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Miguel Unamuno
Por Gisela Gpe. Cabrera Oregel
Mkt II
La envidia probablemente no haga daño al que se la tengamos, nos hace daño a nosotros
porque no nos deja crecer como personas por lo contrario nos hace pobres de espíritu.
Cuando alguien triunfa se le debe apoyar, pues si triunfa un mexicano, triunfa México
entero. Todos somos victimas de la envidia, todos somos grandes y capaces de llegar
lejos.
Adulación o insulto
“para admirar le falta educación; para sentir entusiasmo hace falta comprender”
Yo creo al igual que Arguedas que para admirar o ser admirados hace falta estar
preparado, tener bases como valores; sueños y filosofías bien definidas. Tener
conocimiento y educación. No se vale “admirar” para conseguir algo, eso es ser
adulador.
Muchas veces en la competencia nos volvemos falsos, bueno el mundo
últimamente es falso, queremos “de a mentiritas” por ejemplo: sexo en lugar de hacer el
amor. Se nos vuelve natural el ser hipócritas. En ocasiones damos elogios doble cara,
son sarcasmo o simplemente no son sinceros, los hacemos por envidia.
Debemos enriquecer al espíritu, alimentar la mente, nutrir a nuestro ser con
valores y buenas filosofías. El mejor remedio para la envidia es crecer y estar seguros
de lo que hacemos y lo que somos. Todos siempre queremos mostrar lo mejor que
tenemos, tal vez porque nos gusta generar envidia. La vanidad y lujo nos hacen egoístas,
ser egoísta es ser envidioso.
Por mi parte estoy de acuerdo con el escritor pues nuestro mundo se ha vuelto
envidioso y superficial; a las personas les gusta hacer alarde sobre lo que carecen y los
que lo tienen piensas que por poseerlos son mejores. Pero las personas no se miden en
efectivo, se miden en calidad humana y la capacidad que tienen para aceptarse como
son, aceptar a los demás y crecer cada día más por medio del intercambio de ideas y
puntos de vista distintos. No hay que dejarnos llevar por la ostentosidad del mundo del
siglo XXI, apreciemos al ser humano, respetémoslo.