nuestro Señor y Salvador, los siglos de los siglos. Amén‖ (Flp 4, 20).
Jesucristo. A él l a g l o r i a ahora y hasta
el día de la eternidad‖ (2 P 3, 18).

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En el cielo todos los ángeles rinden por separado al Hijo y al Padre, la misma
gloria y poder:
La gloria y el poder al Hijo: La gloria y el poder al Padre:
―Y en la visión oí la voz de una multitud de
ángeles alrededor del trono, de los Vivientes Y todos los ángeles que estaban en pie
y de los Ancianos. Su número era miríadas alrededor del trono de los Ancianos y de
de miríadas y millares de millares, y decían los cuatro Vivientes, se postraron delante
con fuerte voz: del trono, rostro en tierra, y adoraron a
Digno es el Cordero degollado de recibir: Dios diciendo: Amén.
e l p o d e r, A l a b a n z a,
l a r i q u e z a, g l o r i a,
l a s a b i d u r í a, s a b i d u r í a,
l a f u e r z a, a c c i ó n d e g r a c i a s,
e l h o n o r, h o n o r,
la gloria y poder y
l a a l a b a n z a‖ (Ap 5,11-12). f u e r z a, a nuestro Dios por los siglos
de los siglos, Amén‖ (Ap 7, 11-12).

¿Quién podría cerrar los ojos para no ver, que tanto las creaturas humanas cómo los
ángeles del cielo les rinden al Padre y al Hijo, por separado, la misma gloria y poder?

Toda la creación rinde al Padre y al Hijo juntos, la misma gloria y poder:

La gloria y el poder al Padre y al Hijo


―Y toda criatura*del cielo, de la tierra, de debajo de la tierra y del mar, y todo lo que hay
en ellos, oí que respondían:
‗A l q u e e s t á s e n t a d o e n e l t r o n o y a l C o r d e r o,
a l a b a n z a,
h o n o r,
gloria
y p o t e n c i a por los siglos de los siglos‘.
Y los cuatro Vivientes decían: ‗Amén‘; y los Ancianos se postraron para adorar‖ (Ap 5,
13-14).
¡El Hijo es Todopoderoso como el Padre!
Sí, toda la creación rinde al Hijo la mismísima gloria y poder que al Padre. Esto aclara
más lo que dijo Jesús: ‗Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra‘ (Mt 28, 18).
Pero asombrémonos todavía más, al mirar cómo también el Espíritu Santo y el Padre le
rinden gloria al Hijo; y cómo el Padre y el Hijo se rinden gloria mutuamente:

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El Espíritu Santo glorifica al Hijo:

―Cuando venga él, e l E s p í r i t u d e l a v e r d a d, os guiará hasta la verdad


completa… É l m e d a r á g l o r i a, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a
vosotros. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo
anunciará a vosotros‖ (Jn 16, 13-15).

El Padre glorifica al Hijo:

―Hemos contemplado su gloria, g l o r i a q u e r e c i b e d e l P a d r e como Hijo


único‖ (Jn 1, 14).

―Os hemos dado a conocer el poder y la Venida de nuestro Señor Jesucristo, no


siguiendo fábulas ingeniosas, sino después de haber visto con nuestros propios ojos su
majestad. Porque r e c i b i ó d e D i o s P a d r e h o n o r y g l o r i a, cuando la
sublime Gloria le dirigió esta voz: ‗Este es mi Hijo muy amado en quien me
complazco‘ ‖ (2 P 1, 16-17).

―¿Eres tú acaso más grande que nuestro Padre Abraham, que murió?... ¿Por quién te
tienes a ti mismo? Jesús respondió: ‗Si yo me glorificara a mi mismo, mi gloria no
valdría nada; e s m i P a d r e q u i e n m e g l o r i f i c a‟ ‖ (Jn 8, 53-54).

El Padre y el Hijo se glorifican mutuamente:


―Alzando los ojos al cielo, dijo: ‗Padre, ha llegado la hora; g l o r i f i c a a t u H i j o,
para que t u H i j o t e g l o r i f i q u e a t i‟ ‖ (Jn 17, 1).

―Y o t e h e g l o r i f i c a d o en la tierra, llevando a cabo la obra que me


encomendaste realizar. A h o r a, P a d r e, g l o r i f í c a m e t ú, junto a ti con la
gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese. Y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo
es mío‖ (Jn 17, 4-5.10).

¡Qué estupendo! Saber que, el Espíritu Santo le rinde gloria al Hijo, al tomar de lo suyo;
enterarse que el Padre le da honor y gloria al Hijo, de manera especial cuando le dirigió
estas palabras: ―Este es mi Hijo muy amado, en quien me complazco‖. ¡Oh gran
majestad del Hijo!, contemplada por los Apóstoles.
¡Que maravilloso!, ver al Padre y al Hijo rendirse gloria mutuamente.

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Ahora podemos comprender mejor las declaraciones de Jesús: ―Todo lo que tiene el
Padre es mío‖ (Jn 16, 15); ―todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío‖ (Jn 17, 10).
Ahora se entiende, por qué, cuando el Señor Jesús habla de su Segunda Venida, algunas
veces dice que vendrá en su gloria (Mt 25, 31), otras veces dice que vendrá en la gloria
de su Padre (Mt 16, 27); porque es la misma gloria.
Por eso, no se puede honrar al Padre, sin honrar al mismo tiempo al Hijo; y no se puede
honrar al Hijo, sin honrar al mismo tiempo al Padre. Y esta es la voluntad del Padre:
―que todos honren al Hijo como honran al Padre. De manera que, el que no honra al
Hijo no honra al Padre” (Jn 5, 22.23).
Hemos visto en este capítulo: cómo toda la creación le rinde al Padre y al Hijo la misma
gloria y poder; que el Espíritu Santo y el Padre le rinden gloria al Hijo; que el Padre y el
Hijo se rinden gloria mutuamente; que el Hijo es tan digno como el Padre, de recibir la
gloria y poder; y que el Hijo es tan Señor de la gloria, como lo es el Padre.
¡Sí! Con bellísima transparencia hemos comprobado: que Jesús posee la misma gloria y
el mismo poder que el Padre.
Entonces, no es verdad que Jesús sea ―un Dios Poderoso‖ que ocupa una posición
subalterna o inferior al Padre, como enseñan nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖,
sino que ocupa la misma posición del Padre.
Por lo tanto:
Jesucristo es el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre, porque el Hijo y el Padre
poseen la misma gloria y poder.

*Nota: Observemos en los textos de las páginas16 y 19 que, en el cielo: los cuatro Vivientes, los veinticuatro
Ancianos, los ángeles, y todas las creaturas, alaban y adoran al Cordero y al que está sentado en el trono.
Ahora bien, si el Hijo fuera una creatura, en el cielo él también debería postrarse ante el Padre y adorar. Sin
embargo, en el cielo al Hijo de Dios nunca lo encontramos postrado, sino de pie (Hch 7, 55.56; Ap 5, 6), o
sentado a la diestra del Padre (Hb 1, 3. 13).

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CAPÍTULO V
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE.
PORQUE EL HIJO Y EL PADRE SON, EL REY DE ISRAEL, EL PRIMERO Y EL ÚLTIMO

El Hijo y el Padre son el Rey de Israel, el Primero y el Último.

El Hijo es el Rey de Israel, el Primero y El Padre es el Rey de Israel, el Primero y


el Último: el Último:
―Le respondió Natanael:
‗Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres ―Así dice Yahveh
el Rey de Israel‟ ‖ (Jn 1, 49). el Rey de Israel, y su redentor, Yahveh
Sebaot:
―Soy yo, el Primero y el Último, el que ‗Yo soy el Primero y el Último, fuera de
vive; estuve muerto, pero ahora estoy vivo mí no hay ningún dios‘ ‖ (Is 44, 6).
por los siglos de los siglos‖ (Ap 1, 17-18).
―Al ángel de la Iglesia de Esmirna escribe: ―Escúchame, Jacob, Israel, a quien llamé:
Esto dice el Primero y el Último, el que Yo soy, yo soy el Primero, y también soy
estuvo muerto y revivió‖ (Ap 2, 8). el Último‖ (Is 48, 12).
―Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y ―Mira que hago un mundo nuevo. Me dijo
el Último, el Principio y el Fin. Yo, Jesús, también: ‗Hecho está; yo soy el Alfa y la
he enviado a mi Ángel para daros testimonio Omega, el Principio y el Fin‘ ‖ (Ap 21,
de lo referente alas Iglesias‖ (Ap 22, 13.16). 5.6).

Al confesar que Jesús es ―el Rey de Israel‖ (Jn 1, 49), Natanael implícitamente reconoce,
que el Hijo es el Dios verdadero, lo mismo que el Padre. ¿Podemos comprobarlo?
¡Claro que sí!
En primer lugar: No hay nada que indique que a Jesús se le estuviera considerando, el
Rey de Israel, en sentido mundano, como a un rey político; sino que al ver Natanael, que
Jesús le conoce sin haberlo visto antes (Jn 1, 47-48), descubre que el Hijo de Dios tiene
un conocimiento divino; por lo cual lo declara ―el Rey de Israel‖, del mismo modo que
lo es Yahveh, Rey divino.
Por su parte, Jesús, el Rey adorado siendo niño (Mt 2, 2), no hubiera aceptado la
confesión de Natanael, si lo estuviera considerando como un rey mundano, pues, nunca
pretendió serlo (Jn 6, 15). Y él mismo declaró que su reino no era de este mundo (Jn 18,
36).
Así que, Natanael reconoció a Jesús como el Rey de Israel, del mismo modo que Yahveh
es el Rey de Israel.

- 22 -
En segundo lugar: Observemos que, ―Yahveh el Rey de Israel‖ (Is 44, 6), para declarar
que él es el único Dios verdadero, se presenta como el Primero y el Último.
Pues bien, en los textos de la columna izquierda (página anterior) podemos observar: que
Jesús el Rey de Israel, también se presenta como el Primero y el Último, con lo cual
manifiesta, que al igual que Yahveh, él es el único Dios verdadero.
Sí, Jesús revela a Juan que, al igual que Yahveh, él es “el Primero y el Último”, el único
Dios verdadero; que no en cuanto Dios, sino en cuanto hombre, murió. Pero ha
resucitado y ahora vive ―por los siglos de los siglos‖ (Ap 1, 17-18).
Objeción: Para negar que el Hijo también es el único Dios verdadero, nuestros hermanos
―Testigos de Jehová‖, dicen: «cuando Jesús se presenta por el título ―el Primero y el
Último‖, no está afirmando que sea igual a Jehová, el Magnífico Creador ». «Él es el
Dios eterno y ciertamente fuera de él no hay ningún Dios. (1 Timoteo 1:17); dicen que
Jesús recibió ese título, porque fue el primero y el último en ser resucitado directamente
por el Padre; que «para todos los demás de la humanidad Jesús mismo es ―la
resurrección y la vida‖. (Juan 11:25.) » (su libro ―Apocalipsis‖, págs. 27.28).
Respuesta: Jesús en nada es inferior, él es el Rey de Israel, el Primero y el Último,
exactamente como lo es Yahveh. Para tener toda la certeza, observemos que, así como el
Padre es el Rey de la Gloria y, el Rey de los reyes, así también lo es el Hijo:
El Hijo y el Padre son el Rey de la Gloria.

El Hijo es Señor de la Gloria: El Padre es Rey de la Gloria:


―Sabiduría de Dios, misteriosa, escondida,
destinada por Dios desde antes de los siglos
para gloria nuestra, desconocida de todos
los príncipes de este mundo –pues, de ―¡Puertas, levantad vuestros dinteles,
haberla conocido, no hubieran crucificado alzaos, portones antiguos, para que entre
a l S e ñ o r d e l a G l o r i a-” e l R e y d e l a g l o r i a ! (Sal 24,9).
(1 Co 2, 6-8).

El Hijo y el Padre son el Rey de los reyes.

El Hijo es el Rey de los reyes: El Padre es el Señor de los reyes:

―Manifestación que a su debido tiempo ―Verdaderamente vuestro Dios es el Dios


hará ostensible el Bienaventurado y único de los dioses y
Soberano, e l R e y d e l o s r e y e s e l S e ñ o r d e l o s r e y e s‖ (Dn 2,
y el Señor de los señores‖ (Tm 6, 15). 47).

- 23 -
Está muy claro: Jesús es el Rey de Israel, el Primero y el Último, del mismo modo que lo
es Yahveh, puesto que ambos son el Rey de la gloria y, el Rey de los Reyes.
Más aún:
+En el capítulo II hemos visto: que el Hijo y el Padre poseen el mismo reino.
+En el capítulo III hemos visto: que el Hijo y el Padre poseen el mismo trono.
+En el capítulo IV hemos visto: que el Hijo y el Padre poseen la misma gloria y poder.
Así que, Jesús en nada es inferior al Padre.
Por lo tanto, podemos estar seguros que, al presentarse como el Primero y el Último,
Jesús está declarando: que él es el único Dios verdadero, del mismo modo que lo es
Yahveh.
Así que, con toda la certeza podemos aseverar que:
Jesucristo es Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre; porque el Hijo y el Padre son:
el Rey de Israel, el Primero y el Último.

- 24 -
“El único Dios Verdadero”

(Obsérvese los textos de la página 22)

- 25 -
CAPITULO VI
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE EL HIJO Y EL PADRE RECIBEN LA MISMA ADORACION Y EL MISMO CULTO

Se adora al Hijo: Se adora al Padre:


―¿Dónde está el Rey de los Judíos que ha ―Y cada vez que los Vivientes dan gloria,
nacido? Pues vimos su estrella en el honor y acción de gracias al que está
Oriente y hemos venido a a d o r a r l e‖ sentado en el trono y vive por los siglos de
(Mt 2, 2). los siglos, los veinticuatro Ancianos se
postran ante el que está sentado en el
―Entraron en la casa; vieron al niño con trono y a d o r a n al que vive por los
María su padre y, postrándose, siglos‖ (Ap 4, 9-10).
l e a d o r a r o n; abrieron luego sus
cofres y le ofrecieron dones de oro, ―Temed a Dios y dadle gloria, porque ha
incienso, y mirra‖ (Mt 2, 11). llegado la hora de su Juicio; a d o r a d
al que hizo el cielo y la tierra, el mar y los
―Por su parte, los once discípulos manantiales de agua‖ (Ap 14, 7).
marcharon a Galilea, al monte que Jesús
les había indicado. Y al verle ―Entonces los veinticuatro Ancianos y los
l e a d o r a r o n‖ (Mt 28, 16.17). cuatro Vivientes se postraron y
a d o r a r o n a D i o s, que está sentado
―Y nuevamente al introducir a su en el trono, diciendo: ‗¡Amén! ¡Aleluya!‘ ‖
Primogénito en el mundo dice: Y (Ap 19, 4).
*a d ó r e n l e t o d o s l o s á n g e l e s
de Dios‖ (Hb 1, 6).

Se adora al Padre y al Hijo juntos:

―Al que está sentado en el trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y potencia por los
siglos de los siglos. Y los cuatro Vivientes decían: Amén; y los Ancianos se postraron
p a r a a d o r a r” (Ap 5, 13.14).

―La salvación es de nuestro Dios que está sentado en el trono, y del Cordero. Y todos los
ángeles que estaban en pie alrededor del trono de los Ancianos y de los cuatro Vivientes
se postraron delante del trono, rostro en tierra, y a d o r a r o n a D i o s
diciendo: ‗A m é n. Alabanza, gloria, sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza
a nuestro Dios por los siglos de los siglos, Amén‘ ‖ (Ap 7, 10-12).
* Para verificar que efectivamente Hb 1, 6 dice: ―Y adórenle todos los ángeles de Dios‖, pueden nuestros hermanos
―Testigos de Jehová‖, utilizar su Biblia ―Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras‖, edición 1967.

- 26 -
Se rinde culto al Hijo: Se rinde culto al Padre:
―Y se acercó y tomó el libro de la mano ―Y cada vez que los Vivientes dan gloria,
derecha del que está sentado en el trono. honor y acción de gracias al que está
Cuando lo tomó, los cuatro Vivientes y los sentado en el trono y vive por los siglos,
veinticuatro Ancianos: se postraron los veinticuatro Ancianos se postran ante
delante del Cordero; tenía cada uno una el que está sentado en el trono y adoran
cítara y copas de oro llenas de perfumes, al que vive por los siglos de los siglos, y
que son las oraciones de los santos. arrojan sus coronas delante del trono
Y cantan un cántico nuevo diciendo: diciendo: ‗Eres digno, Señor y Dios
‗Eres digno de tomar el libro y abrir sus nuestro de recibir; la gloria, el honor y el
sellos porque fuiste degollado y compraste poder‘ ‖ (Ap 4, 9-11).
para Dios con tu sangre hombres de toda
raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho ―Cantad a Yahveh en acción de gracias,
de ellos para nuestro Dios un Reino de salmodiad a la cítara para nuestro Dios‖
sacerdotes, y reinan sobre la tierra‘ ‖ (Ap (Sal 147, 7).
5, 7-10).
―¡Gloria mía, despierta!, ¡Despertad, arpa y
―Mas aunque sufriereis a causa de la cítara!‖ (Sal 57, 9).
justicia, dichosos vosotros. No les tengáis
ningún miedo ni os turbéis. Al contrario, ―¡Dad gracias a Yahveh con la cítara,
dad culto al Señor, Cristo, en vuestros salmodiad para él al arpa de diez cuerdas;
corazones‖ (1 P 3, 14.15). cantadle un cantar nuevo!‖ (Sal 33, 2.3).

Se rinde culto al Padre y al Hijo juntos:

―Dichoso y santo el que participa en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene


poder sobre éstos, sino que serán s a c e r d o t e s d e D i o s y d e C r i s t o
y reinarán con él mil años‖* (Ap 20, 6).
―Y no habrá ya maldición alguna; El trono de Dios y del Cordero estará en la
ciudad y los siervos de Dios l e d a r á n c u l t o‖ ( Ap 22, 1.3 ).

En la página anterior y en esta, podemos observar los siguientes detalles:


Que así como los Magos en la tierra ofrecieron: oro, perfumes de incienso y mirra (Mt 2,
11), así los cuatro Vivientes y los 24 Ancianos en el cielo ofrecen perfumes en copas de
oro, al Cordero (Ap 5, 7-10).

*Naturalmente que ―mil años‖ es un número simbólico como la mayoría de los que encontramos en el libro del
Apocalipsis, y que significa un tiempo completo, la totalidad de éste.

- 27 -
Que así como los Vivientes y los 24 Ancianos se postran en el cielo, ante el que está
sentado en el trono, para adorar (Ap 4, 9-10), así se postran ante el Cordero (Ap 5, 7-10).
Que así como a Yahveh ofrecen los Vivientes y los 24 Ancianos sus coronas (Ap 4, 9-
11), así al Cordero ofrecen las oraciones de los santos (Ap 5 ,7-10).
Que así como se alaba a Yahveh con la cítara (Sal 147, 7; 57, 9), así los Vivientes y los
24 Ancianos entonan sus cítaras ante el Cordero (Ap 5, 7-10).
Que así como a Yahveh se entona un cántico nuevo (Sal 33, 2.3), así los Vivientes y los
24 Ancianos entonan un cántico nuevo al Cordero (Ap 5, 7-10).
Que la sangre de Cristo compró e hizo un Reino de sacerdotes para nuestro Dios. Y esos
sacerdotes son para el Padre y el Hijo (Ap 5, 7-10 y Ap 20, 6), eso significa que el padre
y el Hijo recibirán juntos el mismo culto.
Que los siervos de Dios darán culto al trono, propiedad del Padre y del Hijo (Ap 22,1.3);
eso significa que el Padre y el Hijo recibirán juntos el mismo culto.

Sí, en este capítulo, hemos visto con toda claridad: que por separado, se adora y se da
culto al Padre y al Hijo; que juntos reciben la misma adoración y el mismo culto. Esto
demuestra que, el Hijo en nada es inferior al Padre.
¿Todavía habrá alguien, que cierre los ojos, y no quiera ver quién es Jesucristo?
Si en el cielo y en la tierra, el Padre y el Hijo reciben la misma adoración y el mismo
culto, ¿acaso no es necesario, ser humildes y confesar, que tanto el Padre como el Hijo
son el Dios Todopoderoso?
En las Escrituras se ordena: “Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto” (Mt 4,
10); “A Dios tienes que adorar” (Ap 19,10; 22,9).
Si Jesucristo no fuera el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre, no se le podría dar
culto y adoración. Y, tanto en la tierra como en el cielo, se estaría cometiendo la más
grande idolatría, hasta en el mismo trono de Dios. Además tendríamos que afirmar, que
el Padre manda cometer la idolatría, puesto que él ordena a los ángeles, que adoren a su
Hijo (Hb 1, 6).
¡Nadie se engañe!

Jesucristo es Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre, porque Hijo y el Padre reciben
la misma adoración y el mismo culto.

- 28 -
CAPÍTULO VII
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE ES SUPERIOR A LOS ÁNGELES Y ADORADO POR ELLOS

Basándose en Ga 4, 26, nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ enseñan:


«La Jerusalén de arriba es la organización universal de Jehová, compuesta de criaturas
celestiales, que obra como su esposa, tanto en servirle como en darle prole» (Su libro
―Apocalipsis‖, pág 178).

«En el año 29 de nuestra era común, Jesús se presentó en el río Jordán como hombre
perfecto, y fue bautizado. Allí Jehová engendró a Jesús con espíritu santo, diciendo:
―Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado‖. (MATEO 3:17.). Allí se identificó a
Jesús como el que había sido enviado desde la organización espiritual de Dios en el
cielo» (su libro ―Apocalipsis‖, pág 11).

«La Biblia llama hermanos de Jesús a los cristianos ungidos, y como hermanos de él,
ellos tienen el mismo Padre y la misma madre. Hebreos 2:11. Su padre es Jehová Dios.
Por eso, su madre tiene que ser ―la mujer‖, la organización celestial de Dios que es como
una esposa para él. Ellos llegan a ser una parte secundaria de la descendencia, y Cristo
Jesús es la parte principal» (su libro ―Apocalipsis‖, pág 12).

En su libro ―Usted puede vivir para siempre en el Paraíso en la tierra‖, pág. 21, dicen:
«Estalló guerra en el cielo: Miguel [quien es Jesucristo resucitado] y sus ángeles
combatieron con el dragón».

En las pags. 180.181 de su libro ―Apocalipsis‖ afirman, que Jesucristo es el arcángel


Miguel; señalan que el título de arcángel sólo se usa en otros textos de la Biblia, para
referirse a Jesucristo (1 Tes. 4, 16); que el hecho de que en otros pasajes de la Biblia,
aparecen los ángeles sometidos a Jesús (2 Tes. 1, 7; Mt 24, 30.31; 25, 31), es prueba de
que él es el arcángel Miguel.

¿Son correctas las enseñanzas anteriores?


¡Naturalmente que no!

El Hijo no vino al mundo, procedente de una organización celestial de ángeles:

―En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios‖ (Jn 1, 1).

- 29 -
―A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, el que está en el seno del Padre,
él lo ha contado‖ (Jn 1, 18).

―Sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de
Dios y a Dios volvía‖ (Jn 13, 3).

Los textos anteriores muestran con toda claridad que Jesucristo no vino al mundo,
procedente de una organización de ángeles, sino que vino de Dios, del seno del Padre.

Jesucristo no es el ángel Miguel.

El Padre eterno ha sometido todo bajo el dominio de su Hijo, incluyendo ―el mundo
venidero‖. Ahora bien, si fuera cierto, que Jesucristo es el arcángel Miguel, príncipe de
los ángeles celestiales, entonces, no le estaría sometido el mundo venidero. Escuchemos
lo que dice la Escritura:

―En efecto, Dios no sometió a los ángeles el mundo venidero del cual estamos
hablando. Pues atestiguó alguien en algún lugar: ¿Qué es el hombre, que te
acuerdas de él? ¿O el hijo del hombre, que de él te preocupas? Le hiciste por un
poco inferior a los ángeles, de gloria y honor le coronaste. Todo lo sometiste
debajo de sus pies. Al someterle todo, nada dejó que no le estuviera
sometido. Mas al presente no vemos todavía que le este sometido todo. Y aquel
que fue hecho inferior a los ángeles por un poco, a Jesús, le vemos coronado de
gloria y honor por haber padecido la muerte, pues por la gracia de Dios gustó la
muerte a favor de todos‖ (Hb 2, 5-9).

Y el hecho de que todos los ángeles estén sometidos a Jesucristo, no es una prueba de
que él sea el arcángel Miguel; pues, no sólo los ángeles, sino que, toda la creación le está
sometida bajo sus pies. Pues, en el texto anterior leemos que el Padre “nada dejó que no
le estuviera sometido” al Hijo.
Así que Jesucristo no es el ángel Miguel.

Jesucristo no es ningún ángel.

En la siguiente página observemos los textos del lado izquierdo, veamos cómo el Padre
declara, que Jesús es su Hijo, y lo ha llamado a sentarse a su derecha.
En los textos del lado derecho observemos que el Padre nunca ha dicho que algún ángel
sea su Hijo, ni lo ha llamado a sentarse a su derecha:

- 30 -
El Padre declara que Jesús es su Hijo: El Padre nunca llamó Hijo a algún ángel:

―Haré público el decreto de Yahvéh: Él me


ha dicho ‗Tú eres mi hijo, hoy te he
engendrado‘ ‖ (Sal 2, 7). ―En efecto, ¿a qué ángel dijo alguna vez:
„Hijo mío eres tú; yo te he engendrado
―Y llegó una voz del cielo: „Tú eres mi hoy?‟ ” (Hb 1, 5).
hijo, hoy te he engendrado‟ ” (Lc 3, 22).

―Dijo el Señor a mi Señor: „Siéntate a mi ―Y ¿a qué ángel dijo alguna vez: Siéntate
diestra, hasta que ponga a tus enemigos a mi derecha, hasta que ponga a tus
por escabel de tus pies‟ ‖ (Hch 2, 34 –35). enemigos por escabel de tus pies?‖ (Hb
1, 13).

Está muy claro, el Padre nunca le ha dicho a algún ángel: „Hijo mío eres tú‟; y a ningún
ángel le ha dicho: „Siéntate a mi derecha‟; en cambio a Jesús le ha dicho ambas cosas.
Lo cual pone de manifiesto, que Jesús no es ningún ángel.

Jesucristo es superior a todos los ángeles.

―El cual, después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la


diestra de la Majestad en la alturas, con una superioridad sobre los ángeles
tanto mayor cuanto más les supera en el nombre que ha heredado‖ (Hb 1, 3.4).

Jesús es adorado por los ángeles.

Pero Jesús no sólo es muy superior a los ángeles, sino el Dios de los ángeles, puesto que
ellos deben adorarlo:

―Al introducir a su Primogénito en el mundo dice: Y adórenle todos los ángeles


de Dios‖ (Hb 1, 6).

Claramente vemos cómo el Padre ordena, que los ángeles adoren a su Primogénito; y lo
adoran como al Padre (ver pág. 19). Esto es prueba de que Jesús es el Dios verdadero, lo
mismo que el Padre, de lo contrario, no podría ser adorado (Mt 4, 10; Ap 19, 10; 22, 9).

Sí, Jesucristo es el Dios el Todopoderoso, lo mismo que el Padre, porque es superior a


los ángeles y adorado por ellos.

- 31 -
CAPITULO VIII
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE EL HIJO Y EL PADRE POSEEN LA MISMA SABIDURÍA

En su libro ―Usted puede vivir en el paraíso en la Tierra‖, pág. 39, nuestros hermanos
―Testigos de Jehová‖ afirman que Jesús no es el Dios Todopoderoso, puesto que,
entre sus declaraciones, dijo:

―Mas de aquél día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el
Hijo, sino sólo el Padre‖ (Mc 13, 32).

La cita anterior ha desconcertado a muchas personas, pues les ha llevado a pensar,


que el Hijo de Dios no posee la misma sabiduría que el Padre, y que por lo tanto,
no es el Dios Todopoderoso. De modo que, es importante que con la ayuda del
Espíritu Santo, expliquemos la declaración, hecha por Jesús en Mc 13, 32.
Recordemos que Jesús posee dos naturalezas: la humana y la divina (Flp 2, 5-7,
ver página 9).
Ahora bien, debido a su naturaleza humana, en cuanto hombre, a excepción del
pecado (Hb 4, 15), Jesús tenía que pasar por las experiencias de todos los seres
humanos, y entre ellas, la de aprender. Por eso el evangelista San Lucas nos dice:
que ―Jesús progresaba en sabiduría‖ (Lc 2, 52).

Así que, Jesucristo poseía dos conocimientos: el conocimiento en cuanto hombre,


que era progresivo, y el conocimiento pleno, en cuanto Dios.
Tal vez, no queriendo responder a la curiosidad de sus discípulos (Mt 24, 3; Hch
1, 6), Jesús hizo acopio de su naturaleza humana, y con verdad declaró, que no
conocía el día ni la hora de su segunda Venida.
En cambio, en cuanto a su naturaleza divina, Jesús no desconocía nada, porque
posee la misma sabiduría que el Padre.

A continuación vamos a ver que el Hijo de Dios, en cuanto que es Dios, conoce
todo perfectamente lo mismo que el Padre:

- 32 -
El Hijo conoce todo de antemano: El padre conoce todo de antemano:

―Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo ―Yahveh, tú me escrutas y conoces; sabes
de él: Ahí tenéis a un israelita de verdad, en cuándo me siento y cuándo me levanto, mi
quien no hay engaño. Le dice Natanael: pensamiento calas desde lejos. Que no está
¿De qué me conoces? Le respondió Jesús: aun en mi lengua la palabra y ya tú la
Antes de que Felipe te llamara, cuando conoces entera‖ (Sal 139, 1-2.4).
estabas debajo la higuera, te vi‖ (Jn 1, 47-
48).

―Porque Jesús sabía desde el principio ―Mi embrión tus ojos lo veían; en tu libro
quiénes eran los que no creían y quién era están inscritos todos los días que han sido
el que lo iba a entregar‖ (Jn 6, 64). señalados, sin que aún exista uno solo de
ellos‖ (Sal 139,16).

―Y entonces, tras el bocado, entró en él ―Pues a los que de antemano conoció,


Satanás, Jesús le dice: Lo que vas a hacer también los predestinó a reproducir la
hazlo pronto‖ (Jn 13, 27). imagen de su Hijo‖ (Rm 8, 29).

―Jesús, que sabía todo lo que le iba a


suceder‖ (Jn 18, 4).

―Se dio cuenta Jesús de que querían ―No seáis como ellos, porque vuestro
preguntarle algo y les dijo: ¿Andáis padre sabe lo que necesitáis antes de
preguntándoos acerca de lo que he pedírselo‖ (Mt 6, 8).
dicho…?‖ (Jn 16, 19).

El Hijo escruta los corazones: El Padre escruta los corazones:

―Pero sabiendo Jesús en su interior que ―¿No se habrá dado cuenta Dios, él que del
sus discípulos murmuraban por esto, les corazón conoce los secretos?‖ (Sal 4, 22).
dijo: ¿Esto os escandaliza?‖ (Jn 6, 61).
―Algunos escribas dijeron para sí: ‗Este ―Y Dios, conocedor de los corazones, dio
está blasfemando‘. Jesús, conociendo sus testimonio en su favor‖ (Hch 15, 8).
pensamientos, dijo: ‗¿Porqué pensáis mal
en vuestros corazones?‘ ‖ (Mt 9, 3.4).

- 33 -
―Pero Jesús no se confiaba a ellos porque ―Escucha tú desde los cielos, lugar de tu
los conocía a todos y no tenía necesidad morada… Pues tú conoces su corazón y
de que se le diera testimonio acerca de los sólo tú conoces el corazón de todos los
hombres, pues él conocía lo que hay en el hijos de los hombres‖ (1 R 8, 39).
hombre‖ (Jn 2,24-25).
―Así sabrán todas las Iglesias que yo soy el ―¡Oh Yahveh Sebaot, juez de lo justo, que
que sondea los riñones y los corazones‖ escrutas los riñones y el corazón‖
(Ap 2, 23). (Jr 11. 20; 17, 9.10; 20, 12; Sal 7,10).
―Yahveh, tú me escrutas y conoces…
porque tú mis riñones has formado.
Sondéame, oh Dios, mi corazón conoce‖
(Sal 139, 1.2.4.13.23).

―Y el que escruta los corazones conoce


cuál es la aspiración del Espíritu‖ (Rm 8,
27)

El Hijo conoce perfectamente al Padre:

―A Dios nadie le ha visto jamás. El Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha
contado‖ (Jn, 1, 18).

―No es que alguien haya visto al Padre, sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al
Padre‖ (Jn 6, 46).

―Yo le conozco, porque vengo de él y él es el que me ha envidado‖ (Jn 7, 29).

―Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me


glorifica, de quien vosotros decís: Él es nuestro Dios, y sin embargo no le conocéis; yo sí
le conozco, y si dijera que no le conozco, sería un mentiroso como vosotros‖ (Jn 8, 54-
55).

El hijo y el Padre se conocen bien mutuamente:

―Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni
al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar‖
(Mt 11, 27; Lc 10, 22).

- 34 -
Ampliamente hemos visto:
- Que tanto el Hijo como el Padre conocen todo de antemano; por lo tanto, podemos
estar seguros de que, en cuanto Dios, el Hijo sí sabe el día y la hora de su Segunda
Venida, lo mismo que lo sabe el Padre. Nadie pensará, que el Padre ha querido
ocultar su plan al Hijo. Si a Abraham, sólo por ser su siervo, no le quiso ocultar sus
planes (Gn 18, 17), mucho menos se los ocultará al Hijo amado. ―Porque el Padre
quiere al Hijo y le muestra todo lo que él hace‖ (Jn 5, 20).
- Que tanto el Hijo como el Padre escrutan los corazones; por lo tanto, el Hijo y el
Padre poseen el mismo conocimiento.
- Que el Hijo conoce bien al Padre.
- Que el Padre y el Hijo se conocen bien mutuamente. Por lo tanto, el Hijo no puede
desconocer el momento de su segunda Venida, puesto que conoce perfectamente al
Padre, y el Padre es mayor que cualquier acontecimiento.

Hasta aquí hemos mostrado con mucha claridad que, el Hijo conoce todo perfectamente
lo mismo que el Padre; pero no pensemos que se trata de dos sabidurías iguales, sino de
la misma.
Sí, en cuanto a su naturaleza divina, el Hijo y el Padre poseen la misma sabiduría. Esto lo
vamos a comprobar de cinco formas:
1ª Forma.- El Hijo realiza las mismas obras que el Padre, con la misma sabiduría:
―¡Cuán numerosas tus obras, Yahveh! Todas las has hecho c o n s a b i d u r í a‖
(Sal 104, 24).
―Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que él hace‖ (Jn 5, 20).
―Jesús, pues tomando la palabra, les decía: ‗El Hijo no puede hacer nada por su
cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace él, eso también lo hace
igualmente el Hijo‟ ‖ (Jn 5, 19).
―Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque no
me creáis, creed por las obras‖ (Jn 10, 37.38).
La Escritura nos dice que el Padre ha hecho todas sus obras con sabiduría. Y porque ama
al Hijo, ―le muestra todo lo que él hace”. Y todo lo que ve hacer al Padre, ―eso también
lo hace igualmente el Hijo‖; hace las mismas obras del Padre. Eso demuestra que el Hijo
posee la misma sabiduría que el Padre, pues para realizar las mismas obras, se requiere
de la misma sabiduría.

Así que, en cuanto Dios, el Hijo y el Padre poseen la misma Sabiduría divina.

- 35 -
2ª Forma.- El Padre y el Hijo poseen el mismo Espíritu, que todo lo sabe:

―En efecto, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.
Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien
recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que os hace exclamar: ¡Abbá, Padre!‖
(Rm 8, 14-15).

―La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a vuestros corazones el
Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre!‖ (Ga 4, 6).

―Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, ya que el Espíritu de


Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo, no le pertenece‖
(Rm 8, 9).

―Estando ya cerca de Misia, intentaron dirigirse a Bitinia, pero no se lo consintió


el Espíritu de Jesús‖ (Hch 16, 7).

―Después de haber dado instrucciones por medio del Espíritu Santo a los
apóstoles que había elegido, fue llevado al cielo‖ (Hch 1, 2).

―E l E s p í r i t u t o d o l o s o n d e a, hasta las profundidades de Dios.


En efecto ¿qué hombre conoce lo íntimo del hombre sino el espíritu del hombre
que está en él? Del mismo modo, nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el
Espíritu de Dios‖ (1 Co 2, 10. 11).

Comparemos Rm 8, 14-15 con Ga 4, 6, ahí podemos ver con toda claridad, que es un
mismo Espíritu el que hace exclamar: ―¡Abbá, Padre!‖; es el Espíritu Santo. Y ese
Espíritu es del Padre y del Hijo.
¿Quién no se da cuenta en Rm 8, 9 que, el Espíritu del Padre y el Espíritu de Cristo es el
mismo?
En Hch 16, 7 leemos que, el Espíritu de Jesús no les concedió dirigirse a Bitinia.
En Hch 1, 2 vemos, cómo Jesús dio instrucciones a sus discípulos por medio del Espíritu
Santo.
Está muy claro que, el Padre y el Hijo poseen el mismo Espíritu.
Pero el Espíritu Santo todo lo sondea (1 Co 2, 10. 11), conoce todo, hasta las
profundidades de Dios, hasta lo más íntimo de Dios.
Ahora bien, si el Hijo y el Padre poseen el mismo Espíritu que lo sabe todo, entonces, el
Hijo y el Padre lo saben todo, absolutamente todo; y poseen la misma sabiduría.

- 36 -
3ª Forma.- El Hijo y el Padre se conocen mutuamente con la misma sabiduría:

―Todo me ha sido entregado por mi Padre, y n a d i e c o n o c e b i e n


a l H i j o sino el Padre, n i a l P a d r e l e c o n o c e b i e n n a d i e
sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar‖ (Mt 11,27).

―A mí el menor de todos los santos me fue concedida esta gracia: la de anunciar


a los gentiles la inescrutable riqueza de Cristo, y esclarecer cómo se ha
dispensado el Misterio escondido desde siglos en Dios‖ (Ef 3, 8.9).

―¡Oh abismo de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios!


¡Cuán insodables son sus designios, e inescrutables sus caminos! En
efecto, ¿quién conoció el pensamiento del Señor?‖ (Rm 11, 33.34).

―Para que sus corazones reciban ánimo y, unidos íntimamente en el amor,


alcancen en toda su riqueza la plena inteligencia y perfecto conocimiento
del Misterio de Dios, en el cual están ocultos todos los tesoros de la
Sabiduría y de la ciencia‖ (Col 2, 2-3).

Observemos con cuidado la primera de las citas anteriores. ¿Qué se nos quiere decir con
la afirmación: ―nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie
sino el Hijo‖? Cualquiera puede comprender el mensaje: Lo que se afirma es que hay
algunas personas que conocen al Hijo, pero no perfectamente como lo conoce el Padre.
Y del mismo modo, que hay personas que conocen al Padre, pero no perfectamente como
lo conoce el Hijo.
Pero nadie vaya a pensar que el Hijo conoce al Padre, sólo un poco más que quienes lo
han conocido.
Al declarar la Escritura que ―nadie conoce bien al Hijo sino el Padre‖, está afirmando
que el Padre es el único que conoce al Hijo a la perfección: conoce su pensamiento, y
todo lo que el Hijo sabe; en una palabra, conoce la ―inescrutable riqueza de Cristo‖
(Ef 3, 8.9). Y al declarar la Escritura que ―ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo‖
está afirmando que el Hijo es el único que conoce al Padre a la perfección: conoce su
pensamiento, y todo lo que el Padre sabe; conoce ―el abismo de la riqueza, de la
sabiduría y de la ciencia de Dios‖ (Rm 11, 33.34); conoce el ―Misterio de Dios, en el
cual están ocultos todos los tesoros de la Sabiduría y de la ciencia‖ (Col 2, 2-3).

Queda claro que el Padre y el Hijo se conocen mutuamente con la misma perfección,
pero esto sería imposible si la sabiduría del Padre y del Hijo no fuera una misma.

- 37 -
4ª Forma.- El Hijo y el Padre son dueños de la misma sabiduría:

―No ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son
tuyos; y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío‖ (Jn 17, 9.10).

―Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad


completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y
os anunciará lo que ha de venir. El me dará gloria, porque recibirá de lo
mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros.
Todo lo que tiene el Padre es mío‖ (Jn 16, 13-15).

Comentando acerca de los siete ojos del Cordero (Ap 5, 6), en su libro titulado
―Apocalipsis‖ (ed. 1988, pág. 85) nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖
admiten, que el Hijo conoce todo perfectamente como el Padre, pero como un
mero conducto o intermediario del Padre; como fluyendo a través de él, un
conocimiento que no es suyo. Ante la forma de pensar de nuestros hermanos ya
mencionados, es necesario fijarnos bien en los dos textos de ésta pág., sobre todo
en Jn 16, 13-15; ahí Jesús claramente dice: que el Espíritu Santo dará a sus
apóstoles, un conocimiento que es de él y del Padre: ―Recibirá de lo mío y os lo
anunciará a vosotros. Todo lo que tiene el Padre es mío‖. Así que, el Hijo no es
mero receptor y conducto del conocimiento divino, sino Dueño y Fuente de ese
conocimiento, lo mismo que el Padre.
Sí, es muy cierto que, lo mismo que el Padre, el Hijo es Dueño: del mismo trono,
de la misma gloria, del mismo imperio, del mismo poder, del mismo reino, de la
misma majestad, de la misma riqueza, de la misma fuerza, de la misma alabanza,
de la misma acción de gracias, de la misma salvación, de la misma adoración, de
la misma bondad, de la misma vida, del mismo Espíritu, de la misma sabiduría,
y de todo; absolutamente todo es del Hijo y del Padre.

- 38 -
5ª Forma.- Todos los ángeles proclaman para el Hijo y para el Padre la misma
sabiduría:

La sabiduría al Hijo: La sabiduría al Padre:

―Y en la visión oí la voz de una multitud de


ángeles alrededor del trono, de los Vivientes Y todos los ángeles que estaban en pie
y de los Ancianos. Su número era miríadas alrededor del trono de los Ancianos y de
de miríadas y millares de millares, y decían los cuatro Vivientes, se postraron delante
con fuerte voz: del trono, rostro en tierra, y adoraron a
Digno es el Cordero degollado de recibir: Dios diciendo: Amén.
el poder, alabanza,
la riqueza, gloria,
l a s a b i d u r í a, s a b i d u r í a,
la fuerza, acción de gracias,
el honor, honor,
la gloria poder
y la alabanza” (Ap 5,11-12). y fuerza, a nuestro Dios por los siglos de
los siglos. Amén‖ (Ap 7, 11-12).

Los dos textos anteriores nos conducen a la plena certeza de que el Hijo y el Padre
poseen la misma sabiduría. Ahí contemplamos a las miríadas de miríadas y millares de
millares de ángeles, proclamando lo mismísimo para el Hijo y para el Padre: el mismo
poder, la misma riqueza, la misma fuerza, el mismo honor, la misma gloria, la misma
alabanza,... y naturalmente la misma sabiduría.
Sí, los textos anteriores ofrecen una visión tan cristalina, que en adelante, ninguna
persona en su sano juicio será capaz de negar, que el Hijo y el Padre poseen la misma
sabiduría.
De manera que, en cuanto a su naturaleza humana, el Hijo de Dios podría desconocer el
día de su Segunda venida (Mc 13, 32), pero en cuanto a su naturaleza divina, no
desconoce nada, puesto que posee la misma sabiduría que el Padre, y en nada es inferior.
¡Nadie se confunda más!

Jesucristo es el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre; porque el Hijo y el Padre


poseen la misma sabiduría.

- 39 -
CAPITULO IX
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE EL HIJO Y EL PADRE POSEEN EL MISMO NOMBRE DIVINO

El nombre divino de Dios.


En todas las Bíblias de hermanos no católicos (a partir de Gn 2, 4) el nombre de Dios
aparece como ―Jehová‖.
En todas las Bíblias católicas (a partir de Gn 2, 4) el nombre de Dios aparece como
Yahveh, o bien como Señor.

¿Cómo se originó el término “Jehová”?


Explicaciones católicas:
«Por respeto a su santidad el pueblo de Israel no pronuncia el Nombre de Dios.
En la lectura de la Sagrada Escritura, el Nombre revelado es sustituido por el
título divino ―Señor‖ (―Adonai‖, en griego ―Kyrios‖). Con este título será
aclamada la divinidad de Jesús: ―Jesús es Señor‖» (CCE 209).
Marina Mannatí, en su folleto ―Orar con los salmos‖, pág. 8, ed. 1982, comenta:
«Y H W H. En las colecciones yavistas se designa a Dios por el nombre
revelado a Moisés, nombre que la tradición judía no pronuncia por respeto. Por
otra parte, no sabemos con certeza cómo se habría pronunciado. En la Biblia
hebrea se escribe con las consonantes del nombre divino (estas consonantes se
designan como tetragrama –del griego ―cuatro letras‖- y con las vocales de
Adonai, el señor. Cuando los ojos ven el tetragrama, se lee espontáneamente
adonai. Es un hábito fácil de contraer». En el pie de la misma página, nos dice:
«los masoretas escriben la a de Adonai como una e breve; esto da la grafía de
YeHoWai. De ahí la lectura ―Jehová‖ que se encuentra en algunas bíblias de los
siglos XVI-XIX, y que es un barbarismo».
Explicaciones no católicas:
El glosario de ―Santa Biblia‖ (antigua versión de Casiodoro de Reina, edición
1960), nos explica: que el hebreo primitivo carecía de vocales escritas; por lo
tanto en el Antiguo Testamento, el nombre personal de Dios se escribía con
cuatro letras consonantes h v h y equivalentes a: Y H V H. Por respeto, los
judíos no pronunciaban el nombre divino, en su lugar se leía ―Adonay‖, Señor
Cuando ya se inventaron las vocales escritas, entonces los rabinos introdujeron

- 40 -
en medio de esas cuatro consonantes las vocales: e, o y a (pero sólo como
contraseña, de que se debía leer ―Adonay‖), resultando la palabra ―YeHoVaH‖.
Se afirma en el glosario antes mencionado, que fue a fines de la Edad Media,
cuando en los medios cristianos se comenzó a utilizar la expresión ―Jehová‖
como si fuera el nombre de Dios.
Pero los hebraístas (o especialistas en el idioma hebreo), ―han llegado al
acuerdo general de que la pronunciación original debe haber sido
Yahveh‖.

Por su parte, nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ (en el Apéndice 1A


pág. 1559, de ―Traducción del Nuevo Mundo‖, ed. 1987), están de
acuerdo en que originalmente el nombre de Dios se escribía con las cuatro
letras hebreas consonantes ya mencionadas, equivalentes a Y H W H.
También señalan, que «muchos traductores favorecen la pronunciación
―Yahweh‖». Además, admiten con sinceridad, que siguen utilizando «la
forma ―Jehová‖ porque la gente ha estado familiarizada con esta forma
por siglos».

De acuerdo con las explicaciones anteriores, podemos estar seguros que el


nombre de Dios no es ―Jehová‖, sino Yahveh.

Dios mismo reveló su nombre divino:

―Contestó Moisés a Dios: ‗Si voy a los Israelitas y les digo: El Dios de
vuestros padres me ha enviado a vosotros; cuando me pregunten: ¿Cuál es
su nombre? ¿Qué les responderé?‘ Dijo Dios a Moisés: ‗Y o S o y e l
q u e S o y‟. Y añadió: ‗Así dirás a los Israelitas: Y o S o y me ha
enviado a vosotros‘. Siguió Dios diciendo a Moisés: ‗Así dirás a los
israelitas: Yahveh, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el
Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi
nombre para siempre, por él seré invocado de generación en generación‘ ‖
(Ex 3, 13-15).

Así que: ―Yo Soy el que Soy‖; o simplemente ―Yo Soy‖, o bien ―Yahveh‖, es lo
mismo, es el nombre divino de Dios; con este nombre debe ser invocado siempre.

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El Hijo y el Padre poseen el mismo nombre, el nombre divino de Dios:

El Hijo es ―Yo Soy‖: El Padre es ―Yo Soy‖:

―Vosotros sois mis testigos –oráculo de


Yahveh- y mi siervo a quien he elegido,
―Ya os he dicho que moriréis en vuestros para que me conozcáis y creáis en mí, y
pecados, porque si no creéis que Y o S o y, entendáis que Y o S o y: antes de mí no
moriréis en vuestros pecados‖ (Jn 8, 24). fue formado otro dios, ni después de mí lo
habrá‖ (Is 43, 10).

―Contestó Moisés a Dios: ‗Si voy a los


Israelitas y les digo: El Dios de vuestros
padres me ha enviado a vosotros; cuando
―Les dijo, pues Jesús: Cuando hayáis me pregunten: ¿Cuál es su nombre? ¿Qué
levantado al Hijo del hombre, entonces les responderé?‘ Dijo Dios a Moisés: ‗Y o
sabréis que Y o S o y, y que no hago nada S o y e l q u e S o y‘ ‖ (Ex 3, 13.14).
por mi propia cuenta; sino que, lo que el
Padre me ha enseñado eso es lo que hablo‖
(Jn 8, 28).

―Jesús les respondió: En verdad os digo: ―Y añadió: ‗Así dirás a los Israelitas:
antes de que Abraham existiera Y o S o y. Y o S o y me ha enviado a vosotros‘.
Entonces tomaron piedras para tirárselas; Siguió Dios diciendo a Moisés: ‗Así dirás
pero Jesús se ocultó y salió del templo‖ (Jn
a los israelitas: Yahveh, el Dios de
8, 58.59). vuestros padres, el Dios de Abraham, el
Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha
―Os digo desde ahora, antes de que suceda, enviado a vosotros. Este es mi nombre
para que, cuando suceda, creáis que para siempre, por él seré invocado de ge-
Y o S o y‖ (Jn 13, 19). neración en generación‘ ‖ (Ex 3, 14.15).
―Judas, pues, llega allí con la cohorte y los
guardias… Jesús se adelanta y les pregunta:
‗¿A quién buscáis?‘ Le contestaron: ‗A
Jesús el Nazareno‘. Díceles: ‗Y o S o y‘.
Cuando les dijo: ‗Y o S o y‘ retrocedieron
y cayeron en tierra‖ (Jn 18, 3.4.5.6).

- 42 -
En los textos de la página anterior claramente vemos: que el Padre y el Hijo se
presentan con el nombre divino ‗Yo Soy‘, lo cual demuestra que poseen el mismo
nombre, el nombre divino de Dios.
Por eso, quien no crea, que Jesucristo es ―Yo Soy‖, morirá en sus pecados
(compárese lo que se dice en Jn 8, 24 con lo que se dice en Is 43, 10). En la cruz
misma se debe descubrir al Dios del amor y la misericordia ―Yo Soy‖.
Jesús no es simplemente, alguien que ha existido antes que Abraham, sino que es
―Yo Soy‖; el que siempre ha existido, eterno como el Padre (Jn 8, 58.59).
Sí, Jesús es el Nombre divino ―Yo Soy‖ (compárese lo que se dice en Jn 13, 19
con lo que se dice en Is 43, 10).
En Jn 18, 3.4.5.6 se puede ver con toda claridad, que Jesús se presenta con el
nombre divino; pues, al escucharle decir ―Yo Soy‖, todos los que iban a
arrestarlo, retrocedieron y se postraron en tierra. Se postraron por reverencia al
nombre divino. ¿O qué otro motivo había para retroceder y postrarse en tierra?

El Padre y el Hijo son el Nombre divino:

El Hijo es el Nombre: El Padre es el Nombre:

―Después de haberles azotado, les intimaron ―El hijo de la israelita blasfemó y maldijo
que no hablasen en nombre de Jesús. Y les E L N O M B R E, por lo que lo
dejaron libres. Ellos marcharon de la llevaron ante Moisés‖ (Lv. 24, 11).
presencia del Sanedrín contentos por haber
sido considerados dignos de sufrir ultrajes
por ―Quien basfeme el Nombre de Yahveh,
E L N O M B R E” (Hch 5, 40-41). será muerto; toda la comunidad lo
lapidará. Sea forastero o nativo, si
―Pues por E L N O M B R E* blasfema E L N O M B R E*,
salieron sin recibir nada de los gentiles‖ (3 morirá‖ (Lv 24, 16).
Jn 7).

En los textos anteriores, podemos constatar que tanto el Hijo como el Padre son
el Nombre. Esto significa que, mencionar el nombre de Jesús o el nombre de
Yahveh, equivale a mencionar el nombre divino ―Yo Soy‖.

* ―El Nombre‖, es el Señor mismo (cf. Is 30, 27).

- 43 -
Todo el que invoque el nombre divino de Dios se salvará:

Se invoca el nombre del Hijo: Se invoca el nombre del Padre:


―Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, recibe
el bautismo y lava tus pecados ―Y mi pueblo, sobre el cual es
i n v o c a n d o s u N o m b r e‖ i n v o c a d o m i N o m b r e
(Hch 22, 16). se humilla … yo les oiré desde los cielos,
perdonaré sus pecados y sanaré su tierra‖
―A la Iglesia de Dios que está en Corinto: a (2 Cro 7, 14).
los santificados en Cristo Jesús, y llamados
a ser santos junto con cuantos, en cualquier ―Volveré puro el labio de los pueblos, para
lugar i n v o c a n e l N o m b r e que i n v o q u e n e l N o m b r e
de Jesucristo, Señor nuestro y de ellos‖ (1 de Yahveh‖ (So 3, 9).
Co 1, 2).
―Respondió Ananías: ‗Señor, he oído a
muchos hablar de ese hombre y de los
muchos males que ha causado a tus santos
en Jerusalén, y que aquí tiene poderes de
los sumos sacerdotes para apresar a todos
los que i n v o c a n t u n o m b r e‟ ‖
(Hch 9, 13-14).
―Porque, si confiesas con tu boca q u e
J e s ú s e s e l S e ñ o r y crees en tu
corazón que Dios lo resucitó de entre los
muertos, serás salvo. Que no hay distinción
entre judío y griego, pues uno mismo es el
Señor de todos, rico para todos los que le
invocan. Pues todo e l q u e i n v o q u e ―Sucederá que todo e l q u e i n v o q u e
e l N o m b r e d e l S e ñ o r e l N o m b r e d e Y a h v eh
se salvará‖”(Rm 10, 9.12-13). será salvo‖‖(Jl 3, 5).

En los textos anteriores, claramente vemos: que para alcanzar la salvación se invoca el
nombre del Hijo, del mismo modo que se invoca el nombre del Padre: En Rm 10, 9.12-
13 se dice que todo el que invoque el nombre del Señor Jesús, se salvará; y en Jl 3, 5 se
dice que todo el que invoque el nombre de Yahveh, se salvará. Esto significa que el
Padre y el Hijo poseen el mismo nombre divino, el único por el cual se alcanza la
salvación.

- 44 -
Nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ han referido el texto Rm 10, 13 a Yahveh;
porque creyeron que la palabra ―Señor‖, se refería al Padre. Pero si observamos bien,
todo el texto Rm 10, 9.12-13 (página anterior), nos daremos cuenta que el apóstol Pablo
se refiere a Jesucristo, pues comienza diciendo quién será salvo: el que confiese que
Jesucristo es el Señor; y termina declarando que todo el que invoque al Señor, se salvará.
Así que, en ese texto la salvación es atribuida al Señor, Jesucristo, no a Yahveh. Pero,
para que se despeje toda duda, observemos cómo ha quedado establecido, que sólo por el
nombre de Jesucristo se alcanzará la salvación:
―Sabed todos vosotros y todo el pueblo de Israel que ha sido por el nombre de Jesucristo,
a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos. Por su
nombre y por ningún otro, tenéis a éste aquí sano, ante vosotros. Él es la piedra que
vosotros, los constructores, habéis despreciado y que se ha convertido en piedra
angular. Porque no hay bajo el cielo o t r o N o m b r e dado a los hombres
por el cual nosotros debamos salvarnos‖ (Hch 4, 10-12).
Así que, invocar a Jesús o invocar a Yahveh, es invocar el nombre divino de Dios.

Toda rodilla debe doblarse ante el nombre divino del Dios único:

Se dobla la rodilla al nombre del Hijo: Se dobla la rodilla al nombre del Padre:
―El cual, siendo de condición divina, no ―Volveos a mí y seréis salvados confines
retuvo ávidamente el ser igual a Dios, sino todos de la tierra, porque y o s o y D i o s,
que se despojó de sí mismo tomando no existe ningún otro. Yo juro por
condición de siervo haciéndose semejante a m i N o m b r e : de mi boca sale palabra
los hombres y apareciendo en su porte verdadera y no será vana: que ante mí
como hombre; y se humilló a sí mismo, s e d o b l a r á t o d a r o d i l l a ‖ (Is
obedeciendo hasta la muerte y muerte de 45, 23)
cruz. Por lo cual Dios lo exaltó y le otorgó
el Nombre que está sobre todo nombre.
Para que al n o m b r e d e Jesús ―¡Por mi vida!, dice el Señor, que
t o d a r o d i l l a s e d o b l e en los t o d a r o d i l l a s e d o b l a r á ante
cielos, en la tierra, y en los abismos, y toda mí y toda lengua bendecirá a Dios‖ (Rm
lengua confiese que Cristo Jesús es Señor 14, 11).
para gloria de Dios Padre‖ (Flp 2, 6-11).

Siendo Jesús de condición divina, su nombre forzosamente debe ser divino.


En Flp 2, 6-11 tenemos otra prueba de que Jesús posee el Nombre divino, lo mismo que
el Padre; pues, si sólo ante el Dios único se debe doblar toda rodilla (Is 45, 23), entonces,

- 45 -
hay que confesar que, lo mismo que Yahveh, Jesús es el Dios único, y que posee el
mismo Nombre divino, ante el cual toda rodilla debe doblarse.
Sí, el Hijo y el Padre poseen el mismo Nombre divino. Por eso, al nombre de Yahveh y
al nombre de Jesús toda rodilla debe doblarse.
¿Quién puede dudar que el Padre y el Hijo posen el mismo nombre divino?
Recordemos lo que dijo Jesús: “Todo lo que tiene el Padre es mío” (Jn 17, 10).
De manera que, el Padre y el Hijo tienen: la misma gloria, el mismo poder, el mismo
reino, el mismo trono, el mismo culto, la misma adoración, la misma sabiduría, el mismo
nombre divino, y, lo mismo absolutamente todo.

¡Qué tremenda reverencia!

Sí, qué tremenda reverencia, la que se rinde lo mismo al Hijo que al Padre, pues toda la
creación debe postrarse al nombre de Jesús, lo mismo que al nombre de Yahveh..............
Nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖, comentando Flp 2, 9-11 dicen: «aquí se
ensalza a Jesús por la parte que desempeñó en resolver la cuestión principal ante todo lo
creado: la vindicación del buen regir de Jehová como soberano. Sí, ¡qué gloria en verdad
ha traído esto a su Padre!» (su libro ―Apocalipsis‖, pág.88, edición 1988). Con esta
declaración pretenden restarle fuerza, a la reverencia que se rinde al nombre de Jesús;
hacer creer que, el hecho de que toda la creación doble la rodilla al nombre de Jesús, es
sólo como una gratificación del Padre, a su Hijo amado. Pero no se trata de una
gratificación al Hijo, sino que, cuando se glorifica al Hijo, el Padre recibe la misma
gloria, pues la voluntad del Padre es que ―todos honren al Hijo como honran al Padre‖..!!
Cualquiera puede comprender: que si el Padre ha otorgado a Jesús, ―el Nombre que está
sobre todo nombre‖; y que si ha determinado, que únicamente por el nombre de
Jesucristo se puede alcanzar la salvación; lo ha hecho con la misma finalidad, que
cuando le ha entregado todo juicio; es decir, ―para que todos honren al Hijo como
honran al Padre‖; pues ―el que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo ha
enviado‖ (Jn 5, 22-23); para que toda la creación le rinda la misma gloria que al Padre
(puede verse también Jn 11, 4; 13, 31-32)............................................................................

Así que, Jesucristo es el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre, porque el Hijo y el
Padre poseen el mismo nombre divino, el nombre de Dios.

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CAPITULO X
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE EL PADRE Y EL HIJO SON LA FUENTE DE LA GRACIA Y DE LA PAZ

Observemos con cuidado las siguientes comparaciones:

El Hijo Fuente de la gracia y de la paz: El Padre Fuente de la gracia y de la paz:

―Designaron presbíteros en cada iglesia y ―Allí se embarcaron para Antioquia, de


después de hacer oración con ayunos, los donde habían partido encomendados a la
encomendaron al Señor en quien habían gracia de Dios‖ (Hch 14, 26).
creído‖ (Hch 14, 23).

―Y el Dios de la paz aplastará bien pronto ―Ahora os encomiendo a Dios y a la


a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de Palabra de su gracia, que tiene poder
nuestro Señor Jesucristo sea con para construir el edificio y daros la
vosotros‖ (Rm 16, 20). herencia con todos los santificados‖ (Hch
20,32).
―La gracia del Señor Jesucristo sea con
vuestro espíritu‖ (Flp 4, 23; Ga 6, 18). ―A los santos de Colosas, hermanos fieles
en Cristo. Gracia a vosotros y paz de
―La gracia de nuestro Señor Jesucristo parte de Dios, nuestro Padre‖ (Col 1, 2).
sea con vosotros‖ (1 Ts 5, 28; 2 Ts 3, 18).

―Creced, pues, en la gracia y el ―Y la paz de Dios, que supera todo conoci-


conocimiento de nuestro Señor y miento, custodiará vuestros corazones‖
Salvador, Jesucristo‖ (2 P 3, 18). (Flp 4, 7).

―Y el Dios de la paz que suscitó de entre


―Que la gracia del Señor Jesús sea con los nuestros a nuestro Señor Jesús, el Gran
todos. ¡Amén!‖ (Ap 22, 21). Pastor de las ovejas en virtud de la sangre
de una Alianza eterna, os disponga con
―Y que la paz de Cristo presida vuestros toda clase de bienes para cumplir su
corazones‖ (Col 3, 15). voluntad‖ (Hb 13, 20.21).

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El Hijo y el Padre son la Fuente de la gracia y de la paz:

―A todos los amados que estáis en Roma, santos por vocación, a vosotros gracia y paz
de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo‖ (Rm 1, 7).

―Gracia a vosotros y paz de parte de Dios, Padre nuestro, y del Señor Jesucristo‖ (1
Co 1, 3).

―Gracia a vosotros y paz de parte de Dios Padre y del Señor Jesucristo‖ (2 Ts 1, 2).

―A Tito, verdadero hijo según la fe común. Gracia y paz de parte de Dios y de Cristo
Jesús nuestro Salvador‖ (Tt 1, 4).

―Según el previo conocimiento de Dios Padre, con la acción santificadora del Espíritu,
para obedecer a Jesucristo y ser rociados con su sangre. A vosotros gracia y paz
abundante‖ (1 P 1, 2).

―Juan a las siete Iglesias de Asia. Gracia y paz a vosotros de parte de Aquel que es,
que era y que va a venir, de parte de los siete espíritus que están ante su trono, y de
parte de Jesucristo‖ (Ap 1, 4.5).

Sí, las Escrituras presentan, tanto por separado como simultáneamente al Padre y al Hijo,
como la Fuente de la gracia y de la paz. Por lo cual, podemos estar seguros, que el Padre
y el Hijo son lo mismo, el Dios Todopoderoso.

- 48 -
CAPITULO XI
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE EL HIJO Y EL PADRE SON ESPERANZA DE SALVACIÓN

El Hijo es esperanza de salvación: El Padre es esperanza de salvación:

―Y a su vez Isaías dice: Aparecerá el ―Tú nos responderás con prodigios de


retoño de Jesé, el que se levanta para justicia, Dios de nuestra salvación,
imperar sobre los gentiles. En él pondrán esperanza de todos los confines de la
los gentiles su esperanza‖ (Rm 15, 12). tierra, y de las islas lejanas‖ (Sal 65, 6).

―Así, ya no os falta ningún don de gracia a ―Si nos fatigamos y luchamos es porque
los que esperáis la Revelación de nuestro tenemos puesta la esperanza en Dios vivo,
Señor Jesucristo‖ (1 Co 1, 7). que es el Salvador de todos los hombres,
principalmente de los creyentes‖ (1 Tm 4,
10).

―Que vuestra fe y vuestra esperanza estén


en Dios‖ (1Pe 1, 21).

El Padre y el Hijo son esperanza de salvación:

―Que el mismo Señor Jesucristo y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado y que nos
ha dado gratuitamente una consolación eterna y una esperanza dichosa, consuele
vuestros corazones y los afiance en toda obra y buena palabra‖ (2 Ts 2,16.17).

―La salvación es de nuestro Dios que está sentado en el trono, y del Cordero‖ (Ap 7,
10).

Lo único que se necesita es docilidad al Espíritu de Dios, para descubrir en los textos
anteriores, que se debe poner la esperanza lo mismo en el Hijo que en el Padre.
Así que, el Hijo es el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre; porque el Hijo y el
Padre son, esperanza de salvación.

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CAPÍTULO XII
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE EL HIJO Y EL PADRE SON ETERNOS
Prestemos mucha atención a los siguientes pasajes de la Escritura; observemos lo que
está remarcado con letra negrita, así como lo punteado o subrayados:
―Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos
contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de
gracia de de verdad‖ (Jn 1, 14).
―Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único‖ (Jn 3, 16).

―Y nuevamente al introducir a su Primogénito en el mundo dice: Y adórenle


todos los ángeles de Dios‖ (Hb 1, 6).

―El es Imagen de Dios invisible, Primogénito de toda la creación, porque en él


fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las
invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo
fue creado por él y para él‖ (Col 1, 15-16).

―Al ángel de la Iglesia de Laodicea escribe: Así habla el Amén, el Testigo fiel y
veraz, el Principio de la creación de Dios” (Ap 3, 14).

―Yo, la Sabiduría, habito con la prudencia, yo he inventado la ciencia de la


reflexión.
Yahveh me creó, primicia de su camino, antes que sus obras más antiguas.
Desde la eternidad fui fundada, desde el principio, antes que la tierra. Cuando
no existían los abismos fui engendrada, cuando no había fuentes cargadas de
agua.
Antes que los montes fuesen asentados, antes que las colinas fui engendrada.
No había hecho aún la tierra ni los campos, ni el polvo primordial del orbe… Yo
estaba allí, como arquitecto, y era yo todos los días su delicia, jugando por el
orbe de la tierra; y mis delicias están con los hijos de los hombres‖ (Pr 8, 12.22-
26.30).

Basados en los textos anteriores, nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ formulan las
siguientes enseñanzas:

- 50 -
1.- «Antes de su venida a la Tierra, a Jesús se le llamaba El Verbo o la Palabra de Dios.
Este título muestra que en el cielo él servía como el vocero de Dios».

2.- «También se le llama el ―Primogénito‖ de Dios, así como su Hijo ―unigénito‖ (Jn
1:14; 3:16; Hebreos 1:6) Esto significa que su creación tuvo lugar antes de la de todos
los demás hijos celestiales de Dios, y que él es el único que fue creado directamente por
Dios» (―Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra‖, pág. 58).

3.- «La Biblia dice claramente que Jesús, en la existencia que tuvo antes de ser humano,
era un ser celestial creado, tal como los ángeles son seres celestiales creados por Dios».
«Jesús en su existencia en los cielos, era el ―Primogénito de toda la creación‖.
(Colosenses 1:15, BJ.) Fue ―el principio de la creación de Dios‖ (Apocalipsis
[Revelación] 3:14, según la versión católica Straubinger [Str].) No sería correcto
interpretar que ―principio‖ [griego: Ar.kjé] significa que Jesús fue el ‗principiador‘ de la
creación divina. Juan, en sus escritos bíblicos, usa varias formas de la palabra griega
ar.kjé más de 20 veces, y siempre tiene el significado común de ―principio‖. Sí, Jesús fue
creado por Dios como el principio de la creación invisible de Dios» (―¿Debería creer
usted en la Trinidad?‖, pág. 14).

4.- «Aunque se usa el término ―Sabiduría‖ para personificar a aquel a quien Dios creó, la
mayoría de los eruditos concuerda en que es realmente una figura retórica para aludir a
Jesús como criatura celestial antes de su existencia humana». «De modo que fue por
medio de este obrero maestro, su socio menor, por decirlo así, como el Dios
Todopoderoso creó todo lo demás» (―¿Debería creer usted en la Trinidad?‖, pag. 14).

5.- «La Biblia llama a Jesús el ―Hijo unigénito‖ de Dios (Jn 1, 14). Los trinitarios dicen
que, puesto que Dios es eterno, también el Hijo de Dios es eterno. Pero ¿cómo puede
alguien ser hijo y a la misma vez tener la misma edad de su padre?
Los trinitarios alegan que, en el caso de Jesús el término ―unigénito‖ no encierra en sí el
mismo sentido de la definición del diccionario para ―engendrar‖…Dicen que en el caso
de Jesús tiene el ―sentido de una relación inoriginada‖, un tipo de relación de hijo único
sin el engendramiento (Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento, por
W. E. Vine). ¿Le parece lógico eso? ¿Puede un hombre pasar vida a un hijo sin
engendrarlo?» (Debería creer usted en la Trinidad?‖, pág. 15).
Responderemos a las enseñanzas anteriores, siguiendo la numeración que se les ha
asignado:

- 51 -
(1) En el cielo, el Hijo no servía al Padre como su vocero.
No hay ningún fundamento para afirmar, que antes de venir a la Tierra, en el cielo Jesús
era servidor del Padre, porque el Hijo se hizo servidor del Padre, hasta que vino a la
Tierra y se hizo hombre, no antes. Obsérvese con cuidado el siguiente texto:
―El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios.
Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo, haciéndose
semejante a los hombres‖ (Flp 2,6-7).
Así que en el cielo Jesús no servía como vocero del Padre; pues, en el cielo, el Hijo
nunca ha sido sirviente del Padre, ni antes ni después de venir al mundo. Porque en el
cielo, el Hijo y el Padre siempre han tenido la misma gloria; ¿cómo podemos saberlo?
Por la petición que Jesús hizo al Padre: “Ahora, Padre, glorifícame, junto a ti, con la
gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese” (Jn 17, 5).
Naturalmente que el Padre cumplió la petición de su Hijo, porque siempre le escucha (Jn
11, 41.42).
Ahora bien, si en los capítulos II, III, IV y V de este libro hemos visto con toda
transparencia, que después de la Resurrección: el Padre y el Hijo poseen el mismo reino,
el mismo trono, la misma gloria y poder; que el Hijo es Rey de Israel, lo mismo que el
Padre; eso significa, que esa es la gloria que Jesús tenía en el cielo, junto al Padre, desde
antes que el mundo existiera, y que de ninguna manera era su sirviente.
Constatemos que, después de la resurrección, el Hijo y el Padre reciben la misma gloria:
Revelación del profeta Daniel: Revelación del apóstol San Juan:
Mientras yo contemplaba: Se aderezaron ―Y en la visión oí la voz de una multitud
unos tronos y un Anciano se sentó. Su de ángeles alrededor del trono, de los
trono, llamas de fuego, ardiente. Un río de Vivientes y de los Ancianos. Su número
fuego corría y manaba delante de él. Miles era miríadas de miríadas y millares de
de millares le servían, miríadas de miríadas millares, y decían con fuerte voz: Digno es
estaban de pie delante de él. Y he aquí que el Cordero degollado de recibir el poder,
en las nubes del cielo venía como un Hijo la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el
de hombre. Se dirigió hacia el Anciano y honor, la gloria y la alabanza.
fue llevado a su presencia. A él se le dio Y toda criatura, del cielo, de la tierra, de
imperio, honor y reino. debajo de la tierra y del mar, y todo lo que
Y todos los pueblos, naciones y lenguas le hay en ellos, oí que respondían: Al que
sirvieron. Su imperio es un imperio está sentado en el trono y al Cordero,
eterno, que nunca pasará, y su reino no alabanza, honor, gloria y potencia
será destruido jamás‖ (Dn 7, 9.10.13-14). por los siglos de los siglos‖ (Ap 5, 11-14).

- 52 -
Sí, al comparar los dos textos de la página anterior, cualquiera puede ver cristalinamente
que, después de resucitar, Jesús fue glorificado con la misma gloria del Padre:
Antes de la venida de Jesús al mundo, el profeta Daniel contempló: que miríadas y
miríadas de ángeles glorificaban al Padre; que Jesús (―un Hijo de hombre‖) recibió un
reino eterno y que le servían todos los pueblos, naciones y lenguas.
Después de resucitar, Jesús subió al cielo, y el apóstol Juan contempló: que las miríadas
y miríadas de ángeles que el profeta Daniel vio glorificando al Padre, ahora glorificaban
al Hijo (al Cordero); y también presenció cómo todas las creaturas: del cielo, de la tierra,
de debajo de la tierra y del mar, cantaban y proclamaban para el Padre y para el Hijo
juntos, el mismo reino, la misma gloria y el mismo poder.
Sí, Jesús pidió: “Ahora, Padre, glorifícame, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado
antes que el mundo fuese” (Jn 17, 5), y recibió la misma gloria y poder que posee el
Padre; esto significa, que antes de su venida al mundo, Jesús poseía la misma gloria del
Padre. Así que, en el cielo Jesús no servía como vocero del Padre, como afirman
nuestros hermanos ―Testigos de Jehová. Pues, en el cielo, el Hijo nunca ha sido sirviente
del Padre, ni antes ni después de su venida al mundo.

―Ahora, Padre, glorifícame, junto a ti,


con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese‖.
(Jn 17, 5)

- 53 -
(2) “Primogénito” o “Unigénito” de Dios, no significa que Jesús haya sido creado.

En la pág. 58 de su libro, ―Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra‖,


nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ implícitamente llaman hijos celestiales de Dios
a los ángeles, y aseguran, que a Jesús se le llama ‖Primogénito‖ o ―Unigénito‖ de Dios,
porque él fue creado antes que todos los demás hijos celestiales de Dios.
A continuación vamos a demostrar que, ―Primogénito‖ o ―Unigénito‖ de Dios, no
significa: que Jesús haya sido creado antes que otros hijos celestiales y, que él fue el
único creado directamente por el Padre, como afirman los ―Testigos de Jehová‖:
A Jesús se le llama ―Primogénito‖ y ―Unigénito‖ de Dios (Hb 1, 6; Jn 1, 14; 3,
16), no con relación a la creación de los ángeles, pues, en ninguna parte de la
Biblia se afirma que estos seres celestiales sean hermanos de Jesús.
En cambio, la Biblia afirma: que Jesús es hermano de los hombres (Hb 2, 14.17).
Pues, Dios ―nos ha elegido de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio
de Jesucristo‖ (Ef 1, 5).
Sí, a Jesús se le llama ―Primogénito‖ y ―Unigénito‖ de Dios (Hb 1, 6; Jn 1, 14; 3,
16), con relación a la adopción que Dios hace de los hombres: ―Pues a los que de
antemano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para
que fuera él el Primogénito entre muchos hermanos‖ (Rm 8, 29).
De manera que, a Jesús se le llama ―Primogénito‖ y ―Unigénito‖ de Dios (Jn 1,
14; 3, 16), no con relación a la creación de los ángeles, sino con relación a la
adopción que Dios hace de los hombres, para que sean hermanos de su Hijo (Rm
8, 29).
Queda demostrado que, a Jesús se le llama ―Primogénito‖ y ―Unigénito‖ de
Dios, no para significar que él sea un ser celestial creado, y que haya sido el
único creado directamente por el Padre; sino para remarcar que él es el único
Hijo verdadero de Dios, y que todos los demás hijos de Dios, lo son por
adopción.
Así que, ―Primogénito‖ o ―Unigénito‖ de Dios, no significa que Jesús haya sido creado.

(3) “Primogénito de toda la creación” o “el Principio de la creación de Dios”,


no significa que Jesús fue el primer ser creado.

La Sagrada Escritura, dice: que Jesús es el ―Primogénito de toda la creación‖


(Col 1, 15); esta declaración no debe confundir a nadie, y llevarlo a creer, que el
Hijo de Dios es la primera de todas las criaturas.

- 54 -
Es necesario comprender bien, lo que significa la expresión ―Primogénito‖:
En primer lugar tengamos en cuenta que, cuando la Escritura se refiere a los
primogénitos de los hombres o de los animales, nos está situando en el plano humano. Y
cuando la Escritura se refiere a los primogénitos de Dios, nos está situando en el plano
divino.
En el plano humano, ―primogénito‖ significa, el primer hijo que nace (hombre o animal),
que comienza a existir como fruto de la unión de un macho y una hembra:

―Conságrame todo primogénito, todo lo que abre el seno materno entre los
israelitas. Ya sean hombres o animales, míos son todos‖ (Ex 13,2).
En el plano divino, ―primogénito‖ significa ser hijo de Dios, y ser el primero en
dignidad, el que tiene la primacía sobre algo:
―Y dirás a Faraón: Así dice Yahveh: Israel es mi hijo, mi primogénito‖ (Ex
4,22).
―Porque yo soy para Israel un padre, y Efraín es mi primogénito‖ (Jr 31.9).
―He encontrado a David mi servidor, con mi óleo santo le he ungido. El me
invocará: ¡Tú, mi Padre, mi Dios y roca de mi salvación! Y yo haré de él el
primogénito, el altísimo entre los reyes de la tierra‖ (Sal 89, 21.27-28).
―Juan, a las siete Iglesias de Asia. Gracia y paz a vosotros de parte de ‗Aquel que
es, que era y que va a venir‘, de parte de los siete Espíritus que están ante su
trono, y de parte de Jesucristo, el Testigo fiel, el Primogénito de entre los
muertos, el Príncipe de los reyes de la tierra” (Ap 1, 4.5).
―Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó a reproducir la
imagen de su Hijo, para que fuera él el Primogénito entre muchos
hermanos” (Rm 8, 29).
―El es Imagen de Dios invisible, Primogénito de toda la creación, porque en él
fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las
invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo
fue creado por él y para él‖ (Col 1, 15-16).
Sí, en los textos anteriores cualquiera puede darse cuenta que:
- A Israel o Efraín Dios les llama ―mi primogénito‖, no porque Dios lo haya creado
como su primer hijo, ni porque sea el primer ser creado por Dios, sino porque le ha
conferido la primacía sobre todos los pueblos (Dt 7, 6.14); es el primer pueblo, en
cuanto a dignidad.

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- A David Dios le llama ―el primogénito entre los reyes de la tierra‖, no porque Dios
lo haya creado como su primer hijo, ni porque sea el primer ser creado por
Dios, sino porque le ha conferido la primacía sobre todos los reyes de la tierra; el
primero en dignidad.

- A Jesús se le llama ―el Primogénito de entre los muertos, el Príncipe de los reyes
de la tierra‖, no porque Dios lo haya creado como su primer hijo, ni porque sea el
primer ser creado por Dios, sino porque tiene la primacía sobre todos los
muertos; el primero en dignidad. Por eso él fue el primero en resucitar (1 Co
15, 23) y al resucitar quedó constituido Señor de todos los que han muerto (Rm 14,
9) y Señor de todos los reyes de la tierra (Ap 17, 14). Para comprender mejor esta
explicación, comparemos lo que se dice de David en Sal 89, 21.27-28, con lo que se
dice de Jesús en Ap 1, 4.5 (página anterior).

- A Jesús se le llama ―el Primogénito de toda la creación”, no porque Dios lo


haya creado como su primer hijo, ni porque sea el primer ser creado por Dios, sino
porque tiene la primacía sobre toda la creación; el primero en dignidad.
Al escribir Pablo a los Colosenses, nunca tuvo la intención de declarar que Jesús era una
creatura, al contrario, quiso destacar su excelsa grandeza; contemplemos cómo describe
el glorioso primado del Hijo de Dios:
―El es Imagen de Dios invisible, Primogénito de toda la creación, porque en él
fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las
invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo
fue creado por él y para él, é l e x i s t e c o n a n t e r i o r i d a d a t o d o,
y todo tiene en él su consistencia. Él es también la Cabeza del Cuerpo de la
Iglesia.
Él es el Principio, el Primogénito de entre los muertos, para que sea él el
primero en todo, pues Dios tuvo a bien hacer residir en él toda la Plenitud, y
reconciliar por él y para él todas las cosas, pacificando, mediante la sangre de su
cruz, lo que hay en la tierra y en los cielos‖ (Col 1, 15-20).
Sí, en Col 1, 15-20 Pablo desea, dar a conocer la majestuosidad de Jesús: ―Él es Imagen
de Dios invisible”, es Primogénito de toda la creación, porque tiene la primacía sobre
toda la creación; porque del mismo modo que todo fue creado por el Padre, así todo fue
creado por el Hijo y para el Hijo: ―todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las
visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades:
todo fue creado por él y para él‖.
Queda claro que, cuando Pablo escribió a los Colosenses, que Jesús es ―Primogénito de
toda la creación‖, no quiso decir que Jesús sea el primer ser que Dios creó, sino que el

- 56 -
Hijo de Dios tiene la primacía sobre toda la creación; que por su dignidad, él es el
primero en todo; que en él reside toda la Plenitud.
Pero nadie piense que, aunque Jesús está por encima de todas las creaturas, sin embargo,
él también es una creatura. El apóstol, refiriéndose a Jesús claramente señala: ―todo fue
creado por él y para él, él existe con anterioridad a todo‖; con esta declaración,
Jesucristo queda descartado de pertenecer a los seres creados.
Así que, Cristo es eterno, existe con anterioridad a todo, él nunca fue creado.

¿Entonces, por qué se le llama a Jesús ―el Principio de la creación de Dios‖?

Para encontrar la respuesta a la pregunta anterior, volvamos a leer Col 1, 15-20 (página
anterior); ahí podemos ver que, las tres expresiones: ―Él es el Principio‖, ―el
Primogénito de entre los muertos‖, ―para que sea él el primero en todo‖ son utilizadas
para resaltar, que Jesús es el primero en dignidad en todo, mas no para indicar, que él sea
la primera creatura con la cual se principió la creación; pues, nadie pensará que Jesús fue
el primero que murió, sino que él tiene la primacía en dignidad sobre todos los que han
muerto (1 Co 15, 23); el señorío sobre vivos y muertos (Rm 14, 9).
Cualquiera puede descubrir que, la expresión ―Él es el Principio‖, y la expresión ―el
Primogénito de entre los muertos‖ son sinónimos, para resaltar la dignidad de Jesús.
Igualmente las expresiones ―Principio de la creación de Dios‖ (Ap 3, 14) y
―Primogénito de toda la creación‖ (Col 1, 15), son sinónimos para resaltar la
superioridad de Jesús sobre toda la creación. Pero estas expresiones no sólo
tienen la intención de resaltar la superioridad de Cristo sobre todas las creaturas,
sino también la de señalar, que él es la Fuente creadora, de donde brota toda la
creación. Por eso en Col 1, 15-20 se explica con toda claridad, por qué al Hijo de
Dios se le llama el ―Primogénito de toda la creación‖: porque en él fueron
creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles;
porque todo fue creado por él y para él, y para que nadie dude que él es ―el
Principio‖ creador de todo, y que él no es ninguna creatura, se señala que, él
existe con anterioridad a todo lo creado (Col 1, 17).
Sí, al Hijo de Dios se le llama ―Primogénito de toda la creación‖ (Col 1,15) o ―Principio
de la creación de Dios‖ (Ap 3, 14), porque al igual que el Padre, él es el que otorga la
existencia a todas las creaturas; es el Principio Creador de todo, la Fuente creadora, de
donde brota toda existencia.
En la siguiente página, comparemos lo que por separado se dice del Hijo, con lo que se
dice del Padre, y démonos cuenta que, tanto el Hijo como el Padre, son el Principio
creador, la Fuente de donde brota toda la creación:

- 57 -
El Hijo es Principio creador: El Padre es Principio creador:

―En el principio existía la Palabra y la ―En el principio creó Dios los cielos y la
Palabra estaba con Dios, y la Palabra era tierra‖ (Gn 1, 1).
Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no
se hizo nada de cuanto existe. En ella
estaba la vida‖ (Jn 1, 1-4). ―Con el fin de que buscasen la divinidad,
para ver si a tientas la buscaban y la
―El es Imagen de Dios invisible, hallaban; por más que no se encuentra
Primogénito de toda la creación, porque lejos de cada uno de nosotros, pues en él
en él fueron creadas todas las cosas, en vivimos, nos movemos y existimos, como
los cielos y en la tierra, las visibles y las ha dicho alguno de vosotros‖ (Hch 17,
invisibles, los Tronos, las Dominaciones, 27.28).
los Principados, las Potestades: todo fue ―De él, por él y para él son todas las
creado por él y para él‖ (Col 1, 15-16). cosas‖ (Rm 11, 35).

―De ti proceden las riquezas y la gloria. Tú


lo gobiernas todo… y es tu mano la que
―Él existe con anterioridad a todo, y todo todo lo engrandece
tiene en él su consistencia‖ (Col 1, 17). y a todo da consistencia‖ (1Cr 29, 12).

―El cual, siendo resplandor de su gloria e ―Si él retirara a sí su espíritu, si hacia sí


impronta de su sustancia, y el que sostiene recogiera su soplo, a una expiraría toda
todo con su palabra poderosa‖ (Hb 1, 3). carne‖ (Jb 34, 14.15).

Sí, los textos anteriores muestran por separado, al Hijo como el Principio creador de
todas las cosas, y al Padre como el Principio creador de todas las cosas.

El Padre y el Hijo son el Principio creador

―Para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas
las cosas y para el cual somos; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas
las cosas y por el cual somos nosotros‖ (1 Co 8, 6).

―Luego me mostró el río de agua de Vida, brillante como el cristal, que


brotaba del trono de Dios y del Cordero‖ (Ap 22, 1).

- 58 -
Los dos últimos textos de la página anterior muestran al Padre y al Hijo juntos, como el
Principio creador, de donde proceden todas las cosas, como la Fuente única de donde
brota toda existencia; de cuyo único trono brota el río de vida.
Así que, los títulos ―Primogénito de toda la creación‖ o ―Principio de la creación de
Dios‖, no significan que el Hijo de Dios es el primer ser creado por el Padre, sino que, él
es el autor de toda la creación, lo mismo que el Padre; que él es el Hijo muy amado,
Imagen invisible del Padre, a quien le corresponden los derechos de Primogénito (Col
1,13-15); que él es Cabeza de todas las creaturas del cielo y de la tierra (Ef 1, 10), el que
por su incomparable dignidad tiene la primacía sobre toda la creación.

El Hijo y el Padre son “el Principio y el Fin”.


Pero el Padre y el Hijo no tan sólo son ―el Principio de toda la creación‖, también son el
Fin; son la Fuente de donde procede toda lo creado y hacia la cual se ordena todo. De
manera que no hay nada antes de Dios y no hay nada después de él. Comparemos los
textos siguientes:
El Hijo es ―el Principio y el fin‖: El Padre es ―el Principio y el fin‖:
―El puso su mano derecha sobre mí ―Así dice Yahveh el rey de Israel, y su
diciendo: ‗No temas, soy yo, redentor, Yahveh Sebaot: ‗Yo soy
el Primero y el Último, el que vive; el Primero y el Último, fuera de mí no hay
estuve muerto, pero ahora estoy vivo por ningún dios‘ ‖ (Is 44, 6).
los siglos de los siglos‘ ‖ (Ap 1, 17-18).
―Al ángel de la Iglesia de Esmirna escribe: ―Escúchame, Jacob, Israel, a quien llamé: Yo
Esto dice el Primero y el Último, el que soy, yo soy el Primero, y también soy el
estuvo muerto y revivió‖ (Ap 2, 8). Último‖ (Is 48,12).

―Mira, vengo pronto y traigo mi ―Entonces me dijo el que está sentado en el


recompensa conmigo, para pagar a cada trono: ‗Mira que hago un mundo nuevo‘
uno según su trabajo. Yo soy el Me dijo también: ‗Hecho está; yo soy el
Alfa y la Omega, el Primero y el Último, Alfa y la Omega,
el Principio y el Fin. Yo, Jesús, he el Principio y el Fin‟ ‖ (Ap 21, 5.6).
enviado a mi Ángel para daros testimonio
de lo referente a las Iglesias. ―Yo soy el Alfa y la Omega dice el Señor
Dice el que da testimonio de todo esto: ‗Sí, Dios, Aquel que es, que era y que va a
vengo pronto‘ ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!‖ venir, el Todopoderoso‖ (Ap 1, 8).
(Ap 22, 12-13.16.20).

- 59 -
El alfabeto griego comienza con la letra ―Alfa‖ y termina con la letra ―Omega‖ (es como
si dijéramos de la ―A‖ a la ―Z‖). Por eso, en la Biblia, la expresión ―Yo soy el Alfa y la
Omega‖, en todos los casos, equivale a decir: ―Yo soy el primero y el último‖ o bien ―Yo
soy el Principio y el fin‖; equivale a decir: Yo soy la Fuente de todo lo que existe, y
hacia la cual se ordena toda existencia; el que abarca la totalidad; equivale a decir: Yo
soy la Fuente de todo poder; equivale a decir: Yo soy el Todopoderoso; equivale a decir:
Yo soy el único Dios (Is 44, 6).
Ahora bien, en los textos de la página anterior, vemos que, tanto el Padre como el Hijo se
presentan: como ―el Alfa y la Omega‖, como ―el Primero y el Último‖, como ―el Principio y
el Fin‖; es decir, que se presentan como el Principio creador; como la Fuente de donde
proviene todo lo que existe; como la Fuente que abarca la totalidad; como la Fuente de todo
poder, como el Todopoderoso; como el único Dios.
Observemos nuevamente y con mucha atención los textos de las dos páginas anteriores:
¡Sí!, el Padre es ―e l P r i n c i p i o y e l F i n‖, es la Fuente de donde proviene y
hacia donde se ordena toda existencia: “porque todas las cosas provienen de él y son por
él y para él” (Rm 11, 35), “pues en él vivimos, nos movemos y existimos” (Hch 17, 28);
y por quien se conserva la creación: “es tu mano la que todo lo engrandece y a todo da
consistencia” (1 Cro 29, 12).
¡Sí!, el Hijo es ―e l P r i n c i p i o y e l F i n‖, es la Fuente de donde proviene y hacia
donde se ordena toda existencia: ―porque en él fueron creadas todas las cosas”; ―todo fue
creado por él y para él” (Col 1, 16), y por quien se conserva la creación: “y todo tiene en él
su consistencia” (Col 1, 17), “el que sostiene todo con su palabra poderosa” (Hb 1, 3).
No cabe duda que, lo mismo que el Padre, el Hijo es: ―el Principio‖ o Fuente de todo; de
él también proviene la resurrección, pues él es la Resurrección (Jn 11, 25); el que ha
vencido a la muerte y devuelve la vida a los muertos (Ap 1,17-18). Por eso: ―El es el
Principio, el Primogénito de entre los muertos‖ (Col 1, 18); no sólo el primero en
resucitar, sino ―el Primero en todo, pues Dios tuvo a bien hacer residir en él toda la
Plenitud‖ (Col 1, 18.19).
Entonces, no es verdad lo que enseñan nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖, cuando
dicen: que Jesús fue la primera de todas las creaturas celestiales, y que por eso se le
llama ―Primogénito de toda la creación‖ o ―Principio de la creación de Dios‖.
Además, fijémonos bien que, en ninguna parte de la Escritura se dice, que el Hijo haya sido
creado; al contrario: el Apóstol Juan sostiene que antes de la creación, el Hijo de Dios ya
existía: “en el principio existía la Palabra” (Jn 1, 1.3); igualmente el Apóstol Pablo afirma,
que el Hijo de Dios existe antes que toda la creación: “él existe con anterioridad a todo”
(Col 1, 17).

Así que, no existe ninguna razón para afirmar que el Hijo de Dios fue creado por el Padre.

- 60 -
(4) La ―Sabiduría‖ no es «una figura retórica para aludir a Jesús como criatura
celestial antes de su existencia humana».
Figura bíblica.- Se le llama figura bíblica: a aquello que en la Biblia es ejemplo de una
realidad, a aquello que es el modelo de una realidad, a aquello que es representación de
una realidad, a aquello que es simulación de una realidad, a aquello que es símbolo de
una realidad. Ejemplos:
- Adán, el primer hombre, era sombra, era figura del verdadero Adán, que es Cristo
(Rm 5, 14; 1 Co 15, 45).
- Los ritos litúrgicos y las prescripciones sobre el culto de la antigua Alianza eran
sombra, eran figura del culto celestial (Hb 9, 9.10).
- La Tienda del Santuario construido por Moisés, era modelo, era figura del
verdadero Santuario, que es el cielo (Ex 25, 8-9.40; 26, 30; 27, 8; Hb 9, 11.24).
Una característica importante de la figura bíblica es que, nunca es igual a la realidad,
siempre es inferior. La realidad es mucho más excelente, siempre es superior.
Ahora bien, nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ dicen, que el término ―Sabiduría‖
en Pr 8, 12, personifica a Jesús. Y apoyados en Pr 8, 22, donde la ―Sabiduría‖ declara,
que Yahveh la creó, afirman que la ―Sabiduría‖ es «una figura retórica para aludir a
Jesús como criatura celestial antes de su existencia humana».
A la afirmación anterior, daremos dos respuestas:

1ª respuesta.- Es necesario leer con cuidado el texto Pr 8, 22-23, y ver que, así como se
dice que la ―Sabiduría‖ fue creada, también se dice, que es eterna. Y para que no
dudemos, que la ―Sabiduría‖ habla de su eternidad, compraremos los siguientes textos:

Eternidad de la Sabiduría: Eternidad del Padre:

―Antes que los montes fuesen asentados, ―Antes que los montes fuesen engendrados,
desde el principio, antes que la tierra, antes que naciese tierra y orbe,
desde la eternidad fui fundada‖ desde siempre hasta siempre tú eres
(Pr 8, 25. 23). Dios‖ (Sal 90, 2).

Fijémonos que, así cómo en Sal 90, 2, las expresiones ―antes que los montes fuesen
engendrados‖ y ―antes que naciese tierra y orbe‖, se utilizan para resaltar la eternidad
de Yahveh. Del mismo modo se utilizan estas expresiones en Pr 8, 25.23, para resaltar la
eternidad de la Sabiduría, la cual personifica al Hijo de Dios, en cuanto que es eterno.
De manera que, no se puede tomar como base, lo que dice Proverbios 8, 12.22-26.30,
para afirmar que el Hijo de Dios sea un ser celestial creado.

- 61 -
2ª respuesta.- Hemos visto que la ―Sabiduría‖ se presenta como creada y también como
eterna. Pero, aunque se presentara únicamente como creada, no por eso se podría
concluir, que el Hijo de Dios sea un ser creado.
Recordemos que, la figura sólo da una idea, una visión, pero nunca es igual a la realidad.
Las características de la realidad son mucho más excelentes, siempre son superiores a las
de la figura:
Una maqueta sólo nos brindará un panorama, de cómo va a ser el edificio, pero nunca se
dirá que lo que mide de ancho y de alto la maqueta, es lo mismo que mide de ancho y de
alto el edificio ya construido. Así que el edificio que es la realidad, es superior.
El primer Adán es terreno, el segundo Adán viene del cielo, (1 Co 15, 47), así que el
segundo Adán es superior.
Los ritos litúrgicos de la Antigua Alianza, son inferiores al culto celestial (Hb 9, 9.10).
El santuario que construyó Moisés sólo nos da una visión del cielo, pero nunca se podrá
afirmar que las características de dicho santuario fueron iguales a las del cielo (Ex 25, 8-
9.40; 26, 30; 27, 8; Hb 9, 11.24).
Del mismo modo, la ―sabiduría‖ que aparece como creada en el libro de los Proverbios,
es figura, sólo un reflejo del Hijo de Dios, en cuanto que él es la verdadera Sabiduría
creadora de todo cuanto existe (Jn 1, 3.10; Col 1, 15-16; 1Co 8, 6).
No podemos aplicar las características de la ―Sabiduría‖, en cuanto figura, al Hijo de
Dios; ni sacar como conclusión que, si la ―Sabiduría‖ se presenta como creada, entonces
el Hijo de Dios es un ser creado. Todas las características del Hijo de Dios son
superiores a la figura, puesto que él es la realidad.

(4b) El Hijo de Dios, en la creación, no era un mero ayudante o socio menor del
Padre.
Fácilmente podemos darnos cuenta que, en la creación, el Hijo no era un mero ayudante
o socio menor del Padre:
Escuchemos lo que declara el Padre: “Así dice Yahveh, tu redentor, el que te formó
desde el seno. Yo Yahveh, lo he hecho todo, yo solo extendí los cielos, yo asenté la
tierra, sin ayuda alguna” (Is 44,24). Está muy claro que el Padre no utilizó ningún
ayudante en la creación.
Por otro lado, sabemos que, las cosas que realiza un ayudante, son para su superior, y no
para sí mismo. En cambio, refiriéndose al Hijo de Dios, la Escritura dice que: ―todo fue
creado por él y para él‖ (Col 1, 16).
Queda claro que, en la creación, el Hijo de Dios no fue un mero ayudante del Padre.
Tampoco fue el Hijo de Dios, en la creación, un socio menor del Padre. Porque a un
socio menor le corresponde sólo una pequeña parte de las cosas que realiza; pero, en el

- 62 -
caso del Hijo de Dios, ―todo fue creado por él y para él‖ (Col 1, 16). Esto no significa
que el Padre no es dueño de nada de lo que realizan él y el Hijo, pues Jesús declaró que,
todo lo del Hijo también es del Padre: “Y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío” (Jn
17, 10).
Queda claro que el Hijo de Dios no es socio menor del Padre, sino que él y el Padre son
el Dueño de todo lo que existe.
Sí, en Jn 16, 15; 17, 10 se dice, que todo lo que es del Padre es también del Hijo: su
reino, su gloria, su trono y también su poder. Y en Ap 5, 13-14 toda la creación
proclama el mismo poder para el Padre y el Hijo: “Al que está sentado en el trono y al
Cordero, alabanza, honor, gloria y poder por los siglos de los siglos”.
Así que, podemos estar seguros que, cuando comenzó la creación, el Hijo de Dios no
había tomado naturaleza humana, sólo existía en cuanto a su naturaleza divina, y que no
actuó con un poder inferior al Padre, sino con el mismo poder que el Padre, puesto que
no tenía otro.
Jesús declaró: “El Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al
Padre: lo que hace él, eso también lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre quiere
al Hijo y le muestra todo lo que él hace” ( Jn 5, 19-20) Este pasaje no quiere decir que el
Hijo no tenga el mismo poder que el Padre, sino que el Hijo no hace nada que no esté en
comunión con el Padre, del mismo modo que el Padre nada hace por su cuenta, es decir,
sin estar en comunión con el Hijo, pues no hace nada, sin mostrárselo al Hijo. Por eso,
refiriéndose al Hijo (la Palabra de Dios), el apóstol Juan afirma: “Todo se hizo por ella
y sin ella no se hizo nada de cuanto existe” (Jn 1, 3).
Así que, no es verdad que, en la creación, el Hijo de Dios, era un mero ayudante o socio
menor del Padre, como enseñan nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖.

(5) El Hijo de Dios fue engendrado, no creado.


Ciertamente que, los que profesamos la fe en la Trinidad, afirmamos, que el Hijo es
eterno como el Padre. Pero, preguntan nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖:
«¿Cómo puede alguien ser hijo y a la misma vez tener la misma edad de su padre?»
Respondemos: Que Dios no tiene edad, sino eternidad. Y el Hijo fue engendrado por el
Padre desde toda la eternidad. Pero, ¿no se entiende? ¿No tiene lógica la respuesta?
¡Claro que no! Porque no podemos medir los misterios de Dios con la lógica humana. ¿O
acaso puede alguien explicar con lógica humana, cómo es que María siendo virgen, sea
la madre de Jesús; y que, en cuanto a su naturaleza divina él existía antes que ella y antes
que Abraham? (Jn 8, 58). Explíquele estas cuestiones a alguien que no tiene fe, y a ver si
le encuentra lógica.
Ciertamente que, los que profesamos la fe en la Trinidad, afirmamos, que el Hijo fue
engendrado por el Padre, y sostenemos que el Hijo no tuvo origen, no tuvo principio.

- 63 -
Pero, preguntan nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖:
«¿Le parece lógico eso? ¿Puede un hombre pasar vida a un hijo sin engendrarlo?»
Respondemos: las preguntas anteriores no están bien formuladas. Porque, la Iglesia no
niega que Jesucristo haya sido engendrado por el Padre, más aún, en el resumen de la fe
católica, llamado ―Credo‖, confiesa que fue ―ENGENDRADO, no creado, de la misma
naturaleza del Padre…‖ Además incurren en otros graves errores, pues al preguntar, si
un hombre puede pasar vida a un hijo sin engendrarlo, se olvidan que, el que engendra al
Hijo de Dios, es Dios, y no un hombre.
Por otro lado, el Hijo de Dios no necesita que se le pase vida, porque: él tiene la vida en
sí mismo (Jn 5, 26); más aún, él es la Vida (Jn 1, 4.9; 14, 6); él es la Vida eterna (1 Jn
1, 1-2). ¿Cómo se puede pasar vida a la Vida?
Si se nos revela, que el Hijo de Dios fue engendrado por el Padre, no lo entendamos a la
manera como un hombre engendra a su hijo, porque entendiéndolo así, tendríamos que
admitir muchas barbaridades como la siguiente: que para engendrar su Hijo, el Padre
requirió una hembra, porque entre seres humanos, para engendrar, se requiere del
concurso del varón y de la mujer. Y para estar seguros que el engendrar del Padre, no se
debe entender, a la manera humana, veamos lo que dice el Sal 2, 7: “Voy a anunciar el
decreto de Yahveh: El me ha dicho: Tú eres mi hijo; yo te he engendrado hoy‖.
Pero, ¿acaso puede un ser humano hablar en el mismo día en que fue engendrado?
Tampoco debemos pensar, que el Hijo de Dios tuvo comienzo un día y que, ese día
empezó a hablar.
Porque el ‗hoy‘ de Dios es la eternidad (Hb 13, 8).
Es evidente que, el Padre no engendró a su Hijo a la manera humana.
Elevemos nuestro espíritu siquiera un poco al plano de lo divino, y comprendamos que,
ahí no podemos aplicar nuestra lógica y nuestros juicios, como lo hacemos en el plano
humano. Porque si medimos todo con criterios humanos, diremos: que no es lógico que
Jesús haya nacido de la Virgen María sin concurso de varón; que no es lógico que haya
resucitado, etc.
Cuando se nos enseña, que nuestro Salvador fue engendrado, se nos quiere decir, que él
es de la misma sustancia o naturaleza del Padre que lo engendró. Y de ninguna manera
para inducirnos a pensar que el Hijo de Dios fue creado.
Sí, el Hijo de Dios fue engendrado por el Padre, pero no creado.
Los apóstoles afirman que el Hijo de Dios siempre ha existido, que es eterno.
Ampliamente hemos demostrado, que los argumentos presentados por nuestros
hermanos ―Testigos de Jehová‖ para afirmar que el Hijo de Dios es una creatura, son
inválidos.
Ahora, nos deleitaremos con algunos textos, donde Juan y Pablo claramente afirman que
el Hijo de Dios siempre ha existido, que es eterno:

- 64 -
El apóstol Juan declara, que Jesús siempre ha existido; que él es la Vida eterna:
1.- ―E n e l p r i n c i p i o e x i s t í a l a P a l a b r a y la Palabra estaba
con Dios‖ (Jn 1, 1).
2.- ―L o q u e e x i s t í a d e s d e e l p r i n c i p i o, lo que hemos oído,
lo que hemos visto con nuestro ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras
manos acerca de la Palabra de vida, pues la Vida se manifestó y nosotros la
hemos visto y damos testimonio y os anunciamos l a V i d a e t e r n a, que
estaba vuelta hacia el Padre y que se nos manifestó‖ (1Jn 1, 1-2).
3.- ―Nosotros estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el Dios
verdadero y l a V i d a e t e r n a” (1Jn 5, 20).
4.- ―Esta es l a v i d a e t e r n a; que te conozcan a ti, el único Dios
verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo‖ (Jn 17, 3).

5.- ―Vosotros investigáis las Escrituras, ya que pensáis tener en


ellas v i d a e t e r n a; ellas son las que dan testimonio de mí; y vosotros no
queréis venir a mi para tener vida‖ (Jn 5, 39-40).

6.- ―Si aceptamos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios.


Quien no cree a Dios le hace mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que
Dios ha dado acerca de su Hijo. Y este es el testimonio: que Dios nos ha
dado v i d a e t e r n a y esta vida está en su Hijo. Quien tiene al Hijo, tiene la
vida; quien no tiene al Hijo, no tiene la vida‖ (1Jn 5, 9.10-12).

No se necesita más que, tener una mente y un corazón despiertos, para entender lo que en
las citas anteriores hemos leído, sin embargo, me explayaré un poco:
En los primeros dos textos el apóstol Juan señala claramente: que el Hijo de Dios es la
Palabra; que ha existido siempre, que estaba con el Padre (obsérvese lo subrayado); que
él es la Palabra de vida, a quien oyeron, vieron y tocaron con sus manos los apóstoles;
que él es LA VIDA ETERNA que se manifestó.
En el tercer texto, vemos que el Dios verdadero es LA VIDA ETERNA.
De manera que tanto el Padre como el Hijo son la Vida eterna.
En el cuarto texto vemos: que todo el que conozca al Padre y al Hijo tiene vida eterna,
pues ambos son la vida eterna.
En los textos quinto y sexto vemos: que quien tiene al Hijo tiene al Padre, pero el que no
tiene al Hijo, tampoco tiene al Padre y no tiene vida eterna, porque el Padre y el Hijo son
la vida eterna, que siempre ha existido.

- 65 -
El apóstol Pablo declara que Jesús es eterno:
―El es Imagen de Dios invisible, Primogénito de toda la creación, porque en él
fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las
invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo
fue creado por él y para él, é l e x i s t e c o n a n t e r i o i d a d a t o d o,
y todo tiene en él su consistencia‖ (Col 1, 15-17).
―Y nuevamente al introducir a su Primogénito en el mundo dice: Y adórenle
todos los ángeles de Dios. Y También: Tú al comienzo, ¡oh Señor!, pusiste los
cimientos de la tierra, y obras de tus manos son los cielos. Ellos perecerán, mas
tú permaneces; todos como un vestido envejecerán; como un manto los
enrollarás, como un vestido, y serán cambiados. Pero t ú e r e s e l m i s m o
y t u s a ñ o s n o t e n d r á n f i n‖ (Hb 1, 6.10-12).
―En efecto, este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote de Dios Altísimo, que
salió al encuentro de Abraham cuando regresaba de la derrota de los reyes, y le
bendijo, al cual dio Abraham el diezmo de todo, y cuyo nombre significa, en
primer lugar, ‗rey de justicia‘ y, además, rey de Salem, es decir, ‗rey de paz‘,
sin padre, ni madre, ni genealogía,
s i n c o m i e n z o d e d í a s, n i f i n d e v i d a, asemejado al Hijo de
Dios, permanece sacerdote para siempre‖ (Hb 7, 1-3).
―Mirad ahora cuán grande éste, a quien el mismo Patriarca Abraham dio el
diezmo de entre lo mejor del botín. Es cierto que los hijos de Leví que reciben el
sacerdocio tienen orden según la Ley de percibir el diezmo del pueblo, es decir
de sus hermanos, aunque también proceden estos de la estirpe de Abraham; mas
aquél, sin pertenecer a su genealogía, recibió el diezmo de Abraham, y bendijo al
que tenía las promesas. Pues bien, es incuestionable que el inferior recibe la
bendición del superior. Y aquí, ciertamente, reciben el diezmo hombres
mortales, pero allí, u n o d e q u i e n s e a s e g u r a q u e v i v e‖ (Hb
7, 4-8).
“A y e r c o m o h o y, JESUCRISTO e s e l m i s m o y l o s e r á
s i e m p r e” (Hb 13, 8).
En Col 1, 15-17 Pablo manifiesta claramente que Jesucristo existe antes que todo lo
creado, es decir, que es eterno.
En los tres primeros pasajes de la epístola a los Hebreos, arriba presentados, notemos lo
resaltado con letra negrita; observemos cómo, todos esos textos tienen la intención de

- 66 -
descubrirnos: que Jesús es eterno, inmortal.
En Hb 7,1-3 se nos describe a Melquisedec, un sacerdote: sin padre, ni madre, sin
genealogía, sin principio ni fin, no contado entre los mortales (Hb 7, 4-8), es decir
eterno, y parecido al Hijo de Dios. Naturalmente que el autor de la carta a los Hebreos
sabe bien que no existen dos sacerdotes eternos (Hb 7, 20-24), sino que, Melquisedec es
figura, imagen del verdadero y único Sacerdote eterno, que es Jesucristo, quien en
verdad, como seguiremos explicando, es un ser eterno.
Centremos un momento nuestra atención en Hb 7, 1-3, ahí se nos asegura que
Melquisedec es sacerdote eterno, asemejado o parecido a Jesús. Pero, no se da esa
semejanza sólo por ser sacerdote para siempre, pues, Cristo ha hecho un reino de
sacerdotes (Ap 1, 6) y serán sacerdotes para siempre (Ap 22, 5), mas esos sacerdotes no
tienen la semejanza especial con Melquisedec. Entonces, ¿en qué se le parece
Melquisedec a Jesús? Pues, precisamente en que es eterno; porque si Melquisedec no
fuera: sin padre, ni madre, sin genealogía, sin principio, ni fin, no tendría esa semejanza
especial con Jesús.
Sí, Melquisedec es: ―sin padre ni madre, ni genealogía, sin comienzo de días, ni fin
de vida, asemejado al Hijo de Dios‖ (Hb 7, 3).

Ahora bien, conocemos tres etapas de la existencia del Hijo de Dios:

1a Antes de venir al mundo: 2a Al venir al mundo: 3a Después de resucitar:

El Hijo de Dios es: El Hijo de Dios se hace El Hijo de Dios,


―sin padre ni madre, ni hombre, y en cuanto tal, en cuanto hombre, para ser
genealogía, sin comienzo de tiene: un padre putativo, resucitado, antes tuvo un
días, ni fin de vida‖ (Hb 7, una madre, una genealogía, fin de vida (Mt 27, 50).
3). un comienzo de días (Mt 1,
1-17 ).

Ayudados de las columnas anteriores, podemos comprender más fácilmente en qué etapa
de la existencia de Jesús, se le asemeja Melquisdedec:
Es claro que, Melquisedec no es ningún ser que haya tenido fin de vida y resucitado, así
que, descartamos la posibilidad, de que se asemeje a Jesús en la 3ª etapa de su existencia.
Al venir al mundo, el Hijo de Dios se encarnó en el seno de la Virgen María, se hizo
hombre, y en cuanto tal, tiene: un padre putativo, una madre, una genealogía, un
comienzo de días y un fin de vida (Mt 1,1-17; 27, 50); así que, en la 2ª etapa de la
existencia de Jesús, tampoco se da la semejanza con Melquisedec.
Sólo nos queda la 1ª etapa de la existencia del Hijo de Dios, es decir, antes de venir al
mundo; en ella ubicamos la semejanza de Melquisedec con Jesús; en ella localizamos la

- 67 -
eternidad del Hijo de Dios: sin padre, ni madre, ni genealogía, sin comienzo de días, ni
fin de vida.
Sí, antes de venir al mundo, el Hijo, en cuanto Dios, no tenía un padre y una madre como
los hombres, ni genealogía, ni comienzo de días, ni fin de vida.
Continuemos analizando los textos de la pág. 66.
En Hb 13, 8 encontramos como en resumen, declarada la eternidad del Hijo de Dios. Ahí
se nos patentiza que Jesucristo siempre ha sido, es, y será (eso mismo encontramos en
forma implícita en Hb 1, 6.10-12).
Queda claro que, el Hijo de Dios es eterno desde antes de venir al mundo, y que no es la
primera, ni ninguna criatura celestial creada directamente por el Padre, como afirman
nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖.
Sí, en las páginas 65 y 66 hemos visto que, tanto el apóstol Juan como el apóstol Pablo
declaran la eternidad de Jesús.
Por lo tanto, es necesario confesar con verdad y humildad, que:

Jesucristo es el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre, porque el Hijo y el Padre


son eternos.

- 68 -
CAPITULO XIII
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE EL PADRE Y EL HIJO SON EL ETERNO SANTUARIO

En los textos siguientes vemos, que tanto el Hijo como el Padre son el Santuario:

―Este dijo: Yo puedo destruir el S A N T U A R I O de Dios, y en tres días


edificarlo‖ (Mt 26, 61).

―Jesús les dijo: Destruid este S A N T U A R I O y en tres días lo levantaré. Pero


él hablaba del S A N T U A R I O de su cuerpo. Cuando resucitó, pues, de entre
los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso‖ (Jn 2,
19.21.22).

―La plaza de la ciudad es de oro puro, transparente como el cristal. Pero no


ví S A N T U A R I O alguno en ella; porque el Señor, el Dios Todopoderoso y
el Cordero, es su S A N T U A R I O‖ (Ap 21, 22).

Es interesante ver, cómo Ap 21, 22 presenta al Padre y al Hijo con el verbo ser, en
singular (es), reforzando la afirmación de Jesucristo: “Yo y el Padre somos uno” (Jn 10,
30).
Sí, en la ciudad del cielo, la Jerusalén celestial, el Padre y el Hijo son el Santuario eterno.
De manera que:

Jesucristo es el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre, porque el Padre y el Hijo


son el eterno Santuario.

- 69 -
CAPITULO XIV
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE ASI LO CONFESARON LOS APÓSTOLES

El apóstol Juan confiesa que Jesús es Dios:

―En el principio existía la Palabra,


y la Palabra estaba con Dios,
y l a P a l a b r a e r a D i o s‖ (Jn 1, 1).

El apóstol Tomás confiesa que Jesús es Dios:

―Tomás le contestó:
‗S e ñ o r m í o y D i o s m í o‟ Dícele Jesús: ‗Porque me has visto has
creído. Dichosos los que no ha visto y han creído‘ ‖ (Jn 20, 28-29).

El apóstol Pablo confiesa que Jesús es Dios:

―Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo: el cual, siendo de
c o n d i c i ó n d i v i n a, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios, sino que
se despojó de sí mismo, tomando condición de siervo, haciéndose semejante a
los hombres y apareciendo en su porte como hombre‖ (Flp 2, 5-7).

―Y nuevamente al introducir a su Primogénito en el mundo dice: a d ó r e n l e


todos los ángeles de Dios‖ (Hb 1, 6).

―Y los patriarcas: de los cuales también procede Cristo según la carne, el cual
está por encima de todas las cosas, D i o s b e n d i t o, p o r l o s s i g l o s‖
(Rm 9, 5).

―Aguardando la feliz esperanza y la Manifestación de gloria del gran D i o s y


S a l v a d o r nuestro Jesucristo‖ (Tt 2, 13).

Cualquiera pensaría, que los textos anteriores son suficientes, para que nuestros
hermanos ―Testigos de Jehová‖ descubran que Jesús es Dios, el Todopoderoso, lo mismo
que el Padre; sin embargo, no es así. A continuación veremos las objeciones que
presentan a los textos arriba presentados:

- 70 -
Objeciones con respecto a Jn 1, 1:

El Nuevo Testamento originalmente se escribió en Griego. Ahora bien, la traducción al


Español, de Jn 1, 1 en la Biblia de nuestros hermanos antes mencionados, aparece
diferente a como aparece en las Bíblias católicas. Observemos:

Traducción católica: Traducción de “Testigos de Jehova”:

―En el principio existía la Palabra, ―En [el] principio la Palabra era,


y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra estaba con Dios,
y la Palabra e r a D i o s‖ (Jn 1, 1). y la Palabra e r a u n d i o s‖ (Jn 1, 1).

En el apéndice 6A, págs 1578-1579 de su Biblia ―Traducción del Nuevo Mundo de las
Santas Escrituras‖, edición 1987, nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ presentan el
siguiente recuadro:

Jesús. –Alguien parecido a Dios; divino


Jn 1:1.—―Y la Palabra era un dios (parecido a Dios; divino)‖
Gr.: kai; qeo;" h\n oJ lovgo" (kai the-ós en ho ló-gos).

Y explican nuestros ―Testigos de Jehová‖, porqué traducen Jn 1,1 del Griego al Español,
de manera diferente a como traducen los católicos; señalan: que algunas traducciones
«usan expresiones como ―un dios‖, ―divino‖ o ―parecido a Dios‖ porque la palabra
griega qeo;" (the-ós) es un complemento predicativo en singular que aparece antes del
verbo y no está precedida por el artículo definido. Es un the-ós sin artículo. El Dios con
quien estaba originalmente la Palabra, el Verbo o Logos, está designado aquí por la
expresión griega oJ qeo;", es decir, the-ós precedido por el artículo definido ho. Es un
the-ós con artículo. La construcción del sustantivo con artículo señala a una identidad,
una personalidad, mientras que el complemento predicativo en singular y sin artículo que
precede al verbo señala a una cualidad de alguien. Por lo tanto, la declaración de Juan de
que la Palabra o Logos era ―un dios‖o ―divino‖ o ―parecido a Dios‖ no significa que él
era el Dios con quien estaba. Simplemente expresa cierta cualidad o atributo de la
Palabra, el Verbo o Logos, pero no lo identifica como quien fuera lo mismo que Dios».
A continuación presentamos nuestras respuestas a los argumentos u objeciones
presentadas por nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖, con respecto a Jn 1, 1; y con
las cuales niegan, que Jesús es el Dios Todopoderoso:

- 71 -
Jesucristo no puede ser alguien parecido a Dios.

A Yahveh le repugna, que a las creaturas se les considere como dioses, y sobre todo que
a él lo comparen con alguna de ellas, por eso dice: “Hasta vuestra vejez, yo seré el
mismo, ¿A quién me asemejaréis para que seamos parecidos. Yo soy Dios, y no hay otro.
Yo soy Dios, y no hay quien sea semejante a mí” (Is 46, 4.5.9).
Si Jesús fuera una creatura, no sería correcto considerarlo como un dios; y no podría ser
alguien que se le parece a Dios, pues, ningún ―dios‖ es parecido, ni comparable al Dios
verdadero.
Si Jesús fuera una creatura, el apóstol Juan no lo llamaría un dios, pues estaría cayendo
en la idolatría, en contra del mandato de Yahveh, que dice: “No habrá para ti otros
dioses delante de mí” (Dt 5, 7); “no haya en ti dios extranjero, no te postres ante dios
extraño” (Sal 81, 10).
Tampoco puede ser Jesús un ser ―divino‖ o ―dios‖ creado, pues, Yahveh mismo ha
dicho: “Antes de mí no fue formado otro dios, ni después de mí lo habrá” (Is 43, 10).
De manera que, cuando el apóstol Juan declara, que Jesús es Dios, no lo está presentando
como alguien que sólo se le parece a Dios, o como un dios creado, sino que lo está
declarando Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre.

Afirmación equivocada de nuestros hermanos “Testigos de Jehová”.

«El Dios con quien estaba originalmente la Palabra, el Verbo o Logos, está designado
aquí (en Jn 1,1) por la expresión griega oJ qeo;", es decir, the-ós está precedido por el
artículo definido ho. Es un the-ós con artículo». Esta afirmación está equivocada, porque
para la expresión: ―con Dios‖, en Griego no se utiliza oJ qeo;" (ho the-ós), sino
to;n qeovn (Thon Theon). Observemos:

kai; oJ lovgo" h\n pro;" to;n qeovn, kai; qeo;" h\n oJ lovgo".
y la Palabra estaba con Dios y Dios era la Palabra.

Las observaciones gramaticales que señalan nuestros “Testigos de Jehová”, no


tienen consistencia.
Fijémonos bien, cómo se escriben en griego, el artículo definido, y la palabra ‗Dios‘:

oJ = artículo definido.

qeo;" = Dios.

- 72 -
Ahora bien, nuestros hermanos antes señalados sostienen, que Jesucristo es ―un dios‖, y
no el Dios verdadero, puesto que, cuando en Jn 1, 1 se le menciona como Dios, el
término griego qeo;" The-ós) no lleva antes el artículo definido oJ (ho). Observemos el
texto en Griego: kai; qeo;" h\n oJ lovgo". (Jn 1, 1).
Respondemos: Es verdad que cuando en griego, un sustantivo no lleva antes el artículo
definido, se puede sobrentender que antes de dicho sustantivo existe un artículo
indefinido, pero no forzosamente.
En las Santas Escrituras, en su versión griega, encontramos varios pasajes, en que se
menciona al Padre como Dios, y el término griego qeo;"The-ós) no lleva antes el
artículo definido oJ (ho); y sin embargo, el término qeo;"The-ós) se refiere al
verdadero Dios, y no a un dios creado. Observemos los siguientes casos (los que están
sombreados, se han colocado sólo para comparar):

Mc 12, 27 oujk e[stin qeo;" nekrw'n ajlla; zwvntwn.


No es Dios de muertos sino de vivos.

Mt 22, 32 oujk e[stin [oJ ] qeo;" nekrw'n ajlla; zwvntwn.


No es Dios de muertos sino de vivos.

Lc 20, 38 qeo;" de; oujk e[stin nekrw'n ajlla; zwvntwn.


No es Dios de muertos sino de vivos.

Fijémonos en los textos anteriores: mientras que en Mt 22, 32 se utiliza el artículo


definido oJ (ho) antes de qeo;"The-ós), para mencionar al Padre como Dios, en Mc 12,
27 y Lc 20, 38 no se utiliza.

Comparemos los siguientes dos textos:

2 Co 5, 19 wJ" o{ti qeo;" h\n ejn Cristw'/ kovsmon katallavsswn eJautw'/.


Como que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo
el mundo.

1 Jn 4, 8 o{ti oJ qeo;" ajgavph ejstivn.


Porque Dios es
amor.

- 73 -
En los dos últimos textos de la página anterior nos damos cuenta cómo, en 2 Co 5, 19 no
se utiliza el artículo definido oJ (ho) antes de qeo;"The-ós), en cambio sí se utiliza en 1
Jn 4, 8 para mencionar al Padre como Dios.

Ga 6, 7 Mh; plana'sqe, qeo;" ouj mukthrivzetai.


No os engañéis, con Dios no se juega.

Flp 2, 13 qeo;" gavr ejstin oJ ejnergw'n ejn uJmi'n.


Dios en efecto es quien obra en nosotros.

En los dos textos anteriores claramente podemos ver, que no se utiliza el artículo
definido oJ (ho) antes de qeo;"The-ós), para mencionar al Padre como Dios.

2 Co 1, 3 oJ path;r tw'n oijktirmw'n kai; qeo;" pavsh" paraklhvsew".


Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo.

Jn 1, 1 kai; oJ lovgo" h\n pro;" to;n qeovn, kai; qeo;" h\n oJ lovgo".
y la Palabra estaba con Dios y Dios era la Palabra.

Ahora fijémonos que, así como en 2 Co 1, 3 no se utiliza el artículo definido oJ (ho)


antes de qeo;"The-ós), para mencionar al Padre como Dios, del mismo modo en Jn 1, 1
no se utiliza dicho artículo, para mencionar al Hijo como Dios.

Hemos visto varios casos en que, la Escritura en su versión griega, para mencionar al
Padre como Dios, no utiliza el artículo definido oJ (ho) antes de qeo;"The-ós).
Así que, el hecho de que en Jn 1, 1 el término griego qeo;" (The-ós) no lleve antes el
artículo definido oJ (ho), no implica que no se refiera al Dios verdadero, y que la
traducción al español forzosamente tenga que ser, ―un dios‖.

Jesús es declarado Dios, con y sin el artículo definido oJ (ho), antes de qeo;" (the-ós).
Comparemos las siguientes expresiones en griego:
O kuvriov" mou kai; oJ qeov" mou (Jn 20, 28).
―Señor mío y Dios mío‖.

kai; qeo;" h\n oJ lovgo" (Jn 1, 1).


―Y Dios era la Palabra‖.

- 74 -
En la pág. anterior, nótese que, en Jn 1, 1 el término, Theós no lleva antes el artículo
definido (ho). Pero en Jn 20, 28 el término Theós sí lleva antes el artículo definido ho.

En el primer caso aparece kai; oJ qeov".


En el segundo caso aparece kai; qeo;".

Así que, si la condición para que nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ acepten a
Jesús, como el Dios verdadero es que, cuando se le llame Dios, el término griego qeo;"
(the-ós)lleve antes el artículo definido oJ (ho), en el primer caso antes presentado, se
cumple dicha condición, es decir, cuando el apóstol Tomás confiesa a Jesús: ―Señor mío
y Dios mío‖ (Jn 20, 28).
Por lo tanto, ya no hay razón para negar, que Jesús es el Dios Todopoderoso, lo mismo
que el Padre.

Objeciones con respecto a Jn 20, 28:

Para los católicos y muchos hermanos no católicos, está muy claro que Tomás estaba
reconociendo a Jesús como verdadero Dios y Señor. Pero nuestros hermanos ―Testigos
de Jehová‖ no lo ven así, y por eso, la exclamación de Tomás: ―Señor mío y Dios mío‖,
la explican diciendo:
«Para Tomás, Jesús era como ―un dios‖, especialmente en las circunstancias milagrosas
que impulsaron a Tomás a expresarse como lo hizo. Algunos eruditos sugieren que es
posible que Tomás sencillamente saliera con una exclamación emocional de asombro,
hablada a Jesús, pero dirigida a Dios. Fuera una cosa o la otra, Tomás no pensaba que
Jesús fuera el Dios Todopoderoso, porque él y los demás apóstoles sabían que Jesús
nunca había afirmado ser Dios, sino que enseñó que sólo Jehová es ―el único Dios
verdadero‖. (Jn 17:3)» (―¿Debería creer usted en la Trinidad?‖, pág. 29, 1989).

Primera respuesta a las objeciones con respecto a Jn 20, 28:

Nuestros hermanos antes mencionados argumentan: que en Jn 1,1 el apóstol declaró que
Jesús era ―un dios‖, y no el Dios verdadero, puesto que en ese texto el término griego
qeo;" (the-ós), que significa Dios, aparece sin el artículo definido oJ (ho).
Con respecto a Jn 20, 28-29 argumentan: que «para Tomás, Jesús era como ―un dios‖»,
pues, el asombro, de ver al Señor resucitado, le impulsó a exclamar: ―Señor mío y Dios
mío‖.
Pero, el argumento que utilizan para negar, que en Jn 1, 1 a Jesús se le declara Dios
verdadero, invalida el argumento que presentan para negar, que en Jn 20, 28 a Jesús se le
declara Dios verdadero, puesto que, como ya hemos visto, en este texto el término griego
qeo;" (the-ós) aparece con el artículo definido oJ (ho).

- 75 -
Por lo tanto, no es verdad que «para Tomás, Jesús era como ―un dios‖»; pues de acuerdo
con las reglas dadas por nuestros ―Testigos de Jehová‖ (ver pág. 71), al menos el término
griego qeo;"The-ós) no debería llevar antes el artículo definido oJ (ho).
Además, el apóstol Tomás no era alguien, que se dejaba deslumbrar fácilmente; era muy
precavido, como para auto-engañarse, pues, no creyó a los demás apóstoles, cuando le
dijeron que Jesús había resucitado y que se les había aparecido (Jn 20, 24-25). Así que,
no vamos a creer, que al ver a Jesús resucitado, lo estaba exaltando, como si fuera ―un
gran dios‖, cayendo en la idolatría.
Jesús por su parte, hubiera corregido el error, y no hubiera permitido que Tomás le
llamara ―dios‖, porque eso sería robarle la gloria a Yahveh Dios; mas al contrario, Jesús
le manifiesta al apóstol, que eso que ha creído y confesado, es porque lo ha visto
resucitado. Que otros creerán lo mismo, sin haber visto y serán dichosos (Jn 20, 29).
El Padre eterno tampoco hubiera permitido, que a Jesús se le llamara ―un dios‖, y que el
Hijo aceptara tal título, pues, esto sería una blasfemia que debe castigarse terriblemente
(Ez 28, 2.6-10). Veamos cómo se castigó a Herodes cuando aceptó que le llamaran ―un
dios‖:
―El día señalado, Herodes, regiamente vestido y sentado en la tribuna, les
arengaba. Entonces el pueblo se puso a aclamarle: ¡Es un dios el que habla, no
un hombre! Pero inmediatamente le hirió el Ángel del Señor porque no había
dado la gloria a Dios; y convertido en pasto de gusanos, expiró‖ (Hch 12,21-23).
Queda totalmente descartada la posibilidad, de que en Jn 20, 28 el apóstol Tomás,
estuviera considerando al Señor Jesús resucitado, como ―un dios‖.
Así que desechamos la primera explicación que dan nuestros hermanos ―Testigos de
Jehová‖, a la exclamación de Tomás: ―Señor mío y Dios mío‖.
Segunda respuesta a las objeciones con respecto a Jn 20, 28:
Me quedo asombrado, de la habilidad que tienen nuestros amigos ―Testigos de Jehová‖,
para aferrarse, y no reconocer al Hijo de Dios, como verdadero Dios. Porque la segunda
explicación que dan en su revista arriba citada, para negar, que el apóstol Tomás está
aclamando a Jesús, verdadero Señor y Dios, es de los más ingenioso que he encontrado.
Dicen que posiblemente el apóstol, maravillado de haber visto a Jesús resucitado, lanzó
una «exclamación emocional de asombro, hablada a Jesús, pero dirigida a Dios».
¿De dónde sacan tal posibilidad los ―eruditos‖ ―Testigos de Jehová‖? Cuando un gato se
ve acorralado, intenta escapar por cualquier salida. En este texto (Jn 20, 28-29), nuestros
hermanos se han visto acorralados por la verdad. Cualquier buen lector comprende que el
apóstol Tomás está confesando a Jesús como verdadero Dios y Señor.

- 76 -
Pero, veamos con toda claridad que, la confesión de Tomás está dirigida a Jesús y no al
Padre. Comparemos la confesión de Natanael con la del apóstol Tomás:
―Le respondió Natanael: ‗Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de
Israel‘* Jesús le contestó: ‗¿Por haberte dicho que te vi debajo de la
higuera, crees? Has de ver cosas mayores‟ ” (Jn 1, 49-50).
―Tomás le contestó: ‗S e ñ o r m í o y D i o s m í o‘ Dícele Jesús:
„Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han
creído‟ ” (Jn 20, 28-29).
En los dos textos anteriores podemos apreciar claramente que, tanto Natanael como
Tomás dirigen su confesión a Jesús, pues la forma en que responde el Señor a ambos
discípulos es la misma; confirmando implícitamente: que él es el Hijo de Dios, el Rey de
Israel; que él es Señor mío y Dios mío.
Así que, la confesión de Tomás en Jn 20, 28 está dirigida a Jesús y no al Padre.

Objeciones con respecto a Hb 1, 6:


En ediciones posteriores a 1967, de su Biblia ―Traducción del Nuevo Mundo de las
Santas Escrituras‖, Hb 1, 6 dice: ―Y que todos los ángeles de Dios le rindan homenaje‖.
De esta manera, muchos no se dan cuenta que Jesucristo debe ser adorado, como lo que
es, el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre.
Pero en su Biblia ―Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras‖, edición 1967,
Hb 1, 6 dice lo mismo que en las Bíblias católicas: ―Y que todos los ángeles de Dios le
adoren‖.
El texto Hb 1,6 es contundente, pues el mandato del Padre es, que todos los ángeles
adoren al Hijo. Así que, claramente está declarando, que el Hijo es Dios Todopoderoso,
lo mismo que el Padre, porque sólo al Dios verdadero se debe adorar (Mt 4,10; Ap
19,10; 22,9). ¿O acaso dirán nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖, que también el
Padre estaba deslumbrado, y que para él, Jesús era como ―un dios‖?

Objeciones con respecto a Rm 9, 5; Tt 2, 13:


En su Biblia (―Traducción del Nuevo Mundo‖) cambian con maravillosa agilidad la
traducción de los textos, y aparece de la siguiente manera:
―A quienes pertenecen los antepasados y de quienes [provino] el Cristo según la
carne: Dios, que está sobre todos, [sea] bendito para siempre. Amén‖ (Rm 9, 5).

*Esta confesión equivale a decir: ‗tú eres el Dios verdadero‘ (ver capítulo V de éste libro).

- 77 -
―Mientras aguardamos la feliz esperanza y la gloriosa manifestación del gran
Dios y de[l] Salvador nuestro, Cristo Jesús‖ (Tt 2, 13).

Respondemos:
Es de comprenderse, que nuestros hermanos ―Testigos e Jehová‖ cambien la traducción
de los textos en que se declara que Jesús es el Dios verdadero, lo mismo que el Padre;
puesto que tienen que defender a capa y espada, lo que hasta ahora han venido
enseñando: que Jesucristo es ―un dios‖ y no el Dios Todopoderoso.

Únicamente en sentido despectivo, el apóstol Pablo llama dios a Satanás (2 Co 4, 4),


pero en realidad no lo considera como un dios.
En ninguna parte de la Escritura encontramos a alguno de los amigos de Dios, cayendo
en la idolatría y considerando como un dios a alguna creatura; mucho menos lo iban a
hacer sus apóstoles. Así que, si Tomás, Juan y Pablo le llamaron Dios a Jesús, es porque
sabían que Jesús es el verdadero Dios, lo mismo que el Padre.
Queda claro, que:

Jesucristo es el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre, porque así lo confesaron los
Apóstoles.

- 78 -
CAPITULO XV
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE EL HIJO Y EL PADRE SON EL ÚNICO DIOS

En su publicación ―¿Debería creer usted en la Trinidad?‖ (págs. 28-29 ed. 1989),


nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖, entre otras cosas, enseñan:

1. Que no hay ningún conflicto con la enseñanza bíblica de que hay un solo Dios,
«al decir que Jesucristo es ―un dios‖»; puesto que en muchas ocasiones se ha
utilizado el término ―dios‖ para aludir a otras criaturas.

2. Que por su posición singular con relación a Yahveh, Jesús es ―un Dios
Poderoso‖, puesto que Jesucristo ocupa una posición mucho más elevada que los
ángeles y los hombres imperfectos, o Satanás.

3. Que el hecho de escribir que Jesucristo es Dios con ―D‖ mayúscula, no indica
que él sea Dios igual a Yahveh.

4. Que «aunque a Jesús se le llamó ―Poderoso‖, sólo puede haber uno que sea
―Todopoderoso‖. Carecería de importancia llamar ―Todopoderoso‖ a Jehová
Dios si no existieran otros a quienes también se llamara dioses, pero que
ocuparan una posición subalterna o inferior».

Respuestas a las enseñanzas anteriores:

Tanto Jesucristo como el Padre están descartados de ser creaturas, que reciben
el nombre de “dioses o señores”.

En las páginas que siguientes veremos: que al Hijo y al Padre se les llama Dios;
que se les llama Señor; que a ciertas creaturas se les llama dioses y señores; y que
tanto el Padre como el Hijo están totalmente descartados de ser creaturas, que
reciben el nombre de dioses o señores:

- 79 -
Al Hijo y al Padre se les llama Dios:

El Hijo es Dios: El Padre es Dios:

―Porque un niño nos ha nacido, un hijo ―Yahveh, Dios Sebaot, ¿quién como
se nos ha dado. Estará el señorío sobre tú?, poderoso eres, Yahveh‖ (Sal 89,
su hombro, y se llamará su nombre 9).
‗Maravilla de Consejero‘, ‗Dios Fuerte‘ ‖
(Is 9, 5).

―En el principio existía la Palabra y la ―En el principio creó Dios los cielos y
Palabra estaba con Dios, y la Palabra la tierra‖ (Gn 1, 1).
era Dios. Todo se hizo por ella y sin
ella no se hizo nada de cuanto existe‖
(Jn 1, 1.3).

―Tomás le contestó: ―¡Tus altares, oh Yahveh Sebaot,


‗Señor mío y Dios mío‘. Dícele Jesús: Rey mío y Dios mío!‖ (Sal 84, 4).
‗Porque me has visto has creído.
Dichosos los que no ha visto y han
creído‘ ‖ (Jn 20, 28-29).

―Y los patriarcas: de los cuales también “Bendito sea el Dios y Padre de


procede Cristo según la carne, el cual nuestro Señor Jesucristo, que nos ha
está por encima de todas las cosas, Dios bendecido con toda clase de
bendito, por los siglos‖ (Rm 9, 5). bendiciones espirituales‖ (Ef 1, 3).

―Aguardando la feliz esperanza y la ―Pablo apóstol de Cristo Jesús, por


Manifestación de gloria del gran Dios y mandato de Dios nuestro salvador‖ (1
Salvador nuestro Jesucristo‖ (Tt 2, 13). Tm 1, 1).

- 80 -
Al Hijo y al Padre se les llama Señor:

El Hijo es Señor: El Padre es Señor:


―Para que al nombre de Jesús toda rodilla se ―El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay
doble en los cielos, en la tierra y en los en él, que es S E Ñ O R del cielo y de la
abismos, y toda lengua confiese que Cristo tierra, no habita en santuarios fabricados por
Jesús es S E Ñ O R para gloria de Dios manos humana‖ (Hch 17, 24).
Padre‖ (Flp 2, 10-11).

―Aun cuando se les dé el nombre de dioses, ¡―Oh Yahveh, S E Ñ O R nuestro, qué


bien en el cielo bien en la tierra, de forma glorioso tu nombre por toda la tierra! Tú
que hay multitud de dioses y señores, para que exaltaste tu majestad sobre los cielos‖
nosotros no hay más que un solo Dios, el (Sal 8, 2).
Padre, del cual proceden todas las cosas y
para el cual somos; y un solo S E Ñ O R, ―Yo te bendigo, Padre S E Ñ O R del
Jesucristo‖ (1 Co 8, 5.6). cielo y de la tierra‖ (Lc 10, 21).
―Sepa, pues, con certeza toda la casa de ―Al oírlo, todos a una elevaron su voz a
Israel que Dios ha constituido S E Ñ O R Dios y dijeron: S E Ñ O R, tú que hiciste
y Cristo a este Jesús a quien vosotros el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay
habéis crucificado‖ (Hch 2, 36). en ellos‖ (Hch 4, 24).
―Porque, si confiesas con tu boca que Jesús
es S E Ñ O R y crees en tu corazón que ―Te has engreído contra el S E Ñ O R del
Dios le resucitó de entre los muertos, serás cielo‖ (Dn 5, 23).
salvo‖ (Rm 10, 9).
―Manifestación que a su debido tiempo
hará ostensible el Bienaventurado y único ―Yahveh vuestro Dios es el Dios de los
Soberano, el Rey de reyes y el S E Ñ O R dioses y el S E Ñ O R d e s e ñ o r e s,
d e l o s s e ñ o r e s, el único que posee el Dios grande, poderoso y temible‖ (Dt
Inmortalidad‖ (Tm 6, 15.16). 10, 17).
―Estos harán la guerra al Cordero, pero el ―¡Dad gracias al Dios de los dioses… dad
Cordero, como es S E Ñ O R d e gracias al S E Ñ O R d e l o s s e ñ o r e s,
s e ñ o r e s y R e y de Reyes, los vencerá porque es eterno su amor‖ (Sal 136, 2-3).
en unión con los suyos‖ (Ap 17, 14).
―El rey ... dijo a Daniel: Verdaderamente
―Lleva un nombre... en su muslo: Rey de vuestro Dios es el Dios de los dioses y el
Reyes y S E Ñ O R d e S e ñ o r e s‖ S E Ñ O R d e l o s r e y e s‖ (Dn 2,
(Ap 19, 13.16). 47).

- 81 -
A ciertas creaturas se les llama dioses:

A los ídolos: ―Los tomó él de sus manos, hizo un molde y fundió un becerro.
Entonces ellos exclamaron: ‗Este es tu Dios, Israel‘ ‖ (Ex 32, 4).

A los ángeles de Dios: ―¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes…?


Apenas inferior a un dios le hiciste‖ (Sal 8, 5.6).

―Pues atestiguó alguien en algún lugar: ¿Qué es el hombre, que te


acuerdas de él? ¿O el hijo del hombre, que de él te preocupas? Le hiciste
por un poco inferior a los ángeles‖ (Hb 2, 6.7).

A Satanás: ―Para los incrédulos, cuyo entendimiento cegó el dios de este


mundo para impedir que vean brillar el resplandor del Evangelio de la
gloria de Cristo, que es imagen de Dios‖ (2 Co 4, 4).

A Moisés: ―Entonces se encendió la ira de Yahveh contra Moisés y le


dijo: ¿No tienes a tu hermano Aarón el levita? El hablará por ti al pueblo,
él será tu boca y tú serás su dios‖ (Ex 4, 14.16).

―Dijo Yahveh a Moisés: ‗Mira que te he constituido como dios para


Faraón y Aarón, tu hermano será tu profeta‘ ‖ (Ex 7, 1).

A los jueces de Israel: ―¿De veras, dioses, pronunciáis justicia, juzgáis


según derecho a los hijos de Adán? No, que de corazón cometéis
injusticias…‖ (Sal 58, 2.3).

―Dios se levanta en la asamblea divina, en medio de los dioses juzga:


‗¿Hasta cuándo juzgaréis inicuamente, y haréis acepción de los impíos?‘ Yo
había dicho: ‗¡Vosotros, dioses sois, todos vosotros, hijos del Altísimo!‘. Mas
ahora, como el hombre moriréis‖ (Sal 82, 1-2.6-7).

A algunos hombres por confusión: ―La gente, al ver lo que Pablo había
hecho, empezó a gritar en licaonio: ‗Los dioses han bajado hasta nosotros
en figura de hombres‘ ‖ (Hch 14, 11).

- 82 -
―Ellos estaban esperando que se hincharía o que caería muerto de repente; pero
después de esperar largo tiempo y viendo que no le ocurría nada anormal,
cambiaron de parecer y empezaron a decir que era un dios‖ (Hch 28, 6).
―El día señalado, Herodes, regiamente vestido y sentado en la tribuna, les
arengaba. Entonces el pueblo se puso a aclamarle: ‗¡Es un dios el que habla, no
un hombre!‘. Pero inmediatamente le hirió el Ángel del Señor porque no había
dado la gloria a Dios; y convertido en pasto de gusanos, expiró‖ (Hch 12, 21-23).
Bueno, en las páginas 80 y 81 hemos visto: que tanto al Hijo como al Padre, la Escritura
les llama Dios, que les llama Señor. Y, de acuerdo con los textos de las páginas 82 y 83,
tienen razón nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖, cuando aseveran, que a ciertas
creaturas, se les alude con el término ―dios‖; que sin embargo ninguna de ellas es el Dios
verdadero. Pero, ¿tendrán razón, al afirmar que Jesús es una de esas creaturas llamadas
―dioses‖?
¡Naturalmente que no!
Tanto el Padre como el Hijo están descartados de ser creaturas, que reciben el nombre
de “dioses o señores”:
Si Jesús fuera una creatura, no se le podría tratar como un dios. Sabemos que, aunque a
ciertas creaturas en la Biblia se les llama dioses, a ninguna de ellas se le debe considerar
como un dios; pues en Ex 20, 3 y Dt 5,7 Yahveh dice: “No habrá para ti otros dioses
delante de mí”.
Sí, está prohibidísimo invocar como dios a alguna creatura. Cuando los israelitas
llamaron dios, al ídolo hecho por Aarón, de inmediato fueron reprendidos por Yahveh
(Ex 32, 9.10).
Cuando por confusión se ha querido tratar como dioses a los ángeles, ellos mismos han
corregido (Ap 22, 8-9).
A ningún hombre justo se le ocurrirá declarar, que Satanás es su dios (2 Co 4, 4).
Ni Aarón, ni el faraón llamaron dios a Moisés (Ex 4,14.16; 7, 1).
Ningún israelita declaró, que alguno de sus jueces era su dios (Sal 58, 2.3).
Cuando por confusión a Pablo y a Bernabé se les llamó dioses, rechazaron de inmediato
el título (Hch 14,11.15).
Cuando el rey Herodes permitió que le llamaran dios, fue castigado de inmediato (Hch
12, 21-23).
De manera que, cualquier hombre que se deje llamar dios, o que considere como un dios
a alguna creatura, se convierte en enemigo del Dios verdadero, pues estará intentando
robarle su gloria, y será terriblemente castigado (Ez 28, 2.6-10), pues Yahveh es un Dios
celoso (Ex 20, 5) y dice: ―No cederé a otro mi gloria” (Is 48, 11).

- 83 -
Si Jesús fuera una creatura, a nadie le estaría permitido tratarlo como un dios; y a Jesús
no le estaría permitido dejarse llamar con ese título. En cambio, cuando Tomás le llamó
Señor mío y Dios mío (Jn 20, 28-29), Jesús no rechazó la confesión del apóstol.
Ninguna de las creaturas llamadas dioses puede recibir adoración. Si Jesús fuera una
creatura a la que se le da el nombre de dios, no podría ser adorado; pero el Padre, ―al
introducir a su Primogénito en el mundo dice: Y adórenle todos los ángeles de Dios‖
(Hb 1, 6).
¡Nadie se engañe, Jesucristo no es ninguna creatura!
Si hemos visto que los apóstoles han llamado Dios a Jesús, y que él ha permitido que le
llamen así, eso significa, que él es Dios verdadero, lo mismo que el Padre; de lo
contrario, tanto los apóstoles como Jesús, estarían robando la gloria al Dios verdadero y
serían abiertamente sus enemigos.
Pero, constatemos que Jesucristo no es ninguna creatura, a la que se le da el nombre de
dios; mirando que, tanto el Padre como el Hijo están totalmente descartados de ser
creaturas que reciben el nombre de dioses o señores:

―Porque nada son todos los dioses de los pueblos, mas Yahveh los cielos hizo‖
(1 Cr 16, 26; Sal 96, 5).

―El ídolo no es nada en el mundo, y no hay más que un único Dios.


Pues aun cuando se les dé el nombre de dioses, bien en el cielo, bien en la tierra,
DE FORMA QUE HAY MULTITUD DE DIOSES Y SEÑORES, para nosotros no
hay más que un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para el
cual somos; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por el
cual somos nosotros‖ (1Co 8, 4-6).

Los textos bíblicos anteriores muestran con toda claridad, que el Padre y el Hijo están
totalmente descartados, de ser creaturas, que sólo llevan el nombre de ―dioses o señores‖,
pero que en realidad no lo son.
Por lo tanto, si al Hijo y al Padre se les llama Dios y se les llama Señor, es porque
realmente lo son.

Ser Dios, es lo mismo que ser Señor:

Hemos visto que el Hijo y el Padre realmente son Dios. Pero, ¿cómo se resuelve el
conflicto con la enseñanza bíblica: ―No hay más que un solo Dios, el Padre, y un solo
Señor, Jesucristo‖? (1Co 8, 6).
No existe ningún conflicto en la enseñanza bíblica anterior, porque ser Dios, es lo mismo
que ser Señor. Observemos los dos textos de la siguiente página:

- 84 -
―Dad gracias al Dios de los dioses, porque es eterno su amor;
dad gracias al Señor de los señores, porque es eterno su amor‖ (Sal 136, 2-3).

―Porque Yahveh vuestro Dios es el Dios de los dioses y el Señor de señores, el


Dios grande, poderoso y temible‖ (Dt 10, 17).

¿Quién no se da cuenta, que a Yahveh se le llama ―el Dios de los dioses‖ o ―el Señor de
los señores‖?
Por lo tanto, los términos ―Dios‖ y ―Señor‖ son equivalentes; ser Dios, es lo mismo que
ser Señor.
De manera que, llamar al Hijo, Señor o Dios, equivale a lo mismo; y llamar al Padre,
Señor o Dios, equivale a lo mismo.
Así que, el Padre es tan Dios y Señor, como el Hijo. Y el Hijo es tan Señor y Dios, como
el Padre.

Jesús es el Dios Todopoderoso, porque ocupa la misma posición del Padre.


Tienen razón nuestros hermanos ―Testigos de Jehová al afirmar, que Jesucristo no sería
el Dios Todopoderoso, sólo por escribirlo ―Dios‖, con ‗D‘ (mayúscula); pero tampoco
dejaría de ser el Dios Todopoderoso, sólo por escribirlo ―dios‖, con ‗d‘ (minúscula).
Pero, ¿tendrán razón nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖, al afirmar que Jesús es
―un Dios Poderoso‖, pero no el Dios Todopoderoso, sino que ocupa una posición
subalterna o inferior al Padre?
¡Ciertamente que no!
En los capítulos II, III, IV, y V de este libro, ya hemos visto: que el Hijo y el Padre
poseen el mismo reino, el mismo trono, la misma gloria y poder; que el Hijo es el Rey de
Israel, lo mismo que el Padre.
Así que, Jesucristo no sólo ocupa una posición mucho más elevada, que la que ocupan
las criaturas que llevan el nombre de ―dioses‖ (los ángeles, los hombres y Satanás), sino
que ocupa la misma posición que el Padre.
Además, Jesús declaró: ―Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra‖ (Mt 28,
18).
Si tiene todo el poder, entonces es Todopoderoso en el cielo y en la tierra.
Así, que no es verdad que Jesús es ―un Dios Poderoso‖, pero que ocupa una posición
subalterna o inferior al Padre.
¡Nadie se engañe!
Si Jesús ocupa la misma posición que el Padre y tiene todo el poder, ¿quién puede negar,
que el Hijo es Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre?

- 85 -
El Hijo y el Padre son el único Dios.
En la Biblia: ser el Primero y el Último, es lo mismo, que ser el único Dios.
Podemos comprender mejor el sentido de la expresión anterior, si pensamos en Juan el
Bautista: él fue el primero y el último hijo de Zacarías e Isabel (Lc 1, 5-7.11-13); es
decir, que ni antes ni después de Juan hubo algún otro hijo, sino que él fue el único.
Pues bien, el Padre eterno aclara, que él es el Primero y el Último Dios; que ni antes ni
después de él hubo algún otro; que él es el único:
―Antes de mí no fue formado otro dios, ni después de mí lo habrá‖ (Is 43, 10).
―Yo soy el Primero y el Último*, fuera de mí no hay ningún dios‖ (Is 44, 6).
Alguien preguntará: si los textos anteriores claramente afirman, que el Padre es el único
Dios, ¿acaso no están excluyendo al Hijo, de ser Dios como el Padre?
Y respondemos: ¡De ningún modo!
Es necesario leer la Escritura con cuidado, porque existen textos que aparentemente
excluyen al Hijo, de aquello que se predica como exclusivo del Padre; asimismo existen
textos que aparentemente excluyen al Padre, de aquello que se predica como exclusivo
del Hijo. Presentamos algunos ejemplos:

Textos que aparentemente excluyen al Padre:


Los textos del lado izquierdo aparentemente excluyen al Padre, de aquello que se afirma
como exclusivo del Hijo; pero los textos de la derecha constatan que no está excluido:

Sólo por el nombre de Jesús nos salvamos: También por el nombre del Padre nos
salvamos:
―Por su nombre, y por ningún otro,
tenéis a éste aquí sano, ante vosotros. ―Y sucederá que todo el que invoque el
Porque no hay bajo el cielo otro nombre Nombre de Yahveh será salvo‖ (Jl 3, 5).
dado a los hombres por el que nosotros
debamos salvarnos‖ (Hch 4, 10.12).

Únicamente el Hijo es el Maestro: También el Padre es el Maestro:


―Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar ―Está escrito en los profetas: Serán todos
‗Rabbí‘, porque uno solo es vuestro enseñados por Dios. Todo el que escucha
Maestro; y vosotros sois todos hermanos‖ al Padre y aprende, viene a mí‖ (Jn 6, 45).
(Mt 23, 8; Jn 13, 13).

*También el Hijo es el Primero y el Último (ver capítulo V de este trabajo).

- 86 -
El Hijo es nuestro único Dueño: También el Padre es nuestro Dueño:
―Son impíos que convierten en libertinaje ―Cuando venga, pues, el dueño de la viña,
la gracia de nuestro Dios y niegan al único ¿qué hará con aquellos labradores?‖ (Mt
Dueño y Señor nuestro Jesucristo‖ (Judas 21,40).
4).
―Hubo también en el pueblo falsos ―No ruego por el mundo, sino por los que
profetas, como habrá entre vosotros falsos tú me has dado, porque son tuyos; y todo
maestros que introducirán herejías lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío‖ (Jn
perniciosas y que, negando al Dueño que 17, 9.10).
los adquirió, atraerán sobre sí una rápida
destrucción‖ (2 P 2,1).

Únicamente el Hijo posee inmortalidad: También el Padre posee inmortalidad:


―Manifestación que a su debido tiempo hará ―Al Rey de los siglos, al Dios inmortal,
ostensible el Bienaventurado y único invisible y único, honor y gloria por los
Soberano, el Rey de reyes y el Señor de los siglos de los siglos. Amén‖ (1Tm 1, 17).
señores, el único que posee Inmortalidad,
a quien no ha visto ningún ser humano ni le
puede ver. A él el honor y el poder por
siempre. Amén‖ (Tm 6, 15-16).

Queda comprobado que existen textos que aparentemente excluyen al Padre, de aquello
que se predica como exclusivo del Hijo; pero realmente no lo excluyen. O, ¿acaso no
podemos ser salvados por el nombre del Padre? ¿Acaso el Padre no es nuestro Maestro?
¿Acaso el Padre no es nuestro Dueño? ¿Acaso el Padre no posee inmortalidad? ¡Claro
que sí!, los textos del lado derecho lo constatan.
De manera que, todo lo que se predica como exclusivo del Hijo, también debe predicarse
del Padre.
Textos que aparentemente excluyen al Hijo:
Los textos de la derecha aparentemente excluyen al Hijo, de aquello que se afirma como
exclusivo del Padre; pero los textos del lado izquierdo constatan que no está excluido:

También el Hijo es el Salvador: Únicamente el Padre es el Salvador:

―Aguardando la feliz esperanza y la ―Yo, yo soy Yahveh, y fuera de mí no


manifestación de la gloria del gran Dios y hay salvador‖ (Is 43, 11).
Salvador nuestro, Jesucristo‖ (Tt 2, 13).

- 87 -
También el Hijo conoce el corazón del Únicamente el Padre conoce el corazón
hombre: del hombre:
―Pero Jesús no se confiaba a ellos porque los ―Escucha tú desde los cielos, lugar de tu
conocía a todos y no tenía necesidad de que morada… Pues tú conoces su corazón y
se le diera testimonio acerca de los hombres, sólo tú conoces el corazón de todos los
pues él conocía lo que hay en el hombre‖ hijos de los hombres‖ (1 R 8, 39).
(Jn 2, 24-25).
―Así sabrán todas las Iglesias que yo soy ―¡Oh Yahveh Sebaot, juez de lo justo, que
el que sondea los riñones y los corazones‖ escrutas los riñones y el corazón‖
(Ap 2, 23). (Jr 11. 20; 17, 9.10; 20, 12; Sal 7,10).

También el Hijo es el Dios verdadero: Únicamente el Padre es el Dios verdadero


―En el principio existía la Palabra, ―Yahveh es el único Dios allá arriba en el
y la Palabra estaba con Dios, cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay
y la Palabra era Dios‖ (Jn 1, 1). otro‖ Dt 4, 39).
―Tomás le contestó: ‗Señor mío y Dios ―Esta es la vida eterna; que te conozcan a
mío‘. Dícele Jesús: ‗Porque me has visto has ti, el único Dios verdadero, y al que tú
creído‖ (Jn 20, 28.29). has enviado, Jesucristo‖ (Jn 17, 3).
―Manifestación que a su debido tiempo hará ―Al Rey de los siglos, al Dios inmortal,
ostensible el Bienaventurado y único invisible y único, honor y gloria por los
Soberano, el Rey de reyes y el Señor de los siglos de los siglos. Amén‖ (1Tm 1, 17).
señores, el único que posee Inmortalidad,
a quien no ha visto ningún ser humano ni le
puede ver. A él el honor y el poder por
siempre. Amén‖ (1Tm 6, 15-16).

Queda comprobado que existen textos que aparentemente excluyen al Hijo, de aquello
que se predica como exclusivo del Padre; pero realmente no lo excluyen. O, ¿acaso el
Hijo no es el Salvador? ¿Acaso el Hijo no conoce el corazón del hombre?¿Acaso el Hijo
no es el Dios verdadero? ¡Claro que sí!, los textos del lado izquierdo lo constatan.
De manera que, lo que se predica como exclusivo del Padre, también debe predicarse del
Hijo.

Por lo tanto, todos aquellos textos que declaran que el Padre es el único Dios, no
excluyen al Hijo de ser el verdadero Dios, lo mismo que el Padre.

- 88 -
¿O qué diremos, que los textos anteriores del lado derecho sí excluyen al Hijo, de ser el
único Dios, lo mismo que el Padre?
¡Claro que no! Porque si así fuera, entonces, el Padre quedaría excluido de ser Señor,
pues dice la Escritura:

―Para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre; y un solo Señor,
Jesucristo‖ (1 Co 8, 6).

Pero, ya hemos visto que existen textos que muestran claramente que Jesús es Dios (pág.
80), y que el Padre es Señor (pág. 81). Y si es cierto que el Padre es verdadero Señor, a
pesar de que se afirma que Jesucristo es el único Señor, entonces, también es cierto que
el Hijo es verdadero Dios, a pesar de que se afirma que el Padre es el único Dios.
Además en las páginas 84 y 85 también vimos que ser Dios, es lo mismo que ser Señor.
Así que ninguna enseñanza bíblica excluye a Jesús, de ser el verdadero Dios, lo mismo
que el Padre.

No hay conflicto con la enseñanza bíblica de que hay un único Dios.

Ya ha quedado demostrado, que tanto el Hijo como el Padre son verdaderamente Dios.
Pero, no puede haber dos Dioses verdaderos, pues la Escritura dice: “No hay más que
un único Dios” (1 Co 8, 4); ¿cómo se resuelve este gran conflicto?
No existe ningún conflicto con la enseñanza bíblica, de que hay un único Dios, puesto
que Jesús mismo declaró: ―El Padre y yo somos uno” (Jn 10, 30).
La afirmación de Jesús, de ser uno él y el Padre, no sólo se refiere a la profunda
comunión que existe entre ellos, sino también, a que, el Padre y el Hijo son lo mismo, el
único Señor o el único Dios verdadero.

Conclusión

Tienen razón nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖, al decir que no hay conflicto con
la enseñanza bíblica de que hay un solo Dios, cuando la Escritura declara que Jesús es
Dios, ya que él y el Padre son el único Dios; pero no tienen razón, al afirmar que Jesús es
una de esas creaturas, que reciben el nombre de dioses, pero que en realidad no lo son.
¡Nadie lo dude!

Jesucristo es el Dios todopoderoso, lo mismo que el Padre, porque el Hijo y el Padre


son el único Dios.

- 89 -
CAPITULO XVI
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE EL HIJO Y EL PADRE SON EL DIOS DE LOS DIOSES
En la columna del lado derecho encontramos algunas citas que, explícitamente declaran
que el Padre es ―el Dios de los dioses‖. En la columna del lado izquierdo encontramos
algunas citas que, implícitamente declaran que el Hijo es ―el Dios de los dioses‖:

El Hijo es el Dios de los dioses: El Padre es el Dios de los dioses:

―Manifestación que a su debido tiempo ―Dad gracias al Dios de los dioses, porque
hará ostensible el Bienaventurado y único es eterno su amor; dad gracias al Señor de
Soberano, el Rey de los reyes y el Señor los señores, porque es eterno su amor‖
de los señores‖ (Tm 6, 15). (Sal 136, 2-3).

―Estos harán la guerra al Cordero, pero el ―Verdaderamente vuestro Dios es el Dios


Cordero, como es Señor de señores y de los dioses y el Señor de los reyes‖ (Dn
Rey de Reyes, los vencerá en unión con los 2, 47).
suyos‖ (Ap 17, 14).

―Lleva escrito un nombre en su manto y en ―Yahveh vuestro Dios es el Dios de los


su muslo: Rey de Reyes y Señor de dioses y el Señor de los Señores‖ (Dt 10,
Señores‖ (Ap 19, 16). 17).

―Porque un niño nos ha nacido, una hijo se ―Porque Yahveh es un Dios grande, Rey
nos ha dado. Estará el señorío sobre su grande sobre todos los dioses‖ (Sal 95,
hombro, y se llamará su nombre ‗Maravilla 3).
de Consejero‘, ‗Dios Fuerte‘ ‖ (Is 9, 5).

―Subiendo a la altura, llevó cautivos y dio ―Que grande es Yahveh, y muy digno de
dones a los hombres. ¿Qué quiere decir alabanza, más temible que todos los
‗Subió‘ sino que también bajó a las dioses‖ (Sal 96, 4).
regiones inferiores de la tierra? Este que
bajó es el mismo que subió por encima de ―Porque tú eres Yahveh, el Altísimo sobre
todos los cielos, para llenarlo todo‖ (Ef 4, toda la tierra, muy por encima de los
8-10). dioses todos‖ (Sal 97, 9).

- 90 -
―Se sentó a la diestra de la Majestad en las ―Porque tú eres Yahveh, el Altísimo sobre
alturas, con una superioridad sobre los toda la tierra, muy por encima de los
ángeles tanto mayor cuanto más les supera dioses todos‖ (Sal 97, 9).
en el nombre que ha heredado‖ (Hb 1, 3-4).
―Yahveh, el Dios de los dioses‖ (Jos 22,
―Al introducir a su Primogénito en el
22).
mundo dice: Y adórenle todos los ángeles
de Dios‖ (Hb 1, 6). ―El Dios de los dioses, Yahveh,‖ (Sal 50,
1).
―Al ver de lejos a Jesús, corrió y se postró
ante él y gritó con gran voz: ¿Qué tengo yo ―¡Reina Yahveh!
contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te ¡Se avergüenzan los que sirven a ídolos,
conjuro que no me atormentes. Es que él le los que se glorían de vanidades; se
había dicho: Espíritu inmundo sal de este postran ante él todos los dioses!‖ (Sal
hombre‖ (Mc 5, 6-8). 97, 1.7).

―Y toda criatura, del cielo, de la tierra, de


debajo de la tierra y del mar, y todo lo que
hay en ellos, oí que respondían: „Al que está
sentado en el trono y al Cordero, alabanza, ―¡Reina Yahveh!
honor, gloria y potencia por los siglos de ¡Se avergüenzan los que sirven a ídolos,
los siglos‘. Y los cuatro Vivientes decían; los que se glorían de vanidades; se
‗Amén‘; y los Ancianos se postraron para postran ante él todos los dioses‖! (Sal
adorar‖ (Ap 5, 13-14). 97, 1.7).

¿Quiénes son los dioses?

En la Biblia se llama dioses a ciertas criaturas: a los ángeles de Dios (Sal 8, 5.6); a
Satanás (2 Co 4, 4); a algunas personas como a Moisés (Ex 4, 14.16; 7, 1), a los jueces
de Israel (Sal 58, 2.3; Sal 82, 1-2.6-7), a algunos hombres por confusión (Hch 14, 11; 28,
6); a los ídolos (Ex 32, 4), etc.

¿Quién es el Dios de los dioses?

En la Biblia se llama ―Dios de los dioses‖ al Dios verdadero, porque él está por encima
de todas las criaturas llamadas ―dioses‖.
Pero observemos en la página siguiente que, ser el Dios de los dioses, es lo mismo que
ser el Señor de los señores:

- 91 -
―Dad gracias al Dios de los dioses, porque es eterno su amor;
dad gracias al Señor de los señores, porque es eterno su amor‖ (Sal 136, 2-3).
―Porque Yahveh vuestro Dios es el Dios de los dioses y el Señor de señores, el
Dios grande, poderoso y temible‖ (Dt 10, 17).
¿Quién no se da cuenta, que a Yahveh se le llama ―el Dios de los dioses‖ o ―el Señor de
los señores‖?
Por lo tanto, decir: ―Dios de los dioses‖, o ―Señor de los señores‖, equivale a lo mismo.
Ahora bien, en las tres primeras citas de la pág. 90 vemos, que tanto al Hijo como al
Padre se les llama ―Señor de señores‖ y ―Rey de Reyes‖. Así que, implícitamente se está
declarando, que Jesús es ―el Dios de los dioses‖, como lo es el Padre.
Las demás citas de la pág. 90 y 91 también afirman implícitamente, que Jesús es ‗el Dios
de los dioses‘, lo mismo que el Padre. Sí, comparemos las citas que se refieren al Hijo
con las que se refieren al Padre, y descubramos que:
- Jesús es ―Dios Fuerte‖ (Is 9, 5.6), es Decir, es Dios Poderoso, con un señorío
tremendo sobre sus hombros, señorío sobre todas las creaturas, incluyendo
aquellas que se llaman dioses.
- Jesús es Altísimo, sobre todos los dioses, puesto que está a la misma altura
que el Padre; por encima de los ángeles, de Satanás y de toda criatura
llamada ―dios‖ (Ef 4, 8-10; Hb 1, 3-4).
- Lo mismo que ante el Padre (Sal 97, 1.7), ante Jesús se postran todas las
creaturas llamadas dioses: se postran los demonios (Mc 5, 6-8), integrantes
del imperio de Satanás, el cual es llamado dios.
- Ante Jesús se postran todos los dioses, pues, al nombre de Jesús se arrodillan
todas las criaturas en el cielo, en la tierra, en los abismos (Flp 2,9-I0).
- Jesús es adorado por todos los ángeles (Hb 1, 6), a quienes se les llama
dioses (Sal 8, 5.6).
- Jesús recibe adoración de todas las criaturas, del cielo, de la tierra, de debajo
de la tierra (entre ellas los ángeles, Moisés y los jueces de Israel, a quienes se
les ha llamado dioses); las cuales rinden adoración al Cordero y al Padre
juntos (Ap 5, 13-14).

Sí, la Escritura declara explícitamente que el Padre es el Dios de los dioses, y también
declara implícitamente que Jesús es el Dios de los dioses. Por eso, no existe ninguna
duda:

Jesucristo es el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre; porque el Hijo y el Padre


son el Dios de los dioses.

- 92 -
CAPITULO XVII
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE SOLO DIOS ES BUENO

Nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖, entre otras objeciones, dicen que Jesús no
pude ser Dios, porque de acuerdo a Mc 10, 18: «nadie es tan bueno como Dios, ni
siquiera Jesús mismo» (―¿Debería creer usted en la Trinidad?‖, pág. 17).
Pero, es necesario poner atención a la palabra de Dios, de lo contrario sacamos
conclusiones fáciles y erróneas como sucede cuando no se razona (Jn 21, 20-23).
Observemos lo que la Escritura dice:
―Se ponía en camino cuando uno corrió a su encuentro y arrodillándose ante él le
preguntó: ‗Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?‘
Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios‖ (Mc
10, 17-18).
En las páginas 86-88 de este trabajo hemos visto, que existen textos que aparentemente
excluyen al Padre, de ser lo mismo que es el Hijo, pero que en realidad no lo excluyen;
del mismo modo que existen textos que aparentemente excluyen al Hijo, de ser lo mismo
que es el Padre, pero que en realidad no lo excluyen. Mc 10, 17-18 es uno más de esos
textos, pues, la declaración: ―Nadie es bueno sino sólo Dios‖, no está excluyendo al Hijo
de ser bueno como el Padre.
Para comprobar que el Hijo es tan bueno como el Padre, voy a explayarme un poco:
Jesús pregunta al joven, el motivo por el cual lo llama ―bueno‖ (¿acaso lo reconoce como
Dios?), mas no dijo que él no es bueno, sino que: ―sólo Dios es bueno‖; tampoco quiso
decir, que él no era tan bueno como Dios; porque si el Hijo no fuera plenamente bueno,
entonces en él habría algo de malo, y podría ser contado entre los hombres pecadores,
“pues, ningún hombre vivo es inocente frente a ti” (Sal 143, 2). Pero Jesús queda
totalmente excluido de los malos y pecadores. Observemos algunos textos:
―Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos,
¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se
las pidan!‖ (Mt 7, 11).
―Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos,
¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!‖ (Lc
11, 13).
―¿Quién de vosotros puede probar que soy pecador?‖ (Jn 8, 46).

- 93 -
―Así es el Sumo Sacerdote que nos convenía: santo, inocente, incontaminado,
apartado de los pecadores, encumbrado por encima de los cielos‖ (Hb 7, 26).

―Él no cometió pecado, y en su boca no se halló engaño‖ (1 P 2, 22).

Si Jesús se excluye de los malos, es porque en él no hay ninguna maldad; él es inocente,


incontaminado, plenamente bueno, igual que el Padre.
Si Jesús no fuera tan bueno como el Padre, no podría ser “Imagen de Dios invisible”
(Col 1, 15). Pero, “él es resplandor de la gloria de Dios e impronta de su sustancia”
(Hb 1, 3).
Si Jesús no fuera tan bueno como el Padre, no podría decir: “El que me ha visto a mí, ha
visto al Padre” (Jn 14, 9).
Queda claro: Jesús no negó que él es bueno (Mc 10, 17-18); si declaró que sólo Dios es
bueno, es porque deseaba que aquel joven se diera cuenta, que ese Maestro a quien
llama bueno, es bueno, porque es Dios, lo mismo que el Padre.

Sí, Jesucristo es Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre, porque sólo Dios es bueno.

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CAPITULO XVIII
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE EL PADRE Y EL HIJO SON TODO EN TODO
Comparemos lo que se dice en la columna izquierda refiriéndose al Hijo, con lo que se
dice en la columna derecha refiriéndose al Padre:

El Hijo es todo en todo: El Padre es todo en todo:

―Donde no hay griego y judío; circuncisión ―Hay diversidad de carismas, pero el


e incircuncisión; bárbaro, escita, esclavo, Espíritu es el mismo; diversidad de
libre, sino que Cristo es todo en todos‖ ministerios, pero el Señor es el mismo;
(Col 3, 11). diversidad de operaciones, pero es el
mismo Dios que obra todo en todos‖ (1
Co 12, 4-6).

―Bajo sus pies sometió todas las cosas y le ―Cuando hayan sido sometidas a él todas
constituyó Cabeza suprema de la Iglesia, las cosas, entonces también el Hijo se
que es su cuerpo, la Plenitud del que lo someterá a Aquel que ha sometido a él
llena todo en todo‖ (Ef 1, 22-23 todas las cosas, para que Dios sea todo en
todo‖ (1 Co 15, 28).

―Mirad que nadie os esclavice mediante la


vana falacia de una filosofía, fundada en
tradiciones humanas, según los elementos
del mundo y no según Cristo. Porque en él
reside toda la Plenitud de la Divinidad
corporalmente‖ (Col. 2, 8-9).

La Escritura es como un lente santo, a través del cual Dios nos ayuda a ver mejor sus
obras, su poder, su amor y su ser. Pero este santo instrumento no puede ayudar al que
padece de ceguera.
¿Con qué mayor claridad podríamos reconocer la divinidad del Hijo de Dios, y confesar
con humildad y alegría, que él y el Padre son el Dios verdadero, que lo llena todo en
todo?

- 95 -
CAPITULO XIX
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE NADIE PUEDE PERDONAR LOS PECADOS SI NO ES DIOS

Encontramos A Jesús curando y perdonando los pecados:

―Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: Hijo, tus pecados te son


perdonados. Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus
corazones: ¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar
pecados, sino Dios sólo? Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo
que ellos pensaban en su interior, les dice: ¿Por qué pensáis así en vuestros
corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonado,
o decir: Levántate, toma tu camilla y anda? Pues para que sepáis que el Hijo
del hombre tiene el la tierra poder de perdonar los pecados –dice al
paralítico- A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa‖ (Mc 2, 5-11).

San Juan Crisóstomo, tomando pie de Jn 5, 17-18, hermosamente comenta el pasaje


arriba presentado, haciendo ver con claridad la igualdad entre el Hijo y el Padre:

«Esto dejaba entender el Evangelista cuando decía que los judíos habían perseguido a
Jesús no únicamente porque violaba el sábado sino porque llamaba Padre suyo a Dios,
haciéndose igual a Él, lo que es mucho más, porque por medio de las obras demostraba
serlo. ¿Qué dicen pues aquellos criminales que se comían de envidia por los bienes de
los demás y andaban buscando por todas partes agarraderas para acusarlo? ¿Por qué,
dicen, éste blasfema?: ―Porque nadie puede perdonar los pecados sino sólo Dios‖ (Mc
2,7). Pues así como entonces lo acusaban de transgredir el sábado; pero él, habiendo
tomado ocasión de sus acusaciones y a título de defenderse, les mostró su igualdad con el
Padre, y dijo: ―Mi Padre obra y yo obro‖ (Jn 5, 17); del mismo modo ahora por la
objeción que le oponen se declara a sí mismo igual en todo a su Padre. ¿Qué es lo que
dicen?: ―Nadie puede perdonar los pecados sino sólo Dios‖. Pues cuando dijeron ellos
estas palabras y le pusieron este límite, ellos mismos dieron la regla, ellos pusieron la
ley, quedaron cogidos en su propia sentencia.

Vosotros, les dice, afirmáis que sólo Dios puede perdonar los pecados, luego se da entre
Cristo y Dios una perfecta igualdad. Ni solamente lo afirman los judíos, sino también el
profeta, cuando dice: ―¿Qué Dios hay como Tú?‖ Y significando lo que es propio de
Dios, añadió ―que perdonas la maldad y olvidas el pecado‖ (Miq 7, 18).
Si pues aparece alguno que haga eso mismo también será Dios, y Dios como el otro.
Pero veamos cómo Cristo los aprieta con pruebas y con cuánta mansedumbre y

- 96 -
moderación y grandísima solicitud. ―Y he aquí que algunos de los escribas decían en su
interior: este hombre blasfema‖ ¡No pronunciaron palabra, no movieron su lengua, sino
que lo pensaban allá en lo recóndito de su pensamiento!

¿Qué hace Cristo? Sacó al medio sus arcanos pensamientos, antes de venir a las pruebas
que iba a darles con la curación del paralítico, pues quería manifestarles el poder de su
divinidad. Constaba que sólo es propio de Dios ver los arcanos del humano pensamiento
y ponerlos en plena luz como lo dijo la Escritura: ―Tu sólo en absoluto conoces los
corazones‖ (1R 8, 39). Advierte cómo esa palabra sólo no se ha empleado para significar
una distinción del Hijo. Porque si sólo el Padre conociera los corazones, ¿cómo
conocería el Hijo los arcanos de los corazones?, ya que dice Juan: ―Porque él sabía lo
que hay en el interior del hombre‖ (Jn 2, 25). Y Pablo declarando ser propio de Dios el
conocer tales secretos, dijo: ―El que escruta los corazones‖ (Rm 8, 27). Con lo que indicó
que esto equivalía a decir Dios» (―Obras completas de San Juan Crisóstomo‖, Tomo III,
Editorial Jus, 1966, págs. 100.101).

Los escribas y fariseos sabían muy bien que sólo Dios podía perdonar los pecados, pero
como no sabían que Jesús es Dios, por eso creían que estaba blasfemando.

Algunos dirán: si sólo Dios puede perdonar los pecados, entonces ¿por qué los
sacerdotes perdonan los pecados?

Es cierto que los obispos y los sacerdotes, ministros de Jesucristo, perdonan los pecados;
pero lo hacen (al igual que cuando bautizan) en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo, y no en nombre propio. Jesús, en cambio, perdona los pecados por su
propia autoridad.

Así que, Jesucristo es el Dios Todopoderoso lo mismo que el Padre, porque nadie puede
perdonar los pecados, si no es Dios.

- 97 -
CAPITULO XX
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE EL HIJO Y EL PADRE EXIGEN SER AMADOS POR ENCIMA DE TODO

En el primer mandamiento de la ley, Dios exige ser amado por encima de todas las
cosas:
―Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu
mente. Este es el mayor y el primer mandamiento‖ (Mt 22, 37-38).
Observemos en los siguientes textos, que tanto el Padre como el Hijo exigen, ser amados
por encima de todas las cosas:

El Hijo exige ser amado por encima de El Padre exige ser amado por encima de
todo: todo:
―Y ellos al instante, dejando las redes, le ―Escucha, Israel, Yahveh nuestro Dios es
siguieron. Caminando adelante, vio a otros el único Yahveh. Amarás a Yahveh tu Dios
dos hermanos… Y ellos al instante, con todo tu corazón, con toda tu alma y
dejando la barca y a su padre, le con toda tu fuerza‖ (Dt 6, 4-5).
siguieron‖ (Mt 4, 20-22).
―Y todo aquel que haya dejado casas, ―Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
hermanos, hermanas, padre, madre, corazón, con toda tu alma y con toda tu
hijos o hacienda por mi nombre, recibirá mente. Este es el mayor y el primer
ciento por uno y heredará vida eterna‖ (Mt mandamiento‖ (Mt 22, 37-38).
19, 29).
―Decía a todos: Si alguno quiere venir en ―Sucedió que Dios tentó a Abraham y le
pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su dijo: toma a tu hijo, a tu único, al que
cruz cada día, y sígame. Porque quien amas, a Isaac, vete al país de Moria y
quiera salvar su vida la perderá; pero ofrécele allí en holocausto‖ (Gn 22, 1.2).
quien pierda su vida por mí, ése la
salvará‖ (Lc 9, 23-24; Mt 16, 24-25). ―Vio Moisés al pueblo desenfrenado… y
exclamó: ¡A mí los de Yahveh! Y se le
unieron todos los hijos de Leví. Él les dijo:
―Les dijo: si alguno viene donde mí y no Así dice Yahveh, el Dios de Israel: Cíñase
odia a su padre, a su madre, a su mujer, cada uno su espada al costado; pasad y
a sus hijos, a sus hermanos, a sus repasad por el campamento de puerta en
hermanas y hasta su propia vida, no puerta, y matad cada uno a su hermano, a
puede ser discípulo mío‖ (Lc 14, 25-27). su amigo y a su pariente” (Ex 32, 25-27).

- 98 -
―El que ama a su padre o a su madre ―Para Leví dijo: dale a Leví tus Urim y tus
más que a mí, no es digno de mí. El que Tummimm al hombre de tu agrado, a quien
no toma su cruz y me sigue detrás no es probaste en Masá… el que dijo de su
digno de mí. El que encuentre su vida, la padre y de su madre: no los he visto.
perderá y el que pierda su vida por mí, la El que no reconoce a sus hermanos y a
encontrará‖ (Mt 10, 37-39). sus hijos ignora. Pues guardan tu palabra,
y tu alianza observan‖ (Dt 33, 8.9).

¿Quién, por cerrado de corazón que fuera, no se daría cuenta que, así como el Padre
exige ser amado: por encima de todas las cosas, por encima de la vida de los hijos, de los
padres, de los hermanos, de los amigos y de la vida de uno mismo; así también el Hijo
exige ser amado: por encima de todas las cosas, por encima de la vida de los hijos, de los
padres, de los hermanos, de los amigos y por encima de la vida de uno mismo?
De tal manera que, el mayor y primer mandamiento se refiere, tanto al Padre como al
Hijo.

Sí, Jesucristo es el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre, porque el Hijo y el Padre
exigen ser amados por encima de todo.

- 99 -
CAPITULO XXI
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE ÉL MISMO SE PRESENTÓ COMO DIOS, POR ESO LO CRUCIFICARON

Escuchemos lo que dice la Escritura:

―Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado. Pero
Jesús les replicó: Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo. Por
eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle, porque no sólo
quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre,
h a c i é n d o s e a s í m i s m o i g u a l a D i o s‖ (Jn 5, 16-18).

Al declarar; “Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo”, pone de manifiesto
su igualdad con el Padre, pues si el Padre siempre labora, incluso los sábados, él Hijo
hace exactamente lo mismo. Pero veamos que no son los judíos, sino el apóstol quien
afirma que el Hijo se hacía igual a Dios, sobre todo al llamarle ―su propio Padre‖.
Cuando se ha mal interpretado alguna declaración de Jesús, el apóstol Juan acostumbra
hacer la aclaración respectiva (Jn 2, 18-21; 21, 20-23). Así que, nadie piense que los
judíos mal interpretaban a Jesús, por lo declarado en Jn 5, 16-18 sino que, en verdad se
hacía igual al Padre.
Por su parte Jesús, viendo el rechazo de los judíos, no niega, que él es Dios lo mismo que
el Padre, sino que al contrario, les remarca esta realidad:

―En verdad os digo: El Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve
hacer al Padre: lo que hace él, eso también lo hace igualmente el Hijo.
Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que él hace. Y le mostrará
obras aún mayores que éstas, para que os asombréis. Porque, como el Padre
resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da la viada a los que
quiere.
Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo,
para que todos honren al Hijo como honran al Padre que lo ha enviado. En
verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha
enviado tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte
a la vida. Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha
dado al Hijo tener vida en sí mismo‖ (Jn 5, 19-24.26).

Nadie puede hacer lo que Dios hace, si no es Dios. Pues, Jesús afirma que lo que hace el
Padre, igualmente lo hace el Hijo, con lo cual está declarando, que él es Dios, lo mismo
que el Padre.

- 100 -
Es muy importante entender que, lo que hace el Padre, “eso también lo hace igualmente
el Hijo”. Porque nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ dicen: que no importa que el
Hijo de Dios haya hecho grandes obras, incluso resucitar muertos; que eso no prueba que
sea Dios, puesto que los profetas Elías, Eliseo, y los Apóstoles, hicieron lo mismo
(―¿Debería creer en la Trinidad?‖, págs. 18-19).
Pero, ¿cómo no ver la diferencia entre las obras de Jesús y las de los grandes hombres de
Dios? Porque, es verdad que Elías y Eliseo realizaron grandes prodigios, pero los
hicieron invocando el nombre de Yahveh (1 R 17, 22; 2 R 4, 33-35); los Apóstoles
también realizaron grandes prodigios, pero invocando el nombre de Jesús (Hch 3, 6; 9,
34; 9, 40-42; 19, 11-13) y por su mandato (Mt 10, 8). En cambio, cuando Jesús resucita a
los muertos o realiza algún otro prodigio, lo hace con su propio poder, igual que lo hace
el Padre.
Ahora bien, juzgar y decidir la suerte eterna de los hombres, exige la omnipotencia de
Dios, que tiene en sus manos la eternidad, la vida eterna. Por tanto, juzgar sólo es propio
de Dios. Pues, es Jesús, quien llevará a cabo el juicio, para que todos honren al Hijo
como Dios verdadero, del mismo modo que honran al Padre.
¿Cómo no descubrir por las obras que Jesús es Dios? ¿Y, cómo no ver en los textos de la
página anterior, que Jesús en verdad se presenta como el verdadero Dios?
Pero, volvamos al testimonio de Jesús, ante los judíos:
―Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la
vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El
Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar
nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.
Los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle. Jesús les dijo: ‗Muchas
obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras
queréis apedrearme?‘ Le respondieron los judíos: ‗No queremos apedrearte por
ninguna obra buena, sino por una blasfemia y p o r q u e t ú,
s i e n d o h o m b r e, t e h a c e s a t i m i s m o D i o s‟.
Jesús les respondió: ‗¿No está escrito en vuestra ley: Yo he dicho dioses sois? Si
llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la Palabra de Dios –y no puede fallar
la Escritura- a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo ¿cómo
le decís que blasfema por haber dicho: Yo soy Hijo de Dios? Si no hago las
obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque a mí no me creáis,
creed por las obras y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el
Padre‘. Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos‖ (Jn 10, 27-
39).

Con respecto a la declaración: “Yo y el Padre somos uno”, nuestros hermanos ―Testigos

- 101 -
de Jehová‖ presentan un comentario de Juan Calvino, el cual dice que esa declaración de
Jesús, no significa que él y el Padre sean de la misma sustancia, sino que se refiere a la
conformidad de él con el Padre. Y al comentario anterior agregan: «En el mismo contexto
de los versículos que siguen a Juan 10:30 Jesús afirmó vigorosamente que con sus palabras no
alegaba ser Dios. Preguntó lo siguiente a los judíos que equivocadamente habían llegado a aquella
conclusión y querían apedrearlo: ―¿Por qué me acusan de blasfemia a mí, a quien el Padre
consagró y envió al mundo, si digo que soy Hijo de Dios?‖. (Juan 10:31-36, NBE.) No; Jesús no
afirmó que fuera Dios Hijo, sino el Hijo de Dios.» (―¿Debería creer usted en la Trinidad?‖, pág.
24).

Observemos el texto de la página anterior: ahí Jesús afirma que su ―mano‖ es tan poderosa
como la del Padre, pues del mismo modo que nadie puede arrebatar a las ovejas de su
―mano‖, del mismo modo nadie las puede arrebatar de la ―mano‖ del Padre. Y declaró ―Yo y
el Padre somos uno‖. Esta declaración no se refiere sólo a la perfecta comunión que hay entre
el Padre y el Hijo, sino a que ambos poseen el mismo poder; pues, ―la mano‖ de Jesús y ―la
mano‖ del Padre son imagen del poder.
De manera que, en el texto de la página anterior vemos con toda transparencia cómo Jesús
está manifestando su igualdad con el Padre.
Los judíos no se engañaban, es cierto que Jesús se igualaba al Padre y querían apedrearle:
―porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios‖.
Y Jesús no negó que se hacía igual Dios; no dijo que lo mal interpretaban, sino que al citar el
salmo 82, les estaba demostrando, que él no cometía ninguna blasfemia. Si Jesús hubiera
aclarado que lo mal interpretaban, como piensan nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖
(ver arriba el párrafo en rojo), entonces, los judíos ya no hubieran intentado matarle, pero
veamos en el texto de la página anterior, cómo aún después de haberles citado el salmo 82:
―Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos‖.
Jesús no negó su igualdad con el Padre, al contrario, invitó a los judíos a descubrirla: ―Si no
hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed
por las obras y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre‖.
En los cap. II, III, IV y V de éste libro hemos visto: que el Padre y el Hijo poseen el mismo
reino, el mismo trono, la misma gloria y poder; que el Hijo es el Rey de Israel, lo mismo que
el Padre. Así que el Hijo en nada es inferior al Padre, y al manifestar que su ―mano‖ es tan
poderosa como la del Padre, implícitamente declara que él es Dios como el Padre.
Observemos una vez más a Jesús, presentándose como igual al Padre:
―Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y
lo habéis visto. Le dice Flipe: ‗Señor, muéstranos al Padre y nos basta‘. Le dice
Jesús: ‗¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe?
E l q u e m e h a v i s t o a m í, h a v i s t o a l P a d r e. ¿Cómo
dices tú: muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está
en mí?... Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos creedlo
por las obras‘ ‖ (Jn 14, 7-11).

- 102 -
Al venir Jesús al mundo, no se manifestó con la grandeza de su divinidad (Jn 1, 1); “sino que
se anonadó a sí mismo” y apareció como simple hombre (Flp 2, 6-8).
Era natural que a los judíos, y hasta a sus discípulos, les costara trabajo aceptar que Jesús es
igual al Padre; por eso, tanto a unos como a otros, les invita a creerlo por las obras.
A nuestros ―Testigos de Jehová‖ también les cuesta trabajo aceptar la igualdad de Jesús con
el Padre. Por eso, en su libro ―Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra‖, pág.
40, argumentan: «Y aunque los hombres han visto a Jesús, el versículo 18 dice que ―a Dios
nadie jamás le ha visto‖» (se refieren a Jn 1, 18). Pero este argumento no demuestra, que
Jesús no es el Dios verdadero, igual al Padre.
Es verdad que, refiriéndose al Padre Jn 1, 18 dice: ―A Dios nadie le ha visto jamás‖. Pero lo
mismo se dice del Hijo: ―A quien no ha visto ningún ser humano‖ (1 Tm 6, 16).
Así que, en cuanto Dios, ni al Padre ni al Hijo ha visto nadie (el Hijo sólo fue visto en su
humanidad), pues ambos habitan en una luz inaccesible (ver ―Apocalipsis‖ de ―Testigos de
Jehová‖, págs. 20.27), son iguales.
Por otro lado, en la pág. anterior vemos claramente que Jesús declaró lo contrario a lo que
dice Jn 1, 18. Sí, el Salvador dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”, lo que
equivale a decir: el que me ha visto a mí, ha visto a Dios.
Nadie piense que se trata de una declaración alegórica de Jesús, sino de una declaración
real. Recordemos que el Hijo y el Padre poseen: el mismo reino, el mismo trono, la
misma gloria y poder; que ambos son: el Rey de Israel (capítulos II, III, IV, y V de este
libro). Así que, es natural que también realice las mismas obras que el Padre; y que por
ellas manifiesta su igualdad con el Padre.
Abramos nuestro corazón, escuchemos la invitación de Jesús en los pasajes bíblicos de la
página anterior, y démonos cuenta, que Jesús nunca negó que él es el Dios verdadero;
por el contrario, varias veces exhortó, a descubrir esta realidad a través de sus obras.
―Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a
través de sus obras: su poder eterno y su divinidad‖ (Rm 1, 20).
Ahora trasladémonos al tribunal, y escuchemos cómo condenan al Señor:
―Les dice Pilato: Tomadlo vosotros y crucificadle, porque yo ningún delito
encuentro en él. Los judíos le replicaron: Nosotros tenemos una Ley y según esa
Ley debe morir, porque se tiene por Hijo de Dios‖ (Jn 19, 6-7).
Jesús muy bien se daba cuenta de lo que pensaban; sabía que los judíos consideraban una
blasfemia, el que él se presentara como verdadero Hijo de Dios; pues cuando lo hacía,
implícitamente se declaraba Dios verdadero, igual al Padre (ver páginas 100-102). Sin
embargo, antes que negar esa verdad, prefirió morir. Así que nadie dude:
Jesucristo es el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre; porque él mismo se presentó
como Dios, por eso lo crucificaron.

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CAPITULO XXII
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE NINGÚN ARGUMENTO ES VÁLIDO, PARA NEGAR ESTA REALIDAD
Para negar, que Jesús es el Dios Todopoderoso lo mismo que el Padre, en su revista
―¿Debería creer usted en la Trinidad?‖ pág. 14-15.18, nuestros hermanos ―Testigos de
Jehová‖, apoyándose en el texto de las tentaciones que describe Mt 4, 1-10, presentan los
siguientes argumentos:

Que si Jesús fuera Dios, no podría haber sido tentado.


Dicen: «Satanás estaba tratando de hacer que Jesús fuera desleal a Dios.
Pero ¿qué prueba de lealtad sería esa si Jesús fuera Dios? ¿Pudiera Dios rebelarse contra
sí mismo? No, pero ángeles y humanos podían rebelarse contra Dios, y algunos lo
hicieron. Sólo tendría sentido la tentación de Jesús si él no fuera Dios, sino un ser
separado que tuviera su propio libre albedrío, alguien que pudiera haber sido desleal si
hubiera optado por serlo, como un ángel o un humano...
Por eso, si Jesús fuera Dios, no podría haber sido tentado. (Santiago 1:13.)
Puesto que Jesús no era Dios, pudo haber sido desleal. Pero permaneció fiel...».
Para responder al argumento anterior, comencemos por fijarnos, en qué consisten las
tentaciones que el diablo pone a Jesús: comer pan, lanzarse de lo alto del templo al
precipicio, y tener reinos (Mt 4, 3-9).
Ahora bien, recordemos que Jesús posee dos naturalezas (Flp 2, 5-7): una divina, que ya
poseía antes de venir al mundo (Jn 1,1), y la humana que tomó para salvarnos (Lc 1, 31).
Esto lo vimos con amplitud en el capítulo I de este trabajo.
Pues bien, Jesús fue tentado en cuanto a su naturaleza humana; sólo en cuanto hombre
podía sentir hambre y deseo de pan; sólo en cuanto hombre podía interesarse por los
honores y el deseo que lo vieran arrojarse desde el pináculo del templo; sólo en cuanto
hombre podía interesarse por unos reinos mundanos. Y efectivamente, en cuanto a su
naturaleza divina no podía haber sido tentado, puesto que: como ser divino, no tiene
necesidad de comer pan; no necesita, ni ansía la honra humana, pues, en el cielo y en la
tierra toda la creación le rinde honor y gloria, lo mismo que al Padre (ver pág. 19 de éste
libro); y no le interesaría unos miserables reinos mundanos, sabiendo que retornaría a su
reino eterno y glorioso junto al Padre (Jn 17, 5).
De manera que el argumento: «si Jesús fuera Dios, no podría haber sido tentado. (Santiago
1:13)» carece de validez, porque Jesús fue tentado en cuanto a su naturaleza humana, no en
cuanto a su naturaleza divina; fue tentado en cuanto hombre, no en cuanto Dios.

Ahora, reflexionemos lo que dice el apóstol Santiago: ―Ninguno, cuando sea probado,
diga: ‗Es Dios quien me prueba‘; porque Dios ni es probado por el mal ni prueba a

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nadie, sino que cada uno es probado por su propia concupiscencia que le arrastra y
le seduce. Después la concupiscencia, cuando ha concebido, da a luz el pecado; y el
pecado, una vez consumado, engendra la muerte‖ (St 1, 14-15).
La concupiscencia es la inclinación hacia el mal (apetito desordenado hacia las creaturas)
que está unida a nuestra naturaleza humana, como consecuencia del pecado de Adán:
“Pues por un hombre entró el pecado en el mundo y, por el pecado, la muerte; y así la
muerte alcanzó a todos los hombres, puesto que todos pecaron” (Rm 5, 12). Y porque
“Todos pecaron y están privados de la gloria de Dios” (Rm 3, 23).
Así que, es la concupiscencia la que arrastra y seduce hasta dar a luz el pecado.
Pero, la naturaleza divina del Padre y del Hijo no está sometida a la concupiscencia, por
lo tanto no pueden ser tentados o probados por concupiscencia.
Pero alguien se preguntará: ¿Entonces, Jesús, en cuanto a su naturaleza humana sí estaba
sometido a concupiscencia?
Respuesta: Jesús fue tentado en cuanto hombre, pero ni siquiera en su naturaleza humana
estaba afectado por la concupiscencia; por eso fue ―probado en todo igual que nosotros,
excepto en el pecado‖ (Hb 4,15), ya que él es: santo, inocente, incontaminado, apartado
de los pecadores, encumbrado por encima de los cielos‖ (Hb 7, 26; Jn 8, 46). Si no fuera
así la condición de Jesús, él mismo hubiera necesitado ser redimido.
Por eso, no había ninguna posibilidad, de que Jesús fuera vencido por la tentación,
porque él es más fuerte que lo malo, y más fuerte que el autor de lo malo (Lc 11, 21-22).
Sí, el autor de lo malo es el Diablo, y no tiene ningún poder sobre Jesús (Jn 14, 30).
El amor del Padre no podía tener ninguna posibilidad de fallar, y Jesucristo es la prueba
de ese amor: ―Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único‖ (Jn 3,16).
El Padre había prometido que Jesús sería el Salvador del mundo (Mt 1, 21-22); y no
existía ninguna posibilidad, de que el Padre fallara en su promesa.
Así que, definitivamente no había ninguna posibilidad, de que Jesús fuera desleal al
Padre.
¿Entonces Jesús no era libre para elegir entre el bien y el mal?
Precisamente, porque Jesús era absolutamente libre, no eligió el mal. Porque elegir el
mal, equivale a elegir la esclavitud: Pues, ―todo el que comete pecado es un esclavo‖ (Jn
8, 34).
De modo que, aunque el Hijo es totalmente libre, nunca elegirá el mal. Porque ―el Hijo
no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre‖ (Jn 5, 19); y el Hijo
nunca ha visto que Padre elija el mal.

Así que, lo que carece de sentido es el argumento de nuestros ―Testigos de Jehová‖ que
dice: «Sólo tendría sentido la tentación de Jesús si él no fuera Dios, sino un ser separado
que tuviera su propio libre albedrío, alguien que pudiera haber sido desleal si hubiera
optado por serlo, como un ángel o un humano» (ver la página anterior).

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Dicen: que si Jesús fuera Dios, el precio del rescate por el pecado de Adán habría
sido infinitamente superior, a lo que exigían las leyes de Dios.
Argumentan: «Un principio fundamental hasta de la justicia humana es que el precio que
se paga debe corresponder con el mal que se haya cometido.
No obstante, si Jesús hubiera sido parte de una Deidad trinitaria, el precio de rescate
habría sido infinitamente superior a lo que exigían las propias leyes de Dios. (Éxodo
21:23-35; Levítico 24:19-21.) Quien pecó en Edén fue sólo un humano perfecto, Adán,
no Dios. Por eso, para que en verdad el rescate estuviera en conformidad con la justicia
de Dios tendría que ser estrictamente equivalente... un humano perfecto... no un Hombre-
Dios».
Para responder al argumento anterior, no perdamos de vista, que Jesús tiene dos
naturalezas (Flp 2, 5-7): una divina, que ya poseía antes de venir al mundo (Jn 1, 1), y la
humana que tomó para salvarnos (Lc 1, 31).
Ahora bien, Jesús no podía morir en cuanto a su condición divina, sino que murió en
cuanto a su condición humana. Así lo atestigua la Escritura: ―Tened entre vosotros los
mismos sentimientos de Cristo: El cual, siendo de condición divina, no codició el ser
igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo tomando condición de esclavo,
asumiendo semejanza humana y apareciendo en su porte como hombre, se
rebajó a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de
cruz” (Flp 2, 5-8).
Así que, quien murió fue el hombre perfecto. Pero de todos modos, el precio de rescate por el
pecado de Adán ha sido infinitamente superior a lo que exigían las leyes, puesto que:

El delito fue del hombre salido de la tierra El que rescata es, el hombre que viene del
(1 Co 15, 47). cielo (1 Co 15, 47).
La desobediencia es del hombre terrenal La obediencia es del Hijo de Dios (Hb 5,
(Rm 5, 19). 8).
El delito de Adán fue, querer ser como Jesús siendo Dios, y sin dejar de ser Dios,
Dios (Gn 3, 4.5) se hizo hombre (Flp 2, 6-7).

¿Quién no se da cuenta de la desproporción que existe entre el hombre que pecó y el


hombre que rescata?
Por otro lado, la ―ley del talión‖ (Ex 21, 23-25; Lv 24, 19-21) que exigía devolver mal
por mal, no tiene relación directa con el delito de Adán, pues esa ley vino hasta la época
de Moisés, y se aplicaba entre hombres, no entre Dios y los hombres.

A Dios no le podemos devolver mal por mal, y tampoco Dios nos devuelve mal por mal,

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sino que es compasivo y misericordioso (2 Cr 30, 9), por eso Jesucristo ordenó, no
devolver mal por mal, sino devolver bien por mal y amar al que nos haga daño (Mt 5, 38-
48).
Si se aplicara la ley antes señalada, entre Dios y los hombres, Dios hubiera dado muerte
a Caín, que mató a Abel, y ya nos hubiera exterminado a todos, por nuestros delitos, ya
que nos devolvería mal por mal. Y si le pudiéramos pagar por la desobediencia de Adán,
ya le hubiéramos recompensado con la obediencia de: Abel (Gn 4,4; Hb 11,4), de Henoc
(Gn 5,24; Hb 11,5), de Noé (Gn 6,9; Hb 11,7), etc.
Además, Jesús murió para rescatarnos de la ley (Ga 4, 4-5), puesto que el cumplimiento
de la ley no justifica a nadie:

―Ya que nadie será justificado ante él por las obras de la ley‖ (Rm 3, 20).

―Pero ahora, independientemente de la ley, la justicia de Dios se ha manifesta-


do...‖ (Rm 3, 21).

―Porque pensamos que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley‖
(Rm 3, 28; ver también Rm 4, 6-13).

―Y que la ley no justifica a nadie ante Dios es cosa evidente, pues el justo vivirá
por la fe” (Ga 3, 11; ver también: Ga 2, 16.21; 5, 4).

La justificación, el rescate de la humanidad se ha realizado independientemente de las


obras de la ley; ha sido por pura gracia de Dios:

―Todos pecaron y están privados de la gloria de Dios, y son justificados por el


don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús. A quien
exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante
la fe, para mostrar su justicia, habiendo pasado por alto los pecados cometidos
anteriormente… para ser él el justo y justificador del que cree en Jesús‖ (Rm 3,
23-26).

―Pues el salario del pecado es la muerte; pero el don gratuito de Dios, la vida
eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro‖ (Rm 6, 23).
―¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica” (Rm 8, 33).
De manera que, el precio del rescate por el pecado de Adán, no fue nada equivalente al
delito, porque la gracia de Dios es muy superior.

- 107 -
Más aún, en su amor por rescatar a los hombres, Dios ha querido derrochar.
Escuchemos:

―Pero con el don no sucede como con el delito. Si por el delito de uno
solo murieron todos ¡cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por
la gracia de un solo hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos!
En efecto, si por el delito de uno solo reinó la muerte por un solo hombre
¡con cuánta más razón los que reciben en abundancia la gracia y el don
de la justicia, reinarán en la vida por uno solo, por Jesucristo.
La Ley, en verdad intervino para que abundara el delito; pero donde
abundó el pecado, sobreabundó la gracia‖ (Rm 5, 15.17.20).

Sí, donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia.


Está muy claro que, el precio de rescate por el delito de Adán, ha sido
infinitamente superior a lo que exigían las leyes.
Así que, es inválido argumentar: que si Jesús fuera Dios, el precio de rescate por
el pecado de Adán habría sido infinitamente superior, a lo que exigían las leyes
de Dios (Ex 21, 23-35; Lv 24, 19-21).

Que Jesús no es Dios, puesto que no se resucitó a sí mismo.

Argumentan:

«Si fuera Dios, entonces Habacuc 1:12 está equivocado cuando dice: ―Oh Dios
mío, mi Santo, tú no mueres‖. Pero la Biblia dice que Jesús sí murió y que estuvo
inconsciente en la tumba. ¿Y quién lo resucitó de entre los muertos? Si
verdaderamente estaba muerto, no se pudiera haber resucitado a sí mismo…De
modo que fue ―Dios [quien] lo resucitó [a Jesús] desatando los dolores de la
muerte‖ (Hechos 2: 24)».

Para responder a los argumentos anteriores, en la página siguiente presentamos


una serie de textos: algunos de ellos manifiestan, que el Padre resucita al Hijo;
otros manifiestan, que el Hijo se resucita a sí mismo. Observémoslos con
atención:

- 108 -
El Hijo se resucita a sí mismo: El Padre resucita al Hijo:
―Desde entonces comenzó Jesús a ―Pero Dios lo resucitó librándolo de los
manifestar a sus discípulos que él debía ir a lazos del Hades‖ (Hch 2, 24).
Jerusalén y sufrir mucho de parte de los
ancianos, los sumos sacerdotes y los ―Dios resucitó a este Jesús; todos
escribas; que le matarían y que resucitaría nosotros somos testigos de ello‖ (Hch 2,
al tercer día‖ (Mt 16, 21). 32).
―Al otro día, el siguiente a la preparación, ―Dios ha resucitado a su siervo en
los sumos sacerdotes y los fariseos se primer lugar para vuestro provecho, y lo
reunieron ante Pilato y le dijeron: ‗Señor, ha enviado para bendeciros, para que cada
recordamos que ese impostor dijo cuando uno abandone sus malos hábitos‖ (Hch 3,
aún vivía: a los tres días resucitaré‟ ” (Mt 26).
27, 62-63).
―Los judíos entonces le replicaron... ‗¿Qué Nosotros somos testigos de todo cuanto
señal nos muestras para obrar así?‘ Jesús les hizo en la región de los judíos y en
respondió: ‗D e s t r u i d este Santuario y Jerusalén, de cómo le dieron muerte
en tres días l o l e v a n t a r é‘. colgándolo de un madero; de cómo Dios
Los judíos le contestaron: ‗Cuarenta y seis lo resucitó al tercer día‖ (Hch 10, 39.40).
años se han tardado en construir este
Santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres
días?‘. Pero él hablaba del Santuario de
su cuerpo. Cuando fue levantado de entre
los muertos, se acordaron sus discípulos de
esto que había dicho, y creyeron en la
Escritura y en las palabras que había
pronunciado Jesús‖ (Jn 2, 18-22).
―Por eso me ama el Padre, porque doy mi
vida, para recobrarla de nuevo. Nadie me
la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo
poder par darla y recobrarla de nuevo;
esa es la orden que he recibido de mi Padre‖
(Jn 10, 17-18).
―Jesús le respondió:
Yo soy la resurrección. El que cree en mí,
aunque muera, vivirá‖ (Jn 11, 25).

- 109 -
Después de observar los textos anteriores, ahora respondamos a los argumentos de la
página 108:
Habacuc 1, 12 no está equivocado, pues Dios no muere. Por eso, Jesús no podía morir en
cuanto a su condición divina (en cuanto Dios), sino que murió por su condición humana.
Así lo atestigua la Escritura:
―Tened entre vosotros los mismos sentimientos de Cristo: El cual, siendo de condición
divina, no codició el ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo tomando
condición de esclavo. Asumiendo semejanza humana y apareciendo en su porte como
hombre, se rebajó a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de
cruz‖ (Flp 2, 5-8).
De manera que, Jesús no murió en cuanto Dios, sino en cuanto hombre.
Y claro que no podía resucitarse a sí mismo en cuanto hombre, pero lo hizo en cuanto
Dios, con el mismo poder que el Padre. Los textos de la página anterior dan testimonio
de este misterio:
En Jn 2, 18-22 vemos que Jesús, refiriéndose al santuario de su cuerpo, dijo que en tres
días lo levantaría, es decir que lo resucitaría. No prometió que sería resucitado, sino que
él mismo lo haría; esto lo podemos corroborar, si miramos la replica que le hacen los
judíos: Cuarenta y seis años se han tardado en construir este Santuario, ¿y tú lo vas a
levantar en tres días? Así que, podemos estar seguros que cada vez que anunció a sus
apóstoles, que resucitaría al tercer día (Mt 16, 21), se refería a que, él mismo, por su
poder, volvería a la vida. Sí, prometió resucitarse a sí mismo, y lo cumplió.
Asimismo en Jn 10, 17-18; 11, 25 vemos a Jesús declarar abiertamente: que tiene el
poder de resucitarse a sí mismo.
Por otro lado, en Hch 2, 24.32; 3, 26; 10, 39.40 y otros textos, también encontramos la
afirmación, de que el Padre resucitó a Jesús.
De manera que, tan correcto es afirmar, que Jesús se resucitó a sí mismo, como afirmar
que el Padre lo resucitó. Porque la resurrección de Jesús es obra del Hijo y del Padre, que
actuaron con el mismo poder.
Así que, es inválido argumentar que Jesús no se pudo resucitar a sí mismo, y que por lo
tanto no es Dios.

Queda claro que Jesucristo es el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre, porque
ningún argumento es válido, para negar esta realidad.

- 110 -
CAPITULO XXIII
JESUCRISTO ES DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
PORQUE LO MISMO QUE SE PROCLAMA DEL PADRE, SE PROCLAMA DEL HIJO

Se proclama lo mismo del Hijo y del Padre por separado:

Lo que se proclama del Hijo: Lo que se proclama del Padre:

―Estoy cansado de apiadarme, y voy a


―En su mano tiene el bieldo y va a limpiar beldarlos con el bieldo en las puertas del
su era‖ (Mt 3, 12). país‖ (Jr 15, 7).

―Y sabrán todas las Iglesias que yo soy el ―¡Oh Yahveh Sebaot, juez de lo justo, que
que sondea los riñones y corazones, y yo escrutas los riñones y el corazón‖ (Jr 11,
daré a cada uno según sus obras‖ (Ap 2, 20).
23).

―Porque el Hijo del Hombre ha de venir en ―Yo Yahveh Sebaot, exploro el corazón,
la gloria de su Padre, con sus ángeles, y pruebo los riñones, para dar a cada cual
entonces pagará a cada uno según su según su camino, según el fruto de sus
conducta‖ (Mt 16, 27; 2 Co 5, 10). obras‖ (Jr 17, 10).

―Y de la revelación del justo juicio de


―El Señor le retribuirá según sus obras‖ Dios, el cual dará a cada cual según sus
(2 Tm 4, 14). obras‖ (Rm 2, 5-6).

―Yo a los que amo corrijo y reprendo‖ ―Porque Yahveh reprende a aquel a
(Ap 3, 19). quien ama, como un padre al hijo querido‖
(Pr 3, 12; Hb 12, 6).

―El vencedor será así revestido de blancas ―Con todo, si te dignas perdonar su
vestiduras y no borraré su nombre del pecado…, y si no, bórrame del libro que
libro de la vida‖ (Ap 3, 5). has escrito. Yahveh respondió a Moisés: Al
que peque contra mí, le borraré yo de mi
libro‖ (Ex 32, 32-33).

- 111 -
―Y se postraron ante la Bestia diciendo: ―En aquel tiempo se salvará tu pueblo:
¿Quién como la Bestia? Y la adorarán todos los que se encuentren inscritos en
todos los habitantes de la tierra cuyo el libro‖ (Dn 12, 1).
nombre no está inscrito desde la
creación del mundo, en el libro de la
vida del Cordero degollado‖ (Ap 13, ―También te ruego a ti, Sícigo, verdadero
4.8). compañero, que las ayudes, ya que
lucharon por el Evangelio a mi lado, lo
―La ciudad no necesita ni de sol ni de luna mismo que Clemente y demás colaborado-
que la alumbren, porque la ilumina la res míos, cuyos nombres están en el
gloria de Dios y su Lámpara es el libro de la vida‖ (Flp 4, 3).
Cordero. Nada profano entrará en ella,
sino solamente los inscritos en el libro de ―Yahveh Dios hizo brotar del suelo toda
la vida del Cordero‖ (Ap 21, 23.27). clase de árboles deleitosos a la vista y
buenos para comer, y en medio del jardín,
―Al vencedor le daré a comer del árbol el árbol de la Vida‖ (Gn 2, 9).
de la vida, que está en el Paraíso de Dios‖
(Ap 2, 7). ―¡He aquí que el hombre ha venido a ser
como uno de nosotros, en cuanto a
conocer el bien y el mal! Ahora, pues,
―Dichosos los que laven sus vestiduras, así cuidado, no alargue su mano y tome
podrán disponer del árbol de la vida y también del árbol de la vida y comiendo
entrarán por las puestas de la ciudad‖ (Ap de él viva para siempre‖ (Gn 3, 22; 3, 24).
22, 14).

―Su voz como de grandes aguas. El puso ―Y oí el ruido de sus alas, como un ruido
su mano derecha sobre mí diciendo: no de muchas aguas, como la voz de
temas, soy yo, el Primero y el Último, el Yahveh; cuando marchaban, era un ruido
que vive, estuve muerto, pero ahora estoy atronador, como ruido de batalla‖ (Ez 1,
vivo por los siglos de los siglos‖ (Ap 1, 24).
15.17.18).

―Al vencedor le daré maná escondido; y le ―Dejaréis vuestro nombre a mis elegidos
daré también una piedrecita blanca, y para que sirva de imprecación: ¡Así te
grabado en la piedrecita, haga morir el Señor Yahvhe…! Pero a sus
un nombre nuevo que nadie conoce sino siervos les dará un nombre nuevo‖ (Is
el que lo recibe‖ (Ap 2, 17). 65, 15; 62, 2).

- 112 -
―Yo seguía contemplando en las visiones ―Yahveh iba al frente de ellos, de día en
de la noche; Y he aquí que en las nubes columna de nube para guiarlos por el
del cielo venía como un Hijo de hombre‖ camino‖ (Ex 13, 21).
(Dn 7, 13).

―Entonces aparecerá en el cielo la señal ―Dijo Yahveh a Moisés: Mira: voy a


del Hijo del hombre; y verán al Hijo del presentarme a ti en una densa nube para
hombre venir sobre las nubes del cielo, que el pueblo me oiga hablar contigo‖ (Ex
con gran poder y gloria‖ (Mt 24, 30). 19, 9).

―Y yo os declaro que a partir de ahora ―Y el pueblo se mantuvo a distancia,


veréis al Hijo del hombre sentado a la mientras Moisés se acercaba a la densa
diestra del Poder y venir sobre las nubes nube donde estaba Dios‖ (Ex 20, 21).
del cielo‖ (Mt 26, 64).

―Mirad, viene acompañado de nubes; ―Bajó Yahveh en la nube y le habló‖ (Nm


todo ojo lo verá, hasta los que le 11, 25).
traspasaron‖ (Ap 1, 7).
―Al salir los sacerdotes del Santo, la nube
―Y seguí viendo. Había una nube blanca, llenó la Casa de Yahveh. Entonces
y sobre la nube sentado uno como Hijo Salomón dijo: Yahveh quiere habitar en
de hombre‖ (Ap 14, 14). densa nube‖ (1 R 8, 10.12).

―Al vencedor, al que se mantenga fiel a ―Pídeme, y te daré en herencia las


mis obras hasta el fin, le daré poder naciones, en propiedad los confines de la
sobre las naciones: les regirá con cetro tierra. Con cetro de hierro, los
de hierro, como se quebrantan las piezas quebrantarás, los quebrarás como vaso de
de arcilla‖ (Ap 2, 26.27). alfarero‖ (Sal 2, 8-9).

―Esto dice el Santo, el Veraz, el que tiene ―Irán detrás de ti encorvados, ante ti se
la llave de David; Mira que te voy a postrarán, y te suplicarán: Sólo en ti hay
entregar algunos de la sinagoga de Dios, no hay ningún otro, no hay más
Satanás, de los que se proclaman judíos y dioses‖ (Is 45, 14).
no lo son, sino que mienten; haré que
vayan a postrarse delante de tus pies, ―Acudirán a ti encorvados los hijos de los
para que sepan que yo te he mandado‖ que te humillaban, se postrarán a tus pies
(Ap 3, 7.9). todos lo que te menospreciaban‖ (Is 60,
14).

- 113 -
―Al levantar Jesús los ojo y ver que venía
hacia él mucha gente, dice a Felipe:
¿Dónde vamos a comprar panes para que
coman éstos? Se lo decía para probarle,
porque él sabía lo que iba a hacer. Felipe ―Moisés respondió: El pueblo en que estoy
le contestó: Doscientos denarios de pan cuenta 600,000 de a pie, ¿Y tú dices que
no bastan para que cada uno tome un les darás carne para comer un mes entero;
poco. Le dice uno de los discípulos, Aunque se mataran para ellos rebaños
Andrés, el hermano de Simón Pedro: Aquí de ovejas y bueyes, ¿bastaría acaso?
hay un muchacho que tiene cinco panes y Aunque se juntaran todos los peces del
dos peces, pero ¿qué es eso para tantos‖ mar ¿habría suficiente?‖ (Nm 11,21-22).
(Jn 6, 7-9).
―Había en Damasco un discípulo llamado
Ananías. El Señor le dijo en una visión: ―Llamó Yahveh: ‗¡Samuel, Samuel!‘ El
Ananías. El respondió: Aquí estoy Señor‖ respondió: ¡Aquí estoy!‖ (1 S 3, 4).
(Hch 9, 10).
―Un ángel de Satanás que me abofetea ―Pero llevamos este tesoro en recipientes
para que no me engría. Por este motivo de barro para que aparezca que una
tres veces rogué al Señor que se alejase de fuerza tan extraordinaria es de Dios
mí. Pero me dijo: ‗Mi gracia te basta, y no de nosotros‖ (2 Co 4, 7).
que mi fuerza se muestra perfecta en la
flaqueza‘ ‖ (2 Co 12, 7.8.9).
―Y dicen a los montes y a las peñas: ―Cercano está el Gran Día de Yahveh,
‗Caed sobre nosotros y ocultadnos de la cercano a toda prisa viene. Día de ira el
vista del que está sentado en el trono y de día aquel, día de angustia y aprieto‖ (So 1,
la cólera del Cordero. Porque ha llegado 14.15).
el Gran Día de su cólera y ¿quién podrá
sostenerse?‘ ‖ (Ap 6, 16-17).

―Cuando el Señor Jesús se revele desde el ―¿Hay algún pueblo que haya oído como
cielo con sus poderosos ángeles, en medio tú has oído la voz del Dios vivo hablando
de una llama de fuego‖ (2 Ts 1, 7.8). de en medio del fuego?‖ (Dt 4, 33).

―Esto dice el Hijo de Dios, cuyos ojos son ―Estas palabras dijo Yahveh a toda vuestra
como llama de fuego y cuyos pies asamblea, en la montaña, de en medio del
parecen de metal precioso‖ (Ap 2, 18; 19, fuego‖ (Dt 5, 22).
12).

- 114 -
―Vi siete candeleros de oro, y en medio de ―Mientras yo contemplaba: Se aderezaron
los candeleros como a un Hijo de hombre, unos tronos y un Anciano se sentó. Su
vestido con una túnica talar, ceñido al talle vestidura blanca como la nieve; los
con un ceñidor de oro. Su cabeza y sus cabellos de su cabeza puros como la
cabellos eran blancos, como la lana lana. Su trono, llamas de fuego, con
blanca, como la nieve; sus ojos como ruedas de fuego ardiente‖ (Dn 7, 9).
llamas de fuego‖ (Ap 1, 12.13-14).

―La gente, muy numerosa, extendió sus ―Yahveh es Dios, él nos ilumina. ¡Cerrad
mantos por el camino; otros cortaban la procesión, ramos en mano, hasta los
ramas de los árboles y las tendían por el cuernos del altar!‖ (Sal 118, 27).
camino. Y la gente que iba delante y
detrás de él gritaba: ¡Hosanna al Hijo de ―Después miré y había una muchedumbre
David! ¡Bendito el que viene en nombre inmensa, que nadie podría contar, de toda
del Señor‖ (Mt 21, 8-9; Mc 11, 8). nación, razas, pueblos y lenguas, de pie
delante del trono y el Cordero, vestidos
―Tomaron ramas de palmera y salieron a con vestiduras blancas y con palmas en
su encuentro gritando: ¡Hosanna! sus manos‖ (Ap 7, 9).
¡Bendito el que viene en nombre del
Señor, y el Rey de Israel!‖ (Jn 12, 13).

―Sí –les dice Jesús- ¿No habéis leído ―¡Oh Yahveh, en boca de los niños, los
nunca que de la boca de los niños y de que aún maman, dispones baluartes
los que aún maman te preparaste frente a tus adversarios‖ (Sal 8, 2.3).
alabanza?‖ (Mt 21, 16).

―Entonces se levantó, increpó a los ―Tú que afirmas los montes con tu fuerza,
vientos y al mar, y sobrevino una gran de potencia ceñido, y acallas el estruendo
bonanza. Y aquellos hombres, maravilla- de los mares, el estruendo de sus olas‖
dos decían: ¿Quién es éste, que hasta los (Sal 65, 7.8).
vientos y el mar le obedecen?‖ (Mt 8,
26.27).

―El habiéndose despertado, increpó al ―Yahveh, Dios Sebaot, ¿quién como tú?,
viento y dijo al mar: ¡Calla, enmudece! poderoso eres, Yahveh, tu lealtad te
Y se decían unos a otros: ¿Pues quién es circuncida. Tú domeñas el orgullo del
éste, que hasta el viento y el mar le mar, cuando sus olas se encrespan las
obedecen?‖ (Mc 4, 39.41; Lc 8, 25). reprimes‖ (Sal 89, 9.10).

- 115 -
―Pablo, siervo de Cristo Jesús, apóstol ―Sucedió después de la muestre de
por vocación‖ (Rm 1, 1). Moisés, siervo de Yahveh, que habló
Yahveh a Josué‖ (Jos 1, 1).

―Pablo y Timoteo, siervos de Cristo ―Después de estos acontecimientos, murió


Jesús‖ (Flp 1, 1; Col 1, 1). Josué, hijo de Nun, siervo de Yahveh‖
(Jos 24, 29).

―Judas, siervo de Jesucristo‖ (Judas 1). ―Pablo, siervo de Dios, apóstol de


Jesucristo‖ (Tt 1, 1).
―Pedro, apóstol de Jesucristo‖ (1 P 1, 1).
―Te damos gracias, Señor Dios
todopoderoso, Aquel que es y que era…
―Pero tengo contra ti que toleras a Jezabel, Las naciones se habían encolerizado; pero
esa mujer que se llama profetisa y está ha llegado tu cólera… el tiempo de dar la
enseñando y engañando a mis siervos‖ recompensa a tus siervos los profetas…‖
(Ap 2, 20). (Ap 11, 17-18).

―Mientras le apedreaban, Esteban hacía ―Y Jesús, dando un fuerte grito, dijo;


esta invocación: Señor Jesús, recibe mi ‗Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu‖ (Hch 7, 59). espíritu‟ y, dicho esto, expiró‖ (Lc 23.46).

―Después dobló las rodillas y dijo con ―Jesús decía: Padre, perdónales, porque
fuerte voz: Señor, no les tengas en no saben lo que hacen‖ (Lc 23, 34).
cuenta este pecado‖ (Hch 7, 60).

Se proclama lo mismo del Padre y del Hijo juntos:

―Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo‖ (St 1, 1).

―Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni
al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar‖
(Mt 11, 27).

―Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque a mí no me
creáis, creed por las obras‖ (Jn 10, 37.38).

- 116 -
―Y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre‖ (Jn 10, 38).

―Esta enfermedad no es de muerte, es para gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea
glorificado por ella‖ (Jn 11, 4).

―Ahora ha sido glorificado el Hijo del Hombre y Dios ha sido glorificado en él‖ (Jn
13, 31).

―Si Dios ha sido glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo y le


glorificará pronto‖ (Jn 13, 32).

―Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo


habéis visto‖ (Jn 14, 7).

―Le dice Jesús: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces, Felipe? El
que me ha visto a mí, ha visto al Padre‖ (Jn 14, 9).

―¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí?‖ (Jn 14, 10).

―Creedme: Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí, al menos creedlo por las obras‖
(Jn 14, 11).

―Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y


haremos morada en él‖ (Jn 14, 23).

―El que me odia, odia también a mi Padre‖ (Jn 15, 23).

―Si no hubiera hecho entre ellos las obras que no ha hecho ningún otro, no tendrían
pecado; pero ahora las han visto, y nos odian a mí y a mi Padre‖ (Jn 15, 24).

―Os expulsarán de las sinagogas. E incluso llegará la hora en que todo el que os mate
piense que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a
mí‖ (Jn 16, 2-3).

―Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti‖ (Jn
17, 1).

―Esta es la vida eterna: Que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y al que tú has
enviado, Jesucristo‖ (Jn 17, 3).

- 117 -
―Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar.
Ahora Padre, glorifícame tú junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el
mundo fuese‖ (Jn 17, 4-5).

―Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío‖ (Jn 17, 10).

―Para que todos sean uno. Como tú, Padre en mí y yo en ti, que ellos también sean uno
en nosotros‖ (Jn 17, 21).

―Te conjuro en presencia de Dios y de Cristo Jesús…‖ (2 Tm 4, 1).

―¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es Cristo? Ese es el Anticristo, el
que niega al Padre y al Hijo‖ (1Jn 2, 22).

―Todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre. Quien confiesa al Hijo posee
también al Padre‖ (1Jn 2, 23).

―Todo el que se excede y no permanece en la doctrina de Cristo, no posee a Dios. El que


permanece en la doctrina, ese posee al Padre y al Hijo‖ (2 Jn 9).

Después de observar las citas anteriores, cualquier comentario es insuficiente, pero, en


resumen podemos decir con toda certeza:

Que Jesucristo es el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre, porque lo mismo que se
proclama del Padre, se proclama del Hijo.

- 118 -
CAPITULO XXIV
JESUCRISTO ES EL DIOS TODOPODEROSO, LO MISMO QUE EL PADRE
GUIA - RESUMEN

Este capítulo tiene como finalidad contestar brevemente, y o remitir a los capítulos
anteriores, donde con mayor amplitud se responde a las principales enseñanzas que
presentan nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖, para negar que Jesús es el verdadero
Dios, lo mismo que el Padre.

A.- Que antes de venir a la Tierra, al Hijo de Dios se le llamaba Verbo o Palabra de
Dios; que este título muestra que en el cielo él servía como vocero de Dios (Jn 1,14).
RESPUESTA: La afirmación anterior carece de fundamento, porque en el cielo,
el Hijo no era servidor; él se hizo servidor del Padre hasta que se hizo hombre,
no antes. Así lo manifiesta la Escritura: ―El cual, siendo de condición divina, no
retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando
condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres‖ (Flp 2,6-7).
Con mayor amplitud se responde a este inciso en el capítulo XII, titulado:
―Jesucristo es Dios Todopoderoso lo mismo que el Padre, porque el Hijo y el
Padre son eternos‖, pág. 52-53.

B.- Que también se le llama ―Primogénito‖ de Dios así como su Hijo ―unigénito‖ (Jn
3,16; Hb 1,6). Que esto significa que su creación tuvo lugar antes que todos los
demás hijos celestiales de Dios y que él fue el único creado directamente por Dios.

RESPUESTA: Es cierto que al Hijo se le llama el ―primogénito‖ ó ―Unigénito‖


de Dios, pero eso no significa que el es una criatura, la única creada por Dios.
Porque él no es ninguna criatura, esto lo hemos explicado ampliamente en el
capítulo XII, titulado: ―Jesucristo es Dios Todopoderoso lo mismo que el Padre,
porque el Hijo y el Padre son eternos‖, pág. 54.

C.- Que participó como ayudante de Jehová en crear todas las demás cosas (Col
1, 15.16).
RESPUESTA: El Hijo no participó en la Creación como mero ayudante, sino
que, con el mismo poder él y el Padre, crearon todo lo que existe. Con mayor
amplitud podemos comprender esto, leyendo el capítulo XII, titulado: ―Jesucristo
es Dios Todopoderoso lo mismo que el Padre, porque el Hijo y el Padre son
eternos‖, pág. 62.

- 119 -
D.- Que «cuando Dios dijo: ―Hagamos un hombre a nuestra imagen‖, estaba hablando a este
Hijo, quien «ya había vivido con su Padre por una cantidad desconocida de años.»

RESPUESTA: Es difícil demostrar esta afirmación, ya que ese modo de hablar


de Dios, en plural (Elohim), es para denotar excelencia, majestad; más no para
indicar plural de personas (cfr. pie de página, pág. 15 de su Biblia ―Traducción
del Nuevo Mundo‖, ed. 1987, y pág. 13 de su revista ―¿Debería creer usted en la
Trinidad?‖. Además, la Escritura no dice ―Hagamos un hombre‖, puesto que no
se hizo un hombre, sino un hombre y una mujer, macho y hembra, a imagen de
Dios (Gn 1, 27).

E.- Porque Jesús nunca dijo que él fuera Dios.


RESPUESTA: Es verdad que Jesús nunca dijo explícitamente que él es Dios,
sino que lo mostró con sus obras y lo insinuó con sus declaraciones. Cuando los
judíos descubrían que se igualaba con su Padre, le perseguían y le reclamaban, y
él nunca negó que fuera Dios, sino que los llevaba a profundizar más y a
reafirmarles lo que ellos sospechaban, es decir que se hacía igual a Dios. Una
respuesta más amplia, se puede ver en el capítulo XXI, titulado: ―Jesucristo es
Dios Todopoderoso lo mismo que el Padre, porque él mismo se presentó como
Dios, por eso lo crucificaron‖, pág. 100.

F.- Porque hizo algunas declaraciones como éstas: ―El Padre es mayor que yo‖ (Jn 14, 28);
que había algunas cosas que ni él ni los ángeles sabían, sino sólo el Padre (Mc 13, 32).

RESPUESTA: Se responde a éste inciso en el capítulo I, titulado: ―Jesucristo es


Dios Todopoderoso lo mismo que el Padre, porque el Hijo y el Padre son de la
misma naturaleza divina‖, pág. 9 de este trabajo, donde se muestra que Jesús es
Dios y hombre a la vez, y que en cuanto hombre muchas veces apareció como
inferior al Padre y dirigiéndose a él como a su mayor; y en el capítulo IX, pág.
32 donde hemos visto que, en cuanto Dios, el Hijo posee la misma sabiduría que
el Padre.

G.- Porque en una ocasión oró a Dios y dijo: ―No se efectúe mi voluntad, sino la tuya‖
(Lc 22, 42). Que si Jesús fuera Dios, no habría orado a sí mismo.

RESPUESTA: En el capítulo I, página 7 hemos visto que Jesús posee dos


naturalezas, la divina y la humana; de manera que no oraba en cuanto Dios, sino
en cuanto verdadero hombre. Y oraba a Dios, con la misma necesidad que tienen
de orar todos los seres humanos.

- 120 -
H.- Porque si Jesús fuera verdadero Dios, no podría haber muerto, y si
verdaderamente murió, no podía haberse resucitado a sí mismo; que la Escritura
dice que a Jesús Dios lo resucitó (Hch 2, 32); que está claro que Jesús y el Dios
Todopoderoso son dos personas separadas.
RESPUESTA: Recordemos que Jesús tiene dos naturalezas: De manera que,
murió en cuanto hombre, y no se resucitó a sí mismo en cuanto hombre, pero lo
hizo en cuanto Dios. En el capítulo XXII, titulado: ―Jesús es el Dios
Todopoderoso lo mismo que el Padre, porque ningún argumento es válido para
negar esta realidad‖, págs. 108 y 109 hemos visto claramente que Jesús sí se
resucitó así mismo.

I.- Que aún después de que resucitó y ascendió al cielo, Jesús no es igual al Padre
(1Co 11, 3; 15.28).
RESPUESTA: El Hijo de Dios, en cuanto Dios es igual al Padre, no al resucitar
y ascender al cielo, sino desde siempre: antes de venir al mundo, estando en el
mundo, y después de ascender al Padre. Podemos ver el capítulo IV, págs. 15ss,
ahí vimos que Jesús posee la misma gloria y poder que el Padre; o bien en el
cap. XII, subtítulo: ―El Hijo en el cielo no servía como vocero de Dios‖, pág. 52.

J.- Que aunque los hombres han visto a Jesús, la Escritura dice que ―a Dios nadie jamás
le ha visto‖ (Jn 1, 18).
RESPUESTA: Claro que los que vieron a Jesús, en él no veían más que a un
hombre, puesto que al venir al mundo, no se manifestó externamente como la
Palabra que estaba con Dios y que era Dios (Jn 1,1); no se manifestó con esa
grandeza, sino como simple hombre (Flp 2, 6-7). Por eso sin los ojos de la fe y
sin los oídos abiertos a su voz, nadie le podrá aceptar como Dios verdadero. Para
una respuesta más amplia, ver el capítulo XXI, titulado: ―Jesucristo es el Dios
Todopoderoso, lo mismo que el Padre, porque él mismo se presentó como Dios,
por eso lo crucificaron‖, págs. 100-103.

K.- Que como Jn 1, 2 dice que ―La palabra estaba con Dios‖, eso demuestra que Jesús
no es igual al Padre, sino que es un dios, una criatura poderosa, parecida a Dios.
RESPUESTA: También en Jn 1, 1 dice que la Palabra estaba con Dios, pero eso
no demuestra que Jesús no sea Dios verdadero. En el capítulo XII, titulado:
―Jesucristo es Dios Todopoderoso lo mismo que el Padre, porque el Hijo y el
Padre son eternos‖, págs. 65 y 66 podemos ver con amplitud, que el Hijo de Dios
no es ninguna criatura.

- 121 -
L.- Que, además, Jesús llamó a su Padre ―mi Dios‖ y ―el único Dios verdadero‖ (Jn 20,
17; 17,3).
RESPUESTA: Jesús se revistió de nuestra naturaleza, y haciéndose hombre, se
hizo semejante a nosotros, menos en el pecado (Hb 4, 15); se hizo nuestro
hermano, y por eso, tiene por Dios a nuestro Dios. Pero en el capítulo XV,
titulado: ―Jesucristo es el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre, porque el
Hijo y el Padre son el único Dios‖, págs. 86-89 encontramos una respuesta más
amplia.

M.- Que si Jesús fuera Dios, no podría haber sido tentado (St 1,13).

RESPUESTA: Jesús fue tentado en cuanto hombre, puesto que, como ser divino, no
le interesaría comer pan; no le sería obstáculo lanzarse al precipicio, para él que
tenía poder de caminar sobre las aguas; no le interesaría unos miserables reinos
mundanos, porque él sabía que retornaría a su reino glorioso, junto al Padre.
Para una respuesta más amplia puede verse el capítulo XXII, titulado ―Jesucristo
es el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre, porque ningún argumento es
válido para negar esta realidad‖, pág. 104.

N.- Que si Jesús fuera Dios, el precio de rescate por el pecado habría sido infinitamente
superior a lo que exigían las leyes de Dios (Ex 21, 23-35¸ Lv 24, 19-21).

RESPUESTA: Jesús murió para rescatarnos de la ley (Ga 4,4-5), pues el


cumplimiento de la ley no justifica a nadie: “Ya que nadie será justificado ante
él por las obras de la ley” (Rm 3, 20).
Con mayor amplitud se responde a este inciso en el capitulo XXII, titulado
―Jesucristo es el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre, porque ningún
argumento puede negar esta realidad‖, pág. 106.

O.- Porque el Evangelio fue escrito en idioma Griego; y cuando Jn 1, 1 declara:


―y la Palabra e r a D i o s‖, el término griego qeo;" (the-ós) que significa Dios, no
lleva antes el artículo definido oJ (ho).

RESPUESTA: La divinidad de Jesús no depende de cuestiones gramaticales.


Pero, en el capítulo XIV, titulado ―Jesucristo es el Dios Todopoderoso, lo mismo
que el Padre, porque así lo confesaron los Apóstoles‖, págs. 73-75, se responde a
este inciso con mayor amplitud.

- 122 -
P.- Que a Jesús se le puede llamar dios, pues, la Biblia emplea este término para referirse
a creaturas poderosas como los ángeles, que tienen un parecido con Dios, es el caso
de Sal 8, 5.

Q.- Que Jesús mismo señaló que la ley llama dioses a aquellos a quienes se dirigió
la palabra, en Jn 10, 34-35, es decir, a los jueces de Israel.

R.- Que hasta a Satanás se le llama ―el dios de este sistema de cosas‖ (2 Co 4, 4).

S.- Que como «Jesús ocupa una posición mucho más elevada que los ángeles, los
hombres imperfectos o Satanás, puesto que se alude a estos como ―dioses‖ poderosos,
de seguro Jesús puede ser y era ―un dios‖. Por su posición singular con relación a
Jehová, Jesús es un ―Dios Poderoso‖ (Juan 1: 1: Isaías 9: 6)».

RESPUESTA a los incisos del P al S: Es verdad que a varias criaturas se les ha


llamado ―dioses‖, incluso en forma despectiva a Satanás, pero Jesucristo y el
Padre están descartados de entre aquellos que se les llama dioses o señores y
que, en realidad no lo son. Con amplitud se pueden ver las respuestas a estos
últimos cuatro incisos, en el capítulo XV, titulado ―Jesucristo es el Dios
Todopoderoso, lo mismo que el Padre, porque el Hijo y el Padre son el único
Dios‖, pág. 83.

―Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el


único Dios verdadero, y al que tú has enviado,
Jesucristo‖ (Jn 17, 3).

- 123 -
ÍNDICE
Pág.
INTRODUCCIÓN.……............................................................................................... 2
REFERENCIAS……………..……………………………………………................. 3
PRINCIPALES ENSEÑANZAS DE LOS ―TESTIGOS DE JEHOVA, ACERCA
DE JESUCRISTO…………………………………………………............................. 4
Que el Hijo de Dios es una creatura............................................................................. 4
Que el Hijo de Dios no es el Dios Todopoderoso........................................................ 4
Que Jn 1, 1c debe traducirse: ―y la Palabra era un dios‖.............................................. 5
Que el Hijo de Dios es un ―Dios Poderoso‖................................................................. 6
JESUCRISTO ES DIOS, EL TODOPODEROSO, LO MISMO QUE
EL PADRE:
CAPITULO I.- PORQUE EN CUANTO DIOS, EL HIJO Y EL PADRE POSEEN
LA MISMA NATURALEZA...................................................................................... 7
Naturaleza humana del hijo….……………………………………………................. 8
Naturaleza divina del Hijo……………………………………………………............ 8
CAPITULO II.- PORQUE EL HIJO Y EL PADRE POSEEN EL MISMO REINO. 11
El Hijo y el Padre aparecen poseyendo por separado, el Reino eterno........................ 12
El Hijo y el Padre aparecen poseyendo juntos, el mismo Reino.................................. 13
CAPÍTULO III.- PORQUE EL HIJO Y EL PADRE TIENEN EL MISMO
TRONO Y SON EL ALTÍSIMO.................................................................................. 14
El Padre y el Hijo poseen el mismo trono.................................................................... 14
El Hijo y el Padre son el Altísimo................................................................................ 14
CAPITULO IV.- PORQUE EL HIJO Y EL PADRE POSEEN LA MISMA
GLORIA Y PODER..................................................................................................... 15
Se proclama por separado al Hijo y al Padre, Señor o Rey de la Gloria...................... 15
Se proclama por separado al Hijo y al Padre, dignos de recibir la gloria y el poder.... 16
Las creaturas humanas rinden por separado al Hijo y al Padre la misma gloria y
poder............................................................................................................................. 18
Todos los ángeles rinden por separado al Hijo y al Padre, la misma gloria y poder.... 19
Toda la creación rinde al Padre y al Hijo juntos, la misma gloria y poder................... 19
El Espíritu Santo glorifica al Hijo…………………………………………………… 20
El Padre glorifica al Hijo………………….………………………………………… 20
El Padre y el Hijo se glorifican mutuamente………………………….…………….. 20
CAPITULO V.- PORQUE EL HIJO Y EL PADRE SON: EL REY DE ISRAEL,
EL PRIMERO Y EL ÚLTIMO...................................................................................... 22
El Hijo y el Padre son el Rey de la gloria..................................................................... 23
El Hijo y el Padre son el Rey de los reyes.................................................................... 23

- 124 -
CAPITULO VI.- PORQUE EL HIJO Y EL PADRE RECIBEN LA MISMA
ADORACION Y EL MISMO CULTO......................................……………………. 26
Se adora al Hijo.……………….......……………………………................................ 26
Se adora al Padre……………………………………….......……............................... 26
Se adora al Hijo y al Padre juntos………………………………………..................... 26
Se rinde culto al Hijo.................................................................................................... 27
Se rinde culto al Padre………………………………………….................................. 27
Se rinde culto al Padre y al Hijo juntos………………………………........................ 27
CAPÍTULO VII.- POR QUE ES SUPERIOR A LOS ÁNGELES Y ADORADO
POR ELLOS................................................................................................................. 29
El Hijo no vino al mundo, procedente de una organización celestial de ángeles......... 29
Jesucristo no es el ángel Miguel………………………………………………........... 30
Jesucristo no es ningún ángel……………………………………………………....... 30
Jesucristo es superior a los ángeles............................................................................... 31
Jesús es adorado por los ángeles……………………………………………………... 31
CAPITULO VIII.- PORQUE EL HIJO Y EL PADRE POSEEN LA MISMA
SABIDURÍA …………............................................................................................... 32
El hijo conoce todo de antemano…………………………………………………….. 33
El Padre conoce todo de antemano…………………………………………............... 33
El Hijo escruta los corazones………......…………………………………….............. 33
El Padre escruta los corazones………………………………..........…………............ 33
El Hijo conoce perfectamente al Padre……………………………………………..... 34
El hijo y el Padre se conocen bien mutuamente……………………………………... 34
El Hijo realiza las mismas obras que el Padre, con la misma sabiduría....................... 35
El Hijo y el Padre poseen el mismo Espíritu, que todo lo sabe.................................... 36
El Hijo y el Padre se conocen mutuamente con la misma sabiduría............................ 37
El Hijo y el Padre son dueños, de la misma sabiduría.................................................. 38
Todos los ángeles proclaman para el Hijo y para el Padre la misma sabiduría…........ 39
CAPITULO IX.- PORQUE EL HIJO Y EL PADRE POSEEN EL MISMO
NOMBRE DIVINO...................................................................................................... 40
El nombre divino de Dios............................................................................................. 40
Dios mismo reveló su nombre divino........................................................................... 41
El Hijo y el Padre poseen el mismo nombre, el nombre divino de Dios…………….. 42
El Padre y el Hijo son el Nombre divino. .................................................................... 43
Todo el que invoque el nombre divino de Dios, se salvará.......................................... 44
Toda rodilla debe doblarse ante el nombre divino del Dios único............................... 45

- 125 -
CAPITULO X.-PORQUE EL PADRE Y EL HIJO SON LA FUENTE DE LA
GRACIA Y DE LA PAZ……………………………………......…………………… 47
El Hijo es Fuente de la gracia y de la paz:…………………………………………... 47
El Padre es Fuente de la gracia y de la paz………………………………………….. 47
El Hijo y el Padre son la Fuente de la gracia y de la paz……………………………. 48
CAPITULO XI.- PORQUE EL PADRE Y EL HIJO SON ESPERANZA DE
SALVACIÓN…........................................................................................................... 49
El Hijo es la esperanza de salvación……………………………………………........ 49
El Padre es esperanza de salvación………………………………………………….. 49
El Padre y el Hijo son esperanza de salvación............................................................. 49
CAPÍTULO XII.- PORQUE EL HIJO Y EL PADRE SON ETERNOS…………… 50
En el cielo, el Hijo no servía al Padre como su vocero.……………………………... 52
―Primogénito‖ o ―Unigénito‖ de Dios, no significa que Jesús haya sido creado......... 54
―Primogénito de toda la creación‖ o ―el Principio de la creación de Dios‖, no
significa que Jesús fue el primer ser creado................................................................. 54
El Hijo y el Padre son ―el Principio y el Fin‖............................................................... 59
La ―Sabiduría‖ no es «una figura retórica para aludir a Jesús como criatura celestial
antes de su existencia humana».................................................................................... 61
El Hijo de Dios, en la creación, no era un mero ayudante o socio menor del Padre... 62
El Hijo de Dios fue engendrado, no creado……………….........…………………… 63
Los apóstoles afirman que el Hijo de Dios siempre ha existido, que es eterno............ 64
CAPITULO XIII.- PORQUE EL PADRE Y EL HIJO SON EL ETERNO
SANTUARIO............................................................................................................... 69
CAPITULO XIV.- PORQUE ASI LO CONFESARON LOS APÓSTOLES……..... 70
El apóstol Juan confiesa que Jesús es Dios………………………………………...... 70
El apóstol Tomás confiesa que Jesús es Dios……………………………………….. 70
El apóstol Pablo confiesa que Jesús es Dios………………………………………… 70
Objeciones con respecto a Jn 1, 1………………………………..………………….. 71
Objeciones con respecto a Jn 20, 28………………………………………................. 75
Objeciones con respecto a Hb 1, 6…………………………………………......…… 77
Objeciones con respecto a Rm 9, 5; Tt 2, 13………………………………………… 77
CAPITULO XV.- PORQUE EL HIJO Y EL PADRE SON EL ÚNICO DIOS…… 79
El Hijo es Dios…………………………………………………………….................. 80
El Padre es Dios………………………………………………………………............ 80
El Hijo es Señor……………………………………………………………………… 81
El Padre es Señor…………………………………………………………………….. 81
A ciertas criaturas se les llama dioses……………………………………………….. 82

- 126 -
Tanto el Padre como el Hijo están descartados de ser creaturas, que reciben el
nombre de ―dioses o señores‖....................................................................................... 83
Ser Dios, es lo mismo que ser Señor…………………………………………............ 84
Jesús es el Dios Todopoderoso, porque ocupa la misma posición que el Padre.......... 85
El Hijo y el Padre son el único Dios............................................................................. 86
CAPITULO XVI.- PORQUE EL HIJO Y EL PADRE SON EL DIOS DE LOS
DIOSES…………….................................................................................................... 90
El Hijo es el Dios de los dioses…………………………………………………….... 90
El Padre es el Dios de los dioses…………………………………………………….. 90
¿Quiénes son los dioses?.............................................................................................. 91
¿Quién es el Dios de los dioses?.................................................................................. 91
CAPITULO XVII.- PORQUE SOLO DIOS ES BUENO………………………....... 93
CAPITULO XVIII- PORQUE EL PADRE Y EL HIJO SON TODO EN TODO….. 95
El Hijo es todo en todo................................................................................................. 95
El Padre es todo en todo............................................................................................... 95
CAPITULO XIX.-PORQUE NADIE PUEDE PERDONAR LOS PECADOS SI
NO ES DIOS................................................................................................................ 96
CAPITULO XX.- PORQUE EL HIJO Y EL PADRE EXIGEN SER AMADOS
POR ENCIMA DE TODO……………………………………....…………………... 98
El Hijo exige ser amado por encima de todo……………………………………....... 98
El Padre exige ser amado por encima de todo…………………………………......... 98
CAPITULO XXI.- PORQUE ÉL MISMO SE PRESENTÓ COMO DIOS, POR
ESO LO CRUCIFICARON………………………………….......…………………... 100
CAPITULO XXII.- PORQUE NINGÚN ARGUMENTO ES VÁLIDO, PARA
NEGAR ESTA REALIDAD........................................................................................ 104
Que si Jesús fuera Dios, no podría haber sido tentado………..................................... 104
Que si Jesús fuera Dios, el precio de rescate por el pecado de Adán habría sido
infinitamente superior a lo que exigían las leyes de Dios…………............................ 106
Que Jesús no es Dios, puesto que no se resucitó a sí mismo.……............................... 108
CAPITULO XXIII.- PORQUE LO MISMO QUE SE PROCLAMA DEL PADRE,
SE PROCLAMA DEL HIJO........................................................................................ 111
Se proclama lo mismo del Hijo y del Padre por separado............................................ 111
Se proclama lo mismo del Padre y del Hijo juntos....................................................... 116
CAPITULO XXIV.- G U I A - R E S U M E N…………………………………… 119

- 127 -
OBRA DEL MISMO AUTOR:

SUPRIMIENDO EL PARAÍSO TERRENAL


DE LOS “TESTIGOS DE DE JEHOVÁ”
Y SU GOBIERNO DE „LOS 144,000‟

Pbro. José Jil Portilla


Arquidiócesis de México

Esta obra puede difundirse con fines no lucrativos.


Puede utilizarse para fortalecer trabajos de evangelización y catequesis.
Toda persona interesada en reproducirla puede comunicarse
con el autor a los siguientes correos:

gportilla2008@live.com.mx
fermoon@hotmail.com
JESUCRISTO ES EL DIOS TODOPODEROSO
(LO MISMO QUE EL PADRE)

El Hijo es el Dios Todopoderoso, como el Padre, porque en cuanto a su naturaleza


divina, en nada es inferior.
Sí, el Hijo y el Padre poseen:
El mismo reino.
El mismo trono.
La misma gloria.
El mismo poder.
El Hijo y el Padre reciben la misma adoración y el mismo culto.

El Hijo y el Padre son el Altísimo.


Sí, lo mismo que el Padre, el Hijo está encumbrado por encima de los cielos, sentado a la
diestra de la Majestad.
El Hijo y el Padre poseen la misma sabiduría.
El Hijo y el Padre son eternos.
El Hijo y el Padre son el único Dios verdadero.

Y por otras razones que mostramos en éste libro, podemos constatar que, en cuanto Dios,
Jesucristo es el Dios Todopoderoso, lo mismo que el Padre.

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