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La envidia hispánica

Miguel Unamuno
Por Gisela Gpe. Cabrera Oregel
Mkt II

El tema central de la lectura es la envidia, y hace referencia en el libro “Pueblo


enfermo”.
Este retrata la vida de la sociedad en un pueblo alejado de otros, rutinario;
donde predomina el odio y envidia, dos grandes antivalores. Describe la vida de las
ciudades como una vida plana, monótona. Esto es muy cierto la gente ya no hace cosas
fuera de la rutina: despierta, trabaja de mal humor casi siempre, regresa a casa, el
tráfico, la misma gente; todo es lo mismo además vivimos a prisa y de malas con
actitudes negativas, aunque veamos a diario al chofer del camión muchas veces no lo
saludamos o no damos las gracias por el servicio prestado. Nos volvemos planos,
iguales, sin imaginación como una caricatura a blanco y negro, sin espíritu y por eso
tenemos mal carácter, la gente ya no sueña ya no cree, deja secar y marchitar su espíritu.
Hay una moralidad generalizada, una que debe regir a la sociedad, tenemos las
mismas costumbres. Zamora es un buen ejemplo de esto, vivimos manejados por la
“moral, que en realidad para mi gusto es una doble moral pues por “quedar bien” ante la
sociedad no decimos lo que en realidad pensamos. No vivimos para nosotros, vivimos
para los demás. Creo que como todo, las sociedades crecen y evolucionan, sin embargo
es una realidad, siempre pensamos que va a decir el vecino de esto o aquello, que va a
pensar la gente de mí, compramos ropa y actitudes diferentes a las nuestras para
aparentar lo que no somos o de lo que no estamos seguros (de nuestra personalidad),
nos encasillamos en grupos o clases sociales para atacarnos los unos a los otros. No nos
aceptamos tal y como somos, no nos queremos; nos perdimos el respeto y el amor
propio.
¿Por que nos atacamos los unos a los otros? Por envidia, nos gusta hacer de la
vida privada un circo, una diversión, algo del dominio publico; todos juzgamos como si
fuéramos los dueños de una verdad que en realidad desconocemos.
No siempre se necesitan armas para hacer daño; difamar y hablar en vano de
alguna persona destroza su vida y la imagen que los otros perciben de ella. Hacemos
que el “error” de una persona sea su sentencia de vida y no lo perdonamos; bueno en
realidad ni es error, ni somos nadie para juzgar.
Tenemos la falsa creencia de que con dinero lograremos alcanzar la felicidad,
que el dinero lo es todo. No medimos la calidad del hombre como persona: en sus
valores e ideales; la medimos en grandes puestos de las grandes empresas, en su cuenta
bancaria o en su numero y marca de autos. No se reconoce su valor en vida sino hasta
el momento de su muerte, cuando nos damos cuenta de la calidad de ser humano que
acaba de dejar este mundo.
No somos tolerantes, si piensan, creen o actúan diferente, es malo y se vuelven
presas de nuestro odio, solo por no ser como nosotros. El odio se volvió característica
de la sociedad moderna. Odiamos aquel que piensa libre, que sabe lo que quiere, que
triunfa; en vez de alentarlo o sobresalir y alentarnos a nosotros a llegar tan lejos como
él.

“la envidia plaga de nuestras sociedades”

“la envidia esta flaca, porque muerde y no come” Quevedo

La envidia probablemente no haga daño al que se la tengamos, nos hace daño a nosotros
porque no nos deja crecer como personas por lo contrario nos hace pobres de espíritu.
Cuando alguien triunfa se le debe apoyar, pues si triunfa un mexicano, triunfa México
entero. Todos somos victimas de la envidia, todos somos grandes y capaces de llegar
lejos.

Adulación o insulto

Adulamos porque queremos o necesitamos algo de la persona. Insultamos por


envidiosos, en lugar de progresar perjudicamos.

“para admirar le falta educación; para sentir entusiasmo hace falta comprender”

Yo creo al igual que Arguedas que para admirar o ser admirados hace falta estar
preparado, tener bases como valores; sueños y filosofías bien definidas. Tener
conocimiento y educación. No se vale “admirar” para conseguir algo, eso es ser
adulador.
Muchas veces en la competencia nos volvemos falsos, bueno el mundo
últimamente es falso, queremos “de a mentiritas” por ejemplo: sexo en lugar de hacer el
amor. Se nos vuelve natural el ser hipócritas. En ocasiones damos elogios doble cara,
son sarcasmo o simplemente no son sinceros, los hacemos por envidia.
Debemos enriquecer al espíritu, alimentar la mente, nutrir a nuestro ser con
valores y buenas filosofías. El mejor remedio para la envidia es crecer y estar seguros
de lo que hacemos y lo que somos. Todos siempre queremos mostrar lo mejor que
tenemos, tal vez porque nos gusta generar envidia. La vanidad y lujo nos hacen egoístas,
ser egoísta es ser envidioso.
Por mi parte estoy de acuerdo con el escritor pues nuestro mundo se ha vuelto
envidioso y superficial; a las personas les gusta hacer alarde sobre lo que carecen y los
que lo tienen piensas que por poseerlos son mejores. Pero las personas no se miden en
efectivo, se miden en calidad humana y la capacidad que tienen para aceptarse como
son, aceptar a los demás y crecer cada día más por medio del intercambio de ideas y
puntos de vista distintos. No hay que dejarnos llevar por la ostentosidad del mundo del
siglo XXI, apreciemos al ser humano, respetémoslo.

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